Vous êtes sur la page 1sur 6

7-10-2018 Informe de Alonzo Brá

La Planificación en el campo Educativo,


algunas de sus condiciones de producción.

Alumnas: Barales Gabriela;Landaburu Karen


MATERIA: PLANEAMIENTO Y EVALUACIÓN DE LA EDUCACIÓN

Equipo docente:

Prof. Titular colaboradora del Dpto. de Pol y


Gestión: Dra. Lucía B. García Prof.

Titular: Mgter. Ma. Cecilia Di Marco JTP Lic. Ma.


Laura Bianchini
Pensar la Planificación
En argentina, vale considerar la reciente creación en el Ministerio de la Nación de la
Subsecretaría de Planeamiento Educativo (2007) en el marco de una reconfiguración
de los ámbitos planificadores nacionales de una nueva dependencia nacional de
Planificación Federal, creada en 2003.
Este nuevo carácter que toma el planificador, podría considerarse contracara del período
anterior de reformas y ajustes.
Esta tradición planificadora, iniciada en la primera mitad del siglo pasado, con los
planes quinquenales peronistas, y desarrollada regionalmente una década después, a
partir del impulso desarrollista, en el marco de la Alianza para el Progreso y la presencia
de organismos regionales como la CEPAL (Comisión Económica para América Latina),
responde a lo que se caracteriza como una articulación político-administrativa
burocrática, tanto del aparato estatal en general, como del aparato educativo en
particular.(Alonso Brá, 2008).
Es sobre estas nuevas lógicas y sentidos que se lanzan las políticas reformistas de los
años 90, construyendo un nuevo escenario estatal, orientado por sentidos muy opuestos
como por ejemplo flexibilidad, diversificación entre otros.
La crisis de 2002 conllevo cambios importantes. Entre otras cuestiones, un clima
favorable respecto de “restaurar” aquello perdido por el neoliberalismo. Aunque
previamente sobre fines de los años 90, internacionalmente ya estaba presente la
controversia sobre el período “de ajustes” y una nueva valoración positiva del Estado y
de formas “burocráticas” previas. Entre ellas, su capacidad de intervención, regulación,
previsión, etc. respecto de la concreción de proyectos de desarrollo. Es así que también
en el campo educativo la planificación se presenta como una inquietud intelectual y
profesional vigente.
Planificación, Estado y Políticas públicas
La planificación guarda relación con el estudio de lo estatal, una modalidad particular
de intervención político-administrativa que supone la necesidad de un sujeto específico
(que la lleva adelante). El planificador, una figura que no se ajusta exactamente a los
parámetros previos ni de representante político, ni de funcionario administrador. Más
bien se configura a partir de la relación de ambos como sujeto técnico-político.
Este tipo de figuras aparecen según el autor a partir de las primeras décadas del siglo
XX, con protagonismo en las instituciones estatales, particularmente de la crisis del 29
en adelante, con sociedades que requerían gobiernos capaces de administrar “la cuestión
social”.
Sin embargo, en términos conceptuales, la noción de planificación conlleva cierta
especificación respecto de las nociones de Estado, política pública y aparato
estatal, una forma particular de construcción de política que es posible delimitar en el
tiempo y en el espacio. Las nociones previas de Estado y política, en cambio, parecen
suponer una referencia más permanente en el tiempo con el período capitalista, más
allá de sus diferentes ciclos, etapas y diversidad de formas que adopta.
Esta manera particular de construcción de políticas, tal como consideramos aquí a la
planificación, tiene como característica, como destino de las sociedades modernas, en
cuyo centro está la dimensión económica de lo social, es decir la planificación
centralizada de la economía como las primeras formas de Estado de bienestar en el
capitalismo.
Esta emergencia de lo económico, supone una ruptura respecto de la centralidad que
hasta entonces tenía el campo jurídico para los asuntos de Estado.
La planificación entre lo Técnico y lo Político
Así es como aparecerá en el aparato estatal, y de la mano de la planificación, la figura
del “experto”: aquel sujeto portador de un conocimiento específico capaz de producir a
través de él una nueva ingeniería social.
Esta nuevo predominio del saber económico, se torna valiosa para un nuevo gobernar,
es un saber configurado en la racionalidad técnica, propiamente instrumental. Que se
despliega en el estudio y análisis de variables macroeconómicas.
Por lo tanto, la planificación es una actividad estatal que está sostenida en supuestos
tales como medios-fines. Así, este nuevo sentido realmente de lo técnico, supone la
posibilidad de ejercer un control La tecnología como expresión acabada de las
sociedades industriales
En este universo es que surge el planificador. En definitiva, se presenta como el
agente estatal que, gracias a su experticia es capaz de transformar un proyecto político
en realidad.
La Planificación en Educación
Para el campo educativo, el desarrollo de la planificación con todas las características
mencionadas expone el conjunto de supuestos, concepciones y controversias respecto de
la relación educación -desarrollo Es decir, una concepción donde la mejora (social o
educativa) siempre parte de este plano económico o sea, desde esta perspectiva, el
crecimiento económico conlleva necesariamente la modernización cultural.
En cualquier caso, para el campo educativo la planificación se presenta como una
intervención político administrativa, donde su definición/diseño “racional”, propiamente
técnico desde el conocimiento especializado, es determinante; y donde aquel otro plano
de la dinámica político-social efectiva queda relativamente relegado, desdibujado (De
Mattos, 1987).
Históricamente, las primeras estructuras de planificación educativa guardaban un papel
subsidiario respecto de la planificación económica, la modalidad preponderante de
planificación.
Ejercicios de tratamiento de datos cuantitativos, estadísticos, sobre la disponibilidad de
técnicos y profesionales en diferentes áreas, constituyen la modalidad inaugural de
planificación educativa (Fernández Lamarra, 2006).
Es decir, lo educativo es un medio o insumo para el desarrollo económico para una
“calificación especializada”, posibilitando una producción industrial de subsectores más
complejos y avanza en los años 60, postula una correlación positiva entre calificación y
productividad/ rentabilidad, considerando a la primera, entonces, en términos de un
capital “intangible”. Por lo tanto, desde este tipo de perspectivas, dada la calificación
del personal en determinados procesos de producción, es posible establecer una tasa de
retorno (la incidencia de esa calificación como cualquier otro capital en juego), respecto
de la rentabilidad obtenida.
En resumen, la centralidad de la racionalidad técnica de la dimensión económica, y de
una lógica de progreso social, serán rasgos adicionales de la planificación que se
expresarán en la planificación educativa en sus principales características: - Sujeta a
favorecer el desarrollo económico (como motor del desarrollo social), a través de la
formación de Recursos Humanos (RRHH), respecto de una especialización técnica de la
producción que requiere profesionales en estas áreas.
La planificación en el universo post- burocrático
Las áreas de planeamiento y de planeamiento educativo son propias de un patrón de
regulación burocrático del aparato estatal. Suponen una actividad planificadora
concentrada en un área específica de la estructura.
Esas oficinas definen y regulan de forma normativa a través de los planes, sus
programaciones y diversos documentos Las áreas de planeamiento en las estructuras
educativas mantuvieron vigencia aún después de los procesos de ajuste y Reforma de
los años 90, bajo la nueva regulación post-burocrática. Esto ocurrió porque
las jurisdicciones continuaron la responsabilidad respecto al funcionamiento de las
escuelas.
En términos nacionales, en cambio, con el proceso reformista, la planificación educativa
desapareció (como en cualquier otro ámbito de gestión pública) porque, en sentido
estricto, perdió su razón de ser. El ajuste estructural de las políticas neoliberales nunca
supuso una mejora sobre una situación pre-existente, sino una transformación radical-
del Estado, de su naturaleza, de su rol, del sentido de la educación pública, etc., en
concordancia con los cambios producidos a nivel global, particularmente en términos
económicos.
En esta estructura reformista, se produce una activa construcción post-burocrática de lo
estatal que sigue lineamientos inversos a los que caracterizan un escenario burocrático:
la descentralización del sistema, una organización centrifugada hacia las instituciones
escolares y un conjunto de intervenciones de política específicas, particulares o
focalizadas, en términos de tiempos, beneficiarios, contenidos y financiamiento. Una
discontinuidad propia que dejaba sin sentido la naturaleza de una intervención político-
administrativa planificada; es decir, universal.
De alguna manera, estas nuevas formas de planificación, consideradas de aquí en más
en nuevos términos de planeamiento, incorporan todas las críticas que se habían
acumulado respecto de su carácter rígido, autoritario, que habitaba lo político a partir
de enfatizar lo técnico, etc., pero con la finalidad de establecer una nueva normalidad de
gestión, asimilable a la nueva gerencia (empresarial). Así el planeamiento sólo podrá
permanecer como dimensión de la gestión y por lo tanto ser variable, flexible,
desarrollado desde unidades pequeñas y no específicas y con alcances (de previsión)
mucho más acotados en el tiempo y los destinatarios.
En años más recientes, se abre una nueva etapa con gestos evidentes de las políticas
nacionales respecto una recuperación del aparato y las instituciones estatales puestas
fuertemente en cuestión (y reconfiguradas totalmente) en el período neoliberal previo.
Es decir, esta nueva etapa puede considerarse caracterizada por la “recuperación” de
aspectos burocráticos –en el sentido weberiano– (en general, como tendencia común de
los gobiernos “progresistas” de la región) con nuevas creaciones institucionales en esta
dirección. Así, en Argentina, para este período, fue creada formalmente un área de
planificación educativa a nivel nacional, agregando ámbitos de sistematización de
información hasta entonces directamente ligados a las nuevas prácticas de evaluación
que se introdujeron con las políticas reformistas.
Esta re-emergencia de la planificación en la política nacional se produce combinando
de forma variable aquel sentido burocrático original de la planificación con las nuevas
formas de regulación sobre ámbitos, contenidos, sujetos, lógicas y espacios educativos
profundamente diversos. Tendencias todas del proceso reformista de los años 90, en
tanto proceso activo de “desburocratización” del sistema educativo propio de esas
tendencias neoliberales de la época.
Bibliografía:

ALONSO BRÁ, M. “La planificación en el campo educativo. Algunas de sus condiciones de


producción”. En Revista Ciencia, Cultura y Sociedad. Vol. 3. Nº 1 enero-junio 2015 (p.p. 16 -26).

Vous aimerez peut-être aussi