Vous êtes sur la page 1sur 8

era, Gilberto Abels.

La comunicación y la incomunicación en el matrimonio


¿Es posible lograr la verdadera unidad de la pareja dentro del matrimonio?

Esta es una pregunta que nos hacemos con mucha frecuencia quienes llevamos trabajando desde hace algún
tiempo en pastoral familiar o quienes se han especializado en asuntos de familia.

Y creemos que no es tan difícil la respuesta para quienes creemos firmemente en el matrimonio y luchamos por
favorecerlo del ataque inclemente que sufre por parte de quienes convierten en ídolos el poder, la riqueza y el sexo
como fundamento único de la existencia humana; como los medios masivos de comunicación que contribuyen con
sus mensajes a propagar el divorcio, la infidelidad conyugal, el aborto o la no concepción, la aceptación del amor
libre, la promiscuidad y por supuesto las relaciones prematrimoniales.

Mucha gente se extraña hoy ante una pareja que se siente feliz y realizada a través de su vida matrimonial pero más
extrañada aún, se manifiestan si la pareja lleva muchos años de matrimonio.

En cambio, no les parece raro encontrarse con parejas de seis meses o un año de casados, en vías de separación.
Lo juzgan como algo natural por la frecuencia con la que ocurre; ni siquiera se cuestionan en qué es lo que está
sucediendo.

Pero quienes estamos interesados verdaderamente por encontrar soluciones a este problema (que afecta
directamente las entrañas de la misma sociedad y contribuye cada día a su mas grande deterioro), estamos tratando
de ahondar en las causas de las separaciones tan tempranas hoy en día.

Además de todas las influencias externas de que hablábamos al principio, también hemos encontrado que la falta de
COMUNICACIÓN está incidiendo con mucha fuerza.

La comunicación es el fundamento de toda la vida social. Si ésta se suprime en un grupo, éste como tal dejará de
existir. Con mayor razón dentro de la relación conyugal. Si los esposos no se comunican, forzosamente deja de
haber relación.

La fantasía del noviazgo

Surge entonces la pregunta: qué pasó con los jóvenes esposos que tanto se amaban cuando eran novios?.

Si bien es cierto que durante la época de noviazgo se dieron en parte las condiciones para que la pareja se
enamorara, al llegar al matrimonio, una vez " conquistados" se descuidaron elementos que un día permitieron que se
fijaran el uno en el otro.

El noviazgo es una época de intenso romance que indudablemente favorece la comunicación tanto verbal como no
verbal.

Los enamorados se manifiestan continuamente que se aman. Comparten sueños, esperanzas, ilusiones, se ponen
metas y porqué no decirlo comparten también preocupaciones, tristezas y frustraciones. Se saben interpretar los
silencios y caras largas, que con una flor o un chocolate, surge nuevamente la mas alegre de las miradas; porque el
corazón enamorado busca la felicidad del ser que ama.

Recientemente en un curso de preparación para el matrimonio se le preguntaba a una pareja de novios: " han
hablado de sus diferencias , de sus gustos, de sus cualidades y sus defectos ?’ " Todo nos lo hemos dicho" fue la
respuesta . "Y qué cualidad te atrae más de tu novia? , preguntaban al muchacho y la respuesta fue : "TODO".

Y al preguntársele por el defecto que mas le disgustaba, su respuesta fue: " NINGUNO".
Este tipo de respuestas nos hizo profundizar un poco más para indagar qué sucedía al llegar al matrimonio.

Este lenguaje absoluto de los enamorados es síntoma claro de la falta de objetividad que hay en el romance. Con
razón se dice que "el amor es ciego pero los vecinos no.".

Y esta falta de objetividad que crea falsas expectativas en los enamorados, es la que causa al llegar al matrimonio,
las crisis mas grandes en la comunicación. Porque al llegar al matrimonio, se dan cuenta que la realidad es otra. Ni
uno ni otro son tan virtuosos como para decir " Todo me gusta de él o de ella " o "Nada me molesta" .

Cuando empiezan a faltar el botón en la camisa, o la llegada tarde, o los malos genios, o la ropa tirada, o la crema
dental destapada, para añadir a la lista las angustias por el pago del arriendo o la deuda y la plata no alcanza, o la
pelea porque hoy no quiero visitar a tu familia, o me molestan tu grupito de amigos etc....

Todo esto contribuye a que la comunicación empiece a descender de nivel. Empiezan a fastidiarse por todo. El
lenguaje absoluto que se utilizó durante el romance surge nuevamente pero invertido. Si se le pregunta a un esposo
desilusionado de su matrimonio : "Que te gusta mas de tu esposa? " . Casi con seguridad la respuesta será
"NADA". Y que te molesta? Responderá "TODO".

En una oportunidad el consejero matrimonial le preguntaba a un joven que se estaba separando de su esposa" qué
fue lo que te enamoró de fulanita? Respondió: "Su alegría , su orden y su franqueza" . Y por qué te vas a separar?
"por su alegría , su orden y su franqueza ", fueron las respuestas.

La incomunicación y sus efectos

¿En donde entonces se rompió el hilo que los mantenía unidos?

En la deficiente comunicación que practican. Cuando no se le reconoce al otro sus propios valores y no buscar los
momentos oportunos para decirse las cosas; y en lugar de una comunicación respetuosa, abierta y transparente, se
presentan las agresiones de doble vía, se acaba la paz del hogar y también la comunicación comunicación que
quedaba. Entonces las relaciones familiares se deterioran al no saber decirse las cosas con amor y comprensión, al
no saber el uno interpretar lo que el otro le quiere decir, al tratar de cambiar al otro a como dé lugar para hacer
realidad las expectativas que llevaban al matrimonio, al asumir actitudes defensivas cuando se sienten atacados en
su intimidad, al no sentirse aceptados por ser como son, y al no sentir el estímulo para asumir verdaderamente y
con plena libertad la mejora personal. Surgen a veces reconciliaciones poco duraderas porque vuelven a caer en los
mismos errores. Aparece la crítica sistemática y el lenguaje absoluto: "Tú NUNCA me ayudas, Tú SIEMPRE dejas
la ropa tirada, Tú TODO me lo contradices". Y a esto se añade que ha desaparecido del lenguaje de los gestos el
detalle amoroso, la caricia tierna., el susurro al oído para decirle al otro "te quiero y me haces falta".

Esto por lo general, cuando no conduce a una crisis total o a un rompimiento definitivo, puede acomodarlos en una
falsa tolerancia nada saludable para la relación. Y decimos, nada saludable, porque lleva a que cada uno viva su vida
en forma independiente, alejándose de la verdadera realidad de lo que es el matrimonio.

Cierran el uno al otro su corazón de tal manera que ni siquiera sacan unos minutos de su valioso tiempo para hablar
de los dos. De sus inquietudes, de sus temores, de lo que cada uno lleva dentro de sí, ni siquiera de sus esperanzas
e ilusiones. De todo lo que está afectando positiva o negativamente la relación de los dos.

La comunicación es un arte

La comunicación antes que todo es una actitud de apertura al otro, que implica disponibilidad generosa para
compartir, es decir para dar y recibir.

Sin embargo, la comunicación no es fácil; es un arte que se debe practicar continuamente para desarrollarlo en toda
su plenitud y para sacar el mejor provecho de él; así como el deportista debe entrenar continuamente para
mantenerse en forma, o el pianista debe practicar por horas para mantener las manos ágiles en el manejo del
teclado, así también nosotros como seres humanos necesitamos practicar al máximo y mejorar cada día la calidad
de nuestra comunicación.
Y hablamos de calidad cuando nos referimos a que estamos llamados a compartir con la persona que amamos no
solamente las cosas que hacemos durante el día y lo que hemos aprendido, sino ir más al fondo de nosotros
mismos.

En días pasados conversando con unos esposos de 37 años de casados, unidos, felices y realizados con su
matrimonio les preguntamos qué consideraban ellos que les había ayudado a mantenerse unidos y aún enamorados
y respondieron: "Desde que nos casamos todos los días procuramos sacar un tiempo par los dos. Nos sentamos
por unos minutos el uno frente al otro y abrimos nuestro corazón. Compartimos no sólo los pormenores del día, sino
también nuestras angustias, temores, sueños, ideas, pensamientos e ilusiones; y hemos aprendido a conocernos y
a aceptarnos.

Más aún, hemos aprendido a escucharnos y nos sentimos personas valiosas porque lo que decimos es siempre
importante para el otro, aunque sea la cosa más tonta; hasta cuando callamos."

Esto nos ayudó a comprender que verdaderamente el que ama sabe escuchar, inclusive el silencio. Porque éste
también forma parte de la comunicación . Como cuando el marido regresa del trabajo agobiado por múltiples
problemas y no tiene deseos de hablar. Una esposa comprensiva capta su silencio, comparte su preocupación y, por
supuesto, que sabe esperar el momento oportuno para oír de él todo lo que está sucediendo. Y para esto sólo se
necesita que haya un interés sincero, un poco de atención, la sensibilidad de escuchar, y el ánimo de comprender y
el compartir sincero. Un oído abierto es el único signo fidedigno de un corazón abierto. Y escuchar es el 90% de una
buena comunicación porque todos necesitamos desesperadamente que se nos escuche.

Así es como nos sentimos valiosos e importantes. Porque qué sería de nosotros si hablamos y hablamos y nadie se
interesa por lo que decimos ? .

Conclusión

La comunicación es el lazo de unión entre las personas, con mayor razón entre marido y mujer, porque disuelve las
barreras, favorece la comprensión recíproca, facilita la solución de los conflictos e inclusive contribuye a prevenirlos;
posibilita la cooperación para el logro del bien de los dos y hace que la convivencia no sólo sea tolerable sino
agradable y no sólo agradable sino también fructífera y enriquecedora.

Se puede entonces lograr la unidad en el matrimonio siempre y cuando exista una buena comunicación entre los
cónyuges.

La comunicación no consiste simplemente en decir o en oír algo. La palabra comunicación en su sentido más
profundo significa "comunión " ; compartir ideas, sentimientos, etc. en un clima de reciprocidad. La comunicación es
la acción de compartir; de dar a otro una parte de lo que tenemos. Y dentro del matrimonio es dar lo mejor que
poseemos: !nosotros mismos!, y recibir en nuestro corazón a esa persona maravillosa con la cual un día decidimos
en plena libertad unir nuestras vidas para siempre.

Sea pues éste el momento para hacer un llamado a todos los matrimonios de hoy, y también quienes están en plan
de casarse: Aprendan a comunicarse, tomen cursos si es necesario, pero den a su relación la importancia que
merece. La incomunicación mata el amor. La comunicación no sólo es urgente y necesaria. Es VITAL porque
mantiene vivo el amor de los esposos.

Crisis en el matrimonio
Buenos días Oscar Mario y auditorio de cúpula empresarial, mi comentario de hoy es sobre algunos consejos para
hacerle frente a una situación de crisis dentro del matrimonio

Uno de los principales problemas que tenemos hoy en día, es el de no tener tiempo para conocer a nuestra pareja,
por tanto, se enfrían las relaciones o cada quien crece en forma distinta, llegando a ser con el tiempo un par de
perfectos desconocidos, donde la palabra comunicación no esta dentro del diccionario que normalmente usan.
Se antoja fácil utilizar las técnicas que comúnmente usamos en el trabajo, como el de ser claros, objetivos y poner
los hechos sobre la mesa en forma de argumentos para resolver una situación que sé esta tornando molesta para
todos los miembros de la familia.

Ser claros y objetivos puede ser el camino más corto para resolver cualquier malentendido o cualquier situación de
nuestra vida familiar o profesional, sin embargo, no-solo de hechos esta conformado el hombre, sino también de una
parte afectiva y emocional, misma que muchas veces es totalmente incompatible con los hechos o realidades, que
en ocasiones son mencionadas por los cónyuges, con una gran porción de subjetividad, sentimientos y emociones,
ya que cada bando puede percibir esa realidad en forma diferente.

Sin que tenga que ser la única forma de enfrentar una situación de crisis, o distanciamiento, quisiera comentar
algunos puntos que por sencillos no dejan de ser importantes y que si se consideran como parte de los valores de
un código familiar para discutir problemas, nos pueden sacar adelante con el menor de los desgastes:

1.- El primero de los consejos, seria: Busca el pensamiento problema, es decir, cual es la idea que nos molesto
o que sigue perjudicando nuestra relación.

2.- Decidirse a mostrarle a nuestro cónyuge El sentimiento personal que ha surgido de la situación, como un
regalo que le hacemos a nuestra pareja, ya que no hay cosa personal más intima que podamos dar que un
sentimiento.

3.- Platicar de corazón a corazón y de sentimiento a sentimiento, por la sencilla razón de que un sentimiento no
puede ser rebatible (es mi sentimiento).

4.- Ver cada problema con la realidad que tiene, sin magnificar la situación.

5.- Tener paciencia y escuchar comprendiendo.

6.- Poner el problema en el marco de valores, prioridades y normas éticas compartidas por la familia.

7.- Distinguir, como nos esta afectando el problema.

8.- Hacer de la prudencia y la búsqueda de la verdad, la herramienta de la discusión.

9.- Hacer empatia con la posición de tu pareja (ponte en sus zapatos).

10.- No desacredites a tu pareja, al momento de expresar su posición y sentimientos.

11.- Manten el respeto en la platica como regla No.1

12.- Se positivo o encontra el lado positivo del reclamo de tu cónyuge.

13.- Comentar las cosas negativas y resaltar los aspectos positivos o rescatables de la conversación.

14.- Un problema no debe ser causal de dejarse de hablar.

15.- No involucrar a los hijos innecesariamente como parte del problema o solución del mismo.

16.- La ropa sucia se lava en casa.

17.- Estar conscientes de que han decidido hacer crisis y que esta los va a hacer crecer y va a perfeccionar el
código familiar.

18.- Los problemas deben de ser tratados en privado y en un lugar tranquilo y neutro.

19.- No dejar terminar el día, sin que se haya hablado del asunto, el tiempo enfría y magnifica el problema.
20.- El primero que percibe el problema, la falla, o la falta al código familiar establecido, tiene la responsabilidad
en primer grado de tomar la iniciativa para aclarar la situación.

21.- Enfocar la crisis como un alto en el camino que los preparará para poder manejar conflictos más complejos.

22.- Los acuerdos a que se lleguen, deben ser comunicados positivamente a los hijos o a las personas que la
pareja involucro.

23.- La familia entera debe tener muy claro, que no solamente se puede hacer crisis sino que es responsabilidad
de cada uno, aportar su punto de vista sobre algo que no este funcionando.

24.- Hacerle saber a cada miembro que son parte importante del equilibrio anímico de la familia.

25.- Finalmente aclarar que están a disgusto, por una serie de circunstancias, y que su dolor se debe al cariño y
amor que le tienen a su pareja y a su familia.

Cómo superar la infidelidad


A muchos seres humanos se les rompe la vida cuando la misma persona que un día les prometió amor eterno se
convierte ahora en su primera fuente de sufrimiento… Se ha descubierto una o varias infidelidades en el matrimonio,
¿Qué hacer? ¿Cómo solucionar este tema?

1.- ¿Por qué se produce la infidelidad matrimonial?

Hay varios factores:

Dificultad de la persona para mantener una relación afectiva con una sola persona, señal clara de inmadurez
personal.
Ser infeliz dentro del matrimonio por distintos motivos: incomunicación, sentirnos solos y no queridos por
nuestro cónyuge, etc.
Normalmente la infidelidad no es algo que aparece de la noche a la mañana. Es mas bien una elaboración del
propio individuo que va tendiendo lazos afectivos profundos, muchas veces inconscientemente, hacia otra
persona externa a su matrimonio.
Lo que no encuentra la persona en su matrimonio lo busca fuera.
Muchas veces no aparece un motivo concreto sino que es un "ambiente general" dentro del matrimonio el que
no es satisfactorio y que lleva a buscar relaciones humanas más gratificantes en el exterior…
En algunas ocasiones la infidelidad se produce para llamar la atención del otro cónyuge.
La edad también influye en estos procesos. Cuando nos vamos haciendo mayores queremos que nos valoren
de nuevo…
Los celos también pueden ser un motivo que provoque la infidelidad.
La baja autoestima de la persona que necesita sentirse evaluada y querida por alguien exterior a su
matrimonio.
El deseo de hacer daño al otro cónyuge…
Escapar de la rutina del matrimonio…
Deseo de tener experiencias sexuales más excitantes…
Necesidad de volverse a enamorar de alguien…
Una "aventura"
La influencia de los amigos/as.
etc.

En numerosas ocasiones pueden darse varios elementos a la vez.

Una cosa sí es clara: cuando una persona no es feliz en su matrimonio la infidelidad aparece como un síntoma, no
como una enfermedad. Hay que profundizar en la raíz de ese síntoma para saber cuál es el motivo o motivos que han
impulsado a la persona hacia ese estado.

2.- ¿Cómo se siente el cónyuge traicionado?

Puede ser que el cónyuge ni siquiera se imagine ni en lo más remoto esta situación. Puede que sea un padre o
madre ejemplar, bueno, trabajador, serio, buen vecino e incluso creyente… Pero tarde o temprano, bien por las
dudas de un comportamiento excesivamente oscuro, bien por los comentarios indirectos de los amigos, se empieza
a resquebrajar la confianza en el otro.

Las situaciones más difíciles de aceptar son aquellas donde el individuo jamás ha tenido un comportamiento
anormal, pero todos los indicios y las pruebas llevan a presagiar una relación externa…

¿Qué siente la persona traicionada?

Una gran confusión interior: ¿Qué ha pasado? ¿Por qué me ha hecho esto? Yo siempre le fui fiel…
Una herida profunda en la autoestima. Tienes la sensación que han jugado contigo, con tus sentimientos, con
tu confianza…
Dudas inmensas sobre el otro… Aunque la etapa se haya superado, la herida queda por mucho tiempo…
Un gran dolor interior. Te duele el alma.
No sabes qué hacer ni cómo recomponer la relación rota. Esto se vuelve más doloroso cuando encima
quieres todavía a la persona que te ha traicionado…
Rabia y frustración interna.
Ganas de morir.
Muchas veces esta situación es la desencadenante de una depresión.
Sentirse con la vida rota, hecha pedazos…
A pesar del resto de la familia y de los amigos que intentan consolarte, no encuentras consuelo.
Puedes sentir que Dios te ha fallado…
Tienes que decidir algo, pero no sabe el qué…
Te has vuelto una persona obsesiva y rencorosa. Tienes mucho cuidado para que nadie te haga más daño. Te
vuelves desconfiada…

Toda este tema se agrava cuando la persona no tiene suficiente madurez personal para afrontar situaciones
dolorosas.

3.- ¿Cómo se siente la persona infiel en su matrimonio?

Aquí entramos en distintos niveles:

1.- Cuando el amor ha desaparecido en el matrimonio:

La situación de infidelidad una vez descubierta, lleva a plantear crudamente la realidad. Normalmente la persona
aprovecha todo el jaleo que se ha provocado al descubrir la infidelidad, para abandonar al otro cónyuge y hacer una
nueva vida con la otra persona.

2.- Cuando queda amor en el matrimonio:

Esta situación de crisis es muy buena para plantear con seriedad y profundidad la situación a la que se llegó
en el matrimonio.
La vida matrimonial se puede recomponer poco a poco y lo que ocurrió no volverá a pasar nunca más.
Es una buena oportunidad para reciclar el amor primero, para dialogar como nunca se ha hecho y… para
perdonarse mutuamente.
Normalmente la persona infiel que está en este nivel sufre mucho porque no quiere perder a la otra persona.
Se siente encima culpable de hacer sufrir a su familia…
Algo que empezó inocentemente se ha vuelto ahora una fuente de sufrimientos.
El cónyuge infiel recibe, una vez descubierta la situación, también las presiones de la tercera persona que
ejerce también sus "derechos" sobre la relación tenida. Esto contribuye a un mayor sufrimiento emocional e
incluso físico.
La persona tiene que sentirse perdonada por la parte ofendida. Mientras el perdón no sea sincero no se podrá
rehacer la vida de matrimonio de una manera efectiva.
Si se recompone el matrimonio la lección está aprendida. La persona está vacunada si de verdad quiere a su
esposo/a.
Se siente muy avergonzado.
Siente que le ha fallado a Dios, al otro cónyuge y a sí mismo.

3.- Cuando la persona infiel dice amar a su cónyuge y a la tercera persona a la vez:

Este es el nivel máximo de confusión. Llega a producir grandes trastornos emocionales y psicológicos.
La persona infiel necesita ayuda especializada para ordenar sus pensamientos, sentimientos y acciones.
Normalmente en este nivel sufren a la vez todas las personas implicadas…
La persona tiene una inmadurez que hay que tratar por profesionales.
En esta situación no hay que tomar ninguna decisión precipitada.
La persona sufre por ella misma y por las otras dos personas a las que quiere. No sabe qué hacer para evitar
su propio sufrimiento y el que ha provocado en los demás.
Caen en una fuerte depresión.
Está confundido porque por un lado siente y se siente amado y por la otra parte también. Es una vida con un
corazón partido.

4.- ¿Qué hacer ante estas dolorosas situaciones?

En ninguna otra situación humana durante la vida de dos personas, se da un encuentro mayor entre el sufrimiento y
el amor a la vez como en la infidelidad dentro del matrimonio. Uno de los dos sentimientos tiene que ganar…

¿Qué hacer cuando se ha descubierto una infidelidad en el matrimonio?

Hace falta tres cosas:

1. Serenidad con amor.


2. Serenidad con saber esperar el momento adecuado.
3. Serenidad con saber lo que se quiere.

La pregunta clave en este momento es:

¿Quieres todavía de verdad a la otra persona, incluso por encima de lo que te ha hecho?

Recuerda que si el otro siente lo mismo por ti, ambos estarán sufriendo mucho. Destrozados no saben en qué lugar
de la vida quedarse.

¿Qué requisitos se tienen que dar para que la situación se recomponga en el matrimonio?

Ambos cónyuges tienen que desear que se supere satisfactoriamente la situación.


La persona infiel tiene que tener bien claro en la cabeza y en el corazón que lo que ha pasado no volverá a
ocurrir nunca más. Tiene que prometerlo y hacerlo.
La pareja debe entrar en una dinámica de diálogo y de encuentro íntimo de pensamientos, afectos y
voluntades.
Ambos tienen que escucharse y reflexionar juntos sobre el por qué se provocó la situación.
Ambos tienen que cambiar el ritmo de vida matrimonial que no les llenaba.
Ambos deben de tener conciencia que la situación se provocó porque no estuvieron atentos a los aspectos
débiles de su matrimonio.
La persona infiel tiene que cortar realmente todo contacto con la otra persona: nada de cartas, llamadas,
visitas, etc. etc.
Tienen que centrarse en la vida de matrimonio como especial lugar de felicidad personal.
Ambos necesitan de Dios, de la fuerza que Él da en estos momentos para superar tanto dolor y miserias
humanas. Tienen que dejarse guiar por Dios cuando ellos mismos no saben guiarse.
Es necesario llamar a las cosas por su nombre. Ver los fallos y aciertos cometidos en los años de
matrimonio.
No hace falta entrar en detalles precisos sobre cómo fue la relación extramatrimonial. Esto sólo haría
aumentar el dolor y la pena.
Buscar ayuda exterior: mediador familiar, psicólogo de familia, amigos convenientemente formados,
sacerdote, etc.
Saber que con esfuerzo y ganas esta prueba se puede superar.
Ambos tienen que centrarse en el matrimonio y en el crecimiento personal.
Tienes que aprender a querer de verdad al otro pero de otra forma, más humana, más cercana.
No hay que contar al otro cónyuge otras experiencias de este tipo que hayas tenido. Esto solamente
agravaría más la situación. Cuéntaselo a tu terapeuta, sacerdote o psicólogo y reconcíliate contigo mismo y
con Dios.
Tengan paciencia, mucha paciencia. Tengan amor para aclarar el dolor y la pena.

Puede ser que siempre quisiste a tu esposo/a. Le quisiste sacrificándote por él o por ella. Le quisiste confiando en
su palabra.

Le quisiste acogiendo a los hijos que Dios les dio. Le quisiste compartiendo luchas por conseguir metas comunes
en la vida…

Ahora te toca quererle perdonándole… Esto sólo lo puede hacer quien de verdad ama…

Vous aimerez peut-être aussi