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Crema de puerro 6
Gazpacho andaluz 8
Ensalada César 10
Ensalada campera 12
Ensalada Waldorf 14
Pastel de cabracho 19
Brandada de bacalao 24
Ceviche 27
Albóndigas a la italiana 30
Quiche Lorraine 33
Quiche de bacalao 35
Empanada gallega 41
Pan de jamón 44
Una buena comida, compartida sabe mucho mejor.
En este ebook encontrarás 16 recetas ideales para un picoteo con amigos y muchas
de ellas también son adecuadas para preparar un buen picnic. ¡Que las disfrutes!
Con cariño,
María
3 puerros medianos Sal
2 patatas grandes Pimienta
700 g de agua Pastilla de caldo (opcional)
Aceite de oliva virgen extra
En primer lugar con un cuchillo hacemos un corte longitudinal a los puerros para
lavarlos. Pelamos con la ayuda de un pelador y lo cortamos todo en trozos.
Una vez haya enfriado un poco, vertemos las verduras y el caldo en un vaso batidor, y
trituramos con una batidora eléctrica. Vertemos nuestra crema en los vasitos de
presentación, y decoramos con cebolla morada, salmón ahumado, huevas de caballa
y eneldo.
Podemos sustituir el agua con sal por caldo de ave, o bien agua con una pastilla de
caldo.
La textura de esta crema de puerro es ligeramente espesa, pero para hacerla más
líquida, una vez la hayáis triturado se puede añadir un poco más de agua o caldo
hasta conseguir la textura deseada.
Se puede decorar con cebolla morada, lonchas finas de salmón ahumado, huevas de
caballa y eneldo.
Un kilo de tomates pera 195 g de pepino sin piel
La punta de un diente de ajo Sal al gusto
64 g de pimiento verde sin semillas 3 cucharadas de vinagre
110 g de cebolla troceada 110 ml de aceite de oliva
Partimos los tomates a la mitad y retiramos todas las semillas. Los troceamos y los
echamos en un cuenco grande.
Cuando tengamos todos los vegetales en el cuenco añadimos un poco de sal y con
las manos o con un brazo de mortero grande machacamos un poco para extraer jugos
y romper las hortalizas. Añadimos el vinagre y mezclamos todo muy bien.
Removemos las semillas de tomate y pepino en el colador para que los jugos caigan
sobre el cuenco. Vertemos un buen chorro del aceite de oliva y mezclamos todo muy
bien.
Tapamos el recipiente con papel film y lo metemos en la nevera para que repose por
lo menos ocho horas.
Uno o dos días antes de preparar la ensalada vertemos el aceite de oliva en un tarro
de cristal. Añadimos los ajos troceados, mezclamos, tapamos y dejamos reposar uno
o dos días.
Cortamos la baguette en rebanadas no muy gruesas y las dejamos secar sobre una
bandeja de horno cubiertas con un paño de cocina durante 24 horas.
Ponemos los huevos en una cazuela con agua y llevamos al fuego. Dejamos hervir un
minuto y los retiramos rápidamente del agua con ayuda de una espumadera. Los
reservamos en agua fría hasta la hora de preparar la ensalada.
Añadimos las hojas de lechuga, los huevos, el queso rallado y los croutones.
Mezclamos todo con cuidado para que al mismo tiempo, con el movimiento, vaya
emulsionando el aderezo con el queso y los huevos. Servimos inmediatamente.
3 o 4 patatas hermosas Un bote de aceitunas sin hueso
Media cebolla Una lata de bonito en aceite
Un pimiento verde fino 40 ml de vinagre
Un pimiento rojo fino 120 ml de aceite de oliva virgen
2 huevos duros Sal al gusto
Cocemos las patatas lavadas y con piel en abundante agua con sal, hasta que se
puedan penetrar con un cuchillo cómodamente. Las dejamos enfriar por completo
antes de pelarlas.
Pelamos las patatas, las cortamos en cubos y las vamos poniendo en un bol.
Añadimos el bonito, un poco escurrido de su aceite.
Acabamos de añadir los ingredientes que faltan a las patatas: las aceitunas, el huevo
duro picadito y la vinagreta, y mezclamos bien. Listo.
120 g de nueces troceadas 250 ml de yogurt natural
325 g de manzanas Granny Smith Sal y pimienta negra al gusto
3 cucharadas de zumo de limón 2 o 3 cucharadas de miel (opcional)
100 g de apio 2 cucharadas de aceite de oliva
40 g de uvas pasas Hojas de lechuga picadas
40 g de arándanos secos
Tostamos un poco las nueces en una sartén teniendo cuidado para que no se nos
quemen ya que podrían amargar el sabor de la ensalada.
Pelamos el apio con un pelador de verduras. Doblamos los dos extremos de cada
apio y tiramos con cuidado para ir extrayendo la fibra. Cortamos en dados del mismo
tamaño que la manzana y los añadimos al cuenco de la manzana.
Echamos las nueces, las pasas y los arándanos al cuenco, y mezclamos todo muy
bien.
Cuando sirvamos los aperitivos destapamos los tarros y llenamos un poco más con
ensalada. Decoramos con nueces y arándanos secos, y llevamos a la mesa
inmediatamente junto con unas cucharillas de madera.
Para el pincho de gamba: Para la salsa de mango:
20 gambas grandes o langostinos Un mango
Fideos de arroz Sal y pimienta
Una clara de huevo Vinagre blanco
Sal y pimienta Aceite de oliva virgen extra
Ponemos agua en una cazuela o cazo y la llevamos a ebullición. Una vez rompa el
hervor retiramos del fuego y añadimos los fideos de arroz durante 4 minutos o el
tiempo que recomiende el fabricante. Los escurrimos con un colador y los pasamos
por agua muy fría. Reservamos.
Pasamos las gambas por la clara de huevo y las enrollamos con los fideos. Una vez
enrolladas las volvemos a pasar por clara de huevo.
En un sartén con aceite de oliva bien caliente freímos los pinchos de gambas hasta
que queden doradas y crujientes.
Pelamos y cortamos las hortalizas (si son piezas pequeñas las podemos dejar
enteras) y las ponemos a cocer en agua abundante con sal en una cazuela donde
luego nos quepa el cabracho.
Limpiamos bien la carne de piel y espinas (cuidado con ellas, el cabracho tiene
muchas) y la desmenuzamos en un bol. Reservamos.
En otro bol cascamos los huevos y los batimos con unas varillas hasta que espumen
un poco. Agregamos la nata líquida y salamos.
Agregamos los ingredientes líquidos a los ingredientes sólidos y trituramos con una
batidora de mano o en una batidora de vaso. No es necesario que quede finísimo.
Untamos con mantequilla un molde rectangular y lo espolvoreamos con pan rallado.
Vertemos la mezcla y golpeamos el molde contra la encimera para que se distribuya
todo por igual. Tapamos el molde con papel aluminio para que no se reseque el pastel
en la prolongada cocción en el horno.
Cuando esté listo el pastel dejamos enfriar por completo antes de destaparlo. Una vez
bien frío, pasamos una espátula de silicona con cuidado entre el molde y el pastel,
colocamos una fuente encima del molde y lo invertimos con un movimiento rápido.
Para cocer atún y mejillones: 8 g de semillas de lino
125 g de atún fresco 10 g de semillas de calabaza
Un diente de ajo 10 g de semillas de girasol
Una hoja de laurel 50 g de pimiento rojo asado
50 g de mejillones sin concha 30 g de cebolleta troceada
100 ml de vino blanco La punta de un diente de ajo
Un diente de ajo 10 g de azúcar moreno
Una rama de perejil El zumo de un limón
Para el paté de atún y mejillones: Sal y pimienta negra al gusto
30 g de nueces 5 cucharadas de aceite de oliva
10 g de almendras crudas Caldo de cocer atún y mejillones
Ponemos los mejillones con un diente de ajo machacado, el vino y la rama de perejil
en una cazuela. Tapamos la cazuela y cocemos a fuego muy alto hasta que se hayan
abierto los mejillones. Retiramos del fuego y dejamos enfriar a temperatura ambiente.
Retiramos los mejillones de las conchas y colamos el caldo.
Ponemos el aceite y el ajo en una sartén, y calentamos sin que se llegue a quemar el
ajo. Retiramos con ayuda de una espumadera (nos servirán para decorar).
Añadimos el bacalao al aceite y lo dejamos unos dos o tres minutos con el fuego al
mínimo. Tapamos y esperamos a que el bacalao se haga al calor de la sartén.
Lo retiramos de la sartén con unas pinzas, quitamos la piel y las espinas, si las tiene,
y lo majamos un poco en un mortero.
Ponemos el bacalao en una cazuela con una cucharada del aceite de haberlo hecho.
Calentamos la cazuela con el fuego al mínimo y mezclamos el bacalao y el aceite con
la mano del mortero o con una cuchara de madera, también se pueden usar unas
varillas.
Limpiamos el pescado y retiramos las espinas con ayuda de un quita raspas. También
podemos quitar la piel si es un pescado de piel gruesa.
Colocamos el pescado con la piel hacia abajo en una fuente grande -mejor si es de
cristal o de porcelana-.
Vertemos el pescado sobre un colador para eliminar el zumo y dejamos reposar unos
minutos para que escurra bien.
Mientras tanto hacemos un corte en forma de cruz en los tomates y los escaldamos
en el litro de agua hirviendo. Retiramos los tomate del agua hirviendo con ayuda de
una espumadera y los metemos en un cuenco lleno con agua muy fría -reservamos el
agua hirviendo para apagar la cebolla-.
Pelamos los tomates, les retiramos las semillas y los cortamos en pequeños dados.
Cortamos la cebolla en juliana muy fina, la colocamos en un colador sobre el seno del
fregadero o sobre un cuenco grande. Vertemos el litro de agua hirviendo y
rápidamente pasamos la cebolla por agua fría.
Vamos incorporando el resto de los ingredientes: los huevos, el pan rallado, el queso
(mejor si lo rallamos al momento), sal, pimienta y abundante perejil fresco picado.
Mezclamos todo con las manos, bien limpias y secas, hasta que los ingredientes
queden completamente incorporados.
Podemos formar las albóndigas con las manos (el tamaño ideal es el de una pelota de
golf) o con unas pinza para albóndigas.
En una sartén ponemos abundante aceite de girasol y freímos las albóndigas por
ambos lados. El tiempo de cocción puede variar dependiendo del tamaño de las
bolitas, pero normalmente tardan unos 8-10 minutos. Lo mejor es abrir una para ver si
están bien cocidas por dentro.
Las sacamos del aceite con una espumadera y las dejamos escurrir en un plato con
papel de cocina.
Para la salsa, cortamos la cebolla muy fina y la ponemos en una cocotte con un par
de cucharadas de aceite. Añadimos los dientes de ajo pelados y dejamos que el
aceite tome sabor. Incorporamos el tomate triturado y salpimentamos. Si el tomate
resulta muy ácido podemos añadir una pizca de azúcar o una cucharadita de vinagre
de vino blanco. Removemos, bajamos el fuego y dejamos cocer durante 15-20
minutos.
Una vez que la salsa esté lista, añadimos las albóndigas y las dejamos cocer unos 10
minutos a fuego lento, tapadas, para que tomen sabor. Podemos servir las albóndigas
así o pasando la salsa de tomate con el pasapurés o la batidora.
450 g de masa quebrada 175 g de panceta ahumada
200 g de nata para montar 80 g de queso Gruyere rallado
Tres huevos medianos Sal y pimienta al gusto
Estiraremos la masa quebrada según la forma del molde que vayamos a usar y la
pondremos sobre el molde bien untado de mantequilla y enharinado ayudándonos con
el rodillo. Para facilitar la tarea podemos forrar el fondo desmontable con papel de
cocina. La asentamos con cuidado y recortamos el sobrante. Pinchamos a conciencia
la superficie con un tenedor para que no se nos hinche en el horno y la refrigeramos
un rato.
Mientras tanto, calentamos el horno a 180º C (con aire) / 200º C (sin aire) para
hornear la masa en vacío. Para que no se hinche en la cocción, pinchamos toda su
superficie con un tenedor, ponemos encima un papel de cocina sobre la masa y
llenamos el molde con legumbres secas que pesen.
La cocemos unos 10-12 minutos en el nivel más bajo del horno. Sacamos y
reservamos. Dejamos el horno encendido.
En un bol batimos los huevos y añadimos la nata. Mezclamos bien y salamos con
precaución. Agregamos la panceta y el queso rallado. Con esta mezcla rellenamos la
masa semicocida y la volvemos a meter en el horno.
Cocemos la quiche 25-30 minutos, hasta que esté bien inflada y dorada.
Masa quebrada 3 huevos grandes
500 g de bacalao desalado y 400 ml de nata fresca
desmigado Una pizca de nuez moscada
400 g de cebollas en juliana Media cucharadita de pimentón
10 g de dientes de ajo fileteados Ralladura de un limón (opcional)
125 ml de vino blanco seco Una pizca de azúcar
Sal y pimienta negra al gusto Sal y pimienta negra recién molida
Aceite de oliva Perejil picado para decorar
Echamos un poco de aceite de oliva en una sartén y freímos los ajos fileteados hasta
que estén dorados. Los retiramos con una espumadera.
En el mismo aceite rehogamos las cebollas durante diez minutos a fuego muy bajo.
Subimos el fuego y añadimos el vino. Dejamos que se evaporen completamente todos
los líquidos.
En otro cuenco cascamos los huevos y los batimos con unas varillas. Añadimos la
harina, la levadura química y salpimentamos al gusto. Añadimos el guiso de patatas y
revolvemos con una cuchara de madera o con una espátula de goma.
Ponemos aceite de oliva en una sartén para freír la cebolla, lo calentamos. Cortamos
la cebolla en daditos y la sofreímos despacito, hasta que esté transparente.
Por último, añadimos el tomate frito, damos unas vueltas para mezclar todo
perfectamente y dejamos reposar.
Pasamos la masa base a una bandeja de horno. Extendemos el relleno sobre la base,
sin llegar al borde y dejando un pedazo de masa sobrante para luego cerrar la
empanada.
Según la sacamos del horno, la pincelamos con aceite de oliva, bien que nos haya
sobrado del relleno, bien nuevo.
10 g de levadura fresca 300 g de queso tierno en lonchas
500 g de harina de trigo común 25 g de queso curado seco rallado
50 g de azúcar 85 g de uvas pasas remojadas en
8 g de sal 125 ml de mistela
84 g de huevos batidos 90 g de aceitunas rellenas de
215 g de leche pimiento
75 g de mantequilla en pomada Un huevo
25 g de mantequilla fundida Una cucharada de agua
425 g de jamón serrano Una cucharada de azúcar moreno
Trabajamos la masa hasta que estén bien mezclados los ingredientes y se pueda
formar una bola. Pasamos la masa a la mesa de trabajo con ayuda de una rasqueta y
continuamos trabajando mientras añadimos la mantequilla en pomada, poco a poco,
hasta obtener una masa homogénea, lisa y que no deje trazo sobre la mesa.
Amasamos.
Preparamos los ingredientes del relleno para tenerlos a mano y hacemos el brillo,
batiendo el huevo con el agua y el azúcar moreno.
Cubrimos primero con las lonchas de jamón, luego con las de queso y espolvoreamos
el queso rallado. Por último echamos las pasas remojadas en mistela, previamente
escurridas, y las aceitunas.
Enrollamos como si fuera un brazo gitano. Sellamos los bordes y la unión del rollo
haciendo pellizcos. Pasamos el pan a una bandeja de horno cubierta con papel de
horno o con una hoja de silicona, y pincelamos con el brillo.
Pinchamos la superficie del pan con una brocheta, o con un tenedor, procurando
seguir un patrón a modo de diseño. Horneamos a 170º C durante 45 minutos
aproximadamente o hasta que esté dorada la superficie. Dejamos templar.
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