Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
V.- POLARIDADES
Paco Peñarrubia
Este situarse en el centro como actitud de partida, Fritz reconoce haberlo tomado de
Friedlander. Ya en sus primeros escritos (“Yo, Hambre y Agresión” 1942-47), Perls
señala sus intenciones de revisar el psicoanálisis.
En su obra “Indiferencia creativa” Friedlander dice (según cita Perls puesto que
esta obra desapareció en la segunda guerra y es inencontrable): “todo evento se
relaciona con un punto cero a partir del cual se realiza una diferenciación en opuestos.
Estos opuestos manifiestan, en su concepto específico, una gran afinidad entre sí. Al
permanecer atentos al centro, podemos adquirir una capacidad creativa para ver
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
1
!E.!y!M.!Polster,!op.!Cit.,!p.17!
!F.!Perls:!“Sueños!y!Existencia”.!Cuatro!Vientos.!Chile.!1974.!Pag.29!
2
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
3
!C.!Naranjo:!“La!Vieja!y!Novísima!Gestalt”.!Cuatro!Vientos.!Chile.!1990.!Pág.!202!
!F.!Perls.!“Terapia!gestalt!y!potencialidades!humanas”,!en!J.!O.!Stevens,!“Esto!es!Gestalt”,!op.!Cit.,!p.19!
4
la unidad del darse cuenta, donde la división dentro del yo desaparece al igual
que las divisiones entre yo y los demás, entre yo y el resto del mundo”5.
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
!F.!Perls:!“Resolución”.!en!“Esto!es!Gestalt”.!Cuatro!vientos.!Chile.!1978.!Pág!78!
5
6
!KX!Goldstein:!“The!effect!of!brain!damage!on!the!personality”.!Mac!Millan.!New!York.!1964!
Lecturas complementarias:
Fritz Perls
Por lo tanto, no todos los contactos son sanos, ni todo el retraerse es enfermo.
Una de las características del neurótico es que ni puede establecer un buen contacto
ni puede organizar su retiro. Cuando debiera estar en contacto con su ambiente, su
mente está en otra cosa, de modo que no puede concentrarse. El insomnio, queja
frecuente del neurótico, es un ejemplo de la incapacidad de retraerse. También lo es el
aburrimiento. El aburrimiento ocurre cuando tratamos de quedarnos en contacto con
un objeto que no es de nuestro interés. Rápidamente extinguimos toda la excitación
que hay a nuestra disposición; nos cansamos y nos aburrimos. Queremos retraernos
de las situaciones. Al no encontrar una excusa adecuada el sobrecontacto también se
torna doloroso y lo expresamos exactamente en estos términos: “mortalmente
aburrido” o “llorando de aburrimiento”. Si dejamos que nos controle nuestro cansancio
nos retraemos a nuestra fantasía hacia un contacto más interesante.
El que nuestro cansancio sea asunto únicamente temporal, se hace evidente
al descubrir el renovado interés con que nos encontramos súbitamente escuchando a
un orador fascinante. Una vez más estamos en contacto, estamos por así decir “ahí
enteros”.
El contacto y el retiro son opuestos dialécticos. Son descripciones de los
modos como enfrentamos eventos sicológicos, son los modos que tenemos para tratar
en el límite de contacto con objetos en el campo. En el campo organismo/ambiente,
las catexis positivas y negativas (contacto y retiro) se comportan en forma muy similar
a las fuerzas atractivas y aversivas del magnetismo. El campo total compuesto de
organismo/ambiente es en sí una unidad diferenciada dialécticamente. Biológicamente
se diferencia en organismo y ambiente; psicológicamente, en lo propio y lo otro;
moralmente en egoísmo y altruismo, científicamente en objetivo y subjetivo, etc.
Cuando el objeto cataxial, ya sea su catexis positiva o negativa, ha sido
apropiado o aniquilado, contactado o alejado, o tratado de alguna manera satisfactoria
para el individuo, entonces tanto él como la necesidad con la cual está asociada
desaparecen del ambiente, se dice que la gestalt está cerrada. El objeto catexial y la
necesidad tiene una relación casi matemática entre sí; si la necesidad es un déficit, el
objeto catexial es una más (+). Si un hombre siente sed, siente que le falta líquido, su
necesidad es vivenciada como un déficit (-). En ese instante un vaso de agua tiene
para él una catexis positiva y se vivencia como un más. Se puede medir con exactitud
el número de unidades de líquido que precisa y al obtener esa cantidad del ambiente,
sus necesidades están satisfechas. La suma algebraica, de la necesidad más el objeto
catexial da por resultado cero.
Este “contactarse con” y “retirarse del” ambiente, esta aceptación y rechazo del
ambiente, son las funciones más importantes de la personalidad integral. Son los
aspectos positivos y negativos de los procesos psicológicos mediante los cuales
vivimos. Son opuestos dialécticos, forman parte de lo mismo, de la personalidad
integral. Aquellos psicólogos que sostienen un concepto dualístico del hombre ven a
estos opuestos naturales como fuerzas antagónicas que hacen pedazos al individuo.
Nosotros, por el contrario, los vemos como aspectos diferentes de la misma cosa: la
capacidad de discriminar. Esta capacidad puede confundirse como también puede
funcionar malamente. Al ocurrir esto el individuo se hace incapaz de reaccionar
adecuadamente y por ende lo describimos como neurótico. Pero cuando la capacidad
de discriminar funciona en buena forma, los componentes de aceptación y rechazo, de
contacto y de retiro están siempre presentes y activos.
En realidad, esta función pareciera formar parte del ritmo mismo de la vida.
Durante el día, mientras estamos despiertos, estamos en contacto con el mundo.
Durante la noche al dormirnos, nos retraemos, renunciamos al contacto del mundo.
Durante el verano, por lo general, estamos más abiertos que en el invierno. Un
ejemplo perfecto del retraerse en la estación fría lo constituyen aquellos animales que
hibernan.
El contactar el ambiente es en cierto sentido la formación de una gestalt. El
retraerse es cerrarla completamente o bien reunir sus fuerzas para posibilitar el cerrar
la gestalt. EL boxeador hace contacto con la mandíbula de su contrincante, pero no
deja su puño ahí. Lo retira para dar al próximo golpe. Si el contacto es demasiado
prolongado se torna inefectivo o doloroso; si el retiro es demasiado prolongado, llega a
intervenir en el proceso de vida. El contacto y el retiro, es su forma rítmica, son
nuestros medios de satisfacer nuestras necesidades, de continuar los procesos
siempre en transcurso que constituye la vida misma…
Norberto Levy
Muchas corrientes del campo de la biología afirman también que todo individuo
contiene las estructuras anatómicas e histológicas de los dos sexos, uno de los cuales
se desarrollan en plenitud y el otro involuciona. El ejemplo más evidente de este
proceso son las tetillas del varón, las cuales representan una parte del sistema
mamario no desarrollado. Lo mismo ocurre con los otros caracteres sexuales,
primarios y secundarios, de cada sexo.
Los atributos de las energías masculina y femenina son los mismos que
describimos para la energía ying y yang. Las presentaremos de un modo ampliado y
en cuadro comparativo para reconocerlas mejor:
Los varones, en una gran mayoría, hemos sido educados y formados según la
creencia que dice que cuanto más energía masculina, más y mejor varón se es. A
partir de tal creencia cualquier rasgo en un varón que estuviera vinculado con las
funciones femeninas (sensibilidad, delicadeza, capacidad de cuidado, ternura, etc.) era
interpretado como un déficit, como una falla en su condición de varón. De ahí los
típicos calificativos de “mariquita”, “maricón” con que se suele burlar a los niños que
expresan algún rasgo femenino. Tales términos quieren decir precisamente eso:
“varón fallado”.
De hecho existe una alta población de varones con su energía femenina muy
dañada. Dañada por no estar legitimada socialmente, por no ser reconocida
interiormente, por no ser expresada, ejercitada y disfrutada. Este daño se manifiesta
en la incapacidad de realizar experiencias que requieran energía femenina y en la
De todo esto se desprende que el orgasmo del varón es, en su base misma, el
resultado del encuentro interior entre las energías masculina y femenina expresado
masculinamente a través del varón y que lo que el orgasmo revela es, en última
instancia, la calidad de tal encuentro, luego interior y exterior. Cuanto más armoniosa
la relación masculino-femenino interna, más intensa, más integra y profunda la
vivencia orgásmica. Otra de las consecuencias del daño de la energía femenina del
varón es que produce en él la tendencia a maltratar a la mujer. Es decir, tiende a