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Referentes teóricos Homosexualidad

OCTAVIO GIRALDO NEIRA

En el estudio de la homosexualidad el enfoque tradicional ha sido moralfstico (pecado,


depravación, degeneración, perversión), ó clínico, el cual de hecho no es más que una
prolongación sofisticada del punto de vista moralístico introducido a la psicología. Se toma como
cosa sabida que es una "conducta anormal" sin que este concepto merezca examinarse. Como dice
Churchill (1967):

"La mayoría dc los discursos clínicos acerca de la homosexualidad y de otros fenómenos que no
son aprobados en nuestra cultura parecen ser únicamente sustitutos sofisticados de.los tratados
máS francamente moralísticos, acerca del sexo que eran de moda en otras generaciones". (p. 9)

La primera teoría que debemos considerar es la biológica. Es enunciada de diferentes maneras:


Algunos consideran que se debe a perturbaciones genéticas o de los cromosomas, otros lo
atribuyen a desequilibrio hormonal o químico en el organismo. Las teorías psicológicas atribuyen
'la homosexualidad a eausas "dinámicas" a desviaciones "inconscientes" ocurridas durante la
infancia. La mayoría de las teorías psicológicas son psicoanalíticas o fuertemente influenciadas por
el psicoanálisis.

La teoría de Freud (1939) es que la homosexualidad se debe a un complejo de Edipo, no resuelto,


el cual crea miedo de ser castrado por el padre por los deseos incestuosos acerca de la madre
(temor de venganza ,por querer castrar al padre para poseer a la madre). Este miedo de castración
produce temor de los órganos sexuales femeninos (órganos sin pene). En Una Fobia lIJl un Niño de
Cinco Años dice que los homosexuales "son personas que debido a la importancia erogenética de
sus propios genitales, no son capaces de actuar sin una característica similar en su objeto sexual".
En S!) ensayo .sebre las aberraciones sexuales (Freud, 1939) habla de la psicogénesis de inversión
que 'se desarrolla en los tres, pasos siguientes: primero corta fijación en la mujer; segundo,
después de superar esta fijación, identificación con la mujer (la madre); tercero búsqueda, de un.
joven, que se pare~ca a sí mismo, al cual el homosexual desea amar tal como su madre lo ama a
él. Todos los hombres, segúnFreud, son capaces de, elegir un objeto homosexual y los seres
humanos son bisexuales en la infancia.

Otros psicoanalistas (como Klein, Sullivan y Masserman) consideran las fijaciones orales
particularmente de tipo ineorporativo como la principal causa de la homosexualidad. Sullivan
dentro de un punto de vista un poco más sociológico hace énfasis en las restricciones y los
sentimientos de culpa hacia la heterosexualidad, sentidas durante la infancia, como una posible
causa de la homosexualidad.

Bieber(1962)escribe: "Kolb y Johnson (1955) consideran a la homosexualídad como proveniente


de una fuente inconsciente, tal como lo describe Freud, pero creen que el ímpetu para la
transformación de la homosexualidad latente a la manifiesta, resulta frecuentemente de
sugerencias paternas. Esto puede consistir en que el padre anime al niño a exteriorizar (acting-out)
deseos paternos inconcientes o impulsos prohibidos, actitud permisiva inconsciente de uno de los
padres con cierta complacencia del otro, o la imagen consciente o inconsciente del niño en los
padres" (p. 7)

Clara Thompson (Citada, por Bieber, 1962) "considera la homosexualidad no como una entidad
específica con características determinantes sino solamente como un síntoma de un problema de
carácter. Ella está de acuerdo con Freud en que todo el mundo es biológicamente polisexual y
bisexual, que durante la infancia se da un goce crítico de la estimulación del cuerpo.
Consecuentemente, aseveró que el placer sexual durante la infancia puede derivarse de
interacción con cualquierade los dos sexos indeferenciadamente. En una cultura permisiva ésta
tendencia biológica básica resultaría en un recurso a relaciones homosexuales siempre que las
heterosexuales no estuvieran al alcance del individuo ... La homosexualidad es una consecuencia
de dependencia, hostilidad, actitudes hacia figuras familiares u otras de operaciones de seguridad,
etc, todas expresadas de un modo cubierto en la relación homosexual. Encontró que la
homosexualidad desaparecía a medidaque se resolvían problemas generales de carácter". (Pp. 9 Y
10). Thompson cree que la "homosexualidad no es una entidad clínica sino un síntoma con
diferentes significados en personalidades distintas".

"Hay por lo menos tantos tipos diferentes de conducta homosexual como heterosexual, y las
relaciones interpersonales entre homosexuales presentan los mismos problemas que se
encuentran enlas situaciones heterosexuales".

Rado (1940) descarta el concepto de bisexualidad y piensa que la homosexualidad se debe a


"temores ocultos del sexo opuesto que incapacita y conducen a una adaptación homosexual, la
cual a través procesos simbólicos resulta ser una fantasía heterosexual". Según Bieber (1962):

"Todas las teorías psicoanalíticas presuponen que la homosexualidad en los adultos es patológica y
asignan mayor o menor peso a los determinantes constituciona es y experienciales. Todos están
de acuerdo que los determinantes provenientes de la experiencia tienen su raíz principal en la
infancia y están relacionadas primariamente con la familia". (p. 18)
Acerca de la diferencia de personalidad entre el grupo de homosexuales se han hecho algunos
estudios de interés. De Luca (1965) en base a un análisis de las respuestas al Rorschach de 42
hombres exclusivamente homosexuales, diferenciados en cuanto a sus prácticas sexuales(v. gr.
Activo vs pasivo; fellatio vs sodomía; etc) y de 25 heterosexuales del ejército estadounidense,
concluyó lo siguiente: 1) Los homosexuales no constituyen un grupo homogéneo y no existe la
homosexualidad como una entidad clínica. Los homosexuales varían entre sí tanto como se
diferencian de los "normales" en cuanto a la estructura de la personalidad; 2) las teorías
psicoanalíticas acerca de la homosexualidad no concuerdan con la amplia variación entre los
subgrupos (los estudios anteriores han tratado a los homosexuales como un grupo homogéneo);
3) la suposición de que los homosexuales son más patológicos que los "normales" no tiene
fundamento.

Nash y Hayes (1965) compararon homosexuales "activos" y "pasivos" y pusieron aprueba la


hipótesis de que los pasivos diferían de los activos por tener una relación más estrecha con la
madre. La mayoría de los sujetos eran o habían sido prisioneros y homosexuales decleredos. Los
sujetos eran 69 activos y 49 pasivos (se excluyeron los activospasivos).

Simon y Gagnon (1967) por ejemplo, dicen que no se puede explicar como es que una persona
llega a ser homosexual sin explicar como uno llega a ser heterosexual. Tampoco se puede tratar la
homosexualidad como una dimensión de la personalidad substancialmente diferente de la
heterosexualidad. Simon y Gagnon atribuyen la falta de acuerdo en las investigaciones al hecho de
que todos los estudios hasta ahora conocidos asumen que "el homosexual - no importa que tan
bueno sea su ajuste en áreas no-sexuales de la vida - está bajo sospecha". Toda su vida y
personalidad es vista dentro del.marco de referencia de la "hornosexualidad", a diferencia del
heterosexual.

Melntoseh (1968) considera que las conceptualizaciones actuales de la homosexualidad Como una
condiciónes falsa y resulta de una parcialidad etnocéntrica, La investigación científica no ha podido
responder el asunto de la homosexualidad porque ha estado preguntándose cuestiones
equivocadas. Buscar la etiología del homosexualismo es como buscar la etiologia de los
adventistas.

La homosexualidad no es una condición si no un papel en el cual la sociedad coloca los que actúan
con una conducta homosexual, El papel se refiere a lo que la cultura espera de cierta conducta.
Este punto de vista está apoyado Por el hecho de que en otras culturas no existen los
"homosexuales" o fueron menos en otros períodos y sociedades a pesar de la frecuencia de la
conducta homosexual.
Referentes teóricos Bullying

Zillmann (1979), la conducta está dirigida a metas (intencional) y la naturaleza destructiva de la


respuesta de meta. De esta manera, la agresión llega a considerarse "la conducta con intención de
hacer daño".

Buss (1961) había definido el acto violento como "una respuesta que provoca estímulos nocivos
en otro organismo". La definición de Buss destaca las consecuencias de la acción, no la intención
de quien la realiza. Según Buss, se ha de considerar agresivo todo acto que provoque dolor o
molestias a otro ser.

En aras de la claridad se podría distinguir entre conducta agresiva y conducta hostil (Zillmann,
1979). La conducta agresiva vendrá definida por los criterios anteriores para daño físico: Toda
actividad mediante la cual una persona busca infligir daño corporal o dolor físico a quien desea
evitarlo.

Una definición complementaria para abarcar las formas no físicas de daño o perjuicio, es la de
conducta hostil. Toda actividad mediante la cual una persona busca causar perjuicio, diferente del
daño corporal y dolor físico, a quien desea evitarlo.

La agresión como reacción, tal vez sea la hipótesis de la frustración-agresión la teoría más
conocida y aceptada de la agresión como reacción, propuesta por.( John Dollard) y su grupo de
colaboradores de la Universidad de Yale.

Dollard, Doob, Miller, Mowrer y Sears (1939), decepcionados con la teoría del instinto
propusieron una teoría del aprendizaje sobre la agresividad humana. Se la conoce como la
hipótesis de la frustración-agresión.

La teoría consta de dos propuestas fundamentales: primera, la frustración (que es venirse abajo la
conducta orientada a metas) siempre produce alguna clase de agresión, y, segunda, la agresión
siempre está provocada por alguna clase de frustración. Esta fue la primera formulación que
Miller (1941) iba a modificar pocos años después. Según Miller, la agresión es una de las varias
respuestas dadas a la frustración, pero seguían en pie que la agresión siempre va precedida de
frustración.

Con todo, la conceptualización de la agresión tiene que ser útil, para lo cual necesita distinguir más
claramente las clases de daño o perjuicio, además del daño físico. Existen otras formas de daño,
como son la destrucción de las posesiones o los tratamientos humillantes. También habría que
incluir la coacción como criterio para la definición de agresión.
Si se compara a los niños agresivos con los no agresivos, se advierte que (1) se sienten más
seguros de que la agresión produce recompensas a su alcance; (2) se sienten más seguros de que
la agresión les resulta fácil y sirve para poner fin a la conducta ajena que les resultaba perjudicial;
(3) se inclinan más a creer que la agresión mejora su autoestima y no causa daño permanente a las
víctimas; y (4) son incluso intrínsecamente gratificantes para el agresor.

Los niños agresivos valoran la agresión en el sentido de conceder mucha importancia a su


capacidad de dominar y controlar a otros, a las víctimas, sin preocuparles excesivamente el
sufrimiento que causan ni la posibilidad de ser rechazados por sus compañeros (Crick y Dodge,
1996).

En términos de la teoría del aprendizaje social de Bandura (1973), los niños agresivos han
adoptado un sistema de autorrefuerzo en el que las acciones agresivas constituyen una fuente de
orgullo personal.

A medida que los niños van creciendo en edad, la mayoría se va implicando menos en las
conductas agresivas. Ahora bien, se da una minoría de niños y adolescentes que se implican de
modo aún más frecuente en peleas y otras interacciones agresivas con compañeros, (Loeber y
Stouthamer-Loeber, 1998).

(Perry, Kusel y Perry, 1988; Olweus, 1997).Se ha constatado que, entre los 8 y los 12 años, unos
pocos niños son los que se ven implicados en la mayoría de los conflictos. Los que participan en
acciones violentas son un escaso número de instigadores muy agresivos, que son quienes en plan
bravucón abusan con regularidad del 10 al 15% de sus compañeros de clase.

En casi todos los centros educativos se ha conocido a algún niño al que se utiliza como blanco de
repetidos actos hostiles por parte de otros niños. Según las apreciaciones de los profesores, un
10% de la muestra de adolescentes de Olweus (1993) eran esta clase de estudiantes maltratados o
víctimas, siendo otro 10% los maltratadores que sometían a las víctimas a acoso físico y verbal. Las
tasas de victimización son incluso más elevadas entre los escolares más pequeños.

No es necesario que los agresores hayan sido ellos en casa objeto de malos tratos, pero sí suelen
haber observado esos malos tratos entre sus padres. Estas experiencias en su casa les hacen creer
que la agresión vale la pena al que la realiza, al agresor, considerando a las víctimas como
objetivos fáciles que les entregarán recursos materiales, o que los someterán sin mucha necesidad
de pelea. Así es como los agresores suelen abusar de sus víctimas por razones materiales o
personales (Olweus, 1993). Estos acosadores practican la agresión proactiva, o el bullying.
A las víctimas se les atribuye una baja autoestima, son físicamente débiles y por lo general muy
ansiosos. Entre estos factores, una baja autoimagen social parece tener especial importancia para
incitar a la victimización. Se conocen jóvenes ansiosos y débiles físicamente que no sufren
victimización crónica, porque poseen una alta autoimagen social y que expresan de un modo
asertivo que no tolerarán ser maltratados (Egan y Perry, 1998).

Sin ser todas iguales, las víctimas crónicas comparten algunas características. La mayoría son
víctimas pasivas, estudiantes introvertidos (varones y mujeres) que hacen poco por incitar a las
acciones hostiles de que son objeto. Son blancos fáciles para los agresores o agresoras

(Olweus, 1993).

(Schwatz, Dodge, Pettit y Bates, 1997).Las víctimas provocadoras suelen haber sufrido abusos
físico o un victimización en su hogar, pudiendo haber aprendido de esas experiencias a ver a los
demás como adversarios hostiles.

Entre los segundos se destacan las agresiones físicas y verbales hacia el profesor o entre
compañeros, y los problemas graves de disciplina en el aula como la desobediencia al reglamento
interior escolar (Iglesias, 2000; Moreno, 1998).

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