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El Privilegio de Ser Coach (Laura Ramos)

Cada oportunidad de hacer coaching, sea en grupo o en sesión individual, permite crear
un espacio de reflexión en el que, si quieres, puedes permitirte observar tu interior desde
un punto de vista, ya no digo que sea nuevo, pero sí que quizá no te dedicas a él de
manera habitual, y, al mismo tiempo, si lo deseas, puedes aprender herramientas para tu
vida que puedes aplicar desde el primer momento.
Es como emprender un viaje en el que poder mirar con atención en qué punto de partida
te encuentras, eligiendo tu prioridad y pudiéndole dar la importancia adecuada, pues
abarcar varias cosas a la vez diluye la energía. Dedicarse a introducir grandes cambios en
varias áreas al mismo tiempo es como pretender que un canal de riego que lleva una
determinada cantidad de agua regase con la misma intensidad a un campo que a cinco, tu
energía se dispersa.
Una vez concretado ese punto de inicio que te indica dónde estás y hacia dónde quieres
ir, es momento de tender un puente que te permita acercarte hacia ello, un puente que te
lleva de la intención interior y la realización exterior. Un puente sencillo, directo y que se
camina paso a paso, pero sobre todo, se camina en acción.

En coaching utilizamos preguntas, muchas preguntas, preguntas abiertas, poderosas e


incómodas. El poder de una pregunta está en que la mente necesita contestarla, cada
pregunta escuchada te abre la posibilidad de traer a tu mente consciente aquello que se
encuentra en lo más profundo y no miras en tu quehacer habitual, es a través de las
preguntas que accedemos a niveles de información más profundos.
Las cinco preguntas básicas de comunicación qué, quién, dónde, cuándo, cómo, arrojan
luz sobre las circunstancias, concretan acerca de personas, lugar, tiempo, que es lo que
le da contexto, y sobre la logística. Cada respuesta es valiosa y conforma una pieza más
de tu propio puzle.
El Por qué, accede a las razones de tu objetivo, a las causas que te llevan a él. Es una
ruta delicada con la que hay que tener cuidado porque también es la vía más fácil para
acceder a las escusas que tú mismo te pones, un buen porqué argumentado consigue
enredarte en las escusas más sólidas para no ir hacia tu objetivo y quedarte donde estás.
Y el Para qué, accede a aquella información que conecta con el sentido de tu objetivo,
que puede estar conectado con el sentido de tu vida, con un sentido particular o con un
sentido más global que lo conecte incluso con un sentido social. Te conecta con aquello
que es realmente importante para ti y te puede llegar a decir si vas en la dirección
correcta o no.
Es como si tuvieras una linterna en la mano y jugases con ella, de forma que si la acercas
mucho al objeto, éste se ilumina con más luz, mientras que si la alejas para tomar
distancia, pierde intensidad pero ganas campo de iluminación. Con las cinco preguntas
básicas de la comunicación (qué, quién, dónde, cuándo, cómo) te acercas con la linterna
e iluminas con intensidad los detalles, y con el PORQUÉ y PARA QUÉ, te alejas para
acceder a otra información también necesaria, es la información que conecta con las
emociones, la intuición y tu propia dirección.
Las preguntas en sí no tienen mayor misterio, nada nuevo está escrito, ni con esto ni con
nada, lo nuevo es cómo tú reflexionas sobre las respuestas y el nivel de compromiso que
asumes contigo mismo para ponerle una luz diferente a tu situación. Es tu propia visión
personal la que hace que tu realidad sea única y, por lo tanto, la mejor guía para
caminarla son tus propias premisas, aquellas que hacen que seas quién eres y que te
permiten crear quién quieres ser.
Llegados a este punto, toda la información que hemos ido recogiendo en el proceso va a
permitir crear una hoja de ruta. Desde el coaching se trabajan herramientas para trazar un
buen plan de acción que guíe en ese puente desde tu situación actual hasta la realización
de lo que quieres. Como su propio nombre indica, incluye la creación de un Plan y entrar
en Acción.
El Plan requiere cierto análisis, hay muchas maneras de diseñarlo, muchas escuelas y
variantes que proponen dedicarte con énfasis a organizar exhaustivamente los diferentes
recursos. Con la dedicación sugerida tendrás un plan estupendo, pero si sigues sin
ACCIÓN, no tienes nada. Lo que marca la diferencia es ese paso que hace que la vida
comience a moverse, a coger color, a que parezca que por fin tú eres el protagonista.
Ese es el momento más fascinante como coach, justo cuando la persona decide ponerse
manos a la obra y lanzarse con un primer paso para hacer aquello que lleva años
soñando, o elige desenredar lo que está bloqueando su vida, o simplemente suelta el
control y se deja llevar por lo que su corazón le grita tan fuerte que ni su propia razón
puede ya acallar. El resto de posibilidades dejan de tomar fuerza y sólo queda sostener el
salto, estar presente justo entonces convierte la profesión de ser coach en un auténtico
privilegio.

Autora Laura Ramos


Periodista y coach
Directora de BeClarity,
Comunicación Integral y Liderazgo
Vicepresidenta de la Asociación
Aragonesa de Coaching, AraCoach
www.beclarity.com

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