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La Colonia Carlos Pellegrini: reconversión económica, cambios territoriales y tensiones sociales

Hasta hace una década atrás, la Colonia Carlos Pellegrini era una pequeña localidad rural conocida por unos
pocos. En la actualidad, se ha convertido en un centro de atracción para el turismo tanto nacional como
extranjero: las revistas especializadas le dedican anualmente algunas páginas e, incluso, programas de
televisión se han ocupado de ella, de las bellezas naturales de su entorno, pero también, de los conflictos
suscitados entre quienes están vinculados a la actividad turística y aquellos que se dedican a la producción
arrocera. Si bien la manifestación territorial de las tensiones sociales se concreta en Pellegrini, los actores
sociales que toman parte en esta transformación exceden el ámbito local.
La Colonia, fundada en 1914, está ubicada a 360 km de la capital correntina y a 130 km de la ciudad de
Mercedes, es una de las puertas de entrada al Sistema Iberá (48). Con este nombre —que en guaraní,
significa ’agua que brilla’—, los pueblos originarios denomina-ron las enormes lagunas comprendidas en un
extenso paisaje palustre. En la actualidad, Iberá es el nombre con que se conoce a una de las principales
lagunas de la Reserva Natural del Iberá. Esta Reserva provincial, creada el 15 de abril de 1983 por la Ley N.º
3771, posee una superficie de 13.000 km2 (representa el 14,6% del territorio provincial) de los cuales 4200
km2 constituyen el humedal (49) propiamente dicho. Sus límites son: al norte, el alto sobre el que se
construyó la Ruta Nacional 12; al este, la divisoria de aguas —en sectores poco definida— con los afluentes
de los ríos Aguapey y Miriñay; al oeste, la divisoria con los esteros, arroyos y afluentes del Paraná
(principalmente el Batel-Batelito); y al sur, las elevaciones relativas de lo que se conoce como meseta de
Mercedes o del Payubre.
Esta región ofrece un paisaje que combina bosques, pajonales, pastizales, lagunas, bañados y turberas, con
especies animales y vegetales muy específicos. En el año 2002 la Convención Ramsar lo reconoció como un
humedal de importancia internacional.
Localización de los Esteros del Iberá en la provincia de Corrientes
Quienes se instalaron originalmente en
el poblado se acercaron a la zona
especialmente atraídos por su cercanía a
los recursos de la laguna Iberá. Para
acceder al pueblo, debían tomar una
balsa construida con tambores y tirada
por bueyes que se hacían pasar a nado
con la cabeza apoyada sobre maderas
sujetas a este particular transporte. Este
sistema se mantuvo hasta el año 1972,
cuando se construyó un pedraplén —
prolongación de la Ruta Provincial 40—
y la balsa dejó de prestar servicio (9).
La producción arrocera
Desde sus comienzos, las actividades
productivas más importantes han sido la
ganadería, la caza furtiva y la producción de arroz. Esta última ocupaba una extensión de tierras considerable
y era una importante fuente de empleo para los pobladores de la Colonia; la superficie histórica destinada a
este cultivo fue de casi 24.000 hectáreas; en la actualidad apenas supera las 2000 hectáreas.
Una de las particularidades del cultivo de arroz es que requiere abundante cantidad de agua, que puede ser
provista por diferentes fuentes, de acuerdo con los recursos existentes. En el caso de las arroceras de la
Colonia Carlos Pellegrini, su cercanía a las lagunas y esteros del Iberá garantizan una amplia disponibilidad
de agua para el riego de sus cultivos.
A mediados de los noventa, la producción arrocera en la Colonia comenzó a decaer debido a causas externas
a la región: la caída del precio internacional como consecuencia de un aumento de los stocks mundiales y la
aplicación de medidas proteccionistas (54) en Brasil (principal comprador de la producción ar-gentina) con el
objetivo de aliviar la situación de sus productores. Por esos años, los pequeños y medianos productores de la
Colonia se vieron muy perjudicados: cerraron las empresas arroceras y abandonaron o vendieron sus campos.
Muchas personas tuvieron que emigrar por la falta de trabajo.
En los últimos años, los precios relativos del arroz posibilitaron que los antiguos productores volvieran a
pensar en dicho cereal. La experiencia acumulada, la abundancia de agua, la aplicación de nuevas
tecnologías y el aumento del precio internacional permitieron la recuperación de la producción arrocera en la
región.
Sin embargo, la realidad es diferente respecto a la de décadas atrás. En la actualidad, la producción arrocera
está concentrada en explotaciones de más de 500 hectáreas que cuentan con represas para captar y retener el
agua.
El turismo
El turismo es en la actualidad una de las actividades más importantes del sector servicios, y la de mayor
crecimiento a nivel mundial. Comenzó a desarrollarse de manera masiva a partir del siglo XX y creció en
forma rápida y sostenida a lo largo de los últimos cuarenta años. Este proceso fue paralelo a las
transformaciones ocurridas en las sociedades industrializadas: los cambios en las relaciones del mundo del
trabajo, en los hábitos y en el comportamiento de las personas, la mejora en el nivel de vida de algunos
grupos sociales, entre otras.
En general, las actividades turísticas se materializan tanto en lugares que han sido creados especialmente
para ello como en otros que han sido refuncionalizados o valorados para esa finalidad. En este contexto, se
puede observar el crecimiento de una nueva modalidad: el turismo alternativo, es decir, un tipo de turismo
que valoriza la naturaleza, las prácticas culturales de los habitantes locales. Se trata de un fenómeno
complejo, con múltiples facetas, que involucran la esfera económica, sociocultural y a la vez, ambiental. Esto
se puede reconocer muy bien en la Colonia Carlos Pellegrini.
En la transformación de las modalidades turísticas, la llamada crisis ambiental ha jugado un papel
importante. La creciente contaminación del aire, del agua y también de los suelos, la pérdida de especies de
la flora y de la fauna, el hacinamiento urbano, en conjunto, dan cuenta de un deterioro en la calidad de vida
de las sociedades industrializadas y han sido determinantes para que, en los últimos veinte años, surgieran
movimientos y organizaciones sociales conservacionistas, ecologistas y ambientalistas. A la vez, algunos
gobiernos y grupos sociales han empezado a buscar y adoptar nuevas formas de desarrollo turístico que se
adecuen a las nuevas necesidades y demandas de los turistas, así como a conservar el patrimonio natural y
cultural como forma de preservar la propia existencia. En el marco de estas nuevas concepciones y
reconceptualizaciones, surge la noción de turismo sustentable que se refiere a prácticas, tales como el
turismo ecológico, el turismo verde y el eco-turismo.
La elección de un destino turístico natural por parte de un consumidor no alcanza para concebirlo como una
nueva modalidad sustentable de dicha práctica. El tema es más complejo, el turismo es una práctica social
que refleja una racionalidad dominante. Efectiva-mente, en la actualidad, el turismo alternativo que tiene
como destino ámbitos más naturales ha experimentado un acelerado crecimiento y se ha convertido en una
amenaza para
dichos ambientes. La magnitud de su crecimiento, la falta de planificación ambiental y la promoción
realizada por agencias de viajes —a las que les interesa más captar turistas que preservar los recursos
naturales y paisajísticos— están generando situaciones de peligrosidad en ecosistemas frágiles y singulares.
Al respecto, Miguel, productor arrocero de la Colonia, señala: “Los que están en el turismo dicen que
nosotros usamos mucha agua y que contaminamos, pero ellos también contaminan con las lanchas que
espantan a los anima-les y además, en la Colonia no hay cloacas, todo va a la laguna, y eso ¿no es
contaminación?”.
En términos generales, estas formas de turismo alternativo no solo están poniendo en riesgo los recursos
valorados para el desarrollo de la actividad, sino que además, no han representado mejorías sustanciales en
los niveles de ingresos y en las condiciones de vida de las poblaciones locales ni de los países receptores. En
la Colonia, muchos pobladores que desarrollaban actividades rurales de subsistencia, en los últimos años,
comenzaron a realizar diversas tareas vinculadas al turismo: como recepcionistas y mucamas en los hoteles,
en la elaboración de artesanías y productos regionales, como guías turísticos, etc. De todos modos, muchos
de ellos coinciden en resaltar que estos trabajos son estacionales y, generalmente, precarios.
Dentro de estas nuevas prácticas turísticas, merece una especial consideración el ecotu-rismo, que representa
un cambio en la propia práctica social; se caracteriza por una nueva actitud del turista frente a los elementos
naturales del ambiente, una valorización ética de estos últimos y una preocupación por su conservación. A la
vez, su finalidad es mejorar las condiciones de vida de las poblaciones receptoras, preservar los recursos y el
ambiente.
Desde la perspectiva de quien presta el servicio, el ecoturismo puede potencialmente significar una
reapropiación social de los recursos naturales, de la gestión de los servicios y de la apropiación de los
beneficios. Posibilita una nueva organización productiva y social, que se trasladaría a mejorar la calidad de
vida de la población y estimularía relaciones de cooperación y solidaridad humanas. En otras palabras, el
ecoturismo representa una re-conceptualización de la naturaleza y del aprovechamiento de los recursos
turísticos, así como del papel que juega la población local en esta actividad, no únicamente como presta-
dores de servicios turísticos, sino como promotores y protagonistas de una opción de desarrollo.
Con la creación de la Reserva Natural del Iberá en el año 1983, progresivamente en la Colonia Carlos
Pellegrini, se comenzó a desarrollar el turismo, y las actividades tradicionales se fueron modificando. Por
ejemplo, las personas que se dedicaban a la caza y a la pesca fueron contratadas por el municipio como
guardaparques debido a su gran conocimiento de la zona, como es el caso del guardaparque Daniel. Se
podría afirmar que el proceso de desarrollo local de la Colonia guarda estrecha relación con las políticas de
desarrollo del Sistema del Iberá, impulsadas desde el gobierno provincial. Este actor extralocal promovió la
Declaración de Sitio Ramsar de la Laguna del Iberá y, actualmente, se encuentra elaborando una propuesta
que presentará ante la Unesco y que definiría al Sistema del Iberá como “Patrimonio Mundial de la
Humanidad”. En ambas situaciones, se establecen criterios de desarrollo sustentable y, para su declaración,
se exige la participación y el acuerdo de los actores locales.
A partir de este nuevo contexto, desde hace aproximadamente una década, se puede ver cómo, año tras año,
se amplía la oferta hotelera y de servicios para los turistas en Pellegrini, a la vez que se mejoran aquellos
destinados a la población local; por ejemplo, se creó una escuela de nivel medio, y se mejoró la Sala de
Primeros Auxilios. En los comienzos, los inversores fueron extralocales, de la ciudad de Corrientes, de
Córdoba, de Buenos Aires; sus emprendimientos estaban orientados principalmente al turismo extranjero. En
los últimos años, algunos pobladores locales, con apoyo municipal, han construido hosterías económicas
destinadas al turismo nacional. La comunidad fue observando el aumento de los turistas que llegan a la
Colonia y, como consecuencia, la diversificación de sus posibilidades laborales.
Acompañando este proceso, el gobierno municipal comenzó a orientar y regular la actividad turística,
creando reglamentaciones para la construcción de viviendas e infraestructura hotelera, capacitando a
pobladores para aumentar el número de guarda parques y guías de turismo. De este modo, las medidas del
gobierno local tuvieron efectos positivos que favorecieron el desarrollo local y frenaron la emigración de la
población. Entre esas medidas, se hallan: la creación de empleos, el estímulo a las inversiones para la
conservación de espacios naturales, la promoción sociocultural y económica de la población local, el apoyo a
la comercialización de productos locales.
Pero también se observaron efectos negativos, como el aumento en el consumo de los re-cursos (agua, suelo
y fuentes de energía); la producción de mayor cantidad de residuos y aguas residuales, para los cuales la
Colonia no cuenta aún con una planta de tratamiento. Estas razones hacen que sea necesario limitar el
número de turistas.
Visto desde la perspectiva del ecoturismo, parecería que la comunidad de Pellegrini se benefició con las
transformaciones producidas y con la revalorización de los recursos disponibles. Sin embargo, los
testimonios que introducen este artículo permiten descubrir tensiones en el interior de la comunidad local.
Pastor Alfonso (2003) señala que, con el impulso a una nueva actividad —en este caso, el ecoturismo—, se
produce un quiebre en la estructura de muchos pueblos donde se da una sustitución de la actividad agrícola
por la turística, se amplían los horizontes para algunos pobladores, pero se altera profundamente el carácter
de la sociedad. Por eso, las actividades tradicionales empiezan a considerarse sin interés para el desarrollo
frente al nuevo uso social del espacio. Las tensiones y los conflictos latentes entre los productores arroceros
y los que están dedicados al ecoturismo son claros ejemplos de lo expresado. Para muchos pobladores de la
Colonia, incluso para el gobierno local, las arroceras son una amenaza que atenta contra el desarrollo del
ecoturismo. Argumentan que las fumigaciones y el uso desmedido del agua para el riego ponen en peligro la
conservación de la Reserva y, como consecuencia, el ecoturismo. Por otra parte, los productores y
trabajadores arroceros defienden su actividad por ser histórica en la Colonia, porque brinda puestos de
trabajo, y sostienen que la actividad turística también contamina las aguas del Iberá, y el gran aumento de las
lanchas de paseo espanta a la fauna y aves autóctonas.
Por el momento, y teniendo en cuenta los testimonios, parecería que la opción del desarrollo local centrado
en el ecoturismo necesita ser consensuada entre los distintos actores de la comunidad. Debería focalizarse en
el desarrollo de toda la Colonia y no, de los proyectos individuales en ella; el conjunto de actividades
socioeconómicas y culturales preexistentes podrían ser preservadas y resignificadas en el marco de una
propuesta estratégica acorada.

Fuente: Siede (Coord.): Ciencias Sociales en la escuela. Criterios y propuestas para la enseñanza. Buenos
Aires: Aique. 2010.

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