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En su primera carta nos muestra lo relevante de la lectura y el cómo está

entrelazado el proceso de enseñar y aprender expresando que el enseñar no existe


sin el aprender; debe existir una relación intrínseca ente el docente y el alumno, lo
que significa que el educador tiene la responsabilidad ética, política y profesional de
prepararse académicamente antes de educar.
Indiscutiblemente enseñar a leer implica también el que haya comprensión en la
lectura para que el educando se convierta en un individuo critico y analítico,
haciendo de la lectura un proceso gratificante, lo cual lo lleva a la interpretación de
su realidad social para poder transformarla; expresa Freire en estas páginas que en
la relación entre la teoría y la practica de la enseñanza se le da más importancia a
la teoría desplazando la práctica lo que dicotomiza la lectura, y aleja al niño de su
entorno; esto significa que el docente deberá buscar estrategia que permitan que la
práctica de la lectura permita al educando la verdadera aceptación de la realidad
que lo rodea. Cuando el leer se realiza de esta forma el escribir se hace de manera
fácil y amena, ya que la lectura además de ser amena incrementa el vocabulario lo
que permite fluidez a la hora de expresar lo que se piensa, permitiendo que otras
personas compartan su misma visión del mundo.
En su segunda carta Freire comenta sobre el miedo pero el aquel que nos paraliza
y nos impide ir a los cambios y transformaciones que surgen una vez que nos
damos cuenta de nuestra realidad social; es normal sentir temor ante lo
desconocido, pero lo que no podemos permitir es que ese temor sea un obstáculo
para avanzar hacia la novedad. Manifiesta que para ello es necesario ser objetivo y
critico manteniendo las emociones, sentimientos y deseos a merced de nuestras
metas.

Comenta aquí sobre la relación que existe entre el texto y el lector por lo que se
hace necesario que la lectura sea comentada y lo más idóneo sería comentarlo en
grupo a lo cual propone la creación de grupos de discusión para profundizar
algunos tópicos importantes para ser internalizados y aplicados a la realidad.

Hacia la tercera carta se trata de un tema que según mi criterio no ha caducado y


es que tiene que ver con la vocación que se decide ser maestro lo que conlleva a
tener ética en el ejercicio de la profesión docente; y es que en la actualidad sigue
de moda la expresión de que tuve que entrar al magisterio que existía otra opción.

Freire comenta sobre la lucha que debe existir dentro del magisterio para hacer del
servicio de ser maestro una profesión digna y hacer reflexionar al estado sobre el
perfil para las personas que ingresan a la educación, mejorando así el nivel de
calidad en los educando.
Pareciera que de manera lógica Freire secuenciara el orden de estas cartas porque
después de inferir sobre la dignificación de la labor docente, en su cuarta carta
habla sobre las cualidades que deben tener las personar que deseen ejercer la
profesión docente, explica sobre las características más importante que considero
que debería poseer un maestro; la humildad es la primera virtud ya que el maestro
debe entender que nadie lo sabe todo y nadie lo ignora todo por consiguiente
ninguna persona tiene la verdad absoluta, al comprender esto el docente está
abierto al aprendizaje en cada una de las acciones que realice. La otra cualidad es
la amorosidad que es el móvil que nos lleva a hacer de la enseñanza algo que
agrada tanto al que enseña como al que aprende, es la cualidad que le permite al
ser humano a sentirse bien y a gustarle lo que realiza, la otra virtud es la tolerancia
que según Freire sin ella no podría hacerse la labor docente en serio, porque no
hay democracia en el ejerció de la profesión docente; la tolerancia implica el poder
aceptar al prójimo con todas sus debilidades y fortalezas y si el maestro no ejerce
esta cualidad difícilmente podría decirse que hay un proceso de enseñanza
aprendizaje. Agrupa algunas cualidades que considera deben ser cultivadas por
educadores progresistas como son la seguridad, la tensión entre la paciencia y la
impaciencia y la alegría de vivir.
En su quinta carta titulada El primer día de clases Freire invita a las maestras a
despertar los sentidos de sus alumnos y de sus colegas, a hacerlos consientes de
la realidad que los rodea y a soñar, incentivar en los niños la imaginación para que
aprecien la sensibilidad de la maestra y haya una empatía en la relación docente-
alumno, llama a la reflexión nuevamente la práctica docente invitando a las
maestras a evaluarse cada cierto tiempo para mejorar la calidad de la enseñanza.
Comenta nuevamente sobre la transformación del miedo en valentía, propone
desarrollar la disciplina intelectual, fomentando la lectura para incrementar la
escritura, también pide que se lleve un registro diario sobre el comportamiento de
los alumno.
La relación del docente con el alumnos es suma importancia ya que determinara el
éxito del proceso e enseñanza aprendizaje, hacia su sexta carta Freire analiza esta
relación proponiendo que para ello que la maestra tenga presente la relación que
existe entre el discurso y las acciones, porque le dará credibilidad ante sus alumnos
ya que si ella dice una cosa pero hace otra, los niños se confundirán y el efecto ser
todo lo contrario a lo que se espera, por ejemplo la maestra que se queja de lo
autocrático que es el director pero en su salón se hace solo lo que ella dice; esta
situación generara en el aula una insubordinación en los niños por que las ordenes
por cuestión lógica en el ser humano deben ir acompañadas de ejemplos.
Reflexiona el autor al respecto en la búsqueda de optimizar los ambientes de clase
y la relación docente alumno para la creación de una verdadera educación
liberadora.

En este orden de ideas comienza la séptima carta que tiene que ver con la
comunicación asertiva que debe existir entre el maestro y el alumno el de cómo
existe una diferencia entre hablar para ellos y hablar con ellos, de cómo la jerarquía
genera una autoridad mandona que hace que sea solo el maestro que tiene la voz
de mando y el papel de el niño es solo obedecer; ante esto Freire propone la
horizontalidad en la comunicación en una escuela democrática donde la maestra
habla a y con el educando, oye al educando, sin importar su tierna edad o no, y así
es oída por él. Manifiesta que no puede limitársele la voz al educando ya que eso le
impide ser crítico y transformar su realidad y hacer de las escuelas verdaderos
centros de cambios para combatirlos flagelos que atacan esta sociedad.

Se hace necesario incrementar además de una buena comunicación la búsqueda


de la identidad cultural que nos permita fortalecer los vínculos que nos une a
nuestro país, describe Freire en su octava carta a la identidad cultural y la
educación como una postura interna en el ser humano, siendo el contexto lo que
determina esos aspectos, para ello el docente debe dar más importancia a la
experiencia que trae el niño de su entorno social que a la teoría que debe ser
aplicada para su desarrollo cognitivo.

Ejemplifica como el niño puede vivir experiencias que le permitan obtener un


aprendizaje que pudiera llamarse empíricos, y que el docente solo tiene que
relacionar con los programas escolares, se cumple así lo que propone en una de
las cartas anteriores donde expresa que debe existir relación entre la teoría y la
práctica. Manifiesta que la enseñanza de los contenidos no puede ser de manera
vanguardista ni autoritaria, aislándose de la realidad social que envuelve el niño
alejándolo y matando el interés que éste pueda presentar para su aprendizaje. Las
maestras deben saber la realidad de los niños sus sueños, anhelos y deseos la
lograr esa integración que plantea Freire en el proceso enseñanza aprendizaje.

El entorno es analizado en su novena carta y tiene que ver con el contexto


concreto y el contexto teórico analizando no la terminología sino cómo se comporta
el maestro en cada uno de los contextos. El contexto concreto tiene que ver con la
practica de lo cotidiano es decir, es la experiencia que se obtiene con os años a
través de la practica solo que el ser humano lo toma como algo normal y cotidiano
para ejemplificarlo el autor toma un ejemplo de cómo caza un indígena con la flecha
utilizando la refracción como técnica, se puede apreciar en este caso que aunque el
indígena lo ve con naturalidad un científico pudiera explicar el fenómeno físico que
ocurre allí, entonces se pudiera decir que el indígena posee conocimientos de
física, no aplica formulas ni algoritmos pero su praxis le permite hacer un cálculo
preciso; a esto es lo que Freire denomina relación entre la teoría y la practica. El
contexto teórico nace a raíz de que hombre comenzó la búsqueda de explicaciones
a los fenómenos naturales que ocurrían y a las necesidades que se le presentaban
y comenzó a escribirlas para compartirlas con el mundo. Se hace relevante el
análisis de porque ambos contextos no pueden estar entrelazados en la enseñanza
en un salón de clases, de porque la maestra no puede dar respuestas a las
interrogantes reales que el niño trae de su casa o a eventos que ocurren en su
entorno social, culmina con una frase muy asertiva Quien juzga lo que hago es mi
practica, pero mi practica esta teóricamente iluminada.

En el decimo libro Freire habla de la disciplina como factor determinante del éxito
de la enseñanza, manifiesta que el éxito de toda actividad depende de el orden en
que se realice, debemos tener disciplina al enseñar, al leer, al escribir. El maestro
debe enseñar pero no solo eso sino transmitir conocimiento, se hace necesario que
se entrelacen el enseñar y aprender convirtiéndose en conocer y reconocer. Cuanto
más respete el docente a los alumnos y a su trabajo mejor se da este proceso y eso
conlleva a propagar la disciplina como norma de vida, no solo con los niños sino
con los representantes, directivos, y comunidad en general.
Hacia el cierre de las cartas Freire comenta sobre el saber y el crecer como
experiencias del ser humano, la primera tiene que ver con la cotidianidad con el
quehacer diario es decir lo se hace de manera monótona, el segundo es el acto
consiente que hace el ser humano cuando observa su realidad objetivamente y
hace de su interés e objeto de estudio lo que le permite incrementar su aprendizaje;
Estos dos términos están intrínsecamente unidos ya que entre más se adquiere
sabiduría mas crecemos, pero los hay que saber diferenciar es que la sabiduría y el
crecimiento no tiene que ver con lo sabelotodo y lo grandioso es decir que tomando
las palabras del mismo Freire todos sabemos algo y todos ignoramos algo. El saber
tiene todo que ver con el crecer, propone el autor la reflexión para que las minorías
tomen en cuenta que su saber esta unido al crecer y que nadie puede oprimir su
aprendizaje. Incentiva a los maestros a crecer para mejorar su práctica educativa y
a crear en sus educandos esa conciencia de su realidad para fomentar su
crecimiento y mejorar su realidad.

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