Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
1
Abreviaturas: C.E.: Constitución Española, C.P.: Constitución Política del Perú
(promulgada en 1993), C.P.E.: Código Penal Español, C.P.P.: Código Penal Peruano.
2
De ésta manera denomina Arroyo Zapatero al conjunto de postulados político criminales
derivados de la constitución. Con mayor detalle en: Arroyo Zapatero, Luis. Fundamento y
Función del Sistema Penal: El Programa Penal de la Constitución; en: Revista Jurídica de
Castilla- La Mancha, n° 1, pág. 101.
3
Berdugo Gómez de la Torre, Ignacio/ Arroyo Zapatero, Luis/ García Rivas, Nicolás/ Ferre
Olive, Juan Carlos & Serrano- Piedecasas, José Ramón. Manual de Derecho Penal- Parte
General, Edit. Praxis, Barcelona, 1996; igualmente: Serrano- Piedecasas, José Ramón.
Conocimiento Científico y Fundamentos del Derecho Penal, pág. 87, primera edición,
Gráfica Horizonte, Lima, 1999.
normas constitucionales es un capítulo fundamental de la Ciencia del Derecho
penal en las que resulta indispensable profundizar4.
4
Citado por: Rebollo Vargas, Rafael. Notas y Consecuencias de una Lectura Constitucional
del Bien Jurídico Protegido en el T. XIX, L. II, del Código Penal Español (Delitos contra la
Administración Pública), inédito, a publicarse en el Libro Homenaje al Prof. Marino Barbero
Santos, Barcelona, 2000.
5
En la Doctrina Alemana: Sax, Walter. Grundsätze der Strafrechtsplege, in: Die
Grundrechte, Handbuch der Theorie und Praxis der Grundechte, 2da. Edición, Dunker &
Humbolt, Berlín, 1972; Rudolphi, Hans-Joachim. Die Verschiedenen Aspekte des
Rechtsgutsbegriffs, F.S. R. M. Honig, Göttingen, pág. 164, 1970; el mismo. Los Diferentes
Aspectos del Concepto de Bien Jurídico, trad. Enrique Bacigalupo, en: Nuevo Pensamiento
Penal, año 4, n° 7, pág. 337, 1975; en la doctrina italiana: Bricola, Franco. Teoria Generale
del Reato. Separata del Novissino Digesto Italiano, pág. 15 y ss., Torino, 1973; Pulitano,
Domenico di. La Teoria del Bene Giuridico fra Codice e Constituzione, in: La Questione
Criminale, n° 1, pág. 111, 1981; en la doctrina española: Berdugo Gómez de la Torre,
Ignacio. Honor y Libertad de Expresión – Las Causas de Justificación en los Delitos contra el
Honor, pág. 15-16, Edit. Tecnos, 1987; el mismo. El Contenido del Tipo del Injusto y
Reflexiones sobre la Problemática del Bien Jurídico, ambos en: Temas de Derecho Penal,
pág. 5 y ss. y 54-55, respectivamente, Cultural Cuzco, Lima, 1993; García Rivas, Nicolás. El
Poder Punitivo en el Estado Democrático, pág. 46 y ss., Ediciones de la Universidad de
Castilla- La Mancha, Cuenca, 1996; Alvarez García, Francisco Javier. Bien Jurídico y
Constitución, en: Cuadernos de Política Criminal n° 43, pág. 20, 1991; González Rus, Juan
José. Bien Jurídico y Constitución (Bases para una Teoría), pág. 23, Fundacion Juan March,
Serie Universitaria 201, Madrid, 1983; Escriva Gregori, José. Algunas Consideraciones sobre
Derecho Penal y Constitución, en: Papers n° 13, pág. 141 y ss., 1980; en la doctrina
peruana, sólo: Abanto Vásquez, Manuel. Derecho Penal Económico. Consideraciones
Jurídicas y Económicas, pág. 71, primera edición, Idemsa, Lima, 1997; el mismo: El
Derecho de la Libre Competencia, pág. 25, primera edición, Edit. San Marcos, Lima, 1997.
6
En virtud al principio de exclusiva protección de bienes jurídicos, derivado del modelo de
Estado Social y Democrático de Derecho que en sede constitucional adoptan España y Perú.
7
Sobre la concepción que adoptamos: Reyna Alfaro, Luis Miguel. La Utilización Abusiva de
Información Privilegiada en el Derecho Penal. Análisis del Tipo de Injusto del art. 251-A del
C.P Peruano, en: Cathedra. Revista editada por estudiantes de la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos, n° 6, pág. 81-94, Lima, Julio de 2000; el mismo. Sobre el contenido
lineamientos genéricos, coordenadas, dentro de cuyos límites debe actuar el
legislador, no tratándose pues de una fuente única y exclusiva de bienes
jurídicos8.
material del Bien Jurídico- Penal, en: Revista Jurídica de la Associacao Mineira de Estudos
da Justica Criminal- Estudos Jurídicos Homenagem ao promotor Cléber José Rodrigues, n°
1, ano 1, pág. 14 y ss., Julio de 2000, Governador Valadares (Minas Gerais), Brasil; Mir
Puig, Santiago. El Derecho Penal en el Estado Social y Democrático de Derecho, pág. 162 y
ss., Edit. Ariel, Barcelona; Rodríguez Mourullo, Gonzalo. Directrices Político Criminales del
Anteproyecto de Código Penal, en: A.A.V.V., Política Criminal y Reforma del Derecho Penal,
pág. 321 y ss., Edit. Temis, Bogotá, 1982; Bustos Ramírez, Juan & Valenzuela Bejas,
Manuel. Derecho Penal Latinoamericano Comparado, Tomo I, pág. 130-131, Ediciones
Depalma, Buenos aires, 1981; Caro Coria, Dino Carlos. Derecho Penal del Ambiente. Delitos
y Técnicas de Tipificación, pág. 41 y ss., primera edición, Edit. Gráfica Horizonte, Lima,
1999; el mismo. Sobre la Moderna Teoría del Bien Jurídico-Penal en España y el Rechazo
del Funcionalismo Sistémico de Jakobs, en: Themis n° 35, pág. 161, Lima, 1997.
8
Hurtado Pozo, José. Manual de Derecho Penal- Parte General, pág. 37 a 41, segunda
edición, Eddili, Lima, 1987; Mazuelos Coello, Julio. El Bien Jurídico Penal, en: el mismo.
Control Social y Dogmática Penal, pág. 72, primera edición, Edit. San Marcos, Lima, 1995.
9
Gómez Colomer, Juan- Luis. La Constitucionalización del Proceso Penal Español, en: el
mismo. El Proceso Penal en el Estado de Derecho. Diez estudios doctrinales, pág. 18,
primera edición, Edit. Palestra, Lima, 1999.
10
Sobre los procesos constitucionales en el Perú: Díaz Zegarra. Walter. Los Procesos
Constitucionales, primera edición, Edit. Palestra, Lima, 1999.
11
Véase: San Martín Castro, César. Derecho Procesal Penal, Volumen I, pág. 49 y ss.,
primera edición, Edit. Grijley, Lima, 1999.
12
Decimos esto en la medida que la Constitución, como señala Terradillos Basoco: “no
diseña un modelo económico completo y cerrado, sino ambiguo”, con mayor detalle:
Terradillos Basoco, Juan. Derecho Penal de la Empresa, en: Mazuelos Coello, Julio
(Coordinador). Derecho Penal Económico y de la Empresa, pág. 58, primera edición, Edit.
San Marcos, Lima, 1996.
las premisas propias del modelo económico planteado en la constitución 13, sin que
ello signifique – como ya hemos advertido - que los procesos de criminalización
primaria, esto es, de formación de la ley penal, deban quedar resueltos
únicamente con el recurso a la Constitución, pues si bien las Constituciones
Modernas poseen un catálogo mas o menos o amplio de intereses tutelado, lo
cierto es que resulta imposible comprender en la norma fundamental la totalidad
de intereses socialmente valiosos14.
13
De similar idea Arroyo Zapatero en: Arroyo Zapatero, Luis. Los Delitos contra el Orden
Socioeconómico en el nuevo Código Penal de 1995, en: Revista Peruana de Ciencias
Penales, n° 7/8, pág. 620, Lima, 1999.
14
Terradillos Basoco, Juan. art. cit., 60; Hurtado Pozo, José. Manual de Derecho Penal-
Parte General, pág. 38 y ss.
15
Este término, como Lojendio e Irure anota, fue introducido por Beckrath, en 1932, sin
embargo su desarrollo fue abandonado hasta la década de los 70’s; Lojendio e Irure,
Ignacio de María. Derecho Constitucional Económico, en: Revista de Derecho Privado, pág.
82-83, Madrid, 1977; del mismo parecer: Fernández Segado, Francisco. El Sistema
Constitucional Español, pág. 514, Edit. Dykinson, Madrid, 1992; Ochoa Cardich, César.
Constitución y Economía de Mercado, en: Derecho. Revista de la Facultad de Derecho de la
Pontificia Universidad Católica del Perú, n° 39, pág. 231, Lima, 1985; en contra Blume
Fortini, para quien ha sido Carl Schmitt quien introduce dicho término en la literatura
constitucional, al respecto: Blume Fortini, Ernesto. La Constitución Económica Peruana y el
Derecho de la Competencia, en: Themis n° 36, pág. 30, Lima, 1997
16
Abanto Vásquez, Manuel. El Derecho de la Libre Competencia, pág. 21; el mismo.
Derecho Penal Económico, pág. 20-21.
17
Ropke, Wilhelm. Más Allá de la Oferta y la Demanda, pág. 42, Fomento de Cultura
Ediciones, Valencia; Ocampo Vásquez, Fernando. La Posición de Dominio en el Mercado:
Entre el Uso y el Abuso, en: Ius Et Veritas, n° 10, pág. 305, nota 01, Lima, 1995.
empleada primigeniamente por Müller- Armack18. Sin embargo, no es sino hasta la
reforma monetaria alemana de 1948 que dichos postulados teóricos son llevados a
la práctica19, produciéndose el llamado “Milagro Alemán”.
18
Katz, Ernesto. Acerca del Orden Económico de Alemania Occidental y de sus Aspectos
Constitucionales y Laborales, Jurisprudencia Argentina, pág. 131-132, Buenos Aires, 1970.
19
Tietmeyer, Hans. Las Bases Históricas de la Economía Social de Mercado en la República
Federal Alemana, en: A.A.V.V., Economía Social de Mercado, pág. 32, Lima, 1980.
20
En éste sentido: Katz, Ernesto. art. cit., pág. 128.
21
Mestaecker, Ernst. Debates, en: Ponencias del Simposio “Democracia y Economía de
Mercado”, Instituto Libertad y Democracia, pág. 226, Lima, 1981.
22
Schwartz, Pedro. El Derecho de Propiedad como baluarte del Hombre y el Ciudadano, en:
Democracia y Economía de Mercado, pág. 150.
23
Sobre el rol del Estado en éste modelo, resultan claras las palabras de Friedman y von
Hayek, para el primero, es papel del Estado el “mantenimiento de la ley y el orden para
impedir el uso de la fuerza de un individuo sobre otro, para hacer cumplir los contratos
contraídos voluntariamente, definir el significado de los derechos de propiedad, interpretar
y hacer cumplir esos derechos y mantener la estructura monetaria”, en tanto que von
Hayek, en la misma línea de argumentación, señala: “el gobierno debe efectivamente ser
irresistiblemente fuerte para aplicar la ley, refiriéndome con ello a las reglas de conducta de
los individuos entre si”; al respecto: Friedman, Milton. Capitalismo y Libertad, pág. 45,
Madrid, 1966; Hayek, Friedrich von. Democracia y Economía de Mercado, pág. 234.
Remarcando también el papel del Estado en el referido Modelo Económico: Fernández-
a los clásicos modelos de intervención, en los cuales el Estado cumplía un papel
de “gendarme” de los procesos de producción y distribución de la riqueza 24.
En éste orden de ideas resulta por demás claro que el Estado cumple tan sólo un
papel coordinador, integrador y supletorio 25, caso contrario, su intervención puede
terminar por deprimir la actividad del sector privado, generando consecuencias
negativas en la economía nacional26.
Baca, Jorge. El Rol del Estado en una Economía de Mercado: La Labor del Indecopi, en: Ius
Et Veritas, n° 8, pág. 218 y ss., Lima, 1995, aunque para éste autor, siguiendo a Locke y
Hobbes, la función del Estado en la Economía de Mercado es la de establecer “un marco
legal que defina donde comienzan y donde terminan los derechos de cada individuo”.
24
Ochoa Cardich, César. art. cit., pág. 231-232.
25
Sánchez Agesta, Luis, citado por Ochoa Cardich, César. art. cit., pág. 233.
26
Guerrero, Roberto. La Constitución Económica, en: Revista Chilena de Derecho, Vol. 6,
n° 1-4, pág. 81, Santiago, 1979.
27
Art. 38 de la C.E.: “ Se reconoce la libertad de empresa en el marco de la economía de
mercado. Los poderes públicos garantizan y protegen su ejercicio y la defensa de la
productividad, de acuerdo con las exigencias de la economía general y, en su caso, de la
planificación”.
28
Art. 58 de la C.P.: “La iniciativa privada es libre. Se ejerce en una economía social de
mercado. Bajo este régimen, el Estado orienta el desarrollo del país, y actúa principalmente
en las áreas de promoción de empleo, salud, educación, seguridad, servicios públicos e
infraestructura”.
29
Art. 53.1 y 161.1.a) de la C.E.
III.- LA CONSTITUCIÓN ECONÓMICA EN ESPAÑA Y
EL PERÚ
1.- La Constitución Económica en España.
Conforme a lo expuesto líneas arriba, es el art. 38 de la C.E la que establece el
modelo económico a seguir en España, sin embargo, la doctrina no ha sido
uniforme al definir el contenido del mandato contenido en el art. 38 constitucional,
existen dos posiciones encontradas respecto a su interpretación.
30
La competencia perfecta, como muchos autores han sostenido, no existe, es sólo un
modelo teórico a aplicar, de allí que se entienda que la competencia es siempre imperfecta.
31
Alzaga Villaamil, Oscar, la Constitución Española de 1978 (comentario sistemático), pág.
307, Ediciones del Foro, Madrid, 1978.
32
García-Pelayo, Manuel. Consideraciones sobre las Cláusulas Económicas de la
Constitución, en: Ramírez, Manuel (Editor), Estudios sobre la Constitución Española de
1978, pág. 51, Libros Portico, Zaragoza, 1979. Sin embargo, señala que de ello no puede
derivarse que la Constitución imponga un determinado modelo económico, lo que sólo ha
ocurrido en modelos de corte socialista.
33
Al respecto, sin ánimo de ser exhaustivos: Bajo Fernández, Miguel. La Constitución
Económica Española y el Derecho Penal, en: A.A.V.V., Repercusiones de la Constitución en
el Derecho Penal, Algunos Problemas Específicos, pág. 166, Publicaciones de la Universidad
de Deusto, 1983; Caro Coria, Dino Carlos. Derecho Penal del Ambiente. Delitos y Técnicas
de Tipificación, pág. 93, primera edición, Gráfica Horizonte, Lima, Agosto de 1999; Cazorla
Prieto, Luis. en: A.A.V.V., Comentarios a la Constitución, pág. 729, Segunda Edición,
Civitas, Madrid, 1985; De Juan Asenjo, Oscar. La Constitución Económica Española.
Iniciativa Económica Pública “versus” Iniciativa Económica ¨rivada en la CE de 1978, pág.
68, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1984; García Cotarelo, R. El Régimen
Económico-Social de la Constitución Española, en: A.A.V.V., Lecturas sobre la Constitución
Española, Tomo I, pág.83, UNED, Madrid, 1978; Lucas Verdu, Pablo. Curso de Derecho
Político, Tomo IV, pág. 349 y ss., Edit. Tecnos, Madrid, 1984.
34
Bajo Fernández, Miguel. Derecho Penal Económico: Desarrollo Económico, Protección
Penal y Cuestiones Político/Criminales, pág. 131.
Si bien puede que las directrices económicas contenidas en la C.E. admitan varias
interpretaciones, lo cierto es que estas tienen un cariz predominante: el
capitalista, sin dejar de tomar en consideración las variantes sociales que se
desprenden de su texto, entre las que podemos citar, siguiendo a Bajo
Fernández35: las limitaciones presentadas por las exigencias de la economía
general y la planificación (art. 138 y 131.1 C.E.), el principio de la subordinación
de la riqueza del país al interés general (art. 128.1 C.E), la iniciativa pública bajo
el principio del monopolio e intervención de empresas (art. 182.2 C.E.), la defensa
de los consumidores (art. 51 C.E.), los objetivos de un “orden económico y social
justo” (preámbulo de la C.E.), la promoción de la igualdad real y efectiva del
individuo y de los grupos a la participación de todos los ciudadanos en la vida
económica (art. 9.2 C.E.) y la participación de los trabajadores en la empresa con
fomento de las cooperativas (art. 29.2 C.E).
35
Ibid., pág. 130-131.
36
Sobre el régimen económico en dicha constitución: Chirinos Soto, Enrique. La Nueva
Constitución al Alcance de Todos, pág. 121 y ss., cuarta edición, Afa editores, Lima, 1986;
García Belaunde, Domingo. La Constitución Económica Peruana (la dimensión económica
formal), en: Revista Peruana de Derecho de la Empresa, n° 20, pág. 1 y ss., Lima, 1986.
37
Véase: Abanto Vásquez, Manuel A. ob. cit., pág. 33.
38
Como bien advierte Torres y Torres, la Constitución de 1979 se agrupa dentro del
denominado constitucionalismo social, que caracterizo a la Constitución de Queretaro en
México (1917) o la de Weimar en Alemania (1919), no obstante, si bien dicho modelo
resultó ser la síntesis ideológica de su tiempo, esto fue 40 o 50 años atrás. Al respecto
consultar: Torres y Torres Lara, Carlos. La Constitución Económica en el Perú (La Economía
según la Constitución de 1993), pág. 20, Desarrollo y Paz Editores, Lima, 1994. Con
No existía una verdadera libertad económica ante la posibilidad latente de la
intervención estatal por cuestiones de “interés social”, concepto cuya ambigüedad
propicio el beneficio de unos pocos grupos económicos mediante subsidios,
excesivos costos laborales, otorgamiento de concesiones, etc. 39.
Entre las notas características del régimen económico en la vigente carta política
tenemos:
45
Compárese con el art. 130 de la Constitución de 1979.
46
Torres y Torres Lara , Carlos. La Constitución Económica…., pág. 33.
47
Tiedemann, Klaus. Presente y Futuro….., pág. 145.
48
Arroyo Zapatero, Luis. Los Delitos contra el Orden Socioeconómico en el Nuevo Código
Penal de 1995, en: Revista Peruana de Ciencias penales, n° 7/8, pág. 620, Lima, 1999.
1983 que incorporó la cláusula del actuar por otro (art. 15 bis del C.P.E.
derogado) y otra para el delito continuado (art. 69 bis C.P.E. derogado).
Con el Código Penal de 1995, llamado por un sector de la doctrina española como
el “Código Penal de la Democracia”50, se completo en gran medida la intención de
coordinar los postulados constitucionales con el ordenamiento jurídico penal,
incorporándose una serie de comportamientos delictivos de nuevo cuño, así se
introdujo algunos fraudes contra la seguridad social, la obtención fraudulenta de
fondos, la publicidad engañosa y el abuso de información privilegiada, entre otros.
2.- En el Perú51.
En nuestro país los antecedentes más remotos de regulación en materia penal
económico los podemos encontrar en la Ley contra el delito de Contrabando (7 de
Enero de 1896), que castigaba dicho delito con penas de comiso, multa y pena
52
corporal aflictiva . El Código Penal de 1924 comprende también éste delito,
aunque su tipificación era bastante inexacta, así es pues que en el inc. 5 del art.
53
246 , se catalogaba como defraudación los actos de fraude cometidos “en
perjuicio de alguna administración pública”. Posteriormente, aparece la Ley
Represora del Contrabando (Ley 16185 del 28 de Junio de 1966) que
complementa la regulación del llamado Código Maurtua.
49
Ibid., pág. 620-621.
50
Arroyo Zapatero, Luis. El Código Penal de la Democracia, prólogo a la edición especial,
en: Revista Peruana de Ciencias penales, n° 7/8, pág. 15 y ss., Lima, 1999.
51
Reyna Alfaro, Luis Miguel. Algunas Nociones Básicas del Derecho Penal Económico y de
la Empresa: Antecedentes Históricos, Conceptos, Características y Diferencias, en: Derecho
y Empresa- Revista de Doctrina, Legislación y Jurisprudencia, año III, n° 2, pág. A49-A50,
Trujillo, 2000.
52
García Rada, Domingo. El Delito Tributario, pág. 277, Lima, 1975.
53
Ibid.
54
constituían adulteración, acaparamiento y especulación , estableciendo sanciones
administrativas comunes a todos los comportamientos, entre ellas incluso
55
detención no menor de 5 ni mayor de 40 días y la expulsión del país ,
encargándose la aplicación de las respectivas sanciones a los Ministerios bajo cuya
competencia se encontraba la actividad sancionada o los Tribunales contra la
56
adulteración, acaparamiento y especulación que en ese entonces existía .
La pena prevista en el Decreto Ley nº 21411 era, en todos los delitos allí
previstos, de prisión no menor de 6 meses ni mayor de 5 años e inhabilitación
para el ejercicio de la actividad comercial o industrial por un término no menor de
4 años, sin perjuicio de la sanción administrativa ya impuesta, lo que constituía
57
una clara vulneración al principio “non bis in idem” .
54
Véase los arts. 2 a 8 del Decreto Ley n° 21411.
55
Véase los arts. 9 a 15 del Decreto Ley n° 21411.
56
Sobre el trámite respectivo véase: arts. 16 a 42 del Decreto Ley n° 21411.
57
Véase art. 38 y 39 del Decreto ley Nº 21411.
La denominada “Ley sobre Delitos Económicos” (Decreto Legislativo nº 123 del 12
de Junio de 1981) aparece como un intento por perfeccionar la tipificación de las
conductas lesivas al orden económico interno, contenidas en los antes
mencionados Decretos Leyes nº 21411 y 22963, la Ley sobre Delitos Económicos
sancionaba como delitos: el acaparamiento, la adulteración de productos y la
58
alteración de precios , los mismos que se ajustaban a las reglas del
59
procedimiento sumario .
V.- CONCLUSIONES
58
Arts. 1,2 y 3 del Dec.Leg. Nº 123.
59
Art. 2. 13 del Decreto Legislativo Nº 124 del Proceso Penal Sumario.
60
En la Ley sobre Delitos Económicos de 1981 se puede ver claramente que el legislador
penal hace mención al referente constitucional ( la fuente constitucional era el art. 133 de
la Constitución de 1979 que prohibía los monopolios, oligopolios, acaparamientos, prácticas
y acuerdos restrictivos). Posteriormente, el legislador penal de 1991 cita también dicha
base (así la exposición de motivos del Código Penal de 1991 precisa: “Con basamento
constitucional, el nuevo Código Penal no prescinde de la represión de los delitos que
atentan contra el orden económico”) .
61
En éste extremo, coincido con el diagnóstico realizado por Roxin, en el sentido que en el
futuro del Derecho Penal se vislumbra el aumento de disposiciones penales, sobre todo en
el ámbito del Derecho Penal Económico y de la Empresa, pues como el jurista alemán
sostiene: “los nuevos desarrollos atraen hacia si inmediatamente una avalancha de nuevas
disposiciones jurídicas”, sin embargo, a pesar de dicho incremento, Roxin pronostica que
las conminaciones penales serán siempre más leves. Al respecto, véase: Roxin, Claus. El
Desarrollo del Derecho Penal en el Siguiente Siglo, en: Roxin, Claus. el mismo, Dogmática
Penal y Política Criminal, trad. Manuel Abanto Vásquez, pág. 448 y ss., primera edición,
Lima, 1998.
62
Art. 243-A C.P.P., incorporado por el Decreto Ley nº 25836.
63
Art. 251-A C.P.P., incorporado por la novena disposición final del Decreto Legislativo nº
861- Ley del Mercado de Valores.
Que conforme se ha visto, los lineamientos constitucionales planteados en materia
económica significan un referente, aunque no único, esencial y vital en la
configuración del orden jurídico penal, que debe asumir las coordenadas
constitucionalmente planteadas, de allí que resulte trascendental para el legislador
el entendimiento pleno de las estructuras económicas ancladas en la Carta
Política.
Ahora bien, en éste entendimiento es que deben alinearse las pretensiones político
criminales y el trabajo legislativo en materia jurídico-penal, lo que debe ser
subrayado a efectos de lograr un ordenamiento jurídico coherente y acorde con el
modelo de Estado Social y Democrático de Derecho.