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Concepto de Derecho Internación Privado.

El Derecho Internacional Privado es la rama del Derecho Privado que tiende a la resolución de
conflictos o situaciones con elementos extranjeros.
El Derecho Internacional Privado es el conjunto de casos jusprivatistas con elementos
extranjeros y el de sus soluciones, descritos los casos y soluciones por normas
inspiradas en los métodos indirecto, analítico, y sintético – judicial, y basadas las
soluciones y sus descripciones en el respeto al elemento extranjero.
La ciencia del DIPR es el sistema de reglas generales que describen el logro de estas
soluciones.

CONCEPTO DEL DERECHO INTERNACIONAL PUBLICO


Es el conjunto de normas jurídicas que regulan las relaciones de los Estados, establece los
derechos y deberes de los Estados en la comunidad internacional; determina las competencias de
cada Estado y reglamenta las organizaciones e instituciones de carácter internacional.

LAS DOCTRINAS CLÁSICAS DEL DERECHO INTERNACIONAL


LAS DOCTRINAS JUSNATURALISTAS
A) La escuela hispana del derecho de gentes
Francisco de Vitoria creó la teoría jusnaturalista internacional, Francisco Suárez la sistematizó y
Grocio la vulgarizó. Vitoria fundó la escuela hispánica del derecho de gentes, sostuvo que no era
lícito y contrario al derecho natural desposeer a los indios. El derecho de gentes, quita al ius
gentium todo lo que no es humano, se funda en una noción novedosa de comunidad
internacional laica, aporta el concepto de la guerra en el orden jurídico universal, trata de la
guerra justa y la injusta, de la ofensiva y defensiva, lo ilícito de la guerra, los prisioneros, etc.
Fernando Vázquez sistematizó la libertad de los mares, agregó que el mar es libre, establece el
principio que los lugares públicos y comunes no pueden usucapirse. Baltazar de Ayala, crea el
derecho militar y de los ejércitos en campaña. Francisco Suárez, filósofo del derecho de gentes y
del derecho natural. Miaja de la Muela, señala la universalidad del derecho de gentes, idea de
comunidad internacional, existencia de un derecho de gentes positivo derivado del derecho
natural, coloca la justicia y la verdad por encima de los intereses nacionales.
LOS AUTORES JUSNATURALISTAS LAICOS
Alberico Gentili, separa la teología de la ética, menciona que los embajadores tienen cierta
inmunidad, se refiere a la naturaleza de los embajadores, inmunidades y la manera de
nombrarlos y expulsarlos.
Hugo Grocio, es la base de la libertad de navegación en alta mar, sentó los fundamentos del
derecho internacional moderno. Secularizó la teoría del jus gentium, fue un vulgarizador de las
instituciones del derecho de gentes. Samuel de Pufendorf, duda del carácter obligatorio del
derecho internacional, aporta la noción de la igualdad natural de los estados, el principio de la
libertad de los mares, admite limitaciones en el comercio y privilegios de diplomáticos, que
surgen del derecho natural. Christian Wolf, parte del principio de que por asociación en un
Estado, sus ciudadanos están obligados a promover el bien común y la tranquilidad y seguridad,
el estado tiene el deber de preservarse como asociación buscando su perfección y evitando lo que
pudiera destruirlo, separó el derecho de gentes y el derecho de los individuos.
LAS DOCTRINAS POSITIVISTAS
Richard Zouch, abandona el concepto de jus gentium y lo mejora con el de jus feciale. Cornelius
Van Bybkershock, aporta el mar territorial y la regla de que la potestad sobre la tierra se extiende
hasta donde alcance la fuerza de las armas. Emerich de Batel, su idea de igualdad de los Estados
se funda en la noción del estado de naturaleza, todos los miembros viven juntos y no reconocen
otras leyes que las de la naturaleza misma, sus teorías: sobre la ocupación de territorios y la
interpretación de los pactos internacionales.
LOS POSITIVISTAS SISTEMATICOS
Son posteriores a Batel, presentaron el orden jurídico internacional de manera metódica y
científica, se caracterizan por la minucia y el recargo de antecedentes históricos.
DERECHO INTERNACIONAL Y DERECHO INTERNO
Teoría monista interna. No hay más derecho que el derecho del Estado.
Teoría dualista. El derecho internacional y el interno son dos ordenamientos separados, sus
fuentes son diferentes una es la voluntad común de los estados y la otra la legislación interna.
La práctica de las naciones. Los países no se guiaban por la consideración de comparar al
derecho internacional con el derecho interno sino resolver una cuestión específica y el
reconocimiento de que el orden jurídico internacional es de envergadura superior.
La jurisprudencia interna. Desde un principio priva la regla international law is part of the law of
the land.
La jurisprudencia internacional. Para los tribunales internacionales existe solo la supremacía del
derecho de gentes y el derecho interno no puede abrogarlo ni limitarlo.
Los ordenamientos internacionales. El número de ordenamientos nacionales que contienen
disposiciones que reconocen el monismo de ambos derechos ha ido en aumento.
LAS FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL
La teoría tradicional se basa en el criterio que todo derecho deriva su validez específica de nacer
de cierta manera, la escuela positiva mantiene que las fuentes admisibles son las que se derivan
del consentimiento de los Estados o derecho convencional. Los naturalistas sostienen que existe
una fuente supersensorial de todo el derecho y el sólo la descubre.
Los tratados. Son una fuente muy limitada de derecho internacional, por convenciones
internacionales se entiende naturalmente los tratados o cualquier acuerdo.
La costumbre. Durante largas etapas ha sido derecho consuetudinario. Los clásicos sostenían que
bastaba con dos elementos constantes de la costumbre para discernir que tenía significancia
jurídica, la inveterata consuetudo y la opinio juris seu necessitatis.
La prueba de la costumbre. Es problemático llevar a la convicción de un tribunal internacional la
existencia de una costumbre legal, existen dos concepciones dispares: A) La escuela histórica
considera la costumbre como algo que evidencia una norma ya existente B) La de la mayoría que
reitera que la costumbre es una norma jurídica nueva, que surge de la práctica.
Los principios generales de derecho. El tribunal permanente de justicia internacional y sus jueces
los han aplicado como parte integral del derecho internacional.
Las decisiones judiciales. Son evidencia de reglas de derecho.
La doctrina. Las tres tareas principales de la doctrina son: el análisis y la sistematización, la
interpretación funcional y la crítica.

NOCION DE LA COSTUMBRE. SUS ELEMENTOS


a) Noción
En todas las sociedades humanas que han generado un Derecho propio la primera forma de éste
fue la de Derecho consuetudinario. La formación de este Derecho consuetudinario se enraíza en
la naturaleza racional y social del hombre.
La formación de la regla consuetudinaria en la sociedad internacional está en relación directa
con los rasgos básicos de esta sociedad. Si la hemos caracterizado como una integrada por
sujetos independientes e insolidarios, aunque forzados a una convivencia, la costumbre en sus
peculiaridades y origen, refleja bien esos caracteres. La regla consuetudinaria surge del
consentimiento de los sujetos directamente obligados por ella. Es decir, para sus redactores, la
costumbre no era tanto fuente, esto es, agente creador de la regla, sino más bien expresión del
necesario consentimiento.
Las mismas características de esta sociedad hacen que la costumbre, sea fuente autónoma, sin
sujeción a las fuentes escritas. En el sistema jurídico internacional no se impone la regla escrita a
la no escrita, como ocurre en el Derecho estatal (art. 1,3 CC).
Coincide, la norma interna consuetudinaria con la internacional, en el carácter relativamente
pacífico en su proceso de formación. Por supuesto se da que la regla consuetudinaria
internacional no deja de ser, al igual que la interna, expresión de un compromiso entre intereses
contrarios, pero en una y otra la articulación de los consensos y disensos, de los que surgen las
reglas consuetudinarias, se realiza de modo menos perceptible, más discreto a como se opera la
confrontación de esos mismos intereses en la elaboración de la regla convencional o de la norma
legal. Su carácter flexible y evolutivo la hace especialmente apta para acomodarse a las
mutaciones estructurales que la sociedad internacional realiza.
La norma consuetudinaria en este sistema tiene sobre la regla escrita un valor que perdió en el
Derecho interno. El conjunto de las normas consuetudinarias constituyen el substrato más
profundo de la normatividad internacional: Las normas que regulan el proceso de creación
normativa en el sistema jurídico internacional son en buena parte reglas consuetudinarias. El
trato privilegiado que en la incorporación a su sistema jurídico confieren determinados Derechos
estatales a normas internacionales lo es a normas consuetudinarias, con exclusión de las reglas
convencionales.
b) Elementos
La norma consuetudinaria se establece a través de una cadena de actos de determinada condición
que reciben el nombre de precedentes. Un acto sólo es precedente en el sentido propio cuando
contenga en si dos elementos:
Elemento material o de repetición (diuturnitas) : La primera condición de los actos, en su aspecto
material, es que sean imputables a un Estado. Recientemente se plantea también el problema de
si la referencia genérica a la práctica internacional» no deberá incluir a los actos de las
organizaciones internacionales. No parece que haya objeción de principio para que las
organizaciones internacionales, en su actividad externa puedan contribuir, junto a los Estados,
con su práctica en la formación de reglas consuetudinarias en aquellas materias. En todo caso, la
jurisprudencia internacional en la valoración de los precedentes se viene refiriendo casi de modo
exclusivo a los actos que son imputables a los Estados.
Relevantes a efectos de constitución de costumbre son no sólo aquellos que tengan relación con
la ordenación y ejercicio de su poder exterior, como son la conclusión de tratados, los de
reconocimiento de nuevos sujetos etc. También interesan aquellos que van encaminados a
producir efectos internos: actos de carácter legislativo, de administración ordinaria, incluso actos
judiciales, siempre que tengan relación con situaciones internacionales. Entre ellos las decisiones
de los TS internos resolviendo cuestiones internacionales: trato a extranjeros, auxilio judicial
internacional civil....
Los Estados los ponen en el ámbito de su competencia interna, y es ahí donde están llamados a
producir sus efectos más directos e inmediatos, y parte de estos efectos saltan al plano
internacional. Tal es el caso de la fijación en las líneas de base para el trazado del mar
jurisdiccional o zona económica exclusiva 0 el de fijación de la competencia en los propios
órganos judiciales etc. Es esta categoría de actos, la que ha dado lugar a pronunciamientos de
instancias judiciales internacionales que interesan hoy en el estudio doctrinal de la costumbre.
Nos referiremos a algunos supuestos.
En el caso de las Pesquerías Noruegas, que enfrentó a Inglaterra y Noruega, importaba conocer
el valor internacional del trazado noruego de las líneas de base. Tal determinación es un acto de
administración interna, pero con repercusión en el plano internacional.
El carácter del acto, positivo (acción) o negativo (omisión o abstención), no tiene por si mismo
relevancia. También del silencio puede emanar un valor jurídico, y los CP modernos definen a la
conducta relevante a efectos penales como actos u omisiones. Su valor e importancia en la
fijación de precedentes depende de las circunstancias de unos y otros.
El elemento espiritual (opinio iuris). De ordinario los hombres al hacer o al omitir algo en
determinadas circunstancias manifiestan con ello una determinada voluntad. Ha sido frecuente
en construcciones doctrinales presentar a la opinio iuris como la convicción por parte de los
Estados que actúan de cumplir con ello un deber jurídico. Con razón se ha hecho observar la
incongruencia de esta explicación. Si la opinio iuris sive necesitatis es necesaria para crear la
norma jurídica consuetudinaria, que es resultado de ese actuar, difícilmente se puede afirmar que
los Estados actúan bajo esa convicción. Se llegaría al absurdo de afirmar de que un error de
Derecho tiene fuerza normativa. El propio TIJ no está lejos de esa posición cuando describe al
elemento espiritual en estos términos: «que los Estados deben tener la sensación de conformar su
conducta a algo que equivale a una obligación jurídica.»
La explicación es muy otra. Los Estados tienen la facultad de crear colectivamente normas
consuetudinarias que después les obligan jurídicamente. ¿De dónde le viene a los Estados esta
facultad? La explicación de que les ha sido concedida por el Derecho internacional
consuetudinario lleva al absurdo, porque entonces se entra en el circulo vicioso de afirmar que
los Estados tienen la facultad atribuida por el Derecho consuetudinario de crear Derecho
consuetudinario. Los actos por los que los Estados crean norma consuetudinaria internacional no
pueden tener otra motivación que la convicción de que tales comportamientos están
necesariamente exigidos por la adecuada ordenación de intereses. Es la apreciación que ellos
hacen de esa necesidad existencial, y no simplemente de la conveniencia de tal práctica, la que
da categoría jurídico positiva al uso arraigado nacido de tal convencimiento.
Importaba a la posición defendida por Francia ante el TPJI frente a Turquía (CP, nº3) probar la
existencia de supuestos semejantes y de los que Francia aseguraba había nacido una regla
internacional que imponía a Turquía un deber de abstención. Francia probó la existencia de tales
casos en los que los Estados perjudicados se abstuvieron de proceder penalmente contra los
directamente responsables de la navegación del barco extranjero en el momento en que éste
causó el daño; dudoso era si esos supuestos constituían base suficiente para apreciar la existencia
de una práctica continuada, pero el Tribunal pasó por alto este aspecto. ¿Cuál era la
consecuencia a extraer de tal prueba? ¿La de existencia de una norma consuetudinaria que
impusiera a Turquía tal obligación internacional de abstenerse de procesar al oficial francés
responsable de la negligencia? El TPJI estimó que no, y así lo declaró :
Resultaba simplemente que los Estados se habían abstenido, de hecho de ejercitar la acción
penal, pero no que se hubieran sentido obligados a hacerlo así. Solamente si la abstención
hubiera estado motivada por la convicción de un deber de abstenerse es cuando se podría hablar
de costumbre internacional».
¿Puede verse acaso en esta jurisprudencia un trato distinto de los precedentes según que éstos
nazcan de actos positivos o negativos? Creemos poder afirmar que no. La explicación es muy
sencilla.
El acto positivo, expresa ya una intencionalidad en el agente que lo pone y los demás sujetos de
esa comunidad orientan su comportamiento en función de la carga intencional que el acto
positivo, por serlo, expresa. Dicha intencionalidad es mucho menos manifiesta en las omisiones.
Las motivaciones por las que un sujeto de Derecho deja de actuar pueden ser muy varias y, la
opinio iuris necesita que haya una convicción de que es una práctica necesaria. Si un extranjero,
rompiendo el deber de neutralidad que su condición le impone, interviene activamente en la
política interna del país de acogida, puede ser objeto de una medida gubernativa de expulsión; el
Derecho internacional la autoriza. Pero las autoridades de ese país pueden abstenerse de hacerlo.
Seria difícil probar que si no lo hacen es porque tienen la convicción de que no deben hacerlo.
Para la existencia de la opinio iuris no basta probar el hecho, es preciso probar la motivación. Es
lo que Francia no consiguió hacer.

Qué es eso de Ley Blanda?


En derecho se distingue entre Ley Dura (Dura Lex) y Ley Blanda (Lex Mollis).

Poca información he podido encontrar acerca de la diferencia histórica entre ambos


conceptos, sin embargo este documento de setiembre de 2007 de la Comisión Europea me
aclara algunas cosas importantes:

En la primera página de este documento, sobre el “Uso de la Ley Blanda” y que viene a decir
en pocas palabras,
“considerando la ambigüedad consabida del concepto de Ley Blanda,
considerando que no debería aceptarse o reconocerse la distinción entre ley
dura o ley blanda por ser una aberración conceptual, considerando que una
ley blanda no ofrece una plena protección judicial, (etc., etc.,) debería
evitarse su uso en las resoluciones y documentos de la Comisión o usarse
con mucho cuidado”.
Está claro al menos esto: una Ley Blanda es un instrumento abierto a la interpretación, la
ambigüedad. Y esta Carta de la Tierra es considerada una Ley Blanda.

Sistema Establecido en La Constitución de La Republica Bolivariana de


Venezuela.

Artículo 23. Los tratados, pactos y convenciones relativos a derechos humanos,


suscritos y ratificados por Venezuela, tienen jerarquía constitucional y prevalecen en el
orden interno, en la media en que contengan normas sobre su goce y ejercicio más
favorable a las establecidas por esta Constitución y la ley de la República, y son de
aplicación inmediata y directa por los tribunales y demás órganos del Poder Público.

TITULO IV Capítulo I Sección Quinta

de las Relaciones Internacionales

Artículo 152. Las relaciones internacionales de la República responden a los fines del
Estado en función del ejercicio de la soberanía y de los intereses del pueblo; ellas se
rigen por los principios de independencia, igualdad entre los Estados, libre
determinación y no intervención en sus asuntos internos, solución pacífica de los
conflictos internacionales, cooperación, respeto de los derechos humanos y solidaridad
entre los pueblos en la lucha por su emancipación y el bienestar de la humanidad. La
República mantendrá la más firme y decidida defensa de estos principios y de la
práctica democrática en todos los organismos e instituciones internacionales.

Artículo 153. La República promoverá y favorecerá la integración latinoamericana y


caribeña, en aras de avanzar hacia la creación de una comunidad de naciones,
defendiendo los intereses económicos, sociales, culturales, políticos y ambientales de la
región. La República podrá suscribir tratados internacionales que conjuguen y
coordinen esfuerzos para promover el desarrollo común de sus naciones, y que aseguren
el bienestar de los pueblos y la seguridad colectiva de sus habitantes. Para estos fines, la
República podrá atribuir a organizaciones supranacionales, mediante tratados, el
ejercicio de las competencias necesarias para llevar a cabo estos procesos de
integración. Dentro de las políticas de integración y unión con Latinoamérica y el
Caribe, la República privilegiará relaciones con Iberoamérica, procurando sea una
política común de toda nuestra América Latina. Las normas que se adopten en el marco
de los acuerdos de integración serán consideradas parte integrante del ordenamiento
legal vigente y de aplicación directa y preferente a la legislación interna.

Artículo 154. Los tratados celebrados por la República deben ser aprobados por la
Asamblea Nacional antes de su ratificación por el Presidente o Presidenta de la
República, a excepción de aquellos mediante los cuales se trate de ejecutar o
perfeccionar obligaciones preexistentes de la República, aplicar principios
expresamente reconocidos por ella, ejecutar actos ordinarios en las relaciones
internacionales o ejercer facultades que la ley atribuya expresamente al Ejecutivo
Nacional.

Artículo 155. En los tratados, convenios y acuerdos internacionales que la República


celebre, se insertará una cláusula por la cual las partes se obliguen a resolver por las vías
pacíficas reconocidas en el derecho internacional o previamente convenidas por ellas, si
tal fuere el caso, las controversias que pudieren suscitarse entre las mismas con motivo
de su interpretación o ejecución si no fuere improcedente y así lo permita el
procedimiento que deba seguirse para su celebración.

El ALBA Como modelo transversal de Integración

El ALBA es un proyecto opuesto al ALCA e inicialmente diferenciado del MERCOSUR.


Constituye un resultado del proceso bolivariano y comparte los dilemas de esa
experiencia. El intercambio cooperativo que realizan Cuba y Venezuela retrata el
embrión de una asociación, que podría sustituir los principios de la competencia y el
libre comercio por normas de complementación y solidaridad.

El ALBA exige forjar la unidad antiimperialista de la región y no podrá constituirse mediante


alianzas con las clases dominantes. Estos frentes anularían su conformación, porque los
capitalistas sudamericanos defienden intereses opuestos a la integración popular.

Los pasos hacia el desarrollo concreto del ALBA transitan por tres áreas. En el plano energético se
requiere favorecer a la masa de consumidores y eliminar la apropiación de la renta petrolera, lo
que exige a su vez la nacionalización de esos recursos. En el plano financiero se impone conformar
un banco regional con los fondos surgidos de la suspensión del pago de la deuda externa. El
sostén venezolano a la cancelación de la deuda argentina con el FMI contradice este curso. En la
órbita comercial deben priorizarse las medidas que permitan mejoras inmediatas del nivel de vida
de la mayoría.
El ALBA conquistará legitimidad popular si se compromete con las reivindicaciones de los
oprimidos y promueve reformas sociales radicales. Para ello debe ser concebido como parte de
una estrategia socialista de emancipación.

Un tercer proyecto de integración regional opuesto al ALCA e inicialmente diferenciado del


MERCOSUR ha comenzado a discutirse en Latinoamérica. Se denomina Alternativa Bolivariana
para las Américas (ALBA) y fue planteado hace cuatro años por el presidente Chávez. Desde ese
momento se han desarrollado en Venezuela varias actividades para impulsar una iniciativa, que
presenta tres niveles de análisis: cómo resultado del proceso bolivariano, cómo esbozo de
intercambio comercial cooperativo y cómo proyecto estratégico de unificación latinoamericana.

El epicentro venezolano
El término bolivariano identifica tanto al ALBA como al régimen prevaleciente en Venezuela. Esta
coincidencia ilustra la directa ligazón que existe entre una experiencia política nacional y su
proyección regionalista.

Chávez convocó a construir el ALBA cuándo el ALCA comenzó a naufragar y ha definido solo los
lineamientos muy genéricos de esta opción. En cambio expuso de manera contundente su
intención de situar la propuesta en un sendero de resistencia a la dominación norteamericana. [1]

El propósito primordial del ALBA es contener el expansionismo de Estados Unidos. Esta finalidad
antiimperialista explica porqué el proyecto alude a una gesta liberadora y no a las características
mercantiles de la integración regional. Resalta la oposición al librecomercio y a los tratados
bilaterales que impulsa el gigante del norte, sin abundar en el perfil de los mercados regionales.

Esta prioridad antiimperialista obedece a la amenaza de agresión que sufre Venezuela. La CIA ha
manejado todos los hilos de las campañas desestabilizadoras, los golpes de estado y las
provocaciones terroristas que enfrentó Chávez. A falta de un Pinochet, el Departamento de Estado
ha combinado advertencias militares con presiones diplomáticas para socavar el proceso
bolivariano. Sólo el pantano militar que afronta en Irak le ha impedido a Bush lanzar una invasión
en regla, contra un país clave para el abastecimiento petrolero de Estados Unidos.

El presidente norteamericano espera la oportunidad para intentar la recuperación del combustible


venezolano. Busca revertir el desafío de un gobierno que interviene activamente en la OPEP y
reorienta sus ventas de crudo hacia China y Latinoamericana. El ALBA forma parte de una
estrategia defensiva en esta confrontación con el imperialismo.

Pero la iniciativa regionalista también expresa la radicalización del proceso bolivariano, en un


marco de movilizaciones populares que derrotaron las conspiraciones derechistas. Por eso el ALBA
no surgió en el debut del chavismo (caracazo de 1989, revuelta militar de1992, éxito electoral
1992), sino en la etapa posterior de victorias contra el golpismo empresarial (diciembre 2001,
abril 2002), la asonada petrolera (diciembre 2002) y el complot del referéndum (agosto 2004). [2]

En esta pulseada contra la derecha el ALBA ha contribuido a definir el horizonte latinoamericanista


que complementarían las transformaciones políticas que se han registrado en el país. Estos
cambios ya doblegaron a los viejos partidos de las clases dominantes y desplazaron a sus
representantes del manejo del estado. En los últimos meses, la oposición ha perdido, además, la
iniciativa callejera y tiende a marginarse de las elecciones porque avizora resultados adversos.

El ALBA proyecta hacia Latinoamérica los avances sociales que se han introducido en Venezuela, a
partir de cierta distribución de la tierra, créditos a las cooperativas y una significativa extensión de
los servicios educativos y sanitarios. Pero el proyecto no define con nitidez el alcance y los
caminos para desenvolver estas transformaciones, porque las reformas que avanzan en ciertos
campos se han estancado en otros. Mientras que la movilización popular y la radicalización política
impulsan la profundización de esos logros, la burocracia, la estructura del viejo estado y la escasa
independencia política de los movimientos sociales bloquean este progreso.

El rumbo concreto que podría desenvolver el ALBA depende en gran medida del desenlace de
estas disyuntivas. Un giro hacia el camino recorrido por la revolución cubana potenciaría
propuestas de unificación Latinoamérica muy distintas a las derivadas de una reproducción de la
involución padecida por el PRI mexicano o el peronismo argentino. El destino del ALBA es por
ahora un interrogante porque esta encrucijada permanece irresuelta.
Pero lo novedoso del proyecto radica en el llamado a gestar una integración antiimperialista, en
oposición a la sumisión que imperó en Latinoamérica en la última década. Con el ALBA reaparece
el nacionalismo progresista que había perdido influencia en la región. Es importante registrar que
la convocatoria al ALBA proviene de un país con recursos económicos y significado político zonal.
No emana de una nación pobre, alejada o insular, sino de un epicentro con poder de la
efervescencia latinoamericana.

Ejemplos de otra integración


El segundo nivel de discusión del ALBA son las iniciativas concretas de intercambio comercial que
han comenzado a instrumentar los promotores del proyecto. El principal modelo son los acuerdos
suscriptos por Cuba y Venezuela en los últimos años.

También aquí se verifica una peculiaridad del proceso bolivariano, porque los estrechos vínculos
que ha establecido Chávez con Fidel desafían el embargo norteamericano y auxilian a la isla con
suministros y sostén diplomático. Esta relación con Cuba expresa una afinidad hacia la izquierda
del gobierno venezolano, que lo diferencia categóricamente de otros movimientos nacionalistas de
América Latina.

Los convenios Cuba-Venezuela plasman la idea del intercambio solidario en tratados que
establecen la retribución venezolana en petróleo por prestaciones cubanas en materia de salud
(médicos, odontólogos, vacunación, instalación de clínicas) y educación (campañas de
alfabetización). Estos acuerdos jerarquizan el campo de la salud y la educación y demuestran
como puede internacionalizarse la colaboración entre gobiernos, para desarrollar servicios públicos
que favorezcan a la mayoría popular. Con estas prioridades, el ALBA indica un camino para situar
en primer plano la satisfacción de las necesidades básicas de la población latinoamericana.

Una integración que empiece resolviendo la tragedia de enfermedades sociales, desnutrición,


analfabetismo y deserción escolar que padece la región ofrecería un programa atractivo para los
pueblos. Los convenios Cuba-Venezuela son relevantes porque ilustran este rumbo y señalan una
agenda de convergencia entre países, radicalmente distinta al paquete de aranceles, subsidios y
tarifas que discuten los capitalistas.

El intercambio solidario es un principio adverso a la filantropía imperialista que propone Estados


Unidos para “ayudar a los pobres” de la región. Estas dadivas son habitualmente irrisorias y van
acompañadas de exigencias neoliberales de privatización (como los convenios de canje de la
deuda externa por educación).

Las ideas del ALBA también han comenzado a implementarse a una escala menos ambiciosa,
mediante las iniciativas para coordinar el desarrollo de las cooperativas y las empresas de
cogestión obrera de Sudamérica. Con esta finalidad se creó un ente regional (Empresur) que
intenta ensamblar la actividad de las pequeñas empresas que surgieron en los últimos años, bajo
el impacto de crisis industriales (quiebras, abandonos patronales) o como resultado de
emprendimientos productivos de origen popular.

La gravitación económica de estos proyectos -al igual que las propuestas de asociación entre
universidades y áreas municipales- es por ahora muy limitada. Pero al impulsar su articulación se
ofrece una respuesta al molde de integración centrado en las grandes corporaciones, que
promueven tanto al ALCA como al MERCOSUR. En estos convenios no hay espacio para la pequeña
empresa, ni menos aún para las cooperativas, porque cualquier integración prohijada por el gran
capital afianza la concentración de la propiedad.

Criterios de asociación
Los principios de intercambio establecidos entre Venezuela y Cuba podrían extenderse en un
futuro a toda la región. Esta ampliación plantea la posibilidad de introducir una desconexión entre
el precio de los bienes transados y su cotización mercantil nacional o internacional. Esta valuación
podría adaptarse a lo que necesita y puede ofrecer un país a otro, en abierta contraposición a las
normas capitalistas que guían al ALCA o al MERCOSUR.

Algunos analistas interpretancorrectamente que este intercambio se basa en un principio de


“ventajas cooperativas” compartidas por todos los países y no en un esquema de “ventajas
comparativas” de cada economía. El nuevo modelo permitiría reducir las asimetrías entre las
naciones, ya que induciría a crear instrumentos de compensación entre los participantes de todas
las transacciones. En lugar de comprar y vender siguiendo el dictado de la ganancia se comenzaría
a comerciar en función de lo que cada país produce y necesita. [3]

Este criterio introduce un desafío radical al regionalismo capitalista contemporáneo, tanto en la


versión del ALCA como en las vertientes del MERCOSUR. En lugar de alentar negocios entre
empresarios se propiciarían mecanismos de complementación, cooperación y solidaridad. Por esa
vía se cuestionaría la identificación de los bloques zonales con una función competitiva y
comenzaría a probarse que la concurrencia no es un rasgo intrínseco de la naturaleza humana, ni
una condición para el progreso de los individuos.

El mito de la competencia como un dato insoslayable necesario para la prosperidad de la economía


confunde el afán de superación personal con la apetencia por el lucro. Oculta el tendal de
sufrimiento, desigualdad y opresión que invariablemente acompaña al furor por aplastar al rival y
omite que la norma capitalista de la concurrencia exige profundizar la división entre los oprimidos
para beneficiar a los capitalistas. [4] El carácter revulsivo de los proyectos de intercambio solidario
radica en que opone al gran lema de la integración contemporánea (“competir, competir,
competir”), una meta inversa de colaboración, cooperación y complementación entre los pueblos.

Pero tampoco conviene identificar automáticamente cualquier intercambio divorciado del lucro
inmediato con el bienestar popular. Existen numerosos antecedentes de esta modalidad de
intercambio que favorece a las elites estatales o las burocracias opresoras. El ejemplo más
evidente fue la cúpula de la URSS que reforzaba su poder con los mecanismos de comercio que
regían en el ex “bloque socialista” (Comecon). También ha sido muy frecuente el uso de privilegios
comerciales por parte de distintos gobiernos con finalidades diplomáticas, políticas o militares.

El perfil concreto que podría adoptar el ALBA depende por lo tanto de la naturaleza social y la
orientación política de los participantes de esa asociación.

Las definiciones estratégicas


El tercer nivel de discusión del ALBA es la política de construcción de este proyecto. ¿Puede
erigirse esta asociación junto a las clases dominantes de Latinoamérica? La respuesta a este
interrogante define los sujetos y las alianzas que orientarían la iniciativa.

Este debate involucra a los movimientos sociales de la región. A diferencia de los programas
convencionales de integración, el ámbito de análisis del ALBA no se restringe a las cumbres entre
cancilleres, ni a los cócteles entre empresarios. Ha suscitado una activa reflexión entre los
militantes que apuestan a gestar un proyecto de unificación latinoamericana basado en el
protagonismo de los oprimidos.

Algunos promotores del ALBA le asignan un contenido radical que incluye un explícito horizonte
anticapitalista. Pero proponen edificar paulatinamente esta asociación a través de una red de
alianzas con parlamentarios, alcaldes y gobiernos centroizquierdistas. Subrayan la necesidad de
acumular fuerzas y agrupar aliados contra el enemigo imperialista y sugieren oponer a los tratados
bilaterales que promueve Estados Unidos en sustitución del ALCA (“Alquitas”), una red de
contrapesos equivalentes (“Albitas”). Por ese camino avizoran la construcción completa de la
alternativa bolivariana. [5]

Pero una porción muy significativa de los gobiernos municipales, regionales y nacionales que
participarían de esa alianza están controlados por los partidos tradicionales y sus elites
capitalistas. Resulta difícil imaginar cómo se avanzaría en la lucha regional contra las clases
dominantes si esas organizaciones integran la cadena de “Albitas”.

O el sujeto del nuevo proyecto son los oprimidos o la propuesta pierde significación
transformadora. Los regionalismos de corte popular y perfil capitalista son antagónicos, ya que
favorecen intereses sociales completamente opuestos. Para las clases dominantes la integración es
un campo de negocios y un instrumento de reforzamiento de su poder. En cambio para los
trabajadores, campesinos, desempleados y pequeños comerciantes o productores, la unidad
regional constituiría un eslabón hacia la emancipación social. Si el ALBA intenta converger con los
capitalistas deberá facilitar los acuerdos entre gobiernos y los negocios entre empresarios que
perpetúan el status quo.
Ese segundo curso contradice no solo los objetivos anticapitalistas de largo plazo, sino que
también obstaculiza las transformaciones sociales inmediatas que se requieren en cada país para
iniciar un proceso de integración popular. Por ejemplo, una acumulación de “Albitas” junto a Lula,
Kirchner o Tabaré bloquearía cualquier avance emancipador, ya que excluiría tres medidas básicas
de ese camino: la reforma agraria, la redistribución del ingreso y la nacionalización de los recursos
básicos.

Es cierto que el ALBA no puede construirse imaginando un curso de transformación simultánea.


Los pueblos no comparten el mismo nivel de radicalidad política, no exhiben el mismo grado de
conciencia revolucionaria y no implementarán cambios sociales al mismo tiempo. Pero estas
diferencias sólo pueden ser acortadas si se forja un proyecto antiimperialista consecuente, que
unifique en un sentido progresista esa gran variedad de situaciones. La estrategia de los “Alquitas”
es negativa porque propicia alianzas con los defensores del orden vigente que desalientan este
empalme.

No cabe duda que el enemigo principal es el imperialismo y que la prioridad es derrotar su


proyecto de dominación regional. Pero quiénes suponen que el éxito de esta confrontación
depende de la amplitud de la coalición opositora olvidan que el ancho de un frente no es
necesariamente proporcional a su eficacia. Un número elevado de socios puede tornar
improductiva la alianza si se aglutina bajo un mismo techo intereses que son divergentes. En esas
circunstancias gana el enemigo, porque cuenta con la decisión y la cohesión que le falta al campo
contrario.

La teoría de oponer un frente de “Albitas” a la política norteamericanas de “Alquitas” tiene muchas


semejanzas con el modelo de confrontación entre dos campos que pregonaban los seguidores de
la Unión Soviética. También ellos pensaban que el prestigio histórico de la revolución rusa, los
logros sociales de las transformaciones anticapitalistas y los recursos económicos de la URSS
bastarían para inclinar a muchos gobiernos capitalistas hacia una coalición contra el imperialismo
estadounidense.

Esta misma ilusión reaparece ahora en torno a Venezuela. Se supone que el proceso bolivariano y
los recursos petroleros constituirán grandes factores de atracción hacia un bloque
antinorteamericano. Pero el fracaso de esa política en el pasado debería conducir evitar la
reiteración del mismo error. Los capitalistas saben como custodiar sus intereses y terminan
lucrando con ese tipo de alianzas.

La construcción del ALBA no debe seguir la norma paternalista de indicarle a cada pueblo cuál es
el gobernante capitalista que le conviene aceptar, en pos de la integración latinoamericana. Estas
convocatorias suscitan la desconfianza popular, cualquiera sea la justificación que se exhiba
(conveniencias regionales, necesidades de estado, amplitud de alianzas). Esa receta no conduce a
la integración, sino a la desmoralización de los movimientos sociales.

Introducción a los medios de Solución Pacifica

¿Qué es el arbitraje?

El arbitraje es un procedimiento por el cual se somete una controversia, por acuerdo de


las partes, a un árbitro o a un tribunal de varios árbitros que dicta una decisión sobre la
controversia que es obligatoria para las partes. Al escoger el arbitraje, las partes optan
por un procedimiento privado de solución de controversias en lugar de acudir ante los
tribunales.

Las características principales del arbitraje son:

El arbitraje es consensual

Un proceso de arbitraje únicamente puede tener lugar si ambas partes lo han acordado.
En el caso de controversias futuras que pudieran derivarse de un contrato, las partes
incluyen una cláusula de arbitraje en el contrato. Una controversia existente puede
someterse a arbitraje mediante un acuerdo de sometimiento entre las partes. A
diferencia de la mediación, una parte no puede retirarse unilateralmente de un proceso
de arbitraje.

Las partes seleccionan al árbitro o árbitros

En virtud del Reglamento de la OMPI, compete a las partes seleccionar conjuntamente a


un árbitro único. Si optan por un tribunal compuesto por tres árbitros, cada parte
selecciona a uno de los árbitros y éstos seleccionarán a su vez a un tercer árbitro que
ejercerá las funciones de árbitro presidente. Otra posibilidad es que el Centro proponga
árbitros especializados en la materia en cuestión o nombre directamente a miembros del
tribunal arbitral. El Centro posee una amplia base de datos sobre árbitros, que incluye a
expertos con vasta experiencia en el ámbito de la solución de controversias y expertos
en todos los aspectos técnicos y jurídicos de la propiedad intelectual.

El arbitraje es neutral

Además de seleccionar árbitros de nacionalidad apropiada, las partes pueden especificar


elementos tan importantes como el derecho aplicable, el idioma y el lugar en que se
celebrará el arbitraje. Esto permite garantizar que ninguna de las partes goce de las
ventajas derivadas de presentar el caso ante sus tribunales nacionales.

El arbitraje es un procedimiento confidencial

El Reglamento de Arbitraje de la OMPI protege específicamente la confidencialidad de


la existencia del arbitraje, las divulgaciones realizadas durante dicho proceso, y el
laudo. En determinadas circunstancias, el Reglamento de Arbitraje de la OMPI permite
a una parte restringir el acceso a secretos comerciales u otra información confidencial
que se presente al tribunal arbitral o a un asesor que se pronuncie sobre su
confidencialidad ante el tribunal arbitral.

La decisión del tribunal arbitral es definitiva y fácil de ejecutar

En virtud del Reglamento de Arbitraje de la OMPI, las partes se comprometen a


ejecutar el laudo del tribunal arbitral sin demora. Los laudos internacionales son
ejecutados por los tribunales nacionales en virtud de la Convención de Nueva York, que
sólo permite denegar la ejecución del laudo en un número limitado de excepciones.
Puede consultarse una lista de los más de 140

¿Que es la Mediación?
Guía de la mediación en el marco de la OMPI

 El Centro dispone de una Guía de la mediación en el marco de la OMPI. Esta puede ser
encargada o se puede acceder a ella en su versión integral [PDF].
En un procedimiento de mediación, un tercero neutral, el mediador, ayuda a las partes a
solucionar su controversia de manera mutuamente satisfactoria. Cualquier acuerdo al
que lleguen las partes se formaliza en un contrato.

La experiencia muestra que los litigios en materia de propiedad intelectual suelen


culminar en un acuerdo. La mediación es un modo eficaz y económico de alcanzar ese
resultado manteniendo, y en ocasiones mejorando, la relación entre las partes.

Las características principales de la mediación son:

La mediación es un procedimiento no obligatorio controlado por las


partes

En una mediación, no se puede imponer una decisión a las partes. A diferencia del
árbitro o el juez, el mediador no toma decisiones. La función del mediador consiste en
ayudar a que las partes lleguen a un acuerdo sobre la solución de la controversia.

Es más, aun cuando las partes hayan convenido en someter una controversia a la
mediación, no están obligadas a continuar el procedimiento de mediación tras la primera
reunión si consideran que la continuación del procedimiento va en contra de sus
intereses.

No obstante, cuando han decidido recurrir a la mediación, las partes suelen participar
activamente en la misma.

Si deciden someter la controversia a mediación, las partes deciden con el mediador


cómo se llevará a cabo el procedimiento.

La mediación es un procedimiento confidencial

En una mediación, no se puede obligar a las partes a divulgar información que deseen
mantener confidencial. Cuando, a los fines de solucionar la controversia, una parte opta
por divulgar información confidencial o reconoce ciertos hechos, en virtud del
Reglamento de Mediación de la OMPI, esa información no podrá ser divulgada fuera
del contexto de la mediación, incluso si se lleva el caso ante los tribunales o se somete a
arbitraje.

En virtud del Reglamento de Mediación de la OMPI, la existencia y el resultado de la


mediación son también confidenciales.

El carácter confidencial de la mediación permite a las partes negociar de manera más


libre y productiva, sin temor a la publicidad.
La mediación es un procedimiento basado en los intereses de las
partes

En un litigio ante los tribunales o en un proceso de arbitraje, el resultado de un caso está


determinado por los hechos objeto de la controversia y el derecho aplicable. En la
mediación, las partes pueden guiarse asimismo por sus intereses comerciales. Así pues,
las partes pueden decidir libremente el resultado considerando el futuro de su relación
comercial y no únicamente su conducta previa.

Cuando las partes tienen en cuenta sus intereses y entablan un diálogo, la mediación
suele traducirse en un acuerdo que crea más valor que el que se habría creado si no
hubiese surgido la controversia en cuestión.

La mediación, por su carácter no obligatorio y confidencial, entraña un riesgo mínimo


para las partes y genera beneficios considerables. Es más, podría decirse que, aunque no
se llegue a un acuerdo, la mediación nunca fracasa ya que permite que las partes definan
los hechos y las cuestiones objeto de la controversia, preparando el terreno para
procedimientos arbitrales o judiciales posteriores.

¿Qué entiendes por investigación?


La etimología del término "investigación" nos sirve bastante bien como primera
aproximación: la palabra proviene del latín in (en) y vestigare (hallar, inquirir, indagar,
seguir vestigios). De ahí el uso más elemental del termino en el sentido de "averiguar o
describir alguna cosa".
Desde el momento en que el hombre se enfrentó a problemas y frente a ellos empezó a
interrogarse sobre el porqué, cómo y para qué, con esta indagación sobre las cosas, de una
manera embrionaria, comenzó lo que hoy llamamos investigación.
Aplicando al campo de la actividad científica, la investigación es un procedimiento
reflexivo, sistemático, controlado y critico que tiene por finalidad descubrir o interpretar los
hechos o fenómenos, relaciones o leyes de un determinado ámbito de la realidad.
Apoyándonos en las consideraciones precedentes, podemos enunciar algunas
características principales de la investigación:
 Es una indagación o búsqueda de algo para recoger nuevos conocimientos de fuentes
primarias que permiten enriquecer el acerbo de una ciencia o una disciplina; de una
manera laxa se llama también investigación el adquirir conocimientos de un aspecto de
la realidad sin un objetivo teorético.
 Exige comprobación y verificación del hecho o fenómeno que se estudia mediante la
confrontación empírica.
 Trasciende las situaciones o casos particulares para hacer inferencias de validez general.
 Es una exploración sistemática a partir de un marco teórico en el que encajan los
problemas o las hipótesis como encuadre referencial.
 Utiliza una serie de instrumentos metodológicos para obtener datos, registrarlos y
comprobarlos.
 Por último, la investigación se registra y expresa en un informe, documento o estudio.

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