Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
El razonamiento práctico-prudencial
1. DIAGNÓSTICO JURÍDICO Y SENTENCIA JUDICIAL
¿De qué proviene esa confianza? ¿De dónde les viene esa seguridad?
Es que, a despecho de Jerome Frank, ¿hay algo predecible en lo que
va a acontecer? ¿Hay algo cierto, necesario o algo tan sólo probable?
Pues bien: la confianza radica en el estudio preciso del problema, en el
conocimiento profundo del derecho y en la investigación del hecho o
acto acaecido (directa o indirectamente causado por la acción o
conducta humana) que da lugar a esa situación jurídica. Con esos
elementos se encuentran habilitados los abogados para resolver el
problema y suponer que los jueces han de razonar ante el caso
concreto, de idéntica o similar manera. En otras palabras, interesa por
sobre todo la conclusión de la sentencia judicial. Acudimos siempre, en
abstracto o en la realidad, al modo de razonar de los jueces. Y sabemos
también que nuestra profecía tiene una base apenas probable.
GHIRARDI, O. Hermenéutica del saber Madrid. Gredos. 1979, págs. 193 y sgts.
OLSEN A. GHIRARDI
realiza un caso del tipo a, se produce el efecto jurídico b'. Aquí, dice el juez,
se verifica en concreto un caso que tiene los caracteres del tipo a; por tanto,
declaro que debo producir en concreto el efecto jurídico b. Por
consecuencia, todo el trabajo del juez se reduce a encontrar la coincidencia
entre un caso concreto y la hipótesis establecida en forma abstracta por la
norma, o sea, de acuerdo con la conocida terminología escolástica, la
coincidencia entre la hipótesis real' y la 'hipótesis legal».2.
Y más adelante, sin embargo, agrega: «También yo, en un ensayo
juvenil («La Genesi logica della sentenza civile», Studi, I, 1930) he
presentado la sentencia como una progresión de silogismos en cadena,
pero con posterioridad la experiencia del patrocinio forense me ha
demostrado, no que esta representación sea equivocada, pero sí que es
incompleta y unilateral, porque aquel que imagina la sentencia como un
silogismo no ve la sentencia viva, sino su cadáver, su esqueleto, su
momia»3.
En el primer párrafo citado tenemos el esquema subyugante del
silogismo, expuesto con cierta ingenuidad, y, quizá, sobre todo, con cierta
inexperiencia de las cuestiones judiciales. Fue preciso que pasara el tiempo
para que pudiera ajustar el concepto. Más añoso, el maestro Calamandrei
advierte que la imagen del silogismo es una imagen apetecida e idealizada.
Ocurre con ello prácticamente lo mismo que con la pirámide kelseniana.
Mas, en cuanto se profundiza, aparecen los problemas. La realidad muestra
algo mucho más complejo, mucho más trabado, si bien en el trasfondo
pensamos siempre que la estructura vertebral es silogística. Y que en la
búsqueda de las premisas hay inducciones, deducciones, inferencias,
argumentaciones, etc., no pretendemos negarlo.
El mismo Calamandrei nos previene: «... no (es) que esta imagen sea
equivocada (la del silogismo), pero sí es incompleta y unilateral» 4.
Manuel de la Plaza, al estudiar los vicios o errores in procedendo e in
iudicando en la casación civil 5, regulados por las leyes españolas, utiliza
el esquema del silogismo. Así, dice: «Partiendo de la tesis según la cual la
sentencia es un silogismo en que la conclusión es el fallo, la premisa mayor
2 CALAMANDREI, P., Proceso y Democracia, Buenos Aires, EJEA, 1960, pág. 71 y sgts.
Ibíd., págs. 75/76.
Cfr. la hermosa obra de CALOGERO, G., La Logica del Giudíce e il suo Controllo in
Gassazione, Padova, Cedam, 1937. En la pág. 34 nos dice de la complejidad de la sen-tencia, que
es mucho mayor que un simple silogismo en barbara.
DE LA PLAZA, M., La Casación Civil Madrid, Rev. Der. Priv., 1944, pág. 152
OLSEN A. GHIRARDI