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La Revolución

y los revolucionarios

tomo vii

El Estado Constitucional.
Ajustes internos
J os é C . Va la dé s

La Revolución
y los revolucionarios

tomo vii

El Estado Constitucional.
Secretaría de Educación Pública Ajustes internos
Secretario de Educación Pública
Emilio Chuayffet Chemor
Subsecretario de Educación Superior
Fernando Serrano Migallón

Instituto Nacional de Estudios


Históricos de las Revoluciones de México

Directora General
Patricia Galeana
Consejo Técnico Consultivo
Fernando Castañeda Sabido
Luis Jáuregui
Álvaro Matute
Érika Pani
Ricardo Pozas Horcasitas
Salvador Rueda Smithers
Adalberto Santana Hernández I nstituto N acional de E studios H istóricos
Enrique Semo de las R evoluciones de M éxico
Mercedes de Vega Armijo
Gloria Villegas Moreno México, 2014
F1234
V345
2014


Valadés, José C., 1901-1976
La Revolución y los revolucionarios/artículos, entrevistas y reportajes de José C. Valadés.—
Con ten ido
México, D.F.: Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, 2014.
8v.—

ISBN-13: 978-607-9276-44-7, La crisis del porfirismo (La Revolución y los revolucionarios, Tomo i).
ISBN-13: 978-607-9419-03-5, Maderismo (La Revolución y los revolucionarios, Tomo ii).
ISBN-13: 978-607-9419-04-2, La Revolución constitucionalista (La Revolución y los revolucionarios, Tomo iii).
ISBN-13: 978-607-9419-05-9, Las rupturas en el Constitucionalismo (La Revolución y los revolucionarios, Tomo iv).
ISBN-13: 978-607-9419-06-6, El convencionismo (La Revolución y los revolucionarios, Tomo v).
ISBN-13: 978-607-9419-07-3, El Estado constitucional. Sus inicios (La Revolución y los revolucionarios, Tomo vi).
ISBN-13: 978-607-9419-08-0, El Estado constitucional. Ajustes internos (La Revolución y los revolucionarios, Tomo vii).
ISBN-13: 978-607-9419-09-7, El Estado constitucional. Su consolidación (La Revolución y los revolucionarios, Tomo viii).

1. México-Historia-Revolución, 1910-. 2. México-Historia-Revolución, 1910-Fuentes.


3. México-Revolucionarios

P r e sen tación
Patricia Galeana. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . VII

P rólog o
Pedro Salmerón. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XVII

Jo sé C . Val ad é s

D.R. © Instituto Nacional de Estudios Históricos




de las Revoluciones de México (inehrm)
Francisco I. Madero núm. 1, San Ángel,
La Revolución
Del. Álvaro Obregón, México, 01000, D. F. y los revolucionarios
Primera edición: inehrm, 2010
Segunda edición: inehrm, 2014 tomo vii

ISBN: 978-607-9419-08-0
El Estado Constitucional.
Diciembre de 2014
Ajustes internos
Queda prohibida la reproducción, publicación, edición o fijación material
de esta obra en copias o ejemplares, efectuada por cualquier medio ya
sea impreso, fonográfico, gráfico, plástico, audiovisual, electrónico, foto-
gráfico u otro similar sin la autorización previa del Instituto Nacional de
Estudios Históricos de las Revoluciones de México.

Hecho e impreso en México

• V •
Pr esen tación

Nada se salva y sí todo se pierde si la realidad es ocultada.*


La historia… requiere dos autoridades: una científica, otra moral.**

José C. Valadés

D esde su primera publicación, Revolución social o motín


político, que escribió a los 21 años, José C. Valadés se
dedicó a estudiar la Revolución Mexicana con la convicción de
que no había una, sino muchas revoluciones dentro de un proce-
so totalizador.1
Como parte de su amplia obra, Valadés estudió los oríge-
nes del socialismo; del movimiento obrero y del anarquismo en
México; hizo la biografía de Francisco I. Madero, con el título
Imaginación y realidad, y otra de Rafael Buelna, Las Caballerías
de la Revolución; recopiló las Memorias de Adolfo de la Huerta,
y culminó sus estudios sobre el proceso revolucionario con la
Historia general de la Revolución Mexicana en diez volúmenes,
única historia general que se ha escrito por un solo autor hasta la
fecha. Además, el historiador elaboró la primera historia oral de

*José C. Valadés, Breviario de la historia de México, México, Editorial Patria, 1949.


**José C. Valadés, Compendio General de México a través de los siglos, t. VI,
México, Editorial del Valle de México, 1991.
1
Jean Meyer, “José C. Valadés: anticonformista libertario”, en Patricia Galeana
(coord.), José C. Valadés, Historiador y Político, México, unam, 1992, p. 63.

• VII •
VIII • P r esentac ión Pat ricia Ga lea na • IX

la Revolución, recogiendo los testimonios de los revolucionarios el título de La Revolución y los revolucionarios, en el 2005. Los
en el exilio, que hoy reeditamos.2 volúmenes fueron acompañados por estudios introductorios
Nació en el seno de una familia de escritores que sufrió la re- de Friedrich Katz, Álvaro Matute y el propio Garciadiego, así
presión de la dictadura porfirista. Llevó el nombre de su tío, José como de la semblanza biográfica del autor por Roberto Espino-
Cayetano Valadés, asesinado por el gobernador porfirista Francis- sa de los Monteros. En esta segunda edición se incorporan los
co Cañedo, debido a sus escritos de denuncia en su periódico La textos de Enrique Semo, Salvador Rueda, Luis Barrón, Pedro
Tarántula. Nuestro autor no sólo se desarrolló en un ambiente de Salmerón y Felipe Ávila, de manera que cada volumen cuenta
letras, sino de activismo político. Perdió muy pronto a su padre y la con su propia introducción.
historia de su familia fue la de muchas familias norteñas durante La presente obra fue realizada por el joven historiador José C.
la Revolución: de sufrimiento y pobreza. Valadés en entregas semanales para los periódicos La Opinión y
Se inició en la vida con el proceso revolucionario, viendo la La Prensa, publicadas en Los Ángeles y San Antonio, de 1927 a
lucha de su padre, Francisco Valadés, y de Heriberto Frías en el 1941. Sus artículos están apoyados en fuentes primarias inacce-
Correo de la Tarde, contra la dictadura. Antes de cumplir 20 años sibles e inéditas en los años en los que Valadés las dio a conocer.
recibió un premio por un texto sobre el Municipio Libre. Militó Realizó entrevistas magníficas a los revolucionarios exiliados. Supo
en las juventudes fundadoras del Partido Comunista Mexicano, hacer preguntas atinadas, y reseñó la visión personal de las viven-
fue activo anarcosindicalista, organizador, entre otras, de la pri- cias, recuerdos, anécdotas, valoraciones y juicios de esos protago-
mera huelga inquilinaria de la ciudad de México. Defendió la nistas. Así Valadés fue pionero de la historia oral, disciplina que
causa de los marginados y la libertad política hasta su muerte. se desarrollaría notablemente en las décadas siguientes.
Como luchador social conoció la cárcel y el exilio, estuvo en Con rigor en la investigación histórica y el análisis, su obra
prisión por haber organizado una huelga de petroleros. Hizo pe- está destinada por igual al público especialista que al lector ge-
riodismo de denuncia social y política siendo un militante activo
neral interesado en el proceso revolucionario. Es una fuente de
en los partidos de oposición. Sufrió la destrucción de la imprenta
datos originales.
donde publicaba el periódico El Correo de Occidente.
En la presente edición corregida y aumentada con prólogos
En 1927, Valadés se fue a Estados Unidos y se dedicó a re-
que acompañan a cada volumen, los historiadores destacan los
coger los testimonios de los revolucionarios exiliados. En 2001,
aspectos que les parecen más relevantes de la obra de José C. Va-
el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revolucio-
ladés como historiador, así como el contenido histórico del que
nes de México (inehr m), bajo la dirección de Francisco Valdés
trata cada tomo.
Ugalde y después de Javier Garciadiego, se dio a la tarea de
recopilar estos artículos y los publicó en ocho volúmenes con
Friedrich Katz, en el primer volumen, destaca el notable esfuerzo
2
José C. Valadés, La Revolución y los revolucionarios, México, inehrm, 2006.
de rescate de fuentes hecho por Valadés, en una época en donde
X • P r esentación Pat ricia Ga lea na • XI

la mayoría de ellas estaba todavía en manos de sus protagonistas. y su esposa Sara Pérez, así como varios de los cuadernos persona-
Subraya la importancia de los materiales dados a conocer por el les de Madero, en los cuales se observa su altruismo.
autor, relacionados con los movimientos de oposición al régimen En la segunda parte de este volumen, se ofrece una detallada
de Díaz, entre ellos la rebelión de Tomóchic. reconstrucción de los últimos días del presidente Madero, en los
Katz concluye que, al analizar ése y otros levantamientos, se en- que el historiador sinaloense critica y demuestra la falsedad de la
tiende mejor por qué la revolución maderista pudo infligir derrota versión oficial que presentó el gobierno de Huerta para justificar
tras derrota a las tropas federales en Chihuahua, gracias a las expe- el magnicidio. Ávila termina su presentación resaltando la impor-
riencias armadas previas y a la tradición de lucha de esos sectores. tancia histórica de las entrevistas que Valadés hizo a Félix Díaz,
Refiere la riqueza del archivo de Ramón Corral y de los documen- uno de los protagonistas centrales de la contrarrevolución.
tos publicados por Valadés, en los cuales se encuentran múltiples
ejemplos de la forma en la que el régimen de Díaz reprimía a sus En la presentación al tomo tercero, Javier Garciadiego señala que
opositores, particularmente la forma en que persiguió al reyismo y al el valor de esta obra de Valadés es doble, puesto que “está hecha
maderismo en su etapa electoral. Todo esto explica la gran confusión con las versiones de algunos de los temporal y relativamente ven-
de algunos de los gobernadores para resolver los desafíos políticos cidos del proceso revolucionario y se refiere a personajes de todas
planteados por un fenómeno que cambió su rutina. las facciones, sin preferencias ni partidarismos. Así la visión de la
Revolución Mexicana de José C. Valadés es novedosa y plural”.
En el segundo tomo de la nueva edición, Felipe Ávila destaca Del contenido de este volumen dedicado a la revolución
el valor de los testimonios publicados por Valadés relaciona- constitucionalista, Garciadiego destaca la importancia de los
dos con el maderismo. Con ellos, el lector puede tener una me- testimonios y documentos de Querido Moheno, político reyis-
jor comprensión de lo complejo que fue ese movimiento. Estos ta, antimaderista y miembro del gabinete huertista; los de Eliseo
testimonios echan por tierra las ideas prevalecientes que ponen Arredondo, secretario de Gobernación y agente confidencial de
en duda el liderazgo y la firmeza de Madero en la conducción Carranza en Washington; de Francisco Murguía, el destacado
de su ejército y en las negociaciones de paz con el gobierno de general carrancista que participó en las batallas contra Francisco
Porfirio Díaz. Villa en El Bajío en 1915; así como las largas entrevistas que el
De manera particular, Valadés describe la difícil trama que autor hizo a Joaquín Amaro.
rodeó esas negociaciones, las tensiones y diferencias en el bando
revolucionario y la decisión de Madero para conseguir la renuncia En el tomo cuarto, Luis Barrón escribe que José C. Valadés, “de
de Díaz y el establecimiento de un gobierno de transición. familia de periodistas, con un interés y vocación por la historia
Ávila refiere cómo el autor muestra el lado humano del perso- y una pluma exquisita, tenía la combinación perfecta de talentos
naje a través de la correspondencia entre el líder de la Revolución para lograr una obra que, por mucho, se adelantó a sus tiempos”.
X I I • P r esentac ión Pat ricia Ga lea na • XIII

Destaca que Valadés fue pionero en el ejercicio profesional de El historiador concluye que en la historia de Valadés aparecen
la historia y que lo que escribió es una combinación virtuosa también la geografía, los contextos, las circunstancias, la subjeti-
de investigación académica rigurosa con una escritura muy amena vidad de los personajes, sus ideas, su conducta, en ocasiones in-
que cumple cabalmente con sus propósitos de difundir la historia. cluso su crueldad, para trazar la historia de los convencionistas, la
Sus escritos se fortalecen por su talento de periodista a través de fracción revolucionaria derrotada. Presenta importantes testimo-
memorables entrevistas que pudo hacerle a varios de los persona- nios para entender el convencionismo, el zapatismo y el villismo,
jes más importantes de la gesta revolucionaria. mediante las voces de Roque González Garza, Gildardo Magaña
En este volumen aparecen las entrevistas de Antonio I. Vi- y Austreberta Rentería, la viuda de Francisco Villa.
llarreal, Pablo González y Félix Palavicini, actores centrales de Ofrece también información fundamental que contribuye a
la Revolución, con cuyos testimonios y memorias se conoció por esclarecer el asesinato de Paulino Martínez, el líder de la dele-
vez primera su versión de los acontecimientos en los que parti- gación zapatista a la Convención de Aguascalientes, muerto en
ciparon; su información complementa, refuta o matiza lo que se circunstancias muy confusas en diciembre de 1914, durante la
sabía de ellos hasta esos momentos. ocupación convencionista de la ciudad de México.
Hace asimismo la narración de la muerte de Eufemio Zapa-
En el quinto volumen, Salvador Rueda destaca también la com- ta, el hermano de Emiliano, muerto como consecuencia de las
binación de talentos de Valadés como historiador meticuloso y fricciones, purgas y venganzas que asolaron al zapatismo en su
como divulgador de la historia, en donde su prosa muestra “su derrota ante el constitucionalismo.
composición clara, el cuidado en la economía de adjetivos y el Finalmente, Rueda destaca el retrato íntimo que Valadés ofre-
raro uso de escenas de desperdicio”. El historiador nos entrega ce de la figura de Francisco Villa, mediante las voces de su viuda y
una serie de ensayos cortos destinados a todo público que espera- de su amigo Alfonso Gómez; al igual que el epistolario de Felipe
ba la continuación de sus relatos en sus entregas semanales. Ángeles, el famoso artillero y principal consejero de Villa, y del
Rueda señala que en los “ensayos reunidos en un solo tomo, gobernador de Sonora, José María Maytorena.
no se quiso traicionar el tono cordial y sin planes preconcebidos
que debió imprimirles Valadés al llevarlos a la imprenta”. Destaca Álvaro Matute, en su presentación al tomo sexto, hace notar la
también el papel del autor como precursor de la historia oral. monumentalidad de la obra historiográfica de Valadés, por la am-
Sobre el contenido de este volumen, nuestro prologuista plitud de los temas que investigó y la profusión de las fuentes
apunta que lo que dividía a los convencionistas de los constitu- que rescató y utilizó. Lo cataloga como periodista-historiador que
cionalistas no era la pugna entre sus caudillos, sino “los meca- combina ambos saberes de manera notable. Subraya que el oficio
nismos mismos del funcionamiento republicano” que sostenían de periodista lo capacitó para emprender después su vasta obra
unos y otros. historiográfica.
X I V • P r esentac ión Pat ricia Ga lea na • XV

En este volumen se presentan las voces de los protagonis-


tas fundamentales de la década de 1920, dominada por Álvaro Enrique Semo, en la introducción al octavo y último tomo de
Obregón y Plutarco Elías Calles, en donde se escucha a los acto- La Revolución y los revolucionarios, que lleva por título El Esta-
res principales como Adolfo de la Huerta, Plutarco Elías Calles, do constitucional. Su consolidación, destaca la visión de Valadés
Miguel Alessio Robles, Aurelio Manrique, José María Maytorena sobre el periodo cardenista y el gobierno de Manuel Ávila Ca-
y Jorge Prieto Laurens. macho. Considera que lo que expresa del presidente Cárdenas y
Matute concluye que el exilio de muchos de ellos fue el te- de su gobierno es “una posición a la vez positiva y valientemente
lón de fondo que Valadés quiso mostrar, la forma en que vivían crítica”.
cuando él los conoció y entrevistó, con lo que logró establecer un Semo subraya la agudeza del historiador al advertir lo novedo-
puente entre el pasado y el presente. so de la relación directa que Cárdenas estableció con la gente, la
forma en que la escuchaba para actuar después, buscando resolver
En el prólogo al tomo séptimo de esta colección, que lleva por desde el Estado sus necesidades. También destaca lo cuidadoso
título El Estado constitucional. Ajustes internos, Pedro Salmerón que era el presidente Cárdenas para expresar su ideología, a pesar
llama la atención acerca de la gran laguna historiográfica que hay de lo cual llevó a cabo transformaciones populares sustanciales
sobre Álvaro Obregón, “un personaje indispensable para la com- basadas en su carisma y en su férrea voluntad. Aunque critica que
prensión del México contemporáneo”. Señala que aunque hay va- esas transformaciones fueron hechas sin un plan general.
rios estudios sobre su participación en la Revolución y su ascenso De acuerdo con el historiador, Valadés consideraba al car-
al poder, hace falta una investigación de su ejercicio de gobierno. denismo como un gobierno “bien intencionado, profundamente
Acerca de Obregón, Salmerón señala que el objetivo central humanista, pero falto de un plan general coherente de cambios
del caudillo en el poder fue el fortalecimiento del Estado, política radicales para el desarrollo de México”. Semo concluye su intro-
y económicamente. Labor que llevó a cabo con un equipo gober- ducción reiterando la aguda percepción de Valadés. En su opi-
nante integrado no sólo por el grupo sonorense, sino por diversos nión la obra periodística de éste tiene su continuidad orgánica en
revolucionarios que confluyeron en la Soberana Convención Re- su obra histórica.
volucionaria en Aguascalientes en 1914.
El historiador del villismo destaca que en este tomo Valadés A la par de sus actividades políticas y sociales, la pluma de Valadés
ofrece varias perspectivas para acercarnos a ese decisivo periodo no descansó jamás. Sus artículos de análisis político fueron causa
dominado por Obregón, el caudillo por antonomasia de la Revolu- de debates nacionales. Se despidió de la política y del periodismo
ción, y para conocer a dos de los generales que se atrevieron a de- en el número conmemorativo de Hoy de 1951. Su práctica po-
safiarlo, Francisco R. Serrano y Arnulfo R. Gómez, así como para lítica y de luchador social le dotó de un rico instrumental para
entender la difícil situación política que generó su desaparición. entender y escribir la historia de la Revolución.
X VI • P r esentac ión Pat ricia Ga lea na • XVII

Nuestro autor nos legó una obra integral; consideró insepara- culminó el reparto agrario. Pero faltó, como afirma Valadés, un
bles la historia política, la económica y la social, además de la cul- programa orgánico para abatir la pobreza.
tural. Su obra es inmensa, no sólo por volumen sino por su calidad, La abundante obra del historiador José C. Valadés fue resul-
ya que está fundamentada en acuciosa investigación documental tado de una vida intensa y polifacética, producto no sólo de la
y tiene la congruencia y unidad producto del trabajo de un solo teoría, sino de la práctica política; es una lectura obligada para
hombre, sin ayudantes. Además del mérito de haberla realizado sin comprender la Revolución Mexicana.
el patrocinio de institución alguna.
A lo largo de sus obras, Valadés destaca la necesidad de hacer Patr ici a G a le a na
la revisión histórica de México superando el maniqueísmo, me- Instituto Nacional de Estudios Históricos
diante el trabajo con fuentes primarias. de las Revoluciones de México
En sus primeras obras, bajo la perspectiva marxista, consideró
que la Revolución Mexicana no había contado con un plan es- •
pecífico para acabar con la pobreza. En sus últimos escritos, aún
inéditos, continúa su visión crítica. En los apuntes titulados: Idea
de una nueva sociedad mexicana,3 plantea la necesidad de una
profunda revisión histórica y estructural del país, ante la lacerante
pobreza que sufre su población.
En el final de su vida vino a confirmar lo que se había plantea-
do al principio de la misma, que la Revolución no había logrado
resolver las diferencias sociales entre los mexicanos, ni había teni-
do un programa integral para lograrlo.
Todas las revoluciones dejan asuntos pendientes. La primera
revolución mexicana, la maderista precedida de la magonista, lo-
gró acabar con la dictadura porfirista; la revolución constitucio-
nalista acabó con los restos del antiguo régimen, personificado
en la usurpación huertista. Las demandas obreras y campesinas
se recogieron por vez primera en el constitucionalismo mundial,
en la Constitución de 1917. Durante el gobierno de Cárdenas

3
José C. Valadés, Idea de una nueva sociedad mexicana, inédito, 1970.
Prólogo

Pedro Salmerón*

L os locos veinte les llamaron fuera de México a aquellos años


de auge económico, de alivio mundial tras la guerra más des-
tructiva —hasta entonces— de la edad moderna. De las mujeres de-
finitivamente incorporadas a la vida pública y del éxito de las van-
guardias artísticas. Algo de todo ello se vivió en México: la escuela
mexicana de pintura y los Contemporáneos; la fama de Mariano
Azuela y las dos primeras —e insuperables— novelas de Martín Luis
Guzmán; la movilización obrera y campesina y la vuelta de Librado
Rivera y Enrique Flores Magón… y, por supuesto, el Caudillo y,
con él, los males del caudillismo, aunque, también, los peculiares
progresos que el dominio y mando de éste en particular significó
para la vida nacional. Porque la vida pública de aquella década
está dominada —incluso ausente en cuerpo, desde el 17 de julio
de 1928— por el general Álvaro Obregón.
No deja de ser curioso que el general Álvaro Obregón Salido,
un personaje indispensable para la comprensión del México con-
temporáneo, haya recibido una atención muy inferior a la de otros
caudillos de la Revolución: no hay sobre él un trabajo parecido a
los que sobre Villa y Zapata han escrito Friedrich Katz y Paco Ig-
nacio Taibo II o John Womack, Felipe Ávila y Francisco Pineda.
*Instituto Tecnológico Autónomo de México.

• XIX •
X X • P rólogo Pedro Sa lm erón • XXI

No hay sobre su periodo presidencial un estudio como los de Ál- institucional, es decir, muy particularmente Plutarco Elías Calles,
varo Matute y Javier Garciadiego sobre el de Carranza o como los Adolfo de la Huerta y Alberto J. Pani. Pero también de aquellos de
de Jean Meyer y Enrique Krauze sobre el de Calles. sus colaboradores que instrumentaron las políticas más visibles
Como revolucionario en Sonora, en los años de 1912 a 1914, de su gobierno, relativas a la educación y la infraestructura, es decir,
ha sido magníficamente retratado por Héctor Aguilar Camín; Ma- José Vasconcelos, Antonio I. Villarreal y Amado Aguirre.
tute nos lo ha mostrado en 1919-1920 como candidato presiden- La mención de estos hombres nos puede ayudar a entender
cial; como personaje literario, Martín Luis Guzmán y Jorge Ibar- que Obregón no gobernó con el grupo sonorense. Cierto que dos
güengoitia se inspiraron en él para escribir algunas de las páginas carteras clave las ocuparon hombres nacidos en Guaymas, con los
más brillantes de la literatura mexicana. Pero sigue faltando un cuales el caudillo se alió en sus luchas locales internas y que le
estudio sobre el caudillo en el poder. Sin embargo, diversos traba- permitieron mantener su poder y su prestigio en aquella región
jos académicos y testimonios de la época nos permiten reconstruir clave en la vida de la época; pero los otros mencionados, y varios
algunos de los elementos fundamentales de su mandato. Las bio- más entre los colaboradores cercanos o aliados políticos de Obre-
grafías parciales de Pedro Castro y Linda B. Hall apenas empiezan gón (como Miguel Alessio Robles, Eulalio Gutiérrez y Antonio
a ayudarnos a armar los datos sobre el personaje. Díaz Soto y Gama), son parte de un grupo nacional que empezó
El proyecto del grupo sonorense, que tomó el poder en 1920, a forjarse en la Convención de Aguascalientes. Esa asamblea fue
puede ser muy sucintamente resumido en tres líneas principales: a) resultado de un grupo que no quería identificarse con el proyecto
el impulso del desarrollo capitalista de México mediante el apoyo restaurador, modernizador (institucionalizador) del autoritarismo
a la inversión privada y la creación de capitales, y la decidida par- porfirista, ni con el proyecto social (o sus formas radicales) del za-
ticipación del Estado en la economía; b) la lucha por la soberanía patismo y el villismo.
nacional efectiva, poniendo marcos y límites claros a los intereses Pero en el otoño de 1914 ese grupo carecía de un liderazgo
extranjeros; y c) la recuperación de la tranquilidad social y política claro y de fuerza propia real que oponer a los dos bandos en pug-
mediante la aplicación selectiva del programa de la Revolución, en na, del mismo modo que la propuesta populista o bonapartista
materia agraria principalmente. Estas tres líneas exigían un Estado que explica el gobierno y el proyecto de Obregón era prematura,
fuerte, y la tarea principal del gobierno de Obregón en materia pues las energías revolucionarias distaban de haberse agotado (y
política fue justamente el fortalecimiento del Estado, en dos áreas la salida bonapartista requiere de su agotamiento o empantana-
fundamentales: la centralización del poder político y la construc- miento) y seguían siendo muy vigorosas las fuerzas que intentaban
ción de herramientas fiscales y financieras que dieran al Estado la mantener los modelos del antiguo régimen. En noviembre de 1914
fuerza económica de que carecía. y en enero de 1915 la opción “pacificadora” o “tercerista” se hizo
Hablar del régimen del caudillo y de aquellas facetas que con- humo, pero debilitó y dividió a la facción convencionista y, sobre
tinuaron en el gobierno de Calles, nos obliga a hablar de quie- todo, sembró las semillas del grupo que llevaría al poder a Álvaro
nes instrumentaron esas políticas de control político y de rediseño Obregón. Así pues, podemos arriesgar que el grupo que se impuso
X XII • P rólogo Pedro Sa lm erón • XXIII

en la lucha armada nació en Aguascalientes, pasó por el crisol de Durante su mandato y el de su sucesor se consolidó el régimen
la guerra, levantó la voz en el Congreso Constituyente y tomó el emanado de la Revolución, pero la fuerza del Estado era más apa-
poder en 1920. rente que real. Es cierto que el apoyo de las masas trabajadoras
Para muchos autores, el crisol de la guerra significa o se traduce (sobre todo campesinas) había llevado al poder al grupo gobernan-
en el acercamiento o la sensibilización de muchos oficiales terceris- te, que Obregón conjuró la recaída del país en el caudillismo y el
tas e incluso carrancistas (como, yendo aún más allá, Francisco J. militarismo, y que Calles había dotado al régimen con el aparato
Múgica y el joven Lázaro Cárdenas) a las demandas de los ejérci- institucional mínimo indispensable. Durante ambos gobiernos los
tos populares. Eso también nos obligaría a cambiar la perspectiva revolucionarios habían aprendido a gobernar una sociedad conflic-
y mirar la Revolución, como don Venustiano Carranza, desde el tiva y relativamente politizada. Los revolucionarios eran la fuerza
edificio de Faros y a analizar las concesiones formales que fue ha- hegemónica de la sociedad, “Pero —como ha señalado Arnaldo
ciendo a aquellos sectores radicalizados al calor del combate y que Córdova— su poder había demostrado también ser ineficaz para
entendieron que, sin concesiones a las demandas de las masas, así llevar a término el programa de la Revolución. Hasta los últimos
sea en el sentido populista que haga depender la solución de dichas años veinte no habían hecho otra cosa, en la práctica, que pugnar
demandas de la alianza y a fin de cuentas, la voluntad del Estado, por mantenerse en pie, pero estaban muy lejos de convertirse en el
sería muy difícil o imposible ganar la guerra. Dos elementos sim- poder rector, soberano y aceptado por la sociedad que la revolución
bólicos marcan este tránsito: la ley agraria del 6 de enero de 1915 había postulado”.
y el pacto del constitucionalismo con la Casa del Obrero Mundial La Revolución había sido una gran movilización de masas, y
que parece más un acto propagandístico que una auténtica alianza el programa de reformas sociales de la Revolución, recogido en la
con las organizaciones obreras. De ahí siguió la conformación del Constitución de 1917, había permitido a los revolucionarios llegar
grupo “jacobino” o “radical” que en el Congreso Constituyente al poder y mantenerse en él, con el apoyo de las masas, así estu-
de 1917 impulsó los artículos 27 y 123 de la Constitución. vieran éstas organizadas en tantos y tan diversos grupos, y fueran
Esas son las experiencias que guiaron el modelo de gobierno controladas por caciques y caudillos distintos, pero en los hechos,
de los años veinte. tanto la reforma agraria como la resolución de las demandas obre-
A lo largo de esa década, los más agudos observadores políticos ras habían avanzado poco. Aún seguimos preguntándonos sobre
mexicanos solían exagerar el ya de por sí pesado personalismo de los alcances del Estado y sobre sus formas de relación con las orga-
la política nacional. Parecía que el poder del Estado dependía del nizaciones de masa. Todavía tratamos de entender las formas del
poder del caudillo en turno y, consternados, creían que era una caudillismo mexicano y de los mecanismos de reparto del poder y
característica peculiar del sistema político mexicano (cuando, en de eliminación de los rivales.
realidad, a nivel mundial empezaba una era dominada por el per- Y justamente el tomo VII de los testimonios, entrevistas y re-
sonalismo político). Sin embargo, Obregón, caudillo por antono- portajes de don José C. Valadés (cuyos aportes generales y datos
masia, es, paradójicamente, el ángel exterminador de los caudillos. biográficos han sido certera y puntualmente analizados en los volú-
X XIV • P rólogo

menes precedentes) nos permite acercarnos a la figura del caudillo


y a aquellos años a través de la documentación de varios personajes
enormemente significativos: los dos generales que intentaron opo-
nerse a la reelección del caudillo y lo pagaron con su vida, Fran-
cisco R. Serrano y Arnulfo R. Gómez, así como el hombre al que
recurrieron numerosos políticos para tratar de capotear el vacío
dejado por el asesinato del caudillo, general Pascual Ortiz Rubio.
También vemos la perspectiva de los que, derrotados, miran al país
desde afuera, así como de uno de los más eficaces políticos-técni- Facsímil
cos de la época: don Genaro Estrada.
Cinco perspectivas, cinco maneras de acercarnos a aquel es-
pléndido periodo, de la mano del gran cronista José C. Valadés.
Él mismo los presenta de manera tan precisa, que no hay más que
decir de ellos. Es tiempo de pasar al libro.


La Revolución
y los revolucionarios

tomo vii

El Estado constitucional.
Ajustes internos

Fue editado por el I nstituto Nacional de Estudios


Históricos de las Revoluciones de México
Se terminó de imprimir en la Ciudad de México en 2015

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