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TRASTORNO DE DEFICIT DE ATENCIÓN CON HIPERACTIVIDAD SEGÚN EL

DSM-IV

Características diagnósticas
La característica esencial del trastorno por déficit de atención con hiperactividad
es un patrón persistente de desatención y/o hiperactividad-impulsividad, que es
más frecuente y grave que el observado habitualmente en sujetos de un nivel de
desarrollo similar. Algunos síntomas de hiperactividad-impulsividad o de
desatención causantes de problemas pueden haber aparecido antes de los 7 años
de edad. Sin embargo, bastantes sujetos son diagnosticados habiendo estado
presentes los síntomas durante varios años.

Diagnóstico diferencial
Durante la primera infancia puede ser difícil distinguir los síntomas de trastorno por
déficit de atención con hiperactividad de ciertos comportamientos propios de la
edad en niños activos (p. ej., correterar sin cesar o actuar ruidosamente).

En niños con CI bajo situados en centros académicos inadecuados para su


capacidad intelectual son frecuentes los síntomas de desatención. Estos
comportamientos deben distinguirse de signos similares en niños con trastorno por
déficit de atención con hiperactividad. En niños con retraso mental debe
establecerse un diagnóstico adicional de trastorno por déficit de atención con
hiperactividad sólo si los síntomas de desatención o hiperactividad son excesivos
para la edad mental del niño. También puede observarse desatención en el aula
cuando niños de elevada inteligencia están situados en ambientes
académicamente poco estimulantes. Debe distinguirse asimismo el trastorno por
déficit de atención con hiperactividad de la dificultad experimentada en
comportamientos dirigidos a un objetivo por niños pertenecientes a ambientes
inadecuados, desorganizados o caóticos. Los datos suministrados por distintos
informadores (p. ej., «canguros», abuelos, o padres de otros niños) son útiles en
cuanto que suministran una confluencia de observaciones concernientes a la
desatención, hiperactividad y capacidad del niño para autorregularse
adecuadamente en distintas situaciones.

Los sujetos con comportamiento negativista pueden resistirse a realizar tareas


laborales o escolares que requieren dedicación personal a causa de su renuencia
a aceptar las exigencias de otros. Estos síntomas deben diferenciarse de la
evitación de tareas escolares observadas en sujetos con trastorno por déficit de
atención con hiperactividad. El diagnóstico diferencial puede complicarse cuando
algunos sujetos con trastorno por déficit de atención con hiperactividad presentan
secundariamente actitudes negativistas hacia dichas tareas y devalúan su
importancia, a menudo como una racionalización de su fracaso.

El trastorno por déficit de atención con hiperactividad no se diagnostica si los


síntomas se explican mejor por la presencia de otro trastorno mental (p. ej.,
trastorno del estado de ánimo, trastorno de ansiedad, trastorno disociativo,
trastorno de la personalidad, cambio de personalidad debido a una enfermedad
médica o un trastorno relacionado con sustancias). En todos estos trastornos, los
síntomas de desatención tienen típicamente un inicio posterior a los 7 años de
edad, y en general la historia infantil de adaptación escolar no se caracteriza por
comportamiento perturbador o por quejas de los maestros concernientes a un
comportamiento desatento, hiperactivo o impulsivo. Cuando coexiste un trastorno
del estado de ánimo o un trastorno de ansiedad con un trastorno por déficit de
atención con hiperactividad, debe diagnosticarse cada uno de ellos. El trastorno
por déficit de atención con hiperactividad no se diagnostica si los síntomas de
desatención e hiperactividad se producen exclusivamente durante el curso de un
trastorno generalizado del desarrollo o un trastorno psicótico. Los síntomas de
desatención, hiperactividad o impulsividad relacionados con el uso de
medicaciones (p. ej., broncodilatadores, isoniacida, acatisia por neurolépticos) en
niños menores de 7 años no se diagnostican como trastorno por déficit de
atención con hiperactividad, sino que se diagnostican como trastorno relacionado
con otras sustancias no especificado.

Criterios para el diagnóstico de trastorno por déficit de atención con


hiperactividad

A. (1) o (2):
(1) seis (o más) de los siguientes síntomas de desatención han persistido por lo
menos durante 6 meses con una intensidad que es desadaptativa e incoherente
en relación con el nivel de desarrollo:

Desatención

(a) a menudo no presta atención suficiente a los detalles o incurre en errores


por descuido en las tareas escolares, en el trabajo o en otras actividades
(b) a menudo tiene dificultades para mantener la atención en tareas o en
actividades lúdicas
(c) a menudo parece no escuchar cuando se le habla directamente
(d) a menudo no sigue instrucciones y no finaliza tareas escolares, encargos,
u obligaciones en el centro de trabajo (no se debe a comportamiento
negativista o a incapacidad para comprender instrucciones)
(e) a menudo tiene dificultades para organizar tareas y actividades
(f) a menudo evita, le disgusta o es renuente en cuanto a dedicarse a tareas
que requieren un esfuerzo mental sostenido (como trabajos escolareso
domésticos)
(g) a menudo extravía objetos necesarios para tareas o actividades (p. ejjuguetes,
ejercicios escolares, lápices, libros o herramientas)
(h) a menudo se distrae fácilmente por estímulos irrelevantes
(i) a menudo es descuidado en las actividades diarias

(2) seis (o más) de los siguientes síntomas de hiperactividad-impulsividad han


persistido por lo menos durante 6 meses con una intensidad que es desadaptativa
e incoherente en relación con el nivel de desarrollo:
Hiperactividad:

a) a menudo mueve en exceso manos o pies, o se remueve en su asiento


b) a menudo abandona su asiento en la clase o en otras situaciones en que
se espera que permanezca sentado
c) a menudo corre o salta excesivamente en situaciones en que es
inapropiado
d) hacerlo (en adolescentes o adultos puede limitarse a sentimientossubjetivos
de inquietud)
e) a menudo tiene dificultades para jugar o dedicarse tranquilamente a
f) actividades de ocio
g) a menudo «está en marcha» o suele actuar como si tuviera un motor
h) a menudo habla en exceso

Impulsividad
(g) a menudo precipita respuestas antes de haber sido completadas las
preguntas
(h) a menudo tiene dificultades para guardar turno
(i) a menudo interrumpe o se inmiscuye en las actividades de otros (p. ej.,
se entromete en conversaciones o juegos)

B. Algunos síntomas de hiperactividad-impulsividad o desatención que causaban


alteraciones
estaban presentes antes de los 7 años de edad.
C. Algunas alteraciones provocadas por los síntomas se presentan en dos o más
ambientes
(p. ej., en la escuela [o en el trabajo] y en casa).
D. Deben existir pruebas claras de un deterioro clínicamente significativo de la
actividad
social, académica o laboral.
E. Los síntomas no aparecen exclusivamente en el transcurso de un trastorno
generalizado
del desarrollo, esquizofrenia u otro trastorno psicótico, y no se explican
mejor por la presencia de otro trastorno mental (p. ej., trastorno del estado de
ánimo, trastorno de ansiedad, trastorno disociativo o un trastorno de la
personalidad).

Códigos basados en el tipo:


F90.0 Trastorno por déficit de atención con hiperactividad, tipo combinado
[314.01]: si se satisfacen los Criterios A1 y A2 durante los últimos 6 meses
F90.8 Trastorno por déficit de atención con hiperactividad, tipo con predominio
del déficit de atención [314.00]: si se satisface el Criterio A1, pero no el Criterio
A2 durante los últimos 6 meses
F90.0 Trastorno por déficit de atención con hiperactividad, tipo con predominio
hiperactivo-impulsivo [314.01]: si se satisface el Criterio A2, pero no el Criterio
A1 durante los últimos 6 meses
TRASTRONO DE DEFICIT DE ATENCIÓN CON HIPERACTIVIDAD SEGÚN EL
DSM-V

A. Patrón persistente de inatención y/o hiperactividad-impulsividad


que interfiere con el funcionamiento o el desarrollo, que se caracteriza
por (1) y/o (2):

1. Inatención: Seis (o más) de los siguientes síntomas se hanmantenido durante


al menos 6 meses en un grado que noconcuerda con el nivel de desarrollo y que
afecta directamentelas actividades sociales y académicas/laborales:
Nota: Los síntomas no son sólo una manifestación del comportamientode
oposición, desafío, hostilidad o fracaso en lacomprensión de tareas o
instrucciones.
Para adolescentesy adultos (17 y más años de edad), se requiere unmínimo de
cinco síntomas.

a. Con frecuencia falla en prestar la debida atención a detalleso por descuido se


cometen errores en las tareas escolares,en el trabajo o durante otras actividades
(p. ej., sepasan por alto o se pierden detalles, el trabajo no se llevaa cabo con
precisión).
b. Con frecuencia tiene dificultades para mantener la atenciónen tareas o
actividades recreativas (p. ej., tiene dificultadpara mantener la atención en clases,
conversaciones o la lectura prolongada).
c. Con frecuencia parece no escuchar cuando se le habladirectamente (p. ej.,
parece tener la mente en otras cosas,incluso en ausencia de cualquier distracción
aparente).
d. Con frecuencia no sigue las instrucciones y no terminalas tareas escolares, los
quehaceres o los deberes laborales(p. ej., inicia tareas pero se distrae
rápidamente yse evade con facilidad).
e. Con frecuencia tiene dificultad para organizar tareas yactividades (p. ej.,
dificultad para gestionar tareas secuenciales;dificultad para poner los materiales y
pertenenciasen orden; descuido y desorganización en eltrabajo; mala gestión del
tiempo; no cumple los plazos).
f. Con frecuencia evita, le disgusta o se muestra poco entusiastaen iniciar tareas
que requieren un esfuerzomental sostenido (p. ej., tareas escolares o quehaceres
domésticos; en adolescentes mayores y adultos, preparaciónde informes,
completar formularios, revisar artículoslargos).
g. Con frecuencia pierde cosas necesarias para tareas oactividades (p. ej.,
materiales escolares, lápices, libros,instrumentos, billetero, llaves, papeles del
trabajo, gafas,móvil).
h. Con frecuencia se distrae con facilidad por estímulos externos(para
adolescentes mayores y adultos, puede incluirpensamientos no relacionados).
i. Con frecuencia olvida las actividades cotidianas (p. ej.,hacer las tareas, hacer las
diligencias; en adolescentesmayores y adultos, devolver las llamadas, pagar las
facturas,acudir a las citas).

2. Hiperactividad e impulsividad: Seis (o más) de los siguientessíntomas se han


mantenido durante al menos 6meses en un grado que no concuerda con el nivel
de desarrolloy que afecta directamente a las actividades sociales
yacadémicas/laborales:

Nota: Los síntomas no son sólo una manifestación del comportamientode


oposición, desafío, hostilidad o fracaso paracomprender tareas o instrucciones.
Para adolescentes mayores y adultos (a partir de 17 años de edad), se requiere un
mínimo de cinco síntomas.

a. Con frecuencia juguetea con o golpea las manos o lospies o se retuerce en el


asiento.
b. Con frecuencia se levanta en situaciones en que se esperaque permanezca
sentado (p. ej., se levanta en laclase, en la oficina o en otro lugar de trabajo, o en
otrassituaciones que requieren mantenerse en su lugar).
c. Con frecuencia corretea o trepa en situaciones en lasque no resulta apropiado.
(Nota: En adolescentes oadultos, puede limitarse a estar inquieto.)
d. Con frecuencia es incapaz de jugar o de ocuparse tranquilamenteen actividades
recreativas.
e. Con frecuencia está “ocupado,” actuando como si “lo impulsaraun motor” (p. ej.,
es incapaz de estar o se sienteincómodo estando quieto durante un tiempo
prolongado,como en restaurantes, reuniones; los otros pueden pensarque está
intranquilo o que le resulta difícil seguirlos).
f. Con frecuencia habla excesivamente.
g. Con frecuencia responde inesperadamente o antes deque se haya concluido
una pregunta (p. ej., termina lasfrases de otros; no respeta el turno de
conversación).
h. Con frecuencia le es difícil esperar su turno (p. ej., mientrasespera en una cola).
i. Con frecuencia interrumpe o se inmiscuye con otros (p.ej., se mete en las
conversaciones, juegos o actividades;puede empezar a utilizar las cosas de otras
personas sinesperar o recibir permiso; en adolescentes y adultos,puede
inmiscuirse o adelantarse a lo que hacen otros).

B. Algunos síntomas de inatención o hiperactivo-impulsivos estabanpresentes


antes de los 12 años.
C. Varios síntomas de inatención o hiperactivo-impulsivos estánpresentes en dos
o más contextos (p. ej., en casa, en la escuelao en el trabajo; con los amigos o
parientes; en otras actividades).
D. Existen pruebas claras de que los síntomas interfieren con el funcionamiento
social, académico o laboral, o reducen la calidad delos mismos.
E. Los síntomas no se producen exclusivamente durante el cursode la
esquizofrenia o de otro trastorno psicótico y no se explicanmejor por otro trastorno
mental (p. ej., trastorno del estado deánimo, trastorno de ansiedad, trastorno
disociativo, trastorno dela personalidad, intoxicación o abstinencia de sustancias).

Especificar si:
314.01 (F90.2) Presentación combinada: Si se cumplen el CriterioA1 (inatención) y
el Criterio A2 (hiperactividad-impulsividad)durante los últimos 6 meses.
314.00 (F90.0) Presentación predominante con falta de atención:Si se cumple el
Criterio A1 (inatención) pero no se cumpleel Criterio A2 (hiperactividad-
impulsividad) durante los últimos 6meses.
314.01 (F90.1) Presentación predominante hiperactiva/impulsiva:Si se cumple el
Criterio A2 (hiperactividad-impulsividad)y no se cumple el Criterio A1 (inatención)
durante losúltimos 6 meses.

Especificar si:
En remisión parcial: Cuando previamente se cumplían todoslos criterios, no todos
los criterios se han cumplido durante losúltimos 6 meses, y los síntomas siguen
deteriorando el funcionamientosocial, académico o laboral.

Especificar la gravedad actual:


Leve: Pocos o ningún síntoma están presentes más que los necesariospara el
diagnóstico, y los síntomas sólo producen deterioromínimo del funcionamiento
social o laboral.
Moderado: Síntomas o deterioros funcionales presentes entre“leve” y “grave”.
Grave: Presencia de muchos síntomas aparte de los necesariospara el
diagnóstico o de varios síntomas particularmente graves,
o los síntomas producen deterioro notable del funcionamiento
social o laboral.

Otro trastorno por déficit de atención con hiperactividad especificado


314.01 (F90.8)

Esta categoría se aplica a presentaciones en las que predominan los síntomas


característicos de trastorno por déficit de atención e hiperactividad que causan
malestar clínicamente significativo o deterioro del funcionamiento social, laboral o
de otras áreas importantes, pero que no cumplen todos los criterios del trastorno
por déficit de atención con hiperactividad o de ninguno de los trastornos de la
categoría diagnóstica de los trastornos del desarrollo neurológico. La categoría de
otro trastorno por déficit de atención con hiperactividad especificado se utiliza en
situaciones en las que el clínico opta por comunicar el motivo específico por el que
la presentación no cumple los criterios de trastorno por déficit de atención con
hiperactividad o de algún trastorno específico del desarrollo neurológico. Esto se
hace registrando “otro trastorno por déficit de atención con hiperactividad
específico” y a continuación el motivo específico (p. ej., “con síntomas de
inatención insuficientes”).

Trastorno por déficit de atención con hiperactividad no especificado


314.01 (F90.9)

Esta categoría se aplica a presentaciones en las que predominan los síntomas


característicos de trastorno por déficit de atención con hiperactividad que causan
malestar clínicamente significativo o deterioro del funcionamiento social, laboral o
de otras áreas importantes, pero que no cumplen todos los criterios del trastorno
por déficit de atención con hiperactividad o de ninguno de los trastornos de la
categoría diagnóstica de los trastornos del desarrollo neurológico. La categoría de
trastorno por déficit de atención con hiperactividad no especificado se utiliza en
situaciones en las que el clínico opta por no especificar el motivo de
incumplimiento de los criterios de trastorno por déficit de atención con
hiperactividad o de un trastorno del desarrollo neurológico específico, e incluye
presentaciones en lasque no existe suficiente información para hacer un
diagnóstico más específico.

TRASTORNOS HIPERCINÉTICOS SEGÚN EL CIE-10


F90
El CIE-10 contempla dentro de los trastorno del comportamiento y de las
emociones de comienzo habitual en la infancia y adolescencia, los llamados "
trastornos hipercinéticos", junto con los "Trastornos disociales" y los "Trastornos
disociales y de las emociones mixtos". Podemos decir que los trastornos
hipercinéticos son en el CIE-10 lo que el TDAH en el DSM-IV-TR.

Grupo de trastornos caracterizados por su comienzo temprano


(habitualmente,durante los primeros cinco años de la vida), por falta de
constanciaen las actividades que requieren de la participación de funciones
intelectualesy por una tendencia a cambiar de una actividad a otra, sin completar
ninguna,junto con una actividad desorganizada, mal regulada y excesiva.
Puedenhallarse asociadas varias otras anormalidades. Los niños
hipercinéticosson a menudo imprudentes e impulsivos, propensos a los accidentes
y averse en dificultades disciplinarias, más que por una actitud desafiante
deliberadapor incurrir en la violación irreflexiva de normas. Sus relacionescon los
adultos son a menudo socialmente desinhibidas, carentes de la reservay la
precaución normales. Son impopulares entre los demás niños, ypueden quedar
socialmente aislados. Es común el deterioro intelectual,mientras los retrasos
específicos del desarrollo motriz y del lenguaje sondesproporcionadamente
frecuentes. Entre las complicaciones secundariasse cuentan el comportamiento
asocial y la baja autoestima.

Excluye: esquizofrenia (F20.–)


trastornos (de, del):
• ansiedad (F41.–)
• generalizados del desarrollo (F84.–)
• humor [afectivos] (F30–F39)

F90.0 Perturbación de la actividad y de la atención


Trastorno o síndrome deficitario de la atención con hiperactividad
Trastorno hipercinético con déficit de la atención
Excluye: trastorno hipercinético asociado con trastorno de la
conducta (F90.1)
F90.1 Trastorno hipercinético de la conducta
Trastorno hipercinético asociado con trastorno de la conducta
F90.8 Otros trastornos hipercinéticos
F90.9 Trastorno hipercinético, no especificado
Reacción hipercinética de la niñez o de la adolescencia SAI
Síndrome hipercinético SAI

MITOS SOBRE EL TRASTORNO DE DEFICIT DE ANTENCIÓN CON


HIPERACTIVIDAD

Mito 1: El TDAH es culpa de los padres y su diagnóstico es poco fiable.

El TDAH es un trastorno del neurodesarrollo, de origen neurobiológico y con una


gran carga genética (coeficiente de heredabilidad del 75%). Afecta a la capacidad
del niño, adolescente o adulto de:

Regular su nivel de actividad, por lo que tienen hiperactividad.


Inhibir o frenar sus ideas, pensamientos o comportamiento, por lo que tienen
impulsividad.
Prestar atención a las acciones que realizan, por lo que tienen inatención.
La fiabilidad del diagnóstico es muy alta, y la presentación es bastante similar en
diferentes culturas.

Es por ello, que el TDAH no es culpa de los padres, y el trastorno no "aparece" por
una mala educación, por falta de comunicación padres-hijos, por falta de
afectividad, desacuerdos entre los padres, por separación o divorcio, por estar
viudos o solteros, por el nacimiento de un hermano menor, porque la madre o el
padre se ponga a trabajar, porque el padre o la madre trabajen mucho y pasen
poco tiempo en casa, por cambiarle de colegio, por cambiar mucho de casa, por
tener niñera, porque le cuiden los abuelos... aunque todos estos factores pueden
agravar la situación cuando sí existe el trastorno de base.

Los padres no deben aceptar nunca que nadie les culpe del trastorno de su hijo,
como tampoco se deben culpar si su hijo tiene diabetes o epilepsia.

Mito 2: El TDAH es una enfermedad nueva, y sólo existe en EE.UU. y es un


invento

El TDAH fue descrito ya en 1865 por el Alemán Hoffman en el cuento Der


Struwwelpeter y en 1902 por el Inglés Still y por el Español Rodríguez-Lafora.

Inicialmente se llamó Disfunción Cerebral Mínima, luego (1950) Síndrome


Hipercinético, más tarde (1960) Síndrome del Niño Hiperactivo o Reacción
Hipercinética de la Infancia, y más recientemente (1980) se cambió el nombre a
Trastorno por Déficit de Atención (con o sin Hiperactividad) (TDA con H, TDA sin
H).

Desde 1994 se llama TDAH, con tres subtipos: combinado, inatento e hiperactivo-
impulsivo. Aunque el nombre ha ido cambiando según hemos ido sabiendo más
sobre el trastorno, la entidad clínica TDAH está descrita desde hace más de 140
años, ¡¡desde la época de la Reina Isabel II en España, literalmente, desde antes
de la Guerra de Cuba, no es algo nuevo ni mucho menos.

La frecuencia es similar en todo el mundo, entre el 2 y el 6% según diferentes


estudios. Los padres no vienen el psiquiatra por capricho, sino porque el niño tiene
problemas serios en casa, en el colegio, con su rendimiento escolar, con su
funcionamiento social, y con su control de impulsos.
Mito 3: Los síntomas de TDAH son leves, se trata de una enfermedad falsa,
fruto del poco aguante de los padres de hoy, del perfeccionismo y la
exigencia excesivas.

El TDAH tiene un efecto muy negativo sobre la persona que lo padece.

A largo plazo, y si no se trata correctamente, reduce seriamente el rendimiento


académico del niño y desemboca en fracaso escolar, generando abandono de los
estudios o repetición del curso. Si pasan curso no dominan la materia anterior y la
base de conocimientos del niño se hace cada vez más endeble. Además afecta el
desarrollo social y emocional del niño.

Debido a los múltiples problemas en las relaciones con los compañeros por su
impulsividad, los niños con TDAH tienden a tener pocos amigos, poco duraderos,
y las relaciones son menos estrechas. Por los fracasos repetidos en el colegio, las
discusiones con los amigos y con los padres por malas notas y mal
comportamiento, son frecuentes los síntomas depresivos e incluso la depresión en
los niños con TDAH. Los niños con TDAH no tratado desarrollan con frecuencia
comportamientos negativistas: desobediencias progresivas, desafío a la autoridad
y poco a poco problemas de conducta mayores, e incluso abuso de alcohol y
drogas (especialmente porros).

No es un trastorno "cosmético", fruto del perfeccionismo de la sociedad. Los niños


con TDAH que no reciben tratamiento correcto suelen alcanzar trabajos o
profesiones por debajo de su capacidad. También son más susceptibles de tener
otros problemas si no se les trata adecuada y tempranamente, como mayor tasa
de embarazos en edades tempranas, mayor tasa de abuso de sustancias, menor
tasa de retención de un trabajo, y menor progresión laboral.

Mito 4: El TDAH sólo afecta en la niñez y desaparece en la adolescencia.

Es cierto que algunos síntomas de hiperactividad disminuyen con la edad,


transformándose en movimientos más finos (mover el pie, dar golpecitos). Sin
embargo, la inatención y especialmente la impulsividad permanecen en
adolescentes y adultos. Las estimaciones de los padres y personas que viven con
el paciente son más precisas que las del paciente, que a veces minimiza sus
síntomas. Se estima que la tercera parte de los niños con TDAH dejará de tener
TDAH antes de la adolescencia, la tercera parte dejará de tener TDAH antes de la
edad adulta, y la tercera parte seguirá teniendo TDAH de adultos. Pero como
hemos indicado, aunque algunos ya no cumplen criterios completos de TDAH,
siguen teniendo síntomas que les afectan, por lo que cada vez más se considera
al TDAH como un problema crónico que requiere manejo a largo plazo.

Mito 5: El TDAH sólo afecta a los niños y no a las niñas.

Las niñas con TDAH suelen pasar desapercibidas con más facilidad, porque
tienen menos hiperactividad y menos conductas negativistas desafiantes.
Comparadas con los niños tienen menos comorbilidad con trastornos de conducta,
trastornos del aprendizaje y depresión, pero más comorbilidad con trastornos de
ansiedad.

El problema es que como pasan desapercibidas, a veces no tienen problemas en


el rendimiento escolar hasta la secundaria, en edades de 11 a 15 años. Si el
médico es demasiado rígido con los criterios diagnósticos, puede decir que como
no ha tenido problemas antes de los 7 años no tiene TDAH.

A veces hemos visto a estas chicas en la consulta a los 17-18 años, y a pesar de
llevar tanto tiempo con un rendimiento muy por debajo de su capacidad, mejoran
mucho con medicación. Por eso les digo a los padres que nunca es demasiado
tarde para empezar a mejorar.

Mito 6: El TDAH lo debe diagnosticar y tratar primero el neurólogo o neuropediatra,


y si no mejora, entonces el psiquiatra infantil.

Un diagnóstico correcto y temprano es el primer paso para un buen manejo del


TDAH y para prevenir sus complicaciones.

Generalmente son los padres, profesores, psicólogos escolares, pedagogos, o


pediatras los que primero sospechan un posible TDAH en un niño que tiene
síntomas o problemas.

Un pediatra con experiencia y formación puede hacer un diagnóstico inicial e


incluso iniciar un tratamiento. Generalmente es un especialista en TDAH
(psiquiatra del niño y del adolescente, neuropediatra, psiquiatra, o psicólogo
clínico) el que hará un diagnóstico definitivo. Una vez realizado el diagnóstico, el
médico y su equipo diseña un plan de tratamiento que puede incluir la
participación de un psicólogo clínico, pedagogo, profesor de apoyo, y otros
profesionales para realizar parte del tratamiento.

Siempre que se sospecha un TDAH debe existir una evaluación por un médico
experto en el diagnóstico y tratamiento de niños con este problema. El psiquiatra
infantil y adolescente es un médico que puede ayudar a los padres y al niño. Debe
verse como un experto en el TDAH al que los padres consultan para poder tomar
mejor las decisiones médicas que afecten al niño. Lo mejor es buscar un
psiquiatra con el que los padres se sientan cómodos. Primero porque tenga una
calidad técnica reconocida, y luego porque sea capaz de hacerse entender y de
ser cercano a las necesidades de los padres. Si el psiquiatra no escucha a los
padres o les hace sentir culpables por los problemas del niño les recomiendo que
busque a otro más adecuado.

Mito 7: El tratamiento del TDAH deber ser primero sin medicación, y si no


mejora se puede usar medicación, porque los fármacos son peligrosos.

El tratamiento del TDAH debe incluir 3 partes:

Entrenamiento a los padres sobre el TDAH y cómo manejar aspectos de la


conducta del niño.
Apoyo y adaptación a nivel escolar.
Además es imprescindible un tratamiento médico con una medicación que ayude a
mejorar los déficits en neurotransmisores en algunas zonas del cerebro.
El tratamiento del TDAH no debe ser nunca solamente dar la medicación, pero
ésta es imprescindible en la inmensa mayoría de los casos.

Cuanto más sepan, lean y pregunten los padres sobre el TDAH mejor podrán
ayudar a su hijo.

Deben buscarse un médico para que evalúe y trate al niño, un médico que sea
experto en niños con TDAH y que tenga tiempo y paciencia para seguir al niño a lo
largo de su enfermedad.

Además los padres pueden:

Definir reglas claras de consecuencias y premios para ciertos comportamientos


Ayudar al niño a terminar una tarea o encargo dividiéndolo en pasos menores
Aumentar la estructura y el orden de la casa
Establecer rutinas estables y predecibles para organizar el tiempo
Eliminar ruidos y distracciones
Modificar la conducta del niño
Motivarles
Aumentar la disciplina haciendo que el niño sufra las consecuencias de saltarse
las normas.
Hay varios tipos de medicinas que han demostrado su eficacia en el TDAH
aprobadas para su uso: los estimulantes (en España Metilfenidato: Rubifén,
Concerta y Medikinet; fuera de España también Dextro- metilfenidato,
dextroanfetamina y mezcla de sales de anfetamina).

Estas medicinas actúan principalmente sobre la dopamina. También ayudan las


medicaciones no estimulantes como atomoxetina (Strattera) con efecto
principalmente sobre la noradrenalina.

Estas medicaciones son todas de primera elección en la mayoría de las guías


clínicas basadas en la evidencia elaboradas por expertos.

La elección de una u otra medicación debe hacerse de forma individualizada. En


todo tratamiento con medicación hay una fase inicial para alcanzar una dosis
adecuada, una fase de mantenimiento, donde la respuesta adecuada inicial se ha
alcanzado, y una fase de perfeccionamiento, donde se hacen retoques y se
atienden problemas emergentes, o nuevos síntomas. La colaboración entre el
médico y los padres es esencial en las tres fases.

Mito 8: Es mejor no dar medicación al niño y usar psicoterapia u otros


abordajes no farmacológicos.

La psicoterapia que ayuda al niño con TDAH es el entrenamiento de los padres


sobre los síntomas del TDAH, y sobre cómo controlar y manejar mejor el
comportamiento del niño.

La psicoterapia psicoanalítica no funciona en el TDAH.

También es muy útil el apoyo escolar, con técnicas de estudio, remediando las
dificultades del niño, intentando recuperar las áreas en las que tenga especial
dificultad o retraso respecto a sus compañeros.

Hay muchos mitos sobre métodos mágicos "alternativos" que pueden mejorar el
TDAH pero que no tienen ninguna base científica. Estos "tratamientos" se suelen
ofrecer en consultas privadas con gran coste de tiempo y dinero para los padres, y
sensación de fracaso para el niño.

No existe evidencia de que métodos como oír música de diferentes tonos para
reducación auditiva sirva para nada, como mucho puede relajar al niño, pero se
obtiene el mismo efecto comprando un disco y oyéndolo en casa.
Los tratamientos homeopáticos como agua magnetizada, hierbas de diferentes
tipos, ácidos grasos Omega-3 tampoco han demostrado eficacia. Algunas hierbas,
aunque sean naturales, pueden ser peligrosas (no confundir natural con
inofensivo). No por ser naturales, estos remedios son buenos, y generalmente su
eficacia no ha sido demostrada científicamente. Los padres deben desconfiar de
remedios fáciles que prometan "curación" permanente, rápida, sin esfuerzo y que
supongan un gran desembolso económico inicial.

Deben desconfiar de tratamientos no publicados en revistas científicas, que


impliquen el uso de algún artefacto patentado o supuesta medicación con
componente secreto o no claramente conocido.

Mito 9: Las medicaciones producen adicción, porque son drogas.

Este tema suele preocupar mucho a los padres y es importante que se entienda
bien. Es un falso mito que el metilfenidato produzca adicción. Aunque
químicamente el metilfenidato es similar a la anfetamina, a dosis normales en
TDAH y por vía oral no produce efecto euforizante. El metilfenidato, al tratar el
TDAH, de hecho reduce el riesgo de que el niño en el futuro abuse de drogas,
porque disminuye su a impulsividad. Sin embargo, dosis altas de metilfenidato
podrían causar efecto euforizante. Por ello, si se usa en chicos con problemas de
abuso de drogas o alcohol, debe hacerse con control cercano.

Los padres deben guardar bajo llave la medicación y darles sólo una pastilla cada
vez para evitar que tomen más de lo recetado. Esto limita el uso del metilfenidato
en adolescentes con problemas de abuso de alcohol o drogas o con trastorno de
conducta, pero no es el metilfenidato lo que produce éste abuso de drogas, sino el
TDAH.

La forma OROS®-Metilfenidato al ser una cápsula de liberación prolongada, tiene


menor riesgo de abuso.
La atomoxetina tampoco produce ningún efecto euforizante ni tiene riesgo de
adicción.

Mito 10: La medicación produce la medicación una reducción del


crecimiento en altura del niño.

El efecto de los estimulantes sobre el crecimiento ha sido una preocupación de


padres y médicos durante años y ha sido muy estudiado. Algunos estudios han
mostrado una reducción de la ganancia esperada de altura en los primeros 3 años
de tratamiento, aunque la significación clínica de estos datos es difícil de valorar.
Otros estudios encontraron una menor talla de los niños con TDAH tratados con
estimulantes a los 18 años, pero no encontraron diferencias más tarde, porque los
adolescentes con TDAH completaron su desarrollo un poco más tarde, y
alcanzaron tallas similares a los controles.

En estudios donde se interrumpía el metilfenidato los fines de semana y en


vacaciones no se observó ninguna ventaja en el crecimiento, por lo que no se
recomienda parar el tratamiento los fines de semana ni en vacaciones. La talla y el
peso deben monitorizarse de cerca, y en aquellos niños que pierden peso o no
ganan peso adecuadamente se pueden usar suplementos energéticos y calóricos.
La atomoxetina tampoco reduce el crecimiento en altura.

Mito 11: Es muy fácil de diagnosticar.

El diagnostico de TDAH es complejo, ya que a menudo se solapa con otros


trastornos o problemas. Muchos otros cuadros pueden mostrar hiperactividad sin
ser necesariamente TDAH.

Mito 12: Los niños muy movidos tienen TDAH.

No todos los niños activos y energéticos TDAH. El exceso de energía no es un


problema si se canaliza bien.

Mito 13: Hay que contener el movimiento.

Al contrario. Contener el movimiento solo aumentará la tensión interna y la


distractibilidad. Para mejorar el rendimiento atencional hay que canalizar el
movimiento mediante actividad productiva o no disruptiva.

Mito 14: La Hiperactividad y el CI están relacionados.

La capacidad intelectual (CI) es independiente del trastorno y no esta relacionado


con él. Tanto personas con un CI altos como bajos pueden tener TDAH.
REFERENCIAS:

Asociación Americana de Psiquiatría. (2002). Manual Diagnóstico y


Estadístico de los Trastornos Mentales, DSM-IV-TR. Barcelona:
Masson.
Asociación Americana de Psiquiatría. (2014). Manual Diagnóstico y
Estadístico de los Trastornos Mentales, DSM-V-TR. Washington, DC:
Masson. Disponible en: http://blancopeck.net/DSM-V%20Espanol.pdf
Organización Mundial de la Salud. (1995). Clasificación internacional de
Enfermedades, Decima revisión: Vol. 1: Washington, DC. Disponible
en:http://iris.paho.org/xmlui/bitstream/handle/123456789/6282/Volume1.
pdf
Soutullo C. (2012), Diez falsos mitos sobre el TDAH: Unidad de Psiquiatría
Infantil y Adolescente, Clínica Universitaria de Navarra. Disponible en:
https://ww.fundacioncadah.org/web/articulo/diez-falsos-mitos-sobre-el-
tdah-.html

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