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Presentación.
La escuela como ámbito socializador.
De lo diverso.
La diversidad en la escuela.
“Comprendiendo” la diversidad.
Hacia la “formación permanente” en la diversidad.
Concluyendo.
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Presentación:
En un artículo de Brooke Allen (1) para el New York Times y traducido y publicado
por el Diario “Clarín” se cuentan algunos pormenores contenidos en una biografía
de Hans Christian Andersen, “La vida de un narrador” de Jackie Wullschlager:
“De chico, Andersen tenía una apariencia bastante rara. Más alto que lo común,
torpe y feo, era además sumamente afeminado. Mientras los otros chicos jugaban
afuera, él prefería quedarse en casa cosiendo ropa para muñecas y ensayando con
su teatro de títeres. Su madre alentó esa obsesión por el arte e hizo todo lo que
pudo por brindarle los rudimentos de una educación. Como su maestro lo golpeaba,
la madre lo inscribió en la escuela judía de Odense, una decisión increíblemente
lúcida para alguien de su época y su clase”.
Este ejemplo nos conecta, precisamente, con el tema a tratar: la escuela, las
diferencias, el promedio y la diversidad; la homogeneidad vs. la heterogeneidad; las
reacciones, las valoraciones; ... categorías de notable vigencia en diferentes
contextos.
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Liliana Pantano es Doctora en Sociología (UCA) Investigadora del Conicet y Asesora nacional e
internacional en temas relativos a la situación social de la discapacidad.
El presente artículo ha sido elaborado sobre una conferencia preparada el 1r. Congreso Internacional. “Entre
Educación y Salud” 1r Encuentro Nacional del Instituto Dr. Domingo Cabred. 13, 14 y 15 de septiembre de
2.001-Sheraton Córdoba Hotel- Córdoba.
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Una posible respuesta, puede ser la variedad de alternativas que se ofrezcan. Pero
crear alternativas a las diferencias, supone, primeramente reconocerlas y
aceptarlas. Es decir, tener en cuenta la existencia de la diversidad.
Desde los primeros conceptos que transmite, la Sociología toma a todo individuo
como un ser único e irrepetible, un compendio de personalidad y experiencia social.
(Cooley, Mead, Freud). Es decir, puede considerarse como un producto de su
sociedad y de su cultura, en tanto es en su ambiente social donde desarrolla y
actualiza las potencialidades con las que nace. Adquiere costumbres, creencias,
objetivos, valores, respuestas emocionales y actitudes que responden a patrones
culturales. A su vez, este conjunto de elementos se organiza dentro de la estructura
que se conoce como la “personalidad” del individuo, que se apoya en bases
fisiológicas y anatómicas. Ello se produce en ese proceso que llamamos
“socialización” y que conlleva que los individuos internalicen normas y pautas de los
grupos de pertenencia y de referencia, lo que sumado a la educación que reciban
explica, en gran medida, las formas de conducta que adopte durante su vida.
Por otra parte, sabemos también que hay dos categorías bien distinguibles de
personas de las cuales el niño adquiere creencias y conocimientos de su cultura:
quienes tienen autoridad sobre él y quienes tienen igualdad con él.(2) , es decir sus
padres y maestros y sus pares (hermanos, compañeros de escuela, otros niños de
su edad, etc.).
Y todas esas situaciones a que da lugar la escuela, como escenario y como actor
social, tienen que ver con una amplia gama de procesos que se dan afuera de sus
límites, en la sociedad en general. Particularmente, interesa aquí lo que tiene que
ver con la discriminación, negación u ocultamiento de las diferencias. Esto último
supone muchas veces, más que negar: hacer creer que el problema existe pero
“afuera” o bien que el conflicto inherente a la discriminación se da entre partes
iguales, considerándoselo “obvio” o “normal”. (Sinisi) (3).
Para abordar el tema con efectividad, sería importante tratar de descubrir los
variados mecanismos de valoración de la diferencia, de consolidación de estigmas
y de adjudicación de los mismos, en ese ámbito, el escolar, y que –por supuesto- a
su vez están imbricados en procesos sociales más amplios, entre los cuales las
relaciones de poder características de una sociedad, tienen un lugar importantísimo.
De tal suerte apuntaremos aquí algunos conceptos y reflexiones en tal sentido que
pueden ser entendidos como marco de encuadre a abordajes más específicos
De lo diverso:
Leíamos al principio: “Más alto que lo común , ..... feo,.... afeminado”. Por los dichos
del biógrafo, Andersen llamaba la atención porque era diferente a lo común.
Quienes hace muchos años nos hemos quedado extasiados escuchando o leyendo
“El patito feo”, “El soldadito de plomo” y otros cuentos, nos sorprende conocer
estos detalles, pues lo que habíamos descubierto era un poder casi mágico para
entretenernos y permitirnos soñar. Entrábamos al conocimiento de Andersen como
narrador y el resto parecía quedar sin cuidado, se le reconocía su mérito,
distinguiéndolo .
Pero vemos aquí que también tuvo Andersen otros rasgos que lo hacían en su
tiempo impopular, hasta ser objeto de violencia.
Sabemos que por naturaleza “todos los hombres”, únicos e irrepetibles, son
“diferentes entre sí”. Pero en ciertos casos, algunos son diferentes a la mayoría. La
“mayoría” de una sociedad viene representada por un conjunto de individuos que,
aun siendo diferentes entre sí, muestran una serie superior de semejanzas que de
diferencias en cuanto a su forma de comportarse, vivir, actuar y funcionar en los
distintos niveles de su existencia dentro del contexto social al que pertenecen. Así
entendida, la “mayoría” será la que determine los baremos o normas con que se
compare a cada individuo de la sociedad. Esto se debe a la tendencia estadística
que relaciona “norma” con “frecuencia”, de tal suerte que lo “normal” es lo
“frecuente”.
Y para lo “frecuente”, para lo normal, para lo homogéneo es para lo que
habitualmente se tiene respuesta. De alguna manera, puede decirse que la
sociedad, como estructura social, y la cultura, como compendio de normas y
valores, tienden a responder y a construirse para la “mayoría”.
La diversidad en la escuela:
La escuela aparece entonces como el lugar donde se hallan también las diferencias
y donde los varios actores traen sus propios valores y los procesos de
diferenciación propios de la sociedad en general. Téngase en cuenta que “la
diversidad es una característica presente en todos los componentes de la realidad
escolar y afecta a los alumnos/as, a los profesores/as y al propio Centro (escuela)
como institución” (Puigdellivol) (7)
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Por otra parte, cuanto más tendencia haya hacia la homogeneidad cultural en una
sociedad o en un grupo social las diferencias serán más evidentes.
La percepción de la diferencia, tiene un sentido funcional en cuanto reafirma la
propia “identidad” y gesta con mayor claridad el nosotros frente a los otros
(alteridad). Lo problemático no reside en distinguir entre “nosotros” y los “otros” sino
en construir un “otro” peligroso, deficiente, menoscabado, inculto, sucio, ignorante,
etc. , desvalorizando la diferencia y tapando con ella a la persona. Se estigmatiza
al que la encarna, por una excesiva generalización y simplificación por la cual, por
ej., por ser “hijo de migrantes es sucio” o por ser una “persona con alguna
discapacidad es incapaz”.
Variadas pueden ser las actitudes y las reacciones en relación a los sujetos de
discriminación.
Dice Clifford Geertz.
“Lo que tiende a ocurrir en las tinieblas –la única cosa que parece permitir una
concepción de la dignidad humana acorde con “una cierta sordera hacia la llamada
de otros valores” o “una comparación con comunidades defectivas respecto de la
nuestra”- es o bien la aplicación de la fuerza para asegurar la conformidad a los
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valores propios de los que proveen la fuerza; o una tolerancia vacua que, sin
comprometerse con nada, nada cambia; o bien (...), donde falta la fuerza y donde la
tolerancia es innecesaria, un regateo continuo hacia un fin ambiguo”.(8)
Violencia o tolerancia sin compromiso, son las puntas de un largo continuo, que
precisamente ponen de manifiesto una relación desigual, donde la persona
diferenciada se siente “expuesta” (9), o bien es negada, tratada como si fuera
invisible, ignorada, desacreditada.
Por lo tanto sobrellevar esa “carga”, generada por la valoración negativa que “los
otros” hacen de la diferencia, se convierte en doblemente significativa para el
portador, al ser la escuela un marco institucional en el que la norma parece ser, en
muchas ocasiones, la homogeneidad. Pero lo que interesa aquí es que, por lo
general, “esta marca condiciona la mirada técnica de los docentes y anticipa el
modo en que asumirán las relaciones grupales que se establezcan dentro de la
escuela” (Holstein) (10).
“Comprendiendo” la diversidad.
Como ya dijimos, hay toda una serie de representaciones y sentidos que los actores
le damos a las diferencias, hoy notablemente incrementadas por factores como los
que señaláramos.
Ya no se trata solamente de “tolerar y respetar”, sino de comprender la construcción
de esas representaciones y ver cómo afectan al “diferente” y al sistema social todo.
Sabemos que las personas asignan distintos significados sociales al mundo en que
viven por lo cual sería ingenuo suponer que todos gozamos de la misma comunidad
de estructuras de sentido subjetivo para atribuir significación cultural a uno u otro
hecho (Cicourel)(12 ).
Muchísimas situaciones ilustran esta apreciación. Dice María Saleme, de cuando
trabajaba a la orilla del Río Pilcomayo: “Me di cuenta que no funcionaba la
alfabetización con estas cartillas en castellano. (Juan) me empieza a enseñar
chiriguano y ahí descubro que las palabras nuestras que “lógicamente” tienen una
sola definición, remiten e un único referente, para los chiriguanos ese referente se
multiplica en función de los significados. Los chiriguanos son gente de río. Y la
palabra clave para ellos, viviendo del río, era “agua”. Así que empecé por “agua”,
aunque “agua” tiene la letra ”g” que no es alfabetizable desde un comienzo. Tuve
que empezar por eso. Pero además agua tiene distintas acepciones según como
venga el agua del río: si viene con pesca, si viene mala, es decir crecida, si viene
buena para beber. El mismo objeto agua se nombra de distinta manera.” (13).
Cómo hacerlo?
Si bien no es necesario que todo docente se convierta en un investigador debería
conocer metodologías que le permitan desarrollar esa capacidad “comprensiva y
crítica “ de las diferencias y de las situaciones a que dan lugar.
Interesa observar y registrar como ejercicio cotidiano, los significados sociales que
atribuye el “otro”, ubicando la mirada más que sobre el mundo objetivo sobre la
forma en que los distintos actores “significan” ese mundo. Se conocerá así el
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Esto, que puede parecer tan difícil, no es otra cosa que el cotidiano ejercicio de
vivir entre seres naturalmente “diferentes”, algunos” muy diferentes”, pero sin tener
miedo a serlo y sin dejarse tentar por la simpleza de reducir las diferencias propias
de la diversidad, en la homogeneidad.
A mi manera de ver, todo ello supone varios aspectos de los que resalto dos en
particular:
Primeramente, un renovado y renovador ejercicio de la docencia, donde la
formación docente suponga asociarse tanto a la adquisición de conocimientos ya
experimentados como a producir los propios a partir de la realidad que se vive y se
palpa desde la práctica. Por ello, el estudio y la investigación social y educativa no
pueden estar ausentes. Aunque entre otras, menciono con énfasis la enseñanza y
aplicación de metodologías cualitativas que son las que suponen y realizan los
postulados del paradigma interpretativo, para las cuales todas las perspectivas son
valiosas ya que no se busca la “verdad” o la “moralidad” sino una comprensión
detallada de las perspectivas de las personas (Glaser y Strauss)(14) .
Educar para la diversidad supone educarse y/o reeducarse en la diversidad, propia
de la cultura y de la sociedad en que vivimos. Por eso no bastará quedarnos en las
teorías elaboradas sino tratar de elaborar aquellas que nos permitan entender
nuevos procesos sociales, dinámicos y actuales. En tal sentido el docente
necesitará de una práctica enriquecedora, en la que no sólo pueda foguearse sino
orientar su continua reflexión sobre ella desde el propio pensamiento de la práctica.
Concluyendo:
NOTAS.
1) Allen, Brooke “El escritor que les habló a los chicos”- en : Clarín- Suplemento
Cultura y Nación, domingo 22 de julio de 2001, pág.3- Copyright The New York
Times y.Clarín 2001. Traducción de Cecilia Beltramo.
2) Es lo que también se expresa en los dos tipos de moralidad que distingue
Piaget: de la “coerción” y de la “cooperación”. La “moralidad de la coerción” es la
del deber objetivo, basado en el respeto unilateral por las personas dotadas de
autoridad, y sus reglas se consideran superiores, externas, absolutas y situadas
más allá de la comprensión. La de la “cooperación” se basa en la comprensión
mutua entre iguales, y las reglas no tienen superioridad mística o carácter
absoluto en sí mismo, sino que son simplemente los principios fundamentales de
la asociación, pasibles de modificarse según las consideraciones racionales y
necesidades de los participantes.
3) Véase: Sinisi, Liliana- “La relación nosotros-otros en espacios “multiculturales”.
Estigma, estereotipo y racialización”- en ”De eso no se habla- Los usos de la
diversidad en la escuela”, María Rosa Neufeld y Jens Ariel Thisted
(compiladores), Eudeba, Bs. As., 1999.
4) Real Academia Española- Diccionario de la Lengua Española- Madrid, 1992.
Pág. 541.
5) Dirección de Desarrollo de Políticas Educativas- Capacitación en la Escuela.
Talleres Institucionales “Escuela y Diversidad”- Cuadernillo n° 2- Ministerio de
Educación, Gobierno de Córdoba, Córdoba, 2001.
6) Martínez Domínguez, Begoña- “La investigación educativa desde el enfoque de
la diversidad”, en Revista de Educación Especial, N° 25, España.pág. 90.
7) Puigdellivol, Ignasi- “La educación especial en la escuela integrada- Una
perspectiva desde la diversidad”- Plan Social Educativo, Presidencia de la
Nación- Ministerio de Cultura y Educación de la Nación. Editorial Graó,
Barcelona, 1999- pág. 13.
8) Geertz, Clifford- “Los usos de la diversidad”- Paidós I.C.E./U.A.B., 1996- pág. 85.
9) En una investigación llevada a cabo sobre “la situación social de personas con
acondroplasia (enanismo disarmónico)”, por ejemplo, se ponía de manifiesto
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