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ADAPTACION

La adaptación se puede definir como un proceso y como un producto.

El proceso mediante el cual un organismo se adapta más al ambiente donde vive,


se ajusta más al ambiente, medido en cambios generacionales (de padres a hijos).
El concepto de adaptación evolutiva es: se dice que una especie está adaptada a
un ambiente sí y solo sí ese ambiente ha generado fuerzas selectivas que han
afectado a los ancestros de esa especie y han moldeado su evolución dotándoles
de rasgos que benefician la explotación de dicho ambiente.

Adaptación es un concepto que está entendido como la acción y el efecto de


adaptar o adaptarse, un verbo que hace referencia a la acomodación o ajuste de
algo respecto a otra cosa. La noción, como se desprende de la práctica, posee
diferentes acepciones según al ámbito donde se aplique: por ejemplo, la
adaptación es hacer que un objeto o un mecanismo cumpla con distintas
funciones a aquellas para las que fue construido.

MARCO TEORICO – CONCEPTUAL Consideraciones teóricas del envejecimiento Diversas teorías se


han venido desarrollando en el tema del envejecimiento a partir de los años 50, la mayoría de ellas
estaban basadas en los aspectos funcionales de la vejez (siempre ubicadas bajo el paradigma
funcionalista), es decir su enfoque para entender el complejo fenómeno del envejecimiento se
reducía a que cada grupo etario tiene una función estructural dentro de la sociedad y cuando ya
ha dejado de “funcionar” en su rol queda marginado de la estructura que lo necesitaba, esta teoría
es bastante criticada por los actuales estudiosos aludiendo que no toma en cuenta otros factores
sociales que pueden causa 26 de los cambios económicos o de la industrialización no tienen las
mismas consecuencias para los individuos que la viven, por tanto esta teoría dejaría fuera todo el
espectro sociocultural de los individuos en su propuesta. Hacia la década de los 70 y en respuesta
a la teoría de la desvinculación de Cumming y Henry, surge la llamada teoría de la actividad, que
supone que las personas mayores activas tendrían mayor satisfacción y su adaptación a la
sociedad en la que se desenvuelven es mejor. Bazo y García plantean: “la manera de pensar de
nosotros mismos se basa en los roles o actividades que se desempeñan y, por tanto, mucha gente
mayor procura continuar con las mismas actividades de su juventud, ya que mantienen las mismas
necesidades psicológicas y sociales de etapas anteriores” (Op. Cit. 2006:82) La teoría de la
competencia nos explica la interdependencia entre las personas mayores y el contexto social en el
cual se desenvuelven pero desde una perspectiva circular, donde el foco está puesto más bien en
los aspectos negativos que los mayores tienen de sí mismos por la imagen que reciben de los más
cercanos y la sociedad donde se desenvuelven, dicho círculo se transforma en un factor negativo
para los mayores ya que las enfermedades que muchas veces sobrevienen en esta etapa y los
problemas propios alimentan esta imagen negativa, haciendo muy difícil romper esta circularidad
de simbolismos negativos a los cuales los mayores se ven enfrentados. (Bazo y García, 2006) Por
otro lado tenemos un enfoque llamado ciclo de vida, que si bien no es un marco teórico, puede
servirnos como un marco referencial para entender el envejecimiento. Básicamente alude a que el
envejecimiento es un proceso de evolución que parte desde el momento en que se nace y la
experiencia que se tenga de este proceso varía de sociedad en sociedad por las formas y sentidos
culturales que le son particulares (Op. Cit., 2006) 27 Ahora bien la perspectiva crítica del
envejecimiento ha comenzado a tener un importante desarrollo en las últimas décadas, se da a
partir de una apertura del campo de las teorías sociológicas a los aportes de otras disciplinas como
la antropología, la historia, la filosofía, la economía política, entre otras, donde todas ellas apuntan
a incorporar las dimensiones subjetivas e interpretativas del fenómeno del envejecimiento, es
desde esta perspectiva que el siguiente estudio se posiciona para entender el fenómeno de la
vejez. Adulto Mayor y Envejecimiento Para este estudio tomaremos como definición de Adulto
Mayor la que nos entrega el SENAMA (Servicio Nacional del Adulto Mayor): “Persona de 60 años y
más, criterio de Naciones Unidas y asumido por el Gobierno de Chile establecido en la Ley 19.828
que crea el Servicio Nacional del Adulto Mayor. Desde SENAMA se ha promovido la utilización del
término adulto mayor, como también persona mayor, en reemplazo de tercera edad, anciano,
abuelo, viejo, senescente que pueden ser entendidos en un sentido peyorativo y que se asocian a
una imagen negativa, discriminatoria y sesgada de la vejez”6 El envejecimiento entonces para este
estudio podemos entenderlo como: “un proceso, pero no como un proceso lineal en el interior del
ciclo vital. Como 6 En Glosario Gerontológico del SENAMA.
http://www.senama.cl/filesapp/GLOSARIO_GERONTOLOGICO.pdf 28 construcción social, presenta
muchos retrocesos y también da algunos saltos cualitativos de cambio cultural... A nivel individual,
este proceso es dinámico y discontinuo, que para ser entendido no solo se debe observar y
conocer desde un estado de vejez, desde una situación estática de solo estar viejo o vieja, sino
como también una construcción social y biográfica” (Osorio 2006:11) ampliando un poco más este
entendido, trataremos el envejecimiento como un fenómeno multidimensional, donde no solo nos
centraremos en sus aspectos subjetivos, sino que también analizaremos el contexto socio –
cultural en cual se desarrolla esta investigación y cómo estos aspectos se interrelacionan para dar
cuenta de la realidad de los adultos mayores organizados. Calidad de Vida Para aproximarnos al
concepto de calidad de vida debemos tener presente que muchos de los estudios llevados a cabo
no son concluyentes en cuanto a una definición única de Calidad de Vida, esto porque es un
concepto que ha sido utilizado desde diferentes disciplinas con lo cual en cada área en que se ha
desarrollado ha puesto su énfasis en lo que a ella le compete : “No es de extrañar entonces que la
calidad de vida haya sido definida por muchos autores como un concepto abstracto, amorfo, sin
límites claros, difícil de definir y de operacionalizar. En el campo social ha sido definido como
equivalente al bienestar, en el bio-medico al estado de salud y en psicología a la satisfacción y al
bienestar psicosocial” (Araníbar 2004:1) En presente estudio entenderemos la calidad de vida
según las directrices de la OMS7 : “la calidad de vida de cada persona estará determinada por la 7
OMS: Organización Mundial de la Salud 29 percepción que el individuo tiene sobre su posición en
la vida, en el contexto de la cultura y del sistema de valores en los que vive y en relación con sus
objetivos, expectativas, normas e inquietudes. Se trata de un concepto muy amplio en el que
confluyen elementos tales como la salud física del sujeto, su estado psicológico, su nivel de
independencia, sus relaciones sociales y su relación con los elementos esenciales de su entorno”
(Puts y otros, 2007. Citado en Massone 2010: 28) Diversas investigaciones, según Guzmán,
Huenchuan y Montes de Oca (2003), coinciden en que existe un efecto positivo de los apoyos
sociales y el desempeñar roles significativos dentro de la sociedad, ya que todo esto refuerza la
calidad de vida de los mayores, existe por tanto una reducción del sentimiento de aislamiento, se
producen nuevos aprendizajes sobre vida saludable, lo cual sin duda aporta a lo que estamos
determinando como calidad de vida. Krassoievitch (1998 citado por Guzmán y otros 2003:57)
sostiene que “es un hecho demostrado que gozan de mejor salud las personas que reciben mayor
apoyo social tanto en términos de conversaciones, visitas de amigos, familiares y vecinos, como de
la participación en actividades sociales” Apoyo Social y Redes Dada la relación existente entre la
calidad de vida y los conceptos de apoyo social y redes, es que para esta investigación el apoyo
social será entendido: “como las transacciones interpersonales que implican ayuda, afecto y
afirmación. Este conjunto de transferencias interpersonales que opera en las redes se presenta
como un flujo de intercambio y circulación de recursos, acciones e información” (Khan y
Antonucci, 1980 citado por Guzmán y otros, 2003: 48) 30 Tenemos pues que existen dos tipos de
apoyos a las personas mayores, uno de tipo formal, generalmente ligado a los estamentos
institucionales con objetivos y personal cualificado para llevar a cabo estos mismos, y por otro
lado tenemos los denominados apoyos de tipo informal, en el cual caben todas aquellas redes
personales y comunitarias que no se estructuran como programas de apoyo, pero que para
nuestra investigación será un determinante puesto que dentro del ámbito de apoyos informales
las organizaciones comunitarias, y que serán objeto de estudio en el presente trabajo, “se trata de
entidades en que las personas mayores participan activamente, incluso en la toma de decisiones”
(Guzmán y otros 2003: 51) Cuando hablamos de redes sociales estamos frente a relaciones
sociales establecidas por los individuos, las cuales constituyen la base del funcionamiento social.
Aunque el término red social tiene muchas implicancias y significados para las disciplinas sociales,
para este estudio será “una práctica simbólico – cultural que incluye el conjunto de relaciones
interpersonales que integran a una persona con su entorno social y le permiten mantener o
mejorar su bienestar material, físico y emocional, evitando así el deterioro real o imaginado”
(Guzmán y otros 2003: 43) Toda persona que está inmersa en redes sociales tiene apoyo para una
mejor calidad de vida, no solamente por el mejoramiento de las condiciones objetivas mediante
provisión de apoyos materiales o instrumentales sino que también por el impacto significativo del
apoyo que se brinda en el ámbito emocional. “Sobre este último aspecto, se considera que las
diferentes percepciones desarrolladas por las personas mayores que participan en redes con
respecto al desempeño de roles sociales significativos constituyen un elemento clave en su calidad
de vida” (Op. Cit. 2003: 47) 31 Inclusión Secundaria e Inclusión Autorreferida Como ya hemos
revisado en la problematización, la inclusión/exclusión social de una persona mayor pasa por
varios factores que determinan su grado de inclusión o exclusión dentro de la sociedad y en lo
referente a este estudio consideraremos Integración Social “como las diferentes relaciones que
mantienen diferentes personas mayores con distintos sistemas sociales” (Abuselme y otros 2014:
30). Por otro lado se ha considerado de acuerdo al objetivo general trabajar con dos de las
dimensiones propuestas por los estudios sobre Inclusión/ Exclusión que derivan del enfoque de
observación sociopoiético (Arnold 2008, 2010), según el constructivismo sociopoietico “toda
descripción de la realidad es comunicada en lo social. Esto significa que siempre tiene como
referencia a la sociedad y solo desde esa perspectiva todo lo demás – conciencias, cuerpos,
personas y ambiente naturales objetivado como entorno” (Arnold 2010:5). Precisando el
fenómeno de Inclusión/Exclusión Robles afirma “la exclusión es entendida como la posibilidad de
que una parte de la población quede totalmente privada de las prestaciones de los sistemas
funcionales, así como que, en el ámbito de la inclusión, se producen formas no previstas de
estabilización” (Robles 2003, citado por Jorquera 2010:17). En el siguiente estudio en personas
mayores pondremos el acento en dos de las dimensiones revisadas anteriormente y estas serán: la
Inclusión Secundaria y la Inclusión Autorreferida. La Inclusión Secundaria entendida como todos
aquellos factores que satisfacen las necesidades afectivas de las personas mayores y que de
alguna u otra manera compensan aquellos condiciones objetivas de vulnerabilidad, como el estar
solos, tener algún tipo de discapacidad por ejemplo, serán modalidades de relacionarse con
vecinos, amigos, familiares o participando dentro de algún grupo. Y la Inclusión Autorreferida
entendida como las sensaciones de satisfacción que experimenta la persona mayor y que
contribuye a reforzar su inclusión en factores como salud, bienestar psicológico, afectividad y que
repercuten en que las 32 personas mayores ya que éstas efectuarán acciones solo si se sienten
capaces de hacerlas (Arnold y otros, 2009)

tercera Edad. Constituye una etapa de la vida muy influenciada, más bien
determinada por la opinión social, por la cultura donde se desenvuelve el anciano.
Hasta hoy día la cultura, de una forma u otra, tiende mayoritariamente a estimular
para la vejez el sentimiento de soledad, la segregación, limitaciones para la vida
sexual y de pareja, y de la propia funcionalidad e integración social del anciano.

Metas de salud para los años tardíos


A nivel mundial, el segmento de la población que está experimentando un
crecimiento más rápido es el más viejo. La proporción de centenarios es la que
más rápido crece en la población, seguida del grupo de 80 a 99 años de edad. De
hecho, a lo largo de la historia humana, muy pocas personas han llegado a estas
edades.
Con el tiempo, al eliminar las principales epidemias de enfermedadesinfecciosas,
el número de ancianos comenzó a ascender.
Hoy, gracias a los extraordinarios progresos de la ciencia médica, sobre todo en el
campo de la farmacología, los ciudadanos de la tercera edad se han convertido en
un grupo de gran importancia. Se prevé que en el siglo XXI, la creciente población
de personas mayores de 85 años —los ancianos—, con su enorme consumo de
servicios médicos, crearán importantes crisis económicas, de recursos médicos y
éticas tanto en los países desarrollados como en los que se encuentran en vías de
desarrollo.
El campo de la gerontología se esfuerza en seguir el ritmo de esta transición
demográfica.
En los estudios de campo, los gerontólogos y geriatras demuestran que muchas
de nuestras creencias de "sentido común" y larga tradición sobre los viejos y
el envejecimiento están totalmente equivocadas.
Cuanto más anciano es un grupo de personas, mayor variedad muestran sus
integrantes. De hecho, las variaciones del funcionamiento físico, mental y social
son mayores entre los ancianos que en cualquier otro grupo de edad.
El deterioro funcional que acompaña al envejecimiento puede posponerse
manteniendo una vida física, mental y social activa. Por tanto, el objetivo de los
programas de promoción de la salud dirigidos a las personas de edad avanzada
no consiste en prolongar la vida indefinidamente, sino, ante todo, en dar la mejor
vida posible a los años que le quedan a cada persona.
Una forma de contribuir a disminuir el gran consumo de recursos de salud de la
población anciana consiste en reducir en lo posible el período de morbilidad
terminal. Para ello hay que mantener a las personas lo más activas posible y
capaces de cuidarse a sí mismas casi hasta su muerte. Con ello, disminuirá la
duración, aunque no necesariamente la intensidad, de la atención médica que
necesitan.
Por otra parte, se reducirá evidentemente el sufrimiento y se combatirá la
sensación de deterioro de los ancianos y de los familiares que los cuidan.
Dados los muchos problemas de los niños y jóvenes de hoy, la tarea de los
abuelos —incluso como trabajo no remunerado— podría ser uno de los mayores
regalos sociales y económicos que la persona puede dar a su comunidad. Se
puede pensar en ejemplos adicionales. Los beneficios psicológicos, sociales y
culturales que pueden proporcionar los residentes más ancianos de la comunidad
apenas si han empezado a descubrirse.

MARCO TEÓRICO

El concepto de calidad de vida ha sufrido transformaciones en las tres últimas décadas,


el mismo hace referencia a un proceso dinámico que ha ido evolucionando desde una
concepción sociológica hasta la actual perspectiva psicosocial, en la que se incluyen los
aspectos tanto objetivos como subjetivos del bienestar o de la satisfacción personal
con la vida de las personas (Gonzales–Celiz, 2009).

En la actualidad, la calidad de vida se define como un constructo complejo,


multifactorial, en donde se acepta que hay una dualidad subjetiva-objetiva; la primera
hace referencia al concepto de bienestar o satisfacción con la vida a lo que se
denomina “felicidad”, sentimiento de satisfacción y estado de ánimo positivo y la
segunda está relacionada con aspectos del funcionamiento social, físico y psíquico,
siendo la interacción entre ambas lo que determina la calidad de vida “Estado de
bienestar” (Tuesca Molina, 2012).

Para Vinaccia & Orozco (2005) consideran que la calidad de vida puede traducirse en
términos de nivel de bienestar subjetivo, por un lado, y, por otro, en términos de
indicadores objetivos. La aparición y el desarrollo del constructo calidad de vida para
estudiar e intervenir en la enfermedad, la salud y el bienestar, es una muestra de
integración y progreso de las ciencias del comportamiento –y en particular de la
psicología– que se debe aprovechar trabajando en su fundamentación teórica y
metodológica, en sus conceptos y terminología, en la construcción de instrumentos y
en la búsqueda de su aplicabilidad y eficacia (Tuesca Molina, obcit).

El proceso del envejecimiento del organismo humano no se debe reducirse a un mero


proceso biológico, se debe analizarse el contexto la naturaleza compleja del hombre
que es un ser biológico – cultural – social – mental y espiritual integradamente y la
naturaleza compleja de las sociedades humanas: ecológico, ambiental, social,
económico, cultural (González-Celis, 2009).

Se puede entender la vejez, como el conjunto de cambios biológicos, psicológicos y


sociales, normal e inherente a todo individuo, que deja huella a nivel físico y en el
comportamiento de cada uno, reflejado en el estilo de vida y en su interacción con el
medio, y que repercute en el sistema social y económico de la sociedad, irreversible y
constante, que se inicia desde el nacimiento mismo (Piñera, 2010)

Por su parte, Lazarus (1998; 2000) menciona que a medida que las personas
envejecen, la posibilidad de que se produzcan perdidas funcionales son cada vez más
grandes. Las personas de la tercera edad, temen perder su buen funcionamiento
mental y físico, y esto puede agudizarse si la persona presenta depresión e impotencia,
ya que los mismos generan la pérdida del control de sus propios cuerpos. Estos
problemas muchas veces general que los ancianos se aíslen y se sientan inútiles
haciendo que su vida sea cada vez más complicada. El deterioro que se presente tanto
físico como mental, hace que la persona reduzca su redes sociales y emocionales,
posibilitando así la depresión y que las enfermedades crónicas se vuelvan más nocivas
para la persona(Gómez-Cabello, 2012).

En la Universidad Nacional Autónoma de México, en su Facultad de Estudios Superiores


Iztacala, a la cabeza de Gonzales – Celis y sus colaboradores, se ha hecho la
evaluación del impacto de algunas variables asociadas a la calidad de vida de los
ancianos mexicanos en escenarios diferentes: en dos centros de salud de instituciones
del sector salud, y en centros recreativos-culturales para ancianos. Se analizaron la
asociación de las variables jubilación (Vilaplana Prieto, 2011), espiritualidad (Vargas,
2010), bienestar subjetivo y actitud ante su propio envejecimiento (Urza, 2010) con la
calidad de vida. En el segundo estudio las variables asociadas a la calidad de vida
fueron: enfermedad (Vinaccia, 2010), soledad (Vargas, 2012), tipo de actividades que
realizan los adultos mayores (Revollo, 2010), comportamientos saludables (Rodríguez
y Pérez, 2006), y autoeficacia (Contreras, 2013). Mientras que en el tercer estudio las
variables relacionadas con la calidad de vida fueron espiritualidad y soledad (Flores,
2007).

Los resultados encontrados permiten concluir que las dimensiones que conforman la
“calidad de vida” se configuran de una manera específica y particular, dependiendo de
las necesidades de la persona; entre mejor satisfaga el individuo sus necesidades
personales, mejor será su proceso de envejecimiento; y si las personas gozan de una
buena calidad de vida, otros aspectos psicológicos tendrán más probabilidades de
funcionar mejor. A su vez, la espiritualidad y la calidad de vida tienen una correlación
que se mueve hacia la misma dirección, observándose también que una buena calidad
de vida aumentará la satisfacción existencial (Duran, 2010).

Las personas de la tercera edad reorganizan su escala de deseos, se debe buscar


fomentar en el anciano una valoración positiva sobre sus capacidades y ofrecerle las
oportunidades necesarias para que desarrolle sus potencialidades, tome sus decisiones
y pueda seguir considerándose a sí mismo como una persona independiente. Que se
sienta capaz de realizar exitosamente un comportamiento que le resulte pleno de
bienestar y contribuya a su satisfacción vital y a su calidad de vida (González-Celis,
2009).

En la actualidad son muchas las personas en el mundo que dedican su esfuerzo y


estudio a lo que podría denominarse como la nueva cultura de la longevidad. En
realidad, es el intento de vivir más y en mejores condiciones físicas, sociales y
mentales, producto que el avance social está orientado hacia esa dirección: buscar un
modelo de envejecimiento competente en un sentido útil y productivo, capaz de
fortalecer desde un punto de vista genérico de la salud su calidad de vida (Delgado,
2010).

Los estudiosos de la calidad de vida conciben la importancia de la valoración subjetiva.


Sin embargo, usualmente las propuestas dirigidas a las personas mayores se orientan
hacia una evaluación de los efectos que producen sobre esta los medicamentos o la
enfermedad (Delgado, ob.cit.). Si se toma en cuenta las variables que involucran la
perspectiva subjetiva de la calidad de vida se entenderán de la siguiente forma:

- Autonomía que estará definida como capacidad funcional y se describe como la


posibilidad del adulto mayor de poder o no realizar actividades básicas e
instrumentales - el soporte social que se refiere a las estrategias (prestar ayuda,
colaboración) que permiten relacionarlos con los demás (Duran, 2010)

- Salud mental el cual involucra el grado de armonía psicoemocional presente en el


adulto mayor y la actividad física recreativa como la satisfacción y la disponibilidad del
abuelo para la realización de dichas actividades (Vivaldi, 2012)
1.1 Adultez mayor o vejez Debe ser considerada persona adulta mayor toda aquella mayor de 60
años (OPS y OMS, 2003). Según Cornachione (2008), la vejez ha de contemplarse como un proceso
11 diferencial y no como un estado. Se trata de cambios graduales en el que intervienen un
número muy considerable de variables con diferentes efectos o que dará como resultado una serie
de características diferencial 12 En otro orden se entiende la vejez social como el resultado de la
modernidad. Ésta, con sus adelantos técnicos, ha logrado alargar la vida de los individuos. En las
sociedades pretéritas el grado de envejecimiento, entendido como la proporción de viejos en una
sociedad, estaba en relación con su productividad. Los viejos que eran una carga se sacrificaban
por todos dejándose morir, en una especie de suicidio altruista, o aceptando su sacrificio en
manos de sus hijos o de algún miembro de la sociedad (Villar, 2009). Según Asili (2004), al ir
evolucionando la sociedad, la situación de los viejos se fue modificando. Al producir excedentes, la
improductividad de los viejos pasó a un plano secundario y entonces no es necesaria su
eliminación. Así, existiría una fuerte relación entre vejez y producción de excedentes. Esto no
quiere decir que en las sociedades “ricas” la consideración a los viejos sea alta, sino que la
situación de los viejos está relacionada con el grado de producción de excedentes. A mayor
producción de excedentes, mayor probabilidad que la situación de los viejos mejore. Las
condiciones de vida de los viejos en las sociedades están íntimamente ligadas a las estructuras
geográficas (ambientes), sociodemográficas y socioeconómicas, no descartando las políticas
sociales que se implementan y que se descargan hacia el colectivo, ya sean éstas positivas
(políticas sociales propiamente dichas) o negativas (salarios decrecientes, marginación cronológica
y ancianísimo). 1.2. Calidad de vida La calidad de vida se define como el bienestar, felicidad y
satisfacción de la persona, lo que le permite una capacidad de actuación o de funcionar en un
momento dado de la vida. El concepto de calidad de vida en términos subjetivos, surge cuando las
necesidades primarias básicas han quedado satisfechas con un mínimo de recursos (Oblitas, 2008).
13 Según la Organización Mundial de la Salud, citada por Marcos (2012), la calidad de vida es: "la
percepción que un individuo tiene de su lugar en la existencia, en el contexto de la cultura y del
sistema de valores en los que vive y en relación con sus objetivos, sus expectativas, sus normas,
sus inquietudes. Se trata de un concepto muy amplio que está influido de modo complejo por la
salud física del sujeto, su estado psicológico, su nivel de independencia, sus relaciones sociales, así
como su relación con los elementos esenciales de su entorno" (p. 337 ). La calidad de vida se
entiende como una combinación óptima de factores psicológicos, afectivos, de salud, económicos,
políticos, culturales y ambientales. Son aquellas condiciones de vida que tienen una fácil
traducción cuantitativa o incluso monetaria como la renta per cápita, el nivel educativo, las
condiciones de vivienda, es decir, aspectos considerados como categorías separadas y sin
traducción individual de las condiciones de vida que reflejan, como la salud, consumo de
alimentos, seguridad social, ropa, tiempo libre, derechos humanos. Las tres dimensiones que
engloban e integralmente comprenden la calidad de vida son: Dimensión física, dimensión
psicológica y dimensión social (Montes De la Oca, 2006). A continuación se presentan las
dimensiones que abarca la calidad de vida para el adulto mayor: 1.2.1 Salud en el adulto mayor La
Organización Mundial de la Salud (2004) define a la salud como el bienestar físico, mental y social;
sin embargo, el concepto es más amplio y significa no únicamente estar libre de enfermedades.
Según Oblitas (2008), la salud incluye dos dimensiones. La dimensión física es la percepción del
estado físico o la salud, entendida como ausencia de enfermedad, los síntomas producidos por la
enfermedad, y los efectos adversos del tratamiento. No 14 hay duda que estar sano es un
elemento esencial para tener una vida con calidad. Y la dimensión psicológica, la percepción del
individuo de su estado cognitivo y afectivo como el miedo, la ansiedad, la incomunicación, la
pérdida de autoestima y la incertidumbre del futuro. También incluye las creencias personales,
espirituales y religiosas como el significado de la vida y la actitud ante el sufrimiento. En el adulto
mayor, la salud es definida como la capacidad para atenderse a sí mismo y desenvolverse en el
seno de la familia y la sociedad, la cual le permite desempeñar sus actividades de la vida diaria por
sí solo. El hecho de que la persona tenga una limitación funcional para realizar alguna de sus
actividades de la vida diaria le afectará en su calidad de vida. El grupo de edad avanzada desea
estar libre de enfermedades. Una de las estrategias más importantes para obtener estos cambios
es la participación del individuo con responsabilidad, mediante el auto cuidado (Asili, 2004). Para
Rodríguez (2006), las personas mayores necesitan que los servicios que se les ofrecen sean de
calidad. El objetivo básico de la calidad de vida es que los servicios para las personas con pérdida
de autonomía deben demostrar que se realizan a unos niveles mínimos exigidos por la normativa
vigente y que permitan vivir dignamente. Se trata pues de que se produzca una adaptación del
adulto mayor en el medio biológico, social y psíquico, estos tres aspectos están en continuo
cambio. Para esto es necesario trabajar en el estilo y nivel de vida, en las condiciones y modos de
vida, en el contexto económico y social, la cultura, y la historia de vida individual y personal. Este
último es un elemento esencial. 1.2.2 Integración social en la adultez mayor Según Bravo (2000), la
integración social es la percepción del individuo de las relaciones interpersonales y los roles
sociales en la vida, como la necesidad de apoyo familiar y social, la relación médico-paciente y el
desempeño laboral. 15 El grado de bienestar del adulto mayor ha puesto una mayor atención a los
mecanismos formales e informales de apoyo. Entre los primeros destaca el papel de los sistemas
de seguridad social; en los segundos sobresale el papel de las redes sociales a través del estudio de
los vínculos con familiares, amigos, vecinos y compañeros de trabajo, entre otros (Montes De la
Oca, 2006). 1.2.3 Habilidades funcionales en la adultez mayor Bravo (2000) establece que la
funcionalidad incluye una compleja mezcla de factores fisiológicos, conductuales, cognitivos y
sociales. Para el individuo promedio, el envejecimiento se asocia con una declinación de las
capacidades funcionales y un aumento de la prevalencia de enfermedades agudas y crónicas. Sin
embargo, la investigación gerontológica ha demostrado que las tasas de declinación típicas de las
poblaciones modernas no están fisiológicamente determinadas y que los modos de vida
saludables pueden retardar el proceso de envejecimiento en forma significativa. La movilidad y la
función mental son los elementos que mejor definen la autonomía, la independencia y el contacto
social en el adulto mayor. En la vejez es muy probable que surjan ciertas limitaciones funcionales,
las cuales ocurren como resultado de una discapacidad y afectan la habilidad del individuo para
ejecutar las tareas y obligaciones habituales y las actividades diarias típicas. Tanto las
discapacidades como las limitaciones funcionales involucran la alteración de una función; sin
embargo, la diferencia es en el nivel en que se produce la limitación (Cornachione, 2008). 1.2.4
Actividad y ocio en la adultez mayor Se reconoce que la participación es un elemento crítico de la
calidad de vida y los expertos coinciden en señalar que hay amplias oportunidades para fortalecer
la 16 participación, integración social y el trabajo voluntario de las personas mayores, pese a que
hay organizaciones muy activas en ese sentido, como algunas asociaciones de jubilados o
pensionados. Se considera especialmente importante que los adultos mayores participen en las
decisiones que los afecten, para lo cual es preciso fortalecer las agrupaciones existentes y reforzar
el intercambio entre ellas, procurando fomentar la formación de redes. También es importante: a)
apoyar el desarrollo de organizaciones dedicadas al adulto mayor a fin de incrementar su
protagonismo y capacidad para auto gestionarse y generar recursos; b) incluir a personas mayores
en las distintas instancias que formulen y diseñen políticas, programas y proyectos; y c) ampliar el
diálogo entre las autoridades gubernamentales locales y las organizaciones del adulto mayor
(Rodríguez, 2006). Para Cornachione (2008) el tiempo de ocio en los hombres y en las mujeres se
ha incrementado en los últimos años entre los habitantes de grandes ciudades, pero no obstante
ello, el reparto del tiempo de ocio entre las personas adultas es desigual. Por una parte están las
personas inactivas con una sensación de gran disponibilidad y de tiempo vacío, mientras que otras
con el trabajo se constatan como les disminuye el tiempo libre. La edad y el trabajo entre las
personas adultas mayores es lo que regula o marca la disponibilidad de tiempo libre. 1.2.5 Calidad
ambiental en la adultez mayor La importancia del componente ambiental en el análisis y
valoración de las personas mayores, de su adaptación o de su capacidad funcional, está en
relación con las características tanto de los sujetos como del propio ambiente. La presión
ambiental es percibida como la demanda o el grado de exigencia del ambiente sobre el individuo.
La cualidad positiva o negativa de la interacción entre la persona y el ambiente, puede ser
determinada en función del grado de competencia del sujeto. 17 El modelo ecológico sobre la
vejez sostiene que la conducta es una función de la competencia de individuo y la presión
ambiental de la situación. El comportamiento se considera resultado de una combinación de la
presión ambiental de una determinada magnitud, que actúa sobre el individuo que tiene un grado
específico de competencia (Arrazola, Yanguas, Arriola, y Uriarte, 2001). 1.2.6 Satisfacción con la
vida en la adultez mayor Según Bravo (2000), muchos ancianos se perciben a sí mismos como
individuos con una carga de experiencias a ofrecer y con sensación de bienestar. Consideran que
envejecer no implica una declinación progresiva o, por lo menos, incontrolable. Esta satisfacción
con la vida, no obstante, debe estar apoyada en la seguridad económica y social, una nutrición
adecuada, un estado de salud relativamente bueno y relaciones familiares continentes. Fallando
cualquiera de ellos, la percepción de bienestar se modifica tanto transitoria como
permanentemente. Por su parte, los factores socioeconómicos gravitan poderosamente en la
sensación de bienestar general de los ancianos. Los bajos ingresos por beneficios jubilatorios, o su
ausencia, así como deficiente o ninguna cobertura médico-social, generan distintos grados de
satisfacción por la vida, alterándola. Resulta paradójico que tanto un excelente nivel
socioeconómico y su contracara, la carencia de medios mínimos para una subsistencia digna,
resulten en un acortamiento de la esperanza de vida. En el primer caso, por una ingesta
alimentaria rica en grasas, lo que deviene en un aumento de enfermedades cardiovasculares y
cáncer y, en el segundo aspecto, por falta de nutrientes esenciales para el mantenimiento de la
salud (Oblitas, 2008). Aquellos viejos que mantienen lazos afectivos activos con su familia
(casados, con hijos, nietos o sobrinos) viven más años que quienes carecen de red socio-familiar.
Se observa que el índice de mortalidad es mayor entre los viudos durante los seis primeros meses
de duelo, disminuyendo luego. Otro punto a tener en cuenta es el menor 18 prestigio que tiene el
anciano por causa de la modernización. Ello se debe a cambios en los valores, educación,
estructura nuclear de la familia y vivienda más pequeña (Rodríguez, 2006). Respecto a la
independencia de los ancianos, existe un aumento de la tendencia de éstos a vivir en un hogar
independiente de los hijos pero manteniendo estrecho contacto con ellos, rechazando en lo
posible la institucionalización en un hogar geriátrico. En estudios realizados en oriente y en
occidente se observan diferencias fundamentales en este aspecto. Los orientales presentan mayor
preferencia que los occidentales sajones a convivir con sus hijos y nietos en la ancianidad
(Martínez, 2004). 1.2.7 Educación en la adultez mayor La educación implica, entonces, la
posibilidad de brindar al adulto mayor recursos cognitivos, que faciliten la comprensión de los
condicionantes sociales que se le imponen y le permitan el acceso a cuerpos de conocimiento
social necesarios para mantenerse integrado. La educación aporta elementos teóricos y prácticos
que potencien el descubrimiento, el autoconocimiento y refuercen el sentido de competencia
social necesaria para que las personas mayores se sientan integradas y con posibilidad de realizar
aportes en el ámbito de la producción cultural y de las relaciones comunitarias. La educación
favorece los procesos de adaptación en tanto permite que el sujeto mayor desarrolle respuestas
activas y creativas para afrontar las necesidades y despliegue de las propias capacidades. Desde
esa perspectiva, las actividades educativas potencian el aprendizaje en tanto recurso/proceso
adaptativo por excelencia (Urbano, 2005). 1.2.8 Ingresos en la adultez mayor Según Torres, citado
por Villarreal (2002), la seguridad económica de las personas adultas mayores se define como la
capacidad de disponer y usar de forma independiente una cierta cantidad de recursos económicos
regulares y en montos 19 suficientes para asegurar una buena calidad de vida. Para las personas
en edad avanzada, contar con seguridad económica es fundamental para disfrutar un
envejecimiento en condiciones de dignidad e independencia; además de satisfacer las necesidades
de los adultos mayores, permite que tomen decisiones y continúen participando activa y
significativamente en la vida cotidiana, cumpliendo roles importantes dentro de las familias. A
primera vista se puede notar que tiene muchas implicaciones y encierra gran complejidad, pues no
sólo denota que los adultos mayores tienen recursos, sino cuántos tienen (que además sean
suficientes), la periodicidad con que los reciben (que deben llegarles regularmente) y, además, que
los adultos mayores tengan plena disponibilidad de esos recursos (Sánchez y Algado, 2009). Según
la Organización Internacional del Trabajo (2006), tradicionalmente, en el estudio de la seguridad
económica se han identificado tres pilares de protección: la familia, el mercado y el Estado. De
estas tres fuentes de ingresos, dos son consideradas como formales y una como informal. Las
fuentes formales corresponden a la participación económica (salarios y remuneraciones al trabajo)
y a la seguridad social (pensiones, seguros de salud, subsidios por discapacidad), mientras que los
apoyos familiares (ayuda monetaria, regalos, etc.) son reconocidos como una fuente informal de
ingreso para los adultos mayores, pero cuya importancia es extremadamente alta (Bleda, 1997).
1.2.9 Servicios sociales y sanitarios en la adultez mayor Según Martínez (2004), la organización
institucional y comunitaria debe prepararse para prevenir y tratar adecuadamente estos
problemas, que ameritan un abordaje integral e interdisciplinario (médicos, trabajadores sociales,
enfermeras, psicólogos, psiquiatras y terapeutas). El contar con la comunidad con recursos de
apoyo grupal donde la persona mayor pueda socializar, recrearse o capacitarse; contar con cursos
de preparación para la jubilación; y entrenar al personal y la comunidad en la detección y abordaje
de estos casos. 20 Las personas mayores necesitan que los servicios que se les ofrecen sean de
calidad. El objetivo básico de la calidad de vida es que los servicios para las personas con pérdida
de autonomía deben demostrar que se realizan a unos niveles mínimos exigidos por la normativa
vigente y que permitan vivir dignamente. Se trata pues de que se produzca una adaptación del
adulto mayor en el medio biológico, social y psíquico, estos tres aspectos están en continuo
cambio individual y personal (Rodríguez, 2006). 1.3. Asilo Asilo es una palabra que proviene del
latín asylum, donde a: sin ysylum: quitar, despojar, o sea, sin quitar o sin despojar, también viene
del griego que significa sitio inolvidable. Se le dio este nombre a todo lugar que por cuidar
humanitariamente a toda persona desprotegida, no debía ser afectado por la mayoría de las
disposiciones militares, civiles, sociales, religiosas, económicas, industriales y gubernamentales.
Conforme se fueron legislando las condiciones de estos espacios, el nombre asilo se identificó con
una institución social en la que se proporcionaba protección, amparo y medios de subsistencia a
los desvalidos, incapacitados, indigentes o menesterosos que no pudieran ejercer por sí mismos
sus derechos humanos. Es así como se llega a asumir que la función social del asilo es la de ser una
institución de protección y amparo para las personas imposibilitadas de ejercer sus derechos
humanos y que necesitan del auxilio de otros. La historia de los centros para ancianos se
encuentra muy relacionada a la de los hospitales y a la del desarrollo económico y demográfico de
los diferentes países que cuentan con sistemas de seguridad social y de salud para personas de
edad avanzada. Conforme se fueron repensando las condiciones y necesidades de los ancianos, así
como las condiciones de vida que ofrecían los asilos, este nombre se fue cambiando por uno más
popular. “Casa hogar para ancianos”, el cual generalmente está identificado con el nombre de un
santo, benefactor o fundador. El pensarlo como hogar para ancianos no necesariamente implica
que su organización, servicios y proyección social fueran diferentes, pero sí ponía de manifestó la
intención de llevar al 21 anciano a una condición de vida más satisfactoria y gratificante, con la
idea de verse integrado a una familia, similar a la de su hogar cotidiano y de origen (Quintanar,
2000). El asilo de ancianos se define, según Villar (2009), como un lugar para personas que no
necesitan permanecer en un hospital, pero que necesitan cuidados especiales. La mayoría de estos
centros cuentan con personal de enfermería capacitada disponible las 24 horas del día. Algunos
asilos están equipados como un hospital. El personal presta cuidados médicos, así como
fisioterapia y terapia del habla y ocupacional. Otros centros procuran aparentar ser más un hogar.
Tratan de brindar una sensación de vecindario. Con frecuencia, no tienen un cronograma diario
fijo y pueden contar con cocinas abiertas para los residentes. Se les fomenta a los integrantes del
personal a establecer relaciones con los ocupantes. Algunos asilos de ancianos cuentan con
unidades de cuidados especiales para personas con problemas serios de memoria, tales como la
enfermedad de Alzheimer. Algunos permiten la convivencia con parejas. Los asilos no son sólo
para ancianos, sino para cualquier persona que necesite de los cuidados las 24 horas. Haciendo
una síntesis, se puede mencionar que la calidad de vidaes un factor indispensable para la vida
cotidiana de las personas, la cual establece tres aspectos importantes que se deben de satisfacer.
Dentro de éstas se pueden encontrar las necesidades fisiológicas, psicológicas y sociales. Se puede
decir que en la vejez las personas necesitan tener una calidad de vida digna, para poder de esta
manera sobrellevar con actitud positiva esta etapa de la vida. De acuerdo a las investigaciones
consultadas se puede concluir que no importa si el adulto mayor se encuentra dentro de una
institución como un asilo, o está en el hogar con su familia, siempre y cuando puedan satisfacer
sus condiciones de vida de la mejor manera posible, permitiéndole desarrollar nuevas habilidades
sociales, comprender su entorno y poseer satisfacción con la vida.

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