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INTRODUCCIÓN
Para concretar dichas metas, hay que planificar los usos turísticos que se promoverán
en el ambiente natural, sin pensar en planificar el paisaje, porque el paisaje no es
planificable, dado que, como ya se dijo es una subjetivización que el hombre hace del
ambiente natural. De tal suerte, la planificación turística del espacio natural es
consecuencia de una decisión anterior que se refiere a los tipos de uso, actividades y
clases de turismo que se quieren llevar a cabo. Por cierto, el procedimiento correcto no
es imponer a cada atractivo natural el uso que se estime más conveniente de acuerdo
con criterios desarro- 'listas, sino que una vez establecidas las necesidades de
crecimiento del sector respecto a la incorporación de nuevos atractivos naturales o la
expansión de la planta turística de los que están explotados, se debe identificar cuáles
se prestan mejor para cada tipo de uso. Otra posibilidad es partir de cada atractivo y
determinar la clase de desarrollo que admite. Si se tratara de construir parques urbanos,
jardines o urbanizaciones, entonces cabría incorporar el diseño del paisaje, porque en
esos casos el objetivo es definir la participación de la naturaleza en un ambiente
inventado por el hombre.
Estos atractivos son los que reciben los más importantes volúmenes de demanda de
turismo tanto interno y receptivo, como de recreacionistas. Pueden ser los centros
turísticos de playa, las zonas de nieve idóneas para la práctica de esquí, y las áreas
verdes y lagos próximos a las grandes ciudades. En todos ellos se concentra un gran
número de personas que alcanzan volúmenes cercanos, cuando no superiores, a los
máximos niveles de saturación. Aunque también tienen validez para los otros dos casos,
como apunta Laurie,el proceso de planificación en este tipo de desarrollo debe dividirse
en cuatro fases:
No debe olvidarse que, en América Latina, para los países que funcionan bajo el
régimen de economías de mercado y libre empresa, el desarrollo de los atractivos
turísticos naturales de uso intensivo se apoya en la explotación de la planta por parte
de la iniciativa privada y en la venta de lotes, para la construcción de edificios de
departamentos, hoteles, casas para vacacionar y otro tipo de negocios que explotan el
resto de los servicios de la planta turística.
a) superficies intangibles: Por definición, son aquellas que están vedadas no sólo al
uso turístico, sino también a cualquier otra actividad o permanencia prolongada del
hombre. Su propósito es conservar intacta una cantidad de terreno, lo
suficientemente amplia para que los ecosistemas locales se manifiesten y
evolucionen sin experimentar alteraciones.
Muchos parques nacionales de América Latina no son más que manchas verdes en los
mapas que muestran la superficie teórica que se estableció en el decreto de creación,
porque en la realidad contienen partes que permanecen en manos de la iniciativa
privada y otras que se explotan comercialmente bajo concesiones que admiten el
pastoreo, la siembra y la tala de árboles, consecuencia, todas ellas, de una gran
confusión en los usos y una ausencia de vigilancia y controles que permiten la caza y
la pesca indiscriminada, y la posibilidad de desplazarse de un lugar a otro sin barreras
o controles que mantengan algunas áreas efectivamente protegidas.
Esta tipología se refiere a los lugares naturales que reciben un número intermedio de
visitantes respecto de las otras dos tipologías ya explicadas. Tales lugares se distinguen
de los atractivos naturales de uso restringido en que la superficie que abarcan se reduce
al área propia del atractivo, más una pequeña superficie adicional correspondiente al
espacio inmediato que lo rodea. Esto hace que los visitantes se concentren en un
espacio relativamente escaso para ver el atractivo de base que puede ser una catarata,
una gruta o un lago. En ellos, el turista entra al paisaje y ahí permanece. Son atractivos
que no forman parte de algún parque nacional y, por tanto, no cuentan con las medidas
de protección y vigilancia del ambiente natural que establecen los reglamentos de esas
instituciones. A veces dependen de las oficinas centrales de turismo y otras de las
oficinas locales o de las autoridades que gobiernan el municipio o departamento donde
se ubican. La falta de criterio y conocimiento del problema por parte de tales
organismos, unida a presupuestos mínimos, pesa más como causa del deterioro y
abandono del medio natural, que el número de turistas que concurren a ellos. En
realidad, las cantidades de visitantes son equivalentes a las que ocupan las partes de
concentración y de observación de los lugares más concurridos de los parques
nacionales, pero con la desventaja surgida de la falta de planificación del uso del suelo,
del diseño de los senderos y de la ubicación estratégica de los edificios de la planta
turística y elementos de las instalaciones, que los hace aparecer como si el efecto del
uso turístico fuera peor de lo que es. Por tanto, el problema no se origina en la demanda,
sino en la mala administración de su funcionamiento.
1. Análisis del espacio de pertenencia del atractivo, para lo cual se debe determinar:
a) el radio de influencia visual, que se traza tomando como centro el propio atractivo
pero mirando hacia afuera y viceversa desde los puntos de acceso, a fin de eliminar
cualquier artefacto que se interponga en los campos visuales y determinar las partes en
que se prohibirá todo tipo de construcción
b) el radio de influencia sonora para evitar que ruidos ajenos, como el de motores
de vehículos o auto parlantes, lleguen hasta los turistas y contaminen el ambiente al
superponerse o anular los sonidos de la naturaleza.