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Los líderes de Fellesaksjonen todavía destacan la valentía de Hoie, el entonces ministro de salud.
Pero como se suponía, atrajo todas las críticas de parte de los psiquiatras. Uno de ellos, Toy Larsen,
reconocido en ese medio, criticó el tratamiento públicamente, calificándolo como un "enorme
error".
Había consenso entre los psiquiatras en contra de la iniciativa, diciendo que los psicofármacos eran
efectivos, que estaba probado que sin su uso no había eficacia en los tratamientos y que los
pacientes entendían poco sobre su enfermedad y creían no estar enfermos y no necesitar medicación
(sin conciencia o conciencia parcial de enfermedad).
Las críticas continuaron después de que Tromsø abrió su sala libre de medicamentos. Por su parte la
Asociación Noruega de Psiquiatría oficialmente decidió "tener una mente abierta" y en su reunión
anual propusieron: ¿Los antipsicóticos sirven? ¿O tienen el efecto que fuimos conducidos a creer?"
EL PRECURSOR LA ANTIPSIQUIATRÍA
La Asociación Psiquiátrica identificó el problema de entrada. El tratamiento compulsivo de los
pacientes significaba forzar al paciente a usar antipsicóticos. Se propuso un debate en Oslo bajo el
título: "¿Cuál es el conocimiento sobre el que se basa el uso, o no, de las sustancias psicotrópicas?".
"Ellos dicen que quieren pruebas de si el tratamiento sin drogas sirve. A mí me gustaría saber si
tienen pruebas de que el tratamiento con drogas sirve#, dice Ueland. "Quiero ver esto antes de que
me digan que sin drogas el tratamiento no sirve", completó.
El líder de Stiftelsen Humania (Fundación Humana) es Einar Plyhn, un hombre de negocios
devastado por el suicidio de su esposa y de su hijo. Estuvo en terapia con psicotrópicos y con
electroshock. Cuando se liberó de su terapia con psicofármacos comenzó a publicar libros críticos
de la psiquiatría y a organizar conferencias.
En una de ellas, l debate que organizó concentró figuras como Ueland, Rossberg y Jaakko Siekkula.
También Magnus Hald fue parte del panel. Aunque se sostuvieron posturas favorables al uso de
psicofármacos, que funcionaban a corto y mediano plazo, quedó como gran interrogante lanzado
por uno de los panelistas: "Yo me pregunto, porque seguimos suministrando neurolépticos a
personas que visiblemente no mejoran con ellos. ¿Cómo puede ser?". Uno de esos debates,
impulsado por Stiftelsen Humania en febrero de 2017, puede encontrarse en
www.youtube.com/watch?v=XLS2o-cObPg (en inglés)
Desde hace más de treinta años, en la región finlandesa de Laponia Occidental existe Diálogo
Abierto, “una manera de integrar todos los servicios, de pensar y relacionarse con los otros y con el
mundo” según sentetiza uno de sus integrantes y fundadores Jaakko Seikkula, participante activo de
los paneles que abrieron el juego en Noruega. Esta concepción no es ideológica, ya que está avalada
por sus resultados antes mencionados. Además, ha permitido disminuir la medicación antipsicótica,
entendida como un “mecanismo de ayuda más” que complementa el tipo de intervención que
propone Diálogo Abierto.
En una presentación realizada en Madrid en noviembre de 2016 para “repensar” las prácticas de
intervención, reseñada por la revista ibérica Encuentro, Seikkula partió de 3 hipótesis: “sería muy
equivocado pensar que todo se reduce al cerebro porque, al fin y al cabo, todo está en
interrelación”; la psicosis “es una manifestación de supervivencia ante el sistema”; y si los
problemas persisten por mucho tiempo “son un fracaso del tratamiento”, por“una inadecuada
comprensión del problema conduce a una respuesta incorrecta”.
El núcleo conceptual de Diálogo Abierto es considerar a la persona afectada y su entorno como
“socios competentes o potencialmente competentes en el proceso de recuperación”. Un marco
conceptual análogo al inspirador de la actual ley de Salud Mental, pero que en nuestro medio
encuentra dificultades ideológicas y de intereses para concretarse.
UN CAMBIO DE PARADIGMA
A pesar de que los resultados en Finlandia eran muy promisorios, en Tromsø todavía había mucha
resistencia a esta nueva forma de terapia. Cuando surgió la orden del Ministerio de disponer camas
para el tratamiento libre de drogas, se consiguió un presupuesto de 20 millones de coronas (unos
$68 millones de pesos) para una sala con 6 camas y le dio la oportunidad a Hald de contratar nuevo
personal para este modelo de atención.
Tore Odegard relata que antes trabajaba obligado a prescribir drogas aunque pensara lo contrario.
En cambio, en este nuevo dispositivo no está obligado. "Es fascinante trabajar de esta manera."
Reconoce.
"Sería importante no tener reglas del tipo de "no se pueden romper vidrios". Proveer una atmósfera
de convivencia entre pares es esencial para instalar esta modalidad de intervención, que en lugar de
encubrir algún trasfondo punitivo, alienta otro tipo de interpretación/interpretación: si se rompe un
vidrio, equivale a pensar que es la comunidad la que está rota."
Hald, por su parte, ve a esta sala como un paso adelante para el cambio total de la psiquiatría de
Noruega. "No sé si esto va a resultar como queremos, yo espero que sí, porque si es así va a tener
que cambiar todo el sistema de salud mental. Si va bien, se transforma el sistema".
Traducido y editado por la Dra. Diana Calzaretto en base a:
https://www.madinamerica.com/2017/03/the-door-to-a-revolution-in-psychiatry-cracks-open/