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ESCUELA PROFESIONAL DE
DERECHO
CURSO:
DERECHO ADMINISTRATIVO
CICLO: II
TUMBES – PERÚ
2018
EL SILENCIO ADMINISTRATIVO
El silencio administrativo podría ser definido como una “ficción jurídica” creada con el fin
de proteger a los particulares frente a una Administración poco diligente. Me explico: ante
los constantes incumplimientos por parte de las Administraciones Públicas de
su obligación de responder a las solicitudes de los particulares, se hizo necesario arbitrar
algún mecanismo que permitiera a los ciudadanos reaccionar frente a ese mutismo de los
entes públicos, y así, aparece en nuestro ordenamiento jurídico la figura del silencio
administrativo negativo, pensado como un instrumento para abrir la vía jurisdiccional y
salvar al ciudadano de tener que esperar eternamente a que la Administración decidiera
cumplir con sus funciones
Pues bien, ¿qué ocurre si, transcurrido el plazo previsto, la Administración no nos ha
notificado la resolución? Entonces opera el silencio administrativo, que puede ser positivo
o negativo. Analicemos cada uno de ellos por separado.
En nuestro ordenamiento las cosas han cambiado mucho desde 1958 y, hoy, la regla
general, es el silencio administrativo positivo.
Es decir, si no hay una norma con rango de ley que prevea que el silencio es negativo, el
silencio será positivo. ¿Eso qué significa? Pues que como la Administración no ha sido
diligente y no ha resuelto y notificado en plazo, por ministerio de la Ley, ese silencio se
convierte en un acto positivo, estimatorio de nuestras pretensiones, sean las que
sean. Sobre esto hay varias cosas que decir, así que vamos a ello: