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Académico 2003-2004
El pensamiento y los
métodos matemáticos
2
Las dos estructuras complejas básicas con las que el hom-
bre matemático se enfrenta de una forma espontánea y
apremiante son las relacionadas con la multiplicidad y con
su espacio circundante. De la intención racional de con-
seguir su dominio surgen la Aritmética y la Geometrı́a.
Esta es la razón por la que, en un principio y por mucho
tiempo, la matemática fuera definida como la ciencia del
número y de la extensión.
3
emitir en cada paso una palabra distinta. Es decir, tene-
mos al hombre con la capacidad de contar y trascender
el lı́mite sensorial del cuatro o de cualquier otra cantidad
que imaginemos.
4
10, adecuadamente repetidos, empaquetados y ordenados,
eran capaces de escribir cualquier número. Por ejemplo:
=2 se confunde con = 61
el cuadrado de es
5
El sistema de numeració sexagesimal posicional mesopotá-
mico deja muy transparente lo que el sı́mbolo representa
y hace tarea fácil las manipulaciones que con los números
conviene hacer, sumas, restas, multiplicaciones.... A pesar
de que su influencia es todavı́a patente en nuestra medición
del tiempo y de los ángulos, no pasó a la cultura occidental
a través de los griegos y los romanos. Fueron los pueblos
orientales de otra fértil llanura, la del rı́o Indo, quienes
recogieron este legado y a partir de él iniciaron el camino
hacia el sistema de numeración decimal que todos nosotros
hemos aprendido en la infancia.
6
colapsa la capacidad de memoria de cualquier cerebro hu-
mano. Nuestra última edición del DRAE, por ejemplo, se
conforma con llegar al cuatrillón que es la vigésimo cuarta
potencia de 10.
, , , , , , , ,
1 2 3 4 5 6 7 8 9
7
orden ascendente y advertı́an los casos en que nada habı́a
que añadir, y sobre la mitad del siglo IV ya lo escribı́an
śūnya śūnya
8
La matemática griega se caracteriza muy especialmente
por sus logros en el dominio del espacio y la forma. En
lugar de contar, prefirieron medir. Para ellos medir era
establecer la proporción entre dos figuras tomando una de
ellas como patrón. En el siglo VII a.C. Tales estableció
su teorema sobre la proporcionalidad entre los segmentos
que dos rectas paralelas determinan en dos rectas secantes.
En uno de sus viajes a Egipto, Tales determinó la altura
de una pirámide comparando su sombra con la sombra de
su bastón y este hecho se considera un paradigma de los
procesos de matematización:
9
cuya simplicidad ha ganado su confianza pero, aún ası́,
son conscientes de que la geometrı́a es el arte de discurrir
bien sobre figuras que forzosamente son imperfectas.
10
A pesar de los intentos de estrechar el cerco a la circun-
ferencia con polı́gonos de mayor número de lados, nunca
mejoraron la acotación
223 22
<π<
71 7
En los métodos griegos de medida es fundamental el es-
tudio de la semejanza. Dos segmentos rectilı́neos siempre
son semejantes y su proporción es la razón de semejanza.
Cuando dos figuras, con área o con volumen, son seme-
jantes, la proporción de sus medidas es el cuadrado o el
cubo de su razón de semejanza.
h
a b a h
= ⇒ h2 = a · b
b h b
11
que la suma de los cuadrados de los catetos es el cuadrado
de la hipotenusa:
+ = =
S
d
D
12
segmento circular común S se concluye que el área de la
lúnula es la misma que el área del triángulo de la figura y,
ası́, su cuadratura es obvia.
13
universo, y el mundo pitagórico se vino abajo. Los es-
quemas iniciales que la mente matemática habı́a esperado
que pudieran explicar adecuadamente la realidad resulta-
ban demasiado simples y estrechos. Era necesario revisar
tales concepciones.
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que hoy se expresasarı́a de forma más transparente
M1 M3
= ⇔
M2 M4
n · M1 > m · M2 y n · M3 > m · M4
o
∀m.n ∈ N n · M1 = m · M2 y n · M3 = m · M4
o
n · M1 < m · M2 y n · M3 < m · M4
Aunque esta noción avanza la idea de cortadura que es-
tableció Dedekind (1831-1916), Los Elementos sólo cap-
tan de modo intuitivo la idea de recta como un continuo.
El postulado de orden total o el de continuidad que ase-
gura para dos magnitudes de la misma especie M1 y M2
la existencia de un n ∈ N y n magnitudes M21 , · · · , M2n,
cada una de ellas iguales a M2 , que cumplen
15
preguntó a Euclides por una manera de aprender ge-
ometrı́a que fuese más fácil que Los Elementos y tuvo
que oir la famosa respuesta: En geometrı́a no hay caminos
reales.
A lo largo de toda la Edad Media la mayorı́a de los estu-
diantes del quadrivium tropezaban con el pons asinorum,
teorema que afirma que si un triángulo tiene dos lados
iguales los ángulos opuestos también deben ser iguales,
y aprendı́an de memoria la complicada demostración, sin
entenderla, de un hecho que veı́an claro con sólo mirar
la figura. Hasta que Legendre (1752-1833) publicó sus
Éléments de Géométrie, de carácter más intuitivo, no
hubo para esta materia un texto alternativo mas usado
que Los Elementos. Una nota de la Academia de Cien-
cias de Paris nos da una valoración de este cambio:
16
retrasó más de 2.000 años la introducción de la noción de
momento, fundamental en la matematización de la Fı́sica.
17
C
C
CN
C
C
C
P C
C
A C B
M
~ AC)
Si elegimos (A; AB, ~ como sistema de referencia afı́n,
la recta BC tiene ecuación x+y = 1 y la condición exigida
x f (x)
es = . La ecuación del lugar es f (x) =
1 1−x
1 1
x(1 − x) que es una parábola con vértice , .
2 4
Arquı́medes, buen conocedor de Los Elementos, sabı́a
de esta propiedad de las parábolas y realizó la siguiente
construcción:
O• C
C
CN
C
F C
G
E
C
H C
P C
C
A CB
M D
18
P de la parábola, según la razón anunciada. Prolongando
BH e intersecando con AC determinó el punto F y, en la
doble prolongación de BF , situó el punto O. Mediante el
teorema de Tales completó la cadena de igualdades
AM MP FG FG
= = =
AB MN FB FO
y dedujo que M P · F O = M N · F G. Interpretó esta
igualdad como el equilibrio mecánico, respecto al fulcro F ,
del peso de M P concentrado en O con el peso de M N en su
propia posición. Adelantándose en 1.700 años a Cavalieri
(1598-1647), infirió de ello que todo el peso del segmento
de parábola concentrado en O esta en equilibrio mecánico,
respecto del fulcro F , con todo el peso del triángulo ABC
concentrado en su baricentro.
Como la distancia de F a dicho baricentro es la tercera
parte de F O, su ley de la palanca le aseguraba que el peso
del segmento de parábola es la tercera parte del peso del
triángulo ABC que es cuatro veces el peso del triángulo
ABH y, suponiendo la densidad constante, concluyó:
4
área de la parábola AB = · área del triángulo ABH
3
Lo realmente destacable es que Arquı́medes sólo dió valor
a este maravilloso pronóstico mecánico cuando comprobó
el resultado por el riguroso método de exhaución.
19
genial Arquı́medes en forma de lluvia de piedras, aceite
hirviendo o fuego griego. De hecho, después de dos años
de asedio, la ciudad sólo pudo ser tomada por la traición
de alguno de sus habitantes. Desgraciadamente, y a pesar
de las órdenes explı́citas de preservar su vida dadas por
Marcelo, jefe del ejército invasor, Arquı́medes pereció
durante el saqueo subsiguiente. En desagravio, sobre su
tumba se esculpió una esfera inscrita en su cilindro y la
razón de sus volúmenes, dos tercios. Era el año 212 a.C.
20
tuvo origen en la mera curiosidad geométrica de conocer
las intersecciones de un cono con cualquier plano y fué
llevado adelante con un alarde extraordinario de técnica,
por puro placer estético. Pero, como muchas veces sucede
en matemáticas, encontró en el siglo XVII, con Kepler y
sus tres leyes del movimiento de los planetas del sistema
solar, una culminación práctica digna de tan bella teorı́a.
También, como le gustaba destacar a mi maestro An-
tonio Plans, su famoso teorema del Libro VII sobre la
constancia de la suma de los cuadrados de cualesquiera
dos semidiámetros conjugados de una elipse, adelantaba
una propiedad de los operadores lineales en R2 que ca-
racteriza a los operadores de Hilbert-Schmidt introducidos
a comienzos del siglo XX y que han sido la clave para la
resolución de importantı́simas ecuaciones funcionales.
21
a otro de la ecuación y en la cancelación de los términos
iguales en ambos miembros de la misma. Una ecuación
algebraica puede ser escrita de forma retórica, con todas
las palabras, o de forma sincopada, con abreviaturas ade-
cuadas que permitan concentrar toda nuestra atención en
la esencia del problema que queremos resolver. Pero esta
gran ventaja para el que está en el secreto de los sı́mbolos,
produce la misma perplejidad en el profano que la que
siente quien no conoce el pentagrama ante una partitura.
α, β , γ , δ , , ς , ζ , η , θ
1 2 3 4 5 6 7 8 9
ι , κ , λ, µ, ν , ξ , ø , π , o
10 20 30 40 50 60 70 80 90
% , σ , τ , υ , φ , χ , ψ , $, T,
100 200 300 400 500 600 700 800 900
22
en La Aritmética se hubieran escrito las expresiones
(
8x + 30 = 11y + 15 αηµo λ ι ςιαµo ι
23x2 − 15 ,
δ α κγ ∧ ι µ o ρ ι o υ ςζµo o
7y + 90
Diophanto presenta los 189 problemas de La Aritmética
bajo la condición de no aceptar más que soluciones en-
teras o fraccionarias y siempre positivas. Al resolver un
problema de cuyo enunciado se desprenden dos incógnitas,
elige una de ellas y expresa la otra en función de ésta, o
incluso ambas en función de una nueva. Siempre enun-
cia los problemas de forma abstracta y después concreta
numéricamente los datos para resolver las ecuaciones re-
sultantes. Muchas de ellas eran indeterminadas pero Dio-
phanto se conformaba con algunas parejas de soluciones
naturales o fraccionarias positivas.
23
Alejandrı́a fué la capital cultural del mundo hasta ser con-
quistada por los Árabes en el año 614. A partir de la
segunda mitad del siglo VII la ciudad de Bagdad toma el
relevo y en ella tiene lugar la confluencia de la matemática
babilónica, con su tradición astronómica y aritmética, la
matemática griega, con todos los valores ya comentados y
la matemática hindú cuya aportación básica es el sistema
de numeración posicional de las diez cifras.
24
de Chester en 1145, en la que se transcribió en carac-
teres romanos no sólo el tı́tulo, sino también la palabra
xhay, derivada de shay (cosa) que los árabes utilizaban
para nombrar la incógnita, y cuya inicial acabó siendo el
sı́mbolo universal de lo desconocido.
25
signos diabólicos de los árabes secuaces de Satanás o como
Leonardo Pisano Fibonacci que publicó en 1202 un in-
fluyente tratado de algorı́tmica, disfrazado con el tı́tulo de
Liber Abaci.
26
Tabla de sı́mbolos de la Summa
Nombre Sı́mbolo Actual
cosa co x
censo ce x2
cubo cu x3
censo de censo ce·ce x4
censo de cubo ce·cu x5
cubo de cubo cu·cu x6
aequalis ae =
plus p +
minus m √−
radix R2 p 2√
radix universalis RV10pR5 10 + 5
Los algebristas italianos que utilizaron esta terminologı́a
de la Summa de arithmetica se llamaron cosistas y
practicaron la logı́stica numerossa porque siempre opera-
ron con números concretos.
ax + by + c = 0
x2 + y 2 + axy + bx + cy + d = 0
ax2 + by 2 + cxy + dx + ey + f = 0
xn + a1 xn−1 + · · · + an−1 x + an = 0
27
El otro aspecto, el del progreso en la expresión por radi-
cales de las soluciones de las ecuaciones de tercer y cuarto
grado, lo comentaremos, si me permiten la licencia, en esta
notación cartesiana:
28
(1465-1526) aunque sólo fueran las de tipo X 3 +AX = B y
guardara su fórmula en estricto secreto. En aquella época,
cualquier profesor podı́a ser desafiado a un debate en el
que el adversario proponı́a una lista de problemas que
debı́an ser contestadas en público. Podı́a estar en juego
un premio simbólico o pecuniario o, incluso, la cátedra en
la universidad. Por eso no es extraño que guardara su
fórmula celosamente y sólo la transmitiera, poco antes de
morir, a su yerno y sucesor en la cátedra Annibale della
Nave y a su alumno Antonio del Fiore .
29
Cuando está el cubo con las cosas preso
y se iguala a algún número discreto
busca otros dos que difieran en eso
y se cumple que
A X B
z√
}| { z√ }| √ { z }| {
3
X + 3 pq ( p − q) = p − q
3 3 3
30
reducirla a una del tipo X 3 + AX = B
27ca2 − 9ab2
A =
con 27a3 .
2 3
B = 9cab − 27da − 2b
27a3
El primer cosista capaz de resolver ecuaciones de cuarto
grado fué Ludovico Ferrari (1522-1565) de cuya vida
poco se sabe. Su método era tan farragoso que he preferido
esperar hasta el siglo XVIII y contar con la ayuda del gran
Euler (1707-1783) para ofrecerles un apunte razonable de
cómo proceder:
La ecuación cuártica X 4 = AX 2 + BX + C admite la
solución √
√ √
X = p+ q+ r si
A
p+q+r =
2
B2
p, q, r cumplen pqr =
64 2
pq + pr + qr = A + 4C
16
es decir, si p, q, r son las raices de la ecuación cúbica
A 2 A2 + 4C B2
x3 − x + x− = 0.
2 16 64
Sólo nos resta, por tanto, hacer el cambio y recitar el
verso de Tartaglia. Además, cualquier ecuación de cuarto
grado ax4 + bx3 + cx2 + dx + e = 0 se reduce, mediante
31
b
el cambio x = X − , a una del tipo X 4 = AX 2 +BX +C
4a
96a2 b2 − 256ca3
A =
256a4
128ca2 b − 32ab3 − 256da3
con B = .
256a4
2 3 2 4
C = 64da b − 256ea − 16cab + 3b
256a4
Hasta aquı́ llegamos de la mano de Euler y no es posi-
ble llegar más lejos. Abel (1802-1829) probó en 1824 que
para la ecuación general de grado mayor que cuatro no
puede haber una solución formal conseguida mediante ope-
raciones algebraicas sobre los coeficientes de la ecuación.
Los métodos de al-jabr y al-muqābala son insuficientes
para probar el teorema fundamental del álgebra que ase-
gura para cualquier ecuación algebraica
xn + a1 xn−1 + · · · + an−1 x + an = 0
la existencia de n raices iguales o distintas, reales o com-
plejas. Estamos de nuevo en una situación en la que los
métodos matemáticos que se mostraron solventes para re-
solver ciertos problemas de la realidad, acaban constru-
yendo un universo conceptual, tan real como el percepti-
ble por nuestros sentidos, en los que se plantean cuestiones
irresolubles por dichos métodos. Es el caso de los proble-
mas délicos para la geometrı́a de la regla y el compás o
del teorema fundamental para los métodos algebraicos y,
tal vez, sea éste el sino de cualquier método matemático
de alcance que el hombre pueda diseñar. Sin embargo,
tales situaciones siempre se han resuelto con la creación
de nuevos métodos más sofisticados, nuevas herramien-
tas más versátiles, que han permitido continuar la cons-
trucción del observatorio matemático del mundo.
32
Descartes ya habla en su juventud de estas cuestiones
y expresa con gran claridad sus planes de futuro, en una
carta dirigida a Beeckman:
Y
◦
H
F◦
B ◦ A
D
•
A A
A A
A A
O ?
A ◦AC A◦E A◦G X
A A
A
A
A
33
Si lo cerramos, llevando el brazo OY sobre OX, todos los
puntos B,C,D, E,F ,G y H confluyen en A. Al abrirlo, la
regla BC obliga a deslizar a la DC, ésta a la DE y, ası́
sucesivamente, hasta recuperar nuestra figura con un solo
movimiento coordinado. Todos los triángulos rectángulos
que aparecen son semejantes y, ası́,
OB OC OD OE OF OG
= = = = =
OC OD OE OF OG OH
Si OB = 1 y OC = t, resulta que OD = t2 , OE = t3 ,
OF = t4 ,· · · y, por tanto, el mesolabio nos permite hallar
raices cuadradas, cúbicas, cuartas,· · ·
Duplicar el cubo unidad es construir un cubo √ de volumen
2 o, si se prefiere, un segmento de longitud 3 2. Por tanto,
abriendo el mesolabio hasta que OE = 2, el segmento OC
tendrá la longitud deseada.
34
rectas tiene ecuación horaria
1−t
x =
π(1 − t)
tan
2
y = 1 − t
πy
o ecuación implı́ta y − x tan = 0. Su gráfica es
2
35
x
2 2
π 1
= ⇒ x=π
2
2 x
0 π 1
36
especializado aunque sabı́a servirse de ellas con destreza.
Descartes que inaugura con el Discurso del método la
filosofı́a estrictamente moderna, pasando del objetivismo
ingenuo al subjetivismo trascendental, también participa
en la concepción de la ciencia moderna apuntando la necesi-
dad de especialización.
3 El Cálculo Infinitesimal
37
Arquı́medes en su tratado De las Espirales ya con-
sideró estas curvas mecánicas engendradas por dos movi-
mientos uniformes: la rotación igualmente rápida de una
semirrecta en torno al origen y la traslación igualmente
rápida de un punto sobre dicha semirrecta a partir de ese
origen.
38
centro de nuestro sistema planetario aunque mantiene la
hipótesis ptolomeica de que la Tierra y los demás planetas
recorren órbitas cı́rculares a velocidad uniforme.
39
derivarse de la experimentación y deben expresarse me-
diante una formulación matemática secilla que permita la
realización de predicciones comprobables. Lo afirmó en
1610 de forma memorable:
40
Sin embargo la idea de velocidad en los Discorsi es aún
bastante vaga e intuitiva. En ninguna parte consta de
modo preciso qué se entiende por velocidad instantánea
ni, aún, por velocidad media. Sin preparación ni justifi-
cación, en medio del Axioma III, podemos leer: El espacio
recorrido en un tiempo dado a mayor velocidad es mayor
que el espacio recorrido, en el mismo tiempo, a menor ve-
locidad.
41
conquistadora, un sano apetito por captar los problemas
que se presentan y abrir nuevas vı́as.
42
artı́fices[...].
La descripción de la lı́neas rectas y los cı́rculos sobre la
cual se basa la geometrı́a pertenece a la mecánica. La
geometrı́a no nos enseña a trazar esas lı́neas, aunque re-
quiere que sean trazadas[...]. Se exige de la mecánica la
solución de ese problema y cuando está resuelto se mues-
tra la utilidad de lo aprendido, y constituye un tı́tulo de
gloria para la geometrı́a el hecho de que a partir de esos
pocos principios, recibidos de otra procedencia, sea capaz
de producir tantas cosas. Por consiguiente la geometrı́a
no es sino aquella parte de la mecánica universal que pro-
pone y demuestra con exactitud el arte de medir[...].
43
cidı́simos para todos: tiempo, espacio y movimiento.
Después enuncia sus famosas tres leyes del movimiento:
44
El segundo Libro lo dedica al estudio del movimiento de
un cuerpo en un medio resistente. Esboza teorı́as sobre la
resistencia en un medio fluı́do, aceptando que es propor-
cional al cuadrado de la velocidad, estudia la propagación
de las ondas, comienza el estudio de los fluı́dos viscosos,
etc.
En el tercer Libro establece la Teorı́a de la Gravitación
Universal y la resume en la ecuación universal que todos
conocemos
m1 × m2
F =G (1)
d2
Yo no sabrı́a decirles cuántos megas de información con-
tiene este chip neuronal sólo atacable por el virus de la
Relatividad, pero sı́ puedo decirles que de él extrajo
Newton las leyes de Kepler, el movimiento de los saté-
lites alrededor de un planeta, las masas de los restantes
planetas y del Sol en relación con la de la Tierra, el achata-
1
miento producido por la rotación de la Tierra ( 230 frente
1
al valor 297 admitido hoy), la precesión de los equinoc-
cios, la variación del peso con la latitud, la teorı́a de las
mareas como acción combinada de la Tierra y la Luna, etc.
45
Un punto móvil B se mueve sobre una lı́nea horizontal a
partir de un punto A, arrastrando un segmento vertical
BD de longitud variable. El extremo D engendra la curva
f y el barrido del segmento crea la superficie S. AB será
la base y BD la ordenada.
46
hoy dirı́amos que x es la variable independiente, que su
derivada es 1 y escribirı́amos f (x) y S(x) .
47
rosas de convergencia de series, derivada e integral, que
siguen vigentes hoy mismo. La única objeción que se le
puede poner a la obra de Cauchy es que define la in-
tegral para funciones continuas y prueba su existencia
usando, en realidad, la continuidad uniforme. Aunque
este ajuste final lo ultimaron Weierstrass (1815-1897)
y Heine (1821-1881), básicamente debemos a Cauchy la
sustitución de las curvas fluentes, por funciones reales con-
tinuas; el manejo del evanescente fantasma del tiempo o,
por el cálculo de lı́mtes; las fluxiones, por las derivadas
(que no son sino lı́mites); las superficies fluentes, por las
integrales (que vuelven al reino de la exhaución en forma
se sumas) y la adopción de la más afortunada notación
diferencial de Leibnitz (1646-1716). Con ello nos legó
una preciosa herramienta, ya utilizable por cualquier ciu-
dadano mayor de edad, como es el cálculo diferencial e
integral actual.
De acuerdo con Bochner, daremos por terminada, con
Cauchy, la revolución cientı́fica iniciada en el XVII.
48
1866) y Maxwell (1831-1879), por citar sólo a los más
significados, y cuya cantidad se explica, en parte, por las
posibilidades que los nuevos tiempos ofrecen a todo ciu-
dadano dispuesto a llegar hasta el frente donde se lucha
con lo desconocido.
o la electrodinámica
∂D
rotH = J +
∂t
∂B
rotE = −
∂t
(4)
divD = ρ
divB = 0
49
aquı́. Me dedicaré a ello, para mis nuevos alumnos de Am-
pliación de Cálculo, en coordinación con todos mis colegas
de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales,
durante todo el curso que hoy comienza, con la esperanza
de que cuando termine, hayamos logrado su satisfactoria
comprensión del mundo macroscópico, al menos, como lo
entendı́an los cientı́ficos de finales del siglo XIX.
50
que son las únicas que no alteran la ecuación ondulatoria
∂ 2φ ∂ 2φ ∂ 2φ 1 ∂ 2φ
+ + − =0.
∂x2 ∂y 2 ∂z 2 c2 ∂t2
Dilatan el tiempo a velocidades relativistas pero coinciden
con las de Galileo cuando v es despreciable frente a c.
E = m × c2 (5)
51
El primer aviso lo da Plank (1858-1947) al descubrir que
la energı́a emitida por un oscilador atómico surge en can-
tidades discretas, proporcionales a la frecuencia intrı́nseca
del oscilador radiante. Designa a la constante de propor-
cionalidad ~, la calcula y la convierte en la famosa con-
stante universal que lleva su nombre.
El segundo lo da Bohr (1885-1962) al comprobar en el es-
pectro de emisión que los electrones excitados del átomo
de hidrógeno sólo existen en aquellos estados cuyo mo-
~
mento cinético es múltiplo entero de .
2π
Poincaré (18854-1912) se da cuenta de que esta cuanti-
zación de las variables fı́sicas implica aceptar que, a nivel
microscópico, los fenómenos tienen lugar de manera es-
encialmente discontinua y, por tanto, imprevisible y co-
menta:
52
una colección de fotones cada uno con energı́a ~ν. Esta
hipótesis fué ratificada en 1923 por Compton (1892-1962)
haciendo saltar electrones de una placa metálica mediante
su bombardeo con fotones.
Thomson (1856-1940) descubrió el electrón en 1897 como
una partı́cula minúscula, tremendamente veloz y cargada
negativamente. Sin embargo, Davisson (1881-1958) reci-
bió el Nobel de Fı́sica en 1937 por mostrar experimen-
talmente que los electrones se difractan a través de una
~
red cristalina como una onda de longitud de onda λ = ,
p
donde p es la cantidad de movimiento del electrón.
Hubo, pues, que aceptar las ideas de L. de Broglie (1892-
1987) y Schrödinger (1887-1961) de asignar paquetes de
ondas a las partı́culas materiales.
53
- Hilbert (1862-1943) habı́a introducido en sus traba-
jos sobre ecuaciones integrales el espacio de Hilbert
de las sucesiones complejas de cuadrado sumable
`2 (Z)
4 Conclusión
54
educativos del mundo, va diseñando diferentes tableros,
donde los avances se producen bajo reglas estrictas que
los jugadores deben conocer antes de empezar la partida.
Mas tarde, las tácticas, estrategias y conclusiones de esos
ejercicios de la razón, inocuos y de bajo coste, se aplican
a diversos aspectos de la realidad fı́sica, técnica, biológica,
sociológica, lingüı́stica, filosófica, etc.
55
Sin embargo, y ésta es la limitación y la grandeza de
la matemática como ciencia de las estructuras, esos
matemáticos saben muy bien, desde que Gödel (1906-
1978) demostró su teorema de incompletitud, que en cual-
quier tablero que diseñen con enjundia suficiente para con-
tener a la aritmética, siempre surgirán proposiciones in-
decibles, partidas que finalicen en tablas.
56
cuestión se airea poco ante el gran público por razones
ligadas a la propia sociologı́a de la ciencia actual.
57
5 Apéndice: Las estructuras
5.1 Ordenes
Cada conjunto X da lugar a nuevos conjuntos, como el
de sus pares X × X o el de sus subconjuntos P(X)
o el de sus relaciones binarias P(X × X) pues cada
R ∈ P(X × X) induce las relaciones R y R> siguientes:
∀(x, y) ∈ X × X ⇒ xy o y x.
58
(
ı es cota inferior de A
ı́nfimo: ı ∈ X tal que
i ı ∀i cota inferior de A
En este tablero (X, ) se puede jugar a averiguar si un
determinado A ⊂ X tiene supremo o no lo tiene, si tiene
ı́nfimo o no lo tiene y, en caso de que ambos existan, si
pertenecen o no al conjunto A.
5.2 Operaciones
Entre dos conjuntos X e Y se puede establecer aplica-
ciones f : X → Y que son reglas que asignan a cada
x ∈ X un y sólo un elemento f (x) ∈ Y .
Cualquier aplicación
∗: X×X → X
(x, y) 7→ x∗y
es una operación interna en X y se dice que ∗
es asociativa si (x ∗ y) ∗ z = x ∗ (y ∗ z)
es conmutativa si x ∗ y = y ∗ x
es l-cancelativa si x ∗ y = x ∗ z ⇒ y = z
es r-cancelativa si x ∗ y = z ∗ y ⇒ x = z
es cancelativa si es l-r-cancelativa.
tiene elemento neutro θ si θ ∗ x = x ∗ θ ∀x ∈ X
tiene inversos si ∀x ∈ X ∃xi? ∈ X tal que
x ∗ xi? = xi? ∗ x = θ
l-distributiva con ∗ si
x (y ∗ z) = (x y) ∗ (x z) ∀x, y, z ∈ X
59
r-distributiva con ∗ si
(x ∗ y) z = (x z) ∗ (y z) ∀x, y, z ∈ X
1. (X, ∗, θ, , e) es un cuerpo.
3. x y ⇒ x ∗ z y ∗ z ∀z ∈ X
(
θx
4. ⇒ θ xy
θy
60
1. θ ≺ e, es decir, θ e y θ 6= e
n
2. e ∗ · · · ∗ e 6= θ ∀n ∈ N.
61
plantearse en el conjunto de funciones RI = {f : I → R}.
: R × RI → RI , λf : I → R
(λ, f ) 7 → λf i 7 → λ · f (i)
tiene muy buenas propiedades. Peano (1858-1932) las
postuló en nueva estructura llamada espacio vectorial
real (X, +, θ; R, ·), que de forma precisa se define:
1. (X, +, θ) es un grupo abeliano
2. λ · (x + y) = λ · x + λ · y ∀λ ∈ R y ∀x, y ∈ X
3. (λ + µ) · x = λ · x + µ · x ∀λ, µ ∈ R y ∀x ∈ X
4. (λ · µ) · x = λ · (µ · x) ∀λ, µ ∈ R y ∀x ∈ X
5. 1 · x = x ∀x ∈ X
Los elementos de un espacio vectorial se llaman vectores
y los del cuerpo escalares. Una combinación lineal es
una suma finita de productos de escalares y vectores como
n
X
λ 1 · x1 + · · · + λ n · xn = λ i · xi
i=1
62
El conjunto de todas las combinaciones lineales que se
pueden formar con los elementos de un subconjunto A ⊂ X
es su envoltura lineal y se denota [A]. Cuando [A]=X
decimos que A es generador de X.
δi : I → ( R
1 si j = i
j 7→
0 si j 6= i
63
es base de Hamel de F (I) y, por ello, F (I) es un sencillo
prototipo de espacio vectorial real de dimensión car(I).
5.3 Topologı́as
Este tipo de estructuras han nacido a partir de ideas y
métodos de la geometrı́a y el cálculo infinitesimal, con
aportaciones de Euler, Riemann, Weierstrass, Can-
tor, Poincaré, Frechet (1878-1973) y Brouwer (1881-
1966) pero adquieren identidad propia con Haussdorff
(1868-1942) que es considerado el padre de la topologı́a
64
general por acuñar en 1914 el concepto de familia de en-
tornos de un punto. Alexandrov (1896-1982) dió en 1928
la definición actual de topologı́a en un conjunto X, de
modo conciso y abstracto, sin más que fijar un subcon-
junto no vacı́o T ⊂ P(X) que cumple:
1. ∅ ∈ T y X∈T
2. {Ai : i ∈ I} ⊂ T ⇒ ∪Ai ∈ T
3. {Ai : i = 1 · · · n} ⊂ T ⇒ ∩Ai ∈ T
65
También se pueden exigir mayores grados de separación
destacando, por ejemplo, entre los Hausdorff, los espa-
cios topológicos regulares en que se puede separar todo
cerrado de todo punto no contenido en él o los normales
en que se pueden separar cualesquiera dos cerrados dis-
juntos.
f ∈ C(X, Y ) ⇔ f −1 (B) ∈ T ∀B ∈ S
66
dorff en que para todo par de cerrados dijuntos F1 y F2
(
f (F1 ) = {0}
∃f ∈ C(X, [0, 1]) tal que
f (F2 ) = {1}
67
Banach (1892-1945), los espacios de distribuciones de
Schwartz (1915-2002) y los espacios de Sobolev(1908-
1989) pero también se ha desarrollado el Cálculo en semi-
grupos y grupos topológicos.
2. La operación interna ∗ : X × X → X es (T ⊗ T , T )-
continua.
2. La operación interna ∗ : X × X → X es (T ⊗ T , T )-
continua.
3. La inversión i∗ : X → X es (T , T )-continua.
5.4 Quasi-uniformidades
Cartan (1904) dió en 1937 la definición de filtro en X
como el subconjunto F ⊂ P(X) que cumple
1. F 6= ∅ ∀F ∈ F
3. F ∈ F y F ⊂ G ⇒ G∈F
68
( ( )
(x, z) ∈ V
donde U ◦V = (x, y) : ∃z ∈ X tal que
(z, y) ∈ U
definió en 1937 el concepto de uniformidad en X como
un filtro U de relaciones reflexivas de X que cumple:
69
Aunque el concepto de espacio quasi-uniforme es equiv-
alente al de espacio topológico, resulta que dada una apli-
cación f : X → Y entre los espacios (X, P) e (Y, Q) no
sólo se puede considerar su (TP , TQ)-continuidad
∀U ∈ U ∃V ∈ U tal que V +V ⊂U
70
2. kx + yk ≤ kxk + kyk ∀x, y ∈ X
3. kλ · xk = |λ| kxk ∀(λ, x) ∈ R × X
4. kx + yk2 + kx − yk2 = 2kxk2 + 2kyk2 ∀x, y ∈ X
En un espacio de Banach se prescinde de esta última
condición 4. de la norma, que deja de llamarse euclı́dea.
En ambos tipos de espacio, se exige, además, que todo
filtro F ⊂ P(X) de Cauchy, es decir, que cumpla
∀U ∈ U ∃F ∈ F tal que F × F ⊂ U ,
sea convergente a algún punto x ∈ X, es decir,
∀U ∈ U ∃F ∈ F tal que F ⊂ U [x]
Los espacios de Banach han sido estudiados a fondo en
la segunda mitad del siglo XX. Las aplicaciones lineales
continuas L : X → Y entre ellos, que se definen
1. L(x1 + x2 ) = L(x1 ) + L(x2 )
2. L(λ · x) = λ · L(x)
3. ∃k ≥ 0 tal que kL(x)k ≤ kkxk ∀x ∈ X,
forman otro espacio de Banach que se designa B(X, Y )
y han sido el objeto de gran cantidad de insignes pu-
blicaciones que se iniciaron en 1932 con La théorie des
opérations linéaires del propio Stefan Banach.
71
Df : A⊂X → B(X, Y )
x 7→ Lx
puede gozar de la misma propiedad
72
Si f puede suponerse diferenciable y, por cualquier método,
llegamos a saber que la solución está próxima a x0 , como
73
∞
1 X (b | ui )
1. Si ∈/ Λ(f ), ∃| solución x = ui
µ 1 − µλi
i=1
1
2. Si ∈ Λ(f ), hay una variedad de soluciones
µ
∞
(
X (b | ui ) Hµ (x) = o sólo
x∈ ui +V 1 ⇔
1 − µλi µ tiene solución o
i=1
5.5 Medidas
Lebesgue dió en 1902 la definición de σ-álgebra en X
como el subconjunto M ⊂ P(X) que cumple
1. X ∈ M
2. A ∈ M ⇒ X \A ∈ M
∞
[
3. {An | n ∈ N} ⊂ M ⇒ An ∈ M
n=1
74
1. µ(∅) = 0
2. {An | n ∈ N} ⊂ M disjuntos ⇒
∞
! ∞
[ X
µ An = µ(An )
n=1 n=1
Mf = {B ⊂ Y : f −1 (B) ∈ M}
y la medida o ley de f
µf : Mf → [0, ∞]
B 7→ µ(f −1 (B))
En particular, una función f : X → R se llama medible
cuando todos los intervalos (a,b) de R están en Mf . Es
medible la función caracterı́stica de cualquier A ∈ M:
1A : X → ( R
0 si x ∈
/A
x 7→
1 si x ∈ A
75
También es medible cualquier función s : X → R que toma
un número finito de valores distintos {t1 , · · · , tn } cuando
s−1 (ti ) = Ai ∈ M ∀i = 1, · · · , n. Esta función tiene
Xn
la representación canónica s = ti · 1Ai y, si es no
i=1
negativa, se llama función simple y se puede integrar
respecto de µ
Z Xn
s dµ = ti · µ(Ai ∩ M ) ∀M ∈ M
M i=1
(
∞ si t > 0
con el convenio t · ∞ = y ∞ + ∞ = ∞.
0 si t = 0
Es fácil probar que la suma puntual de dos funciones sim-
ples es simple, que el producto de una función simple por
un número real no negativo es una función simple y que
se cumplen las propiedades
R R R
1. M (s1 + s2 ) dµ = M s1 dµ + M s2 dµ
R R
2. M λ · s dµ = λ · M s dµ
m
X
De 1. se sigue que si r j · 1B j es otra representación
j=1
de s, no necesariamente canónica, con {r1 , · · · , rm} ⊂ R+
y {B1 , · · · , Bm } ⊂ M, también
Z m
X
s dµ = rj · µ(Bj ∩ M ) ∀M ∈ M.
M j=1
76
y es fácil probar que es otra medida. Si designamos S(X, M)
al conjunto de todas las funciones simples definidas en X y
M(M) al conjunto de medidas definidas en M nos queda
definido el morfismo de integración
I: S(X, M) → M(M)
s 7→ Is
El problema esencial del cálculo integral es, por tanto, ex-
tender el morfismo de integración al mayor superconjunto
posible de S(X, M) y, como podemos sospechar por lo que
hemos ido diciendo, el grado de separación topológica de
los espacios implicados será determinante para el éxito de
su solución (ver [Ab-Co-Ta]).
77
Cambio de variable: Si f : Ω ⊂ Rn → R es inte-
grable, Q ⊂ Rn es un abierto y C : Q → Ω es una función
diferenciable en todo punto u ∈ Q con det DC(u) 6= 0,
Z Z
f d mn = f (C(u)) · | det DC(u)|d mn(u)
Ω Q
Fubini en R2 :
Z x2 "Z ψ2 (x) # Z y2
"Z
ϕ2 (y)
#
f (x, y)dy dx = f (x, y)dx dy
x1 ψ1 (x) y1 ϕ1 (y)
y y
y = ψ2 (x) y2 •
•
x = ϕ1 (y)
A A x = ϕ2 (y)
•
y1 •
y = ψ1 (x)
x1 x2 x x
O O
v y
d
C 1-
Q - A
O a b u O x
78
Hallar la cuadratura de A ⊂ R2 es calcular m2 (A)
Z
m2 (A) = 1 dm2
A
79
Un subconjunto V ⊂ Rm es una variedad diferencia-
ble n-dimensional (n ≤ m) de clase C k (k ≥ 1) si para
cada x ∈ V existe (Ω, α) tal que
• Ω es un abierto de Rn
80
la aplicación α transferiremos a V la estructura de medida
(Ω, Mn, mn). En V consideramos la σ-álgebra
Aα = {E ⊂ V | α−1 (E) ∈ Mn }
y la medida
µα : Aα → Z [0,∞]
1
E 7→ G (t1 , · · · , tn ) dmn
2
α−1 (E)
81
Gauss: Sea V un abierto de R3 cuya frontera ∂V es una
superficie de clase C 1 que en cada punto x tiene definido
el vector unitario normal exterior n(x) y sean (V, M3, m3 )
y (∂V, A, µ) sus espacios de medida de Lebesgue.
Si V̄ = V ∪ ∂V es acotado y está contenido en un abierto
Ω ⊂ R3 donde hay definida una f : Ω ⊂ R3 → R3 de clase
C 1 se cumple, siendo div f (x) = trazaDf (x), que
Z Z
divf dm3 = (f | n) dµ
V ∂V
82
que tan buenos resultados diera a Newton, relaciona el
comportamiento de una función en la frontera de un in-
tervalo con el de su derivación en todo el intervalo y los
teoremas de Gauss y Stokes generalizan esta misma idea
para variedades con borde pues, tanto div f como rot f ,
son derivaciones de la función f .
83
Para el tratamiento de estos monstruos, que más tarde
Mandelbrot (1924) bautizó con el nombre de fractales
y los ordenadores nos permitieron ver, Hausdorff intro-
dujo ya en 1919 la teorı́a de la medida y de la dimensión
geométrica:
Dado un conjunto V ⊂ Rm , y fijado un calibre δ > 0, con-
sideró todos sus δ-recubrimientos abiertos {An : n ∈ N}:
[
V ⊂ An y D(An ) = sup{kx − yk : x, y ∈ An } < δ
H s (V ) = lim Hδs (V )
δ→0
log 2 log 4
d(C) = y d(K) =
log 3 log 3
84
Bibliografı́a
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