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Concesiones Forestales de

Petén, Guardianes de la
Reserva de la Biosfera Maya
En medio de la devastación de los incendios en la
Selva Guatemalteca, una razón para optimismo: no
hay incendios en los bosques manejados por
comunidades forestales. Así, Guatemala le ofrece al
mundo un innovador modelo económico y ambiental.

Crédito fotografía: If Not Us, Then Who?


CIUDAD DE GUATEMALA, GUATEMALA — Un nuevo
estudio sobre los incendios forestales que azotaron el mayor
bosque tropical de Centroamérica encuentra que las
comunidades locales son exitosas en prevenir y detener los
incendios. Esta situación contrasta con lo que se vive en
algunas zonas del modelo de áreas protegidas, en donde no
hay manejo de los recursos naturales y culturales por parte de
comunidades.

El estudio es una contribución de la red de monitoreo


comunitario de la Asociación de Comunidades Forestales de
Petén (ACOFOP) y la Fundación PRISMA, Programa Regional
de Investigación sobre Desarrollo y Medio Ambiente. Este
estudio se suma a la creciente evidencia que prueba que si las
comunidades locales tienen derechos sobre el territorio es la
mejor manera de proteger las críticas selvas tropicales en el
mundo.

Hogar de 180.000 personas, más


de 20.000 de las cuales viven en las
concesiones forestales
comunitarias, la RBM es el corazón
de la antigua civilización Maya.
El estudio examinó nueve concesiones forestales comunitarias
ubicadas en la Reserva de la Biosfera Maya de Guatemala
(RBM) la cual cuenta con más de 2.1 millones de hectáreas, y
cubre la quinta parte más septentrional del país.

Utilizando datos de satélite recopilados por la Administración


Nacional de Aeronáutica y del Espacio de Estados Unidos
(NASA), el estudio de PRISMA, que realiza investigaciones en
Centro América, México y Colombia, encontró que menos del
1% de todos los incendios que ocurrieron en la reserva durante
el 2017, tuvo lugar en las concesiones forestales comunitarias.

Petén -la mayor extensión bajo


concesión comunitaria del mundo-
está protegida por el trabajo
constante de prevención y control
de incendios que realizan las
comunidades en la zona de usos
múltiples.
Numerosos estudios realizados en el último decenio han
concluido que las concesiones han tenido un gran éxito: una
poderosa fuente de desarrollo económico y conservación de los
recursos naturales y un modelo para combinar el desarrollo
social y económico con la sostenibilidad a largo plazo de los
bosques y las comunidades.
“Los mapas que incluimos en el nuevo estudio de las áreas
devastadas por los incendios son particularmente
llamativos,” dijo Davis, el investigador de PRISMA.
“Presentan en rojo un gran patrón de puntos de calor, basado
en la detección por satélite de puntos calientes anómalos,
repartidos a lo largo de los parques nacionales. No obstante,
las áreas de concesión forestal comunitaria son verdes y no
han sido afectadas por los incendios.”

“Las comunidades han llegado a ver que su bienestar


económico y social está alineado con el de los bosques que
manejan “, escribió Davis en el estudio. En Guatemala, como
en otras partes, esto ha sido cierto y los logros van mucho más
allá de la protección contra incendios forestales: sin la pronta
renovación de las concesiones forestales, se espera que
problemas como el tráfico de drogas, la agricultura industrial,
la ganadería extensiva y la extracción de petróleo, tales como
se ha visto en Laguna del Tigre, se hagan cada vez más y más
graves en importantes zonas de la reserva.
Concesiones forestales a
comunidades en Petén son
clave para evitar incendios,
según estudio
Por Publinews
Viernes 16 de junio de 2017, a las 09:18

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Las concesiones de bosques a comunidades para la explotación


controlada de madera en el norte de Guatemala han evitado la
propagación de incendios forestales en esa región fronteriza con México,
señaló una organización ambientalista en un estudio presentado esta
semana.
El estudio de la Fundación PRISMA, con sede en El Salvador, destacó que
las concesiones forestales a pobladores han sido clave para frenar el
avance de los incendios forestales en el departamento de Petén, fronterizo
con México y Belice.

La mayoría de incendios forestales en Petén están vinculados a


la explotación de suelos para cultivos, ganadería y las operaciones de
grupos del narcotráfico que construyen pistas de aterrizajes clandestinas,
según denuncias de autoridades y activistas.

Lee también: Resaltan importancia de la prevención en el tema de incendios


forestales

"Las concesiones forestales comunitarias de Petén


en Guatemala están cooperando amplia y
eficazmente en la prevención y vigilancia de
incendios forestales", dijo Andrew Davis, autor del
estudio.
El informe estudió nueve concesiones forestales en la Reserva de la
Biosfera Maya (RBM), una zona protegida que abarca 2.2 millones de
hectáreas de bosque con sitios arqueológicos importantes.

El estudio, que utilizó datos de la NASA, encontró que menos de 1% de los


incendios ocurridos en la reserva durante el año se dieron en tierras
concesionadas a las comunidades.

Lee también: Congreso no ratifica el Estado de Calamidad que decretó el Ejecutivo


por incendios forestales

"Han demostrado, luego de años de trabajo


conjunto de luchar contra los fuegos y otras
amenazas, que son los guardianes más eficaces de
los bosques, más eficaces que el gobierno y
ciertamente más motivados para preservarlos",
agregó Davis.
Guatemala inició hace 25 años las concesiones forestales para preservar
la RBM, el área protegida más grande de Mesoamérica. En la actualidad se
encuentran activas 11 concesiones que abarcan unas 485 mil 200
hectáreas.

Entre octubre y abril pasados, los incendios forestales destruyeron en


Guatemala unas 12 mil hectáreas de bosque, la mayoría en Petén, según
cifras oficiales.

En el día Internacional de los Bosques, organizaciones comunitarias de distintos


países destacan el papel de la Asociación de Comunidades Forestales de Petén –
ACOFOP (miembro de la Alianza Mesoamericana de Pueblos y Bosques) sobre las
Concesiones Forestales de Petén en Guatemala e instan a fortalecer ese modelo
de gestión comunitaria.
Como un modelo exitoso a fortalecer y a replicar fueron catalogadas las Concesiones Forestales de Forestales
comunitarias de Guatemala por diferentes organizaciones locales de distintos países.

En el caso panameño, el Congreso General Embera-Wounan, una de las experiencias de Manejo Forestal
Comunitario indígena más destacada de Mesoamérica y que tuvo su inspiración en el modelo de Concesiones
Forestales Comunitarias de Guatemala, ha logrado desplegar un ambicioso plan de desarrollo forestal
comunitario que incluye tener bajo manejo forestal un área de 100 mil hectáreas, que correspondería a la
tercera parte del territorio nacional.
En el caso de la Federación de Productores Agroforestales de Honduras (FEPROAH), este modelo
guatemalteco los impulsa a continuar su gestión e incidencia ante gobierno para lograr el otorgamiento de las
áreas de usufructo, así como la implementación de las practicas de manejo forestal para el uso sostenible de
los recursos.

Las Concesiones Forestales Comunitarias es un modelo que ha sido liderado por la Asociación de
Comunidades Forestales de Petén (ACOFOP), una organización que ha sido reconocida a nievel nacional e
internacional como un ejemplo en cuanto a acción colectiva para la gestión sostenible de los recursos
naturales se refiere, logrando tanto la conservación de los recursos forestales como el desarrollo económico de
las comunidades forestales.

Entre los reconocimientos que ha recibido la organización se destacan un reconocimiento del Programa de las
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) por la Conservación de la Biodiversidad y la Reducción de la
Pobreza, dado en Johannesburgo, Sudáfrica en el marco de la Cumbre Mundial de Desarrollo Sostenible en el
2002; la Antorcha Ambiental de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) por el
liderazgo de ACOFOP a nivel latinoamericano en el tema ambiental; la Medalla Presidencial de Medio
Ambiente otorgada por ll Gobierno de Guatemala en el 2003, por los múltiples logros alcanzados
relacionados a la conservación de los recursos en la Reserva de la Biosfera Maya.

Actualmente ACOFOP, en conjunto con organizaciones de pueblos indígenas y comunidades locales


articulados en la Alianza Mesoamericana Pueblo y Bosque (AMPB), presentaron al Dr. Charles McNeill,
asesor en Clima y Bosques del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo PNUD, sus aportes en la ruta
hacia París para la definición de los nuevos acuerdos del clima. Dentro de los aportes, el modelo de
Concesiones Forestales Comunitaria de Guatemala, destaca por su gestión sostenible para la adaptación y
mitigación al Cambio Climático.

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SOBRE EL AUTOR

ALIANZA MESOAMERICANA
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En 1990 se estableció formalmente la Reserva de Biosfera Maya –RBM– con una superficie de
poco más de 2 millones de hectáreas, superficie que actualmente alcanza proporciones en torno
del 20% del país, el 60% del departamento de Petén y 62% del Sistema Guatemalteco de Áreas
Protegidas.

La RBM es el corazón de la Selva Maya, que incluye además, importantes extensiones boscosas
protegidas legalmente del Sur de México y de Belice.

La Reserva de Biosfera es una categoría internacional de área protegida, aplicada a grandes


extensiones, donde se busca conciliar las necesidades de uso con las de conservación. Esos dos
grandes propósitos se gestionan a través de una zonificación que permite diferentes intensidades
de intervención. Así, la RBM tiene una zona núcleo (ZN) donde se privilegia la conservación, el
turismo de bajo impacto y la investigación científica; una zona de uso múltiple (ZUM) que permite
el desarrollo de actividades productivas relacionadas con el manejo diversificado del bosque, el
turismo natural, la agricultura de pequeña escala con fines de autoconsumo preferentemente bajo
modalidades agroforestales y otras actividades que estabilicen o incrementen la cobertura
boscosa. También tiene una zona de amortiguamiento (ZAM) destinada al establecimiento de
sistemas familiares de producción agroforestal en cuyo caso la legalización de tierras es una
opción legalmente establecida. También se considera compatible el desarrollo de una red de
servicios vinculados al turismo en cuyo caso, la infraestructura de servicios es esencial.

Para darle funcionalidad a la RBM y sus zonas de manejo, se impulsaron varios instrumentos. Para
el caso de la ZUM, el instrumento principal fue el de las “concesiones para el manejo integral de
recursos naturales renovables”. La primera se otorgó en 1994, cuatro años después de la creación
de la RBM y culminada la etapa de diseño y formalización del instrumento. Siguió una etapa de
aprendizaje que llegó hasta 1998 cuando se mejoraron los procedimientos de otorgamiento y se
fortaleció la base técnica del mismo, de modo que siete años después de la primera, se otorgaron
13 concesiones más, con la expectativa de consolidar el proceso en los siguientes años hasta
alcanzar su maduración plena. En su momento cumbre, las 14 concesiones abarcaron poco mas de
530,000 hectáreas –67% de la ZUM, 25% de la RBM y 4.9% del país.

Aunque el proceso de concesiones forestales se ha fortalecido a lo largo de los años, todavía no se


ha consolidado. Entre los aspectos que lo han fortalecido está la asociatividad promovida por la
Asociación de Comunidades Forestales de Petén (ACOFOP); la integración bosque-industria para
optimizar la eficiencia en la utilización de la madera; la certificación internacional y la apertura de
mercados; la identificación y el desarrollo paulatino de alternativas productivas complementarias
–turismo natural y cultural, manejo de recursos no maderables, principalmente– y por supuesto, el
aumento en el nivel de ingresos monetarios de los participantes, cuestión que ha mejorado sus
condiciones de vida. No obstante hay carencias importantes que deben enfrentarse. Por ejemplo
la baja interacción entre los concesionarios comunitarios y los industriales pese a las
intersecciones evidentes; la falta de un esquema de gestión más apegado al uso diversificado o
múltiple, estrategia que resulta fundamental frente a la merma del volumen de especies con
mercado seguro. Quizá puedan señalarse otras carencias atribuibles a los concesionarios, pero las
de mayor significancia tienen que ver con el entorno y con la participación pública. En ambos
casos, obviamente, las carencias son totalmente atribuibles al Gobierno. Por un lado, las
concesiones están expuestas a un entorno sumamente inestable y amenazante caracterizado por
un bajo respaldo político para la gestión de la RBM conforme sus objetivos de creación; debilidad
institucional y consecuentemente, baja capacidad de control territorial; ocupación ilegal de
espacios protegidos; ampliación de sistemas de producción incompatibles; focos de
ingobernabilidad en expansión; deforestación que alcanzó una tasa anual de 3.13% en el último
quinquenio; zozobra derivada de discursos políticos e intereses corporativos que se contraponen a
acciones en marcha, entre otros. Todos estos factores establecen una condición de alta
vulnerabilidad para el proceso e impiden su consolidación e institucionalización. Esta realidad
explica, en primera instancia, la suspensión definitiva de tres concesiones comunitarias y el estado
de alerta para otras tres.

Pese a ello, este instrumento ha resultado ser altamente efectivo respecto a los propósitos de
conservación de las masas boscosas y de impulso al bienestar humano en la RBM. Quizá con más
efectividad que en zonas núcleo como los Parques Sierra de Lacandón y Laguna del Tigre. La tasa
de deforestación en las concesiones no ha sido mayor de 2% en 15 años.

Esa preciso que el Gobierno asuma un rol diferenciado en la conducción de las concesiones
comunitarias. Un rol promotor para aquellas que son más vulnerables por las características de los
concesionarios –por ejemplo los migrantes agrarios–, los atributos de los bienes naturales de las
concesiones –abundancia de recursos maderables y no maderables, por ejemplo– y por la
intensidad de las amenazas del entorno; un rol subsidiario para las concesiones en mejores
condiciones –los recolectores y los más experimentados en la gestión forestal– y un rol facilitador
y regulador para las concesiones industriales.

El fortalecimiento de los procesos de uso de recursos comunes –URC– resulta una alternativa
frente a instituciones públicas débiles y contextos difíciles. La premio Nobel Elinor Ostrom propuso
ocho factores condicionantes del éxito en iniciativas de URC, la mayoría de los cuales están
presentes de manera apropiada en el proceso concesionario de Petén. Estos factores son: (i)
límites claramente definidos; (ii) coherencia entre las reglas de apropiación y provisión con las
condiciones locales; (iii) arreglos de elección colectiva; (iv) monitoreo; (v) sanciones graduadas;
(vi) mecanismos para la resolución de conflictos; (vii) reconocimiento mínimo de derechos de
organización y; (viii) múltiples niveles de organizaciones anidadas.

El proceso de concesiones forestales de Petén es de gran escala, ha durado ya más de 15 años y ha


sido altamente efectivo en la búsqueda de los objetivos de la RBM. Es deber del Gobierno y de los
movimiento sociales propiciar su consolidación, maduración e institucionalización con mayor
determinación.

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