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HOMBRES POR LA IGUALDAD

EXCMO. AYUNTAMIENTO DE JEREZ DELEGACION DE SALUD Y


GENERO
ASISTENTE DE MAMÁ
* Por Michael Eburn
Título original: Mother's little helper
Revista XY:men, sex, politics, 6(3) Spring 1996
Traducción: Laura E. Asturias

¿Qué obstáculos enfrentan los hombres al tratar de ser mejores padres?


Michael Eburn reflexiona sobre su propia experiencia y ofrece algunas ideas.

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Han pasado seis semanas desde que mi hija nació y ya he sido excluido del
proceso de paternidad. No deliberadamente, sino debido a presiones sociales
en una sociedad cuyo mensaje es que los niños y las niñas son asunto
exclusivo de las mujeres y que los hombres tenemos un papel insignificante en
su cuidado y crianza. El papel del padre consiste, en el mejor de los casos en
"ayudar" a nuestras parejas, las madres, en su tarea asignada de cuidar de los
hijos y las hijas.

Este mensaje viene en varias formas. He realizado un estudio informal de los


panfletos y materiales relacionados con la paternidad, excluyendo aquellos
sobre lactancia y cuidado maternos, que nos han sido dados a mi esposa y a
mí desde el nacimiento de nuestra hija. En todos los 25 folletos había 59
imágenes de personas adultas en funciones de cuidados parentales con bebés.
Cuarentitrés de estas imágenes eran de madre/bebé, 11 eran de
madre/padre/bebé y cinco eran de padre/bebé. Aunque los hombres
constituimos el 50 por ciento de los padres, fuimos representados sólo en el 27
por ciento de estas imágenes.

El mensaje parental está dirigido solamente a mujeres. El Paquete de Progreso


Infantil, de K-Mart, empieza con "Querida nueva mamá", el jarabe de frutas
Cascades dice ser "lo mejor que una madre puede dar" y la onceava edición
del libro The Babycare Book, publicado en 1995, dice, al referirse a "su pareja",
que "Muchos nuevos padres pueden sentirse aislados después del nacimiento
del bebé... Podrían sentirse inútiles en este extraño mundo de bebés, pañales y
patrones alimenticios a menos que hayan estado estrechamente involucrados
previamente. Hoy en día, cuando las familias nucleares son más reducidas,
menos hombres tienen la oportunidad de aprender sobre estas cosas". Este
libro tiene 29 imágenes de una persona adulta con un bebé. De éstas, 25 son
de madre/bebé, tres son de madre/padre/bebé y sólo una es de padre/bebé. En
una de las imágenes de madre/bebé también figura un hombre, pero se trata
del médico.
La implicación de este libro es, por supuesto, que las mujeres no están en un
"extraño mundo de bebés, pañales y patrones alimenticios", que para ellas todo
esto es natural y que lo único que pueden esperar es que los hombres actúen
como "curiosos" o útiles asistentes.

Grupos de maternidad temprana

El mensaje también viene de las instituciones. Nuestro hospital local era


excelente y motivaba al futuro padre a asistir a las clases prenatales. Después
del nacimiento del bebé, hay "grupos parentales" conducidos por el hospital
que se esperaría fueran tanto para las madres como para los padres. Pero no
es así: "Nos concentramos en la nueva madre, e invitamos al padre a asistir a
un grupo nocturno una vez cada seis semanas".

Este enfoque no sólo refuerza el papel inferior de los hombres en la tarea


parental, sino que también fomenta esa posición. Estos grupos, exclusivamente
para mujeres, excluyen a los hombres de la información sobre sus hijos e hijas
y su cuidado. La información sobre estos asuntos es transmitida al padre por la
madre que asiste al grupo. Con la información viene el poder de controlar la
relación parental. La mujer tiene la información, y si ésta es de hecho
transmitida después de una clase, del hombre se requiere que actúe como
asistente, bajo las instrucciones de la madre en asuntos aprendidos en el
grupo, en lugar de asumir su justa cuota de responsabilidad. De esta forma,
cuando surge un problema o asunto que necesita solución, se acude a los
contactos obvios en los grupos o las redes establecidas, en lugar de que sean
la madre y el padre quienes discutan las opciones. La tarea parental se
convierte así en un proceso colectivo para las mujeres del grupo y no para el
padre y la madre.

Cuando le pregunté a la enfermera local de cuidados infantiles si los hombres


asistían al grupo, ella respondió que sí, pero que no habían llegado en algún
tiempo. También dijo que el curso era impartido en un horario inconveniente
para los hombres, quienes generalmente tenían que ir a trabajar. En cualquier
otro campo, si una clase excluye al 50% de la población objetivo, habría
revisiones para determinar la razón y desarrollar estrategias para mejorar la
tasa de asistencia -- pero no cuando se trata de la paternidad. Si es necesario
que las mujeres tengan la oportunidad de reunirse con otras y discutir sus
experiencias, ¿por qué no ocurre lo mismo con los hombres? ¿Por qué la
unidad de salud comunitaria no imparte clases nocturnas para que los hombres
y sus hijos/as puedan asistir? Si, como sociedad, queremos igualdad y
oportunidades para hombres, mujeres, niños y niñas, entonces tales grupos
deberían motivar a los hombres a asumir un papel activo en el cuidado de sus
familias.

La información parental también debería ser separada de la información sobre


salud femenina. Un libro que dice referirse a "cuidados infantiles" pero que
dedica igual espacio a la salud de la mujer sólo refuerza la identificación mujer-
bebé como sinónimos. Si un hombre no asume responsabilidad por los
cuidados de salud de su pareja, es igualmente claro que no tendrá una función
en el cuidado del bebé, ya que para él son lo mismo. El cuidado del bebé no es
cuidado maternal, y al agruparlos en una sola categoría sólo se consigue
excluir efectivamente a los hombres de las decisiones que podrían necesitar
ser tomadas en cuanto al cuidado de sus hijos e hijas.

Se podría argumentar que es apropiado dirigir información sobre cuidados


infantiles a las mujeres pues es un hecho que la tarea parental es asumida, en
la mayoría de los casos, ellas. Ésta, sin embargo, no es la respuesta. El
Parlamento está, en su mayoría, conformado por hombres, pero si se publicara
un manual para nuevos parlamentarios que se refiriera únicamente a hombres,
que sólo mencionara a las mujeres en el papel de "pareja/esposa de un nuevo
miembro" e hiciera sugerencias sobre cómo podrían las mujeres contribuir
asistiendo a las actividades del partido, esto nos enfurecería. Nos enfurecería
porque tal texto excluiría a todas las mujeres que optan por romper el molde
convencional y asumen su lugar en el Parlamento. Y nos enfurecería por el
mensaje que envía a las mujeres y las niñas respecto a su lugar y papel en la
sociedad. Así también debería enfurecernos la literatura que no reconoce el
hecho de que algunos hombres (aunque sean una minoría) asumen una
función activa en el cuidado de sus hijos e hijas, y debería enfurecernos el
mensaje que se está transmitiendo a hombres y niños acerca de su función en
la familia.

¿Acción afirmativa para papá?

Existen otras limitaciones que la sociedad nos impone. El lugar donde trabajo,
una gran institución pública comprometida con los principios de igualdad de
oportunidades, otorgaría a mi esposa hasta 12 semanas con salario completo
(o 24 semanas con medio salario) en permiso por maternidad. Yo, por otro lado,
sólo tengo derecho a cinco días de permiso por paternidad. En las
reglamentaciones para el otorgamiento de este permiso, se otorga permiso por
paternidad para que un hombre del personal pueda ayudar a su pareja. Pero si
ese hombre desea tomar tiempo para brindar cuidados primarios a su bebé, no
hay provisión alguna para ello.

Por supuesto, si el bebé va a ser amamantado, esto debe hacerlo la madre,


pero en estos tiempos deberíamos tener políticas flexibles que ofrezcan
opciones a toda la gente, indiferentemente de su sexo, para asumir un papel
activo en el cuidado de niños y niñas. Esto beneficiaría tanto a los hombres
como a las mujeres; permitiría a algunas mujeres volver a sus carreras,
facilitaría el que las personas desarrollen vidas hogareñas más equitativas, y
permitiría a los hombres compartir la experiencia de cuidar a sus hijos e hijas
como iguales, y no como asistentes. Motivar y permitir a los hombres asumir un
papel activo en el cuidado de sus hijos e hijas permitiría a las familias tomar
decisiones que les convengan. Podría ser, como ocurre en muchos hogares,
que las mujeres asuman la mayor parte de la responsabilidad de la crianza
mientras que los hombres continúan trabajando para proveer el ingreso familiar.
Pero el hecho de que éstos sean los papeles tradicionales no es razón para
ignorar o marginalizar las funciones no tradicionales.

El mejoramiento de las relaciones familiares requiere de motivación, y esto


requerirá del desarrollo de políticas que estimulen a la gente a salir de sus
papeles estereotípicos. La historia de movimientos "minoritarios" muestra que
no es sólo el activismo de las personas involucradas, sino las acciones
conscientes de quienes elaboran políticas, lo que permite que grupos tales
como las mujeres y gente que no habla el idioma oficial salgan de sus
funciones tradicionales y puedan desarrollar su pleno potencial personal. Ahora
se requiere de políticas similares para que los hombres asuman su lugar como
parejas en la relación familiar, en lugar de "asistentes de mamá".
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* Publicado en la revista XY: men, sex, politics, 6(3), Primavera 1996


XY, PO Box 26, Ainslie ACT, 2602, Australia

Título original: Mother's little helper


Traducción: Laura E. Asturias (Guatemala)
LEASTURIAS@INTELNET.NET.GT

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