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IDENTIDAD Y FUNCIONALIDAD EN EL NIÑO CON NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES

La construcción de la noción de Necesidades Educativas Especiales (NEE), toma un papel


sobresaliente en el discurso cientificista del educador especial y del psicólogo hasta consagrarse
como objeto de estudio.

La funcionalidad propia de un infante con NEE, se determina gradualmente por la capacidad de


orientar consciente e inconscientemente el curso de su actividad, está determinado por la
orientación de sus acciones, lo cual podría implicar el reconocimiento gradual de las actividades
y capacidades personales para: a)Identificar las propias necesidades y motivos que promueven
la actividad y b)Enfocar su subjetividad y sus acciones a la satisfacción y establecimiento de
nuevas necesidades y motivos de actividad.

La funcionalidad del infante con alguna NEE parte de la posibilidad que tiene el individuo de que,
a través de la formación de su identidad, el menor puede orientar su comportamiento al
establecido, sino que tiene la posibilidad de ser creados por los propios valores, deseos e
intereses de acuerdo a su nivel de desarrollo.

La evolución de los paradigmas en torno a la Salud Mental ha enfrentado una transmutación de


categorías al modificar la noción de locura por la enfermedad mental.

Es posible observar que la población no percibe la información necesaria sobre sus avances lo
cual mantiene el predominio de la noción de retraso mental como una presentación unívoca.

Esta forma de presentar la NEE se empieza a desarrollar desde la infancia (De Rosa, 1987) y se
manifiesta de distinta manera en dependencia al contexto geográfico y cultural (Defromont y
Roelandt, 2003).

Esta condición de desigualdad ha conducido diversas formas de exclusión, estigmatización y


hasta categorizaciones cargadas de juicios morales. Denotan la concepción negativa que se tiene
del ser humano al referir la discapacidad o impedimento como las condiciones de identificación
de la persona. Esta concepción implica la caracterización de la NEE como una condición
culturalmente inferior (Goffman, 1963).

a las personas con alguna NEE se les niega en ocasiones el acceso a ciertos derechos humanos,
como es la justicia legal (Bénézech, 2009).

limita la generación de la identidad propia, soslayándola a la otredad como único determinante,


a través de la inducción de miedo y por lo tanto rechazo.

Cuando este estigma proviene primariamente de la familia, la respuesta ante la aparición de


trastornos tempranos se ve mermada, obstaculizando con ello la atención adecuada requerida.

En México. Dentro de los primeros retos está el de analizar cuáles son los factores que
intervienen en esta concepción de la nee y cómo permean el desarrollo de la identidad de las
personas con este tipo de requerimientos.

El primer aspecto a ser considerado es la ignorancia e incomprensión. En la medida que la


población está más informada, es posible tener una mayor comprensión de este fenómeno
(Penn et al., 1999).

Otro aspecto que merece ser estudiado es el proceso de institucionalización de la nee. la


psicología, la educación especial, la neuropsicología, etcétera. Estas disciplinas pueden tener en
común el abordaje de las Necesidades Educativas Especiales. Este abordaje común tiende a
patologizar su práctica.

Este proceso de institucionalización cientificista deriva en otro aspecto que debe ser estudiado:
la manera en la cual se ha generado y llevado a la práctica una concepción social en torno a la
nee a partir de una minimización de su importancia y sus implicaciones culturales.

En este sentido es posible observar que se estigmatiza al niño con una nee como un individuo
incapaz de relacionarse social y afectivamente, se ridiculizan sus capacidades, se margina en los
ámbitos escolares, laborales, familiares, etcétera

Es importante considerar las creencias que los menores tienen respecto a la nee en general,
asimismo las ideas que tienen en torno a su propia condición y cómo perciben la actuación de
quienes los rodean.

la conformación de la identidad se puede ver determinada tanto por la aceptación del estigma,
como por el miedo a ser estigmatizados.

tres dicotomías básicas y la integración de las mismas. Éstas son normal anormal, patológico-
nopatológico y funcional-disfuncional.

La primera refiere a caracteres estadísticos en el sentido del establecimiento de parámetros


mentales, comportamentales, sociales, culturales, morales, etcétera

La segunda dicotomía de lo patológico y lo nopatológico está determinada por criterios


diagnósticos de diversas disciplinas y aproximaciones científicas y cientificistas

La tercera obliga a enmarcar las relaciones con las otras dos; esto implica que cada nee en sí
misma cuenta con un nivel de disfuncionalidad propia del cuadro y con un nivel de funcionalidad
para el organismo, esta funcionalidad se determina a partir de sus posibilidades de vida y las
esferas culturales en las que se desempeñe.

resulta indispensable considerar los diversos aspectos de la dinámica social ante la nee, ya que
sólo así podremos atender las diferencias individuales (Khomskaia, 1997) que, a su vez, nos
permitirán considerar a la persona como tal y no a una patología animada.

la lógica funcional del infante con alguna nee se determina por la capacidad que tiene ésta de
fomentar el desarrollo del individuo consigo mismo y con el medio social que le rodea.

Su funcionalidad facilita la vida del ser humano en sociedad y promueve la individualización


constante del sujeto. el hombre crea formas de vida desde las que puede analizar su contexto

la funcionalidad se representa por una unidad dialéctica entre el medio interno y externo del
individuo, en la cual, la nee sólo es un indicador de condiciones de vida distintas al grueso
poblacional, mas no el parámetro que determine su posible “inclusión” o “integración”.

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