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Introducción 4

Crema de puerro 6

Gazpacho andaluz 8

Ensalada César 10

Ensalada campera 12

Ensalada Waldorf 14

Brochetas de gamba crujiente 17

Pastel de cabracho 19

Paté de atún y mejillones 22

Brandada de bacalao 24

Ceviche 27
Albóndigas a la italiana 30

Quiche Lorraine 33

Quiche de bacalao 35

Pastel de patatas viudas 38

Empanada gallega 41

Pan de jamón 44
Una buena comida, compartida sabe mucho mejor.

El paraíso es el momento después de haber preparado un delicioso picoteo, 100%


hecho en casa, con nuestras manos y una dosis infinita de cariño, cuando llega el
momento de sentarte a la mesa, con una copa de buen vino y junto a personas que
quieres.

Las comidas distendidas, disfrutando de la charla y la comida, con su tiempo de


sobremesa, son algo muy español, al menos los fines de semana. ¡No lo perdamos!
El tiempo que se invierte en disfrutar de la cocina y de la comida, de la buena
compañía y la charla, nunca cae en saco roto. Nos nutre el espíritu además del
cuerpo. Estos momentos hacen que la vida sepa mejor. Mucho mejor.

En este ebook encontrarás 16 recetas ideales para un picoteo con amigos y muchas
de ellas también son adecuadas para preparar un buen picnic. ¡Que las disfrutes!

Con cariño,

María
3 puerros medianos Sal
2 patatas grandes Pimienta
700 g de agua Pastilla de caldo (opcional)
Aceite de oliva virgen extra

En primer lugar con un cuchillo hacemos un corte longitudinal a los puerros para
lavarlos. Pelamos con la ayuda de un pelador y lo cortamos todo en trozos.

A continuación, en una cazuela con aceite rehogamos el puerro con un poco de


pimienta. Cuando esté ligeramente dorado, añadimos la patata y la rehogamos
también. Agregamos el agua y la sal. Hervimos durante 15-20 minutos a fuego medio,
hasta que las verduras estén blanditas.

Una vez haya enfriado un poco, vertemos las verduras y el caldo en un vaso batidor, y
trituramos con una batidora eléctrica. Vertemos nuestra crema en los vasitos de
presentación, y decoramos con cebolla morada, salmón ahumado, huevas de caballa
y eneldo.

Podemos sustituir el agua con sal por caldo de ave, o bien agua con una pastilla de
caldo.

La textura de esta crema de puerro es ligeramente espesa, pero para hacerla más
líquida, una vez la hayáis triturado se puede añadir un poco más de agua o caldo
hasta conseguir la textura deseada.

Se puede decorar con cebolla morada, lonchas finas de salmón ahumado, huevas de
caballa y eneldo.
Un kilo de tomates pera 195 g de pepino sin piel
La punta de un diente de ajo Sal al gusto
64 g de pimiento verde sin semillas 3 cucharadas de vinagre
110 g de cebolla troceada 110 ml de aceite de oliva

Partimos los tomates a la mitad y retiramos todas las semillas. Los troceamos y los
echamos en un cuenco grande.

Partimos la cebolla en trozos medianos y la añadimos al tomate. Retiramos las


semillas y las nervaduras del pimiento. Lo troceamos y lo añadimos al cuenco.

Pelamos el pepino, lo partimos a la mitad longitudinalmente y retiramos todas


semillas. Picamos la punta del diente de ajo.

Cuando tengamos todos los vegetales en el cuenco añadimos un poco de sal y con
las manos o con un brazo de mortero grande machacamos un poco para extraer jugos
y romper las hortalizas. Añadimos el vinagre y mezclamos todo muy bien.

Removemos las semillas de tomate y pepino en el colador para que los jugos caigan
sobre el cuenco. Vertemos un buen chorro del aceite de oliva y mezclamos todo muy
bien.

Tapamos el recipiente con papel film y lo metemos en la nevera para que repose por
lo menos ocho horas.

Al día siguiente retiramos la ensalada de gazpacho de la nevera y lo batimos bien con


una potente batidora de vaso. Mientras se está batiendo le vamos añadiendo el resto
del aceite de oliva en forma de hilo para que se forme una emulsión.
125 ml de aceite de oliva Pimienta negra recién molida
25 g de dientes de ajo troceados Sal
100 g de pan baguette 70 g de queso parmesano rallado
2 huevos L ¼ cdta. salsa Worcestershire
350 g de hojas de lechuga romana 80 ml de zumo de limas

Uno o dos días antes de preparar la ensalada vertemos el aceite de oliva en un tarro
de cristal. Añadimos los ajos troceados, mezclamos, tapamos y dejamos reposar uno
o dos días.

Cortamos la baguette en rebanadas no muy gruesas y las dejamos secar sobre una
bandeja de horno cubiertas con un paño de cocina durante 24 horas.

Al día siguiente calentamos el horno a 120º C. y pincelamos las rebanadas de pan


con el aceite de ajo. Horneamos hasta que estén crujientes y tostadas. Retiramos del
horno y las reservamos sobre papel de cocina, y sin tapar.

Ponemos los huevos en una cazuela con agua y llevamos al fuego. Dejamos hervir un
minuto y los retiramos rápidamente del agua con ayuda de una espumadera. Los
reservamos en agua fría hasta la hora de preparar la ensalada.

Echamos el zumo de las limas, la pimienta molida, la salsa Worcestershire y la sal en


un cuenco grande, o en una ensaladera de madera. Mezclamos bien hasta que se
haya diluido la sal.

Añadimos las hojas de lechuga, los huevos, el queso rallado y los croutones.
Mezclamos todo con cuidado para que al mismo tiempo, con el movimiento, vaya
emulsionando el aderezo con el queso y los huevos. Servimos inmediatamente.
3 o 4 patatas hermosas Un bote de aceitunas sin hueso
Media cebolla Una lata de bonito en aceite
Un pimiento verde fino 40 ml de vinagre
Un pimiento rojo fino 120 ml de aceite de oliva virgen
2 huevos duros Sal al gusto

Empezamos por preparar la vinagreta. Picamos finamente la cebolla y los dos


pimientos sobre una tabla con un cuchillo afilado. Los ponemos en un bol.

Dosificamos el vinagre y el aceite y los mezclamos. Agregamos la mezcla al bol con la


cebolla y el pimiento. Añadimos por lo menos una cucharadita de sal y removemos.
Reservamos.

Cocemos las patatas lavadas y con piel en abundante agua con sal, hasta que se
puedan penetrar con un cuchillo cómodamente. Las dejamos enfriar por completo
antes de pelarlas.

En un cazo aparte cocemos los huevos. Dejamos enfriar y los pelamos.

Pelamos las patatas, las cortamos en cubos y las vamos poniendo en un bol.
Añadimos el bonito, un poco escurrido de su aceite.

Acabamos de añadir los ingredientes que faltan a las patatas: las aceitunas, el huevo
duro picadito y la vinagreta, y mezclamos bien. Listo.
120 g de nueces troceadas 250 ml de yogurt natural
325 g de manzanas Granny Smith Sal y pimienta negra al gusto
3 cucharadas de zumo de limón 2 o 3 cucharadas de miel (opcional)
100 g de apio 2 cucharadas de aceite de oliva
40 g de uvas pasas Hojas de lechuga picadas
40 g de arándanos secos

Tostamos un poco las nueces en una sartén teniendo cuidado para que no se nos
quemen ya que podrían amargar el sabor de la ensalada.

Pelamos la manzana, la descorazonamos y la partimos en dados de medio centímetro


de lado.

Colocamos la manzana en un cuenco mediano, la rociamos con el zumo de limón y la


mezclamos para que se cubra bien.

Pelamos el apio con un pelador de verduras. Doblamos los dos extremos de cada
apio y tiramos con cuidado para ir extrayendo la fibra. Cortamos en dados del mismo
tamaño que la manzana y los añadimos al cuenco de la manzana.

Echamos las nueces, las pasas y los arándanos al cuenco, y mezclamos todo muy
bien.

Condimentamos el yogur con sal, pimienta y miel al gusto en un cuenco pequeño, y


añadimos el aceite de oliva poco a poco mientras batimos con una cuchara.

Aliñamos la ensalada con el yogur condimentado, tapamos con papel film y


guardamos en la nevera un par de horas.
Colocamos una cama de lechugas en tarros pequeños de cristal. Llenamos los tarros
con la ensalada, tapamos y guardamos en la nevera hasta la hora de servir.

Cuando sirvamos los aperitivos destapamos los tarros y llenamos un poco más con
ensalada. Decoramos con nueces y arándanos secos, y llevamos a la mesa
inmediatamente junto con unas cucharillas de madera.
Para el pincho de gamba: Para la salsa de mango:
20 gambas grandes o langostinos Un mango
Fideos de arroz Sal y pimienta
Una clara de huevo Vinagre blanco
Sal y pimienta Aceite de oliva virgen extra

Pelamos el mango y lo troceamos, lo incorporamos a un vaso batidor y lo trituramos,


añadimos una cucharadita de vinagre y tres de aceite de oliva. Salpimentamos.

Pelamos las gambas y les retiramos las cabezas.

Salpimentamos la clara de huevo y la batimos ligeramente en un bol. Ensartamos las


gambas en una brocheta cuidadosamente.

Ponemos agua en una cazuela o cazo y la llevamos a ebullición. Una vez rompa el
hervor retiramos del fuego y añadimos los fideos de arroz durante 4 minutos o el
tiempo que recomiende el fabricante. Los escurrimos con un colador y los pasamos
por agua muy fría. Reservamos.

Pasamos las gambas por la clara de huevo y las enrollamos con los fideos. Una vez
enrolladas las volvemos a pasar por clara de huevo.

En un sartén con aceite de oliva bien caliente freímos los pinchos de gambas hasta
que queden doradas y crujientes.

Presentamos en vasitos, colocando la salsa de mango en el fondo y encima el pincho.


750 g de cabracho limpio 120 g de nata líquida para montar
2 cebollas 70 g de salsa de tomate
Un puerro Sal y pimienta al gusto
2 zanahorias Un poco de mantequilla y pan
Una hoja de laurel rallado para el molde
5 huevos

Pelamos y cortamos las hortalizas (si son piezas pequeñas las podemos dejar
enteras) y las ponemos a cocer en agua abundante con sal en una cazuela donde
luego nos quepa el cabracho.

Cocemos las verduras cinco minutos y añadimos el cabracho, que continuaremos


cociendo durante 10 minutos como mucho, si es grandote.

Apagamos el fuego, cortamos la cocción agregando un poco de agua fría y sacamos


el pescado con cuidado de la cazuela para que se enfríe antes. También podemos
dejarlo enfriar dentro de su caldo, pero tardará más.

Limpiamos bien la carne de piel y espinas (cuidado con ellas, el cabracho tiene
muchas) y la desmenuzamos en un bol. Reservamos.

En otro bol cascamos los huevos y los batimos con unas varillas hasta que espumen
un poco. Agregamos la nata líquida y salamos.

Ponemos la salsa de tomate en el bol del pescado.

Agregamos los ingredientes líquidos a los ingredientes sólidos y trituramos con una
batidora de mano o en una batidora de vaso. No es necesario que quede finísimo.
Untamos con mantequilla un molde rectangular y lo espolvoreamos con pan rallado.
Vertemos la mezcla y golpeamos el molde contra la encimera para que se distribuya
todo por igual. Tapamos el molde con papel aluminio para que no se reseque el pastel
en la prolongada cocción en el horno.

Cocemos el pastel de cabracho al baño María durante 3/4 de hora en el horno


caliente a 180 ºC (sin aire). Probamos con una brocheta si está cuajado al cabo de
ese tiempo, de lo contrario lo podemos tener un rato más.

Cuando esté listo el pastel dejamos enfriar por completo antes de destaparlo. Una vez
bien frío, pasamos una espátula de silicona con cuidado entre el molde y el pastel,
colocamos una fuente encima del molde y lo invertimos con un movimiento rápido.
Para cocer atún y mejillones: 8 g de semillas de lino
125 g de atún fresco 10 g de semillas de calabaza
Un diente de ajo 10 g de semillas de girasol
Una hoja de laurel 50 g de pimiento rojo asado
50 g de mejillones sin concha 30 g de cebolleta troceada
100 ml de vino blanco La punta de un diente de ajo
Un diente de ajo 10 g de azúcar moreno
Una rama de perejil El zumo de un limón
Para el paté de atún y mejillones: Sal y pimienta negra al gusto
30 g de nueces 5 cucharadas de aceite de oliva
10 g de almendras crudas Caldo de cocer atún y mejillones

Ponemos el atún en un cazo, cubrimos con un poco de agua y cocemos, no más de


15 minutos. Tapamos la cazuela y dejamos enfriar a temperatura ambiente.

Ponemos los mejillones con un diente de ajo machacado, el vino y la rama de perejil
en una cazuela. Tapamos la cazuela y cocemos a fuego muy alto hasta que se hayan
abierto los mejillones. Retiramos del fuego y dejamos enfriar a temperatura ambiente.
Retiramos los mejillones de las conchas y colamos el caldo.

En el vaso de una batidora de mano o de un procesador de alimentos ponemos el


atún, los mejillones, las frutas secas, las semillas, el pimiento rojo, la cebolleta, el
azúcar, el zumo de limón y el aceite de oliva. Trituramos todo hasta formar una pasta.

Mezclamos los caldos de atún y de mejillones, y se lo echamos al paté poco a poco


hasta obtener la textura que deseamos. Salpimentamos al gusto y guardamos en un
tarro de cristal en la nevera para que repose al menos durante ocho horas.
400 g de lomo de bacalao Una pizca de azúcar
190 ml de aceite de oliva Sal al gusto
150 ml de leche caliente Rebanadas de pan tostadas
Uno o dos diente de ajo fileteados Perejil picado para decorar
Una pizca de nuez moscada

Ponemos el bacalao en remojo en un cuenco entre 24 y 48 horas. Hacemos cambios


de agua cada ocho horas. El tiempo en remojo dependerá del grosor de los lomos
(cuanto más grosor tenga más tiempo de remojo va a necesitar). Escurrimos el
bacalao y lo secamos con papel de cocina.

Ponemos el aceite y el ajo en una sartén, y calentamos sin que se llegue a quemar el
ajo. Retiramos con ayuda de una espumadera (nos servirán para decorar).

Añadimos el bacalao al aceite y lo dejamos unos dos o tres minutos con el fuego al
mínimo. Tapamos y esperamos a que el bacalao se haga al calor de la sartén.

Lo retiramos de la sartén con unas pinzas, quitamos la piel y las espinas, si las tiene,
y lo majamos un poco en un mortero.

Ponemos el bacalao en una cazuela con una cucharada del aceite de haberlo hecho.
Calentamos la cazuela con el fuego al mínimo y mezclamos el bacalao y el aceite con
la mano del mortero o con una cuchara de madera, también se pueden usar unas
varillas.

Cuando el bacalao haya absorbido el aceite le añadimos una cucharada de leche,


mezclamos y, cuando se haya absorbido, añadimos otra cucharada de aceite.
emulsionamos el bacalao.
Continuamos añadiendo cucharadas de leche y de aceite de forma alterna, poco a
poco, hasta que alcancemos la densidad que buscamos. La brandada no debe hervir,
por lo que recomendamos retirar y poner la cazuela del fuego varias veces mientras
vamos incorporando las cucharadas de aceite y leche calientes.

Por último, condimentamos con el azúcar, la nuez moscada, el chorrito de zumo de


limón al gusto y, si fuera necesario, con sal.

Ponemos la brandada en un cuenco, decoramos con perejil picado y ajos fritos, y


servimos con las tostadas de pan.
600 g de pescado blanco 60 g de cebolla roja
375 ml de zumo de lima 19 g de pimiento verde en juliana
Una cucharadita y media de sal Media cucharada de cilantro picado
Una cucharadita y media de azúcar Sal al gusto
9 g de dientes de ajo machacado Azúcar para controlar la acidez
84 g de tomates pera Zumo de lima si fuera necesario
Un litro de agua hirviendo

Mezclamos el zumo de lima, las cucharaditas de sal y de azúcar y el diente de ajo


machacado. Dejamos reposar en un tarro de cristal durante, al menos, media hora.

Limpiamos el pescado y retiramos las espinas con ayuda de un quita raspas. También
podemos quitar la piel si es un pescado de piel gruesa.

Cortamos el pescado en pequeños cuadrados de dos centímetros de lado


aproximadamente con un cuchillo bien afilado.

Colocamos el pescado con la piel hacia abajo en una fuente grande -mejor si es de
cristal o de porcelana-.

Retiramos el ajo del zumo de lima y vertemos el zumo sobre el pescado; ha de


quedar completamente cubierto. Dejamos en reposo, desde pocos segundos hasta,
incluso, cuatro horas. El tiempo de cocción dependerá de si nos gusta más o menos
crudo y del tipo de pescado que usemos.

Vertemos el pescado sobre un colador para eliminar el zumo y dejamos reposar unos
minutos para que escurra bien.
Mientras tanto hacemos un corte en forma de cruz en los tomates y los escaldamos
en el litro de agua hirviendo. Retiramos los tomate del agua hirviendo con ayuda de
una espumadera y los metemos en un cuenco lleno con agua muy fría -reservamos el
agua hirviendo para apagar la cebolla-.

Pelamos los tomates, les retiramos las semillas y los cortamos en pequeños dados.

Cortamos la cebolla en juliana muy fina, la colocamos en un colador sobre el seno del
fregadero o sobre un cuenco grande. Vertemos el litro de agua hirviendo y
rápidamente pasamos la cebolla por agua fría.

En un cuenco grande mezclamos el pescado con la cebolla, el pimiento verde, el


tomate, el cilantro y el chile -si lo usamos-. Lo probamos y rectificamos con sal,
azúcar o zumo de limón si fuera necesario.
500 g de carne picada (mitad Sal y pimienta negra recién molida
ternera, mitad cerdo) Aceite de girasol para freír
50 g de jamón serrano 800 g de tomate triturado
100 g de mortadela 2 dientes de ajo
50 g de queso parmesano rallado 1 cebolla pequeña
(o un buen manchego curado) Aceite de oliva
50 g de pan rallado 1 pizca de azúcar
2 huevos 1 trozo de guindilla (opcional)
Perejil fresco picado

Empezamos cortando muy fino el jamón y la mortadela. Ponemos la carne en un bol y


añadimos estos dos ingredientes.

Vamos incorporando el resto de los ingredientes: los huevos, el pan rallado, el queso
(mejor si lo rallamos al momento), sal, pimienta y abundante perejil fresco picado.
Mezclamos todo con las manos, bien limpias y secas, hasta que los ingredientes
queden completamente incorporados.

Podemos formar las albóndigas con las manos (el tamaño ideal es el de una pelota de
golf) o con unas pinza para albóndigas.

En una sartén ponemos abundante aceite de girasol y freímos las albóndigas por
ambos lados. El tiempo de cocción puede variar dependiendo del tamaño de las
bolitas, pero normalmente tardan unos 8-10 minutos. Lo mejor es abrir una para ver si
están bien cocidas por dentro.

Las sacamos del aceite con una espumadera y las dejamos escurrir en un plato con
papel de cocina.
Para la salsa, cortamos la cebolla muy fina y la ponemos en una cocotte con un par
de cucharadas de aceite. Añadimos los dientes de ajo pelados y dejamos que el
aceite tome sabor. Incorporamos el tomate triturado y salpimentamos. Si el tomate
resulta muy ácido podemos añadir una pizca de azúcar o una cucharadita de vinagre
de vino blanco. Removemos, bajamos el fuego y dejamos cocer durante 15-20
minutos.

Podemos añadir un poco de guindilla fresca o seca al gusto.

Una vez que la salsa esté lista, añadimos las albóndigas y las dejamos cocer unos 10
minutos a fuego lento, tapadas, para que tomen sabor. Podemos servir las albóndigas
así o pasando la salsa de tomate con el pasapurés o la batidora.
450 g de masa quebrada 175 g de panceta ahumada
200 g de nata para montar 80 g de queso Gruyere rallado
Tres huevos medianos Sal y pimienta al gusto

Estiraremos la masa quebrada según la forma del molde que vayamos a usar y la
pondremos sobre el molde bien untado de mantequilla y enharinado ayudándonos con
el rodillo. Para facilitar la tarea podemos forrar el fondo desmontable con papel de
cocina. La asentamos con cuidado y recortamos el sobrante. Pinchamos a conciencia
la superficie con un tenedor para que no se nos hinche en el horno y la refrigeramos
un rato.

Mientras tanto, calentamos el horno a 180º C (con aire) / 200º C (sin aire) para
hornear la masa en vacío. Para que no se hinche en la cocción, pinchamos toda su
superficie con un tenedor, ponemos encima un papel de cocina sobre la masa y
llenamos el molde con legumbres secas que pesen.

La cocemos unos 10-12 minutos en el nivel más bajo del horno. Sacamos y
reservamos. Dejamos el horno encendido.

Cortamos la panceta en taquitos o tiras y la cocinamos brevemente en el microondas,


un minuto a máxima potencia es suficiente.

En un bol batimos los huevos y añadimos la nata. Mezclamos bien y salamos con
precaución. Agregamos la panceta y el queso rallado. Con esta mezcla rellenamos la
masa semicocida y la volvemos a meter en el horno.

Cocemos la quiche 25-30 minutos, hasta que esté bien inflada y dorada.
Masa quebrada 3 huevos grandes
500 g de bacalao desalado y 400 ml de nata fresca
desmigado Una pizca de nuez moscada
400 g de cebollas en juliana Media cucharadita de pimentón
10 g de dientes de ajo fileteados Ralladura de un limón (opcional)
125 ml de vino blanco seco Una pizca de azúcar
Sal y pimienta negra al gusto Sal y pimienta negra recién molida
Aceite de oliva Perejil picado para decorar

Echamos un poco de aceite de oliva en una sartén y freímos los ajos fileteados hasta
que estén dorados. Los retiramos con una espumadera.

En el mismo aceite rehogamos las cebollas durante diez minutos a fuego muy bajo.
Subimos el fuego y añadimos el vino. Dejamos que se evaporen completamente todos
los líquidos.

Añadimos el bacalao y rehogamos hasta que el bacalao esté hecho. Salpimentamos


al gusto.

Echamos los huevos, la nuez moscada, el pimentón, el azúcar, la sal y la pimienta en


el vaso de una batidora de mano. Batimos hasta que todo esté bien mezclado,
vertemos sobre la crema fresca y condimentamos con la ralladura de limón.
Reservamos hasta la hora de montar y hornear la quiche.

Cubrimos el fondo de un molde para quiche de 25 centímetros de diámetro con la


masa quebrada y forramos la masa con papel de horno. Colocamos pesos de
cerámica, o legumbres secas, sobre el papel de horno y horneamos durante 12
minutos.
Retiramos el molde del horno y le quitamos el papel, y los pesos. Continuamos
horneando un par de minutos o hasta que la superficie de la masa esté seca.

Retiramos del horno y rellenamos con el salteado de bacalao y cebollas, y vertemos el


batido. Removemos con cuidado el relleno con ayuda de un tenedor. Horneamos la
quiche entre 30 y 50 minutos, o hasta que esté cuajada, y la superficie dorada.

Retiramos del horno y dejamos reposar 15 minutos antes de llevarla a la mesa.

Pincelamos un poco de aceite de oliva y decoramos con un poco de cebolla frita, y


perejil picado.
800 g de patatas 8 huevos grandes
300 g de cebolla Una y media cucharadas de harina
100 g de tomate Una cucharadita de levadura
7 g de dientes de ajo picados Sal y pimienta negra al gusto
Una hoja de laurel 125 ml de aceite de oliva
Una cucharada de pimentón Almendras y perejil para decorar

Calentamos el horno a 180º C .

Pasamos las patatas por un rallador de verduras. Pasamos también la cebolla y el


tomate por un rallador, pero más fino.

Calentamos un poco de aceite de oliva en una cazuela y rehogamos la cebolla, el


tomate, el ajo picado y el laurel durante cinco o siete minutos con el fuego al mínimo.

Añadimos la patata, un poco de agua o caldo de verduras, y el pimentón. Revolvemos


con una cuchara de madera, colocamos la tapadera sin que cierre completamente y
dejamos cocer al mínimo hasta que la patata esté hecha y no tengamos jugos de
cocción. Retiramos el guiso del fuego y lo reservamos en un cuenco.

En otro cuenco cascamos los huevos y los batimos con unas varillas. Añadimos la
harina, la levadura química y salpimentamos al gusto. Añadimos el guiso de patatas y
revolvemos con una cuchara de madera o con una espátula de goma.

Echamos la mitad del aceite en un molde de 20 centímetros de diámetro y lo


metemos al horno hasta que esté caliente.

Sacamos el molde con ayuda de unas manoplas o guantes de horno y echamos el


batido de huevos y patata. Horneamos durante 30 minutos.
Retiramos el molde del horno y vertemos el aceite restante por encima.

Continuamos horneando otros 20 minutos o hasta que el huevo esté cuajado y el


pastel muy dorado.Retiramos del horno y lo dejamos templar antes de desmoldar.

Desmoldamos y servimos en una fuente para tartas. Decoramos con almendras


tostadas y un poco de perejil picado.
Para el relleno: Para la masa de empanada:
2 cebollas medianas 600 g de harina corriente
1 pimiento morrón 300-350 g de agua
Aceite de oliva 5 g de levadura seca de panadero
400 g de bonito en aceite (antes de Aceite escurrido de freír el relleno
escurrir) 10 g de sal
4 o 5 cucharadas de tomate frito Un huevo batido
Sal Aceite de oliva adicional

Ponemos aceite de oliva en una sartén para freír la cebolla, lo calentamos. Cortamos
la cebolla en daditos y la sofreímos despacito, hasta que esté transparente.

Troceamos también el pimiento morrón y lo sofreímos igualmente. Escurrimos el


aceite y lo reservamos para elaborar la masa. Agregamos el bonito bastante escurrido
del aceite de la lata y desmenuzado.

Por último, añadimos el tomate frito, damos unas vueltas para mezclar todo
perfectamente y dejamos reposar.

Para hacer la masa, ponemos la harina, el agua, el aceite, la sal y la levadura en un


bol y amasamos, a mano o con robot. Nos saldrá una masa bastante seca con estas
proporciones, apenas se debe pegar a las manos.

Hacemos una bola con la masa, la ponemos en un bol aceitado, la tapamos y la


dejamos fermentar hasta que doble el volumen.

Cuando la masa haya doblado, la amasamos un poco para quitarle el gas. La


dividimos en dos, una parte ligeramente más grande que otra.
La porción grande será la base. La estiramos finita con un rodillo y la dejamos que
repose dos minutos, para que no se nos retraiga en exceso al pasarla al molde.

Pasamos la masa base a una bandeja de horno. Extendemos el relleno sobre la base,
sin llegar al borde y dejando un pedazo de masa sobrante para luego cerrar la
empanada.

Extendemos la otra porción de masa con el rodillo y la ponemos sobre el relleno;


juntamos la base y la tapa con los dedos, apretando un poco todo el perímetro, y
vamos doblando ambas masas hacia dentro para sellar la empanada.

Con un cuchillo abrimos un respiradero en el centro para que no se nos hinche la


masa, el relleno debe aliviar el vapor por allí. Pinchamos la superficie con un tenedor.

Por último, batimos el huevo y pincelamos la empanada. Cocemos la empanada en el


horno precalentado a 180º C (con aire) / 200º C (sin aire), de 30 a 40 minutos, según
cómo la veamos de dorada.

Según la sacamos del horno, la pincelamos con aceite de oliva, bien que nos haya
sobrado del relleno, bien nuevo.
10 g de levadura fresca 300 g de queso tierno en lonchas
500 g de harina de trigo común 25 g de queso curado seco rallado
50 g de azúcar 85 g de uvas pasas remojadas en
8 g de sal 125 ml de mistela
84 g de huevos batidos 90 g de aceitunas rellenas de
215 g de leche pimiento
75 g de mantequilla en pomada Un huevo
25 g de mantequilla fundida Una cucharada de agua
425 g de jamón serrano Una cucharada de azúcar moreno

En un cuenco grande desmenuzamos la levadura fresca en la harina. Hacemos un


hueco en la harina y añadimos la sal, el azúcar, los huevos batidos y la leche.

Trabajamos la masa hasta que estén bien mezclados los ingredientes y se pueda
formar una bola. Pasamos la masa a la mesa de trabajo con ayuda de una rasqueta y
continuamos trabajando mientras añadimos la mantequilla en pomada, poco a poco,
hasta obtener una masa homogénea, lisa y que no deje trazo sobre la mesa.
Amasamos.

Colocamos la masa en un cuenco, la tapamos con un paño de lino y dejamos leudar


una hora y media aproximadamente, o hasta que casi llegue a duplicar su volumen.

Preparamos los ingredientes del relleno para tenerlos a mano y hacemos el brillo,
batiendo el huevo con el agua y el azúcar moreno.

Pasamos la masa a la encimera y la dejamos reposar 10 minutos antes de empezar a


trabajarla otra vez.
Extendemos la masa con un rodillo hasta formar un rectángulo. Pincelamos todo el
interior con los 25 gramos de mantequilla fundida dejando los bordes sin untar.

Cubrimos primero con las lonchas de jamón, luego con las de queso y espolvoreamos
el queso rallado. Por último echamos las pasas remojadas en mistela, previamente
escurridas, y las aceitunas.

Enrollamos como si fuera un brazo gitano. Sellamos los bordes y la unión del rollo
haciendo pellizcos. Pasamos el pan a una bandeja de horno cubierta con papel de
horno o con una hoja de silicona, y pincelamos con el brillo.

Pinchamos la superficie del pan con una brocheta, o con un tenedor, procurando
seguir un patrón a modo de diseño. Horneamos a 170º C durante 45 minutos
aproximadamente o hasta que esté dorada la superficie. Dejamos templar.
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