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La Cultura el límite de nuestra libertad

A diario se usa la palabra “reprimir” en forma reflexiva. Decimos que una persona se
reprime cuando se contiene en su comportamiento, evitando hacer algo que tiene ganas de
hacer, sin embargo le parece inapropiado. Pero lo que no nos cuestionamos es ¿de dónde
proviene esa represión?. Según Sigmund Freud el hombre tiene una agresividad innata, que
se produce por guardar tantas cosas que son “inapropiadas” para el entorno, y como
consecuencia puede desintegrar la sociedad. La cultura controla esta agresividad
internalizándola bajo la fórmula del súper yo, donde su trabajo es censurarlo por la moral
que le impone la sociedad al ser pensante desde pequeño, además el súper yo hará que
sienta un fuerte sentimiento de culpa, haciendo que la persona no desprenda de manera
correcta sus emociones y llevándola a una Neurosis, principalmente esta se provoca por el
miedo que presenta el ser de expresarse libremente frente a la sociedad, generando así
mismo que el hombre cree sus propias prohibiciones de acuerdo a lo que la cultura le
impone.

¿Cómo una persona puede expresarse libremente?, a través del inconsciente que se
presenta claramente en los sueños, en estos se exhiben los deseos reprimidos del hombre,
principalmente son deseos sexuales, que la sociedad los considera prácticamente como un
Tabú (comportamiento inmoral no aceptado por un grupo humano de acuerdo a su cultura,
religión o enseñanza) , es en este momento donde se expresa al desnudo las pulsiones con
el Eros y el Thanatos, donde el ser humano se desenvuelve en su estado puro, como
animal. Profundizando más en el tema, la naturaleza de Eros y su misión en la vida hacía
que los hombres se incendiaran en el ardor del amor y quisieran mitigar sus deseos
libidinosos con el acto sexual. Asimismo, la saciedad de estos impulsos derivaban en la
fecundidad y en el nacimiento de una nueva vida, con lo cual, Freud tomó nota y ponderó a
Eros como portador de las pulsiones de vida. Por su parte, Thanatos era el dios de la
muerte, detrás del Todopoderoso Hades, y por tanto representa a las pulsiones de muerte.
En teoría Sigmund Freud, establece que este es el primer momento donde el hombre siente
la satisfacción pura, pero inconsciente. E aquí donde surge el mayor conflicto, ya que el
hombre quiere satisfacer ese deseo, pero no en su estado inconsciente, más bien quiere
vivirlo en su estado libido, que para él tal vez no es prohibido, sino que lo ve como un
sentimiento de amor hacia otra persona, sin embargo la cultura tarta de quitar esos lasos
entre sujetos, puesto que esta dice que el hombre tiene que amar a tu prójimo como se ama
a él mismo, a todos por igual, prácticamente por cada persona tiene que dar el mismo
ejemplo de amor, no obstante que pasa con el sujeto que tiene que expresar este sentimiento
por alguien extraño que ni si quiera conoce, como se sentirá el que da el mismo amor que
le da a su familia a alguien externo a esta. Son estos pequeños cuestionamientos que hacen
que los sentimientos choquen con la cultura, y el hombre por respeto a esta se limita a lo
que realmente quiere expresar, esto provoca que el sujeto no tenga empatía real con las
personas que lo rodean.

En fin hasta este entonces hablamos de los conflictos que se puede traer una persona
al no respetar las condiciones que le coloca la sociedad por miedo a ser rechazado o
castigado, pero esta no se da cuenta de que al momento de hacer esto no está dando la
felicidad pura al hombre, sino que lo está coartando de todo lo que él está dispuesto a hacer;
Entonces ¿cómo podemos hacer desaparecer estas represiones? o ¿como el hombre se
puede librar un poco de esto sin que afecte directamente a la sociedad? La respuesta es
simple y aunque en el párrafo anterior hayamos colocado las consecuencias que este trae,
estas son directamente para la cultura, no para el hombre en sí, ya que si nos ponemos a
pensar en una familia, para poder constituirla, el sujeto tiene que tener una pareja, así esta
puede tener descendencia y podremos encontrar la felicidad pura en él, así mismo la
cultura sin darse cuenta está rompiendo sus propias reglas, al momento de que esté
conformada por familias que entre sus integrantes se aman y necesitan expresarlo.

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