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Análisis del Artículo 140 del Código Civil

“El Acto Jurídico es la manifestación de voluntad destinada a crear, regular,


modificar o extinguir relaciones jurídicas”.

Hay que hacer referencia en el aspecto central de este concepto donde el acto jurídico
en sentido estricto es aquella conducta ejecutada por una persona con el
propósito deliberado de producir consecuencias en derecho de forma tal
que la voluntariedad y la conciencia son sus elementos característicos porque
normativamente pasa a ser relevante.

Dentro de la categoría de los actos jurídicos, la doctrina moderna distingue entre:


El negocio jurídico como un acto de autorregulación de los intereses privados y El
contrato que es una especie del género negocio jurídico, en tanto que se contrae a los
actos unilaterales o plurilaterales con contenido patrimonial.

Requisitos del Articulo 140 del Código Civil:

A) Agente capaz: La capacidad en general se expresa de dos maneras distintas:


1) La capacidad jurídica o de goce, es definida doctrinalmente como la aptitud que
posee un sujeto para ser titular de derechos y/o deberes o, en general, de
situaciones jurídicas; se identifica con la noción de personalidad y, por
ende, acompaña al sujeto durante toda su existencia.

2) La capacidad de ejercicio o para obrar, es la idoneidad que tiene un sujeto para


llevar a cabo una actividad jurídicamente relevante, consistente en la
adquisición o el ejercicio de derechos y/o deberes, mediante una
manifestación de voluntad, es decir, se concreta en la aptitud de una persona
para participar por sí misma en la vida jurídica.
3) En caso de personas incapaces éstos deberán ser representado
necesariamente por algún curador o tutor según corresponda, este requisito
de capacidad es aplicable para todos aquellos que van a constituir un acto
jurídico. No olvidemos que la incapacidad puede absoluta o relativa.
a. Es absoluta cuando excluye toda aptitud del sujeto para la ejecución
válida de los actos jurídicos respecto de los que la ley exige la capacidad
para obrar; dentro de esta figura encontramos la minoría de edad y la
interdicción que a su vez puede ser judicial (por enfermedad mental) o
legal como lo son los dementes y los impúberes y sordomudos que no
pueden darse entender. Esta incapacidad absoluta es una de las causales
de nulidad del acto jurídico según el artículo 219 inc 2 del CC
b. Es relativa cuando el sujeto a pesar de estar facultado para celebrar por
sí mismo actos jurídicos de administración ordinaria de sus negocios
, únicamente puede celebrar actos de administración extraordinaria con
la concurrencia de un tercero que sea competente para asistirlo como
son los menores adultos o púberes que son los varones mayores de 14
años y las mujeres mayores de 12 años, pero , en todo caso ambos
menores de 18 años ; los disipadores interdictos , también llamados
pródigos y dilapidadores que son personas que no pueden manejar
sus negocios de manera adecuada, debido al derroche de su
patrimonio. Esta incapacidad relativa es una de las causales de
anulabilidad del acto jurídico según el artículo 221 inc 1 CC

B) Objeto física y jurídicamente posible:


Hay que analizarlo en dos puntos:
1) Objeto físicamente posible: Se relaciona con la realidad física, lo que no
impide que el objeto pueda constituirse en prestaciones futuras, porque lo
importante es que el objeto sea posible al momento en que el negocio sea eficaz.

2) Objeto jurídicamente posible: El objeto tiene que estar conforme al


ordenamiento jurídico. El objeto debe ser jurídicamente posible, es decir, el acto
debe constituir un medio legalmente idóneo para surtir los efectos que, como
fin, se propone el agente del acto. Aníbal Torres nos habla de posibilidad
moral, aseverando que es imposible por inmoral el hecho prohibido por la ley, o
el hecho contrario a las buenas costumbres o al orden público.
Asevera que la imposibilidad jurídica del objeto coincide con la ilicitud del mismo,
puesto que todo lo que no está permitido por el ordenamiento jurídico o que atente
contra el orden público y las buenas costumbres deviene en ilícito.

Asimismo, no puede confundirse la posibilidad jurídica con licitud del objeto, puesto que
ésta se apoya en un criterio valorativo, mientras que aquélla radica en la naturaleza de
las instituciones jurídicas, o en la calificación jurídica objetiva de ciertos bienes o
conductas, o en otras consideraciones.

El objeto del acto debe ser posible y realizable bajo el dominio de los hombres, porque
nadie puede comprometerse a lo imposible.

Por ejemplo, donar el mar, los ríos, las minas, etc., que constituyen bienes del Estado,
acontecen en actos con una imposibilidad jurídica. Estos actos jurídicos no
serán jurídicamente posibles por no estar determinados en nuestra ley sustantiva,
cuya inobservancia trae consigo la nulidad del acto jurídico en aplicación del artículo
219º inciso 3º del CC.

C) Fin lícito:
Nuestro Código exige no solo que el objeto sea real, sino que sea licito, esto es, que no
sea prohibido por la ley, ni contraria a las buena costumbres o al orden público
(artículo 219 inc 4 del CC) . La finalidad o el fin licito, consiste, pues, en la
orientación que se da a la manifestación de la voluntad, esto es, que ésta se
dirija, directa o reflexivamente, a la producción de los efectos jurídicos.

Así observamos que determinado acto jurídico no tiene que contravenir el


ordenamiento jurídico, las normas imperativas e inclusive la moral (buenas
costumbres), esto último y su calificación está a cargo de los jueces en caso que
el acto jurídico sea denunciado al fuero judicial.
Cabe resaltar, que si bien es cierto existe el principio de autonomía de la voluntad,
derecho de propiedad y el derecho de libre contratación, no se reputará como valido un
acto que contravenga las normas o el orden público.

La finalidad del acto jurídico se identifica con el contenido específico de cada


acto, o sea, con los efectos buscados mediante la manifestación de la voluntad, las
cuales deben ser lícitos y, por lo tanto, acaparados por el ordenamiento jurídico.

D) Observancia de la forma prescrita bajo sanción de nulidad:


Si un acto jurídico requiere para su validez alguna solemnidad prevista por la ley positiva,
esta tiene que cumplirse necesariamente; de lo contrario, si el acto jurídico no reviste
tal formalidad, carece de validez.

El acto debe asumir una forma para surgir en la vida jurídica es por ello que el
ordenamiento jurídico impone la adopción de determinadas formas para estos actos,
cuya infracción pondrá en tela de juicio la validez del mismo.

Los actos jurídicos únicamente son válidos si cumplen con el ritual establecido
legalmente. Así por ejemplo sucede con la totalidad de actos que impliquen
disposición o gravamen del derecho de dominio sobre bienes inmuebles, que
necesariamente debe ser elevado a escritura pública y ulteriormente, registrado en la
oficina correspondiente. Esta forma es también llamada en otros países como la
forma legal o necesaria Ad solemnitatem.

Existe otra forma que también es acogida por nuestro código civil, pero sin el carácter
de obligatorio, es decir los actores pueden escoger la forma que consideren pertinente,
esta forma es llamada Ad probationem donde la forma se considera como prueba
de la existencia del acto jurídico y no como un elemento esencial para la validez del
mismo. Ejemplo el contrato de arrendamiento, compra venta, etc

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