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02/004/023 - 170F

Escriben:

Dagmar Meyer
Ana Abramowski
Mariana Cantarelli
Patrice Vermeren
Laurence Cornu
Andrea Benvenuto
Stephane Douailler
Inés Dussel
Walter O. Kohan
Carlos Skliar
Francisco Jódar
Lucía Gómez
Estanislao Antelo
Lilian do Valle
Graciela Frigerio
Mônica Costa Netto
Jan Masschelein
Jorge Larrosa
Alejandro Cerletti
Mauricio Langon
Núria Estrach

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Directores: Consejo consultor:
Estanislao Antelo Francisco Beltrán (España)
Silvia Serra Graciela Frigerio (Argentina)
Tomaz Tadeu da Silva (Brasil)
Secretaria de redacción: Peter McLaren (U.S.A.)
Natalia Fattore Pablo Gentili (Brasil)
Francisco Jódar (España)
Consejo de redacción: Gustavo Fischman (U.S.A.)
Fabiana Bertín Lucía Gómez (España)
Eugenia Piazza
Paula Marini
María Paula Pierella

ISBN 987-1081-37-5
Impreso en Buenos Aires, Argentina, 2003.

Cuaderno de Pedagogía Rosario es una publicación semestral realizada por el Centro de


Estudios en Pedagogía Crítica. Los trabajos, colaboraciones, correspondencia y todo pe-
dido de información deben dirigirse a: Estanislao Antelo-Jujuy 1309- 4 "9"- 2000 Ro-
sario Te: 4-510570, o por vía electrónica a anteloe@bigfoot.com. Visite nuestra pági-
na web: http://www.members.nbci.com/pedagogia. Súmese a nuestra lista de discu-
sión: http://groups.yahoo.com/group/pedcritica/join

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Índice

Editorial
Silvia Serra 7

DOSSIER I: LA EDUCACIÓN Y EL CUIDADO DEL OTRO 9


Cuidado y diferencia.
De la integridad a la fragmentación del ser
Dagmar Meyer 9
Quererlos: un imperativo.
Esbozos para un estudio sobre los afectos magisteriales
Ana Abramowski 21
¿Quién cuida a la escuela?
Notas sobre una experiencia de cuidados post-estatales
Mariana Cantarelli 31

DOSSIER II : IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN.


A PROPÓSITO DE EL MAESTRO IGNORANTE 41
Presentación
Jorge Larrosa y Walter O. Kohan 41
La actualidad de El maestro ignorante.
Entrevista con Jacques Rancière
Patrice Vermeren, Laurence Cornu y Andrea Benvenuto 43
Calypso no podía consolarse de la partida de Ulises
Stephane Douailler 59
Jacotot o el desafío de una escuela de iguales
Inés Dussel 67
Un ejercicio de filosofía de la educación
Walter O. Kohan 73
La futilidad de la explicación, la lección del poeta
y los laberintos de una pedagogía pesimista
Carlos Skliar 79
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6 ÍNDICE

Emancipación e igualdad:
Aspectos sociopolíticos de una experiencia pedagógica
Francisco Jódar y Lucía Gómez 91
Nada mejor que tener un buen desigual cerca
Estanislao Antelo 99
Piedra de tropiezo. La igualdad como punto de partida
Lilian do Valle 105
A propósito del maestro ignorante y sus lecciones.
Testimonio de una relación transferencial
Graciela Frigerio 111
La voluntad según Jacotot y el deseo de cada uno
Mônica Costa Netto 117
El alumno y la infancia: a propósito de lo pedagógico
Jan Masschelein 123
Pedagogía y fariseísmo.
Sobre la elevación y el rebajamiento en Gombrowicz
Jorge Larrosa 129
La política del maestro ignorante: la lección de Rancière
Alejandro Cerletti 137
Una pregunta a Jacques Rancière
Mauricio Langon 145
La pérdida de la razón política original según Rancière
Núria Estrach 157

Reseñas Bibliográficas 165

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Editorial

Muchas veces se ha sostenido en el Pero no es el único camino. Este Cua-


campo de la educación que el continuo derno pretende hacer actual un ejercicio
trabajo de pensamiento tiene algo de la de pensamiento sobre ellas. En eso con-
tarea de actualizar, en una serie que con sisten los dossiers que se ofrecen en las
facilidad deviene en educación continua, páginas que siguen.
perfeccionamiento, y otras prácticas de El primero de ellos propone tres refle-
formación que pretenden revisar viejos xiones sobre lo que en educación ha sig-
saberes y contestar nuevas preguntas. nificado y significa el cuidado del otro.
Algo de ese rasgo está presente en este Allí se inscriben los trabajos de Abra-
Cuaderno. Poner en clave del presente de- mowski, Cantarelli y Meyer. Desde dis-
bates que se escuchan como inactuales, tintas perspectivas avanzan en la revi-
de otro tiempo o lugar, pertinentes en los sión de las dimensiones del cuidado en el
momentos en que la pedagogía pretendía campo de la educación. La palabra cuida-
constituirse en respuesta a la sociedad que do, entendida en la expresión cuidado del
se ordenaba. Porque si de algo la pedago- otro puede ser leída como el conjunto de
gía se ocupó con mucho entusiasmo fue tareas realizadas a favor de la salud y la
de desplegar instituciones, tecnologías, al- preservación de otros. El verbo cuidar
ternativas y vías de acción para instaurar nos remite a guardar, conservar, asistir.
un orden, que la excedía pero a la vez la Pero el diccionario avanza y señala tam-
contaba como principal aliada. En ese bién que cuidar es discurrir y pensar, que
orden, la preocupación y el cuidado del sumados a lo que cuidado tiene de caute-
otro, en vistas de hacer un mundo de igua- la y precaución puede resultar una buena
les tuvieron un lugar central. Hoy, ese alternativa: quizá el detenernos sobre los
orden está puesto en duda, y las promesas modos en que el cuidado se ha inscrito y
de un mundo mejor están sospechadas y/o se inscribe en un campo como el nuestro
resquebrajadas. pueda permitirnos avanzar con cuidado
Un camino podría abrirse aquí: si las sobre un presente incierto.
promesas fueron eso, y sólo eso, aún Por otro lado, un dossier que convoca
cuando motorizaron acciones, estrategias a pensadores de variadas formaciones al-
y políticas públicas, deben ser abandona- rededor del inquietante pensamiento de
das. Como si fueran auténticas promesas Jaques Rancière desplegado en El maes-
vanas de un amor que se quedaron en el tro ignorante. Gracias a la generosidad de
tiempo. Jorge Larrosa y Walter Kohan, que han
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8 EDITORIAL

puesto a nuestra disposición este dossier,


publicamos casi en simultáneo con otras
tres revistas1 una serie de reflexiones
sobre el problema de la igualdad, acom-
pañadas por una entrevista a Rancière
sobre su texto, que avanza en sus presu-
puestos y los resitúa en el presente-2003,
enfatizando, con explícitas referencias a
los problemas de nuestro continente, la
contemporaneidad del debate en nuestro
tiempo y espacio.
¿Podrá la pedagogía alguna vez des-
prenderse de las promesas de felicidad,
plenitud, éxito, perfección que tanto la
han colmado? ¿Podrá constituirse en un
cuerpo de reflexiones que contribuyan a
hacer más habitable este mundo para
todos, sin pecar de mentirosa o exagera-
da, sin caer en vanas promesas?
De promesas estamos hechos, y de
promesas está hecho nuestro futuro. Cui-
dado e igualdad, dos dimensiones tan ne-
cesarias de poner en juego en una socie-
dad como la nuestra, atravesada por la in-
justicia, la pobreza, el desamparo, el des-
aliento, la indiferencia. Cuidado e igual-
dad, dos valores presentes en la promesa
educativa que, fuera de su historicidad y
contingencia, pueden no hacer más que
profundizar las injusticias y abandonos
que pretenden erradicar.

Silvia Serra

Notas:

(1) El Dossier se publicó ya en Educa-


çao e Sociedade, Vol. 24, Nº 82-Abril
2003, Campinas: Brazil y versiones par-
cialmente diferentes se están publicando
en Educación y Pedagogía (Medellín, Co-
lombia) y Diálogos (Barcelona, España).
También se publicará una versión algo
menor en la revista Télémaque (Francia).
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DOSSIER I: LA EDUCACIÓN Y EL CUIDADO DEL OTRO

Cuidado y diferencia.
De la integridad a la fragmentación del ser 1
Dagmar E. Estermann Meyer
Enfermera. Doctora en Educación
Docente de la Facultad de Educación
de la Universidad Federal de Río Grande do Sul
Traducción: Ma. Paula Pierella
Centro de Estudios en Pedagogía Crítica

Una invitación a empezar ral, nada está dado de antemano y todo


puede, por lo tanto, ser problematizado.
El objetivo de este artículo es discutir la Con esa intención (y salvando las de-
temática de la diferencia y la identidad bidas distancias) quiero invitar a las posi-
con la intención de proponer cuestiones bles lectoras y lectores del texto a partici-
que nos permitan pensar algunas dimen- par conmigo de un ejercicio que Michel
siones del saber/hacer/educar, en el área Foucault (1991, p. 12, el subrayado es
de la salud, en los tiempos contemporáne- mío) denominó como “esa única especie
os. Para ello, me propongo desarrollar de curiosidad, por lo demás, que vale la
una reflexión sobre algunos de los senti- pena practicar con cierta obstinación: no
dos atribuidos a las palabras que compo- la que busca asimilar lo que conviene co-
nen el título del presente artículo, acen- nocer, sino la que permite alejarse de uno
tuando que estas reflexiones traen las mismo” simplemente porque “hay mo-
marcas de lugares particulares –los Estu- mentos en la vida en los que la cuestión
dios Feministas y los Estudios Culturales del saber si se puede pensar distinto de
en los cuales se establece un diálogo crí- como se piensa y percibir distinto de
tico con la perspectiva postestructuralista. como se ve es indispensable para seguir
En estos campos, que se reconocen, explí- contemplando o reflexionando”. Vamos,
citamente, como siendo lugares teórica y pues, al ejercicio...
políticamente “interesados”, al mismo
tiempo que inestables y controvertidos, la Ser: de la integridad a la fragmenta-
producción de conocimientos y de las ción. ¿Qué está en cuestión en ese movi-
prácticas sociales a ellos vinculadas es en- miento?
tendida como un movimiento siempre
provisorio, inserto e imbrincado en rela- Ser humano, ser sujeto, ser persona, ser
ciones de poder, cuyo producto (la verdad “yo”, ser cuerpo, ser alma, ser espíritu
sobre el cuidado, el proceso salud/enfer- –diferentes posibilidades de desplegar los
medad, el yo sano y/o el otro enfermo, por sentidos del Ser. ¿Serán estos despliegues
ejemplo) está circunscripto al espacio de tan diferentes? ¿No serán todos ellos tér-
lo que es posible en un determinado con- minos que designan componentes, implí-
texto histórico, social, cultural y lingüísti- citos o explícitos, de aquello que apren-
co. O sea, desde esta perspectiva se traba- demos a definir como Ser Humano? Y si
ja con el presupuesto de que nada es natu- este Humano es el componente que defi-
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10 DOSSIER I: LA EDUCACIÓN Y EL CUIDADO DEL OTRO

ne al Ser, ¿qué lo distingue o califica? es que esa noción de sujeto no puede sos-
Como nos muestra Jorge Larrosa (1994, tenerse más y que la misma precisa ser re-
p. 39) lo humano ha sido descripto como significada. Problematización hacia la
alguna modalidad de reflexividad de la cual el orden de las palabras integridad y
persona consigo misma desde tiempos fragmentación, presentes ya en el título
muy remotos; “en tanto, la reflexividad de este artículo, pretende apuntar.
(ordenada por la razón) sólo obtiene una Pero el sujeto humanista, definido por
cierta centralidad antropológica en la filo- una esencia que reside en la razón, fue
sofía moderna”, inaugurada por Bacon y producido en el ámbito de la misma epis-
Descartes, a partir de la cual se elabora la teme que no sólo lo escindió, sino que
idea de que la persona humana no existe subordinó la naturaleza a la cultura y la
en un sentido meramente factual, sujeta a transformó en objeto de conocimiento.
ciertas necesidades y deseos, fijada a cier- En ese proceso, el cuerpo fue separado
to modo de vida, sino que existe de ma- del espíritu –la sustancia que nos define
nera que puede adoptar una relación cog- como humanos– y así, inscripto en el do-
noscitiva y práctica con su propia exis- minio de la naturaleza, se constituyó, pa-
tencia, de manera que tenga una determi- radójicamente, en objeto de conocimiento
nada interpretación de quién es y de qué y de voluntad de la propia razón, que su-
puede hacer consigo misma. puestamente, lo habita. Así, en contrapo-
Aquí tenemos en acción la noción de sición a la indivisibilidad y a la rigidez
sujeto inaugurada por el Iluminismo. del sujeto y de la razón, el cuerpo, some-
También llamado sujeto cartesiano o su- tido a la ciencia, empezó a ser minuciosa-
jeto humanista, éste es concebido como mente cortado, explorado y descripto,
siendo capaz de ser (o de volverse) total- para ser conocido, dominado y transfor-
mente autónomo, libre, autoconsciente y mado: descompuesto en partes cada vez
coherente, y su centro o esencia reside en menores, en un trayecto que se extiende
un núcleo interior que lo constituye desde desde la superficie hasta el interior (como
que nace, desarrollándose con él en un la anátomo-clínica), de los órganos a los
movimiento de perfeccionamiento conti- tejidos (con la fisiología y la microbiolo-
nuo, a lo largo de su existencia. Ese cen- gía) y desde éstos a las células hasta lle-
tro, tomado como origen de la racionali- gar a lo recóndito de los genes (con la in-
dad, de la conciencia y del conocimiento, geniería genética).
constituye, desde esta perspectiva, lo hu- Irónicamente, los procesos de inva-
mano que lo califica como sujeto. Esta sión, descuartizamiento, intervención y
definición de ser humano que hoy nos re- modelado radical del cuerpo, propiciados
sulta tan familiar, natural y evidente, es, en gran parte por los “avances” de la
sin embargo, cultural e histórica; o sea, Ciencia Positivista y de sus despliegues
ella no tiene nada de natural y de auto- tecnológicos actuales –que constituyen el
evidente, y hemos sido confrontados con dominio de la racionalidad cartesiana por
esta problematización desde la emergen- excelencia– no sólo motivaron sino que
cia del psicoanálisis freudiano, pasando volvieron inevitables los cuestionamien-
por el estructuralismo y entrando por tos acerca de la unidad, la esencia y la au-
todas las teorías “pós”. Lo que estas teo- tonomía del sujeto humano. Como sostie-
rías, de diferentes modos, han enfatizado ne Tomaz Tadeu da Silva (2000a, p.12)
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 11

“es en la confrontación con clones, cibor- de poder y de sistemas de significación


gues y otros híbridos tecnoculturales que lingüística y cultural. Esto quiere decir
la ‘humanidad’ de nuestra subjetividad se que la pluralidad y diversificación de
ve puesta en cuestión”. estos sistemas de significación lingüística
El cuerpo humano es también, enton- y cultural, multiplican, de modo descon-
ces, una noción que se encuentra bajo certante e infinito, las posibles identida-
sospecha: ¿dónde termina, hoy, lo huma- des que se puede y que, efectivamente,
no del cuerpo y comienza la máquina? O terminamos por asumir en la actualidad.
tal vez sería mejor preguntarse, sobre Si tomamos, por ejemplo, las diferentes
todo en el área de la salud: ¿dónde termi- Teorías del Cuidado en Enfermería y las
na la máquina y comienza lo humano? O, pensamos como sistemas que significan lo
¿será que todavía sabemos o podemos que es la Enfermería, lo que es ser enfer-
cuidar del humano sin la intervención de mera y lo que es el cuidado, nos encon-
la máquina? ¿Podríamos ser los profesio- traremos con una multiplicidad, cada vez
nales de la salud que somos y promover mayor, de definiciones posibles para esos
los cuidados que prescribimos si nos des- términos. Pero, más allá de eso, puede de-
conectamos de las máquinas que pueblan cirse también que tales teorías, que signi-
y configuran nuestros ámbitos de trabajo? fican y pretenden inscribir la Enfermería
O, como continúa provocando Tadeu da en el cuerpo (¡y en el “alma”!) de quien se
Silva (op.cit., p.13): propone ser enfermera, en diferentes es-
pacios y tiempos, son, al mismo tiempo,
“¿No será el momento de considerar incapaces de fijar en el cuerpo, de una vez
[esas] preguntas sin sentido? Más allá de para siempre, un conjunto verdadero, defi-
la metáfora, es la realidad del cyborg, su nido y homogéneo de marcas y sentidos.
innegable presencia en nuestro medio, la Más aun, todas esas definiciones de Enfer-
que pone en jaque la ontología de lo hu- mería, enfermera y cuidado producen
mano. Irónicamente, la existencia del sentidos que funcionan compitiendo entre
cyborg no nos intima a preguntar sobre la sí, dislocando, acentuando o suprimiendo
naturaleza de las máquinas, sino, de ma- convergencias, conflictos y divergencias
nera mucho más peligrosa, sobre la natu- entre diferentes discursos e identidades.
raleza de lo humano: ¿quiénes somos nos- Sin embargo, son apenas algunas de esas
otros?” definiciones las que, dentro de determina-
das configuraciones de poder, terminan
Es, pues, en el mismo movimiento en revistiéndose de autoridad científica o
que se disuelven las fronteras entre la na- transformándose en sentido común, al
turaleza y la cultura y entre el cuerpo punto tal que dejamos de reconocerlas
(dado por esa naturaleza) y la máquina como producciones históricas vinculadas
(un artefacto de esa cultura), que el suje- a un determinado contexto socio-cultural.
to pasa a ser teorizado como fragmenta- Es así que una de ellas pasa a funcionar, en
do, con la posibilidad de asumir, en dife- un determinado tiempo y espacio, como
rentes momentos y circunstancias, mu- siendo la mejor o la verdadera Enferme-
chas y, a veces, conflictivas y no resueltas ría, aquella que se transforma en referen-
identidades. Estas identidades son produ- cia de las acciones asistenciales y educati-
cidas y se producen en el ámbito de redes vas en el área y a partir de la cual los otros
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12 DOSSIER I: LA EDUCACIÓN Y EL CUIDADO DEL OTRO

modos de ser enfermera y de ejercer la En- nes pueden mostrarse conflictivas para
fermería son clasificados y valorados. los mismos sujetos, haciéndolos oscilar,
Stuart Hall (1997a) discute algunos de deslizar entre ellas –percibirse de distin-
los despliegues de estas resignificaciones tos modos. (...) Diferentes situaciones
de sujeto, cuerpo e identidad en los estu- movilizan a los sujetos y a los grupos de
dios que investigan, por ejemplo, la pro- diferentes modos, provocan alianzas y
ducción de identidades sociales y cultura- conflictos que no siempre pueden ser
les. Desde esta perspectiva es posible comprendidos a partir de un único móvil
pensar, por ejemplo, que ser mujer y en- central (op.cit, p. 51-52).”
fermera no constituye necesariamente un
conjunto de atributos que deberían confi- La teorización cultural contemporánea
gurar una identidad profesional coherente ha reiterado, también exhaustivamente,
y armónica, centrada y definida por una que las posibles respuestas a la pregunta
única teoría, campo de conocimiento o Quién y qué somos nosotros, instaladas
disciplina académica, sino que estos atri- por las resignificaciones del SER –en
butos definen diferentes identidades y tanto cuerpo y en tanto sujeto– se definen
cuerpos que podemos ocupar y con los desde las mismas relaciones que nos per-
cuales vivimos en diferentes momentos e miten reconocer lo que no somos, y la
instancias de nuestra vida. El ser es, desde operación de poder involucrada en estas
este punto de vista, una composición, a definiciones nos posiciona de diferentes
veces conflictiva, de muchos “yo” que no formas, en diferentes lugares, con dife-
tienen una identidad fija, esencial o per- rentes efectos, en las sociedades y grupos
manente. Como enfatiza Hall (1997 a, en que vivimos. Lo cual nos remite al se-
p.13): la “identidad se vuelve una celebra- gundo punto que pretendo discutir en este
ción móvil, formada y transformada con- texto: las nociones de diferencia y diver-
tinuamente en relación a las formas por sidad.
las cuales somos representados o interpe-
lados por los sistemas lingüísticos y cultu- ¿Diversidad o diferencia? Las redes del
rales que nos rodean. Se define histórica poder y del lenguaje
y culturalmente, y no biológicamente.”
Esa composición no puede, por lo Las discusiones en torno a las nociones
tanto, ser entendida como resultado de la de diversidad, diferencia e identidad han
superposición de múltiples capas “como ocupado mucho espacio en el ámbito de
si el sujeto se fuese haciendo ‘sumándo- las teorías culturales contemporáneas, es-
las’ o ‘agregándolas’ consensual y armó- pecialmente en el área de las Ciencias So-
nicamente.” Como alerta Guacira Louro ciales y Humanas. En el campo de la edu-
(1997, p. 51), refiriéndose al concepto de cación, por ejemplo, esto es muy visible
múltiples posiciones de sujeto o identi- en los debates y proposiciones en torno a
dades: los posibles (y necesarios) despliegues
curriculares de las perspectivas multicul-
“Es preciso entender que ellas se inter- turalistas. También en el área de la Salud
fieren mutuamente, se articulan; pueden y más específicamente en las teorizacio-
ser contradictorias; provocan, en fin, dife- nes acerca del cuidado, esta discusión
rentes posiciones. Esas distintas posicio- está siendo abordada desde otro “lugar”
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 13

teórico, pudiendo citarse como ejemplo la individuos sea la misma. Más allá de eso,
Teoría Transcultural de Madeleine Lei- existe una multiplicidad de posiciones te-
ninger. óricas y políticas imbuidas en los conoci-
En el contexto del debate en torno al mientos que sustentan el saber/hacer en
multiculturalismo se ha prestado atención el área de la salud. Entonces, ¿estamos
a la problemática anclada en el uso de la tratando con desigualdades producidas
noción de diversidad. Esta problemática como diferencias o con diversidades?
se relaciona con el sentido que está usual- Desde el marco con el que vengo tra-
mente inscripto en esta noción; o sea, que bajando, se entiende que el término diver-
las diferencias entre los seres humanos sidad, tal como se emplea habitualmente,
tienen una existencia propia, que estaría supone diferencias naturalmente dadas y,
dada por su naturaleza biológica o cultu- de esta forma, tiende a hacer invisibles las
ral. Desde el abordaje de la diversidad, di- relaciones de poder involucradas en su
ferencia e identidad son tratadas como producción. Esa operación también hace
esencias fijas, independientes, universales invisible el hecho de que el punto de vista
e inmutables que precisan ser reconoci- del respeto y de la tolerancia vinculado a
das, toleradas, o, en el mejor de los casos, ella, implica una relación de poder y de
respetadas. Se trataría, por ejemplo, de re- jerarquía en la que alguien (en general
conocer que existe una diversidad de seres una identidad hegemónica) puede o debe
que adolecen y de enfermedades que los aprender a tolerar, en tanto que el otro
acometen, o una infinidad de modos de (una identidad desviada) es colocado en
ser o volverse “cuidador”, o aun una va- la posición de ser tolerado.
riada gama de posibilidades de concebir y Silva (2000b, p. 76) es, en Brasil, uno
ejercitar el cuidado. Una vez que tales di- de los autores que defiende la necesidad
versidades simplemente existen necesita- de contar una “teoría de la diferencia y la
mos, en tanto profesionales de la salud, identidad” que nos permita operar con la
aprender a convivir bien con ellas. diferencia, considerándola “no simple-
Ocurre que hay enfermedades frente mente como el resultado de un proceso,
a las cuales determinados grupos o indi- sino como el proceso mismo por el cual
viduos están más expuestos que otros, tanto la identidad como la diferencia –en-
como muestra, por ejemplo, un estudio tendida aquí como resultado– son produ-
divulgado en una editorial publicada por cidas”. Desde esta perspectiva, diferencia
el Diario Zero Hora (15/10/2000, p. 12), e identidad son conceptos relacionales y
que señala una diferencia media de 12 mutuamente dependientes porque, para
años entre las expectativas de vida de ne- existir, la identidad se fundamenta en
gros que viven en el Nordeste en relación algo externo, sobre otra identidad que ella
a los blancos que viven en el Sur de Bra- no es –lo “otro”, o la diferencia. Sólo sa-
sil. Hay también enfermedades que tienen bemos qué es Enfermería porque tenemos
efectos muy diferentes para los diferentes como referente algo que no es Enferme-
sujetos sociales: las repercusiones socia- ría. Eso significa entender que la identi-
les para quien es identificado como niño dad está marcada por la diferencia. Iden-
sidoso o como usuario de drogas sidoso tidad y diferencia son entendidas allí
son significativamente diferentes, a pesar como mutuamente determinadas, al inte-
de que la patología que afecta a los dos rior de procesos de diferenciación, cuyos
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14 DOSSIER I: LA EDUCACIÓN Y EL CUIDADO DEL OTRO

resultados son, exactamente, la diferencia poder de nombrar, de describir, de clasifi-


y la identidad. Teorizar la diferencia car, de identificar, de diferenciar, el poder
como acto o proceso de diferenciación in- de definir, en fin, quién está incluido y
serta esta discusión en el centro de la teo- quién está excluido.
ría postestructuralista acerca de las nocio- Una perspectiva que piensa la diferen-
nes de poder y lenguaje. cia y la identidad como construcciones
El lenguaje, del modo en que es traba- lingüísticas les atribuye a las mismas un
jado en este campo teórico (cf. Hall, carácter histórico, social y cultural, des-
1997b; Woodward, 1997; Giles; Middle- pojándolas, por lo tanto, de cualquier sen-
ton, 1999; Meyer, 2000 a y b) deja de ser tido fijo, dado, definitivo, o sea, despo-
comprendido como un estricto medio de jándolas de una esencia única y verdade-
comunicación hablado o escrito por el ra. Cuando se analizan los procesos de di-
que se describe una realidad preexistente, ferenciación, se puede percibir que las di-
y pasa a ser tratado como el ámbito en ferencias son múltiples y que en determi-
que se producen los sentidos compartidos nados momentos históricos y en determi-
de una cultura. Atribuir sentidos al nados espacios, algunas de ellas son más
mundo no es un proceso neutro y pasivo importantes que otras, son destacadas, en
a través del cual se nombran y describen tanto que otras son relegadas: ser enfer-
cosas que tendrían una existencia anterior mera a veces se define, principalmente,
y previa al propio lenguaje. Por el contra- en función de su naturaleza femenina,
rio, es un proceso activo, conflictivo, in- otras veces, por la naturaleza científica
estable y plagado de disputas, y es en el de su saber, otras por la especificidad de
interior de esas disputas, entre diferentes su tarea, mientras que dejan de ser enfa-
teorías y conocimientos, entre diferentes tizadas y teorizadas diferencias de clase
doctrinas y posiciones políticas, que se social, de raza/etnia, de creencias religio-
construye lo que reconocemos como cier- sas, de división social del trabajo, que
to/errado, normalidad/desvío, sano/enfer- también producen y atraviesan aquello
mo, nosotros/ellos, hombre/mujer. Lo que que aprendemos a definir como Enferme-
quiere decir que es en el lenguaje donde ría. Podemos decir, entonces, que al cons-
se producen y ponen en acción los meca- truir los “lugares” que nos posicionan
nismos y estrategias de identificación y como enfermeras, o al dar respuestas que
diferenciación que están en la base de las nos posibilitan entender aquello que
jerarquizaciones y desigualdades socia- somos o debemos ser como enfermeras,
les. Es, entonces, en el lenguaje donde se los sistemas de significación como las Te-
construyen los “lugares” en los cuales in- orías del Cuidado en Enfermería produ-
dividuos y grupos se ubican/posicionan o cen posiciones de sujeto, producen identi-
son ubicados por otros, es en él donde dades.
operan los sistemas simbólicos que nos En el contexto de la teorización cultu-
permiten entender nuestras experiencias y ral, el cuerpo es entendido como un ope-
definir aquello que nosotros somos o pen- rador pero también como un importante
samos ser. Todas las prácticas de signifi- territorio de procesos de diferenciación,
cación y los procesos simbólicos a través siendo esto mucho más evidente y signi-
de los cuales se construyen los significa- ficativo en el campo de la salud. Volverse
dos implican relaciones de poder: el enfermera es un proceso educativo que se
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 15

inscribe en el cuerpo, siendo el cuidado ben, clasifican, jerarquizan. Por lo tanto,


un acto que se ejerce sobre o con un cuer- implican los medios a través de los cuales
po vulnerable física y emocionalmente. damos sentido a prácticas y relaciones so-
Como operador y como territorio, el cuer- ciales, definiendo, por ejemplo quién está
po está centralmente vinculado tanto con sano y quién está enfermo, qué es ser
los procesos de clasificación y jerarquiza- blanco o ser negro, qué es ser joven o
ción social y cultural de las diferencias viejo, gordo o flaco, hombre o mujer y,
como con los procesos de definición y fi- concomitantemente, los modos en que
jación de las identidades. En el contexto cada una de estas situaciones es vivida en
de las Teorías del Cuidado, ese cuerpo las relaciones sociales.
como operador/territorio está muy poco Al realizar esta conexión entre cuerpo,
problematizado. Parece no tener color, identidad y diferencia, desde este aborda-
sexo, edad ni cualquier otro atributo más je teórico, es preciso no caer en la trampa
allá de su declamada (por genérica) hu- de establecer una separación entre el len-
manidad y, tal vez, exactamente por eso, guaje y lo que está fuera de él. Admitir
se constituye como un mecanismo de de- que existen procesos y “cosas” naturales,
finición y fijación de normas que, por físicas o biológicas que pre-existen al len-
estar naturalizadas, acaban haciéndose in- guaje no significa decir que ellas no están
visibles. sujetas a la atribución de sentidos, que se
Sin embargo, como ya señalamos an- encuentran fuera de los procesos de signi-
teriormente, identidad y diferencia son ficación. Ni siquiera el cuerpo, que apren-
relaciones sociales que lejos están de ser demos a considerar como el reducto más
simétricas, su definición depende de las concreto de nuestra identidad, escapa a la
relaciones de poder que se ponen en ac- significación (¿de cuántos modos diferen-
ción en los sistemas de significación. Así, tes el cuerpo es significado en los dife-
lo central no es por qué uno “es así” y rentes campos de conocimiento y por las
otro es “asá” (lo cual llevaría a la consta- diferentes instituciones sociales?)
tación de una diversidad naturalmente Como alerta Silva (2000b), lo impor-
dada), sino preguntarse cuáles son los tante a ser destacado es la imposibilidad
mecanismos que permiten producir la del lenguaje, tal como es considerado
identidad como norma (la medida de lo desde la perspectiva postestructuralista,
aceptable y lo deseable), y la diferencia de expresar de manera definitiva y deter-
como desviación. Norma, desviación y minada lo real, a pesar de ser el único re-
riesgo de desviarse –nociones comunes curso de producción de sentidos. Desde
en el área de la salud– están fuertemente este punto de vista, lo importante para la
marcadas por relaciones de poder que im- discusión no es lo que no pertenece al
plican, básicamente, sistemas de clasifi- lenguaje, sino lo que expresa precaria y
cación. Sistemas de clasificación social provisoriamente el único recurso de sig-
que hablan de sistemas de significación y nificación que tenemos. Esta característi-
formas de inserción social, e involucran ca del lenguaje tiene consecuencias im-
procesos simbólicos y sociales. Todas las portantes en lo que se refiere a la identi-
prácticas de significación y los procesos dad y la diferencia porque, siendo pro-
simbólicos a través de los cuales los signi- ducciones lingüísticas, están también
ficados son construidos nombran, descri- marcadas por la indeterminación, por la
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16 DOSSIER I: LA EDUCACIÓN Y EL CUIDADO DEL OTRO

fragmentación y la inestabilidad. En este teorías? ¿En qué contexto y circunstan-


sentido es que se usa la noción de identi- cias son o fueron producidas las diferen-
dades múltiples, fragmentadas, cambian- tes teorías? ¿De qué sujetos, de qué cuer-
tes. Nosotros somos muchas identidades, pos, de qué culturas hablan? ¿En qué me-
que habitamos al mismo tiempo o en dida incorporan o silencian toda la proble-
tiempos diferentes, muchas veces de ma- mática acerca de la fragmentación del su-
nera conflictiva, a lo largo de nuestra jeto, de la disolución de las fronteras entre
vida. Y es aquí, en la imposibilidad de fi- naturaleza y cultura, de la hibridación
jación y determinación de la identidad y cuerpo-máquina, del proceso de racializa-
la diferencia, donde reside la productivi- ción, generificación, sexualización y na-
dad política de tales nociones. cionalización de los cuerpos e identida-
Si los sistemas de significación son los des, que caracteriza el momento histórico
que construyen los lugares en los cuales que estamos viviendo? ¿De qué más ha-
los individuos y grupos sociales se posi- blan y qué silencian? ¿Con qué efectos?
cionan o son posicionados y a partir de Trabajar con las preguntas arriba pro-
los cuales pueden hablar y ser hablados, puestas implicaría desarrollar un análisis
una pregunta fundamental a la hora de discursivo de las Teorías del Cuidado, el
problematizar sistemas de significación cual, concretamente, se traduciría en un
tales como las Teorías del Cuidado es: análisis político del lenguaje que las
¿Quién tiene el derecho de decir qué, constituye en tanto teorías. Dicho análisis
acerca de quién, a quién, en qué circuns- no sólo buscaría discutir cómo funcionan
tancias o condiciones? o qué significados de salud, cuidado y
Acercando la pregunta un poco más a cuidadora producen y ponen en circula-
nuestro tema, la misma puede ser desdo- ción, sino también los efectos y las con-
blada en muchas otras cuestiones. Por secuencias sociales de dichas significa-
ejemplo: ¿Quién tiene el derecho a definir ciones. Se trataría, en síntesis, de empren-
lo que es el cuidado en el área de la salud? der un ejercicio de desnaturalización y de
Si tomamos como referencia los análisis extrañamiento para discutir su implica-
de las feministas acerca de la Ciencia ción con la producción de diferencias e
(con mayúscula y en singular) a la que identidades diversas, en el ámbito de la
definieron como una ciencia masculina, Enfermería y del área de la salud, en sen-
blanca, europea, burguesa, heterosexual y tido amplio.
judeo-cristiana, ¿cómo podríamos definir
a las actuales Teorías del Cuidado? ¿Sería Una mirada extranjera sobre el cuida-
posible pensarlas como Teoría, con T ma- do en el área de la salud
yúscula y en singular, y definirla como
siendo femenina, blanca, norteamericana, En el ámbito de la teorización cultural
académica, de clase media y fundamen- contemporánea, pensar el cuidado desde
talmente cristiana? ¿Se podría pensar, por la perspectiva de la diferencia implicaría,
extensión, que es de ese cuerpo que ellas entonces, dejar de pensarlo como una ac-
hablan? ¿Quién habla qué (sobre salud, ción justificada por pre-supuestos teóri-
sobre comportamientos saludables, sobre cos, científicos y humanitarios neutros y
acciones de cuidado), de quién (de la cui- desinteresados, para teorizarlo y ejercerlo
dadora, del ser que es cuidado) en estas como una acción fundamentalmente polí-
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 17

tica. Desde este punto de vista, el cuidado chos cánones científicos y racionalida-
tampoco podría ser pensado, como se lo des. Y esto es bastante significativo en un
hace comúnmente, como una esencia ge- campo, como el de la salud, que viene
neralizada y universalizada de lo femeni- asumiendo una centralidad cada vez
no. Entendiendo las Teorías del Cuidado mayor en la regulación de la vida en las
como un campo de lucha por el derecho sociedades contemporáneas.
de definir qué es ser cuidadora y qué es Sin embargo, poder y resistencia están
cuidar en este contexto, la cuestión que intrínsecamente relacionados con la pro-
tendría que movilizar la discusión no de- ducción de conocimientos, y los efectos
bería ser: ¿qué es el cuidado? o ¿cuál es la de poder de tales conocimientos no son
mejor, más verdadera y más completa de- únicos ni lineales, por lo que no pueden
finición del cuidado? Lo importante aquí, ser asegurados ni determinados a priori.
considerando los depliegues de la resigni- Es preciso, entonces, preguntarse también
ficación postestructuralista sobre el poder qué otras implicaciones podrían tener
y el lenguaje es: ¿Cómo fueron produci- para las mujeres y las profesionales de la
das estas diferentes concepciones de cui- salud, teorizaciones en las que se articu-
dado y cuidadora? ¿Cuáles fueron o son lan, por ejemplo, presupuestos como: “el
las diferentes instituciones sociales, gru- cuidado es innato a las mujeres”, “el cui-
pos profesionales y campos de conoci- dado es algo inherente a la mujer (...)”2.
miento en lucha en dicho proceso de defi- ¿Qué otros efectos pueden tener aquellos
nición? ¿Qué mecanismos y estrategias sentidos que establecen una relación uní-
han permitido transformar determinadas voca y esencialista entre mujer y cuidado,
definiciones del cuidado en “verdades considerando perspectivas como las tra-
más verdaderas que otras” que también bajadas aquí?
son vividas y practicadas en ese campo Entender el cuidado como una acción
profesional? ¿Con qué efectos, para qué política nos puede permitir vislumbrar
grupos? más de lo que lo hacen los importantes
Como ya señalé en un trabajo anterior movimientos de resistencia y resignifica-
(Meyer, 2000c), estos cuestionamientos ción que acontecen en el área de la salud
nos permitirían situar a las Teorías del –movimientos que las teorías del cuidado
Cuidado como un movimiento específico ciertamente corporizan. Esto implicaría
importante dentro de las conflictivas re- avanzar un poco más en la conceptualiza-
laciones de acercamiento, diferenciación ción acerca de los intereses y efectos de
o contestación al dominio de la Ciencia poder de tales teorías que, dentro de otras
(con C mayúscula), de las prácticas médi- cosas, también parecen estar produciendo
cas y sus principios, en el área de la salud. y legitimando “esencias” de mujer, del
Permitirían entenderlas, pues, como ins- cuidado y de la salud. ¿Algunos de esos
trumentos que buscan legitimar saberes y presupuestos no podrían estar contrarian-
prácticas que pretenden distinguirse de do parte de nuestros proyectos explícitos
aquellos conocimientos biologicistas, cu- de transformación social y profesional?
rativistas y mecanicistas, aún hegemóni- Esto no significa abandonar o negar di-
cos en ese contexto. Desde este punto de chas teorías como importantes dimensio-
vista, podrían ser entendidas como espa- nes del saber/hacer/educar en salud, pero
cios de resistencia y contestación a di- implicaría dislocarlas del lugar de signifi-
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18 DOSSIER I: LA EDUCACIÓN Y EL CUIDADO DEL OTRO

cado último y “más verdadero” en el que Ya podemos ver en la actualidad va-


parecieran estar siendo ubicadas en los rios despliegues interesantes que emer-
últimos años, para entenderlas, también, gieron, en parte, de dichas problematiza-
como instancias y mecanismos de pro- ciones y abordajes. Se incluyen allí refor-
ducción, fijación y legitimación de identi- mulaciones curriculares que posibilitaron
dades profesionales, de comportamientos la introducción, en cursos del área de la
saludables, de formas determinadas de salud, de disciplinas que focalizan y ex-
vivir y realizar el cuidado. ploran la contribución de conocimientos
Ya argumenté en otros trabajos (Meyer, y/o prácticas como la Homeopatía, la Fi-
1998 y 2000d) que los abordajes teóricos toterapia, la Ludoterapia, entre muchas
como los que aquí asumimos pueden ayu- otras. Se multiplican también los trabajos
darnos a comprender en qué medida las que ponen énfasis en las emociones, la
acciones y conocimientos que sostienen afectividad, el contacto, como indisocia-
nuestras prácticas en dicha área son arbi- bles de las acciones terapéuticas y educa-
trarias, parciales, ingenuas, contingentes tivas del área. Todo esto es consecuencia
y, a veces, excluyentes. A partir de un de la incorporación de otros modos de ver,
ideal de salud –generalmente abstracto, pensar y sentir el mundo en que vivimos.
genérico y universal, centrado en un indi- A mi modo de ver, ocurre que todavía
viduo también desenraizado– el campo de no conseguimos echar mano a las nocio-
la Salud, en general, ha sido una impor- nes de sujeto humanista y de cuerpo bio-
tante instancia de producción y soporte lógico, que continúan actuando en casi
no sólo de la normalización y esencializa- todos esos experimentos y propuestas in-
ción de los sujetos, sino también de disci- novadoras, sin hablar de los diferentes
plinamiento de cuerpos y mentes y de fi- proyectos de formación de conciencia
jación y universalización de reglas, patro- que pretenden introyectar comportamien-
nes de medida y comportamientos compa- tos, actitudes y percepciones genérica y
tibles con una particular y específica vi- arbitrariamente definidos como saluda-
sión de la preservación y/o defensa de la bles. Las narrativas del progreso, la auto-
vida y la salud de los organismos y las po- determinación, el auto-conocimiento, la
blaciones. Lo que es escamoteado en este renuncia y la autonomía, continúan fun-
proceso de abstracción y universalización cionando allí como poderosos mecanis-
de normas, patrones de medida y compor- mos de regulación, con sus promesas
tamientos “saludables” es, precisamente, cada vez mayores de perfeccionamiento
su historicidad. Es decir, es exactamente del hombre y la salud en particular. Mu-
la localización de su constitución al inte- chas de las actuales teorías acerca del cui-
rior de procesos y contextos sociales, his- dado interpelan con vigor redoblado al
tóricos, culturales y políticos específicos, sujeto unitario y coherente, consciente de
así como su articulación con concepcio- sí mismo y del mundo y capaz de cons-
nes del cuidado e intereses de grupos par- truir libremente su camino por el “saber y
ticulares, lo que permite entender esas el gobierno de sí”.
prácticas como contingentes, arbitrarias y, Allí radican, a mi modo de ver, los
a veces, excluyentes. Esta es una contri- grandes desafíos para quien actúa en el
bución política importante de las teorías área de la salud en la actualidad, sobre
feministas y culturales contemporáneas. todo para aquellas vertientes que, en su
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 19

interior, buscan introducir y valorar otros cault llamó separar-se de sí mismo. Sepa-
saberes y la diferencia en la relación de rar-se para mirar de afuera, como si no las
cuidar, como así también construir mar- conociéramos, a las teorías y prácticas que
cos teóricos que se distancien de aquellas nos constituyen tan profundamente que ni
perspectivas, tanto biologicistas como siquiera las percibimos como aprendidas,
humanistas que continúan siendo, en o, dicho de otro modo, incorporar la mira-
nuestra época, las grandes instancias de da extranjera que, por ser extranjera es
definición de lo Humano. Explorar los in- capaz, incluso, de ejercitar el extraña-
tersticios, la movilidad y el carácter pro- miento, la perplejidad y el descubrimiento
visorio de los territorios constituyentes enfrente del propio saber/hacer/educar...
de las identidades. Incorporar las teorías
sobre el cuidado como referentes que per- Notas:
miten ensayar el movimiento sugerido
por el título de este artículo, o sea, un mo- (1) Versión de un artículo publicado
vimiento que echa mano (o por lo menos con el mismo título en la Revista Gaucha
coloca bajo sospecha) a la visión de inte- de Enfermagem, v.22, nº 2.
gridad absolutizante y aprisionadora del (2) Cf. Collière, apud Zampiere, M.F.,
SER, para pensarlo como un incesante 1997: 279-80
proceso de producción, rupturas y dislo-
caciones. Pensar al cuidado en su relación Referencias Bibliográficas:
con la diferencia, incorporando en su teo-
rización las estrategias y herramientas FOUCAULT, Michel (1998) História da
que posibilitan poner en jaque, perma- sexualidade. O Uso dos prazeres. 8a.
nentemente, cualquier posibilidad de ed. Graal: Rio de Janeiro. [Historia de
congelamiento, estabilidad y cierre de su la sexualidad. 2- El uso de los place-
definición. Favorecer, en fin, “aquellas res. Siglo XXI:Buenos Aires, 1991.]
formas de experimentación que hagan di- GILES, Judy; MIDDLETON, Tim (1999)
fícil el retorno al mismo sujeto [al mismo Studying culture. A practical introduc-
cuerpo] y a las mismas identidades”. tion. Blackwell Publishers: Oxford
(Tadeu Da Silva, 2000b, p.100). (UK).
Tal vez ahí resida el valor de la metá- HALL, Stuart. (1997a) Identidades cultu-
fora de la mirada extranjera para pensar rais na pós-modernidade. DP&A:Rio
el Cuidado en el área de la salud. Metáfo- de Janeiro.
ra que está estrechamente relacionada con ______ (ed.) (1997b) Representation.
otras dos, reiteradamente utilizadas por la Cultural representations and signif-
teoría cultural para enfatizar el carácter ying practices. Sage/Open University:
móvil de la diferencia y la identidad: las London.
metáforas del viaje y del cruce de fronte- LARROSA, Jorge. (1994) Tecnologias do
ras, ya que “el viaje obliga al que viaja a Eu e Educação. En: SILVA, T. T. (org.)
sentirse ‘extranjero’, posicionándolo tem- O sujeito da Educação. Estudos fou-
porariamente como el “otro”. El viaje caultianos. Vozes: Petrópolis, 35-86.
otorga la experiencia de ‘no sentirse en LOURO, Guacira L. (1997) Gênero, Se-
casa’ (...)” (Tadeu da Silva, 2000b, p.88), xualidade e Educação. Vozes: Petró-
que es exactamente el ejercicio que Fou- polis.
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20 DOSSIER I: LA EDUCACIÓN Y EL CUIDADO DEL OTRO

MEYER, Dagmar. (2000a) Identidades ZAMPIÉRE, M.F. (1997) Mulheres cui-


traduzidas. Cultura e docência teuto- dando de mulheres: em busca de uma
brasileiro-evangélica no Rio Grande do Enfermagem mais humanizada. Texto
Sul. Santa Cruz do Sul: Ed. da UNISC; & Contexto,v.6, n.1, jan/abr; 276-293.
Sinodal. Jornal ZERO HORA, editorial, 15/10/
______ (1998) Espaços de sombra e de luz: 2000.
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D. et al. (org.) Marcas da diversidade.
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25, n. 2:117-133, jul/dez 2000b: 117-
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______ (2000d) Educação, Saúde e pres-
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contemporaneidade. In: FONSECA,
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Ed. Universidade/UFRGS: Porto Ale-
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11o. ENFSUL. ABEN/RS: Porto Ale-
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SILVA, Tomaz Tadeu (2000a) Nós, cibor-
gues: o corpo elétrico e a dissolução
do humano. In: SILVA, T. T. Antropo-
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pós-humano. Autêntica: Belo Hori-
zonte, 9-18.
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identidade e da diferença. In: SILVA,
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WOODWARD, Kathryn (ed). (1997)
Identity and difference. Sage & Open
University: London.
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Quererlos: un imperativo.
Esbozos para un estudio sobre los afectos magisteriales

Ana Laura Abramowski


Profesora y Licenciada en Ciencias de la Educación (UNR)
Maestranda en Cs. Sociales (FLACSO)

Algo que podríamos llamar cariño magis- Por diversos motivos, pareciera que
terial se nos revela, en principio, multifa- asistimos a una progresiva “afectiviza-
cético y omnipresente. Por un lado están ción” de las relaciones pedagógicas. Ya
los aspirantes a maestros que expresan, sea porque la crisis social requiere de do-
junto con su motivación vocacional, que centes que, prioritariamente, contengan a
su elección por la docencia se debe a su sus alumnos afectivamente; porque ante
“amor por los niños”.1 Por otro lado, mu- magras recompensas pecuniarias se ubi-
chos de los docentes en ejercicio dicen can en el centro las retribuciones afecti-
que “brindar afecto” está en el centro de vas; o porque la desautorización de prác-
la tarea pedagógica, siendo el trabajo do- ticas de enseñanza más o menos autorita-
cente una labor caracterizada por traer rias, verticales y rígidas hace tiempo está
consigo, en gran y mayor medida, recom- habilitando relaciones menos distantes,
pensas afectivas.2 También los dictados más íntimas y afectivas entre docentes y
de la psicología y las pedagogías centra- alumnos, los maestros y profesores pare-
das en el niño y el aprendizaje afirman, cen haberse vuelto más querendones que
tomando marcada distancia de las prácti- antes.
cas áulicas focalizadas en el docente Pero también es cierto que asociacio-
–consideradas, por su magistrocentrismo, nes del tipo “amor por los niños-magiste-
autoritarias y verticales–, que es necesa- rio” o “brindar afecto-docencia” no resul-
rio vencer la distancia que separa a maes- tan absolutamente novedosas ni son ex-
tros de alumnos, creando y manteniendo clusivas de los últimos 20 o 30 años. Un
un espacio íntimo entre ambos.3 Por otra ejemplo de ello puede extraerse del si-
parte, desde hace unos largos años –y cri- guiente fragmento publicado en 1920 en
sis de por medio– la palabra afecto se
El Monitor de la Educación Común: “Se
pronuncia antecedida de otra, contención,
necesita una maestra de verdad, que ame
siendo el maestro o profesor el encargado
su profesión, que no sea apática, dormida,
de dar lo que la familia y otras institucio-
rutinaria; que animada del vivo anhelo de
nes no prestan, y quedando relegada, en
perfeccionarse sepa producir siempre más
este mismo movimiento –según se dice–,
la tarea de enseñar.4 Finalmente, todo este y mejor; que sintiéndose feliz en presen-
cariño confluye a la hora de enumerar las cia de los niños confunda su alma con la
cualidades de lo que se considera un de ellos, manteniendo esa simpática co-
“buen docente”. munión de afectos que permite, al niño,
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22 DOSSIER I: LA EDUCACIÓN Y EL CUIDADO DEL OTRO

manifestarse como es, y al maestro, cono- ejemplo, que detrás del barniz de rigidez
cerlo bien”. (citado en Sarlo, 1998: 40). y severidad de los maestros de antaño,
Será tal vez porque las cuestiones del había un profundo cariño solapado. Todos
corazón son más bien inestables, que ante los docentes, a fin de cuentas, querrían a
los afectos magisteriales oscilamos siem- sus alumnos, claro, aunque cada uno lo
pre entre romances primerizos y amores haga a “su manera”. Esto admitiría decir
eternos, entre excesos de cariño y caren- que, aunque no lo veamos, eso que hemos
cias afectivas. Por momentos, el eros ma- dado en llamar cariño magisterial, siem-
gisterial pareciera un fenómeno reciente, pre estuvo y está. Una generación espon-
inaugurado ya sea por la última crisis so- tánea y súbita de afecto se produciría en-
cial o por los avatares de la actual psico- tonces cuando un ser en calidad de ense-
logía. En otras ocasiones, el cariño de los ñante se enfrenta a otro en condición de
docentes por los alumnos se muestra eter- aprendiz. Y si el amor es más fuerte, el
no, más allá y más acá de tiempos y luga- afecto pedagógico sería una especie de
res. Por otra parte, a veces se dice que la efluvio brotando naturalmente de la inte-
insuficiencia de afecto es la culpable de rioridad del educador hacia el exterior.
malas enseñanzas; otras, que el exceso de Admitimos que el encuentro pedagó-
sentimientos y emociones desplaza la gico se da sobre un colchón de afectivi-
tarea propiamente educativa. Como se dad; aceptamos que algo del orden de lo
verá, los amores pedagógicos tienen una afectivo se pone en juego cuando dos per-
historia algo más larga y compleja que sonas se encuentran en un acto educativo.
merece ser revisada. El vínculo pedagógico está cargado de
afectividad, es cierto, pero esto no es lo
¿Aunque no lo veamos el cariño siem- mismo que decir que “a los docentes les
pre está? deben gustar los chicos para poder ense-
ñarles”, o que este suelo de afectividad se
Según se escucha con frecuencia, un par- compone de “la ternura natural que gene-
ticular y preexistente afecto por los chicos ran los niños”. Aceptar el investimento
es para muchos jóvenes motivo suficiente afectivo de la relación educativa no im-
para elegir la carrera docente. Un afecto plica congelar rápidamente la palabra
que además de preexistente se considera “afecto” en un único y trascendente signi-
necesario para llevar adelante la ardua ficado, ni mucho menos traducir, reducir
tarea de educar. El eros magisterial se ubi- y reemplazar inmediatamente la noción
caría de este modo en la base del trabajo de “afecto” por la de “cariño”. Castigos,
docente: así como los chicos, en el fondo, humillaciones y azotes (presentes y pasa-
terminarían siempre siendo buenos; los dos), aun perpetrados con las mejores in-
maestros, también en el fondo, terminarí- tenciones pedagógicas, insisten en demos-
an siempre sintiendo ternura por ellos. trarnos los límites de esa cosa llamada
Este cariño pedagógico entendido amor. Daremos pues legitimidad a la fór-
como constitutivo de la relación docen- mula “aunque no lo veamos el afecto
te–alumno, algunos lo remontan a la An- siempre está”, siempre y cuando senti-
tigua Grecia, a la conocida relación peda- mientos tales como la crueldad, el odio o
gógico-afectiva de un Sócrates y un Alci- el rencor sean también considerados como
bíades. Así sería posible afirmar, por formas posibles de este afecto pedagógi-
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 23

co. Entonces, elegimos afirmar que, antes son en sí mismos productos de discursos
que de un eterno, natural y siempre bien disciplinarios. Nosotros maximizamos
intencionado cariño magisterial, el en- nuestros placeres pedagógicos trabajando
cuentro educativo estará plagado de sen- dentro de las reglas discursivas de la “en-
timientos, placeres y emociones por señanza apropiada”. Si esas reglas apuntan
demás ambivalentes5, cambiantes e histo- a una relación de cuidado como la manera
rizables. correcta de enseñar, entonces esto es preci-
samente lo que nos gusta tener. (McWi-
Afectos apropiados lliam, 2002)
Decir que el placer (en nuestro caso
Ubicados en el terreno del amor es difícil, preferiríamos hablar del “sentir cariño
en principio, aceptar que nos hallamos por los niños”) se entrena y disciplina,
ante constricciones, mandatos o regula- que no es natural, espontáneo ni inmuta-
ciones. Pero es hora de decirlo: a querer, ble no significa en absoluto negar la exis-
a sentir de determinada manera y no de tencia real de sentimientos. Por el contra-
otra, se aprende. Es Erica McWilliam la rio, esta afirmación nos conduce a soste-
que recurre a la noción de placeres apro- ner que los sentimientos efectivamente
piados e inapropiados para explicar esta sentidos por los docentes no se alejan,
cuestión: los “buenos” maestros se con- sino que son producto, de los sentimien-
ducen de acuerdo a las prescripciones del tos pensables, sentibles, decibles, dispo-
buen enseñar que están disponibles para nibles para ser sentidos en determinados
ser pensadas y sentidas. Hablar de senti- tiempos y espacios.
mientos adecuados es llamar la atención El planteo de McWilliam nos permite
al hecho de que la honestidad en torno a avanzar en muchas direcciones. Una de
nuestros deseos y placeres no es natural ellas es la que nos conduce a separarnos
sino producto de un adiestramiento. Este de la idea de una marcha progresiva y as-
hecho se invisibiliza por la propia apa- cendente hacia la optimización de las
riencia “natural” de la buena pedagogía. prácticas pedagógicas. McWilliam cuenta
Es natural que un buen maestro se preo- que las extensas conversaciones en la
cupe por su alumno. Es natural que un mesa de la cocina con su mamá y sus dos
maestro deba querer conocer a su estu- tíos –los tres maestros de escuela en Aus-
diante. Es fácil olvidar, como señala Peter tralia en la década del ‘50– fueron para
Cryle (1997), que la “naturalidad” es en sí ella las primeras prácticas de entrena-
misma una construcción moderna, un miento en el rubro de los placeres peda-
medio de organizar el lenguaje de modo gógicos. Según las anécdotas rememora-
que ciertas ideas sobre lo que es apropia- das, sus familiares, en ciertas y apropia-
do puedan ser pensables. Entonces el das circunstancias, pegaban, sacudían y
cómo llegamos a gustar de la enseñanza, zamarreaban a sus estudiantes, y esto en
el cómo llegamos a desear los placeres absoluto los convertía en malos maestros.
particulares que ella nos regala, puede ser Por el contrario, eran malos maestros, por
entendido como un dominio (de hechos) aquel entonces, aquellos docentes que no
que es gobernado antes que espontáneo. pegaban correctamente, en su justa medi-
Los placeres que tenemos como “buenos da, en el momento indicado. Aunque
maestros” no son ilimitados porque ellos cueste aceptarlo, los castigos corporales o
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24 DOSSIER I: LA EDUCACIÓN Y EL CUIDADO DEL OTRO

el trato indiferente hacia los alumnos no lín ya criadito, qué lástima” –dijo el veci-
eran prácticas equivocadas que fueron sa- no– a lo que el estanciero contestó “¡sí,
biamente superadas en el camino hacia el lástima, pero hijos se hacen, más carneros
progreso, sino productos históricamente finos no se hacen!” (Barrán,1990:75). Es
situados. que no había motivos suficientes para en-
cariñarse con los pequeñines que, además
Al alumno, con cariño de abundar, no tenían pronosticada, en
principio, una vida demasiado prolonga-
La naturalidad, espontaneidad y eternidad da. Una de las novedades de la sociedad
del afecto magisterial comenzarán a ser “civilizada”7 rioplatense (que coincidió
puestas en cuestión a medida que avance- con la incipiente escasez de infantes) fue
mos en el trazado de algunas coordena- la aparición del niño amado: “El cuidado
das. Para ello, podemos empezar por re- de los niños ganó terreno como preocupa-
conocer que los niños, esos locos bajitos, ción social y la ternura se convirtió en un
no siempre han inspirado cariño. Tal valor y hasta comenzó a percibírsela
como lo señalara oportunamente Philippe como probable factor educativo” (Ba-
Ariès bajo la conocida fórmula de “senti- rrán,1991:108)
miento moderno de infancia”, la niñez Destaquemos entonces que el trato
como objeto de amor, cuidado y ternura tierno hacia los niños tiene fecha de in-
no ha existido siempre, sino que comenzó greso a la escuela, desplazando con su
a perfilarse, en Europa, a partir del XVI. llegada la centralidad de la coacción físi-
(Varela y Alvarez Uría, 1991) ca en la consecución de los objetivos
Ubicados en territorio rioplatense y si- educacionales. A la par que comienzan a
guiendo la Historia de la Sensibilidad del prohibirse expresamente los castigos cor-
uruguayo José Pedro Barrán (1990; 1991) porales ya desde principios del siglo XIX
podremos ver el nacimiento de la idea del en las escuelas argentinas8, se demandan
“niño como objeto de amor”, en esta re- docentes amables, sinceros, circunspec-
gión, hacia finales del siglo XIX.6 No es tos, dulces, firmes y justos, que jamás
que antes del período en cuestión las cari- usen palabras ofensivas, chanzas, burlas
cias y mimos para con los niños hubieran o den señales de ira, tal como afirma un
estado definitivamente ausentes; lo que artículo publicado en La Educación en
no se producía era el esfuerzo consciente 1886. (citado en Puiggrós, 1996)
de los adultos de comportarse de manera No es que la violencia física hacia los
afectuosa con los pequeños, ya que esta niños, dentro y fuera de la escuela, hu-
modalidad del trato, o bien era evaluada biera desaparecido (ni siquiera hoy po-
negativamente, o directamente no se la dríamos aventurar tal afirmación), pero
consideraba vital para la reproducción de comenzó a ser ejercida en nombre de
la sociedad (Barrán,1991). Cuenta Ba- nuevas motivaciones. Castigos propina-
rrán, por ejemplo, que a fines de siglo dos con “verdadero sentimiento”, y “por
XIX un vecino fue a dar el pésame por la amor” darán cuenta de la complejidad y
muerte de su hijo a un rico estanciero, y ambivalencia de la nueva sensibilidad
que este buen hombre de campo estaba “civilizada” (Barrán, 1991)9, originan-
más apenado por la muerte de un borrego do, quizás, controversiales frases del
que por la de su pequeño niño: “el chiqui- tipo “porque te quiero te aporreo” o “lo
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 25

hago (te castigo, te pego) por tu propio abnegación, más que asentarse en la cer-
bien”. teza comprobada de estas cualidades, se
Un nuevo imperativo pedagógico-vin- debía a la voluntad de construirlas e im-
cular dictamina a los docentes evitar los ponerlas. Si hubieran sido tan inofensiva-
gritos, los gestos desproporcionados, los mente buenas y maleables no hubiera
arrebatos, las burlas, los insultos, las hu- sido necesaria tanta propaganda sobre su
millaciones. La disciplina debe ser ama- docilidad.11 Es que las mujeres, en reali-
blemente inducida. Dice Puiggrós que el dad, seguían inspirando todavía esa mez-
Reglamento para Escuelas Militares con- cla de temor diabólico, misterio y tenta-
feccionado en 1909 sostenía que los di- ción sexual predominante de los siglos
rectores y maestros procurarían “mante- XVI y XVII. (Barrán, 1991) Los ideales
ner el orden y estimular la aplicación de de templanza propios de la sociedad deci-
los alumnos, siendo afectuosos, emplean- monónica urgían poner bajo control la in-
do la persuasión preventiva y esforzándo- temperancia femenina.
se en que éstos los juzguen nobles y jus- Allí se origina otro de los rasgos que
tos, y tengan respeto y cariño”. (Puiggrós, caracterizan a la maestra modelo de los
1996: 341-342). En términos de Megan orígenes del sistema educativo argentino
Boler (1999), las maestras serán algo así en lo que a su perfil afectivo se refiere: la
como “policías dedicadas y maternales” mesura. Y lo que vale para la ira también
(“caring police”). sirve para el amor. Así como los docentes
La temprana e intencional feminiza- deben contener su irritación, también
ción del plantel docente de nuestro país10, deben querer a sus alumnos –sí, pero no
nos obliga a repetir con Boler, maestras. demasiado–. Las formas del afecto solici-
Es que las principales aptitudes de las tado serán el cariño, la ternura, el cuida-
mujeres del novecientos rioplatense, que do, la comprensión, la dulzura, pero
consistían, según los cánones de la época, siempre con moderación y cuidando los
en sus inclinaciones naturales hacia la excesos. Esta moderación, allá por princi-
maternidad y el cuidado de los niños, hi- pios del siglo XX, no estará en absoluto
cieron pensar a los hombres de aquel relacionada con los actuales temores y
tiempo que ellas eran las indicadas para el denuncias de acoso sexual.12 Tendrá que
ejercicio del rol docente. En este sentido, ver, siguiendo una vez más a Barrán
que la feminización de la docencia tuvie- (1991), con otro de los rasgos de la sensi-
ra efectos de dulcificación (Morgade, bilidad “civilizada”, que es la represión
1997) sobre las prácticas educativas, de las emociones, la gravedad del tono, el
antes que una mera casualidad fue parte pudor, la severidad, en pocas palabras: la
del proyecto político pedagógico de los seriedad de la vida (p. 33). De hecho, el
orígenes de la escuela argentina. ejercicio de la autoridad (pedagógica en
Pero las mujeres no sólo eran educa- nuestro caso) necesitaba de cierta frialdad
doras natas (pacientes, comprensivas, y distancia emotiva para resultar eficaz.
bondadosas) para la sociedad patriarcal Se pedirá a los maestros que se compor-
del siglo XIX. También eran histéricas, ten cariñosamente con sus alumnos, pero
pasivas y algo tontas, a la vez que gusta- siempre con recato y mesura, sin olvidar
ban del lujo y el despilfarro. La insisten- que los niños, además de ser objeto de
cia en su natural sumisión, suavidad, y cuidado, son finalmente hijos del rigor.
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26 DOSSIER I: LA EDUCACIÓN Y EL CUIDADO DEL OTRO

Que a lo largo del siglo XIX y princi- Es nuestra intención seguir la ruta del
pios del XX se insista tanto en recordar- afecto magisterial, trazando rupturas y
les a los docentes, ya sea que no deben continuidades, matices, transformaciones
golpear y maltratar gratuitamente a sus y coexistencias. Pero no es nuestro obje-
alumnos como que deben tratarlos afec- tivo en esta exploración abonar la cons-
tuosamente y con paciencia, es un indica- trucción de un continuum afectivo, ni
tivo de que el eros pedagógico no tiene mucho menos mapear un piso de cariño
nada de natural o espontáneo. Por el con- siempre omnipresente e idéntico en todas
trario, todo parece indicar que las mues- y cada una de las prácticas escolares de
tras de cariño docente hacia los niños este y otros tiempos. Que Sarmiento haya
serán el resultado de un imperativo: que- hablado de amor y dulzura al igual que
rerlos. pueden hacerlo los estudiantes del profe-
sorado de enseñanza primaria del presen-
Quererlos: ¿un viejo imperativo? te ciclo lectivo, no significa que nos ha-
llemos ante un inmutable amor escondido
Queremos destacar con cierto énfasis que detrás de todos y cada uno de los maes-
el imperativo de querer a los niños pare- tros desde fines del siglo XIX a esta parte.
ce comenzar a percibirse en nuestro siste- Si de matices se trata entonces, ¿qué
ma educativo prácticamente en los oríge- diferencias podemos encontrar entre el
nes de su constitución. Sarmiento por imperativo de tratar afectuosamente a los
ejemplo, decía que “la verdadera sabidu- alumnos, que comenzaba a delinearse a
ría de la escuela consistía en prevenir fines del siglo XIX, y las expresiones de
antes que en curar, en cultivar los mejores la afectividad docente actual? Una mane-
sentimientos de nuestra naturaleza, para ra de buscar estas diferencias es ver con
lo cual las maestras mujeres están espe- qué y contra qué significantes se pone en
cialmente dotadas. Con su simpatía y dul- relación, en los distintos momentos con-
zura pueden ejercer su dominio sobre los siderados, la palabra “afecto”; cuáles son
niños y jóvenes más groseros. En el ros- las series de sinónimos ofrecidas, las opo-
tro del maestro, hay un poder latente “que siciones binarias, las jerarquías.
brilla con amor por los alumnos y entu- A continuación, y para finalizar,
siasmo por su noble causa”. (tomado de vamos a plantear resumidamente algunas
Giménez, A. en Puiggrós, 1996: 329). líneas de indagación trazadas y pendien-
Estas edulcoradas citas sarmientinas, tes de una mayor profundización en torno
en principio, no se llevan muy bien con la a esto que hemos decidido llamar cariño
idea tan fuertemente instalada entre nos- magisterial.
otros que contrapone al docente autorita- En principio, como vimos, el impera-
rio, severo y violento de ayer (un ayer tivo de querer a los alumnos buscaba ins-
siempre impreciso) con el afectuoso y talarse, allá por fines del siglo XIX, con-
melocotón de hoy. Estas citas vendrían a tra prácticas pedagógicas de imposición y
cuestionar la hipótesis de una inédita y coacción violentas. Pero el cariño no
progresiva “afectivización” del docente debía dejar de lado (sino que convivía
actual, tal como hablábamos al comienzo con) el rigor y la severidad, ni tampoco
de este escrito. descuidar la disciplina y el control estric-
to de los alumnos. Además, no parece ser
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 27

que los maestros de entonces debieran sionalizantes del afecto contenedor, asis-
tratar con ternura a sus alumnos porque tencialista y reparador (rechazado por di-
en sus casas no los quisieran o mimaran reccionar el cariño hacia las tareas de cui-
lo suficiente. Se trataba de un afecto que dado propias de las familias, desplazando
no debía perder la cordura; de un cariño de este modo el trabajo específico de en-
algo distante que permitiera disciplinar señar), intentan encauzar, una vez más y
más efectivamente que los golpes y los apropiadamente, esas indómitas pasiones
exabruptos. Por otra parte, esta manera de magisteriales. No olvidemos que, toda-
entender el cuidado del otro no parecía vía, seguimos estando bajo los efectos del
poner en cuestión, en lo más mínimo, la imperativo de quererlos.
función básica de enseñar. Por último, de
más está decir que este cariño magisterial Notas:
en absoluto eliminó por completo los cas-
tigos, las humillaciones y malos tratos; (1) “En un estudio de Alliaud A. y co-
zurras y caricias coexistieron, así como laboradores (1995) los motivos de elec-
de alguna manera siguen conviviendo ac- ción de la carrera docente más frecuente-
tualmente. mente mencionados por una muestra de
Nuevas significaciones rodean hoy al alumnos de Institutos de profesorado de
afecto magisterial. El heredado imperati- la Ciudad de Buenos Aires fueron la “vo-
vo de quererlos, hoy se cruza con otro cación” (48%) y “el amor a los niños”
mandato que dice, en nombre de la auten- (42%).” (citado en Tedesco; Tenti Fanfa-
ticidad, “sé tú mismo”, “libérate”. Esta ni, 2002).
nueva norma que nos impulsa a conver- (2) Incluimos dos testimonios a mane-
tirnos en nosotros mismos, tal como ayer ra de ejemplo:
nos exigía ser disciplinados y obedientes “Es el trabajo en que más podés brin-
(Ehrenberg, 2000), nos demanda un “yo” dar en lo afectivo. Cien por ciento en lo
expansivo y una imponente personali- afectivo. Me llena muchísimo” (Valeria,
dad13 que debe sacar afuera sentimien- citado en Morgade, 1992).
tos, iniciativa, empuje, inventiva y caris- “Llevo 25 años ejerciendo como pro-
ma. Así, en vez de pedírsele hoy al maes- fesora de Matemática y Física, amo mi
tro tanta mesura y moderación como ocu- profesión, amo a mis alumnos, disfruto
rría en el siglo XIX, se lo incita a sacar estar frente al aula”. (LIEDU, 18/04/03.)
afuera sus emociones íntimas, a desinhi- (3) Según afirma Erica Mc William, la
birse, a acortar las distancias, a generar expresión “todos los ojos depositados en
espacios de intimidad, a sentarse en el mí” ha dejado de ser la medida de la ex-
piso con los chicos, a llamarlos por sus celencia docente para pasar a ser una
nombres de pila, a conocer detalles de su señal de su regresión (McWilliam, 1999).
vida privada. (4) “Si se decide que el maestro sim-
Planteadas así las cosas, el eros peda- plemente “sustituya” a la familia en el
gógico parecería por fin libre de constric- cumplimiento de ciertas tareas de conten-
ciones. Pero no. Denuncias de acoso se- ción afectiva o de orientación ético-
xual (cotidianas en los países del norte y moral (como es ciertamente el caso en
que lentamente van irrumpiendo en la es- ciertos contextos) el resultado es un retro-
cena local), sumadas a las críticas profe- ceso en el perfil profesional de la activi-
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28 DOSSIER I: LA EDUCACIÓN Y EL CUIDADO DEL OTRO

dad. La maestra “madre-sustituta” está ver, en parte, con el papel promotor de las
lejos de la maestra profesional especialis- clases dirigentes en los cambios de la
ta en enseñanza y aprendizaje de determi- sensibilidad. (Barrán, 1990)
nados contenidos culturales socialmente (7) En su estudio, Barrán distingue
válidos.” (Tedesco; Tenti Fanfani, 2002). –con ecos sarmientinos– la sensibilidad
(5) Transcribimos un fragmento del “bárbara” de la “civilizada”. La primera
conocido artículo de Freud que lleva por tendría su apogeo entre 1800 y 1860, co-
título “Sobre la Psicología del colegial” menzando a asomar la segunda hacia me-
(1914). Allí el psicoanalista realiza confe- diados del siglo XIX y consolidándose ya
siones acerca de los afectos que sentía por entrado el siglo XX (en 1920).
sus profesores de escuela secundaria: (8) El debate sobre los castigos corpo-
“Los cortejábamos o nos apartábamos de rales se extendió a lo largo de todo el
ellos, les imaginábamos simpatías o anti- siglo XIX y hasta bien entrado el siglo
patías probablemente inexistentes, estu- XX. Tal como advierte Puiggrós (1996),
diábamos sus caracteres y sobre la base que se mencione con insistencia la prohi-
de estos formábamos o deformábamos los bición de aplicar castigos corporales a los
nuestros. Provocaron nuestras más inten- alumnos provoca sospechas respecto de
sas revueltas y nos compelieron a la más la veracidad de su extinción.
total sumisión; espiábamos sus pequeñas (9) Una publicación de la dirigencia
debilidades y estábamos orgullosos de católica uruguaya de 1899, “El Amigo del
sus excelencias, de su saber y su sentido Obrero”, daba el siguiente consejo: “El
de la justicia. En el fondo los amábamos castigo [debía] ser proporcionado a la
mucho cuando nos proporcionaban algún falta cometida, que no sea demasiado rí-
fundamento para ello; no sé si todos nues- gido ni demasiado débil”, así como que
tros maestros lo han notado. Pero no se “los niños [debían] sentir el rigor, y sen-
puede desconocer que adoptábamos hacia tirlo solo en aquellas partes del cuerpo
ellos una actitud particularísima, acaso de donde no se han de producir lesiones”,
consecuencias incómodas para los afecta- pero “nunca se [debía] castigar con ira
dos. De antemano nos inclinábamos por [pues] el castigo [debía] darse por amor al
igual al amor y al odio, a la crítica y a la niño y no por espíritu de venganza” y “el
veneración. El psicoanálisis llama “ambi- niño [debía] notar siempre que su padre
valente” a ese apronte de opuesta conduc- lo [castigaba] con verdadero sentimiento
ta, y no le causa turbación alguna pesqui- y solo por necesidad”. (Barrán, 1991:110)
sar la fuente de esa ambivalencia de sen- (10) Según Graciela Morgade, en Ar-
timientos”. gentina, la feminización de la docencia
(6) Aclara Barrán que los “países nue- primaria se produjo en forma acelerada a
vos” permiten observar la historia de la fines del siglo XIX y en la primera déca-
sensibilidad desde una posición privile- da del siglo XX. Una serie de medidas
giada, donde los lentos cambios del alma políticas fueron la mediación para la con-
se apuran como en cámara rápida. Proce- formación de un plantel docente femeni-
sos culturales que en Europa son casi im- no habilitado para educar a los niños
perceptibles y duran siglos, en América según la Ley 1420. Transcurrieron solo
perduran a lo sumo decenios, al menos en 30 años entre la apertura de la primera
el siglo XIX, y esta aceleración tiene que Escuela Normal y la configuración del
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 29

cuerpo docente femenino en un 85%, por- tad de Humanidades y Ciencias: Mon-


centaje que nunca descendió a lo largo de tevideo.
todo el siglo XX. (Morgade, 1997) BARRÁN, José Pedro (1991) Historia de
(11) Dice Barrán que “al temerse a la la sensibilidad en el Uruguay. Tomo
mujer dominante, se propagandeaba a la II: El disciplinamiento: 1860-1920.
sumisa” (Barrán, 1991:161) Ediciones de la Banda Oriental. Facul-
(12) Un caso reciente es el del profe- tad de Humanidades y Ciencias: Mon-
sor de educación física que fue echado de tevideo.
un colegio secundario por haber sentado a BOLER, Megan (1999). Feeling power.
una alumna de 14 años en sus rodillas. Emotions and Education. Routledge:
Cuando se lo reprendió por este hecho New York.
manifestó que se relacionaba de ese modo EHRENBERG, A. (2000). La fatiga de
con su estudiante porque “la quería ser uno mismo. Depresión y sociedad.
mucho”, y al decir esto, puso de pie a la Nueva Visión: Bs. As.
chica “acomodando el brazo derecho FREUD, Sigmund (1914). Sobre la psico-
sobre la cintura de ella”. El telegrama de logía del colegial, en Obras comple-
despido sostenía que la decisión de sepa- tas, Vol. XIII (1913-1914) Totem y
rarlo del establecimiento se debía a “actos tabú y otras obras. Standard Edition.
contrarios al decoro moral”. (Abiad, Ordenamiento de James Strachey.
Pablo, diario Clarín, 22/07/03). La mesu- MCWILLIAM, Erica (1999). Pedagogi-
ra exigida pasa tanto por amortiguar el cal Pleasures. Peter Lang Publishing:
exceso de cariño y desexualizarlo casi por New York.
completo, como también por contener la MCWILLIAM, Erica. (2002) What does
ira que inspiran aquellos alumnos que, it mean to feel like teaching? Draft
lejos de sentar en las rodillas, los profeso- Chapter for Dangerous Coagulations?
res empujarían por las escaleras. The uses of Foucault in the Study of
(13) En un artículo que lleva por título Education. (mímeo)
“Profesionalización y Capacitación do- MORGADE, Graciela (1992). El deter-
cente”, Tedesco sostiene que “desde hace minante de género en el trabajo do-
ya muchos años, los especialistas en este cente de la escuela primaria. Cuader-
tema recomiendan poner el acento no nos de investigación Nº 12. Instituto
sólo en las calificaciones intelectuales de de Investigaciones en Cs. de la Educa-
los futuros docentes sino en sus caracte- ción (UBA). Miño y Dávila: Bs. As.
rísticas de personalidad.” MORGADE, Graciela (1997) La docen-
cia para las mujeres: una alternativa
Referencias Bibliográficas: contradictoria en el camino hacia los
saberes “legítimos”, en Morgade, G.
ABIAD, Pablo (2003). El caso del profe- (comp) Mujeres en la educación. Gé-
sor que sentó a la alumna en las rodi- nero y docencia en la Argentina.
llas, diario Clarín, 22/07/03. 1870-1930. Miño y Dávila: Bs. As.
BARRÁN, José Pedro (1990) Historia de PUIGGRÓS, Adriana (1996). Sujetos,
la sensibilidad en el Uruguay. Tomo I: disciplina y currículum en los oríge-
La cultura “bárbara”: 1800-1860. nes del sistema educativo argentino
Ediciones de la Banda Oriental. Facul- (1885-1916). Galerna: Bs. As.
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30 DOSSIER I: LA EDUCACIÓN Y EL CUIDADO DEL OTRO

SARLO, B. (1998). La máquina cultural.


Maestras, traductores y vanguardis-
tas. Ariel: Bs. As.
TEDESCO, Juan Carlos (s/f) Profesiona-
lización y Capacitación docente, en
h t t p : / / w w w . i i p e -
buenosaires.org.ar/pdfs/Cordoba-
CORDIEP.pdf
TEDESCO, Juan Carlos; Tenti Fanfani,
Emilio (2002). Nuevos tiempos, nue-
vos docentes. En http://www.iipe-bue-
nosaires.org.ar/pdfs/ndocentes_tenti-
tedesco.pdf
VARELA, Julia; Alvarez Uría, Fernando
(1991). Arqueología de la escuela. La
Piqueta: Madrid.

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¿Quién cuida a la escuela?
Notas sobre una experiencia de cuidados post-estatales

Mariana Cantarelli
Historiadora

Las notas que siguen buscan pensar el es- Ahora bien, estas notas no pretenden
tatuto de los cuidados en tiempos post-es- probar la cesación objetiva de esas políti-
tatales a partir de una experiencia que cas en la Argentina o en alguna otra parte.
prosperó, casi sin plan previo, en una pe- Pretenden, en cambio, indagar las conse-
queña escuela de la provincia de Buenos cuencias de ese agotamiento a partir de
Aires. Según unos parámetros previos a una experiencia, de sus obstáculos y pro-
la experiencia, ésta puede ser un ensayo ducciones. Dicho de otro modo, no se
menor, acotado, insignificante. En defini- trata de ensayar una descripción socioló-
tiva, todo empieza y termina en la misma gica general de una operatoria muerta
escuela. Según otros parámetros, esa sino de pensar al pie de una situación qué
misma experiencia puede ser una vía de son los cuidados post-estatales.
ingreso a una pregunta bien inquietante
por estos tiempos: ¿qué son los cuidados Del descuido al cuidado o la re-invención
escolares cuando el estado ya no es lo de la escuela
que era? Para problematizar esta formu-
lación, una hipótesis de Ignacio Lewko- 1. Hace un par de años, una buena amiga
wicz es el punto de partida: el agotamien- psicoanalista me cuenta que el jardín de
to del estado nación como lógica domi- infantes al que asisten sus hijas está ce-
nante implica el agotamiento de sus insti- rrado. Las razones del cierre me sorpren-
tuciones. Entre otras, la producción y re- den: los baños de la escuela están sucios,
producción de la subjetividad ciudadana. muy sucios. En verdad, son una amenaza
Ahora bien, el agotamiento del estado na- sanitaria para la comunidad escolar. Al
ción también implica el agotamiento de parecer, la empresa encargada de limpiar
la escuela abandonó sus funciones porque
un modo histórico de practicar los cuida-
el estado hacía un buen rato que no le pa-
dos. Pero ese agotamiento tiene, entre
gaba. El cierre de la escuela fue decidido
otras, una derivación irrevocable: cesa
por el ministerio argumentando razones
una política de cuidados estatales sin que
de salud pública, e informado por la di-
se constituya otra, distinta en sus conteni-
rectora del jardín en una reunión de pa-
dos ideológicos pero equivalente en su dres con status de urgente. Durante la reu-
función. Gran problema para una subjeti- nión, la posición de la directora es poco
vidad como la nuestra, acunada y crecida menos que contundente: “no podemos
en ese modelo de asistencia estatal. asegurar la salud pública del jardín, por
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32 DOSSIER I: LA EDUCACIÓN Y EL CUIDADO DEL OTRO

eso, cerramos. El cierre, claro está, es desarrollarse complejos argumentos en


transitorio”. La misma directora se encar- contra de las empresas privadas de lim-
ga de notificar a los señores padres que el pieza y a favor de los porteros, a esta al-
trámite por la reanudación de los servi- tura, paladines de la limpieza escolar. En
cios de limpieza fue iniciado en tiempo y 10 minutos y dos argumentos más, el
en forma. Ahora, sólo resta esperar que portero es la nueva reserva moral de las
los tiempos burocráticos no sean soviéti- instituciones educativas. En 15 minutos y
cos sino apenas argentinos. otros tres argumentos, las empresas de
Ante el cierre transitorio de la escue- limpieza son las verdaderas responsables
la, se impone un inesperado descanso del crecimiento del analfabetismo en la
para las maestras. Para los padres se im- Argentina en los últimos diez años. En el
pone una complicación, también inespe- interín, mi amiga y su marido calculan a
rada. La rutina familiar se altera por los toda velocidad el dinero extra que ten-
sucesos en cuestión: hay que inventar, en drán que pagarle este mes a la empleada.
unas pocas horas, una alternativa para el Cerca de ellos, se hacen cálculos del
cuidado de los niños. Apenas conocida la mismo tenor. Finalmente, la directora da
noticia, la desesperación se apodera de al- por terminada la reunión, y los padres de-
gunos padres. Se escucha decir: “¿dónde ciden mantenerse en contacto por mail.
dejamos a los chicos mañana? Yo trabajo Muy buena idea.
todo el día y no tengo marido. ¡Yo no
puedo faltar al trabajo! Como están las 2. Nuevamente me encuentro con mi
cosas, es imposible que mi marido cierre amiga. No hay novedades, todavía no hay
un día el negocio y esta semana rindo par- novedades de la escuela. Desde la reu-
ciales en la facultad. Mi mamá se fue a las nión de padres convocada por la directo-
termas y regresa el jueves: ¿qué hago ra, pasaron 7 días; desde el inicio del trá-
hasta entonces con los pibes?”. Siguen las mite por la reanudación de los servicios
quejas. de limpieza de la escuela, 15. En definiti-
Tras la notificación del cierre, algunos va, hace una semana que los niños están
abandonan la reunión en busca de algún en casa full time.
pariente, amigo o empleado inesperada- Frente a la sostenida postergación, un
mente útil. Son las 21 hs. del lunes: hay grupo de padres invita a una segunda reu-
que apurarse porque buscamos niñera a nión. Mis amigos son de la partida; tam-
contrareloj. En estas condiciones, 30 mi- bién los padres de los compañeros de las
nutos pueden ser decisivos. nenas. Mientras nos despedimos, me
Mientras algunos padres se van y cuenta su última impresión sobre la situa-
arman planes ad hoc, otros permanecen ción de la escuela; tal vez la más verda-
en la sala de actos esperando una ocu- dera de todas las que me dijo mi amiga.
rrencia salvadora. Pero no se escuchan Quizás por eso, esta vez lo dicho tiene
oportunas ocurrencias sino simples opi- otro tono, el tono de quien confiesa una
niones. Los padres más ideológicos y po- percepción casi inconfesable: “para mí
litizados del jardín critican el proceso de –dice– no se trata de una simple demora
privatización de los servicios de limpieza burocrática. Creo que nos dejaron en
en las escuelas públicas. Bajo este pri- banda”. Como la amiga es psicoanalista,
mer impulso pseudo-crítico, no tardan en uno sospecha: exceso de interpretación,
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 33

sobreinterpretación, demasiada interpre- teradas reuniones infantiles en casa de los


tación. Le recuerdo que no vivimos en compañeros de la sala... En definitiva, el
Suiza, como si hiciera falta recordarlo; le cierre del jardín produce desencuentros y
señalo que la burocracia tiene sus tiempos encuentros. Sobre los desencuentros, no
y que esos tiempos no se corresponden había dudas; sobre los encuentros, no
con los tiempos vitales; le digo que pron- había noticias. En este sentido, la maqui-
to tendrán novedades. No sé por qué lo naria subjetiva de la reunión de padres
digo pero lo digo. O tal vez lo diga por- transforma algunos hechos fácticos en co-
que, para una subjetividad estatal como la hesivos encuentros. Antes de la reunión,
nuestra, la posibilidad de que el estado no había subjetividad capaz de percibir
nos deje “en banda” resulta casi intolera- esa dimensión que se constituye post-cie-
ble. Mientras mi amiga confiesa su per- rre de la escuela. Por eso mismo, el regis-
cepción, me sobresalta una posibilidad: tro de esas experiencias sorprende alegre-
¿y si la circunstancia en la que se encuen- mente a los concurrentes, también a mi
tra la escuela no es una eventualidad sino sofisticada amiga.
una condición de afectación general? En Ahora bien, la reunión autoconvocada
definitiva, no les pasa a ellos sino tam- no termina con el registro de los múltiples
bién a usted y a mi, sólo es cuestión de encuentros y desencuentros. Más bien,
tiempo. Finalmente, nos saludamos y la esto es el preludio. Casi inmediatamente,
conversación termina allí. Pero la percep- un verdadero problema se les impone a
ción de mi amiga me acompaña un buen los miembros de la asamblea: “¿Podemos
rato. Ya en casa, me pregunto: ¿y si el es- seguir así? Y si no nos responde el estado,
tado no manda a nadie a limpiar la escue- ¿cuánto tiempo vamos a esperar?”. For-
la? ¿qué harán los padres? Es cierto, están mulada la posibilidad de que el estado y
en banda. Estamos en banda. sus instituciones no respondan a la de-
manda –aunque más no sea como hipóte-
3. Finalmente, hay una segunda reu- sis, sobre todo como hipótesis–, algunos
nión de padres. La primera parte del en- asambleístas sugieren desandar otros ca-
cuentro transita entre la queja, la confe- minos. Como el trámite no produjo la re-
sión y el listado de complicaciones que solución buscada –recordemos que los
genera el cierre de la escuela. No pasa de baños siguen sucios y la escuela continúa
eso, lo que dadas las circunstancias, no cerrada–, proponen intentar por otra vía y
está nada mal. A su modo, los padres re- aparece la variante mediática. Según un
latan su odisea: cambio obligado de ruti- grupo de padres, hay que denunciar en los
na, reuniones postergadas, complicacio- medios lo que está sucediendo en la es-
nes laborales, saturación familiar, discu- cuela. Sin lugar a dudas, esto agilizará los
siones entre esposos, presencia de parien- trámites burocráticos. De esta manera, se
tes indeseables y sumamente necesarios dibujan dos líneas internas entre los asis-
en estas circunstancias... Pero los miem- tentes a la tertulia: por un lado, los parti-
bros de la reunión también relatan otras darios de la estrategia institucional; por el
experiencias: gratas conversaciones entre otro, los partidarios de la estrategia me-
los padres del jardín, multiplicación de diática. Si los primeros buscan resolver
encuentros entre sobrinos sin jardín y tíos institucionalmente la vuelta a las clases,
con disponibilidad horaria y vincular, rei- los segundos confían –claro está, sin
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34 DOSSIER I: LA EDUCACIÓN Y EL CUIDADO DEL OTRO

abandonar el camino burocrático– que la amiga, no pasa de lo meramente organi-


denuncia mediática de los hechos facilita- zativo; por no hablar de lo meramente
rá el proceso. En definitiva, si difundimos cholulo.
nuestro problema, algún concejal, secre- Por fin el día D. Los padres y los veci-
tario o ministro bienintencionado hallará nos esperan a Santo. El periodista llega
el modo de re-abrir, de una buena vez por puntual y recorre, con un grupo de maes-
todas, la escuela. tras y padres, las instalaciones de la es-
Instalada entre los padres la posibili- cuela. Mientras tanto, conversa un largo
dad mediática, la discusión se orienta a su rato con los afectados: Santo se indigna,
implementación práctica. ¿A quién llama- se enoja, se lamenta por la situación de
mos? Una madre comenta que su cuñada nuestros pibes. Finalmente, la nota sale
trabaja en la producción de El noticiero por la tele. Los padres, las maestras y los
de Santo. Al parecer, una sección del pro- chicos, también salen por la tele. Ahora,
grama está hecha a la medida de nuestro sólo resta esperar la reacción estatal ante
problema. La sección se llama Santo, el tan sutil maniobra.
ciudadano, y la señora destaca que el Las repercusiones de la denuncia son
caso cumple los requisitos de las denun- muchas. Llaman los parientes, los amigos,
cias promedio: hay desamparado estatal; los compañeros de trabajo, los colegas:
hay víctimas, doblemente víctimas: son “¡Que vienen salieron en la tele! Parecés
niños; hay sensibilidad mediática pro- más gorda. Es cierto, che, la tele engorda
educativa. Es cierto que no lo dice en 5 kilos. No vi el programa de Santo, ¿lo
estos términos pero lo dice. Según la des- grabaste? ¿me los pasás?...”. Las repercu-
cripción de otra señora madre, la operato- siones continúan. Llaman otros medios y
ria del programa en cuestión es la si- los padres denuncian, una y otra vez, el
guiente: “si sos afortunado y la denuncia estado en el que se encuentra la escuela.
es elegida, Santo se pega una vuelta por Como consecuencia de la demanda me-
tu casa y le contás el problema en el que diática, nace una comisión de prensa a su-
andás”. Si bien hay vacilaciones ante la gerencia de uno de los padres. Sobre las
propuesta, la asamblea paterna finalmen- consecuencias estatales de la acción me-
te vota la vía mediática. ¿Cuándo llama- diática puesta en juego, poco y nada. Por
mos a Santo? no ser francos y decir simplemente: nada.

4. Los contactos con la productora 5. La ausencia de respuesta estatal des-


aceleran la respuesta del programa del 13. alienta a los padres. Además, el fracaso in-
Además, la situación de la escuela resulta esperado de la denuncia mediática los des-
particularmente atractiva para el canal. orienta. O más precisamente, los des-
No sé sabe por qué, pero eso entusiasma orienta que la denuncia haya sido un éxito
a los desdichados padres. En principio, por sus efectos mediáticos pero un fracaso
parece una buena señal. En menos de una en términos prácticos: los baños siguen
semana, Santo estará en la escuela. Mien- sucios, la escuela continúa cerrada. Como
tras esperan el día D, las madres organi- no saben qué hacer, convocan a una nueva
zan la recepción del buen ciudadano me- reunión de padres. Esta vez el salón de
diático. Nueva reunión de padres. Esta actos está repleto. Hay más gente que
vez, según la versión del marido de mi cuando vino Santo, lo que es mucho decir.
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 35

La asamblea comienza con un una queremos que la escuela esté abierta,


suerte de balance de lo sucedido. Las pri- ¿limpiamos los baños?
meras intervenciones vuelven sobre la La pregunta de la abuela relanza el
eficacia relativa de las estrategias imple- pensamiento de la reunión. A partir de
mentadas para re-abrir la escuela. Algu- allí, la asamblea paterna piensa la gestión
nos padres dicen que hay que insistir con de lo que decidió: tenemos que limpiar
la variante institucional y que es cuestión los baños de la escuela. Ya no se trata de
de tiempo. Ya responderán. Un padre re- indagar las formas burocráticas o mediá-
cuerda que los fondos estatales para la re- ticas de resolución del problema –des-
facción de los patios de la escuela tarda- pués será necesario resolver qué se hace
ron en llegar, pero finalmente llegaron. con eso– sino de definir la implementa-
Parece que hay que tener paciencia. Otros ción práctica del proyecto. La pregunta
padres apuestan a la estrategia mediática, por quiénes limpian se compone con
también dicen que es cuestión de tiempo. otras: cómo, cuándo, con qué. Casi inme-
Las posiciones transitan entre el rechazo diatamente se dibuja una división social
rotundo y la atenta revisión de las fórmu- de tareas: hay que limpiar, hay que com-
las usadas. prar los productos de limpieza, hay que
En medio del balance, los padres más reunir la plata para esas compras... Al
politizados del jardín hacen su número final de la jornada, el cronograma de lim-
vivo: “compañeros, la lucha debe conti- pieza está resuelto. Además, hay delega-
nuar. El estado debe asegurar el funciona- dos por área de trabajo y comisiones a
miento de la escuela”. La fina discusión cargo de los asuntos cardinales. En menos
se detiene en un argumento: la responsa- de una semana, la escuela estará limpia.
bilidad indelegable del estado en la lim- ¿Qué tal?
pieza de los baños escolares. Sin duda,
que los baños sean de un jardín de infan- 6. Los padres limpian la escuela, tam-
tes le da mayor dignidad al argumento, bién las maestras. Algunos pequeños se
pero admitamos que no mucha. Final- entretienen en el arenero mientras la pa-
mente, se abre el juego y se escuchan rentela hace su trabajo. Después de lim-
otras voces. Entre tantas, la de la abuela piar, un grupo de padres juega a la pelota
de una nena de preescolar. La señora for- en uno de los patios. En el otro, una
mula una pregunta sencilla, menor, casi madre organiza carreras de bicicletas.
técnica: “¿Y si nosotros limpiamos los Mientras tanto, las abuelas preparan algo
baños? Los abuelos, los padres, los her- de comer. También hay hermanos y tíos
manos, los tíos...”. Inmediatamente, los que encuentran el modo de volverse útiles
partidarios de la indelegabilidad del esta- para el proyecto de re-apertura de la es-
do en estos quehaceres le hacen saber a la cuela. Al final de la semana, mi amiga, su
señora de su error, también le hacen saber esposo y sus hijas esperan con ansiedad el
que no nos merecemos esta suerte y otras retorno a las clases. Por otra parte, no son
cantinelas del mismo tenor moralizante. los únicos que esperan el regreso a la es-
Pero la inocente pregunta que escucha la cuela: hay otros padres y otros niños a los
asamblea, re-orienta la discusión: como que les entusiasma la misma idea.
los baños de esta escuela no los limpia el Como consecuencia de la decisión de
estado, ¿los limpiamos nosotros?; como limpiar la escuela, la escuela se altera.
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36 DOSSIER I: LA EDUCACIÓN Y EL CUIDADO DEL OTRO

También se alteran las maestras, los jetividad mediática supone que los me-
niños, los padres... En rigor, se alteran los dios son un instrumento capaz de interpe-
modos de estar, de transitar, de habitar, de lar al estado y de enfrentarlo, de una
pensar... la escuela. Lo que dadas la cir- buena vez, con su responsabilidad. En de-
cunstancias, no es poca cosa. Sobre todo, finitiva, el estado debe cuidar a la escue-
si la causa material y primera de esas al- la; finalmente, la subjetividad post-esta-
teraciones fueron unos sucios baños. tal deja de suponer que el cuidado es mo-
nopolio del estado. En definitiva, el esta-
La subjetividad que cuida la escuela do –o más bien, el estado post-estatal–
puede dejar de cuidar a la escuela y otros,
1. Hasta aquí pensamos el cierre de la es- que no sean el estado, también pueden
cuela al pie de las asambleas. De algún cuidarla.
modo pensamos este recorrido en sintonía
con las tertulias paternas: sus tiempos y 2. En plan de indagar los tipos subjeti-
contratiempos, sus operaciones y desvíos, vos que produce la asamblea paterna, par-
sus procedimientos y fugas. Como sucede tamos de la subjetividad estatal. Para
cuando se trata de indagar una experien- esto, imaginemos al buen asambleísta es-
cia, hay vías suplementarias de indaga- tatal en la reunión de padres: más o
ción. Pero aquí importa una: ¿qué subjeti- menos politizado, más o menos progre-
vidades producen los encuentros colecti- sista, más o menos parlanchín; imagine-
vos en la escuela? ¿qué instala y des-ins- mos también sus supuestos, sus vacilacio-
tala el dispositivo asamblea paterna? ¿qué nes, su disposición a pensar el problema.
resulta de pensar con otros el cierre de la Puesto en la asamblea, nuestro hombre
escuela? Sin voluntad de reducir las con- arma el mapa de la situación: evalúa po-
figuraciones subjetivas a unos pocos sibilidades ante el cierre de la escuela,
tipos, se podría decir que la experiencia analiza pro y contras, repara en la coyun-
post-cierre produce tres modos de estar, tura político-electoral y sus efectos en la
de transitar o de habitar el problema: al- escuela, investiga si alguno de los padres
gunas veces esos modos están anclados al tiene contactos partidarios, considera la
estado y sus instituciones; otras veces re- capacidad de la directora en la gestión de
plican y repiten unas formas propias de la re-apertura escolar... Después de una
los medios; en otras ocasiones, hay for- primera estimación general y a la luz de
mas subjetivas que van más allá del esta- lo que observa en la asamblea, calcula el
do y de los medios. En definitiva, la tiempo estimado de clausura y lo discute
asamblea paterna instaura subjetividades con otros asistentes. Más allá de los re-
estatales, mediáticas y post-estatales. sultados variables de la estimación, los
Sobre la especificidad de cada una de padres comparten una misma conjetura:
ellas volveremos luego, pero a modo de más tarde o más temprano, el estado se
anticipo se podría señalar que la subjeti- encargará del asunto. Después y como
vidad estatal supone –y tiene razones his- efecto de transitar esta experiencia, la
tóricas para hacerlo– que es responsabili- conjetura caerá. Pero, por el momento, la
dad del estado el cierre y la re-apertura de subjetividad estatal no sabe de esos con-
la escuela. En definitiva, el estado debe tratiempos. Más bien, sabe de otros: el es-
cuidar a la escuela; por otra parte, la sub- tado demora, tarda en responder, se des-
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 37

entiende momentáneamente, posterga su ciudadano. La puesta en los medios de la


respuesta. O en su defecto, rechaza el pe- falta estatal parece, en algún momento
dido. Pero una cosa es que el estado de- del recorrido, una estrategia más eficaz de
more una respuesta o rechace un pedido, intervención sobre el estado y sus agen-
y otra muy distinta que no responda. Para tes. Sean las que sean las razones que im-
una subjetividad estatal promedio, esta pulsan a un funcionario denunciado a
posibilidad es impensable.1 cumplir (o no) sus tareas postergadas, la
Ahora bien, nuestro buen hombre es- subjetividad mediática confía en que este
pera que el estado finalmente se encargue mecanismo sui generis de presión tendrá
de su tarea. Pero como no se trata sola- capacidad de recomponer la situación.
mente de esperar, el inquieto asambleísta Como se observa, si bien el camino
hace con los recursos que el mismo esta- transitado por la subjetividad estatal y por
do ofrece. Ante el cierre de la escuela, la mediática es distinto, el punto de parti-
apela a los mecanismos burocráticos de da es el mismo: ambos tipos subjetivos le
ocasión. Sobre estos asuntos conversan la transfieren al estado la producción y re-
directora y los padres en la primera reu- producción de la subjetividad ciudadana;
nión de padres. Más allá de los detalles de para las dos subjetividades, el estado
esa conversación, unos y otros confían en debe y puede2 re-abrir la escuela cerrada.
la regularización de la situación por este ¿Y si el estado no lo hace? Imposible, im-
camino. Para una subjetividad estatal no posible de pensar por una maquinaria
hay dudas: el estado debe cuidar a la es- subjetiva que le traspasa al estado –y sólo
cuela. ¿Y si no lo hace? Imposible; se al estado– semejante tarea.
trata de un error, de una demora, de un
contratiempo técnico. 4. Ahora bien, la experiencia en cues-
Así caracterizada, la subjetividad esta- tión produce una subjetividad, una ma-
tal se constituye en una suposición: el es- quinaria de pensamiento, unos procedi-
tado debe, el estado es responsable, el es- mientos, unas operaciones... que constru-
tado no puede delegar su tarea... de pro- yen otro modo de habitar la escuela. Pero
ducción y reproducción material y simbó- además –y esto es lo que importa en este
lica de la masa ciudadana. apartado– construyen otro modo de prác-
ticas de cuidados. ¿Qué significa esto? En
3. Tanto la subjetividad estatal como principio, significa dos cosas distintas:
la mediática suponen que el estado debe por un lado, la subjetividad post-estatal
asegurar el funcionamiento de nuestra es- hace la experiencia de pensar más allá del
cuela. Pero a diferencia de la subjetividad estado. O si se quiere, piensa la situación
estatal, la subjetividad mediática apela a problemática sin estado. Claro está que
otras fórmulas para interpelar al estado, no se trata del punto de partida sino de la
para recordarle sus incumplimientos, para disposición que resulta de estar, de habi-
volverlo responsable de sus funciones... tar, de transitar una situación en la que el
Como la subjetividad mediática estima estado deviene incapaz de cuidar. De
que la variante burocrática-institucional algún modo, la subjetividad que prospera
de interpelación está agotada o por lo tras el cierre de la escuela es una subjeti-
menos lentificada, ensaya la denuncia vidad que se entrega a pensar –por deses-
mediática. Para esto, llaman a Santo, el peración, por ingenuidad, por simplici-
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38 DOSSIER I: LA EDUCACIÓN Y EL CUIDADO DEL OTRO

dad; da lo mismo– la situación escolar a Notas:


partir de la misma situación, a partir de lo
que hay y no de lo que debería haber. Esta (1) Sobre este asunto, una considera-
subjetividad que piensa a partir de lo que ción. En tiempos de estado nación, el es-
hay alberga una pregunta imposible de al- tado ejerce el monopolio de los cuidados;
bergar por una subjetividad estatal: y si el entendidos éstos como producción y re-
estado no cuida a la escuela, ¿qué hace- producción material y simbólica de la
mos?3 Como efecto de albergar esa pre- subjetividad ciudadana. También por esos
gunta, hay posibilidad de subjetividad tiempos, el pensamiento crítico contrapo-
post-estatal. Es decir, hay una subjetivi- ne al modo dominante de cuidar otros
dad dispuesta a pensar y a pensarse sin la formas, otros arquetipos, otras pautas. En
meta-condición estado; por el otro lado, definitiva, políticas alternativas de pro-
justamente porque hay una subjetividad ducción y reproducción de subjetividad
que piensa sin estado se altera radical- ciudadana. Ahora bien, las políticas esta-
mente el estatuto de los cuidados, el tales de cuidado –tanto las dominantes
modo de practicar los cuidados. Si el es- como las alternativas– ya no son lo que
tado es el ente monopolizador de los cui- eran. Y no son lo que eran porque el esta-
dados, la noción de cuidado es una; si el do se desvaneció como el artefacto insti-
estado es un ente –entre otros– que ges- tucional capaz de monopolizar semejante
tiona los cuidados, se altera la misma tarea. En este sentido, lo que se desvane-
práctica de cuidado pero también la sub- ció es una dimensión constitutiva de la
jetividad que cuida. Dicho de otro modo, subjetividad estatal: el cuidado ya no es
el agotamiento del estado nación implica monopolio del estado. Ahora bien, ¿qué
el agotamiento del estado como pan-insti- significa esto? Significa que ya no es po-
tución donadora de cuidados. Si esto es sible suponer que el estado cuidará de
así, se arma un campo de pensamiento de- nosotros en cada una de las situaciones.
cisivo. Si ya no es posible suponer que el (2) Entre este debe y este puede, se
estado cuidará de nosotros en todas las juega buena parte de la vacilación progre-
circunstancias, entonces, será necesario sista en torno de los poderes estatales. El
hacerse responsable de esa tarea hasta estado debe limpiar la escuela, pero
ahora transferida o delegada ciegamente ¿puede? La primera impresión nos con-
al estado. ¿Qué implica esto? No implica duce, casi inmediatamente, a la falta de
pensar en contra del estado sino más allá, voluntad política. Pero esta respuesta ya
en asociación, a pesar de, en colaboración no conforma a nadie, no parece ser sola-
con otros no estatales... Como empeza- mente un problema de voluntades. Insiste
mos a percibir, el fin del monopolio de el problema: ¿este estado post-estatal
los cuidados estatales nos invita a ensayar puede limpiar los baños de la escuela? En
formas de cuidado otras. En definitiva, verdad, no sabemos. Sobre el deber del
este recorrido quiere ser parte de ese estado al respecto, ni me atrevo a formu-
banco de experiencias –en construcción– lar la pregunta.
que buscan habitar subjetivamente los (3) Cuando digo que se trata de una
tiempos post-estatales. pregunta difícil de albergar, no estoy di-
ciendo que usted o yo no nos hayamos
hecho esta pregunta. O inclusive, que no
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 39

sepamos la respuesta. Lo que estoy di-


ciendo es que esta experiencia hizo de esa
pregunta un destino, un destino común.
Esa pregunta se volvió la condición de la
experiencia. La asamblea paterna decide
que el estado no cuida la escuela. Y partir
de ahí, decide cuidar(se).

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DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN.
A PROPÓSITO DE EL MAESTRO IGNORANTE

Presentación

Jorge Larrosa y Walter O. Kohan

El lenguaje que conecta educación y polí- Este dossier no obedece a claves disci-
tica se nos ha hecho casi impronunciable. plinarias o temáticas. Tampoco está clara
No es que no haya palabras, sino que su ubicación teórica en alguna “corriente
poco tienen que ver con nosotros. Julio del pensamiento”. Y, desde luego, no es-
Cortázar, por ejemplo, lo decía así: tamos interesados en discutir cuestiones
“Digo: libertad, digo: democracia, y de ligadas a su “aplicación práctica”. Este
pronto siento que he dicho esas palabras dossier trata de algunas palabras, de los
sin haberme planteado una vez más su rastros y de las resonancias de algunas
sentido más hondo, su mensaje más palabras, de la fuerza vital de algunas pa-
agudo, y siento también que muchos de labras. Este dossier trata de las palabras
los que las escuchan las están recibiendo “libertad” e “igualdad” en tanto que esas
a su vez como algo que amenaza conver- palabras dicen, de cierta manera, lo peda-
tirse en un estereotipo, en un cliché sobre gógico y lo político. Este dossier intenta
el cual todo el mundo está de acuerdo resistir a la banalización y a la instrumen-
porque esa es la naturaleza misma del talización interesada de esas palabras,
cliché y del estereotipo: anteponer un volver a significarlas, hacerlas más hon-
lugar común a una vivencia, una conven- das, más afiladas, más vivas, menos in-
ción a una reflexión, una piedra opaca a ofensivas, menos asimilables, más difíci-
un pájaro vivo”. Las palabras-cliché, dice les de pronunciar. Este dossier pretende
Cortázar, son palabras gastadas por el pensar la libertad y la igualdad y, desde
uso, romas, sin filo; palabras que se pro- ahí, proponer un debate intempestivo
nuncian y se escuchan casi automática- sobre el modo como conectamos la edu-
mente, superficialmente, sin encarnación cación y la política.
singular en el cuerpo ni en el alma; pala- Y el pre-texto para eso es un libro.
bras muertas, solidificadas y opacas que Este año se presentó a los lectores hispa-
ya no son capaces de captar ni de expre- nohablantes: El maestro ignorante, de
sar vida; palabras comunes y homogéne- Jacques Rancière1, un libro que da a leer
as que ya no pueden incorporar un senti- en claves del presente a un excéntrico y
do plural. Por eso, quizá, nos pasa lo que poco conocido pedagogo francés de la
a Peter Handke: “... quería escribir de época de la Revolución: Joseph Jacotot.
manera política y las palabras me falta- Y lo que nosotros presentamos aquí, en
ban. Había palabras, claro, pero no tení- este dossier, no es nada más que una serie
an que ver conmigo”. de lecturas que, desde distintas perspecti-
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42 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

vas, varios pedagogos han hecho de ese tamos siendo, quien sabe, podremos vol-
libro. Por una parte, este dossier es un ho- ver a hablar el lenguaje de otra educación
menaje a ese libro. Por otra parte, es un y otra política.
conjunto de pensamientos apasionados Gadamer decía que llevarse una pala-
sobre algunos de sus temas. Pero, funda- bra a la boca no es utilizar una herra-
mentalmente, es el lugar en el que una mienta, sino “situarse en una dirección
serie de personas tratan de pensar la rela- de pensamiento que viene de lejos y nos
ción entre educación y política en lo que desborda”. Pronunciar una palabra es si-
respecta a la igualdad y a la libertad. tuarse en los rastros que trae y en los ca-
Ciertamente, Jacotot no será una tabla minos que abre. En la intersección entre
de salvación para los problemas “cróni- educación y política, las palabras “igual-
cos” de nuestros sistemas educacionales. dad” y “libertad” vienen de lejos. Están
No ofrecerá un método para estructurar tan trivializadas entre nosotros que, cuan-
ningún programa eficaz de formación del do se las dice, casi todos están de acuer-
profesorado. No permitirá formar cuadros do. ¿Será que podemos seguir llevándo-
ni ejércitos de instructores. Siquiera noslas a la boca? ¿será que seremos capa-
podrá formar un solo instructor. Segura- ces de lanzarlas hacia el porvenir? ¿y de
mente será de poca utilidad pragmática. situarnos con ellas en una dirección en la
Más aún, no podrá servir demasiado a que aún puedan ser el lugar del desacuer-
nadie que quiera hacer algo con otro, con do? ¿será que podremos arrancarlas del
los otros, con cualquiera que no sea con- cliché? ¿Será que nos permitirán escribir
sigo mismo. En cambio, si educar tiene (pensar, educar), de una manera política
algo que ver con pensar con otros y pen- que tenga que ver con nosotros, con nues-
sarnos a nosotros mismos, quién sabe... tros otros nos?
Precisamente sobre la relación con uno
mismo, Foucault pensaba que no es nece- Notas:
sario saber con exactitud quien se es. Y
agregaba: “lo que hace al interés princi- (1) De esta edición están tomadas
pal de la vida y del trabajo es que te per- todas las citas en los textos que compo-
miten devenir alguien diferente del que nen este dossier: RANCIÈRE, Jacques
eras en el inicio.” (2003) El maestro ignorante. Traducción
Tal vez encontremos sentido en parar de Núria Estrach. Laertes: Barcelona.
para pensar en este interés principal de la
vida y del trabajo... devenir alguien dife-
rente. Quizás merezca la pena percibir un
Jacotot que nos ayude a encontrarnos con
la ausencia de nuestro pensamiento. Un
Jacotot que nos ayude a pensar que de
tanto quedarnos sin palabras, de tanto
casi no poder hablar, de tanto vacío en
nuestras palabras, de tan analfabetos que
estamos de libertad, de igualdad y de pen-
samiento, nos hemos quedado sin poder
ser de otro modo. Y, en ese vacío que es-
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La actualidad de El maestro ignorante.
Entrevista con Jacques Rancière
Patrice Vermeren
Laurence Cornu
Andrea Benvenuto
Traducción: Lucia Elena Estrada Mesa
Directora del Centro de Idiomas de la
Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín

El 24 de enero de 2003, Patrice Vermeren (L’empire du sociologue, [1984, El impe-


tuvo la amabilidad de organizar para este rio del sociólogo]). Nuestras primeras
dossier, un encuentro-entrevista con Jac- preguntas son a la vez: ¿cuál es el con-
ques Rancière, en torno de “El maestro ig- texto? ¿Cómo interviene este texto en
norante”. Participaron además de dicho dicho contexto? ¿Cómo “encontró” usted
encuentro Laurence Cornu y Andrea Ben- a Jacotot, y cómo discernir aquello que es
venuto. de Jacotot y aquello que es de Rancière?

Pregunta: El nombre de Joseph Jacotot Jacques Rancière: El punto de partida es


es evocado en La nuit des prolétaires el descubrimiento “individual” de la figu-
[1981, La noche de los proletarios] y ra de Jacotot cuando yo escribía La nuit
luego con ocasión de un coloquio público des prolétaires. Los textos que leía habla-
organizado en el Creusot, los días 6 y 7 ban de ese niño obrero cuyos padres lo
octubre de 1984, por el Colegio Interna- habían conducido por esta o aquella
cional de Filosofía, cuyas memorias fue- forma de aprendizaje intelectual, que el
ron publicadas después bajo el título de mismo había inspirado, a través de las
Les sauvages dans la cité: autoemancipa- cuales había encaminado la práctica de
tion du peuple et instruction des prolétai- dicha emancipación intelectual que yo
res au XIXième siècle [1985, Los salvajes analizaba entonces, como momento esen-
en la Ciudad: autoemancipación del pue- cial de la emancipación social. En esto
blo e instrucción de los proletarios en el ocurre la llegada de los socialistas al
siglo XIX]. Jacotot se convierte en el per- poder en Francia, y con ella una querella
sonaje filosófico central de Le maître ig- en torno a la escuela, que oponía la con-
norant [1987, El maestro ignorante], sub- cepción del sociologismo progresista,
titulado: Cinq leçons sur l’émancipation inspirada en Bourdieu, que privilegiaba
intellectuelle, [Cinco lecciones sobre la las formas de adaptación del saber para
emancipación intelectual]. Anteriormente las poblaciones desfavorecidas, al llama-
había sido presentado en Le philosophe et do pensamiento republicano de la difu-
ses pauvres [1983, El filósofo y sus po- sión indiferenciada del saber como medio
bres] y el número especial de la revista para la igualdad.
Les Révoltes logiques [Las Revoluciones Ahora bien, las dos posiciones estaban
lógicas] que se había asignado como tema de acuerdo sobre un punto fundamental,
central la sociología de Pierre Bourdieu aquel que define en general la ideología
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44 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

progresista: en ambos casos, el saber pasa necesario, a la vez, insertar el debate con-
como medio para la igualdad, directa- temporáneo en una alternativa más anti-
mente en el caso de los republicanos; por gua sobre la pregunta por la igualdad; en
el sesgo del saber de las desigualdades consecuencia, suprimir la diferencia, y
transmitidas por el saber, en el caso del hacer actuar, con respecto de esta actuali-
sociólogo. En definitiva, el saber es siem- dad, la extrañeza radical de la posición
pre el medio de la igualdad. El mismo teórica de Jacotot, su desactualización
modelo sostenía las dos posiciones. El con respecto a su propio tiempo, aquél de
pensamiento de la emancipación intelec- los comienzos de la gran cruzada por “la
tual era justamente el cuestionamiento de instrucción del pueblo” a la cual opuso la
ese modelo común. Ningún saber tiene en emancipación intelectual.
sí mismo la igualdad como efecto. La
igualdad, en sí misma, no es un efecto Pregunta: Uno de los posibles interro-
producido o un fin a alcanzar, sino una gantes sería el de la relación que ese mé-
presuposición que se opone a otra. Detrás todo mantendría con la mayéutica socrá-
de la lucha de los republicanos y de los tica, reactualizada en algunos momentos
sociólogos, hay una oposición entre aque- en el siglo XIX como paradigma de otra
llos que toman la igualdad como punto de pedagogía destinada a las clases pobres,
partida, un principio para actualizar, y diferente de aquélla puesta en marcha por
aquellos que la toman como un objetivo a la institución escolar; otra pregunta que
alcanzar mediante la transmisión de un se plantea es la del filosofema de la igual-
saber. Por lo dicho, era claro, en esa dad de la luz natural en Descartes con res-
época, ver como Jacotot “arrasaba” con pecto a la igualdad de las inteligencias en
las tesis sociológicas; era menos claro ver Jacotot.
cómo él se separaba tan radicalmente de
los republicanos en la concepción de la Jacques Rancière: La figura socrática es,
igualdad. evidentemente, una figura central, porque
Sobre la proximidad de mis tesis con Jacotot la toma como la figura que tradi-
respecto a las de Jacotot: es claro que cionalmente representa al docente eman-
todo mi trabajo teórico ha intentado ha- cipador frente al docente autoritario: Só-
blar a través de las palabras de otros, re- crates, que sale a la calle, hace hablar al
haciendo las frases y volviéndolas a interlocutor y deduce la verdad que ense-
poner en escena. Entonces, el interés de ña de la progresión misma del discurso
este libro está en un cierto arte, en el re- que se expresa frente a él. Ahora bien,
hacer las frases que hacen que yo haya todo el trabajo de pensamiento de Jacotot
proyectado, en el debate intelectual de consiste en mostrar que la figura de Só-
Francia de la década del ochenta, todo un crates no es aquella del emancipador, sino
léxico y una retórica completamente “fe- la del embrutecedor por excelencia, que
chadas” y que a la inversa las haya toma- organiza una puesta en escena en la cual
do prestadas a Jacotot, como si ellas fue- el alumno debe ser confrontado a las la-
ran el fundamento de su reflexión, razo- gunas y aporías de su propio discurso. Ja-
nes que sustentaban el análisis de la si- cotot muestra incluso que éste es el méto-
tuación del pensamiento de la igualdad en do más embrutecedor, si se entiende por
la Francia de la década del ochenta. Era embrutecedor el método que hace apare-
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 45

cer en el pensamiento de aquel que habla, ¿Qué es un maestro ignorante? Es un


el sentimiento de su propia incapacidad. maestro que no transmite su saber y que
El embrutecimiento es, en el fondo, lo tampoco es el guía que conduce al alum-
propio del método, que hace hablar a al- no por el camino; quien es puramente la
guien para hacerle concluir que aquello voluntad, quien dice a la voluntad que
que él dice es inconsistente y que él jamás está a punto de encontrar su camino y por
habría sabido que aquello que tenía en la ello de ejercer por sí misma su inteligen-
cabeza era inconsistente, si alguien no le cia para hallar dicho camino.
hubiera señalado el camino para demos- He aquí el primer aspecto, el antiso-
trarse, a sí mismo, su propia insuficiencia. cratismo de Jacotot al interior del método
El método socrático sigue siendo el emancipatorio de la emancipación inte-
modelo de la pedagogía liberal, si no li- lectual. El segundo aspecto, cartesiano, es
bertaria, más o menos en todas partes en quizás menos importante. La relación de
nuestras escuelas, y con respecto a esto, Jacotot con Sócrates, incluso si Jacotot no
es fundamental que Jacotot haya inverti- es un especialista en filosofía helénica, es
do la cuestión. Esto lo hizo demostrando una relación teóricamente consistente.
que el punto crucial de lo que se llama Con respecto a Descartes, la relación es
opresión no es la sujeción de una volun- diferente. Jacotot es un hombre del siglo
tad a otra y que el problema no es justa- XVIII, de un cierto siglo XVIII, que ha
mente el de desafiar toda referencia a la incorporado positivamente el pensamien-
autoridad, para tener sólo una relación de to de Descartes (el sentido común que es
inteligencia a inteligencia, ya que, cuando “la cosa del mundo mejor repartida”).
existe sólo una relación de inteligencia a Ahora bien, sabemos cómo al comienzo
inteligencia, se demuestra mejor la des- del Discurso del método de Descartes, la
igualdad de las inteligencias, la necesidad afirmación es una afirmación “doble”:
de que una inteligencia sea guiada por Descartes defiende la tesis del sentido
otra inteligencia. Cualquier interrogante común “universalmente compartido”, y al
político sobre la transmisión del saber en mismo tiempo, el contexto es un contexto
Jacotot, puede ser pensado como una crí- irónico, practicando un sarcasmo un poco
tica radical de la famosa escena del escla- socrático. Así, Jacotot procede un poco
vo del Menón, que, según se dice, descu- como Poulain de la Barre en cuanto a la
bre por sí mismo las verdades de la geo- cuestión de la inteligencia de las mujeres:
metría: lo que el esclavo del Menón des- rescata del enunciado general cartesiano
cubre es simplemente su incapacidad para esta igualdad de la luz natural, y toma de
descubrir algo, si no es guiado por el buen allí la inversión del “pienso luego existo”
maestro hacia el buen camino. convirtiéndolo en “Soy hombre, luego
La emancipación de los individuos pienso”. Evidentemente la palabra hom-
debe, entonces, ser pensada en un esque- bre, el rasgo de igualdad entre ser y pen-
ma inverso, en el cual la voluntad no sea samiento, no está en la fórmula cartesia-
dejada de lado para poner en escena la re- na. La instancia de igualdad que Jacotot
lación “pura” de las inteligencias, sino, extrae de la fórmula cartesiana sólo es po-
por el contrario, que la voluntad aparezca sible por un redoblamiento del sujeto del
como tal, que se declare como tal, es cogito en sujeto humano. Jacotot extrae
decir, que se declare como ignorante. una idea fundamental del sentido común
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46 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

cartesiano: no hay muchas formas de ser pone, precisamente, rechazar en el fondo


inteligente, no hay dos formas de inteli- todo el pensamiento del método en Des-
gencia compartidas; entonces, no hay dos cartes.
formas de humanidad compartidas. La
igualdad de las inteligencias es, ante todo, Pregunta: Parece que hay algo paradóji-
igualdad en sí de la inteligencia en todas co, pero que también desarrolla la poten-
sus operaciones. cia de la paradoja sobre la cuestión de la
Este cartesianismo es evidentemente inteligencia. Por un lado, hay una crítica
ambiguo, puesto que Jacotot se sirve de de un cierto número de teorías de la inte-
Descartes para rechazar la idea de que ha- ligencia; pero no es justamente una cues-
bría una inteligencia metódica que se tión de hecho, es una cuestión de deci-
opone a la inteligencia “anárquica” que sión: esto que hace Jacotot no es afirmar
va al azar, para suprimir la oposición que como una tesis teórica que las inteligen-
hace Descartes entre las razones y las cias son iguales. Él lo decide como una
“historias”. Su cartesianismo es extraor- hipótesis de efecto práctico. Se puede se-
dinariamente selectivo. Es un cartesianis- ñalar con frecuencia la palabra “creen-
mo sin tabla rasa. Tiene un origen absolu- cia”. De ahí la siguiente pregunta: ¿Será
to: es necesario partir de una decisión, que no hay, en esta hipótesis operatoria de
pero no hay tabla rasa, en el sentido de la igualdad de la inteligencia, algo de la
una ruptura con el funcionamiento nor- autoverificación: esto se auto verificaría
mal de las inteligencias, para plantear un porque se lo ha decidido?
punto de partida absoluto. El punto de
partida intelectual es un punto cualquiera Jacques Rancière: Es claro que ninguna
(hay que “partir de alguna cosa y relacio- teoría de la inteligencia verificará jamás
nar con ella todo el resto”). Ahora bien, la tesis de Jacotot. Dicho de otra manera,
todos los métodos a los cuales se opone no hay consistencia teórica autoverificada
Jacotot son métodos que se pretenden del pensamiento de Jacotot. Cuando Jaco-
cartesianos, que van en una progresión de tot arrasa con toda la frenología –las pro-
lo simple a lo complejo, de la ruptura con tuberancias de Gall y compañía–, no des-
el mundo de las opiniones, de la oposi- plaza solamente la fisiología más o
ción entre inteligencia metódica e inteli- menos problemática de su tiempo, sino,
gencia que cuenta historias, que va a la en el fondo, cualquier justificación de
aventura y así sucesivamente. igualdad o desigualdad intelectual basada
La aventura cartesiana está en cierto en el funcionamiento del cerebro. La
sentido radicalizada, ya que la decisión se prueba de la igualdad es una prueba prác-
toma al interior de un universo intelectual tica, en acto. Con seguridad, se puede
que es un universo sin jerarquía, en el decir que su teoría es una negociación te-
cual no hay oposición de principio entre órica un poco complicada, que oscila
el hecho de comprender y el hecho de entre dos cosas: el pensamiento de los
adivinar. La operación de la inteligencia elementos simples de la ideología, y el
es siempre una operación que consiste en contra-pensamiento del movimiento del
adivinar lo que el otro quiso decir. El car- espíritu que se elabora a comienzos del
tesianismo de Jacotot es un cartesianismo siglo XIX. El camino analítico de los sig-
de la decisión de igualdad, pero que su- nos se remite a una especie de potencia
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 47

interior difícil de verificar, un poco obs- ne, al padecer la ley de su superior, se


cura, que es la de la voluntad. Puede ser puede hacer servir en el sentido de su pro-
interesante, a título histórico, demostrar pio desarrollo; el inferior puede emplear-
este montaje. Pero la hipótesis de la igual- lo en su autoafirmación; y en consecuen-
dad de las inteligencias no es una hipóte- cia, la hipótesis igualitaria tiene toda su
sis basada en una teoría del conocimien- potencia en aquello que ella permite ope-
to. Es una presuposición –en el sentido de rar. Éste es el segundo nivel de funciona-
un axioma–, es algo que debe ser presu- miento de la presuposición. Hay que si-
puesto para poder ser verificado. Hay dos tuar al supuesto ignorante en una situa-
niveles de presuposición: hay un nivel de ción en la cual la igualdad pueda ser ma-
implicación lógica: podemos decir que de ximizada, donde pueda ser tomada como
todas formas la hipótesis de la igualdad es punto de partida que produzca su propio
necesaria para hacer funcionar la des- efecto, ya que la cuestión es saber de
igualdad misma. Cuando el maestro que dónde se parte: de la igualdad o de la des-
sabe se dirige a sus alumnos que no saben igualdad. Normalmente, la relación peda-
para transmitirles el saber, hay allí su- gógica parte de una hipótesis de desigual-
puesto un mínimo de igualdad, a saber, dad, incluso si es para “desembocar” en la
una comprensión del lenguaje por el cual igualdad.
el maestro va a dirigirse al alumno para Ahora bien, la relación emancipadora
explicarle la desigualdad que hay entre demanda que la igualdad sea tomada
ellos. Una orden nunca será ejecutada si como punto de partida. Demanda que se
el inferior que la recibe no comprende la parta, no de aquello que el “ignorante” ig-
orden y el hecho de que es necesario obe- nora, sino de aquello que sabe. El igno-
decerla. Entonces, hay de todas maneras rante siempre sabe algo y siempre puede
un nivel de igualdad irreductible que es relacionar lo que ignora con lo que ya
necesario suponer para el funcionamiento sabe. Esto comienza con la barrera apa-
mismo de la desigualdad. Por consiguien- rentemente más infranqueable: la de la
te, existe este primer nivel de verifica- lectura. ¿Cómo penetrar un mundo de
ción, todo el mundo verifica constante- signos que nos es opaco? El método de
mente que hay igualdad. Jacotot consiste en la afirmación de que
Pero esa igualdad generalmente fun- hay siempre un lugar de paso; que el ig-
damental sólo sirve a su propia desapari- norante posee, en su conocimiento oral
ción. Ustedes conocen la frase de Aristó- del lenguaje, los medios para establecer
teles sobre el esclavo que dice que “el es- la unión con los signos escritos que igno-
clavo comprende el lenguaje, pero no lo ra. El ignorante siempre sabe una plega-
posee”, es decir, él puede obedecer a las ria; en consecuencia, si le pedimos a al-
órdenes, pero no más. Ahora bien, trans- guien que sabe escribir que la escriba,
formar esta comprensión en posesión es aquél sabrá que la primera palabra del
precisamente la operación propia de Jaco- Padre nuestro es “Padre”, tanto en el
tot. Mientras que, habitualmente, el míni- papel como en su cabeza, y entonces
mo de igualdad sirve para la comprensión podrá establecer una primera relación. En
y, en el fondo, para el funcionamiento de un calendario, sabe cuál es la fecha de su
las desigualdades, Jacotot plantea que ese aniversario, y si se le muestra el calenda-
mínimo de igualdad que el inferior dispo- rio, podrá establecer ese mínimo que lo
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48 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

va a guiar hacia un saber lingüístico mí- teligencias. Cuando pensamos en transfe-


nimo: cómo se escribe su propio nombre rencia, pensamos en el psicoanálisis, en
y así sucesivamente. Es la cosa funda- el “sujeto supuesto saber”, o que se supo-
mental, es decir, que la igualdad nunca ne ignorante. Ahora bien, es claro que
puede verificarse; pero, al mismo tiempo, aquello que constituye el punto común
diría que sólo hay verificación de la entre un cierto tipo de psicoanálisis y el
igualdad. Sólo esta verificación tiene maestro jacotista es que el maestro jaco-
efecto intelectual. tista pueda tomar la posición de aquel que
no sabe. ¿Qué es el maestro ignorante?
Pregunta: La voluntad sería de alguna Es un maestro que empíricamente se reti-
manera la garantía de dicha verificación ra del juego y dice a aquel que es candi-
de la igualdad, la decisión de llevar esta dato a la emancipación: es tu asunto, he
hipótesis de la igualdad de las inteligen- aquí el libro, he aquí la plegaria, he aquí
cias hasta el extremo, lo cual nos remite el calendario, he aquí lo que vas a hacer,
al “maestro intratable”, quién no dejará mira los dibujos sobre esta página, dime
de pedir esta verificación, a fin de que el qué reconoces allí y así sucesivamente.
alumno la compruebe por sí mismo. Te- Naturalmente, esta posición del ignorante
nemos la impresión de que esto no pro- está sobre estimada cuando el maestro ig-
viene tampoco de un voluntarismo, sino nora realmente aquello que el alumno
de algo así como un proceso que se da tiene que aprender. Es la experiencia de
entre el maestro y el alumno, algo que va Jacotot como profesor de holandés o de
a comunicarse de dicha determinación. pintura. Pero, ignorante quiere decir, fun-
¿Sería un contrasentido –o es un medio damentalmente, ignorante de la desigual-
de reunir esta fuerza un poco obscura que dad. El maestro ignorante es el maestro
es la voluntad– hablar aquí de fenómenos que no quiere saber nada de las razones
de transferencia: que una inteligencia se de la desigualdad. Cualquier experiencia
despierte, algo que se “transfiera” del pedagógica normal está estructurada por
maestro al alumno con la convicción de razones de desigualdad. Ahora bien, el
que el alumno es capaz? Sería una trans- maestro ignorante es aquel que es igno-
ferencia no hacia un sujeto supuesto rante de ello y que comunica dicha igno-
saber, que sería el maestro, sino una rancia, es decir, comunica esta voluntad
transferencia hacia el sujeto capaz de de no saber nada de eso.
saber que sería el alumno... En este sentido, el maestro ignorante
hace efectivamente algo que es del orden
Jacques Rancière: Es claro que a partir de lo irracional de la situación analítica.
del momento en el cual aquello que se Se necesita que algo sea transmitido, y
transmite no es la inteligencia, esto es un ese algo que es transmitido no es la vo-
verdadero problema. Es necesario que luntad en el sentido de la orden del otro
algo se transmita. ¿Qué significa el hecho interiorizada, es la voluntad en el sentido
de “transmitir una voluntad”? Transmitir de la opinión del otro, la opinión materia-
una voluntad es algo así como transmitir lizada en un dispositivo y asumida por su
una opinión. La voluntad puede transmi- propia cuenta. Es necesario que yo decida
tirse también como opinión: la opinión de que las inteligencias son iguales. Ahora
la igualdad o de la desigualdad de las in- bien, efectivamente, decidirlo no es sim-
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 49

plemente una operación intelectual, es por ello un universo de tinieblas ocultas:


también una operación de la voluntad, en ella es, simplemente, una primera reali-
el sentido de que es una operación que re- dad que no se puede analizar. Pero esta
estructura las relaciones entre los hom- imposibilidad de análisis puede, al mismo
bres. Es toda la lógica de la cosa. Decidir tiempo, expresarse claramente: “¿Quieres
que puedo leer estos mapas, que voy a la igualdad o quieres la desigualdad?
trazar mi camino en esos mapas que no ¿Quieres consagrar tu inteligencia a pro-
conozco, es decidir también la igualdad barte que eres incapaz o a probarte que
en general para los otros. Es salir de un eres capaz?”. Seguramente, sobre este
funcionamiento social que está siempre punto, el psicoanalista tendrá mucho que
basado en la compensación de las des- decir sobre las razones que impulsan a tal
igualdades. ¿En el fondo, qué es lo que o cual individuo a pasar por la puerta del
esto quiere decir? Quiere decir que, fun- emancipador, como otros más tarde pasa-
damentalmente, la lógica ordinaria del ig- rán por la puerta del psicoanalista. Pero
norante es una lógica en la cual aplicamos estas razones no interesan a Jacotot: él no
su inteligencia para mantener las razones piensa nada a este respecto.
de la desigualdad. Yo no “puedo”, quiere
decir que empleo mi inteligencia para Pregunta: ¿Esta transferencia de volun-
probarme que no puedo. De esta manera, tad –usted emplea también el término
la empleo para probarme que los otros no creencia–impediría que se engendre la
pueden y así sucesivamente. Ahora bien, desigualdad, lo cual sería el caso si hu-
esto es, en el fondo, la transferencia de biese interiorización de la orden de otro?
voluntad, y evidentemente lo importante
es que exista este dispositivo material, Jacques Rancière: Pienso que la situa-
eventualmente resumido en el libro ofre- ción es construir, de manera que, aquello
cido al alumno, que encarne esta transfe- que la voluntad me pida, sea precisamen-
rencia de voluntad. te deshacerme de la opinión de la des-
igualdad. Una vez más, se puede –creo–
Pregunta: ¿En la relación entre volunta- traducir una voluntad en creencia, tradu-
des, no habría algo que se pudiera aproxi- cir voluntad en desigualdad. La voluntad
mar desde el psicoanálisis, a una transfe- del maestro tal como Jacotot la describe
rencia? ¿El despertar de esta libertad no es una voluntad que debe efectuarse com-
sería el despertar de un deseo? pletamente en la decisión del incapaz que
decide que es capaz.
Jacques Rancière: La palabra deseo está
ausente en los textos de Jacotot: en un Pregunta: He aquí una evocación del
sentido, no hay un pensamiento más ale- contexto, y una cita relevante:
jado del psicoanálisis que el suyo. Todo
su pensamiento está formado en un uni- Me has enseñado la lengua y la aprovecho;
verso racionalista del siglo XVIII, que él Sé maldecir: ¡Que la peste roja te pudra
desvía a su manera. Ciertamente, se refie- Por haberme enseñado tu lengua!
re a este pensamiento nuevo de la volun-
(Calibán a Próspero, en La Tempestad,
tad oscura que se aparta de la transparen-
Shakespeare).
cia de Condillac. Pero la voluntad no es
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50 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

“En América Latina, la cohabitación ¿El hecho de reconocerse de naturale-


de culturas originarias de África, Europa za diferente y no querer entrar en el “país
y del mismo continente americano antes del saber” dejaría a los mbyá por fuera de
de la colonización, alimenta un debate en cualquier posibilidad de emancipación?
torno a la cuestión de: ¿Cómo conciliar
universalidad y diversidad cultural? Jacques Rancière: Ante todo, hay que
Desde el punto de vista de los indígenas, pensar que el maestro emancipador no es
el “choque de culturas” significa la extin- un colonizador cultural. Voy a dejar de
ción, la muerte, el etnocidio y es por esta lado, por el momento, la cuestión general
razón que “reafirmar el sentido propio de la diversidad cultural. Pero la emanci-
[de sus culturas] implica hallar un senti- pación intelectual, tal como la formula
do en la diversidad”, condición misma de Jacotot, es un pensamiento que nace en el
su existencia. La integración implicaría la momento en el cual se desarrollan los
desintegración y la muerte de su propia grandes programas de aquello que se
cultura” (Mauricio Langón, 1993). puede llamar la colonización cultural in-
terior. Es el momento en el cual las élites
En este contexto, he aquí una nueva dirigentes piensan que hay que educar un
pregunta: si la emancipación es la toma poco a los bárbaros que están a sus puer-
de conciencia de una igualdad de natura- tas, en sus calles, sus suburbios o sus
leza, que autoriza a su vez el viaje al “país campos. Es necesario hacer entrar a los
del saber”, ¿cómo traduciría usted en esta bárbaros, a los autóctonos, a las poblacio-
perspectiva las palabras de Andrés, un nes encerradas en su universo cultural, en
indio guaraní (que habita en Uruguay): la región de algún saber, de una cultura
común. Ahora bien, es claro que el punto
“En tiempos lejanos, había personas de vista de la emancipación es completa-
muy malas. Porque nosotros los mbyá te- mente ajeno y opuesto a esta forma de co-
níamos una lengua diferente a la de los lonialismo cultural, ya sea que dicho co-
chiripá. Y creemos que hay numerosos lonialismo se refiera a las poblaciones de
dioses porque hay numerosas lenguas. Si los suburbios de París o de los campos de
sólo había un dios, como ellos creen, no Bretaña..., o que se refiera a las poblacio-
seríamos diferentes, no tendríamos dioses nes lejanas y llamadas primitivas.
diferentes. No hay sólo un dios, hay mu- El principio es el mismo: el emancipa-
chos.” (M. Quintela, 1992) dor no es un instructor de colectividades.
Sólo se dirige a aquel que se dirige a él.
¿Y que pensar de la palabra de Vicente: Él está frente a alguien que desea entrar al
país del saber y le pregunta: “¿qué quiere
“Los mbyá necesitan de vivir en el decir entrar en el país del saber, qué bus-
bosque y los blancos en las ciudades. cas exactamente, qué quieres exactamen-
Porque Ñandurú creó a los mbyá del te? ¿Lo que tu buscas en el país del saber
árbol y a los blancos del papel. Por esto es la confirmación de tu ignorancia, de la
los primeros necesitan bosques y los se- incapacidad común, o es la ampliación de
gundos escribir. Los mbyá no necesitan tu propia capacidad?”.
escribir porque tienen una cabeza” [Una Seguramente, esto supone un pensa-
buena memoria] (M. Langón, 1993) miento de tipo universalista, un pensa-
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 51

miento que interrogue el doble juego in- élites y el saber popular, el saber propio a
herente a la afirmación de la singularidad cada comunidad, etc.). El pensamiento
de las culturas. El pensamiento de la sin- emancipador considera que la inteligen-
gularidad de las culturas es siempre tam- cia misma está activa en todas partes,
bién un pensamiento que dice que, de pero rechaza esta visión de “cada uno
todas maneras, aquel que es de árbol para sí con su propia inteligencia”, en la
nunca será de papel. La historia de la co- cual cada uno tendría su parte: unos ten-
lonización se ha basado en esta especie de drían el árbol, otros tendrían el papel,
duplicidad lógica permanente. La coloni- unos tendrían el particularismo cultural,
zación –pienso en la colonización france- otros el universalismo de la ley, etc. La
sa– ha estado siempre basada en una emancipación supone un funcionamiento
doble idea: hay que integrar a los indíge- igual y, por consiguiente, universal de la
nas, hacer que se beneficien de la cultura, inteligencia. Ella rechaza, en el fondo, las
del universalismo de los saberes, pero lógicas de las reparticiones. Pero rechaza,
también, y éste era el argumento para li- del mismo modo, claro está, la idea de
mitar la instrucción y para opacar la que habría una cultura específica de lo
emancipación: ¡Cuidado! Hay que respe- universal que habría que oponer a las cul-
tar la cultura de los indígenas que no les turas particulares.
permite acceder a la universalidad a la
cual nosotros hemos accedido. Era una Pregunta: El problema es que el alumno
lógica bastante perversa la que decía que, que va a ser emancipado tiene una rela-
por ejemplo, los argelinos no podían ser ción con un maestro...
realmente ciudadanos franceses, sino so-
lamente sujetos franceses, porque su cul- Jacques Rancière: El pensamiento de la
tura jurídica propia, basada en el Corán, emancipación supone que las personas
impedía que fuesen efectivamente alinea- tengan ganas de franquear la barrera.
dos sobre las normas de un derecho uni- ¿Cuál es esta barrera que ellos desean
versal. Hay que apreciar bien que los ar- franquear? No lo saben muy bien. En
gumentos multiculturales fueron argu- efecto, el pensamiento de la emancipa-
mentos que ya han sido utilizados, y usa- ción significa preguntarle, a aquel que
dos de manera ambigua en la época de la quiere franquear la barrera, en cuál conti-
colonización. nente quiere entrar una vez franqueada la
Yo diría, entonces, que el pensamiento barrera, lo que también quiere decir: ¿qué
de la emancipación intelectual no da una significa la barrera? La frontera puede ser
respuesta simple a esta cuestión. La res- pensada de diferentes maneras. Se puede
puesta es siempre singular: aquel que está pensar que existe el mundo de aquellos
contento donde está, no irá a ver al maes- que saben y el mundo de aquellos que ig-
tro emancipador, sino solamente aquel noran, el mundo de lo universal y el
que piensa que hay una igualdad funda- mundo de lo particular. Según esto, el
mental y que quiere entrar no sólo al país maestro emancipador no tiene nada que
del saber, sino también al país de la igual- hacer. Para él, sólo hay una barrera im-
dad. Hay una idea de la igualdad que la ve portante: la barrera entre desigualdad e
ya realizada bajo la forma de una distri- igualdad. El problema del maestro eman-
bución (el árbol y el papel, el saber de las cipador es, por consiguiente: ¿cómo
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hacer para que aquel que está al frente Jacques Rancière: La lógica de la eman-
franquee la única barrera que cuenta, no cipación sólo trata, en definitiva, de las
entre las culturas, entre lo universal y lo relaciones individuales. Ella no puede de-
particular, entre la ignorancia y el saber, finir una política colectiva frente a una si-
sino la barrera entre aquellos que tienen tuación de superioridad técnica aplastan-
la opinión de la igualdad y aquellos que te. Esto no es un sistema escolar o una
tienen la opinión de la desigualdad? El empresa cultural. Puede siempre probar a
emancipador no es alguien que va a ver a aquel que quiere abolir su dependencia
las personas para emanciparlas. La eman- con respecto a una dominación técnica
cipación supone siempre un proceso por que puede hacerlo. Esta idea puede ex-
el cual alguien desea pasar, y por consi- pandirse, inscribirse en procedimientos
guiente, la cuestión es saber qué quiere colectivos. Pero ella no trata de relacio-
decir pasar. Esto supone, efectivamente, nes de potencia a potencia, de colectivo a
que el emancipador tome la posición de colectivo. No define “revolución cultu-
cierta universalidad: la universalidad de ral” capaz de subvertir una relación de
la igualdad. Ésta rechaza un argumento dominación técnica.
como: “no se necesita papel porque se
tiene la memoria”. Esto es lo que Jacotot Pregunta: Estamos en una lógica indivi-
llamaría, o más bien lo que yo he llamado dual. ¿Cómo se puede pensar la igualdad
en su nombre, la lógica de los inferiores- de la inteligencia en las relaciones socia-
superiores. Pues, es claro que la respues- les? Por ejemplo: quiero emanciparme,
ta “ustedes tienen la escritura, nosotros pero no puedo hacerlo si no es dentro de
tenemos la memoria en la cabeza”, supo- las relaciones sociales; no puedo emanci-
ne que la cabeza de los negros está mejor parme solo, aun en el pensamiento...
hecha que la cabeza de los blancos, que
necesitan la escritura. El pensamiento de Jacques Rancière: El argumento de Ja-
la emancipación rechaza esta concepción cotot es que uno siempre puede emanci-
de la diversidad cultural como repartición parse solo, y que justamente, sólo se
de las superioridades. Tal distribución, emancipa por sí mismo.
que se supone igualitaria de las culturas,
remite siempre, en última instancia, a la Pregunta: Pero uno siempre se emancipa
idea de que cada una de las culturas así con respecto a otra persona; aun en la re-
distribuidas es superior a las otras. lación del alumno y del maestro ignoran-
te hay una relación “social”.
Pregunta: ¿La hipótesis de la igualdad
entre los individuos que puede autoverifi- Jacques Rancière: Todo depende de lo
carse, haría algo frente a la desproporción que se denomina por social. Diciendo in-
de capacidades técnicas de las culturas? dividual, pensaba en la relación de un in-
¿Cómo puede situarse esta opción indivi- dividuo con otro individuo. A la relación
dual, en la medida en que el argumento que entre el ignorante y el maestro emancipa-
está allí y que consiste en decir “ustedes dor la llamo una relación individual.
son más fuertes”, no es un “ustedes” como Claro está, es todavía una relación social,
individuos, sino que hay una civilización pero es una relación que interrumpe algu-
que es devastadora con relación a otra? na forma de lógica social, alguna forma
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 53

de aplicación del funcionamiento de las actualizaciones colectivas de la desigual-


inteligencias. Normalmente, las inteli- dad; pero no hay transformación de la
gencias se dedican a probarse a sí mismas igualdad intelectual en igualdad social.
su inferioridad y su superioridad. Hay un
cierto tipo de relaciones, que llamo indi- Pregunta: ¿En cuáles aspectos podría-
viduales, que conciernen a todos los indi- mos relacionar a Paulo Freire y a Joseph
viduos, y que instauran una relación igua- Jacotot? (éste es uno de los interrogantes
litaria. Eso quiere decir, efectivamente, planteados en los trabajos de Lidia Mer-
que allí hay una mediación. La lógica de cedes Rodríguez, en Argentina).
Jacotot plantea que debe haber una me-
diación, una voluntad, por la cual se inte- Jacques Rancière: Cuando pienso en
rrumpe la manera como las lógicas socia- Paulo Freire, lo pienso ante todo en su
les se transforman, perpetuamente, en ló- distancia, con respecto al lema de Comte
gicas individuales. Las lógicas individua- que está sobre la bandera brasilera:
les, en el sentido de lógicas de los indivi- “ordem e progresso”. Es como una trans-
duos, normalmente reproducen al infinito posición de la relación de Jacotot con los
las lógicas sociales dominantes. Enton- educadores progresistas: oposición entre
ces, es necesario que alguna cosa, un un pensamiento de la educación destina-
evento, un dispositivo, un individuo, se do a ordenar la sociedad, y un pensa-
ponga en disfuncionamiento con respecto miento de emancipación que viene a inte-
a ese funcionamiento “normal” de la lógi- rrumpir esa supuesta armonía entre el
ca social, para que un individuo se ponga orden progresivo del saber y el orden de
a hacer trabajar su inteligencia por sí una sociedad racional progresiva. Hay,
misma. entonces, una especie de actualidad per-
Además, esta transformación indivi- manente de Jacotot en Brasil, en el senti-
dual, en una relación entre dos, podría do en que es el único país que hizo de la
tener efectos diferentes a nivel social, en ideología pedagógica del siglo XIX, la
el sentido en que se entiende generalmen- consigna misma de su unidad nacional.
te. El emancipado puede tener sueños de El segundo punto concierne a la rela-
emancipación social, o simplemente que- ción entre emancipación intelectual y
rer un mejor lugar en la sociedad. La emancipación social. El pensamiento de
emancipación intelectual tiene un lado Jacotot no es un pensamiento de la “con-
suspensivo con relación a los usos socia- cientización”, que busca armar a los po-
les. Es esto lo que trataba de decir para ra- bres en tanto que colectividad. El pensa-
dicalizar el pensamiento de Jacotot: se miento de Jacotot se dirige a los indivi-
puede imaginar una sociedad desigual de duos. Lo hace un tiempo después de la
individuos que sean iguales, de indivi- Revolución Francesa, en el cual la cues-
duos que hayan adquirido el poder de uti- tión era saber cómo “acabar” con los di-
lizar igualitariamente la desigualdad. ferentes sentidos de la palabra “Revolu-
Pero esto nunca se traduce bajo la forma ción”. Estaban aquellos que querían aca-
de una igualdad social. Las formas de barla “extrayendo” de la Revolución
emancipación individuales pueden pro- Francesa, la idea de que se necesita un
vocar formas de pensamiento, de con- nuevo orden social, racional, lo que forta-
ciencia, de prácticas políticas que sean lecería dicho orden social: se trataba, en
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54 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

el fondo, de racionalizar la desigualdad, ción de un “método”, cualquier idea de un


tomando eventualmente, en el fondo de la sistema que sería específicamente propio
igualdad revolucionaria, algo con lo cual de la educación del pueblo.
racionalizar la desigualdad. Es todo el
pensamiento de una sociedad “progresis- Pregunta: ¿Cuál es la actualidad de El
ta” basada en la educación. Jacotot opuso, maestro ignorante?
a ese proyecto, esta especie de respuesta
“anarquista”, que consiste en decir que la Jacques Rancière: Para mí, hay una
igualdad no se institucionaliza, que ella doble actualidad de El maestro ignorante.
es siempre, puramente, una decisión indi- La primera está ligada al funcionamiento
vidual y una relación individual. Esto, de la escuela en nuestras sociedades. Yo
claro está, separa a Jacotot de las pers- no pienso tanto en las formas específicas
pectivas de emancipación social que de reforma de la escuela en un sentido li-
están implicadas en los métodos a la ma- beral, etc.; pienso, más bien, en el hecho
nera de Paulo Freire. de que, cada vez más, la desigualdad
Es decir, si la emancipación intelec- tiene por legitimación fundamental las le-
tual no tiene una óptica social, la emanci- gitimaciones escolares. Todas las legiti-
pación social siempre ha funcionado a maciones naturales de la desigualdad se
partir de la emancipación intelectual. Es hallan, más o menos rechazadas o se han
eso lo que yo intentaba demostrar en La dejado de lado. Estamos en sociedades
nuit des prolétaires: que precisamente un que se supone son iguales. Por consi-
movimiento de emancipación social es guiente, se funciona bajo la suposición de
aquel que se produce por movimientos la igualdad social y cuando se funciona
que son, ante todo, movimientos de bajo la suposición de la igualdad, la única
emancipación intelectual e individual. desigualdad que puede de alguna manera
Hay, entonces, una separación de las in- valer como explicación es, precisamente,
tenciones entre la emancipación intelec- la desigualdad intelectual, y la idea de
tual jacotista y movimientos del tipo de que los individuos son menos fuertes
Paulo Freire. Pero hay algo que es común unos que otros.
en el proceso de la emancipación intelec- En consecuencia, hay toda una visión
tual como vector de movimientos de contemporánea de la desigualdad en tér-
emancipación política que se separan de minos de oposición simple entre los “pri-
una lógica social, de una lógica de insti- meros de la clase” y los “atrasados”. Cada
tución. vez más, la explicación de funcionamien-
En tercer lugar, en la medida en que la tos sociales estáticos e inequitativos se
educación, a la manera de Paulo Freire, hace en términos homólogos a los de la
supone algo como un método, algo como institución escolar: los gobiernos se pre-
un conjunto de medios para instruir a los sentan como gobiernos de aquellos que
pobres como pobres, con seguridad ello son capaces, que pueden ver a largo
lo pone de una vez por todas por fuera del plazo, tener una visión de los intereses
“método” de Jacotot, que no es un méto- generales; el gobierno mundial de los po-
do, que es como la reproducción de una derosos se da como el gobierno de aque-
relación o dispositivo fundamental, pero llos que saben, que comprenden, de aque-
que rechaza cualquier institucionaliza- llos que prevén sobre aquellos que son in-
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 55

capaces de vivir de otra forma que del día vimientos de educación popular, a los
a día, en su rutina “arcaica” o sus intereses movimientos de toma de posesión de tie-
“limitados”. En cada país, a cada instante, rras por los pueblos dominados; es por
se representa la misma escena imaginaria, este hecho que Porto Alegre se ha vuelto
en la cual los gobernantes ilustrados están, un símbolo. América Latina se ha vuelto
“desafortunadamente”, en dificultades un símbolo, un lugar en el cual se presen-
con las masas ignorantes, gentes que no ta, más ejemplarmente que en otros luga-
alcanzan a responder al “desafío de la mo- res, esta lucha entre las lógicas de los
dernidad”, o que se atrincheran en sus pri- “primeros de la clase” y las lógicas de la
vilegios “arcaicos”. En Francia, cada vez emancipación. Pero, El maestro ignoran-
que hay movimientos sociales, o votos a te no es actual en el sentido que aportaría
la extrema derecha, se explican porque medios de formación a los movimientos
“las personas no llegan a adaptarse”. de protesta, a los movimientos de afirma-
Se tiene pues, una visión en la cual ción, de emancipación en América Lati-
todos los movimientos sociales se expli- na. Es actual para recordar que el mo-
carían en términos de capacidad o no de mento está ahí, que el momento de la
pasar, como en la escuela, al grado supe- emancipación es siempre este, que siem-
rior. La escuela funciona más fuertemen- pre existe la posibilidad de que se afirme
te que nunca como analogía, como “ex- una razón que no es la razón dominante,
plicación” de la sociedad, es decir, como una lógica de pensamiento que no es la
prueba de que el ejercicio del poder es el lógica de la desigualdad. Entonces, no
ejercicio natural de la única desigualdad creo que Jacotot vaya a proporcionar a los
de las inteligencias. Con relación a esto, movimientos sociales brasileños o a los
las querellas entre una visión sociológica movimientos de educación en América
de la escuela y una visión republicana han Latina, las claves del éxito, pero va a re-
sido ampliamente superadas. Tal es la cordar que siempre se tiene razón al que-
principal actualidad, que no es otra que la rer emanciparse.
actualidad misma de la igualdad, en el Es claro que el pensamiento de la
momento en el cual la desigualdad se ex- emancipación intelectual no puede ser la
tiende como desigualdad “solamente” in- ley de funcionamiento de una institución,
telectual. Para mí, lo significativo son sea ella una institución oficial o una insti-
menos los usos particulares que se quiere tución paralela. No es nunca un método
dar a la escuela, que las personas sean institucional. Es una filosofía, una axio-
más activas, prácticas, etc., que esta fun- mática de la igualdad, que no enseña las
ción de simbolización global del orden maneras de conducir la institución, sino
del mundo. que enseña a separar las razones. Ser un
La segunda actualidad es la de un cier- emancipador es siempre posible, si no se
to número de movimientos de emancipa- confunde la función del emancipador in-
ción que intentan reaccionar a niveles glo- telectual con la función del profesor. Un
bales, reafirmar el poder de los supuestos profesor es alguien que cumple una fun-
incompetentes, y reafirmar el poder de los ción social. Él puede hacer pasar entre sus
que supuestamente nada saben. Es claro alumnos la emancipación, la capacidad,
que hay allí algo muy fuerte, que se juega la opinión de igualdad, la práctica de la
en América Latina con relación a los mo- igualdad, eso está claro; pero no hay iden-
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56 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

tificación posible entre esta transmisión o tica, entendida como práctica de ruptura
esta transferencia de la opinión, de la ca- del funcionamiento de la desigualdad.
pacidad igualitaria, y la lógica de la insti- La emancipación intelectual como la
tución. No hay una buena institución, hay política están entre las situaciones de ex-
siempre una separación de razones. Una cepción con relación a las lógicas socia-
de las cosas importantes que dice Jacotot les. Esta situación común de excepción
es que es necesario separar las razones, establece una analogía, pero no unión:
que un emancipador no es un profesor, hay formas de afirmación política, formas
que un emancipador no es un ciudadano. de afirmación de la capacidad de todos,
Se puede ser a la vez profesor, ciudadano que se constituyen en su enunciación, en
y emancipador, pero no es posible serlo su manifestación, como modo de emanci-
dentro de una lógica única. pación: aquellos que eran declarados in-
capaces prueban que son capaces; aque-
Pregunta: Ha llegado justamente el mo- llos que no tienen la palabra prueban que
mento de la última pregunta. Leyendo el la tienen, y reconfiguran la escena de la
inicio del libro, se puede estar convenci- palabra en un modo igualitario. Pero no
do o atrapado por esta perspectiva y esta hay ley de transmisión entre la emancipa-
voluntad de la emancipación intelectual; ción individual y las formas de emancipa-
pero la última lección muestra bien esta ción colectiva, no hay institución. Preci-
imposibilidad de hacer imitaciones, de samente, desde el punto de vista social
hacer método, de institucionalizar. ¿No sólo se piensa una especie de mediación:
hay institución posible? ¿Qué conexión efectivamente, la lógica social “normal”
podemos hacer con su pensamiento sobre es una lógica de desigualdad, en la cual se
la democracia? quiere la igualdad; tenemos entonces, ins-
tituciones que van a transformar la des-
Jacques Rancière: Lo que siempre he igualdad en igualdad, es decir, de hecho,
tratado de decir es que la democracia no transformar la igualdad en desigualdad.
es una forma de gobierno, sino la práctica En el fondo, la lógica emancipadora es
misma de la política. La democracia no es una lógica de la correspondencia, pero
una forma institucional, es ante todo la esta correspondencia no conoce media-
política misma, es decir, el hecho de que ción. Una vez más, el maestro emancipa-
actúen como gobernantes aquellos que no dor, el profesor de filosofía y el ciudada-
tienen título para gobernar, ninguna com- no, deseando el bien de la humanidad o
petencia para hacerlo. Entonces, de algu- de la comunidad, son personajes separa-
na manera, la democracia es el poder de dos que no se reúnen jamás en una misma
los incompetentes, como yo lo entiendo, identidad. Con seguridad, esta posición se
es la ruptura de las lógicas que funda- opone a la que llamamos ordinariamente
mentan un modo de gobierno sobre una “democracia”, es decir, un cierto juego de
supuesta competencia; entonces, es la in- mediaciones entre instituciones políticas
terrupción de las lógicas de la desigual- e instituciones sociales.
dad. Por este hecho, puedo decir, con se-
guridad, que hay una analogía entre Paris, viernes 24 de enero de 2003
emancipación intelectual y práctica polí-
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 57

Referencias Bibliográficas:

Collège international de philosophie


(1985). Les sauvages dans la cité: Au-
toémancipation du peuple et instruc-
tion des prolétaires au XIXième siècle
Seyssel: Champ Vallon [COLEGIO
INTERNACIONAL DE FILOSOFÍA.
Los salvajes en la cuidad: autoemanci-
pación del pueblo e instrucción de los
proletarios en el siglo XIX].
RANCIÉRE, Jacques (1981). La nuit des
prolértaires. Fayard: Paris. [La noche
de los proletarios].
______ (1987). Le maître ignorant. Cinq
leçons sur l’émancipation intellectue-
lle. Fayard: Paris. [El maestro igno-
rante. Cinco lecciones sobre la eman-
cipación intelectual]
______ (1983). Le philosophe et sus pau-
vres. Fayard: Paris [El filósofo y sus
pobres].
______ (1984). L empire du sociologue.
La Découverte: Paris. [El imperio so-
ciológico].

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Calypso no podía consolarse de la partida de Ulises
Stéphane Douailler
Departamento de Filosofía
de la Universidad de París 8
Vincennes/Saint-Denis

Traducido por Lucía Estrada Mesa


Directora del Centro de Idiomas de la
Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín

Si hay una frase que continúa resonando da de Ulises”. Es reaprender el camino


en los oídos del lector que cierra el volu- sobre el cual se transfigura en evidencia
men de l’Enseignement Universel, Lan- luminosa que la pregunta (P)2: “¿De qué
gue maternelle (Enseñanza universal, no podía consolarse Calypso?” convoca
lengua materna) publicado en Lovaina como respuesta (R): “De la partida de
por Joseph Jacotot en 1822, es segura- Ulises”. Es evidenciar que la compren-
mente la que sigue: “Calypso no podía sión intelectual de la necesidad que une R
consolarse de la partida de Ulises”. y P se adquiere deletreando pacientemen-
Leer este manual (que de la misma te “Calypso”, “Calypso no”, “Calypso no
manera que muchos otros, se había pre- podía”, etc.. Y comprobar también que
sentado en un momento de pleno auge en esta comprensión nos da también cual-
la demanda escolar del siglo XIX como quiera de los otros modelos con los cua-
si, con los ejercicios de su método, ofre- les nuestro espíritu sabrá relacionarla.
ciera los servicios de un nuevo sistema de Releer, para volver a comprobarla, la
enseñanza), o mejor dicho, releerlo (en el fuerza de la frase “Calypso no podía con-
sentido en el que incluso aquel que jamás solarse de la partida de Ulises”, y com-
lo hubiese leído, al parecer, sólo podría prender allí, virtualmente, el todo de la pe-
adquirir de él un conocimiento segundo, dagogía, es, en efecto, volverse sensible a
instalado en esta secundariedad por las la igualdad intelectual de dicha frase con
diversas razones que hacen del método de cualquier otra producción de la inteligen-
Jacotot un asunto, en realidad, desactuali- cia recibida en el punto en el cual se la de-
zado, pedagógicamente acabado, ausente letrea, y es también situarse en ese punto
del horizonte efectivo de los reformado- en el cual el libro consagrado por Jacques
res que trabajan en los perfeccionamien- Rancière a Joseph Jacotot bajo el título de
tos de la escuela, y por consiguiente, a lo Le maître ignorant (El maestro ignorante),
mejor, una cuestión histórica e incluso fi- conduce a la inteligencia a su incandes-
losófica), releer, entonces, este manual, cencia, bajo el axioma de igualdad.
aunque sea por algunas de esas razones Pasemos, para captar algunos de sus
históricas o filosóficas, significa, en efec- retos, al segundo y al tercero de los ejer-
to, rehacer la experiencia, ofrecida a cada cicios que, según el método, se hacen po-
uno, de que toda la pedagogía se sostiene sibles por el deletreo repetido de la frase:
eventualmente en una frase como esta: “Calypso no podía consolarse de la parti-
“Calypso no podía consolarse de la parti- da de Ulises”.
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60 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

Segundo ejercicio: dificación mitológica culturalmente espe-


cializada y fechada de estos seres; un ac-
P. ¿Qué es una diosa? ceso culturalmente desigual y potencial-
R. Es un ser inmortal servido por nin- mente cargado de conflicto social en el
fas. universo que sirve de fábula y de material
P. ¿Son todas las diosas servidas por para el ejercicio. El tercero, por el contra-
ninfas? rio, por la inclusión que operaría de la
R. No sé singularidad de Calypso en la humanidad
P. ¿Por qué lo dice? ordinaria, y por la cotidianidad de su mo-
R. Para responder. tivo, apoyaría el trabajo de búsqueda de
P. Habría que decir: Calypso era ser- sentido al inicio de la lectura, de todos los
vida por ninfas. Pero ignoro si todas las recursos de un sentido verdaderamente
diosas tenían ninfas para servirles. común, perfectamente percibido y expre-
sado por Jacotot, cuando concluye el in-
Tercer ejercicio: tercambio pedagógico de una frase como
“todo el mundo sabe eso”.
P. ¿Cuál es el estado de una persona El rostro de Calypso, presentado en el
afligida? tercer ejercicio, parecería haber surgido
R. Ella busca la soledad. de un punto en el cual la práctica pedagó-
P. Es cierto que Calypso estaba triste gica habría aprendido a coincidir con el
y que buscaba la soledad; pero, ¿quién le repertorio de las experiencias de los
ha dicho que todas las personas afligidas alumnos, en lugar de sobrecargar su ima-
buscan la soledad? ginación con una confusión legada por
R. Todo el mundo sabe esto. una tradición discutible. El método de Ja-
cotot mostraría ya, por sí mismo, un signo
Lo intempestivo del método de Jacotot hacia la modernidad escolar, la que con-
hoy, para lo cual servirían de ejemplo di- cluye, cada vez con mayor fuerza, que
chos ejercicios, podría enunciarse así: los hay buenas razones para sustituir “Calyp-
estudiantes ya no leen las Aventuras de so no podía consolarse de la partida de
Telémaco de Fénelon. Evidentemente, ya Ulyses” por “Claudine va a la escuela”.
no aprenden a leer en este libro ni en nin- La cosa quedaría tan bien entendida que,
gún otro del mismo género. “Claudine va en principio, nada justificaría una adhe-
a la escuela”, reemplazó a “Calypso no sión particular a la fábula de Calypso ni al
podía consolarse de la partida de Ulises”, libro de Fénelon. Es el azar el que, en el
y los reformadores ven en eso, general- momento del descubrimiento, habría
mente, un progreso decisivo. Uno de sus puesto bajo los ojos de Jacotot una traduc-
argumentos consiste en valorizar el tercer ción holandesa del Telémaco de Fénelon
ejercicio en detrimento del segundo, el antes que cualquier otro texto. Con cual-
cual, en efecto, parece acumular todo quier otro libro habría hecho lo mismo, y
aquello que haría más difícil la tarea de por un hábito en el fondo injustificable,
aprendizaje: la referencia a seres imagi- Jacotot habría continuado presentando y
narios tales como una diosa y las ninfas, deletreando como elemento principal de
más allá del alcance de la experiencia y instrucción: “Calypso”, “Calypso no”,
de las representaciones infantiles; una co- etc., en lugar de cualquier otra frase.
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 61

También se podría, de esta manera o ría en el hecho de que “es el alumno quien
de otra, hacer entrar el método de Jacotot debe hacer todo el trabajo”, mientras que
en la modernidad, separándolo de sus “el maestro, más que dirigir, observa, in-
contingencias iniciales y dándole, en el terroga, controla, motiva”.
interior de los numerosos progresos efec- Releído de esta manera, Jacotot apare-
tuados por la pedagogía, el lugar que le ce, entonces, como si hubiera sabido en-
corresponde directamente por su descu- contrar y enunciar las verdades que habrí-
brimiento, al mismo tiempo que por las an acompañado, hasta hoy, el progreso,
diversas posibilidades que, como algunos en todo el mundo, de la forma escolar.
otros métodos innovadores, habría pre- Junto con otras curiosidades guardadas en
sentido y que tal vez guardarían todavía los museos pedagógicos, su sistema ha-
alguna fecundidad. Es así como, en esta bría proporcionado una formulación sin-
etapa, en todo caso a finales del siglo gular de un pequeño número de ideas ge-
XIX, lo sitúa el Dictionnaire de Pédago- nerales llamadas a convertirse hoy en el
gie (Diccionario de pedagogía) de Ferdi- fondo común de la convicción pedagógi-
nand Buisson. ca. Inmediatamente enunciada, esta pri-
El artículo que le consagra establece mera conclusión convoca, entonces, a una
un doble balance. Jacotot, animado por segunda: reencontrar en su método las
una ardiente filantropía que le hacía tener verdades comunes y esenciales de la pe-
una atención particular hacia los pobres y, dagogía requeriría sustraer a sus formula-
al mismo tiempo, por un verdadero entu- ciones los defectos ordinarios del “inno-
siasmo por la educación, habría percibido vador”, es decir, las extravagancias y las
y deducido una serie de “verdades esen- provocaciones.
ciales”: la igualdad de las inteligencias, Los defectos de Jacotot, para el autor
por la cual convendría entender “que del artículo del Dictionnaire de Pédago-
todos los hombres tienen las mismas fa- gie, Bernard Pérez, vendrían a ser esen-
cultades, los mismos medios de aprender, cialmente tres: 1) “demasiado absoluto en
que todos pueden y deben alcanzar los los principios, bastante irregular, incluso
beneficios de la instrucción”; el principio bastante extraño en la exposición”, habría
según el cual todo está en todo, que ex- dejado por concentración de teorías y
presa que el espíritu humano alcanza el abuso de la deducción sistemática “trans-
conocimiento combinando siempre un formarse bajo su mano, las verdades
mismo fondo de ideas y de operaciones esenciales en paradojas”; 2) en la “subli-
primordiales; el imperativo asociado de me esperanza y noble empresa de convo-
saber una cosa y relacionarla con el car al pobre y al ignorante a la emancipa-
resto, que invitaría a constituir un foco de ción universal”, habría sobredeterminado
conocimientos iniciales, formado por un sus relaciones con los adversarios de su
rico fondo de hechos, de palabras y de método en un conflicto que “reflejaría sus
ideas a fin de poder “aprender, comparar, opiniones políticas y revolucionarias”; 3)
distinguir, verificar, es decir, relacionar “lleno de confianza en su sistema”, no ha-
las cosas que no se saben con aquellas bría hecho ningún esfuerzo por explicar-
que se saben”; e incluso, la consecuencia lo, atrayéndose con esto burla e incom-
de que cada uno puede instruirse sólo sin prensión.
maestro que explique, lo cual se traduci-
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62 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

La estructura de estos reproches, que bido serlo, a la mirada del pedagogo na-
imputan a Jacotot un error que se repite turalista”, y concluye sobre la necesidad
de manera semejante sobre el plano de la de someter el axioma de Jacotot a la “re-
formalización teórica, del desafío político visión seria” de dicho naturalismo. De
y de la publicidad pedagógica, podría hecho, sólo desde el punto de vista de al-
suscitar en realidad numerosos comenta- guna naturaleza, de alguna naturalización
rios. Pero también es posible seguir el tra- de lo lógico, del logos, se pueden enun-
tamiento que sobre esto propone el redac- ciar los reproches dirigidos a las verdades
tor del artículo, encargado ya no de esta- lógicas de presentar algo demasiado ab-
blecer una discusión de fondo con Jacotot soluto, demasiado irregular, raro, de con-
o con los prolongamientos prácticos que tenido paradójico, así como el programa
se desarrollaron en la época en Inglaterra, de retenerlas por encima de dichos exce-
en Rusia o en el sur de Alemania, sino de sos. Y es este programa de naturalización
inscribirlo, de la manera más ordenada y del logos el que la pedagogía y luego las
útil, al progreso en la gran síntesis que ciencias de la educación se han dedicado
tiene por ambición ser para el mundo es- a poner en marcha, paralelamente al des-
colar el Dictionnaire de Pédagogie de pliegue histórico de la forma escolar.
Ferdinand Buisson. Bajo este horizonte, La oportunidad que representa Le maî-
el defecto principal, o el que necesita tre ignorant de Jacques Rancière se apoya
principalmente de un correctivo, sería el profundamente en el hecho de que la re-
exceso lógico por el cual las verdades de lectura que propone de la aventura de Ja-
la pedagogía se transformarían, en Jaco- cotot consigue situarse plenamente por
tot, en paradojas. Tal vez, sugiere Bernard fuera de la operación naturalizante de la
Pérez, habría que ver allí la marca de su pedagogía escolar. Del que Bernard Pérez
especialidad de matemático. Más profun- llama el Jacotot matemático, Rancière
damente, e incluso en esta observación conserva fundamentalmente a aquél que
anodina que pone en consideración algu- supo ubicar la relación pedagógica eman-
na huella psicológica del espíritu, Ber- cipadora de la cual se hace heraldo bajo la
nard Pérez vuelve, en realidad, a efectuar, determinación estricta de un axioma, el
sobre el sistema de Jacotot, la operación que proferiría la igualdad de las inteligen-
que instituye la pedagogía y bajo la cual cias. Y, precisamente, el libro de Ranciè-
se ha desplegado la forma escolar, es re le restituye toda la fuerza del funda-
decir, la institución de alguna separación mento axiomático, que intentaríamos ma-
con respecto a la producción lógica de las nifestar enunciando una expresión que el
verdades, en tanto que una separación método jacotista parecería autorizar: co-
que ubica dicha producción bajo la auto- nozcan la igualdad de las inteligencias y
ridad de una naturaleza. relacionen con ella todo el resto.
Pronunciándose sobre aquello que Tal es, en efecto, la función de un
constituye también el eje del método de axioma: que todo pueda, allí, estar rela-
Jacotot, es decir, el axioma de la igualdad cionado. Que todo lo que se haga a partir
de las inteligencias, Bernard Pérez escri- de él, lo verifique, lo despliegue, y des-
be: “hechos que no entraban en las consi- pliegue sus consecuencias. Es plantear un
deraciones del matemático Jacotot [...] no enunciado cuya verdad sólo se sitúa en al-
habrían podido escapar, si él hubiera sa- guna parte que se encadena a él con fuer-
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 63

za y coherencia. Es sostener un enuncia- El origen matemático que el artículo


do, de cuya posibilidad dan cuenta preci- del Dictionnaire de pédagogie de Ferdi-
samente las matemáticas, de su única re- nand Buisson atribuye a la axiomática de
lación con el sistema del cual es un pro- Jacotot, no debe ser malinterpretado. La
tocolo de apertura. Y es, entonces, darse pedagogía que emerge en el siglo XIX es-
un punto de partida rigurosamente inde- tablece probablemente un nuevo equili-
pendiente de las otras fuentes de verdad brio entre las ciencias lógicas y las cien-
como los “hechos” invocados por Ber- cias naturales. Y percibir en Jacotot un es-
nard Pérez, aunque éstos sean los que él píritu matemático era para la pedagogía,
ubica por encima de la obra educativa, ciertamente, una manera de identificarlo
hechos “actuales”, susceptibles de estu- como un ser refractario a ese nuevo equi-
dios positivos, que manifiestan la des- librio, asimilándolo con el antiguo equili-
igualdad de las inteligencias, desmintien- brio todavía dominado por la preeminen-
do y sometiendo a revisión el sistema y el cia de las matemáticas en el siglo XVIII.
voluntarismo de Jacotot, o que estos sean Pero nada está más lejos de la aventura
hechos “igualitarios” que la educación no singular de Jacotot, en realidad, que el
puede dejar de ubicar en el horizonte final conflicto orquestado por la pedagogía
de los progresos que espera y en el ideal entre las ciencias lógicas y las ciencias
de sus maestros, sin negar el proyecto de naturales, en la cuna de su propio naci-
la modernidad, bajo las especies de la miento, para determinar cuáles campos
igualdad política, de la eliminación de las disciplinarios marcarán con su huella los
barreras entre los espíritus, de la supre- naturales en los cuales se apoyaría su ac-
sión de los orgullos de casta, de cuerpos, ción. Aunque Jacotot es matemático, evi-
de sexos, de la emergencia de “la univer- dentemente no lo es en los términos de
sal aptitud de todos a cualquier instruc- este conflicto, sino, más bien, en el senti-
ción y a cualquier tipo de obra intelectual do del sistema de Spinoza y de su formu-
o manual”. lación según el orden geométrico, more
Axiomática, la igualdad de las inteli- geometrico. Jacotot es, de alguna manera,
gencias puesta en marcha por el método matemático en el sentido filosófico, en el
jacotista no proviene ni del reino inequita- sentido de los ecos que la axiomática de
tivo de una naturaleza presente, ni del Spinoza y la relación absoluta con lo real
reino igualitario de una naturaleza futura. que la natura naturans sabe despertar en
Ella desvía, efectivamente, sus ojos de la misma época, y de una manera en el
aquellos hechos que se imponen a la mira- fondo bastante parecida, en algunos gran-
da del “pedagogo naturalista” y que ponen des filósofos. Pues es en verdad una “ma-
en escena, para él, el gran trabajo de la temática” extraña, una matemática a
cultura, desplegado entre los dos reinos, pesar de todo un tanto desatendida, aque-
sin permitirle percibir que este gran traba- lla cuyo sistema reconduce indefinida-
jo cultural de la educación nunca deja de mente al deletreo de “Calypso”, “Calypso
naturalizar, de embrutecer, de convencer no”, etc.. Es que el reto, como lo muestra
de su ignorancia a aquel a quien educa. El admirablemente Le maître ignorant de
axioma de la igualdad de las inteligencias Rancière, no es la lógica, sino el logos. El
se desvía de estos hechos y retoma en su reto no deja de ser el de una naturaleza,
sistema: “Calypso”, “Calypso no”, etc. pero es el de la naturaleza del ser hablan-
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64 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

te. Es el de la diferencia de un ser natural prometido la acción pedagógica puesta en


y de la naturaleza de un ser hablante el juego. Puede garantizarle esta potencia
que sería quizá convincente interpretar otorgándosela en una plenitud inmediata,
como natura naturans, o como identidad la cual permanece simplemente como
de la natura naturans y de la natura na- algo a realizar, a verificar, a mantener en
turata, y por lo tanto en último término una atención sin relajamiento.
como sistema. Por ahí, ciertamente, Jacotot modifica
Al apartarse de la gran saga educativa completamente la función del maestro.
de los hechos orientados a hacer coincidir No sólo en el conocido espectro que ins-
la división entre naturaleza y cultura con cribe las posiciones docentes entre los
la tensión entre el reino de las desigual- dos extremos del autoritarismo y del lais-
dades presentes y el de las igualdades por sez faire, juego del que la pedagogía no
venir que reconduce, indefinidamente, a parece cansarse y del que no podrá des-
deletrear el sistema, Jacotot da preemi- prenderse en tanto que inscriba su acción
nencia en materia educativa a la donación en la doble hélice de un trabajo operado
inmediata y completa de inteligibilidad, por la cultura sobre la naturaleza y de una
conferida por la instalación en el sistema, naturalización de las verdades lógicas,
sobre la lenta y progresiva acumulación ese mismo juego al cual permanecen pre-
de los saberes. Incluso si aprender condu- sas todas las descendencias del socratis-
ce probablemente siempre a conjugar mo, cuyas operaciones de desplazamiento
ambos, a instituir simbólicamente lo real y de inversión de los lugares (tan imagi-
en la figura inaugural de un todo signifi- nativas como sean) continúan concer-
cante, a rehacer pacientemente el recorri- niendo a la lenta y progresiva acumula-
do que une todos los nudos de una red in- ción de saberes. Mucho más que eso, la
visible, importa sobre todo establecer lo modificación de la posición del maestro
primero como fundamento desde el mo- la sitúa primero en ese lugar de responsa-
mento en que se escoge prestar atención ble de la potencia de inteligibilidad ofre-
menos al descubrimiento embrutecedor cida de forma inmediata e igualitaria por
de que falta todavía y siempre un nudo en un sistema que la despega de los saberes
el saber adquirido que a la promesa de los cuales se imagina proceder. Pues
emancipadora que parte de la transforma- esa es justamente, después de la opinión
ción inaugural de las cosas en algún siste- de la desigualdad de las inteligencias y
ma inteligible de signos que concuerde del sentimiento de ejercer una acción
con la diversidad de ocurrencias de un ser sobre seres naturales, la tercera supersti-
hablante. En esta institución inaugural el ción ordinaria de la pedagogía: la de tener
maestro puede, sin duda, hacer más que su origen en los saberes. Nada más exten-
dejar “que el alumno haga el trabajo” dido, ciertamente, que la creencia de que
mientras que él “lo observa, lo controla y los saberes unifican el conjunto de la em-
lo excita más bien que lo dirige”, como lo presa pedagógica, que están en su co-
resume Bernard Pérez y como lo repite la mienzo y en su fin, que legitiman las
vulgata pedagógica. Puede garantizar al transmisiones de los profesores, que mo-
alumno la potencia de inteligibilidad tivan las adquisiciones de los alumnos,
igual que él posee de la institución parti- que justifican los esfuerzos realizados por
cular de ser parlante en la cual le ha com- la sociedad en favor de la educación. Es
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 65

el saber el que hace al maestro. Es el que- Notas:


rer saber el que hace al alumno. Con esta
evidencia se formularían las definiciones (1) Las iniciales (D) y (R) que corres-
primeras así como el contrato primordial ponden a las palabras Demande y Répon-
y último. Pero es esta evidencia la que se, se expresan en español de la manera si-
viene a romper, desde su mismo título, El guiente: (P) Pregunta y (R) Respuesta. [N
maestro ignorante de Jacques Rancière. del T].
Si no se quiere reducir el programa de
los desplazamientos enunciado por ese tí- Referencias Bibliográficas:
tulo a la diferencia que ya hemos señala-
do entre el sistema de inteligibilidad con- DELEUZE, Gilles. (2002) “Causes et rai-
ferido al ser hablante en tanto que ha- sons des îles désertes” en L’île déserte
blante y el universo de los saberes, se po- et autres textes. Minuit: París
dría, según una sugerencia que se encuen- JACOTOT, Joseph (1822) Enseignement
tra en el libro, referirlo a la imagen de la universel. Langue maternelle. Lou-
isla. Esta imagen, en efecto, acentuaría vain.
otro tema ampliamente desarrollado en el PÉREZ, Bernard (1911) “Jacotot” en:
libro de Rancière, el que enseña a separar, Buisson, Ferdinand, Nouveau diction-
en la relación de enseñanza, la función naire de pédagogie et d’instruction
social que tiene por lugar de ejercicio los primaire. Hachette: París.
espacios socialmente instituídos en los RANCIÈRE, Jacques (1987) Le maître
cuales las reproducciones de la división, ignorant. Fayard: París.
la circulación y la transmisión de los sa-
beres operan más o menos fielmente la
reproducción misma de la sociedad en su
consistencia masivamente desigualitaria,
y la relación emancipadora que, anudán-
dose en el axioma de la igualdad de las
inteligencias, metamorfosea el lugar de
su encuentro: ese libro azaroso en el cual
se puede aprender que existen diosas ser-
vidas por ninfas en una isla de igualdad.
En “Causas y razones de las islas desier-
tas”, Gilles Deleuze recuerda que el mo-
vimiento que un hombre trae a una isla no
rompe el desierto sino que intensifica su
perfección autorizando la enunciación de
la siguiente paradoja: “¿qué seres existen
en una isla desierta?”. La única respuesta
a esta cuestión, continúa Deleuze, es que
el hombre existe ya, idéntico en realidad
a la isla desierta misma, en tanto que
“hombre poco común, absolutamente se-
parado y absolutamente creador”.
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Jacotot o el desafío de una escuela de iguales

Inés Dussel
Directora del Área Educación de FLACSO, Argentina

Comentar el texto de Rancière es una por la matemática, la pintura o la literatu-


tarea ardua para una educadora que está ra, o cualquier otro saber. Jacotot denun-
contenta de serlo. Ya desde sus primeras cia: el profesor, defensor del orden de sa-
páginas, El maestro ignorante provoca beres y poderes actual, es un atontador de
incomodidad a cualquiera formado en la inteligencias, porque sólo busca garanti-
tradición pedagógica y comprometido zar su superioridad subordinando la inte-
con alguna forma de transmisión de sabe- ligencia y capacidades de los otros. El
res, más o menos escolar o académica. El maestro ignorante, al contrario, al no
ensayo (o más bien fábula, como la llama tener el “saber sabio” del profesor, al su-
su traductora al inglés, Kristin Ross) que poner a sus alumnos como iguales, puede
el filósofo Jacques Rancière escribió enseñarle a los otros a usar sus propios
sobre la aventura educativa de Joseph Ja- saberes, esto es, a desarrollar sus capaci-
cotot a principios del siglo XIX, cuestio- dades de comparación, de contrastación,
na todos los presupuestos sobre los que se de argumentación. Puede enseñarle al
basa la razón pedagógica moderna. Jaco- alumno, niño o adulto, rico o pobre, hom-
tot dice, para horror de los pedagogos: no bre o mujer, que él o ella puede aprender
hace falta saber para enseñar. si trabaja y se dedica, si pone su voluntad
Una se pregunta qué anduvo diciendo en juego. Porque, para Jacotot, todos te-
y escribiendo todos estos años. Imagina nemos la misma capacidad de inteligen-
también la cara de espanto de quienes cia; es la voluntad la que la subordina, la
lean el libro en las facultades de educa- que la distrae, la que la sujeta.
ción. Pero hay más, porque la herejía de Pero, ¿quién es este Jacotot que Ran-
Jacotot sigue. No quiere educar a sus cière redescubre ahora? Como tantas
alumnos para que sean académicos que otras biografías de la época, su historia lo
buscan la verdad; lo que vale es que sean lleva adonde va la revolución. Profesor
sujetos libres, con una inteligencia eman- de retórica en 1789, Jacotot se suma a la
cipada, que no se sienta inferior a ningu- rebelión y se convierte en artillero, mili-
na. No hay un saber mejor que otro: no tar, secretario del ministro de Guerra, pro-
importa que el maestro no sepa matemá- fesor de matemática, ideología, lenguas
tica o pintura, sólo es necesaria la volun- muertas y derecho, director de la Escuela
tad de emancipar a los sujetos para ense- Politécnica. Hacia el final de la era napo-
ñarles a ser libres, que puede aprenderse leónica, es elegido diputado de la conven-
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68 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

ción, y debe exiliarse con la restauración igualitario que percibió la representación


borbónica de 1815. Y es en su estancia en e institucionalización del progreso como
los Países Bajos que Jacotot “descubre”, un renunciamiento de la aventura moral e
por accidente, un método de enseñanza intelectual de la igualdad, y a la instruc-
que permite, dice él, la emancipación in- ción pública como lo que quedó del duelo
telectual, cuando empieza a enseñar fran- de la emancipación.” (1991/2003, p. 172)
cés sin saber nada de cómo enseñarlo y, Jacotot asiste a esta nueva configuración
peor aún, sin saber una palabra de fla- de los saberes y los poderes que desem-
menco para hablar con sus estudiantes. bocarán en la escuela pública obligatoria,
Usa al Telémaco de Fénelon, porque con- en la universidad estatal, en la pedagogía
sigue una edición bilingüe que permite ilustrada. Y tiene bien en claro las jerar-
comparar palabra por palabra ambos idio- quías que instauran, las exclusiones que
mas; y les dice a sus alumnos que lo estu- las fundan, las injusticias que causan.
dien, que comparen, que verifiquen, que Vale la pena dejarse inquietar por este
compongan lo que entienden. Sus alum- texto provocador. La fábula de Jacotot,
nos lo sorprenden escribiendo en francés. contada por Rancière, es un impresionan-
Jacotot dice: podría haber sido cualquier te tratado sobre la igualdad, tejido a tra-
texto. Podría haber sido cualquier ense- vés de la crítica a las relaciones pedagó-
ñanza. Lo que importó fue mi voluntad de gicas que construyó la modernidad. Ese
enseñarles, de que podían aprender. Los primer anudamiento entre educación y
consideré como iguales, y aprendieron. desigualdad pega duro al corazón del
Jacotot llama a su método la enseñanza mito pedagógico, que siempre se creyó
universal, edita libros sobre la enseñanza igualitario. Plantear que la educación ha
de la lengua materna, la lengua extranje- servido para embrutecer y eternizar las
ra, la música y la matemática1, entre desigualdades es ir contra dos siglos y
otros, y funda una revista, el Journal de medio, al menos, de políticas y reflexio-
l’émancipation intellectuelle. Tiene discí- nes pedagógicas que sostuvieron estar ha-
pulos, escribe libros, y hasta dirige una ciendo lo contrario. Pero es precisamente
escuela militar. Pero sabe que la emanci- la radicalidad de su crítica lo que permite
pación es tarea de un hombre con otro al texto de Rancière volver a colocar en el
hombre (así, en masculino), y que las ins- centro de las preocupaciones la cuestión
tituciones sociales no toleran bien a los de la igualdad. Una igualdad que, en el
hombres libres. debate educativo latinoamericano, está
Jacotot es interesante porque fue testi- acorralada por hambres urgentes que
go de cómo se gestaron y cómo sucum- dicen que sólo hay que ocuparse de dar de
bieron los ideales igualitarios de 1789, y comer, y por la amenaza de muertes pre-
a pesar de eso siguió sosteniéndolos. Dice maturas, siempre violentas, que sobre-
Rancière sobre Jacotot: “su locura fue vuela las escuelas, cuyo dramatismo difi-
haber percibido... (que el suyo) era el mo- culta pensar en otros plazos, otras cons-
mento en que la joven causa de la eman- trucciones, otras políticas. Una igualdad
cipación, la de la igualdad de los hom- que también está borroneada por las retó-
bres, era transformada en la causa del ricas de la equidad y la educabilidad que
progreso social (...). Jacotot fue el único pululan en los discursos educativos, que
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 69

sacaron hace rato de sus presupuestos la el predominio de la política y la voluntad


posibilidad de considerar a los pobres, los por sobre el saber sabio. No está claro qué
marginales o los perdedores como iguales saberes portará ese intelectual, si será po-
y se conforman, en el mejor de los casos, lítico, filósofo, o poeta. En otra sección,
con gerenciar la crisis y silenciar los con- Rancière dice que la comunidad de igua-
flictos. Aunque no tuviera más méritos les será una sociedad de artistas, porque
que ése, el ensayo de Rancière ya haría un los artistas hacen, hablan de lo que hacen,
aporte fundamental al recolocar a la y transforman sus obras en formas de de-
igualdad en el centro del debate pedagó- mostrar que la humanidad está en ellos
gico contemporáneo. tanto como en otros (p. 95 y ss.). Es esta
El segundo anudamiento entre educa- base igualitaria y este “hacer” lo que se-
ción y desigualdad que plantea Rancière duce a Rancière como proto-ordenamien-
pasa por la figura del intelectual crítico, to de los saberes y los poderes.
del intelectual emancipador, que en la Hay que señalar que Rancière constru-
Francia de 1820 y 1830 estaba represen- ye su texto de una manera extraña. No
tado por los Boutmy, de Giradin o Saint- siempre resulta fácil distinguir quién
Simon, y en la Francia de 1980 en la que habla, y eso también lo hace atractivo y
escribe Rancière por Althusser y Bour- desafiante. Rancière teje sus palabras en
dieu. Este anudamiento también es in- las frases de Jacotot, a quien llama, a
quietante para quien se reconoce herede- veces él, a veces sus fuentes, el Fundador,
ra de las tradiciones críticas. El profesor el Maestro. Es un monólogo a dos voces,
que se anuncia como emancipador de las una voz con eco, un texto que habla con
mentes, dicen Jacotot-Rancière, está re- el pasado, con la herencia de la revolu-
produciendo la misma jerarquía desigual ción de 1789, y con la Francia que sigue
de saberes y poderes; sigue sin renunciar a 1968, con las pedagogías progresistas y
a ubicarse en el escalón superior de las in- críticas, con el poder estudiantil y el
teligencias, señalando el conocimiento y poder profesoral. En esa confusión de
el método verdaderos, despreciando la in- voces, pareciera a veces que no importa si
teligencia de los otros. El intelectual críti- Jacotot existió o no, si las conmovedoras
co no desmantela las jerarquías; antes frases del Journal de l’émancipation inte-
bien, las consagra, aunque sea por medio llectuelle fueron alguna vez publicadas;
de la condena y la crítica. Al denunciar al final de cuentas, como el Telémaco de
que los pobres y marginales son privados Fénelon, el libro es una excusa para inci-
del único conocimiento que vale, que es tarnos a pensar, a contrastar, a construir
el que él detenta, eterniza la desigualdad un sentido.
y la división del trabajo que garantiza su Jacotot dijo que la enseñanza univer-
lugar de privilegio. Lo interesante, a sal no iba a triunfar, pero tampoco iba a
nuestro juicio, de la postura de Rancière perecer. No podía hacer escuela, pero se-
es que no se deja tentar por el populismo, guiría escuchándose. Quiso poner en su
por poner arriba a quien estaba abajo en epitafio: “Creo que Dios creó al alma hu-
la jerarquía y viceversa. Busca desarticu- mana capaz de enseñarse a sí misma, y
lar esa relación político-pedagógica no sin un maestro.” (p. 178). Jacotot fue el
invirtiéndola sino construyendo otra, con Maestro que no era maestro, o que no
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70 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

quería serlo; el maestro que no quería 2001:1) Es esta denuncia de que hay un
fundar una escuela. Pero ¿puede haber cálculo mal hecho, de que hay una injus-
una enseñanza sin maestro? Y también, ticia que no se está escuchando, de que
¿puede haber un maestro sin escuela? hay que volver a pensar sobre la justicia
Rancière parece responder la primera pre- de ese orden, lo que define a la política,
gunta negativamente: no hay enseñanza aún cuando no haya una solución pro-
sin maestro, aunque la enseñanza de ese puesta. La intervención de Rancière es
maestro sea distinta a la didáctica o la pe- plenamente política, y es bienvenida en
dagogía que estamos acostumbrados a un debate educativo crecientemente des-
ver, y tenga más que ver con transmitir politizado, dominado por las didácticas
una voluntad, una posibilidad, una con- tecnocráticas. La obra de Rancière nos
fianza en que el otro es un igual y puede ayuda a pensar en nuestros alumnos como
llegar por sí solo adonde yo, el maestro, iguales, iguales no porque están inmersos
he llegado. Los artesanos flamencos que en la misma situación desesperada y sin
aprendieron el francés podían aprender ley que nos horizontaliza sino porque tie-
solos, pero fue la acción de Jacotot de de- nen un lugar de pares en la sociedad más
cirles que eran capaces de aprenderlo la justa que queremos. Nos hace plantear
que les abrió el camino. La igualdad fue que hay lugar para ellos en este mundo,
un punto de partida y no es un punto de no por un acto caritativo sino porque los
llegada, y ese acto de igualarlos fue pro- creemos iguales, capaces, valiosos para
ducido por un maestro. La segunda pre- nuestras vidas. Y aquí concluimos con
gunta, para Rancière, tiene una respuesta Rancière: “Es cierto que no sabemos si
taxativa: la escuela institucionaliza, orde- los hombres son iguales. Estamos dicien-
na, subordina, y por lo tanto desmantela do que pueden serlo. Esta es nuestra opi-
la emancipación intelectual que procura- nión, y estamos tratando, junto con los
ba Jacotot. Se puede ser maestro sin es- otros que piensan como nosotros, de veri-
cuela; más aún, se debe serlo, porque la ficarlo. Pero sabemos que este pueden
única forma de mantener el ideal igualita- serlo es lo que vuelve a la sociedad hu-
rio es resistir al formato escolar-académi- mana posible.” (p. 98)
co que desiguala.
El tono taxativo, hasta esencialista (“la Notas:
escuela es”) de Rancière clausura la posi-
bilidad de pensar en otras formas de es- (1) Es interesante la observación de
cuela que produzcan otros efectos, for- Rancière sobre el libro de enseñanza de
mas que pueden estar en acción hoy o que la matemática según el método de ense-
merezcan ser creadas. Pero ése es tam- ñanza universal: “obra en la que, mante-
bién uno de sus grandes méritos: “la polí- niendo el hábito frustrante del maestro,
tica es la práctica de afirmar la posición no hay una sola palabra de matemática”
propia rompiendo la lógica del arché; (1991/2003, p. 135). Confróntese esta
esto es, la política es un evento iniciado observación con los tratados de didáctica
por individuos o grupos que insisten que especializada actuales. ¿De qué hablarían
la configuración de un cierto ordenamien- si hubieran mantenido el mismo hábito?
to político está equivocado.” (Panagia,
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 71

Referencias Bibliograficas:

PANAGIA, D. (2001) Ceci n’est pas un


argument: An introduction to the Ten
Theses on Politics, Theory and Event,
Baltimore, MD, vol.5, n. 3, pp. 1-5,
July.
Disponible en:
RANCIÈRE, J. (1991) The Ignorant
Schoolmaster. Five Lessons in Inte-
llectual Emancipation. Stanford, CA:
Stanford University Press. (trans. by
Kristin Ross) Citado según la edición
en español (Laertes:Barcelona, 2003).

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Un ejercicio de filosofía de la educación

Walter Omar Kohan


Profesor titular de Filosofía de la
Educación de la Universidad del Estado
de Rio de Janeiro (UERJ)

La filosofía de la educación ocupa un Los menos afortunados se las verán, sen-


lugar poco interesante en el universo aca- cillamente, con una moral o religión edu-
démico, al menos en nuestros países his- cativas: se les transmitirán, brutal o deli-
panoamericanos. Despreciada en la in- cadamente, fines, valores e ideales.
mensa mayoría de los departamentos de Estos modos de enseñar filosofía de la
filosofía de instituciones de formación educación no están exentos de presupues-
superior, acogida en los de educación, tos sobre el significado y sentido de ense-
acostumbra ser materia obligatoria en los ñar y aprender filosofía así como de sus
cursos de formación de maestros/as. Mu- relaciones con la educación. Básicamen-
chas veces único espacio de contacto con te, se trata de transmitir un cierto saber
la filosofía en la formación, sus docentes, constituido, predeterminado, que permiti-
programas y bibliografía suelen tener, en rá una comprensión más “crítica” del fe-
el mejor de los casos, un carácter enciclo- nómeno educacional o, simplemente,
pédico, totalizador y fundacionista. En comprender la “verdadera” misión de la
todo caso, el repertorio no parece dema- filosofía en la educación. En las versiones
siado variado: historia de las ideas filosó- más aggiornadas, el saber filosófico tiene
ficas sobre la educación por aquí; co- la forma de contenidos conceptuales o ac-
rrientes de pensamiento filosófico sobre titudinales que contribuirán a la adquisi-
la educación por allá; o, entonces, divi- ción de habilidades o competencias de
siones más o menos claras del saber pe- pensamiento crítico, por parte de los/as
dagógico u orientaciones bastante clási- futuros/as profesionales de la educación.
cas del conocimiento filosófico: un poco En este contexto un texto como El
de epistemología, otro poco de axiología, maestro ignorante no podrá situarse fácil
otro poco de ontología, usadas para expli- o cómodamente. Ciertamente encontrará
car el fenómeno educativo. Un alumno resistencias y vacíos. Al fin, se trata ape-
afortunado podrá comprender, con la nas de una historia, dirán los profesiona-
ayuda de un maestro explicador, un saber les. Una fábula, un cuento, una experien-
filosófico, histórico o sistemático, sobre cia. ¿Qué lugar podrá tener esta historia,
la educación. Aprenderá, con sus explica- cuestionarán los eruditos, en el marco de
ciones, a distinguir escuelas y orientacio- tradiciones rigurosas de enseñanza, con
nes pedagógicas, períodos, conceptos y métodos más o menos consolidados de
categorías, que sabrá atribuir a ciertas co- transmisión del saber? Algunos podrán
rrientes de pensamiento ya instituidas. incluso admitir cierto valor literario en la
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narrativa de Rancière, la considerarán toria cuya significación no radica en las


una bella historia. Pero difícilmente al- particularidades de Jacotot, en tratarse de
guien se atreverá a asignarle algún espa- este y no de aquel maestro, sino de un
cio en las instituciones donde se enseña maestro que encarna en sí mismo todo/a
formalmente filosofía de la educación. Al maestro/a que quiera servirse de él para
fin, aun los que se atrevan cargarán con el preguntarse por qué y para qué enseña y,
peso de las advertencias del propio Ran- más importante todavía, para cuestionar-
cière: no se trata de institucionalizar se qué diablos está haciendo consigo
nada, inclusive porque “jamás un partido, mismo/a y con los/as otros/as cada vez
un gobierno, un ejército, una escuela o que se viste de maestro/a en un aula.
una institución emanciparán una única Por eso, como el ejercicio del maestro
persona” (p. 132). que se interroga a sí mismo, la lectura de
Es en esta confrontación, en este vacío El maestro ignorante puede ser un bello
entre dos formas contrapuestas de enten- trabajo de emancipación, en uno de los
der la filosofía de la educación que pre- sentidos que Rancière le confiere a la pa-
tendo situar esta intervención. Me impor- labra en este libro: forzar una capacidad,
ta explorar en qué sentido la lectura del El ignorada o negada, a desarrollar todas las
maestro ignorante puede constituir una consecuencias de ese reconocimiento.
experiencia formativa interesante, sobre Ejercicio emancipatorio de lectura que
todo para aquellos/as que ya tienen o están nos fuerza a poner en cuestión el modo y
en busca del oficio de enseñar; esta lectu- sentido con que enseñamos, las fuerzas
ra puede ayudar también a problematizar que nos mueven a hacerlo, las apuestas
el modo habitual de entenderse la filosofía políticas que, sepámoslo o no, afirmamos
de la educación, particularmente en nues- en nuestra práctica. Emancipatorio si nos
tras instituciones universitarias. En ver- permite, al fin, educar sin subestimar a
dad, la cuestión no se limita a un aspecto nadie, empezando por no subestimarnos a
disciplinar, porque lo que está en juego al nosotros mismos.
leer El maestro ignorante es el sentido con Así, aun cuando puedan distinguirse
el que ejercemos el pensamiento aque- en El maestro ignorante algunas tesis de
llos/as que trabajamos en educación. peso, sustantivas (el principio de la igual-
Así, considero que uno de los valores dad de las inteligencias; “existo, ergo
principales de la única obra de Rancière pienso”, la explicación es el arte de la dis-
sobre la materia radica en la gracia y la tancia, la relación entre voluntad e inteli-
vitalidad con que propone una forma re- gencia, el estatuto político y filosófico de
novada y renovadora de ejercer la filoso- la igualdad, etc.), no reside en ellas lo
fía de la educación. Se trata, al fin, de un más interesante de la apuesta de Ranciè-
ejercicio. Pensamiento vivo y en acto. re. Al contrario, se trata de tesis polémi-
Nada de esquemas, clasificaciones, gene- cas, sumamente discutibles, de acepta-
ralizaciones. Filosofía en acto, gesto de ción bastante difícil, dada la forma osten-
interrogación, irrenunciable, sobre la pro- siblemente radical y provocativa con que
pia práctica. Experiencia singular que da son expuestas. Ciertamente, no es un
lugar a un pensamiento singular. Singular libro para suscitar acuerdos o consensos.
por diferente y común, por ser la historia Sería extrañamente contradictorio valori-
de un maestro y no de un individuo, his- zar su fuerza explicadora.
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 75

Al contrario, la potencia de El maestro imposible continuar pensando y haciendo


ignorante parece radicar en los desacuer- de la manera en que lo hacíamos.
dos que supone y provoca, en el trabajo De esta forma, la filosofía de la educa-
de pensamiento que desencadena en tanto ción se torna un ejercicio que no explica,
expresión solitaria, inaudita, disonante y, no legitima, no consolida. Escapa a la
sin embargo, con fuerza suficiente para tentación de constituirse como ley y
interrogar una realidad que desconsidera como verdad. Al contrario, desacraliza,
sus principales proposiciones o, en el polemiza, interroga. Impide que enseñe-
mejor de los casos, las ignora. La fuerza mos de la forma que enseñábamos, que
de la narrativa no está en la originalidad pensemos la educación de la forma que la
de las tesis que propone sino en la radica- pensábamos, que seamos los mismos
lidad de la experiencia que provoca. educadores que éramos. Amplía así nues-
Porque, admitámoslo de una buena tra libertad de pensar, ser y enseñar de
vez, todos en educación, unos un poco otro modo del que pensamos, somos y en-
más, otros un poco menos, afirmamos lo señamos. Esta es, a mi entender, la fuerza
que Jacotot niega y desconsideramos lo emancipadora de El maestro ignorante.
que más valoriza. Partimos de la des- Este es su valor filosófico y pedagógico:
igualdad. Somos formados para explicar encerrar al lector en un círculo del que
lo que aprendemos (la desigualdad). sólo puede salir valiéndose de su propia
Somos explicados. Entonces, explicamos. inteligencia. Disruptor de los círculos de
Ahondamos la desigualdad. Volvemos a lo obvio, lo normal y lo incuestionado
explicar. Todo continúa como era enton- que habita en nosotros hace de la emanci-
ces: no podemos, claro, salir del círculo pación una cuestión de sobrevivencia.
del embrutecimiento. Seguimos explican-
do. De por vida. Embrutecemos. Nos em- La inflexible igualdad del ejercicio: El
brutecemos. anti-Sócrates.
Jacotot nos expone a nuestro contra-
rio. Propicia (¿fuerza?) un encuentro con Este ejercicio de filosofía de la educación
lo que no hacemos ni valorizamos. Así, tiene como punto inflexible, irrenuncia-
nos lleva a volver a pensar el modo y sen- ble, la igualdad. Se trata de un principio,
tido de lo que hacemos. No se trata, claro, una opinión, un supuesto, algo que no
de “transformar” el modo en que pensa- tiene valor de verdad, que no puede de-
mos el enseñar y el aprender. Tampoco es mostrarse, pero sin el cual no puede fun-
cuestión de dejar de hacer lo que hacemos darse, en la perspectiva de Rancière, una
para hacer lo contrario. Se trata, al con- educación radicalmente diferente de
trario, de pensar por qué esta forma de aquella dominante según la lógica de la
educación emancipadora se encuentra en superioridad-inferioridad.
las antípodas de lo que se tornó evidente Para Rancière, cuando la igualdad se
en nuestras teorías y nuestras prácticas. coloca como objetivo o como finalidad y
Se trata de pensar por qué no hemos po- no como principio, se afirma la lógica
dido pensar que estamos atontando y desigualitaria que la niega. Precisamente
atontándonos. Y aunque, no es cuestión su relación con la igualdad es lo que defi-
de seguir los preceptos de un nuevo mé- ne el carácter conservador o revoluciona-
todo ni de copiar un modelo, nos resulta rio de un/a educador/a. Será liberador
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quien, partiendo de la igualdad la verifi- tende imponer, como todos los maestros
que y permita así percibir la potencia no de la tradición, su saber sobre el saber de
inferior de toda inteligencia. Cualquier los otros. Que su saber sea un saber de ig-
otra relación con la igualdad que no sea la norancia sofistica y oculta su carácter em-
de principio es, para Rancière, embrute- brutecedor. Lo disimula.
cedora. Todos los que conversan con Sócrates
De esta forma, la igualdad es, al en los diálogos de Platón tienen algo, lo
mismo tiempo, condición y límite de un mismo, que aprender. No importa si de
modo de practicar la filosofía de la edu- hecho el diálogo llega a un saber conclusi-
cación: por un lado, es aquello que, en la vo o a una aporía: todos deben aprender
óptica de Rancière, permite pensar filosó- que aprender con la filosofía, con Sócrates,
ficamente la educación; al mismo tiempo, significa dejar de saber lo que creían saber;
es aquello sin lo cual no puede pensarse todos deben saber que para aprender el
una educación tal. La igualdad es el axio- saber filosófico hay que acompañar el ca-
ma del pensamiento, su fondo, lo no filo- mino del maestro, hay que dejarse llevar
sófico que abre espacio a una filosofía. adonde el otro, el que sabe, quiere ir.
Paradoja de la igualdad. El esclavo del Menón es emblemático:
Tal vez sea interesante apreciar el peso no sólo no aprende nada por sí mismo
de la figura de Sócrates en este ejercicio. sino que aprende que para aprender nece-
Sabemos el papel singular, fundador, pa- sita de alguien que lo lleve de la mano,
radójico, de Sócrates en nuestra tradición como Sócrates, a saber lo que de cual-
de filosofía de la educación. Singular por quier modo tendría que aprender. El es-
incomparable, fundador por inaugural, clavo también aprende su ignorancia y la
paradójico porque siendo reconocido por sabiduría del maestro: aprende que para
todos como el primer filósofo de la edu- aprender debe seguir otra inteligencia, la
cación ejercita una filosofía de la educa- del maestro. Así, el diálogo con Sócrates,
ción contraria a la de sus propios cele- profundiza su esclavitud. La refuerza. Lo
brantes. embrutece.
La tentación de asimilar el maestro ig- Para peor, Sócrates esconde su pasión
norante a un Sócrates modernizado es atontadora bajo una apariencia libertado-
grande, fácil, inmediata. Sin embargo, ra. Su disfraz, sus máscaras, el modo en el
Rancière arremete contra el ídolo. Lo des- que oculta su pasión desigualitaria, lo tor-
hace política y filosóficamente. No le per- nan más peligroso. Con todo, para cual-
dona su veta desigualitaria. Le reprocha quier observador interesado en la emanci-
su pasión por la superioridad y la inferio- pación, resulta claro que Sócrates atonta:
ridad. Al fin, por detrás de su declaración no pregunta porque ignora, para saber y
de ignorancia, Sócrates, el divino, le hace para instruirse, sino que pregunta porque
caso al oráculo: piensa que él es el más sabe, para que los otros “recuerden” lo
sabio en la pólis y su tarea consiste justa- que él ya sabe y, sobre todo, para que
mente en tratar de mostrar a los otros el sepan que él tiene el único saber que vale
poco valor de su saber, sobre todo, com- alguna cosa. Sacrílego saber de ignoran-
parado con el saber del propio Sócrates. cia. Dijo que nunca buscó enseñar y siem-
Sócrates no es un maestro ignorante; pre supo, de antemano, aquello que los
es un sabio maestro de la ignorancia. Pre- otros debían saber. Indigno saber de igno-
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 77

rancia. Amante del saber de ignorancia, da lección (educacional) del ignorante:


pretendió que todos amasen su mismo sólo a partir de la paradoja, revolcados en
saber. Perverso uso de la ignorancia. Se- el lodo paradójico, podemos encontrar
guidor del oráculo, sólo valorizó el único algún sentido en educación.
saber que legitimaba su propio saber. Em- Finalmente, la lección de la emancipa-
brutecedora y atontadora política del des- ción de un maestro que se emancipa a sí
precio. mismo, que enseña con su propio método,
esto es, sin método. Que enseña también
Las lecciones de una lectura que la emancipación no tiene nada que
ver con un contenido, una doctrina o un
Otra vez, Rancière nos enfrenta a lo que conocimiento. Que nadie puede emanci-
queremos y no queremos ser, como maes- par a nadie. Que escribe su propia histo-
tros/as. Porque, ¿qué maestro/a no ha ria para que otros/as maestros/as la lean.
querido ser Sócrates? ¿Quién no se ha de- Y otro/a maestro/a lee la historia, la pien-
leitado con su disfrazada ignorancia? sa, y la cuenta para que otros/as maes-
¿Quién no se ha querido calzar ese mismo tros/as la piensen. Y se emancipen, en la
disfraz del preguntador que no pregunta? contradicción y la paradoja. Al fin, un ser
Otra vez el valor de situarse en las antí- humano puede lo que puede cualquier
podas del sentido común pedagógico, otro ser humano. Tercera lección (políti-
otra vez Rancière nos encierra en un cír- ca) del ignorante: hay una única educa-
culo del que sólo podemos salir por nos- ción que vale la pena, la que emancipa sin
otros mismos. Primera lección (filosófi- emancipar. Quien no deja que los/as
ca) del ignorante: lo más natural, eviden- otros/as se emancipen embrutece.
te y aceptado pedagógica y socialmente Tres lecciones para la filosofía, la edu-
acaba siendo lo más problemático filosó- cación y la política. Lección de política
ficamente. para la filosofía de la educación. Lección
Al mismo tiempo que El maestro ig- de filosofía para la política de la educa-
norante nos enfrenta a la incomodidad de ción. Lección de educación para la políti-
percibir nuestro contrario, a la vez que ca de la filosofía. Lecciones, para quien
problematiza nuestras obviedades, nos quiera oírlas, de una experiencia de filo-
acompaña en la apertura de sentido que sofía de la educación.
propicia la percepción de la paradoja, nos
permite pensar el carácter constitutiva- Referencias bibliográficas
mente paradójico del acto pedagógico.
Pues Jacotot nos muestra, por ejemplo, RANCIÈRE, Jacques. (2002) El maestro
como la ignorancia es, a la vez, necesaria ignorante. Laertes: Barcelona.
e imposible al enseñar, del mismo modo
que el axioma igualitario y la emancipa-
ción son necesarios e imposibles en el
orden social. O que sólo puede enseñar
quien no tiene nada que enseñar. Porque
enseñar de verdad, diría Rancière, no
tiene nada que ver con trasmitir sino con
permitir que el otro se emancipe. Segun-
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La futilidad de la explicación, la lección del poeta
y los laberintos de una pedagogia pesimista

Carlos Skliar
Profesor del Posgrado en Educación
de la Universidad Federal
de Rio Grande do Sul (UFRGS)

I vía: “es el explicador quien tiene necesi-


dad del incapaz” –para citar algunos
Todo lo que ha ocurrido ejemplos emblemáticos– remiten al lector
teme a su palabra a una lectura diferente, que lo obliga a
ELÍAS CANETTI1 tomar rápidas y confusas decisiones y
que, también, lo fuerza a permanecer en
Pretendo, en estas pocas, provisorias y las ambigüedades de su pensamiento; una
desordenadas notas, ser capaz de prestar lectura que difiere de otras lecturas y de
mi homenaje a un libro –El maestro igno- otras escrituras.
rante2– hablar de mi seducción por un pe- Así como el texto de Rancière no puede
dagogo de inicios del siglo XIX –Joseph ser explicado –pues, recordemos, se trata
Jacotot– y expresar mi gratitud por un sobre todo de un texto que hace mención a
autor contemporáneo –Jacques Rancière– otro texto que, a su vez, abomina de toda
que lo rescató de la oscuridad de las fal- lógica explicativa– tampoco hay nada que
sas e indignas memorias. explicar y no hay nada que comprender en
Y trataré de utilizar un lenguaje apro- el aforismo. Esa es la cuestión. Este libro,
piado a la naturaleza del texto en cues- y los aforismos, no explican nada; unas
tión; un lenguaje cuya tendencia sea no la veces preguntan, otras veces suplican,
de explicar en demasía, no la de exceder- otras veces replican y, casi siempre, nos
se en vanos aunque efectivos adjetivos, acompañan, es decir, nos reverberan. No
no la de pretender ir más allá de su propio son un objeto de comprensión; no lo son,
e impreciso punto final. al menos, en el sentido que la moral y/o la
De hecho, esa forma de lenguaje que ética pretenden darle. Este libro y los afo-
me propongo utilizar –en cierta forma pa- rismos –tal vez como la pedagogía
recida a aquella de los aforismos– es una misma– deben ser, eso sí, mirados, toca-
de las cuestiones que más me ha llamado dos, sentidos, escudriñados, auscultados, o
la atención en el estilo del texto de El bien nada. En síntesis: no hay indiferencia
maestro ignorante de Rancière; frases posible cuando de los sentidos y de los sin
como “todo está en todo”, o “compren- sentidos de la educación se trata.
der es el causante de todo el mal”, o “el El libro El maestro ignorante, el pro-
único error sería considerar nuestras pio Rancière y Jacotot son, sin lugar a
opiniones como verdades”, o “quien no dudas, una extraña conjunción de aven-
conoce la verdad busca por ella”, o toda- turas y de experiencias intelectuales
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80 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

transformadas en aforismos. Nos dejan, pensado como lo habitual pedagógico –y


a nosotros lectores de pocas palabras, en por eso mismo, algo de lo que parecemos
medio de un torbellino de nuevas y viejas incapaces de remover– y la convicción
ideas, y cuya lectura no puede tener como que las extravagancias educativas son
finalidad la de una rápida traducción en mucho más promisorias que la metástasis
discurso pedagógico rancioso, en una eté- de las reformas ordenadamente insípidas
rea reforma educativa, en un simple cam- de los ministerios.
bio curricular, etc. Un libro que es como un tumultuoso
Y aunque resuene como una contradic- espejo que retrata tanto aquello que
ción en relación al texto con el cual pre- hemos hecho siempre de la pedagogía y
tendo conversar –pues nada o muy poco aquello que la pedagogía ha hecho siem-
de la diferencia parece respirar en sus pá- pre de nosotros, así como también refleja
ginas– tenemos aquí la oportunidad de aquello que no hemos hecho nunca de la
leer un texto diferente y de ser diferentes pedagogía y lo que la pedagogía no ha
al leer el texto. Ser otros en la lectura y hecho nunca de nosotros.
otros en la escritura. Y, sólo si fuera el Un libro que habla del horror de la
caso, sólo si hubiese extrema necesidad, pretensión del conocimiento, del tedio de
sólo si existe alguna urgencia desmedida, la explicación y de la comprensión banal;
ser inclusive otros en la pedagogía. un libro que relata una ambivalencia apa-
sionada por la propia lengua, por la tra-
II ducción, por las inteligencias, por la
igualdad, por la emancipación y por la
En estos tiempos donde se prestan pocos lección de los poetas, la lección de la lite-
homenajes pero hay una urgencia inhóspi- ratura, la lección del arte. Un libro que no
ta para censurarlo todo y a todos; en estos nos deja indiferentes, pues su mirada pa-
tiempos donde poco seducimos con la pa- rece destejer el sin sentido de nuestra pe-
labra y menos aún nos dejamos seducir dagogía.
por la palabra del otro; en tiempos éstos La gratitud por el pedagogo Joseph Ja-
donde parece que vale más la impiadosa y cotot, un revolucionario en la Francia de
vulgar crítica que la gratitud por aquello 1789, después exiliado en los Países
que se ofrece sin pedir nada a cambio; en Bajos al restaurarse la monarquía de los
estos tiempos, entonces, me dispongo a Borbones y lector de literatura francesa
homenajear, a dejarme seducir y a expre- en la Universidad de Lovaina.
sar mi gratitud por El maestro ignorante, Un pedagogo que en 1818 decidió ale-
por Joseph Jacotot, y por Rancière. jarse de lo habitual de sus treinta años de
Un homenaje a un libro escrito en tres experiencia pedagógica al encontrarse
tiempos –el tiempo de Jacotot, el tiempo con un grupo de estudiantes, la mayoría
de Rancière y “mi” tiempo– acerca de la de los cuales no sabía nada de la lengua
historia de una pedagogía inaudita y/o pe- francesa. Un pedagogo que ignoraba por
simista, el relato de una aventura intelec- completo el idioma de sus alumnos, des-
tual, la revelación de un acontecimiento acomodado e incluso desintegrado por la
inesperado. imposibilidad de la transmisión, de la ex-
Un libro que (me) produce, no obstan- plicación y de la tranquilizadora y apa-
te, la desolación de aquello que ha sido rente comprensión de los otros.
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 81

Un pedagogo que, en verdad, no quiso cerlo vivo y percibido por nuestras vidas,
aprender la lengua de sus alumnos y que, hasta hacerlo voz propia en medio del
aún distante de la imposición de un falso orden y del desorden de su época y de la
consenso, utilizó su perplejidad inicial nuestra.
para ir en la búsqueda de alguna cosa en Un autor que no precisó profanar la
común que los reuniera, creyendo –tal vez tumba de Jacotot para contarnos una his-
ingenuamente– que de ese modo la ley de toria igualmente ya profanada y que, por
la lengua, la ley del maestro, la ley de la el contrario, hizo justicia a las verdades y
explicación y/o la ley de su propia palabra, a los defectos del pedagogo.
no acabaría por herir y apagar las furiosas Rancière no pretende enseñarnos una
y sensibles desemejanzas entre ellos. historia, en el sentido que no hay una lec-
Un pedagogo que no quiso atontar a ción para aprender; nos deja en soledad
sus alumnos con infinitas explicaciones con aquella inscripción grabada en la
sin origen y sin porvenir. Y que pensó, tumba de Jacotot: “Creo que Dios creó el
ante todo, en la posibilidad de emancipar alma humana capaz de instruirse por sí
sus inteligencias, en igualarlas –¿en ha- misma, y sin maestros” (Rancière, 2003,
cerlas iguales?– pero no en domesticar- p. 178).
las, en obligarlas a una fútil comprensión Pero un autor que nos deja a solas para
de una fútil explicación. instruirnos, aunque sin quererlo, un minu-
Un pedagogo cuyas razones parecen to después de cerrar la página ya leída, un
haber huido de los presidios metodológi- segundo después de entrecerrar nuestros
cos, aunque no de una creciente y siste- ojos cansados de la figuración de un
mática actitud filosófica delante de las tiempo otro, y cansados también de la
cuestiones pedagógicas. Sus problemas, exacerbada presencia e insistencia de esta
sus preguntas, sus dilemas se nos presen- vida escolarizada pero sin vida.
tan ya no como pasos calculados de una Un autor que recupera la historia para
secuencia técnica, sino como dolorosas y
hacerla nuevamente presente, para no ol-
vigilantes inquietudes filosóficas. Inquie-
vidarla y, como el propio Rancière nos
tudes éstas, como todas las otras, que ne-
dice, para no seguir edificando de cual-
cesitan mantenerse vivas en el corazón de
quier forma, impunemente, ciegamente,
la interrogación y no ser abandonadas en
escuelas, programas, métodos y pedago-
la indiferencia de unas rápidas y pueriles
respuestas. gías. Un autor que al reconstruir la histo-
Y la seducción de un autor, Jacques ria de una disonancia inaudita nos hace
Rancière, quien nos ofrece un prólogo recordar, línea tras línea, la consonancia
–sólo para nosotros, lectores de lengua tediosa de la pedagogía de nuestros días.
española– con la intención de compartir Un autor que apuesta fuertemente a la
los sentidos que podría tener una atenta idea de igualdad, de la cosa en común, de
lectura de la historia de un curioso peda- aquello que es o que debería ser para
gogo francés, en apariencia ajeno a nues- todos igual, y que cree que la igualdad y
tro tiempo, a nuestra espacio y a nuestras la inteligencia son sinónimos. Y que
preocupaciones educativas. desde esa perspectiva, en esa perspectiva,
Un autor que en cada página parece sufre la tensión constante de su ambigüe-
exorcizar el cuerpo de Jacotot hasta ha- dad entre el ideal de la igualdad, la utopía
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82 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

de la igualdad y la práctica ominosa del mí mismo tal vez más atónito todavía–:
igualitarismo. ¿qué quedaría? Pues sin la explicación
Que estas pocas, provisorias y desor- toda y cualquier pedagogía conocida y
denadas notas sean, entonces, el más sim- por conocer parece deshacerse en el aire.
ple de los homenajes, la mayor de las gra- Suponemos, de hecho, que sin explica-
titudes posible y la más pura seducción ción no hay siquiera una palabra inicial,
por un libro, por un pedagogo y por un un mínimo punto de partida.
autor que, seguramente, no nos dejarán ¿Podría la pedagogía, acaso, subsistir
conciliar tan fácilmente nuestra vida con sin explicación?
nuestra pedagogía. ¿No es la pedagogía justamente la ex-
plicación?
III ¿No es la pedagogía el imperio abso-
luto y tiránico de la explicación?
Ser mejor sólo quiere decir: llegar a Jacotot y Rancière nos ofrecen algu-
conocer mejor. Sin embargo, debe nas alternativas. Ellos dicen, para comen-
ser un conocimiento que no nos zar, que es necesario invertir la lógica de
dé tregua, que nos acose siempre. la explicación, el sistema explicativo de
Es mortal un conocimiento la pedagogía, la pedagogía que es sólo ex-
que nos vaya aplacando plicación: “La explicación no es necesa-
ELÍAS CANETTI ria para socorrer una incapacidad de
comprender. Es, por el contrario, esa in-
Es preciso decir, antes que nada, que El capacidad... Es el explicador quien tiene
maestro ignorante es un libro para leer y la necesidad del incapaz, y no al contra-
no un libro para (re)escribir. Un libro para rio, es ella lo que constituye al incapaz
pensar la pedagogía, sí, pero también –y como tal” (op. cit., p. 15).
sobre todo– un libro para pensar por qué De este modo la explicación no es otra
leemos lo que leemos y por qué escribi- cosa que la invención y la construcción
mos lo que escribimos. El maestro igno- constitutiva de la incapacidad del otro. Se
rante es, en ese sentido, un libro que nos explica, pues se ha creado con anteriori-
invita a leer y a escribir mucho más ho- dad un incapaz que necesita de la expli-
nestamente. cación. La invención –y la construcción–
Leí El maestro ignorante, en su edi- de la incapacidad del otro es aquello que
ción brasileña, durante la primavera del posibilita el nacimiento de la figura del
2002. Y al mismo tiempo que avanzaba en explicador. Y justamente es el maestro el
la lectura de algunos párrafos, iba tratando explicador que ha inventado al incapaz
de crear una traducción y una transmisión para justificar su explicación. Por lo
del texto para mis alumnos de la Facultad tanto, el explicador y el incapaz constitu-
de Pedagogía. Les decía, pues eso era lo yen un binomio inseparable de todas las
que estaba leyendo –pero no haciendo– presuposiciones pedagógicas, actuales y
que la explicación termina por subesti- pasadas. No hay maestro explicador sin
marlos, que la comprensión los atontaba y alumno incapaz previamente construido.
que la instrucción los disminuía. No explicarás, resulta ser así uno de
Pero de no haber explicación, me pre- los primeros mandamientos del maestro
guntaban atónitos –y yo me preguntaba a Jacotot. O bien, quizás, una de sus prime-
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 83

ras y más resonantes disonancias pedagó- embellecerla, hacerla cada vez más per-
gicas. fecta, estilizarla. Sin embargo, la explica-
Sin embargo, el no explicarás, es ción en la cual ha sido formado y a la cual
mucho más que un férreo mandamiento o sigue buscando con desesperación, es una
una simple disonancia: se trata en verdad explicación que nada explica a no ser en
de una forma de pensar el pensamiento, de una lógica muy particular, a no ser en su
un modo de transmitir la transmisión pe- propia, monótona e insulsa lógica expli-
dagógica, y no un aparato de explicación cativa.
dirigido a explicar, tautológicamente, las Así, la lógica de la explicación se per-
razones y la lógica de la explicación. petua hasta el infinito, pero no en su sen-
Veamos bien. Explicar es un monstruo tido progresivo, de avance; muy por el
de mil caras, cuya finalidad parece ser la contrario, esa lógica: “comporta, de ese
de disminuir al otro a través de los terro- modo, el principio de una regresión al in-
res de las palabras hábilmente encadena- finito: la reduplicación de las razones no
das en la gramática del maestro; ese tienen jamás razón de detenerse” (op.
monstruo “explicador” crea a cada mo- cit., p. 13).
mento la sensación que el cuerpo del La pedagogía es, así, la perpetuidad y
maestro aumenta su tamaño, en la misma la cosificación de la relación entre una
proporción que hace diminuto el cuerpo explicación y una comprensión que le
del alumno. Y en la medida en que el sigue como una sombra y que debe ser su
maestro hace más amplia la magnitud de copia fiel, su equivalencia del lado del
su explicación, el cuerpo del alumno va alumno, el calco de su origen.
quedando cada vez menor, hasta hacerse La explicación es propiedad exclusiva
huérfano de sí mismo: es empequeñecido del maestro; en cambio, la comprensión,
por la explicación. Así, la explicación es el entendimiento, es una propiedad provi-
un constante y perverso proceso de empe- soria del alumno. En medio de los dos
queñecimiento del otro o, en las palabras mecanismos (explicación/comprensión)
de Rancière, de atontamiento-embruteci- se instala, para siempre, el arte de acabar
miento del otro. con las distancias: la distancia entre dos
El alumno es algo, alguna cosa, cuya sujetos, entre dos inteligencias, entre dos
incapacidad previamente determinada ne- lenguas. El maestro explicador ahoga de
cesita de explicaciones. Él mismo tiene una vez esa distancia, la reabsorve en el
que ser explicado por la explicación del seno de su palabra, de su eterna palabra.
maestro. Él no puede explicarse a sí La pedagogía, para Jacotot, debe subs-
mismo, sino por la explicación cotidiana, traerse de la explicación, debe quedar
seriada, graduada, sistemática, del maes- huérfana del orden de la explicación,
tro. El alumno es –lo que es decir: existe– debe eliminar la todo-poderosa presencia
sólo en la medida que es primero inventa- del explicador, debe, en síntesis, dejar de
do y, más luego, explicado por el maestro. explicar.
Y el maestro ha sido formado en el Es necesario, por lo tanto, invertir la
arte o, para decir mejor, en la técnica de la lógica de la explicación: la lógica de in-
explicación. Y después de su primera for- ventar al otro incapaz y la lógica conse-
mación sigue pensando en la estética im- cuente –aunque simultánea– del acto de
placable de su explicación: mejorarla, explicar.
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84 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

¿Cual sería entonces la primera frase propio camino, al quebrar en dos el


de la pedagogía que nos queda? ¿Aquella mundo de la inteligencia” (op. cit., p. 17).
frase que, por lo tanto, podría dar inicio al No hay nada para explicar, como ya
sentido primero de la pedagogía? fue dicho. Pero: ¿no hay nada para com-
Para nuestro maestro esa frase bien prender?
podría ser la siguiente: “Es preciso que Si la explicación deja al maestro en
yo les enseñe que nada tengo para ense- una posición de superioridad en el juego
ñarles” (op. cit., p. 24). de las desemejanzas, entonces la com-
Enseñar aquello que no se tiene para prensión será siempre esa posición nece-
enseñar. sariamente inferior que estará destinada
Esa es la tarea del maestro ignorante. al alumno. El maestro explica, el alumno
Esa es la lección (felizmente) pesimista comprende. He aquí la geometría del es-
de Jacotot –y, claro está, también de Ran- panto de una pedagogía atontadora. Y aún
ciére–. más: si el alumno no llega a comprender,
entonces surgirá como gesto divino,
IV como la más sublime expresión del oficio
del maestro su reexplicación. Una reex-
No comprenderás parece ser el segundo plicación que ahogará todo intento de
mandamiento o la segunda disonancia pe- fuga y de emancipación del alumno y de
dagógica que nos presenta Jacotot. su inteligencia.
La comprensión ha sido pensada, por Comprender ya no es, entonces, un
lo general, como un movimiento de la acto de la razón ni un movimiento del
razón, como el movimiento último de la pensar, sino la captura definitiva del
razón, como la positividad de un movi- alumno por parte de la explicación del
miento a través del cual hemos asimilado maestro: “comprender significa, para él,
alguna cosa, capturándola, sintetizándola, comprender que nada comprenderá, a
ordenándola y que nos hace sentir ya lis- menos que le expliquen” (op. cit., p. 17).
tos para dar a conocer, a ofrecer, a ofren- El ser-alumno se transforma, paulatina y
dar esa cosa, finalmente, a los demás. devastadoramente, en un ser-explicado.
La comprensión, así pensada, es un No hay existencia en el alumno a no ser
acto individual de posesión, un egoísmo que la expliquen su existencia como ser-
de una razón auto-satisfactoria, la otra alumno. Y aún así, el alumno nunca podrá
cara, no muy diferente, de ese monstruo ser-un-otro: será siempre explicado, com-
que es la explicación. prenderá la explicación, será él mismo
Jacotot y Rancière piensan que la esa lógica implacable.
comprensión es de una naturaleza maléfi- Es así que la pedagogía nos es dada:
ca, pues hiere la razón, la interrumpe, la primer paso, la explicación; segundo paso,
deja sin movimiento, quiebra su insisten- la comprensión; tercer paso, la reexplica-
te fragilidad, la ordena de una vez y para ción; cuarto paso, una reiterada compren-
siempre. Comprender es, en las palabras sión; y en medio de tantos pasos, supongo,
de Rancière, el inicio del fin: “Compren- la mayor desolación imaginable, tanto para
der es el causante de todo el mal. Inte- el maestro como para el alumno.
rrumpe el movimiento de la razón, des- Se forma al maestro para explicar la
truye su confianza en sí, lo expulsa de su incapacidad del alumno y se forma al
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 85

alumno en su incapacidad para compren- plicación del maestro y la comprensión


der, inútilmente, la explicación del maes- del alumno– se hace necesario ahora re-
tro. Todo perfeccionamiento parece se- tornar, tal vez con mayor intensidad, a
guir esta extraña trayectoria; y la búsque- una pregunta anterior: si la pedagogía no
da para hacer comprender cada vez más es el acto de explicar, ni tiene como fina-
“se vuelve –dice Rancière (op. cit., p. lidad la comprensión ¿qué es aquello que
17)– un progreso en el embrutecimiento”. inaugura la relación del maestro con sus
A diferencia de esa imagen del maes- alumnos? ¿Cuál sería la primera inquie-
tro, el maestro ignorante anula, en una tud, la primera sílaba, el primer movi-
operación pedagógica única y singular, miento? ¿De quién sería? ¿Cómo se inicia
tanto la explicación como el entendimien- aquello que tan cotidiana e impunemente
to del otro. Disocia una cosa de la otra. denominamos como pedagogía?
Explica que nada tiene para explicar y los Para Rancière es necesario preguntar-
alumnos comprenden que nada tienen se, ante todo, si el acto de recibir la pala-
para comprender. De ese modo, ya no hay bra del maestro es un testimonio de igual-
explicaciones ni mejores ni peores, ni in- dad o de desigualdad. En este sentido, el
trascendentes ni trascendentes, pues ya propósito inicial y definitivo de la peda-
no hay explicación. No hay comprensión gogía debería ser aquel de no hacer de
ni mejor, ni peor, ni intrascendente, pues dos inteligencias una inteligencia única,
ya no hay comprensión. De esta forma, y una inteligencia sola. Pues hay embrute-
lo que creo es más importante todavía, ya cimiento cuando se liga una inteligencia a
no hay alumnos incapaces, diminutos, pe- otra inteligencia. El embrutecimiento re-
queños, incompletos, inferiores, como así sulta ser, así, la coincidencia plena entre
tampoco hay alumnos capaces, gigantes, inteligencias: “No hay inteligencia donde
grandes, completos, superiores. Y no hay, hay una agregación, ligadura de un espí-
además, maestros sabios que no hacen ritu a otro espíritu” (op. cit., p. 47). El
otra cosa que asimilar la inteligencia, el propósito de la pedagogía es aquel de
cuerpo y la palabra del otro en su propia poder enseñar aquello que se ignora, al
inteligencia, en su propio cuerpo, en su mismo tiempo que el otro pueda servirse
propia palabra: “El explicador es aquel y utilizar su propia inteligencia.
que impone y anula la distancia (...) y que Recordemos entonces, para poder res-
la reabsorbe en el seno de su palabra” ponder las cuestiones anteriores, la situa-
(op. cit., p. 13). ción originaria y peculiar de Jacotot y de
sus alumnos en 1818.
V Jacotot ignoraba la lengua de sus
alumnos. Los alumnos ignoraban la len-
Uno no sabe nunca lo que resulta gua de Jacotot. El acto de recibir la pala-
si las cosas cambian de repente; bra del maestro era imposible. El acto de
¿pero sabe uno lo que resulta comprender la palabra del maestro era
si no cambian? impensable. Nada podía ser explicado,
ELÍAS CANETTI nada podía ser comprendido.
Por ello, me parece, la pregunta ante-
Puestos bajo sospecha los dos principios rior de Rancière –si el acto de recibir la
más pétreos da nuestra pedagogía –la ex- palabra del maestro es un testimonio de
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igualdad o desigualdad– tal vez no tenga concentró todas sus energías en hacer de
demasiado sentido: no hay allí ni des- esa lengua la lengua “final”. Buscó, ade-
igualdad ni igualdad. No es esa la cues- más, el lazo mínimo de una cosa en
tión. Hay, eso sí, diferencias; diferencias común, pero al hacerlo ignoró el lazo del
de diferencias; diferencias que difieren otro con su propia alteridad. No utilizó el
cada vez más. francés para hablar con sus alumnos y pre-
El alumno habla una lengua diferente cisó de un intérprete para que sus alumnos
del maestro; el maestro habla otra lengua le hablasen, se hicieran oír, le contasen, le
diferente de aquella del alumno. Pero, en narrasen, en fin, lo comprendiesen.
verdad, el extranjero aquí es Jacotot y no Jacotot encontró esa cosa común en la
sus alumnos. Su lengua es la extranjera. edición bilingüe de Telémaco. El libro fue
La pregunta entonces se contorsiona de para él ese lazo mínimo a partir del cual
tal modo que se hace necesaria otra pre- sugirió a sus alumnos que aprendieran el
gunta: ¿cómo es posible responder a la texto en francés. No es éste el método Ja-
cuestión de quien es el otro? ¿Cuál es la cotot, no se trataba de ningún principio
lengua que se vuelve la mismidad de la metodológico de enseñanza y si de una
pedagogía y cuál aquella que irrumpe experiencia filosófica: si todo está en
como lengua del otro? todo y si el libro es eso todo, los alumnos
Hoy en día, en situaciones parecidas, podrían aprenderlo todo sin necesidad de
caemos siempre en la trampa de la impo- ningún tipo de explicación sobre los pri-
sición de nuestra lengua y en considerar meros elementos, estructurales, gramati-
al otro como siendo la figura única y pe- cales, formales, de la lengua francesa.
culiar del ser-extranjero. Le cabe a él, en- Este “descubrimiento” de Jacotot de la
tonces, a ese otro, a ese otro extranjero, el cosa en común puede ser pensado, en mi
primer movimiento de la pedagogía: ha- opinión, en tres planos sólo en apariencia
blar nuestra lengua. Es él quien tiene que diferentes.
pedir acogida, hospedaje, explicación, Por una parte, la utilización del libro
educación, etc. y debe hacerlo, obligato- –lo que es decir de los libros, de la litera-
riamente, en nuestra única lengua, quiere tura– como una totalidad en sí misma. En
decir, en la lengua de quien acoge, de el libro, en los libros, se encuentran a dis-
quien ofrece hospedaje, etc. (Derrida, posición todos los elementos necesarios
1997). para la comprensión: bastan, entonces, las
El maestro Jacotot, en los remotos ini- palabras de Telémaco para hablar de Te-
cios del siglo XIX, también sintió en su lémaco. Y bastan las palabras de Teléma-
propia piel toda la ambigüedad y toda la co también para adivinar otras cuestiones:
ambivalencia en relación a esta cuestión. bastan las palabras en francés para com-
Se recusó a la absorción definitiva de prender el francés, bastan las palabras del
aquello que el pensó fuese el otro, es cier- libro para adivinar la historia, la geogra-
to, pero no se dejó seducir por la lengua fía, etc.: “Todo conocimiento de sí como
“del otro”. Se negó a imponer un consen- inteligencia está en el dominio de un
so ficticio, es verdad, pero impuso el con- libro, de un capítulo, de una frase, de una
senso material de la lengua francesa. palabra” (Rancière, op. cit., p. 39).
Abandonó la idea de hacer del francés la Aquello que Jacotot quizás no perci-
lengua inicial, también es verdad, pero bió –y creo que Rancière tampoco– es
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 87

que ése, su primer descubrimiento, estaba Porque: ¿quién traduce y contra-tradu-


siendo sólo parcialmente formulado: bas- ce? Me parece que en la experiencia de
tan, es verdad, las palabras de Telémaco, Jacotot tal operación es hecha exclusiva-
pero ellas bastan porque existe/está la mente por el otro-alumno y no por el
lengua de ese otro que es el alumno. Es mismo-maestro. El maestro parece espe-
esa lengua del otro aquello que posibilitó rar pacientemente el resultado de la ope-
el nacimiento, la respiración, el aventu- ración. Y no se sumerge en ella. No la
rarse en la experiencia intelectual. No fue palpita, no la siente, no se aventura en
el milagro de la lengua francesa, sino la ella, no la experimenta.
intensa diferencia en la propia lengua lo Y todavía más: ¿traducir y contra-tra-
que hizo que los alumnos consiguieran ducir para vivir lo irreductible de ser-otro,
poner en funcionamiento aquello de que lo irreductible de cada lengua o bien para
todo está en todo. hacer de ello una explicación tautológica
El segundo plano del descubrimiento de la universalidad humana? ¿O bien, in-
de Jacotot hace referencia a aquello que clusive, un acto de traducción y de con-
bien podríamos entender como el tercer tra-traducción donde, como dice Octavio
mandamiento o la tercera disonancia pe- Paz (op. cit., p. 9): “cada texto es único y,
dagógica: traducirás y contra-traducirás. simultáneamente, es la traducción de otro
¿Qué supone esta disonancia pedagó- texto. Ningún texto es original pues el
gica? lenguaje mismo, en su esencia es ya tra-
Podríamos pensar, por una parte, en ducción”?
aquello que afirma Octavio Paz (1971, p. El maestro percibió que sus alumnos
7): “aprender a hablar es aprender a tra- no sabían francés y no quería que lo
ducir”, pensamiento que resuena perfec- aprendiesen siguiendo una lógica de ex-
tamente con la idea de Rancière en el sen- plicación racional. Pero él deseaba que
tido que: “las palabras que el niño apren- sus alumnos conocieran la lengua france-
de mejor, aquellas en cuyo sentido pene- sa, quiere decir, lo que quería era el fran-
tra más fácilmente, de las que se apropia cés y no la lengua de los alumnos. El
mejor para su propio uso, son las que único interés por la lengua del otro era el
aprende sin el maestro explicador, antes de utilizarla, en silencio y en la intimidad
de cualquier maestro explicador” (op. del otro, para que esos otros comprendie-
cit., p. 14). ran lo mismo, la lengua del maestro, la
Jacotot no explicó nada del francés: lengua maestra.
dió a sus alumnos un libro bilingüe. Jaco- De ese modo, a través de la presión de
tot no pidió otra cosa sino que sus alum- la igualdad –igualdad aquí, en el sentido
nos hablasen sobre lo que habían aprendi- de hacer confluir para el centro todas las
do y que pudieran narrarlo. Jacotot ofreció así llamadas desemejanzas– Jacotot (se)
la posibilidad de la traducción y de la con- alejó del caótico principio de la diferen-
tra-traducción. Pensó la pedagogía como cia; un principio, inestable claro está, que
una fluctuación permanente, como un consistiría en no suprimir lo que es cons-
flujo y reflujo de traducción y contra-tra- titutivamente disímil de las lenguas, sino
ducción, es decir, imaginó el acto pedagó- en hacerlas todavía más reveladoras, más
gico como un devenir de traducción de plenas, tal vez más puras en su propia di-
traducciones, aunque él mismo no lo hizo. ferencia. Pensar la otra lengua, las otras
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lenguas, para pensar la diferencia, para de otras voces; no deja que ninguna voz
pensar las diferencias; para, al fin, tener sea más alta que la propia; aniquila, con
una experiencia de la diferencia, para ser su fúnebre retórica, la voluntad del otro a
diferentes de aquello que hemos sido, de través de una violenta imposición del que
aquello que seremos, de aquello que esta- decir, del porqué decir, del para qué decir:
mos ahora siendo. “la retórica es una palabra de revuelta
En la interpretación de Rancière es contra la condición poética del ser ha-
evidente que Jacotot tenía otra cosa en blante” (Rancière, op. cit., p. 112).
mente que la diferencia, que las diferen- El poeta, el artista en general es, en
cias: se trataba de una lección de igual- este sentido, ese traductor y contra-tra-
dad, de una experiencia en común, de una ductor que Jacotot tanto buscaba como un
cosa en común, de pensar la igualdad para semblante del maestro ignorante, del
ser iguales, de vivir la pedagogía como maestro emancipador. En palabras de
una experiencia de la igualdad. Rancière: “El artista posee la necesidad
Quizás, buscando con tanto afán la de la igualdad, tanto como el explicador
igualdad, aquello que Jacotot encontró la necesidad de la desigualdad” (op. cit.,
fue, en realidad, su propia invención de la p. 95).
alteridad del otro, de la alteridad de sus Esto significa que el maestro es crea-
alumnos, de la alteridad de la lengua del dor y reflejo de una lección atontadora y
otro. que el poeta, es decir el artista, ofrece una
El tercer y último plano del descubri- lección de emancipación, es decir, una
miento de Jacotot es la intuición y/o la lección que relata y posibilita a los otros
adivinación y/o la certeza de la pedagogía experimentar aquello por lo cual se es se-
como poética –pero no, me parece, de la mejante a ellos.
poética como pedagogía–. Creo que aquí surge otra disonancia,
La lección de los poetas, en oposición pero no ya en Jacotot o en Rancière, sino
a la lección de los gramáticos y de los en quien escribe estas pocas y provisorias
oradores es que aquellos quieren ser ape- notas.
nas adivinados, intuidos, pero no desean La poética es, como quería el poeta
controlar ni dirigir nada ni a nadie en ab- Paul Eluard, un dar a ver, un dar a tocar,
soluto; los poetas quieren sobre todo oír y un dar a oír, etc... Por ello, se trata de
no hacerse escuchar, a no ser en el sigilo ofrecer no la explicación regresiva de la
revoltoso de sus versos. Por el contrario, inmovilidad, sino la experiencia tumul-
el gramático insiste en subrayar la estruc- tuosa de la expresión. Sin embargo:
tura de la lengua y quiere que los otros no ¿aquello que se ofrece es una explicación
escapen de la telaraña de sujetos y predi- que expresa lo semejante, lo igual, o lo
cados ya establecidos; ellos buscan ardo- diferente, la diferencia? La pregunta no
rosamente el método de la lengua allí es ociosa, pues la pedagogía insiste en
donde ese método tal vez no exista y ser aquello que niega el ver y el dar a ver,
nunca existió; explican con palabras de que niega el tocar y el dar a tocar, que
otros el orden de las palabras de lo niega el oír y el dar a oír. Explica, eso sí,
mismo, de la mismidad. El orador, por qué es ver, pero con ojos ajenos, distan-
otro lado, es aquella figura de la lengua tes, silenciosos. Explica, eso sí, cuáles
que borra de una vez toda la posibilidad son las miradas disponibles, pero de ojos
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 89

que son sólo curriculares, didácticos. Ex- La vida, nuestra vida, la vida de los
plica lo que es tocar, sin tocar, y elimi- otros, terminó por estar en otra parte, en
nando el tocar del otro. Explica lo que es otro lugar, lejos de la escuela.
oír, pero sin oír, ignorando lo que es el Fue y es así que los libros que nosotros
oír del otro. leemos, que ellos/ellas y que los otros
Aquello que Jacotot hizo, aquello que leen en su vida, ya no son los libros que
nosotros hacemos, fue transformar la pe- leemos en la escuela.
dagogía en una imposición de la palabra Fue y es así que la música que nosotros
que es, coincidente con la palabra que el oímos, que ellos/ellas y que los otros
“yo” dice, que “yo” digo (Larrosa, 2002). oyen en su vida, ya no es la música que
El maestro resaltó su palabra como una oímos en la escuela.
ley que debía ser tanto común como idén- Fue y es así, también, que la ropa que
tica, abandonando así la posibilidad de nosotros vestimos, que ellos/ellas y que
ser aquel maestro ignorante y de inmis- los otros visten en su vida, ya no es la
cuirse en esa pedagogía donde: “cada ig- ropa que vestimos en la escuela.
norante pudiera ser, para otro ignorante, Dejamos de conmovernos en la es-
un maestro que revelaría a él su poder in- cuela.
telectual” (Rancière, op. cit., p. 91). Hablamos de identidad en la escuela.
Pero nuestra intimidad está en otro lado,
VI en otras palabras, en otros libros, en otra
música, en otras ropas.
Hubo un momento, imposible de desci- La vida se fue de la escuela y la única
frar en el enmarañado del tiempo escola- solución que encontramos para hacerla
rizado, en el que la vida –nuestra vida, la
regresar es la de retratarla en un currícu-
vida de ellos y de ellas, la vida de los
lum. Hicimos grados, series, ciclos con la
otros– escapó en sigilo de la escuela. Ig-
vida. Pero no vivimos la vida en la escue-
norada, traicionada y transformada en si-
la. No vivimos nuestra vida, la vida de
mulacro, la vida salió de la escuela. Nadie
ellos/ellas, la vida de los otros.
lo percibió. Y nadie parece haber recla-
mado absolutamente nada. No vivimos en la escuela.
Es obvio que también sería posible Reformamos la vida, pero no vivimos
afirmar que la escuela huyó de la vida, la vida en la escuela.
pero ese es otro asunto, para mi mucho Explicamos la vida, pero no vivimos
menos interesante. la vida en la escuela.
Y cuando la vida huyó de la escuela, Hicimos el simulacro de comprender
ya nunca más las cosas volvieron a ser la vida en la escuela, pero no la celebra-
como el ficticio consenso pedagógico mos.
pretendía que fuera. El maestro explica- Quien sabe si El maestro ignorante
dor ocultó su vida detrás de su explica- podrá ser una forma de hacer que la vida
ción. Dejó de vivir, para sólo explicar la vuelva a la escuela. O que se escape de
erosionada superficie de otras vidas. El ella definitivamente.
alumno aprisionado por la explicación de Yo, honestamente, todavía no lo sé.
otras vidas, ocultó su propia vida detrás
de su aparente y efímera comprensión.
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90 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

Notas:

(1) Los aforismos de Elias Canetti que


cito en este trabajo son del libro Toda esta
admiración dilapidada, que reúne textos
del período 1949-1960.
(2) Utilizo para este artículo la versión
en español. El maestro ignorante. Barce-
lona. Laertes. 2003.

Referencias Bibliográficas:

DERRIDA, Jacques. (1997) Anne Dufo-


rurmantelle invite Jacques Derrida à
répondre De l’hospitalité. Calmann-
Lévy: Paris
LARROSA, Jorge. (2001) Dar la palabra.
Notas para una dialógica de la trans-
misión. En J. Larrosa, Jorge y Skliar,
Carlos (2001) Habitantes de Babel.
Política y poética de la diferencia.
Editorial Laertes: Barcelona, pp. 411-
432.
PAZ, Octavio. (1971)Traducción: litera-
tura y literalidad. Tusquets Editor:
Barcelona.
RANCIÈRE, Jacques. (2003) El maestro
ignorante. Laertes: Barcelona.

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Emancipación e igualdad.
Aspectos sociopolíticos de una experiencia pedagógica
Francisco Jódar
Profesor del Departamento de Didáctica
y Organización Escolar de la Universidad de Valencia
Lucía Gómez
Profesora del Departamento de Psicobiología
y Psicología Social de la Universidad de Valencia

1. Una experiencia pedagógica bre de su naturaleza de sujeto intelectual”


(p. 51).
Joseph Jacotot es el nombre de un “lector La aventura de Jacotot es así una prác-
de literatura francesa en la universidad de tica de resistencia frente a una educación
Louvain” y 1818 el año en el que por azar que atonta (“quien enseña sin emancipar
“emprende una aventura intelectual” (p. atonta”, p. 33), dando lugar así a la singu-
9)1. Jacotot, 1818 señala así una singular laridad de un modo de pensar y hacer
experiencia pedagógica: la aventura de educación. Esto es, la creación de una
quien hace de la creencia en la igualdad nueva sensibilidad pedagógica que llega a
de las inteligencias el punto de partida de contradecir la propia creencia inicial de
su concepción de la educación y la políti- un Jacotot “concienzudo profesor expli-
ca. Los hechos le han mostrado que los cador”, según la cual “la gran tarea del
alumnos “aprenden solos y sin maestro maestro es transmitir sus conocimientos a
explicador” (p. 20). La afirmación de este sus alumnos para conducirlos gradual-
hecho da lugar a sus lecciones sobre la mente a su propia ciencia” (p. 11). En
emancipación intelectual. efecto, el azar hace experimentar a Jaco-
La experiencia Jacotot, 1818 rompe tot un pliegue creativo sobre sí mismo.
con la oposición ciencia e ignorancia sobre Creación que es, a la par, exploración del
la que se edifica la vieja lógica pedagógi- mundo educativo mismo. Producción de
ca: “antes que ser acto pedagógico, la ex- una nueva constelación de sentido para la
plicación es el mito de la pedagogía, la pa- educación: la enseñanza universal.
rábola de un mundo dividido en espíritus
sabios y espíritus ignorantes, espíritus ma- 2. Una constelación de sentido para la
duros e inmaduros, capaces e incapaces, educación
inteligentes y tontos” (p. 15). De esta re-
velación emerge la posición que Jacotot Jacotot produce una constelación de sen-
asume. Por un lado, la crítica al orden ex- tido para la educación cuya estrella polar
plicador sobre el que se funda la pedago- es la emancipación intelectual: afirma-
gía (“hay atontamiento allí donde una in- ción de la inteligencia de cada hombre en
teligencia es subordinada a otra inteligen- tanto copartícipe en un mundo común. De
cia”, p. 22) y, por otro lado, la apuesta por modo que el reconocimiento de la igual-
la emancipación intelectual entendida dad de las inteligencias es un supuesto de
como “toma de conciencia por todo hom- partida cuya verificación “puede” contri-
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buir a la modificación positiva del orden viduo es capaz, mediante la aventura inte-
social desigual y a desnaturalizar las ins- lectual correspondiente, de adivinar el
tituciones, sus papeles y posiciones. sentido de lo que está dicho y escrito. Un
Así pues, esta es la estrella polar de la sentido cuya verdad no está asegurada ni
constelación: el trabajo educativo enca- contenida en ningún código o dicciona-
minado a que cada cual salga del estado rio, en ninguna explicación. Además, la
de minoría y así “pueda” inscribirse –ad- confianza en la igualdad es un supuesto
quirir visibilidad y ser escuchado– en el de partida al que se ha de responder con-
espacio común en tanto ser activo dotado tinuamente: “nuestro problema no es pro-
de razón e inteligencia. Esto es, adquisi- bar que todas las inteligencias son igua-
ción de la disposición activa para “usar su les. Sino ver qué se puede hacer con esta
propia inteligencia” (p. 25) y actuar en el suposición” (p. 64).
orden social para verificar la igualdad que A cierta distancia de la constelación se
ahí de hecho continuamente se desmien- encuentra el orden de las cosas, la socie-
te. Si bien, conviene tenerlo presente, se dad desigual, el círculo social. Esa distan-
trata de una estrella polar que siempre es cia designa un espacio donde coinciden
“virtual”, lo que “no significa que sea ilu- sin anudarse ni anularse dos lógicas dife-
soria” sino que, más bien, es “potencia de rentes: la lógica igualitaria implicada en el
la que conviene verificar los efectos” acto de la palabra y la lógica desigual in-
(Rancière, 2003, p. 40). herente a la relación social. Un espacio
En el centro de la constelación se en- también para experimentar la contingen-
cuentran dos astros gemelos. Por un lado, cia de las jerarquías del orden social. Se
el hombre, ser dotado de palabra. Por comprende así, por obra de esta distancia
otro, la actualización de las virtudes igua- entre órdenes distintos, que “la enseñanza
litarias de la inteligencia humana. Desde universal no es ni puede ser nunca un mé-
el primero se atisba el poder de compren- todo social” (p. 135). Dicho de otro modo:
der y hacerse entender como medio “de “no hay principio de la comunidad de
verificación del otro” (p. 97), donde la iguales que sea principio de organización
razón no es algo que se tiene en poder ni social” (Rancière, 2003, p. 65-66). En
se transmite, cede u otorga, sino construc- efecto, de la constelación de la emancipa-
ción en el concurso igualitario de la capa- ción intelectual al orden social no hay
cidad intelectual de cada hombre. Del se- tránsito posible sin pasar por una distancia
gundo de esos astros se deriva una parti- irreductible e insalvable, aquella donde la
cular moral. La moral de los discursos, experiencia individual y colectiva lucha
aquella “que preside el acto de hablar y por verificar en el orden de las cosas la
escribir, aquella de la intención de comu- igualdad de partida que se presupone en el
nicar, del reconocimiento del otro como orden de las lenguas. En este aprender a
sujeto intelectual capaz de comprender lo cruzar esa distancia –ser individuo razo-
que otro sujeto intelectual quiere decirle” nable en un orden social carente de razón–
(p. 174). se juega gran parte del sentido que Jacotot
Estos dos astros iluminan el espacio ha producido para la educación en la lla-
donde se inscribe “la confianza en la ca- mada enseñanza universal.
pacidad intelectual de todo ser humano” La necesidad de confirmar esa conste-
(p. 24). Confianza en que cualquier indi- lación que él una vez experimentó dota de
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 93

singular fuerza social y política a las en- de lo imposible” en educación; o en tér-


señanzas que ofrece Jacotot. ¿En qué con- minos de Deleuze (1987, p. 128), con la
siste, entonces, la singularidad de la cons- confrontación con algo “impensado” en
telación? el pensamiento pedagógico. Por eso, la
experiencia Jacotot, en tanto aconteci-
3. El acontecimiento Jacotot, 1818 miento, está escrita “bajo la atracción de
lo real imposible” (Blanchot, 1987, p.
En El maestro ignorante Rancière pre- 39). Es una experiencia que exige ir
senta un Jacotot “loco”: “la singularidad, donde es imposible ir (enseñar lo que no
la locura de Joseph Jacotot, fue sentir se sabe) y pensar lo que no se deja pensar
esto: era el momento donde la joven (la creencia en la igualdad como necesi-
causa de la emancipación, la de la igual- dad de una enseñanza universal no jerar-
dad de los hombres, estaba a punto de quizadora que es negada por la instruc-
transformarse en causa de progreso so- ción pública). Lo que, por otro lado, tam-
cial. Y el progreso social, era en primer bién es un modo de nombrar la condición
lugar el progreso en la capacidad del intempestiva del acontecimiento Jacotot,
orden social a ser reconocido como orden 1818. Según la concepción genealógica
racional. Esta creencia no podía desarro- de la historia de Foucault (1988), el acon-
llarse más que en detrimento del esfuerzo tecimiento es experiencia de una hetero-
emancipador de los individuos razona- geneidad radical, de modo que su conoci-
bles, al precio del ahogo de las virtualida- miento, al introducir las discontinuidades
des humanas que comporta la idea de la en lo que somos, no dice lo que somos
igualdad [...] Jacotot fue el único en pen- sino aquello de lo que diferimos, no esta-
sar esta desaparición de la igualdad bajo blece nuestra identidad sino aquello que
el progreso, de la emancipación bajo la la disipa.
instrucción” (p. 172). Así pues, en tanto acontecimiento, la
Si ésta –la condición de “loco” que experiencia de Jacotot no supone en
respecto a la idea de igualdad y emanci- modo alguno la realización de un método
pación abre el campo de lo dado social- pedagógico posible entre otros: “se trata
mente por posible– es la pista a seguir, la de osar a aventurarse y no de aprender
pregunta que no podemos obviar es la si- más o menos bien ni más o menos depri-
guiente: ¿qué carácter tiene la experiencia sa. El ‘método Jacotot’ no es el mejor, es
pedagógica de Jacotot?, ¿por qué su sin- otro” (p. 41). No se ofrece como una op-
gularidad deshace el mundo de la educa- ción ni se escoge; su efectuación no deja
ción de su época?, ¿por qué supone un en- un resto de alternativas descartadas o por
frentamiento sin paliativos a los proble- cumplir. La efectividad del acontecimien-
mas de la emancipación? Diremos que to Jacotot, 1818 es un modo de pensar y
ello es así porque la experiencia pedagó- hacer educación que resulta de una alteri-
gica de Jacotot supone la efectuación de dad radical a los parámetros reconocibles
un acontecimiento. de la educación instituida y su “viejo mé-
Siguiendo a Derrida (1992, p. 39), la todo”. En este sentido, su efectividad no
experiencia - experimentación Jacotot, se define por lo que realiza sino por lo
1818 tiene que ver con hacer “experiencia que abre y da lugar.
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94 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

4. Las afueras de la instrucción y del a la discusión” misma. Ningún interlocu-


progreso tor es poseedor de derecho alguno que ex-
ceda al desarrollo de la discusión. Por
¿Qué abre Jacotot en su aventura? ¿Qué otro lado, la instrucción pública y la ex-
impensado del pensamiento educativo plicación es una modalidad de la polémi-
acoge su exploración? Destacamos dos ca. En ella uno se “aproxima acorazado
elementos entrelazados. de privilegios que ostenta de entrada y
Jacotot, en primer lugar, establece un que nunca acepta poner en cuestión”, para
espacio de conflicto donde se separan y lo cual “se apoya en una legitimidad de la
encuentran dos procesos heterogéneos. que, por definición, es excluido su adver-
Por un lado, el juego de prácticas educa- sario” (Foucault, 1999, p. 353-354). Aquí
tivas guiadas por la presuposición de la el interlocutor no es alguien con quien
igualdad de cualquiera y por la preocupa- buscar la verdad ni sujeto reconocido con
ción de verificar tal presupuesto. Por otro, derecho a la palabra, es adversario, ene-
las instituciones educativas que producen migo cuya existencia misma constituye
consentimiento a una distribución jerár- una amenaza. Son tres las modalidades de
quica de cuerpos, lugares y funciones. polémica que Foucault reconoce: la reli-
El nombre que Jacotot asigna al pri- gión, con sus dogmas que el adversario
mero de los procesos es el de emancipa- no puede ni ignorar ni transgredir; la ju-
ción. Al segundo de ellos pertenece la ins- dicial, con la instrucción de un proceso
trucción pública. De este modo la eman- donde el interlocutor es un sospechoso y
cipación queda circunscrita a la esfera de en la que hay que reunir pruebas para su
los individuos: “la enseñanza universal condena o absolución; la política, con sus
no puede dirigirse más que a individuos, intereses de partidos, donde el otro es un
jamás a sociedades” (p. 136), pues “jamás enemigo a vencer. A estos tres modelos de
ningún partido gobernante, ningún ejérci- polémica, siguiendo a Jacotot, cabe aña-
to, ninguna escuela ni ninguna institución dir el pedagógico, con sus efectos de
emancipará a una sola persona” (p.132). atontamiento y su explicación jerarquiza-
Y la instrucción participa en la propaga- dora: la división de las inteligencias en
ción y consolidación de la sinrazón de las inferiores y superiores; la de los niños y
desigualdades: “una sociedad, un pueblo, hombres del pueblo, por un lado, y, por
un Estado, serán siempre desrazonables” otro, la del profesor, “conocedor de las
(p. 129). cosas por las razones”, transmisor “de sus
Acaso para nombrar ambos procesos conocimientos adaptándolos a las capaci-
puedan ser de utilidad dos conceptos de dades intelectuales del alumno” y com-
Foucault: discusión y polémica. Dos con- probador “de que el alumno ha compren-
ceptos que suponen dos morales distintas dido bien lo que ha aprendido” (p. 16).
respecto “a la búsqueda de la verdad y a Jacotot señala, en segundo lugar, algu-
la relación del otro”. Así, el proceso de nas de las contradicciones y aporías del
igualdad-emancipación acoge la discu- intento de invocar “el pueblo” y ponerlo
sión, esto es, el “trabajo de elucidación en el centro de la instrucción pública. Así
recíproca” (Foucault, 1999, 353), donde la emancipación intelectual que nos pro-
los derechos de quien pregunta y de quien pone se deja leer como la tentativa de
responde “son de algún modo inmanentes quien es consciente que “los pueblos no
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 95

preexisten” (Deleuze, 1995, p. 201), y mo por el universal de la razón, de una


que, por lo tanto, en educación del pueblo multitud estúpida por una casta inteligen-
lo único que cabe es experimentar las in- te– presupone dar a ese pueblo al que
sospechadas “virtualidades” que se pro- apelan y en nombre del cual dicen actuar,
ducen una vez que se hace de la comuni- la medida de su propia incapacidad. De
dad de iguales una comunidad sin dogma- este modo, se inicia un proceso de peda-
tismos ni esencialismos. Comunidad irre- gogización integral de la sociedad, de
presentable e incontable, sólo sustentada “infantilización general de los individuos
por un presupuesto: la igualdad de la inte- que la componen” (p. 171) que tiene
ligencia de todo hombre, de cualquiera. como fin reducir progresivamente la des-
Cuando los pueblos no preexisten la igualdad. Proceso que toma como punto
tarea es “inventar un pueblo que falta” de partida la ignorancia, la incapacidad
(Deleuze, 1996, 15). El pueblo, por tanto, del pueblo y que tiene como fin promo-
se hace; no preexiste, se crea. Y la educa- ver la igualdad, una igualdad abstracta,
ción no puede consistir en enseñar lo que “representada, socializada, desigualiza-
el pueblo es. Tampoco en transmitirle su da, buena para ser perfeccionada, es
verdad ni iluminarlo. La educación no es decir, retrasada de comisión en comisión,
servidora de pueblo alguno. La educación de relación en relación, de reforma en re-
–cuando es emancipación– tiene el efecto forma hasta la consumación de los tiem-
de reconstruir y redefinir sin fin el pueblo pos” (p. 172).
siempre ausente y por venir. La educa- Frente a esta concepción Jacotot dibu-
ción de los hombres cualesquiera que ja un territorio que no renuncia a pensar
hacen uso de la razón verificando su la posibilidad de igualdad y emancipa-
igualdad. Lugar de lo universal, donde la ción lejos del binomio progreso-instruc-
demostración –necesariamente provisio- ción. El desplazamiento de Jacotot en-
nal– de la igualdad se verifica. cuentra sorprendentemente resonancias
–en espacios, tiempos y tradiciones inte-
5. Emancipación y práctica de la lectuales diferentes– en las críticas que
igualdad algunos de nuestros contemporáneos han
realizado a algunos lugares comunes a los
Jacotot, tal y como venimos señalando, se que se recurre para pensar la política. Au-
enfrenta al modo en el que sus contempo- tores como Foucault o Bourdieu que al
ráneos conciben la igualdad y la emanci- problematizar la relación entre poder y
pación. Cuestiona la traducción que se ha subjetividad también señalan los límites y
hecho de igualdad por progreso y de las contradicciones de los esquemas mo-
emancipación por instrucción del pueblo. dernos (representación, progreso, igual-
Muestra que la misma idea de instrucción dad abstracta...) que han guiado la lucha y
pública reposa sobre el principio de la el pensamiento político.
desigualdad de las inteligencias. La ins- Para Jacotot la emancipación es aque-
trucción del pueblo empírico programada llo que permite “que todo hombre del
por los representantes del concepto sobe- pueblo pueda concebir su dignidad de
rano de pueblo –es decir, la dirección de hombre, tomar la medida de su capacidad
los ignorantes por aquellos que saben, de intelectual y decidir su uso” (p. 28) y, por
individuos encerrados en su particularis- tanto, es irreductible a la mera instruc-
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96 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

ción. Esta propuesta exige cuestionar lo orden simbólico (que son los principios
que Jacotot designa como “la visión aton- de visión y división dominantes) supone
tadora del mundo” que sostiene la reali- para determinadas posiciones incorporar
dad de la desigualdad y, frente a ella, una visión desvalorizada de sí mismas,
comprender que el orden social, sus clasi- incorporar un “coeficiente simbólico ne-
ficaciones y rangos, es sólo convención, gativo” que afecta de manera negativa a
ficción. Desde aquí, la igualdad no es un lo que son y a lo que hacen. A esta des-
objetivo sino punto de partida. En este igualdad básica que preside las relaciones
sentido, Foucault (1982) y Deleuze y entre distintas posiciones se refiere Bour-
Guattari (1994) hablarán de minorías dieu (1997) con el concepto de violencia
mientras que Bourdieu (1999) de posicio- simbólica, violencia invisible pero que
nes dominadas, con el fin de hacer visible adquiere a menudo la forma de la emo-
que el orden simbólico no es neutro sino ción corporal (vergüenza, timidez, impo-
que favorece a unos grupos sobre otros, tencia, culpabilidad) y se revela en mani-
transforma la arbitrariedad cultural en na- festaciones visibles (sonrojo, turbación
tural, legitima unas posiciones y deslegi- verbal, torpeza, temblor...), expresiones
tima otras, ratificando, en definitiva, una del sometimiento al juicio dominante,
determinada lógica de dominación. De más allá de las directrices de la concien-
ahí que minorías o posiciones dominadas cia y la voluntad. Síntomas o manifesta-
sólo puedan movilizarse y movilizar la ciones que Jacotot coloca en el centro de
fuerza que detentan a condición de poner su diagnóstico-propuesta política.
en tela de juicio las categorías de percep- De esta forma, los problemas de la
ción y valoración del orden social que les igualdad dejan de formar parte de un ho-
relegan a una posición subordinada. rizonte lejano y se convierten en algo que
Asimismo, la propuesta de Jacotot, debe ser practicado, verificado, reconoci-
construye un problema diferente. No la do. Se trata de configurar relaciones y
ignorancia sino la impotencia, “el despre- prácticas que desmientan las divisiones
cio de sí, en el desprecio en sí de la cria- jerárquicas que recorren el orden social y
tura razonable” (p. 132) o “la posición que desborden el presupuesto que sostie-
humillada” (p. 137) que caracteriza a ne el proceso de instrucción: la desigual-
aquellos sobre los que pesa masivamente dad de las inteligencias. A través de la ac-
el prejuicio de la desigualdad de la inteli- ción sobre el juego estratégico de relacio-
gencia. En la misma línea, tanto Foucault nes existente, se trata de “hacer circular la
como Bourdieu para dar cuenta de cómo energía eléctrica de la emancipación” en
se ejerce el poder abandonan la tradición el cuerpo social. Prácticas y relaciones
intelectualista de las filosofías de la con- que no son un medio para obtener la
ciencia con su énfasis en las representa- igualdad, para un fin situado en otro
ciones, mostrando que el poder atraviesa lugar, sino que tienen efectos reales en sí
los cuerpos (Foucault), que las relaciones mismas. Frente a la idea de progreso en la
de dominación se somatizan (Bourdieu), que opera la escisión entre medios y
es decir, se inscriben y atraviesan la sub- fines, desde esta posición, la política es
jetividad constituyendo así los mismos práctica política, fin en sí misma.
esquemas de percepción, valoración y ac- Así, un visionario Jacotot nos propone
ción. La aceptación de las categorías del que una política de la experiencia –que
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 97

implica ponerse en juego, experimentar- FOUCAULT, M. (1999) Polémica, políti-


se, ensayarse, probarse– sustituya a la ca y problematizaciones. En: FOU-
utopía. De ahí que imaginar y practicar CAULT, M. Estética, ética y herme-
los efectos subjetivos, sociales y políticos néutica. Paidos: Barcelona, p. 353-361.
desencadenados en los contextos más va- RANCIÈRE, J. (1987) Le maître igno-
riados que originaría la igualdad en acto rant. Cinq leçons sur l’émancipation
que Jacotot defiende, igualdad que no es intellectuelle. Fayard: Paris.
otra cosa que “despertar en el hombre so- RANCIÈRE, J. En los bordes de lo polí-
cial el hombre razonable” (p. 140), sigue tico. Disponible en <http://www.phi-
siendo hoy un desafío al que responder. losophia.cl/Biblioteca/Ranciere>. Ac-
ceso el 20 de enero de 2003.
Notas:

(1) Todas la citas textuales que sólo


van acompañadas del número de página
de referencia pertenecen a Rancière, J. El
maestro ignorante. Cinco lecciones sobre
la emancipación intelectual. Barcelona.
Laertes 2003.

Referencias bibliográficas

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BOURDIEU, P. (1999) Meditaciones
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DELEUZE, G. (1987) Foucault. Paidos:
Barcelona.
DELEUZE, G. (1995) Conversaciones.
Pre-Textos: Valencia.
DELEUZE, G. (1996) Crítica y clínica.
Anagrama: Barcelona.
DELEUZE, G. y GUATTARI, F. (1994)
Mil Mesetas. Capitalismo y esquizo-
frenia. Pre-Textos: Valencia.
DERRIDA, J. (1992) El otro cabo/La de-
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bal: Barcelona.
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nealogía, la historia. Pre-Textos: Va-
lencia.
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Nada mejor que tener un buen desigual cerca

Estanislao Antelo
Doctor en Humanidades y Artes
Universidad Nacional de Rosario.
Docente de FLACSO, Argentina

Participar en un dossier sobre un libro junto de signos puestos a disposición por


cuyo autor afirma que los libros no preci- El maestro ignorante de Rancière, no
san asistencia, ni servicios de nuestra len- puede evitar someterse a esa conocida
gua, es una tarea compleja. Hasta se po- sensación de vísperas de desempleo. Se
dría preguntar con Rancière, o decir lo trata de la irrupción de un pensamiento
que se piensa con sus palabras, con esas sobre aquello que todavía no ha sido pen-
palabras de ese otro Rancière que se diri- sado en el terreno pedagógico. De ahí, su
ge a nosotros, lo siguiente: ¿Bastan las carácter interruptor. Como si efectiva-
frases de Rancière para comprender las mente un grano de arena se hubiera in-
frases de Rancière y para decir que es lo troducido de golpe en el engranaje de la
que de ellas se comprendió? 1 Bastan. Sin sabia pedagogía que pensamos y practica-
asistencia ni afán explicativo será enton- mos. Como si la vanidad del esfuerzo por
ces otro el atajo. Será, en todo caso, prac- comprender, a la que Rancière nos some-
ticar aquello que gentilmente se nos ha te sin contemplación alguna, trajera sin
cedido pero que por azar hemos atenta- miramientos la novedad: ya no más maes-
mente conquistado: cierto uso inmediato tros progresistas explicadores se precisan.
de nuestra propia inteligencia, si es que al Ya no más pedagogos bienpensantes. Un
fin, alguna quiere haber. Llamemos con raro mutismo nos envuelve una vez que el
cautela a este ejercicio, ensayar, siempre convite nos es lanzado. Nuestra máquina
que no perdamos de vista que quienes en- de improvisar se detiene y cuesta hacer.
sayan e interpretan son eso, intérpretes. Si lo que cuesta todavía vale, voy a des-
Cuenta Georges Steiner la ocasión en plegar un esfuerzo austero por poner a
la que Schumann luego de interpretar una disposición aquello que he podido y
de sus obras difíciles, es consultado sobre deseo verificar luego de semejante chi-
el sentido de la misma. En el acto, el buen rriar de la maquinaria pedagógica.
Schumann, vuelve a interpretar, a ejecutar
la obra. Se sienta y la toca de nuevo ¿Dietólogos de la igualdad?
(Steiner,1991, p. 32). Rancière toca un
Joseph Jacotot y henos aquí sentados, Podríamos verificar la maniobra de Ran-
reunidos para tocar el Jacotot de Ranciè- ciére de la siguiente forma: nada mejor
re. Toquemos pues. que tener un buen desigual cerca. Los
Quien toma seriamente, quien consi- administradores y perseguidores de la
gue dejarse tomar seriamente por el con- igualdad padecen una rara pasión primi-
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100 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

tiva: la desigualdad. De la misma mane- esa escuela cretina reproductora, nosotros


ra que el pecado para el cura, el mundo no existimos”. Son los que gustan de ex-
material para el asceta o, el sedentario plicar a las gentes pobres que no saben lo
para el Personal Trainner, la desigualdad que hacen.
es el alimento de los igualitaristas, aque- En mi país, por ejemplo, abundan los
llos a los que Peter Sloterdijk por mo- que frente al estremecimiento sincero que
mentos ubica entre los que practican un la proliferación del atontamiento les pro-
raro tipo de afecto, el afecto igualitario voca, deciden “trabajar con lo que haiga”.
(Sloterdijk, 2002, p. 72). Se lanzan a la ingrata y minúscula tarea de
Muchos de ellos son dietólogos en educar con el contexto, con lo que el niño
tanto su menester consiste en dosificar y trae, con lo cercano, con aquello que pueda
reducir. Reducir la desigualdad. Los in- ser accesible a los de abajo, los inferiores,
gredientes para la dieta igualitaria están los que no saben. Son los que saben qué es
hechos de una conocida desmesura: el lo necesariamente accesible para los que
saber repartido, sazonado y explicado en no tiene acceso. Gustan de usar repetidas
tiempo y forma reduce distancias. Son veces la palabra dignidad. Arman talleres,
dietólogos, en plural, porque son varios. torneos y posgrados en dignidad. Son
Humanitarios, progresistas y conservado- gente de Bien y saben siempre lo que los
res. Lo mismo da. otros, pobres, necesitan y proceden a coci-
Están aquellos otros que denuncian la nar sus dietéticos, compasivos y siempre
vanidad de la dieta y apetecen explicar las vernáculos manjares igualitarios. Como
reglas del saqueo, el reparto desigual y señala Abraham aman la democracia que
distintivo de ese lujo, lo simbólico. Son siempre pretende nivelar, igualar y equi-
algo así como esclarecedores de concien- parar, con una culposa visión de la Justi-
cias pedagógicas, comprometidos socio- cia que no entiende que la dignidad de las
pedólogos, cantores de educativas protes- personas consiste en superar su estado y
tas: “vean ustedes, la escuela no es ino- no en que vengan los compasivos a igua-
cente. No crean en la manganeta que pro- lárselo (Abraham, 2002, p. 61).
mete igualdad en el reparto generoso de También compiten por el trofeo de la
un fondo cultural común de conocimien- igualdad aquellos sociopedólogos que ad-
tos. Ese fondo es monetario, internacio- vierten que el darle “todo a todos” puede
nal, dominante. La escuela reproduce la terminar por dejar a la corporación sin
cultura de sus amos y los deja a ustedes empleo y rectifican su dieta proponiendo
afuera. La escuela reproduce la desigual- lo que llaman con evidente mal gusto, dis-
dad y no puede hacer otra cosa. La escue- criminación positiva, esto es, “darle más
la precisa de nosotros que, a no olvidarlo, al que menos tiene”. La contabilidad que
no somos sus amos. La escuela precisa de practican se basa en la creencia en que la
nuestras explicaciones esclarecidas. Sólo inteligencia es una alacena diferenciada
nuestra clara explicación de ese saqueo en la cual, a más acumulación, más igual-
podrá liberarlos de ese yugo. No crean en dad. Gustan de usar las palabras compen-
los intentos por repartir la torta cultural de sar, atenuar, retardo, competencias, defi-
manera más democrática. La escuela, al ciencias y atraso.
fin, vive de esa desigualdad que nosotros Pero también están los nostálgicos del
nombramos o, lo que es la misma cosa, sin canon. Acusan a los progresistas del co-
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 101

lapso de la escuela y repiten en todas las rio. No es, por cierto, el simpático, atléti-
lenguas un verbo: volver. Back to basics. co y prometeico Just do it. No estamos
Estos, más inocentes, ya no asustan a frente a la promesa de los educadores
nadie, tan sólo odian la igualdad y pro- emprendedores, recursos humanos toma-
porcionan temas para los papers de los dores de riesgos, custodios de esa nueva
pedagogos críticos. sociedad del conocimiento.
Lo que Rancière no cesa de repetir es No se aprende sin maestros. Pero tam-
lo siguiente: para acá o para allá, la igual- poco se aprende con maestros comunica-
dad sigue siendo para ustedes, un objeti- dores, proveedores de lo que a los otros
vo a alcanzar o del cual sospechar. Y la les falta. Tampoco el maestro es un guía,
igualdad jamás viene después. La igual- un acompañante, un facilitador o esos
dad no precisa dietólogos. Hay más: el desatinos. En todo caso es el propio
deporte de la pedagogía dietética no hace maestro el que puede ser aprendido: ob-
más que confirmar una incapacidad en el servarlo, imitarlo, disecarlo, recompo-
mismo acto que intenta reducirla. Este nerlo y luego, quizás, quitárselo de enci-
acto tiene un nombre: atontar. Esto es lo ma. Al fin, un maestro no es más que un
que aconteció unos años atrás cuando, en invento del discípulo. Al fin y al cabo,
ocasión de ser invitado a hablar sobre las como la patria, que es un efecto del exilio
dificultades de los aprendizajes escolares, (Braunstein, 1995, p. 33) y, a contrapelo
fui presentado como un especialista en de toda didáctica, la enseñanza no es sino
“fracaso escolar”. Un “experto” en fraca- un efecto del aprendizaje pero nunca al
so escolar. Luego, habrá de haber un con- revés.
greso en Fracaso Escolar. Luego un doc- Un maestro ignorante habla para hacer
torado en Fracaso Escolar. Luego un foro hablar. Dice por ejemplo: es preciso
mundial de fracasados escolares en el que aprender. Pero aprender es un acto, como
los expertos explicaremos. Así se procede. decía, que funda la enseñanza que lo
Pero para el traductor de Jacotot, la causa. El imperativo no es entonces ins-
igualdad –que es siempre la de al menos truir. Tal vez atestiguar, testimoniar. Cier-
dos seres parlantes– no se persigue, no se to que un maestro bien puede ser intrata-
reivindica, no se provee ni se concede. Se ble. Pero puede poner a disposición, li-
practica y se anuncia. Se trata de una su- bros, variedad de signos y constatar un
posición a ser mantenida en cualquier movimiento, una atención: hay aquí una
circunstancia, contra toda prueba empíri- inteligencia en movimiento. No constata
ca en su contra. si alguien aprendió sino si buscó. No
sigue un procedimiento sino una señal de
¿Maestros ignorantes? confianza. No procede por etapas ni am-
biciona adecuar. Señala y recuerda, a
¿Se puede aprender sólo? Se puede. Pero cada paso, la cómoda posición de quien
no es aquí ninguna no-directividad la que renuncia a lo que puede, aquel que triun-
avanza. No es aquí ningún método el que fa, de algún modo, al fracasar.
pide su lugar. Ni siquiera es ninguna de Más aún, ninguna piedad con las vícti-
las viejas eternas nuevas pedagogías. mas y los falsos modestos. Con los yo no
Usted puede si quiere. Sí, pero no esta- puedo. Ninguna negociación para los que
mos frente a un nuevo anuncio publicita- suscriben el veredicto de su propia exclu-
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102 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

sión y practican el desprecio de sí mis- bir la disciplina como el procedimiento


mos. Ninguna contemplación con los que que libera al animal humano, sustrayén-
ignoran deliberadamente, abdicadores, dolo a los instintos naturales; por otro
gozosos temerosos. La ignorancia nunca lado, está claro que el objetivo de la dis-
es inocente. ciplina no es directamente la naturaleza
Hay, puede haber en esa relación entre animal del hombre, sino su excesivo amor
maestro y aprendiz, yugo. Hay, puede a la libertad, su natural indocilidad, que
haber sujeción. Hay, puede haber férula. va mucho más allá que los instintos de
Hay, puede haber el viejo, arbitrario y au- obediencia del animal (Zizek, 2001, p.
toritario porque te lo digo yo. Ahí tienes 48). En esto, en la domesticación de esta
Fénelon. Porque te lo digo yo. Sujeción y indocilidad radical, consiste la meta fun-
subordinación. Sin embargo, no es nece- damental de la educación (Zizek, 1998,
sariamente ahí donde el atontamiento p. 69).
toma lugar. ¿Se puede instruir siendo ignorante?
Los problemas comienzan cuando una Se puede a condición de localizar qué es
voluntad pretende sujetar una inteligen- lo que el que no sabe, sabe. El maestro,
cia. Los problemas comienzan cuando es testarudo que deambula por el país de los
la inteligencia de otro parlante (el des- signos, busca compañeros de viaje y parte
igual en tanto mudo ignorante) la que en de trazar el inventario de esa ignorancia
nombre de su ignorancia y por el bien de supuesta. El maestro ignorante más que
su ignorancia, se sujeta. Pero no se va saber que no sabe, sabe también que el
muy lejos por este camino. La inteligen- otro puede saber. Y entonces, se dirige a
cia es para Rancière uno de los nombres él, lo interroga, le habla, lo provoca. Edu-
de la libertad. Y la libertad se toma, ella car es tener con quien hablar.
se conquista y se pierde solamente por el Pero el que quiere hablar no es Sócra-
esfuerzo de cada uno. La voluntad no tes, la sabia partera. Sócrates la partera nos
puede con el carácter indómito, indócil de conduce al saber que habita en cada cual.
un no-tonto, un emancipado, aquel que Pero el trayecto que el intermediario Só-
persiste en el uso de su fuerza intelectual. crates propone tiene un fin sabido con an-
La inteligencia sólo obedece su propio ticipación. El Socratismo es una forma
curso. De ahí que aquel que, sin saber, perfeccionada de atontamiento. Como
terminaría por fundar las coordenadas bá- todo maestro sabio, Sócrates interroga
sicas de nuestra pedagogía progresista re- para instruir. En todo atontador habita una
publicana, localizara la tarea educativa en partera. Aquellos cerrajeros que disponen
la domesticación de esa indocilidad radi- del acceso al saber, de esa llave, practica-
cal. Como señala Slavoj Zizek, en la Pe- rán el arte de la postergación infinita.
dagogía de Kant, se encuentra todo: ¿Y qué sabe el no-partero maestro ig-
desde el tema foucaultiano de la micro- norante? Sabe, como Deleuze traduce en
política disciplinaria anterior a cualquier su Nietzsche, que el débil o el esclavo no
instrucción positiva, hasta la equipara- es el que tiene menos fuerza sino aquel
ción althusseriana del sujeto libre con el que teniendo la fuerza que tenga, está
sujeto sometido a la ley. Pero su ambi- lejos de lo que puede. Aquel distraído,
güedad fundamental no es menos discer- apartado de lo que puede. Si se puede
nible; por una parte, Kant parece conce- aprender es en tanto el maestro verifica
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 103

que el otro es un indócil. Y, lo indócil, es Referencias Bibliográficas:


el nombre de lo que nos empuja a no se-
pararnos de lo que podemos. La indocili- ABRAHAM, T. (2002) Pensamiento rá-
dad, que acá llamamos libertad, no resis- pido. Sudamericana: Bs. As.
te jerarquías, no se puede ceder en tanto BADIOU, A. (1995) La Ética. Ensayo
es el nombre de lo que no cede. Constatar sobre la conciencia del Mal. En
esta perogrullada es lo que Rancière ABRAHAM, T. Batallas Éticas.
llama emancipar. Atontar no es más que Nueva Visión: Bs As.
predisponerse a sustraer en el otro el uso BRAUNSTEIN, N. (1995) El Goce. 2 ed.
de su propia indocilidad. Acallarlo. Dete- Siglo XXI: México.
nerlo. Por el contrario, un maestro eman- DELEUZE, G. (1993) Nietzsche y la filo-
cipador está ahí para decir siga, no se de- sofía. Anagrama: Barcelona.
tenga, no se aparte, persevere, continúe. RANCIÈRE, J. (1996) El desacuerdo.
No se distraiga, esté atento que hay sig- Política y Filosofía. Nueva Visión:
nos por venir y cosas por inventar. No se Bs.As.
es humano suspendido y a la espera. No RANCIÈRE, J. (2003) El maestro igno-
cese. Que nadie moleste al niño mientras rante. Cinco lecciones sobre la eman-
su inteligencia trabaja. La apropiación del cipación intelectual. Laertes: Barce-
mundo de los signos exige constancia y lona.
fidelidad a lo que se es capaz. SLOTERDIJK, P. (1998) Extrañamiento
O, como diría Alain Badiou, se trata del mundo. Pre-Textos: Valencia.
de llevar hasta el fin la posibilidad de que SLOTERDIJK, P. (2002) El desprecio de
al otro algo, por más ínfimo que sea, le las masas. Pre-Textos: Valencia.
pueda suceder. Porque un otro es siempre ZIZEK, S. (1994) ¡Goza tu síntoma!
alguien que es otra cosa que un animal, Nueva Visión: Bs. As.
otra cosa que una víctima: bestia resisten- ZIZEK, S. (1998) Porque no saben lo que
te diferente de los caballos, no por su hacen. El goce como factor político.
cuerpo frágil, sino por su obstinación en Paidós: Bs. As.
persistir en lo que es, es decir, precisa- ZIZEK, S. (2001) El espinoso sujeto. El
mente, otra cosa que un animal (Badiou, centro ausente de la ontología políti-
1993, p. 104). Y una otra cosa que un ani- ca. Paidós: Bs. As.
mal es aquel que al serle dirigida una pa-
labra, quiere algo decir y quiere algo es-
cuchar. Hasta nuevo aviso, los animales
no parlotean. Sólo responden a las señales
y estímulos dosificados que habitan los
diccionarios últimos de los pedagogos.

Notas:

(1) Todas las cursivas que no se acom-


pañan de referencia bibliográfica pertene-
cen al libro de Rancière.
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Piedra de tropiezo: la igualdad como punto de partida

Lilian do Valle
Profesora titular de Filosofía de
la Educación de la Universidad del Estado
de Rio de Janeiro (UERJ)

Traducción: Walter Kohan

La igualdad es fundamental cundidad de las paradojas que conlleva el


y ausente, es actual e intempestiva, acto de enseñar; pero ¿cómo no recono-
siempre dependiendo de la cer, igualmente, que la historia de los ide-
iniciativa de individuos y grupos ales, de las prácticas y de las instituciones
que, contra el curso natural educacionales que ayudamos diariamente
de las cosas, asumen el riesgo a instituir no sólo fue marcada por nues-
de verificarla. tra escrupulosa denegación de esas mis-
mas paradojas, sino que se mantiene, con-
¿Dónde fijar, en tierras brasileñas, la ac- tinuamente, a ese precio?
tualidad e importancia de la aventura de Sin embargo, más difícil es admitir
Joseph Jacotot? En el prefacio a la edi- que son justamente las respuestas más
ción española y brasileña de El maestro apasionadas que damos a esas paradojas
ignorante, Jacques Rancière nos previe- las que las hacen callar. Asusta, por lo
ne: “...se trata, en este caso, de una voz menos, considerar que sea exactamente
solitaria que, en un momento vital de la de los momentos de mayor entusiasmo,
constitución de los ideales, de las prácti- de nuestras convicciones más fecundas,
cas y de las instituciones que todavía go- de nuestros consensos más arduamente
biernan nuestro presente, se levantó como alcanzados, de donde se nutren las ence-
una disonancia inaudita, como una de rronas en las que el sentido de la educa-
esas disonancias a partir de las cuales ya ción se pierde. ¿Sería éste el punto de par-
no se puede más construir ninguna armo- tida para una especie de anarquismo, en
nía de la institución pedagógica y que, todo y por todo antieducacional? No ha-
por lo tanto, es preciso olvidar, para poder biendo ninguna respuesta suficiente o de-
seguir construyendo escuelas, programas finitiva, ningún consenso confiable, nin-
y pedagogías; pero, también, como una gún entusiasmo prometedor ¿sería cues-
de esas disonancias que, en ciertos mo- tión de abdicar, de una vez por todas, de
mentos, tal vez, todavía sea preciso escu- las respuestas, de los consensos, de nues-
char, para que el acto de enseñar no pier- tro entusiasmo: en una palabra, de la pro-
da jamás, enteramente, la conciencia de pia búsqueda del sentido de enseñar?
las paradojas que le otorgan sentido.”1 Confieso que a pesar de la irresistible
Aunque casi no se haya hecho de la atracción que ejerció sobre mí, desde el
educación una pasión durable, es imposi- primer momento, el texto de Rancière
ble no reconocer, con Rancière, la rara fe- –o, tal vez, exactamente por eso– en mis
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106 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

primeras lecturas fue casi inevitable el cuestión de la igualdad. Aun así, ya allí
sentimiento de que permanecería entre comienzan los problemas. De hecho,
nosotros el sabor amargo de una doble y hemos dedicado a la igualdad una reve-
perentoria desilusión: en el texto, en la rencia sin igual: nos hemos dado como
forma de un amargo escepticismo frente a tarea definirla, buscarla, proyectarla, cri-
toda construcción común; en mí, en el ticarla: pero, ¿qué diablos decir, como
modo del miedo de la desesperanza o propone el texto, de simplemente verifi-
–¿debo decirlo?– en el modo de la fasci- carla? ¿Cómo justamente verificar lo que
nación contradictoria y profunda que el siempre nos esforzamos en denunciar
simple abandono adquiere frente a todos como... una ausencia? “Quien establece
los desengaños que marcan la defensa de la igualdad como objetivo a ser alcanza-
la cosa pública. do, a partir de la situación de desigualdad,
Sin embargo, desde su aparición, el de hecho la posterga hasta el infinito. La
texto hizo su camino, reproduciendo en igualdad jamás viene después, como re-
pequeña escala el antiguo sortilegio que sultado a ser alcanzado. Siempre debe ser
Jacotot conoció, antes de Rancière: una puesta antes.”2
historia de condenas anticipadas y de Concedamos que, partiendo de la des-
arremetidas no menos precipitadas, pero igualdad, nos hemos dado como objetivo,
no por eso menos “razonables”. Tal vez hasta el presente, su superación. Y que, a
más que ayer estamos inclinados a des- pesar de nuestras reiteradas declamacio-
confiar de las razones que edificaron el nes de fe, el veredicto de la postergación
mito de la instrucción pública, de la so- se aplica a los resultados que alcanzamos.
ciedad del buen gobierno, del saber mila- Pero, ¿cómo situar la igualdad antes, o
groso: ¿no dedicamos a eso la mayor sea, como presupuesto? Definitivamente,
parte de nuestras reflexiones, en las últi- esto parece una imposibilidad, si no un
mas décadas? Con todo, me parece que escándalo y la lista extenuante de obje-
esas son las razones de los otros, tan ale- ciones que pueden ser alzadas contra esta
jados de nosotros en el tiempo cuanto en simple formulación ya nos serviría para
la distancia, en la sabia distancia, com- desanimarnos. Rancière tiene razón en
pletamente imaginaria, que creemos esta- alertar: más allá de su evidente funda-
blecer con relación a ellos. ¿Qué decir de mento educacional, la cuestión es propia-
nuestras razones? En el medio, una invi- mente filosófica y, antes que nada, emi-
tación-desafío para elaborar un artículo es nentemente política –a menos que, en su
motivo de una nueva lectura, y finalmen- fundamento filosófico por excelencia,
te, lo descubro: nunca se agotan, de ella sea propiamente política y, por esa
hecho, los desafíos de la traducción. misma razón, desde la modernidad, emi-
Entonces, en el punto de partida, la nentemente educacional.
igualdad, puesta como piedra de tropiezo Porque la conversión de lo político en
que describe el estilo de diferentes tra- educacional es obra de la modernidad
yectorias que el texto acaba por suscitar. que, después que decretó imposible partir
Ciertamente, nadie negaría que la actuali- de la igualdad política, estableció que
dad, la urgencia, la importancia esencial a todo dependía de la educación del pueblo.
ser atribuidas a El maestro ignorante se Desde entonces, la educación pública, en
deben a la centralidad que se otorga a la vez de derivación, aparece como precon-
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 107

dición para la participación política am- que no tendríamos nada en común. La


pliada. Sin embargo, vuelta cuestión edu- contigüidad entre lo político y lo educa-
cacional, la desigualdad política eviden- cional nos obliga a interrogar de qué
temente no sólo no desaparece, sino que forma, en nuestros modos de ser alumno
se despliega en una nueva desigualdad in- y de ser profesor, hacemos sobrevivir y
superable, a partir de allí ampliamente damos valor al mito de la desigualdad que
destacada por los esfuerzos educativos deberíamos extinguir.
que deberían atenuarla: aquella que divi- En otras palabras, nuestras experien-
de a la sociedad entre los que están en cias educacionales vienen siendo cons-
condiciones de ejercer su autonomía y truidas sobre la base de la desigualdad y,
aquellos que, para ello, todavía deben ser con ellas, nuestros ideales, nuestras ex-
educados. pectativas, nuestras concepciones acerca
Es por eso que la inédita valoración, del enseñar, del aprender, del maestro, del
en los tiempos modernos, de la educación alumno, del saber... ¿O será que no?
pública –y, con ella, gran número de sig- ¿No sería el movimiento de la Escue-
nificaciones desde entonces instituidas en la Nueva la negación del postulado ilu-
el acto de enseñar– no puede ser disocia- minista del saber demiúrgico –en favor,
da del trayecto totalmente excéntrico que, exactamente, del énfasis en la explora-
por el instrumento de inflexión educacio- ción y en el descubrimiento personales?
nal, vino a describir en todas partes la que No cabe duda que esta corriente influen-
debe ser considerada como la exigencia ció a más de una generación de maestros,
esencial de la democracia: la reivindica- introduciendo la victoriosa, pero breve
ción de la igualdad política de los ciuda- carrera del aprender a aprender por
danos. sobre la enseñanza tradicional. Sin em-
Mucho antes de las lecturas críticas de bargo, por más grande que sea la tenta-
la década del setenta, nos relata Rancière, ción de ver en el individualismo exacer-
Jacotot se rebeló contra la cuestión de la bado la marca común entre las dos posi-
doble desigualdad; sin embargo, al hacer- ciones y de confundir el alumno-modelo
lo con las propias armas de la práctica de los métodos activos con la actividad
educacional, puso doblemente en jaque la modelo de los alumnos de Jacotot, es im-
lógica de lo que denominó como “socie- posible negar que esta aproximación re-
dad pedagogizada”. En el espectro más duciría lo principal de esta propuesta a
ampliamente político, el principio de la una cuestión de método, dejando escapar
igualdad hiere la escrupulosa mistifica- el fondo iluminista donde el experimen-
ción de los especialistas que parece atra- talismo pedagógico floreció. La substitu-
vesar los gobiernos de izquierda y de de- ción de la pedagogía tradicional de la
recha como dogma incuestionable del transmisión neutra del saber por la peda-
poder; con todo, llamado para repensar el gogía renovada de exploración del saber
orden educacional, el escándalo se instala deja enteramente intacto el mito de la
en nuestro cotidiano, desfigurando la ló- ciencia moderna, de su razonabilidad
gica simplista de un “nosotros” siempre universal y, sobre todo, de la legitimidad
bien intencionado y sin poder, contra de las jerarquías que establece, para las
estas figuras impersonales y lejanas del cuales apenas ofrece una nueva versión
poder que atienden por “ellos” –con los mejorada, en el seno de la misma socie-
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108 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

dad pedagogizada en que los “mejores ¿cómo podría ser diferente? ¿Cómo po-
del grupo” se transforman en los especia- dría haber un camino preestablecido?
listas en poder. Ofreciendo una retractación de los
Sabemos muy bien que, más tarde, en contrasentidos a los que se expuso la no-
los años sesenta, la educación brasileña ción de autonomía en la modernidad, Ja-
se propuso descubrir la igualdad de las cotot/Rancière exponen uno de los pun-
culturas, o la igualdad de los saberes. tos ciegos de todo el pensamiento here-
Desde entonces, el imperativo metodoló- dado: la necesidad de dar un contenido a
gico de “partir de la realidad del alumno” la libertad, de establecer un destino para
se transformó en verdadera profesión de la emancipación, de predecir las conse-
fe, desmedida e incuestionable, como cuencias de la autonomía. Esto es lo que
todas las proclamaciones del género. Sin sin duda concede a El maestro ignorante
embargo, la fórmula no deja de implicar esa especie de coherencia exacerbada,
sus grados de mitificación: entendida pero también de desatino aparente: el re-
como principio político de valoración chazo de que, de la experiencia de la
epistemológica, da origen a un volunta- igualdad de las inteligencias, se deduzca
rismo que jamás alcanza a dar pruebas de necesariamente una sociedad igualitaria.
realidad; como precepto de actuación Pero es la afirmación contraria –que sos-
socio-pedagógica, encierra la identidad tiene que debe concluirse que toda activi-
colectiva en la simple reiteración; como dad política no puede más que terminar
estrategia didáctica, ayuda a promover la en desigualdad– la que opaca esa radica-
creencia en una antropología de la inca- lidad, haciendo sucumbir el discurso ante
pacidad por parte del otro para dejarse las mismas trampas que había podido
motivar por la diferencia. Con todo, más evitar.
que nada, la propia idea de “partir de la
El orden social, en todo lo que lo com-
realidad del alumno” encierra una falacia
pone y mantiene, es arbitrario: la lección
lógica evidente, que sólo se sustenta en la
no tiene nada de nuevo y tampoco es no-
suposición de un maestro que conoce an-
vedad que, para mantenerse, todo orden
ticipadamente y mejor que el propio
social emprendió el ocultamiento de esta
alumno cuál es su realidad.
Ahora bien, la propuesta de Jacotot no arbitrariedad, fabricando para sí un fun-
es un programa de valorización de la cul- damento natural, o incluso “racional”. Y,
tura popular, y tampoco lo es la igualdad ¿qué es la sociedad, si no los individuos
de saberes que anuncia; más aún, disol- que la encarnan, las prácticas y las insti-
viendo los nexos que, en nombre del sim- tuciones que la mantienen? Particular-
ple pragmatismo, de la defensa de una mente para los que militan la causa de la
conciencia de clase, o de una identidad educación pública, la fuerza de la refle-
cultural específica, previamente se cons- xión que nos ofrece Rancière es que, por
truyen entre el origen social y la vocación una vez, esa discusión no está situada en
para el saber, propone la educación como las alturas de un poder impersonal y dis-
una aventura siempre personal en direc- tante, contra el cual podemos dirigir
ción al descubrimiento de su propio poder nuestras críticas consoladoras, pero total-
de autodeterminación. Pero, tratándose, mente ineficaces. Piedra de tropiezo, el
en verdad, de emancipación intelectual, imperativo de igualdad, en la escuela, nos
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 109

devuelve a nuestras prácticas e institucio- alumno, escaparse de la investigación en


nes, a nuestros modos de ser docente y de nombre de la investigación del alumno.
alimentar la ficción desigualitaria. No es esa, me parece, la lección del maes-
Porque partir de la igualdad significa, tro ignorante. Al contrario, es la de que el
para el maestro, por una vez, partir... de sí maestro adquiera la osadía de creerse
mismo. Reconocer en sí la igualdad: capaz de lo que los grandes pensadores
“...para emancipar a otro, es preciso que fueron capaces; y, al mismo tiempo, que
se haya emancipado a sí mismo. Es preci- él se sienta obligado a, tal como solicita-
so conocerse a sí mismo como viajante rá del alumno, “ver todo por sí mismo,
del espíritu, semejante a todos los otros comparar incesantemente y siempre res-
viajantes, como sujeto intelectual que ponder la triple cuestión: ¿qué ves? ¿Qué
participa de la potencia común de los piensas de eso? ¿Qué haces con eso? Y
seres intelectuales.”3 Pero eso implica, de así, hasta el infinito.”5
inmediato, la renuncia a por lo menos dos La segunda comodidad a ser abando-
grandes comodidades. La primera es la nada es aquella que lleva al docente a
que lleva al docente a imaginar que su po- imaginar que su posición se funda en el
sición se funda en el saber que posee, o saber que el alumno no posee. Como no
puede llegar a poseer –incluso y, sobre es su saber –tanto, además, cuanto no es
todo, ese vertiginoso “saber de nada su ignorancia– que el maestro comunica a
saber”– por el cual abdica de verificar su su alumno, aun la ilusión de ser el guía,
propia inteligencia, desiste de aventurarse cualquier certidumbre de poder “emanci-
en el descubrimiento de sí, en esa investi- par a su alumno” se muestra vana. No hay
gación en que jamás “se encuentra nece- cómo dominar la voluntad del alumno, la
sariamente aquello que se buscaba, experiencia de la igualdad supone una ad-
menos todavía aquello que es preciso en- hesión libre e incoercible. El maestro
contrar, sino siempre una cosa nueva, anuncia la igualdad, pero sólo el alumno
para relacionar con la cosa que ya se co- puede verificarla, haciéndola existir para
noce.”4 En este trayecto, no hay ningún sí mismo. En este camino, el saber es
tipo de garantías, o de seguridades, sino, también obstáculo para el alumno, no
por el contrario, la certidumbre de que más que la ignorancia (“yo no puedo”).
nadie se emancipa de una vez para toda la El poder de una inteligencia se ejerce
vida: es siempre posible y tentador aban- sobre sí misma: ésta es una forma para-
donar la búsqueda, confiarse en el saber dójica de decir que no hay buenos maes-
“ya conquistado”, esperar las certidum- tros, ni buenos alumnos, sino apenas
bres que provienen del saber de otro. No maestros y alumnos que buscan incesan-
son pocos, además, los llamados para que temente emanciparse.
el docente desarrolle la arrogancia corpo- ¿Llegaríamos así a una sociedad de
rativa que le permite, de alguna forma, emancipados? La observación de la polí-
asumir pública o íntimamente su superio- tica, tal como vino siendo practicada a lo
ridad sobre los alumnos y sobre sus pro- largo de la historia, conduce a Jacotot a
pios colegas. considerar que “no hay sociedad posi-
Tampoco se trata de fingir no saber, ble... solamente la sociedad que existe.”6
de obstinarse en igualar su saber al del Pero, ¿él mismo no testimonió lo que du-
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110 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

rante el breve tiempo revolucionario se Notas:


pudo practicar, cuando la política se hizo
actividad instituyente y cuestionadora? (1) Jacques Rancière (2003) Prefacio a
Esa otra vía, que ya no era la de la “sin- la edición española de El maestro igno-
razón gobernante”, sino la de la libertad, rante. Laertes: Barcelona.
se fundaba en la confianza en la capaci- (2) id., p. 3.
dad intelectual de cada ser humano7: (3) op. cit., p. 48-49.
“Solamente los perezosos temblarían ante (4) id., p. 48.
la idea de esa arbitrariedad, viéndola (5) id., p. 36.
como la tumba de la razón. Por el contra- (6) id., p. 99.
rio, la inteligencia humana emplea toda (7) id., p. 24.
su arte en hacerse entender y en entender (8) id., p. 84.
lo que le significa la inteligencia vecina (9) id., p. 120.
porque no hay código dado por la divini-
dad, lengua de la lengua.”8
Inversamente, el hombre que acepta el
orden social “como un misterio situado
más allá del poder de la razón”, y que así
se somete “a lo que exige la sinrazón de
los gobernantes” –aunque evite “adoptar
las razones que ella proclama”9, ¿no esta-
ría todavía encerrado en un círculo de
desigualdad que condena los esfuerzos de
su inteligencia a la falta de efectividad
social? ¿En nombre de qué se buscaría
emancipar?
Finalmente, el propio texto de Ranciè-
re nos muestra cuán lejos se puede ir,
cuando el cuestionamiento se instala. Re-
haciendo el trayecto de Joseph Jacotot en
búsqueda de la inteligencia, se ve que él
la observa como si allí todo estuviese
contenido. Resulta, entonces, imposible
leerlo sin contagiarse de esa voluntad de
lanzarse, también, a la aventura de pen-
sar, de significar, o de resignificar cosas
para las cuales hace mucho que estamos
desatentos, de cuya existencia ya no nos
damos más cuenta, cosas que parecen re-
sueltas de una vez por todas en la medida
en que las exiliamos hacia el territorio de
las cosas que no existen para nosotros.

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A propósito del maestro ignorante y sus lecciones.
Testimonio de una relación transferencial

Graciela Frigerio
Investigadora y directora de proyectos
del Centro de Estudios Multidisciplinarios (CEM),
Buenos Aires, Argentina

A modo de inicio de esta nota destinada a ción y razón. Donde la obsesividad del
festejar la traducción de un libro (rebelde trabajo minucioso desaparece bajo la po-
con causa a toda explicación), para el cual esía de la forma. El trazo se vuelve voz y
es dable esperar una recepción cuya reso- la palabra invita con sencillez a cada uno
nancia tenga larga vida, permítanme refe- a pensar por sí mismo. La producción de
rirme a algunos aspectos de la obra del Rancière es por ello, pero no sólo por
autor y hacerlo desde el territorio donde ello, Jacotista, si esto pudiera decirse.
la obra me cautivó dejándome libre, es Nos confronta una y otra vez a un enig-
decir en el lazo que siempre instituye una ma, a un mensaje para el que propone una
relación transferencial. traducción y deja a nuestro cargo la inter-
La transferencia es, como el psicoaná- pretación.
lisis lo deja entender, el proceso que ac- Hace ya varios años algunos de los
tualiza deseos inconscientes en el marco escritos de Rancière me acompañan. Dí
de una relación, se trata de un desplaza- con ellos gracias a algunos entrañables
miento que da lugar a una suerte de equí- amigos: Patrice Vermeren y Stephane
voco: alguien cree que el otro es lo que el Douailler. Sus libros, leídos en desorden,
otro no es, alguien elige un destinatario con placer no desprovisto de pausas de
allí donde no hay nadie, o donde hay un desasosiego, se han vuelto con el correr
hueco. La transferencia permite sentir, de los tiempos una suerte de compañeros
erróneamente, que algo nos está singular- de camino, interlocutores. Digamos que si
mente dirigido. Por eso puedo afirmar la “maestro es el que mantiene al que busca
siguiente sinrazón: los libros de Rancière en su rumbo” (Rancière, 2003, p. 48), ahí
me han hablado antes de que pudiera co- donde cada uno en comunicación con
nocerlo, antes que él me dirigiera la pala- otro no deja de estar sólo buscando, como
bra. La transferencia genera la ocasión de afirma la lección del maestro ignorante,
una elaboración cuando una regla garan- Rancière tiene titularidad en el arte de en-
tiza un trabajo que no reniegue de ella. señar.
La obra de Rancière tiene, para mí, Cada tanto releo y delineo una línea
algo conmovedor. Podríamos pensar que que da cuenta de un nuevo subrayado,
es en la escritura (ese non sens diría M. hago alguna anotación a un margen ya po-
Duras al definir el escribir: Eso que es no blado. Me sorprendo con algún sentido
hablar. Que es callarse, 1998, p. 28) que me había pasado desapercibido. Hallo
donde el filósofo se hace a la vez emo- una nueva razón para afirmar su contem-
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112 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

poraneidad. Cada libro resultó una invita- poco de poesía, aúna en las frases la com-
ción. Tal vez escribir sea la manera que plejidad de un pensar sin concesiones y la
eligió ese hombre menudo, tan tímido ternura de una narración que no se propo-
como riguroso, tan exigente consigo ne agregar a la sofisticación de la idea
mismo como sensible y solidario con las ningún componente que obstaculice el
causas justas, para poner en acto una pe- diálogo.
dagogía de transferencia cuyo tránsito, a El contenido no elude los compromi-
sabiendas de un maestro que no lo sabe sos con lo que está más allá de la tapa del
todo, instituye al pensar como el territorio libro (leer Aux bords du politique, donde
de una habilitación para la gramática sin- Rancière evoca los sentimientos que ge-
gular de cada sujeto y para la gramática de nera el tema de la comunidad de iguales);
lo plural. ¿Habría otra pedagogía posible en la frontera de la disciplina, adentrán-
si hablamos de emancipación intelectual? dose en los huecos de las instituciones
No se trata de hacer de la transferencia (leer La grève des philosophes, texto
una pedagogía sino de aceptar que una donde interroga acerca del lugar de la fi-
pedagogía no explicadora se funda en el losofía en el sistema educativo y el de la
reconocimiento de una transferencia, que filosofía enseñable en ese lugar), en los
hace posible no sólo que alguien enseñe intersticios de las tramas y en el descar-
hasta lo que no sabe, sino que alguien se nado territorio de lo social ahí donde el
emancipe al aprender lo que no es curri- hombre aún aúlla (leer Breves viajes al
cularmente enseñable. Es decir, lo que no país del pueblo, páginas donadas a los
cabe en la prescripción, lo no traducible “sin parte”). Mas recientemente aún ex-
en términos de ninguna didáctica, de nin- plora una estética co-fundante del incons-
gún contenido, de ninguna competencia. ciente en una osadía conceptual (leer
Aquello que no se deja capturar en nom- L’inconscient esthétique).
bre de una disciplina y que desborda lo Toda la obra dialoga con los de un te-
curricular. rruño, el de la filosofía, proponiendo
Recurrimos a la noción de pedagogía tanta filiación simbólica como sostenien-
de transferencia teniendo como horizonte do la apertura de una extranjeridad siem-
la noción de relación de objeto. pre refrescante. Toda la obra anuda la in-
Rancière es sin duda un maestro, un quietud por la subjetivación de lo políti-
maître à penser, (lo afirmaremos aún cuan- co, por los paisajes ríspidos de la política,
do imaginamos que él podría discutir esa la igualdad como punto de partida y hori-
descripción), cuya escritura es una filoso- zonte de toda travesía, la plaza a la pala-
fía devenida traza y trazo, huella en la que bra de hombre que todo hombre puede
se pueden percibir las marcas que dejaron enunciar y todo hombre, como tal, res-
en él todos aquellos que rigurosamente es- ponder (una lección del maestro ignoran-
tudió, investigó, analizó, los que leyó con- te). A la vez, la escritura de Rancière
trastando luces y sombras (ver La nuit des puede pensarse como su manera de invi-
proletaires). Al mismo tiempo cada uno tar a los no filósofos a una aventura filo-
lleva su propia marca, reorganización cre- sófica, la manera de concretar la inten-
adora, autoría, firma, nombre propio. ción de una filosofía extramuros.
Su estilo tiene todo del rigor de un pen- Es en el territorio de la pedagogía o
samiento crítico y como ya dijimos, no mejor dicho en el territorio de fronteras
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 113

difusas de lo que queda de la escuela en nía de una globalización que deshace


América Latina, allí donde las políticas mundo. Que enseñar todo a todos quizás
rehuyeron a la justicia de lo político, es no por antigua devino consigna vieja.
allí donde no ceso de encontrar actualidad El maestro ignorante descree de las
y vigencia para las lecciones del maestro metodologías explicadoras, denuncia en
ignorante. su lección que el didactismo (hoy tan en
En efecto, el maestro ignorante da boga) atonta, poniendo falsas certezas ahí
clase para los que entendemos que educar donde deberían sostenerse las incertidum-
es el acto político de distribuir la heren- bres. La plaza del maestro ignorante ofre-
cia, bajo la modalidad de un don que no ce una estructura simbólica próxima a la
conlleva deuda y designando al colectivo figura del analista supuesto saber. Sabe
como heredero (Frigerio, 2002, p. 5-16); acerca de su puesto, de su plaza, cuando
para los que afirmamos que educar es hoy desafía a los destinos de fracaso para
un acto de resistencia a la reproducción decir: puedes ver, puedes sentir, puedes
de desigualdades (Frigerio, en prensa); pensar, puedes querer, puedes hacer. Es su
para los educadores que cotidianamente oferta la que crea la demanda. Es su
se enfrentan a las condiciones adversas de apuesta sin condición la que emancipa, es
una economía que desprecia al hombre, el carácter gratuito de su enseñanza y de
para los que descreen de las políticas que su intento lo que contribuye a que otro
desconocen la justicia para todos, el maes- piense. El maestro emancipador sólo ofre-
tro ignorante regala su lección emancipa- ce un marco, sólo brinda un encuadre,
dora al sostener sin explicar nada, que hace sin saberlo de apuntalamiento al tra-
mediante nuestra intervención (ejercicio bajo psíquico del otro. Quizás, ignorándo-
pleno del actopoder como podría definir lo como tal, despliega un trabajo psíquico
G. Mendel) es posible interrumpir el cum- sobre sí, descreyendo del espejismo de la
plimiento de las profecías de fracaso en- certeza del método explicador, se anima a
carnadas en los cuerpos frágiles de los aventurarse en una relación de des-cono-
niños de los sectores populares. cido (Rosolato, 1975). Trabajo psíquico
El maestro ignorante nos enseña que: sobre el enigma que toma nombres y ex-
es posible enseñar la democracia que des- cusas distintas para decir y decirse.
conocemos, crear condiciones para que
otros aprendan lo que no sabemos. Nos La transferencia en las relaciones pe-
dice también que las tentaciones tecno- dagógicas.
cráticas tienen, como los pragmatismos
tan de moda, un límite en cada educador, En todos los casos, se trata de una rela-
cuando el educador decide que es posible ción tan interesante y compleja como im-
para todos, (con la única condición de prescindible para que algo se aprenda.
otorgarles confianza, Cornu, 2002), Sede de un desplazamiento, punto de
aprender las lenguas desconocidas de apoyo de un amor incómodo, tan des-ac-
todas las ciencias. Que corresponde a la tualizado como actual, un amor no perti-
escuela pública sostener una oferta para nente, mal à propos como podría decir
lo que puede que no haya demanda y a Octave Mannoni. Este amor deviene
todo educador analizar la pertinencia de siempre que se resista a ser correspondi-
las demandas antes de plegarse a la tira- do, la condición de un trabajo de elabora-
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114 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

ción. De una alteridad que, convocada à propos por arte de gobernar con respeto
desde una asimetría fundante, propicia y justicia.
una igualdad y anuncia una mayoría de Entre Jacotot y sus estudiantes, Telé-
edad aún para los menores con necesidad maco trabaja al modo de objeto transicio-
de un tutor o encargado. nal como Winnicott denomina a la posi-
Por supuesto el error estaría en creer bilidad de conciliar una oferta de sentido
que se trata del otro en sí, es del otro de sí con una significación asignada. Objeto
del que se trata. Sabemos que es menos estructurante que no puede hallarse sin
cuestión de un Telémaco y más de un oferta y que no deviene tal sin hallazgo.
Ulyses fugitivo a toda relación de eterni- (Entendemos que las lecciones de Ran-
dad, renuente a toda inmortalidad obteni- cière tendrán el mismo carácter).
da al precio de un aislamiento lo que Fe- Jacotot, quien es cuestión y excusa de
nelón pone en juego en el comienzo del las lecciones de Rancière, propuso a los
texto elegido por Jacotot, que brinda a estudiantes, a falta de idioma común, una
Rancière la materia prima de sus leccio- narración traducida. Digamos que su
nes de emancipación. En esa línea: Telé- trama no deja indiferente a ningún lector:
maco – Ulyses; Ulyses – Telémaco – Fe- un hijo en búsqueda de padre; una esposa /
nelón; Fenelón – Jacotot; Jacotot – Ran- madre a la espera, que teje y desteje tram-
cière, la filiación (simbólica) mueve al pas para detener los tiempos; figuras se-
sujeto. ductoras con capacidad de promesa; una
Sobre esto nos habla un Rancière / Ja- figura protectora femenina transvestida
cotot. Y nos lo dice de mil maneras. Ha- bajo la forma de un tutor; un trasfondo de
ciéndose cargo al rescatar de los tiempos guerras y conflictos; la pelea permanente
el pensamiento de ese profesor / político / contra las fuerzas de la naturaleza –inter-
exiliado, alérgico a toda metodología em- na y externa–; la inquietud por el buen
brutecedora, que no duda en dar el mote gobernar; una demanda de reconoci-
despectivo de “La Vieja” para referirse a miento.
la pedagogía que todo el tiempo afirma La lección señala que la traducción no
que sin ella, sin la varita mágica de su ex- explica, ni impone ninguna interpreta-
plicación, el mundo permanecerá mudo. ción, queda disponible a la espera de un
Podemos hacer la hipótesis, afirmarlo estudiante/intérprete que se apropie de las
sería demasiado presuntuoso, que entre palabras, explore sus equivalencias y ana-
Rancière y Jacotot, siglos mediante, la lice sus alcances.
transferencia trabaja, la filiación se firma La traducción ofrecida, se instala en
bajo la excusa de una transmisión. un encuadre que genera las condiciones
Que Jacotot algo de amor sabía nos lo para el trabajo de la palabra. Podríamos
hace suponer la elección de un texto que decir que está a disposición y se solicita
se inicia con la narración de un encuentro, una asociación libre al tiempo que sujeta-
que genera una oferta de amor. El amor da a una regla fundamental que la contie-
de Calipso para empezar, amor mal à pro- ne y significa (no de cualquier modo).
pos en lo que concierne a Telémaco. Pero El encuadre, al establecer sus fronte-
también relato de amor à propos en el ras, esto es una clase: donde se afirma
caso del vínculo entre dos generaciones, aquí se enseña (hasta lo que no se sabe
entre un padre y un hijo. Igualmente amor dirá el maestro ignorante) por que se sabe
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 115

que las inteligencias son iguales, que es FRIGERIO, G. Contra lo inexorable. Bue-
la confianza depositada, la apuesta, la que nos Aires: GCBA/CePA (en prensa).
reactualiza la ocasión de un contrato nar- MENDEL, G.(1998) L’acte est une aven-
cisista (expresión que debemos a Piera ture. Éditions la découverte: Paris.
Aulagnier) que ofrece una oportunidad. PONTALIS, J.-B. (1999) Fenêtres. Folio:
La oportunidad iguala. Así un padre Paris, nº 3642.
analfabeto no estará imposibilitado de RANCIÈRE, J. (1981) La nuit des prole-
acompañar los logros de la adquisición de taires. Fayard: Paris.
la lectura de su hijo, un niño down podrá RANCIÈRE, J. (1986) Nous qui sommes
aprender una lengua tercera, un adoles- si critiques. In: DERRIDA, J. et al. La
cente podrá enamorarse de las matemáti- grève des philosophes. Ecole et philo-
cas y hasta de una vertiginosa geometría sophie. Osiris: Paris, p. 110-121.
(como ejemplifica J.-B. Pontalis). RANCIÈRE, J. (1987) Le maître ignorant.
La igualdad no anula la asimetría, la Fayard: Paris. (En español: Barcelona:
respeta y la compensa. La asimetría debe Laertes, 2003)
garantizar que ninguna diferencia deven- RANCIÈRE, J. (1990) Aux bords du poli-
ga la sede de una desigualdad. La asime- tique. Osiris: Paris.
tría funda la transferencia, que funda la RANCIÈRE, J. (1990) Courts voyages au
confusión que termina volviendo posible pays du peuple. Le Seuil: Paris.
que, un error de partida: el otro me con- RANCIÈRE, J. (1992)Les mots de l’his-
funde, no soy quien cree, confundo al otro toire. Essai de poétique du savoir. Le
con quien no parece ser, devenga la clave Seuil: Paris.
de una emancipación que afirma: no RANCIÈRE, J. (1995) La mésentente.
puedo ser sin otro, pero el otro no apro- Galilée: Paris.
vecha de ello, no me somete, no me do- RANCIÈRE, J. (1998) Aux bords du poli-
mina, no me aliena, no se cobra. En con- tique (édition remanié). La fabrique:
secuencia no estoy en deuda con él. Por Paris.
eso mismo, al maestro ignorante, cuyo si- RANCIÈRE, J. (1998) La parole muette.
nónimo en este marco se define en térmi- Hachette, littératures: Paris.
nos de un maestro emancipador, todo mi RANCIÈRE, J. (2001) L’inconscient es-
agradecimiento. thétique. Galilée: Paris.
ROSOLATO, G. (1975) La relation d’in-
Referencias Bibliográficas connu. Gallimard: Paris.

CORNU, L. (2002) Responsabilidad, ex-


periencia, confianza. En: FRIGERIO,
G. (comp.). Educar: rasgos filosóficos
de una identidad. Santillana: Bs. As.,
p. 43-83.
DURAS, M. (1998) Ecrire. Folio: Paris,
p. 28
FRIGERIO, G. (2002) Educar: una filoso-
fía del tiempo. Ensayos y Experien-
cias. Buenos Aires, nº 44, p. 5-16.
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La voluntad según Jacotot y el deseo de cada uno

Mônica Costa Netto


Doctoranda en Filosofía, Université de Paris 8

Traducción: Silvia Serra

Las reflexiones que siguen fueron moti- del maestro emancipador. Me tocó el pla-
vadas por la inclusión de El maestro ig- cer de asistir a la entrada de Joseph Jaco-
norante en el programa del Curso de for- tot en sus vidas:
mación continua de profesores de Educa-
ción de Jóvenes y Adultos en el Estado de na sexta-feira tem pisa na fulô
Río de Janeiro: Escenarios en Mudanza1. no sábado pela manhã, Jacotot 2
Un ejemplar del libro era parte del mate-
rial distribuido gratuitamente a los parti- Se trata desgraciadamente de una cita
cipantes del curso, para ser trabajado en ‘infiel’, hecha de memoria, de un diverti-
el eje Ética y ciudadanía de jóvenes y do poema leído por una de las participan-
adultos en tiempos de exclusión, de cuyo tes del curso al finalizar el módulo. El
equipo de profesores soy parte. Debido a largo poema, haciendo alusión a los hora-
los límites de duración del curso, disponí- rios incómodos del curso, decía en algu-
amos en nuestro programa de sólo algu- nos versos que después del baile del vier-
nas horas para la discusión del primer ca- nes todavía se tenía que despertar tempra-
pítulo del libro, que los participantes del no para encarar todo un día de curso el sá-
curso habían previamente leído como ac- bado. Más allá de que rimar Jacotot con
tividad no presencial. En la práctica, una fulô es un hallazgo, la alusión al esfuerzo
relectura en el salón de clase se imponía y hecho para poder participar del curso fue
las discusiones tendían a extenderse. Para magistralmente “desdramatizada” y, me
la mayoría de los participantes el libro parece, puesta en términos de una lógica
presentaba dificultades de lectura: parte del deseo. Irse a bailar el viernes y des-
del vocabulario y sobre todo el desarrollo pertarse temprano el sábado para ir al
teórico les parecían difíciles. Pero no por curso es una conjunción de deseos, no
ello –¿virtudes de la paradoja?– El maes- una alternativa o disyunción. Tal vez im-
tro ignorante dejaba de cautivar, instigar, plique, en rigor, un cierto cansancio o
interesarlos. Una profesora llegó a decla- falta de atención durante el curso. Pero no
rar que estaba encarando la lectura del creo que la conjunción se haya dado sim-
libro, con las dificultades que a ella se le plemente porque estar presente, en el es-
presentaban, como un ejercicio de eman- tado que fuese, condicionaba la obtención
cipación. Este sería uno de los varios del certificado del curso. Por un lado, sos-
ejemplos de apropiación, por parte de los pecho que tal motivación, en su estado
participantes del curso, de las lecciones bruto, no inspira rimas. Por otro, el es-
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118 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

fuerzo real de muchos participantes ponía tulado de base: la igualdad de las inteli-
al descubierto el cuestionamiento sobre lo gencias. Partiendo de este principio, ver-
que querían los que allí estaban presen- dadero pivot filosófico del descubrimien-
tes, una interrogación que no podía dejar to de Jacotot, sería posible volverse de
de alcanzar a los más desatentos. Es allí hecho un maestro emancipador.
donde apunta el poema con su gracia. Y Muy bien, hasta ahí; siguiendo la tra-
es posible que la presencia de Jacotot, su yectoria de la experiencia y del pensa-
situación en el poema, la rima realizada, miento de Jacotot, y además conmovidos
también apunten a una tentativa de res- por la crítica demoledora del sistema ex-
puesta o a una prolongación de la cues- plicativo, los participantes del curso pare-
tión desarrollada durante el curso. cían acoger sin mayores problemas la no-
El primer capítulo del libro, titulado vedad de esas ideas, sobretodo relacionán-
Una aventura intelectual, no se ocupa dolas a las enseñanzas de Paulo Freire.
sólo de presentarnos al curioso personaje Pero, en la mitad del capítulo, el análisis
que fue Joseph Jacotot y de explorar la de la experiencia jacotista –desde que se
experiencia que dio origen a su método revelara un “método del acaso”, al surgir
de Enseñanza Universal. El relato históri- de una improvisación, y un “método de la
co de esa experiencia insólita también nos igualdad”, al presuponer la substracción
proyecta inmediatamente en una refle- de la inteligencia explicadora del maes-
xión filosófica sobre los principios sor- tro– encuentra un nuevo término y se re-
prendentes a partir de ella formulados. vela como un “método de la voluntad”:
Imagínense, entonces, una clase de profe-
sores relacionados con la educación de “Este método de la igualdad era prin-
jóvenes y adultos: si muchos son, por ex- cipalmente un método de la voluntad. Se
periencia propia, receptivos a la idea de podía aprender solo y sin maestro expli-
que “todo ignorante sabe una infinidad de cador cuando se quería, o por la tensión
cosas”, no sucede tan fácilmente lo del propio deseo, o por la dificultad de la
mismo cuando se trata de subvertir el situación.” (Ranciére, 2003, p. 21-22)
“orden explicador”. Explicar, hacer com-
prender –preocupaciones obvias de un Los alumnos holandeses de Jacotot
pedagogo esclarecido– son, desde el habían aprendido ellos solos el francés
punto de vista revolucionario de Jacotot, que el maestro, ignorando su lengua, no
principios de una educación embrutece- podía explicarles. Solos, sí, sin explica-
dora, en la medida que la explicación pre- dor, pero no sin maestro. ¡Uf! Estábamos
supone una superioridad de la inteligen- salvados, yo y los profesores participan-
cia de aquél que sabe (el maestro) sobre tes del curso todavía teníamos una chan-
la inteligencia menor, o menos desarrolla- ce de sobrevivir a la revolución antipeda-
da, de aquél que ignora (el alumno). Una gógica anunciada en las páginas del libro.
educación emancipadora sería aquella La relación entre maestro y alumno im-
que, invirtiendo la lógica del sistema ex- plicando ambas inteligencias y ambas vo-
plicador, demostrase al alumno que él es luntades, una vez eliminada la subordina-
capaz de comprender por sí solo, por el ción de la inteligencia del alumno a la del
poder de su propia inteligencia. Y tal sub- maestro, mantenía todavía el rasgo de ser
versión sólo es posible a partir de un pos- una relación de voluntad a voluntad, en la
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 119

cual el maestro podía revelar su valor. instrucción es como la libertad: no se da,


Aunque sea mantener, por fuerza de su se toma” (Ranciére, 2003, p. 138). La
voluntad, la voluntad a veces vacilante preocupación fundamental de Jacotot no
del alumno en su camino. Camino éste era tanto la instrucción como la emanci-
que no es dictado por el maestro, sino por pación, tarea que, según sus concepcio-
la marcha del alumno en el descubrimien- nes, ningún gobierno o institución es
to de sus capacidades intelectuales. capaz de realizar. De manera manifiesta
Era a esa altura que los participantes su método no se destinaba a los fines que
del curso se manifestaban como si pasa- perseguían el Ministro de Instrucción Pú-
ran de la salvación al abandono. “¿Desde blica francés y otros progresistas de la
cuándo se había encontrado una fórmula época. Por cierto, ese método no iba en el
para despertar el interés intelectual de los mismo sentido de los tantos otros que
alumnos?” “¿Cómo podía parecer tan afloraban entonces, siempre apuntando al
simple sujetar voluntades?” “¡Joseph Ja- perfeccionamiento pedagógico. Este era,
cotot debía ser un maestro carismático, para Jacotot, el refinamiento de las for-
dado su éxito en forzar a sus alumnos a mas de embrutecimiento y de la creencia
usar sus propias inteligencias, llegando en la desigualdad. Porque buscar medios
hasta ser capaz de enseñar lo que él para hacer el saber más accesible a la
mismo ignoraba!” Tales reacciones tenían mayor cantidad –instruir al pueblo– es lo
como telón de fondo el gran problema en- mismo que afirmar su inferioridad de in-
frentado por ellos cada año: la evasión. teligencia. Mas no por eso dejaba de ser
Supeditados a una relación entre volunta- un método, inclusive en el sentido más
des, se sentían desamparados: queremos elemental de la palabra: un camino, una
enseñar, pero ¿cuántos quieren aprender? vía: la “vía de la libertad”. Algunas expe-
A pesar de Jacotot, estando yo allí in- riencias de importancia habían compro-
vestida de los funestos poderes de la ex- bado la eficacia del método, así como el
plicación, intentaba hacerles comprender hecho de que él podía muy bien prescin-
que la cuestión de la evasión no se encua- dir de la figura de Jacotot, bastando sólo
draba en el orden de las preocupaciones con que aquél que lo aplicase fuese
jacotistas. Erasmo de Rotterdam, creyen- emancipado. En fin, el gran acierto del
do sólo en una educación practicada den- método de Enseñanza Universal era jus-
tro del “espíritu liberal”, rebelándose tamente que permitía a cualquiera, desde
contra los malos tratos y castigos corpo- su condición de emancipado, volverse
rales infligidos a los chicos en las escue- emancipador, y luego, enseñar cualquier
las del Renacimiento, proclamaba la ne- cosa. Y eso porque, en verdad, sólo había
cesidad de escuelas públicas, en tanto la una sola cosa a ser enseñada: la creencia
razón que se escondía tras los malos tra- en la igualdad de las inteligencias. Con
tos era el miedo a la evasión, que llevaría todo, las experiencias también habían
a una disminución de los beneficios3. comprobado que el método no resistía su
Siendo el siglo XIX de Jacotot precisa- captación institucional. No se destinaba a
mente el de la promoción institucional y la educación de las masas, sino a revelar
progresista de la instrucción pública, su a cada uno su naturaleza de sujeto inte-
apego a la libertad en la educación iría, a lectual.
su vez, a expresarse de otra forma: “la
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120 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

“Existen distintas manifestaciones de cesidad nos empuja a actuar, nos queda-


la inteligencia, según sea mayor o menor mos solos con nuestra voluntad y muchas
la energía que la voluntad comunique a veces de ella nos distraemos, nos ausenta-
la inteligencia para descubrir y combinar mos. Y todos nosotros tenemos momen-
relaciones nuevas, pero no existen jerar- tos más o menos largos de asnos o bue-
quías en la capacidad intelectual. Es la yes, actuamos sin voluntad, sin reflexión,
toma de conciencia de esta igualdad de y así dejamos adormecer nuestras inteli-
naturaleza la que se llama emancipación, gencias, no producimos ningún acto inte-
y la que abre la posibilidad a todo tipo de lectual.
aventuras en el país del conocimiento.”
(Rancière, 2003, p. 41) “Allí donde cesa la necesidad, la inte-
ligencia descansa, a menos que alguna
Desde el punto de vista jacotista, po- voluntad más fuerte se haga oír y diga:
dría decirse que la evasión es un proble- continúa, mira lo que has hecho y lo que
ma endémico de la enseñanza embrutece- puedes hacer si aplicas la misma inteli-
dora. Erasmus pensaba que era preciso gencia que has empleado ya, poniendo en
dejar partir a aquellos que por naturaleza todas las cosas la misma atención, no de-
no eran capaces de aprender. “Porque, jándote distraer de tu rumbo.” (Rancière,
decía él, hay hombres que nacen para el 2003, p. 71)
arado y el molino como los bueyes y los
asnos” (op. cit. p. 269). Jacotot, por su De ahí la fórmula jacotista: “el hombre
parte, afirmaba que no existen asnos y es una voluntad servida por una inteligen-
bueyes entre los hombres, que todo hom- cia”. En cierta forma eso también signifi-
bre, por el hecho mismo de ser humano, ca “querer es poder”. Pero no en el senti-
es intelectualmente capaz. Sólo es preciso do de que nada se puede hacer por una vo-
que se reconozca que en cada manifesta- luntad que se desconoce, como si el saber
ción intelectual puede encontrarse toda la fuese un privilegio de los “fuertes”. Por el
inteligencia humana. Porque una vez que contrario, la Enseñanza Universal se des-
se fue capaz de aprender alguna cosa, se tina sobre todo a aquellos que no se cono-
es siempre capaz de aprender cualquier cen a sí mismos como seres de voluntad,
otra, bastando con que se quiera, con que capaces no sólo de desear, sino también de
se encuentre una razón para ello. Por eso, conducir el propio deseo. En fin, si Jaco-
voluntad y razón pueden ser considerados tot había tenido la oportunidad de hacer la
sinónimos, son dos nombres de aquello experiencia inversa de la evasión, si él
que hace a un sujeto actuar, buscar, apren- había conocido la “invasión” de sus cur-
der por sí mismo. Y la inteligencia es, sos por alumnos interesados en aprender
antes que nada, atención y búsqueda. como él lo que el maestro ignoraba, me
Todos conocemos ejemplos que demues- parecía ser, antes que nada, porque, para
tran que en determinadas circunstancias él, solo existía un tipo de evasión proble-
un individuo, de cara a una necesidad que mática: huir de sí mismo, dejarse desviar
lo constriñe, es forzado a superarse, a de su propio camino.
salir de la impotencia de “yo no puedo” y Evidentemente no era posible en tan
alcanzar los resultados de lo que no se poco tiempo dar cuenta del problema. Y
creía capaz. Con todo, no siempre una ne- para todos nosotros allí, en cuanto profe-
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 121

sores, era grande el desafío de acogernos zonte [Para la traducción se ha utiliza-


al pensamiento de Jacotot con toda su do la edición en español: El maestro
carga desestabilizadora. De cualquier ignorante. Cinco lecciones sobre la
forma realmente no era el caso de expli- emancipación intelectual. Traducción
carles lo que Jacotot entendía por volun- de Núria Estrach. Laertes, Barcelona,
tad, sino indicarles que tal vez encontrarí- 2003].
an las respuestas a sus preguntas en los
capítulos siguientes del libro, hacer que
tuviesen voluntad de proseguir la lectura
sin mí.

Notas:

(1) Curso ofrecido entre agosto y di-


ciembre de 2002 por el Laboratorio de
Políticas Públicas (LPP) de la Universi-
dad del Estado de Rio de Janeiro (UERJ)
para más de 2000 educadores de la Red
Pública de Enseñanza de ese Estado.
(2) El verso utiliza la expresión popu-
lar pisa na fulô, muy común en las can-
ciones de forró o bailantas. Puede ser tra-
ducida como “estar de fiesta, irse de
conga o de farra”, por lo que la traducción
podría leerse así “El viernes de noche,
conga, y el sábado por la mañana, Jaco-
tot.” [N. de T.]
(3) “Mas no hay nada de grandioso en
comandar asnos y bueyes, es formar seres
libres en libertad lo que es al mismo
tiempo muy difícil y muy lindo” (Eras-
mus, 1991/1529, p. 260).

Referencias Bibliográficas

ERASMUS. (1529) “Il faut former les


enfants à la vertu et aux lettres dans un
esprit libéral...” En: Oeuvres choisies.
Le Livre de poche: Paris, 1991.
RANCIÈRE, Jacques. (2002) O mestre
ignorante. Cinco lições sobre a eman-
cipação intelectual. Tradução de Lí-
lian do Valle. Autêntica: Belo Hori-
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El alumno y la infancia: a propósito de lo pedagógico

Jan Masschelein
Profesor de la Universidad Católica
de Lovaina, Bélgica
Traducción: Lucía Estrada Mesa
Directora del Centro de Idiomas de la
Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín

Jacques Rancière nos ha hecho conocer la entre el alumno y la infancia. Para esta
diferencia entre la policía y la política tarea, pienso apoyarme principalmente en
(véase, por ejemplo, Rancière, 1998). dos textos de Rancière: Le maître igno-
Esta diferencia implica aquella entre la rant (El maestro ignorante 1987) claro
población y el pueblo. El pueblo, el está, pero también en un pequeño texto ti-
demos de la democracia, es –según él–, tulado Un enfant se tue (Un niño se mata)
“el suplemento que separa la población (1990), en el cual comenta el filme de
de sí misma” (172). La aparición del pue- Rosselini, Europa 51. Es importante se-
blo excede al conjunto de los sujetos de ñalar que no estoy sugiriendo que mi lec-
un gobierno, de un Estado o de una co- tura refleja simplemente la posición de
munidad. Con la aparición del pueblo se Rancière. Más bien, quiero tomar en serio
abre el espacio político que pone la igual- algunas indicaciones de dichos textos y
dad al orden del día. La existencia del tratar de mostrar cómo pueden inspirar un
pueblo (y por consiguiente de la igual- pensamiento educativo de la emancipa-
dad) no es un hecho, pero constituye el ción que no aspira a liberar al alumno,
reto mismo de la política (175). La políti- sino a liberarse del alumno (véase tam-
ca es la manifestación de “la diferencia de bién Masschelein y Simons, 2003).
la sociedad consigo misma” y la actuali- En este contexto, quisiera proponer la
zación de la presuposición igualitaria infancia como un nombre para el suple-
(184); la policía es el arte de la gestión de mento o el vacío que separa al alumno de
las comunidades y de las poblaciones que sí mismo. La infancia remitiría, entonces,
coinciden consigo mismas y en las cuales al vacío que separa al alumno de todo
todo el “mundo” encuentra su lugar. aquello con lo cual hace cuerpo inteligi-
No quiero detenerme demasiado en blemente, es decir, de todo aquello que él
esta diferencia entre la policía y la políti- representa en el orden de la realidad y de
ca, que es, además, mucho más compleja la comprensión. Y diría que el alumno o
de lo que sugiero aquí. Quisiera proponer, más bien los alumnos constituyen la po-
más bien, a partir de algunos textos de blación del régimen pedagógico o de la
Rancière, y por medio de una especie de pedagogía entendida como el conjunto de
analogía, el desarrollo de una diferencia saberes y de estrategias que se concentra
entre el régimen pedagógico o la pedago- sobre los alumnos como sus sujetos/obje-
gía por un lado y lo pedagógico por otro. tos y que los hace visibles y tangibles en
Esta diferencia implicaría la que existe términos de necesidades, de talentos, de
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124 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

intereses, de carácter, etc. Se trata, para la tencia de traducción que confronta un ha-
pedagogía, de conducir a los alumnos al blante con otro hablante [...] voluntad de
saber, al conocimiento y a la competen- adivinar [...] lo que tiene para decirle un
cia, es decir, allí donde todo encuentra su animal razonable” (109-110). Y tercero,
lugar, su explicación y su respuesta apro- la potencia del pensamiento o de la remi-
piados. La pedagogía coloca, en primera niscencia: “el llamado de un sujeto pen-
y en última instancia, la identidad del sante hacia su destino” (1990, 142), lla-
alumno consigo mismo. La aparición de mado a la palabra que le ha sido destina-
la infancia rompe y excede la identidad da, es decir, potencia de recordarse a sí
del alumno consigo mismo. Con esta apa- mismo o “de acordarse de sí convirtién-
rición se abre el espacio de lo pedagógico dose en extranjero” (164).
que tiene como reto la indeterminación y Esta triple potencia va a la par con una
el porvenir. Permítanme elucidar algunos exposición o, si se quiere, con un ser en-
de estos planteamientos. tregado a los otros, una dependencia o
Ante todo, ¿cómo interpretar ese vacío vulnerabilidad. La exposición remite a la
o ese suplemento que hace que el alumno aparición de los niños como “seres de pa-
no coincida consigo mismo? ¿Cómo labra” (1987, 22). Pero, ¿qué significa
comprender la infancia si no se la com- que los niños son “seres de palabra”?
prende como un estado temporal o como Esto quiere decir que son seres que ha-
una edad determinada? Creo que se la blan, pero, primero y sobre todo, que “se
puede comprender, por una parte, como les ha dirigido una palabra de hombre que
potencialidad o potencia, y por otra, ellos quieren reconocer y a la cual quie-
como exposición. Con relación a la po- ren responder, no como alumnos o como
tencia, se podría distinguir, de hecho, sabios, sino como hombres; como se res-
entre tres posibilidades. Primero, la po- ponde a alguien que nos habla y no a al-
tencia de movimiento, es decir, la poten- guien que nos examina: bajo el signo de
cia de ir fuera de sí mismo o voluntad, la igualdad” (22). Un ser de palabra está
puesto que, como lo entiende Rancière, la siempre, entonces, en la posición de ser
voluntad no es en primer lugar instancia interpelado, se le impone una carga, y él
de elección, sino potencia de movimiento está encargado de responder. Así, se po-
(1987, 92), potencia para ponerse en mar- dría decir que la infancia como vacío im-
cha, de ir a ver y de hablar por sí mismo. plica una carga (o una deuda) de respues-
Por voluntad “entendemos ese retorno ta. Además, un ser de palabra está ex-
sobre sí del ser razonable que se conoce puesto a los otros y a las palabras de los
como actuante” (97). Después, la poten- otros, ya que hablar es siempre hablar (y
cia de la palabra, es decir, la potencia de expresarse) en las palabras de los otros
traducción o inteligencia, puesto que hay (21), y puesto que hablar de algo sólo es
que entender la inteligencia como poten- posible hablando a alguien. Lo que impli-
cia de traducción. La inteligencia tiene ca también que “el hombre está condena-
que ver con la comprensión, pero hay que do a [...] callarse o, si quiere hablar, a ha-
comprender lo que significa comprender: blar indefinidamente, ya que tiene siem-
“hay que entender el comprender en su pre que rectificar [...] lo que acaba de
verdadero sentido: no el irrisorio poder de decir” (109). Es así por el hecho de que
levantar el velo de las cosas, sino la po- cada palabra “se fecunda por la voluntad
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 125

del que escucha” (107) y porque lo que sí misma, cómo se pierde y cómo esta
alguien tiene que decirnos, “sus expresio- perdición no acarrea la pérdida del
nes, sólo se agotan por nuestra contra-tra- mundo sino que abre al mundo. No es que
ducción” (119). Así, el ser de palabra es este viaje vaya de una representación a
un ser expuesto a (las palabras de) los otra. La película nos muestra, de hecho, la
otros, que nos piden alguna cosa y nos aparición de la infancia como potencia y
conducen más allá de nosotros mismos, exposición que emprende “una marcha
que nos ponen, ya no en una posición de interminable en la cual el sujeto excede
dominio o de independencia (una posi- todo aquello con lo cual hacía cuerpo in-
ción de adulto), sino en una posición de teligiblemente” (152). Y lo que mueve a
dependencia indeterminable, de vulnera- Irène son las palabras “que el niño habría
bilidad irrecuperable, en una ex-posición dicho en el hospital, por las cuales, habría
(en la infancia). Naturalmente, el alumno dado significado a su acto” (145), y que
está también en una situación de depen- ella no había escuchado, pero quiere
dencia, pero la posición del alumno no es comprender.
una ex-posición, sino una posición ya bien Es con relación a dichas palabras que
definida y determinada (o a determinar) Rancière nos permite entender que la
por la pedagogía, una posición deficitaria obra de Rosselini no es sólo un filme de
de no-sapiente o de no-competente. formación, sino que también nos muestra
¿Cómo interpretar, entonces, lo peda- lo que es la pedagogía. La pedagogía
gógico? Lo que se puede entender como constituye, de hecho, la neutralización de
lo pedagógico puede ser elucidado a par- la potencia (de la infancia) y la inmuniza-
tir del fascinante comentario que Ranciè- ción de la exposición. Comienza con la
re propone del filme de Rosselini: Europa producción o la aparición de Irène como
51. Ese filme nos muestra la historia de alumna, es decir, como no-sapiente y no-
Irène, una burguesa adinerada completa- consciente, y entonces, con la imposición
mente ocupada y absorbida por su vida del orden de la realidad y del saber. Les
mundana, pero que, después del suicidio recuerdo que son las palabras del niño las
de su hijo, se compromete “en un viaje al que alientan a Irène en su marcha y las
interior de la miseria y de la caridad, cuyo que ponen en acto a la infancia. Pero no
escándalo conducirá a sus parientes a in- es ella quien las ha escuchado sino que es
ternarla” (1990, 140). Rancière nos per- Andrea, un pariente, un periodista, el que
mite comprender dicho filme, en cierto las escuchó. Es él quien nos permite co-
sentido, como un filme de formación. En nocer el trabajo de la pedagogía y el que
un cierto sentido, ya que en la lectura de nos ofrece, precisamente, una ilustración
Rancière ese filme de formación nos del maestro explicador y sabio que cons-
cuenta una cosa muy diferente a lo que se tituye lo contrario del maestro ignorante.
conoce de las antiguas novelas de forma- Este trabajo de la pedagogía consiste,
ción. De hecho, no se trata, para Irène, de esencialmente, en ofrecer un programa,
reencontrarse, de ser ella misma o de en proponer una “visita guiada” para lle-
tener conciencia y autoconciencia de lo gar al saber (145), un trayecto a seguir
que le está pasando o de lo que le pasó. para llegar a una comprensión de las pa-
La obra nos muestra, por el contrario, labras. Una comprensión que está ya
cómo una mujer es conducida más allá de dada, pero de la cual Irène debe llegar a
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126 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

ser consciente. Ese trayecto es el del des- guir su camino se trata de otra cosa: “El
velamiento, el de las razones y de las ex- problema no es saber lo que se hace [...]
plicaciones, el que guía detrás de las pa- El problema es pensar en lo que se hace,
labras a las cosas que las explican, a las acordarse de sí” (1990, 158), es decir, re-
explicaciones de por qué el niño se ha cordar que uno mismo está implicado en
matado: “detrás de las palabras, hechos lo que hace, y de preguntarse por lo que
que las contradicen; detrás de los hechos, se va a hacer con lo que ha sido dicho.
otras palabras que los explican. La res- “Ahora bien, la cuestión no es develar, es
puesta a la pregunta ¿qué pasa? siempre delimitar [...] Trabajo de la singulariza-
está ya dada” (148). Dichas explicaciones ción de sí y del otro” (159). El objetivo no
e interpretaciones que determinan los lu- es, entonces, la comprensión que levanta
gares y los espacios que dan a todo y a los velos y muestra la realidad que hay
cada uno su lugar y definen sus relacio- detrás. No se trata de una explicación o de
nes, conducen, según Rancière, a la pér- encontrar una respuesta a la pregunta
dida de la potencia del pensamiento. Ellas sobre el por qué. El pensamiento no pre-
funcionan como los sistemas de descarga gunta lo que es una cosa, o si ella existe y
de estímulos que captan la atención y la por qué. Asume siempre su existencia
búsqueda. Inmunizan, en el sentido literal como adquirida. Pregunta por lo que sig-
de una des-carga, de una disimulación u nifica que ella exista. Pregunta aquello
olvido de la carga de dar su respuesta (la que nos es dicho y cómo responder a eso.
carga del vacío), de acordarse de sí El pensamiento relaciona y precisa ese
mismo, de estar implicado existencial- (aquel) que viene de otra parte, lo que
mente consigo mismo. pasa, lo que sucede y nos pide respuesta.
Pero, como dice Rancière, Irène no Esta respuesta implica la inteligencia (la
quiere saber nada de explicaciones y de búsqueda) y reclama la atención. La aten-
razones. Ella quiere saber “¿Qué es lo que ción es “el acto que hace marchar esta in-
él dijo?” y no “¿Por qué se mató?” (144). teligencia bajo el condicionamiento abso-
Ella toma las palabras, primero, como lla- luto de una voluntad” (1987, 45).
mado y no como representación. Es a este Pero, entonces, ¿a dónde vamos? Ran-
llamado al cual ella quiere responder y al cière sugiere, en su comentario de Euro-
cual va a intentar responder. No va a tra- pa 51, dos respuestas que están unidas.
tar de levantar el velo de las cosas, sino Primero, él nos dice que se va “poco a
de adivinar lo que le ha sido dicho. Es poco hacia lo que se definirá precisamen-
esto lo que impulsa su marcha, lo que te como lo próximo” (1990, 156). Es
lleva a Irène en su ruta, aquella ruta en la decir, que la separación del orden de la
cual “es la única en buscar y no deja de realidad, que la marcha hacia allí donde
hacerlo” (1987, 58). Se trata, en efecto, ya no se sabe dónde estamos, donde esta-
de seguir su camino y de ir a ver por sí mos “fuera del marco”, cuando nos hemos
misma, de volverse extraña al sistema de convertido en “extraños al sistema de los
los lugares, al sistema de la realidad y de lugares”, no genera el aislamiento, sino
ir a ver al lado. Pero dicho camino no está que, de hecho, nos abren hacia otros. Y
programado y el viaje no tiene objetivo, luego, y es quizás todavía más importante,
no es un proyecto. El camino no conduce la marcha conduce a la “soberanía que
al saber o al conocimiento. Para poder se- hace acto, que determina el gesto preciso”
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 127

(162). Yendo se gana o se encuentra la alguien sólo puede ponerse como maestro
potencia del gesto y de la palabra justa. cuando su propia infancia, su propia po-
Los gestos y las palabras justas son aque- tencia y su propia exposición, se ponen en
llos que, cargándose del vacío, aceptan la juego.
carga del vacío, apaciguan y vuelven Según Rancière, el maestro hace esen-
atento, es decir, hacen posible que cual- cialmente dos cosas, y aquí hay que re-
quier cosa (nueva) ocurra, que haya aper- cordar lo que quieren decir inteligencia y
tura y porvenir. atención: “él interroga, pide una palabra,
Siguiendo así algunas indicaciones de es decir, la manifestación de una inteli-
Rancière, se podría retomar un pensa- gencia que se ignoraba o se abandonaba.
miento de la educación que remite a la Verifica que el trabajo de esta inteligen-
etimología y la comprende como un cia se haga con atención, que esta pala-
“conducir hacia afuera”, como una activi- bra no diga cualquier cosa, para escapar
dad que se relaciona con esta “marcha in- al condicionamiento” (51). El maestro
terminable, en la cual el sujeto excede interroga, pero no con el fin de instruir,
todo aquello con lo cual hacía cuerpo in- sino con el fin de ser instruido (52). Pide
teligiblemente” (152), que se relaciona una palabra, pero no a un no-sapiente,
con un camino sin programa y sin pro- sino a otro hombre como ser de palabra.
yecto, pero con una carga. Avanzando un El maestro habla a los otros “como a
poco más en esta idea, se podría decir que hombres y, al mismo tiempo, los hace
la educación, como relación pedagógica, hombres” (1990, 169), es decir, que el
se hace posible por la infancia o mejor maestro se pone él mismo como ser de
aún, aparece con la infancia como poten- palabra y, por consiguiente, se expone,
cia y exposición. espera la contra-palabra.
Es cuando la infancia se manifiesta Por lo demás, como ya hemos visto,
como potencia y exposición que la posi- para que el maestro llegue al gesto preci-
ción del maestro se hace posible (puede so, aquel que nos vuelve atentos, necesita
aparecer) y que se abre un espacio peda- caminar por sí mismo. Es por esto que la
gógico. El espacio pedagógico no es, en- relación pedagógica no puede ser vista ni
tonces, una infraestructura o una institu- como una relación jerárquica (como la re-
ción preexistente en la cual el maestro y lación entre sabios y no-sabios), ni como
el niño pueden introducirse para producir una relación simétrica (como la relación
el aprendizaje. El espacio pedagógico se entre sujetos principalmente idénticos
abre con la interrupción de la pedagogía y consigo mismo y entre ellos), sino como
de la institución, con la separación del una relación de diálogo entre seres de pa-
alumno de sí mismo. Sólo en este espacio labra, una “relación pura de voluntad a
el maestro puede aparecer como aquel voluntad” (1987, 26). Una relación tam-
que “mantiene al investigador en su ruta, bién de exposición a las palabras de los
aquella en la cual es el único que busca y otros, relación de deuda o de carga recí-
no deja de hacerlo” (1987, 58), como proca, en la que se adeuda, de manera
aquel que no transmite saber, sino que cada vez singular, una respuesta, un
sostiene la voluntad. Y entonces, el maes- gesto, una palabra.
tro, en cierto sentido, es aquel que man-
tiene al hombre en la infancia. Además,
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128 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

Referencias Bibliográficas:

MASSCHELEIN, J. and SIMONS, M.


(2003). The strategy of the inclusive
education apparatus. Inclusive educa-
tion for exclusive pupils (en imprenta).
(La estrategia de los aparatos de edu-
cación inclusiva. Educación inclusiva
para alumnos exclusivos).
RANCIÈRE, J. (1987). Le maître igno-
rant. Fayard: Paris. [El maestro igno-
rante].
______ (1998). Aux bords du politique.
2a. ed. La Fabrique: Paris. [En los lí-
mites de lo político]
______ (1990). Un enfant se tue. Dans:
Courts voyages au pays du peuple.
Seuil: Paris. pp. 139-171 [Un niño se
mata. En: Cortos viajes al país del
pueblo].

126/170
Pedagogía y fariseísmo.
Sobre la elevación y el rebajamiento en Gombrowicz

Jorge Larrosa
Profesor titular de Filosofía de
la Educación en la Universidad de Barcelona

“¿Conocéis esa sensación de empe- señarte, o también de yo sé cómo funcio-


queñecer dentro de alguien?” na una inteligencia... y sé cómo debería
WITOLD GOMBROWICZ. Ferdydurke. funcionar la tuya... por lo tanto puedo y
debo dirigirla, en el otro se trata de yo soy
Jacques Rancière usó la voz de Jacotot mejor que tú... y soy lo que tú deberías
para mostrar que, desde el punto de vista ser... luego puedo y debo formarte. En
de la instrucción, la pedagogía atonta, es ambos casos, la pretensión de la igualdad,
decir, que enseña y hace aprender (se la buena conciencia igualitaria, presupo-
constituye como una teoría y una práctica ne la desigualdad. Y ésta tiene por origen
de la enseñanza y del aprendizaje), pero el menosprecio –intelectual en un caso,
produciendo, en esas mismas operacio- moral en otro– y su correlato necesario, la
nes, tanto la distancia en el saber como la soberbia: si todos supieran lo que yo sé, si
desigualdad de las inteligencias. Además, todos pensaran como yo pienso, si todos
Rancière-Jacotot muestran cómo el orden fueran como yo... sin duda el mundo sería
pedagógico del atontamiento es consus- mejor. Es así como muchos proyectos de
tancial a un orden social y político que mejora de la humanidad se formulan
persigue la igualdad al mismo tiempo que desde una perspectiva vertical en la que
produce la desigualdad y que aspira a la las posiciones de lo bueno y de lo malo,
libertad produciendo la dominación. Si- de lo alto y lo bajo, de lo superior y lo in-
guiendo esa estela, voy a introducir aquí a ferior, quedan retóricamente definidas y
otro excéntrico, a Witold Gombrowicz, moralmente marcadas, al tiempo que dis-
para mostrar que, desde el punto de vista ponibles para ser ocupadas por distintos
de la formación, la pedagogía, solidaria individuos. De lo que se trata, entonces,
también en eso con el orden social, pro- es de situarse en una posición segura y
duce distancias y desigualdades que no asegurada que permita hablar y actuar
son ya de orden cognoscitivo o de orden desde arriba. Y eso significa, en la mo-
intelectual sino de orden personal o dernidad, hablar y actuar desde una ins-
moral. tancia de Poder, básicamente el Estado.
Si la instrucción tiene que ver con lo Ya el pícaro español por excelencia, el
que se sabe, la formación tiene que ver Lazarillo de Tormes, se esforzaba inútil-
con lo que se es. Si en un caso se trata de mente en ser de los buenos e identificaba
yo sé lo que tú no sabes... y sé lo que tú la entrada en ese grupo privilegiado con
deberías saber... luego puedo y debo en- tener un empleo de la Iglesia o de la Coro-
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130 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

na. Y no deja de ser significativo que, Del mismo modo que, para elevarse
cuando consigue ese empleo, sea el del intelectualmente y asegurar su posición,
pregonero que encabeza el desfile de los el maestro atontador de Jacotot-Rancière
malos voceando la inmoralidad de los con- necesita disminuir al otro, establecer su
denados a galeras o a vergüenza pública. ignorancia, definir el funcionamiento in-
Podemos encontrar la doble figura del ferior de su inteligencia, también la auto-
menosprecio y de la soberbia, magnífica- elevación moral del fariseo y su correlato
mente condensada, en el retrato del fari- pedagógico, la formación, funcionan por
seo de la parábola evangélica: “te doy rebajamiento. Sabemos desde Platón que
gracias, Señor, porque no soy como los a la pedagogía le es constitutiva una mi-
otros hombres..., porque no soy como ese rada desde arriba. Y, para que esa mirada
publicano”. El tipo humano del fariseo sea posible, tiene que fabricar retórica y
muestra ahí cómo su esencia moral se ontológicamente un abajo: la infancia, el
produce en la relación, en la compara- pueblo, los estudiantes, los emigrantes,
ción, en lo que Sánchez Ferlosio llama los inmorales, los pobres, los desemplea-
“edificación por contraste”, es decir, en dos, los trabajadores, los consumidores,
la construcción de su propia bondad a tra- los jóvenes, los maestros, los ignorantes,
vés de la maldad del otro: el fariseo los salvajes..., los otros..., definidos siem-
pre por una distancia: por lo que les falta,
“necesita del malo y lo cuaja ontológi- por lo que necesitan, por lo que no son,
camente en el aire con una sobrehumana por lo que deberían ser, por su resistencia
maldición para constituirse él, por con- a someterse a las buenas intenciones de
traposición, en bueno” (1992, pag. 132). los que tratan de que sean como deberían
ser. De hecho, ubicarse en el discurso pe-
Enemigo de toda ambigüedad moral, dagógico significa, en muchos casos, ad-
especialista en mirar desde lo alto, y ene- quirir una cierta legitimidad y una cierta
migo sobre todo de cualquier sospecha de competencia para mirar a los otros desde
la íntima solidaridad entre el campo de arriba, para hablar de ellos, y para lanzar
las blancas y el de las negras, el fariseo se sobre ellos ciertos proyectos de reforma o
coloca a salvo de toda contaminación. El de mejoramiento. Quizá sea por eso que
fariseo necesita del mal, para definirse la pedagogía está atravesada de fariseís-
contra él, para separarse de él, para sen- mo1. De ahí esta invitación a la lectura de
tirse lejos de él, para ponerse a salvo: Gombrowicz, sobre todo de su Ferdydur-
ke2, en paralelo a la de Rancière-Jacotot,
“... el fariseo es un bueno cuyas ac- para una consideración de la lógica social
ciones suben cuanto más bajan las de ese y pedagógica de la elevación y el rebaja-
eterno otro puesto enfrente por correlato miento.
necesario de su propio ser. Su bondad es ¿Por qué Gombrowicz? Primero, por
un globo que se hincha y magnifica con el modo como encarna la distancia res-
el aire insuflado por el fuelle de la mal- pecto a la forma, la conciencia de su ca-
dad ajena en el vacío interior de sus en- rácter inauténtico, falso, artificial. En se-
trañas. Por eso acude ávidamente a car- gundo lugar, por la aguda percepción de
garse de razón al surtidor de la iniqui- cómo el juego de la formación descansa
dad ajena” (Idem.). sobre una desigualdad moral fabricada y
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 131

permanentemente reproducida. Tanto en siendo Polaco e incapaz de convertirse en


sus novelas como en sus obras de teatro o Argentino, entre otras cosas porque eso
en sus diarios, Gombrowicz elabora su supondría también ser un Europeo que
propia patología: toma su yo –su rareza, nunca conseguirá ser Europeo. O al escri-
su excentricidad, su indefinición, su ano- torzuelo que nunca entra, por imposibili-
malía, su imposibilidad, su inexistencia– dad y por desprecio, en los cenáculos lite-
como materia de disección y experimen- rarios en los que se reúnen los Cultos y
tación. Podemos encontrar ahí el niño en los Exquisitos de Buenos Aires. O al in-
el castillo de Maloszyce, incapaz de ocu- curablemente escéptico frente a todas las
par Su Lugar Propio en esa sociedad rural formas de creencia colectiva que lucha-
y estúpidamente aristocrática en la que se ban por imponer la Idea Superior (la De-
cultiva la soberbia de casta y la absoluta mocracia, el Socialismo, el Nacionalis-
división entre amos y siervos. O al esco- mo). O al aspirante al Amor Familiar y
lar en el Instituto San Estanislao de Kots- Eterno incapaz de evitar el sentirse atraí-
ka, fascinado y a la vez humillado por sus do por la promiscuidad homosexual de
nobles y sofisticados compañeros, dedi- los barrios bajos. O al inmaduro perma-
cándose a ciertas lecturas lamentables e nente que nunca puede llegar a ser Adul-
incapaz de entrar en lo que ahí se daba to. O, al final de su vida, cuando le había
como Gran Literatura. O al joven provo- llegado el éxito y la fama, al hombre en-
cador del café Ziemianska que nunca fermo y cansado incapaz de ser ese Artis-
puede sentarse en las mesas en las que se ta, Intelectual y Escritor Reconocido lla-
discutían los Problemas Importantes. O al mado Gombrowicz.
estudiante de la Facultad de Derecho, Atraído y a la vez asqueado y rechaza-
aprobando los cursos sin ningún conven- do por lo alto, atrapado por la ambigua
cimiento e incapaz de identificarse con fascinación de lo bajo, cultivador obsesi-
esos compañeros que ya estaban elabo- vo de todas las formas del egotismo y de
rando su superioridad y la conciencia de la extravagancia, outsider irremediable,
su destino como Dirigentes al Servicio Gombrowicz experimentó, tanto en su
del Estado y de la Patria. O al observador carne como en su escritura, el esquema de
irónico de las formas sociales ya deca- la superioridad-inferioridad y el juego
dentes y un tanto ridículas a las que se perverso de la elevación-rebajamiento en
aferraba una burguesía en declive como si lo sexual, lo cultural, lo social, lo político,
en ellas pudiera encontrar salvación en un lo moral, lo pedagógico, lo profesional, lo
mundo que se derrumbaba. O al viajero intelectual, lo personal. Porque no quiso,
polaco rumiando su inferioridad cultural o no pudo, o no le dejaron ser alguien,
frente a las Gran Cultura de París o a la Gombrowicz nunca aceptó ninguna abs-
Gran Historia de Roma. O al desertor de tracción identitaria, nunca se identificó
la guerra incapaz de estar a la Altura de con ningún nosotros, y se mantuvo en el
las Circunstancias. O al hombre aterrori- limbo de lo pseudo: pseudonoble, pseu-
zado por el espectáculo de esas muecas doestudiante, pseudopolaco, pseudoexi-
uniformadas tan seductoras como mons- liado, pseudoescritor, pseudointelectual,
truosas con las que Europa se dirigía a la pseudointeligente, incluso pseudovan-
catástrofe. O al emigrante en Argentina, guardista o pseudoprovocador.
ya sin ninguna voluntad de continuar
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132 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

Incapaz de adscribirse a ninguna de joradores de la humanidad compran y


las Tribus Superiores, refractario a cual- venden sus mercancías. En Ferdydurke
quier dentro y, por tanto, habitando el te- todo está llevado al límite del ridículo: los
rritorio intermediario del entre, experto ideales se vuelven grotescos y sangrien-
en la parodia y en el camaleonismo, im- tos, los valores aparecen como irreales y
posibilitado para ser nada y, por ello, estúpidos, las identidades muestran su
capaz de fingir cualquier cosa, lado servil, su rigidez y su acartonamien-
to, las construcciones morales exhiben su
“favorable a todas las formas, incluso falsedad y su carácter destructivo y auto-
las más estrafalarias, como esas figuritas destructivo, las formas son llevadas hasta
de gutapercha que permiten ser modela- el extremo de lo grotesco. Ferdydurke es
das indefinidamente y con las que se implacable contra todas las modalidades
puede fabricar el monstruo más espanto- del darse importancia, contra todas las
so” (Gombrowicz 1991, pág. 40). formas de elevación. E implacable tam-
bién contra todas las formas de empeque-
Se hizo capaz de denunciar a través de ñecimiento que son su correlato. Su blan-
la sátira, de la parodia, de la burla más co son los altos, pero también los que
mordaz, la mentira de los que se valen de consienten en su propio rebajamiento,
cualquiera de las formas prefabricadas de quizá para rebajar después a otros. Pero
la superioridad para halagar su vanidad, no se limita a ser un simple atentado a la
para ocultar su estupidez, para protegerse hipocresía, a los convencionalismos o a
de la vida y para jugar de manera oportu- las jerarquías. Ferdydurke es toda una an-
nista al juego de las posiciones y las je- tropología del absurdo humano y, a la
rarquías, al juego de la autoelevación por vez, toda una teoría de las poéticas y las
menosprecio, inferiorización y rebaja- políticas de la falsificación: una reflexión
miento del otro, al juego del fariseísmo en sobre las trampas de la formación de la
suma. subjetividad y sobre las perversiones de
¿Por qué Ferdydurke? Primero, por- los juegos de la intersubjetividad. Y una
que Ferdydurke no es ni una novela ni un reflexión tan acerada que incluso se anula
ensayo ni un manifiesto (aunque podría a sí misma como Reflexión, como Teoría,
ser una parodia de todos esos géneros) como Obra, como Literatura, como Arte,
sino un panfleto, una descarada bomba como Valor. Ferdydurke no quiere ser
verbal, un manual de instrucciones para nada porque sólo así puede librarse de en-
la guerra de guerrillas cultural. Además, trar como una pieza más en el sistema del
porque Ferdydurke puede ser leída como cual revela los dispositivos.
una novela de formación llevada al absur- Gombrowicz resume así el tema de su
do. Por último, porque, al igual que el libro:
libro de Rancière-Jacotot, Ferdydurke
aniquila cualquier forma de buena con- “...Ferdydurke no sólo se ocupa de lo
ciencia, imposibilita cualquier mirada que podríamos llamar la inmadurez natu-
desde arriba y cancela así cualquier alter- ral del hombre, sino ante todo de la in-
nativa medianamente sensata que pueda madurez lograda por medios artificiales:
venderse en ese mercado de lo que habría es decir que un hombre empuja al otro en
que hacer con los otros en el que los me- la inmadurez y que también –¡qué raro!–
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 133

del mismo modo actúa la cultura (...) ... el “Tal vez no me hallaba lejos de elegir
supremo anhelo de Ferdydurke es encon- la existencia que ellos denominan auténti-
trar la forma para la inmadurez. Pode- ca, al contrario de esa vida fútil, inmedia-
mos en forma madura expresar la inma- ta y temporal que llaman banal, pues la
durez ajena, pero con eso no logramos presión del espíritu de seriedad nos opri-
nada (...). Aún si nos pusiéramos a anali- me con fuerza desde todas partes. Hoy, en
zar y confesar nuestra propia insuficien- este severo tiempo actual, no hay pensa-
cia, siempre lo haríamos en forma madu- miento ni arte que no nos griten con voz
ra” (2001, p. 17-18). destemplada: ¡no te evadas, no juegues,
asume la partida, responsabilízate, no su-
O, en otro lugar: cumbas, no huyas! Bien. Claro que tam-
bién yo preferiría, a pesar de todo, no
“... si la Forma nos deforma, entonces mentirme sobre mi propia existencia. In-
el postulado moral exige que saquemos tenté entonces conocer esta vida auténtica,
las consecuencias pertinentes. Ser yo ser absolutamente leal ante la existencia.
mismo, defenderme contra la deforma- Pero no me fue posible. No me fue posible
ción, mantener las distancias respecto de por la razón de que tal autenticidad resul-
mis sentimientos, de mis pensamientos tó más ficticia que todos mis jueguitos,
más íntimos, en la medida en que ni los vueltas y saltos juntos” (2001, p. 101).
unos ni los otros me expresan adecuada-
mente. Esa es la primera obligación El individuo sólo puede ser alguien en
moral. Es sencillo, ¿verdad? Pero he el interior de alguna configuración for-
aquí el quid fatal: si soy siempre artifi- mal. El hombre es creador de formas y, a
cial, siempre definido por los demás hom- la vez, es creado por ellas. Cualquier for-
bres y por la cultura, así como por mis mación es deformación. Somos deforma-
propias necesidades formales, ¿dónde dos por la forma, deformamos a los otros
buscar mi “yo”? ¿Quién soy realmente, y y somos deformados por ellos. Y esos
hasta qué punto soy? Esta cuestión me procesos de formación y deformación
perturbaba en la época en que escribía mutua funcionan muchas veces en un
Ferdydurke. No he encontrado más res- orden vertical. El hombre no puede ele-
puesta que ésta: ignoro cuál es mi forma, varse ni tratar de elevar a los otros si no
lo que soy, pero sufro cuando se me de- es rebajando. Ferdydurke contiene varios
forma. Así pues, al menos sé lo que no de esos juegos de la falsificación y el re-
soy. Mi “yo” no es sino la voluntad de ser bajamiento. La escena en la que Pimko, el
yo mismo” (1991, p. 82). Maestro, exhibe su maestría requetema-
gistral para infantilizar con ella al narra-
Para Gombrowicz no existe la espon- dor y convertirlo en alumno. La escena en
taneidad, ni la simplicidad, ni la autenti- que Pimko exhibe su fe pedagógica en la
cidad. Es más: las percibe como formas pureza y la inocencia de la juventud para,
sofisticadas y pretenciosas de la falsifica- ayudado por las madres que observan a
ción y del fariseísmo. Sus burlas al exis- través de los agujeros de la valla, inocen-
tencialismo son, en ese sentido, altamen- tizar a los muchachos que juegan en el
te mordaces: patio de la escuela. La escena de la lucha
entre el adolescente que pretende adoles-
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134 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

centizar a los muchachos y el muchacho “... liberaos de la forma. Dejad de


que quiere muchachear a los adolescentes identificaros con lo que os define. Tratad
y que culmina en un delirante duelo de de huir de toda expresión vuestra. Des-
muecas. La descripción de la forma vacía confiad de vuestras opiniones. Tened cui-
del cuerpo pedagógico que, justamente dado de las fes vuestras y defendeos de
para ser pedagógico, tiene que carecer de vuestros sentimientos (...) Pronto nos da-
cualquier contenido. El relato de la clase remos cuenta de que ya no es lo más im-
de literatura en la que el enjuto profesor portante morir por las ideas, estilos, tesis,
lucha desesperadamente contra el nopo- lemas y credos, ni tampoco aferrarse y
dermiento de la mayoría de los alumnos consolidarse en ellos, sino esto: retroce-
que no pueden conmoverse como deberí- der un paso y distanciarnos frente a todo
an conmoverse por los elevados y con- lo que se produce sin cesar en nosotros
movedores sentimientos de los grandes (...) Pronto empezaremos a temer a nues-
poetas nacionales. El desfile de los dife- tras personas y personalidades porque
rentes ideales de juventud que se disputan sabremos que esas personas no son del
la formación de los jóvenes. La clase de todo nuestras, Y, en vez de vociferar y
latín en la que, pese a todas las evidencias rugir: Yo creo eso, yo siento eso, yo soy
en contra, el profesor confiado confía en así, yo defiendo eso, diremos con más hu-
las virtudes formativas de la materia que mildad: A través de mí se cree, se siente,
enseña y, frente al nopodermiento que se se dice, se hace, se piensa, se obra... El
apodera de la clase, mantiene erguida su vate repudiará su canto. El jefe temblará
confianza en los poderes enriquecedores ante su orden. El sacerdote temerá al
y perfeccionadores de las conjugaciones altar, la madre enseñará a su hijo no sólo
latinas. El encuentro del narrador con la principios, sino también como defenderse
colegiala y su aire colegial, con la joven contra ellos para que no le hagan daño.
Juventona perfectamente moderna en su Y, por encima de todo, lo humano se en-
perfecto y juvenil modernismo, y sus ten- contrará algún día con lo humano”.
tativas desesperadas para escapar de los (2001, p. 108-109)
efectos juvenilizadores y modernizadores
que le causa. Etc. Para que lo humano encuentre a lo hu-
Y, en el medio de ese paroxismo de in- mano, hay que buscar la propia libertad y
terformaciones e interdeformaciones, de el encuentro con los otros en el juego de
superioridades que producen inferiorida- las formas, pero manteniéndose a distan-
des y se nutren de ellas (y al revés), de cia. Hay que cultivar la incredulidad y el
elevaciones y rebajamientos, en el medio escepticismo con los demás y con uno
de todas esas abstracciones, de toda esa mismo, provocar y asumir las contradic-
irrealidad, de toda esa movilización de- ciones (sobre todo las propias), ocupar
moníaca de falsificaciones, la única posi- irónicamente las formas para destruirlas
bilidad es la de la distancia de la forma. desde dentro (y autodestruirse con ellas),
Una distancia que sólo será tal, y no otra moverse permanentemente de una forma
versión del fariseísmo, si se toma en a otra, aprender a expresar nuestra igno-
nombre de la vida, en nombre de lo ambi- rancia, nuestra inmadurez, nuestra estupi-
guo, lo inacabado, lo indefinido, lo miste- dez, nuestra bajeza, evitar todo contraste
rioso, lo promiscuo y lo vago de la vida: vertical si no es para movilizar lo bajo
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 135

contra lo alto, negarse a ser rebajados... a reformas después de haberse tomado en


lo mejor así, algún día, los intelectuales serio la excentricidad de Jacotot. Pero
podrán salir de su intelectualidad, los nadie ha dicho que los libros tengan que
maestros de su maestridad, los alumnos servir para que las cosas sean fáciles. El
de su alumnidad, los cultos de su culti- reto está, naturalmente, en hacer escuelas,
dad, los políticos de su politicidad, los ar- programas y reformas habiendo aprendi-
tistas de su artisticidad, los buenos de su do esa lección que ni se explica ni puede
bondad, los malos de su maldad, los su- explicarse, la de la igualdad de las inteli-
periores de su superioridad, los inferiores gencias. Una lección que nunca aprende-
de su inferioridad, los individuos de su in- rán ni los curas, ni los políticos, ni los po-
dividualidad, las personas de su persona- licías, ni esa mezcla de curas, políticos y
lidad... sólo así se abrirá un camino hacia policías que tanto abunda entre los peda-
la realidad, hacia la vida. Al final de gogos. Es a ellos a los que hay que hacer
Ferdydurke, el héroe se siente cansado y las cosas difíciles. Habiéndose tomado en
extraño, pero todavía es capaz de besar y serio la excentricidad de Gombrowicz, es
de dejarse besar, y de sentir la fuerza vi- difícil seguir dándose importancia o se-
vificante de lo humano que se encuentra guir tomándose a uno mismo en serio uti-
con lo humano: lizando para eso cualquier valor, cual-
quier ideal, cualquier superioridad inte-
“... y me acercó su facha. Y a mí me lectual o moral, cualquier máscara de fa-
faltaron las fuerzas, el sueño sumergió la riseo. Pero nadie ha dicho que los libros
vela y no podía; tuve que besar su facha sirvan para que los importantes puedan
con mi facha, pues ella con su facha besó darse importancia. Sin embargo, quizá se
mi facha. ¡Y ahora, venid, fachas! ¡No, puede trabajar apasionadamente en la
no me despido de vosotras, extrañas y contingencia, la relatividad y la finitud,
desconocidas fachadas de extraños, des- en la estupidez y en la bajeza, contem-
conocidos fachendos que me vais a leer; plando la realidad desde dentro y no
salud, salud, graciosos ramilletes de par- desde arriba, encontrando lo humano no
tes, justamente ahora que empieza! Lle- en abstracciones retóricas y vacías, sino
gad y acercaos a mí, comenzad vuestro en lo humano y desde lo humano.
estrujamiento, hacedme una nueva facha Para el combate contra el fariseísmo,
para que de nuevo tenga que huir de vos- propongamos pues una alianza entre el
otros en otros hombres, y correr, correr, club de los jacototianos y el club de los
correr a través de toda la humanidad. ferdydurkistas. Por una instrucción que
Pues no hay huída ante la facha sino en no atonte: todas las inteligencias son
otra facha, y ante el hombre sólo pode- iguales. Por una formación que no rebaje:
mos refugiarnos en otro hombre. Y, ante cuanto más inteligente, más estúpido3;
el culito, ya no hay ninguna huída. ¡Per- cuanto más alto, más bajo. En fin, que no
seguidme si queréis! Huyo con mi facha somos nadie (ni queremos serlo).
en las manos”. (2001. p. 313).
Notas:
Como dice Rancière en el Prefacio a la
edición brasileña de El maestro ignoran- (1) Recientemente, Sloterdijk (2002)
te, es difícil hacer escuelas, programas y ha publicado un excelente trabajo sobre
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136 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

cómo el gran proyecto político-pedagó- ció hasta 1986. En español, se publicó por
gico emancipador de la Edad Moderna, primera vez en Buenos Aires en 1947.
encaminado a convertir a las masas en (3) Ese es el título de un fragmento del
sujeto, se sustenta sobre un profundo Diario de Gombrowicz que fue publicado
desprecio. El mismo Rancière ha des- aparte y que funcionó como un manifies-
arrollado ampliamente las aporías y las to de la subversión cultural.
paradojas de las miradas desde arriba en
las que se fundan diversos proyectos pro- Referencias Bibliográficas:
gresistas, sobre todo en los libros más
próximos en el tiempo a El maestro ig- GOMBROWICZ, Witold. (1971) Cuanto
norante (principalmente, Rancière 1981 más inteligente se es, más estúpido.
y 1983). Y, sin duda, podrían usarse otras En: Gombrowicz-Dubuffet. Corres-
referencias para lo que podríamos llamar pondencia. Anagrama: Barcelona.
“anotaciones para una teoría del fariseís- ______. (1991)Testamento. Conversacio-
mo pedagógico”. Por ejemplo, los traba- nes con Dominique de Roux. Anagra-
jos foucaultianos sobre la miserabiliza- ma: Barcelona.
ción moral de la clase obrera como con- ______ (2001) Diario Argentino. Adriana
dición para la implantación de dispositi- Hidalgo: Buenos Aires.
vos de control. O los trabajos de enfoque ______. (2001) Ferdydurke. Seix Barral:
feminista o post-colonialista sobre los Barcelona.
procesos de alterización. Eso no signifi- ______. (1947) Prólogo para la primera
ca, sin embargo, que toda pedagogía sea edición castellana. En: Ferdydurke.
farisaica. El impulso pedagógico tiene su Op. Cit.
origen, muchas veces, en una herida cier- RANCIÈRE, Jacques (1981) La nuit des
ta producida por el dolor del otro. Y en proletaires. Fayard: Paris.
una crítica permanente a todos los dispo- ______. (1985) La philosophie et ses
sitivos (también pedagógicos) que malo- pauvres. Fayard: Paris.
gran las posibilidades de vida de la gente. ______. (1990) Courts vouages au pays
No siempre la pedagogización del otro du peuple. Seuil: Paris.
presupone rebajamiento. El mismo Ran- ______. (2003) El maestro ignorante.
cière ha mostrado eso en su bellísimo Cinco lecciones sobre la emancipa-
libro sobre las poéticas del encuentro con ción intelectual. Laertes: Barcelona.
eso que se llamaba “pueblo” (Rancière SANCHEZ FERLOSIO, Rafael (1992)
1990). Y, seguramente, su desplazamien- Restitución del fariseo. En: Ensayos y
to reciente hacia temas de literatura y de artículos. Vol. I. Destino: Barcelona.
estética, aunque conservando problemas SLOTERDIJK, Peter. (2002) El despre-
netamente políticos, tenga que ver con la cio de las masas. Ensayo sobre las lu-
exploración de miradas que no sean ver- chas culturales de la sociedad moder-
ticales. na. Pre-textos: Valencia.
(2) Ferdydurke se publicó por primera
vez en Polonia en 1937, pero fue casi to-
talmente ignorada. Tras el deshielo post-
estalinista, reapareció en 1957, pero fue
prohibido al año siguiente, y así permane-
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La política del maestro ignorante:
la lección de Rancière

Alejandro A. Cerletti
Profesor del Departamento de Filosofía
de la Universidad de Buenos Aires

Il faut que je vous apprenne que El maestro ignorante, de Jacques Ran-


je n'ai rien à vous apprendre. cière, es un sagaz libro de filosofía que, a
JOSEPH JACOTOT partir de la exhumación de un personaje
singular de la historia de la educación
L'égalité ne se donne ni ne se –Joseph Jacotot–, cala hondo en una
revendique, elle se pratique, cuestión política fundamental: la igual-
elle se vérifie. dad. Educación, filosofía y política tejen
JACQUES RANCIÈRE entonces la trama compleja de este texto
altisonante y provocador. En las páginas
En el cruce de la educación instituciona- que siguen intentaré mostrar cómo Ran-
lizada y la acción política progresista se cière conmueve los cimientos de las in-
ha afirmado que la educación tendría terpretaciones que hacen de la igualdad el
como una de sus tareas fundamentales in- punto de llegada de las políticas supues-
tentar paliar o mitigar las contradicciones tamente emancipadoras y en qué medida
de clase (o de género, de raza, de religión, queda abierta la cuestión de cómo llevar
u otras) propias de nuestras sociedades. adelante una política igualitaria, no sólo
La prédica liberal ha insistido con que la en la educación sino también, y sobre
escuela debería funcionar como regulado- todo, en general.
ra de las desigualdades sociales, garanti- El maestro ignorante se desarrolla en
zando mecanismos o estrategias que con- un doble registro, en dos recorridos para-
verjan hacia la igualdad de oportunida- lelos que se entrecruzan y realimentan.
des. Los ideales fundacionales de la Ilus- En el primero, el relato se construye sobre
tración, que con diversos matices llegan la figura de Joseph Jacotot y su experien-
hasta nuestro presente, colocaban a la ad- cia personal de enseñanza en los albores
quisición de conocimientos como la llave del siglo XIX, profundamente convulsio-
maestra para la consecución de la libertad nada por una serie de circunstancias aza-
del hombre. Correspondería a la instruc- rosas que motivaron un cambio tajante en
ción pública extender tal beneficio a su mirada sobre la educación tradicional.
todos, sin diferencias de origen. Estas di- El segundo, se despliega a partir de la
versas consideraciones comparten el su- apropiación política que hace Rancière de
puesto de que la institución educativa ten- aquella experiencia, en una suerte de con-
dría la responsabilidad política de hacer trapunto constante. En este doble movi-
algo por igualar lo que se presentaría, de miento, el libro va sobreimprimiendo a la
hecho, como desigual. descripción de una cuestión básicamente
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138 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

pedagógica la construcción de un proble- mucho más significativa que una mera


ma eminentemente político, verdadero distinción de dominios de saberes. Toda la
núcleo propositivo de la obra. enseñanza clásica se apoya en esta idea
No deja de sorprender cómo El maes- supuestamente neutral de la explicación-
tro ignorante, ya desde las primeras pági- transmisión, cuya matriz sostiene, a gran-
nas, dirige un ataque demoledor sobre un des rasgos, que hay algo (un conocimien-
recurso clásico y señero de toda educa- to, una destreza) que alguien tiene –el
ción: la explicación. De manera abrupta, maestro– y se lo transmite, por medio de
vemos que la explicación pasa de ser una explicación, a alguien que no lo tiene,
aquella herramienta privilegiada con la el alumno. El que no sabe irá aprendiendo
que los maestros, desinteresadamente, de a poco y con el tiempo adquirirá los sa-
han intentado llevar a sus alumnos hacia beres de que carecía. Pero el reconoci-
el conocimiento y la cultura, a convertir- miento de esta distinción entre los que
se en un arma sutil de imposición y do- saben y los que no, que es inherente a la
minación. Una serie de circunstancias existencia misma de cualquier magisterio,
puntuales de su experiencia concreta de no sólo define la relación que cada uno
enseñar le hicieron comprender a Jacotot tiene con los conocimientos sino que, y
que la “explicación” (es decir, la conduc- esto es lo más importante, demarca una
ción de los alumnos, por etapas, desde la serie de estamentos. En efecto, tomar con-
ignorancia hacia el saber), contrariamen- ciencia de la segmentación que produce el
te a lo que sostenía la pedagogía –y él dominio de ciertos saberes hace que cada
mismo pensaba hasta entonces–, no era el uno internalice el lugar que ocupa y vea
vehículo preclaro e imprescindible del que la posibilidad de ascender viene liga-
magisterio; que era posible construir otra da a la subordinación –en principio, inte-
relación entre maestros y alumnos que la lectual– a un explicador. Si uno pudiera
tradicional vertical, organizada a partir hacerlo por sí mismo no sería necesario el
del que supuestamente sabe y el que no. maestro. Para Jacotot, la institución edu-
Esta conmoción originada en la práctica cativa tiene como función reproducir esta
misma pasó a ser el punto de quiebre de distinción jerárquica porque de ella justa-
toda una concepción de la enseñanza y mente vive, es su condición de posibili-
transformó la vida de Jacotot en un esfor- dad. El maestro administra, en nombre del
zado intento por desplegar hasta sus últi- estado, un segmento de poder. Él controla
mas consecuencias la novedad que había la distancia que hay entre lo que se debe
vislumbrado. Rancière se detiene cuidado- enseñar y lo aprendido, entre lo enseñable
samente en este proceso y desarrolla, a su y la comprensión de lo enseñado. Consti-
vez, en toda su magnitud, las consecuen- tuye la supervisión y garantía de la efi-
cias políticas que este quiebre supone. ciencia de la transmisión. El que explica
En la interpretación Jacotot-Rancière, algo y luego controla la fidelidad de lo
la explicación cumple una tarea funda- “aprendido” es para Jacotot un “atonta-
mentalmente regulativa. En la medida en dor-embrutecedor”, alguien que no eman-
que divide el mundo en dos, separando a cipa sino que instala al otro en un mundo
los que saben de los que no –los que “ex- de rangos, consolidado y natural.
plican” de los que escuchan y “apren- La experiencia inédita vivida por Ja-
den”–, instaura una segmentación que es cotot le hizo constatar que es posible
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 139

aprender sin un maestro explicador, que pueda decir. No se trata de explicar lo que
si alguien quiere aprender puede ser los científicos, los artistas o los filósofos
capaz de disponer las relaciones con el dicen o hacen, sino de ser, en alguna
otro de una manera original y propia. forma, científicos, artistas o filósofos.
Aprender sin un maestro explicador no ¿Cuál es la lectura política que puede
quiere decir, sin embargo, que se prescin- hacerse de este “antimagisterio” de Jaco-
da de todo maestro. Pero ¿qué quiere tot, quien no se cansaba de repetir que no
decir que pueda no haber un explicador y tenía nada (ningún “contenido” en espe-
que de todos modos se pueda aprender de cial) que enseñar a sus alumnos? La posi-
un maestro? ¿Qué enseña un maestro que bilidad de emancipación en el enseñar
emancipa, a diferencia de otro que expli- está ligada, para Jacotot, a la potenciali-
ca y, por lo tanto, atonta? ¿En qué consis- dad de un triple cuestionamiento, que es
te este magisterio diferente? Por lo pron- un llamado libertario dirigido a la inteli-
to, para Jacotot es preciso separar las dos gencia, y un imperativo radical, dirigido a
funciones que la práctica del maestro ex- la voluntad. El maestro no debe dejar de
plicador une: la del conocedor o especia- preguntar: “y tú... ¿qué ves?, ¿qué pien-
lista en un saber y la del que enseña. ¿Qué sas?, ¿qué harías?”. Las respuestas, en-
podría significar entonces enseñar otra tonces, dejarán de ser un secreto que ate-
cosa que un saber, ser algo distinto del co- sora el maestro para transformarse en una
nocedor que transmite su dominio? No se conquista, de cada alumno, sobre los sa-
tratará de enseñar el propio saber (en beres, sobre el mundo y sobre sí mismo.
rigor, ni siquiera hay que tenerlo: esa es, El único imperativo que el maestro debe
justamente, la escandalosa posibilidad del sostener con tenacidad frente a un alum-
maestro “ignorante”) sino de hacer explí- no es “¡tú puedes!”. Partiendo de esta
cito que el otro es capaz de aprender lo consigna, que potencia las posibilidades
que quiera. Lo que se enseña cuando se de cada uno, junto a los tres interrogantes
emancipa es a usar la propia inteligencia. mencionados, es posible desplazar la
La función del maestro será plantear al cuestión educativa hacia la política y eva-
alumno un desafío del que no pueda salir luar sus consecuencias. En efecto, alguien
más que por sí mismo. Es interrogar que no se somete a un orden jerárquico,
como un igual y no como un conocedor, construido a partir de desigualdades de
que ya sabe todas las respuestas. El que inteligencia u otra referencia, alguien que
enseña emancipando sabe que él también no se ve como inferior sino que reconoce
está aprendiendo y las respuestas del otro y valora su propia capacidad, y se sostie-
son nuevas preguntas para él. La palabra ne en su tenacidad, podrá emanciparse.
circula entre todos y no en una sola direc- Un obrero (o un campesino, un artesano o
ción. El Telémaco de Fénelon, verdadera cualquiera) se emancipará intelectual-
herramienta-motor del “método” Jacotot, mente “si piensa en lo que él es y en lo
permitía decir a cada uno lo que pensaba. que hace dentro del orden social” (Ran-
Permitía que cada uno hable, no como cière, 2002, p. 49). Podríamos decir que,
maestro o alumno, sino como hombre o en un sentido estricto, recién entonces
mujer. Es decir, no como aquel que es será un sujeto, alguien que se conoce a sí
examinado en vista de una evaluación mismo como viajero intelectual, como al-
sino como aquel de quien interesa lo que guien que piensa y puede actuar en con-
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140 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

secuencia. Como alguien que se interroga debe imponer (o sea, hasta dónde obliga)
y que puede interrogar a los que supues- en nombre de la libertad. Lleva al centro
tamente saben y, sobre todo, a los que su- de la escena los límites del ejercicio de la
puestamente saben y además gobiernan. autoridad y la necesidad de sujeción (el
En términos de Jacotot: “Toda la práctica estado a través de la escuela) frente a la
de la enseñanza universal se resume en la constitución de sujetos (seres libres). Por
pregunta: ¿y tú, qué piensas? Todo su otro lado, se nos advierte que no hay
poder radica en la conciencia de emanci- quien nos debe decir cómo son las cosas
pación que ella actualiza en el maestro y y qué es lo que habría que hacer; sólo se
suscita en el alumno.” (Rancière, 2002, p. nos insiste en que somos capaces de pen-
52) Si no se trata de transmitir conoci- sar y hacer. La incapacidad de llegar a
mientos, entonces, ¿cualquiera podría ser algo por uno mismo, en tanto ficción es-
un maestro emancipador? Efectivamente, tructurante que se debía suponer para fun-
siempre y cuando haga propios el triple damentar la explicación, es la misma in-
cuestionamiento y el “tú puedes”. capacidad que se debe suponer para hacer
Esta condición de sostener la enseñan- una política de delegación. En nombre de
za y la emancipación en una singularidad una incapacidad técnica u operativa (des-
–la construcción del camino propio– tiene conocimiento / imposibilidad de ejercer
una derivación peculiar: la imposibilidad por uno mismo las decisiones) se justifica
de institucionalizar un “método Jacotot”. la necesidad de mediadores: los tecnócra-
Esta consecuencia es catastrófica para tas economicistas, los políticos “profesio-
quienes, por ejemplo, imaginan que la li- nales”, etc. La paradoja del maestro
beración de los hombres y las mujeres emancipador es que emancipa sin consti-
puede ser conducida por una política de tuirse ni en líder ni en guía, lo hace sólo
estado, por “progresista” que ella sea. No apostando a que cada uno puede hacerlo.
es difícil entrever una veta anarquista en Se podría ir más lejos aún. La explicación
la médula del planteo político-pedagógi- no sería sólo el arma atontadora que em-
co que Rancière realza de Jacotot: ense- plean los pedagogos ingenuamente, sino
ñar y aprender es un vínculo directo entre la estructuración misma del orden social:
los individuos (sin mediaciones), la im- la explicación dominante es la que “ex-
posibilidad de institucionalización, la re- plica” –manifiesta o implícitamente– el
lación conflictiva con el estado, etc. Pero porqué de la distribución de los rangos
no es tan interesante la eventual perspec- existentes y la necesidad de su sosteni-
tiva de desescolarización que podría deri- miento para el beneficio común. Las dis-
varse del planteo general de Jacotot –ya tancias que la escuela (y el estado) pre-
que la intención de Rancière es más polí- tende reducir son aquello de lo que vive y
tica que pedagógica– como la posibilidad le da sentido, y en consecuencia, no deja
de pensar, a partir de aquél, una política de reproducir. En última instancia, se ga-
de nuevo cuño. En efecto, el movimiento rantiza la integración del lazo social a
que fuerza Rancière en la experiencia pe- partir de la integración pacífica de la
dagógica de Jacotot, por un lado, deja al masa, guiada por las élites instruidas. La
descubierto una de las paradojas de la ins- tremenda osadía o pretensión de insinuar
titución educativa (y, más específicamen- que se puede “enseñar lo que se ignora”,
te, del estado): qué es lo que impone o mucho más que manifestar un absurdo di-
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 141

dáctico, tiene una intencionalidad filosó- inteligencias, o desigualdad a secas. Qué


fica y política crucial. Expresa la potencia más natural que comprobar la evidencia,
del pensamiento y la posibilidad que tie- lo que cualquiera podría corroborar: que
nen todos de construir lo nuevo. hay inteligentes y brutos, capaces e inca-
Ahora bien, nada de esto sería posible paces, espíritus abiertos y cerebros obtu-
sin el supuesto constituyente de que todos sos. Unos pasan mejor los exámenes que
somos iguales, que, en Rancière, presenta otros; unos progresan, otros repiten, ya
una radicalidad inédita. Pero ¿qué quiere sean alumnos del mismo origen social,
decir y qué alcances tiene dicha afirma- cultural, etc., o diferente. Unos saben,
ción? otros no. Unos pueden, otros no. Pero
A diferencia de los análisis usuales de ¿qué se puede extraer en nombre de la po-
la cuestión igualitaria en la que la igual- lítica o en favor de la justicia verificando
dad termina siempre siendo un objetivo a que todos somos diferentes? ¿Acaso no se
conquistar, Rancière parte de, o postula, puede afirmar también que es evidente la
la igualdad, para luego extraer de esa igualdad del amo y el siervo o del domi-
apuesta todas las consecuencias que sea nador y el dominado, en la medida en
posible derivar. La igualdad no será en- “que es evidente” que los segundos deben
tonces algo que está al final del camino, “comprender” las órdenes de los prime-
como una lejana meta a la que hay que ros, para obedecerlas? ¿No se trata de la
llegar y respecto de la cual sólo importa misma inteligencia la que los hace situar-
discutir y evaluar los métodos para alcan- se en la misma estructura de dominación?
zarla. Para Rancière, la igualdad es una Para Rancière, quien quiere proceder a
afirmación sin más fundamentación que partir de la desigualdad debe presuponer
la decisión de hacerla y la voluntad de ser la igualdad y en esto apoya la decisión
consecuentes con ella. En esta línea, ubi- que guía el libro.
car la igualdad al comienzo define un La educación y la política no pueden
punto de inicio para todas las acciones partir de la desigualdad y tratar de anu-
humanas y un pensamiento verdadera- larla con acciones correctivas –educati-
mente liberadores. vas o políticas–, que procuren hacer
En Jacotot, el tema de la igualdad está iguales de los desiguales. Quien parte de
focalizado en la igualdad de las inteligen- una desigualdad que entiende de hecho,
cias. Rancière hace pie en él, se sirve de evidentemente la admite. Esto significa
él, y lo extiende a un plano general. En que reconoce que o bien hay desiguales a
este movimiento podemos ver cómo el él (inferiores) y él aspira igualarlos (ha-
desplazamiento de lo pedagógico a lo po- ciendo lo posible por “ascender” a los in-
lítico toma forma, una vez más. La deci- feriores), o bien hay desiguales a él (su-
sión de partir de la igualdad, aunque no periores) que él debe esforzarse en igua-
fundada, tiene sin embargo una serie de lar, pero con la ayuda de los superiores
comentarios o ilustraciones que acercan (ya que de no ser así, evidentemente no
una suerte de justificación. En efecto, serían sus superiores y podría bastarse a sí
Rancière se detiene en discutir la trivial mismo). En cualquiera de los dos casos, lo
constatación empírica de que lo que hay que domina –y es la matriz de la lectura
es la desigualdad. De hecho, por todos política que hace El maestro ignoran-
lados no se vería más que desigualdad de te–, es el menosprecio, ya sea del otro o
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142 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

de uno mismo. Es querer fundar todo in- hacia el logro de una igualdad (que, en
tento de acción en la impotencia, en la de- definitiva nunca se concreta), sino el re-
bilidad o en lo peor de cada uno. conocimiento del principio. La igualdad
Tampoco se trataría, por cierto, de in- no se da ni se reivindica, ella se practica,
tentar realizar una comprobación científi- nos enseña Rancière. Y Jacotot nos mues-
ca empírica de la desigualdad de las inte- tra que el más “ignorante” sabe también
ligencias (que en el fondo no será más que muchas cosas y en eso debe fundarse toda
una petición de principio, ya que lo que se enseñanza. Instruir será entonces: o aton-
encontrará es la desigualdad que se presu- tar –es decir, confirmar una incapacidad,
puso), o de intentar constatar que esto sea pretendiendo reducir la distancia al no
siquiera posible (jamás se podría llegar a saber– o emancipar, esto es, forzar una
otra cosa que a constatar que todos somos capacidad que se ignora o niega que se
diferentes), o, peor aún, de intentar cuan- tiene para extraer de ello todas las conse-
tificar cuán diferentes somos. Pero, ¿qué cuencias.
podría significar “probar” que dos inteli- El siglo que acaba de concluir ha visto
gencias son iguales, o diferentes en tal cómo ha ido cambiando la valoración del
número? En definitiva, la inteligencia se lugar y la función que corresponde a
puede reconocer por sus efectos y la ex- maestros y profesores. Se ha pasado de
ploración de los efectos de un postulado enaltecerlos, desde su papel casi santo de
igualitario es, para Rancière, mucho más misioneros educativos o liberadores so-
significativo que partir de una evidente ciales, a denunciarlos como poco menos
desigualdad. que instrumentos perversos de la repro-
Lo que interesa a Rancière es descubrir ducción social e ideológica del capital.
la potencialidad de todo hombre o mujer Con mucha agudeza, Rancière pone el
cuando se considera igual a los demás y centro de atención en otro lugar y desco-
considera a todos los hombres iguales a él. loca aquella contraposición. En este cam-
La voluntad será la vuelta sobre sí del ser bio de perspectiva, los maestros (y todos
que razona, que se reconoce con capaci- los hombres y las mujeres en general) no
dad para pensar y actuar. El reconoci- liberarán o someterán por su sola función
miento de la igualdad horizontaliza las re- en el diseño institucional de un estado,
laciones de poder y ubica el protagonismo sino que lo harán a partir de sus decisio-
en cada uno de nosotros. Es una manera nes en cuanto a la relación que establecen
de establecer relaciones entre los humanos con los demás. La acción emancipadora
en las que a todos sin excepción se les re- será consecuencia de sostenerse en el
conoce la dignidad de la palabra (la pala- postulado de la igualdad entre los seres
bra es lo que comparten, por ejemplo, el humanos, y, a partir de esta decisión, se
rico y el pobre, es lo que los hace iguales). abrirá un mundo de posibilidades inéditas
Lo que atonta y embrutece a una persona en la que la posesión de saberes no será el
no es su falta de instrucción sino la creen- fundamento velado de las jerarquizacio-
cia en la inferioridad de su inteligencia, y nes. Éste es el mensaje que El maestro ig-
lo que atonta a los “inferiores” atonta, al norante nos da. Pero también abre las
mismo tiempo, a los “superiores”. puertas a otros desafíos.
Lo verdaderamente emancipador no A su manera, el libro de Rancière
será entonces el recorrido o el camino rompe, en un sentido general, con la no-
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 143

ción de “víctima” (del sistema, de las reproducción de lo que hay y la posibili-


condiciones de producción y reproduc- dad de aparición de lo nuevo. En última
ción, de la pobreza estructural, de la glo- instancia, tematiza qué significa que
balización, etc.), ya que la supuesta vícti- haya, en un sentido estricto, “sujetos” de
ma es alguien que piensa y decide, y no la educación, o mejor, “sujetos” de su
un mero cuerpo que debe ser alimentado educación. Pero también, y quizás sobre
o un ignorante que debe ser educado. La todo, que haya sujetos políticos.
combinación conceptual reconocimiento
de la desigualdad en el origen-víctima no Referencias Bibliográficas:
puede llevar mucho más lejos que a la ca-
ridad, al sentimiento piadoso de la bene- RANCIÈRE, Jacques. (2003) El maestro
ficencia. Y esto es así porque no se consi- ignorante. Cinco lecciones sobre la
dera al otro un igual sino un inferior que emancipación intelectual. Laertes:
debe ser ayudado. Por el contrario, el otro Barcelona.
es para Rancière alguien que piensa y en
el diálogo igualitario de las inteligencias
es que puede ponerse de manifiesto que
un “ignorante” puede llegar a ser un
emancipador y un sabio, un atontador.
Podemos sacar una conclusión quizás
para muchos sorprendente: la igualdad no
depende de lo social (ni es siquiera el re-
sultado de una acción justa), sino de una
decisión y de ser coherente con ella. Pero
no es todo. El maestro ignorante deja vis-
lumbrar también una idea singular: la
igualdad está excluida del funcionamien-
to normal de todo orden social, pero es, a
su vez, su justificación y objetivo (se la
pone afuera, y es, en última instancia, in-
alcanzable). El contrapunto en la educa-
ción es también significativo: siempre
hay algo que callar para que la educación
sea posible.
Jacotot constituyó una disrupción, un
ruido molesto en el buen orden del estado
de cosas imperante, imposible de ser oído
desde la normalidad. El desafío que
asume Rancière es ser consecuente con la
radicalidad de aquella novedad, en princi-
pio pedagógica, para comenzar a recorrer
caminos políticos inéditos. El maestro ig-
norante pone en el centro de la atención
la tensión que soporta la educación como
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Una pregunta a Jacques Rancière

Mauricio Langon C.
Profesor de Filosofía

Planteo tas o republicanas) que comparten un


mismo paradigma educativo “que asigna
Reflexiono aquí sobre una de las pregun- a la enseñanza la tarea de reducir todo lo
tas a Jacques Rancière y la(s) respuesta(s) posible la desigualdad social, acortando la
de éste en la entrevista que se publica en distancia entre los ignorantes y el saber”,
este monográfico.1 La pregunta pone en pero que en realidad “reconstituye indefi-
cuestión un punto capital en el planteo nidamente la desigualdad que promete su-
que Rancière hace en El maestro igno- primir”. Del otro lado de la alternativa, la
rante (2003), y que acaba de explicar en igualdad nunca llega después, debe poner-
la entrevista, cuando dice que –aun en las se antes: “Está presupuesta incluso en la
relaciones de dominación– hay supuesto desigualdad social: el que obedece una
un mínimo de igualdad, en la compren- orden ya debe, primero, comprender la
sión del lenguaje. Ninguna orden sería orden dada, segundo, comprender que
ejecutada si el que la recibe no compren- debe obedecerla”. Y “no existe ignorante
diera la orden y el hecho de que hay que que no sepa una multitud de cosas y es en
obedecerla.2 ese saber, en esa capacidad en acto, que
En el “Prefacio” a la edición española debe fundarse toda enseñanza”. Rancière
de El maestro ignorante, esa idea se insta- acaba de recordar en la entrevista que la
la en el planteo de la alternativa clave de igualdad mínima inicial puede servir
Jacotot-Rancière: “saber si un sistema de tanto para oprimir como para emancipar.
enseñanza tiene por presuposición una Y que tomar la igualdad como punto de
“desigualdad” que debe reducirse o una partida exige partir “no de lo que el igno-
igualdad que debe verificarse”. “Instruir rante ignora, sino de lo que sabe”.
puede significar dos cosas exactamente El planteo de Rancière puede sinteti-
opuestas: confirmar una incapacidad en el zarse así:
acto mismo de pretender reducirla o, in- 1. Hay una igualdad mínima presu-
versamente, forzar una capacidad que se puesta aun en la desigualdad: a) que el
ignora o se niega, a reconocerse y a des- presuntamente “inferior” (ignorante)
arrollar todas las consecuencias de ese re- comprenda el lenguaje, la orden que reci-
conocimiento. El primer acto se llama em- be; b) que comprenda que debe obedecer
brutecimiento, el segundo emancipación”. esa orden.
Del primer lado de esta alternativa 2. Todo ignorante sabe (sabe, básica-
caen las diferentes estrategias (progresis- mente, hablar; sabe de memoria oracio-
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146 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

nes, canciones, etc.) y la “relación eman- Calibán


cipadora” exige partir de esos saberes.
3. La operación de emancipación con- Calibán (anagrama de “caníbal”) es en
siste en lograr que el sujeto tome pose- la tragedia shakespeareana el salvaje
sión del lenguaje, que se valga de él no “mudo” instruido en el “habla” (lenguaje)
para obedecer, sino para emanciparse. por Próspero, el “colonizador cultural”.
En el texto citado, comprende Calibán
La pregunta que el lenguaje le fue pensado, le fue pro-
puesto por otro, para dominarlo. Com-
En este contexto hay que ubicar la pre- prende que se le enseñó el idioma del do-
gunta que comienza con una cita de Sha- minador; no “el lenguaje”, sino un idio-
kespeare3 y se formula finalmente así: ma interpretado como un orden del
“El hecho de reconocerse diferentes y de mundo con dominadores y dominados,
no querer entrar al “país del saber”, ¿de- con dadores de órdenes y obedecedores
jaría a los mbyá fuera de toda posibilidad de órdenes. Comprende que ese país del
de emancipación?”. saber al que accedió por la educación, no
es un desarrollo o mejora de sí mismo ni
Jacotot y Próspero de su saber, sino que implica: a) la desca-
lificación de su ser y saber anteriores al
Desde el exergo, la pregunta interroga al encuentro con el “maestro”, como igno-
núcleo de la propuesta de Rancière, como rancia e inferioridad (mudez); b) su inser-
éste lo entiende perfectamente al iniciar ción (integración) en un lenguaje que im-
su respuesta, distinguiendo al “maestro plica un orden (un mundo, un país del
emancipador” del “colonizador cultural”: saber) en el cual le está asignado enten-
“Hay que pensar primero que el maestro der y cumplir órdenes dadas por su maes-
emancipador no es un colonizador cultu- tro/amo. Comprende Calibán que apren-
ral”. Jacotot no es Próspero. Pero habrá der el lenguaje del dominador fue un in-
que ir más despacio para ver si “hay que tento de amaestrarlo, un modo de hacer-
pensar” lo que nos manda Rancière; para le reconocer su inferioridad y aceptar la
determinar si esa orden está bien fundada sumisión; que no fue una enseñanza que
y debe ser obedecida; para averiguar tuviera por fin su emancipación, sino su
exactamente en qué consiste la diferencia embrutecimiento. Sin embargo, lo que
entre Jacotot y Próspero, representantes aprende Calibán es un primer paso en su
de los dos lados de la alternativa pedagó- emancipación.
gica planteada. El Calibán shakespeareano tiene claro
Porque podría pasar que ambos “que- que le ha sido dado comprender las órde-
daran del mismo lado” de una alternativa nes sólo para obedecerlas; entender el
distinta a la propuesta por Jacotot-Ranciè- lenguaje sólo para aceptar la servidum-
re. Y, si así fuera, quizás sea necesario hoy, bre.4 Y que en esto no hay supuesta nin-
delinear un nuevo “paradigma” que parta guna igualdad: es el dominador-superior
de la diversidad cultural, para poder re- que enseña a oír (y por tanto a hablar,
pensar la igualdad en términos que no aten ¡qué más remedio!) a quien todavía no
a ésta con la negación de la diferencia, que entiende sus órdenes, a quien aún no sabe
no identifique diversidad con desigualdad. que es inferior y que debe obedecer. Prós-
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 147

pero enseña a recibir y ejecutar órdenes. maestro presenta su embrujo como eman-
Pero el provecho que obtiene Calibán es cipador, ninguno como embrutecedor.
saber maldecir. Es tergiversar el lenguaje Pero Calibán ha roto la magia: ahora sabe
de dominación; es forzarlo a decir mal; es que su emancipación o su embruteci-
un aparente no saber hablar bien, un ha- miento sólo pueden surgir desde sí
blar bárbaro, para salir del país de la pa- mismo. Desde su voluntad podría decir,
labra del maestro (del país de las órdenes tal vez, Rancière; a partir de la cual, con
embrutecedoras del maestro) y para bal- su inteligencia, podrá aprender de cual-
bucear brutalmente la palabra propia, que quier enseñanza; es decir, podrá utilizarla
niega la desigualdad y la sumisión.5 para su provecho.
En términos rancièreanos: la voluntad
de emancipación de Calibán no se realiza Mbyá
al adquirir el lenguaje del dominador, al
ingresar al país del saber, sino al advertir La cuestión es ahora pensar el saber del
que ha sido dominado mediante esa ad- oprimido, del que habría que partir. Me
quisición y ese ingreso. parece que en eso se centra la pregunta y
Sin embargo, si ha sido embrutecido la referencia a los mbyá. No entraré en
por esa enseñanza, en la medida en que su detalles sobre el pensamiento mbyá;7 sólo
aprendizaje le permite advertir y denun- retomo esta alusión para pensar –a partir
ciar su carácter opresor, ese “embruteci- de esa situación concreta– la cuestión
miento” resulta “emancipador”. Le es más general de la relación entre las diver-
siempre posible iniciar un proceso propio sas culturas y la educación, en un con-
de liberación en el lenguaje del domina- texto de sobrevivencia en un sistema que
dor: es en éste lenguaje en que el des- no da lugar a la diversidad, y ante una
agradecido Calibán maldice al maestro propuesta que tampoco le da lugar.
Próspero y a su lenguaje. Ahora le es po- Para los mbyá –y en general, para toda
sible decir que sólo cumple las órdenes y cultura dominada– se impone el reconoci-
respeta el orden constreñido por la fuerza; miento de otro sistema cultural más pode-
que, si nadie se lo impidiera por su mayor roso, que procura consolidar su hegemo-
poder, incumpliría las órdenes, violaría nía mediante una educación homogenei-
el orden dominador y engendraría futu- zadora. Aquí, la propuesta colonialista ha
ros propios.6 sido siempre la de hacer sinónimos des-
Cierto, la educación no tiene “el poder igualdad y diversidad, y procurar redu-
fantástico de realizar la igualdad social o, cirlas para alcanzar la igualdad, asimila-
al menos, el de reducir la fractura so- da así al etnocidio. La buscada igualdad
cial”. Pero tampoco tiene el poder mági- es una coartada para justificar y disimular
co de embrutecer. Calibán rompe con la el etnocidio. La resistencia se articula
magia del maestro. Próspero, el mago, el desde una revalorización del propio exis-
que hace cosas con palabras, espera pro- tir (vinculando la vida a la continuidad de
ducir efectos en el otro con el poder en- su cultura y la muerte a la integración en
cantador de su discurso. Espera inducir la cultura dominante, que implica la pér-
acciones que siempre se presentan como dida de la propia) imprescindible para so-
provechosas para el otro, y que siempre brevivir y entrar en relación intercultural
resultan provechosas para sí mismo. Todo en un mundo marcado por la diversidad
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148 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

de quienes se reconocen, sin embargo, El dicho de Vicente debe entenderse


como iguales. como un argumento para no enviar los
niños a la escuela (donde la escritura en la
Vicente (o de la revalorización de la lengua de dominación, simboliza la impo-
propia cultura) sición de otras pautas culturales, es decir,
el etnocidio). Los mbyá captan la impor-
Es vital para los mbyá “seguir siendo tancia que tiene escribir, al menos como
mbyá” (Marcelo) “guardar la lengua de instrumento (Vicente sabe escribir), y la
Ñanderu” (Roque), “guardar los dioses, que tiene manejar otros idiomas, para co-
que son delicados” (Andrés). Es decir, re- municarse con el entorno (los mbyá, ade-
sistir el proceso de etnocidio: “porque si más de su idioma, hablan español, portu-
no cantamos todas las noches a Tupá el gués –o variantes de portuñol– y guara-
mundo va a dejar de existir” (Vicente). ní). La oposición no es a manejar instru-
Los mbyá ven las culturas como totali- mentos (utilizan vestimentas occidentales,
dades sistémicas diferentes. Contraponen sustituyen con nylon la insuficiencia de
“nuestro sistema” al “sistema de ustedes” pindó en sus construcciones, han integra-
o “de los blancos”. Contraposición que do el violín –lavë– y la guitarra –mbara-
encarnan en múltiples ejemplos concretos: cá– en sus ceremonias religiosas, etc.),
lengua, físico y alimentación, símbolos y sino a la clara conciencia de que, con el
ritos, actividades vinculadas a su religiosi- pretexto de la introducción al país del
dad (fundamentalmente: plantar, cazar, saber (la escuela, la escritura), se impone
cantar, hacer música), etc. Una de estas a sus hijos una visión inferiorizante de su
contraposiciones es que los mbyá “necesi- cultura. Es decir, en el contexto de Ran-
tan” vivir en el monte (necesitan tierras cière, se les enseña la desigualdad, se les
donde vivir a su estilo) y que los blancos embrutece: se les enseña que sus padres,
“necesitan” vivir en la ciudad. No se ad- sus dioses, sus creencias, sus valores, sus
mite que todos los hombres sean iguales costumbres, sus saberes, son inferiores.
en el sentido de que “necesiten” lo mismo. Que no son verdaderos saberes, que son
Las “necesidades” culturales difieren, pero ignorancia; que el ingreso al país del
la diversidad es una necesidad humana.8 saber exige dejar, rechazar, esos saberes.
Y hacerlo sin discusión, sin argumen-
Esta necesidad de vida cultural propia
tación racional, adulta. Emilio propuso
está ligada al rechazo a ser absorbidos por
una “casa” de diálogo intercultural,
endoculturación en otra cultura, simboli-
donde los adultos mbyá pudiesen enseñar
zado en el rechazo a mandar los niños a la
a los blancos su sistema y viceversa. Con
escuela.9 En este contexto, cuando se le
ello pone el asunto sobre otras bases,
pregunta a Vicente por qué no mandan los sobre otra alternativa: el diálogo inter-
niños a la escuela para que aprendan a leer cultural como alternativa a la coloniza-
y escribir, dice que a sus muchachos no ción cultural.
les sirve de nada ir a la escuela si ahí no
aprenden su sistema, que lo que van a Andrés (o de la relación entre culturas)
aprender en la escuela es el sistema de los
blancos, y que, entonces, iban a dejar de Puede ser útil citar más extensamente la
ser así como eran, y los mbyá no podrían conversación de Mabel Quintela con An-
“vivir doscientos años más”.10 drés, un joven mbyá:
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 149

A.– También Jesucristo es dios. [...] absoluta (y entonces caemos en el colo-


M.– Pero –le digo– Jesús es dios de nialismo cultural); o todos los sentidos
otra religión, no de la de ustedes. son equivalentes, indiferentes e irrelevan-
A.– Claro. Pero en el libro en guaraní tes (la diversidad cultural es sin sentido).
de los mormones que tengo en Rincón de Por ambas vías, como preveía Ricoeur,
la Torre, también es dios. caemos en el triunfo absoluto de la “cul-
[...] tura de consumo”. En esta perspectiva,
A.– En tiempos de antes había otros nada es relativo: o verdad absoluta, o ab-
que eran muy malos; no sabían nada. soluto nihilismo.
Porque los mbyá tenemos una lengua di- El problema para Occidente es cómo
ferente a los Chiripá. Y creemos que hay dejar de ser una cultura “malísima”: cómo
muchos dioses porque hay muchas len- romper con la idea de que la diversidad
guas. Si hubiera un solo dios, como ellos equivale al nihilismo y que la unicidad
creen, no seríamos distintos, ni tendría- equivale al ser. Pero, “en la perspectiva
mos dioses distintos. No hay un dios, hay india –donde el “choque de culturas” fue
muchos. Y esos de antes eran malísimos. extinción, etnocidio, y la imposición de
Allá, en Paraguay (Quintela, 1992). una cultura universal equivalente a muer-
te– reafirmar el sentido propio exige en-
Aquí se alude a una racionalidad contrar sentido en la diversidad.”
comprometida a encontrar sentido en el Digamos, que un discurso de la eman-
hecho de la diversidad (de lenguas y dio- cipación debería dejar de decir, como los
ses) y no en la negación de ese hecho en doce “apóstoles” franciscanos dijeron a
una unidad que elimine toda diversidad los aztecas: “Mucho a vosotros os hace
(un solo Dios, una sola lengua). Una cul- falta que aborrezcáis, despreciéis, no que-
tura capaz de conservar su identidad, sin ráis bien, escupáis, a aquellos a los que
pérdida de sentido, encontrando sentido habéis andado teniendo por dioses” (Co-
en la convivencia en la diversidad, frente loquios y doctrina cristiana, 1986, 133) y
a una cultura “malísima” para la cual el empezar a decir, con Andrés: “Hay mu-
propio sentido es único, y debe universa- chos dioses porque hay muchas lenguas”.
lizarse, eliminando la diversidad.
En mi trabajo citado (Langon, 1995), La respuesta
recordaba a Ricoeur cuando decía que el
choque con otras culturas “no es jamás un Volvamos a la respuesta de Rancière: “El
ejercicio inofensivo”. Cuando descubri- maestro emancipador no es un coloniza-
mos que “hay culturas y no cultura [...] dor cultural”. No se propone hacer entrar
estamos amenazados de destrucción por a los “bárbaros” “en el país de un cierto
nuestro propio descubrimiento [...] se saber”, sino que sólo se dirige a quien se
hace posible que no haya más que otros, dirige a él. Entonces –dice– “no hay res-
que seamos otro entre los otros”. Y que puesta simple” a la pregunta de si los
“desaparezca toda significación” (Rico- mbyá quedan “fuera de toda posibilidad
eur, 1959). Esta alternativa parece ser de de emancipación”, porque la respuesta es
hierro en la cultura occidental. Porque, o siempre singular: “Aquel que está con-
hay un solo sentido, aportado por la pro- tento ahí donde está no irá a ver al maes-
pia cultura considerada como universal y tro emancipador”, sino sólo aquel que
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150 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

quiere entrar en el país del saber y de la y dominadoras), el “maestro emancipa-


igualdad. dor” espera inmóvil que alguien lo vaya a
La emancipación supone “un pensa- ver para hacerlo franquear individual-
miento de tipo universalista” que rechaza mente la “barrera entre los que tienen la
el “pensamiento de la singularidad de las opinión de la igualdad y los que tienen la
culturas”, que es un pensamiento que ve opinión de la desigualdad”.
la igualdad ya realizada como distribu- Pero el rechazo de Rancière a la con-
ción. Y en ese reparto se ha fundado la cepción colonialista, no pasa por la críti-
colonización, para decir que hay que be- ca a la pretensión universalista de la cul-
neficiar a los indígenas con el universa- tura específica en que abrevó el colonia-
lismo de los saberes, pero, al mismo tiem- lismo, sino por la crítica a la confianza
po, “limitar la instrucción y obstruir la que esa educación pone en las institucio-
emancipación” respetando su cultura nes y en la instrucción de colectividades.
“que no les permite acceder a la univer- Hay, pues, un punto clave en que coin-
salidad a la que nosotros accedemos”. ciden Jacotot y Próspero. Ambos son
“La emancipación supone el funciona- maestros. Ambos se instalan en la puerta
miento igual y por consecuencia univer- del país del saber: Próspero para forzar la
sal de la inteligencia” y recusa tanto “la entrada de los “ignorantes” a un ámbito
lógica de los repartos” como la idea “de limitado que permita una dominación que
que habría una cultura específica de lo redunde más eficazmente en su beneficio;
universal que habría que oponer a las cul- Jacotot para otorgar, a quienes lo deseen,
turas particulares”. la contraseña que permite franquear la ba-
Una respuesta singular que impugna rrera y acceder a un ámbito ilimitado.
las singularidades culturales, una res- Ninguno de los dos pone en cuestión su
puesta universal que rechaza una cultura propia sabiduría; ninguno de los dos sos-
universal. Es que la universalidad y la pecha que su acción educadora pudiera
singularidad radican, para Rancière, en ser, con justicia, valorada negativamente.
los individuos iguales y sus relaciones. La diferencia entre ambos queda minimi-
zada cuando se advierte que ambos se
Los maestros consideran maestros sabios, portadores
de un saber universal, que ofertan a quie-
La repulsa a que haya “una cultura espe- nes no saben y supuestamente demandan
cífica de lo universal”, y el repudio al ese saber. Uno vende a domicilio (y cam-
consecuente maestro que tiene la preten- bia las casas de sus alumnos, hasta asimi-
sión de integrar a los “bárbaros” en esa larlas a la propia), el otro deja en paz sus
determinada cultura, diferencia a Jacotot casas (donde, sin embargo, no hallarán
de Próspero. Y determina dos posiciones emancipación hasta que sientan la necesi-
diferentes: mientras el “maestro coloniza- dad de abandonarlas) y los espera en la
dor” moviliza activamente poderosas es- puerta de su tienda. Ambos coinciden en
tructuras institucionales (pretendidamen- que sólo dentro de su país del saber está
te homogeneizadoras, igualadoras, uni- la salvación. Ambos coinciden en que los
versalizadoras y civilizadoras, lanzadas alumnos deben dejar su país para poder
hacia el “progreso” y la “prosperidad” de acceder “a la universalidad a la cual acce-
“todos”, pero en realidad embrutecedoras demos nosotros”; y en que “aquel que
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 151

está contento donde está” no posee la deben llegar a ser) como nosotros, jamás
contraseña para la emancipación. que nosotros seamos (o debamos llegar a
Más. Quizás pueda decirse que Prós- ser) como ellos.
pero trabaja para Jacotot y que Jacotot En esto hay un malentendido, que se
complementa a Próspero. Quizás haya manifiesta en la reiterada referencia de
sido preciso, primero, el etnocidio del Rancière al dicho de Vicente y en la con-
“maestro colonizador”, que impidiera el comitante omisión de las palabras de
desarrollo propio de otros pueblos, que Andrés.
esclavizara y embruteciera a sus integran- Rancière, primero, saca el argumento
tes, para que esos seres humanos pudie- de Vicente de la boca del dominado para
ran creer que su descontento obedece a ponerlo en boca del dominador y lo redu-
debilidades propias (y no que es efecto de ce a una afirmación ontológica que histó-
la colonización), que es por defecto pro- ricamente habría sido utilizada para im-
pio que no se puede construir la emanci- pedir la emancipación. Después, opone el
pación donde se está, que es necesario dicho de Vicente a la emancipación, que
buscar la emancipación en otro lado, “supone un funcionamiento igual y por
yendo a lo del “maestro emancipador”. consecuencia universal de la inteligen-
Una posición distinta se perfila en el cia”, entendiéndolo como un pensamien-
aprendizaje que hace Calibán: aprove- to que ve la igualdad como ya realizada
char la enseñanza de Próspero para criti- bajo la forma de una distribución: “cada
car el colonialismo y desarrollar su pro- uno en su casa con su propia inteligen-
pio camino. Con esa experiencia podrá cia”. Finalmente, Rancière toma la posi-
también sacar su provecho de la enseñan- ción de la universalidad de la igualdad, y
za de Jacotot para desarrollar su propia rechaza el argumento de “no necesitamos
emancipación. Pero en ambas situacio- papel porque tenemos memoria”, pues re-
nes, la condición de la emancipación está enviaría a la idea de que cada cultura es
en saberse distinto de los maestros, en superior a las otras.
partir de su propia identidad (de su propia Sin embargo, en boca de Vicente, el
inteligencia y capacidad), en mantener la argumento no tiene contenido ontológico.
distancia entre el aprendizaje (ligado a la Viene a sostener que las diferentes cultu-
inteligencia y la voluntad del alumno) y ras tienen diferentes “necesidades” y que
la enseñanza (ligada a la voluntad y la in- no es lícito exigirle a una que sea como la
teligencia del maestro). otra. El argumento justifica reivindicacio-
nes concretas (no acciones colonialistas
Los alumnos ni vasallajes) y establece una crítica a de-
terminados derechos (la propiedad priva-
El rechazo al “colonialismo” de Rancière da de la tierra) y obligaciones (ir a la es-
va acompañado necesariamente de la cuela) de nuestra legislación, considerán-
condena “del pensamiento de la singulari- dolas “colonialistas”. La afirmación de la
dad de las culturas”: diversidad cultural e necesidad de la continuidad de la vida de
igualdad serían incompatibles; sostener la la propia etnia, del propio sistema –la
diversidad equivaldría a mantener pre- afirmación anticolonialista– implica, sí,
suntas superioridades. Que todos somos el reconocimiento de su diferencia con
iguales, querría decir que todos son (o otras (sin duda mezclado con su valora-
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152 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

ción altamente positiva), pero de ninguna en movimiento su alma” (Douailler,


manera implica ni la negativa a la intro- 2000). Renuncia demasiado grande y sos-
ducción de elementos nuevos en esa vida, pechosa. El primer movimiento ha de sur-
ni la pretensión de imponer esa cultura a gir del alumno, pero no es válido cual-
las otras, ni el desconocimiento de los quier movimiento; entre los posibles mo-
dioses de otra cultura (los dichos de Vi- vimientos, uno sólo lo conducirá por la
cente y Andrés son consistentes), ni el re- correcta vía prevista de antemano: aquel
chazo del diálogo intercultural (¿qué otra que lo saque de donde está y lo lleve a ver
cosa hacíamos tomando mate juntos?). al maestro emancipador.
Seguramente, los mbyá no “están con- ¿Por qué se movería el alumno hacia
tentos donde están”. Están donde los el maestro emancipador? ¿Respondiendo
arrojó el sistema de dominación. Viven en en forma refleja a los saberes inconscien-
los suburbios dolorosos de la ciudad, en tes de su sociedad, y acertando la solu-
el Parque Lecocq, donde los animales del ción correcta como el esclavo de Menón?
zoológico parecen gozar de la mayor li- ¿Impulsado u obligado por sus padres o
bertad pues “están sueltos”. Sin tierras tutores? ¿Obligado por una norma legal
propias, desplazados como tantos otros de la sociedad? ¿Convencido adulta y re-
pobres, los mbyá saben de la opresión a flexivamente de la opinión de la igualdad,
que son cotidianamente sometidos. Saben para confirmar y desarrollar sus capacida-
de ella como opresión colectiva. Y lo des? En cualquiera de las opciones, el
saben resistiendo colectivamente al etno- maestro emancipador no es tal. En el
cidio. Quieren que su pueblo siga siendo mejor de los casos –sólo en el último–
(también para poder seguir siendo ellos, será maestro de emancipados.
personas iguales a las otras, con sus pro- No es cierto que el “maestro emanci-
pias opiniones) y querrían estar en el pador” no se dirija sino a quienes se diri-
monte y tener tierras para desarrollar su gen a él. A todos les está dando una pri-
propio modo de vida. mera enseñanza: que nadie se emancipa
Seguramente, la educación que le solo, sin dirigirse a él; que es condición
pensó Jacotot a aquel de entre ellos que de igualdad “salir de donde se está”, salir
abandone su identidad cultural, no difiere de la propia cultura y someterse al inte-
sustancialmente de la enseñanza del len- rrogatorio del maestro de otra cultura.
guaje que Próspero le pensó a Calibán. Igualdad es aquí homogeneización de la
Esa vía, que les bloquea colectivamente voluntad: ciertas voluntades “quedarán
la emancipación, ¿no será otra variante de fuera de toda posibilidad de emancipa-
la dominación? ¿No será posible una edu- ción”. De esa “emancipación” que quizás
cación emancipadora que realmente los pueda ser considerada su contrario.
acompañe en su camino? ¿Y qué pasa con la “multitud de
cosas” que sabe todo ignorante, con “ese
La relación maestro-alumno saber, esa capacidad en acto” en que
“debe fundarse toda enseñanza” cuando
¿Cómo trata a los alumnos el maestro le exigimos que renuncie a su cultura e
emancipador? Hay una tarea filosófica identidad... ¡para emanciparse!?
que el maestro emancipador no encara: Jacotot parte de los saberes de sus ig-
procurar que el alumno aprenda a “poner norantes (por ejemplo, el “Padre Nues-
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 153

tro”) para enseñarles (es decir, para seña- siempre está acompañado, que siempre
larles el camino hacia) lo que no saben encontraré al otro en mi interior. Y que no
(por ejemplo, a escribir). Abre, para ellos, mantiene al otro en su ruta, sino que lo
el camino a una infinita acumulación de desvía, quien sólo reconoce esa ruta a
saberes que le confirma que es un ser hu- condición de que se dirija hacia el maes-
mano igual a cualquier otro. No me queda tro. Y que hay vías de acompañamiento,
claro cómo ese camino derivaría también en que debe mantenerse el maestro en
en una crítica a los propios juicios pre- tanto maestro emancipador. Y eso, siem-
vios, en un apoderarse por sí mismo de su pre, es método y filosofía.
propio poder, superando alienaciones y El camino de un verdadero maestro
manipulaciones. emancipador no puede comenzar por blo-
Pero me queda claro que ese camino quear rutas plurales a los buscadores, ni
puede partir de la oración infantil que re- por obstruir caminos colectivos, ni por
pite de memoria palabras de su tradición balizar, en fin, una sola ruta, fuera de la
cultural que no comprende muy bien, cual no habría emancipación.
pero no podría partir de la oración perso- Me gustaría poder trazar una línea que
nal y adulta de Lorenzo Ramos: “Los ex- pusiera de un lado a Próspero y del otro a
tranjeros desean engañosamente / que Jacotot, a Calibán, a Freire, a los mbyá...,
oremos solamente como lo hacen ellos / educando para desarrollar las capacidades
para que esto no consigan hacer es que te de las personas y fortalecer el poder del
molesto, / ¡Padre Ñamandú Verdadero, el pueblo. Porque en eso radica la propuesta
Primero!” (en: Ramos, Ramos y Martí- fuerte de Rancière. Pero, tal como se pre-
nez, 1984, 102). ¿Qué saberes acumular a sentan las cosas en la entrevista, no hay
esta oración? ¿Por qué vías acrecentar el más remedio que mantener a Jacotot del
poder de Lorenzo Ramos? ¿Y el de su otro lado. Sin confundirlo, claro, con
pueblo? Y si esas vías no pasan por sepa- Próspero, como tampoco podríamos con-
rarse de los suyos e ir a ver al maestro fundir a Freire con los mbyá. Y sin dejar
emancipador, ¿entonces no accederá a la de aprender de Jacotot como aprendemos
democracia en el magnífico sentido que de Próspero.
le da Rancière? Pero también me gustaría que el maes-
tro emancipador advirtiera que “la cuestión
Los caminos no radica en mandar sino en escuchar al
que recibe las órdenes”, y, en vez de ser de
La educación emancipadora de Jacotot, los que “se aferran al poder”, redescubrie-
puede partir de “Calypso...”, pero no de ra “el sentido de la convivencia” (Kusch,
“ti-jo-lo”.11 Puede partir de una creación 1975, 5) en una emancipación desde la di-
personal (que trae ocultos milenios de versidad y en diálogo intercultural.
tradición e historia), pero no de una expe-
riencia colectiva. ¿El primer camino será Notas:
filosofía y el segundo, sólo un método?
Seguramente, “cada uno no deja de (1) Entretien avec Jacques Rancière,
estar solo buscando”, y “maestro es aquel realizada por Andrea Benvenuto, Lauren-
que mantiene al buscador en su ruta”.12 ce Cornu y Patrice Vermeren el 24 de
Pero, al mismo tiempo, es cierto que uno enero de 2003.
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154 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

(2) La idea está desarrollada en varios reformador (más bien, creador) de la es-
lugares de El maestro ignorante (2003), cuela pública en el siglo XIX, proponía la
principalmente en el párrafo “La palabra escuela como medio de lograr “la extin-
sobre Aventino” (126 y ss) y “Los infe- ción de los gauchos”. Podría parafrasear-
riores superiores” (113 y ss.) se a Calibán: “You tought me school”...
(3) “You thought me language, and my (10) Informe de campo de Mónica
profit on’t. Is, I konw how to curse. The Olaso, 25/9/87: “Tú les enseñás a tus
red plague rid you For learning me your hijos las cosas tuyas, las que tú querés
language! “ (Shakespeare, W., La Tem- que aprendan; y nosotros también quere-
pestad, acto I, escena 2; cit. por Fernán- mos que aprendan las cosas nuestras, si
dez Retamar, R., 1971, 12) no, no hay más guaraní, no hay más
(4) Dice Próspero a su hija Miranda: mbyá, se acaba todo”. Véase estas refe-
“We cannot miss him: he does make our rencias en Langon (1988).
fire, / fetch in our wood, and serves in of- (11) Palabra clave de Freire, P. La edu-
fices / that profit us” (Shakespeare, La cación como práctica de la libertad (múl-
Tempestad, I, 3; cit. en op. cit. p. p. 18). tiples ediciones).
[No podemos prescindir de él: nos hace el (12) Frigerio, G. “A propósito del
fuego / sale a buscarnos leña, y nos sirve maestro ignorante y sus lecciones” (en
en tareas / que nos aprovechan]. este monográfico). El primer entrecomi-
(5) Mi conocimiento del inglés no me llado es de la autora, el segundo, cita de
permite traducir mínimamente las sutile- Rancière. Por supuesto, la fórmula: “maî-
zas que Shakespeare pone en boca de Ca- tre est celui qui maintien le chercheur
libán en el texto citado. El uso “bárbaro” dans sa route”, es ambigua. En francés y
de “thought” y “rid” ya es emancipación en español el posesivo “sa” (su) puede re-
y creación. ferirse a la ruta del maestro como a la del
(6) Calibán trata de violar a Miranda, “buscador”. El sentido del texto se refie-
a la que salva su padre. Cuando Próspero re, por supuesto, a la ruta del “alumno”.
le reprocha su actitud, dice Calibán: Lo que temo es que, en realidad, sea for-
“¡Oh, jo!... ¡Lástima no haberlo realiza- zar al alumno a seguir la ruta del maestro
do! / Tú me lo impediste; de lo contrario (o, al menos, la que éste “enseña”).
/ poblara la isla de Calibanes”.
(7) Una síntesis de nuestra investiga- Referencias Bibliográficas:
ción al respecto puede verse en: “Algunas
consideraciones sobre el paradigma filo- Coloquios y doctrina cristiana (1986). Los
sófico mbyá” (Langon, Fernández, Quin- diálogos de 1524, según el texto de
tela y Salvo, 1995, 332-339). Otra refle- Fray Bernardino de Sahún y sus cola-
xiones en: “Escucha de un filosofar mar- boradores indígenas. México: UNAM-
ginal” (Langon y Quintela, 1996). Fundación de investigaciones sociales
(8) La distinción entre necesidades [Edición facsimilar, paleografía, ver-
(humanas) y satisfactores (culturales) po- sión del náhuatl, estudio y notas de Mi-
dría plantear mejor este asunto. Véase guel León-Portilla. Versión castellana
Max-Neef (1986, 236-240). del texto náhuatl: No. 638-643].
(9) Esto es perfectamente entendible DOUAILLER, S. (2000) “La philosophie
en Uruguay donde José Pedro Varela, el qui commence” (Desafios para o ensi-
152/170
CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 155

no de Filosofía no próximo milenio). RICOEUR, P. (1959) “Civilization uni-


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FERNÁNDEZ, Álvaro; LANGON, Mau-
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(comp.) Pensar desde América; vigen-
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LANGON, M. (1988). Estudio del núcleo
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QUINTELA, M. (1994) Registro de visi-
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153/170
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La pérdida de la razón política original
según Rancière

Núria Estrach
Universidad de Barcelona

En este universo de igualdad que encarna lenguaje que puede ser verbal, sintomáti-
la política del siglo nuevo, vale la pena co, e incluso esotérico. Pero todos ellos
recordar que a partir de algunos de los tienen en común que comunican. Y los
descubrimientos de Freud y las reformu- distintos significantes del discurso ideo-
laciones y avances posteriores de otros lógico, compuestos por gestos, conduc-
autores como Lacan, el siglo XX y en es- tas, sentimientos, remiten a un orden sub-
pecial en la Francia posterior al mayo del jetivo inteligible compartido. Su veraci-
68, se han realizado investigaciones en el dad se demuestra, por ejemplo, en los
orden de la política desde una perspectiva anuncios publicitarios, en los que una ca-
analítica nada despreciable. La importan- dena de significantes intentan conectar
cia de la palabra, del relato, del lenguaje directamente con nuestros sentimientos
que sustenta toda estructura permite a menos conscientes, estimulándonos así al
Rancière desnudar el ejercicio de subor- consumo compulsivo. Fundamento del
dinación que pide “el explicador”. Cuan- éxito de la sociedad de consumo que sus-
do éste en el orden político o educativo se tenta al imperio del capital. Esto tan solo
dirige al que quiere que actúe como discí- es un ejemplo para reclamar la atención
pulo y le ordena que detenga sus propias hacia la importancia real que tiene el
razones. Al negar éstas adquiere las aje- orden simbólico que media los deseos en
nas que mediante la voluntad y el sacrifi- nuestra percepción y distinción entre la
cio, como único fundamento para susten- realidad y lo Real.
tar esa alienación, permiten la mutación Las obras de algunos autores como Al-
de los propios deseos. El duelo de la ilu- thusser o Rancière se encargan en demos-
sión ante el falso deseo deviene en enfer- trar la falsa neutralidad de toda estructu-
medad consecuencia de la ausencia del ra. Hoy sabemos que es esa estructura en
objeto deseado. Frente a esto el incons- general la que define las funciones que
ciente se presenta como una estructura deben realizarse para conservar el todo tal
que permite combinar elementos (signifi- cual está, como dice Althusser, importán-
cantes del inconsciente) a los que se les dole bien poco quienes las ejerzan, abs-
denomina los fantasmas, cuya materia es trayendo al sujeto en particular, tanto
lo imaginario, donde se oculta el deseo, quien las ejerce (militar o profesor o fun-
ya pervertido o no. Todo discurso, cons- cionario) como quien las padece (civil,
ciente o no, tiene en común un efecto de alumno, inmigrante, individuo). Así se
subjetividad. Y todo discurso tiene un crea la instrucción, el orden, la ley, me-
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158 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

diante una abstracción del hecho, prece- sólo. Así mismo, la institución educativa
diendo al hecho, teniendo en cuenta casos que debía servir para salvar las diferencias
anteriores, e imaginando otros que están de clase y permitir la formación de todos
por llegar pero siempre al margen del por igual, ejerce en realidad un papel de
caso particular de cada sujeto. Se busca entrenamiento, como sucede en el resto de
una fórmula mágica, se la maquilla de las clases de la Universidad de Lovaina
justicia, y quien tenga su responsabilidad donde ejerce de maestro Jacotot en el siglo
será el Mago, será el Dios, el Estado, o XIX. En las que el papel del profesor no es
cualquier otro Mito, que tendrá la ley, las el de emancipar sino el de centrar, como ya
normas, las doctrinas que presupone decía Althusser en 1966, “la estructura de
casos en los cuales más tarde tendrá que centrado de la ideología es una estructura
hacer encajar las particularidades de cada de garantía pero en la forma de la interpe-
sujeto, y si es necesario negarlas. Y ese es lación, es decir, en una forma tal que con-
el precio del Orden, en nombre de la paz tiene en su discurso al sujeto al que inter-
y por lo que se sacrifica al individuo y se pela y que ‘produce’ como efecto”2. Y di-
olvida la idea misma de emancipación. ferencia ésta de la estructura del discurso
Sin embargo el error siempre emerge inconsciente en el que se enfrenta una falsa
como el síntoma de la ausencia de paz y estructura de centrado con una estructura
de justicia. Es cierto que siempre han de fuga, de abertura (estructura metoními-
existido grandes guerras, pues siempre ca3). Al no darse la estructura de centrado,
han existido grandes ordenes, pero los los alumnos de Jacotot encuentran sus pro-
avances tecnológicos han hecho del siglo pias relaciones entre significantes. Pero
XX, y prometen para el siglo XXI, un es- ¿qué sucede cuando la estructura de cen-
tado de crisis mundial que bien vale la trado ya está asumida? Aquí es cuando el
pena tratar este tema con carácter de ur- método psicoanalítico abre un espacio de
gencia desde todas las perspectivas posi- posibilidad de ruptura con ésta. Pues lo
bles y con toda la seriedad que se merece. primero que éste cuestiona en el sujeto es
El síntoma denuncia la transferencia, se su objeto de deseo, y le obliga a enfrentar-
cree conocer al otro, se anulan sus dife- se con él mismo, a distinguir entre lo Real
rencias, sus particularidades y con ella y la realidad, distinción lacaniana que
desaparece el trato al otro como igual y Rancière pone en práctica en sus obras lla-
empieza el ejercicio de censura, de nega- mando la atención, por ejemplo, sobre la
ción del otro, el trato de inferioridad, de distinción entre la identificación de las Ins-
poco inteligente. Y es precisamente ahí tituciones que conforman al Estado de De-
donde Rancière ataca directamente y afir- recho con la realización de los derechos
ma en El maestro ignorante:1 “todos las del hombre (El Desacuerdo4). O entre la
inteligencias son iguales”. institución educativa y la emancipación de
La ideología de la estructura es la que la razón individual desde la igualdad po-
asigna la función del sujeto (en general) tencial y partiendo de la real diferencia de
que debe ocupar esta o aquella función en clase, es decir, entre el sistema educativo y
la estructura y para ello lo interpela como la formación del individuo (El maestro ig-
sujeto, proporcionándole las razones-de- norante).
sujeto, desarrollándole de antemano las La confusión o la pérdida del propio
razones a las que tendrá que llegar por sí referente provoca una transgresión de la
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 159

propia lógica que pervierte el sentido ori- Esa es la realidad política democrática
ginario de la política. Por ejemplo, la que no sólo no hace política democrática
identificación de lo Otro, del diferente, sino que se atreve a regular los modos de
como justificación de la unión, de la paz. goce de los sujetos, e introduciéndose por
O la identificación cada vez mayor de la la vía moral, del deber, destroza los fun-
política con la policía y el ejército, dedi- damentos más vitales del querer, del
cados a la investigación continua del deseo, de la razón política original. Esa
cumplimiento de la ley cuya transgresión política que en nombre de la paz y de la
permite justificar el ejercicio de la violen- victimización de inocentes, asesina a los
cia del Estado, y en el mejor de los casos mismos e interviene militarmente, en
evita tener que inventar justificaciones. nombre del consenso representado de la
Al caso viene muy bien un chiste al esti- ciudadanía, pero que en realidad respon-
lo de los Hermanos Marx, que cita Slavoj de a la ausencia de la razón política de los
Zizek en El sublime objeto de la ideolo- representados, ejerce el Poder por encima
gía5 y dice así: “Me recuerdas a Emanuel del pacto. Y esta es la realidad más actual,
Ravelli.” “Pero es que yo soy Emanuel tan cierta y tan evidente que frente a la ti-
Ravelli.” “Entonces no es nada raro que ranía del poder de las políticas de Estado
te parezcas a él”. El cortocircuito en la millones de personas se manifiestan en
atemporalidad se produce porque todavía las calles de todo el mundo reclamando la
hoy existe una concepción cartesiana del política en términos humanos. Más allá
sujeto que se rompe cuando la realidad de las políticas democráticas, el movi-
muestra la existencia de una idea precon- miento antiglobalización de principios
cebida, una idea a la cual el sujeto se pa- del siglo XXI muestra el interés por las
rece, y de la cual parece participar. Pon- personas, más allá de las instituciones y
gamos el mismo ejemplo con un caso más del lugar que se les asigne, la suma de in-
cercano: nos encontramos un viejo amigo dividuos se constituyen como el pueblo
que hacía mucho tiempo que no veíamos, que reclama mundialmente su soberanía
su rostro está cansado, su mirada gris, y le política, denunciando así su insatisfac-
decimos: “pareces un proletario oprimi- ción ante la representación política que se
do”. Y él nos contesta, “es que soy un les presuponen, y dicen: ¡NO!, no a este
proletario oprimido”. Un lapsus nos re- modelo político, pero no renuncian a la
cuerda a esa persona cuando no era un política en términos de igualdad, ni al
proletario oprimido, ahora una vieja ima- ‘derecho’ a la vida, ni a la paz por encima
gen que debemos actualizar. En ese mo- del derecho internacional que se abande-
mento, nos damos cuenta que en realidad ra de guerras preventivas en su nombre.
nuestro amigo de infancia ha asumido esa Entender el discurso psicoanalítico en
idea de proletario y la representa. Final- términos de análisis político es, por ejem-
mente le contestamos: “Entonces es nor- plo, comprender que la distinción freu-
mal que te parezcas a él”, es decir, a esa diana entre el principio de la realidad
otra cosa que tú has asumido, pero con la (momento de fractura del sujeto respecto
que puedes romper. a lo Otro) y el principio del placer (po-
El poder hegemónico estructura la re- tencia de satisfacción alucinatoria) pode-
alidad en nombre de la política y al mar- mos entenderlos respectivamente como,
gen de los individuos que la justifican. por un lado, el momento de la conciencia
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160 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

de lo político y, por otro, el momento en ambas estructuras. De ambos métodos.


el que el sujeto imagina que posee aque- Sin importar cual sea cada uno de ellos,
llo deseado, momento en el que se imagi- sino significando la importancia de saber
na que con lo político se puede alcanzar distinguir cual de ellos se fundamenta en
el propio deseo, ya sea de igualdad, de li- el principio de igualdad.
bertad, de justicia. Entre lo real y lo ima- Las fuentes de Rancière son, por un
ginario, más tarde, Lacan establecerá un lado, el socialismo originario, el que bus-
tercer orden, el de lo simbólico, que caba la liberación consciente del hombre
media la relación de los dos primeros. en general, la emancipación de la clase
Este orden simbólico está en un substrato trabajadora respecto a la alienación ejer-
más profundo que los otros dos, es la es- cida sobre ella por la aristocracia y la bur-
tructura “para todos los suelos de lo real y guesía industrial. Lejos del pensamiento
para todos los cielos de la imaginación”6. marxista de los partidos comunistas dog-
Lo real nunca anda sólo, pues en nuestra máticos del siglo XX, el interés de Ran-
percepción queda representado por lo que cière se ha ubicado en el movimiento
Lacan denomina los juegos del espejo. Es obrero del siglo XIX. Pero no en el movi-
decir, la imaginación desdobla al yo, y al miento obrero como toma de conciencia
padre, y a la ley, y a Dios e identifica y de clase, sino propiamente como movi-
proyecta un doble. De tal modo que se miento intelectual. Y esto nos remite a la
acaba dando la espalda a la realidad en otra fuente, al acto intelectual que permi-
nombre de lo que uno ha deseado que esa te a los seres humanos tener una visión
realidad represente, la simboliza y eso es sobre ellos mismos, desear una vida, sen-
lo Real. tirse capaces de romper con la que no les
Pero la estructura no es una única gusta y así ser capaces de vivir otra vida
forma inevitable, una imposición del todo que la que el destino de la estructura les
sobre las partes, sino al contrario, su na- ha preparado. Es así como el discurso psi-
turaleza responde a la naturaleza de cier- coanalítico adquiere importancia en la
tos elementos atómicos que pretenden dar obra de Rancière, como un hilo de espe-
explicaciones a la vez de la formación de ranza, pues se puede buscar el conoci-
todos. Althusser definió el estatuto de la miento del propio deseo alienando por la
estructura como idéntica a la teoría estructura y recuperar, a través de la inte-
misma y lo simbólico como la producción ligencia igual en todos los seres humanos,
del objeto teórico original y específico en algo de la propia identidad. El análisis po-
cada caso. Por lo tanto, cada estructura sibilita romper ese desplazamiento a la
tiene su teoría que la precede. Y esta teo- condición abstracta y atemporal. Y, me-
ría se representa mediante el explicador diante la libre decisión de las cosas más
que la simboliza: el Padre, el Príncipe, el cotidianas, fracturar la cadena de los de-
Jefe del Estado, la Ley o el Maestro. Y a seos impuestos, rompiendo así el reflejo
ese es a quien denuncia Rancière en El del falso placer, estimulado por la simbo-
maestro ignorante, al explicador, mos- logía del placer de lo Real.
trándonos la diferencia entre lo Real y la En Rancière, el discurso afirmativo de
realidad, es decir, la diferencia entre re- la potencia política ilumina siempre a los
presentar al progreso y a la emancipación sin nombre, a los explotados, a los sin pa-
y emancipar. Muestra la diferencia de peles, al “resto”, como él mismo los de-
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 161

nomina, es decir, a todos aquellos que no cura psicoanalítica se empieza por la libre
entran en el conjunto de los hechos, que exposición de hechos, donde la esponta-
no se tienen en cuenta a la hora de esta- neidad y la asociación libre son la clave
blecer las normas y los derechos de unos inicial de la cura. Y este sistema del fun-
determinados grupos. Iluminando el olvi- cionamiento medico, la no censura de la
do de la política (un olvido que por tra- espontaneidad del pensamiento, de la cre-
tarse de política no puede justificarse. No ación de sistemas de relaciones es la
estamos hablando de un lapsus, sino de clave para Rancière de la verdadera for-
un olvido consciente, de un sacrificio) o mación, de la emancipación. Sí, la forma-
mejor dicho, Rancière denuncia los aban- ción es subjetiva, es decir, la realiza cada
donados en nombre de los males con los individuo, le da el tono, el matiz, es el
que la política debe acabar. El poeta en su miembro vital, por lo tanto tiene la virtud
obra es el portavoz de lo más desagrada- de poderla cambiar donde cambio es
ble, el que expone la imagen más moles- identidad, ahí está la libertad.
ta, la del precio que todo buen cristiano o Ahora bien, una vez dicho esto, es ne-
de cualquier religión debe pagar, el sacri- cesaria una estructura que posibilite el
ficio de lo más vivo. Así, su pancarta tiempo y el modo necesario para esa for-
muestra “el niño muerto”, la imagen real mación del modo más neutro posible. Y
que en nombre de la estructura, el dere- eso ya es más complicado. La Institución
cho internacional, simboliza el derecho educativa está cargada de connotaciones
ilimitado. Pero ese niño muerto también políticas, donde política quiere decir pacto
es el obrero marginal –el inmigrante, el hacia un interés determinado. En la que,
expresidiario, los hijos de familias po- para empezar, el pacto entre las partes in-
bres, todos aquellos a los que el estado teresadas brilla por su ausencia. Excepto
ofrece una oportunidad, ser contados- que el pacto sea entre la institución educa-
que se ha alienado en las filas del ejérci- tiva y los padres. Pero entonces, el pacto
to, que vende su vida engañándose con la tendría que ser para la formación de
excepcionalidad del intercambio. ambos, no para el niño que ellos están for-
En las filas de la clase hay menos san- mando. En caso contrario, ésta tendría que
gre. Pero la humillación también existe, y estar estrictamente limitada a ejercitar el
la cesión de la propia conciencia y la pensamiento y no al lugar privilegiado
aceptación del orden establecido es la al- donde se ejercitan las primeras, y más im-
ternativa histórica que se ha vendido a los portantes, censuras del pensamiento. Pen-
menos marginados para evitar las oportu- samiento es forma y se trabaja justamente
nidades del estado. No hay que estigmati- en dirección contraria. No se enseña a
zar la enseñanza, sino darse cuenta que en leer, lo ajeno y lo propio, a escribir, es
ella otro mundo es posible. He ahí el decir, a aprender el arte textual como
ejemplo que Rancière nos propone a tra- modo de expresión del propio pensamien-
vés de Jacotot. Cinco lecciones sobre la to. Se olvida que lo importante es el pen-
emancipación intelectual que no sólo ten- samiento, y se enseña a obedecer. Aquello
dría que ser garantizada por la institución que la institución educativa deja, por enci-
educativa, sino que es el deseo de todo el ma de todo claro es que hay que tener bien
que se forma. Por eso, hay que abonar ese presente: quien manda aquí. Y la estructu-
deseo y no matarlo. En la práctica de toda ra del poder ideológico es la parte que de-
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162 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

cide por el todo, conservando la eterna di- ción la capacidad autónoma de elección
ferencia, permitiéndole al alumno el poder del propio querer, deseo o razón, que nos
de obedecer. Más que el poder de la edu- permita incorporarnos en la vida social,
cación se ejerce lo que Rancière denomi- en el todo, tal cual somos, sin el sacrificio
na el poder de la domesticación. ¿Domes- de nuestra propia identidad? Entendiendo
ticación? Sí, salvo que nos quede un res- identidad como un tiempo de fractura con
quicio de autonomía que nos permita en- lo eterno, un tiempo finito, que significa
tender que una estructura del poder in- cambio, que significa humanidad. Una
franqueable: a) nos ayuda a pensar en otra fractura con la eternidad que como dice
dirección que deja sin agente sustentador Heidegger, introduce el tiempo y con él la
de la misma estructura. Sin embargo, la Historia que nos particulariza. Una frac-
domesticación triunfa si b) nos sumerge tura que rompe con lo que Adorno deno-
en la triste y paciente obediencia, tiñendo mina la cosificación humana. Rancière
nuestra propia sangre de desasosiego, en rescata a Jacotot frente a
impotencia que se transforma en enferme-
dad que se muestra mediante los constan- “estos pedagogos reformadores que,
tes síntomas de malestar. como el preceptor del Emilio, extravían a
Para Rancière, la esencia de la peda- sus alumnos para guiarlos mejor y balizan
gogía-política emancipatoria se encuentra con astucia un recorrido de obstáculos
lejos de cualquier fuerza de poder que que es necesario aprender a cruzar por
actúe en nombre de la voluntad General, uno mismo. Él los había dejado solos con
y su correlato de soberanía popular a tra- el texto de Fénelon, una traducción –ni si-
vés de la aparente libertad e igualdad que quiera interlineal, al modo escolar– y su
es, en realidad, una transformación apa- voluntad de aprender francés. Solamente
rente que conserva la esencia que demue- les había ordenado cruzar un bosque del
le al verdadero individuo emancipado. que ignoraba las salidas. La necesidad le
Así, de la vieja dictadura feudal (o del obligó a dejar enteramente fuera del
Antiguo Régimen) con la que se imagina juego su inteligencia, esa inteligencia me-
romper el proyecto político moderno diadora del maestro que conecta la inteli-
emancipatorio se pasa a una dictadura del gencia que está grabada en las palabras
Capital, o en su defecto a una dictadura escritas con la inteligencia del aprendiz.
de Estado, entonces de un género nuevo, Y, al mismo tiempo, había suprimido esa
hoy ambas emparentadas por el mismo distancia imaginaria que es el principio
deseo de la plusvalía. El deseo de produ- del atontamiento pedagógico” (p. 18).
cir, a través de la industria, cada vez más
y más. La primera abrigada por el deseo De esta experiencia Jacotot aprende,
liberal de poseer cada vez más por una junto a sus alumnos, que para enseñar
poderosa clase capitalista. La segunda matemáticas, o música, no es necesario
abrigada por el deseo comunista de una saber matemáticas o música. Y nueva-
clase obrera de poseer el máximo exce- mente aparece el deseable cortocircuito.
dente al precio del trabajo del pueblo. La no censura de la espontaneidad del
Ambas dictaduras se autodenominan de- pensamiento, de la creación de sistemas
mocracia. Pero ¿qué sucede entonces con de relaciones es para Rancière la verda-
el deseo del demos? ¿No es la emancipa- dera formación. Y añadimos que esta for-
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 163

mación individual no dogmatizada, libre, mano en términos de igualdad. Todos los


es la condición de posibilidad de encon- seres humanos, dice Rancière, tienen la
trar nuevos caminos para realizar posibles misma inteligencia. Todos pueden crear
experimentos humanísticos que nos per- un discurso, una cadena de significantes
mitan el verdadero progreso. No un pro- cuya lógica interna sea para otra lógica
greso tecnológico, que como bien nos han una sinrazón. Pero eso es lo de menos,
demostrado los hechos, más que ventajas eso sólo es importante en la medida en
–que algunas si que ha producido en el que moleste la libertad en términos de
orden médico, siempre para una cuarta igualdad. Lo verdaderamente importante
parte del mundo, claro,– nos ubica en un es el papel que quiera ejercer esa razón,
espacio del terror, en una amenaza cons- esa lógica, concreta respecto a sus igua-
tante por una guerra mundial en términos les. En el lugar donde quiera situarse res-
de bombas atómicas, bombas químicas de pecto a ellas. Y lo peligroso es cuando esa
destrucción masiva, etc...sino un progreso razón no tan solo quiera estar en una si-
que se asocie con términos como paz (y tuación de superioridad, sino que quiere
no paz en términos de guerra), como ale- manipular las razones ajenas pretendién-
gría (cumplimiento de los propios de- dole EXPLICAR sus propias razones.
seos), como igualdad (y no subyugación Emancipación es libertad de elección de
y obediencia), como libertad de identi- las propias razones. Ni Dios, ni Estado, la
dad, de pensamiento, de manifestación y, soberanía en política es del pueblo. Lo
sobre todo, libertad de acción en términos otro es simulacro de la política.
ontológicos (y no de circulación de capi-
tal), como justicia social (y no sociedad Notas:
para que se ejecute la justicia).
El progreso sólo puede hacerse en tér- (1) RANCIÈRE, J. 2003.
minos democráticos reales, mediante la (2) ALTHUSSER, L. 1996, pág. 118.
autocrítica cultural. Y nunca subyugándo- (3) Es decir, cuando se designa una
se a la domesticación de la estructura ide- cosa con el nombre de otra que le sirve de
ológica que nos asigne el deseo que nos signo o guarda con ella alguna relación de
introduce en una vida rutinaria opresiva causa a efecto. O dicho de otro modo
al margen de las razones individuales y “cuando se produce un desplazamiento de
de los deseos que las abrigan. Muchas la denominación fuera del plano del con-
veces no logramos ver nuestros propios tenido conceptual. Este desplazamiento
errores, aquellos que nos llevan a la infe- se mueve en los planos que corresponden
licidad, a la ausencia de alegría, a la gue- al entrelazamiento de un fenómeno de la
rra constante, a la sinrazón propia. Situar realidad con las realidades circundan-
los topos, los lugares a través de los sín- tes”(Lausberg, 1963). Por ejemplo, en la
tomas es un trabajo arduo y lento, pero el manifestación mundial contra la Guerra a
trabajo de análisis histórico, de crítica Irak del 15 de febrero de 2003, en las ca-
cultural, en general y en particular, en lles de Barcelona se oía: “No a la Guerra”
cada uno de nosotros, a través del discur- Y una voz masculina gritaba: “Mujeres
so y el análisis de las propias relaciones que estáis en contra de la Guerra, gritad:
es lo que la práctica pedagógica debe ¡Guerra sí, pero para mi coño!”
aportar para la emancipación del ser hu- (4) RANCIÈRE, J. 1995
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164 DOSSIER II: IGUALDAD Y LIBERTAD EN EDUCACIÓN

(5) ZIZEK, S.,1992, pág. 25.


(6) DELEUZE, G., 2000, pág. 302

Referencias Bibliográficas

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psicoanálisis. Freud y Lacan; trad. S
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Barcelona, 1977.
DELEUZE, G. (2000) A quoi reconnait-
on le Structuralisme?. En: CHÂTE-
LET, F. (dir). Histoire de la Philoso-
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tura. En Obras completas, Vol. XXI;
Trad. J. Etcheverry, Amorrortu: Bue-
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______ El porvenir de una ilusión, Ibid,
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LACAN, J. (1984) Escritos I y II; S.XXI:
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RANCIÈRE, J. (1995) La Mésentente.
Polítique et Philosophie; Galilée:
Paris, [Edición en español: El des-
acuerdo. Política y filosofia, Nueva
Visión: Buenos Aires, 1996]
______ (1993) Los nombres de la Histo-
ria. Una poética del saber; Nueva vi-
sión: Buenos Aires.
______ (2002) La división de lo sensible,
Centro de Arte de Salamanca.
______ (2003) El maestro ignorante.
Cinco lecciones sobre la emancipa-
ción intelectual; Trad. Núria Estrach,
Laertes: Barcelona.
ZIZEK, S. (1992) El sublime objeto de la
ideología; Trad. I. Vericat, Siglo XXI:
Madrid.
______ (2001) El espinoso sujeto. El cen-
tro ausente de la ontología política;
trad. J. Piatigorsky, Paidós: Barcelona.

162/170
Reseñas bibliográficas

Lo que queda de la escuela Franco de El Eternauta, el Wolverine de


Antelo, E., Bertín, F., Duschatsky, S., Fer- los Hombres X–, cuya fortaleza reside en
nández, M., Frigerio, G., Larrosa, J., Re- sus impulsos, en sus cuerpos, en sus tem-
dondo, P., Ríos, G., Serra, S., Southwell, peramentos. El texto de Estanislao Antelo
M. Laborde Editor-Centro de Estudios en al señalar el campo docente, el texto de
Pedagogía Critica: Rosario, 2003. Guillermo Ríos presentándose él mismo
como una Carpablanca, Fabiana Bertín
Como cuenta su contratapa, “Lo que buscando a la escuela entre el humor y lo
queda de la Escuela” es un libro que trágico, y Patricia Redondo moviéndose
reúne once ponencias presentadas en entre el desasosiego y la obstinación pue-
agosto de 2002 en un Seminario organi- den ser ejemplos de esta posición.
zado por el Centro de Estudios de Peda- Otros parecen responder al héroe astu-
gogía Crítica para celebrar la aparición to –el Ulises de la Odisea, el Favalli de El
del número 10 de “Cuaderno de Pedago- Eternauta, el Batman de la Liga de la Jus-
gía Rosario”. El texto no lo dice, pero ticia– cuya fortaleza reside en la razón, la
además del nombre convocante, se les mente y la sangre fría. Silvia Duschatsky
pidió a los autores que para su tarea echa- y Myriam Southwell con su apuesta a la
ran mano del cine, llamando a sus escri- alta teoría, y María del Carmen Fernán-
tos de acuerdo a alguna película. dez y Silvia Serra permitiéndose pensar
La idea de poner a dialogar a la peda- con cierta objetividad temas lacerantes
gogía con nuevos compañeritos no es como la exclusión social y educativa son
nueva para ese colectivo. De hecho, Sil- sus ejemplos.
via Serra, en su artículo de Pedagogía También están los héroes “amigos”
Crítica Nº 4, hizo un llamado explícito al que vienen de lejos, “después de hora”, a
respecto. De esta forma, vamos a tomar ayudar –Jasón reclutando a los Argonau-
ese guante para esta reseña, y pondremos tas, la Liga de la Justicia convocando a su
a dialogar el libro con otro discurso que predecesora Sociedad de la Justicia–. Los
en estas épocas parece cada vez más vi- registros de Graciela Frigerio y de Jorge
gente: la epopeya, o sea las historias de Larrosa responden a esta caracterización.
héroes, desde la mitología griega a las A su vez, invocan enseñanzas previas,
historietas. maestros ancestrales –Sigmund Freud,
El libro cumple con ciertas reglas de María Zambrano–, oráculos y premoni-
género. En primer lugar, presenta un con- ciones. Ubican y se ubican en la cadena
junto de héroes –los autores, sus textos, de la sucesión.
sus ideas– dispuestos a dar una batalla. Pero sobre todo, el libro parece ser en
Algunos registros parecen responder al su conjunto un héroe piadoso –El Eneas
héroe pasional –el Aquiles de la Ilíada, el de la Eneida, el Héctor de la Iliada, el
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166 RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS

Juan de El Eternauta, el solitario Hombre más vividas, más corporales y mundanas,


Araña–, cuya fortaleza radica en el deber más sensoriales y pasionales, resultados
y en la moral, en la necesidad del cumpli- de su vivir y hacer. Son los cuerpos que la
miento de la herencia y la transmisión. transitan “cantando sudores”, en la feliz
“Ojalá estas palabras sí sean leídas como expresión de Silvio Rodríguez.
una búsqueda a no renunciar al vínculo Nos quedan otros elementos a analizar
entre escuela, ética y justicia”, sostiene –los linajes, los uniformes, los enemigos–
Southwell no casualmente en la última pero para terminar digamos que muchas
página del libro. Parten de una certeza: veces las epopeyas tienen una continua-
“Algo queda de la escuela” que debe ser ción que la vuelve saga. A los fanáticos
trasmitido, pasado, contrabandeado. En nos cuesta imaginar que Ulises no volvió
los casos en los que nos cuentan historias a lanzarse al mar luego de volver a Itaca,
–el exilio de Zambrano de Larrosa, la his- y preferimos pensar que las quemas de bi-
toria de Susana la directora en Redondo, bliotecas posteriores no nos dejaron sa-
el propio Ríos teniendo que escribir el ar- berlo. No siempre son tan buenas las se-
tículo–, éstas parecen sucederse en labe- gundas partes como las primeras, a veces
rintos –otro clásico de la epopeya– que las tragedias dan lugar a comedias, pero
pueden terminar en el cumplimiento del otras constituyen relatos en cadena inol-
destino o en su interrupción, en la dama o vidables. En este sentido, quedamos a la
en el tigre, en la palabra o la muerte. espera de “Lo que queda de la escuela II”.
Como Eneas de Troya, Larrosa nos pone Esta primer entrega permite presagiar
en la piel de Zambrano huyendo de la Es- nuevos y viejos héroes, otros objetos a
paña fascista para proteger lo mejor y Re- buscar, y renovadas aventuras.
dondo en la de Susana queriendo ayudar a
Chiqui el poeta a escapar a su condena so- PABLO PINEAU
cial de abridor de puertas en Constitución. Universidad Nacional de Luján.
El otro tópico del género epopeya que
recorre el libro –y que acabamos de ade-
lantar en el último párrafo– es la existen- Educar: Rasgos filosóficos para una
cia de un objeto valioso –salvar el mundo, identidad.
rescatar a Helena, recuperar el vellocinio Laurence Cornu, Stephane Douailler,
de oro, destruir el anillo de Frodo, poseer Graciela Frigerio, Gustavo Lambruschi-
el martillo de Thor– que mueve a los hé- ni, Etienne Tassin, Patrice Vermeren. Sa-
roes. Obviamente, este objeto es “Lo que beres Clave Para Educadores, Editorial
queda de la escuela”. En ese sentido, al Santillana: Buenos Aires, 2002.
terminar de leerlo, el lector se siente con-
vocado a sumarse a la Legión y salir con Este libro contiene la compilación de cua-
ellos en la búsqueda. Particularmente, tro artículos donde los autores debaten
creo que lo queda de la escuela son sus acerca de la identidad de los educadores
inmundicias, lo que en la tradición mona- del futuro. Para plantear esta identidad, el
cal medievalista se refiere al “laboro in- recorrido girará alrededor de los rasgos
mondo”: el resultado de habitar el aquí y filosóficos de la misma. Este recorrido su-
ahora, es lo que la escuela suda, expela, pone una reflexión sobre el pensamiento
excreta. Son sus partes más humanas y que los autores nombran como “... pensar
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CUADERNO DE PEDAGOGÍA . ROSARIO 167

lo que pensamos, pensar lo que decimos, volverlas reflexivas aboga para que se
pensar lo que hacemos, pensar lo que ig- haga una lectura de ellas tanto en térmi-
noramos”. El texto nos invita a incursio- nos de la filosofía política como en los
nar en tierras desconocidas, de persona- términos de la filosofía de la educación”.
jes insólitos de nombres raros –nos La educación está atravesada por con-
dicen– pero principalmente de conceptos ceptos, modos de ver la realidad, el espa-
nuevos. Esta novedad estará dada por la cio, lo externo, lo interno, el tiempo. El
paradójica recuperación de viejas nocio- mérito del libro es hacer que los concep-
nes, de antiguos conceptos, de empolva- tos o categorías en él trabajados, trans-
das categorías, intentando hacer diferen- formen el pensamiento en algo más que
cia con ellas. ¿De qué manera? Introdu- una simple opinión o un comentario,
ciendo la dificultad de dar un paso más abriendo nuevamente el interrogante de
allá de lo pensado, tornando desconocido preguntas fundamentales para el sujeto,
lo demasiado sabido –o como hemos es- como ser: ¿de donde vengo?, ¿quien soy?
cuchado sabiamente decir– pensando y ¿a donde voy?
contra uno mismo.
El encuentro con el texto pareciera FABIANA BERTIN
plantearse como parte de una tarea filosó- Centro de Estudios
fica. Tarea que estará dada por la creación en Pedagogía Crítica.
de ideas nuevas para conceptos viejos y al
mismo tiempo, por la articulación entre
filosofía, educación y política en el inten- Para una historia de la enseñanza de la
to de relevar prácticas y discursos que lectura y escritura en Argentina. Del ca-
atañen al contexto escolar. tecismo colonial a La Razón de Mi Vida
Las vías por las que se ahondan los es- Héctor Rubén Cuccuzza (dir.); Pablo Pi-
critos de este texto nos llevan a pensado- neau (codir.) Braslavsky, B., Bottarini,
res antiguos poderosamente actuales, R., De Miguel, A., Spregelburd, R., Lina-
como es el caso de Hesíodo o Aristóteles, res, M., Ossana, E., Colotta, P., Somoza
y a otros tan actuales como futuros, como Rodríguez, M. Editorial Miño y Dávila,
es el caso de Hannah Arendt. Bs.As, 2002.
Los distintos capítulos versan sobre el
Educador: Una identidad filosófica, la Este libro, aporte fundamental al debate
Responsabilidad, experiencia, confianza, pedagógico contemporáneo, reúne los re-
la Autoridad, razón, contrato, la Igual- sultados del Proyecto HISTELEA (Histo-
dad, comunidad, emancipación, y un ria Social de la Enseñanza de la Lectura y
anexo sobre Poder, autoridad, violencia y la Escritura en la Argentina), llevado a
acción política (la crítica arendtiana de cabo por el equipo de Historia Social de la
la dominación). Graciela Frigerio nos Educación del Departamento de Educa-
dice que “Estas categorías abordan sen- ción de la Universidad Nacional de Luján.
dos fenómenos que son momentos deter- Partir de una perspectiva “social” de
minantes del fenómeno de la educación, abordaje de la historia de la educación, en
que operan en prácticas y discursos edu- este caso recortando la historia de la en-
cativos aun sin que se tenga la conciencia señanza de la lectura y la escritura, no es
lúcida de su ocurrencia. El programa de un dato menor. Implica, como los autores
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168 RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS

se encargan de señalar, una modalidad de tica, nos encontramos aquí con trabajos
trabajo que abandona el estudio de las que apuntan a rescatar cuestiones que nos
ideas pedagógicas, instituciones educati- interpelan desde nuestro lugar de sujetos
vas, legislación, biografía de pedagogos producidos por y productores de huellas
ilustres, como objetos privilegiados y ex- escritas.
clusivos de análisis, para habilitar el in- El papel de las editoriales y de las po-
greso de las articulaciones y diálogos que líticas sobre el texto escolar, los avatares
la educación establece con el resto de las del libro Corazón en nuestras escuelas ar-
esferas de lo social. gentinas, la “letra” como dimensión tec-
A partir de aquí, desde esta pista de nológica conjugando a su vez una ética y
despegue, nos es propuesto un recorrido estética determinada, la problemática de
que, al distanciarse de visiones evolucio- la libre expresión en la “escuela nueva” y
nistas y reduccionistas, rescata la conflic- demás elementos constitutivos de la lec-
tividad e historicidad del campo pedagó- tura y la escritura, abandonados en el
gico. lugar de lo residual durante años, llegan a
Las investigaciones y producciones teó- nosotros como señales e interrogantes
ricas que se ponen a nuestra disposición, desde los bordes, ahora centralizados, de
no están orientadas por una búsqueda de la historia de la educación en Argentina.
tipo “didáctica” del mejor método de en-
señanza, sino que las preguntas se en- MA. PAULA PIERELLA
cuentran direccionadas por la intención Centro de Estudios
de comprender los procesos y sucesos por en Pedagogía Crítica.
los cuales dichos métodos fueron confi-
gurando su hegemonía, independiente-
mente de que hayan sido o no los mejores Reformas y Contrarreformas, Políticas
en cada momento histórico considerado. de Salud Mental.
Así, poder y conflicto, como elementos José María Alberdi. UNR Editora. Rosa-
transversales en este abordaje histórico- rio 2003.
social, atravesarán las páginas de la obra
en su conjunto, poniendo en cuestión la Nos encontramos en este texto con un
neutralidad de la cultural yuxtaposición trabajo de archivista, con la elaboración
entre lectura y escritura y de nuestra de un documentalista que a partir de la
constitución misma como lectores y pro- recopilación de datos nos muestra la his-
ductores de trazos. toria de la locura en Argentina. Esta his-
Desde el catecismo colonial y el catón toria no sólo cuenta los avatares de las
cristiano a La Razón de Mi Vida, pasando discusiones políticas sobre salud mental,
por las continuidades y rupturas produci- sino la producción y entrecruzamiento de
das por los catecismos patrióticos, la las diversas posiciones respecto de sus
breve introducción de El contrato social reformas.
en las escuelas en los tiempos de la pri- Este libro, refleja las preocupaciones
mera Junta, la relación entre alfabetiza- del autor, desde la elección de su tesis de
ción y ciudadanía y el potencial emanci- maestría en la escuela de Servicio Social
patorio, a la vez que disciplinador, surgi- de la Universidad Federal de Río de Ja-
do de la articulación entre lectura y polí- neiro (Brasil), a su inserción como traba-
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jador social en el campo de la salud men- Las legislaciones, normas y planes en


tal. El recorrido exhaustivo y pormenori- los países de occidente, hasta mediados
zado encuadre de las concepciones en del siglo XX, en su mayoría se limitaban
salud mental desde la óptica de las refor- a normatizar y regular las prácticas psi-
mas nos da la impresión de ver desplega- quiátricas institucionales focalizadas en
das sobre el papel las intrincadas posicio- la peligrosidad del enfermo mental, y
nes de los actores que sostuvieron las di- como fundamento de la protección de la
versas reformas en la salud mental. sociedad; los argumentos que consolida-
Trazar las coordenadas, perseguir su ban estas posturas han basado su eficacia
constitución y las transformaciones, de con dispositivos (entendidos desde las
alguna manera, hacer la historia de la conceptualizaciones de Foucault, Castel,
emergencia de este dispositivo en Argen- Galende, entre otros autores, como dis-
tina, y específicamente sobre la relación positivos de poder que implican tecnolo-
que determina es uno de los aspectos que gías de dominación) que no pueden des-
dibuja Alberdi. lindarse de la producción de la subjetivi-
La lectura de este texto nos lleva a si- dad moderna; es decir el sujeto de la
tuar el campo de la medicina mental razón. A partir de los años 50 la psicofar-
como campo político, expresando en acto macología desarrolló un nuevo modelo
las condiciones en las cuales la salud se asistencial, pero los planes continuaban
constituye como una cuestión de Estado. teniendo como eje el encierro (del asilo
La posibilidad de la interdisciplinarie- al chaleco químico); las regulaciones del
dad, en razón de plantear la deconstruc- quehacer en salud mental proporciona-
ción de distintos campos del saber que ban la solidificación de la separación
habilitan la producción de argumentos entre lo normal y lo patológico, y a partir
científicos por los que el Estado distingue de esta distinción, la distribución de ciu-
entre salud y enfermedad, regulando la dadanía. En los años 60 y 70 se produce
distribución de ciudadanía, da el marco un proceso tendiente a modificar el mo-
general y más amplio en el que se inscri- delo de control de los síntomas psiquiá-
be la interrogación sobre cuáles son las tricos y de las condiciones del sistema
formas de hacer en política. Alberdi nos asilar. Desde Italia, Inglaterra y USA se
implica en lo que significa preguntarse comenzó un tránsito hacia la desinstitu-
cuáles son las condiciones para que apa- cionalización y la revisión de los postu-
rezca un tipo de subjetivación capaz de lados, incluidos los dispositivos de
representar la potencia simbólica y la efi- poder, que regulaban la atención de los
cacia estratégica de los discursos. llamados “enfermos mentales”. El movi-
Los modelos de gestión y organiza- miento antipsiquiátrico tuvo su extensión
ción de los efectores de salud, la imple- en América Latina, y en particular en Ar-
mentación de servicios de psicología en gentina se intentaron crear modelos alter-
ellos, la gestión y organización de institu- nativos al custodial gestando dispositivos
tos neuropsiquiátricos, darán el contexto comunitarios aptos para la atención de
que permitirá evaluar y plantear los pro- los pacientes en el marco de legislacio-
blemas que refieran a políticas públicas nes adecuadas para que funcionen como
en el área de Salud Mental. soporte; un ejemplo de esto es la Ley de
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Salud Mental de la Provincia de Río para ampliar el discurso de lo posible y


Negro y algunos avances en las legisla- promover un nuevo imaginario de refor-
ciones de Santa Fe, Córdoba y Buenos mas, ausente contemporáneamente si
Aires. Aún con las críticas que emergie- somos rigurosos en el análisis”.
ron en los últimos años, y las “buenas in-
tenciones” de muchos de los que han par- EUGENIA PIAZZA
ticipado en la elaboración y revisión de Centro de Estudios
las leyes, planes, programas y teorizacio- en Pedagogía Crítica
nes en Salud Mental, este libro es im-
prescindible a la hora de conocer “las
maneras en que se procesaron las refor- Enseñar hoy. Una Introducción a la
Educación en Tiempos de Crisis.
mas privilegiando las periodizaciones su-
brayadas, sus tendencias, sus implicacio- Inés Dussel y Silvia Finocchio compila-
nes, sus fracasos y last but not least que doras. Fondo de Cultura Económica:
el proyecto de desmanicomialización Buenos Aires, 2003.
continúa vigente a pesar del relativo ago-
tamiento de las energías utópicas y de las Este libro reúne un conjunto de escritos
políticas sociales que la sustentan”. provenientes de encuentros realizados por
En esta línea de pensamiento es nece- el área de Educación y Sociedad de la Fa-
sario resaltar –al menos como concepcio- cultad Latinoamericana de Ciencias So-
nes en las que se anclará el texto– térmi- ciales (FLACSO) bajo el nombre de “La
escuela en la crisis”. Estos encuentros
nos de significación distinta –en el marco
convocaron durante el año 2002 a maes-
general de la exclusión social– que dife-
tros, profesores y profesionales que traba-
rencian: estigma, segregación, autoexclu-
jan en el campo educativo, para reflexio-
sión, rechazo, apartamiento. Significacio-
nar sobre las funciones de la escuela en la
nes que generan fractura social, fragmen-
crisis actual.
tación e individualismo negativo. Es Los artículos que aquí se reúnen
decir, debilitamiento del tejido social, la acuerdan en afirmar que en nuestro país
solidaridad, la formación de colectivos y se han experimentado en las últimas dé-
de lazos. El “enfermo mental”, “el loco” cadas, cambios estructurales. Palabras
como figuras de lo social, como represen- como sociedad moderna, igualdad, inte-
tación de lo segregado, “el desvío que fija gración y educación funcionaron –nos
la norma” es también el objeto de prácti- dice Guillermina Tiramonti en el prólogo
cas concretas que se referencia en algunas del texto– a modo de patrones identitarios
de estas concepciones. que permitieron a muchas generaciones
“Reinventar las prácticas” constituye de argentinos darse una representación de
el subtítulo no impreso de este generoso sí mismos. En la actualidad, la fotografía
estudio de José Alberdi; repensar en clave dista bastante de aquella idea. Índices de
de “utopía del disenso”: “...más que in- pobreza y desempleo, desnutrición infan-
cluirnos dentro de un consenso aséptico, til, chicos que trabajan, violencia que día
creo que debemos partir también en el re- a día gana las calles y las escuelas, des-
gistro de lo antimanicomial, para la bús- prestigio de la política, debilidad del Es-
queda del disenso perdido, justamente tado, son solo algunos datos que se enu-
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meran para mostrar el quiebre, la ruptura, resto”, “solo si la escuela no pierde de


la magnitud de las transformaciones a las vista la potencia educativa del verbo di-
que nos enfrentamos. ferir, podrá ubicarse con vigor en la ba-
Decimos entonces, la forma de repre- talla”.
sentarnos a nosotros mismos ha cambiado Graciela González incomoda reflexio-
–como país, como docentes, como alum- nando sobre la infancia, ¿los niños ya no
nos. Es difícil dar cuenta de las causas de traen el pan bajo el brazo? ¿Qué queda de
estas transformaciones, sin embargo al- los privilegiados, los que estaban en esta-
gunos arriesgan: la pérdida del lugar he- do de gracia...?
gemónico que otrora ocuparon institucio- Reforzar y esforzarse parecen ser tarea
nes tradicionales como la Familia, la Es- para los adultos. Hay aquí el relato de una
cuela, el Estado; lugares que durante experiencia que pone en escena al libro,
mucho tiempo, supieron funcionar como objeto privilegiado a la hora de indagar en
espacios de subjetivación. las herencias, los legados, y las formas de
Ahora bien, la pregunta a la que todo pasaje en el tiempo. El libro es una herra-
pedagogo se enfrenta cuando se dispone a mienta privilegiada para sostener, en tiem-
enumerar diagnósticos es ¿qué hacemos pos aciagos, el pensamiento y la creativi-
entonces? dad. Maestros, directivos y una comuni-
Lejos de correrse del lugar de las rece- dad movilizada, forman parte de este pro-
tas, cada uno de los autores que compo- yecto... Son adultos vulnerables, al decir
nen este libro se larga al ruedo, y el resul- de Perla Zelmanovich, pero no por eso
tado es la posibilidad de pensar formas de con menos responsabilidades, “es esa di-
intervención que permitan generar cam- ferencia, esa distancia, esa asimetría con
bios en la situación en la que estamos, in- los adultos que habitamos las escuelas la
terrumpiendo de este modo la simple re- que resulta imprescindible reactualizar y
currencia de las palabras crisis, malestar, ejercitar en tiempos de conmoción cultu-
destitución. ral”. No es posible equiparar fragilidades.
Veamos: El adulto debe encarnar el lugar de un
Otro disponible. Nuevamente, adultos que
Inés Dussel nos dice que de lo que se puedan ser sostén y mediación. Casi sin
trata es de insistir con la política, hay que quererlo es aquí la pregunta por el lugar
“repolitizar la escuela”, para lo cual será de los adultos la que se echa a rodar.
necesario recuperar lo singular de la Patricia Redondo afirma contra todos
transmisión de la cultura. Enseñar, más y los diagnósticos actuales, que la pobreza
mejor, porque transmitir es nada menos no implica destino, determinación. Como
que instalar la pregunta por la igualdad, buena educadora propone obstinarse, no
por el lugar de pares en la configuración darse por vencido a pesar del desasosiego
de una sociedad. que implica trabajar en contextos de po-
Estanislao Antelo reflexiona sobre las breza. La escuela puede ser un espacio in-
desafiladas herramientas pedagógicas, clusivo.
sobre lo que queda de las viejas estrate- Para Silvia Finocchio de lo que se
gias con las que la escuela supo hacerle trata es de “mantener las apariencias”. Si
frente a reiteradas “crisis”. Se trata hoy, a la escuela se le han caído las máscaras,
de conseguir “hacer diferencia con el será hora de volver a inventarlas, la es-
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cuela debe “seducir, insinuar, aparentar Dos cuestiones aparecen con fuerza en
o prometer”. La ficción no es aquí un el libro:
mero engaño, sino la forma misma en
que se estructura el funcionamiento del – El campo de la transmisión de la cul-
campo social. tura encierra hoy más preguntas que res-
Silvia Duschatzky indaga en las trans- puestas. Se cruzan allí conflictos, normas,
formaciones del tiempo. La forma en que mandatos y tradiciones. Pero es a la vez,
pensamos la transmisión de la cultura está un campo que articula generaciones, es
asociada a una representación “moderna” decir, proyectos, pasados y futuros.
del tiempo. Repetición, largo plazo, con- Campo donde lo social, la herencia trans-
tinuidad, progreso y futuro eran nombres mitida, comparte territorio con lo políti-
que daban sentido a una forma de pensar co, con aquello por ser y por hacer, con lo
la enseñanza. En tiempos en que la flui- que tiene el nombre de no ser aún. Con
dez desplaza a la permanencia y a la so- los por-venir como los llama H. Arendt.
lidez, debemos pensar nuevos modos de
educar, modos que permitan activar el – El lugar de la política pública, como
pensamiento, y afectar subjetivamente. espacio en el cual se toman decisiones,
Adriana Puiggrós toma parte en la co- donde la discusión sobre el valor y el sen-
munidad universitaria. Hay allí, nos dice, tido de la escuela tiene un peso significa-
deudas pendientes. La pregunta por cual tivo, en tanto lugar donde se imparte jus-
es el país que proyectamos, por lo que ticia, se garantiza la inclusión y se deben
queremos legar a nuestros hijos, es una de asumir responsabilidades.
ellas. La reforma de la educación superior
se debe además una reflexión sobre el ¿Cómo devolver la idea de que en la
papel que las tecnologías debieran estar escuela se pueden construir otros futuros?
llamadas a cumplir. ¿Cómo instalar la idea de que algo de lo
Para Pablo Pineau no son horas estas que allí sucede puede resultarnos inquie-
de simple voluntarismo, ni de depresio- tante?
nes inmovilizadoras. La escuela debe de- Enseñar. En este libro el destino no
rivar lo que la excede, pedir ayuda, acep- está marcado –ni por la pobreza, ni por la
tar que hay cosas que quiere hacer y no ausencia-desdibujamiento del Estado, ni
sabe cómo, y fortalecerse como espacio por lo que parece exceder, desgastar, no
específico y placentero de transmisión de dar más en la escuela. Quizás cuando las
la cultura. cartas están echadas, se trata de pensar
Por último, Luis Cabeda juega con el cuales son las mejores jugadas que vamos
nombre de un Centro Cultural organizado a realizar. Enseñar hoy es en este sentido
por una escuela, “Coparte” es una apela- una invitación a no abandonar el juego,
ción directa para que de algún modo vol- una recuperación del valor de la apuesta.
vamos a copar la escuela...”. Copar sig-
nifica envolver, llenar, rodear, proteger, el PAULA MARINI
Centro Cultural es una especie de oasis en NATALIA FATTORE
el desierto. Copar también significa sor- Centro de Estudios
prender, que la escuela nos sorprenda, en Pedagogía Crítica
que la escuela pueda ser copada.
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