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Emiliano Cobe 2º D

Para analizar el periodo que va desde 1976 hasta 2001 en clave económica es necesario
tener en cuenta los dos grandes hechos políticos que le ponen límites a ese segmento. El
golpe de estado del 24 de marzo del 76 es la reacción radical de los sectores más
concentrados de la burguesía argentina en contra de una insurgencia obrera que venía en
ascenso desde el Cordobazo del 69 y que había tenido picos de radicalización y huelgas
generales durante las jornadas de lucha de junio y julio del 75. Es así que se abre un
periodo de continuidad con matices del modelo económico neoliberal impuesto por la
dictadura militar que tiene un quiebre en las insurrecciones populares del 19 y 20 de
diciembre de 2001, las cuales le ponen fin al gobierno de La Alianza y le dan una
estocada mortal al neoliberalismo.

Si hay un elemento económico que configure una constante notoria de todos esos años
es el incremento descomunal de la deuda externa del país. En pleno auge del modelo de
acumulación financiera del capital en detrimento del capital fijo y productivo, la
dictadura militar responde a la crisis económica con una salida que favorece de lleno a
la burguesía imperialista y sus socios nacionales. La “bicicleta financiera”, un
mecanismo por el cual los empresarios colocaban crédito internacional en el mercado
interno con una diferencia en las tasas de interés que les dejaba un rentabilidad muy
alta repitiéndolo una y otra vez. Martinez de Hoz era el ministro de economía de la
dictadura en ese momento, su "Programa de recuperación, saneamiento y expansión de
la economía argentina" prometía “terminar con la inflación, la deuda externa y la
recesión”, al contrario de esto, apenas asumió el cargo el FMI le otorgó un préstamo de
110 millones de dólares. Luego del transcurso de su gestión y la derrota de la guerra de
Malvinas, junto con el recambio de la junta militar llegó una figura nueva al staff
económico. Domingo Cavallo asumía la presidencia del BCRA y anunciaba la
estatización de 15 mil millones de U$S de deuda privada. La combinación de estas
políticas hizo que una deuda inicial de 9.000 millones de U$S al momento del golpe de
Estado, ascendiera hacia fines de la dictadura en 1983 a 46.000 millones de U$S
acumulando una fuga de capitales de de 37.000 millones de U$S.

En este sentido resulta clave tener en cuenta el uso que se les dio a ese dinero, ya que
según un informe Del Banco Mundial, el 44% de los fondos se utilizaron para financiar
la fuga de capitales, el 33% se utilizó para el pago de intereses a la banca extranjera y el
23% para la importación de armas y artículos no registrados tal como muestra el
siguiente gráfico.
“El Estado no puede subordinarse a los grupos financieros internacionales, pero
tampoco puede subordinarse a los privilegiados locales”, declaraba Alfonsín en 1983
con la vuelta de la democracia en su asunción. Intentaba adoptar, en principio, una
confrontar con el FMI y con los organismos internacionales de crédito declarando una
moratoria unilateral de 180 días de enero a junio de 1984 En su gabinete asume como
ministro de economía Bernardo Grispund, quien plantea denunciar la deuda externa. Sin
embargo el Presidente considera inviable su plan y anuncia ajustes y la entrada a una
“economía de guerra”. La desgastada situación económica, la oposición del FMI a
Argentina respecto a la deuda y la pugna con grupos económicos locales produjo la
caída del ministro de Economía Bernardo Grinspund. Luego llegará Juan Vital
Sourrouille quien dejará de lado la separación de deuda legítima e ilegítima honrando la
deuda privada que Cavallo había estatizado años atrás. El gobierno Radical no puede
hacer frente a los pagos de intereses de la deuda y termina antes de tiempo. La deuda
sigue creciendo durante este periodo como marca el siguiente cuadro.

Menem tuvo una política contundente de venta de las empresas públicas durante el
primer período de sus gobiernos que generaron una importante entrada de capitales. Las
empresas estatales fueron vendidas prácticamente a precios viles, casi regaladas. Una
vez finalizado el período de privatizaciones se cortó la entrada de capitales que
financiaban el déficit de la balanza de pagos, lo cual hizo que para mantener la
Convertibilidad el Estado Argentino haya optado por recurrir al endeudamiento externo
en forma continua y a tasas de interés cada vez más elevadas. Cuando los mercados
financieros y posteriormente los Organismos Internacionales de Crédito, visualizadas la
dificultades concretas para sostener el esquema capital externo dependiente que tuvo
continuación en los dos años de gobierno de La Alianza, decidieron dejar de prestar, se
produjo la explosión económica del año 2001 con su consecuente estallido social que le
puso un freno al modelo económico de esta etapa.
Fuentes: Museo de la deuda externa, Memoria del Saqueo (Pino Solanas), Insurgencia
Obrera en la Argentina 1969-1976 (Ruth Werner, Facundo Aguirre)

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