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JUSTIFIACIÓN EXTERNA EN LA
ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
Integrantes:
Fuentes Alarcón Rosa
Grados Cabrejos Rosalina
Willy.
Vásquez Huamán Rafhael
IV. CONCLUSIONES.
V. BIBLIOGRAFÍA.
INTRODUCCIÓN
OBJETIVOS
Objetivo general:
Así, tenemos que el juez va a analizar y problematizar los hechos del caso, para
saber a priori cuál es la decisión más justa o lo que intuye a través de los hechos del mismo
para una coherente solución, pero eso no puede realizarlo sin otra cuestión, y esta está
referida al soporte normativo que va a sostener su intuición supuestamente justa, no
contradictoria y arreglada a derecho, el cual formará una decisión para presentar una
exposición respecto de la solución de su caso.
Es necesario, tal como se colige de lo antes mencionado, que exista una división entre
justificación interna y externa, porque la primera està orientada a formarse una decisión
respecto del caso en concreto, y la segunda a fundamentar el porquè se ha tomado tal
decisión.
1
Cft. FIGUEROA, Edwin. Justificaciòn interna y justificación externa. Publicado el 31 de agosto de 2015
en JURÌDICA 559, El Peruano, obtenido de:
https://edwinfigueroag.wordpress.com/2015/08/31/justificacion-interna-y-justificacion-externa-
articulo/
Asì, en el caso de la justificación interna, respecto de un fallo, analizamos si este ha sido
emitido de acuerdo al principio de no contradicción y de congruencia, revisamos si las
premisas en las cuales se ha basado el juez para resolver el caso se pueden subsumir en una
ley, y además, si el efecto resultante de tal praxis legal, no vulnera derechos fundamentales.
Acto seguido, en la justificación externa se verifica los principios con los cuales resolvió
el juez el caso, teniendo en cuenta que hayan sido usados en su sentido delimitador aceptado,
y analizar si los hechos respectivos del caso, para su formación, han seguido un camino válido
para su enunciación.
Las reglas de justificación interna, su forma simple sería asì: “T es un predicado que
permite representar el supuesto de hecho de las normas en cuanto propiedad de personas; O
es operador deóntico general; R es un predicado que expresa lo que tiene que hacer el
destinatario de la norma)”2 Su forma sería: T – OR. Un ejemplo serìa: quien comete un
homicidio debe ser castigado con 25 años de prisión.
En cuanto a las reglas y formas de la justificación interna, donde se busca tener una
respuesta o nociòn lógica de acuerdo a las premisas usadas para el caso concreto, y que luego
servirán para la justificación de la fundamentación externa, para Alexy pueden ser de tres
tipos3:
Alexy distingue “seis grupos de reglas y formas de la justificación externa, según que las
mismas se refieran:
2
LORENZO, Claudia, “Robert Alexy – La Argumentaciòn jurídica”, en Revista del Instituto de cienas
penales – Nùmero 2, obtenido en: http://www.ijeditores.com.ar/articulos.php?
idarticulo=47307&print=1
3
Cft. LORENZO, Claudia, “Robert Alexy – La Argumentaciòn jurídica”, en Revista del Instituto de cienas
penales – Nùmero 2, obtenido en: http://www.ijeditores.com.ar/articulos.php?
idarticulo=47307&print=1
Los cánones de la interpretación,
La argumentación dogmática,
Hasta qué punto tiene Alexy una concepción positiva de la dogmática jurídica lo
demuestra el hecho de que a la misma le atribuye las siguientes funciones: de estabilización
(puesto que fija durante largos períodos de tiempo determinadas formas de decisión); de
progreso (amplía la discusión jurídica en su dimensión temporal, objetual y personal; de
4
ROBERT, Alexy. “Teoría de la argumentación jurídica”. 2ª Edición. Editorial Centro de Estudios Políticos e
Institucionales. Madrid, 2007. 127-132p.
descarga (no hay que volver a discutirlo todo cada vez); técnica (la presentación unificada y
sistemática de la materia sirve como información y promueve la enseñanza y la capacidad de
transmisión); de control (al permitir decidir casos en relación con los ya decididos y por decidir,
acrecienta la eficacia del principio de universalidad y de justicia); heurística (las dogmáticas
contienen modelos de solución y sugieren nuevas preguntas y respuestas).
Por tanto, esclareciendo lo antes mencionado, nos preguntamos ¿Qué características tienen los
argumentos dogmáticos? Las principales son las siguientes: a) son enunciados de segundo orden o
nivel que formulan los juristas sobre las fuentes formales del derecho; b) son en este sentido
enunciados que versan principalmente sobre las normas jurídicas o la jurisprudencia, aunque no
consisten en una simple descripción de estas fuentes, pues los enunciados de la dogmática avanzan
propuestas de lege ferenda y de sentencia ferenda; c) los argumentos dogmáticos pretenden formar un
todo coherente, lo que debería implicar que los argumentos dogmáticos no pueden contradecirse
entre sí y, que entre ellos existen relaciones de inferencia, y d) son argumentos que se integran y
forman en el marco de una ciencia jurídica; algunos se modifican con el tiempo porque son
ampliamente discutidos y refutados, y otros permanecen firmes cuando alcanzan una
aceptación generalizada al interior de una comunidad jurídica5.
“Función de estabilización: significa que los puntos de vista de la dogmática se fijan por
largos periodos de tiempo, lo que permite no volver a discutir todo nuevamente. La
estabilización favorece la uniformidad en la interpretación. Los argumentos dogmáticos pueden
ser cambiados mediante la discusión al interior de la comunidad jurídica.
Función de descarga: entraña que una vez que ha sido fundamentado y comprobado un
enunciado dogmático, no es necesario volver a fundarlo y a comprobarlo sin razones especiales.
5
Cft. CARDENAS, Jaime. “Los argumentos jurídicos y las falacias”. Biblioteca Virtual de Investigaciones
Jurídicas de la UNAM, recuperado de http://biblio.jurìdicas.unam.mx; y ROBERT, Alexy. “Teoría de la
argumentación jurídica”. 2ª Edición. Editorial Centro de Estudios Políticos e Institucionales. Madrid, 2007.
140-159p.
Lo anterior no obsta para escoger entre enunciados dogmáticos que son alternativos, contrarios o
contradictorios. Esto último se puede hacer produciendo nuevas razones y justific a ndo los
enunciados dogmáticos que elegimos.
Función de control: alude a que la dogmática lleva a cabo una comprobación sistemática de
los enunciados dogmáticos y verifica su compatibilidad lógica con otros enunciados
dogmáticos, con las normas jurídicas y los precedentes, así como la compatibilidad desde el punto
de vista práctico y valorativo de las decisiones basadas en los diversos enunciados dogmáticos.
Función heurística: pues la dogmática permite plantear preguntas y respuestas y abrir nuevas
líneas de investigación y de conocimiento jurídico. La dogmática permite la revisión de los
paradigmas jurídicos dominantes y su sustitución por paradigmas y conceptos nuevos que
sustituyan a los anteriores6”.
En términos generales, podemos decir que los precedentes son los criterios interpretativos que
han emitido los órganos jurisdiccionales en la resolución de casos iguales o semejantes. Del contenido
6
Cft. Cárdenas, Jaime. “Los argumentos jurídicos y las falacias”. Biblioteca Virtual de Investigaciones
Jurídicas de la UNAM, recuperado de http://biblio.jurìdicas.unam.mx; y ROBERT, Alexy. “Teoría de la
argumentación jurídica”. 2ª Edición. Editorial Centro de Estudios Políticos e Institucionales. Madrid, 2007.
140-159p.
7
Cft. Cárdenas, Jaime. “Los argumentos jurídicos y las falacias”. Biblioteca Virtual de Investigaciones
Jurídicas de la UNAM, recuperado de http://biblio.jurìdicas.unam.mx; y ROBERT, Alexy. “Teoría de la
argumentación jurídica”. 2ª Edición. Editorial Centro de Estudios Políticos e Institucionales. Madrid,
2007pp. 159-163
de los precedentes debe distinguirse entre la ratio decidendi y los obiter dicta. Exclusivamente, la ratio
decidendi constituye el precedente8.
Ahora, en cuanto “al principio de universabilidad exige que, en los distintos contextos
de elección, se proceda según reglas de ponderación (J.8). Tales reglas de ponderación pueden
adoptar el carácter de enunciados dogmáticos o de enunciados de los precedentes. También
para la justificación de los distinguishing y overruling puede aducirse enunciados dogmáticos.
- La argumentación empírica
Alexy concede que la misma tiene una gran relevancia tanto en la argumentación
jurídica como en la argumentación práctica general, pero no elabora reglas y formas
específicas; se limita a constatar que aquí rige la regla, que autoriza a pasar en cualquier
momento de la argumentación a un discurso empírico.
8
Cft. Cárdenas, Jaime. “Los argumentos jurídicos y las falacias”. Biblioteca Virtual de Investigaciones
Jurídicas de la UNAM, recuperado de http://biblio.jurìdicas.unam.mx
9
Cft. Cárdenas, Jaime. “Los argumentos jurídicos y las falacias”. Biblioteca Virtual de Investigaciones
Jurídicas de la UNAM, recuperado de http://biblio.jurìdicas.unam.mx
10
ROBERT, Alexy. “Teoría de la argumentación jurídica”. 2ª Edición. Editorial Centro de Estudios Políticos
e Institucionales. Madrid, 2007. 169-169p.
Así, “sólo puede señalarse su relevancia, que consiste en que casi todas las formas de
argumentación jurídica al igual que casi todas las formas de argumentación práctica general
incluyen enunciados empíricos. Aquí hay que tomar en consideración enunciados de tipos
completamente distintos. Así, algunas formas de argumentación presuponen enunciados
sobre hechos singulares, sobre acciones concretas, motivos de los actores, sucesos o estados
de cosas. En otros se requieren enunciados sobre regularidades de las ciencias naturales o de
las ciencias sociales. Además, se puede distinguir entre enunciados sobre acciones, sucesos o
estados de cosas pasados, presentes y futuros. Estos enunciados pueden corresponder de
nuevo a diversos campos científicos, como la economía, la sociología, la psicología, la
medicina, la lingüística, etc.
Finalmente, Alexy incluye tres formas de argumentos jurídicos especiales, esto es, que
se usan especialmente —pero no exclusivamente— en la metodología jurídica: el argumento a
contrario la analogía y la reducción al absurdo”12.
CAPITULO DOS:
Remite a las reglas de la lógica. Estas reglas son aquí presu puestas. Hay que hacer sin
embargo un par de observaciones. En primer lugar, hay que señalar que las reglas de la lógica
son aplicables también a las proposiciones normativas, lo que no deja de ser problemático. Si
se considera a la lógica como «la ciencia de las leyes más generales de la verdad» y se
entiende además que las proposiciones normativas no son susceptibles de verdad, se podría
llegar al convencimiento de que las leyes de la lógica no valen para las proposiciones
normativas. Este problema ha sido discutido bajo la denominación de «dilema de Jorgensen».
Dicho «dilema» puede sin embargo evitarse fácilmente. Una manera consiste en elegir en
lugar de los valores «verdadero» y «falso», valores como «válido» o «inválido» o «líci to» o
«ilícito»; otra manera consiste en mostrar que la existencia de expresiones como «y», «si...
entonces», «todos» y «algunos» en enunciados normativos es ya una razón para pensar que
existen relaciones lógicas entre tales enunciados. Finalmente, tercera y probablemente mejor
manera es que se construyan semánticas (teorías de modelos) en las que también los
enunciados normativos puedan ser evaluados como verdaderos o falsos
Exige una comunidad de uso del lenguaje, es algo controvertido cómo pueda ser
establecida y asegurada esta comunidad. Los representantes de la escuela de Erlangen exigen
que para este fin toda expresión debe ser sometida a las normas de un orto-lenguaje. Para
ello, el lenguaje ordinario se puede utilizar sólo en forma auxiliar. La viabilidad de este
programa fue anteriormente puesta en duda. Hay bastante que decir en favor de partir en
primer lugar del lenguaje ordinario y sólo cuando surjan oscuridades e incomprensiones
establecer determinaciones sobre el uso de las palabras. El presupuesto de tal determinación
es el análisis de las expresiones utilizadas. Como instrumento de este análisis pueden usarse
lenguajes artificiales como el de la lógica deóntica. 14
III. A ningún hablante puede impedírsele ejercer sus derechos fijados en los
ítems I y II, mediante coerción interna o externa al discurso. 15
14
ROBERT, Alexy. “Teoría de la argumentación jurídica”. 2ª Edición. Editorial Centro de Estudios Políticos e
Institucionales. Madrid, 2007. p . 187
15
ATIENZA, Manuel, “ Las razones del Derecho”. Paletra Editores. Lima, 2004. P. 239
2.2.1.3. Reglas sobre la carga de la argumentación
Todas las reglas de la razón que establecen la igualdad de todos los participantes en el
discurso, Atienza establece los cuatro:
- Quien pretende tratar a una persona A de manera distinta que a una persona
B, está obligado a fundamentarlo.
Alexy aduce que hay dos maneras de fundamentar un enunciado normativo singular
(N): por referencia a una regla (R), o bien señalando las consecuencias de N (F, de Folge=
consecuencia).
16
ATIENZA, Manuel, “ Las razones del Derecho”. Paletra Editores. Lima, 2004. P. 240
manifestación, tiene, si se le pide, que fundamentar por qué introdujo esa afirmación
o manifestación. 17
- Quien afirma una proposición normativa que presupone una regla para la
satisfacción de los intereses de otras personas, debe poder aceptar las consecuencias
de dicha regla también en el caso hipotético de que él se encontrara en la situación de
aquellas personas.
- Las reglas morales que sirven de base a las concepciones morales dedl
hablante deben poder pasar la prueba de su génesis histórico- critica. Una regla moral
no pasa semejante prueba: a) si aunque originariamente se pueda justificar
racionalmente, sin embargo, ha perdido después su justificación, o b) si
originariamente no se pudo justificar racionalmente y no se pueden aducir tampoco
nuevas razones suficientes.
- Las reglas morales que sirven de base a las concepciones morales del hablante
deben poder pasar la prueba de su formación histórico- individual.
17
ROBERT, Alexy. “Teoría de la argumentación jurídica”. 2ª Edición. Editorial Centro de Estudios Políticos
e Institucionales. Madrid, 2007. p .192.
- Hay que respetar los límites de realizabilidad dados de hecho. 18
2.2.1.6. Reglas de transición.
Se parte del hecho de que en el discurso práctico surgen problemas que obligan a
recurrir a otros tipos de discurso; puede tratarse de problemas lingüísticos y conceptuales o de
cuestiones concernientes a la propia discusión práctica. Esto da lugar a tres reglas:
Reglas y formas (1) de interpretación (2), de las argumentación dogmática (3), el uso de
los precedentes, (4) de la argumentación practica general y (5) de la argumentación empírica,
así como (6) las llamadas formas especiales de argumentos jurídicos. Para sintetizar lo
anterior podríamos decir que es, la ley dogmática precedente, de la razón empirire y formas
especiales de argumentos jurídicos.
La tarea de la justificación externa es, en primer lugar, el análisis lógico de las formas de
argumentación que se reúnen en estos grupos. El principal resultado de este análisis es la
comprensión de interconexiones entre argumentos de distintas formas de aclarar ante todo
el papel de argumentación empírica y de la argumentación practica general en el discurso
jurídico. 20
18
ATIENZA, Manuel, “ Las razones del Derecho”. Paletra Editores. Lima, 2004. P. 243.
19
ATIENZA, Manuel, “ Las razones del Derecho”. Paletra Editores. Lima, 2004. P. 245
20
ROBERT, Alexy. “Teoría de la argumentación jurídica”. 2ª Edición. Editorial Centro de Estudios Políticos
e Institucionales. Madrid, 2007. P. 223
2.2.4. Corrección material de las premisas normativas sobre
principios.
2.2.4.1. Importancia de los principios.
En ese sentido, autores como Bobbio 23, realiza una división de los que se entiende por
positivismo desde tres perspectivas:
21
GASCON ABELLÁN, MARINA. La argumentación en el Derecho. 2° Edición, Palestra editores, Lima,
2005, p. 225.
22
Ibídem, p. 226.
23
GUTIERREZ CHÁVEZ, JORGE. Norberto Bobbio y el positivismo jurídico. Revista Jurídica de la
Universidad Autónoma de México. Ubicado el [21.V.2018]. Disponible en: https://revistas-
colaboracion.juridicas.unam.mx/index.php/critica-juridica/article/viewFile/2983/2785, México, pp.
59-72.
existe una relación conceptual necesaria entre Derecho y moral. Dentro de esta
concepción encontramos tres tesis:
a.2 La tesis de las fuentes sociales: Según la tesis de las fuentes sociales, el
Derecho es una cuestión de prácticas sociales, es una obra de los hombres. El único
Derecho es el Derecho positivo, el Derecho puesto por los hombres, desarrollado por
sus prácticas y convenciones.
B) Positivismo teórico24.
El positivismo como teoría sostiene que el Derecho carece de fisuras y es capaz de dar
solución a todos los problemas que se le planten. Esta visión idealizada del ordenamiento
jurídico se basa sobre dos ideas conexas: en primer lugar, (a) se niegan los problemas de
lagunas, antinomias, vaguedad y ambigüedad, y, por otra parte, (b) consecuentemente, se
defiende una teoría de la interpretación formalista, que considera al juez una boca muda que
se limita a pronunciar las palabras de la ley.
24
Ibídem, GASCON ABELLÁN, MARINA. La argumentación en el Derecho, p. 229.
c) Positivismo ideológico.
2) Existe una relación necesaria entre el Derecho y el orden moral objetivo o el Derecho
natural.
En este orden de ideas Dworkin realiza la siguiente crítica al positivismo, toda vez que 27:
1) El Derecho no está compuesto sólo por reglas, puesto que existen otras normas,
que él denomina principios. Estas normas se distinguen por tener una estructura
peculiar y una forma de funcionar diversa en la argumentación de los operadores
jurídicos.
25
Ibídem, GASCON ABELLÁN, MARINA. La argumentación en el Derecho, p. 230.
26
Ibídem, GASCON ABELLÁN, MARINA. La argumentación en el Derecho, p. 232.
27
Ibídem, GASCON ABELLÁN, MARINA. La argumentación en el Derecho, p. 234.
3) Por tanto, el juez no tiene por qué crear nuevo Derecho. El juez debe descubrir
aquellos principios que, sin ser captados por una regla de reconocimiento
positivista pertenecen al Derecho igualmente. Mientras el positivismo mantiene la
llamada tesis de la discreción (en los casos difíciles los jueces deben ejercer cierta
discreción), el no positivismo de DWORKIN defiende, por el contrario, que el juez
nunca debe ejercer discreción ni crear Derecho porque el Derecho (a través de
tales principios morales) siempre le ofrece una única respuesta correcta.
28
Ibídem, GASCON ABELLÁN, MARINA. La argumentación en el Derecho, p. 255.
29
Ibídem, GASCON ABELLÁN, MARINA. La argumentación en el Derecho, p. 256-257.
El deber ser ideal: Esta optimización se regula a partir de un «deber ser
ideal» (Ideales Sollen) al que debe tender la aplicación del principio, que marca el
horizonte de la «mayor medida posible».
Dado que los principios constituyen mandatos de optimización, lo óptimo que se persi -
gue consiste en el resultado de una ponderación racional de aquellos cuando están en
conflicto o los valores en conflicto tras los principios.
En este orden de ideas, Alexy conduce a la siguiente disyuntiva: Considerar que las
relaciones entre principios carecen completamente de orden, como si se tratara de un simple
catálogo de tópicos; o bien entender que existe la posibilidad de ensayar algún método
racional que discipline los conflictos entre principios. ALEXY se inclina, naturalmente, por esta
segunda posibilidad.
30
Ibídem, GASCON ABELLÁN, MARINA. La argumentación en el Derecho, p. 259.
31
NÚÑEZ LEIVA, IGNACIO. Estado constitucional de derecho y ponderación: Hacia la superación de la
falsa disyuntiva entre libertad y satisfacción delos derechos sociales fundamentales. Red de Revistas
Científicas de América Latina, El Caribe, España y Portugal. Ubicado el [21.V.2018]. Disponible en:
http://www.redalyc.org/html/825/82532045006/ , Colombia, p. 164.
32
ALEXY, ROBERT. Teoría de los derechos fundamentales. Centro de Estudios Constitucionales, Ubicado el
[21.V.2018]. Disponible en:
http://www.pensamientopenal.com.ar/system/files/2014/12/doctrina37294.pdf, Madrid, 1993, p. 155.
b) El establecimiento de un orden débil: Estos problemas permiten
suponer que un orden débil sea más adecuado y aquí surgen varias opciones.
b.2) Cabe, por otro lado, establecer una serie de prioridades prima facie que
determinen la carga de la argumentación sobre algunos principios en favor de otros,
lo que, de nuevo, remite a una teoría de la argumentación jurídica 34.
En cuanto a la estructura y la función, se han propuesto tres tesis básicas sobre las
33
Ibídem., p. 158.
34
ALEXY, ROBERT. Sistema Jurídico, principios jurídicos y razón práctica. Ubicado el [21.V.2018].
Disponible en: http://www.biblioteca.org.ar/libros/141737.pdf, p. 144-145.
35
Ibídem, ALEXY, R., Teoría de los derechos fundamentales., p. 161.
diferencias entre principios y reglas:
a. La tesis fuerte de la separación. Según la tesis fuerte de la separación^
entre reglas y principios existen diferencias cualitativas y no sólo de grado. Esta
división fuerte concibe reglas y principios como entidades normativas conjuntamente
exhaustivas del ámbito de las normas y mutuamente excluyentes. En otras palabras,
toda norma es o bien una regla o bien un principio y tertium non datur. Los defensores
de NPP suelen sostener la tesis fuerte de la separación.
Por otro lado, desde su contenido, es importante comprobar la relación de los principios
con el sistema jurídico. Si un principio forma parte del sistema por emanar del legislador,
entonces el positivismo no tiene problemas para admitirlos como jurídicos; pero si se trata,
por el contrario, de normas morales sin un soporte institucional, entonces sí plan tean
problemas para el positivismo. 37 Así pues debe tenerse en cuenta la relación de los principios
con el sistema jurídico:38
36
Ibídem, GASCON ABELLÁN, MARINA. La argumentación en el Derecho, p. 236.
37
Ibídem, GASCON ABELLÁN, MARINA. La argumentación en el Derecho, p. 238.
38
Ibídem, GASCON ABELLÁN, MARINA. La argumentación en el Derecho, p. 239.
4) «Principio-nombre del Derecho», a saber, un nombre que caracteriza los rasgos
esenciales de las instituciones jurídicas: el mandato, el comodato, la compraventa (...).
5)«Principio-construcción del Derecho», a saber, construcción del legislador racional o
perfecto presupuesto en la interpretación jurídica». Por ejemplo, el principio de
prohibición, según el cual, todo lo que no está prohibido, está permitido, parece ser un
principio de este tipo.
Finalmente, parece ser que el discurso acerca de las relaciones entre Derecho y moral
aparejado a los principios debe circunscribirse fundamentalmente a la problemática que
ocasiona la noción de los principios extra sistemáticos de Derecho, esto es, aquellos principios
que se encuentran fuera del sistema jurídico a la vez que pertenecen al Derecho. Como se ve,
esta definición de los principios extra sistemáticos resulta contradictoria. Esta definición de los
principios extra sistemáticos resulta paradójica porque afirma que ciertos principios son
jurídicos sin ser jurídicos.
Por otro lado, cabe agregar a juicio de DWORKIN 40 una distinción lógica entre principios
Y reglas. Esta distinción lógica parte de dos criterios: el criterio de la aplicación disyuntiva o «a
la manera de todo o nada de las reglas y el criterio de la dimensión de peso de los principios.
Si la regla fuese: “prohibido circular a más de 100 kms. por hora”, entonces esta
configuraría una conducta prohibida si se excede de aquella velocidad. Por otro lado, si se
circula a menor velocidad, se configura una conducta no prohibida. En consecuencia, de
conformidad con PECZENIK, existe una estructura binaria. En consecuencia, la aplicación de
una regla responde al viejo ideal del silogismo perfecto, a la expresión de un razonamiento
modus ponens:
39
Ibídem, GASCON ABELLÁN, MARINA. La argumentación en el Derecho, p. 244.
40
Ibídem, GASCON ABELLÁN, MARINA. La argumentación en el Derecho, p. 246-247.
Luego, A será sancionado
(1) Que la norma Rl no sea válida. Es obvio que si esta norma no pertenece al Derecho, no
existirá sanción jurídica a tal acción.
(2) Que existan excepciones contenidas en otras reglas del sistema jurídico, como por
ejemplo:
R3: «Se permite a los vehículos circular a más de 100 kms/ h en los adelantamientos»
u otras semejantes.
R1 Todo el que circule a más de 100 kms/h, será sancionado, salvo en los casos en
que se conduzca una ambulancia o que se esté efectuando un adelantamiento.
Esto significa que podemos definir las reglas como aquellas normas que cuentan con un
número cierto de excepciones. El criterio de la aplicación todo o nada de las reglas deriva
finalmente hacia lo que podríamos llamar del carácter exhaustivo de las excepciones.
Por su parte, los principios 41, a diferencia de las reglas, presentarían una dimensión de
peso. Esta dimensión se percibe en el modo de entrar en colisión principios y reglas.
Respecto a la colisión entre reglas entran en conflicto, es posible: (1) que una de ellas no
sea válida, o (2) que una de ellas sea excepción de la otra. En ambos casos, no existe
propiamente un conflicto. En el caso (1) simplemente debemos aplicar la regla válida. En el
caso (2) simplemente debemos comprobar si el caso que debemos resolver es una excepción a
la regla más general o no. Pero supongamos que nos hallamos verdaderamente ante una
antinomia entre dos reglas. Esto es, supongamos que un día el legislador dicta la regla R4, que
dice así:
En tal situación, se produce un conflicto entre R3 y R4, que da lugar a una antinomia,
41
Ibídem, GASCON ABELLÁN, MARINA. La argumentación en el Derecho, p. 249.
pues se cumplen las tres siguientes condiciones42:
(3) Ambas contemplan consecuencias jurídicas incompatibles: R3 permite rebasar los 100
kms/h. R4 prohíbe superar los 100 kms/h.
Esto significa que nos hallamos ante una antinomia. La misma acción de adelantar a
más de 100 kms/h es calificada al tiempo como prohibido y permitido. Esto significa, a su vez,
que no es racionalmente admisible que en nuestro caso R3 y R4 pertenezcan al mismo sistema
jurídico. Por tanto, es una exigencia de racionalidad y de sostenibilidad del sistema jurídico
resolver la antinomia, bien determinando si una de las normas funciona como excepción con
respecto a la otra o bien directamente determinando la invalidez de una de las normas.
Pl: principio de protección de la intimidad P2: principio de protección del honor P3:
principio de libertad de información Es perfectamente posible que:
En el caso a P1 entre en conflicto con y se imponga a P3.
Esto significa que no podemos resolver estas tensiones entre Pl, P2 y P3 de una vez para
siempre. La colisión de principios no se traduce en la exclusión de la validez de uno de los
principios en conflicto. Para comenzar, los principios, por su estructura, ni siquiera toleran que
se les apliquen los criterios tradicionales de resolución de antinomias:
42
Ibídem, GASCON ABELLÁN, MARINA. La argumentación en el Derecho, p. 249-250.
determinar una jerarquía. GUASTINI ha denominado una «jerarquía móvil» (gerarchia
mobile), pues todo depende del caso concreto y eso significa en última instancia que,
a diferencia de lo que sucede con las reglas, no es posible determinar
exhaustivamente las excepciones a la aplicación de un principio.
Por estas razones, los principios suelen dar lugar a una perplejidad entre los juristas:
son normas jurídicas que no siempre obtienen aplicación efectiva porque su aplicación puede
ser desplazada (o derrotada) por la aplicación de otras. Se ha hablado, en este sentido, de los
principios como normas derrotables (defeasible)17. Los principios habrían de ser balanceados o
ponderados con otros en conflicto y sólo en el caso concreto podría articularse una prioridad. 43
Finalmente, cabe resaltar la postura de Robert Alexy en cuanto la distinción entre reglas
y principios puede plantearse a partir del carácter cerrado o abierto de la norma:
43
Ibídem, GASCON ABELLÁN, MARINA. La argumentación en el Derecho, p. 251-253.
Pues bien, según ATIENZA y RuiZ Mañero, las reglas se caracterizan por presentar un
supuesto de hecho y una consecuencia jurídica ambas cerradas. Los principios presentarían un
supuesto de hecho abierto y una consecuencia jurídica cerrada y, finalmente, las directrices
presentarían un supuesto de hecho y unas consecuencias jurídicas abiertas.
La otra perspectiva desde la que el modelo Atienza analiza la distinción entre reglas y
principios es de carácter funcional. Esta razón para actuar puede entrar en conflicto con otras
razones para actuar, en otras ocasiones puede requerir otras razones que la auxilien para
imponerse, etc. En esta perspectiva, las normas son consideradas por su fuerza para
incorporarse a las inferencias prácticas de nuestra deliberación personal y no sólo importa lo
que nos ordenen hacer o no, sino su interacción con otras razones para actuar. Esto significa
que cuando profiero una norma hago dos cosas: ordeno, prohíbo o permito que se lleve a cabo
una conducta, pero, además, digo que esta norma tiene (o no) que excluir otras
consideraciones, otras posibles razones.
Así pues se considera que las reglas son razones para la acción perentorias e
independientes del contenido. Son perentorias porque una regla es una razón de primer orden
para actuar y una razón de segundo orden para excluir la deliberación.
Los principios, por el contrario, son razones no perentorias. Un principio es una razón de
primer orden para actuar, pero no excluye la deliberación, la toma en consideración de otros
principios para actuar. El principio abre el paso a la deliberación de otras razones en posible
conflicto para tomar una decisión. Que un principio sea una razón independiente o no de su
contenido dependería, a su vez, del tipo de principio del que hablemos. 44
Por ahora hemos visto que la TAJ, tal y como se ha cultivado por la teoría estándar, se
circunscribe al estudio del contexto de justificación (no del de descubrimiento) y que se ocupa
primordialmente de la justificación externa de las decisiones (y no tanto de la interna). Cabría
añadir una tercera delimitación del espacio en el que se desenvuelve la TAJ. La TAJ se ha
concentrado normalmente en la justificación externa de aquellos enunciados que no sean los
empíricos (pues el análisis de éstos compete a las ciencias empíricas y las reglas de la carga en
44
Ibídem, GASCON ABELLÁN, MARINA. La argumentación en el Derecho, p. 265.
el proceso) ni normas jurídicas (dado que su justificación representa una labor asignada a una
teoría de la validez)45. Estas restricciones han llevado a algunos autores a afirmar en tono
crítico que la teoría estándar de la argumentación jurídica no presta atención así a los aspectos
empíricos de las decisiones jurídicas46. Sin embargo, esta carencia de la TAJ comienza a ser
superada por la literatura más reciente y será salvada aquí por la profesora Marina GASCÓN.
En suma, el dominio de la TAJ tal y como ha sido desarrollada por la teoría estándar
viene así delimitado negativamente por tres veces. En primer lugar, se prescinde de las moti-
vaciones de orden psicológico o de otra naturaleza que hayan podido intervenir en el contexto
de descubrimiento; en segundo lugar, la justificación externa se manifiesta a partir del de la
justificación interna, es decir, la justificación externa comienza donde termina la interna y, por
último y más concretamente, la argumentación jurídica tiene lugar sobre aquellos enunciados
que no son ni reglas de Derecho (pues su justificación no correspondería a una teoría de la
argumentación jurídica propiamente sino a una teoría de la validez jurídica) ni a enunciados
empíricos (cuya justificación corre a cargo de las ciencias empíricas, las reglas de la carga del
proceso o las máximas de la presunción racional).
45
ROBERT ALEXY. Teoría De La Argumentación Jurídica: la teoría del discurso racional como teoría de la
fundamentación jurídica. Editorial Palestra, Lima, p. 222.
46
ATIENZA. M., «Para una teoría de la argumentación jurídica», p. 39.
jurídicas. En virtud de ella, hasta las conductas socialmente más reprochables pueden
encontrar en el campo de los hechos una justificación legal que atenúe su condena o incluso la
libere de ella. Este punto sostiene que dicha exoneración no requiere una tipificación expresa,
sino que puede ser construida por medio de la interpretación 47.
Este problema fue planteado formalmente por primera vez por el gran positivista H. L.
A. HART, quien en su conocido artículo "The Ascription of Responsability and Rights" señaló
que:
"La consideración del carácter derrotable de los conceptos jurídicos [...] pone de manifiesto
cuán equivocado sería sucumbir a la tentación, ofrecida por las modernas teorías del significado,
de identificar el significado de un concepto jurídico, digamos "contrato", con la formulación de las
condiciones en las cuales se sostiene que los contratos existen".
"según HART el concepto de contrato del derecho inglés es derrotable por ciertos
hechos. Lo explica del siguiente modo: en ese orden jurídico hay ciertas condiciones
necesarias para la existencia de un contrato, tales como la concurrencia de dos partes, una
oferta de la primera y aceptación de la segunda, etc. Además hay excepciones o condiciones
negativas para la existencia de un contrato. Las excepciones tienen la propiedad de que no
puede hacerse una lista completa de ellas. Las excepciones a los conceptos jurídicos como el
de contrato, afirma HART, conforman así listas abiertas. La consecuencia importante que
extrae de ello es que no es posible formular condiciones suficientes para pertenecer a la
categoría o concepto en cuestión. Afirma que es absurdo usar en conexión con los conceptos
jurídicos el lenguaje de las condiciones necesarias y suficientes. Un intento de dar ese conjunto
de condiciones, sostiene, distorsionaría los conceptos" 48 .
47
García-Yzaguirre, J. (2013). La validez prima facie y el principio de derrotabilidad de las normas
jurídicas. Díkaion, 21(2), 459-488. Recuperado
de http://dikaion.unisabana.edu.co/index.php/dikaion/article/view/2272/3120
48
Citado por María Inés PAZOS, "Derrotabilidad sin indeterminación, en Doxa, 25 (2002), p. 441.
El desarrollo teórico de este concepto se ha nutrido gracias a las aspiraciones científicas
por desarrollar una inteligencia artificial, con base en la construcción de una lógica no
monótona, como descarte de la lógica deóntica por su insuficiencia. Dado que es usual estar
más familiarizado con este segundo concepto, demos una vista rápida a la manera como la
operamos:
Esta lógica es a la que usualmente están acostumbrados aquellos que operan con
proposiciones normativas, pero dicho modelo ha empezado a fracasar dada la evidente
existencia de condicionales derrotables. Veamos cómo fracasa la aplicación de la ley del
refuerzo y la regla modus ponens en un simple ejemplo:
c. X está muerto.
d. Si x es un ave y x está muerto, entonces x vuela.
Las razones de por qué el razonamiento jurídico es derrotable, nos explica BAYÓN 49 en
un célebre artículo, son bastante divergentes al punto que ni siquiera existe un pleno acuerdo
respecto a si son todas las normas derrotables o solo algunas. Nosotros nos adscribimos a la
primera postura, pero antes de dar el sustento necesario veamos las tres grandes posturas que
han dado origen a este concepto de acuerdo con el citado autor:
Este escenario trae consigo una primera y débil evidencia de que el razonamiento
jurídico es derrotable, si no lo fuese "no habría forma de explicar cómo es que una decisión
puede estar realmente justificada a partir de un conjunto de premisas P1 cuyo contenido (en lo
49
Juan Carlos BAYÓN, "¿Por qué es derrotable es razonamiento jurídico?" en Doxa, 24 (2001), pp. 35-62.
que concierne al juicio de hecho) es que todos los probanda han sido probados y, sin embargo,
no estarlo a partir de un conjunto ampliado de P2 que añade a P1 la premisa adicional de que
algún nonrefutandum ha quedado refutado".
Este criterio muestra una evidencia bastante seria, pues todo razonamiento realizado
con información incompleta es derrotable. Ello en cuanto
"dados dos conjuntos de premisas P1 y P2, tales que P2 conserva toda la información de
P1 y añade a ella alguna más, tiene perfecto sentido decir que una creencia C está justificada
sobre la base de P1 pero deja de estarlo a la luz de P2, mientras que sería un dislate afirmar
que antes del incremento de información que media entre P1 y P2 era verdadera pero después
de él es falsa".
El argumento que nos convence y asumimos como válido es aquel que identifica la
derrotabilidad de las normas a su carácter "abierto " por estar sujetas a excepciones implícitas no
identificables de forma previa a un caso en concreto. En primer lugar, hemos de mantener
presente que las normas son susceptibles (y efectivamente lo hacen) de colisionar entre sí,
situación en la cual se crea una metanorma de preferencia fundada en una relación de
precedencia entre supuestos de hecho sin que ello signifique un cambio en la norma. En razón
de ello, y por la indeterminación del lenguaje, se considera que es imposible establecer una
relación de supuestos de excepción tanto individuales como genéricos.
Por otra parte, el sustento que nos propone Thomas Bustamante para explicar el porqué
de la derrotabilidad del Derecho es bastante interesante. Parte de la concepción del Derecho
como un sistema dinámico como lo entendió Kelsen, en cuanto las normas no se deducen
lógicamente unas de otras, sino que de la relación entre una norma general (superior) y otra
individual (inferior) la segunda se produce de conformidad con la primera. En este sentido,
apunta que:
"el acto de aplicación de la norma general es un acto de creación de la norma individual,
por cuanto esta tiene un contenido normativo adicional con relación a la norma que la
fundamenta. Y dicho acto de creación normativa es necesario porque toda norma posee cierto
grado de indeterminación. Sin embargo, la norma general (superior) dirige el proceso de
creación de la norma individual (inferior) y anticipa sus sentidos posibles. La relación entre la
norma general (establecida por el legislador) y la norma individual (establecida en una
sentencia judicial) es una relación de fundamentación (ya que la sentencia se fundamenta en
la ley), pero ello no elimina la caracterización de la interpretación como un proceso creativo o
constructivo: el juez crea una norma individual al aplicar la norma legal que le sirve de
fundamento. De este modo, si la ley prevé para el homicidio una pena mínima de seis años de
prisión, la decisión judicial que establece la pena de seis, siete u ocho años de prisión para
Pedro por el hecho de haber matado a Juan contiene una norma individual que todavía no
estaba contenida en la norma que le sirvió de fundamento" 50.
Este autor, quien sigue la tesis de ALEXY de forma precisa, reconoce que los principios
establecen un estado ideal de cosas mientras que las reglas una relación de conducta. Las
primeras deben ser materializadas en el mayor grado posible, por lo que "del hecho de que
estas permitan que se justifique el incumplimiento de aquellas es que se deduce la
derrotabilidad de las reglas jurídicas" 39.
Robert ALEXY realiza una distinción fuerte entre principios y reglas, en tanto considera
que el núcleo de la diferenciación parte de la dinámica estructural. Señala que:
"las reglas son normas que obligan, prohíben o permiten algo en forma definitiva. Ellas
son, en este sentido, mandatos definitivos. Su forma de aplicación es la subsunción. Si una
regla es válida, entonces es obligatorio hacer exactamente aquello que ella exige. Si esto se
hace, la regla es cumplida; si no se hace, la regla no es cumplida. Las reglas son entonces
50
Thomas BUSTAMANTE, "Principios, reglas y derrotabilidad, el problema de las decisiones contra
legem", en Pablo BONORINO RAMÍREZ (ed.), Teoría del derecho y decisión judicial. Disponible
en: http://www.bubok.es/libros/175862/Teoria-del-Derecho-y-decision-judicial.
normas que solo pueden ser cumplidas o no. Por el contrario, los principios son normas que
ordenan que algo sea realizado en la mayor medida posible, dentro de las posibilidades
fácticas y jurídicas. Por tanto, los principios son mandatos de optimización. Como tales son
caracterizados por el hecho de que pueden cumplirse en diferentes grados y que la medida
debida de su cumplimiento no solo depende de las posibilidades fácticas sino también
jurídicas. Las posibilidades jurídicas se determinan, además de reglas, esencialmente por
principios opuestos. Por esta razón, los principios, cada uno tomado en sí, siempre contienen
solo un mandato prima facie. La determinación de la debida medida de cumplimiento de un
principio, relativa a las exigencias de un principio opuesto, es la ponderación. Por esta razón,
la ponderación es la forma específica de aplicación de los principios" 51.
De acuerdo con esta concepción, las reglas están constituidas por un sistema cerrado en
el cual es expreso el supuesto de hecho, el nexo deóntico (la orden, la prohibición o la
posibilidad de hacer o no hacer) y la consecuencia jurídica. Un claro ejemplo de ello es el
artículo 106 de nuestro Código Penal: "El que mata a otro será reprimido con pena privativa de
libertad no menor de seis ni mayor de veinte años". En cambio, los principios se elaboran bajo
una concepción abierta, carente de un supuesto de hecho o de causales de excepción
explícitas que se aplican gradualmente proporcionando razones o criterios para formular una
decisión con base en el caso individual. En esa línea se inscribe el artículo 1 de nuestra
Constitución: "La defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo
de la sociedad y del Estado". Los principios, en este sentido, no proporcionan razones
concluyentes o definitivas para una solución, como lo hacen las reglas.
Sobre este aspecto, BUSTAMANTE expone su punto más polémico: considera que solo
son derrotables las reglas y no los principios, en tanto, lo derrotable es la consecuencia
jurídica. Como los principios carecen de tal característica (esta se construye a partir de las
condiciones tácticas y jurídicas), no pueden ser sometidos a excepciones implícitas para la
ejecución de ello, es necesario convertir los principios en reglas para manifestar una aplicación
concreta. En efecto, sostiene que "los principios tienen que ser convertidos en reglas para que
sus consecuencias en un caso concreto sean conocidas. Únicamente después de la
ponderación de principios es que se llega a una regla en que se permite subsumir el caso
concreto para determinar la conducta exigida por el Derecho" 52.
51
Robert ALEXY, "La construcción de los derechos fundamentales", en Laura CLERICO y Jan-R.
SIECKMANN, Derechos fundamentales, principios y argumentación, Granada, Cornares, 2011, p. 2.
52
Thomas BUSTAMANTE, "Principios, reglas y derrotabilidad, el problema de las decisiones contra
legem", en Pablo BONORINO RAMÍREZ (ed.), Teoría del derecho y decisión judicial. Disponible
en: http://www.bubok.es/libros/175862/Teoria-del-Derecho-y-decision-judicial.
El Derecho se crea vía interpretación, ello hace que las decisiones por parte del
operador jurídico siempre partan, cuando apliquen reglan en su razonamiento, de elementos
que han sido creados con solo un conjunto de información ya determinado aplicable para un
universo de situaciones indeterminadas e inciertas. En virtud a ello, para este autor la
derrotabilidad es una característica derivada de la existencia de principios en el ordenamiento
jurídico. En efecto, señala que:
"no se puede hablar de derrotabilidad sin referirse a los principios, pues ellos sirven
como razones o como fundamento para la adscripción de una norma excepcional que
derrotará a la regla general establecida por la legislación positiva. Los principios son los
materiales que serán empleados en la justificación de la derrotabilidad. Hay dos
características altamente relevantes para la derrotabilidad. En primer lugar, los principios, a
diferencia de las reglas, constituyen una institucionalización imperfecta de la moral, ya que
solo establecen un propósito o un valor que debe ser perseguido, aunque en la mayor medida
posible. En segundo lugar, los principios, en vista de su carácter axiológico, constituyen el
fundamento de las reglas jurídicas".
De acuerdo con ATIENZA y RUIZ MAÑERO, los principios constituyen una fuente
justificadora de las reglas, así como la pauta para establecer su significado, propósito y ámbito
de aplicación, es decir, son su fundamento. Así como un principio informa el porqué de una
regla, también puede informar el por qué no de ella en un caso concreto. En efecto, en
aquellos supuestos donde las razones que motivan un determinado mandato no son
aplicables a las características del caso concreto y, al contrario, existen otras que orientan su
no aplicación, se entiende que el principio que sustenta la no aplicación de las consecuencias
jurídicas sirve para derrotar la regla.
"el Derecho no está compuesto solo por reglas, sino también por los valores y
propósitos (esto es, por los principios, en sentido amplio) explícitos o implícitos, a los que las
reglas sirven. Y esas mismas razones apoyan entender, asimismo, que las reglas pueden
resultar derrotadas por consideraciones derivadas de los principios. La más importante de
esas razones es la siguiente: si partiésemos de una imagen del Derecho como compuesto
exclusivamente por reglas no dispondríamos de mecanismo alguno para evitar que el
conjunto de las decisiones fundadas en Derecho (aun las fundadas en las mejores reglas
concebibles, servidas por los mejores aplicadores que quepa imaginar) presentase un cierto
número de graves anomalías valorativas. Y ello porque ningún legislador, por no ser
omnisciente, puede prever todas las combinaciones de propiedades que puedan presentar los
casos futuros, lo que implica que, cuidándose que sea en el diseño de los casos genéricos, no
pueda nunca evitar por completo los fenómenos, subrayados por Schauer, de la suprainclusión
y de la infrainclusión. Esto es, de incluir en el ámbito de aplicación de las reglas casos que no
debieran estar incluidos a la luz de los propios valores y propósitos subyacentes a la regla de
que se trate y de no incluir en ese mismo ámbito de aplicación casos que sí deberían estar
incluidos a esa misma luz"53.
Ejemplo 1: autorizada doctrina nos propone como primera muestra el artículo 582 del
Código Civil español en su primer inciso: "No se puede abrir ventanas con vistas rectas, ni
balcones u otros voladizos semejantes, sobre la finca del vecino, si no hay dos metros de
distancia entre la pared en que se construyan y dicha propiedad".
Esta disposición contiene una regla bastante clara: pueden construir aquellos que estén
a una distancia de dos metros o más, los que no la tengan, no pueden construir. ¿Qué
53
Manuel ATIENZA y Juan RUIZ MAÑERO, Para una teoría postpositivista del Derecho, Lima, Palestra,
2009, p. 234.
sucedería si se pretende abrir una ventana a un metro y 98 centímetros de distancia para dar
luz a personas enfermas y sin que tal acto represente un perjuicio significativo para el
propietario del predio adyacente?
Ejemplo 2: nuestro Código Civil en el artículo 378 establece los requisitos indispensables
para poder adoptar. En su segundo inciso señala que "la edad del adoptante sea por lo menos
igual a la suma de la mayoridad y la del hijo por adoptar".
En caso de que un caballero de 27 años casado con una viuda que ya es madre de una
criatura de que 10 años y que cumple con el resto de requisitos para adoptar desee adoptar
dicho menor, no podrá hacerlo dado que la norma le exige tener por lo menos 28 años. Si el
niño vive desde hace 6 años con el mencionado señor, a quien reconoce y quiere como si fuese
su padre biológico, ¿la aplicación del requisito (regla) es suficiente para dar una respuesta
justificada? Volveremos sobre este supuesto más adelante.
Ambos casos nos llevan a la primera pregunta que debe hacerse todo operador del
Derecho ante la solución de un caso por subsunción: ¿en verdad está justificada la decisión?
Debemos partir, como ya ha sido mencionado, de que una norma deviene derrotable
(léase superable o revisable) cuando el universo de excepciones a la aplicación de sus
consecuencias no puede ser determinado ex ante, es decir, en abstracto.
En efecto, es bastante real que existe una imprevisibilidad en cuanto a los participantes
y en el conjunto de propiedades relevantes de los casos particulares en la configuración del
discurso, por lo que las contingencias concretas son algo imprevisible en las que su respuesta y
solución se elabora a partir de sus propias premisas. Al respecto, se afirma que "la
derrotabilidad responde a una exigencia de la razón práctica, porque nuestros juicios prácticos
deben ser revisables para poder enfrentarnos satisfactoriamente a las particularidades de
casos que no podemos prever. Sería irracional que canceláramos la posibilidad de deliberar y
revisar nuestras normas ante la emergencia de casos imprevisibles" 54.
Para ilustrar dicha dicotomía emplearemos el ejemplo propuesto por la citada doctrina:
"En la puerta de la biblioteca se ha colocado una señal que indica la prohibición de los
reproductores de música en la biblioteca universitaria".
Dicha regla tiene la justificación subyacente de evitar que el ruido moleste a los
usuarios. En cuanto a la prescripción normativa, solo nos dice que están prohibidos los
reproductores de música. Con base en ello veamos dos casos concretos: ¿le es aplicable dicha
prohibición al trabajador de limpieza de la biblioteca que escucha la radio mientras trabaja
54
Alfonso GARCÍA FIGUEROA, "Neoconstitucionalismo, derrotabilidad y razón práctica", en Miguel
CARBONELL y Leonardo GARCÍA JARAMILLO (coords.), El canon neoconstitucional, Bogotá, Universidad
Externado de Colombia, 2010, pp. 251.
55
Ángeles Rodenas, "En la penumbra: indeterminación, derrotabilidad y aplicación judicial de normas",
en Doxa 24 (2001), pp. 63-83.
momentos antes de la apertura al público? (experiencia recalcitrante de tipo supraincluyente),
¿los celulares estarían prohibidos? (de tipo infraincluyente, pues el ruido de un móvil es capaz
de molestar a los demás).
En cuanto al caso del adoptante visto líneas arriba y dejado pendiente, la prescripción
normativa es en extremo desproporcionada con los principios que sustentan la postura de
aspirante a padre con reconocimiento legal, dado la grave afectación que le resulta en
contraposición a los beneficios que le genera. Ahondaremos sobre esta arista al ver el
concepto de ponderación.
Este supuesto presenta un reto para el positivismo clásico y para aquellos que confían
en la infalibilidad de las normas, aquí la ley guarda la apariencia de inderrotabilidad, pues es
una restricción explícita que cubre plenamente el caso. Sin embargo, no debemos perder de
vista que la respuesta que ofrece la subsunción carece de justificación ética y revela la
imprevisibilidad de los hechos que se pueden suscitar en casos individuales. Este es un caso en
el que la justificación subyacente no se encuentra satisfecha, por lo que es menester
identificar si existe o no un supuesto de excepción implícito (el cual creemos que lo hay con
base en el derecho a la vida).
"¿de dónde surge la nueva excepción a la regla que prohíbe a los menores donar
órganos? Todo parece indicar que no surge del ordenamiento jurídico tal y como un positivista
suele configurarlo. Este caso confirmaría (como otros en cierto sentido semejantes) que las
(presuntas) reglas jurídicas presentarían excepciones no previsibles ex ante y que tendrían su
origen en una argumentación basada en criterios de justicia. En tal caso, el Derecho ya no
podría ser concebido como un mero conjunto de reglas positivas, sino más bien como un
conjunto de reglas, principios y en general argumentos que solo adquieren inteligibilidad
mediante su adscripción a la más amplia esfera de la razón práctica general. No podemos
argumentar jurídicamente sin argumentar moralmente en ningún caso y ello deviene
manifiesto y especialmente dramático en casos como el de Noara".
"En cierta ocasión, en la Edad de Piedra, usted y yo estamos discutiendo sobre el futuro
y yo predigo que dentro de los próximos diez años alguien inventará la rueda. '¿Rueda?',
pregunta usted. '¿Qué es eso?' Entonces yo le describo la rueda, encontrando palabras, sin
duda con dificultad, puesto que es la primerísima vez que se dice lo que serán un aro, los
radios, un cubo y quizá un eje. Entonces hago una pausa, pasmado: 'Nadie inventará la rueda,
porque acabo de inventarla yo'. En otras palabras, la invención de la rueda no puede ser
predicha. Una parte necesaria para predecir esa invención es decir lo que es una rueda".
Esta distinción, junto al ejemplo indicado, muestra supuestos que están fuera del
alcance de una regla y que constituyen excepciones implícitas. Con base en ello podemos
hacer manifiestas las principales características de este tipo de concepción de las normas: a) Si
las principales razones que sustentan una regla no son aplicables para el caso, podemos
sospechar que estamos frente a una excepción implícita a su consecuencia, y que b) cada regla
representa una ponderación entre fines por proteger o desproteger. Si un caso es subsumible
al antecedente, pero posee en sí mismo razones que no fueron tomadas en cuenta para
elaborar el tenor de la prescripción, es necesario verificar la aplicabilidad de dicha norma
mediante una nueva ponderación (esto es verificable en el caso de un desastre natural local, si
un trabajador enciende su radio dentro de la biblioteca para estar atento a las noticias, las
razones de dicho acto priman sobre las de la prohibición).
Sentencia N° 09332-2006-PA/TC
IV. CONCLUSIONES
- Los principios dentro del ordenamiento jurídico tienen una especial posición. Pues son
aquellos que se aplicarán bajo determinados criterios en situaciones concretas. Siendo
56
PRIETO SANCHIS, LUIS. "El Constitucionalismo de los Derechos", en Revista Española de Derecho
Constitucional, ob. cit., p. 57.
ello así, la salvedad a las reglas cuyo fundamento radica en los derechos
fundamentales y la constitucionalidad.
V. BIBLIOGRAFÍA
12. LORENZO, Claudia, “Robert Alexy – La Argumentación jurídica”, en Revista del Instituto
de ciencias penales – Número 2, obtenido en:
http://www.ijeditores.com.ar/articulos.php?idarticulo=47307&print=1
13. NÚÑEZ LEIVA, IGNACIO. Estado constitucional de derecho y ponderación: Hacia la
superación de la falsa disyuntiva entre libertad y satisfacción delos derechos sociales
fundamentales. Red de Revistas Científicas de América Latina, El Caribe, España y
Portugal. Ubicado el [21.V.2018]. Disponible en:
http://www.redalyc.org/html/825/82532045006/ , Colombia.
14. PRIETO SANCHIS, LUIS. "El Constitucionalismo de los Derechos", en Revista Española
de Derecho Constitucional.
15. ROBERT, Alexy. “Teoría de la argumentación jurídica”. 2ª Edición. Editorial Centro de
Estudios Políticos e Institucionales. Madrid, 2007. 127-132p.
16. Thomas BUSTAMANTE, "Principios, reglas y derrotabilidad, el problema de las
decisiones contra legem", en Pablo BONORINO RAMÍREZ (ed.), Teoría del derecho y
decisión judicial. Disponible en: http://www.bubok.es/libros/175862/Teoria-del-
Derecho-y-decision-judicial.