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LA RESTAURACIÓN SEGÚN LA INSTANCIA DE LA HISTORICIDAD.

Entonces surge el problema de la conservación o no de la pátina, que,


estrictamente, es un añadido, si bien el artista pudo haber contado con ella como
Este capítulo es algo más práctico y se refiere a la cuestión de cuándo es un modo de completar su obra en el tiempo, por lo que sería imprescindible su
legítima una restauración y cuándo no: conservación para respetar la unidad potencial (pues formaría parte intrínseca
de la obra) de todas formas, aunque el artista no la hubiese previsto, desde el
En primer lugar, hay que tener en cuenta que en restauración cada obra será punto de vista histórico eliminar la pátina sería un modo de falsificar la historia,
un caso aparte y que cualquier intervención dependerá de sus características pues seria intentar que la materia volviese a adquirir un aspecto que contradice
particulares. Así lo primero será hacer un estudio crítico (histórico - artístico y su antigüedad, habría que conservarla como testimonio del paso del tiempo
bien documentado) para elegir a continuación el tratamiento adecuado. sobre la obra de arte.
Brandi sé centra en las modalidades de la conservación de las ruinas, lo
Con las reconstrucciones, en cambio, no sucede lo mismo, e pesar de que,
primero que afirma es que de la ruina no podrán extraerse las leyes de su como el añadido, es testimonio de una intervención del hombre y de un momento
conservación, pues el concepto de "ruinas" no se limita al presente, sino de la Historia, sin embargo, mientras el añadido "completa" la obra, la
también al pesado (del que proviene su valor) y al futuro (para el que se ha de reconstrucción intenta conformar de nuevo (interviniendo en el proceso creativo),
asegurar su pervivencia), de ahí que sólo se han de considerar ruinas aquellas refundir lo viejo con lo nuevo sin que se distingan y reducir al máximo el intervalo
obras que da testimonio de un tiempo humano, de la historia del hombre, pero de tiempo que separa estos dos momentos, en definitiva, intenta hacer
con un aspecto bastante diferente, e incluso irreconocible, respecto del que desaparecer un lapso de tiempo, por ello el añadido "será tanto peor cuanto más
tenían en un principio. se aproxime a una reconstrucción, y esta será tanto más aceptable cuento mas
se aleje de ser una adición y tienda a crear una unidad nueva sobre la antigua".
La reconstrucción -restitución de su aspecto original- no será legítima en
restauración, aunque fuese con la más amplia y detallada documentación. En De esto concluimos añadido será tanto peor cuanto más se aproxime a la
definitiva, debemos limitarnos a ver en las ruinas el vestigio de un "monumento
reconstrucción, y la reconstrucción será tanto más aceptable cuanto más se
mutilado", pero aún reconocible, que sólo puede mantenerse como lo que es,
aleje de la adición y tienda a constituir una unidad nueva sobre la antigua,
una ruina, por lo que la restauración ha de limitarse a su conservación.
LA RESTAURACIÓN SEGÚN LA INSTANCIA ESTÉTICA.
Aquí hace una referencia a las llamadas bellezas naturales a las que, si bien no
son producto de la actividad humana, se puede extender el concepto de RUINAS .- “Una ruina cualquier resto de una obra de arte que no pueda ser
restauración preventiva y conservación, tanto desde el punto de vista estético devuelto a su unidad potencial sin que la obra se convierta en una copia o una
como históric falsificación de sí misma”.

Volviendo a las obras de arte, Brandi plantea el problema de la conservación  la ruina debe ser tratada como reliquia, y la intervención que se lleve a
o eliminación de los "añadidos" y de las "partes rehechas". cabo debe ser de conservación y no de reintegración.

AÑADIDOS.- según el punto de vista de la estética, se invierten los valores con


En función de la instancia histórica, exclusivamente, los añadidos son nuevos respecto a la instancia histórica, que ponía en primer lugar la conservación de las
testimonios del quehacer humano y, por tanto, de la Historia, por lo que tienen
adiciones. Para la exigencia que nace de la condición artística de la obra de arte, lo
el mismo derecho a ser conservados que la parte original; su eliminación
significaría destruir un documento y por lo tanto, llevaría a una falsificación. "De añadido requiere ser eliminado. Se perfila, pues, la posibilidad de un conflicto con
ello deriva que históricamente sólo es legítima la conservación incondicional del las exigencias de la instancia histórica
añadido, mientras que su eliminación ha de justificaras siempre, y en todo caso
La solución no puede ser justificada como de autoridad, si O que tendrá que venir
ha de dejar huella del mismo y en la propia obra" es decir lo normal es conservar
el añadido, desde el punto de vista histórico. sugerida por la instancia que tenga mayor importancia. Y, puesto que la esencia de
la obra de arte consiste en que sea contemplada en el propio hecho de constituir
una obra de arte, y sólo en segundo término en el hecho histórico que singulariza,  Para la restauración de los monumentos arquitectónicos son válidos los
es claro que si el añadido disturba, desnaturaliza, ofusca o sustrae en parte a la mismos principios que se han establecido para la restauración de las obras
vista la obra de arte, tal adición debe ser eliminada; únicamente deberá cuidarse de arte, es decir, las pinturas sean muebles o inmuebles,
en lo posible su conservación separadamente de la obra, así como la
documentación y el recuerdo del hecho histórico que con esta supresión queda  Sin embargo restauración de monumentos arquitectónicos debe tener
sustraído y borrado del cuerpo vivo de aquélla. Así, son susceptibles de presente en primerísimo lugar la estructura formal de la arquitectura, que
eliminación incondicional las coronas puestas en la cabeza de las imágenes sacras, difiere de la de las obras de arte incluidas
constituyendo éste quizá el caso más típico y sencillo de eliminación de adiciones.
En la arquitectura la espacialidad esta configurada por su estructura, por ende la
En realidad, el problema no se presenta siempre tan simple y obvio. Tomemos restauración se dará mediante dos casos:
como ejemplo el caso del Volto Santo: ¿habría que conservar o eliminar el
faldellín, el calzado, la corona? Contrariamente a lo que se podría pensar según originario. Y es así, porque la espacialidad que se materializa en una capacidad
una deducción mecánica, justamente sería deseable la desaparición de esos figurativa dada, no llega a la obra de arte desde el exterior, sino en función de su
elementos posteriores; sin embargo, por nuestra parte, seríamos contrarios a ello. propia estructura. Por consiguiente, la diferencia con las condiciones de la
Sea cual sea el aprecio que pueda hacerse del La restauraci<Sn según la instancia arquitectura no depende ciertamente de que sea distinta la esencia de la
estética 47 Volto Santo en cuanto escultura románica, es cierto que se trata de una arquitectura y la obra de arte, sino de que en la arquitectura la espacialidad propia
escultura cuya transmisión secular se ha producido con la iconografía sincrética del monumento es coexistente al espacio ambiente en que éste ha sido
que aún conserva, y como tal reproducida en toda una serie de esculturas, de construido. De ese modo, mientras en una arquitectura en cuanto interior la
pinturas o de grabados, como por ejemplo la del Baptisterio de Parma, los frescos salvaguardia de la dimensión exterior-interior sólo está asegurada por la
de Aspertini, etc. Devolver la obra a su integridad original significaría sustituirla
conservación del interior, en una arquitectura como exterior, la dimensión
como ex novo en esta ininterrumpida serie histórica que la documenta. Nos parece
interior-exterior exige la conservación del espacio ambiente en que el monumento
que el valor de la obra de arte en el Volto Santo no es tan preeminente como para
poder borrar la importancia de su aspecto histórico, y por tanto, nosotros se construyó. Por eso, así como en caso de necesidad será posible la restauración
seríamos de la opinión de mantenerle este aspecto documental que conserva y reconstruir -si bien no de manera absoluta- el interior de un monumento (cámara
que es de por sí reliquia histórica importantísima, aparte del valor intrínseco de los sepulcral de una tumba, con decoración pictórica o no, con desmantelamiento de
objetos añadidos. En definitiva, es siempre un juicio de valor lo que determina la las paredes y anastilosis de las mismas), para un edificio en cuanto exterior la
prevalencia de una y de otra instancia en la conservación o la eliminación de los posibilidad de reconstitución del documento ambiental sólo será factible con la
añadidos. anastilosis del monumento -cuando se pueda desmontar piedra a piedra-, pero en
el mismo lugar y no en otro.
si la pátina debe considerarse como una adición, según la instancia estética, lo
añadido debe suprimirse en general, y sólo en algunas ocasiones habría que arte, en relación a las eventuales operaciones de restauración.
conseguir el compromiso con el procedimiento de conservación opuesto que es el
requerido por la instancia histórica. Por ello, la legitimidad de la conservación de la Por tanto, se plantea en primer término la inalienabilidad del monumento como
pátina tiene que justificarse independientemente de la componeda entre las dos exterior respecto al lugar histórico en que fue realizado. En segundo término,
instancias en cada caso concreto. deberá ser analizada la problemática que surge de la alteración de un sitio
histórico, en relación a las modificaciones o la desaparición parcial o total de un
monumento que formaba parte de él. Del reconocimiento en primer lugar de la
PRINCIPIOS PARA LA RESTAURACIÓN DE MONUMENTOS ARQUITECTÓNICOS
inalienabilidad del monumento como exterior se obtienen al menos algunas monumento arquitectónico no deberá ser trasladado incluso aunque la alteración
conclusiones: de esos datos espaciales fuese irrecuperable. La conciencia de autenticidad que
sugiere el edificio no trasladado siempre se habrá de anteponer a la conciencia
1. la absoluta ilegitimidad del desmantelamiento y recomposición de un
hedonista del propio mónumento.
monumento en un lugar diferente de aquel donde fue realizado, puesto que tal
ilegitimidad deriva aun más de la instancia estética que de la existencia histórica, Para la solución de la segunda cuestión, hay que distinguir en primer lugar si los
en cuanto que con la alteración de los datos espaciales de un monumento resulta elementos desaparecidos, por cuya supresión ha venido a alterarse la espacialidad
invalidado como obra de arte; del ambiente originario, son monumentos en sí o no. Si no constituyen
monumento en sí, incluso podría admitirse una reconstrucción, ya que por falsos
2. la degradación del monumento, desmontado y reconstruido en otro lugar, como
que sean, no siendo obras de arte, reconstituyen sin embargo los datos espaciales,
un falso de sí mismo obtenido con sus propios materiales, por lo que resulta ser
pero, precisamente porque no son obr,as
aun menos que una momia respecto a la persona viva que fue;
originalmente una imagen nueva. Si por el contrario los elementos desaparecidos
3. la legitimidad del desmantelamiento y recomposición únicamente vinculada a la
han sido en sí obras de arte, hay que excluir en absoluto la posibilidad de que se
salvaguardia del monumento, cuando no se pueda conseguir su salvación de
reconstruyan como copias. El ambiente deberá ser reconstituido en base a los
ningún otro modo, pero siempre y sólo en relación con el lugar histórico donde fue
datos espaciales del monumento desaparecido, y no a los formales. Por ello, se
construido.
debía construir de nuevo un campanile en San Marcos de Venecia
Con este planteamiento de los problemas de la conservación del sitio histórico
relativo al monumento arquitectónico, y del monumento en cuanto elemento de
este sitio-ambiente, se perfilan dos cuestiones:

1. Puesto que un monumento dado representa un elemento de un ambiente, ya


sea natural o monumental, cuando este ambiente se altere tan profundamente
que no corresponde ya a los datos espaciales connaturales al propio monumento,
¿se mantiene la condición de inalienabilidad antepuesta al monumento mismo? 1

2. Supuesto que el ambiente natural o monumental no se haya alterado


profundamente en sus datos espaciales, sino en la desaparición de uno o más
elementos, ¿podría admitirse la reconstrucción de éstos a modo de copias, lo que
en sí constituye una falsificación, en base a la reconstitución espacial del ambiente,
ya que no a la imposible revivificación del monumento?

Está claro que la solución de estas cuestiones no puede producirse más que en el
marco de los principios generales de la restauración, en cuanto deducido~· de la
esencia misma de la obra de arte. Con la guía de estos principios, a la primera
cuestión puede responderse que siempre se habrá de tender a mantener las
referencias espaciales del sitio lo más cercanas posible a las originales, pero que el
liberación de su verdadera forma según la propia definición de Bonelli
ha realizado del restauro critico
Esta contestación. Dirigida desde principios diversos, pero a la larga
Coincidentes. Estuvo encabezada por cesare brandi y por Roberto Pane.
Bonelli y otros que en poco tiempo llegarían. Formular la llamada teoría del
Restauro crítico. La mayor crítica a Giovannoni y a la carta de Atenas
estribaba en el exceso de valor considerado a los argumentos históricos
defendiendo que sobre ellos prevalecían absolutamente los artísticos y
arqueológicos. Surgía así una de las más contemporáneas teorías fundada
en la estética Espiritualista de los monumentos.

Esta teoría, aun en vigor. Considera como tesis de partida que Giovannoni
Y Boito entendían los monumen1os como objeto de museo y su
tratamiento como objetos arqueológico y documentales de manera que la
diferenciación de los añadidos provocaba la perdida grandes valores
artísticos en aquellos edificios. La nueva tesis otorga una importancia
máxima a los ambientes y conjunto, edificio entorno al urbanismo, haya en
ellos monumentos o no, y reivindica para los monumentos un tratamiento
puramente arquitectónico proyectual y compositivo que redunde en su
estética y en su funcionalidad, sin olvidar tampoco las razones históricas.
Se concibe a la arquitectura como arte y se mantiene que
consecuentemente la obra arquitectónica es una pura «obra de arte de esta
manera la misión del restaurador debe tender a cumplir dos principios
inevitables:
1. El de «identificar el valor del monumento* reconociendo en él su Referencias
calidad artística. esto es, realizar un acto crítico. un juicio del criterio Brandi, C. (1977). Teoria de la Restauracion. Madrit: RAIZ Técnicas Gráficas, S. L.
para identificar el valor artístico del monumento y reconocer en sus Obtenido de https://es.scribd.com/doc/90507802/Brandi-Teoria-de-La-
aspectos figurativos el grado de importancia y el valor de la obra Restauracion:
2. Recuperar restituyendo y liberando la obra de arte, es decir, el total
complejo de elementos figurativos que constituyen la imagen a través
de los cuales se realiza y expresa la propia individualidad y la Imagen de ruinas de Palmira http://confabulario.eluniversal.com.mx/el-tragico-
espiritualidad de la misma destino-de-las-ruinas-de-palmira/
3. Su conclusión cosiste en que toda la operación e intervención en el
monumento estará subordinada al objeto de reintegración y conservar http://www.elmundo.es/ciencia/2014/04/11/5347c1e322601d997f8b4571.html
el valor expresivo de la obra, porque la intervención debe lograr la
imagen de "Ahora o nunca". Fue la llamada de auxilio que la Unesco
lanzó a la comunidad internacional a principios de 1960. Por aquel
entonces la faraónica construcción de la gran presa de Asuán
amenazaba con dejar bajo las aguas del Nilo a los templos de Abu
Simbel, obra del gran Ramsés II. Cambiar su sino era una batalla contra
el tiempo, un milagro que acabó por suceder. El monumento y sus
cerca de 20.000 toneladas fueron desmontados y trasladados a un
terreno más elevado en un proyecto de cuyo inicio se cumple este
abril medio siglo de vida.

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