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ISBN 978-607-16-5808-1
9 786071 658081
www.fondodeculturaeconomica.com
Cultura de paz,
palabra y memoria
t
Un modelo de gestión cultural comunitario
Primera edición impresa, 2016
Segunda edición, 2017
Tercera edición, 2017
Prólogo 13
José Carreño Carlón
P r e s e n ta c i ó n
Introducción
7
La experiencia de Apatzingán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
Eduardo Antonio Parra
Primera parte
P l a n t e a m i e n t o c o n c e p t ua l
Cultura de paz. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
Segunda parte
Modelo de gestión comunitario. Esquema general
8
1. Marco legal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 111
2. Los ejes que conforman el modelo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .114
3. Los principios éticos del modelo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115
4. Misión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 116
5. Visión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 116
6. Objetivos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117
7. Esquema de intervención del modelo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117
8. Plan para llevar a cabo el modelo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .118
9. Estrategias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119
10. Oferta cultural y artística . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 120
11. Mediación extramuros. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 121
12. Mediación en situaciones de emergencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . 122
13. Actores sociales que hacen posible
la implementación del modelo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .123
14. Estructura y espacios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 124
15. Indicadores para la evaluación
y acompañamiento del proceso. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131
16. Sobre la Caja de Herramientas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .132
17. Estructura pedagógica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .133
Referencias 195
9
Prólogo,
presentación
e introducción
t
PRÓLOGO
t
José Carreño Carlón
13
Mayer, y de Cultura, Rafael Tovar y de Teresa (q.e.p.d.), y más reciente-
mente de María Cristina García Cepeda.
En muy poco tiempo el modelo ha mostrado su pertinencia: el Conse-
jo Nacional de Fomento para el Libro y la Lectura lo ha incluido como un
programa estratégico de su Programa de Fomento para el Libro y la Lec-
tura 2016-2018.
14 prólogo
les dan la bienvenida a todos a este lugar de puertas abiertas a la convi-
vencia y a los mensajes de paz.
Asimismo, hemos recibido visitas internacionales. Desde Argentina
llegó la especialista en lectura y primera infancia María Emilia López,
quien no sólo ofreció un curso a los talleristas del centro cultural, sino a
decenas de docentes de educación básica que pidieron participar.
Otra visita que resultó medular fue la de Jorge Melguizo, uno de los
creadores de un gran proyecto realizado en Medellín, Colombia, que de-
mostró que la cultura es un potente motor de cambio social. Melguizo ha
sido profesor universitario y ocupó la Secretaría de Cultura Ciudadana
de la Alcaldía de Medellín. Desde allí impulsó, entre otros, dos proyectos
que han sido esenciales para transformar esa capital que en un tiempo
fue considerada como la más violenta del mundo. Esos proyectos son la
Fiesta del Libro y los Parques Biblioteca.
Cuando el fce recibió la encomienda presidencial de crear en Apat-
zingán un Centro Cultural como los que tiene en algunas de las principa-
les ciudades del país, un amigo común me presentó a Jorge, que ya venía
de la experiencia de contribuir a liberar a su ciudad de los círculos vicio-
sos de la violencia. Y Jorge, con gran generosidad, me compartió sus ex-
periencias y más tarde nos ayudó a gestionar una visita a Medellín de dos
funcionarias del Fondo, Martha Cantú y Socorro Venegas, para que co-
nocieran aquella experiencia in situ. Y la principal lección que entonces
asimilamos fue precisamente la necesidad de propiciar la más intensa
participación de la comunidad en este tipo de proyectos. Luego vino Jor-
ge a un encuentro que organizamos en el marco de los 80 años del fce, y
allí cotejamos sus experiencias con las experiencias mexicanas de los Fa-
ros de la Ciudad de México, y las que realiza en Sinaloa y otros estados el
notable escritor Élmer Mendoza. Era natural que Jorge visitara Apatzin-
gán, en donde ofreció una conferencia que cimbró verdaderamente a la
comunidad. En este libro incluimos algunas de las ideas que vertió en-
tonces.
Hoy, cuando ya hemos concluido la rehabilitación arquitectónica de la
Casa de la Cultura y la hemos visto transformarse y afirmarse en su vo-
cación e identidad como el Centro Cultural “La Estación”, es una alegría
enorme entregar a la comunidad el proyecto completo que incluye una
prólogo 15
hermosa librería, espacios dignos para talleres de música, artes plásticas,
una ludoteca, bebeteca, un espacio de cultura digital, un auditorio en el
interior y otro al aire libre. Sin embargo, las mayores transformaciones
pueden resultar intangibles a simple vista, aunque no para la sensibilidad
de quienes trabajan día a día en este Centro Cultural, con la comunidad,
comprometidos todos en la tarea de restituir el tejido social a través de la
cultura. Y como decía al principio, todo esto con un modelo construido
colectivamente, a partir de la experiencia y el trabajo de personas a las
que quiero agradecer por haberse sumado al equipo de trabajo convoca-
do por el Fondo en Apatzingán: Ema Beltrán Vargas, Daniel Benítez Pé-
rez, Denisse Michel Cervantes Torres, Miriam Domínguez Paleo, Garde-
nia García Martínez, Dania Yunuen Gil Tamayo, Martha Luna Márquez,
María Dolores Magaña Godínez, Patricia Magaña Torres, Rafael Martínez
Peña, Miguel Ángel Pahuamba, Uriel Ramírez Hernández, Adriana Rin-
cón Chávez, José Ramiro Rodríguez Moreno, Claudio Rodríguez Naranjo,
Dilea Zacil Torres Flores, Elizabeth Villa Peñaloza y Adriana Berenice Za-
vala Cruz.
Agradezco también el apoyo y la solidaridad del doctor Sergio Aguayo,
organizador del Seminario Violencia y Paz de El Colegio de México, un
espacio de reflexión fundamental que ayudó a extender las redes de tra-
bajo del fce con investigadores como Froylán Enciso. Muy fructífero ha
sido también el respaldo del doctor José Antonio Serrano, presidente de
El Colegio de Michoacán (Colmich), quien nos puso en contacto con
investigadores como Juan Ortiz y Esteban Barragán, solidarios y com-
prometidos con el estudio y difusión del patrimonio natural y cultural de
Michoacán.
Merece una mención especial uno de los proyectos donde el Colmich
y la Universidad Michoacana se sumaron a la convocatoria de la Secreta-
ría de Cultura y del fce, y que ilustra la enorme riqueza del trabajo en
equipo: juntos creamos una plataforma web con un sistema de adminis-
tración y divulgación de acervos bibliográficos, fotográficos, de audio y
video sobre el estado. Y claro, el primer material que comenzó a regis-
trarse fue precisamente el de Tierra Caliente. Una sección fundamental
de esa plataforma acogerá un proyecto de rescate de la memoria colecti-
va de la región; ahí la gente podrá subir fotografías, postales, documentos
16 prólogo
históricos, mapas, audios con historias o crónicas de las personas del
pueblo o de la región. Estos documentos serán organizados y cataloga-
dos por el Centro Cultural, para convertirse en un acervo colectivo.
Es muy justo decir que este recuento de días y trabajos no sería posi-
ble sin el trabajo intelectual y sensible de Luz María Chapela, quien tuvo
a su cargo la formulación del modelo y, a pesar de la enfermedad que la
aquejaba, no cesó de trabajar en este proyecto que continuaron sus cole-
gas Estela Vázquez Rojas, Verónica Espinosa, Carlos Antonio de la Sierra
y Ricardo Lugo, quienes crearon la propuesta pedagógica del modelo.
Hace tres años, durante la clausura de un curso de verano en Apatzin-
gán donde atendimos a más de 400 pequeños, un grupo de niñas organizó
la presentación de uno de los libros de las colecciones para Niños y Jóve-
nes del fce: De cómo nació la memoria de El Bosque de Rocío Martínez, don-
de los personajes de un pueblo descubren que un solo hombre puede ha-
cer desaparecer todo un bosque, pero también un solo hombre puede
mantenerlo vivo. Ese hombre somos todos nosotros.
17
PRESENTACIÓN
18
La historia del FCE 2
La historia del fce se remonta a 1934, cuando Daniel Cosío Villegas, uno
de los más grandes intelectuales mexicanos del siglo xx, comprendió la
necesidad de crear una biblioteca básica en español enfocada, ante todo,
a los estudiantes de la recién fundada Escuela Nacional de Economía.
El fce no fue concebido como empresa lucrativa, sino como institu-
ción de fomento cultural, y surgió gracias al apoyo financiero del Estado,
en calidad de fideicomiso, con el fin de impulsar la cultura sin condicio-
narla ni censurarla. Pronto se formó una Junta de Gobierno y, desde su
fundación, la empresa definió su destino, estableciendo una relación de
mutuo respeto con el Estado. Desde sus inicios, los libros que ha publi-
cado no tienen otra finalidad que la difusión del conocimiento.
Así, después de la colección de Economía, surgieron nuevas y varia-
das series que en un principio brindaron al público traducciones al espa-
ñol de lo más avanzado del saber universal. Durante los primeros 15
años de vida de la editorial, bajo la dirección de don Daniel, se publica-
ron 342 títulos comprendidos en las colecciones de Economía, Política y
Derecho, Sociología, Historia, Tezontle, Filosofía, Antropología, Biblio-
teca Americana, Tierra Firme y Ciencia y Tecnología. Asimismo, en este
lapso se empezaron a promover y publicar obras en lengua española,
que vinieron a sumarse a las traducciones iniciales del catálogo de la
editorial.
De 1948 a 1965 ocupó la dirección Arnaldo Orfila Reynal. Durante es-
tos años se publicaron 891 títulos nuevos y se crearon siete colecciones:
Breviarios; Lengua y Estudios Literarios; Arte Universal; Vida y Pensa-
miento de México; Psicología, Psiquiatría y Psicoanálisis, y la muy gusta-
da Colección Popular. El patrimonio de la editorial crecía a pasos agigan-
tados, haciendo sentir su presencia no sólo en la vida cultural de México
sino en la de Iberoamérica.
El fce crecía no sólo en número de colecciones y títulos sino en redes
de distribución, de modo que comenzó a incursionar en el extranjero,
2
Idem.
PRESENTACIÓN 19
estableciendo filiales en Buenos Aires, Argentina, en 1945, y en Santiago
de Chile, en 1954. El fce llegó a Europa en 1963, al fundar en España su
mayor filial.
En el periodo de 1965 a 1976 el fce publicó 608 novedades y tuvo va-
rios directores: de 1966 a 1970 Salvador Azuela dio continuidad a las co-
lecciones ya existentes; de 1970 a 1972 Antonio Carrillo Flores dirigió
con gran éxito la editorial; Francisco Javier Alejo creó la colección Archi-
vo del Fondo durante su administración, de 1972 a 1974. Lo sucedió Gui-
llermo Ramírez, quien durante el periodo 1974-1976 adquirió varias em-
presas para reforzar las tareas de impresión y encuadernación. De 1977 a
1982 ocupó la dirección José Luis Martínez, quien creó la colección Re-
vistas Literarias Mexicanas Modernas y publicó 448 títulos nuevos. Jaime
García Terrés encabezó la editorial de 1983 a 1988, añadiendo 12 coleccio-
nes y 1 397 títulos nuevos.
Como director, en 1989, Enrique González Pedrero reforzó la colec-
ción de Política y Derecho; en el periodo 1990 a noviembre de 2000 el
fce estuvo a cargo del licenciado Miguel de la Madrid H., quien, al im-
plantar programas de modernización en las áreas productivas y adminis-
trativas de la editorial, logró incorporarla a las corrientes más avanzadas
de la cultura, manteniendo a su vez el pluralismo y la apertura que la han
caracterizado desde sus inicios.
En el periodo 1990-2000 se publicaron 2 300 novedades y casi 5 000
reimpresiones. Se lanzaron proyectos de cobertura internacional como
el de Periolibros, en colaboración con la unesco. Dicho proyecto consis-
tió en la publicación, en forma de periódico, de obras de autores ibe-
roamericanos de reconocida importancia, como César Vallejo, Octavio
Paz, Carlos Fuentes, Juan Carlos Onetti, Clarice Lispector y Gabriel Gar-
cía Márquez, entre otros. Los textos se incluyeron a manera de suple-
mento en los 20 periódicos que participaron en el convenio.
Se crearon dos colecciones de libros para niños y jóvenes: la muy exi-
tosa A la Orilla del Viento, y Travesías, además de la serie Hijos de la
Primavera. Vida y Palabras de los Indios de América. También, celebran-
do nuestro rico patrimonio histórico, se inició la colección de Códices
Mexicanos y se lanzaron la colección Fondo 2000 y los audiolibros en la
colección Entre Voces.
20 PRESENTACIÓN
Por otro lado, custodiando una parte del acervo cultural de México y
de Iberoamérica, el Fondo de Cultura Económica, en colaboración con la
unesco, se dedicó a resguardar el material bibliográfico, la obra gráfica y
los manuscritos de escritores como Octavio Paz, Rosario Castellanos,
Juan Rulfo y Carlos Pellicer, entre otros, en la colección Archivos.
Otro proyecto, en colaboración con el Instituto Latinoamericano de
Comunicación Educativa, consistió en poner al alcance de alumnos y
maestros del Sistema Red Escolar de la Secretaría de Educación Pública
algunos títulos de las colecciones La Ciencia para Todos, Fondo 2000,
Breves Historias de la República Mexicana y Diccionarios.
Desde su fundación, el Fondo de Cultura Económica ha sabido que el
libro es un objeto vivo y sensible a las transformaciones sociales. Es así
como ha evolucionado junto con su entorno desde su surgimiento en 1934.
Por ello, no es exagerado decir que la historia cultural de Iberoaméri-
ca está inseparablemente ligada a la historia de esta casa editora. De he-
cho, ciertos fenómenos de la vida cultural de Iberoamérica son explica-
bles por la repercusión de las ideas difundidas por el fce. Para muchas
generaciones de estudiantes y profesionales, esta casa ha sido fuente in-
agotable de conocimientos, ha satisfecho tanto sus necesidades técnicas
como sus inquietudes intelectuales. El fce es la editorial de México y de
Iberoamérica.
A lo largo de su vida, el fce, además de cumplir con sus labores estric-
tamente editoriales, se ha interesado en otras actividades que lo han
convertido en una empresa cultural de mayor variedad. Parte de esta
expansión son sus publicaciones periódicas. La Gaceta, que se originó
como boletín bibliográfico en 1954, es ya una revista mensual y fue galar-
donada con el Premio Nacional de Periodismo en 1987 y el Premio Ca-
niem 98, como reconocimiento a su labor de difusión cultural.
El fce es ejemplo de asimilación y aprovechamiento de las tendencias
modernas que exigen prestar mayor atención a los procesos empresaria-
les, sin desatender los antiguos valores editoriales que guiaron su funda-
ción.
Consciente de que su presencia es cada vez más importante en el
campo editorial nacional e internacional, el fce se ha fijado metas de
modernización guiándose por dos principios fundamentales: mantener
PRESENTACIÓN 21
el prestigio de la editorial como salvaguarda de la cultura iberoamerica-
na, y estar abierto a cualquier corriente de promoción de la cultura.
La creación de un avanzado sistema de información para atender las
necesidades del manejo de información de todas las áreas de la editorial
muestra cómo la tecnología puede ponerse al servicio de la cultura; se
introdujeron sistemas de vanguardia en el área de edición para acelerar
sus procesos.
Además de su casa matriz, el fce ha establecido nueve filiales con el
fin de ampliar el alcance de sus libros en el mundo.
22 PRESENTACIÓN
contar con una infraestructura adecuada y con espacios idóneos que in-
viten a la reflexión y el gozo de leer.
Como parte de su vocación social, el fce promueve la modernización
y expansión de su red de librerías para materializar y ofrecer mejores li-
bros con precios accesibles para que más gente los adquiera. El fce se
compromete además con la situación de emergencia social que viven al-
gunas zonas del país a causa de la violencia, enriqueciendo y mejorando
la infraestructura de sus librerías y sus espacios para desarrollar en ellos
actividades culturales, esta vez orientadas a la reconstitución del tejido
social a través de la cultura escrita y lectora, mediante la creación de un
nuevo modelo de gestión cultural fundamentado en tres ejes centrales:
la participación ciudadana, la colaboración de los tres órdenes de gobier-
no y la orientación hacia una cultura de paz.
Entre sus principales estrategias, el fce se ha propuesto favorecer el
surgimiento de espacios de encuentro alrededor de la cultura escrita y
lectora, así como la creación artística, en los que además de promover la
palabra y la aproximación a las artes (como recursos formativos para
impulsar la educación integral), se incursione en la cultura de paz como
vía para la restitución del tejido social, sobre todo en comunidades que
viven situaciones de violencia social, como es el caso de Apatzingán de la
Constitución, Michoacán, en donde se ha abierto ya con estos fines un
espacio del fce sustentado en este modelo.3
Este espacio incluye la instalación de una “Estación de la Lectura y la
Memoria” con más de medio millar de volúmenes para leer gratuitamen-
te en un ambiente que propicia el encuentro entre libros y lectores. Ahí
mismo, en unas pantallas táctiles, los usuarios tienen al alcance un rico
acervo digitalizado sobre la historia y la cultura local y regional, así como
aspectos de la identidad comunitaria aportados por los propios usuarios.
La librería, a su vez, ofrece un acervo de más de 7 mil títulos que inclu-
yen publicaciones de instituciones regionales. Asimismo, hay instalacio-
nes destinadas a la profesionalización para mediadores de lectura, talle-
ristas y promotores culturales locales. Se cuenta con cursos de escritura
PRESENTACIÓN 23
testimonial para mujeres y población en general, talleres de reflexión en
torno a la memoria personal y colectiva dirigidos a público abierto, talle-
res de narración oral y música tradicional, así como la visita de autores
de todo el país para ofrecer charlas y talleres a jóvenes. Cuenta también
con una “Estación de lectura para primera infancia”, que tiene un acervo
especializado y que opera con la mediación de un experto. El espacio
ofrece también un auditorio y un foro al aire libre, ideales para la aproxi-
mación a otras disciplinas artísticas y actividades sociales.
24 PRESENTACIÓN
En ese contexto, y consciente de la importancia de establecer meca-
nismos de trabajo multidisciplinario que ayuden a eliminar las diversas
manifestaciones de la violencia, el fce busca proveer espacios para que
las personas violentadas puedan ejercitarse en la práctica de estilos de
vida que se basen en la cultura de paz y los derechos humanos, y logren
construir, mediante la expresión y la creatividad, habilidades para la re-
solución no violenta de conflictos en los ámbitos de la vida personal, fa-
miliar y comunitaria.
A través de un doble propósito, el fce se plantea la restitución del te-
jido social y posicionar el valor de la cultura escrita y lectora como motor
de la vida social para promover comunidades resilientes, esto es, colectivi-
dades que, a través de un proceso gradual, son capaces de autorrecono-
cerse, que tienen una historia compartida e identifican sus necesidades y
los recursos que poseen para ayudarse a sí mismas. Pensar en comunida-
des que no sólo sean capaces de reconstruirse en ámbitos adversos mar-
cados por la violencia, sino que salgan fortalecidas, por el ejercicio de la
participación y el acceso a la cultura como derecho, en espacios de en-
cuentro alternos y abiertos en donde se conjuguen el respeto y promo-
ción de los derechos humanos y el acercamiento gozoso a la cultura es-
crita y lectora. Esta aproximación se articula con la expresión y
apreciación de las diversas manifestaciones artísticas, a través de activi-
dades diseñadas para niños, jóvenes y sus familias, bajo el reconocimien-
to de la identidad y revaloración de las manifestaciones culturales pro-
pias, como alternativa de transformación social.
De particular importancia es el papel de los gestores culturales locales
que trabajan en zonas violentadas de la comunidad, entendido su perfil
como mediadores entre la creación, la participación y la expresión cultu-
ral. Se trata de profesionales capaces de ayudar a desarrollar el trabajo
artístico y cultural e insertarlo en una estrategia social, de acuerdo con
las necesidades específicas de cada población y territorio.
Es así como, en su labor de promoción y difusión, y de la formulación
de un amplio y creativo programa de actividades que rebase el habitual
formato de presentación de libros y contribuya a atraer nuevos públicos,
el fce difunde este modelo, concebido como un escenario en el que los
servicios culturales que se ofrezcan motiven a la comunidad a organizarse
PRESENTACIÓN 25
para fortalecerse y trascender, desarrollando su potencial creativo, aten-
diendo sus necesidades de expresión y reconstituyéndose como comuni-
dad resiliente frente a la violencia.
26
INTRODUCCIÓN
4
El presente texto proviene de la conferencia dictada por el autor en el Centro Cultural
del Fondo de Cultura Económica de Apatzingán, Michoacán, el lunes 18 de abril de 2016.
Jorge Melguizo es comunicador social y periodista. Actualmente es consultor y conferen-
cista internacional en gestión pública, cultura, cultura ciudadana y proyectos urbanos in-
tegrales para la transformación integral de los barrios con mayores niveles de pobreza y
de violencia. Fue secretario de Cultura Ciudadana (2005 – 2009) y secretario de Desarro-
llo Social (2009 – 2010) de la Alcaldía de Medellín.
5
El 6 de enero de 2015, Apatzingán presenció una masacre cuyo resultado fue el de 16
muertos y decenas de heridos. De acuerdo con la investigación de la periodista Laura
27
Este espacio cultural es un símbolo de esperanza. Nuestros territorios
deben llenarse de centros culturales, para que el horror y el dolor se con-
viertan en memoria, en creación, en sueños, en hechos de transforma-
ción personal y colectiva.
“¿Cuáles son los asuntos a resolver en nuestra cultura para lograr que
no se reediten o transformen estos conflictos en otros?”6
¿Qué es una alianza para una cultura de paz? ¿Qué es una cultura de
paz? ¿Qué es la paz?
Esas tres preguntas, y la que nos propone Lucía González más arriba,
seguirán siendo preguntas al final de esta reflexión. Pero avanzaremos en
algunas respuestas y, especialmente, espero que avancemos en otras pre-
guntas que nos ayuden a pensarnos y a construirnos.
Vengo de Medellín, Colombia, una ciudad que como pocas en el mun-
do ha vivido los horrores y los dolores de las violencias de todo tipo: la
de las guerrillas, la de las autodefensas, la del narcotráfico, la de las ban-
das criminales, la de sectores del Estado y, por supuesto, nuestras pro-
pias violencias cotidianas, derivadas de todas las anteriores, resultado
del poco valor de la vida en una sociedad enferma por años de guerra
interna, de exclusión e inequidad.
Y la pregunta que nos seguimos haciendo es qué es lo que hay en
nuestra forma de hacer, en nuestra forma de relacionarnos, en nuestra
forma de asumirnos, que hace que la vida valga tan poco y que acabar con
la de otro sea tan fácil para muchos. Un asesinato, miles de asesinatos,
una masacre, cientos de masacres, la desaparición forzada, la barbarie en
28 INTRODUCCIÓN
la muerte, el ensañamiento con la población más débil, se han converti-
do en Colombia y en México en asuntos cotidianos. Terminamos incluso
aceptando como válidos algunos de esos hechos de violencia, termina-
mos aceptando que quitarle la vida a otro tiene algún sentido. Y no, ni
podemos aceptarlo ni podemos permitirlo. La vida es sagrada. O debería
serlo.
Un hombre de barrio popular nos dijo hace unos pocos años, en una
calle de la zona nororiental de Medellín, uno de los lugares donde hay
más gente en la pobreza y donde se han presentado más hechos violen-
tos en la historia de la ciudad: “ésta es una violencia vacía, no tiene más
contenido que la muerte”.
Esa frase requiere una reflexión que no hemos propiciado suficiente-
mente. Esa frase requiere de la sociedad entera unas respuestas que aún
no logramos construir. Esa frase nos reta, nos impele, nos está diciendo
que es hora de buscar nuevas y mejores y respuestas en esa enorme tarea
de la formación de la ciudadanía, en esa necesaria tarea de cambiarnos
no sólo la piel sino el alma.
Dice Jesús Abad Colorado, fotógrafo colombiano, en su muy bello y
muy duro libro Mirar de la vida profunda:
Tal vez ningún evento sea tan revelador de la condición humana como la
guerra. Aunque su destrucción es la antiestética por excelencia, aquellos
hombres y mujeres que la sobreviven, sus pertenencias, sus historias co-
lectivas e individuales, son la personificación de la solidaridad y el amor,
de la dignidad y la resistencia contra la testarudez y la impiedad de los
verdugos y los corruptos. Ellos, los sobrevivientes, los que resisten y lo
que les queda, son la estética y la vida en medio del dolor.
INTRODUCCIÓN 29
muertos, entre ellos 48 niños y niñas. Su doloroso canto7 nos ayuda a
entender y, aunque parezca extraño, nos ayuda a soñar.
7
De la serie Bocas de Ceniza, producida por el artista Juan Manuel Echavarría entre 2003
y 2004. Véase <www.youtube.com/watch?v=k9ob40Fk18Q>.
8
Véase <www.un.org/sustainabledevelopment/es/2015/09/la-asamblea-general-adopta-
la-agenda-2030-para-el-desarrollo-sostenible/>.
30 INTRODUCCIÓN
convivencia, invertir en la cultura con la certeza de que es una inversión
estructural, y potenciar, potenciar, potenciar… lo que ya se hace.9
Medellín ha venido construyendo, en los últimos 25 años y como reac-
ción ciudadana frente a todas las violencias, capital humano y social, for-
mando capacidad instalada, ensayando proyectos de intervención en los
barrios más pobres (que son, casi siempre, donde también se viven con
mayor fuerza las diferentes violencias), fortaleciendo la sociedad civil
organizada, es decir, las ong, las organizaciones comunitarias, las veedu-
rías ciudadanas10 (vigilantes y analizadores de la gestión pública), las me-
sas intersectoriales, los consejos municipales asesores y cogestores en
diferentes temas claves de la ciudad ( juventud, infancia, mujeres, afro-
descendientes, cultura, lgtb, ancianos, discapacidad, etcétera).
He dicho, y suena muy irónico, que las duras violencias que hemos
vivido y sufrido como sociedad nos han generado también ese resultado
positivo de la disposición y actitud colectiva de buscar intensamente sa-
lidas pacíficas, de buscar desesperadamente (con menor y mayor éxito,
con menor y mayor calidad) proyectos sociales que realmente funcio-
nen, de ensayar una y mil fórmulas de acciones de prevención y de pro-
moción de valores y de estilos de vida saludables.
La cultura, y en especial lo que hemos denominado en Colombia des-
de hace 20 años la cultura ciudadana (que se puede resumir como la
forma en que nos comportamos en relación con el otro y por fuera de los
espacios privados), juega un papel fundamental en ese fortalecimiento
de la sociedad civil, en la preparación de la comunidad para su mayor y
mejor participación, en la generación de cultura política, en la formación
de ética civil desde las políticas públicas, en la construcción de nuevos
9
De acuerdo con la definición de Declaración Universal de la Diversidad Cultural de la
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (unesco),
la cultura es: “el conjunto de los rasgos distintivos espirituales y materiales, intelectuales
y afectivos que caracterizan a una sociedad o a un grupo social y que abarca, además de las
artes y las letras, los modos de vida, las maneras de vivir juntos, los sistemas de valores,
las tradiciones y las creencias”.
10
Puede verse un ejemplo muy interesante de veeduría ciudadana en <www.medellinco-
movamos.org>. Esta veeduría está conformada por la Cámara de Comercio, la Federación
de ong, dos periódicos, una universidad privada y dos ong del sector empresarial.
INTRODUCCIÓN 31
referentes, en el cuestionamiento a comportamientos y maneras de vivir
y en el desarrollo de proyectos que nos lleven a terrenos de entendimien-
to y de respeto por el otro y no a su exclusión y eliminación, que en Co-
lombia se da no solo metafórica sino literalmente.
Somos una sociedad, la colombiana, que ha tumbado, que ha excluido,
todo lo que no es capaz de entender. El reto inmenso, y es un reto bási-
camente cultural, es construir una sociedad que escuche, que interprete,
que interpele y se deje interpelar, que sea respetuosa de la diversidad
y que logre ver en esa diversidad una riqueza y no un peligro permanente.
Un gran desafío es, entonces, que:
11
La Agenda 21 de la Cultura es un acuerdo de Ciudades y Gobiernos Locales Unidos
(cglu), espacio de las ciudades en la onu. Existe desde 2004 y es una carta de navegación
sobre el papel de los gobiernos locales en la cultura, que se actualiza de manera permanen-
te. En Bilbao se hizo, en marzo de 2015, el nuevo documento sobre Acciones post Objetivos
del Milenio 2015. Puede verse mucha información en internet, buscando por Agenda 21 de
Cultura.
32 INTRODUCCIÓN
que un proyecto cultural local o nacional tenga sentido. Pero muchas de
esas declaraciones y agendas internacionales se han quedado en pala-
bras escritas y no se han convertido en políticas y presupuestos públi-
cos, en estrategias, programas y proyectos. El camino es fácil: solo hacen
falta decisiones políticas y acciones concretas para que esas decisiones
se vuelvan realidad. Una de esas acciones concretas necesarias es la de
aumentar el presupuesto para la cultura en los gobiernos locales, regio-
nales y nacionales.
Un dato evidencia la necesidad de lo anterior: el presupuesto del Mi-
nisterio de Defensa de Colombia entre 2001 y 2010 equivale al presu-
puesto anual del Ministerio de Cultura ¡para 2 100 años!
Inés Sanguinetti, argentina, directora del colectivo cultural Crear Vale
la Pena, dice:
¿Cómo podemos invertir tan poco en cultura cuando todo lo que necesi-
tamos para construir bienestar —terminadas todas las recetas— es rein-
ventar un futuro desde un presente más creativo? (Cultura para la Trans-
formación, 2014: 20)
12
Colombiano, escritor, poeta, generador con sus ensayos y artículos de prensa de re-
flexiones sobre el país que somos y que podríamos ser. Busquen sus columnas semanales
de domingo en el diario El Espectador.
INTRODUCCIÓN 33
[…] ¿De verdad alguien puede creer con sinceridad que sería posible paci-
ficar a Colombia sin emprender un gran proceso cultural de construcción
de una verdadera solidaridad nacional, un movimiento profundo y demo-
crático de dignidad, de respeto por los otros, una inversión generosa y
original en caminos creadores de convivencia?
[…] Ninguna solución militar nos hará más capaces de convivir y de
respetarnos; ni nos dará dignidad, principios morales, conocimiento de la
memoria común, conciencia de unos orígenes compartidos, de un orden
de leyendas y mitos que nos permitan reconocernos unos en otros, y dejar
atrás esta niebla de racismos y de clasismos, de estratificaciones y repul-
siones que el país arrastra desde siglos y que lo mantiene anclado en pro-
blemas de la Edad Media y en soluciones igualmente medievales […] Si
juzgamos por los recursos que le asignan, comparados con los descomu-
nales presupuestos de la guerra, aquí siguen creyendo que la cultura es
una suerte de ornamento inoficioso de la sociedad.
Pero si las sociedades conviven es fundamentalmente por su cultura,
por su manera de utilizar el lenguaje, por los principios que se afirman en
las conciencias, por la actitud de unos ciudadanos hacia los otros. Cosas
que no se inventan en un día, pero que es inmensamente necesario recu-
perar cuando toda una sociedad, empezando por sus propias élites, ha
avanzado tanto por el camino de la indiferencia, de la inhumanidad y de la
claudicación en los principios [...].
34 INTRODUCCIÓN
La participación es un hecho político hacia el desmontaje de cualquier
rasgo colonial de ejercicio vertical, que niega una plena realización de per-
sonas y colectivos (Cultura para la transformación, 2014: 24).
INTRODUCCIÓN 35
mayores, mujeres y hombres; incursionando en programas de teatro, títe-
res, danza, música, recreación, comunicación comunitaria, radio y televi-
sión, proyectando toda nuestra labor en intercambios, muestras, festiva-
les y encuentros artísticos comunitarios anuales.13
13
<www.nuestragente.com.co>.
14
<artistasqueconstruyenciudadania.blogspot.com>.
15
<pasolinienmedellin.wordpress.com>.
36 INTRODUCCIÓN
A.K.A.
“El Perro”
Casa Kolacho
16
<www.youtube.com/watch?v=dC3Yt4i7Pjw>.
17
<www.youtube.com/watch?v=jR4qNVZhRCg>.
18
<www.youtube.com/watch?v=JV3ltJ9na7M> y <www.youtube.com/watch?v=5owoqQ-
m8ErY (3´40”)>.
INTRODUCCIÓN 37
Imposible es nada
19
<www.youtube.com/watch?v=KTZlcn5jAWA>.
38 INTRODUCCIÓN
las reconozcamos, las valoremos y las potenciemos.20 En estos proyectos
culturales barriales y rurales hay cultura, por supuesto. Pero hay también
seguridad y convivencia, y hay inclusión social, y hábitat, y desarrollo
económico, y educación. Y oportunidades. Y por supuesto, hay transfor-
mación, fundamentalmente eso, transformación.
En estos proyectos hay también alianzas público-privadas: el desarro-
llo conceptual y metodológico de estos colectivos culturales y artísticos,
y sus propios recursos, han sido históricamente una inversión pública,
social, no cuantificada y, por lo tanto, no valorada: valorarla, cuantificar-
la, reconocerla como aporte de las comunidades a los proyectos públicos
de transformación de una sociedad, de una ciudad, es un imperativo.
Estas organizaciones comunitarias no están esperando que les finan-
cien sus proyectos, no están pidiendo: están ofreciendo. Están ofrecién-
dose en la construcción de mejores caminos sociales, de caminos reales
de transformación.
Lo que están esperando esas organizaciones de las Culturas Vivas Co-
munitarias, lo que proponen, es la suma de recursos, de los de esas orga-
nizaciones comunitarias con los dineros públicos —que son de todos— y
con muchos otros proyectos —como los que ustedes representan hoy en
Apatzingán— para producir mayores y mejores resultados.
20
<www.culturavivacomunitaria.org>.
INTRODUCCIÓN 39
Las 1 400 personas que cada día y durante todo el año lo usan (solo
cierra el 1º de enero y el 25 de diciembre) dan cuenta de su valor, de su
importancia, de su necesidad para la construcción de una nueva forma
de ser en el barrio y en la ciudad.21
Antes de terminar
Los desafíos de Apatzingán y de México son los mismos que los que Me-
dellín y Colombia enfrentan: el desafío de la convivencia pacífica, el de-
safío del fortalecimiento de lo público, el desafío de enfrentar la iniqui-
dad, el desafío de reconocer la diversidad territorial y poblacional, y el
desafío de la construcción de una nueva ciudadanía, de una nueva socie-
dad, donde la participación sea esencia y no sólo herramienta.
Medellín ha encontrado en la cultura una de las respuestas a esos de-
safíos, aunque aún nos falta mucho: la tarea de transformar a Medellín
apenas se está iniciando y no, como piensan algunos gobernantes exta-
siados en el marketing, terminando.
Otras ciudades del mundo y muchas organizaciones multilaterales mi-
ran este proceso con interés pues Medellín se convirtió en un laboratorio
(no en un modelo): un laboratorio donde cada fracaso genera aprendiza-
jes para buscar los aciertos urbanos, sociales, educativos y culturales.
Esas miradas mundiales vienen a ver los procesos más que los resulta-
dos, conscientes de que lograr sociedades más equitativas, más incluyen-
tes, con mayores oportunidades y con climas de convivencia es un reto
compartido… y muy difícil.
¿Y cómo fueron posibles esos procesos en Medellín, cómo siguen
sien-
do posibles? Gracias a la formación de una capacidad instalada en el for-
talecimiento de la sociedad civil: organizaciones comunitarias, ong, uni-
versidades, grupos empresariales. Esa sociedad produjo los cambios
políticos que llevaron a hacer, desde lo público, lo que se venía hacien-
do
en otra escala desde las múltiples experiencias sociales. Una sociedad
<www.youtube.com/watch?v=UvE-AaXaCHM>.
21
40 INTRODUCCIÓN
necesita tener muchos contrapesos. Las sociedades avanzan cuando hay
equilibrio entre el fortalecimiento de las instituciones y el afianzamiento
de la ciudadanía.
Algunos creen (y algunos han hecho creer) que las recientes transfor-
maciones de Medellín se dieron gracias a unas pocas personas, a un pe-
queño grupo de “iluminados”, y es todo lo contrario. La manera colectiva
como Medellín se enfrentó a sus peores violencias a fines de los ochenta
y durante todos los noventa, y esa manera colectiva como ha asumido
sus profundos cambios es lo que ha logrado producir las transformacio-
nes políticas, urbanas, sociales, educativas y culturales. En esos años se
construyó y reconstruyó tejido social, se propiciaron muchos y amplios
espacios de diálogo, de debate, de encuentro de las diferencias, de elabo-
ración de propuestas para salir de nuestras profundas crisis.
En ese reto colectivo hay una respuesta cultural a unos problemas
estructurales. Cambiar la manera de asumirnos fue clave en Medellín.
No serán los caudillos los que nos sacarán de la enorme crisis. Es nece-
sario entender nuestra propia responsabilidad individual y colectiva en
el fracaso que vivimos y en las tareas que debemos hacer para salir de ese
fracaso.
Para entender lo uno y lo otro, y para encontrar esa respuesta cultural,
hay que tener preguntas, hay que hacerse permanentemente preguntas:
INTRODUCCIÓN 41
ɁɁ ¿Qué no estamos haciendo bien?
ɁɁ ¿En qué nos seguimos equivocando como sociedad?
ɁɁ ¿Qué no hemos hecho que sea necesario hacer para lograr una real
transformación cultural, en función de la construcción de un ver-
dadero proyecto colectivo de ciudadanía, de convivencia?
ɁɁ ¿Cuáles son los valores compartidos que deberían construir nues-
tro nuevo proceso de vida comunitaria?
22
<www.youtube.com/watch?v=zwqsgwyu4_s>.
42 INTRODUCCIÓN
Y el poema. En Ciudad Victoria, Tamaulipas, hace tres años un profe-
sor me regaló un bellísimo libro: Poesía arbórea, de Esmeralda Loyden.
Ese mismo día usé un trozo de uno de los poemas para mi conferencia
allí, y ahora creo que las palabras de esta poeta mexicana son las mejores
para cerrar acá en Apatzingán:
[…]
Dicen que una comunidad no es, ni siente,
porque no la ven jugar, reír ni defenderse…
INTRODUCCIÓN 43
Postales de Apatzingán, Michoacán.
México: Reescribiendo la paz
t
Socorro Venegas
Imagina estar sentado para platicar con algunos niños antes de invitarlos
a dibujar o a leer una historia juntos. Haces la pregunta usual para romper
el hielo: ¿Cuál es su comida favorita? ¿Qué quieren hacer cuando crezcan?
Pero esta vez escuchas algo muy distinto. Los niños quieren ser sicarios.
Quieren armas, quieren ser como sus padres o tíos. Ésos son sus héroes.
Ésa fue exactamente la situación que encontramos en junio de 2014
en Apatzingán de la Constitución, Michoacán, una ciudad de poco más
de 100 mil habitantes situada en la región de Tierra Caliente, México, y
uno de los lugares más golpeados por la violencia del crimen organizado.
Ésta es la primera vez que el fce, editorial estatal con más de 80 años de
existencia, articula sus proyectos culturales para promover la lectura en
uno de los lugares y momentos más explosivos de la historia del país. El
proyecto consistía en la apertura de un espacio cultural, pero el director del
fce, José Carreño Carlón, sugirió que no debíamos esperar a que las pare-
des se construyeran: empezar a construir la arquitectura social era urgente.
Reunimos a un equipo de expertos, entre ellos la escritora y diseñado-
ra de modelos de intervención comunitaria y cultural Luz María Chape-
la, y las gestoras culturales Martha Luna Márquez y Miriam Domínguez
Paleo, estas últimas vecinas de Apatzingán. Después se sumaron otras
personas, todas valiosas, y otras instancias, ya mencionadas en el prólo-
go. Por ahora quiero contar cómo empezamos.
44 INTRODUCCIÓN
Era esencial trabajar con un equipo de gestores dentro de la comuni-
dad; así fue como llegamos a involucrar a un grupo de promotores inde-
pendientes bien conocidos en la zona por su compromiso y valor; gente
que desde hace años arriesga su integridad física impartiendo talleres
lúdicos de lectura, creatividad y música en colonias apartadas y ranche-
rías de la región. Algunos de ellos incluso trabajan en espacios públicos
donde las actividades han sido súbitamente interrumpidas por grupos de
delincuentes que zanjaban sus disputas a tiros, y donde talleristas y ni-
ños habían tenido que tirarse al suelo para evitar un encuentro fortuito
con una bala perdida. Con la ayuda de estos promotores culturales —hé-
roes de verdad— comenzamos a desarrollar el proyecto del fce.
****
INTRODUCCIÓN 45
hogar del centro cultural del fce. Las vacaciones de verano se acercaban,
junto con una inmejorable oportunidad: el comienzo de los talleres de
verano que reunirían a más de 700 niños de Apatzingán. Diseñamos va-
rios talleres que se impartirían junto con los cursos que tradicionalmente
ofrecía la casa de cultura. Trabajamos con la premisa de que era importan-
te respetar lo que ya se había hecho en la zona, al tiempo que se añadían
los talleres del fce a la mezcla: lectura y escritura, autorretratos, cómics,
juegos, música tradicional y narración para niños, jóvenes y adultos.
La respuesta a uno de los talleres nos sorprendió en particular: reuni-
mos a un grupo de mujeres, muchas de ellas viudas o abandonadas por
maridos que se habían unido a grupos del crimen organizado, habían
sido encarcelados o su estatus era simplemente el de desaparecidos; a
ellas se les ofreció el taller de escritura autobiográfica “Yo cambio mi
historia”. Al principio los relatos fluían despacio, con timidez, pero pron-
to la escritura comenzó a cumplir con uno de sus más nobles propósitos,
le dio a estas mujeres la salida catártica que tanto necesitaban. Nos ha-
blaron de sus esperanzas, pero también de sus miedos más grandes: por
ejemplo, que sus hijos crecieran sólo para ser reclutados por los delin-
cuentes. Cuando empezaron a poner sus emociones en palabras, tam-
bién fueron capaces de entenderlas y resignificarlas, descubrieron que
eran capaces de hacer cambios, ya fueran grandes o pequeños, pero sufi-
cientes para ayudarles a hacerse cargo de sus propios destinos.
Más difícil estaba resultando conseguir que los jóvenes se acercaran al
centro cultural. Por eso decidimos ir en busca de ellos. Comenzamos el
programa “Una saga: escritores en Apatzingán”, viajando con escritores
para visitar escuelas y organizar talleres de escritura y charlas dirigidos a
muchachos estudiantes de bachillerato. Ahí han estado Julián Herbert,
Eduardo Antonio Parra, Orfa Alarcón, Antonio Ramos Revillas, Agustín
Cadena, César Silva, Jaime Mesa, Héctor Alvarado y Armando Alanís,
quien reprodujo la experiencia de “Acción Poética” con los muchachos de
la localidad. Al final de cada experiencia invitamos a los jóvenes a conti-
nuar acercándose a la lectura y a la escritura en el centro cultural, donde
hay un taller y otras actividades diseñadas especialmente para ellos.
Los cursos de verano se convirtieron en nuestro proyecto piloto. Al in-
teractuar directamente con la comunidad tuvimos una mejor comprensión
46 INTRODUCCIÓN
de las personas, sus necesidades y lo que necesitaban del centro cultural.
Con una visión clara de lo que queríamos lograr, establecimos un sistema
para ayudar a coser los hilos emocionales de confianza en una comuni-
dad profundamente dañada. Día a día, desde ese verano candente, segui-
mos aprendiendo mucho de lo que un proyecto cultural puede lograr en
una comunidad violentada. Al taller de lectura con bebés, donde todas
las participantes eran mujeres con sus pequeños hijos, llegaron de pron-
to los papás a pedir que los horarios se ampliaran porque ellos también
querían leer con sus hijos. Entre los adolescentes que leyeron y escribie-
ron con los autores que visitaron sus escuelas ya hay quienes sueñan con
volverse escritores.
En el taller de cómic dirigido por uno de los ilustradores publicados
por el fce, Ricardo Peláez, nos encontramos con un pequeño niño que
nos contó cómo una vez había prendido fuego a su casa: su madre lo en-
contró cuando las llamas ya le estaban quemando la ropa. El niño, con
una enorme sonrisa, nos dijo cómo su mamá lo apagó con un cubo de
agua. En sus dibujos podía verse su cuerpo envuelto en llamas, así como
el abrazo que su madre le dio. En otro taller, más de 500 niños pintaron
sus autorretratos en mosaicos, los cuales se colocaron en la base de una
fuente en la explanada del Centro Cultural. La idea es que absolutamen-
te todos sepan que éste no es un lugar para la violencia, que pertenece a
la comunidad y que cada uno de esos rostros quiere crecer y vivir en paz.
****
Entrar y salir de Apatzingán. Más de una vez nos tocaron retenes organi-
zados por autodefensas. A veces logramos pasar los filtros al mostrarles
que teníamos un boleto de avión y que podíamos perder el vuelo. Otras
veces simplemente no pudimos entrar a Apatzingán y volvimos a More-
lia. Había que convencer a personas vestidas de civiles profusamente ar-
madas; de ésas a las que no queremos ver más, quizá de ésas a las que sus
hijos y sobrinos aún admiran.
Al final de los cursos de verano los niños hicieron un gran mural don-
de pintaron a un hombre gentil, abierto y limpio. Usa un sombrero del
tipo que se ve aquí en Tierra Caliente. En su cuerpo los niños pintaron
INTRODUCCIÓN 47
los lugares que más quieren: sus hogares, el espacio cultural, la iglesia, la
escuela, y bautizaron al personaje como “El Señor Apatzingán”.23 Más
tarde, el presidente municipal César Chávez vio el mural y con una gran
sonrisa exclamó: “¡Es un cortador de limón!”. Los niños han representa-
do al hombre trabajador de estas tierras. También pintaron la riqueza
natural de su región: se pueden ver árboles y frutas en un paisaje verde.
Fuera de Apatzingán, las cosas que se escuchan acerca de este lugar
son quizá muy diferentes: las personas lo describen casi como una zona
de guerra. Hay razones para ello. Pero prestemos atención a los niños.
Veamos Apatzingán de la manera en que ellos lo hacen.
23
Véase al final, en “Memoria gráfica”.
48 INTRODUCCIÓN
Nunca más un 6 de enero
t
Antonio Ramos Revillas
INTRODUCCIÓN 49
Hay que tener valor para repetir esas palabras cuando se tiene al fren-
te no sólo a los vecinos y a un grupo de burócratas, sino al presidente
municipal, el licenciado César Chávez, y a su lado al gobernador del esta-
do, Silvano Aureoles. Un murmullo de tensión invade la sala cuando Mel-
guizo repite esa oración con toda la fuerza de su voz y acento colombia-
no. Los camarógrafos, reporteros gráficos y periodistas intentan tomar la
fotografía del gobernador de Michoacán, pero no lo logran porque, desde
el inicio de la conferencia, Melguizo los movió de lugar para que no es-
torbaran la vista a los que estaban al fondo de la sala.
Apatzingán es uno de los municipios clave de la historia de nuestro
país, como se ufanó, orgulloso, el presidente municipal al inicio de la char-
la. Es aquí donde se firmó la primera constitución de nuestra mediocre
vida democrática con más caudillos y asonadas militares que gobiernos
estables. Una copia de la misma está en el edificio donde fue promulgada,
una sencilla edificación en el centro de la ciudad rodeada por vendedores
informales que ofrecen vestidos, discos piratas y tacos de bistec.
La población es también una de las ciudades más prósperas de la zona
caliente donde se dan muy bien las maderas finas y frutas tropicales y,
claro está, es el centro de operaciones de La Familia Michoacana y de los
aún no extintos Caballeros Templarios. Cuenta la gente de la ciudad que
uno de los narcos más temidos de la zona, que el gobierno de Calderón
juró haber liquidado pero que en realidad sólo andaba de parranda, Na-
zario Moreno, El Chayo, días después de que fue “asesinado” solía pasear
por las calles de la ciudad, vestido de blanco y haciendo burla de su resu-
rrección. Nadie lo delató, así el tamaño del respeto, o del miedo.
Todo cambió para la ciudad, al menos aparentemente, cuando el 6 de
enero ocurrió la matanza. Con la rápida escalada de la noticia en los me-
dios electrónicos, el presidente Peña Nieto ordenó que algo se hiciera
por el lugar, que algo surgiera en ese sitio violento para cambiar el futuro
de la población. Tras no mucho investigar, la tarea recayó en la construc-
ción de un centro cultural con apoyo federal, un proyecto de gestión
comunitaria dirigido por el Fondo de Cultura Económica, en especial por
el área infantil a cargo de Socorro Venegas, autora de un par de buenas
novelas, pero quien ha tenido mucha experiencia en los proyectos comu-
nitarios tras su paso como directora de fomento a la lectura y en especial
50 INTRODUCCIÓN
del programa Salas de Lectura de Conaculta,24 en donde estuvo durante
el sexenio de Calderón.
Es refrescante el espacio que se ha construido en la vieja estación que
ya albergaba una casa de cultura que sufrió muchas remodelaciones. En
la explanada aún están las vías del ferrocarril y una gran torre de agua
decorada a colores. La estación es alargada con un pasillo lateral que da
acceso a la Estación de Lectura y a la librería. Todas las tardes la Estación
de Lectura la ocupan niños y sus mamás o algunos estudiantes. En las
paredes hay ilustraciones extraídas de libros, el mobiliario cuenta con
sillones, cojines y libreros. A un costado está la librería del fce, bien sur-
tida, aunque los libros más vendidos son, según la despachadora, un libro
de poemas de Octavio Paz, porque lo dejaron de tarea en una preparato-
ria, y el cuento de La peor señora del mundo de Francisco Hinojosa.
A un lado de la explanada están las casas de los vecinos —una de las
vecinas vende raspados de guayaba o de frutos rojos y aunque en un prin-
cipio no quería el espacio por esa natural tendencia humana de no acep-
tar los cambios, ahora es visitante asidua del lugar—. Del otro lado de la
calle está en ruinas un viejo cine, apenas de dos pisos de alto, que sin
duda debería en algún momento convertirse en área más de la Estación
de lectura.
De un poco sobre los espacios y la cultura es de lo que Jorge Melguizo
habla en su conferencia una vez que ha repetido su frase sobre el 6 de ene-
ro. Melguizo afirma que en los proyectos de cultura hay que reunir a los
agentes de urbanización, de deportes, de hacienda, de cultura. Casi al ini-
ciar su conferencia le preguntó a César, a Silvano y a José —el director del
fce, José Carreño— si trabajaban las dependencias en conjunto. A manera
de ejemplo usó la palabra orgía y sentenció que todas las dependencias
culturales debían trabajar como en una orgía: todos los proyectos con to-
dos, nada por su cuenta, todo vinculado. Apenas pronunció la palabra y
mucha gente soltó la carcajada, incluidos José, Silvano y César, a quienes
Jorge siempre llamó por su nombre de pila y nunca con esta absurda reve-
rencia de señor alcalde, señor gobernador, señor director del fce.
INTRODUCCIÓN 51
Melguizo sabe por qué lo dice: su trabajo es horizontal, de grupo, sin
puertas cerradas. Así fue como logró gestionar las grandes bibliotecas de
Medellín, así fue como la cultura se convirtió en un eje reparador para
una de las ciudades más golpeadas por el narco colombiano a finales del
siglo pasado. En una de las diapositivas con las que inició su conferencia
Melguizo mostró la siguiente frase: “Si Medellín pudo cambiar, cualquier
ciudad puede”.
Campechano, directo, integrador, Jorge es un apasionado del trabajo
en redes… y de la verdad. Colabora con proyectos de integración de cul-
tura en toda Latinoamérica. En Monterrey ayudó a generar proyectos de
convivencia —tema central de su charla, la construcción de espacios
para la convivencia— y mucho tiempo trabajó con el gobierno de Macri
cuando éste fue alcalde de Buenos Aires. Horas antes de entrar a la con-
ferencia y mientras atendía a los reporteros, una mujer lo increpó y le
dijo: “¿Cómo puedes decir todo esto —la libertad— si en Colombia hay
esclavos?” Melguizo —quien no es Pedro Ferriz de Con, quien ese mismo
día y en otra ciudad llamó pendejo a un alumno de la Universidad Autó-
noma de Nuevo León, quien lo increpó— sonrió y dijo que la única escla-
vitud que existía era la del dinero y la de las armas y pensar que sólo con
esos medios uno lograba volver realidad sus sueños.
La conferencia de Melguizo es una montaña rusa. Lo mismo muestra
un video colaborativo entre Celso Piña, Lila Downs y la cantante colom-
biana Totó la Momposita, como genera preguntas sobre qué es la paz o
comparte una dura canción que recuerda la masacre de Bojayá, muy pa-
recida a la Apatzingán el 6 de enero. El video, realizado por Juan Manuel
Echeverría, se llama Bocas de Ceniza y en él un chico de 16 años “canta”
esa masacre colombiana: “se fue tejiendo el plomeo y la gente muy asus-
tada”. Pero Melguizo confía. Confía en una posible reunión entre el go-
bierno federal, estatal y municipal, para sacar de Apatzingán esa cicatriz
de la masacre.
Hasta ahora tiene por qué confiar. Desde abril del 2015 alrededor de sie-
te escritores llevados por el fce han ido a trabajar con estudiantes
de ba-
chilleres y de secundaria. También se ha conformado un grupo que toma
un taller de narrativa y el maestro del taller, el escritor Uriel Ramírez, ya
empezó a organizar ferias del libro en la localidad. Además, el centro de
52 INTRODUCCIÓN
la Estación de Lectura está por iniciar su segunda etapa de reconstruc-
ción. Este auditorio caluroso, con dibujos rudimentarios de palomas de
la paz que cuelgan de ventanas perdidas y puertas sucias, se convertirá
en un moderno auditorio.
Fui a Apatzingán a impartir un taller sobre la lectura y el juego en abril
de 2015. Hice el camino por carretera desde la ciudad de León y mientras
nos acercábamos el chofer del fce me contaba la situación de la plaza y
el que ya no viajaban en coches con logos oficiales para no ser compara-
dos con las fuerzas federales. El taller consistió en varias sesiones de
lectura y juego y al final entre todos los chicos escribimos una canción
para los muertos de Apatzingán. Encontré chicos animados, ansiosos por
ser escuchados, jóvenes que de pronto se daban cuenta de que todo lo
que decían era valioso y válido, pero que, al salir del taller, jugaban con
sus amigos, esperaban el camión en grupo o se iban por las calles calien-
tes de la ciudad a sus casas. Nosotros también hablamos de plomeos y
gente asustada porque los muertos permanecen todavía; pero a pesar de
la violencia también la risa y la esperanza permanecen.
Jorge Melguizo termina la conferencia e insiste en el trabajo colabora-
tivo, en la orgía por la paz. Apenas concluye y muchos burócratas salen
rapidísimo. Los vecinos sonríen, se dan la mano y se van. Al final sólo
queda una isla de reporteros que persigue al gobernador. De manera más
silenciosa, algunos se acercan a Melguizo para tomarse una foto, para
decirle que les gustó la conferencia y que, ¡duró tan poco!, aunque en
realidad fueron más de dos horas de charla. El gobernador entrega unos
regalos, pero en menos de diez minutos el auditorio queda desierto, los
coches se van, los reporteros, el gobernador, el presidente municipal y
queda la explanada sola.
No importa.
Al final todos saben que la cultura de una comunidad no cambia por
actos solitarios, sino por tradiciones. Martha Luna y Miriam Domínguez
son las promotoras de la paz que han estado trabajando en la comunidad
todo este tiempo, quienes reciben a los escritores, los acompañan, los
regresan a salvo a Morelia para que de ahí vayan a Saltillo, Xalapa, Ciudad
de México o Monterrey, de donde son los visitantes. Menudas, alegres,
sistemáticas para recopilar información. Pocas personas se les acercan
INTRODUCCIÓN 53
con tanto alboroto, aunque a ellas les corresponde lo más difícil: hacer
que las palabras de Melguizo y las promesas de los alcaldes y gobernado-
res se cumplan.
Al final me queda una sensación ambigua: tal vez este gran tiburón de
la paz y el trabajo en conjunto que es Jorge Melguizo ha venido a nadar
en aguas de calado pequeño, pero luego me desdigo. Ya existe un espacio
bellísimo, hay más talleres, hay gente que quiere cambiar. No sé si existan
más 6 de enero en Apatzingán, en Medellín, en Monterrey, en Tamauli-
pas, pero ante la violencia hay que anteponerlo todo. Lo sé cuando obser-
vo a dos niños jugar en la fuente en la explanada. Lo sé cuando la despa-
chadora del centro dice con orgullo los títulos más vendidos. Lo supe
cuando las chicas de mi taller compartían, nerviosas, sus ideas, cuando
decían que querían irse de la ciudad a conocer el mundo, o cuando se
afirmaban como personas. Lo supe cuando, al solicitarles una canción
para sus muertos, algunas se quedaron en silencio y rápido dieron con la
frase que deseaban compartir.
Hay que construir estaciones de lectura en todo el país, me digo. Vías
que unan a nuestras ciudades violentas, pero también con las historias
de no violencia que hay entre nosotros. Sí, tenemos narco y violencia,
pero también centros de lectura, vecinos solidarios, estaciones que al-
bergan bibliotecas y agentes de la paz.
Pienso al irme en personas como Martha, Miriam, Uriel. Cuando los go
bernadores y los conferencistas se van ellos se quedan a cargo. Ellos son
los que sueñan por nosotros en los rincones de este país. Y sé que, aun-
que ese día por la tarde mataron a un capo en Apatzingán, nota que salió
en los principales periódicos del país, como sea allá afuera las Marthas,
las Miriam y los Urieles van a seguir en pie. Sí, puede que Jorge Melguizo
sea un gran tiburón, pero necesitamos a más como él para que nos venga
a sacudir y para que aliente la esperanza para todos los agentes de la paz
anónimos: hay personas que con su trabajo van para convertirse en faros,
en estaciones de paz aunque sólo tengan libros o sin ellos para transfor-
marlo todo.
54 INTRODUCCIÓN
La experiencia de Apatzingán
t
Eduardo Antonio Parra
INTRODUCCIÓN 55
día hubo un plantón de maestros, desde los primeros instantes resultó
evidente el interés de los alumnos que se inscribieron en el taller. A la
mayor parte les gustaba leer, si bien no habían tenido acceso a muchos
libros antes, y casi todos tenían la inquietud de expresarse por medio de
la palabra escrita. Por supuesto, un buen número de ellos no mostraban
más que ciertas nociones muy limitadas de redacción, puntuación y or-
tografía, pero eso no fue obstáculo para que se pusieran a leer y a comen-
tar los textos que les encargué ni para que llevaran a cabo los ejercicios
de escritura de ficción que les propuse a lo largo de los días.
Como siempre ocurre en este tipo de talleres —sobre todo cuando los
inscritos son tan jóvenes como estos muchachos—, hay quienes desta-
can en la crítica y los comentarios a los textos de los demás o a los textos
que sirven de modelo, y hay quienes lo hacen con sus escritos; a veces
hay algunos que se distinguen en las dos cosas. En el grupo con el que
conviví ese diciembre en Apatzingán había dos muchachos y una mucha-
cha que, no sólo me hicieron ver desde el principio que eran buenos lec-
tores (sobre todo de novelas de terror y de ciencia ficción), sino que a la
hora que les tocó llevar sus escritos y leerlos frente a los demás revelaron
su vocación para la literatura con relatos bien concebidos, estructurados
y resueltos de modo eficaz. Fueron, en verdad, una agradable sorpresa.
Durante los descansos, o antes de iniciar o después de concluidas las
sesiones, también tuve la oportunidad de conversar con ellos y enterar-
me de cuál es su realidad cotidiana. Me contaron que muchos de los
compañeros de su edad abandonan la escuela para ingresar en algún gru-
po del crimen organizado de los que dominan la región, convirtiéndose
en sicarios desde antes de que concluya su adolescencia. Incluso me di-
jeron que, entre quienes ahora andan armados, hay varios a los que les
gustaba estudiar, tenían buenas calificaciones y eran aficionados a la lite-
ratura pero, como en la ciudad había muy pocas opciones de desarrollo,
habían optado por la vía del peligro, la emoción y el dinero fácil. Pero no
nomás hablábamos de eso; también de libros y de películas, con lo que
comprobé una vez más el interés que hay entre los jóvenes de las comu-
nidades pequeñas por mejorar sus niveles de cultura.
Fueron muy pocos los días que pude convivir con ellos, pero muy ilus-
trativos: me enseñaron que sí es posible hablar de y llevar a cabo otras
56 INTRODUCCIÓN
actividades en los sitios donde uno creería que toda la población está
condicionada por la violencia, que en cualquier parte se pueden encon-
trar jóvenes hambrientos de propuestas artísticas, que el talento literario
existe donde sea y que sólo es cuestión de cultivarlo para que tenga la
oportunidad de desarrollarse. También, según las conversaciones con
estos jóvenes, que tal vez si estos programas hubieran empezado antes
tal vez ahora había uno o dos sicarios menos en Apatzingán y uno o dos
más aprendices de escritores.
No obstante, algunos de los que tomaron el taller seguirán leyendo y
escribiendo, acaso por el resto de sus vidas, y ya sólo por eso tendríamos
que felicitar a quienes idearon estos programas.
INTRODUCCIÓN 57
La pureza es una
cualidad que se conquista
t
Julián Herbert
58 INTRODUCCIÓN
pista de aterrizaje muy bien pavimentada con gente de Michoacán y con
gente local de Apatzingán.
En el pensamiento oriental, la pureza es una cualidad que se conquis-
ta, y puedo decir que en esta experiencia hay procesos muy puros. De ahí
mi constatación de que existe un sólido compromiso social en un sector
al que, por su edad, se le considera como gobernados y no como ciudada-
nos. Un sector, sin embargo, con el que se puede contar para construir
un lenguaje que se convierta a su vez en un ejercicio de ciudadanía.
INTRODUCCIÓN 59
Autodefenderse con versos
t
Armando Alanís Pulido
Hay que asumir la poesía como instrumento antes que como deleite,
porque toda la historia siguiente se dará por el uso y destino de este ins-
trumento.
No hay nada más violento que una geografía hermosa invadida por el
miedo de no saber cómo, de no saber cuándo.
No hay nada más violento que autodefenderse sin diálogo, sin discurso.
60 INTRODUCCIÓN
No hay nada más violento que una estación de trenes abandonada.
No hay nada más violento que una estación de trenes que no espera la
llegada de nada.
Que nuestra superficie, litoral, literal sea de tela: una prenda hecha de
palabras que nos vista y nos distinga brillantes, una manta que no espan-
ta y que, convertida en “poemanta”, sea el gran mantra que nos proteja.
Pero, ojo, y que esto se lea bien y claro: la poesía es valor y no ilusión
de valor.
INTRODUCCIÓN 61
Centro Cultural del fce de Apatzingán
t
Armando Chávez 25
25
El autor se encargó del diseño del proyecto arquitectónico del Centro Cultural “La
Estación” del fce.
62 INTRODUCCIÓN
ɁɁ Mejorar la calidad ambiental de la plaza: reforestación, mobiliario
urbano e iluminación.
ɁɁ La librería del fce.
ɁɁ Restauración completa de la antigua estación en cuanto a su es-
tructura, instalaciones y acabados, para tener espacios confor
tables y funcionales de acuerdo con las nuevas actividades progra-
madas.
INTRODUCCIÓN 63
Primera parte
Planteamiento
conceptual
t
Cultura de paz
67
f ) El respeto y la promoción del derecho al desarrollo humano.
g) El respeto y el fomento de la igualdad de derechos y oportunidades
de mujeres y hombres.
Y es por eso que me atrevo a decir… —menciona Evelio Cabrejo— que el ser
humano está destinado a salir del vientre de la madre para caer en el vientre
promover el arte en las escuelas. Este consorcio es dirigido por la doctora Lucina Jiménez
y promueve sus acciones en diferentes estados de México. Disponible en <http://www.
conarte.mx/>.
Esta frase, del filósofo Georges Sorel en su libro Reflexiones sobre la violen-
cia, que se publicó hace más de un siglo, sigue siendo muy actual. Entender
los motivos de la violencia, sus orígenes y sus formas es difícil. Sin
El infierno es el otro.
Sartre
La escucha
Un modelo en movimiento
El modelo de cultura de paz del fce aspira a que sea apropiado en virtud
de experiencias y problemáticas reales y contingentes de cada comuni-
dad. La participación de los mediadores locales en los procesos de retro-
alimentación con la estructura pedagógica es crucial para que el modelo
adquiera una dimensión camaleónica y pueda ser replicado en comuni-
dades particulares a través de actores que conozcan plenamente los con-
flictos del entorno. Esto es, por ejemplo, que no es lo mismo compartir
el modelo con mediadores del Centro Cultural “La Estación” de Apatzin-
gán que con directores de casas de cultura de los municipios de Aguasca-
lientes: sus realidades son diferentes.
El propósito es que el modelo pueda expandirse y emplazarse en re-
giones en donde no necesariamente se viva la violencia a flor de piel o que
se hallen en la nomenclatura de “comunidades violentadas”. El concepto
“cultura de paz”, tal como se reflexiona en este libro, es un proceso inaca-
bado en constante movimiento; una aspiración vivencial inquebrantable
Proyectos culturales
27 Evans, Brad y Julian Reid, Una vida en resiliencia. El arte de vivir en peligro, tr. de
Víctor Altamirano, México, fce, 2016.
En el caso específico del contacto que los abanderados del modelo ten-
gan con distintas comunidades, se propone una rápida revisión de las
posibles causas de la violencia, cómo ésta hace que la comunidad que no
tiene la preeminencia de la voz sea excluida, o simplemente considerada
inexistente, y de qué manera la excusa del bien común amparada en actos
cínicos, y por tanto ominosos, siempre se edifica desde una perspectiva
28 Dice Bolívar Echeverría: “El culto a la ‘tolerancia’ que los estudios occidentales de la
época de la ‘globalización’ tratan de infundir en sus poblaciones no es suficiente para
ocultar el substancialismo profundamente racista de su autodefinición cultural. ‘Tolerar’
significa ‘soportar’, ‘permitir’, es decir, simplemente ‘no agredir’ (por lo menos aquí y por
lo pronto) a los otros....”. Bolívar Echeverría, Definición de la cultura, México, Íta-
ca-UNAM, 2001, pp. 189-90, nota a pie.
Modelo de gestión
comunitario.
Esquema general
t
1. Marco legal
Plantea las bases sobre las cuales se determinan los alcances y naturaleza
de la participación política y social del modelo.
En el ámbito internacional:
Véase <www.un.org/es/documents/udhr/>.
30
rest/Pages/CRC.aspx>.
111
ɁɁ Se adscribe al Pacto Internacional de Derechos Económicos, Socia-
les y Culturales.32 Este pacto se orienta a que los Estados promue-
van el pleno desarrollo de la personalidad humana y el sentido de
su dignidad, promoviendo el fortalecimiento al respeto por los de-
rechos humanos y las libertades fundamentales.
32
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Véase <http://
www.ohchr.org/SP/ProfessionalInterest/Pages/CESCR.aspx>.
33
Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018. Véase <pnd.gob.mx/>.
34
Programa Nacional de Derechos Humanos 2014-2018. Véase <dof.gob.mx/nota_deta-
lle.php?codigo=5343071&fecha=30/04/2014>.
35
Programa Institucional del fce. Disponible en <http://dof.gob.mx/nota_detalle.php?-
codigo=5344057&fecha=09/05/2014>.
36
Programa Nacional para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia. Véase
<www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5343087&fecha=30/04/2014>.
37
Ley de Desarrollo Cultural para el Estado de Michoacán de Ocampo. Véase <transpa-
rencia.congresomich.gob.mx/media/documentos/trabajo_legislativo/Ley_de_Desarrollo_
Cultural_para_el_Estado_de_Michoac%C3%A1n_de_Ocampo.pdf>.
<transparencia.congresomich.gob.mx/es/documentos/lxxiii/leyes/ley-de-fomento-la-lec-
tura-y-el-libro-del-estado-de-michoacan-de-ocampo/>.
4. Misión
5. Visión
Vivir en una cultura de paz donde muchos y distintos grupos habiten con
libertad y propuestas propias —con el acompañamiento calificado de un
cuerpo de mediadores culturales— un mismo espacio incluyente, explí-
citamente enriquecido con recursos materiales y culturales. Que favo-
rezca dinámicas horizontales de lectura, escritura, creación, escucha y
diálogo ciudadano, y que hacen uso natural e interdisciplinario de los
distintos lenguajes de las artes para iniciar y participar en proyectos
prospectivos, así como para propiciar la construcción social de bienes
públicos. Un espacio habitado por comunidades en que el rescate resig-
nificado de la memoria y una nueva narrativa se han arraigado.
Formación lectora
Cultura de paz
Proceso de gestión
Diagnóstico comunitario
/ selección de actores
Articulación
intersectorial
Identificación
y adecuación del
Inventario
Detección de Reconocimiento de espacio cultural
de recursos
necesidades locales actores sociales o determinación
comunitarios
de la zona de
intervención
2. Vinculación intersectorial
Aliados
Articulación Coparticipación
estratégicos del
con los tres órdenes Relación con con personas
sector académico,
de gobierno (federal, asociaciones civiles con autoridad moral
empresarial,
estatal y municipal) en la comunidad
etcétera
Formación de actores
Formación de mediadores
(asesores, gestores y operadores)
ejecutores del modelo
en la filosofía y metodología del modelo
Eventos culturales
INTRAMUROS
Dinamización de estaciones comunitarias
(Estación de la Lectura y la Memoria,
4. OFERTA
Estación de Cultura Digital, Estación de Juego)
CULTURAL
Extensión en otros espacios o instituciones
Programa emergente
9. Estrategias
De acuerdo con este modelo, cada espacio o proyecto cultural puede ser
enriquecido con programas, esquemas de relación, sistemas de nociones
clave, materiales y recursos simbólicos, con la intención de que resulte
enriquecedor para las poblaciones locales. También para favorecer que
estas poblaciones, usando estos recursos y de manera recíproca, enri-
quezcan sus proyectos con sus propias creaciones e iniciativas.
Este espacio está abierto a personas, familias, grupos, clubes, ensam-
bles artísticos previamente formados, colonias o comunidades escolares,
por ejemplo. Todas las edades son bienvenidas. La acción cultural ocurre
cuando personas y grupos habitan los espacios y hacen uso libre y auto-
conducido de los recursos. Algunos ejemplos de recursos son: espacios
abiertos para la convivencia, foros para presentaciones escenográficas y
debates, estaciones de lectura, memoria y ludotecas con acervos selec-
tos, aulas para la celebración de talleres de artes y oficios, espacios para
Gestores Mediadores
Asesores Enlaces
y cogestores culturales
ASESORES
ENLACES
GESTORES
coGESTORES
MEDIADORES
Son ellos los que llevan a la práctica el modelo, traducen sus conceptos
en acciones creativas, que extienden y promueven.
Identifican las necesidades de la comunidad y las traducen en meto-
dologías creativas. Facilitan el desarrollo de habilidades resilientes en
ámbitos sociales violentados. Acompañan a las comunidades a través de
la creatividad, la expresión, la escritura, la lectura, la aproximación al
arte, la escucha y la construcción de una cultura de paz.
Se toma el nombre de Estaciones para hacer una analogía del espacio don-
de llegan y salen los ferrocarriles; recordemos que el Centro Cultural del
fce en Apatzingán se sitúa en una antigua estación del ferrocarril, de ahí
se tomó la acepción de la estación para nombrar los distintos espacios.
A estos espacios llegan personas que experimentan y se enriquecen del
arte, la cultura y la educación, y al mismo tiempo salen a las plazas, a sus
casas, a las escuelas, interactúan con sus familiares, amigos, compañe-
ros, y así replican todas las vivencias creativas que experimentaron. La
creatividad es una forma de vivir la vida, de encontrar maneras distintas
de resolver, de mirar, de escuchar, de decir y de pensar.
ESTACIÓN DE LUDOTECA
AUDITORIO DE LA ESTACIÓN
4. Estaciones de
1. Estación de la 2. Estación de 3. Estación de
Lectura en Escuelas
Lectura y la Memoria la Primera Infancia Lectura Extramuros
de Educación Básica
6. Estación de 7. Estación de Talleres 8. Estación de
5. Estación de Juegos
Cultura Digital de Expresión Artística Usos Múltiples
Este primer módulo invita a conocer las nociones, los principios básicos y
el paradigma que enmarca el Modelo de gestión comunitario para una cul-
tura de paz del fce; también a pensar acerca de los conceptos de paz, pa-
labra, memoria, otredad y escucha, pues es importante que las reflexiones
y proyecciones se inscriban en un marco conceptual que les dé estructura,
imprima sentido a las acciones y abra un espacio para la reafirmación del
sentido de pertenencia y reconocimiento como grupo y comunidad.
Las nociones del otro, la escucha y la palabra son fundamentales, sobre
todo porque se tratan de herramientas conceptuales que refuerzan la con-
vivencia social y el ejercicio de la cultura de paz. Éstas ponen en acción
habilidades y prácticas como el debate, la charla, la conciencia del yo, los
otros y lo otro, el reconocimiento de lo diverso y la subjetividad, elemen-
tos clave en la construcción de una cultura de paz. Aquí es donde la litera-
tura y el arte, como puntos culminantes de las expresiones humanas, se
presentan como eje de la propuesta; por ello se recrean prácticas literarias
y artísticas que visualicen y fortifiquen dichas herramientas y habilidades.
Dos nociones atraviesan los temas de este módulo: proyección y pros-
pección. A la luz de los proyectos y los procesos resilientes, el pensa-
miento prospectivo, la esperanza, la capacidad de planear, trazar y pro-
poner un plan a futuro serán una constante del modelo; es decir, cómo se
visualiza y concibe el futuro a partir de los indicios del presente.
Temas:
ɁɁ Pertinencia institucional del modelo
ɁɁ La paz, la violencia, el otro y la escucha
Temas:
Temas:
ɁɁ Fomento a la lectura
• Lectura
• Mediación lectora
• Algunas prácticas para compartir la lectura
ɁɁ Creatividad
Los proyectos o espacios que adopten este modelo girarán en torno a los
siguientes conceptos clave, que se convertirán en puntos de referencia y
paradigmas en sí mismos y, por tanto, organizarán y darán sentido a las
acciones, a indicadores de logros, y coadyuvarán a transparentar las ac-
ciones, a rendir cuentas y a diseñar proyectos derivados.
Cultura de paz
Gestor cultural
Es la idea que cada persona (cada grupo, cada sociedad) tiene de sí mis-
ma cuando toma en cuenta sus raíces, experiencias, principios, rasgos
culturales del grupo de pertenencia, entorno y conocimiento, y cuando
también toma en cuenta sus aspiraciones, límites, proyectos, necesida-
des, oportunidades y potencias. Esta conciencia permite a las personas
(grupos, sociedades) configurar una imagen de sí y presentarse ante los
otros y ante el mundo como seres específicamente diversos.
En la medida en que una persona (grupo, sociedad) tenga una mejor y
más trabajada conciencia de sí, aumenta su capacidad para ver y escu-
char a los otros con respeto e interés auténtico por su diversidad. La
conciencia de sí permite entender que los otros son distintos de uno
mismo y que tienen los mismos derechos humanos.
La conciencia de sí se configura a través del diálogo interior y reflexi-
vo con uno mismo como ser en sí y como ser con otros y con la natura-
leza; del diálogo creativo e incluyente con otros y del diálogo estudioso y
crítico con lo otro (personas, grupos, conocimientos, naturaleza, len-
guas, culturas…)
La conciencia de sí responde a una relación entre la reflexión intros-
pectiva, la observación analítica del entorno y las huellas que quedan, en
la conciencia misma y el entorno de las propias acciones.
Es desde la conciencia de sí (personal, grupal, social…) que surgen los
proyectos autónomos, no heterónomos, autogestados y autoconducidos
(con asesorías y apoyos explícitamente solicitados).
ARTE
No hay una sola definición de arte, pues cada una de ellas va acompañada
con una época y un espacio particulares. Por ejemplo, no es lo mismo el
arte barroco o el medieval, que el arte moderno o el arte contemporáneo.
El arte siempre plantea preguntas, a veces filosóficas, y propone debates.
El artista se posiciona en su propia historia y crea un lenguaje único y
personal a través de una técnica.
CULTURA
MEMORIA
ESPACIO
MEDIACIÓN
DERECHOS HUMANOS
JUEGO
HABITAR
TEJIDO SOCIAL
VIDA CIUDADANA
ESCUCHA
OTREDAD
CREATIVIDAD
EXPRESIÓN
163
En la plaza se demolieron todos los muros y
bancas que obstaculizaban la visión hacia la calle
principal y viceversa. Se reforzó la vegetación
para darle sombra al lugar y al mobiliario
urbano y, así, permitir nuevas actividades.
164
165
Para involucrar a la comunidad, especialmente a
niños y jóvenes, se realizó un taller de elaboración
de autorretratos en azulejos. Éstos se pusieron
en el piso del basamento de una torre de
transmisiones en desuso, donde también se colocó
una fuente con un chorro de agua.
166
Para la intervención de estos dos espacios, se
restauró completa la antigua estación: estructura,
instalaciones y acabados. La idea fue contar con
espacios confortables y funcionales de acuerdo con
las nuevas actividades programadas.
167
Para el espacio de librería, oficinas y talleres, se
mantuvo la estructura del edificio de la estación
de tren de 1941; sólo hubo adecuaciones menores
en algunos espacios y la restauración de elementos
originales para apoyar la narrativa histórica
del lugar.
168
Con esta intervención se trató de dar una nueva
visión al entorno. Hubo adecuaciones funcionales
que dignificaron el lugar y propusieron nuevas
formas de identificación y sentido de pertenencia
hacia la comunidad de Apatzingán. Se potenció
lo que ya estaba y se le dio una vida y un carácter
cultural nuevos para atender las necesidades de
la población.
169
170
Durante tres días, estudiantes de la preparatoria
Adolfo Chávez participaron en el taller “Acción
poética” de Armando Alanís, fundador y
coordinador de este proyecto. La iniciativa fue
parte del programa “Presencia de escritores: una
saga”, que el fce lleva a cabo desde 2014 en las
escuelas de nivel medio superior de la ciudad
para promover la convivencia social pacífica.
Una semana antes de la presencia del escritor, los
estudiantes leyeron su libro de poesía Balacera,
para luego lanzarse a la pinta de bardas en las
que quedaron plasmadas frases como “Estamos a
nada de serlo todo” y “Más amor por favor”.
171
En la Estación de Lectura y la Memoria los
asistentes se reencuentran con ellos mismos;
revisitan su memoria, la de su grupo y la
memoria universal. El espacio está enriquecido
con un acervo diverso y abundante, con muebles
y distribuciones espaciales que favorecen tanto
la lectura personal, como el diálogo y el debate.
172
Se han recibido visitas de colaboradores
internacionales. Desde Argentina llegó la
especialista en lectura y primera infancia
María Emilia López, quien ofreció un curso a
los talleristas del centro cultural y a decenas de
docentes de educación básica de la región.
173
Además de una amplia selección de libros, el
Centro Cultural cuenta con juguetes para todas
las edades, dominós y memoramas de distintos
tipos (dominoteca, memorioteca), tableros para
juegos tradicionales, cajas con juegos de grupo en
los que interviene la memoria, el conocimiento y
la creatividad.
174
Comenzamos el programa “Una saga: escritores en
Apatzingán” viajando con escritores para visitar
escuelas y organizar talleres de escritura y charlas
para estudiantes de bachillerato. Ahí han estado
Julián Herbert, Eduardo Antonio Parra, Orfa
Alarcón, Antonio Ramos Revillas, Agustín Cadena,
César Silva, Jaime Mesa, Héctor Alvarado y
Armando Alanís, quien reprodujo la experiencia
175 de
“Acción Poética” con los jóvenes de la localidad.
176
Trabajamos con la premisa de que era importante
respetar lo que ya se había hecho en la zona;
a ello se le sumaron los talleres del fce: lectura y
escritura, autorretratos, cómics, juegos, música
tradicional y narración para niños, jóvenes
y adultos.
177
178
Un grupo, una sociedad que conoce y usa distintos
lenguajes artísticos, encuentra más posibilidades
para dialogar de manera asertiva. Al hacerlo,
cuenta con más recursos para construir un
“nosotros” capaz de compartir propuestas, dudas
o discrepancias. Los distintos lenguajes de las
artes también favorecen charlas y discusiones que
consideren la otredad y analicen los discursos
no como definiciones sino como aproximaciones
creativas al conocimiento.
179
180
Las propuestas que apelan a la cultura, la
educación y al arte para construir un mundo
en paz, parten del reconocimiento del individuo
y de los otros. Frecuentemente se valen de una
visión interdisciplinaria para hacer converger
las artes plásticas, la música, la danza, el
teatro y la literatura con logros y fundamentos
metodológicos.
181
182
Otra noción es la memoria: procurar que las
personas revisiten sus pasados, de manera
sistemática y frecuente, en busca de novedades
que puedan convertirse en insumos para
entretejer nuevos lazos sociales y diseñar mejores
futuros compartibles.
183
La palabra es la que nos construye como
individuos y como colectivo, la que da identidad a
un niño en su desarrollo como ser humano.
185
El juego es una actividad humana que,
idealmente, involucra un cuerpo libre, sano,
con agilidad, energía y vigor, y una mente
que ha construido recuerdos y conocimientos.
187
188 del taller “Dibujando mis sueños” con niñas y niños de Apatzingán.
Autorretratos
Autorretratos del taller “Dibujando mis sueños” con niñas y niños de Apatzingán. 189
Autorretratos
190 del taller “Dibujando mis sueños” con niñas y niños de Apatzingán.
Autorretratos del taller “Dibujando mis sueños” con niñas y niños de Apatzingán. 191
Al final de los cursos de verano, los niños hicieron un gran mural donde pintaron a un
cortador de limón en cuyo cuerpo representaron los lugares que más quieren: sus hogares,
el Centro Cultural, la iglesia, la escuela. Bautizaron al personaje como “El Señor Apatzingán”.
192
La librería ofrece un acervo de más de siete mil
títulos que incluye publicaciones de instituciones
regionales.
193
El modelo funciona tanto para abrir un centro
como el de Apatzingán como para orientar otras
iniciativas, sin importar sus dimensiones. Así, en
el corazón del subsuelo de la Ciudad de México, en
el pasaje del metro Zócalo-Pino Suárez, el fce y
la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México
abrieron una Estación de Lectura y librería. Ésta
se especializa en niños y jóvenes y tiene más de
seiscientos títulos y alrededor de 12 mil ejemplares
en una superficie de sólo 60 metros cuadrados.
Ahí es posible leer gratuitamente, participar en
talleres y lecturas en voz alta y comprar libros.
194
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REFERENCIAS 199
Cultura de paz, palabra y memoria t Un modelo de gestión cultural comunitario
En 2013 el Fondo de Cultura Económica emprendió la tarea de
desarrollar un centro cultural en Apatzingán de la Constitu- Cultura de paz,
palabra y memoria
ción, corazón de la Tierra Caliente michoacana. Los pilares del
modelo de acción que surgió a partir de esta experiencia y que
ahora ponemos a disposición de los lectores son: una estrecha
colaboración de los tres órdenes de gobierno (el municipal, el t
estatal y el federal); una intensa participación de la comunidad,
bajo el convencimiento y el compromiso de refundar juntos Un modelo de gestión cultural comunitario
una nueva forma de comunidades e instituciones; y, tercero, el
desarrollo de una cultura de paz, donde se cumplen los dere-
chos humanos para todos y hay condiciones para imaginar y
operar proyectos compartidos.
ISBN 978-607-16-5808-1
9 786071 658081
www.fondodeculturaeconomica.com