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AUTORES:
MANUEL FARIÑAS
MIGUEL RAMOS
JUNIOR RODRIGUEZ
RONAL ANTON
Se realizan con probetas testigo situadas en las plantas industriales. Estos ensayos
incluyen cualquier técnica de evaluación del avance de la corrosión.
En este tipo de ensayos los materiales son expuestos a las influencias del tiempo,
geográficas, bacteriológicas, etc. que difícilmente son reproducibles en un
laboratorio. Se clasifican en función del medio al que son expuestas las probetas:
en atmósfera, en agua y en suelo.
En la atmósfera.
Son ensayos largos siendo importante seguir las normas de exposición en lo que
se refiere a orientación e inclinación. Se recomienda orientar la probeta o testigos
de cara al sur en el hemisferio norte y al norte en el hemisferio sur, salvo que exista
una dirección de agresividad preferente en cuyo caso las probetas deben orientarse
en esa dirección.
Alambres helicoidales.
Productos planos.
Discos.
Probetas para SCC.
En la figura 3 puede observarse una disposición de probetas U-bend para ensayos
de exposición atmosférica.
Documentación fotográfica.
Análisis de productos de corrosión y depósitos superficiales.
Pérdidas de peso.
Picaduras y corrosión localizada.
Nivel de oxidación.
Variación de propiedades mecánicas.
Apariencia.
En agua.
En suelo.
ENSAYOS DE LABORATORIO
Son ensayos acelerados que utilizan peores condiciones o más críticas que las de
servicio, para lo cual utilizan medios que permitan acelerar los procesos de
corrosión sin cambiar los mecanismos de la misma. En la mayoría de los casos son
ensayos normalizados.
Ensayos de inmersión.
Estos ensayos a su vez se clasifican en función del tipo de inmersión: total, parcial
o intermitente.
Los factores de influencia son los mismos que para los ensayos de inmersión total,
si bien debe tenerse en cuenta si existe acentuación del ataque en la "línea de
agua", es decir donde la probeta corta la intercara gas/líquido, pues en estos casos
debe prestarse especial atención en mantener constante el nivel del medio
corrosivo, de forma que el ataque se produzca siempre en la misma zona de la
probeta y se acelere el proceso de corrosión.
Ensayos de pulverización.
Estos ensayos son relativamente baratos y fáciles de realizar, pero como la mayoría
de los ensayos acelerados es conveniente confirmar los resultados con ensayos de
campo.
Para acortar el periodo de tiempo que requieren los ensayos de pulverización salina
puede añadirse a la solución ácido acético que hace más agresiva la solución.
Los factores del comportamiento frente a la corrosión que afectan al material son:
Los factores del comportamiento frente a la corrosión que afectan al medio son:
Los factores del comportamiento frente a la corrosión que afectan a ambos son:
1. Temperatura y gradientes.
2. Geometría de sistema.
3. Movimiento relativo.
Preparación de muestras.
Selección de muestras.
Así, las piezas fundidas presentan ventajas cuando se requiere una extensa gama
de composiciones o formas complejas. Los alambres, en cambio, son muy útiles
cuando se trata de hallar la razón peso/área de superficie o para determinar el efecto
de la corrosión en la conductividad eléctrica, pero resultan menos eficientes para
determinar la pérdida de propiedades mecánicas.
En general, los productos laminados se utilizan con más profusión y siempre que
sea posible. Esto es debido a que ofrecen las ventajas siguientes:
Como norma general debe vigilarse que las propiedades de la probeta seleccionada
sean representativas de toda la pieza.
Duplicado de muestras.
Cuando se trabaja con muestras que van a ser expuestas durante un periodo de
tiempo dado y en determinadas condiciones, es siempre aconsejable realizar varios
duplicados, aunque sólo sea para evitar un posible mal resultado.
Identificación.
En general, debe tenerse en cuenta que son preferibles las formas sencillas.
Preparación de muestras.
A veces la corrosión se puede valorar sin alterar para nada el proceso de la misma,
pero como en la mayoría de los casos la información que se obtiene de este modo
es muy escasa, es conveniente, por lo tanto, retirar las muestras, temporal o
permanentemente, del ensayo o del servicio, para lograr una información más
detallada. Ahora bien, lo ideal y aconsejable es adoptar ambos métodos. Por
ejemplo, en las pruebas atmosféricas de campo, se puede inspeccionar
periódicamente la muestra in situ antes de retirarla para llevar a cabo un examen
más detallado. A menos que se sepa que la corrosión se realiza uniformemente con
respecto al tiempo, generalmente se recomienda que la corrosión se valore después
de periodos crecientes de exposición. La frecuencia de las inspecciones o
exámenes a verificar, depende del metal, del medio ambiente, del objeto de la
prueba y del método de valoración empleado. Por ejemplo, para detectar el
enmohecimiento, se deben utilizar períodos de tiempo más cortos que para valorar
la posibilidad de perforación debida a la formación de picaduras. Asimismo, la
frecuencia de la valoración se debe variar a medida que avanza la prueba, de
acuerdo con la forma de la curva de corrosión tiempo.
Cuando el simple examen visual no es suficiente para el fin previsto, se debe realizar
una inspección macroscópica con una lupa, siendo aconsejable realizar una
comparación del metal corroído y sin corroer, con objeto de poder valorar el efecto
de los factores del metal, tales como irregularidades de la superficie (ampollas,
rasgaduras, etc.) o cavidades de colada sobre la corrosión, pues en un examen
llevado a cabo sin esta comparación, puede resultar difícil establecer la diferencia
entre cavidades de colada y picaduras de corrosión.
Una vez que se han reconocido y clasificado los tipos de ataque que presenta la
muestra, para estimar el grado de cada tipo se compara con las muestras estándar
correspondientes.
Así, por ejemplo, un método de registro de datos de interés para muestras férreas
en ensayos de campo debe tener en cuenta:
a) Decolorada, es decir, donde la pintura está manchada por el orín, pero está
aparentemente todavía en contacto con el metal.
b) Con ampollas, es decir, donde la pintura ha sido levantada y está fuera de
contacto con el metal, pero conserva todavía una película que no está rota.
c) Descascarillada, es decir, donde se ha quitado la pintura y queda expuesto
el metal oxidado.
Métodos gravimétricos.
Uno de los factores que más han contribuido al extenso uso que se hace de los
métodos gravimétricos para la valoración cuantitativa de la corrosión, es la
disponibilidad general, en la mayoría de los laboratorios, de aparatos apropiados a
este fin, tales como las balanzas analíticas que garantizan una precisión suficiente
para la mayoría de los ensayos de corrosión. Estos métodos gravimétricos son de
poca utilidad, cuando el interés primordial es el proceso de picado o corrosión
estructural. No obstante, la determinación de pérdida o ganancia de peso resulta a
veces muy conveniente cuando se trata de medir la corrosión general y superficial.
Así, Scott halló que la relación entre la profundidad P de la picadura más profunda,
y el área A de la muestra se da (excepto para valores muy altos de A) por medio de
la relación 𝑃 = 𝑏 ∙ 𝐴𝑎 , donde a y b son constantes para las diversas condiciones de
corrosión.
La prueba de doblado simple suele ser útil como prueba cualitativa para el ataque
estructural; por ejemplo, el acero inoxidable que haya estado expuesto a una
solución ácida de sulfato de cobre, siendo las grietas que puedan aparecer en dicho
doblado una prueba de ataque intergranular.