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En los últimos años, empezaron a presentarse con frecuencia en la clínica conductas autolesivas voluntarias.
Se encierra en el baño y dice: pienso en cortarme y me da placer: conductas que articulan un tipo de
masoquismo. Placer y dolor se ligan
Cuando se enojan se lastiman (cortes en las piernas, manos, pellejitos de los dedos): déficit en la
disponibilidad de recursos psíquicos de mayor nivel de complejidad para hacer frente al conflicto y a la
angustia. La agresión contra el objeto se vuelve al sujeto Vuelta a la persona propia: el masoquismo es
un sadismo vuelto hacia el yo, donde hay un cambio de vía del objeto, manteniéndose inalterada la meta
Forma de aliviar el dolor/cortes en lugar de llorar: Ante la imposibilidad de tolerar los propios afectos, en
especial la tristeza, el dolor físico es utilizado, en estos casos, para aliviar o anestesiar el sufrimiento
psíquico. Cuando el cuerpo es lastimado libera endorfinas que producen una anestesia al dolor.
Se dibuja y dibuja el ambiente: esta destinado a limitar un espacio. El juicio de existencia está soldado a
las sensaciones de placer/dolor, una relación que se mantiene aún, cuando el psiquismo se torna
complejo, trabajan no solo como receptores somáticos, sino también de significaciones. Si algo
produce dolor/placer, entonces existe; pero junto a ese sentido de realidad, persistirá siempre la
tendencia de hacer depender de que algo sea real a partir de la cualidad de placer/displacer que genere
El elemento común de todos los casos, es que lo que debió ser sentido y pensado, escapa de la simbolización
y se convierte en una acción; existe una falla o un fracaso en la mentalización. Mentalización: proceso por
medio del cual las excitaciones somáticas, motrices o interpersonales sufren una modificación cualitativa que
las transforma en contenidos mentales dentro de una matriz humana intersubjetiva.
Muchos autores ubican la raíz de estos fracasos en el vínculo madre-hijo: insuficiente empatía de la madre,
que no le permite decodificar las sensaciones y desarrollos de afecto del bebé; los cuales no son cualificados.
Solo quedará abierta la vía de la descarga a través de la movilidad.
¿Por qué son en la piel? Por identificación con la madre, el sujeto adquiere la capacidad de ejercer sobre si el
cuidado amoroso de la superficie de su cuerpo. Por lo contrario, los jóvenes que se lastiman, no buscan alivio
en el contacto con otros, sino que evitan el sufrimiento emocional a través del dolor físico, un recurso que a la
larga fracasa.
Capitalismo tardío: los adolescentes se apropian de dichas prácticas como objetos de consumo. La oferta que
proviene de la cultura de pertenencia se combina con dos características propias de la adolescencia:
Existen pulsiones de dos clases: eróticas y de destrucción. Cada una de estas es tan indispensable como la
otra.
La cohesión de una comunidad depende de dos elementos: la compulsión de violencia, cuya satisfacción se
facilitaría por su entrelazamiento con aspiraciones eróticas e ideales, y las ligazones de sentimiento entre los
sujetos que la componen (identificaciones) Articulación de pulsión de vida/muerte a nivel social.
Cuando se instala en la cultura exigencias desmedidas par sus miembros, lo que lleva a la represión y/o
sublimación en aras de anhelos y pretensiones sociales, se incrementa la angustia, lo que perturba la
capacidad de goce, disminuye el deseo lo que lleva a la violencia y al desamparo
El duelo/melancolía, trae consecuencias en la vida anímica del sujeto: A partir del duelo, el sujeto logra
desprenderse de lazos amorosos que invisten al objeto amado, luego el yo vuelve otra vez a ser libre y
desinhibido. Pero antes de que esto ocurra, el sujeto intenta por varios caminos desasir los vínculos estrechos
que en otro momento lo ligaron con el objeto ya que fueron todos puntos de anclaje que brindaron al sujeto
cierto reconocimiento de su ser, un lugar de amor y sostén para el S deseante, en tanto el deseo del hombre
se constituye a partir de un deseo de otro.
Lo que queda explicitado en el duelo, es la posibilidad de la propia muerte. Sólo hay proceso de duelo si esta
pérdida arrastra un pedazo del sujeto. Por eso es común que luego de una pérdida, el S sienta que se ha
perdido el sentido de la vida, que es nada En orden simbólico se trastoca y es en referencia a la imagen del
quien partió desde donde el S se anuda. Ya no se enuncian preguntas por lo que perdió sino que se hace
frente a lo real de la pérdida con la certeza misma que fue el S mismo quien se perdió y como consecuencia, el
sentido de la vida
Con las dificultades de nombrar, de recurrir a la palabra y recubrir la ausencia, en las melancolizaciones se
afirma el ser en la negación de su existencia, quedando al borde del acto (con riesgo de la propia vida). El
mejor de los casos, es el acting out, que está dirigido al Otro, que se despliega en el marco de la transferencia
y supone una demanda de amor. En el pasaje al acto, en cambio el sujeto sale de la escena y rompe la relación
del nudo borromeo de tres, al no existir o estar debilitado el cuarto registro, el sinthome, que anudaría los
registros del nudo de tres desanudado (el sinthome esta en el lugar donde el nudo falla; es también el nombre
del padre)
(Si una psicosis se caracteriza por una desorganización del pensar por un déficit del registro de lo simbólico, el
déficit del Registro de lo Simbólico puede estar parcialmente compensado por una formación substitutiva,
aunque algo precaria; ésta es precisamente lo que se llama sinthome. Suele ser una conducta estereotipada o
una actividad que le permite a la personalidad psicótica tener algún 'anclaje' con la realidad, una adaptación
conductual a la realidad.) NO ES DEL TEXTO DE BARRIONUEVO, ES PARA ENTENDER
Cuando el cuarto nudo se encuentra frágil o débil, para sostener la cohesión del nudo de tres, puede buscarse
una supuesta salida: a través del acto, como salida al mundo simbólico y como cultivo puro de pulsión de
muerte, la agresión puede manifestarse en violencia hacia la propia persona.
La impulsión o la tendencia a pasar al acto, es el recurso más utilizado cuando, a pesar de que el sujeto habite
el lenguaje, no puede apelar a este cuando el afecto es de intensidad desbordante y hace imposible al
pensamiento psíquico. Se puede decir que la función de la palabra tiene debilidad o fallas, no alcanzando a
impedir que el sujeto quede a merced del goce del Otro.
El acto se perfila un sujeto con un goce silencioso, apartado de la palabra, en un apelar a un acto con el cual el
sujeto supone poder ponerse a salvo de la castración.
Es la función Paterna la que permite poner fin al goce Materno y es la que permite instaurar los procesos
intelectuales superiores. Este pasaje de la madre al padre, puede ser entendido como transmutación de goce:
del goce primero, mitificable, del ser; a un goce fálico, enlazado con la palabra, el significante. Cuando en esta
transmutación se producen fallas, es posible ubicar vacilaciones o aún fracasos en la reconstrucción del
fantasma (trabajo de la adolescencia). La presentificación de un goce arcaico es fuente de impulsiones y
formas de acting out y de pasaje al acto.
Con respecto a la frustración: se produce una acentuación del narcisismo en el relevo de la respuesta fálica. Y
en tanto la frustración no encuentra caminos de dialectización en el Otro social, con ausencia de la metáfora
y con parálisis en el pensar, la actuación es marca de la desmentida, y conjuntamente con la desestimación de
los peligros que puede llegar a afrontar. Mientras que en otros, la marca de la aceptación de la inexistencia de
una salida se orienta hacia la resignación o se cae en el defallecimiento, con abandono de la propia persona
Parte 3 – Juventud
Juventud tiempo lógico que se extiende desde el momento en el cual el sujeto se desprende de lo
endogámico, que lo familiar le provee como espacio protector y se enfrenta a las exigencias de un mundo
complejo, sin la seguridad que provee, en lo esperable o en términos de normalidad, del ámbito familiar.
Podría ser considerada expresión del trabajo psíquico supuesto en la salida exogámica de un sujeto que se
inserta en la dinámica de las relaciones sexuales y económicas que caracterizan al momento histórico-
socio-cultural en el cual se encuentra viviendo, con el “hallazgo de objeto”, partenaire o compañero
sexual y la construcción de proyectos: en lo laboral o profesional y en lo referido a la posibilidad de la
propia maternidad o paternidad. El sujeto es capaz de hacerse cargo del propio deseo, identificándose
con proyectos propios que tienen un grado de realización o concreción diferente al de aquellos del tiempo
de la niñez o adol marcados por la ilusión de omnipotencia narcisística.
Ser joven posee hoy un alto valor social y positivo, tanto o más como en otros momentos lo tuviera la
experiencia de la adultez o la sabiduría de la vejez.
Freud reserva la expresión juventud para referirse a una fase evolutiva en la cual el sujeto enfrenta la
aventura de ir desprendiéndose del ámbito intermedio entre lo endogámico y lo exogámico, como en
procura de definir un camino propio para el futuro.
El joven debe enfrentar la preparación y construcción de un proyecto de vida propio.
Al adentrarse en las condiciones de vida que presenta la sociedad en la que vive, se plantea para el joven
un conflicto entre exigencias en relación al futuro por parte de las generaciones que le preceden y la
pretensión adol de vivir plenamente el presente, de lo cual derivará una salida propia en cada quien.
Los jóvenes tienen ideas, proyectos, propuestas, lo cual implica que pretenden hacerse escuchar y no solo
obedecer a los “mandatos” por principio de autoridad, y esto implica un trabajo psíquico a enfrentar. En
tanto el sujeto se encuentra atravesado por lo histórico-socio-cultural que lo determina a través de
procesos identificatorios que supone construir y asumir un proyecto propio plantea doble trabajo:
desasirse del deseo del otro que manifiesta respecto de qué sería lo mejor para él y enfrentar una
realidad del mercado o sistema productivo con escasas posibilidades para la juventud y para un mayor
número de desempleados o despedidos.
Un capitalismo salvaje impone el mandato de consumir porque “todos pueden”, porque el goce
supuestamente es para todos, produce sus propios excluidos, exige marginación y desocupación, siendo
los jóvenes la franja etárea más vulnerable a la violencia que ello supone.
Los procesos identificatorios que unieron al sujeto con los padres de la infancia y de la adol no
desaparecen, sino que forman parte constitutiva del carácter.
La construcción de un lugar propio como sujeto, ser, ya no como sinónimo de “hijo”, tiene relación directa
con la posibilidad de “pensar”, como síntesis de lo personal y lo social, esencial en la posibilidad de toma
de decisiones, en lo referente a la elaboración de un proyecto de vida. Es en relación con este trabajo de
toma de decisiones que se plantea un doble proceso de duelo:
- En cuanto al lugar propio del padre, cuya caída fue desmentida y ahora queda nuevamente
cuestionada cuando en su búsqueda de un espacio propio en el aparato productivo de la sociedad, el
joven entrevé la posibilidad de equipararse o superar a quien fuera “rey” inalcanzable.
- Al definirse por una dirección, otros caminos quedan desechados o secundarios, lo que equivale a
hacer el duelo por el reinado del mundo de fantasía que garantizada la ilusión de la propia
omnipotencia narcisística.
Para Freud el “hombre joven” debe aprender a reprimir el exceso de egoísmo infantil para lograr la inclusión
en la sociedad tan exigente.
La construcción de un proyecto de vida se realiza en un terreno de muertes, propias y ajenas, en una
encrucijada angustiante ante lo irreductible de lo real representado por el futuro, debiéndose afrontar la
tarea de destitución de viejas identificaciones, como proceso de desidentificación, y consolidación de nuevas
identificaciones, en procura de una posición propia o personal, destacándose que además del duelo se debe
considerar la fuerza, entusiasmo y disposición hacia el cambio que los jóvenes ponen en la tarea.
La construcción de proyectos en la vida de un sujeto está en relación directa con la solidez de su posición
subjetiva en tanto el proyecto es un escenario del fantasma.
Carácter
El carácter es la forma en que un sujeto adquiere expresión en el yo la relación entre los sistemas yo-ello-syo
como producto de identificaciones que marcaron la historia de la constitución subjetiva con formaciones
reactivas y sublimación. Hace al sujeto reconocible a través de sus manifestaciones que le dan un “sello”
diferenciable. Se expresaría en el modo peculiar de ser.
Para Freud el carácter está construido con el material de las excitaciones sexuales y se compone de pulsiones
fijadas desde la infancia, de otras adquiridas por sublimación y de construcciones destinadas a sofrenar unas
mociones perversas. Le otorga importancia a los procesos identificatorios y a las formaciones reactivas en la
formación del carácter, identificaciones con figuras significativas de distintos momentos de la vida y también
aquellas que se produjeron en vínculos que se rompieron o se disolvieron, pero dejaron su marca.
La sublimación es un componente del carácter que adquiere especial dimensión en la juventud en cuanto a la
elección de actividades laborales, artísticas y científicas
Pulsión
Concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático, como un representante psíquico de los estímulos que
provienen del interior del cuerpo y alcanzan el alma como una medida de la exigencia de trabajo que es
impuesta a lo anímico a consecuencia de su trabazón con lo corporal. Al principio actúan independientemente
y luego se reúnen. Está compuesta por 4 elementos: esfuerzo/empuje, meta/fin, objeto y fuente.
Freud sostiene que los síntomas se apoyan en la energía de la pulsión sexual. Son parciales en tanto no
pueden alcanzar la meta o finalidad de la sexualidad, logran la satisfacción con la supresión del estímulo en la
fuente pulsional. La meta es el placer de órgano. El objeto es lo más variable, puede ser del cuerpo o externo.
A su vez, la pulsión tiene 4 posibles destinos: trastorno hacia lo contrario, vuelta sobre la propia persona,
represión y sublimación.
La sublimación es el proceso que atañe a la libido de objeto y que consiste en que la pulsión se orienta hacia
otra meta, distante de la satisfacción sexual originaria. Esto se da sin represión.
Para Lacan el objeto pulsional no alcanza para lograr la satisfacción, no se puede concretar el fin pulsional en
tanto la pulsión es parcial, por eso su carácter incompleto.
Sublimación
Es el proceso para explicar ciertas actividades humanas que aparentemente no guardan relación con la
sexualidad, pero que hallarían su energía en la fuerza de la pulsión sexual, principalmente la actividad artística
y la investigación intelectual.
Es un proceso icc por el cual la pulsión se sublima en la medida en que es derivada hacia un nuevo fin, no
sexual sin perder su intensidad y apunta hacia objetos socialmente valorados.
El impulso creador, el interés por el arte y por la investigación, tienen su motor en lo sexual.
La satisfacción que se obtiene por sublimación no deja de ser sexual porque se convierta en una satisfacción
socialmente valorada.
Para Lacan, el obstáculo que encuentra el ppio de placer, marcaria que hay algo de lo real puesto en juego en
tanto enlace de la satisfacción y lo real, la sublimación es goce. La sublimación implicaría reemplazo de un
goce no conveniente, de un goce parasitario, por otro goce posible vía emergencia de deseo.
Para Lacan, lo que cambiaría no es el objeto sino su posición en la estructura del fantasma. Cambia la
naturaleza del objeto al que la pulsión se dirigía, un “cambio de objeto en sí”, lo cual sería posible porque la
pulsión estaría ya antes “profundamente marcada por la articulación del significante”.
Sinthome
El cuarto anillo garantiza la cohesión del nudo Borromeo de los tres registros de la experiencia. Si uno de ellos
se desprende, en el acto se deshace el nudo.
Además del registro real propiamente dicho, lo real está presente en cada uno de los registros como núcleo.
En el centro se ubica el objeto a, que es sobre lo que el fantasma escribe dese lo real, lo simbólico y lo
imaginario y sirve de respuesta al interrogante acerca del deseo del Otro.
La psiquiatría considera que las conductas suicidas pueden acompañar a muchos trastornos emocionales
como la depresión, la esquizofrenia y el trastorno bipolar. Ocurren como respuesta a una situación que la
persona ve como abrumadora (aislamiento social, muerte de un ser querido, trauma emocional,
enfermedades físicas graves, envejecimiento, desempleo, problemas económicos, sentimiento de culpa y
dependencia a drogas/alcohol)
Los métodos de intento de suicidio varían desde envenenamiento y sobredosis hasta dispararse a sí mismo
con un arma o ahorcarse, etc.
El incremento de suicidios en niños y adol advierten sobre el “efecto contagio” que se produce entre los más
vulnerables.
Se considera una clasificación de los suicidios:
- El suicidio propiamente dicho o completo, que termina con la muerte.
- El intento suicida, que es acto con daño físico, pero sin muerte.
- Las ideas suicidas, que expresan pérdida del deseo de vivir, pero que no llevan a daño concreto.
El psa vincula el suicidio de los adol a los traumas que encuentran en la vida y que tanto la familia como la
escuela, que se vuelve sustituto de aquella, no puede ayudar a superar a través de la labor de contención para
que el sujeto pueda disfrutar de la vida que solo se puede “soportar”.
Para el enigma del suicidio Freud destaca que la energía psíquica para matarse derivaría del deseo de matar a
alguien con quien se ha identificado, volviendo hacia sí dicho deseo de muerte.
Después de que la parte principal del sadismo primordial fue trasladad afuera, sobre los objetos, en el interior
permanece como residuo el masoquismo erógeno. El sadismo bajo ciertas condiciones puede ser introyectado
de nuevo como masoquismo secundario que viene a añadirse al originario, dando nuevas fuerzas a la pulsión
de muerte que puede volver contra la propia persona en el intento de suicidio o en patologías del acto
diversas.
Menninger sostiene que en la idea de suicidio se encuentran:
- El deseo de la muerte propia: busca reposo, el alivio de tensiones y la satisfacción del deseo de ser
pasivo.
- El deseo de matar: se expresa como idea de que en el deseo de matarse subyace la intención de
matar a otro.
- El deseo de ser matado: búsqueda de un castigo que se debe sufrir o que uno mismo se infringe.
Alude al masoquismo y a la culpabilidad icc, con el accionar del sadismo del syo.
Este autor también sostiene que además de la agresión o violencia que se vuelve contra la propia persona,
hay un deseo de promover cambios en los sentimientos de los otros, que la muerte del suicida los afecte.
Nasim Yampey propone 3 etapas en el proceso clínico del suicidio:
- De consideración: la autoeliminación como única posibilidad para resolver problemas
- De ambivalencia: momento de indecisión. De san en esta etapa algunas señales/avisos de la intención
de llevar a cabo el intento
- De decisión: momento en el que el sujeto define llevar a cabo el acto suicida. Se manifiestan cambios
bruscos de actitud.
Este autor también enumera sistemas de fantasías icc que se manifiestan como deseos ante la muerte: deseo
de venganza, de castigo, de conmover al otro, de renacer, de liberación, de autoaniquilación, etc.
Afirma que en los actos suicidas se observa una doble identificación: con el victimario y con la víctima. Y
también dos modalidades de búsqueda de muerte: dejarse morir o hacerse matar (forma pasiva) y matarse
tomando el “rol del asesino” (forma activa)
Edgardo Rolla sostiene que en el suicidio hay un juego permanente de elementos como esperanza,
desesperanza, desesperación, sentimiento de incompetencia. En los casos de suicidio frustrados, sería posible
pensarlos como desesperados llamados de ayuda o de auxilio.
Existen 3 tipos de intentos de suicidio que llegan como urgencias subjetivas:
- En algunos casos, con cuota de dramatismo e impacto estético, se puede considerar la existencia de
un llamado al Otro.
- Hay otros intentos que tienen su base en la desesperanza o desilusión, pudiendo pensarse en estos
una dificultad en el procesamiento de un luego o una melancolía de base.
- Ante intenso pánico y sin palabras, como un estado afectivo que desmantela toda posibilidad de
pensar y mantener algo de la esperanza.
Desde el saber consciente, todos aceptamos la posibilidad de la muerte propia, pero hay renuencia a
reconocer que puede ocurrir, estamos en el terreno de la desmentida.
La angustia de muerte derivaría de sentimientos o ccc de culpa como reacción ante impulsos hostiles que
guardamos en nuestro interior para con personas amadas, siendo el castigo temido la pérdida del amor y la
soledad consecuente.
El acto suicida es definido como aquel en que se pretende quitar la vida propia guiado por un deseo de
muerte. Implica tener una ideación suicida, un plan y las herramientas para llevarlo a cabo.
El acto se sitúa por fuera de la dimensión del lenguaje. La angustia no puede ser tramitada por vía del síntoma
o procesada por el pensar.
Lacan ubica al acto lindante con la angustia, en tanto habría cierto intento de tramitación de la misma por
medio de la acción.
Modalidades del acto como recursos contra la angustia:
- Acting out: exigir una respuesta faltante o diferente a la otorgada, derivaría de las dificultades del
analista en cuento a su posición. Supone el establecimiento de cierto nivel de transferencia. Es un
mensaje simbólico dirigido al gran Otro. El caso de Dora de abandonar el tratamiento lo define Freud
como un acto de venganza y de satisfacción al mismo tiempo de dañarse a sí misma. Repitió en lo
transferencial un núcleo de recuerdos y fantasías en lugar de reproducirlo verbalmente en el espacio
de la sesión.
- Pasaje al acto: movimiento de salida de la escena suponiendo el sujeto que no hay Otro que lo
sostenga en su angustia. Intento de salida de la red simbólica hacia lo real. Es una huida respecto del
Otro. El sujeto intenta librarse de los efectos del significante y lo logra con su muerte. Se ubica del
lado de lo irrecuperable/irreversible, ya que habría traspaso al encuentro de lo real. En el caso de la
joven homosexual, el intento de suicidio es un pasaje al acto, ante la mirada de enojo del padre, actúa
el rechazo y la expulsión en ese salirse violentamente de escena arrojándose a las vías del tren.
La muerte propia es muerte de Otro, porque lo que se propone terminar a través del acto es con la palabra
que provoca angustia o desesperación o deja al sujeto en la más devastadora desolación. En el pasaje al acto
suicida habría desestimación de la red simbólica a través de la acción, desprendiéndose del lazo social,
quedando el sujeto como puro objeto, cayendo como objeto a, como resto.
La problemática de hoy en día es que el consumo se da en edades cada vez más tempranas y la aparición de
nuevas sustancias en el mercado.
La droga es la que hace al adicto un sujeto, el consumo reiterado lo convierte en adicto, remarcándose el
poder de la droga que llega a ser considerado incontrolable. Droga sujeto (drogadicto)
Para el psa la relación se invierte: es el sujeto quien construye a la droga como tal, le otorga valor, le da
estatuto o lugar a determinada sustancia que se constituye en droga para sí, pero puede no ser droga para
otros. Sujeto droga
Freud inicio sus estudios sobre las adicciones con trabajos sobre la cocaína.
Plantea que la masturbación es el único gran hábito que cabe designar “adicción primordial” y las otras
adicciones solo cobran vida como sustitutos y relevos de aquella (el alcoholismo, morfismo, tabaquismo, etc).
Lo peligroso es que se sostenga cierto prototipo psíquico por el cual se mantiene la ilusión de que no habría
necesidad de modificar el mundo exterior para satisfacer exigencias pulsionales.
En la drogadicción habría desmentida de la castración. Lacan afirma que la castración quiere decir que el goce
debe ser rechazado para que pueda ser alcanzado en la escala invertida de la Ley del deseo, quedaría el
drogadicto aferrado a un goce imposible, sin poder realizar el pasaje de lo pulsional a lo deseante. Quedaría la
adicción como sustituto de la masturbación en la cual hay goce con lo que la pulsión reclama del goce
perdido.
Freud define a los tóxicos como “quitapenas” que permitirían esquivar los límites que la realidad impone al
sujeto, refugiándose en un mundo que ofrecería mejores condiciones de sensación. Hay una pretensión del
reencuentro de un estado mítico, de fusión con el otro materno, proveedor incondicional de alimento y dador
de alivio y protección. En las adicciones se mantendría vivo el anhelo y la sustancia intoxicante vendría al
punto de sostener la ilusión de que aquel encuentro sería posible.
Para Freud, el adicto se mantiene en esa posición para oponerse a reconocer la perdida, apelando a una
cancelación toxica al problema de la castración.
En la drogadicción, el intento es fugar, vía acto de inyectarse o de beber, de ese duelo inacabado para el cual
no se cuenta otra salida. El drogadicto desde el psa, se designa a un sujeto que ha entablado cierto lazo con
una sustancia y él mismo supone que por proclamarse de tal manera, los demás podrían construir atributos
relativos a su ser. El definirse como tal lo ubica en identificación, en cierto lugar de no falta y la droga
facilitaría poder sortear el problema de reconocer las diferencias.
Para Lacan, el fumador supone que con hacer humor los otros podrán deducir los atributos relativos a su ser o
intenciones propias sin necesidad de recurrir a la palabra.
Desde el psa es posible afirmar que la drogadicción se encontraría en la dimensión de las patologías del acto.
En la adicción a las drogas, el duelo o la angustia son evitados siendo el anularlos con sustancias diversas la
maniobra a la cual el sujeto recurre ante la imposibilidad de su procesamiento psíquico, ante la desesperanza
o la desesperación para las cuales no se cuenta con recursos sólidos o se duda de que lo sean. Acuden a
recursos que se encuentran en la gama del acto o del actuar, en un decir sin palabras que adquiere
envergadura de repetición producido un cortocircuito en el pensar. Hay devaluación de la dimensión
simbólica. Busca el sujeto un atajo o desvío que eluda la angustia que no ha podido ser tramitada por vía del
síntoma o procesada en el pensar.
Las drogas pueden aparecer durante la adol ante el replanteo de la posición subjetiva, frente al trabajo de
duelo o los desbordes de angustia. Las sustancias intoxicantes vendrían al lugar de facilitar una sutura ante
dificultades propias del esfuerzo identificatorio en ciertos sujetos y en determinadas situaciones de pérdidas
importantes; cuando se plantea la exigencia de tener que abandonar la seguridad del mundo endogámico de
la infancia y ante el juicio que enuncia la posibilidad de muerte del padre, muerte de los padres de la infancia,
combinatoria que lo enfrenta a la soledad y la desprotección aterradoras.
Lo que subyace a la problemática del consumo de drogas en su extremo de la adicción es una devastadora
depresión, pánico o angustia desbordante, en un sujeto que no encuentra palabras para procesarlos, intensa
depresión o sensación imposible de soportar, pánico o desesperación, por lo cual recurren a la droga como
solución.
Facilitan al sujeto el poder escapar de la realidad, refugiándose en un mundo que ofrece mejores condiciones
de sensación, buscando a través de la intoxicación que provoca la sustancia evitar el dolor que vivir supone. Es
ante la falta, la castración que la angustia irrumpe, de lo cual se pretende salir apelando al consumo de drogas
al no poder procesar el efecto por medio del pensar.
Beber para “animarse”, para “levantar el espíritu”. Se podría pensar que las bebidas tienen la virtud de dotar
a quien bebe de las fuerzas necesarias para triunfar sobre los límites materiales al darle “ánimo”. Esta
operación supondría, desde lo icc, la pretensión de tener éxito en el esfuerzo por oponerse a la existencia de
una realidad traumatizante, que cuestiona el propio sentimiento de sí.
En el alcoholismo la búsqueda es desaparecer. En el exceso del beber, el sujeto queda arrojado como
organismo, en un encierro autoerótico, atrapado en el goce.
El bebedor mantiene una fidelidad absoluta para con su objeto de amor, con la cual construye una relación
armoniosa, un modelo de “casamiento feliz”. Es fiel porque supone haber encontrado “la solución”.
En la adol, el lazo con la droga o bebidas alcohólicas puede ser noviazgo o instalarse como casamiento sin
separación posible o con divorcio complicado.
El noviazgo ocasional es un intento de identificación con un doble en procura de entablar lazo social en el
beber para “levantar el espíritu, darse ánimos” o matrimonio feliz, estable y duradero como una artimaña
fallida para esquivar la falta en el bebedor empedernido que no puede soportar no hallar la satisfacción plena.
El fundamento del alcoholismo estaría dado por una inhibición en la historia del desarrollo de la libido,
relacionada con una fijación incestuosa no superada. Según Freud no se daría en este caso el pasaje de la
elección de objeto infantil primario a los nuevos objetos sexuales, trabajo del adol hacia la exogamia.
Es importante en estos casos el trabajo interdisciplinario para valorizar otras ópticas o lecturas del problema a
resolver.
En las patologías del acto, el sujeto no soporta las diferencias y recurre a la droga que las borra pues iguala a
todos (drogadictos). A través del acto, del actuar, en alcoholismo o drogadicción, se intenta borrar la intensa
angustia
En la actualidad el problema de la drogadicción adquiere dimensión diferente a la de otros momentos. El
drogadicto se presenta como el mejor adaptado a las reglas del consumo. Se depende de otro social que le
vende la posibilidad de logro de la inmediatez del goce, éxito individual y solitario, casi sin mayores esfuerzos,
solo con poder comprar u obtener y consumir “droga” que lo aloja en ese otro mundo de “ser drogadicto”.
MALESTAR EN LA CULTURA
¿Qué es lo que los humanos dejamos ver en nuestra conducta, respecto fin y propósito de nuestra vida? Lo
que queremos es alcanzar la dicha y la felicidad, manteniéndola evitando el dolor. Es el ppio de placer el que
rige la vida. Nuestra constitución limita nuestras posibilidades de dicha. Desde 3 lados amenaza el
sufrimiento: desde el cuerpo propio, desde el exterior y desde el vínculo con otros. Bajo la presión de estas
posibilidades de sufrimiento suelen atemperar sus exigencias de dicha, transformando el ppio de placer por el
influjo del mundo exterior en ppio de realidad. Por ello se consideran dichosos a quienes escaparon de la
desdicha y a quienes lograron no relegar la ganancia de placer; uno puede resolver esto por múltiples caminos
El método más tosco pero efectivo, es el influjo químico, como la intoxicación. Existen sustancias extrañas al
cuerpo, cuya presencia en la sangre y los tejidos procuran sensaciones directamente placenteras, pero alteran
la vida sensitiva, haciendo imposible recibir mociones de displacer (sustancias que producen efectos similares
a la manía). Lo que se consigue mediante las sustancias embriagadoras es la lucha por la felicidad, por un
alejamiento de las miserias. No solo son una ganancia inmediata de placer, sino que brindan una cuota de
independencia respecto al mundo exterior, se sabe que con los quitapenas es posible sustraerse en cualquier
momento de la presión de la realidad y refugiarse en el mundo propio que ofrece mejores condiciones de
sensación. Esto es lo que determina su carácter peligroso y dañino, que a veces producen la dilapidación de
grandes montos de energías que podrían haberse aplicado a mejorar la suerte
La adolescencia es un fenómeno cultural, individual y vincular, muy propicio para desarrollar conductas
ligadas a la acción (respuesta frente a lo que es imposible decir). El adolescente es a quien se le ha roto los
espejos en los que se miraba.
La sociedad actual
Dentro del capitalismo tardío: vivencias de vacío y de fragilidad sostenidas en la dimensión que privilegia la
dimensión narcisista y el goce solitario, ilusionando al hombre con la idea de completud. Los jóvenes de hoy
se enfrentan a un doble desborde:
El desenfreno pulsional se re reforzado por mandatos sociales, por un Syo sádico cultural que ordena un goce
ilimitado: La sociedad impone formas específicas de goce y la comida no está excluida.
La alimentación
El niño desarrolla sus experiencias inaugurales de contacto con otro significativo a través del alimento
(primera identificación total no mediatizada con la madre), e incorpora no solo alimento a su organismo, sino
también a su mente. Por medio del alimento, el bebé descubre el mundo. En ese acto de alimentarse, la
mirada del Otro (la madre o los grupos de los adolescentes) es fundamental. Con el tiempo el niño irá
transformando la alimentación en un acto simbólico, por el cual adquiere una identidad cultural
Anorexia
Trastorno más antiguo de la conducta alimentaria S XIV. Aunque la palabra anorexia signifique “falta
apetito”, en la clínica, sólo se evidencia en etapas avanzadas de la misma.
Bulimia nerviosa
Según el DSM, la B se describe como un cuadro patológico caracterizado por la alternancia de períodos de
restricción alimentaria, con episodios de ingestas copiosas, seguidos por conductas compensatorias
inapropiadas para anular la ingesta
Patrón común: sensación de descontrol (se puede relacionar con el desborde adolescente) que determina
el atracón. En el atracón, el alimento no es un objeto de necesidad, si no de goce.
Delgadez como búsqueda de control del nuevo cuerpo
Según Freud
Las pulsiones autoeróticas son primordiales, para que se constituya el narcisismo, es necesario que aparezca
la identificación primaria: primer enlace afectivo con otro como modelo o ideal, el cual el yo aspira a
fusionarse. El resultado de esta ID1° es una fusión madre-bebé En esta relación narcisista en la que la
madre y el bebé se sientes completos (sentimiento oceánico). Estas implicaciones atañen al ser y su desarrollo
implica que el yo ha alcanzado un sentimiento de existencia, de ser sujeto para el otro. Cuando este proceso
fracasa, el goce que obtiene con el atracón y el vómito, lo fijan a esa posición, donde se encuentra algo que lo
asegura y por lo cual es.
Afirma que el yo pasivo ante las pulsiones, la forma de salir de esa idea, es volverse activo respecto a los
objetos del mundo La falla en esto causa que no alcance la identificación con un ideal de yo; esto ocurre
porque la realidad es decepcionante respecto de lo que lo anímico re prepara para captar.
Lacan
La subjetividad se construye a partir de una relación con otro (madre). En la anorexia, Lacan afirma que la
madre confundo sus cuidados con el don de su amor y ahora al niño con su “papilla asfixiante”. Esto significa
que la madre en vez de dar lo que no tiene (la falta) suministra lo que tiene (la comida) y el bebé al negarse a
satisfacer la demanda de la madre, intenta exigirle que tenga un deseo por fuera de él.
Splitz demostró que no se trata de que haya solo una presencia física de la madre, sino que debe haber una
presencia empática (estudio de la vida/muerte con respecto a la presencia de la madre).
Sobral refiere a Lacan y a la papilla asfixiante: la madre de las anoréxicas confunden su don de amor con la
satisfacción de una necesidad; alimentando más por la satisfacción de la necesidad que por amor, no
transmitiendo la dimensión de la falta. Solo desde la dimensión del deseo la madre tiene la posibilidad de
dar amor que transmita la falta
Winnicott plantea que para el advenimiento de un verdadero self, es requisito fundamental que el bebé
cuente con una madre empática y un ambiente facilitador que lo sostenga (holding) frente a la no integración.
Los cuidados eficaces de la madre neutralizan la ansiedad inconcebible que se produciría en el niño a partir de
una falla materna. A partir del holding el niño va integrándose, personalizándose y relacionándose con el
mundo externo, cual siente como interno.
El sostén permite integrar los mecanismos psíquicos y construir una relación de objeto. Para Winnicott, el
vacío primario es un requisito previo al anhelo de recibir algo dentro de sí. Cuando no se encuentra con una
madre “lo suficientemente buena”, se establecen vínculos adhesivos (no objetales) como manera de
enfrentar al vacío y se busca una muerte física, porque la psíquica ya aconteció Estos tiene miedo al
derrumbe, que es una falla en la organización de las defensas que sostienen al self.
Pacientes con A/B sienten terror al vacío ya experimentado y vivenciado como agujero que intenta controlar
mediante el no comer (anorexia) y que fracasa en el descontrol de un atracón (bulimia). Así la persona repite
la actitud materna descualificada de afectos, sin haber podido construir su subjetividad; donde el temor a la
muerte no existe porque ya aconteció.
La anorexia suele presentarse predominantemente en adolescentes mujeres, que con la transformación a “ser
mujer”, deben procesar la presencia de un cuerpo cargado de significaciones, dentro de una cultura que
ofrece la posibilidad de poder logar una completud, si se acatan las exigencias consumistas. Desde el discurso
capitalista, se evidencia una tenaz negación a la castración; se propicia en nuestra sociedad el “exceso de
goce”, goce autoerótico y autista, debilitándose de tal manera el deseo del sujeto y el lazo social. En las
patologías actuales, dicho exceso puede presentarse como compulsión a no parar de consumir, o bien se
orienta a “nada”, expresándose un encierro narcisista en el rechazo de recibir algo del Otro. Esto nos lleva a
pensar en que la anorexia, se enlaza a la fuerza de un ideal estético femenino de suma delgadez, expresión
clara en la sexualidad del goce en exceso En psicoanálisis se afirma que lo que se proyecta en el ideal es el
sustituto del perdido narcisismo infantil.
Desde el psicoanálisis la anorexia es una configuración clínica, es decir una manifestación en la cual priman las
maniobras en cuanto al alimento y al comer, que es el resultado de una peculiar posición subjetiva y que tiene
un complejo entramado defensivo y se acopla a cualquier estructura freudiana, constituyendo un modo de
procesamiento psíquico que deja paso al desenfreno, es decir a la búsqueda de la consumación pulsional que
se alcanza, paradójicamente en este caso, por la restricción.
Muestra la disociación radical entre sujeto y deseo. Y es en el síntoma donde se pone en juego el deseo y su
conflicto con el goce. Son las mujeres, que durante los momentos de cambios, deben constatar a su deseo
como sexuado. El cambio niña-mujer lleva un trabajoso duelo. En el redimensionamiento del CdeE, es en
donde toda marca del erotismo genital es rehusada y desmentida a partir de la pérdida de aquello que denota
el ser mujer, como forma de expresión de la dificultad para enfrentar las transformaciones de la pubertad
Cuando hay un rehusamiento de lo femenino, se produce una disyunción entre el cuerpo mediatizado por el
significante, la imagen del cuerpo y el organismo, convirtiéndose en algo que cambia de signo, que de familiar
pasa a extraño y terrorífico en el espejo. Allí es donde la mirada de amor de un padre debería recubrir la
marca de la sexualidad pero en el espejo de la anoréxica, la sexualidad desaparece, dejando al descubierto lo
que debería ser invisible por la falta del velamiento amoroso que recubre lo sexual.
La anorexia en su vertiente neurótica se presenta como expresión de las dificultades en la asunción de la
genitalidad y de lo femenino. Este quiebre narcisista, que remite al narcisismo 1°, pero remite a la marca del
Edipo, desarticula la libidinización del cuerpo, y aparece la imposibilidad de simbolización del nuevo cuerpo;
intentando vía la alimentación, la apropiación de un cuerpo ya cargado de significaciones sociales ligadas a un
ideal estético.
Esta complejidad se presenta, en un momento de la vida donde el sujeto realiza una búsqueda de un lugar
simbólico y singular; entonces este cuerpo en la adolescencia vehiculiza interrogantes acerca de que quiere el
Otro y respecto al qué es ser mujer. La anorexia ofrece descompletar al Otro con su propia pérdida. La
desmentida coloca un cuerpo ofreciendo el ideal estético de delgadez extrema, que no se alcanzará nunca, ya
que es un significante fálico y cuya producción reenvía al adolecente al autoerotismo y a la identificación con
el objeto “nada”. Esto lleva a Lacan a decir que la anoréxica come “nada”
Cuando la anorexia es una formación sintomática, funciona como una provocación dirigida al Otro, como un
interrogante sobre su deseo, el eje central es como faltarle al Otro, cómo inscribirle una falta y hacerle
desear.
El pasaje al acto no necesita de la mirada del Otro y consiste en la separación radical de la escena del Otro. Es
un momento de trasgresión radical de una norma, de un límite que implica la mutación del S. Apunta al
corazón del ser. En él, la certeza es su motor y su carácter es definitivo.
En las patologías del acto: acting out y pasaje al acto a pesar de que el sujeto habite el lenguaje, no puede
apelar al mismo, se le hace imposible todo procesamiento psíquico. Riesgo: quedar a la merced del goce del
Otro como objeto. El sistema protector: el lenguaje, posee fallas o es insuficiente para impedir no quedar a
merced del Goce del Otro, no pudiendo el sujeto hacer uso de la dimensión simbólica que pone límites a
dicho goce. El deseo del sujeto se constituye bajo efectos de la mediatización del deseo del Otro. El miedo a
las palabras y el suprimir la comida, son formas de respuesta frente a lo real, intentando no saber de él.
El pasaje al acto, como identificación absoluta con el objeto a, clausura la angustia El sujeto pretende aludir
la angustia de castración, no quedándole otra salida más que ofrecer su cuerpo como escenario para poder
suprimir lo real sexual.
Freud, en carta 52, desarrolla la estructuración del aparato psíquico a partir de la retranscripción, la que
define como las estratificaciones sucesivas en base a un reordenamiento de huellas mnémicas según nuevo
nexos. En la anorexia, no hay retranscipción, la descarga se da por el polo motor. Freud señala a la represión
como la denegación de la traducción y a la compulsión como la reproducción de vivencias conectadas con un
placer no inhibible Ciertos signos perceptivos que no llegan a ser transcriptos no pueden traducrise en
representaciones psíquicas y en palabras, quedan grabados en los circuitos corporales. En más allá del PdeP,
Freud incluye la pulsión de muerte, ligándola con la compulsión de repetición no inhibible. Es algo
irrepresentable.
En las patologías del acto, la compulsión es la tendencia a actuar negativamente contra el cuerpo y/o sujeto.
El S no puede apelar a lo simbólico y como efecto de la ansiedad desbordante, es imposible el procesamiento
psíquico Ej.: adolescente que no come porque esta gorda, no hay preguntas ni quejas.
La búsqueda de un cuerpo ideal de extrema delgadez, comenzó a ser considerada como efecto de una
disfunción perceptiva de la imagen del propio cuerpo, y por lo tanto, como indicador de una dificultad en la
constitución de esta imagen. La percepción alterada de las adolescentes tienen de sí mismas, es provocada
por la búsqueda de un ideal que no se es posible alcanzar, el cual borra todas las formas predominantemente
sexuales.
Las pacientes, ven una parte del cuerpo distorsionada, siempre relacionada con un exceso, un defecto que
pertenece a lo real. Hay una desvalorización del yo que es un defecto en el gozar de la vida Se evidencia un
grado de rigidez extrema y de encierro narcisista.
Cuando estas adolescentes se miran al espejo, no coincide lo que ven con la interpretación que hacen de esa
percepción, cuanto mayor es la falla de coincidencia, el grado de distorsión y de perturbación de la imagen
son mayores disrupción entre el yo y el ideal en una imagen estereotipada y rígida.
Una de las características de la anorexia es la convicción, con que las pacientes viven la imagen de su propio
cuerpo: lo que se pone en juego es la realidad de lo percibido (no de lo acontecido) lo cual va por cuenta del
sujeto.
De lo que quiere desprenderse la anoréxica es de aquello que denuncia sexualidad y arruine su desmentida:
ella ve proyectado en el espejo aquello que fue expulsado por la desmentida
Definición de distorición de la imagen corporal: desajuste entre aquello que el adolescente dice de si contra
los parámetros establecidos para evaluar el peso esperable en cada ser humano; considerando el fenómeno
de la distorisión de la imagen, como expresión de la distorision perceptual y de la insatisfacción consigo
mismo.
Historia
Internet ha modificado nuestro modo de vida y nos ha permitido un acceso a la información que era
impensado en otras épocas; pero no ha llegado a todos por igual, vastos sectores de la sociedad han quedado
excluidos o están muy limitados en el aprovechamiento de estos recursos. También se ha formado una nueva
brecha entre quienes han nacido inmersos en la informática y aquellos adultos que se mueven con más
dificultad dentro del campo La confrontación entre adultos y adolescentes que plantea Winnicott ha
encontrado nuevas formas de expresión.
Un adolescente se conecta a internet todos los días en un promedio de entre una hora y media hasta tres
horas para quienes tiene conexión a internet en sus casas. El empleo de TICs guarda una relación particular
con la utilización del tiempo: ya que es posible estar conectado al instante, 24 hs, todos los días del año. La
comunicación virtual permite que no haya pausas, intervalos ni demoras.
Entre los gadgets más importantes, se encuentra el celular: se siente como una prolongación del cuerpo, y
genera angustia o vacío cuando se está sin él. El celular puede servir de continuidad del lazo familiar,
apaciguando la angustia que producen las diversas formas de desasimiento de los hijos (la cual se vuelve
siniestra cuando una esperada respuesta tranquilizadora se vuelve un silencio inquietante)
Algunos trastornos físicos: obesidad, lesiones por movimientos repetitivos, daños en la vista o audición. Un
tema a destacar es el insomnio por no despegarse de las redes y del celular
Algunos trastornos psicológicos: La nomofibia: angustia causada por no tener el celular, que puede ir desde
una ligera sensación de incomodidad hasta un ataque de ansiedad. La depresión del Facebook, la cual es
generada por estar disconformes con las cosas que suben a las redes sociales sobre sus vidas. La Dependencia
a internet, es la necesidad de tener que estar todo el tiempo conectado.
Riesgos
Los adolescentes se ven en ocasiones expuestos a situaciones de riesgo en la circulación por las redes, debido
a, por ejemplo: ciberbulling, consiste en la acción entre pares, en la cual se atormenta o amenaza, humilla a
otro a través de internet en forma anónima. El Grooming son acciones que realiza un adulto para ganarse la
confianza de un menor, fingiendo empatía o cariño; es un acto preparatorio de otro de carácter sexual más
grave, ya que el acosador al ganarse la confianza y crear una conexión emocional con la víctima, obteniendo
así un control sobre la víctima. El Sexting consiste en enviar contenidos sexuales, supone una pérdida de la
privacidad, ya que puede llegar a manos no deseadas; y si eso es utilizado como extorción, se lo denomina
sextorsión.
Para algunos adolescentes, la comunicación virtual reemplaza parcial o totalmente a la comunicación real, y
su aislamiento está a penas velado. En su imaginario conocen a otros y se dan a conocer, cuando en realidad
se trata de vínculos de desconocimiento.
El uso de redes sociales ha representado para personas con limitaciones físicas una vía de comunicación
inédita. Lo mismo ha ocurrido en jóvenes con inhibiciones: la internet a resultado un espacio transicional, una
zona intermedia de experiencia, entre el yo y el no-yo, facilitadora y precursora de experiencias de
socialización.
Diferencia entre uso de nuevas tecnologías y adicción: estas actividades pueden ser un espacio de
construcción del marco estructural del fantasma, o bien puede proveer tan solo de reflejo especular. Por eso
no es posible contestar su allí hay alienación o encierro narcisista o intentos de respuesta frente al deseo del
Otro.
Como S del capitalismo tardío, sabemos de la importancia que adquiere la imagen a la hora de vincularnos
con los demás. Una de las particularidades de la comunicación a través de redes sociales reside en que el
usuario puede generar una imagen virtual de sí mismo que lo presente como poseedor de los atributos que le
otorguen completud imaginaria Como en la fase del espejo. Identificado con una imagen completa y
valorada de sí, buscará cierta seguridad de ser aceptado por el otro, otro que adopta la misma actitud.
Los vínculos virtuales tienen la particularidad de que se pueden establecer sin necesidad de la presencia física
del otro, hay una descorporización: nos comunicamos a través de un aparato con alguien, pero la
comunicación realmente es con el aparato, el cuerpo esta virtualizado (tiene existencia aparente, opuesta a
lo real; es una realidad construida en formatos digitales)
A través de una imagen que los representa, el adolescente se mostrará con una imagen integrada, lograda, de
acuerdo a sus intereses, preferencias o ideales. La imagen elegida será aquella que lo acerque a la perfección
deseada. La imagen virtual funciona como un espejo ubicado en el lugar indicado para que se refleje en él
todo lo que se considera valioso y digno de ser mostrado. Pero lo desmentido siempre retorna cuando el
adolescente apaga la computadora y debe encontrarse con lo real de su cuerpo. Para sostener el engaño,
será indispensable que el encuentro cara a cara no suceda. Cuando estas citas se concretan, a menudo la
experiencia resulta frustrante ya que cae la idealización.
Las experiencias en la red, dentro de ciertos límites, ayudan a transitar los cambios corporales a través de la
construcción de estas representaciones imaginarias con las que se identifica y también le darían la posibilidad
de ir graduando la aproximación del objeto real.
Se trataría de la recreación o reformulación del lazo social en el contexto de una sociedad de consumo
que promueve la constante apropiación de gadgets
Pondría en evidencia la devaluación de la subjetividad, es decir el predominio de lo virtual-imaginario
sobre el orden simbólico, reforzando así la retracción narcisista de un goce en soledad que
paradójicamente conecta al sujeto, con una multiplicidad de otros.
En la adolescencia ocurre una conmoción estructural, cuyas implicancias se relacionan con el replanteamiento
del sentimiento de si, abandonando los lazos identificatorios de la infancia; es indudable que aquellos vínculos
virtuales que el adolescente establece con un universo infinito de otros, abrirán paso a una diversidad de
identificaciones que reproducen la propia fase del espejo. La fragmentación corporal que reaparece en la
adolescencia puede ser velada por el amplio abanico de espejos que las tecnologías aprovechan
Toxicidad virtual: es la utilización compulsiva de TICs, en tanto revelaría un imperativo de goce que comanda
la necesidad de permanecer conectado para ser parte de un mundo que ofrece estilos de vida, imágenes
corporales, etc.
Extimidad: Alude a los más íntimo reconocido en el afuera. Un hacer externa la intimidad. Se trata de la
paradoja respecto de lo más íntimo que se encuentra en el exterior, en tanto vacila la dualidad interior-
exterior (banda de moebius). Si el sujeto contemporáneo se encuentra exiliado de sí mismo, parecería
encontrar su ser más íntimo en aquello que está por fuera de él; es un real en lo imaginario. Según Lacan,
este término tiene la peculiaridad: lo que es lo más íntimo, justamente es lo que estoy constreñido a no poder
reconocer más que afuera.
El S no se muestra tan solo para compartir algo, sino que se genera una interacción a través de la cual
construye una imagen con la que se identifica el otro, y también se identifica con las imágenes ofrecidas por
los otros Se exhibe al modo de un personaje y utiliza a los otros como espejos para reafirmarse.
De tal manera, se conforman diversas ficciones que se articularán, en lo esperable, con los recursos simbólicos
de los que el adolescentes disponga en dirección a la progresiva construcción del fantasma, respuesta
subjetiva desde la cual intentará inscribirse en el enigma que representa el deseo del Otro. La utilización de
los medios virtuales podría concebirse como una modalidad de reposicionamiento subjetivo inherente al
proceso de la adolescencia.
El vertiginoso desarrollo científico-tecnológico, desde una lectura lacaniana, forcluye al sujeto, promoviendo
un apego ininterrumpido al objeto. La promesa en juego es que dichos objetos conducen al logro de la
felicidad, posibilitando un goce pleno al obturar la falta.
Freud: realiza uno de los aportes más valiosos y revolucionarios, la sexualidad infantil, lo que permite
diferenciar sexualidad de genitalidad. Para el modelo freudiano, el aparato psíquico se constituye en base a
disposiciones anatómicas y biológicas, y está determinado por la satisfacción de las pulsiones parciales y la
cultura.
Lacan: el sujeto se encuentra inmerso en un baño de lenguaje, atravesado por la cultura, deseos y goces.
El ser humano nace en una cultura que indica como son y deben ser los hombres y las mujeres; a través de
estos elementos, se va construyendo el fantasma de c/u. Las diferencias anatómicas son insuficientes para
considerar la sexualidad humana; las diferencias se instituyen por un poder estructurante de múltiples
instituciones de lo simbólico.
La identidad sexual es una construcción gradual que depende de múltiples factores: la relación con
madre/padre, entre ambos, la escuela, los medios, ambiente socio-cultural, etc.
Los cambios que trajo la post modernidad nos llevan a entender nuevas dimensiones y formas de sexualidad;
es a partir de aquí que toma importancia el concepto de género: (término que se utiliza en la gramática para
clasificar las palabras en femenino, masculino o neutro) es una construcción social y no de la resultante de la
separación natural de los roles inherente a la condición biológica.
La sexuación propia de la adolescencia constituye uno de los aspectos más importantes de la identidad y que
la construcción de la identidad de género del adolescente, que no se trata de una cuestión binaria traducida a
términos psicoanalíticos, sino en otra dimensión atravesada por Otros que replican determinado discurso
acerca de lo femenino y masculino
Sobre la adolescencia
El despertar del erotismo genital, enfrenta al S a una definición respecto a una posición sexuada y una
unificación de las pulsiones en torno a una nueva meta: la genital, aunque sabemos, que cualquier pretensión
de unificación va a ser siempre fallida por estructura.
Cuando hablamos de pubertad nos referimos al crecimiento y a las transformaciones que se producen en el
cuerpo. Dichas transformaciones y otras expresiones de la irrupción de lo real, en dimensiones varias,
produce una contundente conmoción de la estructura, que es la adolescencia. Lo real de la pubertad es la
aparición de los caracteres sexuales secundarios, que transforman la imagen del cuerpo en dos planos: cuerpo
como objeto pulsional y del cuerpo como imagen de la pubertad que viene a trastocar al sujeto.
El adolescente debe realizar un cambio en los emblemas identificatorios endogámicos por otros apoyados en
la cultura, así como el encuentro de otro sexuado que resignifique aquello que había caído bajo la represión.
El saber hacer con la sexualidad, posición fantasmática construida durante la niñez, vacilará en la
adolescencia, se reformulará y se reconstruirá, en el mejor de los casos, un nuevo saber hacer, un nuevo lugar
en la escena fantasmática para el sujeto. Es en este proceso, es cuando se espera que el S pueda descubrir,
definir y actuar conforme a su deseo; sin que actúe como inhibitorio los deseos y angustias de los padres
Pensar la sexualidad como construcción socio-histórica supone crear condiciones de conceptualización en los
nuevos dispositivos de saber-poder y de objetivación-subjetivación, tanto en lo que hace a las nuevas formas
de dominio como a las nuevas formas de resistencia en lo que refiere a las sexualidades