Vous êtes sur la page 1sur 5

JURISPRUDENCIA

Roj: SAP CO 656/2016 - ECLI: ES:APCO:2016:656


Id Cendoj: 14021370032016100292
Órgano: Audiencia Provincial
Sede: Córdoba
Sección: 3
Fecha: 27/07/2016
Nº de Recurso: 835/2016
Nº de Resolución: 369/2016
Procedimiento: PENAL - APELACION PROCEDIMIENTO ABREVIADO
Ponente: FRANCISCO DE PAULA SANCHEZ ZAMORANO
Tipo de Resolución: Sentencia

AUDIENCIA PROVINCIAL DE CÓRDOBA


SECCIÓN TERCERA
S E N T E N C I A Nº 369/16
Iltmos. Sres.
PRESIDENTE:
Francisco de Paula Sánchez Zamorano.
Magistrados
Juan Luis Rascón Ortega
José Francisco Yarza Sanz
Rollo Apelación núm. 835/16-ML
JUZGADO DE LO PENAL Nº 4 DE CÓRDOBA
J. Oral nº 480/15
En Córdoba a 27 de Julio de 2.016.
Vistos por la Sección Tercera de esta Audiencia Provincial, en grado de apelación, los autos de juicio oral nº
480/15, seguidos ante el Juzgado de lo Penal nº 4 de Córdoba, dimanante del Proc. Abreviado nº 7/15 del
Juzgado de Instrucción nº 1 de Montilla, siendo apelante Paulino , representado por el Procurador Sr. BAENA
COZAR y defendido por el Letrado Sr. VALVERDE LÓPEZ, y apelado Coral representada por el Procurador Sr.
ARANDA SÁNCHEZ y defendida por la Letrada Sra. LÓPEZ MOLINA, siendo parte el Ministerio Fiscal y ponente
el Magistrado Ilmo. Sr. D. Francisco de Paula Sánchez Zamorano.

ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO.- Seguido el juicio por sus trámites, por el Iltmo. Sr. Magistrado- Juez de lo Penal Nº 4 de Córdoba se
dictó sentencia con fecha 10/6/16 , en la que constan los siguientes Hechos Probados: " El acusado, Paulino
, mayor de edad y con antecedentes penales cancelables, el día ocho de abril de 2.013, sobre las 14:50 horas, en
las inmediaciones del Instituto Emilio Canalejo de Montilla, como quiera que se encontrara con Carlos Antonio
, pareja sentimental de su ex- mujer, le dijo "hijo de puta, maricón, te tengo que matar, te tengo que rajar", entre
otras expresiones similares y sin mediar palabra le dio un puñetazo en el pecho. A continuación le dijo a su
expareja Coral "tú te callas, que no te puede ver, so mierda", dándole un empujón, que no le causó lesión.
Como consecuencia de la agresión, Carlos Antonio sufrió dolor a la palpación a nivel de cara anterior de 4ª y 5ª
costillas que requirió para sanar una única asistencia médica consistente en exploración clínica y radiológico y
prescripción sintomática de analgésicos, tardando en curar un día sin impedimento para sus ocupaciones."

1
JURISPRUDENCIA

SEGUNDO.- En la expresada sentencia consta el siguiente Fallo: " Que debo CONDENAR Y CONDENO al acusado
Paulino como autor de un delito de maltrato en ámbito familiar y falta de lesiones ya definidos, sin la concurrencia
de circunstancias modificativas de la responsabilidad penal, a la pena, para el delito, de SEIS MESES DE PRISIÓN
con la accesoria legal de inhabilitación especial para el ejercicio del derecho al sufragio pasivo durante el tiempo
de la condena, y accesoria de prohibición de comunicarse por cualquier medio o procedimiento, y aproximarse
la víctima, domicilio o lugar de trabajo en radio de 300 metros por tiempo de DOS AÑOS, así como prohibición de
tenencia y porte de armas por DOS AÑOS. No se impone pena por la falta de lesiones; en vía de responsabilidad
civil, el acusado indemnizará a Carlos Antonio en la cantidad de 40 euros por lesiones. Cantidad que devengarán
interés legal fijado en el artículo 576 de la Ley de Enjuiciamiento Civil . Costas, que incluyen las de la Acusación
Particular.
Procede la libre absolución del acusado de las faltas de lesiones, delito de maltrato en ámbito familiar y falta de
amenazas por los que venía también siendo acusado; sin costas."
TERCERO .- Contra dicha sentencia se interpuso en tiempo y forma recurso de apelación por la representación
procesal de Paulino , que fue admitido. Remitidos los autos a esta Audiencia, se pasaron las actuaciones al
Magistrado Ponente para su estudio y resolución.

FUNDAMENTOS JURÍDICOS
PRIMERO .- Se aceptan los de la sentencia recurrida.
SEGUNDO .- Son tres los motivos que sostienen el presente recurso de apelación interpuesto por el acusado
Paulino con pretensión de conseguir su absolución del delito de maltrato en el ámbito familiar del artículo
153.1 del Código Penal que se le imputa a tenor de un supuesto empujón efectuado contra la que fuera su
esposa doña Coral : en primer lugar, aduce la falta de un contexto de violencia de género, al no apreciarse, en
cualquier caso, elemento intencional alguno por su parte que evidencie una situación de dominación machista
en su actuar, y, en segundo y tercer lugar (que bien pueden por ello ser refundidos en un sólo motivo), el error
judicial en la valoración de la prueba, negando la comisión de la indicada agresión y la frase precedente en
la que le decía a su ex esposa que se callase pues "no te puedo ver, so mierda". Entiende el recurrente esa
falta de intencionalidad machista en su conducta sobre la base del hecho de que en ningún momento hubo
tal acometimiento y que, en todo caso, de haber existido, fue motivado por la interposición de que su ex mujer
en la disputa que estaba manteniendo con su nueva pareja sentimental, lo que fue a la postre causante del
empujón por ella recibido.
La sentencia de instancia, a partir de la declaración de la víctima, de su acompañante y nueva pareja
sentimental, don Carlos Antonio , y de la testifical, especialmente, del testimonio del Sr. Diego , llega al
convencimiento de la realidad de la cita expresión ofensiva y del empujón propinado a la Sra. Coral por el
recurrente, condenando a éste por el delito antes indicado.
No le falta razón a la apelada, al contestar el escrito de recurso, cuando dice que el primero de los motivos
esgrimidos debía de haber sido el último, pues lógicamente antes se ha de examinar el denunciado error judicial
en la valoración de la prueba.
TERCERO .- A la respuesta del segundo y tercer motivo del recurso, se ha de dedicar, por tanto, el precedente
examen de la Sala. En efecto, sobre el error en la apreciación de la prueba, tanto la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional como la del Tribunal Supremo establecen que para enervar la presunción de inocencia es
preciso no solo la existencia de una mínima actividad probatoria legalmente obtenida, sino que su contenido
tenga entidad suficiente para construir un enlace racional y ajustado a las reglas de la lógica deductiva entre el
contenido del elemento probatorio seleccionado para sustentar el fallo condenatorio y la convicción a la que
llega el órgano sentenciador. La convicción de éste debe asentarse sobre una firme y sólida base fáctica y un
lógico proceso argumental para obtener, aun por las vías indirectas de la deducción valorativa de los hechos,
un juicio fundado que no rompa con la necesaria armonía que debe presidir todo proceso deductivo ( sentencia
del Tribunal Supremo de 19 de septiembre de 2010 ). Todo ello en virtud de una estimación en conciencia del
material probatorio, que no ha de entenderse o hacerse equivalente a cerrado e inabordable criterio personal e
íntimo del juez, sino a una apreciación lógica de la prueba, no exenta de pautas y directrices de rango objetivo.
Así, la credibilidad de cuanto se manifiesta en el Juicio Oral, incluso con un contenido distinto a lo que se
expuso durante la instrucción, es función jurisdiccional que sólo compete al órgano juzgador ( sentencias
del Tribunal Supremo de 3 de noviembre y de 27 de octubre de 2.005 ). En este sentido, constituye doctrina
jurisprudencial reiterada la que señala que, cuando la cuestión debatida por la vía del recurso de apelación
como en el presente caso es la valoración de la prueba llevada a cabo por el juez a quo en uso de las facultades
que le confieren los artículos 741 y 973 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal y sobre la base de la actividad

2
JURISPRUDENCIA

desarrollada en el juicio, debe partirse, como principio y por regla general, de la singular autoridad de la que
goza la apreciación probatoria realizada por el juez ante el que se ha celebrado el juicio, núcleo del proceso
penal, y en el que adquieren plena efectividad los principios de inmediación, contradicción y oralidad, a través
de los cuales se satisface la exigencia constitucional de que el acusado sea sometido a un proceso público con
todas las garantías ( artículo 24.2 de la Constitución Española ), pudiendo el juzgador de instancia, desde su
privilegiada y exclusiva posición, intervenir de modo directo en la actividad probatoria y apreciar personalmente
sus resultados, así como la forma de expresarse y conducirse las personas que en él declaran en su narración
de los hechos y la razón del conocimiento de éstos, ventajas de las que, en cambio, carece el Tribunal llamado
a revisar dicha valoración en segunda instancia.
De ahí que el uso que haya hecho el juez de su facultad de libre apreciación o apreciación en conciencia de las
pruebas practicadas en el juicio, y plenamente compatible con el derecho a la presunción de inocencia y a la
tutela judicial efectiva siempre que tal proceso valorativo se motive o razone adecuadamente en la sentencia
( sentencias del Tribunal Constitucional de 17 de diciembre de 1985 , 23 de junio de 1986 , 13 de mayo de 1987
y 2 de julio de 1990 , entre otras), únicamente debe ser rectificado, bien cuando en realidad sea ficticio por
no existir el correspondiente soporte probatorio, vulnerándose entonces incluso la presunción de inocencia,
o bien cuando un ponderado y detenido examen de las actuaciones ponga de relieve un manifiesto y claro
error del juzgador a quo de tal magnitud y diafanidad que haga necesaria, con criterios objetivos y sin el riesgo
de incurrir en discutibles y subjetivas interpretaciones del componente probatorio existente en los autos, una
modificación de la realidad fáctica establecida en la resolución apelada.
Sobre tales premisas nadie discute que el recurso de apelación contra las sentencias dictadas por los
Juzgados de lo Penal en los procesos penales es un recurso amplio y pleno en cuyo seno el Tribunal ad quem
puede examinar el objeto del mismo con igual amplitud y potestad con que lo hizo el Juzgador a quo y, por lo
tanto, no está obligado a respetar los hechos declarados probados por éste. Ahora bien, como el acto del juicio
oral tiene lugar ante el Juez de instancia y éste tiene la ocasión y oportunidad únicas e inmejorables de poder
recibir con inmediación las pruebas, de estar en contacto con éstas y con las personas que intervienen, no cabe
duda de que pese a aquella amplitud del recurso, en la generalidad de los casos y en la práctica, en atención
al principio de inmediación que informa el sistema oral en materia penal, ha de respetarse en lo posible la
apreciación de la prueba que en su conjunto haya realizado el Juez de instancia, por ser el que aprovecha al
máximo en la valoración de los hechos las ventajas de la inmediación, no obstante los modernos métodos
de videograbación de los juicios. Es por ello que para que el Tribunal de segunda instancia pueda variar los
hechos declarados probados en la primera, se precisa que el apelante acredite que así procede por concurrir
alguno de los siguientes casos: 1) Inexactitud o manifiesto error en la apreciación de la prueba; 2) Que el relato
fáctico sea oscuro, impreciso, dubitativo, ininteligible, incompleto, incongruente o contradictorio en sí mismo;
3) Que haya sido desvirtuado por pruebas en segunda instancia ó 4) Que la conclusión obtenida tras el análisis
probatorio sea de todo punto irracional o disconforme a las reglas de la lógica.
CUARTO .- Pues bien, dicho lo cual, ninguno de estos supuesto se aprecia en el caso de autos, en el que
puede observarse que la conclusión de la magistrada de lo Penal, después de analizada la prueba, no puede
ser más acertada, siendo la misma obtenida a partir de la mayor credibilidad que le infunde el testimonio de la
víctima y las versiones ofrecidas por el resto de testigos, no apreciándose respecto de la primera variaciones
sustanciales en los diferentes momentos en que vertió sus declaraciones ni móviles espurios, pese al conflicto
matrimonial existente entre el acusado y la Sra. Coral , y respecto de las segundas tampoco aparecen motivos
para dudar de ellas, debiéndose, por tanto, respetar el criterio judicial y la susodicha conclusión.
QUINTO .- En cuanto al tema de la intencionalidad machista de la acción, negando el recurrente que su
conducta estuviese impregnada de ella, hay que decir que al respecto se ha venido suscitando un intenso
debate acerca de si es preciso valorar la concurrencia del artículo 1 de la L.O. 1/2004 y, en consecuencia, poder
degradar los hechos a falta o incluso absolver si no se acredita en el autor un elemento intencional que cumpla
con los presupuestos del citado artículo 1 aunque no lo exijan los tipos penales.
Hay una corriente doctrinal y jurisprudencial que entiende que en cuanto se cumplan los presupuestos de los
sujetos pasivos y la relación que tienen con el agresor, el darse la existencia de la agresión ya de por sí conlleva
que exista el delito de violencia de género. Dicho de otro modo, concurriendo la relación entre los sujetos y
el elemento objetivo de la agresión, aunque se trate de un empujón producto de una discusión entre ellos, el
hecho es constitutivo de violencia de género, corriente que, en contra de lo aducido por la recurrente, no ha
venido a ser sancionada por la sentencia del Tribunal Supremo nº 44/2015, de 29 de enero , que invoca, la cual
no hace elucubraciones al respecto más allá de una constatación de la realidad de los hechos enjuiciados y
de la relación que vinculaba a los litigantes. Tampoco esta misma Sala tiene fijado el criterio que al respecto
le atribuye el recurrente. Todo esto ha de ser matizado.

3
JURISPRUDENCIA

Por tanto se ha de decir que frente a esa corriente hay otra que atiende a esa finalidad y a la situación de
dominación como telón de fondo o caldo de cultivo en que la agresión se produce. De tal manera que si
la agresión se produce fuera de la situación de dominio o prepotencia del hombre sobre la mujer el tipo de
maltrato del artículo 153 del Código Penal no se produce. En esta línea, la sentencia del Tribunal Supremo de
fecha 24 de noviembre de 2009 abrió un interesante debate en la doctrina y jurisprudencia sobre la violencia
de género que no puede pasarse por alto en atención a las especiales consecuencias que lleva consigo
tener que analizar si en el acto delictivo del sujeto varón hacia la mujer existe un componente machista o de
dominación; circunstancia o elemento que no se había exigido hasta la fecha. Calendada sentencia señaló
que si la "aplicación del artículo 153 requiere no sólo la existencia de una lesión leve a la mujer por parte del
compañero masculino, sino también que esta acción se produzca en el seno de una relación de sumisión,
dominación y sometimiento a la mujer por parte del hombre, esto es, de una discriminación de todo punto
inadmisible, habrá de ser el Tribunal sentenciador el que, a la vista de las pruebas practicadas a su presencia,
oyendo con inmediación y contradicción a denunciante y denunciado y los testimonios de otros posibles
testigos, el que establezca el contexto en el que tuvieron lugar los hechos, analizando los componentes
sociológicos y caracterológicos concurrentes a fin de establecer, mediante la valoración razonada de los
elementos probatorios, si el hecho imputado es manifestación de la discriminación, desigualdad y relaciones
de poder del hombre sobre la mujer, u obedece a otros motivos o impulsos diferentes."
Más recientemente el Tribunal Constitucional se ha pronunciado en sentencia de fecha 22 de julio de
2010 , aprovechando el reiterado planteamiento de cuestiones de inconstitucionalidad por parte de distintos
juzgados en torno a la diferencia de trato penológico de los tipos penales de violencia de género. Lo que
viene a señalar dicho tribunal es una expresión de lo que constituye la violencia de género al enlazarlo a los
pronunciamientos teóricos que siempre se han destacado desde hace tiempo para exigir que existiera una
legislación específica y propia en esta materia al tratarse de una actividad delictiva muy distinta a la normal
que consta en el resto de tipos penales entre personas que no tienen una relación entre ellos asimilable a la que
se da en las relaciones reflejadas en los artículos 153 , 171 y 172 del Código Penal , describiendo la situación
objetivable, que no subjetiva, que existe en estos casos y que justifican las circunstancias excepcionales
contempladas en la Ley orgánica 1/2004, pero sin que se entienda que ello quiera decir que sea preciso "probar"
por las acusaciones que en la acción del sujeto pasivo existió un "animus" propio y específico, sino que, en
todo caso, el acusado será el que pueda probar que tal ánimo no existió en supuestos muy concretos, como
el antes referido de un conflicto producido entre ex parejas de hace tiempo, o hechos de coacciones por
motivos económicos motivado por la ruptura de la pareja, etc. Es decir, que no es que se exija la prueba del
elemento intencional, sino que el acusado puede probar que hubo una intención distinta, o que los hechos y
las circunstancias lo son al margen de un tratamiento de género, o de la desigualdad.
De nuevo el Tribunal Supremo, en sentencia de fecha 30 de septiembre de 2010 , vuelve a tratar esta
controvertida cuestión en contra de aquellas Audiencias que están exigiendo la prueba de la intención del
comportamiento machista o de dominación, lo que conlleva que se derive la tipificación del hecho a falta, en
lugar de delito, cuando, en realidad, lo que se desprende de la sentencia del Tribunal Constitucional de fecha 22
de julio de 2010 es que el acusado podría probar la ausencia de componentes de diferencia de género, y que el
hecho se produce al margen de situaciones de desigualdad o machismo, lo que entra dentro de la afirmación
que permite probar que el acto no es de género, sino que tiene otros componentes diferenciales, como los
económicos que permitirían derivar el hecho a falta. Sin embargo no puede pretenderse que el objeto de prueba
sea distinto, y que a la inversa de lo que interpreta la calendada última sentencia del Tribunal Constitucional si
no se prueba ese elemento intencional el hecho pasaría a falta. Por ello, en la sentencia del Tribunal Supremo
de 30 de septiembre de 2010 se comienza por afirmar que "en apoyo de la objeción relativa al artículo 153
Código Penal se afirma que la conducta correspondiente careció de connotaciones machistas y no estuvo
animada por la voluntad de sojuzgar a la pareja o mantener sobre ella una situación de dominación, sino que
estuvo relacionada con cuestiones económicas".
Partiendo de la doctrina precedente, es correcto enmarcar la agresión protagonizada por los contendientes,
como hace la sentencia de instancia, en el ámbito de la violencia de género, pues la discusión original tiene por
trasfondo la relación que existió entre el acusado y la Sra. Coral . La motivación del ataque previo al Sr. Carlos
Antonio , actual compañero sentimental de aquélla, no es más que la expresión de un machismo atávico y
exacervado. Cuando lo ve en compañía de su ex exposa y de su hija a la puerta del instituto de enseñanza donde
iban a esperar a otro de sus progenitores, no tiene otra respuesta que increparle con las siguientes frases: "hijo
de puta, maricón, te tengo que matar, te tengo que rajar". La escena no es más que el reflejo de la impotencia
de quien sintiéndose dominador sobre la vida y sentimientos de su antigua mujer, pretende prolongar estos
sentimientos ante la persona que "indebidamente" ocupa su lugar; reflejo que a las claras se manifiesta, con
una prepotencia si cabe más acentuada, cuando antes de empujar a su ex mujer le dice que se calle, que no la

4
JURISPRUDENCIA

puede ver y que es una mierda. Así las cosas resulta poco menos que descabellado venir a negar un contexto
de violencia de género para conseguir una calificación más benigna
Este motivo del recurso debe igualmente perecer.
SEXTO .- Lo anteriormente expuesto comporta que fracase el recurso y que, en consecuencia, se desestime
el mismo, declarándose de oficio las costas procesales.
Vistos los artículos citados y demás de general y pertinente aplicación,

FALLAMOS
Que desestimando el recurso de apelación interpuesto por la representación procesal de don Paulino contra
la sentencia que en 10 de junio de 2016 dictó el Juzgado de lo Penal nº 4 de Córdoba en Juicio Oral nº 480/15 ,
debemos confirmar como confirmamos meritada resolución con declaración de oficio de las costas de esta
alzada.
Notifíquese esta resolución a las partes, con indicación de que contra la misma no cabe recurso ordinario
alguno, y remítase certificación de la misma, junto con los autos originales al Juzgado de procedencia, para
su conocimiento y ejecución.
Anótese la presente resolución en el RCMC y VD y, en su caso, en el Registro Central de Penados y Rebeldes.
Así, por esta nuestra Sentencia, lo pronunciamos, mandamos y firmamos.

Vous aimerez peut-être aussi