Vous êtes sur la page 1sur 25

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA.

MINISTERIO PARA EL PODER POPULAR PARA LA DEFENSA.

UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL POLITÉCNICA DE LA FUERZA


ARMADA NACIONAL BOLIVARIANA (U.N.E.F.A.N.B)

NÚCLEO SUCRE – SEDE CUMANÁ

TUTOR: JESUS JUANIPA

AUTORES:

MANUEL FARIÑAS

MIGUEL RAMOS

JUNIOR RODRIGUEZ

RONAL ANTON

ING. NAVAL SECCIÓN 01

CUMANÁ, OCTUBRE DE 2018


INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN.

Dada la enorme importancia económica de la corrosión, es fundamental realizar un


control exhaustivo de ella con objeto de paliar sus efectos. Evidentemente una de
las mejores formas es conocer los fenómenos de corrosión en cada situación y
circunstancia. A tal fin se utilizan los ensayos de corrosión.

A la hora de plantear un ensayo es fundamental considerar el objetivo buscado y


los criterios de evaluación de los resultados.

Los objetivos típicos de los ensayos de corrosión son:

Determinación del material más adecuado para un servicio determinado.


Predecir la vida en servicio de un material, estructura, etc.
Evaluar el comportamiento de nuevas aleaciones y. procesos de fabricación.
Permitir el desarrollo de nuevas aleaciones resistentes a la corrosión.
Control de calidad (especificaciones de materiales).
Evaluar variaciones ambientales y su control (inhibidores).
Determinar los medios más económicos para disminuir la corrosión.
Estudio de los mecanismos de corrosión.

Desde el punto de vista fundamental del principio de acción, los ensayos de


corrosión se pueden clasificar en:

Ensayos convencionales de corrosión


Ensayos electroquímicos de corrosión.

En los primeros, se somete al material objeto de ensayo a un ataque corrosivo, y se


determina el resultado para compararlo en térmicos de pérdida de peso u otro
cambio de propiedades. En los ensayos electroquímicos sin embargo, no hay
exposición a un medio agresivo con el objetivo de producir un ataque convencional,
sino que se excita electroquímicamente el material objeto de ensayo en un
electrolito determinado, y se observa y analiza su reacción.
En ocasiones, se recurre a la aplicación de ensayos mixtos, tales como aplicación
de potenciales electroquímicos en ensayos del tipo de inmersión, o a la
sobreimposición de esfuerzos mecánicos o exigencias de otro tipo a las piezas
objeto de ensayo, como por ejemplo, radiación ultravioleta en atmósfera salina, o
ensayos de inmersión en probetas sometidas da esfuerzos de tracción o de fatiga.

ENSAYOS CONVENCIONALES DE CORROSIÓN

Los diferentes tipos de ensayos utilizados pueden agruparse en tres grandes


grupos.

Ensayos de control de servicio.


Ensayos de simulación de servicio.
Ensayos de laboratorio o acelerados.

ENSAYOS DE CONTROL DE SERVICIO.

Se utilizan fundamentalmente para diseño y conocimiento de operaciones de


procesos industriales.

Se realizan con probetas testigo situadas en las plantas industriales. Estos ensayos
incluyen cualquier técnica de evaluación del avance de la corrosión.

Las principales ventajas de este tipo de ensayos son:

Pueden exponerse gran cantidad de muestras y materiales simultáneamente


durante tiempo ilimitado, lo que permite un gran número de probetas
duplicadas que informen puntualmente de los materiales y de la corrosividad
del proceso. No obstante, debe vigilarse que la corrosión de un testigo no
modifique el comportamiento de otro.
Son muy prácticos para el control de la inhibición.
Permiten grandes tiempos de exposición.

En contrapartida, las principales desventajas son:

No se pueden utilizar para detectar cambios bruscos en la agresividad del


proceso.
La corrosión localizada no se detecta hasta la extracción de los testigos.
Aspectos que afectan a la corrosión como: diferencia de masas, erosión,
transferencia de calor, etc., dependen fuertemente del diseño del equipo, lo
que puede limitar la generalización de las conclusiones obtenidas relativas al
proceso.

En este tipo de ensayo por sus peculiaridades debe vigilarse especialmente la


formación de pares galvánicos, el diseño del bastidor que sustente las probetas
testigo y la situación de las mismas (en la figura 1 pueden observarse diseños de
bastidores). En este último aspecto debe tenerse en cuenta que la corrosión no es
uniforme en todas las partes de una planta industrial, ejemplo de este aspecto puede
ser una columna de destilación, que presenta comportamientos y condiciones
diferentes en función de la altura (figura 2).

Figura 1. Diseño de bastidores para ensayos de corrosión atmosférica.


Figura 2. Zonas de ensayo en una columna de destilación.

Como métodos de control pueden utilizarse diferentes técnicas como: resistencia


eléctrica, medición de espesores, resistencia de polarización, medición de
potenciales, etc., debiendo seleccionarse una de estas técnicas en función de
parámetros como tipo de corrosión previsto, tiempo de respuesta, accesibilidad de
los testigos, perjuicios a la planta o al proceso, costes, etc.

ENSAYOS DE SIMULACIÓN DE SERVICIO.

Se utilizan fundamentalmente para predecir comportamiento en servicio frente a la


corrosión, siendo los más indicados en este aspecto, ya que son representativos de
muchas situaciones de servicio.

En este tipo de ensayos los materiales son expuestos a las influencias del tiempo,
geográficas, bacteriológicas, etc. que difícilmente son reproducibles en un
laboratorio. Se clasifican en función del medio al que son expuestas las probetas:
en atmósfera, en agua y en suelo.
En la atmósfera.

La corrosión ocurre de forma natural y depende de los materiales y del tipo de


atmósfera.

En función de la corrosividad o agresividad las atmósferas se clasifican en:

Rural: No están contaminadas por la polución, pero si presentan residuos


orgánicos e inorgánicos. Su acción corrosiva se debe fundamentalmente a la
acción del 𝑂2, del 𝐶𝑂2 y de la humedad. Es la menos agresiva, pudiendo a su
vez clasificarse como árida o tropical.
Urbana: Es similar a la rural pero contaminada con SOx y NOx debido a la
acción de vehículos, calefacción, etc.
Industrial: su acción corrosiva se debe fundamentalmente a la presencia de
sulfuros, fosfatos, nitratos y otras emisiones industriales. Pueden provocar
incluso la precipitación de líquidos corrosivos.
Marina. Presentan gran cantidad de cloruros (son función de la distancia al
mar). Tienen una gran agresividad que está influenciada por la dirección y
velocidad del viento.

El objetivo de estos ensayos es determinar la resistencia a la corrosión general o


por picaduras y a la radiación solar, la resistencia de recubrimientos y determinar la
agresividad atmosférica.

Son ensayos largos siendo importante seguir las normas de exposición en lo que
se refiere a orientación e inclinación. Se recomienda orientar la probeta o testigos
de cara al sur en el hemisferio norte y al norte en el hemisferio sur, salvo que exista
una dirección de agresividad preferente en cuyo caso las probetas deben orientarse
en esa dirección.

Las formas de probetas más utilizadas son:

Alambres helicoidales.
Productos planos.
Discos.
Probetas para SCC.
En la figura 3 puede observarse una disposición de probetas U-bend para ensayos
de exposición atmosférica.

Las técnicas de evaluación y control más utilizadas son:

Documentación fotográfica.
Análisis de productos de corrosión y depósitos superficiales.
Pérdidas de peso.
Picaduras y corrosión localizada.
Nivel de oxidación.
Variación de propiedades mecánicas.
Apariencia.

Figura 3. Probetas U-bend para ensayos de exposición atmosférica

En agua.

Muy utilizados para la corrosión en "crevice" por aireación superficial. En estos


ensayos las probetas se introducen en tanques o en líneas de flujo.

Las técnicas de ensayo son:

Inmersión total (estática o dinámica)


Inmersión parcial
Inmersión intermitente.
Los parámetros que afectan a este tipo de ensayos son:

Química del agua.


 pH
 aireación
 temperatura
 iones disueltos
 velocidad de flujo
Volumen de solución.
Tamaño y geometría de las muestras.

En suelo.

La corrosión en estos medios está determinada por el material y las características


del suelo considerado, por lo que estos se suelen dividir en:

Suelos naturales o no distorsionados. Son los menos agresivos,


dependiendo la misma de la presencia de oxígeno.
Suelos distorsionados. Su agresividad es función de su resistividad, pH y
composición, si bien debe tenerse en cuenta que estas características
cambian frecuentemente por precipitación, crecimiento de plantas, vida
animal y sobre todo por construcciones (ferrocarriles, torres de alta tensión,
carreteras, etc.). En este grupo se pueden encuadrar la mayoría de los
suelos.

En estos ensayos, una vez definido el problema, es importante considerar:

Diseño de probetas. Tubería (es habitual sellarla para evitar corrosión


interna), probetas para SCC, etc.
Sistema de identificación y localización. El agrupamiento de probetas se
suele realizar por el tiempo en que se van desenterrar las probetas y no por
materiales.
Técnica de medición a utilizar.

ENSAYOS DE LABORATORIO
Son ensayos acelerados que utilizan peores condiciones o más críticas que las de
servicio, para lo cual utilizan medios que permitan acelerar los procesos de
corrosión sin cambiar los mecanismos de la misma. En la mayoría de los casos son
ensayos normalizados.

Se utilizan fundamentalmente para:

Predecir comportamiento frente a la corrosión, cuando por ejemplo no hay


tiempo para ensayos de campo.
Realizar una selección previa, de forma rápida, de los materiales que
posteriormente se someterán a ensayos de simulación.
Control de calidad, cumplimiento de especificaciones.
Estudiar mecanismos de corrosión.

De estos ensayos los convencionales son fundamentalmente los ensayos de


inmersión y los de pulverización o nebulización.

Ensayos de inmersión.

Estos ensayos a su vez se clasifican en función del tipo de inmersión: total, parcial
o intermitente.

Ensayos de inmersión total.

Se realizan sumergiendo totalmente las muestras en el medio corrosivo. Los


factores que hay que tener en cuenta para conseguir una adecuada reproducibilidad
de resultados son:

Tamaño, forma y estado superficial de la muestra.


Método de suspensión o sujeción de las muestras en el medio.
Profundidad de inmersión.
Tamaño y forma del recipiente que contiene el medio.
Volumen del líquido corrosivo.
Número de probetas por ensayo.
Estabilidad de las condiciones de ensayo.
Temperatura.
Presión

La principal dificultad experimental consiste en que al tener que haber un contacto


de la probeta con el recipiente o con el medio de sustentación, puede provocarse
zonas de corrosión localizada. En la figura 4 pueden observarse algunos diseños
de apoyo y sujeción.

Figura 4. Diversos sistemas de sujeción de probetas para ensayos de


inmersión.

Ensayos de inmersión parcial.

En estos ensayos las probetas se sumergen parcialmente en el medio corrosivo, lo


cual es interesante porque en el servicio se dan más frecuentemente estas
circunstancias, sirva de ejemplo los recipientes que normalmente no están
totalmente llenos.

Los factores de influencia son los mismos que para los ensayos de inmersión total,
si bien debe tenerse en cuenta si existe acentuación del ataque en la "línea de
agua", es decir donde la probeta corta la intercara gas/líquido, pues en estos casos
debe prestarse especial atención en mantener constante el nivel del medio
corrosivo, de forma que el ataque se produzca siempre en la misma zona de la
probeta y se acelere el proceso de corrosión.

Ensayos de inmersión intermitente.

En estos ensayos se realizan inmersiones y emersiones alternadas dentro de un


líquido corrosivo, lo cual, por ejemplo, puede simular los movimientos de líquidos en
instalaciones químicas, etc, permitiendo un ensayo relativamente rápido del efecto
de las soluciones acuosas, pues permiten mantener sobre la muestra una película
delgada de la solución renovada con frecuencia y casi saturada en oxígeno.

A veces es conveniente realizar un secado de las probetas antes de volver a


introducirlas en el medio agresivo, lo cual influye principalmente sobre la película
comentada anteriormente, en estos casos debe controlarse especialmente la
humedad y la temperatura con objeto de lograr la máxima reproducibilidad de los
diferentes ciclos.

En estos ensayos debe controlarse igualmente la velocidad de inmersión y


emersión, así como el tiempo de secado, en caso de realizarse.

Ensayos de pulverización.

En estos ensayos las muestras son expuestas a la pulverización de un determinado


medio corrosivo sobre ellas, siendo muy utilizados para determinar la bondad de
recubrimientos protectores y como ensayos de control de calidad. La exposición
puede ser continua o intermitente. La solución más frecuentemente utilizada es la
salina con diferentes concentraciones de cloruro de sodio, para simular atmósferas
marinas.
En las cámaras de pulverización las gotitas llegan a las muestras por gravedad por
que debe prestarse especial atención a la situación de las probetas dentro de la
cámara y a la forma de éstas, siendo preferibles las formas sencillas a las complejas,
que pueden precisar pulverización manual.

Estos ensayos son relativamente baratos y fáciles de realizar, pero como la mayoría
de los ensayos acelerados es conveniente confirmar los resultados con ensayos de
campo.

Parámetros como densidad, finura y uniformidad de la pulverización son importantes


por lo que deben vigilarse que sean constantes, motivo por el cual las cámaras
llevan unos deflectores que filtran las gotas grandes que puedan salir del
pulverizador.

Para acortar el periodo de tiempo que requieren los ensayos de pulverización salina
puede añadirse a la solución ácido acético que hace más agresiva la solución.

En la figura 5 puede observarse un esquema de una cámara de niebla salina.

Figura 5. Esquema de una cámara de corrosión en niebla salina.


Factores del comportamiento en ensayos de corrosión.

En los ensayos de inmersión, deben controlarse los factores del comportamiento


que afectan al material, al medio y a ambos.

Los factores del comportamiento frente a la corrosión que afectan al material son:

1. Potencial en las condiciones consideradas.


2. Estado de metal (Tamaño de grano, porosidad, grietas, película superficial,
etc.)
3. Ausencia o presencia de tensiones internas.
4. Sobrevoltaje (con peligro de desprendimiento de H2).
5. Naturaleza y concentración de elementos de en solución sólida y su
distribución.
6. Presencia de fases y su distribución.

Los factores del comportamiento frente a la corrosión que afectan al medio son:

1. Naturaleza de los iones en solución.


2. Concentración de los iones.
3. Gradiente de concentración.
4. Conductividad, que depende de 1 y 2.
5. Naturaleza y distribución de los productos de corrosión.
6. Presencia de sustancias coloides y cuerpos en solución.

Los factores del comportamiento frente a la corrosión que afectan a ambos son:

1. Temperatura y gradientes.
2. Geometría de sistema.
3. Movimiento relativo.

La mayoría de estos objetivos requieren, normalmente, comparación y predicción,


lo que implica fijar criterios y planificación de los ensayos.

Esta planificación obliga a:

Elección y selección del metal.


Definir forma del metal a ensayar.
Determinar medio corrosivo (natural o artificial).
Fijar criterios de control del medio corrosivo y del metal durante el ensayo.
Evaluación de la degradación del metal.

PREPARACIÓN DE MUESTRAS Y VALORACIÓN DE LOS EFECTOS DE LA


CORROSIÓN.

Preparación de muestras.

Al elegir y preparar los metales destinados a las pruebas de corrosión, se deben


tener siempre en cuenta los factores relacionados con el metal por su gran influencia
sobre los procesos de corrosión. Por ejemplo, cuando se trate de determinar el
efecto de la corrosión sobre las propiedades mecánicas, las raspaduras y arañazos
que existan sobre la superficie pueden influir en los resultados obtenidos.

Selección de muestras.

Debe tenerse en cuenta en primer lugar el proceso de fabricación de la pieza de la


que se va extraer la probeta. En este sentido, las piezas fundidas y forjadas no son
intercambiables, pues factores como tamaño de grano y homogeneidad son
importantes.

Así, las piezas fundidas presentan ventajas cuando se requiere una extensa gama
de composiciones o formas complejas. Los alambres, en cambio, son muy útiles
cuando se trata de hallar la razón peso/área de superficie o para determinar el efecto
de la corrosión en la conductividad eléctrica, pero resultan menos eficientes para
determinar la pérdida de propiedades mecánicas.

En general, los productos laminados se utilizan con más profusión y siempre que
sea posible. Esto es debido a que ofrecen las ventajas siguientes:

1. Se utilizan más en servicio.


2. Se pueden obtener en un amplio campo de espesores.
3. Si bien ocurren casos excepcionales, son muy poco frecuentes las
variaciones en la resistencia a la corrosión de una chapa laminada.
4. Se pueden obtener chapas de gran superficie, permitiendo con ello la
preparación de un elevado número de muestras iguales así como de
muestras analíticas de una misma chapa.
5. Se pueden emplear métodos relativamente sencillos en la preparación de las
muestras obtenidas de una chapa.

Es igualmente importante controlar el estado de tratamiento térmico del material del


material a ensayar.

Como norma general debe vigilarse que las propiedades de la probeta seleccionada
sean representativas de toda la pieza.

Duplicado de muestras.

Cuando se trabaja con muestras que van a ser expuestas durante un periodo de
tiempo dado y en determinadas condiciones, es siempre aconsejable realizar varios
duplicados, aunque sólo sea para evitar un posible mal resultado.

El número de duplicados que haya que hacer dependerá de la seguridad y precisión


requeridas, de la reproducibilidad del ensayo, de la dispersión que es de esperar en
los resultados obtenidos, de la exactitud que se requiera para el valor medio y del
coste económico.

En el caso de que las propiedades de las muestras no corroídas estén sujetas a


ciertos cambios, por ejemplo, por envejecimiento, entonces son necesarios dos o
tres grupos de duplicados para utilizarlos como control. Esta última duplicación es
imprescindible cuando para valorar la corrosión se requiere llegar hasta el final del
proceso de exposición y dicha valoración lleva implícita la limpieza completa o la
destrucción de la muestra. En los casos en los que la valoración periódica de la
muestra pueda hacerse sin afectar seriamente al desarrollo de la corrosión, será
suficiente una sola serie de duplicados.

Identificación.

Cuando para la identificación de las muestras sea necesario imprimir marcas en


ellas, es preferible hacerlo sobre la parte que' no esté inmersa, o que esté
parcialmente inmersa; y si se trata de muestras que han de estar totalmente
inmersas, debe hacerse sobre el extremo más inferior para minimizar los efectos de
corrosión sobre ellas, ya que las marcas que se imprimen en la superficie están
expuestas a ser totalmente borradas por la corrosión a menos que se protejan
debidamente con cera, pintura, etc.

Para pruebas prolongadas es conveniente registrar la posición que ocupa la


muestra en el aparato de prueba o en el soporte del mismo, para hacer más fácil su
identificación, en caso de que las marcas puedan borrarse durante el proceso.

Tamaño y forma de las muestras.

Algunos de los efectos de la corrosión, por ejemplo los efectos gravimétricos, se


pueden observar con más exactitud cuando el área de la superficie por unidad de
peso de la muestra es elevada, mientras que otros efectos, tales como la pérdida
de resistencia, se aumentan por reducción del espesor inicial del metal, y por lo
tanto, se observan mejor en muestras más delgadas. De ahí que con frecuencia
sean preferibles, para las pruebas de corrosión, muestras relativamente delgadas,
siendo muy importante e n algunos métodos de valoración (tales como la pérdida
de resistencia) la normalización del espesor, si es que ha de llevarse a cabo una
comparación eficaz de muestras diferentes.

El área que haya de adoptarse estará determinada por la experiencia, pero es


aconsejable utilizar en lo posible un tamaño estándar para asegurar la obtención de
resultados comparables.

En general, debe tenerse en cuenta que son preferibles las formas sencillas.

Cuando puedan producirse efectos perturbadores en los bordes de las muestras,


es conveniente adoptar un tamaño y forma de muestra que pueda dar una relación
borde/área baja, y una superficie bastante grande. Las muestras circulares cumplen
perfectamente estas exigencias y son adecuada s para algunos ensayos. Para
muchos fines, sin embargo, se prefiere muestras rectangulares, por ser mucho más
fáciles de cortar y sujetar.
Para ensayos de SCC es habitual utilizar muestras estándar previamente
tensionadas como pueden ser las probetas C-ring y las U-bend.

Preparación de muestras.

En la preparación concreta de las muestras debe vigilarse:

Técnica de corte utilizada. Corte térmico o mecánico.


Limpieza. Por vía química o mecánica. La preparación química de la
superficie evita, o puede eliminar, la contaminación o distorsión de la
superficie por una preparación mecánica, pero lleva consigo las siguientes
desventajas posibles:
1. Pueden quedar algunos residuos de los agentes químicos empleados.
2. El ataque sufrido por el metal durante la preparación puede ser de tal
carácter que influya a su vez en la corrosión subsiguiente. Por
ejemplo, puede comenzar un ataque estructural especialmente
cuando· se utilizan soluciones ácidas.
3. El carácter dado a la superficie por medio de la preparación química
puede crear dificultades en la detección del comienzo del ataque en la
prueba de corrosión siguiente.
Acabado superficial. Para las pruebas de corrosión aplicadas, a veces es
conveniente utilizar muestras de prueba con una superficie comercial normal
por ejemplo, como los productos laminados o piezas fundidas, a fin de
obtener resultados de importancia práctica. En otros casos, puede ser
conveniente preparar la superficie por las siguientes razones:
1. Para llegar a obtener el mismo tipo de superficie que se utilice en
práctica; en este caso, el método de preparación debe parecerse más
posible al que se utilice en el servicio a que se destine.
2. Para ayudar a detectar una corrosión ligera cuando la superficie no
permita hacerlo.
3. Para evitar, en lo posible, la contaminación.
4. Para obtener una superficie más uniforme en todas las muestras con
objeto de obtener resultados más concordantes.
Valoración de efectos de la corrosión sobre el metal.

A veces la corrosión se puede valorar sin alterar para nada el proceso de la misma,
pero como en la mayoría de los casos la información que se obtiene de este modo
es muy escasa, es conveniente, por lo tanto, retirar las muestras, temporal o
permanentemente, del ensayo o del servicio, para lograr una información más
detallada. Ahora bien, lo ideal y aconsejable es adoptar ambos métodos. Por
ejemplo, en las pruebas atmosféricas de campo, se puede inspeccionar
periódicamente la muestra in situ antes de retirarla para llevar a cabo un examen
más detallado. A menos que se sepa que la corrosión se realiza uniformemente con
respecto al tiempo, generalmente se recomienda que la corrosión se valore después
de periodos crecientes de exposición. La frecuencia de las inspecciones o
exámenes a verificar, depende del metal, del medio ambiente, del objeto de la
prueba y del método de valoración empleado. Por ejemplo, para detectar el
enmohecimiento, se deben utilizar períodos de tiempo más cortos que para valorar
la posibilidad de perforación debida a la formación de picaduras. Asimismo, la
frecuencia de la valoración se debe variar a medida que avanza la prueba, de
acuerdo con la forma de la curva de corrosión tiempo.

Examen visual, microscópico y macroscópico

La inspección visual nos proporciona información de aspectos como el grado de


oxidación, apariencia, decoloración, aspereza, etc. del metal corroído y de aspectos
tales como turbidez, precipitación, etc. del medio Generalmente resulta muy útil
examinar el metal corroído en dos fases: primero tal y como se recibe del ensayo o
del servicio, con los productos de corrosión todavía adheridos, y luego, tras haber
eliminado dichos productos.

Cuando el simple examen visual no es suficiente para el fin previsto, se debe realizar
una inspección macroscópica con una lupa, siendo aconsejable realizar una
comparación del metal corroído y sin corroer, con objeto de poder valorar el efecto
de los factores del metal, tales como irregularidades de la superficie (ampollas,
rasgaduras, etc.) o cavidades de colada sobre la corrosión, pues en un examen
llevado a cabo sin esta comparación, puede resultar difícil establecer la diferencia
entre cavidades de colada y picaduras de corrosión.

Una vez que se han reconocido y clasificado los tipos de ataque que presenta la
muestra, para estimar el grado de cada tipo se compara con las muestras estándar
correspondientes.

Así, por ejemplo, un método de registro de datos de interés para muestras férreas
en ensayos de campo debe tener en cuenta:

1. Si el ataque o el color es general o localizado.


2. El color de la herrumbre, utilizándose tarjetas pintadas como referencias para
la comparación.
3. El carácter de la herrumbre; es decir, si suave, granular (anotándose la
espereza del grano), o en forma de copo.
4. Grado de conservación de las marcas originalmente practicadas.
5. Extensión de la superficie cubierta con herrumbre.

Para muestras pintadas es necesario hacer estimaciones del porcentaje de la


superficie sobre la que está la pintura, siendo estas estimaciones como sigue:

a) Decolorada, es decir, donde la pintura está manchada por el orín, pero está
aparentemente todavía en contacto con el metal.
b) Con ampollas, es decir, donde la pintura ha sido levantada y está fuera de
contacto con el metal, pero conserva todavía una película que no está rota.
c) Descascarillada, es decir, donde se ha quitado la pintura y queda expuesto
el metal oxidado.

El examen microscópico puede proporcionar información sobre una posible


asociación entre la corrosión y la estructura del metal, o entre la corrosión y otros
factores del mismo. Igualmente nos puede informar sobre el tipo de ataque que se
ha producido en el metal corroído, como por ejemplo un ataque intergranular.

El microscopio electrónico proporciona un medio útil de observación cualitativa del


carácter de la corrosión, especialmente en lo que se refiere a la relación de la
corrosión con la estructura del metal.
También permite algunas observaciones cuantitativas. Las principales ventajas que
presenta sobre el microscopio corriente son un mayor poder de resolución, dé hasta
unos 5 A que permite un aumento de hasta un millón de diámetros, y una mayor
profundidad de foco. Las películas formadas por la corrosión u oxidación pueden
extraerse del metal para ser examinadas con el microscopio. El grosor de las
películas no debe exceder de 500 Å, pudiendo averiguarse el tamaño y distribución
de la partícula, la forma de la misma y la porosidad y uniformidad del grosor de la
película arrancada.

Las láminas de metal delgadas pueden examinarse directamente por transmisión o


tomando duplicados de un metal más grueso. Asimismo se puede determinar la
profundidad de picaduras en el metal, del orden de 1μ examinando una muestra
negativa bajo una iluminación oblicua, y observando la longitud de las sombras de
los salientes que corresponden a las picaduras originales. Como ejemplo de la
relación con los efectos estructurales que se pueden investigar por medio de un
microscopio electrónico, citaremos la observación de las velocidades relativas del
ataque de cristales de diferente orientación.

Métodos gravimétricos.

Uno de los factores que más han contribuido al extenso uso que se hace de los
métodos gravimétricos para la valoración cuantitativa de la corrosión, es la
disponibilidad general, en la mayoría de los laboratorios, de aparatos apropiados a
este fin, tales como las balanzas analíticas que garantizan una precisión suficiente
para la mayoría de los ensayos de corrosión. Estos métodos gravimétricos son de
poca utilidad, cuando el interés primordial es el proceso de picado o corrosión
estructural. No obstante, la determinación de pérdida o ganancia de peso resulta a
veces muy conveniente cuando se trata de medir la corrosión general y superficial.

La determinación de la ganancia de peso es más útil y apropiada cuando la muestra


retiene todos sus productos de corrosión y no está contaminada por materias
extrañas.
Cuando el producto de corrosión es adhesivo y de composición constante, el
método de incremento de peso permite determinaciones periódicas exactas sobre
la misma muestra, resultando muy apropiado para el estudio de las curvas de
corrosión/tiempo.

El método gravimétrico se emplea normalmente para determinar el metal que queda


después de la corrosión. Para utilizar el método de pérdida de peso, es necesario
eliminar los productos de corrosión sin ejercer ningún efecto ulterior sobre el metal,
estos métodos permiten obtener de forma sencilla valores de velocidad de corrosión
del metal en el medio y condiciones ensayado.

Medición de profundidad de ataque.

Por regla general el picado se valora midiendo la profundidad de la picadura más


profunda, o por medio de los factores de picado, siendo este, sin embargo, un
criterio poco satisfactorio, debido a la falta de reproducibilidad y al hecho de tener
que depender del tamaño de la muestra probada.

Así, Scott halló que la relación entre la profundidad P de la picadura más profunda,
y el área A de la muestra se da (excepto para valores muy altos de A) por medio de
la relación 𝑃 = 𝑏 ∙ 𝐴𝑎 , donde a y b son constantes para las diversas condiciones de
corrosión.

Esta relación con el área de la muestra mencionada se atribuye al aumento de la


posibilidad de que ocurra una picadura más profunda, cuando aumenta el tamaño
de la muestra de picado, por el incremento de la superficie corroída. Debido a lo
indicado anteriormente, aunque de cuando la norma de tomar la profundidad media
de las diez picaduras más profundas es un parámetro de más garantías que la
profundidad máxima, es conveniente considerar el picado sobre una base
estadística.

Pérdida de propiedades mecánicas.

La pérdida de propiedades mecánicas, como consecuencia de la corrosión, es


evidentemente importante en los metales destinados a fines estructurales. La
determinación de estos efectos puede ser útil, igualmente, como método de
investigación, ya que si dicha pérdida de propiedades es grande, en comparación
con la corrosión visible, indica la presencia de un proceso de corrosión estructural.
Este valor estriba en el hecho de que la corrosión estructural que tiene lugar en
cualquier parte de una superficie relativamente grande (por ejemplo, en toda la
longitud de una probeta de tracción), afecta a las propiedades mecánicas, mientras
que un estudio de una sección determinada se limita a una parte de la muestra. Así
se han dado casos en los que un examen microscópico en diversas secciones ha
pasado por alto ataques intercristalinos, que posteriormente se han puesto de
manifiesto por la pérdida de propiedades mecánicas.

El principio general que rige la determinación de la pérdida de propiedades de


tracción es sencillo, y se basa en comparar las propiedades de muestras similares
corroídas y no corroídas. No obstante, si han de obtenerse resultados de garantía,
son aconsejables las siguientes precauciones: todas las muestras deben tener la
misma relación respecto a la dirección del metal; por ejemplo, si se trata de metal
laminado, las muestras deben ser todas longitudinales o todas transversales a la
dirección de laminación, prefiriéndose esto último (o sea transversales) ya que es
muy probable que el ataque intercristalino tenga un mayor efecto sobre estas
últimas y, por consiguiente, pueda detectarse más fácilmente. Debe hacerse todo lo
posible para obtener material uniforme para la prueba, aunque corrientemente
resulta inevitable alguna variación, especialmente en lo que concierne a las
propiedades mecánicas. Por consiguiente, para la valoración de la pérdida de
propiedades mecánicas, se necesitan muestras duplicadas, ampliamente
representativas todo el metal que se está ensayando, aconsejándose 4 o 6
duplicados, tanto para las muestras de corrosión, como para las de control.

Normalmente es preferible exponer las muestras en forma rectangular sencilla (de


6 a 11 pulgadas de largo y por lo menos 5/8 de pulgada de ancho) y luego mecanizar
o estampar probetas a partir de estas muestras después de la exposición al medio
corrosivo.
También se han utilizado para valorar la corrosión pruebas de doblado invertido,
pero este procedimiento no es muy recomendable cuándo se trata de obtener
resultados cuantitativos.

La prueba de doblado simple suele ser útil como prueba cualitativa para el ataque
estructural; por ejemplo, el acero inoxidable que haya estado expuesto a una
solución ácida de sulfato de cobre, siendo las grietas que puedan aparecer en dicho
doblado una prueba de ataque intergranular.

Normalmente, la acción conjunta de corrosión y fatiga es de la mayor importancia


práctica, y su efecto es más difícil de valorar que el de pura fatiga, ya que las curvas
S/N rara vez son asintóticas, si se mantienen las condiciones de corrosión como en
los ensayos simples de una sola etapa. McAdam ha demostrado a este respecto,
que incluso cuando las curvas S/N parecen ser asintóticas, los ensayos posteriores,
bajo condiciones de fatiga por corrosión a tensiones más bajas, demuestran que
esto es únicamente un escalón en la curva.

Cambios en las propiedades eléctricas.

La disminución de la conductividad es de gran importancia práctica, principalmente


cuando se trata de alambres.

En la valoración de los efectos de la corrosión sobre la resistencia eléctrica, son


particularmente importantes ciertas precauciones; el alambre debe ser tan uniforme
como sea posible en composición y dimensiones iniciales, aunque es inevitable
alguna variación. Las muestras repetidas para las mediciones de control y para las
pruebas de corrosión deben estar amplia y similarmente espaciadas a lo largo de la
longitud del alambre, para tener la seguridad de que el valor medio pueda
compararse aparte del efecto de corrosión. Deben evitarse todo lo que sea posible
los defectos del metal, tales como ligeras entallas, que puedan afectar a los valores
de la resistencia eléctrica. Cuando sea factible hacer envejecer al metal, a la
temperatura de la prueba de corrosión (lo cual podría afectar a la resistencia
eléctrica), es aconsejable determinar la resistencia eléctrica de las muestras de
control no corroídas y que se han almacenado a la misma temperatura durante
varios periodos de tiempo, si bien no es absolutamente necesario este detalle en
cada ocasión en que se midan las muestras corroídas, ya que se permite la
interpolación.

Cambios en las propiedades ópticas.

Las mediciones de los cambios de las propiedades ópticas se limitan principalmente


a los efectos de corrosión superficiales, teniendo la ventaja de no ser destructivas,
de modo que se pueden hacer mediciones sucesivas sobre la misma muestra, por
ejemplo, para seguir los avances de la formación de una película. Las variaciones
de la reflexión de los metales, debidas la corrosión o empañado, son de un interés
práctico directo en aquel servicio en el que los metales se utilicen como reflectores,
pero también son de gran utilidad para la medida general del empañado.

Vous aimerez peut-être aussi