Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
1
Texto tomado de un cuento Zen.
La dieta
Fue Hipócrates (460-377 a.C.) quien dijo: “Que tu alimento sea tu medicina”.
Miles de años después, el Dr. Osawa, sostuvo el siguiente precepto: “Somos lo que
comemos”. Esta teoría nos plantea que la calidad del alimento que ingresa en
nuestro cuerpo es proporcional a la calidad de células que conformarán las
paredes de nuestros órganos, nuestro esqueleto, músculos, sangre y cabello, así
como de la lozanía de nuestra piel. El término "calidad" no se refiere a una
cuestión económica, sino que se trata de ingerir alimentos "sanos y limpios". Por
alimentos "sanos", entendemos aquéllos que son naturales, que poseen vida;
llamados orgánicos, en oposición a los alimentos sintéticos, conservados o
tratados con pesticidas.
El Maestro Lin Liang Men, nuestro Maestro de Tao siempre nos dijo lo siguiente:
“Los alimentos que tienen vida, traerán vida; los alimentos muertos traerán
muerte”. Esta información es la que reciben nuestras células y obran en
consecuencia. Las células de los alimentos vivos -generalmente, vegetales o
cereales, frutas y legumbres- nos aportan aquello que ya han sintetizado
energéticamente, como lo es la energía solar, lunar, la "conciencia suprema".
Esta conciencia es recibida por nuestras células, las cuales responden de una
forma homeopática -por lo similar y generan una serie de factores que
contribuyen a la restauración de la salud de las células en problemas. En
cambio, si ingerimos alimentos muertos, como por ejemplo, los refinados, las
conservas o aquellos tratados con elementos químicos nocivos, y también
animales muertos -todo aquello que tenga ojos-, las células responderán
"negativizándose" y transformándose en células que han perdido el rumbo y la
memoria regenerativa, convirtiéndose en factores latentes de enfermedad.
Tengamos en cuenta también el estrés y el miedo al que son sometidos los
animales antes de su sacrificio; esto obra de la misma forma homeopática y
kármica en nuestro organismo.
Durante los últimos 10 años, observamos una tendencia hacia una forma de vida
más natural y menos artificial que se traduce en libros, revistas, locales de
comidas naturales e incluso, en muchos productos de limpieza para el hogar
donde se especifican acciones biodegradables, de bajo impacto ambiental y
elementos orgánicos.
El ejercicio
Éste tiene como efecto fundamental la eliminación de las toxinas que el cuerpo va
acumulando, mediante la movilización de todos los sistemas corporales. Dado
que la vida en las grandes ciudades promueve el modelo de un hombre
sedentario, estresado, que pasa horas frente a un ordenador o en un vehículo, el
cuerpo va perdiendo los reflejos naturales que le permiten relajarse a fin de que
se puedan cumplir los procesos necesarios -como por ejemplo, la formación de
glucógeno, combustible esencial para los músculos-. En cambio, el cuerpo
acumula ácido láctico, el cual se manifiesta en contracturas, dolores musculares
y problemas posturales, que pueden mejorarse a través de un movimiento
armonioso.
En este libro, encontrarán ejercicios de Shin Ki -energía interna-, sin excluir otros
como Chi King, Tai Chi Chuan, Aikido, Yoga, jogging, caminatas y natación, por
ejemplo.
El Aikido -el Arte Marcial del nuevo milenio que nos legara Oriente- nos permite
ejercitar la unificación del cuerpo, la mente y el espíritu a través del trabajo físico
que incluye una técnica depurada y circular, respetuosa del antiguo concepto de
que "lo suave vence a lo duro" y que nos enseña la "no resistencia". Así, por
medio de esta unificación, y luego de años de práctica, podemos reconocer que no
hay arte sin energía. El desarrollo de Ki que se logra luego de cierto tiempo, se
encuentra hoy al alcance de cualquier persona sin necesidad de entrar en el
mundo de las Artes Marciales, a través del Shin Ki: éste permite no sólo trabajar,
desarrollar y mantener el Ki, sino también el cuerpo, la mente y el espíritu.
La respiración
Ésta es uno de los actos involuntarios que realizamos durante toda la vida. Por
lo tanto, corresponde revisar cómo respiramos. De hecho, existen dos formas de
hacerlo; una, correcta y otra, incorrecta.
2
En este punto, sugerimos revisar las pautas principales sobre la respiración que presentamos en el Capítulo
2.