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Escriben:
Dagmar Meyer
Ana Abramowski
Mariana Cantarelli
Patrice Vermeren
Laurence Cornu
Andrea Benvenuto
Stephane Douailler
Inés Dussel
Walter O. Kohan
Carlos Skliar
Francisco Jódar
Lucía Gómez
Estanislao Antelo
Lilian do Valle
Graciela Frigerio
Mônica Costa Netto
Jan Masschelein
Jorge Larrosa
Alejandro Cerletti
Mauricio Langon
Núria Estrach
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Directores: Consejo consultor:
Estanislao Antelo Francisco Beltrán (España)
Silvia Serra Graciela Frigerio (Argentina)
Tomaz Tadeu da Silva (Brasil)
Secretaria de redacción: Peter McLaren (U.S.A.)
Natalia Fattore Pablo Gentili (Brasil)
Francisco Jódar (España)
Consejo de redacción: Gustavo Fischman (U.S.A.)
Fabiana Bertín Lucía Gómez (España)
Eugenia Piazza
Paula Marini
María Paula Pierella
ISBN 987-1081-37-5
Impreso en Buenos Aires, Argentina, 2003.
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Índice
Editorial
Silvia Serra 7
Emancipación e igualdad:
Aspectos sociopolíticos de una experiencia pedagógica
Francisco Jódar y Lucía Gómez 91
Nada mejor que tener un buen desigual cerca
Estanislao Antelo 99
Piedra de tropiezo. La igualdad como punto de partida
Lilian do Valle 105
A propósito del maestro ignorante y sus lecciones.
Testimonio de una relación transferencial
Graciela Frigerio 111
La voluntad según Jacotot y el deseo de cada uno
Mônica Costa Netto 117
El alumno y la infancia: a propósito de lo pedagógico
Jan Masschelein 123
Pedagogía y fariseísmo.
Sobre la elevación y el rebajamiento en Gombrowicz
Jorge Larrosa 129
La política del maestro ignorante: la lección de Rancière
Alejandro Cerletti 137
Una pregunta a Jacques Rancière
Mauricio Langon 145
La pérdida de la razón política original según Rancière
Núria Estrach 157
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Editorial
Silvia Serra
Notas:
Cuidado y diferencia.
De la integridad a la fragmentación del ser 1
Dagmar E. Estermann Meyer
Enfermera. Doctora en Educación
Docente de la Facultad de Educación
de la Universidad Federal de Río Grande do Sul
Traducción: Ma. Paula Pierella
Centro de Estudios en Pedagogía Crítica
ne al Ser, ¿qué lo distingue o califica? es que esa noción de sujeto no puede sos-
Como nos muestra Jorge Larrosa (1994, tenerse más y que la misma precisa ser re-
p. 39) lo humano ha sido descripto como significada. Problematización hacia la
alguna modalidad de reflexividad de la cual el orden de las palabras integridad y
persona consigo misma desde tiempos fragmentación, presentes ya en el título
muy remotos; “en tanto, la reflexividad de este artículo, pretende apuntar.
(ordenada por la razón) sólo obtiene una Pero el sujeto humanista, definido por
cierta centralidad antropológica en la filo- una esencia que reside en la razón, fue
sofía moderna”, inaugurada por Bacon y producido en el ámbito de la misma epis-
Descartes, a partir de la cual se elabora la teme que no sólo lo escindió, sino que
idea de que la persona humana no existe subordinó la naturaleza a la cultura y la
en un sentido meramente factual, sujeta a transformó en objeto de conocimiento.
ciertas necesidades y deseos, fijada a cier- En ese proceso, el cuerpo fue separado
to modo de vida, sino que existe de ma- del espíritu –la sustancia que nos define
nera que puede adoptar una relación cog- como humanos– y así, inscripto en el do-
noscitiva y práctica con su propia exis- minio de la naturaleza, se constituyó, pa-
tencia, de manera que tenga una determi- radójicamente, en objeto de conocimiento
nada interpretación de quién es y de qué y de voluntad de la propia razón, que su-
puede hacer consigo misma. puestamente, lo habita. Así, en contrapo-
Aquí tenemos en acción la noción de sición a la indivisibilidad y a la rigidez
sujeto inaugurada por el Iluminismo. del sujeto y de la razón, el cuerpo, some-
También llamado sujeto cartesiano o su- tido a la ciencia, empezó a ser minuciosa-
jeto humanista, éste es concebido como mente cortado, explorado y descripto,
siendo capaz de ser (o de volverse) total- para ser conocido, dominado y transfor-
mente autónomo, libre, autoconsciente y mado: descompuesto en partes cada vez
coherente, y su centro o esencia reside en menores, en un trayecto que se extiende
un núcleo interior que lo constituye desde desde la superficie hasta el interior (como
que nace, desarrollándose con él en un la anátomo-clínica), de los órganos a los
movimiento de perfeccionamiento conti- tejidos (con la fisiología y la microbiolo-
nuo, a lo largo de su existencia. Ese cen- gía) y desde éstos a las células hasta lle-
tro, tomado como origen de la racionali- gar a lo recóndito de los genes (con la in-
dad, de la conciencia y del conocimiento, geniería genética).
constituye, desde esta perspectiva, lo hu- Irónicamente, los procesos de inva-
mano que lo califica como sujeto. Esta sión, descuartizamiento, intervención y
definición de ser humano que hoy nos re- modelado radical del cuerpo, propiciados
sulta tan familiar, natural y evidente, es, en gran parte por los “avances” de la
sin embargo, cultural e histórica; o sea, Ciencia Positivista y de sus despliegues
ella no tiene nada de natural y de auto- tecnológicos actuales –que constituyen el
evidente, y hemos sido confrontados con dominio de la racionalidad cartesiana por
esta problematización desde la emergen- excelencia– no sólo motivaron sino que
cia del psicoanálisis freudiano, pasando volvieron inevitables los cuestionamien-
por el estructuralismo y entrando por tos acerca de la unidad, la esencia y la au-
todas las teorías “pós”. Lo que estas teo- tonomía del sujeto humano. Como sostie-
rías, de diferentes modos, han enfatizado ne Tomaz Tadeu da Silva (2000a, p.12)
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 11
modos de ser enfermera y de ejercer la En- nes pueden mostrarse conflictivas para
fermería son clasificados y valorados. los mismos sujetos, haciéndolos oscilar,
Stuart Hall (1997a) discute algunos de deslizar entre ellas –percibirse de distin-
los despliegues de estas resignificaciones tos modos. (...) Diferentes situaciones
de sujeto, cuerpo e identidad en los estu- movilizan a los sujetos y a los grupos de
dios que investigan, por ejemplo, la pro- diferentes modos, provocan alianzas y
ducción de identidades sociales y cultura- conflictos que no siempre pueden ser
les. Desde esta perspectiva es posible comprendidos a partir de un único móvil
pensar, por ejemplo, que ser mujer y en- central (op.cit, p. 51-52).”
fermera no constituye necesariamente un
conjunto de atributos que deberían confi- La teorización cultural contemporánea
gurar una identidad profesional coherente ha reiterado, también exhaustivamente,
y armónica, centrada y definida por una que las posibles respuestas a la pregunta
única teoría, campo de conocimiento o Quién y qué somos nosotros, instaladas
disciplina académica, sino que estos atri- por las resignificaciones del SER –en
butos definen diferentes identidades y tanto cuerpo y en tanto sujeto– se definen
cuerpos que podemos ocupar y con los desde las mismas relaciones que nos per-
cuales vivimos en diferentes momentos e miten reconocer lo que no somos, y la
instancias de nuestra vida. El ser es, desde operación de poder involucrada en estas
este punto de vista, una composición, a definiciones nos posiciona de diferentes
veces conflictiva, de muchos “yo” que no formas, en diferentes lugares, con dife-
tienen una identidad fija, esencial o per- rentes efectos, en las sociedades y grupos
manente. Como enfatiza Hall (1997 a, en que vivimos. Lo cual nos remite al se-
p.13): la “identidad se vuelve una celebra- gundo punto que pretendo discutir en este
ción móvil, formada y transformada con- texto: las nociones de diferencia y diver-
tinuamente en relación a las formas por sidad.
las cuales somos representados o interpe-
lados por los sistemas lingüísticos y cultu- ¿Diversidad o diferencia? Las redes del
rales que nos rodean. Se define histórica poder y del lenguaje
y culturalmente, y no biológicamente.”
Esa composición no puede, por lo Las discusiones en torno a las nociones
tanto, ser entendida como resultado de la de diversidad, diferencia e identidad han
superposición de múltiples capas “como ocupado mucho espacio en el ámbito de
si el sujeto se fuese haciendo ‘sumándo- las teorías culturales contemporáneas, es-
las’ o ‘agregándolas’ consensual y armó- pecialmente en el área de las Ciencias So-
nicamente.” Como alerta Guacira Louro ciales y Humanas. En el campo de la edu-
(1997, p. 51), refiriéndose al concepto de cación, por ejemplo, esto es muy visible
múltiples posiciones de sujeto o identi- en los debates y proposiciones en torno a
dades: los posibles (y necesarios) despliegues
curriculares de las perspectivas multicul-
“Es preciso entender que ellas se inter- turalistas. También en el área de la Salud
fieren mutuamente, se articulan; pueden y más específicamente en las teorizacio-
ser contradictorias; provocan, en fin, dife- nes acerca del cuidado, esta discusión
rentes posiciones. Esas distintas posicio- está siendo abordada desde otro “lugar”
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 13
teórico, pudiendo citarse como ejemplo la individuos sea la misma. Más allá de eso,
Teoría Transcultural de Madeleine Lei- existe una multiplicidad de posiciones te-
ninger. óricas y políticas imbuidas en los conoci-
En el contexto del debate en torno al mientos que sustentan el saber/hacer en
multiculturalismo se ha prestado atención el área de la salud. Entonces, ¿estamos
a la problemática anclada en el uso de la tratando con desigualdades producidas
noción de diversidad. Esta problemática como diferencias o con diversidades?
se relaciona con el sentido que está usual- Desde el marco con el que vengo tra-
mente inscripto en esta noción; o sea, que bajando, se entiende que el término diver-
las diferencias entre los seres humanos sidad, tal como se emplea habitualmente,
tienen una existencia propia, que estaría supone diferencias naturalmente dadas y,
dada por su naturaleza biológica o cultu- de esta forma, tiende a hacer invisibles las
ral. Desde el abordaje de la diversidad, di- relaciones de poder involucradas en su
ferencia e identidad son tratadas como producción. Esa operación también hace
esencias fijas, independientes, universales invisible el hecho de que el punto de vista
e inmutables que precisan ser reconoci- del respeto y de la tolerancia vinculado a
das, toleradas, o, en el mejor de los casos, ella, implica una relación de poder y de
respetadas. Se trataría, por ejemplo, de re- jerarquía en la que alguien (en general
conocer que existe una diversidad de seres una identidad hegemónica) puede o debe
que adolecen y de enfermedades que los aprender a tolerar, en tanto que el otro
acometen, o una infinidad de modos de (una identidad desviada) es colocado en
ser o volverse “cuidador”, o aun una va- la posición de ser tolerado.
riada gama de posibilidades de concebir y Silva (2000b, p. 76) es, en Brasil, uno
ejercitar el cuidado. Una vez que tales di- de los autores que defiende la necesidad
versidades simplemente existen necesita- de contar una “teoría de la diferencia y la
mos, en tanto profesionales de la salud, identidad” que nos permita operar con la
aprender a convivir bien con ellas. diferencia, considerándola “no simple-
Ocurre que hay enfermedades frente mente como el resultado de un proceso,
a las cuales determinados grupos o indi- sino como el proceso mismo por el cual
viduos están más expuestos que otros, tanto la identidad como la diferencia –en-
como muestra, por ejemplo, un estudio tendida aquí como resultado– son produ-
divulgado en una editorial publicada por cidas”. Desde esta perspectiva, diferencia
el Diario Zero Hora (15/10/2000, p. 12), e identidad son conceptos relacionales y
que señala una diferencia media de 12 mutuamente dependientes porque, para
años entre las expectativas de vida de ne- existir, la identidad se fundamenta en
gros que viven en el Nordeste en relación algo externo, sobre otra identidad que ella
a los blancos que viven en el Sur de Bra- no es –lo “otro”, o la diferencia. Sólo sa-
sil. Hay también enfermedades que tienen bemos qué es Enfermería porque tenemos
efectos muy diferentes para los diferentes como referente algo que no es Enferme-
sujetos sociales: las repercusiones socia- ría. Eso significa entender que la identi-
les para quien es identificado como niño dad está marcada por la diferencia. Iden-
sidoso o como usuario de drogas sidoso tidad y diferencia son entendidas allí
son significativamente diferentes, a pesar como mutuamente determinadas, al inte-
de que la patología que afecta a los dos rior de procesos de diferenciación, cuyos
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tica. Desde este punto de vista, el cuidado chos cánones científicos y racionalida-
tampoco podría ser pensado, como se lo des. Y esto es bastante significativo en un
hace comúnmente, como una esencia ge- campo, como el de la salud, que viene
neralizada y universalizada de lo femeni- asumiendo una centralidad cada vez
no. Entendiendo las Teorías del Cuidado mayor en la regulación de la vida en las
como un campo de lucha por el derecho sociedades contemporáneas.
de definir qué es ser cuidadora y qué es Sin embargo, poder y resistencia están
cuidar en este contexto, la cuestión que intrínsecamente relacionados con la pro-
tendría que movilizar la discusión no de- ducción de conocimientos, y los efectos
bería ser: ¿qué es el cuidado? o ¿cuál es la de poder de tales conocimientos no son
mejor, más verdadera y más completa de- únicos ni lineales, por lo que no pueden
finición del cuidado? Lo importante aquí, ser asegurados ni determinados a priori.
considerando los depliegues de la resigni- Es preciso, entonces, preguntarse también
ficación postestructuralista sobre el poder qué otras implicaciones podrían tener
y el lenguaje es: ¿Cómo fueron produci- para las mujeres y las profesionales de la
das estas diferentes concepciones de cui- salud, teorizaciones en las que se articu-
dado y cuidadora? ¿Cuáles fueron o son lan, por ejemplo, presupuestos como: “el
las diferentes instituciones sociales, gru- cuidado es innato a las mujeres”, “el cui-
pos profesionales y campos de conoci- dado es algo inherente a la mujer (...)”2.
miento en lucha en dicho proceso de defi- ¿Qué otros efectos pueden tener aquellos
nición? ¿Qué mecanismos y estrategias sentidos que establecen una relación uní-
han permitido transformar determinadas voca y esencialista entre mujer y cuidado,
definiciones del cuidado en “verdades considerando perspectivas como las tra-
más verdaderas que otras” que también bajadas aquí?
son vividas y practicadas en ese campo Entender el cuidado como una acción
profesional? ¿Con qué efectos, para qué política nos puede permitir vislumbrar
grupos? más de lo que lo hacen los importantes
Como ya señalé en un trabajo anterior movimientos de resistencia y resignifica-
(Meyer, 2000c), estos cuestionamientos ción que acontecen en el área de la salud
nos permitirían situar a las Teorías del –movimientos que las teorías del cuidado
Cuidado como un movimiento específico ciertamente corporizan. Esto implicaría
importante dentro de las conflictivas re- avanzar un poco más en la conceptualiza-
laciones de acercamiento, diferenciación ción acerca de los intereses y efectos de
o contestación al dominio de la Ciencia poder de tales teorías que, dentro de otras
(con C mayúscula), de las prácticas médi- cosas, también parecen estar produciendo
cas y sus principios, en el área de la salud. y legitimando “esencias” de mujer, del
Permitirían entenderlas, pues, como ins- cuidado y de la salud. ¿Algunos de esos
trumentos que buscan legitimar saberes y presupuestos no podrían estar contrarian-
prácticas que pretenden distinguirse de do parte de nuestros proyectos explícitos
aquellos conocimientos biologicistas, cu- de transformación social y profesional?
rativistas y mecanicistas, aún hegemóni- Esto no significa abandonar o negar di-
cos en ese contexto. Desde este punto de chas teorías como importantes dimensio-
vista, podrían ser entendidas como espa- nes del saber/hacer/educar en salud, pero
cios de resistencia y contestación a di- implicaría dislocarlas del lugar de signifi-
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interior, buscan introducir y valorar otros cault llamó separar-se de sí mismo. Sepa-
saberes y la diferencia en la relación de rar-se para mirar de afuera, como si no las
cuidar, como así también construir mar- conociéramos, a las teorías y prácticas que
cos teóricos que se distancien de aquellas nos constituyen tan profundamente que ni
perspectivas, tanto biologicistas como siquiera las percibimos como aprendidas,
humanistas que continúan siendo, en o, dicho de otro modo, incorporar la mira-
nuestra época, las grandes instancias de da extranjera que, por ser extranjera es
definición de lo Humano. Explorar los in- capaz, incluso, de ejercitar el extraña-
tersticios, la movilidad y el carácter pro- miento, la perplejidad y el descubrimiento
visorio de los territorios constituyentes enfrente del propio saber/hacer/educar...
de las identidades. Incorporar las teorías
sobre el cuidado como referentes que per- Notas:
miten ensayar el movimiento sugerido
por el título de este artículo, o sea, un mo- (1) Versión de un artículo publicado
vimiento que echa mano (o por lo menos con el mismo título en la Revista Gaucha
coloca bajo sospecha) a la visión de inte- de Enfermagem, v.22, nº 2.
gridad absolutizante y aprisionadora del (2) Cf. Collière, apud Zampiere, M.F.,
SER, para pensarlo como un incesante 1997: 279-80
proceso de producción, rupturas y dislo-
caciones. Pensar al cuidado en su relación Referencias Bibliográficas:
con la diferencia, incorporando en su teo-
rización las estrategias y herramientas FOUCAULT, Michel (1998) História da
que posibilitan poner en jaque, perma- sexualidade. O Uso dos prazeres. 8a.
nentemente, cualquier posibilidad de ed. Graal: Rio de Janeiro. [Historia de
congelamiento, estabilidad y cierre de su la sexualidad. 2- El uso de los place-
definición. Favorecer, en fin, “aquellas res. Siglo XXI:Buenos Aires, 1991.]
formas de experimentación que hagan di- GILES, Judy; MIDDLETON, Tim (1999)
fícil el retorno al mismo sujeto [al mismo Studying culture. A practical introduc-
cuerpo] y a las mismas identidades”. tion. Blackwell Publishers: Oxford
(Tadeu Da Silva, 2000b, p.100). (UK).
Tal vez ahí resida el valor de la metá- HALL, Stuart. (1997a) Identidades cultu-
fora de la mirada extranjera para pensar rais na pós-modernidade. DP&A:Rio
el Cuidado en el área de la salud. Metáfo- de Janeiro.
ra que está estrechamente relacionada con ______ (ed.) (1997b) Representation.
otras dos, reiteradamente utilizadas por la Cultural representations and signif-
teoría cultural para enfatizar el carácter ying practices. Sage/Open University:
móvil de la diferencia y la identidad: las London.
metáforas del viaje y del cruce de fronte- LARROSA, Jorge. (1994) Tecnologias do
ras, ya que “el viaje obliga al que viaja a Eu e Educação. En: SILVA, T. T. (org.)
sentirse ‘extranjero’, posicionándolo tem- O sujeito da Educação. Estudos fou-
porariamente como el “otro”. El viaje caultianos. Vozes: Petrópolis, 35-86.
otorga la experiencia de ‘no sentirse en LOURO, Guacira L. (1997) Gênero, Se-
casa’ (...)” (Tadeu da Silva, 2000b, p.88), xualidade e Educação. Vozes: Petró-
que es exactamente el ejercicio que Fou- polis.
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20 DOSSIER I: LA EDUCACIÓN Y EL CUIDADO DEL OTRO
Algo que podríamos llamar cariño magis- Por diversos motivos, pareciera que
terial se nos revela, en principio, multifa- asistimos a una progresiva “afectiviza-
cético y omnipresente. Por un lado están ción” de las relaciones pedagógicas. Ya
los aspirantes a maestros que expresan, sea porque la crisis social requiere de do-
junto con su motivación vocacional, que centes que, prioritariamente, contengan a
su elección por la docencia se debe a su sus alumnos afectivamente; porque ante
“amor por los niños”.1 Por otro lado, mu- magras recompensas pecuniarias se ubi-
chos de los docentes en ejercicio dicen can en el centro las retribuciones afecti-
que “brindar afecto” está en el centro de vas; o porque la desautorización de prác-
la tarea pedagógica, siendo el trabajo do- ticas de enseñanza más o menos autorita-
cente una labor caracterizada por traer rias, verticales y rígidas hace tiempo está
consigo, en gran y mayor medida, recom- habilitando relaciones menos distantes,
pensas afectivas.2 También los dictados más íntimas y afectivas entre docentes y
de la psicología y las pedagogías centra- alumnos, los maestros y profesores pare-
das en el niño y el aprendizaje afirman, cen haberse vuelto más querendones que
tomando marcada distancia de las prácti- antes.
cas áulicas focalizadas en el docente Pero también es cierto que asociacio-
–consideradas, por su magistrocentrismo, nes del tipo “amor por los niños-magiste-
autoritarias y verticales–, que es necesa- rio” o “brindar afecto-docencia” no resul-
rio vencer la distancia que separa a maes- tan absolutamente novedosas ni son ex-
tros de alumnos, creando y manteniendo clusivas de los últimos 20 o 30 años. Un
un espacio íntimo entre ambos.3 Por otra ejemplo de ello puede extraerse del si-
parte, desde hace unos largos años –y cri- guiente fragmento publicado en 1920 en
sis de por medio– la palabra afecto se
El Monitor de la Educación Común: “Se
pronuncia antecedida de otra, contención,
necesita una maestra de verdad, que ame
siendo el maestro o profesor el encargado
su profesión, que no sea apática, dormida,
de dar lo que la familia y otras institucio-
rutinaria; que animada del vivo anhelo de
nes no prestan, y quedando relegada, en
perfeccionarse sepa producir siempre más
este mismo movimiento –según se dice–,
la tarea de enseñar.4 Finalmente, todo este y mejor; que sintiéndose feliz en presen-
cariño confluye a la hora de enumerar las cia de los niños confunda su alma con la
cualidades de lo que se considera un de ellos, manteniendo esa simpática co-
“buen docente”. munión de afectos que permite, al niño,
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22 DOSSIER I: LA EDUCACIÓN Y EL CUIDADO DEL OTRO
manifestarse como es, y al maestro, cono- ejemplo, que detrás del barniz de rigidez
cerlo bien”. (citado en Sarlo, 1998: 40). y severidad de los maestros de antaño,
Será tal vez porque las cuestiones del había un profundo cariño solapado. Todos
corazón son más bien inestables, que ante los docentes, a fin de cuentas, querrían a
los afectos magisteriales oscilamos siem- sus alumnos, claro, aunque cada uno lo
pre entre romances primerizos y amores haga a “su manera”. Esto admitiría decir
eternos, entre excesos de cariño y caren- que, aunque no lo veamos, eso que hemos
cias afectivas. Por momentos, el eros ma- dado en llamar cariño magisterial, siem-
gisterial pareciera un fenómeno reciente, pre estuvo y está. Una generación espon-
inaugurado ya sea por la última crisis so- tánea y súbita de afecto se produciría en-
cial o por los avatares de la actual psico- tonces cuando un ser en calidad de ense-
logía. En otras ocasiones, el cariño de los ñante se enfrenta a otro en condición de
docentes por los alumnos se muestra eter- aprendiz. Y si el amor es más fuerte, el
no, más allá y más acá de tiempos y luga- afecto pedagógico sería una especie de
res. Por otra parte, a veces se dice que la efluvio brotando naturalmente de la inte-
insuficiencia de afecto es la culpable de rioridad del educador hacia el exterior.
malas enseñanzas; otras, que el exceso de Admitimos que el encuentro pedagó-
sentimientos y emociones desplaza la gico se da sobre un colchón de afectivi-
tarea propiamente educativa. Como se dad; aceptamos que algo del orden de lo
verá, los amores pedagógicos tienen una afectivo se pone en juego cuando dos per-
historia algo más larga y compleja que sonas se encuentran en un acto educativo.
merece ser revisada. El vínculo pedagógico está cargado de
afectividad, es cierto, pero esto no es lo
¿Aunque no lo veamos el cariño siem- mismo que decir que “a los docentes les
pre está? deben gustar los chicos para poder ense-
ñarles”, o que este suelo de afectividad se
Según se escucha con frecuencia, un par- compone de “la ternura natural que gene-
ticular y preexistente afecto por los chicos ran los niños”. Aceptar el investimento
es para muchos jóvenes motivo suficiente afectivo de la relación educativa no im-
para elegir la carrera docente. Un afecto plica congelar rápidamente la palabra
que además de preexistente se considera “afecto” en un único y trascendente signi-
necesario para llevar adelante la ardua ficado, ni mucho menos traducir, reducir
tarea de educar. El eros magisterial se ubi- y reemplazar inmediatamente la noción
caría de este modo en la base del trabajo de “afecto” por la de “cariño”. Castigos,
docente: así como los chicos, en el fondo, humillaciones y azotes (presentes y pasa-
terminarían siempre siendo buenos; los dos), aun perpetrados con las mejores in-
maestros, también en el fondo, terminarí- tenciones pedagógicas, insisten en demos-
an siempre sintiendo ternura por ellos. trarnos los límites de esa cosa llamada
Este cariño pedagógico entendido amor. Daremos pues legitimidad a la fór-
como constitutivo de la relación docen- mula “aunque no lo veamos el afecto
te–alumno, algunos lo remontan a la An- siempre está”, siempre y cuando senti-
tigua Grecia, a la conocida relación peda- mientos tales como la crueldad, el odio o
gógico-afectiva de un Sócrates y un Alci- el rencor sean también considerados como
bíades. Así sería posible afirmar, por formas posibles de este afecto pedagógi-
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 23
co. Entonces, elegimos afirmar que, antes son en sí mismos productos de discursos
que de un eterno, natural y siempre bien disciplinarios. Nosotros maximizamos
intencionado cariño magisterial, el en- nuestros placeres pedagógicos trabajando
cuentro educativo estará plagado de sen- dentro de las reglas discursivas de la “en-
timientos, placeres y emociones por señanza apropiada”. Si esas reglas apuntan
demás ambivalentes5, cambiantes e histo- a una relación de cuidado como la manera
rizables. correcta de enseñar, entonces esto es preci-
samente lo que nos gusta tener. (McWi-
Afectos apropiados lliam, 2002)
Decir que el placer (en nuestro caso
Ubicados en el terreno del amor es difícil, preferiríamos hablar del “sentir cariño
en principio, aceptar que nos hallamos por los niños”) se entrena y disciplina,
ante constricciones, mandatos o regula- que no es natural, espontáneo ni inmuta-
ciones. Pero es hora de decirlo: a querer, ble no significa en absoluto negar la exis-
a sentir de determinada manera y no de tencia real de sentimientos. Por el contra-
otra, se aprende. Es Erica McWilliam la rio, esta afirmación nos conduce a soste-
que recurre a la noción de placeres apro- ner que los sentimientos efectivamente
piados e inapropiados para explicar esta sentidos por los docentes no se alejan,
cuestión: los “buenos” maestros se con- sino que son producto, de los sentimien-
ducen de acuerdo a las prescripciones del tos pensables, sentibles, decibles, dispo-
buen enseñar que están disponibles para nibles para ser sentidos en determinados
ser pensadas y sentidas. Hablar de senti- tiempos y espacios.
mientos adecuados es llamar la atención El planteo de McWilliam nos permite
al hecho de que la honestidad en torno a avanzar en muchas direcciones. Una de
nuestros deseos y placeres no es natural ellas es la que nos conduce a separarnos
sino producto de un adiestramiento. Este de la idea de una marcha progresiva y as-
hecho se invisibiliza por la propia apa- cendente hacia la optimización de las
riencia “natural” de la buena pedagogía. prácticas pedagógicas. McWilliam cuenta
Es natural que un buen maestro se preo- que las extensas conversaciones en la
cupe por su alumno. Es natural que un mesa de la cocina con su mamá y sus dos
maestro deba querer conocer a su estu- tíos –los tres maestros de escuela en Aus-
diante. Es fácil olvidar, como señala Peter tralia en la década del ‘50– fueron para
Cryle (1997), que la “naturalidad” es en sí ella las primeras prácticas de entrena-
misma una construcción moderna, un miento en el rubro de los placeres peda-
medio de organizar el lenguaje de modo gógicos. Según las anécdotas rememora-
que ciertas ideas sobre lo que es apropia- das, sus familiares, en ciertas y apropia-
do puedan ser pensables. Entonces el das circunstancias, pegaban, sacudían y
cómo llegamos a gustar de la enseñanza, zamarreaban a sus estudiantes, y esto en
el cómo llegamos a desear los placeres absoluto los convertía en malos maestros.
particulares que ella nos regala, puede ser Por el contrario, eran malos maestros, por
entendido como un dominio (de hechos) aquel entonces, aquellos docentes que no
que es gobernado antes que espontáneo. pegaban correctamente, en su justa medi-
Los placeres que tenemos como “buenos da, en el momento indicado. Aunque
maestros” no son ilimitados porque ellos cueste aceptarlo, los castigos corporales o
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24 DOSSIER I: LA EDUCACIÓN Y EL CUIDADO DEL OTRO
el trato indiferente hacia los alumnos no lín ya criadito, qué lástima” –dijo el veci-
eran prácticas equivocadas que fueron sa- no– a lo que el estanciero contestó “¡sí,
biamente superadas en el camino hacia el lástima, pero hijos se hacen, más carneros
progreso, sino productos históricamente finos no se hacen!” (Barrán,1990:75). Es
situados. que no había motivos suficientes para en-
cariñarse con los pequeñines que, además
Al alumno, con cariño de abundar, no tenían pronosticada, en
principio, una vida demasiado prolonga-
La naturalidad, espontaneidad y eternidad da. Una de las novedades de la sociedad
del afecto magisterial comenzarán a ser “civilizada”7 rioplatense (que coincidió
puestas en cuestión a medida que avance- con la incipiente escasez de infantes) fue
mos en el trazado de algunas coordena- la aparición del niño amado: “El cuidado
das. Para ello, podemos empezar por re- de los niños ganó terreno como preocupa-
conocer que los niños, esos locos bajitos, ción social y la ternura se convirtió en un
no siempre han inspirado cariño. Tal valor y hasta comenzó a percibírsela
como lo señalara oportunamente Philippe como probable factor educativo” (Ba-
Ariès bajo la conocida fórmula de “senti- rrán,1991:108)
miento moderno de infancia”, la niñez Destaquemos entonces que el trato
como objeto de amor, cuidado y ternura tierno hacia los niños tiene fecha de in-
no ha existido siempre, sino que comenzó greso a la escuela, desplazando con su
a perfilarse, en Europa, a partir del XVI. llegada la centralidad de la coacción físi-
(Varela y Alvarez Uría, 1991) ca en la consecución de los objetivos
Ubicados en territorio rioplatense y si- educacionales. A la par que comienzan a
guiendo la Historia de la Sensibilidad del prohibirse expresamente los castigos cor-
uruguayo José Pedro Barrán (1990; 1991) porales ya desde principios del siglo XIX
podremos ver el nacimiento de la idea del en las escuelas argentinas8, se demandan
“niño como objeto de amor”, en esta re- docentes amables, sinceros, circunspec-
gión, hacia finales del siglo XIX.6 No es tos, dulces, firmes y justos, que jamás
que antes del período en cuestión las cari- usen palabras ofensivas, chanzas, burlas
cias y mimos para con los niños hubieran o den señales de ira, tal como afirma un
estado definitivamente ausentes; lo que artículo publicado en La Educación en
no se producía era el esfuerzo consciente 1886. (citado en Puiggrós, 1996)
de los adultos de comportarse de manera No es que la violencia física hacia los
afectuosa con los pequeños, ya que esta niños, dentro y fuera de la escuela, hu-
modalidad del trato, o bien era evaluada biera desaparecido (ni siquiera hoy po-
negativamente, o directamente no se la dríamos aventurar tal afirmación), pero
consideraba vital para la reproducción de comenzó a ser ejercida en nombre de
la sociedad (Barrán,1991). Cuenta Ba- nuevas motivaciones. Castigos propina-
rrán, por ejemplo, que a fines de siglo dos con “verdadero sentimiento”, y “por
XIX un vecino fue a dar el pésame por la amor” darán cuenta de la complejidad y
muerte de su hijo a un rico estanciero, y ambivalencia de la nueva sensibilidad
que este buen hombre de campo estaba “civilizada” (Barrán, 1991)9, originan-
más apenado por la muerte de un borrego do, quizás, controversiales frases del
que por la de su pequeño niño: “el chiqui- tipo “porque te quiero te aporreo” o “lo
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 25
hago (te castigo, te pego) por tu propio abnegación, más que asentarse en la cer-
bien”. teza comprobada de estas cualidades, se
Un nuevo imperativo pedagógico-vin- debía a la voluntad de construirlas e im-
cular dictamina a los docentes evitar los ponerlas. Si hubieran sido tan inofensiva-
gritos, los gestos desproporcionados, los mente buenas y maleables no hubiera
arrebatos, las burlas, los insultos, las hu- sido necesaria tanta propaganda sobre su
millaciones. La disciplina debe ser ama- docilidad.11 Es que las mujeres, en reali-
blemente inducida. Dice Puiggrós que el dad, seguían inspirando todavía esa mez-
Reglamento para Escuelas Militares con- cla de temor diabólico, misterio y tenta-
feccionado en 1909 sostenía que los di- ción sexual predominante de los siglos
rectores y maestros procurarían “mante- XVI y XVII. (Barrán, 1991) Los ideales
ner el orden y estimular la aplicación de de templanza propios de la sociedad deci-
los alumnos, siendo afectuosos, emplean- monónica urgían poner bajo control la in-
do la persuasión preventiva y esforzándo- temperancia femenina.
se en que éstos los juzguen nobles y jus- Allí se origina otro de los rasgos que
tos, y tengan respeto y cariño”. (Puiggrós, caracterizan a la maestra modelo de los
1996: 341-342). En términos de Megan orígenes del sistema educativo argentino
Boler (1999), las maestras serán algo así en lo que a su perfil afectivo se refiere: la
como “policías dedicadas y maternales” mesura. Y lo que vale para la ira también
(“caring police”). sirve para el amor. Así como los docentes
La temprana e intencional feminiza- deben contener su irritación, también
ción del plantel docente de nuestro país10, deben querer a sus alumnos –sí, pero no
nos obliga a repetir con Boler, maestras. demasiado–. Las formas del afecto solici-
Es que las principales aptitudes de las tado serán el cariño, la ternura, el cuida-
mujeres del novecientos rioplatense, que do, la comprensión, la dulzura, pero
consistían, según los cánones de la época, siempre con moderación y cuidando los
en sus inclinaciones naturales hacia la excesos. Esta moderación, allá por princi-
maternidad y el cuidado de los niños, hi- pios del siglo XX, no estará en absoluto
cieron pensar a los hombres de aquel relacionada con los actuales temores y
tiempo que ellas eran las indicadas para el denuncias de acoso sexual.12 Tendrá que
ejercicio del rol docente. En este sentido, ver, siguiendo una vez más a Barrán
que la feminización de la docencia tuvie- (1991), con otro de los rasgos de la sensi-
ra efectos de dulcificación (Morgade, bilidad “civilizada”, que es la represión
1997) sobre las prácticas educativas, de las emociones, la gravedad del tono, el
antes que una mera casualidad fue parte pudor, la severidad, en pocas palabras: la
del proyecto político pedagógico de los seriedad de la vida (p. 33). De hecho, el
orígenes de la escuela argentina. ejercicio de la autoridad (pedagógica en
Pero las mujeres no sólo eran educa- nuestro caso) necesitaba de cierta frialdad
doras natas (pacientes, comprensivas, y distancia emotiva para resultar eficaz.
bondadosas) para la sociedad patriarcal Se pedirá a los maestros que se compor-
del siglo XIX. También eran histéricas, ten cariñosamente con sus alumnos, pero
pasivas y algo tontas, a la vez que gusta- siempre con recato y mesura, sin olvidar
ban del lujo y el despilfarro. La insisten- que los niños, además de ser objeto de
cia en su natural sumisión, suavidad, y cuidado, son finalmente hijos del rigor.
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26 DOSSIER I: LA EDUCACIÓN Y EL CUIDADO DEL OTRO
Que a lo largo del siglo XIX y princi- Es nuestra intención seguir la ruta del
pios del XX se insista tanto en recordar- afecto magisterial, trazando rupturas y
les a los docentes, ya sea que no deben continuidades, matices, transformaciones
golpear y maltratar gratuitamente a sus y coexistencias. Pero no es nuestro obje-
alumnos como que deben tratarlos afec- tivo en esta exploración abonar la cons-
tuosamente y con paciencia, es un indica- trucción de un continuum afectivo, ni
tivo de que el eros pedagógico no tiene mucho menos mapear un piso de cariño
nada de natural o espontáneo. Por el con- siempre omnipresente e idéntico en todas
trario, todo parece indicar que las mues- y cada una de las prácticas escolares de
tras de cariño docente hacia los niños este y otros tiempos. Que Sarmiento haya
serán el resultado de un imperativo: que- hablado de amor y dulzura al igual que
rerlos. pueden hacerlo los estudiantes del profe-
sorado de enseñanza primaria del presen-
Quererlos: ¿un viejo imperativo? te ciclo lectivo, no significa que nos ha-
llemos ante un inmutable amor escondido
Queremos destacar con cierto énfasis que detrás de todos y cada uno de los maes-
el imperativo de querer a los niños pare- tros desde fines del siglo XIX a esta parte.
ce comenzar a percibirse en nuestro siste- Si de matices se trata entonces, ¿qué
ma educativo prácticamente en los oríge- diferencias podemos encontrar entre el
nes de su constitución. Sarmiento por imperativo de tratar afectuosamente a los
ejemplo, decía que “la verdadera sabidu- alumnos, que comenzaba a delinearse a
ría de la escuela consistía en prevenir fines del siglo XIX, y las expresiones de
antes que en curar, en cultivar los mejores la afectividad docente actual? Una mane-
sentimientos de nuestra naturaleza, para ra de buscar estas diferencias es ver con
lo cual las maestras mujeres están espe- qué y contra qué significantes se pone en
cialmente dotadas. Con su simpatía y dul- relación, en los distintos momentos con-
zura pueden ejercer su dominio sobre los siderados, la palabra “afecto”; cuáles son
niños y jóvenes más groseros. En el ros- las series de sinónimos ofrecidas, las opo-
tro del maestro, hay un poder latente “que siciones binarias, las jerarquías.
brilla con amor por los alumnos y entu- A continuación, y para finalizar,
siasmo por su noble causa”. (tomado de vamos a plantear resumidamente algunas
Giménez, A. en Puiggrós, 1996: 329). líneas de indagación trazadas y pendien-
Estas edulcoradas citas sarmientinas, tes de una mayor profundización en torno
en principio, no se llevan muy bien con la a esto que hemos decidido llamar cariño
idea tan fuertemente instalada entre nos- magisterial.
otros que contrapone al docente autorita- En principio, como vimos, el impera-
rio, severo y violento de ayer (un ayer tivo de querer a los alumnos buscaba ins-
siempre impreciso) con el afectuoso y talarse, allá por fines del siglo XIX, con-
melocotón de hoy. Estas citas vendrían a tra prácticas pedagógicas de imposición y
cuestionar la hipótesis de una inédita y coacción violentas. Pero el cariño no
progresiva “afectivización” del docente debía dejar de lado (sino que convivía
actual, tal como hablábamos al comienzo con) el rigor y la severidad, ni tampoco
de este escrito. descuidar la disciplina y el control estric-
to de los alumnos. Además, no parece ser
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 27
que los maestros de entonces debieran sionalizantes del afecto contenedor, asis-
tratar con ternura a sus alumnos porque tencialista y reparador (rechazado por di-
en sus casas no los quisieran o mimaran reccionar el cariño hacia las tareas de cui-
lo suficiente. Se trataba de un afecto que dado propias de las familias, desplazando
no debía perder la cordura; de un cariño de este modo el trabajo específico de en-
algo distante que permitiera disciplinar señar), intentan encauzar, una vez más y
más efectivamente que los golpes y los apropiadamente, esas indómitas pasiones
exabruptos. Por otra parte, esta manera de magisteriales. No olvidemos que, toda-
entender el cuidado del otro no parecía vía, seguimos estando bajo los efectos del
poner en cuestión, en lo más mínimo, la imperativo de quererlos.
función básica de enseñar. Por último, de
más está decir que este cariño magisterial Notas:
en absoluto eliminó por completo los cas-
tigos, las humillaciones y malos tratos; (1) “En un estudio de Alliaud A. y co-
zurras y caricias coexistieron, así como laboradores (1995) los motivos de elec-
de alguna manera siguen conviviendo ac- ción de la carrera docente más frecuente-
tualmente. mente mencionados por una muestra de
Nuevas significaciones rodean hoy al alumnos de Institutos de profesorado de
afecto magisterial. El heredado imperati- la Ciudad de Buenos Aires fueron la “vo-
vo de quererlos, hoy se cruza con otro cación” (48%) y “el amor a los niños”
mandato que dice, en nombre de la auten- (42%).” (citado en Tedesco; Tenti Fanfa-
ticidad, “sé tú mismo”, “libérate”. Esta ni, 2002).
nueva norma que nos impulsa a conver- (2) Incluimos dos testimonios a mane-
tirnos en nosotros mismos, tal como ayer ra de ejemplo:
nos exigía ser disciplinados y obedientes “Es el trabajo en que más podés brin-
(Ehrenberg, 2000), nos demanda un “yo” dar en lo afectivo. Cien por ciento en lo
expansivo y una imponente personali- afectivo. Me llena muchísimo” (Valeria,
dad13 que debe sacar afuera sentimien- citado en Morgade, 1992).
tos, iniciativa, empuje, inventiva y caris- “Llevo 25 años ejerciendo como pro-
ma. Así, en vez de pedírsele hoy al maes- fesora de Matemática y Física, amo mi
tro tanta mesura y moderación como ocu- profesión, amo a mis alumnos, disfruto
rría en el siglo XIX, se lo incita a sacar estar frente al aula”. (LIEDU, 18/04/03.)
afuera sus emociones íntimas, a desinhi- (3) Según afirma Erica Mc William, la
birse, a acortar las distancias, a generar expresión “todos los ojos depositados en
espacios de intimidad, a sentarse en el mí” ha dejado de ser la medida de la ex-
piso con los chicos, a llamarlos por sus celencia docente para pasar a ser una
nombres de pila, a conocer detalles de su señal de su regresión (McWilliam, 1999).
vida privada. (4) “Si se decide que el maestro sim-
Planteadas así las cosas, el eros peda- plemente “sustituya” a la familia en el
gógico parecería por fin libre de constric- cumplimiento de ciertas tareas de conten-
ciones. Pero no. Denuncias de acoso se- ción afectiva o de orientación ético-
xual (cotidianas en los países del norte y moral (como es ciertamente el caso en
que lentamente van irrumpiendo en la es- ciertos contextos) el resultado es un retro-
cena local), sumadas a las críticas profe- ceso en el perfil profesional de la activi-
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28 DOSSIER I: LA EDUCACIÓN Y EL CUIDADO DEL OTRO
dad. La maestra “madre-sustituta” está ver, en parte, con el papel promotor de las
lejos de la maestra profesional especialis- clases dirigentes en los cambios de la
ta en enseñanza y aprendizaje de determi- sensibilidad. (Barrán, 1990)
nados contenidos culturales socialmente (7) En su estudio, Barrán distingue
válidos.” (Tedesco; Tenti Fanfani, 2002). –con ecos sarmientinos– la sensibilidad
(5) Transcribimos un fragmento del “bárbara” de la “civilizada”. La primera
conocido artículo de Freud que lleva por tendría su apogeo entre 1800 y 1860, co-
título “Sobre la Psicología del colegial” menzando a asomar la segunda hacia me-
(1914). Allí el psicoanalista realiza confe- diados del siglo XIX y consolidándose ya
siones acerca de los afectos que sentía por entrado el siglo XX (en 1920).
sus profesores de escuela secundaria: (8) El debate sobre los castigos corpo-
“Los cortejábamos o nos apartábamos de rales se extendió a lo largo de todo el
ellos, les imaginábamos simpatías o anti- siglo XIX y hasta bien entrado el siglo
patías probablemente inexistentes, estu- XX. Tal como advierte Puiggrós (1996),
diábamos sus caracteres y sobre la base que se mencione con insistencia la prohi-
de estos formábamos o deformábamos los bición de aplicar castigos corporales a los
nuestros. Provocaron nuestras más inten- alumnos provoca sospechas respecto de
sas revueltas y nos compelieron a la más la veracidad de su extinción.
total sumisión; espiábamos sus pequeñas (9) Una publicación de la dirigencia
debilidades y estábamos orgullosos de católica uruguaya de 1899, “El Amigo del
sus excelencias, de su saber y su sentido Obrero”, daba el siguiente consejo: “El
de la justicia. En el fondo los amábamos castigo [debía] ser proporcionado a la
mucho cuando nos proporcionaban algún falta cometida, que no sea demasiado rí-
fundamento para ello; no sé si todos nues- gido ni demasiado débil”, así como que
tros maestros lo han notado. Pero no se “los niños [debían] sentir el rigor, y sen-
puede desconocer que adoptábamos hacia tirlo solo en aquellas partes del cuerpo
ellos una actitud particularísima, acaso de donde no se han de producir lesiones”,
consecuencias incómodas para los afecta- pero “nunca se [debía] castigar con ira
dos. De antemano nos inclinábamos por [pues] el castigo [debía] darse por amor al
igual al amor y al odio, a la crítica y a la niño y no por espíritu de venganza” y “el
veneración. El psicoanálisis llama “ambi- niño [debía] notar siempre que su padre
valente” a ese apronte de opuesta conduc- lo [castigaba] con verdadero sentimiento
ta, y no le causa turbación alguna pesqui- y solo por necesidad”. (Barrán, 1991:110)
sar la fuente de esa ambivalencia de sen- (10) Según Graciela Morgade, en Ar-
timientos”. gentina, la feminización de la docencia
(6) Aclara Barrán que los “países nue- primaria se produjo en forma acelerada a
vos” permiten observar la historia de la fines del siglo XIX y en la primera déca-
sensibilidad desde una posición privile- da del siglo XX. Una serie de medidas
giada, donde los lentos cambios del alma políticas fueron la mediación para la con-
se apuran como en cámara rápida. Proce- formación de un plantel docente femeni-
sos culturales que en Europa son casi im- no habilitado para educar a los niños
perceptibles y duran siglos, en América según la Ley 1420. Transcurrieron solo
perduran a lo sumo decenios, al menos en 30 años entre la apertura de la primera
el siglo XIX, y esta aceleración tiene que Escuela Normal y la configuración del
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 29
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¿Quién cuida a la escuela?
Notas sobre una experiencia de cuidados post-estatales
Mariana Cantarelli
Historiadora
Las notas que siguen buscan pensar el es- Ahora bien, estas notas no pretenden
tatuto de los cuidados en tiempos post-es- probar la cesación objetiva de esas políti-
tatales a partir de una experiencia que cas en la Argentina o en alguna otra parte.
prosperó, casi sin plan previo, en una pe- Pretenden, en cambio, indagar las conse-
queña escuela de la provincia de Buenos cuencias de ese agotamiento a partir de
Aires. Según unos parámetros previos a una experiencia, de sus obstáculos y pro-
la experiencia, ésta puede ser un ensayo ducciones. Dicho de otro modo, no se
menor, acotado, insignificante. En defini- trata de ensayar una descripción socioló-
tiva, todo empieza y termina en la misma gica general de una operatoria muerta
escuela. Según otros parámetros, esa sino de pensar al pie de una situación qué
misma experiencia puede ser una vía de son los cuidados post-estatales.
ingreso a una pregunta bien inquietante
por estos tiempos: ¿qué son los cuidados Del descuido al cuidado o la re-invención
escolares cuando el estado ya no es lo de la escuela
que era? Para problematizar esta formu-
lación, una hipótesis de Ignacio Lewko- 1. Hace un par de años, una buena amiga
wicz es el punto de partida: el agotamien- psicoanalista me cuenta que el jardín de
to del estado nación como lógica domi- infantes al que asisten sus hijas está ce-
nante implica el agotamiento de sus insti- rrado. Las razones del cierre me sorpren-
tuciones. Entre otras, la producción y re- den: los baños de la escuela están sucios,
producción de la subjetividad ciudadana. muy sucios. En verdad, son una amenaza
Ahora bien, el agotamiento del estado na- sanitaria para la comunidad escolar. Al
ción también implica el agotamiento de parecer, la empresa encargada de limpiar
la escuela abandonó sus funciones porque
un modo histórico de practicar los cuida-
el estado hacía un buen rato que no le pa-
dos. Pero ese agotamiento tiene, entre
gaba. El cierre de la escuela fue decidido
otras, una derivación irrevocable: cesa
por el ministerio argumentando razones
una política de cuidados estatales sin que
de salud pública, e informado por la di-
se constituya otra, distinta en sus conteni-
rectora del jardín en una reunión de pa-
dos ideológicos pero equivalente en su dres con status de urgente. Durante la reu-
función. Gran problema para una subjeti- nión, la posición de la directora es poco
vidad como la nuestra, acunada y crecida menos que contundente: “no podemos
en ese modelo de asistencia estatal. asegurar la salud pública del jardín, por
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32 DOSSIER I: LA EDUCACIÓN Y EL CUIDADO DEL OTRO
También se alteran las maestras, los jetividad mediática supone que los me-
niños, los padres... En rigor, se alteran los dios son un instrumento capaz de interpe-
modos de estar, de transitar, de habitar, de lar al estado y de enfrentarlo, de una
pensar... la escuela. Lo que dadas la cir- buena vez, con su responsabilidad. En de-
cunstancias, no es poca cosa. Sobre todo, finitiva, el estado debe cuidar a la escue-
si la causa material y primera de esas al- la; finalmente, la subjetividad post-esta-
teraciones fueron unos sucios baños. tal deja de suponer que el cuidado es mo-
nopolio del estado. En definitiva, el esta-
La subjetividad que cuida la escuela do –o más bien, el estado post-estatal–
puede dejar de cuidar a la escuela y otros,
1. Hasta aquí pensamos el cierre de la es- que no sean el estado, también pueden
cuela al pie de las asambleas. De algún cuidarla.
modo pensamos este recorrido en sintonía
con las tertulias paternas: sus tiempos y 2. En plan de indagar los tipos subjeti-
contratiempos, sus operaciones y desvíos, vos que produce la asamblea paterna, par-
sus procedimientos y fugas. Como sucede tamos de la subjetividad estatal. Para
cuando se trata de indagar una experien- esto, imaginemos al buen asambleísta es-
cia, hay vías suplementarias de indaga- tatal en la reunión de padres: más o
ción. Pero aquí importa una: ¿qué subjeti- menos politizado, más o menos progre-
vidades producen los encuentros colecti- sista, más o menos parlanchín; imagine-
vos en la escuela? ¿qué instala y des-ins- mos también sus supuestos, sus vacilacio-
tala el dispositivo asamblea paterna? ¿qué nes, su disposición a pensar el problema.
resulta de pensar con otros el cierre de la Puesto en la asamblea, nuestro hombre
escuela? Sin voluntad de reducir las con- arma el mapa de la situación: evalúa po-
figuraciones subjetivas a unos pocos sibilidades ante el cierre de la escuela,
tipos, se podría decir que la experiencia analiza pro y contras, repara en la coyun-
post-cierre produce tres modos de estar, tura político-electoral y sus efectos en la
de transitar o de habitar el problema: al- escuela, investiga si alguno de los padres
gunas veces esos modos están anclados al tiene contactos partidarios, considera la
estado y sus instituciones; otras veces re- capacidad de la directora en la gestión de
plican y repiten unas formas propias de la re-apertura escolar... Después de una
los medios; en otras ocasiones, hay for- primera estimación general y a la luz de
mas subjetivas que van más allá del esta- lo que observa en la asamblea, calcula el
do y de los medios. En definitiva, la tiempo estimado de clausura y lo discute
asamblea paterna instaura subjetividades con otros asistentes. Más allá de los re-
estatales, mediáticas y post-estatales. sultados variables de la estimación, los
Sobre la especificidad de cada una de padres comparten una misma conjetura:
ellas volveremos luego, pero a modo de más tarde o más temprano, el estado se
anticipo se podría señalar que la subjeti- encargará del asunto. Después y como
vidad estatal supone –y tiene razones his- efecto de transitar esta experiencia, la
tóricas para hacerlo– que es responsabili- conjetura caerá. Pero, por el momento, la
dad del estado el cierre y la re-apertura de subjetividad estatal no sabe de esos con-
la escuela. En definitiva, el estado debe tratiempos. Más bien, sabe de otros: el es-
cuidar a la escuela; por otra parte, la sub- tado demora, tarda en responder, se des-
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 37
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DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN.
A PROPÓSITO DE EL MAESTRO IGNORANTE
Presentación
El lenguaje que conecta educación y polí- Este dossier no obedece a claves disci-
tica se nos ha hecho casi impronunciable. plinarias o temáticas. Tampoco está clara
No es que no haya palabras, sino que su ubicación teórica en alguna “corriente
poco tienen que ver con nosotros. Julio del pensamiento”. Y, desde luego, no es-
Cortázar, por ejemplo, lo decía así: tamos interesados en discutir cuestiones
“Digo: libertad, digo: democracia, y de ligadas a su “aplicación práctica”. Este
pronto siento que he dicho esas palabras dossier trata de algunas palabras, de los
sin haberme planteado una vez más su rastros y de las resonancias de algunas
sentido más hondo, su mensaje más palabras, de la fuerza vital de algunas pa-
agudo, y siento también que muchos de labras. Este dossier trata de las palabras
los que las escuchan las están recibiendo “libertad” e “igualdad” en tanto que esas
a su vez como algo que amenaza conver- palabras dicen, de cierta manera, lo peda-
tirse en un estereotipo, en un cliché sobre gógico y lo político. Este dossier intenta
el cual todo el mundo está de acuerdo resistir a la banalización y a la instrumen-
porque esa es la naturaleza misma del talización interesada de esas palabras,
cliché y del estereotipo: anteponer un volver a significarlas, hacerlas más hon-
lugar común a una vivencia, una conven- das, más afiladas, más vivas, menos in-
ción a una reflexión, una piedra opaca a ofensivas, menos asimilables, más difíci-
un pájaro vivo”. Las palabras-cliché, dice les de pronunciar. Este dossier pretende
Cortázar, son palabras gastadas por el pensar la libertad y la igualdad y, desde
uso, romas, sin filo; palabras que se pro- ahí, proponer un debate intempestivo
nuncian y se escuchan casi automática- sobre el modo como conectamos la edu-
mente, superficialmente, sin encarnación cación y la política.
singular en el cuerpo ni en el alma; pala- Y el pre-texto para eso es un libro.
bras muertas, solidificadas y opacas que Este año se presentó a los lectores hispa-
ya no son capaces de captar ni de expre- nohablantes: El maestro ignorante, de
sar vida; palabras comunes y homogéne- Jacques Rancière1, un libro que da a leer
as que ya no pueden incorporar un senti- en claves del presente a un excéntrico y
do plural. Por eso, quizá, nos pasa lo que poco conocido pedagogo francés de la
a Peter Handke: “... quería escribir de época de la Revolución: Joseph Jacotot.
manera política y las palabras me falta- Y lo que nosotros presentamos aquí, en
ban. Había palabras, claro, pero no tení- este dossier, no es nada más que una serie
an que ver conmigo”. de lecturas que, desde distintas perspecti-
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42 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN
vas, varios pedagogos han hecho de ese tamos siendo, quien sabe, podremos vol-
libro. Por una parte, este dossier es un ho- ver a hablar el lenguaje de otra educación
menaje a ese libro. Por otra parte, es un y otra política.
conjunto de pensamientos apasionados Gadamer decía que llevarse una pala-
sobre algunos de sus temas. Pero, funda- bra a la boca no es utilizar una herra-
mentalmente, es el lugar en el que una mienta, sino “situarse en una dirección
serie de personas tratan de pensar la rela- de pensamiento que viene de lejos y nos
ción entre educación y política en lo que desborda”. Pronunciar una palabra es si-
respecta a la igualdad y a la libertad. tuarse en los rastros que trae y en los ca-
Ciertamente, Jacotot no será una tabla minos que abre. En la intersección entre
de salvación para los problemas “cróni- educación y política, las palabras “igual-
cos” de nuestros sistemas educacionales. dad” y “libertad” vienen de lejos. Están
No ofrecerá un método para estructurar tan trivializadas entre nosotros que, cuan-
ningún programa eficaz de formación del do se las dice, casi todos están de acuer-
profesorado. No permitirá formar cuadros do. ¿Será que podemos seguir llevándo-
ni ejércitos de instructores. Siquiera noslas a la boca? ¿será que seremos capa-
podrá formar un solo instructor. Segura- ces de lanzarlas hacia el porvenir? ¿y de
mente será de poca utilidad pragmática. situarnos con ellas en una dirección en la
Más aún, no podrá servir demasiado a que aún puedan ser el lugar del desacuer-
nadie que quiera hacer algo con otro, con do? ¿será que podremos arrancarlas del
los otros, con cualquiera que no sea con- cliché? ¿Será que nos permitirán escribir
sigo mismo. En cambio, si educar tiene (pensar, educar), de una manera política
algo que ver con pensar con otros y pen- que tenga que ver con nosotros, con nues-
sarnos a nosotros mismos, quién sabe... tros otros nos?
Precisamente sobre la relación con uno
mismo, Foucault pensaba que no es nece- Notas:
sario saber con exactitud quien se es. Y
agregaba: “lo que hace al interés princi- (1) De esta edición están tomadas
pal de la vida y del trabajo es que te per- todas las citas en los textos que compo-
miten devenir alguien diferente del que nen este dossier: RANCIÈRE, Jacques
eras en el inicio.” (2003) El maestro ignorante. Traducción
Tal vez encontremos sentido en parar de Núria Estrach. Laertes: Barcelona.
para pensar en este interés principal de la
vida y del trabajo... devenir alguien dife-
rente. Quizás merezca la pena percibir un
Jacotot que nos ayude a encontrarnos con
la ausencia de nuestro pensamiento. Un
Jacotot que nos ayude a pensar que de
tanto quedarnos sin palabras, de tanto
casi no poder hablar, de tanto vacío en
nuestras palabras, de tan analfabetos que
estamos de libertad, de igualdad y de pen-
samiento, nos hemos quedado sin poder
ser de otro modo. Y, en ese vacío que es-
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La actualidad de El maestro ignorante.
Entrevista con Jacques Rancière
Patrice Vermeren
Laurence Cornu
Andrea Benvenuto
Traducción: Lucia Elena Estrada Mesa
Directora del Centro de Idiomas de la
Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín
progresista: en ambos casos, el saber pasa necesario, a la vez, insertar el debate con-
como medio para la igualdad, directa- temporáneo en una alternativa más anti-
mente en el caso de los republicanos; por gua sobre la pregunta por la igualdad; en
el sesgo del saber de las desigualdades consecuencia, suprimir la diferencia, y
transmitidas por el saber, en el caso del hacer actuar, con respecto de esta actuali-
sociólogo. En definitiva, el saber es siem- dad, la extrañeza radical de la posición
pre el medio de la igualdad. El mismo teórica de Jacotot, su desactualización
modelo sostenía las dos posiciones. El con respecto a su propio tiempo, aquél de
pensamiento de la emancipación intelec- los comienzos de la gran cruzada por “la
tual era justamente el cuestionamiento de instrucción del pueblo” a la cual opuso la
ese modelo común. Ningún saber tiene en emancipación intelectual.
sí mismo la igualdad como efecto. La
igualdad, en sí misma, no es un efecto Pregunta: Uno de los posibles interro-
producido o un fin a alcanzar, sino una gantes sería el de la relación que ese mé-
presuposición que se opone a otra. Detrás todo mantendría con la mayéutica socrá-
de la lucha de los republicanos y de los tica, reactualizada en algunos momentos
sociólogos, hay una oposición entre aque- en el siglo XIX como paradigma de otra
llos que toman la igualdad como punto de pedagogía destinada a las clases pobres,
partida, un principio para actualizar, y diferente de aquélla puesta en marcha por
aquellos que la toman como un objetivo a la institución escolar; otra pregunta que
alcanzar mediante la transmisión de un se plantea es la del filosofema de la igual-
saber. Por lo dicho, era claro, en esa dad de la luz natural en Descartes con res-
época, ver como Jacotot “arrasaba” con pecto a la igualdad de las inteligencias en
las tesis sociológicas; era menos claro ver Jacotot.
cómo él se separaba tan radicalmente de
los republicanos en la concepción de la Jacques Rancière: La figura socrática es,
igualdad. evidentemente, una figura central, porque
Sobre la proximidad de mis tesis con Jacotot la toma como la figura que tradi-
respecto a las de Jacotot: es claro que cionalmente representa al docente eman-
todo mi trabajo teórico ha intentado ha- cipador frente al docente autoritario: Só-
blar a través de las palabras de otros, re- crates, que sale a la calle, hace hablar al
haciendo las frases y volviéndolas a interlocutor y deduce la verdad que ense-
poner en escena. Entonces, el interés de ña de la progresión misma del discurso
este libro está en un cierto arte, en el re- que se expresa frente a él. Ahora bien,
hacer las frases que hacen que yo haya todo el trabajo de pensamiento de Jacotot
proyectado, en el debate intelectual de consiste en mostrar que la figura de Só-
Francia de la década del ochenta, todo un crates no es aquella del emancipador, sino
léxico y una retórica completamente “fe- la del embrutecedor por excelencia, que
chadas” y que a la inversa las haya toma- organiza una puesta en escena en la cual
do prestadas a Jacotot, como si ellas fue- el alumno debe ser confrontado a las la-
ran el fundamento de su reflexión, razo- gunas y aporías de su propio discurso. Ja-
nes que sustentaban el análisis de la si- cotot muestra incluso que éste es el méto-
tuación del pensamiento de la igualdad en do más embrutecedor, si se entiende por
la Francia de la década del ochenta. Era embrutecedor el método que hace apare-
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 45
miento que interrogue el doble juego in- élites y el saber popular, el saber propio a
herente a la afirmación de la singularidad cada comunidad, etc.). El pensamiento
de las culturas. El pensamiento de la sin- emancipador considera que la inteligen-
gularidad de las culturas es siempre tam- cia misma está activa en todas partes,
bién un pensamiento que dice que, de pero rechaza esta visión de “cada uno
todas maneras, aquel que es de árbol para sí con su propia inteligencia”, en la
nunca será de papel. La historia de la co- cual cada uno tendría su parte: unos ten-
lonización se ha basado en esta especie de drían el árbol, otros tendrían el papel,
duplicidad lógica permanente. La coloni- unos tendrían el particularismo cultural,
zación –pienso en la colonización france- otros el universalismo de la ley, etc. La
sa– ha estado siempre basada en una emancipación supone un funcionamiento
doble idea: hay que integrar a los indíge- igual y, por consiguiente, universal de la
nas, hacer que se beneficien de la cultura, inteligencia. Ella rechaza, en el fondo, las
del universalismo de los saberes, pero lógicas de las reparticiones. Pero rechaza,
también, y éste era el argumento para li- del mismo modo, claro está, la idea de
mitar la instrucción y para opacar la que habría una cultura específica de lo
emancipación: ¡Cuidado! Hay que respe- universal que habría que oponer a las cul-
tar la cultura de los indígenas que no les turas particulares.
permite acceder a la universalidad a la
cual nosotros hemos accedido. Era una Pregunta: El problema es que el alumno
lógica bastante perversa la que decía que, que va a ser emancipado tiene una rela-
por ejemplo, los argelinos no podían ser ción con un maestro...
realmente ciudadanos franceses, sino so-
lamente sujetos franceses, porque su cul- Jacques Rancière: El pensamiento de la
tura jurídica propia, basada en el Corán, emancipación supone que las personas
impedía que fuesen efectivamente alinea- tengan ganas de franquear la barrera.
dos sobre las normas de un derecho uni- ¿Cuál es esta barrera que ellos desean
versal. Hay que apreciar bien que los ar- franquear? No lo saben muy bien. En
gumentos multiculturales fueron argu- efecto, el pensamiento de la emancipa-
mentos que ya han sido utilizados, y usa- ción significa preguntarle, a aquel que
dos de manera ambigua en la época de la quiere franquear la barrera, en cuál conti-
colonización. nente quiere entrar una vez franqueada la
Yo diría, entonces, que el pensamiento barrera, lo que también quiere decir: ¿qué
de la emancipación intelectual no da una significa la barrera? La frontera puede ser
respuesta simple a esta cuestión. La res- pensada de diferentes maneras. Se puede
puesta es siempre singular: aquel que está pensar que existe el mundo de aquellos
contento donde está, no irá a ver al maes- que saben y el mundo de aquellos que ig-
tro emancipador, sino solamente aquel noran, el mundo de lo universal y el
que piensa que hay una igualdad funda- mundo de lo particular. Según esto, el
mental y que quiere entrar no sólo al país maestro emancipador no tiene nada que
del saber, sino también al país de la igual- hacer. Para él, sólo hay una barrera im-
dad. Hay una idea de la igualdad que la ve portante: la barrera entre desigualdad e
ya realizada bajo la forma de una distri- igualdad. El problema del maestro eman-
bución (el árbol y el papel, el saber de las cipador es, por consiguiente: ¿cómo
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52 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN
hacer para que aquel que está al frente Jacques Rancière: La lógica de la eman-
franquee la única barrera que cuenta, no cipación sólo trata, en definitiva, de las
entre las culturas, entre lo universal y lo relaciones individuales. Ella no puede de-
particular, entre la ignorancia y el saber, finir una política colectiva frente a una si-
sino la barrera entre aquellos que tienen tuación de superioridad técnica aplastan-
la opinión de la igualdad y aquellos que te. Esto no es un sistema escolar o una
tienen la opinión de la desigualdad? El empresa cultural. Puede siempre probar a
emancipador no es alguien que va a ver a aquel que quiere abolir su dependencia
las personas para emanciparlas. La eman- con respecto a una dominación técnica
cipación supone siempre un proceso por que puede hacerlo. Esta idea puede ex-
el cual alguien desea pasar, y por consi- pandirse, inscribirse en procedimientos
guiente, la cuestión es saber qué quiere colectivos. Pero ella no trata de relacio-
decir pasar. Esto supone, efectivamente, nes de potencia a potencia, de colectivo a
que el emancipador tome la posición de colectivo. No define “revolución cultu-
cierta universalidad: la universalidad de ral” capaz de subvertir una relación de
la igualdad. Ésta rechaza un argumento dominación técnica.
como: “no se necesita papel porque se
tiene la memoria”. Esto es lo que Jacotot Pregunta: Estamos en una lógica indivi-
llamaría, o más bien lo que yo he llamado dual. ¿Cómo se puede pensar la igualdad
en su nombre, la lógica de los inferiores- de la inteligencia en las relaciones socia-
superiores. Pues, es claro que la respues- les? Por ejemplo: quiero emanciparme,
ta “ustedes tienen la escritura, nosotros pero no puedo hacerlo si no es dentro de
tenemos la memoria en la cabeza”, supo- las relaciones sociales; no puedo emanci-
ne que la cabeza de los negros está mejor parme solo, aun en el pensamiento...
hecha que la cabeza de los blancos, que
necesitan la escritura. El pensamiento de Jacques Rancière: El argumento de Ja-
la emancipación rechaza esta concepción cotot es que uno siempre puede emanci-
de la diversidad cultural como repartición parse solo, y que justamente, sólo se
de las superioridades. Tal distribución, emancipa por sí mismo.
que se supone igualitaria de las culturas,
remite siempre, en última instancia, a la Pregunta: Pero uno siempre se emancipa
idea de que cada una de las culturas así con respecto a otra persona; aun en la re-
distribuidas es superior a las otras. lación del alumno y del maestro ignoran-
te hay una relación “social”.
Pregunta: ¿La hipótesis de la igualdad
entre los individuos que puede autoverifi- Jacques Rancière: Todo depende de lo
carse, haría algo frente a la desproporción que se denomina por social. Diciendo in-
de capacidades técnicas de las culturas? dividual, pensaba en la relación de un in-
¿Cómo puede situarse esta opción indivi- dividuo con otro individuo. A la relación
dual, en la medida en que el argumento que entre el ignorante y el maestro emancipa-
está allí y que consiste en decir “ustedes dor la llamo una relación individual.
son más fuertes”, no es un “ustedes” como Claro está, es todavía una relación social,
individuos, sino que hay una civilización pero es una relación que interrumpe algu-
que es devastadora con relación a otra? na forma de lógica social, alguna forma
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 53
capaces de vivir de otra forma que del día vimientos de educación popular, a los
a día, en su rutina “arcaica” o sus intereses movimientos de toma de posesión de tie-
“limitados”. En cada país, a cada instante, rras por los pueblos dominados; es por
se representa la misma escena imaginaria, este hecho que Porto Alegre se ha vuelto
en la cual los gobernantes ilustrados están, un símbolo. América Latina se ha vuelto
“desafortunadamente”, en dificultades un símbolo, un lugar en el cual se presen-
con las masas ignorantes, gentes que no ta, más ejemplarmente que en otros luga-
alcanzan a responder al “desafío de la mo- res, esta lucha entre las lógicas de los
dernidad”, o que se atrincheran en sus pri- “primeros de la clase” y las lógicas de la
vilegios “arcaicos”. En Francia, cada vez emancipación. Pero, El maestro ignoran-
que hay movimientos sociales, o votos a te no es actual en el sentido que aportaría
la extrema derecha, se explican porque medios de formación a los movimientos
“las personas no llegan a adaptarse”. de protesta, a los movimientos de afirma-
Se tiene pues, una visión en la cual ción, de emancipación en América Lati-
todos los movimientos sociales se expli- na. Es actual para recordar que el mo-
carían en términos de capacidad o no de mento está ahí, que el momento de la
pasar, como en la escuela, al grado supe- emancipación es siempre este, que siem-
rior. La escuela funciona más fuertemen- pre existe la posibilidad de que se afirme
te que nunca como analogía, como “ex- una razón que no es la razón dominante,
plicación” de la sociedad, es decir, como una lógica de pensamiento que no es la
prueba de que el ejercicio del poder es el lógica de la desigualdad. Entonces, no
ejercicio natural de la única desigualdad creo que Jacotot vaya a proporcionar a los
de las inteligencias. Con relación a esto, movimientos sociales brasileños o a los
las querellas entre una visión sociológica movimientos de educación en América
de la escuela y una visión republicana han Latina, las claves del éxito, pero va a re-
sido ampliamente superadas. Tal es la cordar que siempre se tiene razón al que-
principal actualidad, que no es otra que la rer emanciparse.
actualidad misma de la igualdad, en el Es claro que el pensamiento de la
momento en el cual la desigualdad se ex- emancipación intelectual no puede ser la
tiende como desigualdad “solamente” in- ley de funcionamiento de una institución,
telectual. Para mí, lo significativo son sea ella una institución oficial o una insti-
menos los usos particulares que se quiere tución paralela. No es nunca un método
dar a la escuela, que las personas sean institucional. Es una filosofía, una axio-
más activas, prácticas, etc., que esta fun- mática de la igualdad, que no enseña las
ción de simbolización global del orden maneras de conducir la institución, sino
del mundo. que enseña a separar las razones. Ser un
La segunda actualidad es la de un cier- emancipador es siempre posible, si no se
to número de movimientos de emancipa- confunde la función del emancipador in-
ción que intentan reaccionar a niveles glo- telectual con la función del profesor. Un
bales, reafirmar el poder de los supuestos profesor es alguien que cumple una fun-
incompetentes, y reafirmar el poder de los ción social. Él puede hacer pasar entre sus
que supuestamente nada saben. Es claro alumnos la emancipación, la capacidad,
que hay allí algo muy fuerte, que se juega la opinión de igualdad, la práctica de la
en América Latina con relación a los mo- igualdad, eso está claro; pero no hay iden-
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56 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN
tificación posible entre esta transmisión o tica, entendida como práctica de ruptura
esta transferencia de la opinión, de la ca- del funcionamiento de la desigualdad.
pacidad igualitaria, y la lógica de la insti- La emancipación intelectual como la
tución. No hay una buena institución, hay política están entre las situaciones de ex-
siempre una separación de razones. Una cepción con relación a las lógicas socia-
de las cosas importantes que dice Jacotot les. Esta situación común de excepción
es que es necesario separar las razones, establece una analogía, pero no unión:
que un emancipador no es un profesor, hay formas de afirmación política, formas
que un emancipador no es un ciudadano. de afirmación de la capacidad de todos,
Se puede ser a la vez profesor, ciudadano que se constituyen en su enunciación, en
y emancipador, pero no es posible serlo su manifestación, como modo de emanci-
dentro de una lógica única. pación: aquellos que eran declarados in-
capaces prueban que son capaces; aque-
Pregunta: Ha llegado justamente el mo- llos que no tienen la palabra prueban que
mento de la última pregunta. Leyendo el la tienen, y reconfiguran la escena de la
inicio del libro, se puede estar convenci- palabra en un modo igualitario. Pero no
do o atrapado por esta perspectiva y esta hay ley de transmisión entre la emancipa-
voluntad de la emancipación intelectual; ción individual y las formas de emancipa-
pero la última lección muestra bien esta ción colectiva, no hay institución. Preci-
imposibilidad de hacer imitaciones, de samente, desde el punto de vista social
hacer método, de institucionalizar. ¿No sólo se piensa una especie de mediación:
hay institución posible? ¿Qué conexión efectivamente, la lógica social “normal”
podemos hacer con su pensamiento sobre es una lógica de desigualdad, en la cual se
la democracia? quiere la igualdad; tenemos entonces, ins-
tituciones que van a transformar la des-
Jacques Rancière: Lo que siempre he igualdad en igualdad, es decir, de hecho,
tratado de decir es que la democracia no transformar la igualdad en desigualdad.
es una forma de gobierno, sino la práctica En el fondo, la lógica emancipadora es
misma de la política. La democracia no es una lógica de la correspondencia, pero
una forma institucional, es ante todo la esta correspondencia no conoce media-
política misma, es decir, el hecho de que ción. Una vez más, el maestro emancipa-
actúen como gobernantes aquellos que no dor, el profesor de filosofía y el ciudada-
tienen título para gobernar, ninguna com- no, deseando el bien de la humanidad o
petencia para hacerlo. Entonces, de algu- de la comunidad, son personajes separa-
na manera, la democracia es el poder de dos que no se reúnen jamás en una misma
los incompetentes, como yo lo entiendo, identidad. Con seguridad, esta posición se
es la ruptura de las lógicas que funda- opone a la que llamamos ordinariamente
mentan un modo de gobierno sobre una “democracia”, es decir, un cierto juego de
supuesta competencia; entonces, es la in- mediaciones entre instituciones políticas
terrupción de las lógicas de la desigual- e instituciones sociales.
dad. Por este hecho, puedo decir, con se-
guridad, que hay una analogía entre Paris, viernes 24 de enero de 2003
emancipación intelectual y práctica polí-
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 57
Referencias Bibliográficas:
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Calypso no podía consolarse de la partida de Ulises
Stéphane Douailler
Departamento de Filosofía
de la Universidad de París 8
Vincennes/Saint-Denis
También se podría, de esta manera o ría en el hecho de que “es el alumno quien
de otra, hacer entrar el método de Jacotot debe hacer todo el trabajo”, mientras que
en la modernidad, separándolo de sus “el maestro, más que dirigir, observa, in-
contingencias iniciales y dándole, en el terroga, controla, motiva”.
interior de los numerosos progresos efec- Releído de esta manera, Jacotot apare-
tuados por la pedagogía, el lugar que le ce, entonces, como si hubiera sabido en-
corresponde directamente por su descu- contrar y enunciar las verdades que habrí-
brimiento, al mismo tiempo que por las an acompañado, hasta hoy, el progreso,
diversas posibilidades que, como algunos en todo el mundo, de la forma escolar.
otros métodos innovadores, habría pre- Junto con otras curiosidades guardadas en
sentido y que tal vez guardarían todavía los museos pedagógicos, su sistema ha-
alguna fecundidad. Es así como, en esta bría proporcionado una formulación sin-
etapa, en todo caso a finales del siglo gular de un pequeño número de ideas ge-
XIX, lo sitúa el Dictionnaire de Pédago- nerales llamadas a convertirse hoy en el
gie (Diccionario de pedagogía) de Ferdi- fondo común de la convicción pedagógi-
nand Buisson. ca. Inmediatamente enunciada, esta pri-
El artículo que le consagra establece mera conclusión convoca, entonces, a una
un doble balance. Jacotot, animado por segunda: reencontrar en su método las
una ardiente filantropía que le hacía tener verdades comunes y esenciales de la pe-
una atención particular hacia los pobres y, dagogía requeriría sustraer a sus formula-
al mismo tiempo, por un verdadero entu- ciones los defectos ordinarios del “inno-
siasmo por la educación, habría percibido vador”, es decir, las extravagancias y las
y deducido una serie de “verdades esen- provocaciones.
ciales”: la igualdad de las inteligencias, Los defectos de Jacotot, para el autor
por la cual convendría entender “que del artículo del Dictionnaire de Pédago-
todos los hombres tienen las mismas fa- gie, Bernard Pérez, vendrían a ser esen-
cultades, los mismos medios de aprender, cialmente tres: 1) “demasiado absoluto en
que todos pueden y deben alcanzar los los principios, bastante irregular, incluso
beneficios de la instrucción”; el principio bastante extraño en la exposición”, habría
según el cual todo está en todo, que ex- dejado por concentración de teorías y
presa que el espíritu humano alcanza el abuso de la deducción sistemática “trans-
conocimiento combinando siempre un formarse bajo su mano, las verdades
mismo fondo de ideas y de operaciones esenciales en paradojas”; 2) en la “subli-
primordiales; el imperativo asociado de me esperanza y noble empresa de convo-
saber una cosa y relacionarla con el car al pobre y al ignorante a la emancipa-
resto, que invitaría a constituir un foco de ción universal”, habría sobredeterminado
conocimientos iniciales, formado por un sus relaciones con los adversarios de su
rico fondo de hechos, de palabras y de método en un conflicto que “reflejaría sus
ideas a fin de poder “aprender, comparar, opiniones políticas y revolucionarias”; 3)
distinguir, verificar, es decir, relacionar “lleno de confianza en su sistema”, no ha-
las cosas que no se saben con aquellas bría hecho ningún esfuerzo por explicar-
que se saben”; e incluso, la consecuencia lo, atrayéndose con esto burla e incom-
de que cada uno puede instruirse sólo sin prensión.
maestro que explique, lo cual se traduci-
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62 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN
La estructura de estos reproches, que bido serlo, a la mirada del pedagogo na-
imputan a Jacotot un error que se repite turalista”, y concluye sobre la necesidad
de manera semejante sobre el plano de la de someter el axioma de Jacotot a la “re-
formalización teórica, del desafío político visión seria” de dicho naturalismo. De
y de la publicidad pedagógica, podría hecho, sólo desde el punto de vista de al-
suscitar en realidad numerosos comenta- guna naturaleza, de alguna naturalización
rios. Pero también es posible seguir el tra- de lo lógico, del logos, se pueden enun-
tamiento que sobre esto propone el redac- ciar los reproches dirigidos a las verdades
tor del artículo, encargado ya no de esta- lógicas de presentar algo demasiado ab-
blecer una discusión de fondo con Jacotot soluto, demasiado irregular, raro, de con-
o con los prolongamientos prácticos que tenido paradójico, así como el programa
se desarrollaron en la época en Inglaterra, de retenerlas por encima de dichos exce-
en Rusia o en el sur de Alemania, sino de sos. Y es este programa de naturalización
inscribirlo, de la manera más ordenada y del logos el que la pedagogía y luego las
útil, al progreso en la gran síntesis que ciencias de la educación se han dedicado
tiene por ambición ser para el mundo es- a poner en marcha, paralelamente al des-
colar el Dictionnaire de Pédagogie de pliegue histórico de la forma escolar.
Ferdinand Buisson. Bajo este horizonte, La oportunidad que representa Le maî-
el defecto principal, o el que necesita tre ignorant de Jacques Rancière se apoya
principalmente de un correctivo, sería el profundamente en el hecho de que la re-
exceso lógico por el cual las verdades de lectura que propone de la aventura de Ja-
la pedagogía se transformarían, en Jaco- cotot consigue situarse plenamente por
tot, en paradojas. Tal vez, sugiere Bernard fuera de la operación naturalizante de la
Pérez, habría que ver allí la marca de su pedagogía escolar. Del que Bernard Pérez
especialidad de matemático. Más profun- llama el Jacotot matemático, Rancière
damente, e incluso en esta observación conserva fundamentalmente a aquél que
anodina que pone en consideración algu- supo ubicar la relación pedagógica eman-
na huella psicológica del espíritu, Ber- cipadora de la cual se hace heraldo bajo la
nard Pérez vuelve, en realidad, a efectuar, determinación estricta de un axioma, el
sobre el sistema de Jacotot, la operación que proferiría la igualdad de las inteligen-
que instituye la pedagogía y bajo la cual cias. Y, precisamente, el libro de Ranciè-
se ha desplegado la forma escolar, es re le restituye toda la fuerza del funda-
decir, la institución de alguna separación mento axiomático, que intentaríamos ma-
con respecto a la producción lógica de las nifestar enunciando una expresión que el
verdades, en tanto que una separación método jacotista parecería autorizar: co-
que ubica dicha producción bajo la auto- nozcan la igualdad de las inteligencias y
ridad de una naturaleza. relacionen con ella todo el resto.
Pronunciándose sobre aquello que Tal es, en efecto, la función de un
constituye también el eje del método de axioma: que todo pueda, allí, estar rela-
Jacotot, es decir, el axioma de la igualdad cionado. Que todo lo que se haga a partir
de las inteligencias, Bernard Pérez escri- de él, lo verifique, lo despliegue, y des-
be: “hechos que no entraban en las consi- pliegue sus consecuencias. Es plantear un
deraciones del matemático Jacotot [...] no enunciado cuya verdad sólo se sitúa en al-
habrían podido escapar, si él hubiera sa- guna parte que se encadena a él con fuer-
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 63
Inés Dussel
Directora del Área Educación de FLACSO, Argentina
quería serlo; el maestro que no quería 2001:1) Es esta denuncia de que hay un
fundar una escuela. Pero ¿puede haber cálculo mal hecho, de que hay una injus-
una enseñanza sin maestro? Y también, ticia que no se está escuchando, de que
¿puede haber un maestro sin escuela? hay que volver a pensar sobre la justicia
Rancière parece responder la primera pre- de ese orden, lo que define a la política,
gunta negativamente: no hay enseñanza aún cuando no haya una solución pro-
sin maestro, aunque la enseñanza de ese puesta. La intervención de Rancière es
maestro sea distinta a la didáctica o la pe- plenamente política, y es bienvenida en
dagogía que estamos acostumbrados a un debate educativo crecientemente des-
ver, y tenga más que ver con transmitir politizado, dominado por las didácticas
una voluntad, una posibilidad, una con- tecnocráticas. La obra de Rancière nos
fianza en que el otro es un igual y puede ayuda a pensar en nuestros alumnos como
llegar por sí solo adonde yo, el maestro, iguales, iguales no porque están inmersos
he llegado. Los artesanos flamencos que en la misma situación desesperada y sin
aprendieron el francés podían aprender ley que nos horizontaliza sino porque tie-
solos, pero fue la acción de Jacotot de de- nen un lugar de pares en la sociedad más
cirles que eran capaces de aprenderlo la justa que queremos. Nos hace plantear
que les abrió el camino. La igualdad fue que hay lugar para ellos en este mundo,
un punto de partida y no es un punto de no por un acto caritativo sino porque los
llegada, y ese acto de igualarlos fue pro- creemos iguales, capaces, valiosos para
ducido por un maestro. La segunda pre- nuestras vidas. Y aquí concluimos con
gunta, para Rancière, tiene una respuesta Rancière: “Es cierto que no sabemos si
taxativa: la escuela institucionaliza, orde- los hombres son iguales. Estamos dicien-
na, subordina, y por lo tanto desmantela do que pueden serlo. Esta es nuestra opi-
la emancipación intelectual que procura- nión, y estamos tratando, junto con los
ba Jacotot. Se puede ser maestro sin es- otros que piensan como nosotros, de veri-
cuela; más aún, se debe serlo, porque la ficarlo. Pero sabemos que este pueden
única forma de mantener el ideal igualita- serlo es lo que vuelve a la sociedad hu-
rio es resistir al formato escolar-académi- mana posible.” (p. 98)
co que desiguala.
El tono taxativo, hasta esencialista (“la Notas:
escuela es”) de Rancière clausura la posi-
bilidad de pensar en otras formas de es- (1) Es interesante la observación de
cuela que produzcan otros efectos, for- Rancière sobre el libro de enseñanza de
mas que pueden estar en acción hoy o que la matemática según el método de ense-
merezcan ser creadas. Pero ése es tam- ñanza universal: “obra en la que, mante-
bién uno de sus grandes méritos: “la polí- niendo el hábito frustrante del maestro,
tica es la práctica de afirmar la posición no hay una sola palabra de matemática”
propia rompiendo la lógica del arché; (1991/2003, p. 135). Confróntese esta
esto es, la política es un evento iniciado observación con los tratados de didáctica
por individuos o grupos que insisten que especializada actuales. ¿De qué hablarían
la configuración de un cierto ordenamien- si hubieran mantenido el mismo hábito?
to político está equivocado.” (Panagia,
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 71
Referencias Bibliograficas:
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Un ejercicio de filosofía de la educación
quien, partiendo de la igualdad la verifi- tende imponer, como todos los maestros
que y permita así percibir la potencia no de la tradición, su saber sobre el saber de
inferior de toda inteligencia. Cualquier los otros. Que su saber sea un saber de ig-
otra relación con la igualdad que no sea la norancia sofistica y oculta su carácter em-
de principio es, para Rancière, embrute- brutecedor. Lo disimula.
cedora. Todos los que conversan con Sócrates
De esta forma, la igualdad es, al en los diálogos de Platón tienen algo, lo
mismo tiempo, condición y límite de un mismo, que aprender. No importa si de
modo de practicar la filosofía de la edu- hecho el diálogo llega a un saber conclusi-
cación: por un lado, es aquello que, en la vo o a una aporía: todos deben aprender
óptica de Rancière, permite pensar filosó- que aprender con la filosofía, con Sócrates,
ficamente la educación; al mismo tiempo, significa dejar de saber lo que creían saber;
es aquello sin lo cual no puede pensarse todos deben saber que para aprender el
una educación tal. La igualdad es el axio- saber filosófico hay que acompañar el ca-
ma del pensamiento, su fondo, lo no filo- mino del maestro, hay que dejarse llevar
sófico que abre espacio a una filosofía. adonde el otro, el que sabe, quiere ir.
Paradoja de la igualdad. El esclavo del Menón es emblemático:
Tal vez sea interesante apreciar el peso no sólo no aprende nada por sí mismo
de la figura de Sócrates en este ejercicio. sino que aprende que para aprender nece-
Sabemos el papel singular, fundador, pa- sita de alguien que lo lleve de la mano,
radójico, de Sócrates en nuestra tradición como Sócrates, a saber lo que de cual-
de filosofía de la educación. Singular por quier modo tendría que aprender. El es-
incomparable, fundador por inaugural, clavo también aprende su ignorancia y la
paradójico porque siendo reconocido por sabiduría del maestro: aprende que para
todos como el primer filósofo de la edu- aprender debe seguir otra inteligencia, la
cación ejercita una filosofía de la educa- del maestro. Así, el diálogo con Sócrates,
ción contraria a la de sus propios cele- profundiza su esclavitud. La refuerza. Lo
brantes. embrutece.
La tentación de asimilar el maestro ig- Para peor, Sócrates esconde su pasión
norante a un Sócrates modernizado es atontadora bajo una apariencia libertado-
grande, fácil, inmediata. Sin embargo, ra. Su disfraz, sus máscaras, el modo en el
Rancière arremete contra el ídolo. Lo des- que oculta su pasión desigualitaria, lo tor-
hace política y filosóficamente. No le per- nan más peligroso. Con todo, para cual-
dona su veta desigualitaria. Le reprocha quier observador interesado en la emanci-
su pasión por la superioridad y la inferio- pación, resulta claro que Sócrates atonta:
ridad. Al fin, por detrás de su declaración no pregunta porque ignora, para saber y
de ignorancia, Sócrates, el divino, le hace para instruirse, sino que pregunta porque
caso al oráculo: piensa que él es el más sabe, para que los otros “recuerden” lo
sabio en la pólis y su tarea consiste justa- que él ya sabe y, sobre todo, para que
mente en tratar de mostrar a los otros el sepan que él tiene el único saber que vale
poco valor de su saber, sobre todo, com- alguna cosa. Sacrílego saber de ignoran-
parado con el saber del propio Sócrates. cia. Dijo que nunca buscó enseñar y siem-
Sócrates no es un maestro ignorante; pre supo, de antemano, aquello que los
es un sabio maestro de la ignorancia. Pre- otros debían saber. Indigno saber de igno-
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 77
Carlos Skliar
Profesor del Posgrado en Educación
de la Universidad Federal
de Rio Grande do Sul (UFRGS)
Un pedagogo que, en verdad, no quiso cerlo vivo y percibido por nuestras vidas,
aprender la lengua de sus alumnos y que, hasta hacerlo voz propia en medio del
aún distante de la imposición de un falso orden y del desorden de su época y de la
consenso, utilizó su perplejidad inicial nuestra.
para ir en la búsqueda de alguna cosa en Un autor que no precisó profanar la
común que los reuniera, creyendo –tal vez tumba de Jacotot para contarnos una his-
ingenuamente– que de ese modo la ley de toria igualmente ya profanada y que, por
la lengua, la ley del maestro, la ley de la el contrario, hizo justicia a las verdades y
explicación y/o la ley de su propia palabra, a los defectos del pedagogo.
no acabaría por herir y apagar las furiosas Rancière no pretende enseñarnos una
y sensibles desemejanzas entre ellos. historia, en el sentido que no hay una lec-
Un pedagogo que no quiso atontar a ción para aprender; nos deja en soledad
sus alumnos con infinitas explicaciones con aquella inscripción grabada en la
sin origen y sin porvenir. Y que pensó, tumba de Jacotot: “Creo que Dios creó el
ante todo, en la posibilidad de emancipar alma humana capaz de instruirse por sí
sus inteligencias, en igualarlas –¿en ha- misma, y sin maestros” (Rancière, 2003,
cerlas iguales?– pero no en domesticar- p. 178).
las, en obligarlas a una fútil comprensión Pero un autor que nos deja a solas para
de una fútil explicación. instruirnos, aunque sin quererlo, un minu-
Un pedagogo cuyas razones parecen to después de cerrar la página ya leída, un
haber huido de los presidios metodológi- segundo después de entrecerrar nuestros
cos, aunque no de una creciente y siste- ojos cansados de la figuración de un
mática actitud filosófica delante de las tiempo otro, y cansados también de la
cuestiones pedagógicas. Sus problemas, exacerbada presencia e insistencia de esta
sus preguntas, sus dilemas se nos presen- vida escolarizada pero sin vida.
tan ya no como pasos calculados de una Un autor que recupera la historia para
secuencia técnica, sino como dolorosas y
hacerla nuevamente presente, para no ol-
vigilantes inquietudes filosóficas. Inquie-
vidarla y, como el propio Rancière nos
tudes éstas, como todas las otras, que ne-
dice, para no seguir edificando de cual-
cesitan mantenerse vivas en el corazón de
quier forma, impunemente, ciegamente,
la interrogación y no ser abandonadas en
escuelas, programas, métodos y pedago-
la indiferencia de unas rápidas y pueriles
respuestas. gías. Un autor que al reconstruir la histo-
Y la seducción de un autor, Jacques ria de una disonancia inaudita nos hace
Rancière, quien nos ofrece un prólogo recordar, línea tras línea, la consonancia
–sólo para nosotros, lectores de lengua tediosa de la pedagogía de nuestros días.
española– con la intención de compartir Un autor que apuesta fuertemente a la
los sentidos que podría tener una atenta idea de igualdad, de la cosa en común, de
lectura de la historia de un curioso peda- aquello que es o que debería ser para
gogo francés, en apariencia ajeno a nues- todos igual, y que cree que la igualdad y
tro tiempo, a nuestra espacio y a nuestras la inteligencia son sinónimos. Y que
preocupaciones educativas. desde esa perspectiva, en esa perspectiva,
Un autor que en cada página parece sufre la tensión constante de su ambigüe-
exorcizar el cuerpo de Jacotot hasta ha- dad entre el ideal de la igualdad, la utopía
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82 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN
de la igualdad y la práctica ominosa del mí mismo tal vez más atónito todavía–:
igualitarismo. ¿qué quedaría? Pues sin la explicación
Que estas pocas, provisorias y desor- toda y cualquier pedagogía conocida y
denadas notas sean, entonces, el más sim- por conocer parece deshacerse en el aire.
ple de los homenajes, la mayor de las gra- Suponemos, de hecho, que sin explica-
titudes posible y la más pura seducción ción no hay siquiera una palabra inicial,
por un libro, por un pedagogo y por un un mínimo punto de partida.
autor que, seguramente, no nos dejarán ¿Podría la pedagogía, acaso, subsistir
conciliar tan fácilmente nuestra vida con sin explicación?
nuestra pedagogía. ¿No es la pedagogía justamente la ex-
plicación?
III ¿No es la pedagogía el imperio abso-
luto y tiránico de la explicación?
Ser mejor sólo quiere decir: llegar a Jacotot y Rancière nos ofrecen algu-
conocer mejor. Sin embargo, debe nas alternativas. Ellos dicen, para comen-
ser un conocimiento que no nos zar, que es necesario invertir la lógica de
dé tregua, que nos acose siempre. la explicación, el sistema explicativo de
Es mortal un conocimiento la pedagogía, la pedagogía que es sólo ex-
que nos vaya aplacando plicación: “La explicación no es necesa-
ELÍAS CANETTI ria para socorrer una incapacidad de
comprender. Es, por el contrario, esa in-
Es preciso decir, antes que nada, que El capacidad... Es el explicador quien tiene
maestro ignorante es un libro para leer y la necesidad del incapaz, y no al contra-
no un libro para (re)escribir. Un libro para rio, es ella lo que constituye al incapaz
pensar la pedagogía, sí, pero también –y como tal” (op. cit., p. 15).
sobre todo– un libro para pensar por qué De este modo la explicación no es otra
leemos lo que leemos y por qué escribi- cosa que la invención y la construcción
mos lo que escribimos. El maestro igno- constitutiva de la incapacidad del otro. Se
rante es, en ese sentido, un libro que nos explica, pues se ha creado con anteriori-
invita a leer y a escribir mucho más ho- dad un incapaz que necesita de la expli-
nestamente. cación. La invención –y la construcción–
Leí El maestro ignorante, en su edi- de la incapacidad del otro es aquello que
ción brasileña, durante la primavera del posibilita el nacimiento de la figura del
2002. Y al mismo tiempo que avanzaba en explicador. Y justamente es el maestro el
la lectura de algunos párrafos, iba tratando explicador que ha inventado al incapaz
de crear una traducción y una transmisión para justificar su explicación. Por lo
del texto para mis alumnos de la Facultad tanto, el explicador y el incapaz constitu-
de Pedagogía. Les decía, pues eso era lo yen un binomio inseparable de todas las
que estaba leyendo –pero no haciendo– presuposiciones pedagógicas, actuales y
que la explicación termina por subesti- pasadas. No hay maestro explicador sin
marlos, que la comprensión los atontaba y alumno incapaz previamente construido.
que la instrucción los disminuía. No explicarás, resulta ser así uno de
Pero de no haber explicación, me pre- los primeros mandamientos del maestro
guntaban atónitos –y yo me preguntaba a Jacotot. O bien, quizás, una de sus prime-
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 83
ras y más resonantes disonancias pedagó- embellecerla, hacerla cada vez más per-
gicas. fecta, estilizarla. Sin embargo, la explica-
Sin embargo, el no explicarás, es ción en la cual ha sido formado y a la cual
mucho más que un férreo mandamiento o sigue buscando con desesperación, es una
una simple disonancia: se trata en verdad explicación que nada explica a no ser en
de una forma de pensar el pensamiento, de una lógica muy particular, a no ser en su
un modo de transmitir la transmisión pe- propia, monótona e insulsa lógica expli-
dagógica, y no un aparato de explicación cativa.
dirigido a explicar, tautológicamente, las Así, la lógica de la explicación se per-
razones y la lógica de la explicación. petua hasta el infinito, pero no en su sen-
Veamos bien. Explicar es un monstruo tido progresivo, de avance; muy por el
de mil caras, cuya finalidad parece ser la contrario, esa lógica: “comporta, de ese
de disminuir al otro a través de los terro- modo, el principio de una regresión al in-
res de las palabras hábilmente encadena- finito: la reduplicación de las razones no
das en la gramática del maestro; ese tienen jamás razón de detenerse” (op.
monstruo “explicador” crea a cada mo- cit., p. 13).
mento la sensación que el cuerpo del La pedagogía es, así, la perpetuidad y
maestro aumenta su tamaño, en la misma la cosificación de la relación entre una
proporción que hace diminuto el cuerpo explicación y una comprensión que le
del alumno. Y en la medida en que el sigue como una sombra y que debe ser su
maestro hace más amplia la magnitud de copia fiel, su equivalencia del lado del
su explicación, el cuerpo del alumno va alumno, el calco de su origen.
quedando cada vez menor, hasta hacerse La explicación es propiedad exclusiva
huérfano de sí mismo: es empequeñecido del maestro; en cambio, la comprensión,
por la explicación. Así, la explicación es el entendimiento, es una propiedad provi-
un constante y perverso proceso de empe- soria del alumno. En medio de los dos
queñecimiento del otro o, en las palabras mecanismos (explicación/comprensión)
de Rancière, de atontamiento-embruteci- se instala, para siempre, el arte de acabar
miento del otro. con las distancias: la distancia entre dos
El alumno es algo, alguna cosa, cuya sujetos, entre dos inteligencias, entre dos
incapacidad previamente determinada ne- lenguas. El maestro explicador ahoga de
cesita de explicaciones. Él mismo tiene una vez esa distancia, la reabsorve en el
que ser explicado por la explicación del seno de su palabra, de su eterna palabra.
maestro. Él no puede explicarse a sí La pedagogía, para Jacotot, debe subs-
mismo, sino por la explicación cotidiana, traerse de la explicación, debe quedar
seriada, graduada, sistemática, del maes- huérfana del orden de la explicación,
tro. El alumno es –lo que es decir: existe– debe eliminar la todo-poderosa presencia
sólo en la medida que es primero inventa- del explicador, debe, en síntesis, dejar de
do y, más luego, explicado por el maestro. explicar.
Y el maestro ha sido formado en el Es necesario, por lo tanto, invertir la
arte o, para decir mejor, en la técnica de la lógica de la explicación: la lógica de in-
explicación. Y después de su primera for- ventar al otro incapaz y la lógica conse-
mación sigue pensando en la estética im- cuente –aunque simultánea– del acto de
placable de su explicación: mejorarla, explicar.
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84 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN
igualdad o desigualdad– tal vez no tenga concentró todas sus energías en hacer de
demasiado sentido: no hay allí ni des- esa lengua la lengua “final”. Buscó, ade-
igualdad ni igualdad. No es esa la cues- más, el lazo mínimo de una cosa en
tión. Hay, eso sí, diferencias; diferencias común, pero al hacerlo ignoró el lazo del
de diferencias; diferencias que difieren otro con su propia alteridad. No utilizó el
cada vez más. francés para hablar con sus alumnos y pre-
El alumno habla una lengua diferente cisó de un intérprete para que sus alumnos
del maestro; el maestro habla otra lengua le hablasen, se hicieran oír, le contasen, le
diferente de aquella del alumno. Pero, en narrasen, en fin, lo comprendiesen.
verdad, el extranjero aquí es Jacotot y no Jacotot encontró esa cosa común en la
sus alumnos. Su lengua es la extranjera. edición bilingüe de Telémaco. El libro fue
La pregunta entonces se contorsiona de para él ese lazo mínimo a partir del cual
tal modo que se hace necesaria otra pre- sugirió a sus alumnos que aprendieran el
gunta: ¿cómo es posible responder a la texto en francés. No es éste el método Ja-
cuestión de quien es el otro? ¿Cuál es la cotot, no se trataba de ningún principio
lengua que se vuelve la mismidad de la metodológico de enseñanza y si de una
pedagogía y cuál aquella que irrumpe experiencia filosófica: si todo está en
como lengua del otro? todo y si el libro es eso todo, los alumnos
Hoy en día, en situaciones parecidas, podrían aprenderlo todo sin necesidad de
caemos siempre en la trampa de la impo- ningún tipo de explicación sobre los pri-
sición de nuestra lengua y en considerar meros elementos, estructurales, gramati-
al otro como siendo la figura única y pe- cales, formales, de la lengua francesa.
culiar del ser-extranjero. Le cabe a él, en- Este “descubrimiento” de Jacotot de la
tonces, a ese otro, a ese otro extranjero, el cosa en común puede ser pensado, en mi
primer movimiento de la pedagogía: ha- opinión, en tres planos sólo en apariencia
blar nuestra lengua. Es él quien tiene que diferentes.
pedir acogida, hospedaje, explicación, Por una parte, la utilización del libro
educación, etc. y debe hacerlo, obligato- –lo que es decir de los libros, de la litera-
riamente, en nuestra única lengua, quiere tura– como una totalidad en sí misma. En
decir, en la lengua de quien acoge, de el libro, en los libros, se encuentran a dis-
quien ofrece hospedaje, etc. (Derrida, posición todos los elementos necesarios
1997). para la comprensión: bastan, entonces, las
El maestro Jacotot, en los remotos ini- palabras de Telémaco para hablar de Te-
cios del siglo XIX, también sintió en su lémaco. Y bastan las palabras de Teléma-
propia piel toda la ambigüedad y toda la co también para adivinar otras cuestiones:
ambivalencia en relación a esta cuestión. bastan las palabras en francés para com-
Se recusó a la absorción definitiva de prender el francés, bastan las palabras del
aquello que el pensó fuese el otro, es cier- libro para adivinar la historia, la geogra-
to, pero no se dejó seducir por la lengua fía, etc.: “Todo conocimiento de sí como
“del otro”. Se negó a imponer un consen- inteligencia está en el dominio de un
so ficticio, es verdad, pero impuso el con- libro, de un capítulo, de una frase, de una
senso material de la lengua francesa. palabra” (Rancière, op. cit., p. 39).
Abandonó la idea de hacer del francés la Aquello que Jacotot quizás no perci-
lengua inicial, también es verdad, pero bió –y creo que Rancière tampoco– es
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 87
lenguas, para pensar la diferencia, para de otras voces; no deja que ninguna voz
pensar las diferencias; para, al fin, tener sea más alta que la propia; aniquila, con
una experiencia de la diferencia, para ser su fúnebre retórica, la voluntad del otro a
diferentes de aquello que hemos sido, de través de una violenta imposición del que
aquello que seremos, de aquello que esta- decir, del porqué decir, del para qué decir:
mos ahora siendo. “la retórica es una palabra de revuelta
En la interpretación de Rancière es contra la condición poética del ser ha-
evidente que Jacotot tenía otra cosa en blante” (Rancière, op. cit., p. 112).
mente que la diferencia, que las diferen- El poeta, el artista en general es, en
cias: se trataba de una lección de igual- este sentido, ese traductor y contra-tra-
dad, de una experiencia en común, de una ductor que Jacotot tanto buscaba como un
cosa en común, de pensar la igualdad para semblante del maestro ignorante, del
ser iguales, de vivir la pedagogía como maestro emancipador. En palabras de
una experiencia de la igualdad. Rancière: “El artista posee la necesidad
Quizás, buscando con tanto afán la de la igualdad, tanto como el explicador
igualdad, aquello que Jacotot encontró la necesidad de la desigualdad” (op. cit.,
fue, en realidad, su propia invención de la p. 95).
alteridad del otro, de la alteridad de sus Esto significa que el maestro es crea-
alumnos, de la alteridad de la lengua del dor y reflejo de una lección atontadora y
otro. que el poeta, es decir el artista, ofrece una
El tercer y último plano del descubri- lección de emancipación, es decir, una
miento de Jacotot es la intuición y/o la lección que relata y posibilita a los otros
adivinación y/o la certeza de la pedagogía experimentar aquello por lo cual se es se-
como poética –pero no, me parece, de la mejante a ellos.
poética como pedagogía–. Creo que aquí surge otra disonancia,
La lección de los poetas, en oposición pero no ya en Jacotot o en Rancière, sino
a la lección de los gramáticos y de los en quien escribe estas pocas y provisorias
oradores es que aquellos quieren ser ape- notas.
nas adivinados, intuidos, pero no desean La poética es, como quería el poeta
controlar ni dirigir nada ni a nadie en ab- Paul Eluard, un dar a ver, un dar a tocar,
soluto; los poetas quieren sobre todo oír y un dar a oír, etc... Por ello, se trata de
no hacerse escuchar, a no ser en el sigilo ofrecer no la explicación regresiva de la
revoltoso de sus versos. Por el contrario, inmovilidad, sino la experiencia tumul-
el gramático insiste en subrayar la estruc- tuosa de la expresión. Sin embargo:
tura de la lengua y quiere que los otros no ¿aquello que se ofrece es una explicación
escapen de la telaraña de sujetos y predi- que expresa lo semejante, lo igual, o lo
cados ya establecidos; ellos buscan ardo- diferente, la diferencia? La pregunta no
rosamente el método de la lengua allí es ociosa, pues la pedagogía insiste en
donde ese método tal vez no exista y ser aquello que niega el ver y el dar a ver,
nunca existió; explican con palabras de que niega el tocar y el dar a tocar, que
otros el orden de las palabras de lo niega el oír y el dar a oír. Explica, eso sí,
mismo, de la mismidad. El orador, por qué es ver, pero con ojos ajenos, distan-
otro lado, es aquella figura de la lengua tes, silenciosos. Explica, eso sí, cuáles
que borra de una vez toda la posibilidad son las miradas disponibles, pero de ojos
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 89
que son sólo curriculares, didácticos. Ex- La vida, nuestra vida, la vida de los
plica lo que es tocar, sin tocar, y elimi- otros, terminó por estar en otra parte, en
nando el tocar del otro. Explica lo que es otro lugar, lejos de la escuela.
oír, pero sin oír, ignorando lo que es el Fue y es así que los libros que nosotros
oír del otro. leemos, que ellos/ellas y que los otros
Aquello que Jacotot hizo, aquello que leen en su vida, ya no son los libros que
nosotros hacemos, fue transformar la pe- leemos en la escuela.
dagogía en una imposición de la palabra Fue y es así que la música que nosotros
que es, coincidente con la palabra que el oímos, que ellos/ellas y que los otros
“yo” dice, que “yo” digo (Larrosa, 2002). oyen en su vida, ya no es la música que
El maestro resaltó su palabra como una oímos en la escuela.
ley que debía ser tanto común como idén- Fue y es así, también, que la ropa que
tica, abandonando así la posibilidad de nosotros vestimos, que ellos/ellas y que
ser aquel maestro ignorante y de inmis- los otros visten en su vida, ya no es la
cuirse en esa pedagogía donde: “cada ig- ropa que vestimos en la escuela.
norante pudiera ser, para otro ignorante, Dejamos de conmovernos en la es-
un maestro que revelaría a él su poder in- cuela.
telectual” (Rancière, op. cit., p. 91). Hablamos de identidad en la escuela.
Pero nuestra intimidad está en otro lado,
VI en otras palabras, en otros libros, en otra
música, en otras ropas.
Hubo un momento, imposible de desci- La vida se fue de la escuela y la única
frar en el enmarañado del tiempo escola- solución que encontramos para hacerla
rizado, en el que la vida –nuestra vida, la
regresar es la de retratarla en un currícu-
vida de ellos y de ellas, la vida de los
lum. Hicimos grados, series, ciclos con la
otros– escapó en sigilo de la escuela. Ig-
vida. Pero no vivimos la vida en la escue-
norada, traicionada y transformada en si-
la. No vivimos nuestra vida, la vida de
mulacro, la vida salió de la escuela. Nadie
ellos/ellas, la vida de los otros.
lo percibió. Y nadie parece haber recla-
mado absolutamente nada. No vivimos en la escuela.
Es obvio que también sería posible Reformamos la vida, pero no vivimos
afirmar que la escuela huyó de la vida, la vida en la escuela.
pero ese es otro asunto, para mi mucho Explicamos la vida, pero no vivimos
menos interesante. la vida en la escuela.
Y cuando la vida huyó de la escuela, Hicimos el simulacro de comprender
ya nunca más las cosas volvieron a ser la vida en la escuela, pero no la celebra-
como el ficticio consenso pedagógico mos.
pretendía que fuera. El maestro explica- Quien sabe si El maestro ignorante
dor ocultó su vida detrás de su explica- podrá ser una forma de hacer que la vida
ción. Dejó de vivir, para sólo explicar la vuelva a la escuela. O que se escape de
erosionada superficie de otras vidas. El ella definitivamente.
alumno aprisionado por la explicación de Yo, honestamente, todavía no lo sé.
otras vidas, ocultó su propia vida detrás
de su aparente y efímera comprensión.
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Notas:
Referencias Bibliográficas:
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Emancipación e igualdad.
Aspectos sociopolíticos de una experiencia pedagógica
Francisco Jódar
Profesor del Departamento de Didáctica
y Organización Escolar de la Universidad de Valencia
Lucía Gómez
Profesora del Departamento de Psicobiología
y Psicología Social de la Universidad de Valencia
buir a la modificación positiva del orden viduo es capaz, mediante la aventura inte-
social desigual y a desnaturalizar las ins- lectual correspondiente, de adivinar el
tituciones, sus papeles y posiciones. sentido de lo que está dicho y escrito. Un
Así pues, esta es la estrella polar de la sentido cuya verdad no está asegurada ni
constelación: el trabajo educativo enca- contenida en ningún código o dicciona-
minado a que cada cual salga del estado rio, en ninguna explicación. Además, la
de minoría y así “pueda” inscribirse –ad- confianza en la igualdad es un supuesto
quirir visibilidad y ser escuchado– en el de partida al que se ha de responder con-
espacio común en tanto ser activo dotado tinuamente: “nuestro problema no es pro-
de razón e inteligencia. Esto es, adquisi- bar que todas las inteligencias son igua-
ción de la disposición activa para “usar su les. Sino ver qué se puede hacer con esta
propia inteligencia” (p. 25) y actuar en el suposición” (p. 64).
orden social para verificar la igualdad que A cierta distancia de la constelación se
ahí de hecho continuamente se desmien- encuentra el orden de las cosas, la socie-
te. Si bien, conviene tenerlo presente, se dad desigual, el círculo social. Esa distan-
trata de una estrella polar que siempre es cia designa un espacio donde coinciden
“virtual”, lo que “no significa que sea ilu- sin anudarse ni anularse dos lógicas dife-
soria” sino que, más bien, es “potencia de rentes: la lógica igualitaria implicada en el
la que conviene verificar los efectos” acto de la palabra y la lógica desigual in-
(Rancière, 2003, p. 40). herente a la relación social. Un espacio
En el centro de la constelación se en- también para experimentar la contingen-
cuentran dos astros gemelos. Por un lado, cia de las jerarquías del orden social. Se
el hombre, ser dotado de palabra. Por comprende así, por obra de esta distancia
otro, la actualización de las virtudes igua- entre órdenes distintos, que “la enseñanza
litarias de la inteligencia humana. Desde universal no es ni puede ser nunca un mé-
el primero se atisba el poder de compren- todo social” (p. 135). Dicho de otro modo:
der y hacerse entender como medio “de “no hay principio de la comunidad de
verificación del otro” (p. 97), donde la iguales que sea principio de organización
razón no es algo que se tiene en poder ni social” (Rancière, 2003, p. 65-66). En
se transmite, cede u otorga, sino construc- efecto, de la constelación de la emancipa-
ción en el concurso igualitario de la capa- ción intelectual al orden social no hay
cidad intelectual de cada hombre. Del se- tránsito posible sin pasar por una distancia
gundo de esos astros se deriva una parti- irreductible e insalvable, aquella donde la
cular moral. La moral de los discursos, experiencia individual y colectiva lucha
aquella “que preside el acto de hablar y por verificar en el orden de las cosas la
escribir, aquella de la intención de comu- igualdad de partida que se presupone en el
nicar, del reconocimiento del otro como orden de las lenguas. En este aprender a
sujeto intelectual capaz de comprender lo cruzar esa distancia –ser individuo razo-
que otro sujeto intelectual quiere decirle” nable en un orden social carente de razón–
(p. 174). se juega gran parte del sentido que Jacotot
Estos dos astros iluminan el espacio ha producido para la educación en la lla-
donde se inscribe “la confianza en la ca- mada enseñanza universal.
pacidad intelectual de todo ser humano” La necesidad de confirmar esa conste-
(p. 24). Confianza en que cualquier indi- lación que él una vez experimentó dota de
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 93
ción. Esta propuesta exige cuestionar lo orden simbólico (que son los principios
que Jacotot designa como “la visión aton- de visión y división dominantes) supone
tadora del mundo” que sostiene la reali- para determinadas posiciones incorporar
dad de la desigualdad y, frente a ella, una visión desvalorizada de sí mismas,
comprender que el orden social, sus clasi- incorporar un “coeficiente simbólico ne-
ficaciones y rangos, es sólo convención, gativo” que afecta de manera negativa a
ficción. Desde aquí, la igualdad no es un lo que son y a lo que hacen. A esta des-
objetivo sino punto de partida. En este igualdad básica que preside las relaciones
sentido, Foucault (1982) y Deleuze y entre distintas posiciones se refiere Bour-
Guattari (1994) hablarán de minorías dieu (1997) con el concepto de violencia
mientras que Bourdieu (1999) de posicio- simbólica, violencia invisible pero que
nes dominadas, con el fin de hacer visible adquiere a menudo la forma de la emo-
que el orden simbólico no es neutro sino ción corporal (vergüenza, timidez, impo-
que favorece a unos grupos sobre otros, tencia, culpabilidad) y se revela en mani-
transforma la arbitrariedad cultural en na- festaciones visibles (sonrojo, turbación
tural, legitima unas posiciones y deslegi- verbal, torpeza, temblor...), expresiones
tima otras, ratificando, en definitiva, una del sometimiento al juicio dominante,
determinada lógica de dominación. De más allá de las directrices de la concien-
ahí que minorías o posiciones dominadas cia y la voluntad. Síntomas o manifesta-
sólo puedan movilizarse y movilizar la ciones que Jacotot coloca en el centro de
fuerza que detentan a condición de poner su diagnóstico-propuesta política.
en tela de juicio las categorías de percep- De esta forma, los problemas de la
ción y valoración del orden social que les igualdad dejan de formar parte de un ho-
relegan a una posición subordinada. rizonte lejano y se convierten en algo que
Asimismo, la propuesta de Jacotot, debe ser practicado, verificado, reconoci-
construye un problema diferente. No la do. Se trata de configurar relaciones y
ignorancia sino la impotencia, “el despre- prácticas que desmientan las divisiones
cio de sí, en el desprecio en sí de la cria- jerárquicas que recorren el orden social y
tura razonable” (p. 132) o “la posición que desborden el presupuesto que sostie-
humillada” (p. 137) que caracteriza a ne el proceso de instrucción: la desigual-
aquellos sobre los que pesa masivamente dad de las inteligencias. A través de la ac-
el prejuicio de la desigualdad de la inteli- ción sobre el juego estratégico de relacio-
gencia. En la misma línea, tanto Foucault nes existente, se trata de “hacer circular la
como Bourdieu para dar cuenta de cómo energía eléctrica de la emancipación” en
se ejerce el poder abandonan la tradición el cuerpo social. Prácticas y relaciones
intelectualista de las filosofías de la con- que no son un medio para obtener la
ciencia con su énfasis en las representa- igualdad, para un fin situado en otro
ciones, mostrando que el poder atraviesa lugar, sino que tienen efectos reales en sí
los cuerpos (Foucault), que las relaciones mismas. Frente a la idea de progreso en la
de dominación se somatizan (Bourdieu), que opera la escisión entre medios y
es decir, se inscriben y atraviesan la sub- fines, desde esta posición, la política es
jetividad constituyendo así los mismos práctica política, fin en sí misma.
esquemas de percepción, valoración y ac- Así, un visionario Jacotot nos propone
ción. La aceptación de las categorías del que una política de la experiencia –que
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 97
Referencias bibliográficas
Estanislao Antelo
Doctor en Humanidades y Artes
Universidad Nacional de Rosario.
Docente de FLACSO, Argentina
lapso de la escuela y repiten en todas las rio. No es, por cierto, el simpático, atléti-
lenguas un verbo: volver. Back to basics. co y prometeico Just do it. No estamos
Estos, más inocentes, ya no asustan a frente a la promesa de los educadores
nadie, tan sólo odian la igualdad y pro- emprendedores, recursos humanos toma-
porcionan temas para los papers de los dores de riesgos, custodios de esa nueva
pedagogos críticos. sociedad del conocimiento.
Lo que Rancière no cesa de repetir es No se aprende sin maestros. Pero tam-
lo siguiente: para acá o para allá, la igual- poco se aprende con maestros comunica-
dad sigue siendo para ustedes, un objeti- dores, proveedores de lo que a los otros
vo a alcanzar o del cual sospechar. Y la les falta. Tampoco el maestro es un guía,
igualdad jamás viene después. La igual- un acompañante, un facilitador o esos
dad no precisa dietólogos. Hay más: el desatinos. En todo caso es el propio
deporte de la pedagogía dietética no hace maestro el que puede ser aprendido: ob-
más que confirmar una incapacidad en el servarlo, imitarlo, disecarlo, recompo-
mismo acto que intenta reducirla. Este nerlo y luego, quizás, quitárselo de enci-
acto tiene un nombre: atontar. Esto es lo ma. Al fin, un maestro no es más que un
que aconteció unos años atrás cuando, en invento del discípulo. Al fin y al cabo,
ocasión de ser invitado a hablar sobre las como la patria, que es un efecto del exilio
dificultades de los aprendizajes escolares, (Braunstein, 1995, p. 33) y, a contrapelo
fui presentado como un especialista en de toda didáctica, la enseñanza no es sino
“fracaso escolar”. Un “experto” en fraca- un efecto del aprendizaje pero nunca al
so escolar. Luego, habrá de haber un con- revés.
greso en Fracaso Escolar. Luego un doc- Un maestro ignorante habla para hacer
torado en Fracaso Escolar. Luego un foro hablar. Dice por ejemplo: es preciso
mundial de fracasados escolares en el que aprender. Pero aprender es un acto, como
los expertos explicaremos. Así se procede. decía, que funda la enseñanza que lo
Pero para el traductor de Jacotot, la causa. El imperativo no es entonces ins-
igualdad –que es siempre la de al menos truir. Tal vez atestiguar, testimoniar. Cier-
dos seres parlantes– no se persigue, no se to que un maestro bien puede ser intrata-
reivindica, no se provee ni se concede. Se ble. Pero puede poner a disposición, li-
practica y se anuncia. Se trata de una su- bros, variedad de signos y constatar un
posición a ser mantenida en cualquier movimiento, una atención: hay aquí una
circunstancia, contra toda prueba empíri- inteligencia en movimiento. No constata
ca en su contra. si alguien aprendió sino si buscó. No
sigue un procedimiento sino una señal de
¿Maestros ignorantes? confianza. No procede por etapas ni am-
biciona adecuar. Señala y recuerda, a
¿Se puede aprender sólo? Se puede. Pero cada paso, la cómoda posición de quien
no es aquí ninguna no-directividad la que renuncia a lo que puede, aquel que triun-
avanza. No es aquí ningún método el que fa, de algún modo, al fracasar.
pide su lugar. Ni siquiera es ninguna de Más aún, ninguna piedad con las vícti-
las viejas eternas nuevas pedagogías. mas y los falsos modestos. Con los yo no
Usted puede si quiere. Sí, pero no esta- puedo. Ninguna negociación para los que
mos frente a un nuevo anuncio publicita- suscriben el veredicto de su propia exclu-
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102 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN
Notas:
Lilian do Valle
Profesora titular de Filosofía de
la Educación de la Universidad del Estado
de Rio de Janeiro (UERJ)
primeras lecturas fue casi inevitable el cuestión de la igualdad. Aun así, ya allí
sentimiento de que permanecería entre comienzan los problemas. De hecho,
nosotros el sabor amargo de una doble y hemos dedicado a la igualdad una reve-
perentoria desilusión: en el texto, en la rencia sin igual: nos hemos dado como
forma de un amargo escepticismo frente a tarea definirla, buscarla, proyectarla, cri-
toda construcción común; en mí, en el ticarla: pero, ¿qué diablos decir, como
modo del miedo de la desesperanza o propone el texto, de simplemente verifi-
–¿debo decirlo?– en el modo de la fasci- carla? ¿Cómo justamente verificar lo que
nación contradictoria y profunda que el siempre nos esforzamos en denunciar
simple abandono adquiere frente a todos como... una ausencia? “Quien establece
los desengaños que marcan la defensa de la igualdad como objetivo a ser alcanza-
la cosa pública. do, a partir de la situación de desigualdad,
Sin embargo, desde su aparición, el de hecho la posterga hasta el infinito. La
texto hizo su camino, reproduciendo en igualdad jamás viene después, como re-
pequeña escala el antiguo sortilegio que sultado a ser alcanzado. Siempre debe ser
Jacotot conoció, antes de Rancière: una puesta antes.”2
historia de condenas anticipadas y de Concedamos que, partiendo de la des-
arremetidas no menos precipitadas, pero igualdad, nos hemos dado como objetivo,
no por eso menos “razonables”. Tal vez hasta el presente, su superación. Y que, a
más que ayer estamos inclinados a des- pesar de nuestras reiteradas declamacio-
confiar de las razones que edificaron el nes de fe, el veredicto de la postergación
mito de la instrucción pública, de la so- se aplica a los resultados que alcanzamos.
ciedad del buen gobierno, del saber mila- Pero, ¿cómo situar la igualdad antes, o
groso: ¿no dedicamos a eso la mayor sea, como presupuesto? Definitivamente,
parte de nuestras reflexiones, en las últi- esto parece una imposibilidad, si no un
mas décadas? Con todo, me parece que escándalo y la lista extenuante de obje-
esas son las razones de los otros, tan ale- ciones que pueden ser alzadas contra esta
jados de nosotros en el tiempo cuanto en simple formulación ya nos serviría para
la distancia, en la sabia distancia, com- desanimarnos. Rancière tiene razón en
pletamente imaginaria, que creemos esta- alertar: más allá de su evidente funda-
blecer con relación a ellos. ¿Qué decir de mento educacional, la cuestión es propia-
nuestras razones? En el medio, una invi- mente filosófica y, antes que nada, emi-
tación-desafío para elaborar un artículo es nentemente política –a menos que, en su
motivo de una nueva lectura, y finalmen- fundamento filosófico por excelencia,
te, lo descubro: nunca se agotan, de ella sea propiamente política y, por esa
hecho, los desafíos de la traducción. misma razón, desde la modernidad, emi-
Entonces, en el punto de partida, la nentemente educacional.
igualdad, puesta como piedra de tropiezo Porque la conversión de lo político en
que describe el estilo de diferentes tra- educacional es obra de la modernidad
yectorias que el texto acaba por suscitar. que, después que decretó imposible partir
Ciertamente, nadie negaría que la actuali- de la igualdad política, estableció que
dad, la urgencia, la importancia esencial a todo dependía de la educación del pueblo.
ser atribuidas a El maestro ignorante se Desde entonces, la educación pública, en
deben a la centralidad que se otorga a la vez de derivación, aparece como precon-
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 107
dad pedagogizada en que los “mejores ¿cómo podría ser diferente? ¿Cómo po-
del grupo” se transforman en los especia- dría haber un camino preestablecido?
listas en poder. Ofreciendo una retractación de los
Sabemos muy bien que, más tarde, en contrasentidos a los que se expuso la no-
los años sesenta, la educación brasileña ción de autonomía en la modernidad, Ja-
se propuso descubrir la igualdad de las cotot/Rancière exponen uno de los pun-
culturas, o la igualdad de los saberes. tos ciegos de todo el pensamiento here-
Desde entonces, el imperativo metodoló- dado: la necesidad de dar un contenido a
gico de “partir de la realidad del alumno” la libertad, de establecer un destino para
se transformó en verdadera profesión de la emancipación, de predecir las conse-
fe, desmedida e incuestionable, como cuencias de la autonomía. Esto es lo que
todas las proclamaciones del género. Sin sin duda concede a El maestro ignorante
embargo, la fórmula no deja de implicar esa especie de coherencia exacerbada,
sus grados de mitificación: entendida pero también de desatino aparente: el re-
como principio político de valoración chazo de que, de la experiencia de la
epistemológica, da origen a un volunta- igualdad de las inteligencias, se deduzca
rismo que jamás alcanza a dar pruebas de necesariamente una sociedad igualitaria.
realidad; como precepto de actuación Pero es la afirmación contraria –que sos-
socio-pedagógica, encierra la identidad tiene que debe concluirse que toda activi-
colectiva en la simple reiteración; como dad política no puede más que terminar
estrategia didáctica, ayuda a promover la en desigualdad– la que opaca esa radica-
creencia en una antropología de la inca- lidad, haciendo sucumbir el discurso ante
pacidad por parte del otro para dejarse las mismas trampas que había podido
motivar por la diferencia. Con todo, más evitar.
que nada, la propia idea de “partir de la
El orden social, en todo lo que lo com-
realidad del alumno” encierra una falacia
pone y mantiene, es arbitrario: la lección
lógica evidente, que sólo se sustenta en la
no tiene nada de nuevo y tampoco es no-
suposición de un maestro que conoce an-
vedad que, para mantenerse, todo orden
ticipadamente y mejor que el propio
social emprendió el ocultamiento de esta
alumno cuál es su realidad.
Ahora bien, la propuesta de Jacotot no arbitrariedad, fabricando para sí un fun-
es un programa de valorización de la cul- damento natural, o incluso “racional”. Y,
tura popular, y tampoco lo es la igualdad ¿qué es la sociedad, si no los individuos
de saberes que anuncia; más aún, disol- que la encarnan, las prácticas y las insti-
viendo los nexos que, en nombre del sim- tuciones que la mantienen? Particular-
ple pragmatismo, de la defensa de una mente para los que militan la causa de la
conciencia de clase, o de una identidad educación pública, la fuerza de la refle-
cultural específica, previamente se cons- xión que nos ofrece Rancière es que, por
truyen entre el origen social y la vocación una vez, esa discusión no está situada en
para el saber, propone la educación como las alturas de un poder impersonal y dis-
una aventura siempre personal en direc- tante, contra el cual podemos dirigir
ción al descubrimiento de su propio poder nuestras críticas consoladoras, pero total-
de autodeterminación. Pero, tratándose, mente ineficaces. Piedra de tropiezo, el
en verdad, de emancipación intelectual, imperativo de igualdad, en la escuela, nos
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 109
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A propósito del maestro ignorante y sus lecciones.
Testimonio de una relación transferencial
Graciela Frigerio
Investigadora y directora de proyectos
del Centro de Estudios Multidisciplinarios (CEM),
Buenos Aires, Argentina
A modo de inicio de esta nota destinada a ción y razón. Donde la obsesividad del
festejar la traducción de un libro (rebelde trabajo minucioso desaparece bajo la po-
con causa a toda explicación), para el cual esía de la forma. El trazo se vuelve voz y
es dable esperar una recepción cuya reso- la palabra invita con sencillez a cada uno
nancia tenga larga vida, permítanme refe- a pensar por sí mismo. La producción de
rirme a algunos aspectos de la obra del Rancière es por ello, pero no sólo por
autor y hacerlo desde el territorio donde ello, Jacotista, si esto pudiera decirse.
la obra me cautivó dejándome libre, es Nos confronta una y otra vez a un enig-
decir en el lazo que siempre instituye una ma, a un mensaje para el que propone una
relación transferencial. traducción y deja a nuestro cargo la inter-
La transferencia es, como el psicoaná- pretación.
lisis lo deja entender, el proceso que ac- Hace ya varios años algunos de los
tualiza deseos inconscientes en el marco escritos de Rancière me acompañan. Dí
de una relación, se trata de un desplaza- con ellos gracias a algunos entrañables
miento que da lugar a una suerte de equí- amigos: Patrice Vermeren y Stephane
voco: alguien cree que el otro es lo que el Douailler. Sus libros, leídos en desorden,
otro no es, alguien elige un destinatario con placer no desprovisto de pausas de
allí donde no hay nadie, o donde hay un desasosiego, se han vuelto con el correr
hueco. La transferencia permite sentir, de los tiempos una suerte de compañeros
erróneamente, que algo nos está singular- de camino, interlocutores. Digamos que si
mente dirigido. Por eso puedo afirmar la “maestro es el que mantiene al que busca
siguiente sinrazón: los libros de Rancière en su rumbo” (Rancière, 2003, p. 48), ahí
me han hablado antes de que pudiera co- donde cada uno en comunicación con
nocerlo, antes que él me dirigiera la pala- otro no deja de estar sólo buscando, como
bra. La transferencia genera la ocasión de afirma la lección del maestro ignorante,
una elaboración cuando una regla garan- Rancière tiene titularidad en el arte de en-
tiza un trabajo que no reniegue de ella. señar.
La obra de Rancière tiene, para mí, Cada tanto releo y delineo una línea
algo conmovedor. Podríamos pensar que que da cuenta de un nuevo subrayado,
es en la escritura (ese non sens diría M. hago alguna anotación a un margen ya po-
Duras al definir el escribir: Eso que es no blado. Me sorprendo con algún sentido
hablar. Que es callarse, 1998, p. 28) que me había pasado desapercibido. Hallo
donde el filósofo se hace a la vez emo- una nueva razón para afirmar su contem-
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112 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN
poraneidad. Cada libro resultó una invita- poco de poesía, aúna en las frases la com-
ción. Tal vez escribir sea la manera que plejidad de un pensar sin concesiones y la
eligió ese hombre menudo, tan tímido ternura de una narración que no se propo-
como riguroso, tan exigente consigo ne agregar a la sofisticación de la idea
mismo como sensible y solidario con las ningún componente que obstaculice el
causas justas, para poner en acto una pe- diálogo.
dagogía de transferencia cuyo tránsito, a El contenido no elude los compromi-
sabiendas de un maestro que no lo sabe sos con lo que está más allá de la tapa del
todo, instituye al pensar como el territorio libro (leer Aux bords du politique, donde
de una habilitación para la gramática sin- Rancière evoca los sentimientos que ge-
gular de cada sujeto y para la gramática de nera el tema de la comunidad de iguales);
lo plural. ¿Habría otra pedagogía posible en la frontera de la disciplina, adentrán-
si hablamos de emancipación intelectual? dose en los huecos de las instituciones
No se trata de hacer de la transferencia (leer La grève des philosophes, texto
una pedagogía sino de aceptar que una donde interroga acerca del lugar de la fi-
pedagogía no explicadora se funda en el losofía en el sistema educativo y el de la
reconocimiento de una transferencia, que filosofía enseñable en ese lugar), en los
hace posible no sólo que alguien enseñe intersticios de las tramas y en el descar-
hasta lo que no sabe, sino que alguien se nado territorio de lo social ahí donde el
emancipe al aprender lo que no es curri- hombre aún aúlla (leer Breves viajes al
cularmente enseñable. Es decir, lo que no país del pueblo, páginas donadas a los
cabe en la prescripción, lo no traducible “sin parte”). Mas recientemente aún ex-
en términos de ninguna didáctica, de nin- plora una estética co-fundante del incons-
gún contenido, de ninguna competencia. ciente en una osadía conceptual (leer
Aquello que no se deja capturar en nom- L’inconscient esthétique).
bre de una disciplina y que desborda lo Toda la obra dialoga con los de un te-
curricular. rruño, el de la filosofía, proponiendo
Recurrimos a la noción de pedagogía tanta filiación simbólica como sostenien-
de transferencia teniendo como horizonte do la apertura de una extranjeridad siem-
la noción de relación de objeto. pre refrescante. Toda la obra anuda la in-
Rancière es sin duda un maestro, un quietud por la subjetivación de lo políti-
maître à penser, (lo afirmaremos aún cuan- co, por los paisajes ríspidos de la política,
do imaginamos que él podría discutir esa la igualdad como punto de partida y hori-
descripción), cuya escritura es una filoso- zonte de toda travesía, la plaza a la pala-
fía devenida traza y trazo, huella en la que bra de hombre que todo hombre puede
se pueden percibir las marcas que dejaron enunciar y todo hombre, como tal, res-
en él todos aquellos que rigurosamente es- ponder (una lección del maestro ignoran-
tudió, investigó, analizó, los que leyó con- te). A la vez, la escritura de Rancière
trastando luces y sombras (ver La nuit des puede pensarse como su manera de invi-
proletaires). Al mismo tiempo cada uno tar a los no filósofos a una aventura filo-
lleva su propia marca, reorganización cre- sófica, la manera de concretar la inten-
adora, autoría, firma, nombre propio. ción de una filosofía extramuros.
Su estilo tiene todo del rigor de un pen- Es en el territorio de la pedagogía o
samiento crítico y como ya dijimos, no mejor dicho en el territorio de fronteras
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 113
ción. De una alteridad que, convocada à propos por arte de gobernar con respeto
desde una asimetría fundante, propicia y justicia.
una igualdad y anuncia una mayoría de Entre Jacotot y sus estudiantes, Telé-
edad aún para los menores con necesidad maco trabaja al modo de objeto transicio-
de un tutor o encargado. nal como Winnicott denomina a la posi-
Por supuesto el error estaría en creer bilidad de conciliar una oferta de sentido
que se trata del otro en sí, es del otro de sí con una significación asignada. Objeto
del que se trata. Sabemos que es menos estructurante que no puede hallarse sin
cuestión de un Telémaco y más de un oferta y que no deviene tal sin hallazgo.
Ulyses fugitivo a toda relación de eterni- (Entendemos que las lecciones de Ran-
dad, renuente a toda inmortalidad obteni- cière tendrán el mismo carácter).
da al precio de un aislamiento lo que Fe- Jacotot, quien es cuestión y excusa de
nelón pone en juego en el comienzo del las lecciones de Rancière, propuso a los
texto elegido por Jacotot, que brinda a estudiantes, a falta de idioma común, una
Rancière la materia prima de sus leccio- narración traducida. Digamos que su
nes de emancipación. En esa línea: Telé- trama no deja indiferente a ningún lector:
maco – Ulyses; Ulyses – Telémaco – Fe- un hijo en búsqueda de padre; una esposa /
nelón; Fenelón – Jacotot; Jacotot – Ran- madre a la espera, que teje y desteje tram-
cière, la filiación (simbólica) mueve al pas para detener los tiempos; figuras se-
sujeto. ductoras con capacidad de promesa; una
Sobre esto nos habla un Rancière / Ja- figura protectora femenina transvestida
cotot. Y nos lo dice de mil maneras. Ha- bajo la forma de un tutor; un trasfondo de
ciéndose cargo al rescatar de los tiempos guerras y conflictos; la pelea permanente
el pensamiento de ese profesor / político / contra las fuerzas de la naturaleza –inter-
exiliado, alérgico a toda metodología em- na y externa–; la inquietud por el buen
brutecedora, que no duda en dar el mote gobernar; una demanda de reconoci-
despectivo de “La Vieja” para referirse a miento.
la pedagogía que todo el tiempo afirma La lección señala que la traducción no
que sin ella, sin la varita mágica de su ex- explica, ni impone ninguna interpreta-
plicación, el mundo permanecerá mudo. ción, queda disponible a la espera de un
Podemos hacer la hipótesis, afirmarlo estudiante/intérprete que se apropie de las
sería demasiado presuntuoso, que entre palabras, explore sus equivalencias y ana-
Rancière y Jacotot, siglos mediante, la lice sus alcances.
transferencia trabaja, la filiación se firma La traducción ofrecida, se instala en
bajo la excusa de una transmisión. un encuadre que genera las condiciones
Que Jacotot algo de amor sabía nos lo para el trabajo de la palabra. Podríamos
hace suponer la elección de un texto que decir que está a disposición y se solicita
se inicia con la narración de un encuentro, una asociación libre al tiempo que sujeta-
que genera una oferta de amor. El amor da a una regla fundamental que la contie-
de Calipso para empezar, amor mal à pro- ne y significa (no de cualquier modo).
pos en lo que concierne a Telémaco. Pero El encuadre, al establecer sus fronte-
también relato de amor à propos en el ras, esto es una clase: donde se afirma
caso del vínculo entre dos generaciones, aquí se enseña (hasta lo que no se sabe
entre un padre y un hijo. Igualmente amor dirá el maestro ignorante) por que se sabe
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 115
que las inteligencias son iguales, que es FRIGERIO, G. Contra lo inexorable. Bue-
la confianza depositada, la apuesta, la que nos Aires: GCBA/CePA (en prensa).
reactualiza la ocasión de un contrato nar- MENDEL, G.(1998) L’acte est une aven-
cisista (expresión que debemos a Piera ture. Éditions la découverte: Paris.
Aulagnier) que ofrece una oportunidad. PONTALIS, J.-B. (1999) Fenêtres. Folio:
La oportunidad iguala. Así un padre Paris, nº 3642.
analfabeto no estará imposibilitado de RANCIÈRE, J. (1981) La nuit des prole-
acompañar los logros de la adquisición de taires. Fayard: Paris.
la lectura de su hijo, un niño down podrá RANCIÈRE, J. (1986) Nous qui sommes
aprender una lengua tercera, un adoles- si critiques. In: DERRIDA, J. et al. La
cente podrá enamorarse de las matemáti- grève des philosophes. Ecole et philo-
cas y hasta de una vertiginosa geometría sophie. Osiris: Paris, p. 110-121.
(como ejemplifica J.-B. Pontalis). RANCIÈRE, J. (1987) Le maître ignorant.
La igualdad no anula la asimetría, la Fayard: Paris. (En español: Barcelona:
respeta y la compensa. La asimetría debe Laertes, 2003)
garantizar que ninguna diferencia deven- RANCIÈRE, J. (1990) Aux bords du poli-
ga la sede de una desigualdad. La asime- tique. Osiris: Paris.
tría funda la transferencia, que funda la RANCIÈRE, J. (1990) Courts voyages au
confusión que termina volviendo posible pays du peuple. Le Seuil: Paris.
que, un error de partida: el otro me con- RANCIÈRE, J. (1992)Les mots de l’his-
funde, no soy quien cree, confundo al otro toire. Essai de poétique du savoir. Le
con quien no parece ser, devenga la clave Seuil: Paris.
de una emancipación que afirma: no RANCIÈRE, J. (1995) La mésentente.
puedo ser sin otro, pero el otro no apro- Galilée: Paris.
vecha de ello, no me somete, no me do- RANCIÈRE, J. (1998) Aux bords du poli-
mina, no me aliena, no se cobra. En con- tique (édition remanié). La fabrique:
secuencia no estoy en deuda con él. Por Paris.
eso mismo, al maestro ignorante, cuyo si- RANCIÈRE, J. (1998) La parole muette.
nónimo en este marco se define en térmi- Hachette, littératures: Paris.
nos de un maestro emancipador, todo mi RANCIÈRE, J. (2001) L’inconscient es-
agradecimiento. thétique. Galilée: Paris.
ROSOLATO, G. (1975) La relation d’in-
Referencias Bibliográficas connu. Gallimard: Paris.
Las reflexiones que siguen fueron moti- del maestro emancipador. Me tocó el pla-
vadas por la inclusión de El maestro ig- cer de asistir a la entrada de Joseph Jaco-
norante en el programa del Curso de for- tot en sus vidas:
mación continua de profesores de Educa-
ción de Jóvenes y Adultos en el Estado de na sexta-feira tem pisa na fulô
Río de Janeiro: Escenarios en Mudanza1. no sábado pela manhã, Jacotot 2
Un ejemplar del libro era parte del mate-
rial distribuido gratuitamente a los parti- Se trata desgraciadamente de una cita
cipantes del curso, para ser trabajado en ‘infiel’, hecha de memoria, de un diverti-
el eje Ética y ciudadanía de jóvenes y do poema leído por una de las participan-
adultos en tiempos de exclusión, de cuyo tes del curso al finalizar el módulo. El
equipo de profesores soy parte. Debido a largo poema, haciendo alusión a los hora-
los límites de duración del curso, disponí- rios incómodos del curso, decía en algu-
amos en nuestro programa de sólo algu- nos versos que después del baile del vier-
nas horas para la discusión del primer ca- nes todavía se tenía que despertar tempra-
pítulo del libro, que los participantes del no para encarar todo un día de curso el sá-
curso habían previamente leído como ac- bado. Más allá de que rimar Jacotot con
tividad no presencial. En la práctica, una fulô es un hallazgo, la alusión al esfuerzo
relectura en el salón de clase se imponía y hecho para poder participar del curso fue
las discusiones tendían a extenderse. Para magistralmente “desdramatizada” y, me
la mayoría de los participantes el libro parece, puesta en términos de una lógica
presentaba dificultades de lectura: parte del deseo. Irse a bailar el viernes y des-
del vocabulario y sobre todo el desarrollo pertarse temprano el sábado para ir al
teórico les parecían difíciles. Pero no por curso es una conjunción de deseos, no
ello –¿virtudes de la paradoja?– El maes- una alternativa o disyunción. Tal vez im-
tro ignorante dejaba de cautivar, instigar, plique, en rigor, un cierto cansancio o
interesarlos. Una profesora llegó a decla- falta de atención durante el curso. Pero no
rar que estaba encarando la lectura del creo que la conjunción se haya dado sim-
libro, con las dificultades que a ella se le plemente porque estar presente, en el es-
presentaban, como un ejercicio de eman- tado que fuese, condicionaba la obtención
cipación. Este sería uno de los varios del certificado del curso. Por un lado, sos-
ejemplos de apropiación, por parte de los pecho que tal motivación, en su estado
participantes del curso, de las lecciones bruto, no inspira rimas. Por otro, el es-
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118 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN
fuerzo real de muchos participantes ponía tulado de base: la igualdad de las inteli-
al descubierto el cuestionamiento sobre lo gencias. Partiendo de este principio, ver-
que querían los que allí estaban presen- dadero pivot filosófico del descubrimien-
tes, una interrogación que no podía dejar to de Jacotot, sería posible volverse de
de alcanzar a los más desatentos. Es allí hecho un maestro emancipador.
donde apunta el poema con su gracia. Y Muy bien, hasta ahí; siguiendo la tra-
es posible que la presencia de Jacotot, su yectoria de la experiencia y del pensa-
situación en el poema, la rima realizada, miento de Jacotot, y además conmovidos
también apunten a una tentativa de res- por la crítica demoledora del sistema ex-
puesta o a una prolongación de la cues- plicativo, los participantes del curso pare-
tión desarrollada durante el curso. cían acoger sin mayores problemas la no-
El primer capítulo del libro, titulado vedad de esas ideas, sobretodo relacionán-
Una aventura intelectual, no se ocupa dolas a las enseñanzas de Paulo Freire.
sólo de presentarnos al curioso personaje Pero, en la mitad del capítulo, el análisis
que fue Joseph Jacotot y de explorar la de la experiencia jacotista –desde que se
experiencia que dio origen a su método revelara un “método del acaso”, al surgir
de Enseñanza Universal. El relato históri- de una improvisación, y un “método de la
co de esa experiencia insólita también nos igualdad”, al presuponer la substracción
proyecta inmediatamente en una refle- de la inteligencia explicadora del maes-
xión filosófica sobre los principios sor- tro– encuentra un nuevo término y se re-
prendentes a partir de ella formulados. vela como un “método de la voluntad”:
Imagínense, entonces, una clase de profe-
sores relacionados con la educación de “Este método de la igualdad era prin-
jóvenes y adultos: si muchos son, por ex- cipalmente un método de la voluntad. Se
periencia propia, receptivos a la idea de podía aprender solo y sin maestro expli-
que “todo ignorante sabe una infinidad de cador cuando se quería, o por la tensión
cosas”, no sucede tan fácilmente lo del propio deseo, o por la dificultad de la
mismo cuando se trata de subvertir el situación.” (Ranciére, 2003, p. 21-22)
“orden explicador”. Explicar, hacer com-
prender –preocupaciones obvias de un Los alumnos holandeses de Jacotot
pedagogo esclarecido– son, desde el habían aprendido ellos solos el francés
punto de vista revolucionario de Jacotot, que el maestro, ignorando su lengua, no
principios de una educación embrutece- podía explicarles. Solos, sí, sin explica-
dora, en la medida que la explicación pre- dor, pero no sin maestro. ¡Uf! Estábamos
supone una superioridad de la inteligen- salvados, yo y los profesores participan-
cia de aquél que sabe (el maestro) sobre tes del curso todavía teníamos una chan-
la inteligencia menor, o menos desarrolla- ce de sobrevivir a la revolución antipeda-
da, de aquél que ignora (el alumno). Una gógica anunciada en las páginas del libro.
educación emancipadora sería aquella La relación entre maestro y alumno im-
que, invirtiendo la lógica del sistema ex- plicando ambas inteligencias y ambas vo-
plicador, demostrase al alumno que él es luntades, una vez eliminada la subordina-
capaz de comprender por sí solo, por el ción de la inteligencia del alumno a la del
poder de su propia inteligencia. Y tal sub- maestro, mantenía todavía el rasgo de ser
versión sólo es posible a partir de un pos- una relación de voluntad a voluntad, en la
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 119
Notas:
Referencias Bibliográficas
Jan Masschelein
Profesor de la Universidad Católica
de Lovaina, Bélgica
Traducción: Lucía Estrada Mesa
Directora del Centro de Idiomas de la
Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín
Jacques Rancière nos ha hecho conocer la entre el alumno y la infancia. Para esta
diferencia entre la policía y la política tarea, pienso apoyarme principalmente en
(véase, por ejemplo, Rancière, 1998). dos textos de Rancière: Le maître igno-
Esta diferencia implica aquella entre la rant (El maestro ignorante 1987) claro
población y el pueblo. El pueblo, el está, pero también en un pequeño texto ti-
demos de la democracia, es –según él–, tulado Un enfant se tue (Un niño se mata)
“el suplemento que separa la población (1990), en el cual comenta el filme de
de sí misma” (172). La aparición del pue- Rosselini, Europa 51. Es importante se-
blo excede al conjunto de los sujetos de ñalar que no estoy sugiriendo que mi lec-
un gobierno, de un Estado o de una co- tura refleja simplemente la posición de
munidad. Con la aparición del pueblo se Rancière. Más bien, quiero tomar en serio
abre el espacio político que pone la igual- algunas indicaciones de dichos textos y
dad al orden del día. La existencia del tratar de mostrar cómo pueden inspirar un
pueblo (y por consiguiente de la igual- pensamiento educativo de la emancipa-
dad) no es un hecho, pero constituye el ción que no aspira a liberar al alumno,
reto mismo de la política (175). La políti- sino a liberarse del alumno (véase tam-
ca es la manifestación de “la diferencia de bién Masschelein y Simons, 2003).
la sociedad consigo misma” y la actuali- En este contexto, quisiera proponer la
zación de la presuposición igualitaria infancia como un nombre para el suple-
(184); la policía es el arte de la gestión de mento o el vacío que separa al alumno de
las comunidades y de las poblaciones que sí mismo. La infancia remitiría, entonces,
coinciden consigo mismas y en las cuales al vacío que separa al alumno de todo
todo el “mundo” encuentra su lugar. aquello con lo cual hace cuerpo inteligi-
No quiero detenerme demasiado en blemente, es decir, de todo aquello que él
esta diferencia entre la policía y la políti- representa en el orden de la realidad y de
ca, que es, además, mucho más compleja la comprensión. Y diría que el alumno o
de lo que sugiero aquí. Quisiera proponer, más bien los alumnos constituyen la po-
más bien, a partir de algunos textos de blación del régimen pedagógico o de la
Rancière, y por medio de una especie de pedagogía entendida como el conjunto de
analogía, el desarrollo de una diferencia saberes y de estrategias que se concentra
entre el régimen pedagógico o la pedago- sobre los alumnos como sus sujetos/obje-
gía por un lado y lo pedagógico por otro. tos y que los hace visibles y tangibles en
Esta diferencia implicaría la que existe términos de necesidades, de talentos, de
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124 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN
intereses, de carácter, etc. Se trata, para la tencia de traducción que confronta un ha-
pedagogía, de conducir a los alumnos al blante con otro hablante [...] voluntad de
saber, al conocimiento y a la competen- adivinar [...] lo que tiene para decirle un
cia, es decir, allí donde todo encuentra su animal razonable” (109-110). Y tercero,
lugar, su explicación y su respuesta apro- la potencia del pensamiento o de la remi-
piados. La pedagogía coloca, en primera niscencia: “el llamado de un sujeto pen-
y en última instancia, la identidad del sante hacia su destino” (1990, 142), lla-
alumno consigo mismo. La aparición de mado a la palabra que le ha sido destina-
la infancia rompe y excede la identidad da, es decir, potencia de recordarse a sí
del alumno consigo mismo. Con esta apa- mismo o “de acordarse de sí convirtién-
rición se abre el espacio de lo pedagógico dose en extranjero” (164).
que tiene como reto la indeterminación y Esta triple potencia va a la par con una
el porvenir. Permítanme elucidar algunos exposición o, si se quiere, con un ser en-
de estos planteamientos. tregado a los otros, una dependencia o
Ante todo, ¿cómo interpretar ese vacío vulnerabilidad. La exposición remite a la
o ese suplemento que hace que el alumno aparición de los niños como “seres de pa-
no coincida consigo mismo? ¿Cómo labra” (1987, 22). Pero, ¿qué significa
comprender la infancia si no se la com- que los niños son “seres de palabra”?
prende como un estado temporal o como Esto quiere decir que son seres que ha-
una edad determinada? Creo que se la blan, pero, primero y sobre todo, que “se
puede comprender, por una parte, como les ha dirigido una palabra de hombre que
potencialidad o potencia, y por otra, ellos quieren reconocer y a la cual quie-
como exposición. Con relación a la po- ren responder, no como alumnos o como
tencia, se podría distinguir, de hecho, sabios, sino como hombres; como se res-
entre tres posibilidades. Primero, la po- ponde a alguien que nos habla y no a al-
tencia de movimiento, es decir, la poten- guien que nos examina: bajo el signo de
cia de ir fuera de sí mismo o voluntad, la igualdad” (22). Un ser de palabra está
puesto que, como lo entiende Rancière, la siempre, entonces, en la posición de ser
voluntad no es en primer lugar instancia interpelado, se le impone una carga, y él
de elección, sino potencia de movimiento está encargado de responder. Así, se po-
(1987, 92), potencia para ponerse en mar- dría decir que la infancia como vacío im-
cha, de ir a ver y de hablar por sí mismo. plica una carga (o una deuda) de respues-
Por voluntad “entendemos ese retorno ta. Además, un ser de palabra está ex-
sobre sí del ser razonable que se conoce puesto a los otros y a las palabras de los
como actuante” (97). Después, la poten- otros, ya que hablar es siempre hablar (y
cia de la palabra, es decir, la potencia de expresarse) en las palabras de los otros
traducción o inteligencia, puesto que hay (21), y puesto que hablar de algo sólo es
que entender la inteligencia como poten- posible hablando a alguien. Lo que impli-
cia de traducción. La inteligencia tiene ca también que “el hombre está condena-
que ver con la comprensión, pero hay que do a [...] callarse o, si quiere hablar, a ha-
comprender lo que significa comprender: blar indefinidamente, ya que tiene siem-
“hay que entender el comprender en su pre que rectificar [...] lo que acaba de
verdadero sentido: no el irrisorio poder de decir” (109). Es así por el hecho de que
levantar el velo de las cosas, sino la po- cada palabra “se fecunda por la voluntad
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 125
del que escucha” (107) y porque lo que sí misma, cómo se pierde y cómo esta
alguien tiene que decirnos, “sus expresio- perdición no acarrea la pérdida del
nes, sólo se agotan por nuestra contra-tra- mundo sino que abre al mundo. No es que
ducción” (119). Así, el ser de palabra es este viaje vaya de una representación a
un ser expuesto a (las palabras de) los otra. La película nos muestra, de hecho, la
otros, que nos piden alguna cosa y nos aparición de la infancia como potencia y
conducen más allá de nosotros mismos, exposición que emprende “una marcha
que nos ponen, ya no en una posición de interminable en la cual el sujeto excede
dominio o de independencia (una posi- todo aquello con lo cual hacía cuerpo in-
ción de adulto), sino en una posición de teligiblemente” (152). Y lo que mueve a
dependencia indeterminable, de vulnera- Irène son las palabras “que el niño habría
bilidad irrecuperable, en una ex-posición dicho en el hospital, por las cuales, habría
(en la infancia). Naturalmente, el alumno dado significado a su acto” (145), y que
está también en una situación de depen- ella no había escuchado, pero quiere
dencia, pero la posición del alumno no es comprender.
una ex-posición, sino una posición ya bien Es con relación a dichas palabras que
definida y determinada (o a determinar) Rancière nos permite entender que la
por la pedagogía, una posición deficitaria obra de Rosselini no es sólo un filme de
de no-sapiente o de no-competente. formación, sino que también nos muestra
¿Cómo interpretar, entonces, lo peda- lo que es la pedagogía. La pedagogía
gógico? Lo que se puede entender como constituye, de hecho, la neutralización de
lo pedagógico puede ser elucidado a par- la potencia (de la infancia) y la inmuniza-
tir del fascinante comentario que Ranciè- ción de la exposición. Comienza con la
re propone del filme de Rosselini: Europa producción o la aparición de Irène como
51. Ese filme nos muestra la historia de alumna, es decir, como no-sapiente y no-
Irène, una burguesa adinerada completa- consciente, y entonces, con la imposición
mente ocupada y absorbida por su vida del orden de la realidad y del saber. Les
mundana, pero que, después del suicidio recuerdo que son las palabras del niño las
de su hijo, se compromete “en un viaje al que alientan a Irène en su marcha y las
interior de la miseria y de la caridad, cuyo que ponen en acto a la infancia. Pero no
escándalo conducirá a sus parientes a in- es ella quien las ha escuchado sino que es
ternarla” (1990, 140). Rancière nos per- Andrea, un pariente, un periodista, el que
mite comprender dicho filme, en cierto las escuchó. Es él quien nos permite co-
sentido, como un filme de formación. En nocer el trabajo de la pedagogía y el que
un cierto sentido, ya que en la lectura de nos ofrece, precisamente, una ilustración
Rancière ese filme de formación nos del maestro explicador y sabio que cons-
cuenta una cosa muy diferente a lo que se tituye lo contrario del maestro ignorante.
conoce de las antiguas novelas de forma- Este trabajo de la pedagogía consiste,
ción. De hecho, no se trata, para Irène, de esencialmente, en ofrecer un programa,
reencontrarse, de ser ella misma o de en proponer una “visita guiada” para lle-
tener conciencia y autoconciencia de lo gar al saber (145), un trayecto a seguir
que le está pasando o de lo que le pasó. para llegar a una comprensión de las pa-
La obra nos muestra, por el contrario, labras. Una comprensión que está ya
cómo una mujer es conducida más allá de dada, pero de la cual Irène debe llegar a
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126 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN
ser consciente. Ese trayecto es el del des- guir su camino se trata de otra cosa: “El
velamiento, el de las razones y de las ex- problema no es saber lo que se hace [...]
plicaciones, el que guía detrás de las pa- El problema es pensar en lo que se hace,
labras a las cosas que las explican, a las acordarse de sí” (1990, 158), es decir, re-
explicaciones de por qué el niño se ha cordar que uno mismo está implicado en
matado: “detrás de las palabras, hechos lo que hace, y de preguntarse por lo que
que las contradicen; detrás de los hechos, se va a hacer con lo que ha sido dicho.
otras palabras que los explican. La res- “Ahora bien, la cuestión no es develar, es
puesta a la pregunta ¿qué pasa? siempre delimitar [...] Trabajo de la singulariza-
está ya dada” (148). Dichas explicaciones ción de sí y del otro” (159). El objetivo no
e interpretaciones que determinan los lu- es, entonces, la comprensión que levanta
gares y los espacios que dan a todo y a los velos y muestra la realidad que hay
cada uno su lugar y definen sus relacio- detrás. No se trata de una explicación o de
nes, conducen, según Rancière, a la pér- encontrar una respuesta a la pregunta
dida de la potencia del pensamiento. Ellas sobre el por qué. El pensamiento no pre-
funcionan como los sistemas de descarga gunta lo que es una cosa, o si ella existe y
de estímulos que captan la atención y la por qué. Asume siempre su existencia
búsqueda. Inmunizan, en el sentido literal como adquirida. Pregunta por lo que sig-
de una des-carga, de una disimulación u nifica que ella exista. Pregunta aquello
olvido de la carga de dar su respuesta (la que nos es dicho y cómo responder a eso.
carga del vacío), de acordarse de sí El pensamiento relaciona y precisa ese
mismo, de estar implicado existencial- (aquel) que viene de otra parte, lo que
mente consigo mismo. pasa, lo que sucede y nos pide respuesta.
Pero, como dice Rancière, Irène no Esta respuesta implica la inteligencia (la
quiere saber nada de explicaciones y de búsqueda) y reclama la atención. La aten-
razones. Ella quiere saber “¿Qué es lo que ción es “el acto que hace marchar esta in-
él dijo?” y no “¿Por qué se mató?” (144). teligencia bajo el condicionamiento abso-
Ella toma las palabras, primero, como lla- luto de una voluntad” (1987, 45).
mado y no como representación. Es a este Pero, entonces, ¿a dónde vamos? Ran-
llamado al cual ella quiere responder y al cière sugiere, en su comentario de Euro-
cual va a intentar responder. No va a tra- pa 51, dos respuestas que están unidas.
tar de levantar el velo de las cosas, sino Primero, él nos dice que se va “poco a
de adivinar lo que le ha sido dicho. Es poco hacia lo que se definirá precisamen-
esto lo que impulsa su marcha, lo que te como lo próximo” (1990, 156). Es
lleva a Irène en su ruta, aquella ruta en la decir, que la separación del orden de la
cual “es la única en buscar y no deja de realidad, que la marcha hacia allí donde
hacerlo” (1987, 58). Se trata, en efecto, ya no se sabe dónde estamos, donde esta-
de seguir su camino y de ir a ver por sí mos “fuera del marco”, cuando nos hemos
misma, de volverse extraña al sistema de convertido en “extraños al sistema de los
los lugares, al sistema de la realidad y de lugares”, no genera el aislamiento, sino
ir a ver al lado. Pero dicho camino no está que, de hecho, nos abren hacia otros. Y
programado y el viaje no tiene objetivo, luego, y es quizás todavía más importante,
no es un proyecto. El camino no conduce la marcha conduce a la “soberanía que
al saber o al conocimiento. Para poder se- hace acto, que determina el gesto preciso”
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 127
(162). Yendo se gana o se encuentra la alguien sólo puede ponerse como maestro
potencia del gesto y de la palabra justa. cuando su propia infancia, su propia po-
Los gestos y las palabras justas son aque- tencia y su propia exposición, se ponen en
llos que, cargándose del vacío, aceptan la juego.
carga del vacío, apaciguan y vuelven Según Rancière, el maestro hace esen-
atento, es decir, hacen posible que cual- cialmente dos cosas, y aquí hay que re-
quier cosa (nueva) ocurra, que haya aper- cordar lo que quieren decir inteligencia y
tura y porvenir. atención: “él interroga, pide una palabra,
Siguiendo así algunas indicaciones de es decir, la manifestación de una inteli-
Rancière, se podría retomar un pensa- gencia que se ignoraba o se abandonaba.
miento de la educación que remite a la Verifica que el trabajo de esta inteligen-
etimología y la comprende como un cia se haga con atención, que esta pala-
“conducir hacia afuera”, como una activi- bra no diga cualquier cosa, para escapar
dad que se relaciona con esta “marcha in- al condicionamiento” (51). El maestro
terminable, en la cual el sujeto excede interroga, pero no con el fin de instruir,
todo aquello con lo cual hacía cuerpo in- sino con el fin de ser instruido (52). Pide
teligiblemente” (152), que se relaciona una palabra, pero no a un no-sapiente,
con un camino sin programa y sin pro- sino a otro hombre como ser de palabra.
yecto, pero con una carga. Avanzando un El maestro habla a los otros “como a
poco más en esta idea, se podría decir que hombres y, al mismo tiempo, los hace
la educación, como relación pedagógica, hombres” (1990, 169), es decir, que el
se hace posible por la infancia o mejor maestro se pone él mismo como ser de
aún, aparece con la infancia como poten- palabra y, por consiguiente, se expone,
cia y exposición. espera la contra-palabra.
Es cuando la infancia se manifiesta Por lo demás, como ya hemos visto,
como potencia y exposición que la posi- para que el maestro llegue al gesto preci-
ción del maestro se hace posible (puede so, aquel que nos vuelve atentos, necesita
aparecer) y que se abre un espacio peda- caminar por sí mismo. Es por esto que la
gógico. El espacio pedagógico no es, en- relación pedagógica no puede ser vista ni
tonces, una infraestructura o una institu- como una relación jerárquica (como la re-
ción preexistente en la cual el maestro y lación entre sabios y no-sabios), ni como
el niño pueden introducirse para producir una relación simétrica (como la relación
el aprendizaje. El espacio pedagógico se entre sujetos principalmente idénticos
abre con la interrupción de la pedagogía y consigo mismo y entre ellos), sino como
de la institución, con la separación del una relación de diálogo entre seres de pa-
alumno de sí mismo. Sólo en este espacio labra, una “relación pura de voluntad a
el maestro puede aparecer como aquel voluntad” (1987, 26). Una relación tam-
que “mantiene al investigador en su ruta, bién de exposición a las palabras de los
aquella en la cual es el único que busca y otros, relación de deuda o de carga recí-
no deja de hacerlo” (1987, 58), como proca, en la que se adeuda, de manera
aquel que no transmite saber, sino que cada vez singular, una respuesta, un
sostiene la voluntad. Y entonces, el maes- gesto, una palabra.
tro, en cierto sentido, es aquel que man-
tiene al hombre en la infancia. Además,
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128 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN
Referencias Bibliográficas:
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Pedagogía y fariseísmo.
Sobre la elevación y el rebajamiento en Gombrowicz
Jorge Larrosa
Profesor titular de Filosofía de
la Educación en la Universidad de Barcelona
na. Y no deja de ser significativo que, Del mismo modo que, para elevarse
cuando consigue ese empleo, sea el del intelectualmente y asegurar su posición,
pregonero que encabeza el desfile de los el maestro atontador de Jacotot-Rancière
malos voceando la inmoralidad de los con- necesita disminuir al otro, establecer su
denados a galeras o a vergüenza pública. ignorancia, definir el funcionamiento in-
Podemos encontrar la doble figura del ferior de su inteligencia, también la auto-
menosprecio y de la soberbia, magnífica- elevación moral del fariseo y su correlato
mente condensada, en el retrato del fari- pedagógico, la formación, funcionan por
seo de la parábola evangélica: “te doy rebajamiento. Sabemos desde Platón que
gracias, Señor, porque no soy como los a la pedagogía le es constitutiva una mi-
otros hombres..., porque no soy como ese rada desde arriba. Y, para que esa mirada
publicano”. El tipo humano del fariseo sea posible, tiene que fabricar retórica y
muestra ahí cómo su esencia moral se ontológicamente un abajo: la infancia, el
produce en la relación, en la compara- pueblo, los estudiantes, los emigrantes,
ción, en lo que Sánchez Ferlosio llama los inmorales, los pobres, los desemplea-
“edificación por contraste”, es decir, en dos, los trabajadores, los consumidores,
la construcción de su propia bondad a tra- los jóvenes, los maestros, los ignorantes,
vés de la maldad del otro: el fariseo los salvajes..., los otros..., definidos siem-
pre por una distancia: por lo que les falta,
“necesita del malo y lo cuaja ontológi- por lo que necesitan, por lo que no son,
camente en el aire con una sobrehumana por lo que deberían ser, por su resistencia
maldición para constituirse él, por con- a someterse a las buenas intenciones de
traposición, en bueno” (1992, pag. 132). los que tratan de que sean como deberían
ser. De hecho, ubicarse en el discurso pe-
Enemigo de toda ambigüedad moral, dagógico significa, en muchos casos, ad-
especialista en mirar desde lo alto, y ene- quirir una cierta legitimidad y una cierta
migo sobre todo de cualquier sospecha de competencia para mirar a los otros desde
la íntima solidaridad entre el campo de arriba, para hablar de ellos, y para lanzar
las blancas y el de las negras, el fariseo se sobre ellos ciertos proyectos de reforma o
coloca a salvo de toda contaminación. El de mejoramiento. Quizá sea por eso que
fariseo necesita del mal, para definirse la pedagogía está atravesada de fariseís-
contra él, para separarse de él, para sen- mo1. De ahí esta invitación a la lectura de
tirse lejos de él, para ponerse a salvo: Gombrowicz, sobre todo de su Ferdydur-
ke2, en paralelo a la de Rancière-Jacotot,
“... el fariseo es un bueno cuyas ac- para una consideración de la lógica social
ciones suben cuanto más bajan las de ese y pedagógica de la elevación y el rebaja-
eterno otro puesto enfrente por correlato miento.
necesario de su propio ser. Su bondad es ¿Por qué Gombrowicz? Primero, por
un globo que se hincha y magnifica con el modo como encarna la distancia res-
el aire insuflado por el fuelle de la mal- pecto a la forma, la conciencia de su ca-
dad ajena en el vacío interior de sus en- rácter inauténtico, falso, artificial. En se-
trañas. Por eso acude ávidamente a car- gundo lugar, por la aguda percepción de
garse de razón al surtidor de la iniqui- cómo el juego de la formación descansa
dad ajena” (Idem.). sobre una desigualdad moral fabricada y
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 131
del mismo modo actúa la cultura (...) ... el “Tal vez no me hallaba lejos de elegir
supremo anhelo de Ferdydurke es encon- la existencia que ellos denominan auténti-
trar la forma para la inmadurez. Pode- ca, al contrario de esa vida fútil, inmedia-
mos en forma madura expresar la inma- ta y temporal que llaman banal, pues la
durez ajena, pero con eso no logramos presión del espíritu de seriedad nos opri-
nada (...). Aún si nos pusiéramos a anali- me con fuerza desde todas partes. Hoy, en
zar y confesar nuestra propia insuficien- este severo tiempo actual, no hay pensa-
cia, siempre lo haríamos en forma madu- miento ni arte que no nos griten con voz
ra” (2001, p. 17-18). destemplada: ¡no te evadas, no juegues,
asume la partida, responsabilízate, no su-
O, en otro lugar: cumbas, no huyas! Bien. Claro que tam-
bién yo preferiría, a pesar de todo, no
“... si la Forma nos deforma, entonces mentirme sobre mi propia existencia. In-
el postulado moral exige que saquemos tenté entonces conocer esta vida auténtica,
las consecuencias pertinentes. Ser yo ser absolutamente leal ante la existencia.
mismo, defenderme contra la deforma- Pero no me fue posible. No me fue posible
ción, mantener las distancias respecto de por la razón de que tal autenticidad resul-
mis sentimientos, de mis pensamientos tó más ficticia que todos mis jueguitos,
más íntimos, en la medida en que ni los vueltas y saltos juntos” (2001, p. 101).
unos ni los otros me expresan adecuada-
mente. Esa es la primera obligación El individuo sólo puede ser alguien en
moral. Es sencillo, ¿verdad? Pero he el interior de alguna configuración for-
aquí el quid fatal: si soy siempre artifi- mal. El hombre es creador de formas y, a
cial, siempre definido por los demás hom- la vez, es creado por ellas. Cualquier for-
bres y por la cultura, así como por mis mación es deformación. Somos deforma-
propias necesidades formales, ¿dónde dos por la forma, deformamos a los otros
buscar mi “yo”? ¿Quién soy realmente, y y somos deformados por ellos. Y esos
hasta qué punto soy? Esta cuestión me procesos de formación y deformación
perturbaba en la época en que escribía mutua funcionan muchas veces en un
Ferdydurke. No he encontrado más res- orden vertical. El hombre no puede ele-
puesta que ésta: ignoro cuál es mi forma, varse ni tratar de elevar a los otros si no
lo que soy, pero sufro cuando se me de- es rebajando. Ferdydurke contiene varios
forma. Así pues, al menos sé lo que no de esos juegos de la falsificación y el re-
soy. Mi “yo” no es sino la voluntad de ser bajamiento. La escena en la que Pimko, el
yo mismo” (1991, p. 82). Maestro, exhibe su maestría requetema-
gistral para infantilizar con ella al narra-
Para Gombrowicz no existe la espon- dor y convertirlo en alumno. La escena en
taneidad, ni la simplicidad, ni la autenti- que Pimko exhibe su fe pedagógica en la
cidad. Es más: las percibe como formas pureza y la inocencia de la juventud para,
sofisticadas y pretenciosas de la falsifica- ayudado por las madres que observan a
ción y del fariseísmo. Sus burlas al exis- través de los agujeros de la valla, inocen-
tencialismo son, en ese sentido, altamen- tizar a los muchachos que juegan en el
te mordaces: patio de la escuela. La escena de la lucha
entre el adolescente que pretende adoles-
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134 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN
cómo el gran proyecto político-pedagó- ció hasta 1986. En español, se publicó por
gico emancipador de la Edad Moderna, primera vez en Buenos Aires en 1947.
encaminado a convertir a las masas en (3) Ese es el título de un fragmento del
sujeto, se sustenta sobre un profundo Diario de Gombrowicz que fue publicado
desprecio. El mismo Rancière ha des- aparte y que funcionó como un manifies-
arrollado ampliamente las aporías y las to de la subversión cultural.
paradojas de las miradas desde arriba en
las que se fundan diversos proyectos pro- Referencias Bibliográficas:
gresistas, sobre todo en los libros más
próximos en el tiempo a El maestro ig- GOMBROWICZ, Witold. (1971) Cuanto
norante (principalmente, Rancière 1981 más inteligente se es, más estúpido.
y 1983). Y, sin duda, podrían usarse otras En: Gombrowicz-Dubuffet. Corres-
referencias para lo que podríamos llamar pondencia. Anagrama: Barcelona.
“anotaciones para una teoría del fariseís- ______. (1991)Testamento. Conversacio-
mo pedagógico”. Por ejemplo, los traba- nes con Dominique de Roux. Anagra-
jos foucaultianos sobre la miserabiliza- ma: Barcelona.
ción moral de la clase obrera como con- ______ (2001) Diario Argentino. Adriana
dición para la implantación de dispositi- Hidalgo: Buenos Aires.
vos de control. O los trabajos de enfoque ______. (2001) Ferdydurke. Seix Barral:
feminista o post-colonialista sobre los Barcelona.
procesos de alterización. Eso no signifi- ______. (1947) Prólogo para la primera
ca, sin embargo, que toda pedagogía sea edición castellana. En: Ferdydurke.
farisaica. El impulso pedagógico tiene su Op. Cit.
origen, muchas veces, en una herida cier- RANCIÈRE, Jacques (1981) La nuit des
ta producida por el dolor del otro. Y en proletaires. Fayard: Paris.
una crítica permanente a todos los dispo- ______. (1985) La philosophie et ses
sitivos (también pedagógicos) que malo- pauvres. Fayard: Paris.
gran las posibilidades de vida de la gente. ______. (1990) Courts vouages au pays
No siempre la pedagogización del otro du peuple. Seuil: Paris.
presupone rebajamiento. El mismo Ran- ______. (2003) El maestro ignorante.
cière ha mostrado eso en su bellísimo Cinco lecciones sobre la emancipa-
libro sobre las poéticas del encuentro con ción intelectual. Laertes: Barcelona.
eso que se llamaba “pueblo” (Rancière SANCHEZ FERLOSIO, Rafael (1992)
1990). Y, seguramente, su desplazamien- Restitución del fariseo. En: Ensayos y
to reciente hacia temas de literatura y de artículos. Vol. I. Destino: Barcelona.
estética, aunque conservando problemas SLOTERDIJK, Peter. (2002) El despre-
netamente políticos, tenga que ver con la cio de las masas. Ensayo sobre las lu-
exploración de miradas que no sean ver- chas culturales de la sociedad moder-
ticales. na. Pre-textos: Valencia.
(2) Ferdydurke se publicó por primera
vez en Polonia en 1937, pero fue casi to-
talmente ignorada. Tras el deshielo post-
estalinista, reapareció en 1957, pero fue
prohibido al año siguiente, y así permane-
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La política del maestro ignorante:
la lección de Rancière
Alejandro A. Cerletti
Profesor del Departamento de Filosofía
de la Universidad de Buenos Aires
aprender sin un maestro explicador, que pueda decir. No se trata de explicar lo que
si alguien quiere aprender puede ser los científicos, los artistas o los filósofos
capaz de disponer las relaciones con el dicen o hacen, sino de ser, en alguna
otro de una manera original y propia. forma, científicos, artistas o filósofos.
Aprender sin un maestro explicador no ¿Cuál es la lectura política que puede
quiere decir, sin embargo, que se prescin- hacerse de este “antimagisterio” de Jaco-
da de todo maestro. Pero ¿qué quiere tot, quien no se cansaba de repetir que no
decir que pueda no haber un explicador y tenía nada (ningún “contenido” en espe-
que de todos modos se pueda aprender de cial) que enseñar a sus alumnos? La posi-
un maestro? ¿Qué enseña un maestro que bilidad de emancipación en el enseñar
emancipa, a diferencia de otro que expli- está ligada, para Jacotot, a la potenciali-
ca y, por lo tanto, atonta? ¿En qué consis- dad de un triple cuestionamiento, que es
te este magisterio diferente? Por lo pron- un llamado libertario dirigido a la inteli-
to, para Jacotot es preciso separar las dos gencia, y un imperativo radical, dirigido a
funciones que la práctica del maestro ex- la voluntad. El maestro no debe dejar de
plicador une: la del conocedor o especia- preguntar: “y tú... ¿qué ves?, ¿qué pien-
lista en un saber y la del que enseña. ¿Qué sas?, ¿qué harías?”. Las respuestas, en-
podría significar entonces enseñar otra tonces, dejarán de ser un secreto que ate-
cosa que un saber, ser algo distinto del co- sora el maestro para transformarse en una
nocedor que transmite su dominio? No se conquista, de cada alumno, sobre los sa-
tratará de enseñar el propio saber (en beres, sobre el mundo y sobre sí mismo.
rigor, ni siquiera hay que tenerlo: esa es, El único imperativo que el maestro debe
justamente, la escandalosa posibilidad del sostener con tenacidad frente a un alum-
maestro “ignorante”) sino de hacer explí- no es “¡tú puedes!”. Partiendo de esta
cito que el otro es capaz de aprender lo consigna, que potencia las posibilidades
que quiera. Lo que se enseña cuando se de cada uno, junto a los tres interrogantes
emancipa es a usar la propia inteligencia. mencionados, es posible desplazar la
La función del maestro será plantear al cuestión educativa hacia la política y eva-
alumno un desafío del que no pueda salir luar sus consecuencias. En efecto, alguien
más que por sí mismo. Es interrogar que no se somete a un orden jerárquico,
como un igual y no como un conocedor, construido a partir de desigualdades de
que ya sabe todas las respuestas. El que inteligencia u otra referencia, alguien que
enseña emancipando sabe que él también no se ve como inferior sino que reconoce
está aprendiendo y las respuestas del otro y valora su propia capacidad, y se sostie-
son nuevas preguntas para él. La palabra ne en su tenacidad, podrá emanciparse.
circula entre todos y no en una sola direc- Un obrero (o un campesino, un artesano o
ción. El Telémaco de Fénelon, verdadera cualquiera) se emancipará intelectual-
herramienta-motor del “método” Jacotot, mente “si piensa en lo que él es y en lo
permitía decir a cada uno lo que pensaba. que hace dentro del orden social” (Ran-
Permitía que cada uno hable, no como cière, 2002, p. 49). Podríamos decir que,
maestro o alumno, sino como hombre o en un sentido estricto, recién entonces
mujer. Es decir, no como aquel que es será un sujeto, alguien que se conoce a sí
examinado en vista de una evaluación mismo como viajero intelectual, como al-
sino como aquel de quien interesa lo que guien que piensa y puede actuar en con-
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140 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN
secuencia. Como alguien que se interroga debe imponer (o sea, hasta dónde obliga)
y que puede interrogar a los que supues- en nombre de la libertad. Lleva al centro
tamente saben y, sobre todo, a los que su- de la escena los límites del ejercicio de la
puestamente saben y además gobiernan. autoridad y la necesidad de sujeción (el
En términos de Jacotot: “Toda la práctica estado a través de la escuela) frente a la
de la enseñanza universal se resume en la constitución de sujetos (seres libres). Por
pregunta: ¿y tú, qué piensas? Todo su otro lado, se nos advierte que no hay
poder radica en la conciencia de emanci- quien nos debe decir cómo son las cosas
pación que ella actualiza en el maestro y y qué es lo que habría que hacer; sólo se
suscita en el alumno.” (Rancière, 2002, p. nos insiste en que somos capaces de pen-
52) Si no se trata de transmitir conoci- sar y hacer. La incapacidad de llegar a
mientos, entonces, ¿cualquiera podría ser algo por uno mismo, en tanto ficción es-
un maestro emancipador? Efectivamente, tructurante que se debía suponer para fun-
siempre y cuando haga propios el triple damentar la explicación, es la misma in-
cuestionamiento y el “tú puedes”. capacidad que se debe suponer para hacer
Esta condición de sostener la enseñan- una política de delegación. En nombre de
za y la emancipación en una singularidad una incapacidad técnica u operativa (des-
–la construcción del camino propio– tiene conocimiento / imposibilidad de ejercer
una derivación peculiar: la imposibilidad por uno mismo las decisiones) se justifica
de institucionalizar un “método Jacotot”. la necesidad de mediadores: los tecnócra-
Esta consecuencia es catastrófica para tas economicistas, los políticos “profesio-
quienes, por ejemplo, imaginan que la li- nales”, etc. La paradoja del maestro
beración de los hombres y las mujeres emancipador es que emancipa sin consti-
puede ser conducida por una política de tuirse ni en líder ni en guía, lo hace sólo
estado, por “progresista” que ella sea. No apostando a que cada uno puede hacerlo.
es difícil entrever una veta anarquista en Se podría ir más lejos aún. La explicación
la médula del planteo político-pedagógi- no sería sólo el arma atontadora que em-
co que Rancière realza de Jacotot: ense- plean los pedagogos ingenuamente, sino
ñar y aprender es un vínculo directo entre la estructuración misma del orden social:
los individuos (sin mediaciones), la im- la explicación dominante es la que “ex-
posibilidad de institucionalización, la re- plica” –manifiesta o implícitamente– el
lación conflictiva con el estado, etc. Pero porqué de la distribución de los rangos
no es tan interesante la eventual perspec- existentes y la necesidad de su sosteni-
tiva de desescolarización que podría deri- miento para el beneficio común. Las dis-
varse del planteo general de Jacotot –ya tancias que la escuela (y el estado) pre-
que la intención de Rancière es más polí- tende reducir son aquello de lo que vive y
tica que pedagógica– como la posibilidad le da sentido, y en consecuencia, no deja
de pensar, a partir de aquél, una política de reproducir. En última instancia, se ga-
de nuevo cuño. En efecto, el movimiento rantiza la integración del lazo social a
que fuerza Rancière en la experiencia pe- partir de la integración pacífica de la
dagógica de Jacotot, por un lado, deja al masa, guiada por las élites instruidas. La
descubierto una de las paradojas de la ins- tremenda osadía o pretensión de insinuar
titución educativa (y, más específicamen- que se puede “enseñar lo que se ignora”,
te, del estado): qué es lo que impone o mucho más que manifestar un absurdo di-
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 141
de uno mismo. Es querer fundar todo in- hacia el logro de una igualdad (que, en
tento de acción en la impotencia, en la de- definitiva nunca se concreta), sino el re-
bilidad o en lo peor de cada uno. conocimiento del principio. La igualdad
Tampoco se trataría, por cierto, de in- no se da ni se reivindica, ella se practica,
tentar realizar una comprobación científi- nos enseña Rancière. Y Jacotot nos mues-
ca empírica de la desigualdad de las inte- tra que el más “ignorante” sabe también
ligencias (que en el fondo no será más que muchas cosas y en eso debe fundarse toda
una petición de principio, ya que lo que se enseñanza. Instruir será entonces: o aton-
encontrará es la desigualdad que se presu- tar –es decir, confirmar una incapacidad,
puso), o de intentar constatar que esto sea pretendiendo reducir la distancia al no
siquiera posible (jamás se podría llegar a saber– o emancipar, esto es, forzar una
otra cosa que a constatar que todos somos capacidad que se ignora o niega que se
diferentes), o, peor aún, de intentar cuan- tiene para extraer de ello todas las conse-
tificar cuán diferentes somos. Pero, ¿qué cuencias.
podría significar “probar” que dos inteli- El siglo que acaba de concluir ha visto
gencias son iguales, o diferentes en tal cómo ha ido cambiando la valoración del
número? En definitiva, la inteligencia se lugar y la función que corresponde a
puede reconocer por sus efectos y la ex- maestros y profesores. Se ha pasado de
ploración de los efectos de un postulado enaltecerlos, desde su papel casi santo de
igualitario es, para Rancière, mucho más misioneros educativos o liberadores so-
significativo que partir de una evidente ciales, a denunciarlos como poco menos
desigualdad. que instrumentos perversos de la repro-
Lo que interesa a Rancière es descubrir ducción social e ideológica del capital.
la potencialidad de todo hombre o mujer Con mucha agudeza, Rancière pone el
cuando se considera igual a los demás y centro de atención en otro lugar y desco-
considera a todos los hombres iguales a él. loca aquella contraposición. En este cam-
La voluntad será la vuelta sobre sí del ser bio de perspectiva, los maestros (y todos
que razona, que se reconoce con capaci- los hombres y las mujeres en general) no
dad para pensar y actuar. El reconoci- liberarán o someterán por su sola función
miento de la igualdad horizontaliza las re- en el diseño institucional de un estado,
laciones de poder y ubica el protagonismo sino que lo harán a partir de sus decisio-
en cada uno de nosotros. Es una manera nes en cuanto a la relación que establecen
de establecer relaciones entre los humanos con los demás. La acción emancipadora
en las que a todos sin excepción se les re- será consecuencia de sostenerse en el
conoce la dignidad de la palabra (la pala- postulado de la igualdad entre los seres
bra es lo que comparten, por ejemplo, el humanos, y, a partir de esta decisión, se
rico y el pobre, es lo que los hace iguales). abrirá un mundo de posibilidades inéditas
Lo que atonta y embrutece a una persona en la que la posesión de saberes no será el
no es su falta de instrucción sino la creen- fundamento velado de las jerarquizacio-
cia en la inferioridad de su inteligencia, y nes. Éste es el mensaje que El maestro ig-
lo que atonta a los “inferiores” atonta, al norante nos da. Pero también abre las
mismo tiempo, a los “superiores”. puertas a otros desafíos.
Lo verdaderamente emancipador no A su manera, el libro de Rancière
será entonces el recorrido o el camino rompe, en un sentido general, con la no-
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 143
Mauricio Langon C.
Profesor de Filosofía
pero enseña a recibir y ejecutar órdenes. maestro presenta su embrujo como eman-
Pero el provecho que obtiene Calibán es cipador, ninguno como embrutecedor.
saber maldecir. Es tergiversar el lenguaje Pero Calibán ha roto la magia: ahora sabe
de dominación; es forzarlo a decir mal; es que su emancipación o su embruteci-
un aparente no saber hablar bien, un ha- miento sólo pueden surgir desde sí
blar bárbaro, para salir del país de la pa- mismo. Desde su voluntad podría decir,
labra del maestro (del país de las órdenes tal vez, Rancière; a partir de la cual, con
embrutecedoras del maestro) y para bal- su inteligencia, podrá aprender de cual-
bucear brutalmente la palabra propia, que quier enseñanza; es decir, podrá utilizarla
niega la desigualdad y la sumisión.5 para su provecho.
En términos rancièreanos: la voluntad
de emancipación de Calibán no se realiza Mbyá
al adquirir el lenguaje del dominador, al
ingresar al país del saber, sino al advertir La cuestión es ahora pensar el saber del
que ha sido dominado mediante esa ad- oprimido, del que habría que partir. Me
quisición y ese ingreso. parece que en eso se centra la pregunta y
Sin embargo, si ha sido embrutecido la referencia a los mbyá. No entraré en
por esa enseñanza, en la medida en que su detalles sobre el pensamiento mbyá;7 sólo
aprendizaje le permite advertir y denun- retomo esta alusión para pensar –a partir
ciar su carácter opresor, ese “embruteci- de esa situación concreta– la cuestión
miento” resulta “emancipador”. Le es más general de la relación entre las diver-
siempre posible iniciar un proceso propio sas culturas y la educación, en un con-
de liberación en el lenguaje del domina- texto de sobrevivencia en un sistema que
dor: es en éste lenguaje en que el des- no da lugar a la diversidad, y ante una
agradecido Calibán maldice al maestro propuesta que tampoco le da lugar.
Próspero y a su lenguaje. Ahora le es po- Para los mbyá –y en general, para toda
sible decir que sólo cumple las órdenes y cultura dominada– se impone el reconoci-
respeta el orden constreñido por la fuerza; miento de otro sistema cultural más pode-
que, si nadie se lo impidiera por su mayor roso, que procura consolidar su hegemo-
poder, incumpliría las órdenes, violaría nía mediante una educación homogenei-
el orden dominador y engendraría futu- zadora. Aquí, la propuesta colonialista ha
ros propios.6 sido siempre la de hacer sinónimos des-
Cierto, la educación no tiene “el poder igualdad y diversidad, y procurar redu-
fantástico de realizar la igualdad social o, cirlas para alcanzar la igualdad, asimila-
al menos, el de reducir la fractura so- da así al etnocidio. La buscada igualdad
cial”. Pero tampoco tiene el poder mági- es una coartada para justificar y disimular
co de embrutecer. Calibán rompe con la el etnocidio. La resistencia se articula
magia del maestro. Próspero, el mago, el desde una revalorización del propio exis-
que hace cosas con palabras, espera pro- tir (vinculando la vida a la continuidad de
ducir efectos en el otro con el poder en- su cultura y la muerte a la integración en
cantador de su discurso. Espera inducir la cultura dominante, que implica la pér-
acciones que siempre se presentan como dida de la propia) imprescindible para so-
provechosas para el otro, y que siempre brevivir y entrar en relación intercultural
resultan provechosas para sí mismo. Todo en un mundo marcado por la diversidad
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148 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN
está contento donde está” no posee la deben llegar a ser) como nosotros, jamás
contraseña para la emancipación. que nosotros seamos (o debamos llegar a
Más. Quizás pueda decirse que Prós- ser) como ellos.
pero trabaja para Jacotot y que Jacotot En esto hay un malentendido, que se
complementa a Próspero. Quizás haya manifiesta en la reiterada referencia de
sido preciso, primero, el etnocidio del Rancière al dicho de Vicente y en la con-
“maestro colonizador”, que impidiera el comitante omisión de las palabras de
desarrollo propio de otros pueblos, que Andrés.
esclavizara y embruteciera a sus integran- Rancière, primero, saca el argumento
tes, para que esos seres humanos pudie- de Vicente de la boca del dominado para
ran creer que su descontento obedece a ponerlo en boca del dominador y lo redu-
debilidades propias (y no que es efecto de ce a una afirmación ontológica que histó-
la colonización), que es por defecto pro- ricamente habría sido utilizada para im-
pio que no se puede construir la emanci- pedir la emancipación. Después, opone el
pación donde se está, que es necesario dicho de Vicente a la emancipación, que
buscar la emancipación en otro lado, “supone un funcionamiento igual y por
yendo a lo del “maestro emancipador”. consecuencia universal de la inteligen-
Una posición distinta se perfila en el cia”, entendiéndolo como un pensamien-
aprendizaje que hace Calibán: aprove- to que ve la igualdad como ya realizada
char la enseñanza de Próspero para criti- bajo la forma de una distribución: “cada
car el colonialismo y desarrollar su pro- uno en su casa con su propia inteligen-
pio camino. Con esa experiencia podrá cia”. Finalmente, Rancière toma la posi-
también sacar su provecho de la enseñan- ción de la universalidad de la igualdad, y
za de Jacotot para desarrollar su propia rechaza el argumento de “no necesitamos
emancipación. Pero en ambas situacio- papel porque tenemos memoria”, pues re-
nes, la condición de la emancipación está enviaría a la idea de que cada cultura es
en saberse distinto de los maestros, en superior a las otras.
partir de su propia identidad (de su propia Sin embargo, en boca de Vicente, el
inteligencia y capacidad), en mantener la argumento no tiene contenido ontológico.
distancia entre el aprendizaje (ligado a la Viene a sostener que las diferentes cultu-
inteligencia y la voluntad del alumno) y ras tienen diferentes “necesidades” y que
la enseñanza (ligada a la voluntad y la in- no es lícito exigirle a una que sea como la
teligencia del maestro). otra. El argumento justifica reivindicacio-
nes concretas (no acciones colonialistas
Los alumnos ni vasallajes) y establece una crítica a de-
terminados derechos (la propiedad priva-
El rechazo al “colonialismo” de Rancière da de la tierra) y obligaciones (ir a la es-
va acompañado necesariamente de la cuela) de nuestra legislación, considerán-
condena “del pensamiento de la singulari- dolas “colonialistas”. La afirmación de la
dad de las culturas”: diversidad cultural e necesidad de la continuidad de la vida de
igualdad serían incompatibles; sostener la la propia etnia, del propio sistema –la
diversidad equivaldría a mantener pre- afirmación anticolonialista– implica, sí,
suntas superioridades. Que todos somos el reconocimiento de su diferencia con
iguales, querría decir que todos son (o otras (sin duda mezclado con su valora-
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152 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN
tro”) para enseñarles (es decir, para seña- siempre está acompañado, que siempre
larles el camino hacia) lo que no saben encontraré al otro en mi interior. Y que no
(por ejemplo, a escribir). Abre, para ellos, mantiene al otro en su ruta, sino que lo
el camino a una infinita acumulación de desvía, quien sólo reconoce esa ruta a
saberes que le confirma que es un ser hu- condición de que se dirija hacia el maes-
mano igual a cualquier otro. No me queda tro. Y que hay vías de acompañamiento,
claro cómo ese camino derivaría también en que debe mantenerse el maestro en
en una crítica a los propios juicios pre- tanto maestro emancipador. Y eso, siem-
vios, en un apoderarse por sí mismo de su pre, es método y filosofía.
propio poder, superando alienaciones y El camino de un verdadero maestro
manipulaciones. emancipador no puede comenzar por blo-
Pero me queda claro que ese camino quear rutas plurales a los buscadores, ni
puede partir de la oración infantil que re- por obstruir caminos colectivos, ni por
pite de memoria palabras de su tradición balizar, en fin, una sola ruta, fuera de la
cultural que no comprende muy bien, cual no habría emancipación.
pero no podría partir de la oración perso- Me gustaría poder trazar una línea que
nal y adulta de Lorenzo Ramos: “Los ex- pusiera de un lado a Próspero y del otro a
tranjeros desean engañosamente / que Jacotot, a Calibán, a Freire, a los mbyá...,
oremos solamente como lo hacen ellos / educando para desarrollar las capacidades
para que esto no consigan hacer es que te de las personas y fortalecer el poder del
molesto, / ¡Padre Ñamandú Verdadero, el pueblo. Porque en eso radica la propuesta
Primero!” (en: Ramos, Ramos y Martí- fuerte de Rancière. Pero, tal como se pre-
nez, 1984, 102). ¿Qué saberes acumular a sentan las cosas en la entrevista, no hay
esta oración? ¿Por qué vías acrecentar el más remedio que mantener a Jacotot del
poder de Lorenzo Ramos? ¿Y el de su otro lado. Sin confundirlo, claro, con
pueblo? Y si esas vías no pasan por sepa- Próspero, como tampoco podríamos con-
rarse de los suyos e ir a ver al maestro fundir a Freire con los mbyá. Y sin dejar
emancipador, ¿entonces no accederá a la de aprender de Jacotot como aprendemos
democracia en el magnífico sentido que de Próspero.
le da Rancière? Pero también me gustaría que el maes-
tro emancipador advirtiera que “la cuestión
Los caminos no radica en mandar sino en escuchar al
que recibe las órdenes”, y, en vez de ser de
La educación emancipadora de Jacotot, los que “se aferran al poder”, redescubrie-
puede partir de “Calypso...”, pero no de ra “el sentido de la convivencia” (Kusch,
“ti-jo-lo”.11 Puede partir de una creación 1975, 5) en una emancipación desde la di-
personal (que trae ocultos milenios de versidad y en diálogo intercultural.
tradición e historia), pero no de una expe-
riencia colectiva. ¿El primer camino será Notas:
filosofía y el segundo, sólo un método?
Seguramente, “cada uno no deja de (1) Entretien avec Jacques Rancière,
estar solo buscando”, y “maestro es aquel realizada por Andrea Benvenuto, Lauren-
que mantiene al buscador en su ruta”.12 ce Cornu y Patrice Vermeren el 24 de
Pero, al mismo tiempo, es cierto que uno enero de 2003.
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154 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN
(2) La idea está desarrollada en varios reformador (más bien, creador) de la es-
lugares de El maestro ignorante (2003), cuela pública en el siglo XIX, proponía la
principalmente en el párrafo “La palabra escuela como medio de lograr “la extin-
sobre Aventino” (126 y ss) y “Los infe- ción de los gauchos”. Podría parafrasear-
riores superiores” (113 y ss.) se a Calibán: “You tought me school”...
(3) “You thought me language, and my (10) Informe de campo de Mónica
profit on’t. Is, I konw how to curse. The Olaso, 25/9/87: “Tú les enseñás a tus
red plague rid you For learning me your hijos las cosas tuyas, las que tú querés
language! “ (Shakespeare, W., La Tem- que aprendan; y nosotros también quere-
pestad, acto I, escena 2; cit. por Fernán- mos que aprendan las cosas nuestras, si
dez Retamar, R., 1971, 12) no, no hay más guaraní, no hay más
(4) Dice Próspero a su hija Miranda: mbyá, se acaba todo”. Véase estas refe-
“We cannot miss him: he does make our rencias en Langon (1988).
fire, / fetch in our wood, and serves in of- (11) Palabra clave de Freire, P. La edu-
fices / that profit us” (Shakespeare, La cación como práctica de la libertad (múl-
Tempestad, I, 3; cit. en op. cit. p. p. 18). tiples ediciones).
[No podemos prescindir de él: nos hace el (12) Frigerio, G. “A propósito del
fuego / sale a buscarnos leña, y nos sirve maestro ignorante y sus lecciones” (en
en tareas / que nos aprovechan]. este monográfico). El primer entrecomi-
(5) Mi conocimiento del inglés no me llado es de la autora, el segundo, cita de
permite traducir mínimamente las sutile- Rancière. Por supuesto, la fórmula: “maî-
zas que Shakespeare pone en boca de Ca- tre est celui qui maintien le chercheur
libán en el texto citado. El uso “bárbaro” dans sa route”, es ambigua. En francés y
de “thought” y “rid” ya es emancipación en español el posesivo “sa” (su) puede re-
y creación. ferirse a la ruta del maestro como a la del
(6) Calibán trata de violar a Miranda, “buscador”. El sentido del texto se refie-
a la que salva su padre. Cuando Próspero re, por supuesto, a la ruta del “alumno”.
le reprocha su actitud, dice Calibán: Lo que temo es que, en realidad, sea for-
“¡Oh, jo!... ¡Lástima no haberlo realiza- zar al alumno a seguir la ruta del maestro
do! / Tú me lo impediste; de lo contrario (o, al menos, la que éste “enseña”).
/ poblara la isla de Calibanes”.
(7) Una síntesis de nuestra investiga- Referencias Bibliográficas:
ción al respecto puede verse en: “Algunas
consideraciones sobre el paradigma filo- Coloquios y doctrina cristiana (1986). Los
sófico mbyá” (Langon, Fernández, Quin- diálogos de 1524, según el texto de
tela y Salvo, 1995, 332-339). Otra refle- Fray Bernardino de Sahún y sus cola-
xiones en: “Escucha de un filosofar mar- boradores indígenas. México: UNAM-
ginal” (Langon y Quintela, 1996). Fundación de investigaciones sociales
(8) La distinción entre necesidades [Edición facsimilar, paleografía, ver-
(humanas) y satisfactores (culturales) po- sión del náhuatl, estudio y notas de Mi-
dría plantear mejor este asunto. Véase guel León-Portilla. Versión castellana
Max-Neef (1986, 236-240). del texto náhuatl: No. 638-643].
(9) Esto es perfectamente entendible DOUAILLER, S. (2000) “La philosophie
en Uruguay donde José Pedro Varela, el qui commence” (Desafios para o ensi-
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 155
Núria Estrach
Universidad de Barcelona
En este universo de igualdad que encarna lenguaje que puede ser verbal, sintomáti-
la política del siglo nuevo, vale la pena co, e incluso esotérico. Pero todos ellos
recordar que a partir de algunos de los tienen en común que comunican. Y los
descubrimientos de Freud y las reformu- distintos significantes del discurso ideo-
laciones y avances posteriores de otros lógico, compuestos por gestos, conduc-
autores como Lacan, el siglo XX y en es- tas, sentimientos, remiten a un orden sub-
pecial en la Francia posterior al mayo del jetivo inteligible compartido. Su veraci-
68, se han realizado investigaciones en el dad se demuestra, por ejemplo, en los
orden de la política desde una perspectiva anuncios publicitarios, en los que una ca-
analítica nada despreciable. La importan- dena de significantes intentan conectar
cia de la palabra, del relato, del lenguaje directamente con nuestros sentimientos
que sustenta toda estructura permite a menos conscientes, estimulándonos así al
Rancière desnudar el ejercicio de subor- consumo compulsivo. Fundamento del
dinación que pide “el explicador”. Cuan- éxito de la sociedad de consumo que sus-
do éste en el orden político o educativo se tenta al imperio del capital. Esto tan solo
dirige al que quiere que actúe como discí- es un ejemplo para reclamar la atención
pulo y le ordena que detenga sus propias hacia la importancia real que tiene el
razones. Al negar éstas adquiere las aje- orden simbólico que media los deseos en
nas que mediante la voluntad y el sacrifi- nuestra percepción y distinción entre la
cio, como único fundamento para susten- realidad y lo Real.
tar esa alienación, permiten la mutación Las obras de algunos autores como Al-
de los propios deseos. El duelo de la ilu- thusser o Rancière se encargan en demos-
sión ante el falso deseo deviene en enfer- trar la falsa neutralidad de toda estructu-
medad consecuencia de la ausencia del ra. Hoy sabemos que es esa estructura en
objeto deseado. Frente a esto el incons- general la que define las funciones que
ciente se presenta como una estructura deben realizarse para conservar el todo tal
que permite combinar elementos (signifi- cual está, como dice Althusser, importán-
cantes del inconsciente) a los que se les dole bien poco quienes las ejerzan, abs-
denomina los fantasmas, cuya materia es trayendo al sujeto en particular, tanto
lo imaginario, donde se oculta el deseo, quien las ejerce (militar o profesor o fun-
ya pervertido o no. Todo discurso, cons- cionario) como quien las padece (civil,
ciente o no, tiene en común un efecto de alumno, inmigrante, individuo). Así se
subjetividad. Y todo discurso tiene un crea la instrucción, el orden, la ley, me-
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158 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN
diante una abstracción del hecho, prece- sólo. Así mismo, la institución educativa
diendo al hecho, teniendo en cuenta casos que debía servir para salvar las diferencias
anteriores, e imaginando otros que están de clase y permitir la formación de todos
por llegar pero siempre al margen del por igual, ejerce en realidad un papel de
caso particular de cada sujeto. Se busca entrenamiento, como sucede en el resto de
una fórmula mágica, se la maquilla de las clases de la Universidad de Lovaina
justicia, y quien tenga su responsabilidad donde ejerce de maestro Jacotot en el siglo
será el Mago, será el Dios, el Estado, o XIX. En las que el papel del profesor no es
cualquier otro Mito, que tendrá la ley, las el de emancipar sino el de centrar, como ya
normas, las doctrinas que presupone decía Althusser en 1966, “la estructura de
casos en los cuales más tarde tendrá que centrado de la ideología es una estructura
hacer encajar las particularidades de cada de garantía pero en la forma de la interpe-
sujeto, y si es necesario negarlas. Y ese es lación, es decir, en una forma tal que con-
el precio del Orden, en nombre de la paz tiene en su discurso al sujeto al que inter-
y por lo que se sacrifica al individuo y se pela y que ‘produce’ como efecto”2. Y di-
olvida la idea misma de emancipación. ferencia ésta de la estructura del discurso
Sin embargo el error siempre emerge inconsciente en el que se enfrenta una falsa
como el síntoma de la ausencia de paz y estructura de centrado con una estructura
de justicia. Es cierto que siempre han de fuga, de abertura (estructura metoními-
existido grandes guerras, pues siempre ca3). Al no darse la estructura de centrado,
han existido grandes ordenes, pero los los alumnos de Jacotot encuentran sus pro-
avances tecnológicos han hecho del siglo pias relaciones entre significantes. Pero
XX, y prometen para el siglo XXI, un es- ¿qué sucede cuando la estructura de cen-
tado de crisis mundial que bien vale la trado ya está asumida? Aquí es cuando el
pena tratar este tema con carácter de ur- método psicoanalítico abre un espacio de
gencia desde todas las perspectivas posi- posibilidad de ruptura con ésta. Pues lo
bles y con toda la seriedad que se merece. primero que éste cuestiona en el sujeto es
El síntoma denuncia la transferencia, se su objeto de deseo, y le obliga a enfrentar-
cree conocer al otro, se anulan sus dife- se con él mismo, a distinguir entre lo Real
rencias, sus particularidades y con ella y la realidad, distinción lacaniana que
desaparece el trato al otro como igual y Rancière pone en práctica en sus obras lla-
empieza el ejercicio de censura, de nega- mando la atención, por ejemplo, sobre la
ción del otro, el trato de inferioridad, de distinción entre la identificación de las Ins-
poco inteligente. Y es precisamente ahí tituciones que conforman al Estado de De-
donde Rancière ataca directamente y afir- recho con la realización de los derechos
ma en El maestro ignorante:1 “todos las del hombre (El Desacuerdo4). O entre la
inteligencias son iguales”. institución educativa y la emancipación de
La ideología de la estructura es la que la razón individual desde la igualdad po-
asigna la función del sujeto (en general) tencial y partiendo de la real diferencia de
que debe ocupar esta o aquella función en clase, es decir, entre el sistema educativo y
la estructura y para ello lo interpela como la formación del individuo (El maestro ig-
sujeto, proporcionándole las razones-de- norante).
sujeto, desarrollándole de antemano las La confusión o la pérdida del propio
razones a las que tendrá que llegar por sí referente provoca una transgresión de la
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 159
propia lógica que pervierte el sentido ori- Esa es la realidad política democrática
ginario de la política. Por ejemplo, la que no sólo no hace política democrática
identificación de lo Otro, del diferente, sino que se atreve a regular los modos de
como justificación de la unión, de la paz. goce de los sujetos, e introduciéndose por
O la identificación cada vez mayor de la la vía moral, del deber, destroza los fun-
política con la policía y el ejército, dedi- damentos más vitales del querer, del
cados a la investigación continua del deseo, de la razón política original. Esa
cumplimiento de la ley cuya transgresión política que en nombre de la paz y de la
permite justificar el ejercicio de la violen- victimización de inocentes, asesina a los
cia del Estado, y en el mejor de los casos mismos e interviene militarmente, en
evita tener que inventar justificaciones. nombre del consenso representado de la
Al caso viene muy bien un chiste al esti- ciudadanía, pero que en realidad respon-
lo de los Hermanos Marx, que cita Slavoj de a la ausencia de la razón política de los
Zizek en El sublime objeto de la ideolo- representados, ejerce el Poder por encima
gía5 y dice así: “Me recuerdas a Emanuel del pacto. Y esta es la realidad más actual,
Ravelli.” “Pero es que yo soy Emanuel tan cierta y tan evidente que frente a la ti-
Ravelli.” “Entonces no es nada raro que ranía del poder de las políticas de Estado
te parezcas a él”. El cortocircuito en la millones de personas se manifiestan en
atemporalidad se produce porque todavía las calles de todo el mundo reclamando la
hoy existe una concepción cartesiana del política en términos humanos. Más allá
sujeto que se rompe cuando la realidad de las políticas democráticas, el movi-
muestra la existencia de una idea precon- miento antiglobalización de principios
cebida, una idea a la cual el sujeto se pa- del siglo XXI muestra el interés por las
rece, y de la cual parece participar. Pon- personas, más allá de las instituciones y
gamos el mismo ejemplo con un caso más del lugar que se les asigne, la suma de in-
cercano: nos encontramos un viejo amigo dividuos se constituyen como el pueblo
que hacía mucho tiempo que no veíamos, que reclama mundialmente su soberanía
su rostro está cansado, su mirada gris, y le política, denunciando así su insatisfac-
decimos: “pareces un proletario oprimi- ción ante la representación política que se
do”. Y él nos contesta, “es que soy un les presuponen, y dicen: ¡NO!, no a este
proletario oprimido”. Un lapsus nos re- modelo político, pero no renuncian a la
cuerda a esa persona cuando no era un política en términos de igualdad, ni al
proletario oprimido, ahora una vieja ima- ‘derecho’ a la vida, ni a la paz por encima
gen que debemos actualizar. En ese mo- del derecho internacional que se abande-
mento, nos damos cuenta que en realidad ra de guerras preventivas en su nombre.
nuestro amigo de infancia ha asumido esa Entender el discurso psicoanalítico en
idea de proletario y la representa. Final- términos de análisis político es, por ejem-
mente le contestamos: “Entonces es nor- plo, comprender que la distinción freu-
mal que te parezcas a él”, es decir, a esa diana entre el principio de la realidad
otra cosa que tú has asumido, pero con la (momento de fractura del sujeto respecto
que puedes romper. a lo Otro) y el principio del placer (po-
El poder hegemónico estructura la re- tencia de satisfacción alucinatoria) pode-
alidad en nombre de la política y al mar- mos entenderlos respectivamente como,
gen de los individuos que la justifican. por un lado, el momento de la conciencia
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160 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN
nomina, es decir, a todos aquellos que no cura psicoanalítica se empieza por la libre
entran en el conjunto de los hechos, que exposición de hechos, donde la esponta-
no se tienen en cuenta a la hora de esta- neidad y la asociación libre son la clave
blecer las normas y los derechos de unos inicial de la cura. Y este sistema del fun-
determinados grupos. Iluminando el olvi- cionamiento medico, la no censura de la
do de la política (un olvido que por tra- espontaneidad del pensamiento, de la cre-
tarse de política no puede justificarse. No ación de sistemas de relaciones es la
estamos hablando de un lapsus, sino de clave para Rancière de la verdadera for-
un olvido consciente, de un sacrificio) o mación, de la emancipación. Sí, la forma-
mejor dicho, Rancière denuncia los aban- ción es subjetiva, es decir, la realiza cada
donados en nombre de los males con los individuo, le da el tono, el matiz, es el
que la política debe acabar. El poeta en su miembro vital, por lo tanto tiene la virtud
obra es el portavoz de lo más desagrada- de poderla cambiar donde cambio es
ble, el que expone la imagen más moles- identidad, ahí está la libertad.
ta, la del precio que todo buen cristiano o Ahora bien, una vez dicho esto, es ne-
de cualquier religión debe pagar, el sacri- cesaria una estructura que posibilite el
ficio de lo más vivo. Así, su pancarta tiempo y el modo necesario para esa for-
muestra “el niño muerto”, la imagen real mación del modo más neutro posible. Y
que en nombre de la estructura, el dere- eso ya es más complicado. La Institución
cho internacional, simboliza el derecho educativa está cargada de connotaciones
ilimitado. Pero ese niño muerto también políticas, donde política quiere decir pacto
es el obrero marginal –el inmigrante, el hacia un interés determinado. En la que,
expresidiario, los hijos de familias po- para empezar, el pacto entre las partes in-
bres, todos aquellos a los que el estado teresadas brilla por su ausencia. Excepto
ofrece una oportunidad, ser contados- que el pacto sea entre la institución educa-
que se ha alienado en las filas del ejérci- tiva y los padres. Pero entonces, el pacto
to, que vende su vida engañándose con la tendría que ser para la formación de
excepcionalidad del intercambio. ambos, no para el niño que ellos están for-
En las filas de la clase hay menos san- mando. En caso contrario, ésta tendría que
gre. Pero la humillación también existe, y estar estrictamente limitada a ejercitar el
la cesión de la propia conciencia y la pensamiento y no al lugar privilegiado
aceptación del orden establecido es la al- donde se ejercitan las primeras, y más im-
ternativa histórica que se ha vendido a los portantes, censuras del pensamiento. Pen-
menos marginados para evitar las oportu- samiento es forma y se trabaja justamente
nidades del estado. No hay que estigmati- en dirección contraria. No se enseña a
zar la enseñanza, sino darse cuenta que en leer, lo ajeno y lo propio, a escribir, es
ella otro mundo es posible. He ahí el decir, a aprender el arte textual como
ejemplo que Rancière nos propone a tra- modo de expresión del propio pensamien-
vés de Jacotot. Cinco lecciones sobre la to. Se olvida que lo importante es el pen-
emancipación intelectual que no sólo ten- samiento, y se enseña a obedecer. Aquello
dría que ser garantizada por la institución que la institución educativa deja, por enci-
educativa, sino que es el deseo de todo el ma de todo claro es que hay que tener bien
que se forma. Por eso, hay que abonar ese presente: quien manda aquí. Y la estructu-
deseo y no matarlo. En la práctica de toda ra del poder ideológico es la parte que de-
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162 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN
cide por el todo, conservando la eterna di- ción la capacidad autónoma de elección
ferencia, permitiéndole al alumno el poder del propio querer, deseo o razón, que nos
de obedecer. Más que el poder de la edu- permita incorporarnos en la vida social,
cación se ejerce lo que Rancière denomi- en el todo, tal cual somos, sin el sacrificio
na el poder de la domesticación. ¿Domes- de nuestra propia identidad? Entendiendo
ticación? Sí, salvo que nos quede un res- identidad como un tiempo de fractura con
quicio de autonomía que nos permita en- lo eterno, un tiempo finito, que significa
tender que una estructura del poder in- cambio, que significa humanidad. Una
franqueable: a) nos ayuda a pensar en otra fractura con la eternidad que como dice
dirección que deja sin agente sustentador Heidegger, introduce el tiempo y con él la
de la misma estructura. Sin embargo, la Historia que nos particulariza. Una frac-
domesticación triunfa si b) nos sumerge tura que rompe con lo que Adorno deno-
en la triste y paciente obediencia, tiñendo mina la cosificación humana. Rancière
nuestra propia sangre de desasosiego, en rescata a Jacotot frente a
impotencia que se transforma en enferme-
dad que se muestra mediante los constan- “estos pedagogos reformadores que,
tes síntomas de malestar. como el preceptor del Emilio, extravían a
Para Rancière, la esencia de la peda- sus alumnos para guiarlos mejor y balizan
gogía-política emancipatoria se encuentra con astucia un recorrido de obstáculos
lejos de cualquier fuerza de poder que que es necesario aprender a cruzar por
actúe en nombre de la voluntad General, uno mismo. Él los había dejado solos con
y su correlato de soberanía popular a tra- el texto de Fénelon, una traducción –ni si-
vés de la aparente libertad e igualdad que quiera interlineal, al modo escolar– y su
es, en realidad, una transformación apa- voluntad de aprender francés. Solamente
rente que conserva la esencia que demue- les había ordenado cruzar un bosque del
le al verdadero individuo emancipado. que ignoraba las salidas. La necesidad le
Así, de la vieja dictadura feudal (o del obligó a dejar enteramente fuera del
Antiguo Régimen) con la que se imagina juego su inteligencia, esa inteligencia me-
romper el proyecto político moderno diadora del maestro que conecta la inteli-
emancipatorio se pasa a una dictadura del gencia que está grabada en las palabras
Capital, o en su defecto a una dictadura escritas con la inteligencia del aprendiz.
de Estado, entonces de un género nuevo, Y, al mismo tiempo, había suprimido esa
hoy ambas emparentadas por el mismo distancia imaginaria que es el principio
deseo de la plusvalía. El deseo de produ- del atontamiento pedagógico” (p. 18).
cir, a través de la industria, cada vez más
y más. La primera abrigada por el deseo De esta experiencia Jacotot aprende,
liberal de poseer cada vez más por una junto a sus alumnos, que para enseñar
poderosa clase capitalista. La segunda matemáticas, o música, no es necesario
abrigada por el deseo comunista de una saber matemáticas o música. Y nueva-
clase obrera de poseer el máximo exce- mente aparece el deseable cortocircuito.
dente al precio del trabajo del pueblo. La no censura de la espontaneidad del
Ambas dictaduras se autodenominan de- pensamiento, de la creación de sistemas
mocracia. Pero ¿qué sucede entonces con de relaciones es para Rancière la verda-
el deseo del demos? ¿No es la emancipa- dera formación. Y añadimos que esta for-
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 163
Referencias Bibliográficas
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Reseñas bibliográficas
lo que pensamos, pensar lo que decimos, volverlas reflexivas aboga para que se
pensar lo que hacemos, pensar lo que ig- haga una lectura de ellas tanto en térmi-
noramos”. El texto nos invita a incursio- nos de la filosofía política como en los
nar en tierras desconocidas, de persona- términos de la filosofía de la educación”.
jes insólitos de nombres raros –nos La educación está atravesada por con-
dicen– pero principalmente de conceptos ceptos, modos de ver la realidad, el espa-
nuevos. Esta novedad estará dada por la cio, lo externo, lo interno, el tiempo. El
paradójica recuperación de viejas nocio- mérito del libro es hacer que los concep-
nes, de antiguos conceptos, de empolva- tos o categorías en él trabajados, trans-
das categorías, intentando hacer diferen- formen el pensamiento en algo más que
cia con ellas. ¿De qué manera? Introdu- una simple opinión o un comentario,
ciendo la dificultad de dar un paso más abriendo nuevamente el interrogante de
allá de lo pensado, tornando desconocido preguntas fundamentales para el sujeto,
lo demasiado sabido –o como hemos es- como ser: ¿de donde vengo?, ¿quien soy?
cuchado sabiamente decir– pensando y ¿a donde voy?
contra uno mismo.
El encuentro con el texto pareciera FABIANA BERTIN
plantearse como parte de una tarea filosó- Centro de Estudios
fica. Tarea que estará dada por la creación en Pedagogía Crítica.
de ideas nuevas para conceptos viejos y al
mismo tiempo, por la articulación entre
filosofía, educación y política en el inten- Para una historia de la enseñanza de la
to de relevar prácticas y discursos que lectura y escritura en Argentina. Del ca-
atañen al contexto escolar. tecismo colonial a La Razón de Mi Vida
Las vías por las que se ahondan los es- Héctor Rubén Cuccuzza (dir.); Pablo Pi-
critos de este texto nos llevan a pensado- neau (codir.) Braslavsky, B., Bottarini,
res antiguos poderosamente actuales, R., De Miguel, A., Spregelburd, R., Lina-
como es el caso de Hesíodo o Aristóteles, res, M., Ossana, E., Colotta, P., Somoza
y a otros tan actuales como futuros, como Rodríguez, M. Editorial Miño y Dávila,
es el caso de Hannah Arendt. Bs.As, 2002.
Los distintos capítulos versan sobre el
Educador: Una identidad filosófica, la Este libro, aporte fundamental al debate
Responsabilidad, experiencia, confianza, pedagógico contemporáneo, reúne los re-
la Autoridad, razón, contrato, la Igual- sultados del Proyecto HISTELEA (Histo-
dad, comunidad, emancipación, y un ria Social de la Enseñanza de la Lectura y
anexo sobre Poder, autoridad, violencia y la Escritura en la Argentina), llevado a
acción política (la crítica arendtiana de cabo por el equipo de Historia Social de la
la dominación). Graciela Frigerio nos Educación del Departamento de Educa-
dice que “Estas categorías abordan sen- ción de la Universidad Nacional de Luján.
dos fenómenos que son momentos deter- Partir de una perspectiva “social” de
minantes del fenómeno de la educación, abordaje de la historia de la educación, en
que operan en prácticas y discursos edu- este caso recortando la historia de la en-
cativos aun sin que se tenga la conciencia señanza de la lectura y la escritura, no es
lúcida de su ocurrencia. El programa de un dato menor. Implica, como los autores
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168 RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS
se encargan de señalar, una modalidad de tica, nos encontramos aquí con trabajos
trabajo que abandona el estudio de las que apuntan a rescatar cuestiones que nos
ideas pedagógicas, instituciones educati- interpelan desde nuestro lugar de sujetos
vas, legislación, biografía de pedagogos producidos por y productores de huellas
ilustres, como objetos privilegiados y ex- escritas.
clusivos de análisis, para habilitar el in- El papel de las editoriales y de las po-
greso de las articulaciones y diálogos que líticas sobre el texto escolar, los avatares
la educación establece con el resto de las del libro Corazón en nuestras escuelas ar-
esferas de lo social. gentinas, la “letra” como dimensión tec-
A partir de aquí, desde esta pista de nológica conjugando a su vez una ética y
despegue, nos es propuesto un recorrido estética determinada, la problemática de
que, al distanciarse de visiones evolucio- la libre expresión en la “escuela nueva” y
nistas y reduccionistas, rescata la conflic- demás elementos constitutivos de la lec-
tividad e historicidad del campo pedagó- tura y la escritura, abandonados en el
gico. lugar de lo residual durante años, llegan a
Las investigaciones y producciones teó- nosotros como señales e interrogantes
ricas que se ponen a nuestra disposición, desde los bordes, ahora centralizados, de
no están orientadas por una búsqueda de la historia de la educación en Argentina.
tipo “didáctica” del mejor método de en-
señanza, sino que las preguntas se en- MA. PAULA PIERELLA
cuentran direccionadas por la intención Centro de Estudios
de comprender los procesos y sucesos por en Pedagogía Crítica.
los cuales dichos métodos fueron confi-
gurando su hegemonía, independiente-
mente de que hayan sido o no los mejores Reformas y Contrarreformas, Políticas
en cada momento histórico considerado. de Salud Mental.
Así, poder y conflicto, como elementos José María Alberdi. UNR Editora. Rosa-
transversales en este abordaje histórico- rio 2003.
social, atravesarán las páginas de la obra
en su conjunto, poniendo en cuestión la Nos encontramos en este texto con un
neutralidad de la cultural yuxtaposición trabajo de archivista, con la elaboración
entre lectura y escritura y de nuestra de un documentalista que a partir de la
constitución misma como lectores y pro- recopilación de datos nos muestra la his-
ductores de trazos. toria de la locura en Argentina. Esta his-
Desde el catecismo colonial y el catón toria no sólo cuenta los avatares de las
cristiano a La Razón de Mi Vida, pasando discusiones políticas sobre salud mental,
por las continuidades y rupturas produci- sino la producción y entrecruzamiento de
das por los catecismos patrióticos, la las diversas posiciones respecto de sus
breve introducción de El contrato social reformas.
en las escuelas en los tiempos de la pri- Este libro, refleja las preocupaciones
mera Junta, la relación entre alfabetiza- del autor, desde la elección de su tesis de
ción y ciudadanía y el potencial emanci- maestría en la escuela de Servicio Social
patorio, a la vez que disciplinador, surgi- de la Universidad Federal de Río de Ja-
do de la articulación entre lectura y polí- neiro (Brasil), a su inserción como traba-
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 169
cuela debe “seducir, insinuar, aparentar Dos cuestiones aparecen con fuerza en
o prometer”. La ficción no es aquí un el libro:
mero engaño, sino la forma misma en
que se estructura el funcionamiento del – El campo de la transmisión de la cul-
campo social. tura encierra hoy más preguntas que res-
Silvia Duschatzky indaga en las trans- puestas. Se cruzan allí conflictos, normas,
formaciones del tiempo. La forma en que mandatos y tradiciones. Pero es a la vez,
pensamos la transmisión de la cultura está un campo que articula generaciones, es
asociada a una representación “moderna” decir, proyectos, pasados y futuros.
del tiempo. Repetición, largo plazo, con- Campo donde lo social, la herencia trans-
tinuidad, progreso y futuro eran nombres mitida, comparte territorio con lo políti-
que daban sentido a una forma de pensar co, con aquello por ser y por hacer, con lo
la enseñanza. En tiempos en que la flui- que tiene el nombre de no ser aún. Con
dez desplaza a la permanencia y a la so- los por-venir como los llama H. Arendt.
lidez, debemos pensar nuevos modos de
educar, modos que permitan activar el – El lugar de la política pública, como
pensamiento, y afectar subjetivamente. espacio en el cual se toman decisiones,
Adriana Puiggrós toma parte en la co- donde la discusión sobre el valor y el sen-
munidad universitaria. Hay allí, nos dice, tido de la escuela tiene un peso significa-
deudas pendientes. La pregunta por cual tivo, en tanto lugar donde se imparte jus-
es el país que proyectamos, por lo que ticia, se garantiza la inclusión y se deben
queremos legar a nuestros hijos, es una de asumir responsabilidades.
ellas. La reforma de la educación superior
se debe además una reflexión sobre el ¿Cómo devolver la idea de que en la
papel que las tecnologías debieran estar escuela se pueden construir otros futuros?
llamadas a cumplir. ¿Cómo instalar la idea de que algo de lo
Para Pablo Pineau no son horas estas que allí sucede puede resultarnos inquie-
de simple voluntarismo, ni de depresio- tante?
nes inmovilizadoras. La escuela debe de- Enseñar. En este libro el destino no
rivar lo que la excede, pedir ayuda, acep- está marcado –ni por la pobreza, ni por la
tar que hay cosas que quiere hacer y no ausencia-desdibujamiento del Estado, ni
sabe cómo, y fortalecerse como espacio por lo que parece exceder, desgastar, no
específico y placentero de transmisión de dar más en la escuela. Quizás cuando las
la cultura. cartas están echadas, se trata de pensar
Por último, Luis Cabeda juega con el cuales son las mejores jugadas que vamos
nombre de un Centro Cultural organizado a realizar. Enseñar hoy es en este sentido
por una escuela, “Coparte” es una apela- una invitación a no abandonar el juego,
ción directa para que de algún modo vol- una recuperación del valor de la apuesta.
vamos a copar la escuela...”. Copar sig-
nifica envolver, llenar, rodear, proteger, el PAULA MARINI
Centro Cultural es una especie de oasis en NATALIA FATTORE
el desierto. Copar también significa sor- Centro de Estudios
prender, que la escuela nos sorprenda, en Pedagogía Crítica
que la escuela pueda ser copada.
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