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INTRODUCCIÓN

La Geofísica es la ciencia que estudia los campos físicos de nuestro planeta. Es


decir, la tierra mediante métodos de la física, a fin de conocer su evolución y
características actuales (geofísica pura) y también como herramienta de prospección
de recursos (geofísica aplicada). Pueden medirse directamente los campos físicos
naturales (gravedad, magnetismo, radioactividad, geotermas, etc.) o generarse
campos artificiales por emisión de electricidad, energía sísmica, etc., para así obtener
mediciones más efectivas a los fines exploratorios.

En el presente trabajo emplearemos el método radioactivo de manera rutinaria


en el trabajo de campo a ser ejecutado por el área de geofísica, resaltando las ventajas
de este método, por su alta productividad para ciertas condiciones geológicas. Al
aplicar los métodos radiométricos se establecen las relaciones entre los afloramientos
o manifestaciones de la mineralización y las formas de las aureolas de la intensidad
de radiación, los flujos de dispersión y los elementos satélites presentes.

En la primera parte veremos un concepto de lo que es la radioactividad de las


rocas, os tipos de radiación que existen hoy en día, como son: el alfa, Beta, Gamma
y los métodos radioactivos que son empleados en la prospección de minerales de
elementos radiactivos como Uranio, Torio, Radio; y de minerales de interés
comercial, que pueden ser descubiertos por asociación de estos elementos.

Además, veremos cuáles son los efectos de la radioactividad en la que tenemos


la concentración de los radioelementos, también la radioactividad que se da en cada
roca (sedimentarias, metamórficas y rocas ígneas).

Por último hablaremos de la prospección radiométrica, la aplicación de los


conocimientos que brinda la Geofísica en favor de la humanidad, es lo que se
denomina prospección radiométrica.

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I. RADIACTIVIDAD

La radiactividad es el fenómeno que se origina por la desintegración


del núcleo atómico, debido a su inestabilidad, produciendo nuevos núcleos por
la emisión de partículas y energía. Dicho fenómeno puede ser dado en forma
espontánea (radioactividad natural) o en forma inducida (radioactividad
artificial)

La radiactividad natural es emisión de radiaciones (alfa, beta,


gamma) que poseen los núcleos de determinados elementos químicos
inestables llamados radiactivos, que al hacerlo transmutan en otros elementos
(diferente cantidad de protones o número atómico Z, por lo que también difiere
el número másico A) o bien en otros isótopos del mismo elemento (igual Z
pero distinta cantidad de neutrones, por lo que sólo difiere A), que pueden
resultar inestables o estables.

Son radiactivos todos los elementos naturales de número atómico


alto, a partir del polonio (Po, Z=84), aunque también algunos isótopos del
bismuto (83𝐵𝑖214), del plomo (82𝑃𝑏210, 82𝑃𝑏214) y muchos otros, entre
los de menor número atómico, hasta inclusive el tritio (1𝐻3).

La unidad de actividad es el 𝑪𝒖𝒓𝒊𝒆 = 37 × 109 desintegraciones/segundo.gr

1.1. TIPOS DE RADIACIONES

A. Alfa (α): Constituidas por núcleos de helio (2 protones, 2 neutrones),


de naturaleza corpuscular, tienen carga eléctrica positiva. Dada su
masa, su poder de penetración es bajo, pero por lo mismo su poder de
ionización es alto.

82𝑃𝑏206 + 2𝐻𝑒4 → 84𝑃𝑜210

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B. Beta (β): Son simplemente electrones (carga negativa y masa
reducida) los cuales conservan el carácter corpuscular. Debido a su
tamaño poseen alto poder de penetración, pero bajo poder de
ionización (un décimo que las partículas).

7𝑁14 + -1β0 → 6𝐶14

C. Gamma (γ): Son de tipo electromagnético, no tienen ni carga ni


masa, su poder ionizante es muy reducido, pero no nulo (un
centésimo que las partículas), la capacidad de penetración es mucho
más elevada. Su emisión es el resultado de un reajuste energético.
(Ver fig. 1).

27𝐶𝑜60 + 0γ0 → 27𝐶𝑜60∗

1.2. SERIES RADIACTIVAS

Las series radiactivas más relevantes para prospección (caso de las


tres primeras) o para geocronología (todas ellas, aunque no es tan usada
la del torio). Se indica a radiación emitida en cada etapa. (Ver fig. 2)

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Además del U238 también el U235 es radiactivo y tiene una serie con varios
isótopos intermedios, pero existe sólo un 1% respecto al primero, por lo
cual en general no es tan importante en actividades exploratorias.

Fig. 2: Series Radioactivas

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II. RADIACTIVIDAD DE LAS ROCAS

La radiactividad del suelo y de las rocas no se conoce a ciencia cierta,


y en ello estriba, tal vez, uno de los mayores atractivos para su estudio. Todas
las rocas y materiales derivados de ellas son radiactivos, y contienen
cantidades detectables de una variedad de elementos radioactivos.

La concentración absoluta de los radioelementos puede variar


ampliamente y depender de factores tales como cantidad de afloramiento,
distancia entre exposición y línea transversal, etc., las razones observadas de
las concentraciones de los radioelementos son mucho menos afectadas por
estos factores no controlables y pueden dar una primera guía, por ejemplo, de
que hay algún enriquecimiento de uranio en el área en estudio.

En las rocas ígneas aumentan los contenidos de U, Th y K con el


contenido de sílice incluyendo la fase pegmatítica. El uranio es, después del
torio, el elemento más abundante del grupo de los actínidos. Hay que
establecer, en efecto, una distinción neta entre los minerales de uranio y de
torio que contienen cantidad suficiente de estos elementos como para ser
explotados de modo provechoso (1 %, por ejemplo), y las rocas no explotables
cuyos tenores son infinitamente menores, pero que, consideradas en conjunto,
contienen la parte mayor de los minerales radiactivos terrestres. La
concentración de potasio en las rocas de la corteza terrestre es
aproximadamente de 2.5 % con un rango de 0.1 a 5 % o más. Mientras el torio
se presenta típicamente en concentraciones entre 3 y 30 ppm en los materiales
de la corteza terrestre.

2.1. Distribución de la radiactividad en las rocas

La posible distribución de materiales radiactivos en la corteza, se


basa en que existe una elevada proporción del material radioactivo de la
tierra que se encuentra en una capa delgada de la corteza más la parte
superior de la envolvente inferior. Esta capa radioactiva no puede ser de
un espesor mayor de unas cuantas decenas de kilómetros, pues de no ser

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así se produciría una cantidad mayor de calor que la que se perdiese por
disipación.

Por lo tanto, la concentración de los elementos radiactivos


disminuye a medida que aumenta la profundidad, sustentada en el modelo
de distribución de la Tierra, donde a medida que se va del núcleo a la
superficie, la cantidad de metal libre disminuye hasta que la parte superior
de la envolvente de roca silícea adquiere una composición similar a la de
un silicato ultra básico. En conjunción a esto se ha demostrado que el
gradiente de temperatura en el interior de la Tierra disminuye con la
profundidad, en consecuencia, la cantidad de material radiactivo existente
tiene que disminuir a medida que aumenta la profundidad.

2.2. La radiactividad de las rocas ígneas

Los estudios de radiactividad proveen medios para subdividir


las rocas ígneas ácidas y los sedimentos derivados de ellas, así como para
efectuar mapas de horizontes arcillosos y fosfáticos, y de los tipos de
suelos derivados. El máximo contenido de uranio lo poseen las rocas
ácidas; el mínimo, las ultrabásicas.

Las rocas ígneas contienen uranio y torio, ya sea bajo la forma


de inclusiones microscópicas o bien, al estado difuso, en los minerales
esenciales, probablemente en reemplazo isomorfo de las tierras raras, de
calcio o de algunos otros elementos, o también, para finalizar, en fracturas
o intersticios, llevados sin duda por inyecciones hidrotermales que son,
por fuerza, posteriores a la cristalización de la roca. Estas rocas ígneas
sufren la erosión y se desmenuzan por la acción de fenómenos como los
mencionados anteriormente. Las inclusiones radiactivas y los elementos
que contienen uranio y torio, son arrancados del conjunto de la roca. Una
parte del uranio y del torio puede ser también disuelta por las aguas, y el
todo será arrastrado, transportado y depositado con los otros materiales.

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El uranio y el torio que existen en las rocas ígneas se hallan
casi siempre en forma insoluble. El uranio, sin embargo, da a veces, en
medio oxidante, compuestos complejos solubles que pueden ser
arrastrados por las aguas superficiales o subterráneas y verse llevados lejos
de su origen y hasta los océanos. Por lo contrario, el torio y sus isótopos
son muy poco solubles. Tienen, por otra parte, la tendencia muy fuerte a
la hidrólisis y son fácilmente precipitados.

2.3. Radioactividad en rocas sedimentarias y metamórficas

Es imposible, hallar en la superficie de la Tierra, una roca que


no contenga vestigios de uranio o de torio. Todas las rocas, y en particular
las rocas sedimentarias, contienen elementos radioactivos en cantidades
variables. Típicamente, las arenas limpias contienen pocos elementos
radioactivos, y las arcillas mayor cantidad. En general las rocas
sedimentarias son poco radiactivas y contienen uranio y torio en estado
difundido, sobre todo.

Las rocas sedimentarias se formaron a partir de rocas que


existían antes que ellas en la superficie de la Tierra. El uranio y el torio de
las rocas sedimentarias provienen entonces, directa o indirectamente, de
las rocas eruptivas. Estos radioelementos son removidos, por la erosión y
se depositan parcialmente, a causa de su densidad elevada, al pie de la roca
madre, o durante el acarreo o transporte, hasta alcanzar las cuencas de
sedimentación. Al dispersarse así los elementos radioactivos, las rocas
sedimentarias contienen generalmente menos uranio y torio que la roca
madre. Una roca sedimentaria atacada por la erosión da a su vez
sedimentos menos activos y cada ciclo de sedimentación proporciona, por
lo general, rocas cada vez más pobres en elementos radiactivos. Se asiste,
además, a una dispersión cada vez mayor de estos elementos. De ello
resulta que el uranio y el torio de las rocas sedimentarias se hallan, en la
mayoría de los casos, en estado difuso.

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No se encuentran por lo común entre las rocas sedimentarias
yacimientos uraníferos y de torio de gran concentración. La concentración
de uranio y de torio en las rocas sedimentarias es, en el conjunto,
extremadamente variable, y resulta, además, muy difícil dar valores
medios. Estas variaciones se deben a un número muy grande de factores.
En efecto, hay que tener en cuenta la naturaleza de la roca madre, su
actividad, su distribución y la naturaleza de sus productos radiactivos, las
distancias y dificultades de transporte, las condiciones físico-químicas
existentes durante la sedimentación y, en fin, los aportes de
radioelementos que han podido efectuarse por adsorción o reemplazo
isomórfico después de la deposición de los materiales clásticos.

En las rocas metamórficas, la radioactividad va a depender


del tipo de roca origen. Es decir, la concentración de los radioelementos
naturales depende del contenido inicial antes del metamorfismo y de la
influencia de los procesos metamórficos, esto puede dar lugar a una
variación del contenido de uranio, por ejemplo, de la roca original.

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III. MÉTODOS RADIACTIVOS

Son aquellos métodos que miden la radioactividad de los minerales que


constituyen las rocas, a través de trazas de elementos radiactivos que se
encuentran en ella. Los métodos radiactivos son empleados en la prospección
de minerales de elementos radiactivos como Uranio, Torio, Radio; y de
minerales de interés comercial, que pueden ser descubiertos por asociación de
estos elementos.

La radiactividad se mide en Roentgen (R) por hora. Un Roentgen es la


cantidad de radiación que produce 2.083x109 pares de iones por cm3 a la
presión y temperatura normales.

3.1. Huellas de fisión

Se producen cuando un átomo (el 99% de las veces U-238) se desintegra


emitiendo una partícula α (núcleo de He). Esta partícula α causa un daño
estructural masivo en los cristales, que es visible al microscopio tras atacar
con ácido. El número de huellas en un área dada es proporcional a la edad
del mineral. Sobre minerales con U (apatito, esfena circón), cuanto más U
es posible medir edades menores.

3.2. Termoluminiscencia

Es la radiación en forma de luz que emiten algunos cuerpos al ser excitados


térmicamente. Se debe a la presencia de elementos radiactivos en
materiales con estructura cristalina. Los elementos radiactivos se
desintegran con el tiempo, liberando electrones que quedan entre las
grietas y distorsiones de la malla cristalina. Cuando se calienta el material
de forma brusca a más de 500o C, se liberan los electrones produciendo
un haz lumínico; la intensidad de esta radiación varia con la antigüedad
del material excitado. Es un método valido para edades de 1.000 a 500.000
años).

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3.3. Resonancia del espín eléctrico

Es una variante del método por termoluminiscencia. Se mide la luz


emitida, pero sin calentar la muestra. Permite valoraciones de cientos a
algunos millones de años. Se aplica a estalactitas, huesos y esmalte de
dientes (hidroxiapatito): cuando se forma una estalactita por precipitación
del CaCO3 disuelto en el agua, también se incorpora a la roca el uranio
radioactivo que iba disuelto en el agua. La edad del fósil = paleodosis /
dosis anual La técnica de ESR aplicada a dientes estriba en el origen de la
radiación interna que ha recibido el fosil, producida por la desintegración
de un isotopo radioactivo del uranio. Los mamíferos vivos no tienen uranio
radioactivo en sus tejidos, sus restos fosilizados lo tienen por haberlo
incorporado una vez muertos y ya enterrados. Las dataciones trabajan
sobre diversos modelos simples de adquisición del uranio después de la
muerte del animal. No puede hablarse cuando se trabaja directamente con
fósiles de datación absoluta o exacta, sino solo de datación radiométrica,
cuya fiabilidad depende de que la realidad se parezca al modelo.
Últimamente se combinan las dataciones por Series de Uranio y ESR para
obtener cronologías más fiables a partir de tejidos animales fósiles.

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IV. DETECTORES DE RADIACIÓN

En los primeros tiempos se utilizaron ocasionalmente en el campo aparatos de


laboratorio tan sencillo como el electroscopio. Otro aparato empleado fue el
spintariscopio en cuyo interior llevaba una placa de sulfuro de zinc (blenda
hexagonal) y a próxima distancia un platillo donde se colocaba las muestras
de mineral que fueran encontrando. La caja iba provista de un orificio para la
observación con una lupa o microscopio. Si la muestra era radiactiva, las
partículas alfa emitidas podían alcanzar la pantalla y producían un destello
luminoso. Si se cuidaba de que las muestras testigos fueran de tamaño
sensiblemente iguales, el número de destellos daba cierta idea sobre el tipo de
mineral ensayado.

También fueron utilizadas placas fotográficas corrientes, y otras especiales


conocidas por placas nucleares, que contenían una mayor cantidad de bromuro
de plata en forma de granos extraordinariamente pequeños, sobre los que al
incidir las radiaciones se reducían a plata de color negro, del espaciado de los
granos transformados, y de la longitud de la traza.

Actualmente estos aparatos han sido sustituidos por otros infinitamente


superiores de fácil manejo en el campo, así tenemos:

4.1. Contadores Géiger-Müller

Basado en el funcionamiento de la cámara de ionización, Hans Géiger,


antiguo colaborador de Rutherford, preparó un tubo ionizador que más
tarde perfeccionó, aumentando su sensibilidad, con la ayuda de W. Müller.

Consiste en esencia en un tubo cerrado, de vidrio o metal, relleno de


metano y argón mantenidos a una baja presión de sólo décimas de
atmósfera, una estrecha ventana, de poco espesor, permite la entrada de
las radiaciones las cuales, en las sucesivas colisiones de los átomos del
gas, pueden producir la expulsión de un electrón, éste la de varios y por

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último de la de una verdadera avalancha, que podría ser medida
electrónicamente como una sola pulsación. (Ver fig. 3)

4.2. Destellómetros o contadores de destellos

Ideado en 1947 a partir del spintariscopio de crookes posee un fotocátodo,


un tubo fotomultiplicador, una cámara de destellos y un registrador
electrónico. El fotocátodo consiste de cristales de átomos de cierta
sustancia llamada fosforo, que puede ser inorgánica como yoduro o
inorgánicos como el antraceno, naftaleno etc.

Estos determinados átomos en los al llegar una determinada radiación se


excitan algunos de sus electrones , cede energía para volver a su estado
normal , emitiendo radiación EM en la frecuencia de la luz visible : los
destellos característicos del efecto compton que pueden visualizarse en la
cámara de destellos pero además emiten electrones hacia el interior de
llamado tubo fotomultiplicador : un sistema amplificador de señal que
consiste en una sucesión de ánodos con potencial eléctrico creciente en
cada uno de los cuales ante la llegada de cada electrón , se emiten múltiples
electrones segundarios , lo cual genera un efecto en cascada , hasta el
último ánodo.

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4.3. Emanómetro

Es el detector utilizado para el radón 88Ra222 y su isotopo torón 220


actinon 219. El aparato modelo de prospección consiste en esencia un
destellometro completo, una sonda y una botella de aire comprimido con
su trampa neumática para extraer la emanación del sondeo practicado.

4.4. Berilometro

En las modificaciones hechas al destellometro para su variedad de


aplicaciones, se encuentra el Berilometro, detector especifico del berilio
en distintas especies mineralógicas el aparato consiste en una pequeño
aparato destellometro, con su correspondiente tubo fotomultiplicador, bajo
cuyo conjunto se encuentra aislado por plomo, un isotopo radioactivo, el
antimonio 51Sb124 Emisor de rayos gamma de energía de alta que alcanza
a los minerales de berilio.

4.5. Lámparas ultravioletas

Consta de un electrodo caliente que posee emisión termoiónica que


desprende electrones a gran velocidad los que en su trayectoria alcanzan
electrones corticales de atamos de mercurio presentes desplazándolos de
sus orbitas cuando estas vuelven a su posición inicial emiten radiación
ultravioleta que alcanzan los átomos del mineral fluorescente los cuales
emiten por efecto compton ondas de frecuencia comprendidas en el
espectro visible. (Ver fig. 4).

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V. PROSPECCIÓN RADIACTIVA

Son utilizados en la detección de menas de uranio y radio, midiendo los


efectos de su radioactividad. Es un método simple que consistía en envolver
placas fotográficas a prueba de luz y dejarlas a intervalos sobre el área,
recogiéndolas después y desarrollarlas. Métodos más modernos que se utilizan
de mejor sensibilidad son las cámaras de Ionización o el contador Geiger –
Müller, permite ver u oír los rayos gama. La radioactividad puede detectarse
en cantidades extremadamente pequeñas. Pero su uso para descubrir menas es
limitado a causa de la cobertera rocosa, la radiación natural más penetrante es
absorbida por unos pocos metros de suelo. La localización de menas a mayor
profundidad, depende de la migración de los elementos radiactivos.

Detección:

Existe gran número de rocas que contienen elementos radiactivos en menor o


mayor cuantía. Si los compuestos de uranio, torio y productos de
desintegración de estos dos elementos añadimos los radiactivos naturales
presentes en reducidas cantidades, comprenderemos que en el campo siempre
acusaremos una radiactividad mínima, conocida como ruido de fondo focal,

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que habría de ser considerada como unidad base, a partir de los cuales los
valores superiores obtenidos deben ser considerados como anomalía positiva
y traducidos con la interpretación que procede, en forma metódica y ordenada,
debiendo el operador eludir prejuicios que involuntariamente le alejen de la
realidad.

Hasta hace poco tiempo la detección radiométrica era dedicada, casi exclusiva
a la búsqueda de minerales de uranio, pero su campo de aplicación ha sido
extendido a los resultados de una práctica constante y mejora de los aparatos
utilizados que hoy pueden también aplicarse al hallazgo del berilio, que no es
radiactivo, a yacimientos de sales potásicas, filones de fosforita, ciertos
minerales metálicos paragenéticos del uranio, petróleo, ciertos carbones y
asfaltos, etc. así como la localización de diques pegmatíticos, delimitación de
terrenos geológicamente distintos (hipogénicos ácidos y básicos, volcánicos,
sedimentarios y metamórficos) mediante el reconocimiento de sus gradientes
radiactividades especificas locales, pudiendo en consecuencia confeccionar
también los correspondientes mapas geológicos y metal genéticos.

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Tenemos dos tipos de prospección radiométrica, prospección radiométrica
de superficie y la prospección radiométrica aérea, las cuales se detallan a
continuación.

5.1. Prospección radiométrica de superficie

En la zona interesada se comienza el recorrido de una serie de itinerarios


por carreteras, cauces llevando detectores livianos que sean capaces de
apreciar si el ruido corriente del fondo sufre elevaciones y en qué cuantía
aparente se da al alcanzar determinados espacios, estos se irán señalando
en un mapa y a falta de este, en un croquis provisional que ha de levantarse
sobre la marcha, durante la cual si es posible se tomara muestras al igual
que se efectuaran bateados de las tierras procedentes de aquellos lugares
que parezcan acusar notables anomalías radiactivas.

Tanto las muestras como los concentrados de batea serán transportados a


la base de operaciones para su detallado estudio.

Si se sospecha que la muestra contiene torio o uranio, se coloca en polvo


sobre una bandeja de espesor suficiente para impedir sea atravesado por
las partículas y sobre la muestra se colocara un batámetro y debajo un
gammámetreo. Del saldo de conteo de uno y otro aparato se deduce la
proporción entre los rayos y emitidos.

5.2. Prospección radiométrica aérea

Gracias al destellometro y a sus mejoras, de adaptación y sensibilidad,


puede simultanearse en el mismo vuelo con otros métodos como los
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magnéticos y eléctricos. La limitación del método se basa en su
ineficiencia sobre las aguas, que actúan a modo de pantalla impidiendo la
radiación.

Normalmente se utilizan aviones ligeros que pueden volar lo más cerca


posible del suelo. El techo de servicio varía entre los 15m sobre terrenos
llanos y despejados, y los 180 como límite de clara apreciación. Los vuelos
se efectúan en líneas rectas equidistantes entre 50 y 300 m según sea la
altura menor o mayor, que son repetidas en dirección normal estableciendo
una red de cuadriculas. El avión además del detector lleva un equipo
formado por una sonda radioaltimétrica, que en coincidencia con el
registro de radiactividad que inscribe constantemente la altura de vuelo
por encima del nivel del suelo, datos de suma importancia puesto que las
señales recibidas por el detector son mucho más intensas cuanto mayor sea
su proximidad al terreno.

VI. CONCLUSIONES

A. Son elementos radiactivos todos aquellos cuyo número atómico es mayor


de ochenta y tres (Z > 83).

B. El método radiactivo se utiliza para la datación en rocas, para la


prospección minera de elementos radiactivos o de elementos asociados a
estos.

C. La localización de elementos radiactivos no es la única aplicación de la


Prospección radiactiva, también en cartografía geológica.

D. Los elementos radioactivos U y Th, se presentan en rocas ígneas,


volcánicas y sedimentarias como elementos traza. Estos elementos se
combinan isomorficamente con iones de Si y Ca.

E. Los métodos radiactivos nos sirven para saber, la edad de la roca, tipo de
roca, litología, estratificación.

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F. Los métodos radiactivos los podemos utilizar en diferentes situaciones ya
que van desde la exploración y explotación minera, metalurgia hasta la
geología del petróleo y del gas que se utilizan en las industrias petroleras,
las rocas con mayor contenido radiactivos son las lutitas, limos y arcillas
con lo cual emplearemos dichos métodos para avanzar en la investigación
de las ciencias de la tierra.

VII. BIBLIOGRAFÍA

A. LIENDO PERALES, Ana. (2003). Prospección geofísica de los


radioelementos uranio, torio, potasio y minerales para genéticos
asociados. UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA.

B. GARCIA LOBON, José. (2003). Petrofísica e interpretación integrada de


datos aeromagneticos, radiométricos y gravimétricos. UNIVERSIDAD
POLITÉCNICA DE MADRID.

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