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CIUDADES GLOBALES:

La organización de la economía mundial tiene lugar en forma de una red global de nodos
estratégicos, conectados entre sí y formando un sistema planetario en el que los flujos
económicos y de información recorren miles de kilómetros en cuestión de segundos.

Estos nodos estratégicos son las ciudades globales, grandes metrópolis de importancia
mundial, y en las que tiene lugar los negocios, las transacciones económicas, las decisiones
políticas, la labor de producción y reproducción, y la concentración del poder económico.

Se denomina actualmente ciudad global a aquellas que están conectadas por la mundialización
económica, donde las comunicaciones y el avance de la tecnología, coordinan y controlan la
información para que ambas se vean unidas por el poder de las grandes empresas. Esto pasaría
a llamarse mundialización económica y control mundial, donde la labor de producción y
reproducción, el mercado financiero mundial, la híper movilidad del capital se insertan en esos
sitios importantes permitiendo la multiplicidad de las economías y las tradiciones laborales,
sosteniendo gran parte del multiculturalismo de las grandes ciudades, unidas por un fuerte
vínculo. Además son aquellas que tienen un efecto directo en los asuntos mundiales, a través
no solo de los aspectos socioeconómicos, sino también de la política y la cultura (este
indicador se atiende al número de museos y centros culturales que posee, además de los
eventos culturales que tiene lugar al año y el número de visitantes extranjeros que recibe la
ciudad), entre otros aspectos.

Otro factor que las define, es la cantidad de sedes de grandes empresas, en donde aparecen
como símbolo de poder los rascacielos. El predominio cada vez mayor de las industrias de la
información y el crecimiento de una economía mundializada, contribuye a una nueva geografía
de la centralidad y la marginalidad. La cantidad y calidad de las conexiones con otras ciudades;
el acceso y conectividad con los mercados, son otras de las distinciones que otorgan las
ciudades globales.

Dentro de las ciudades más importantes, tanto del mundo del desarrollo como del
desarrollado vemos una nueva geografía de centros y márgenes, que no solo contribuye a
reforzar las desigualdades existentes, sino que, además, pone en marcha toda una serie de
dinámicas nuevas de la desigualdad.

Esta nueva geografía globalizada reproduce en parte las desigualdades pero es el resultado de
una dinámica de formas actuales de crecimiento económico, donde se distribuyen las
telecomunicaciones hasta la estructura de la economía y el empleo. Con la implantación de los
procesos y mercados mundializados en las ciudades más importantes se han impuesto nuevos
criterios para valorar las diversas actividades y los resultados económicos.

En consecuencia, las ciudades globales han formado un sistema urbano transnacional, donde
se presentan principalmente un crecimiento de los mercados mundiales de servicios
financieros y especializados; la necesidad de redes de servicios transnacionales debida a los
pronunciados aumentos de las inversiones internacionales; la reducción del papel del Estado
en la reglamentación de la actividad económica internacional y el consiguiente predominio de
otros ámbitos institucionales. Es por esto que comienzan a no limitarse a competir entre otras
ciudades globales para conseguir cuotas de mercado y hay una división del trabajo en la que
participa otras ciudades, provocando un sistema mundializado.

Estos nuevos espacios centrales, impulsados por la globalización, son los que realmente
importan para la economía mundial y la toma de decisiones, aso como para la producción
industrial y el desarrollo de tecnologías. Es decir, los países como entidad política han perdido
su poder frente a nuevos actores mundiales (ciudades globales, empresas multinacionales,
organizaciones internacionales).

Las redes transfronterizas que unen a las ciudades globales engendran nuevas políticas
regionales mundializadas, de forma que la política a nivel mundial está concentrada,
determinada y definida en estos nuevos “ejes de poder”, que son las ciudades globales y los
flujos que las unen. La gobernanza mundial pasara de manos de los Estados a las ciudades
globales, las cuales debido a esta transferencia de poder, crecerán y se desarrollaran mucho
más, hasta límites aún desconocidos.

Afectadas por la globalización, se han integrado en un sistema de flujos que abarca todo el
planeta. Las ciudades industriales han perdido importancia frente a las que desarrollan
actividades de investigación e innovación tecnológica o servicios avanzados. Las ciudades
globales poseen una economía encabezada por los servicios especializados en un nuevo
complejo de finanzas y servicios, con híper movilidad del capital a escala mundial.

Nacen los nuevos usuarios de la ciudad, que son las empresas extranjeras que obtienen cada
vez mayor derecho a hacer negocios mediantes la desreglamentación progresiva de las
economías nacionales y el aumento de los hombres de negocios internacionales.

Estas ciudades son el marco en el que las personas de muchos países diferentes tienen más
posibilidades de coincidir en su forma de vida, oportunidades, abertura económica, política
trasnacional, constitución de los derechos; pero también, puede surgir que no exista una
vinculación de las personas con el territorio, donde la mediación del Estado Nacional sea poco
existente.

Las ciudades globales tienen una notable segregación del espacio que se produce en dicho
territorio, por causa de una elevada tasa de migración. Por lo que en ellas se concentra la
diversidad.

El espacio constituido por la red mundial de estas ciudades, lleva a nuevas potencialidades
económicas y políticas, con la formación de nuevos tipos de identidades y comunidades donde
la transmigración es de capital y de personas tanto como ricas como pobres, donde los
sectores desfavorecidos de la población urbana buscan una nueva oportunidad en ese lugar.

En las ciudades globales, la inmigración y la etnicidad se constituyen como la otredad y como


un obstáculo. La racionalización cada vez más marcada de la segmentación del mercado
laboral, con lo que los componentes del proceso de producción en la economía avanzada de la
información mundializada que se está produciendo en los ámbitos laborales de los inmigrantes
no están reconocidos como parte de ella.
La polarización socioeconómica acompañante ha propiciado un gran aumento de la demanda
de trabajadores con salarios bajos y de puestos de trabajo que ofrecen pocas posibilidades de
avance profesional, en medio de una explosión de riquezas y de poder concentrados en esas
ciudades.

La centralidad del lugar en un marco de procesos mundiales engendra una abertura económica
y política transnacional en la formación de nuevas reivindicaciones y, por lo tanto, en la
constitución de derechos, en particular los relativos al lugar y, en la última instancia, en la
constitución de nuevas formas de ciudadanía y de su ejercicio. La ciudad global ha surgido
como emplazamiento para nuevas reivindicaciones: por parte del capital mundializado, que
utiliza la ciudad como una mercancía organizativa, pero también por parte de los sectores
desfavorecidos de la población urbana, en muchos casos como una presencia
internacionalizada en las grandes ciudades en forma de capital. La desnacionalización del
espacio urbano y la formación de nuevas reivindicaciones centradas en agentes
transnacionales y que entrañan una impugnación constituye la ciudad global fronteriza para un
nuevo tipo de compromiso.

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