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27 de Mayo de 2013
Os dejamos un texto que nos ha llegado al correo electrónico desde la revista Epidemia de la
salud, “publicación en construcción sobre salud y control social”. Se agradece sobremanera la
aportación, y animamos a la gente que lee primeravocal.org a estudiar, formarse una opinión
propia y atacar las nuevas estrategias represivas que nos trae de la mano el DSM-V.
La historia del manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM) se remonta a
1869 cuando la asociación Americana Médico-psicológica, que luego pasaría a ser la actual
asociación americana de psiquiatría (APA), crea un manual que responde a la necesidad de
contar con un sistema de clasificación de los trastornos mentales consensuado y aceptado
ampliamente que otorgue consistencia y legitimidad científica a la psiquiatría oficial. Dicho de
otra manera, ante una diversidad de posiciones y un desacuerdo generalizado en lo que
concierne a los criterios diagnósticos, se definió un sistema de clasificación legitimado
oficialmente con un peso de importancia por encima de todo aquello que quedara al margen
de su “consenso”. Posteriormente, en 1952 es publicado el DSM I, la primera edición del
manual. Esto sucede en pleno contexto de pacificación social en occidente e inicio en la carrera
de la sociedad del progreso y el sistema moderno y tecnológico de dominación que hoy
padecemos. Un contexto histórico recién salido de la II guerra mundial, obligado a aplicar
estrategias de poder que requirieran mayor sofisticación. Clasificar a las personas como
mercancía era entonces, y es ahora, requisito imprescindible para sostener las estructuras de
dominación que se extienden hasta nuestros días.
Hablar del DSM es dar a entender de la forma más práctica el significado de aquella frase que
nos dice que la psiquiatría es el brazo armado de una forma de vida, y no forma de vida
entendida como una falsa elección dentro del sistema capitalista sino como imposición llevada
a cabo a través de la patologización de las personas. Con su nacimiento se formaliza la
invención de denominar normalidad y salud como sinónimos, así como se formaliza la
utilización del diagnóstico como herramienta de etiquetaje del sufrimiento de las personas y
como frontera moral del comportamiento humano. Esto se traduce en la práctica por medio
de la llamada “psiquiatrización de la vida cotidiana”, asegurando que las diferencias y las
desviaciones no amenacen la estabilidad social. Esta historia no nace con el manual, pero si se
aumenta en calidad y efectividad.
El manual fue revisado, ampliado y actualizado desde entonces. En 1968 aparece el DSM II, en
1980 el DSM III, 7 años más tarde la revisión de la tercera edición (DSM III R) hasta que en
1994 se edita el DSM IV, actualización presente a día de hoy. Ahora llega el DSM V, en mayo de
2013, continuando el legado oficial y cargado de unos cambios respecto a las anteriores
ediciones y unas consecuencias sobre todas nosotras que superan nuestra capacidad de
imaginación.
Puesto que este texto está escrito en las vísperas de la publicación del DSM V, cuya fecha es el
22 de mayo de 2013, y no va a salir a la luz hasta fechas posteriores a la señalada, quienes le
estáis prestando atención ya podréis saber con certeza el resultado definitivo del manual, así
como todos sus matices. Cierto es que siempre solemos estar a la cola y en desventaja de los
gigantes que intentamos tumbar, pero no queríamos que por eso se quedara en el cajón la
información, a pesar de su valor caduco. Son muchos los posibles cambios barajados en la
construcción del nuevo DSM, muchos de ellos no abordados en este texto por imposibilidad de
puntualizar todos y expresar al mismo tiempo un posicionamiento frente a los mismos.
Nuevos diagnósticos:
Entre los nuevos diagnósticos que el autor considera peligrosos se encuentra el síndrome de
riesgo de psicosis; un tipo de diagnóstico basado en tratar a las personas farmacológicamente
antes de que los “trastornos mentales” se manifiesten en las mismas. Conocida como
“identificación temprana” o “tratamiento de individuos en riesgo”, es una tendencia en
expansión no sólo en el campo de la psicosis. Se dice que la tasa de falsos positivos podrá ser
de un 70 al 75 % y más alta, una vez que sea oficial. Cientos de miles de jóvenes adultos y
adolescentes recibirán prescripción de antipsicóticos atípicos*2. Allen dice que esto puede
provocar una catástrofe de la salud pública, pero no duda en defender las buenas intenciones
de la identificación prematura siempre y cuando sea un tratamiento seguro adecuado al
diagnóstico específico. Una crítica insuficiente a nuestro padecer pues se centra en los excesos
y no en la lógica que conlleva. Resulta verdaderamente cínico que la APA asegure no guiarse
por ninguna ideología, corriente o escuela, a la par que fomenta herramientas de éste calado.
¿Por qué? Porque presuponen sin prueba alguna la posibilidad de averiguar un futuro
desarrollo de episodios psicóticos en las personas y proponen medicalizar como respuesta
“preventiva” bajo el beneplácito de la industria farmacéutica. Cínico porque el carácter
biologicista*3 de éstas prácticas es abiertamente descarado.
El trastorno disfuncional del carácter con disforia es, para Allen, una de las más peligrosas
sugerencias para el DSM V porque puede promover una gran expansión de los antipsicóticos,
con todos los problemas que esto puede generar. Dice que su función aparente es corregir los
excesivos diagnósticos de trastorno bipolar en la infancia, pero el único error que, a su parecer
existe, es la pobre redacción que imposibilita cualquier corrección. Normalmente cada
actualización del DSM acaba afirmando “errores” de los pasados manuales. Aquí tenemos un
gran ejemplo de ello. Lo verdaderamente crudo es que aquellas consecuencias directas sobre
innumerables vidas perdidas en el olvido, son simplemente “errores”. Además, estos mismos
evidencian la construcción artificial de la definición de las enfermedades en base a los
intereses que imperan en el momento en que se formulan*4.
El trastorno coercitivo parafílico merecería, al igual que los anteriores, un escrito específico.
Bajo el nombre de violación parafílica se intentó incluir en el DSM III R, pero fue rechazado
porque era imposible de diferenciar a aquellos violadores cuyas acciones son el resultado de
una parafilia o de otros factores como el poder. Ahora parece que, por “arte de pretendida
ciencia”, sí será incluido. Dice Allen que el diagnóstico está basado sólo en el comportamiento
de la persona y que dará lugar a un alarmante tasa de falsos positivos. No es que nos importen
lo más mínimo los violadores, pero sí quienes sufren su autoridad y por eso la importancia de
señalar que este etiquetaje supone un arma de distracción social utilizado, como de
costumbre, por el poder para esconder las verdaderas causas de actos tan despreciables, que a
nuestro entender yacen en las relaciones patriarcales y no en los “desajustes” neuroquímicos
de nadie.
Otro diagnóstico novedoso que Allen nombra y que nos parece importante destacar, dado su
gran contribución en el refuerzo del sistema patriarcal y la heteronormalidad, es el trastorno
de hipersexualidad, el cual no equivale a la adicción al sexo pero sí a conductas puntuales
como el sadismo, el erotismo, el masoquismo y los trastornos de identidad de género entre
otros.
El trastorno de déficit de atención, con o sin hiperactividad, está sujeto a posibles cambios que
aumenten las tasas de TDAH y el correspondiente abuso generalizado de medicaciones
estimulantes. El primero es permitir que el diagnóstico se dé simplemente con síntomas y sin
la presencia de discapacidad. El segundo es reducir a la mitad el número de síntomas
requeridos para adultos, y el tercero consiste en elevar la edad requerida de comienzo de 7 a
12 años. Por último, permitir el diagnóstico en presencia de autismo. Según Allen, que no
cuestiona la existencia del trastorno en sí, esto conllevará un flujo enorme de falsos positivos
en adolescentes y adultos debido a que se reduce la especificidad del diagnóstico. Además,
tomar sustancias estimulantes supondrá un grave peligro para las personas con autismo
debido a su gran vulnerabilidad.
El trastorno de adicción puede llegar a ser una nueva categoría que reemplace a la distinción
entre abuso de sustancia y dependencia de sustancia, bajando así el umbral para el etiquetaje
e incluyendo cualquier tipo de abuso en la condición de adicción.
La medicalización del duelo normal consiste en considerar síntomas del episodio depresivo
mayor como trastorno mental. Es decir, dos semanas de ánimo depresivo, pérdida de interés
en actividades, insomnio, perdida de apetito y problemas en concentrarse inmediatamente
posteriores a la pérdida del conyugue podrán significar el diagnóstico de un trastorno mental.
Otros cambios:
Si bien seguramente existan modificaciones finales que no se correspondan del todo con lo
descrito en este texto, existen otros datos de actualidad encontrados que nos parecen
importantes:
Los desórdenes de inicio en la infancia y la adolescencia son un muy posible cambio en la
clasificación de los trastornos generalizados del desarrollo. Esta categoría pasará a
denominarse “trastornos de espectro autista”. Se eliminan de este modo las etiquetas del
síndrome de Asperger, el trastorno infantil desintegrativo y el trastorno generalizado del
desarrollo no especificado para formar parte los tres de la misma categoría. El argumento para
este cambio es que todas responden a niveles cuantitativos de un mismo trastorno. Si a simple
vista la eliminación de etiquetas puede significar positivo, sabemos que la motivación de tal
cambio no va por ahí. Sólo es necesario fijarnos en el síndrome de Asperger, etiqueta de
personas con gran capacidad de almacenar información y mucha dificultad para establecer
vínculos con los demás. Si en nuestro día a día es posible ver a chavales que todavía van a lo
parques, sentándose en corro pegados a sus móviles y máquinas e incluso hablando entre ellos
por medio de las teclas, sin intercambio de gestos ni de miradas, no es difícil hacerse a la idea
de quiénes son más susceptibles de ser diagnosticados en este marco específico. Pues bien, si
este diagnóstico entra junto los anteriormente nombrados en una misma categoría que abarca
todo síntoma que huela a autismo, atendiendo a los síntomas y no a las causas, entonces la
red es más amplia, el anzuelo más goloso. Sin duda, la estigmatización de los chavales tiene
más margen y, en cambio, la detección de un problema real de aislamiento extremo será más
difícil debido a la ambigüedad que atraviesa la propuesta.
Una estrategia acorde a estos últimos cambios comentados parece que se va a aplicar también
en el caso de la esquizofrenia. Por lo visto, los subtipos serán eliminados y otra vez, la
instantánea reacción de alivio que entendemos por eliminación de etiquetas, se desvanece al
comprender que de esta jugada los diagnósticos pueden atrapar con mayor facilidad a mayor
número de personas que sufren psíquicamente.
Por último, destacar que una novedad que trae el manual es la posibilidad de realizar
revisiones puntuales en la medida en que aparezcan hallazgos sólidos. Suponemos que esos
hallazgos sólidos sean los descubrimientos con “base científica” que tengan suficiente
financiación (no hace falta repetir de donde viene) como para salir a flote. Así que suponemos
que, si de verdad se cumplen estas revisiones en el futuro, no sean en beneficio nuestro. Pero
no es descartable que a raíz de esta novedad se pueda colar algún cambio que reste la
monstruosidad del proyecto gracias a la presión social, mediática y pública. Cambio sobre el
cual entendemos que, en caso de lograrse, sólo servirá para beneficiar la imagen de
democratización, flexibilidad y transparencia de la psiquiatría oficial. Presión social sobre la
cual entendemos que, si tiene calado, será la de aquellos sectores que, de alguna manera u
otra, contribuyen a la defensa y legitimación de la existencia del manual. También nos
imaginamos que sólo puedan llegar a rasgar determinados matices que no modifiquen
demasiado la estructura. Pero lo que está claro es que cualquier rasgadura en nuestro favor es
ganar autonomía en el día a día, partiendo de que luchamos contra gigantes y de que las
rasgaduras tienen el mismo efecto que los medicamentos; Pueden aliviar en determinados
momentos en los que no queda casi aire, pero ni curan ni solucionan nada.
Para nosotras, aunque útil para saber hasta qué punto y sobre qué vidas y mentes puede caer
el peso de éste arma de control social, no es tan importante el hecho de que todos estos
posibles cambios acaben siendo oficiales y totalmente idénticos a las propuestas del borrador
o no, sino el hecho de conocer cuáles son las intenciones futuras de los artífices del mismo,
que para nada identificamos con seres que conspiran en la sombra, sino como subordinados
de la industria farmacéutica y como padres de la psiquiatría oficial y del trasfondo ideológico
que la misma conlleva, basado en individualizar los problemas y culpabilizar a las personas de
las respuestas naturales a la decadencia y la enfermedad que el sistema capitalista genera.
Notas:
1*Allen Frances, principal editor de la versión precedente escribió en Psychology Today: “Es el
momento más triste de mis 45 años en la psiquiatría”. Ha firmado peticiones para rechazar el
documento y sospecha una alianza de los autores con las corporaciones farmacéuticas para
expandir el número de diagnósticos que obliguen a tomar alguna pastilla.
2*Se les llama así a una nueva generación de antipsicóticos que tienen efectos secundarios
menos severos que sus predecesores. (No es tanto la severidad sino la visibilidad de la
gravedad lo que realmente varía.)
5* Un apunte que queremos hacer al respecto es que sólo consideramos que exista violación
de la voluntad en aquellas relaciones en donde una de las partes no consienta que se dé. En el
caso de la infancia damos por hecho que la relación de poder es inevitable debido a la
imposibilidad de consentimiento entre ambas partes, pero en la adolescencia sí comienza a
poder darse una voluntad consentida entre ambas partes, por lo que en este caso no es
rechazable a menos que los juicios moralistas se antepongan al respeto.
La primera edición del DSM, de la American Psychiatric Association, que apareció en 1952, fue
el primer manual psiquiátrico oficial en describir los trastornos psicológicos y, como tal, fue un
avance importante en la búsqueda de un conjunto estandarizado de criterios diagnósticos. Aun
cuando constituye un paso en la dirección correcta, estos criterios eran demasiado vagos y
poseían una baja confiabilidad.
Una segunda limitación del DSM-I era que estaba basado en el supuesto teórico de que los
problemas o “reacciones” emocionales causaban el trastorno que describían. La segunda
edición o DSM-II se publicó en 1968. Ésta fue la primera clasificación de los trastornos
mentales basada en el sistema contenido en la Clasificación Internacional de Enfermedades
(CIÉ).
DSM
Para superar estos problemas de baja confiabilidad, en 1974 la American Psychiatric
Association reunió a un grupo de trabajo formado de académicos y profesionales clínicos
eminentes, para preparar un nuevo y más extenso sistema de clasificación, que reflejara la
información más actualizada sobre los trastornos mentales. El grupo de trabajo se dirigió a
desarrollar un manual que tuviese una base empírica y que fuese clínicamente útil, confiable y
aceptable para los clínicos e investigadores de diferentes orientaciones.
Cuando el DSM-III se publicó en 1980, fue anunciado ampliamente como una importante
mejora sobre sus predecesores. Proporcionaba criterios de clasificación y definiciones precisas
para cada trastorno. Estos criterios permitieron a los clínicos cuantificar mejor y ser más
objetivos al asignar diagnósticos. Sin embargo, el DSM-III tenía algunos problemas; por
ejemplo, en algunos aspectos el manual no especificaba lo suficiente sus criterios. Debido a
estas limitaciones, la American Psychiatric Association intentó una vez más mejorar y refinar el
sistema diagnóstico.
El DSM-III-R, fue publicado por la American Psychiatric Association en 1987, con la intención de
que sirviera como un manual intermedio hasta que pudiese presentarse una revisión más
completa, el DSM-IV, en 1994.
La Etapa 3 fue la fase más larga y ambiciosa del proyecto, incluyó ensayos de campo para que
los entrevistadores evaluasen a miles de personas con trastornos psicológicos diagnosticados.
Estos ensayos de campo fueron intentos de los investigadores para establecer la confiabilidad
y validez de los nuevos criterios diagnósticos. En las pruebas de confiabilidad, pares de clínicos
proporcionaron evaluaciones independientes de clientes, a través de entrevistas video
grabadas. La evaluación de la validez de las categorías diagnósticas constituyó una tarea aún
más desafiante; los profesionales clínicos llevaron a cabo ensayos de campo enfocados, en los
que se estudiaron a los individuos diagnosticados con un trastorno específico. El propósito de
estos ensayos de campo era determinar el número y naturaleza de los criterios necesarios para
que los clientes fueran diagnosticados con trastornos específicos.
En el año 2000, la American Psychiatric Association publicó una “revisión de texto” del DSM-IV,
denominado DSM-IV-TR, que incluye diversas revisiones editoriales: corrección de errores
factuales menores que se identificaron en el DSM-IV, actualizaciones del contenido y otros
refinamientos realizados para incrementar el valor educativo del texto. Aun cuando la última
versión se abrevia oficialmente como DSM-IVTR, muchos profesionales prefieren la
designación más simple de DSM-IV.
En el año 2013 se lanzó oficialmente la 5ta. Versión del DSM que sería el DSM-V. Esta última
edición fue una de la más criticadas por la comunidad de psiquiatras y psicólogos que utilizan
el DSM. Al recibir una fuerte crítica las instituciones que financiaban las investigaciones del
DSM descarto apoyo para siguientes investigaciones.
Hasta la fecha no sabemos con exactitud, si las investigaciones para la próxima versión que
sería el DSM-VI seguirán. Aun así, el DSM ha sido un manual de apoyo que ha sido muy
eficiente para el diagnóstico de trastornos mentales, por lo que sería una pena que dejaran las
investigaciones al paso que van.
Esta ha sido una breve historia acerca del desarrollo del DSM (Manual Diagnóstico y Estadístico
de los Trastornos Mentales. DSM-5).
Una de las labores principales de la actividad científica es la clasificación. Eysenck decía que
uno de los problemas más graves de la psicología era que había pasado demasiado rápida por
el periodo de la clasificación y que los psicólogos se habían puesto a investigar sin que todos
estuvieran previamente de acuerdo en una serie de categorías.
Clasificar es muy complicado y lo es más cuando lo que hay que clasificar no es algo físico
como pasa en la Psicología. A lo largo de la historia de la medicina ha quedado clara la
necesidad de confeccionar una clasificación de los trastornos mentales. Esta clasificación sirve
para:
El DSM-II nace 15 años después. Supuso la novedad de aplicar el modelo médico a los
síndromes mentales haciendo clusters sintomáticos. Se generaron muchas discusiones en
torno a la terminología de la esquizofrenia y parecía que nadie estaba satisfecho. Así que un
año después de su publicación, comenzó su revisión.
El DSM-III nace en 1980 con el objetivo de establecer criterios diagnósticos con base empírica.
Se produjo una evolución generalizada donde se reemplazó el modelo psicoanalítico con base
teórica de la enfermedad por el modelo descriptivo basado en la evidencia. Con este cambio,
la “neurosis” pasa a denominarse “trastorno de ansiedad”. Se consigue eliminar la
homosexualidad como criterio diagnóstico. Este diagnóstico había sido incluida por la APA
como una categoría de enfermedad mental en 1952, basándose en teorías sin evidencia
científica que proponían una conexión entre la homosexualidad y desajustes psicológicos, y la
idea de que ésta era necesariamente el síntoma de una enfermedad mental.
Aún así aún quedaban muchas deficiencias que pulir. El DSM-IV nace con la intención de
proporcionar una base empírica más sólida abreviando los criterios diagnósticos y con una
mayor claridad del lenguaje. Para publicar este nuevo manual, los grupos de trabajo que
investigaban trastornos específicos se reunieron para realizar un proceso de tres etapas que
implicaba más pruebas de confiabilidad y validez de diagnósticos. Este proceso incluyó
revisiones profundas de investigaciones publicadas, análisis exhaustivos de los datos de
investigación y ensayos de campo en los que se entrevistaron a miles de personas con
trastornos psicológicos diagnosticados.
INTRODUCCIÓN
Fundamentos históricos
Proceso de revisión del DSM-IV
Relación con la CIE-10
Revisión del texto del DSM-IV (DSM-IV-TR)
Definición de trastorno mental
Uso del DSM-IV
El DSM-IV es una clasificación categorial que divide los trastornos mentales en diversos tipos
basándose en series de criterios con rasgos definitorios. La formulación de categorías es el
método habitual de organizar y transmitir información en la vida diaria, y ha sido el enfoque
fundamental empleado en todos los sistemas de diagnóstico médico. Un enfoque categorial es
siempre más adecuado cuando todos los miembros de una clase diagnóstica son homogéneos,
cuando existen límites claros entre las diversas clases y cuando las diferentes clases son
mutuamente excluyentes. Sin embargo, deben reconocerse las limitaciones del sistema de
clasificación categorial. En el DSM-IV no se asume que cada categoría de trastorno mental sea
una entidad separada, con límites que la diferencian de otros trastornos mentales o no
mentales. Tampoco hay certeza de que todos los individuos que padezcan el mismo trastorno
sean completamente iguales. El clínico que maneje el DSM-IV debe considerar que es muy
probable que las personas con el mismo diagnóstico sean heterogéneas, incluso respecto a los
rasgos definitorios del diagnóstico, y que los casos límite son difíciles de diagnosticar, como no
sea de forma probabilística. Esta perspectiva permite una mayor flexibilidad en el uso del
sistema, presta más atención a los casos límite y pone énfasis en la necesidad de recoger
mayor información clínica adicional que vaya más allá del diagnóstico. En reconocimiento a la
heterogeneidad de los casos clínicos, el DSM-IV incluye series de criterios politéticos, en los
cuales sólo se necesita presentar unos pocos síntomas de la amplia lista general (p.eEj., el
diagnóstico de trastorno límite de la personalidad requiere sólo 5 de los 9 rasgos definitorios).
Juicio clínico
El DSM-IV es una clasificación de los trastornos mentales confeccionada para uso clínico,
educacional y de investigación. Las categorías y los criterios diagnósticos, así como las
definiciones del texto, deben ser utilizados por personas con experiencia clínica; no es
aconsejable que los profesionales con escasa información y experiencia clínica hagan uso del
manual. Los criterios diagnósticos específicos deben servir como guías y usarse con juicio
clínico, sin seguirse a rajatabla como un libro de cocina. Por ejemplo, el juicio clínico puede
justificar el diagnóstico de un individuo a pesar de que sus signos y síntomas no cumplan todos
los criterios diagnósticos (siempre que estos signos y síntomas persistan durante largo tiempo
y no se consideran graves). Por otra parte, la falta de familiarización con el manual o su
aplicación demasiado flexible o estricta disminuyen su utilidad como lenguaje habitual de
comunicación.
Cuando las categorías, los criterios y las definiciones contenidas en el DSM-IV se emplean en
medicina forense, existe el riesgo de que la información se malinterprete o se emplee de
manera incorrecta. Este peligro se produce por la discrepancia existente entre las cuestiones
legales y el tipo de información contenida en el diagnóstico clínico. En la mayoría de las
situaciones el diagnóstico clínico de un trastorno mental según el DSM-IV no basta para
establecer la existencia, a nivel legal, de un "trastorno, discapacidad, enfermedad o defecto
mentales". Para determinar si un individuo cumple un criterio legal específico (p. ej.,
competencia, responsabilidad criminal o discapacidad) se requiere información adicional, más
allá de la contenida en el DSM-IV: debe incluir información sobre el deterioro funcional de la
persona y cómo este deterioro afecta las capacidades particulares en cuestión. Es
precisamente debido a la gran variabilidad que puede existir en el deterioro, las capacidades y
las incapacidades correspondientes a cada categoría diagnóstica por lo que la asignación de un
diagnóstico concreto no denota un grado específico de deterioro o discapacidad.
Las personas que toman decisiones de tipo no clínico deben saber que un diagnóstico
determinado no conlleva implicaciones que tengan que ver con las causas del trastorno mental
o con el deterioro asociado. La inclusión de un trastorno en la clasificación (como sucede
generalmente en medicina) no requiere la existencia de una etiología conocida. Además, el
hecho de que un individuo cumpla criterios del DSM-IV no conlleva implicación alguna
respecto al grado de control que pueda tener sobre los comportamientos asociados al
trastorno. Incluso cuando la falta de control sobre el comportamiento sea uno de los síntomas
del trastorno, ello no supone que el individuo diagnosticado como tal sea (o fue) incapaz de
controlarse en un momento determinado.
Debe decirse que el DSM-IV refleja el consenso sobre la clasificación y el diagnóstico de los
trastornos mentales, conseguido en el momento de la publicación inicial del manual. Los
nuevos conocimientos generados por la investigación y la experiencia clínica conducirán
indudablemente a una mayor comprensión de los trastornos incluidos en el manual, a la
identificación de nuevas enfermedades y a la eliminación de otras en futuras clasificaciones. El
texto y los tipos de criterios requerirán nuevas revisiones a medida que surjan nuevos datos y
nuevos conocimientos.
El uso del DSM-IV en medicina forense debe realizarse teniendo en cuenta los riesgos y las
limitaciones explicitadas anteriormente. Si se hace un uso correcto, el diagnóstico y la
información diagnóstica pueden ser útiles para quienes hayan de tomar decisiones. Por
ejemplo, cuando la presencia de un trastorno mental sea el motivo de un dictamen legal (p. ej.,
procesamiento civil involuntario), el uso de un sistema de diagnóstico determinado aumentará
el valor y la fiabilidad de este dictamen. Por ser un compendio basado en la revisión de la
literatura clínica y de investigación, el DSM-IV puede facilitar el correcto entendimiento de los
rasgos relevantes de los trastornos mentales a las personas que toman decisiones legales. La
literatura de este tipo sirve también de control sobre las especulaciones no fundamentadas de
los trastornos mentales y del modo de actuar del individuo. Por último, la información
diagnóstica de tipo longitudinal puede mejorar la toma de decisiones cuando el problema legal
concierne al funcionamiento mental de la persona, bien en el pasado o en el futuro.
Se ha hecho un importante esfuerzo en la preparación del DSM-IV para que el manual pueda
usarse en poblaciones de distinto ámbito cultural (tanto dentro como fuera de Estados
Unidos). Los médicos visitan diariamente a personas de diferentes grupos étnicos y culturales
(incluidos inmigrantes). La valoración diagnóstica puede constituir un reto cuando un clínico de
un grupo étnico determinado usa el DSM-IV para evaluar a un paciente de otro grupo étnico.
Un médico que no esté familiarizado con los matices culturales de un individuo puede, de
manera incorrecta, diagnosticar como psicopatológicas variaciones normales del
comportamiento, de las creencias y de la experiencia que son habituales en su cultura. Por
ejemplo, ciertas prácticas religiosas o creencias (p. ej., escuchar o ver a un familiar fallecido
durante el duelo) puede diagnosticarse como manifestaciones de un trastorno psicótico.
Aplicar los criterios para el trastorno de la personalidad en diversas culturas puede ser
extremadamente difícil debido a la amplia variación cultural del concepto del "yo", de los
estilos de comunicación y de los mecanismos de afrontamiento.
El DSM-IV consta de tres tipos de información relacionada con aspectos culturales: 1) una
discusión sobre las variantes culturales de las presentaciones clínicas de los trastornos
incluidos en el DSM-IV; 2) una descripción de los síndromes relacionados con la cultura no
incluidos en el DSM-IV (se incluyen en el apéndice J), y 3) directrices diseñadas para ayudar al
clínico a evaluar y a documentar de manera sistemática el impacto del contexto cultural del
individuo (ver también apéndice J). [Nota: el apéndice J no se incluye en nuestras páginas.]
La amplia aceptación internacional del DSM indica que esta clasificación es una herramienta
muy útil para identificar los trastornos mentales tal y como son padecidos por los individuos de
todo el mundo. Sin embargo, existen pruebas de que los síntomas y el curso de un gran
número de trastornos están influidos por factores étnicos y culturales. Con el fin de facilitar su
aplicación a personas de diversas culturas y etnias, el DSM-IV consta de un nuevo apartado
dedicado a los rasgos ligados a la cultura. Este apartado describe cómo los aspectos culturales
afectan al contenido y a la forma de presentación del síntoma (p. ej., trastornos depresivos
caracterizados por una preponderancia de síntomas somáticos más que por tristeza), da a
conocer también qué términos son preferidos para definir el malestar y aporta información
sobre la prevalencia del trastorno (cuando es posible).
El segundo tipo de información cultural que se proporciona son los "síndromes relacionados
con la cultura", descritos en una o algunas sociedades. El DSM-IV da a conocer dos maneras
para facilitar el reconocimiento de estos síndromes: 1) algunos son incluidos como ejemplos
separados en la categoría "no especificados" (p. ej., amok, ataque de nervios), y 2) se ha
confeccionado un apéndice de estos síndromes (apéndice J) que engloba el nombre de la
enfermedad, las culturas en las que se ha descrito y una breve descripción de la
psicopatología. [Nota: el apéndice J no se incluye en nuestras páginas.]
Con el fin de aumentar la aplicabilidad del DSM-IV entre las diferentes culturas, se ha
confeccionado un apartado específico sobre cultura, en el que se incluye un glosario de
síndromes relacionado con ésta y las directrices apropiadas para su comprensión. Es de
esperar que estos nuevos aspectos permitan detectar con más sensibilidad el modo en que
estos trastornos mentales se manifiestan en las diferentes culturas, reduciendo así el posible
sesgo ocasionado por la formación cultural del clínico.
Establecer un diagnóstico constituye sólo el primer paso de una evaluación completa. Para
formular un adecuado plan terapéutico, el clínico necesita más información sobre el presunto
enfermo que la requerida para realizar el diagnóstico según los criterios del DSM-IV.
FUNDAMENTOS HISTÓRICOS
Mas adelante, el ejército de Estados Unidos confeccionó una nomenclatura mucho más amplia
(modificada por la Veterans Administration) para englobar a los enfermos de la Segunda Guerra
Mundial (p. ej., trastornos agudos, psicofisiológicos y de la personalidad). Al mismo tiempo, la
Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó la sexta edición de la CIE, que por primera vez
incluía un apartado de trastornos mentales. Este documento de la OMS estuvo muy influido por
la nomenclatura de la Veterans Administration e incluyó 10 categorías para las psicosis, 9 para
las psiconeurosis y 7 para los trastornos del carácter, del comportamiento y de la inteligencia.
Al igual que el DSM-I y el DSM-II, la confección del DSM-III se llevó a cabo junto a la elaboración
de la CIE-9 (se publicó en 1975 y se puso en práctica en 1978); su realización empezó en 1974
y su publicación tuvo lugar en 1980. El DSM-III introdujo una serie de importantes innovaciones
metodológicas como criterios diagnósticos explícitos, un sistema multiaxial y un enfoque
descriptivo que pretendía ser neutral respecto a las teorías etiológicas. Este esfuerzo fue
facilitado por el extenso trabajo empírico, realizado en aras de la construcción y validación de los
criterios diagnósticos y del desarrollo de entrevistas semiestructuradas. La CIE-9 no incluía
criterios diagnósticos ni un sistema multiaxial, ya que su función primordial era establecer
categorías con la finalidad de hacer más fácil la recogida de datos estadísticos referentes a la
salud pública. Por el contrario, el DSM-III se confeccionó con el objetivo adicional de proporcionar
una nomenclatura médica para clínicos e investigadores. Debido al desencanto producido por la
ausencia de especificidad de la CIE-9, se tomó la decisión de llevar a cabo una extensa
modificación para su uso en Estados Unidos, convirtiéndose en CIE-9-MC (modificación clínica).
El uso del DSM-III constató una serie de inconsistencias en el sistema y un número de casos en
los que los criterios diseñados no eran del todo claros. Por ello, la American Psychiatric
Association sugirió a un Grupo de Trabajo que revisara el DSM-III y realizara las oportunas
correcciones y modificaciones, con lo que se obtuvo el DSM-III-R, publicado en 1987.
PROCESO DE REVISIÓN DEL DSM-IV
Revisión de la literatura
Con el fin de establecer un procedimiento sistemático para buscar, extraer, agregar e interpretar
datos de manera objetiva y completa, se patrocinaron dos reuniones. La tarea inicial de cada uno
de los Grupos de Trabajo del DSM-IV fue identificar los temas más pertinentes correspondientes
a cada diagnóstico y determinar los tipos de datos empíricos para su resolución. Se asignó a un
miembro o consejero de cada uno de los Grupos de Trabajo la responsabilidad de llevar a cabo
una revisión sistemática y extensa de la literatura, que sirviera para esclarecer el tema y al mismo
tiempo se usara en el texto del DSM-IV. Los campos considerados para tomar decisiones fueron
la utilidad clínica, la fiabilidad, la validez descriptiva, las características psicométricas de cada
criterio individual y un buen número de variables validadas.
La revisión de la literatura se centró en: l) los temas relacionados con la descripción clínica y los
criterios diagnósticos, así como su significación con respecto al DSM-IV; 2) el método de revisión
(incluyendo la manera de detectar estudios relevantes, el número de estudios a considerar, los
criterios de inclusión y exclusión, y las variables catalogadas en cada estudio); 3) los resultados
de la revisión (con un resumen descriptivo de los estudios sobre metodología, diseño, correlatos
de los hallazgos, hallazgos relevantes y sus análisis), y 4) las opciones para aclarar los temas,
las ventajas e inconvenientes de cada opción, las recomendaciones y las sugerencias para llevar
a cabo más investigaciones, siempre que fueran necesarias para llegar a una resolución
concluyente.
Estudios de campo
El National Institute of Mental Health (NIMH), en colaboración con el National Institute on Drug
Abuse (NIDA) y el National Institute on Alcohol Abuse and Alcoholism (NIAAA), han patrocinado
12 de los estudios de campo. Estos estudios han permitido a los Grupos de Trabajo comparar
opciones alternativas y estudiar el posible impacto de los cambios sugeridos. Los estudios de
campo han comparado el DSM-III, el DSM-III-R y la CIE-10, y han propuesto una serie de criterios
para el DSM-IV (en 5-10 lugares diferentes por cada estudio y con aproximadamente 100
individuos cada uno). Se seleccionó a individuos representativos de grupos de diferente ámbito
sociocultural y étnico con el fin de establecer una generalización de los resultados y probar
algunos de los más complicados aspectos del diagnóstico diferencial. Los 12 estudios de campo
incluyeron más de 70 lugares y evaluaron a más de 6.000 individuos. Se recogió información
sobre la fiabilidad y funcionamiento de cada criterio, así como de los puntos específicos de cada
uno de ellos. Este tipo de estudio fue de utilidad también para salvar la frontera entre la
investigación y la práctica clínicas, determinando cómo se aplican en la práctica los cambios
derivados de la investigación.
A pesar de que ha sido imposible establecer criterios absolutos e infalibles sobre cuándo realizar
cambios, algunos principios han servido de guía. El umbral para realizar revisiones ha sido más
alto para el DSM-IV que para el DSM-III y el DSM-III-R. Las decisiones tenían que estar
justificadas mediante una base racional y una revisión sistemática de datos empíricos relevantes.
Para aumentar la utilidad clínica y el uso del DSM-IV, se han simplificado y clarificado los tipos
de criterios, siempre que haya podido justificarse mediante datos empíricos. Se ha intentado
establecer el mayor equilibrio posible entre la tradición histórica (centrada en el DSM-III y el DSM-
III-R), la compatibilidad con la CIE-10, las pruebas suministradas por la revisión de la literatura,
los análisis de los datos no publicados, los resultados de los estudios de campo y el consenso
sobre cada tema. Aunque la cantidad de pruebas requeridas para respaldar los cambios ha sido
mayor, hubo muchas variaciones de unas enfermedades a otras, ya que el fundamento empírico
para las decisiones tomadas en el DSM-III y el DSM-III-R también ha variado. Por sentido común,
los grandes cambios para resolver problemas menores han requerido más pruebas que los
cambios pequeños para solucionar problemas mayores. Se han recibido sugerencias para incluir
nuevos diagnósticos en el DSM-IV. Quienes las proponían opinaban que los nuevos diagnósticos
eran necesarios para mejorar la cobertura del sistema, ya que era importante incluir a grupos de
individuos que no podían ser diagnosticados según el DSM-III-R o que, en el mejor de los casos,
sólo podían ser clasificados en la categoría de "no especificados". Se decidió que, en general,
se debían incluir nuevos diagnósticos en el sistema sólo después de que la investigación hubiera
permitido su inclusión, y no para que su inclusión permitiera la investigación. Sin embargo, los
diagnósticos incluidos en la CIE-10 gozaban de una mejor consideración que los recién acabados
de proponer para el DSM-IV. El aumento de la utilidad marginal, claridad y cobertura
proporcionado por los nuevos diagnósticos tenía que ser sopesado frente a los problemas y
dificultades que significaba para el sistema, frente a la escasez de la documentación empírica,
los posibles diagnóstico erróneos y el mal uso. No puede existir clasificación alguna de los
trastornos mentales con un número suficiente de categorías específicas que abarquen todos y
cada uno de los casos clínicos. Las categorías "no especificados" proporcionan una cobertura a
los casos no infrecuentes que se hallan cerca de las definiciones categóricas específicas.
Uno de los aspectos más importantes del DSM-IV ha sido su utilidad como herramienta docente,
algo especialmente cierto por lo que respecta al texto descriptivo que acompaña a los criterios
utilizados para el diagnóstico de los trastornos mentales. Teniendo en cuenta que el intervalo
entre el DSM-IV y el DSM-V está siendo más dilatado que el intervalo entre las ediciones
anteriores (12 años, por lo menos, frente a 7 años entre el DSM-III y el DSM-III-R y entre el DSM-
III-R y el DSM-IV), la información del texto (basada en la literatura existente hasta el año 1992)
corre el riesgo de llegar a resultar obsoleta debido al gran volumen de investigaciones publicadas
cada año. Para pasar del DSM-IV al DSM-V, se ha realizado una revisión del texto del DSM-IV
con los siguientes objetivos: 1) corregir los errores de hecho identificados en el texto del DSM-
IV; 2) revisar el texto del DSM-IV para asegurar que toda la información continúa estando
actualizada; 3) hacer cambios en el texto del DSM-IV para reflejar la nueva información disponible
desde que las revisiones de la bibliografía del DSM-IV finalizaron en 1992; 4) llevar a cabo
mejoras que aumenten el valor docente del DSM-IV, y 5) actualizar los códigos de la CIE-9-MC
modificados en la actua1ización del código del DSM-IV de 1996. Al igual que en el DSM-IV
original, todos los cambios propuestos para el texto han tenido que apoyarse en datos empíricos
concretos, limitándose además a secciones del texto (p. Ej., características y trastornos
asociados, prevalencia). No se consideró la introducción de cambios sustanciales en los criterios
ni se contemplaron tampoco propuestas de nuevos trastornos o nuevos subtipos; tampoco se
creyó oportuno llevar a cabo cambios en las categorías de los apéndices del DSM-IV.
El proceso de revisión del texto se inició en 1997 con la reunión de los Grupos de Trabajo para
la revisión del DSM-IV-TR, siguiendo la misma estructura de Grupos de Trabajo del DSM-IV
original. Se consultó a los jefes de los Grupos de Trabajo del DSM-IV original para que dieran su
opinión sobre la composición de los Grupos de Trabajo para la revisión del texto. Cada grupo
tuvo la responsabilidad de actualizar una sección del texto del DSM-IV. Esto supuso revisar
cuidadosamente el texto con el fin de identificar errores u omisiones y, posteriormente, llevar a
cabo una revisión detallada y sistemática de la literatura para seleccionar la información más
importante publicada desde el año 1992. Los miembros del Grupo de Trabajo para la revisión del
texto propusieron una serie de cambios acompañados de justificaciones escritas y de referencias
relevantes. A lo largo de una serie de reuniones, cada uno de los miembros presentaba al resto
del Grupo los cambios que proponía, junto con sus respectivas justificaciones y referencias, y
sometiendo a su opinión si quedaban lo suficientemente justificados por la documentación
reunida. Una vez terminadas las propuestas de los cambios que debían introducirse, éstas se
transmitieron a un grupo de asesores específicos para cada sección (formado por miembros del
Grupo de Trabajo del DSM-IV original y por consultores adicionales) para su posterior comentario
y revisión. A los consultores también se les dio la oportunidad de sugerir cambios adicionales,
siempre que proporcionaran datos suficientemente convincentes para justificar su inclusión en el
texto. Tras considerar los comentarios efectuados por los consultores, se confeccionaron los
borradores finales de los cambios propuestos, enviándose para que fueran revisados por última
vez y aprobados por el Comité de la American Psychiatric Association para el diagnóstico y la
valoración psiquiátrica.
DSM IV
INTRODUCCION
Este articulo tiene como fin dar a conocer el significado del DSM-IV, su
composición y su manejo para el personal de la salud mental, ya que gracias a
el se puede identificar los trastornos mentales que un individuo pueda
desencadenar, este manual esta basado por diagnósticos que se dividen y se
clasifican en ciertos ejes los cuales se describirán a continuación y nos darán a
conocer como es que se basan y clasifican los trastornos mentales, estos ejes
se dividen en cinco y a su vez se clasifican en varias enfermedades o trastornos
que puede llegar a tener la persona, dependiendo estadísticamente por su
genero, edad y síntomas que se desencadenan.
También nos da a conocer cual es la relación de el DSM-IV y el CIE, ya que estos
manuales sirven para clasificar los trastornos mentales y con su colaboración se
pretende conocer mejor las enfermedades y hacer posible una mejor
comprensión y clasificación de los trastornos que mencionan los manuales.
Es así como se dará a conocer el significado de trastorno mental, su relación con
el DSM-IV, su contenido y su aplicación en el área de la salud mental.
DSM-IV
Es un manual de diagnósticos y estadísticas de los trastornos mentales, el cual
se clasifica en ciertos ejes los cuales nos dan a conocer ciertas enfermedades
psiquiátricas, estos se basan en características específicas del individuo. El
manual se centra sobre todo en los síntomas que describe, así como las
estadísticas relativas a que género es el más afectado por la enfermedad, la
edad de inicio, los efectos del tratamiento y los enfoques comunes de
tratamiento.
- Relación entre el DSM-IV y la CIE.
DSM-IV y la CIE, han servido de gran utilidad para la psicología y psiquiatría, al
colaborar en la reducción de las diferencias entre ambos sistemas, con lo cual
se logro aumentar la congruencia entre ambos.
- Trastorno Mental.
Según el DSM-IV, los trastornos son una clasificación por categoría no
excluyente, que se basa en criterios con rasgos definitorios. Se puede decir que
no existe una definición que especifique adecuadamente el concepto y que
englobe todas las posibilidades.
Un trastorno es un patrón comportamental o psicológico de significación clínica
cualquiera que sea su agente causal ya que es una manifestación individual de
una disfunción en el comportamiento del individuo tanto psicológico como
biológico.
- Evaluación multiaxial
La evaluación multiaxial integra las tres esferas biopsicosociales del individuo
con el fin de darle una atención sistematizada y organizada para obtener una
evaluación lo más correcta posible; esta evaluación consta de cinco ejes, cada
uno de estos aborda un tema distinto, esto además nos dará una base para darse
cuenta la gravedad o simpleza del trastorno que el paciente presente.
Este eje tiene incluidos todos los trastornos incluidos en la clasificación, excepto
los trastornos mentales y de la personalidad; cuando el paciente tiene mas de un
trastorno de la clasificación del eje 1, se deberá tomar en cuenta primero el que
es motivo de consulta, o el mas sobresaliente y secundariamente los demás que
servirán como referencia.
Si no hay ningún trastorno del Eje III, este hecho debe indicarse anotando
«Eje III: ninguno».
Si hay que aplazar un diagnóstico del Eje III, a la espera de recoger
alguna información adicional, este hecho se indicará anotando «Eje III:
aplazado».
Este eje incluye la evaluación del clónico, la cual se dirige a la actividad general
del paciente, esta evaluación es de gran ayuda para plantear el tratamiento. En
este eje lo principal es la escala de evaluación de la actividad global (EEAG), al
momento de la evaluación debe de tomarse en cuenta los datos de el momento
en que se hace esta evaluación. También se utiliza para llevar un registro de la
evolución del paciente en términos generalizados.[i]
COMENTARIO.
Este articulo nos dio a conocer la importancia del DSM-IV ya que es un manual
que fue creado para conocer cuales son los trastornos mentales que puede tener
una persona, este manual esta constituido por cinco ejes los cuales se clasifican
dependiendo de lo que describen y sobre todo sobre el tipo de padecimiento que
definen, los ejes ayudan a clasificar los trastornos mentales dependiendo del tipo
de diagnostico en el cual se basen.
Estos ejes nos dan a conocer cuales son las diferentes enfermedades mentales
los cuales ayudan a comprender el padecimiento y la forma en la cual se dan a
conocer, el grupo de personas en el cual destacan, así como el tratamiento que
se puede realizar.
Disfunciones sexuales
Trastornos de la identidad sexual o transexualidad.
Parafilias o desviaciones sexuales
Otros trastornos sexuales no especificados.
Resumen
Abstract
The recent release of the Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders
(5th edition) by the American Psychiatric Association has led to much debate. An
effective classification requires a reliable and valid system for categorization of
clinical phenomena in order to aid communication, select interventions, indicate
aetiology, predict outcomes, and provide a basis for research. DSM-5 remains a
categorical classification of separate disorders, but mental disorders do not always
fit completely within the boundaries of a single disorder. There are some interesting
contributions of DSM-5, such as the chapters of addictions and of personality
disorders. Addiction label has also been given to behavioral excesses that have no
external substance as a goal (e.g. gambling disorder). Personality disorders remain
unchanged, but there is an alternative model in Section III based on a dimensional
approach which might replace the current categories. The basic reason for
controversy is the expansiveness of DSM-5 psychiatric diagnosis, both in terms of
newly introduced categories and loosening the criteria for diagnosis in existing
categories. Unanswered questions for future research in this field are commented
upon.
Key words: DSM-5, categorical classification, major changes, contributions,
controversies.
Introducción
Según el estudio europeo dirigido por Wittchen et al. (2011), el 32.8% de los
europeos sufre un trastorno mental, pero solo un tercio de ellos recibe tratamiento.
Asimismo, según un estudio reciente de este mismo grupo en relación con los
costes (Olesen, Gustavsson, Svensson, Wittchen, Jönsson et al., 2012), los
trastornos mentales (ansiedad, depresión, adicciones, trastornos de la infancia y
adolescencia, etcétera) y neurológicos (tumores cerebrales, migrañas y cefaleas
tensionales, trastornos del sueño, enfermedad de Parkinson, demencias, etcétera)
suponen uno de los mayores retos económicos para la sanidad europea.
Por lo que a España se refiere, según la última Encuesta Nacional de Salud del
Ministerio de Sanidad (Instituto Nacional de Estadística, 2006), el 21.3% de la
población adulta (un 26.8% de las mujeres y un 15.6% de los hombres) presenta
riesgo de mala salud mental, que se acrecienta a medida que avanza la edad.
Además, el porcentaje de pacientes en los Centros de Atención Primaria con una
demanda de asistencia psicológica es de alrededor del 30% (Gili, Roca y Serrano,
2006).
Cambios en el DSM-5
El DSM-5, como las ediciones anteriores de este manual, está basado en el modelo
categorial, que implica que cada categoría diagnóstica es diferente de la salud y del
resto de las categorías diagnósticas. Sin embargo, al ser conscientes sus autores de
las limitaciones del sistema categorial, incorporan, hasta cierto punto, un enfoque
más dimensional que en las ediciones anteriores. Así, por ejemplo, se analiza la
severidad mayor o menor de los síntomas (leve, moderado y severo) en diversos
cuadros clínicos (el trastorno depresivo mayor o los trastornos adictivos y
relacionados con sustancias).
En último término, las insuficiencias del DSM-5 derivan del modelo médico de
enfermedad mental. El sufrimiento humano es el resultado de una compleja
combinación de factores biológicos, psicológicos y sociales, lo que implica la
necesidad de la formulación psicológica y el necesario conocimiento de las historias
de vida de los pacientes (en lugar o además del diagnóstico psiquiátrico), es decir,
de una evaluación y de un tratamiento psicológico individualizado, fundamentado
en las terapias psicológicas basadas en la evidencia (Echeburúa et al., 2010).
Conclusiones
Contar con diagnósticos clínicos válidos y fiables debería ser esencial para predecir
el curso del trastorno, enfocar adecuadamente el tratamiento, evaluar los
resultados de la terapia, calcular las tasas de prevalencia de los diferentes
trastornos mentales a efectos de planificar los servicios asistenciales o identificar
correctamente a los pacientes para las investigaciones clínicas. Sin embargo, los
diagnósticos clínicos solo deben emplearse cuando están basados en pruebas
científicas y muestran una utilidad clínica (Frances, 2013; Kraemer, Kupfer, Clarke,
Narrow y Regier, 2012).
Ello puede ser así al margen de que una cautela razonable del DSM-5 es que la
identificación de un trastorno requiere en todos los casos que los síntomas causen
un malestar clínico significativo o una interferencia grave en la vida cotidiana del
sujeto afectado y que se recomiende contar con información adicional procedente
de los familiares o de otras personas allegadas al paciente (Barker, 2011).
Por último, se requiere una sólida formación clínica para establecer un diagnóstico
en el DSM-5 porque los criterios establecidos se refieren a síntomas, conductas,
funciones cognitivas, signos físicos y combinaciones de síntomas que es preciso
discriminar con precisión de lo que son los cambios en la vida cotidiana, la
adaptación a las diversas fases del ciclo evolutivo o las respuestas transitorias a las
situaciones de estrés.
Bracken, P., Thomas, P., Timimi, S., Asen, E., Behr, G., ... Beuster, C. (2012).
Psychiatry beyond the current paradigm. Bristish Journal of Psychiatry, 201, 430-
434. [ Links ]
Kraemer, H. C., Kupfer, D. J., Clarke, D. E., Narrow, W. E., y Regier, D. A. (2012).
DSM-5: how reliable is reliable enough? American Journal of Psychiatry, 169, 13-
15. [ Links ]
London School of Economics (2006). The Depression Report. A new deal for
depression and anxiety disorders.London: The Centre for Economic Performance's
Mental Health Policy Group. [ Links ]
McGorry, P. D. (2010). Risk syndromes, clinical staging and DSM-V: new diagnostic
infrastructure for early intervention in psychiatry. Schizophrenia Research, 120, 49-
53. [ Links ]
Nemeroff, C. B., Weinberger, D., Rutter, M., MacMillan, H. L., Bryant, R. A.,
...Wessely, S. (2013). DSM-5: a collection of psychiatrist views on the changes,
controversies, and future directions. BMC Medicine, 11, 202. [ Links ]
Olesen, J., Gustavsson, A., Svensson, M., Wittchen, H. U., y Jönsson, B (2012). On
behalf of the CDBE2010 Study Group and the European Brain Council The economic
cost of brain disorders in Europe. European Journal of Neurology, 19, 155-
162. [ Links ]
Szyf, M., y Bick, J. (2013). DNA methylation: A mechanism for embedding early life
experiences in the genome. Child Development, 84, 49-57. [ Links ]
Wakefield, J. C., y First, M. B. (2012). Does the empirical evidence support the
proposal to eliminate the major depression "bereavement exclusion" in DSM-
5? World Psychiatry, 11, 3-10. [ Links ]
Wittchen, H. U., Jacobi, F., Rehm, J., Gustavsson, A., Svensson, M., Jönsson, B., .
(2011). The size and burden of mental disorders and other disorders of the brain in
Europe 2010. European Neuropsychopharmacology, 21, 655-679. [ Links ]
CIE-10
Logo de la OMS.
Índice
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1Historia
2Codificación
3Mapeos y referencias cruzadas con CIE-9
4Apéndices
5Véase también
6Referencias
o 6.1Bibliografía
7Enlaces externos
o 7.1Búsqueda de códigos
o 7.2Páginas web oficiales de la OMS de la CIE
o 7.3Otros
Historia[editar]
La CIE fue publicada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se ocupa a nivel
internacional para fines estadísticos relacionados con morbilidad y mortalidad, los sistemas
de reintegro y soportes de decisión automática en medicina. Este sistema está diseñado
para promover la comparación internacional de la recolección, procesamiento, clasificación
y presentación de estas estadísticas. La CIE es la clasificación central de la WHO Family
of International Classifications (WHO-FIC) (en español, la Familia de Clasificaciones
Internacionales de la OMS).3
La lista CIE-10 tiene su origen en la «Lista de causas de muerte», cuya primera edición la
realizó el Instituto Internacional de Estadística en 1893. La OMS se hizo cargo de la misma
en 1948, en la sexta edición, la primera en incluir también causas de morbilidad. A la
fecha, la lista en vigor es la décima, y la OMS sigue trabajando en ella.
La CIE-10 se desarrolló en 1992 y su propósito fue rastrear estadísticas de mortalidad. La
OMS publica actualizaciones menores anuales y actualizaciones mayores cada tres años.
El 1 de enero de 2018 está prevista la entrada en vigor de la CIE-11.2
Posteriormente, algunos países han creado sus propias extensiones del código CIE-10.
Por ejemplo, Australia presentó su primera edición, la «CIE-10-
AM» en 1998; Canadá publicó su versión en el 2000, la «CIE-10-CA». Alemania también
tiene su propia extensión, la «CIE-10-GM».
En EE.UU se añadió el anexo con el sistema de clasificación de procedimientos o ICD-10-
PCS.A pesar de que ya utilizan el manual de procedimientos, Estados Unidos y Puerto
Rico se están preparando para la implementación del Sistema de Clasificación de
Enfermedades para comenzar en octubre de 2015.
Codificación[editar]
Cada afección puede ser asignada a una categoría y recibir un código de hasta seis
caracteres de longitud (en formato de X00.00). Cada una de tales categorías puede incluir
un grupo de enfermedades similares. Los siguientes códigos se utilizan por la Clasificación
Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud.
II C00-D48 Neoplasias
M00-
XIII Enfermedades del sistema osteomuscular y del tejido conectivo
M99
Apéndices[editar]
A. Morfología de las neoplasias
B. Clasificación de fármacos por su Número de Lista del Servicio de Formularios de
Hospitales Norteamericanos y su equivalente CIE-9-CM.
C. Clasificación de Accidentes Industriales
D. Lista de categorías de tres dígitos.00000
Véase también[editar]
CDFT, la Clasificación de Derivaciones Fármaco-terapéuticas
CIF, la Clasificación internacional del funcionamiento, de la discapacidad y de la salud
CIAP-2, la Clasificación Internacional de Atención Primaria
CIE-O, el Código internacional de enfermedades para oncología
CIE-9, la anterior clasificación de códigos
CIE-9-MC 2014
DSM-5, el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales
ICD-10-PCS
Referencias[editar]
1. Volver arriba↑ WHO. Classifications. International Classification of Diseases (ICD).
Consultado el 29/06/2014.
2. ↑ Saltar a:a b «El TDAH del adulto se suma al manual diagnóstico europeo en
2018». redaccionmedica.com. 23 de marzo de 2017. Consultado el 7 de abril de 2017.
3. Volver arriba↑ The WHO Family of International Classifications. WHO. Consultado el
29/06/2014.
4. Volver arriba↑ CIE-9-MC 2014 (9ª edición, enero 2014). Ministerio de Sanidad, Servicios
Sociales e Igualdad (España). Consultado el 29/06/2014.
5. Volver arriba↑ CIE-10 2008 (8ª edición, 2009 versión 1.0 - 01/05/2010). Ministerio de
Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (España). Consultado el 29/06/2014.
6. Volver arriba↑ II Jornada Técnica CIE 10. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e
Igualdad. Madrid, 30 de mayo de 2014.
Bibliografía[editar]
DISEÑO DE LA CIE-10
Edición de la CIE-10
La CIE ha cambiado con el tiempo respondiendo a los avances de la medicina y a las
necesidades de los usuarios; la 10ª Revisión consta de tres volúmenes que se usan
conjuntamente en la codificación.
Cada volumen contiene además orientaciones específicas y otros aspectos relacionados con la
CIE y las estadísticas derivadas, los cuales se precisarán al referirse a cada uno de ellos. El
codificador debe revisar estos volúmenes para conocer su contenido y aprender su manejo en
la codificación.
El volumen 1 contiene:
La CIE recomienda que en cada país se integren Centros Nacionales de Referencia que se
coordinen con los Centros Colaboradores para asesorar a los usuarios en la aplicación de la
CIE.
El Informe de la Conferencia para la 10ª Revisión de la CIE destaca las actividades realizadas
para lograr esta nueva revisión de la clasificación, las modificaciones efectuadas y las
recomendaciones a los países para su implantación.
La Clasificación de las Enfermedades comprende la mayor parte de este volumen en dos listas
principales:
Las categorías ocupan las letras de la A a la Z, con excepción de la U. Los códigos U00-U49 son
para ser utilizados en la asignación provisional de nuevas enfermedades de etiología incierta.
Los códigos U50-U99 pueden utilizarse en la investigación, por ejemplo cuando se someta a
prueba una clasificación alternativa para un proyecto especial.
Ejemplos de categorías:
A00 Cólera.
E40 Kwashiorkor.
V17 Ciclista lesionado por colisión con objeto estacionado o fijo.
Cada categoría tiene un número variable de subcategorías y algunas pueden tener hasta un
máximo de 10 que van del .0 al .9. En general las primeras subdivisiones se utilizan para
enfermedades, circunstancias, etiología o características específicas, mientras que el cuarto
carácter .8 se reserva para “otras afecciones” de la categoría de tres caracteres, en general las
que por su frecuencia e importancia, no ameritan un código propio y el cuarto carácter .9 para
la categoría sin otra especificación o detalle.
Ejemplos de subcategorías:
A00.0 Cólera debido a Vibrio cholerae O1, biotipo cholerae
C25.3 Tumor maligno del conducto pancreático
H50.8 Otros estrabismos especificados
I37.9 Trastorno de la válvula pulmonar, no especificado
V17.4 Conductor de bicicleta lesionado por colisión con objeto estacionado
Algunas categorías no tienen subdivisiones. En estos casos se puede agregar una X, también
separada por un punto, con objeto de igualar la longitud del campo de captura o bien dejar en
blanco el espacio. No es recomendable usar un carácter numérico en estos casos.
Ejemplos de categorías que no tienen subdivisiones. Localiza estos códigos en las páginas 157,
196, 431 y 927:
Debe tenerse cuidado al interpretar si una categoría no tiene subdivisiones, ya que en algunos
casos no aparecen con ellas. Cuando las subdivisiones son comunes a varias categorías se
presentan al inicio del grupo para evitar repeticiones.
¿Qué es un grupo?
Un grupo es un conjunto de categorías (incluyendo sus respectivas subcategorías) afines o
relacionadas con algún tipo de enfermedad u órgano del cuerpo. Al inicio de cada grupo se
presenta el nombre del mismo y las categorías inicial y final que comprende.
¿Qué es un capítulo?
Los capítulos abarcan conjuntos mayores de categorías ordenadas en grupos. Las patologías o
motivos de atención de un capítulo corresponden a un sistema corporal o bien a enfermedades
y causas que tienen características comunes.
Al inicio de cada capítulo aparece su nombre seguido de las categorías inicial y final que
comprende y los grupos que contiene.
Para poder disponer de esa información se requiere que su producción esté sistematizada, es
decir, organizada y con procedimientos homogéneos aplicados por cada una de las partes que
intervienen en su elaboración.
Diseño
Consiste en la elaboración del plan general para generar y difundir la información; incluye los
objetivos del sistema, los procedimientos para captar y procesar los datos para obtener
tabulados estadísticos definidos. (A cargo de las autoridades técnico administrativas)
Captación
Consiste en el registro de los datos en los formatos primarios por los responsables de la
atención y su recopilación periódica para ser concentrados y procesados. (A cargo de los
médicos y otras personas que dan la atención a los pacientes)
Procesamiento
Consiste en la codificación de los datos captados en los formularios, su ingreso a la base de
datos y la elaboración de tabulados estadísticos para el análisis. (A cargo de los codificadores,
el personal de informática y los estadísticos)
Difusión y uso
Consiste en la distribución de la información procesada, para ser utilizada por los usuarios en el
análisis de la situación de salud, evaluar los efectos de las medidas aplicadas, explicar los
cambios y tomar decisiones que modifiquen el comportamiento de las enfermedades. (A cargo
de los médicos, investigadores y autoridades sanitarias)
Para lograr que la información sea útil se requiere que sea de calidad, es decir confiable,
oportuna, completa y homogénea y que estas características perduren con el tiempo.
La primera edición, resultó de los trabajos de un comité dirigido por Jacques Bertillon y fue
presentada en el año 1893.
Las primeras cinco revisiones fueron convocadas por el gobierno francés y las posteriores han
quedado a cargo de la Organización Mundial de la Salud.
Desde su inicio la CIE ha sido utilizada por los países para la elaboración de estadísticas de
mortalidad, dada la relevancia que tiene este indicador para evaluar la situación de salud. La
muerte es un evento importante y único, con menos problemas de registro que la morbilidad y
a menudo es más preciso el conocimiento derivado de su estudio.
Por ello originalmente la CIE fue usada para elaborar estadísticas de mortalidad; sin embargo,
los sistemas de atención a la salud tienen necesidad de contar con estadísticas de las causas
que motivan la atención en los distintos niveles de atención, como por ejemplo: puestos o
centros de salud y hospitales, que no necesariamente ocasionan la muerte.
La preocupación de responder a esta necesidad data desde el inicio de la CIE, sin embargo, es
a partir de la 6ª Revisión que la clasificación fue enriquecida con un mayor número de términos
diagnósticos y utilizada también para producir estadísticas de morbilidad.
En la actualidad y con el avance de la tecnología, es posible contar con información sobre las
enfermedades y motivos de atención, así como de las causas de defunción con una gran
oportunidad, lo que aumenta su importancia y uso en todos los niveles de atención a la salud.
El procesamiento de códigos es mucho más rápido que el de palabras, por lo cual se acorta el
tiempo para efectuar operaciones con ellos y generar cuadros estadísticos.
La CIE es uno de los sistemas universales que permite la producción de estadísticas sobre
mortalidad y morbilidad que son comparables en el tiempo entre unidades o regiones de un
mismo país y entre países.
En el caso de la CIE-10 los códigos están compuestos por una letra en la primera posición
seguida de números es decir son alfanuméricos. Esta estructura permitió incluir un mayor
número de códigos y términos diagnósticos en comparación con las revisiones anteriores,
cuyos códigos eran sólo numéricos.
Código
Diagnóstico o
afección principal: Tuberculosis del pulmón confirmada por cultivo____A15.1
Otra afección: Desequilibrio hidroelectrolítico_____________________E87.8
Otra afección: Desnutrición leve_______________________________E44.1
I a) Choque séptico_______________________A41.9
b) Ulcera gástrica con perforación___________K25.5
c) __________________________________________
d) __________________________________________
|_K|_2_|_5_|_5_|
Causa Básica
Cuando el codificador asigna las claves A15.1, E87.8 y E44.1 a las enfermedades descritas en
la hoja de egreso hospitalario, o las claves A41.9 y K25.5 del certificado de defunción, está
traduciendo nombres de padecimientos a códigos que serán procesados generalmente en una
computadora.
La CIE comprende reglas para seleccionar una afección (afección principal) o una causa de
defunción (causa básica), para la obtención de estadísticas de morbilidad y mortalidad,
respectivamente, basadas en una sola causa.
Los registros médicos y los certificados de defunción frecuentemente contienen más de una
información diagnóstica y o causa por paciente; sin embargo, en la mayoría de las veces sólo
una de ellas es capturada y procesada para la obtención de estadísticas.
Es posible ingresar a la base de datos y procesar todas las causas anotadas en cada registro
para producir estadísticas con enfoque de causas múltiples, aunque su procesamiento y
análisis son más complejos.
El registro de otras características personales y socioeconómicas del fallecido o de la persona
atendida, tales como la edad, el sexo, la escolaridad, etc., así como de los detalles y resultado
de la atención, brinda a los usuarios mayores posibilidades para el análisis. Estas
características o variables también deben ser tomadas en cuenta durante la codificación de los
términos diagnósticos.
Los datos registrados de cada paciente atendido o de cada persona fallecida, son codificados y
capturados para integrar una base de datos que contiene la información de cada caso para un
período y área determinados.
La base de datos puede ser procesada para obtener cuadros sobre la distribución de las causas
según la edad, el sexo, la residencia habitual, el tamaño de la localidad, el nivel de escolaridad,
la situación laboral, etc. que permitan establecer relaciones entre las enfermedades y estas
otras variables.
Las decisiones que tomen los administradores de salud dependen mucho de la calidad de la
información que es producida; de ahí la importancia de llenar adecuadamente los registros y
procesar cuidadosamente la información, verificando que la cobertura sea lo más completa
posible y con el mínimo de errores en la codificación y captura de los datos.
Que es la cie10?
La Cie10 es el acrónimo de la Clasificación internacional de enfermedades, décima versión correspondiente
a la
versión en español de la (en inglés) ICD, siglas de International Statistical Classification of Diseases and
Related Health Problems) y determina la clasificación y codificación de las enfermedades y una amplia
variedad de signos, síntomas, hallazgos anormales, denuncias, circunstancias sociales y causas externas
de daños y/o enfermedad.
La CIE fue publicada por la Organización Mundial de la Salud. Se utiliza a nivel internacional para fines
estadísticos relacionados con morbilidad y mortalidad, los sistemas de reintegro y soportes de decisión
automática en medicina. Este sistema está diseñado para promover la comparación internacional de la
recolección, procesamiento, clasificación y presentación de estas estadísticas. La CIE es la clasificación
central de la WHO Family of International Classifications (WHO-FIC) (en español, la Familia de
Clasificaciones Internacionales de la OMS).2 La lista CIE-10 tiene su origen en la «Lista de causas de
muerte», cuya primera edición editó el Instituto Internacional de Estadística en 1893. La OMS se hizo
cargo de la misma en 1948, en la sexta edición, la primera en incluir también causas de morbilidad. A la
fecha, la lista en vigor es la décima, y la OMS sigue trabajando en ella. La CIE-10 se desarrolló en 1992 y
su propósito fue rastrear estadísticas de mortalidad. La OMS publica actualizaciones menores anuales y
actualizaciones mayores cada tres años. Posteriormente, algunos países han creado sus propias
extensiones del código CIE-10. Por ejemplo, Australia presentó su primera edición, la «CIE-10-AM» en
1998; Canadá publicó su versión en el 2000, la «CIE-10-CA». Alemania también tiene su propia
extensión, la «CIE-10-GM». En EE.UU se añadió el anexo con el sistema de clasificación de
procedimientos o ICD-10-PCS.
Cada condición de salud puede ser asignada a una categoría y recibir un código de hasta seis caracteres
de longitud (en formato de X00.00). Cada una de tales categorías puede incluir un grupo de
enfermedades similares.
Sistema de categorías a las cuales se les asignan entidades morbosas de acuerdo con criterios
establecidos.
Propósito:
Utilidad:
Convertir los términos diagnósticos y de otros problemas de salud, de palabras a códigos alfanuméricos
que permiten su fácil almacenamiento y posterior recuperación para el análisis de la información. En la
práctica se ha convertido en una clasificación diagnóstica estándar internacional para todos los propósitos
epidemiológicos generales y muchos otros de administración de salud.
La Cie, no es adecuada para indagar entidades clínicas individuales y es adecuada para clasificar
enfermedades y otros tipos de problemas de salud, consignados en distintos tipos de registros vitales y de
salud.
La Cie es un sistema de clasificación de ejes variables cuyo esquema debe servir a todos los propósitos
prácticos y epidemiológicos. Este patrón puede ser identificado en los capítulos de la C.I.E. y hasta el
momento es considerado como la estructura más útil que cualquiera de las alternativas que se han probado.
La Cie. utiliza un código alfanumérico, con una letra en la 1° posición y números en la 2°,3°, y 4° posición;
el cuarto carácter sigue a un punto decimal, los códigos posibles van por lo tanto de A00.0 a Z99.9.
Se define como la afección diagnóstica al final del proceso de atención de la salud cómo la causante
primaria de la necesidad de tratamiento o investigación que tuvo el paciente. Si hay más de una afección
así caracterizada, debe seleccionarse la que se considera causante del mayor uso de recursos.
Se definen como aquellas que coexistieron o se desarrollaron durante el episodio de atención y afectaron
el tratamiento del paciente. Las afecciones que hayan afectado anteriormente al paciente pero que no
inciden en el episodio actual no se deben registrar.
Capitación
1. ¿Qué es la capitación?
Los montos capitados pueden ser tasas fijas que calcula Humana o un
porcentaje de la prima que pueden establecer los CMS. Las tasas de
capitación están definidas en los contratos celebrados entre los
proveedores de servicios de salud y Humana.
Se deben incluir todos los códigos de diagnóstico con los que se trató
y/o controló al afiliado durante su consulta, los cuales se documentan
apropiadamente en los expedientes médicos. Entre estos se incluyen los
de afecciones crónicas y/o comorbilidades que puedan incidir en la
decisión del médico con respecto al paciente durante dicha verificación
de servicios.
Plan de procesamiento de CIE-9 a CIE-10
3. ¿Se puede presentar una reclamación por servicios cuya fecha sea
posterior al 1 de octubre de 2015, es decir, posterior a la fecha de
cumplimiento establecida por los CMS?
Sí. Los formatos que incluían la CIE-9 se han corregido para que
reflejen los códigos CIE-10.
Humana.com/ICD10training.
http://www.cms.gov/Medicare/Coding/ICD10/index.html?redirect=/icd
10
Mapeo
2. ¿Usará Humana los MEG de los CMS como parte del proceso?
Sí. Humana utilizará los MEG de los CMS como guía para mapear los
códigos de la CIE-9 a los de la CIE-10. Sin embargo, con base en su
orientación clínica y sus conocimientos sobre codificación, puede haber
instancias en las que Humana considere apropiado utilizar códigos
adicionales, independientemente de los mapeos de equivalencias
generales. Humana siempre acepta los mapeos de equivalencias
generales.
Los planes de Medicaid varían según el estado, pero la clave para que
Medicaid haga el reembolso de manera correcta es codificar con
precisión y según el nivel más elevado de especificidad de modo que se
pueda garantizar la detección de las categorías de enfermedades
aparezcan, en el caso de que estén cubiertas.
Política médica y necesidad médica
CIE-10-ES
La adopción de la CIE-10-ES supone un cambio notable que afecta a los hospitales más allá
del reto de formación de los profesionales que realizan la codificación de diagnósticos y
procedimientos. Si bien la clasificación es completamente nueva, los diagnósticos no
plantean más dificultad que el necesario proceso de formación, entrenamiento, con la
consiguiente curva de aprendizaje, y consolidación del nuevo sistema.
Sin embargo los procedimientos se modifican tan radicalmente que supone un reto mucho
más importante. Los códigos de procedimientos de la CIE-10-ES están formados por siete
caracteres con significado de posición, no se presentan los códigos como un conjunto finito
en formato lista y requieren de mayor detalle del tipo de procedimiento, de la localización
anatómica de la intervención, del abordaje, del dispositivo, etc.
El nuevo agrupador All Patient Refined DRG (APR-GRD) implica un cambio en el Sistema
de Clasificación de los pacientes. APR-GRD agrupa menos clases que el agrupador AP-
GRD, que se ha venido usando desde principios de los 90 en España. Incorpora la
subclasificación en estadios de severidad y de mortalidad de cada una de las clases,
permitiendo una mayor especificidad en el reconocimiento de la tipología de pacientes
aumentando el número de clases finales. La mayor homogeneidad de los pacientes en estas
clases finales puede permitir nuevos análisis y los usuarios de la información requerirán
conocer las bases del nuevo sistema para su comprensión y aprovechamiento.
(1) El pasado 10 de febrero de 2015, el Boletín Oficial del Estado publicó el Real Decreto 69/2015 por el que se regula el Registro de Actividad de Atención
Sanitaria Especializada, con base en el actual Conjunto Mínimo Básico de Datos (RAE-CMBD), así como establece su estructura y contenido. En él se mencionan
(2) El próximo 1 de Enero de 2016 entrará en vigor la nueva clasificación para la codificación clínica CIE-10-ES, que sustituirá a la actual clasificación CIE-9-MC
como clasificación de referencia para la codificación clínica y registro de morbilidad en España, de acuerdo con la agenda de transición aprobada por el Consejo
Los Grupos de Trabajo informaban al Comité Elaborador del DSM-IV, que constan de 27 miembros, muchos de los
cuales presidían asimismo algún Grupo de Trabajo. Cada uno de los 13 Grupos de Trabajo se componía de 5 (o más)
miembros, cuyas opiniones eran analizadas por un grupo de entre 5 y 100 consejeros, escogidos por representar
experiencias clínicas y de investigación, disciplinas, formación y ámbitos de actuación muy diversos. La
participación de muchos expertos internacionales ha asegurado que el DSM-IV posea la más amplia gama de
información y pueda aplicarse y usarse en todo el mundo. Se han realizado multitud de conferencias y reuniones con
el fin de proporcionar una guía conceptual y metodológica para la elaboración del DSM-IV. Entre ellas, muchas han
estado dedicadas a consultas entre los realizadores del DSM-IV y los de la CIE-10, con el fin de aumentar la
compatibilidad entre los dos sistemas. Asimismo, han tenido lugar otras reuniones centradas en el papel de los
factores culturales en el diagnóstico de las enfermedades mentales, en el diagnóstico geriátrico y en el diagnóstico
psiquiátrico en los centros de asistencia primaria.
Psicomed
Pues es básicamente lo expuesto anteriormente, pero yo siempre prefiero mirar los dos manuales porque el CIE-10
da versiones más elaboradas y completas de los trastornos mentales que clasifica, y donde taxativamente incluye o
excluye otras patologías mentales que no hace el DSM-IV
Mirando esta web, cuya ventaja fundamental es que dando sólo un click vemos la diferencia de contenido entre
versiones nosológicas, comodidad y rapidez.
http://personal.telefonica.terra.es/web/psico/cie_10/cie10_indice.html
Por ejemplo en el DSM-IV para la esquizofrenia paranoide:
Criterios para el diagnóstico de
F20.0x Tipo paranoide de esquizofrenia (295.30)
Las ideas delirantes y alucinaciones paranoides más características son las siguientes:
a) Ideas delirantes de persecución, de referencia, de celos, genealógicas, de tener una misión especial o de
transformación corporal.
b) Voces alucinatorias que increpan al enfermo dándole órdenes, o alucinaciones auditivas sin contenido verbal, por
ejemplo, silbidos, risas o murmullos.
c) Alucinaciones olfatorias, gustatorias, sexuales u de otro tipo de sensaciones corporales. Pueden presentarse
también alucinaciones visuales, aunque rara vez dominan.
El curso de la esquizofrenia paranoide puede ser episódico, con remisiones parciales o completas, o crónico. En esta
última variedad los síntomas floridos persisten durante años y es difícil distinguir episodios aislados. El comienzo
tiende a ser más tardío que en las formas hebefrénica y catatónica.
Incluye:
Esquizofrenia parafrénica.
Excluye:
Estado paranoide involutivo (F22.8).
Paranoia (F22.0).
Pues eso aunque el DSM-IV se utiliza más, es conveniente siempre mirar también el CIE-10
https://psiquiatrianet.wordpress.com/2010/02/10/dsm-iv-y-cie-10-diferencias/