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Luego del golpe del 24 de marzo, Ricardo Bruera fue designado Ministro de Educación
de la Dictadura (1976 a mediados de 1977).
La concepción pedagógica de Bruera y sus colaboradores sostenía que debía existir una
articulación entre la libertad individual y colectiva pero que ésta sólo era concretable a
partir del establecimiento del orden. No sólo orden social sino un orden interno generado
por un disciplinamiento externo y el autocontrol personal.
Para cumplir con este “objetivo”, se organizó un aparato de espionaje dentro de las
escuelas –infiltrando estudiantes, colocando en los cargos directivos agentes de las
fuerzas de seguridad, logrando la “colaboración” de docentes y estudiantes- para detectar
y delatar a que fueran opositores a los lineamientos educativos planteados por la dictadura
y, a partir de esos datos, incorporarlos en las llamadas “listas negras”.
También establecía que los directivos serían los responsables de dar a conocer el
contenido del folleto entre el personal docente y administrativo y que, en la medida en
que fuera viable, su contenido se haría extensivo a los estudiantes. Los supervisores eran
los encargados de velar por el cumplimiento de la Resolución 538. Se pretendió infundir
la idea de que la “guerra” contra la subversión se peleaba también en la escuela.
En la aludida Resolución, se enumeran los argumentos utilizados por los subversivos para
captar adeptos: que todos puedan estudiar; que no se atienden las necesidades
estudiantiles; que no hay libertad de expresión ni diálogo; aumento del presupuesto
educativo, entre otros (Subversión en el ámbito educativo. Conozcamos a nuestro
enemigo. Buenos Aires, Ministerio de Cultura y Educación de la Nación, 1978, p. 40-41).
Todo estaba bajo control. Se realizaron purgas del material bibliográfico que circulaba en
las escuelas porque las fuerzas de seguridad habían advertido que desde “páginas
inocentes” en apariencia, objetiva o subjetivamente, se emitían mensajes contrarios a los
“valores nacionales”. Fueron prohibidos, quemados, sacados de circulación muchísimos
libros considerados “material subversivo”.
Los integrantes del gobierno de facto pretendían que la sociedad toda debía participar,
vigilar y denunciar al enemigo. La nota dirigida al ministro de educación publicada en la
Revista Gente da cuenta de cómo accionaban los “colaboradores”:
(1) “Se incinera esta documentación perniciosa que afecta al intelecto y a nuestra manera
de ser cristiana –dice el comunicado oficial–, a fin de que no pueda seguir engañando a
la juventud sobre nuestro más tradicional acervo espiritual: ‘Dios, Patria y Hogar”.
http://archivo104.blogspot.com.ar/2013/03/el-golpe-de-estado-en-el-ambito.html
Educar em Revista, Curitiba, Brasil, n. 51, p. 103-122, jan./mar. 2014. Editora UFPR
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Conclusiones
El objetivo central que guió esta investigación fue identificar los efec
-
tos de las políticas educativas de la última dictadura militar en la Argentina.
Nuestra hipótesis al respecto sostiene que su eje fue la destrucción del sistema
escolar surgido a fines del siglo XIX mediante dos estrategias. A la primera la
denominamos la estrategia represiva, y buscaba eliminar los elementos de
democratización y renovación presentes en el sistema, y disciplinarlo alrededor
de la cosmovisión del fundamentalismo católico. Para lograr este fin no dudó
en violar los más básicos derechos humanos.
A la segunda la hemos denominado la estrategia discriminadora, que
se propuso modernizar el sistema educativo subordinándolo a las demandas del
mercado y al modelo de distribución regresiva de la renta mediante el estímulo y
la creación de circuitos educativos altamente segmentados por grupos sociales.
Reprimir no fue lo único que hizo la dictadura dentro del sistema educativo; sus
políticas tuvieron también una importante dimensión productiva que se propuso
romper el modelo de “escuela única” vigente históricamente en la Argentina,
igualitaria para todos, que arrasaba a la vez las desigualdades y las diferencias
de las poblaciones con las que trabajaba.
Hemos buscado en este escrito presentar algunas ideas para pensar la
educación en la Dictadura. Para cerrarlo, y en función de poder profundizar esa
premisa, queremos dejar sentadas dos temas para futuros análisis.
En primer lugar, recordar que hubo fisuras y resistencias. Muchos libros
circulaban forrados o con las tapas cambiadas, muchos estudiantes editaban
publicaciones clandestinas, algunos directores “cajoneaban” las normativas y
documentos, y hemos escuchado muchas veces la anécdota de “los dos cuadernos”,
mediante los cuales algunos maestros en uno cumplían con las pautas
curriculares prescriptas y en el otro enseñaban a leer y escribir. En los años
más oscuros, algunas prácticas educativas brillaban alimentando la posibilidad
de volver a iluminar la sociedad, y deben ser estudiadas para lograr una mejor
comprensión del período.
En segundo lugar, debemos realizar un paso más y avanzar en otras dimensiones.
Los documentos oficiales consultados – todos ellos de fácil acceso
– dan cuenta que la represión cultural fue asumida y firmada. En la mayoría
de los casos, la inculcación ideológica fue parte del currículum explícito de
la Dictadura. Así, la última pregunta que se nos abre es tratar de indagar cuál
fue el “curriculum oculto” del Proceso. Quizás el estudio de esa dimensión
pedagógica aporte más elementos para comprender tanto el pasado como el
presente y el futuro.
http://www.scielo.br/pdf/er/n51/n51a08.pdf
Uno de los calendarios del período incluía un apartado de catorce páginas dedicado a
normativizar el uso y tratamiento de los símbolos. Se sostenía que las transgresiones a
las normas vigentes para el tratamiento y el uso de los símbolos se debían al "deterioro
sufrido por el país en sus diversos aspectos e instituciones". Como consecuencia de ello,
la escuela había sido afectada por "concepciones despersonalizantes, materialistas y
antinacionales", "acción ideológica disolvente, tendenciosa y disociante". Por lo tanto,
autoridades escolares y docentes debían "asumir plenamente la responsabilidad de la
importante función que la Nación les ha delegado". El ejercicio de la docencia debía ser
"prédica y acción formativa permanente". El texto omitía definir y caracterizar el
deterioro institucional porque las fuerzas armadas, en tanto que actor político, se
hubiesen visto involucradas en un análisis que indagara en las razones de la crisis de la
esfera político-institucional. Entonces, lo que era un problema político se representaba
como una lesión al sentimiento patriótico.
Más que una religión civil, se buscaba lograr una total identificación entre los ritos
seculares y los religiosos. En el marco de la cooptación del sistema de enseñanza
pública por el discurso educativo de la Iglesia católica, el ministro de Educación,
Eduardo Sutter Schneider y el subsecretario de Educación, José Carlos Marí Rousseau,
al referirse a la escuela como "canalizador y promotor comunitario", señalaban que
dicha función se cumplía:
"Los alumnos que tendrán el honor de izar, arriar, conducir y acompañar la Bandera
Nacional [...] no podrán renunciar a este honor por razones de carácter religioso o de
cualquier otra índole que invocaren. El no cumplimiento de estas normas constituirá
falta grave y se sancionará hasta con medidas expulsivas. [...] En los casos en que se
hallen presentes las FFAA de la Nación [en actos fuera del local escolar] el abanderado
prestará atención a las voces de mando del jefe de las tropas, ejecutando los
movimientos que se ordenen."
Las ediciones del diario El Litoral dan cuenta de la importancia otorgada a los rituales,
que eran reforzados por las conmemoraciones indicadas en los calendarios: a las
tradicionales se sumaron el "Homenaje al Centenario de la Conquista del Desierto" y la
"Recordación de la recuperación de las islas Malvinas". Otras celebraciones, de origen
religioso, también fueron introducidas a través de resoluciones ministeriales. En la
visión de las autoridades, los ritos de institución estaban llamados a restaurar un sistema
de valores y unos esquemas de interpretación que habían sido relativizados por lo que se
denominaba acción ideológica disolvente en el sistema educativo.
La propaganda militar
Ejemplo de esto lo constituye el discurso del teniente Braga, del Comando de Artillería
121 quien, en un acto escolar hacía referencia a la "definitiva reorganización nacional" e
instaba a "no permitir jamás que nuestra celeste y blanca sea reemplazada por otra que
pretenden imponernos los agentes de la violencia y la corrupción".
El proceso, revisitado
El número 11 de Prohistoria, revista que dirige Darío G. Barriera, incluye entre otros
artículos "Dictadura y memoria: el conflictivo contrapunto entre las memorias de la
dictadura en Rosario", de Gabriela Águila; "Fútbol, Autoritarismo y Nación en
Argentina 78", de Diego Roldán, y "Centros clandestinos de detención. Algunas
reflexiones sobre cómo abordar su estudio: el caso de Rosario, 1976-1983", de Roberto
Román. El texto que se publica es un fragmento de "Nacionalismo y catolicismo en la
educación pública santafesina (1976-1983)", de Fabiana Alonso. Como editorial, se
incluye la carta de Chicha Mariani a su nieta, secuestrada por la policía bonaerense en
noviembre de 1976 y todavía no recuperada.
http://www.lacapital.com.ar/la-dictadura-la-escuela-indagaciones-del-pasado-la-revista-
prohistoria-n257445.html
Alejandro Vassiliades1
1Becario de la Comisión de Investigaciones Científicas (CIC) de la Provincia de Buenos Aires /
Universidad de Buenos Aires / Universidad Nacional de La Plata. E-mail:
alevass04@yahoo.com.ar
Resumen
En este trabajo nos proponemos abordar los sentidos que se construyen en torno a la tarea de
enseñar durante la última dictadura militar en el ámbito de la Provincia de Buenos Aires. Con
ese objetivo, y a partir del análisis de fuentes primarias referidas a la política educativa de la
dictadura en el ámbito provincial, procuraremos dar cuenta de los diferentes mecanismos y
dispositivos a través de los cuales la administración dictatorial provincial se propuso regular la
tarea de enseñar, avanzando hipótesis acerca de sus posibles efectos. Si, como se ha
señalado, la política educativa de la última dictadura militar puede ser entendida como un
proceso que permite entender los procesos sociales previos a su llegada al poder, pero
también las características de los procesos sociales y educativos desde el retorno a la
democracia en adelante, abordar la cuestión de la regulación de la enseñanza durante la
dictadura en la Provincia de Buenos Aires puede volverse relevante, en tanto allí podrían
haberse configurado muchos de los sentidos que estructuran los procesos educacionales del
presente.
Abstract
In this article we aim to focus on the senses that were built in relation to teaching during the last
Argentine dictatorship in Buenos Aires Province. From the analysis of primary historical sources
related to the educational policies the dictatorship developed in that province, we will try to show
the different ways and devices through which it seeked teachers regulation, advancing
hypothesis about its possible effects. If, as it has been pointed out, the educational policy of the
last Argentine dictatorship may be understood as a process that allows to understand social
processes that took place before but also after that period, investigating the regulation of
teaching in Buenos Aires Province might become relevant in the sense that may be many of the
senses that structure educational processes nowadays were built there.
Introducción
Por otro lado, como afirma Dussel (2003) a partir de los análisis de Rose, las
tecnologías y dispositivos de poder no son la realización de una única voluntad
de gobierno sino el resultado de una particular combinación peculiar de
discursos. En este sentido, creemos que la efectividad del discurso político-
pedagógico dictatorial en la Provincia de Buenos Aires no reside tanto en la
existencia de un proyecto único, coherente, deliberado y homogéneo,
elaborado de antemano, sino en su posibilidad de asentarse sobre una matriz
educativa -la del discurso de la instrucción pública- que se había comenzado a
mostrar en crisis hacia la segunda mitad del siglo XX y cuya demanda de
"modernización" iba en aumento. Por ello, si bien el contexto represivo-
autoritario de la dictadura ha definitivamente impactado sobre la educación del
período, creemos que quizás sea también posible realizar una mirada acerca
de la efectividad y las posibilidades hegemónicas del discurso político-
pedagógico dictatorial en la Provincia de Buenos Aires a partir de consideración
de la autonomía y especificidad del texto escolar y del campo pedagógico, más
allá del impacto del contexto político, económico y social que vivió la Argentina
de los años más oscuros.
Si bien es una cuestión que requeriría una investigación mucho mayor, quizás
sea posible pensar como hipótesis que esta resignificación que lleva a cabo la
dictadura opera a favor de la supervivencia de los sentidos que ella articula en
torno a la "modernización" en las décadas del 80 y del 90, y no de aquellos
que, inscriptos en lo que Pineau (2006) llama "modernización incluyente",
cuestionaban duramente los cimientos del modelo de la instrucción pública en
nuestro país60. Por eso es que creemos que es posible -mirando a las décadas
del 60 y el 70- pensar en una modernización "orgánica" de los sentidos de
enseñar, en tanto logra (resignificaciones y retraducciones mediante)
articularse con el modelo de la instrucción pública en crisis y sobrevivir a la
caída del régimen dictatorial, y en una modernización de corte más
radicalizado, cuya inviabilidad de articulación con el proyecto fundacional del
sistema educativo determinó el exterminio literal, por parte de la dictadura
militar, de las experiencias incluidas en su seno. A partir de las hipótesis
presentadas, proseguir la indagación sobre lo ocurrido en materia educativa en
el período más oscuro de nuestra historia en el ámbito de la Provincia de
Buenos Aires quizás pueda contribuir a comprender los mecanismos mediante
los cuales se instalaron aquellos sentidos que estructuran, regulan y configuran
las prácticas del presente.
http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2313-92772006000100012