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Internacional y
derechos internos
Derecho
Internacional
Público
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Derecho Internacional y
derechos internos
Doctrinas Dualistas.
Los autores enrolados en esta postura postularon una separación completa
de los dos órdenes.
Para Triepel, esta separación es consecuencia de los fundamentos diversos
que tienen ambos derechos: en el Derecho interno es la voluntad de un solo
Estado, y en el Derecho Internacional es la voluntad común de varios
Estados. También son diferentes los sujetos (en el Derecho interno son los
individuos, y en el Derecho Internacional son los Estados); siendo
finalmente también diferente la relación predominante entre el Estado
creador de la norma y los sujetos a la misma: en el Derecho interno, la
relación es de subordinación, mientras que en el plano internacional las
relaciones entre los Estados son de coordinación, en virtud de su carácter
soberano.
Como consecuencia de esta separación, para que una norma de Derecho
Internacional sea aplicable a un individuo, debe ser dictada una ley interna
con el mismo contenido que el tratado.
Anzilotti por su parte, agrega que las normas internacionales no pueden
influir sobre el valor obligatorio de las normas internas y viceversa. Por ello
es que en la práctica internacional, la ley interna que esté en contradicción
con una obligación internacional del Estado que la adoptó no es nula, sino
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que sigue vigente, aunque acarrea la responsabilidad del Estado en el plano
internacional.
Doctrinas Monistas.
Los autores partidarios de esta postura, sostienen la existencia de un solo
orden jurídico universal. El principal exponente de esta teoría es Kelsen,
quien responde a los argumentos de Triepel y Anzilotti de la siguiente
manera:
Respecto a la diferencia en los sujetos, Kelsen sostiene que el
comportamiento de un Estado se reduce al comportamiento de los
individuos que lo representan; no puede haber por tanto una diferencia
entre la clase de sujetos cuya conducta regulan.
En cuanto a la diferencia de contenido, esto es, que el Derecho interno
se ocupa de los asuntos internos y el internacional de las relaciones
externas, Kelsen afirma que tal diferenciación es imposible en la
práctica. En efecto, como señala la jurisprudencia de la CIJ, todo asunto
“interno” puede ser objeto de un tratado internacional.
Con relación al fundamento de los derechos internos, el autor que
comentamos sostiene que el mismo se encuentra en la primera norma
que ordena obedecer al legislador originario, al que impuso la primera
Constitución, que debe ser efectiva para ser considerada válida. En el
Derecho Internacional, se reconoce a un Estado cuando su orden
jurídico es efectivo, por aplicación del principio consuetudinario de la
efectividad. De esto resulta que el fundamento de esa primera norma
del Derecho interno está en el Derecho Internacional, que por proveer a
aquél de su norma fundamental relativa, tiene primacía sobre él.
En cuanto al argumento de la continua validez de las normas internas
opuestas a una obligación internacional, Kelsen señala que se trata de
una situación corriente en todo derecho. Por ejemplo, en un sistema
interno, las leyes contrarias a la CN no son nulas y sin valor ab initio;
por ello, son válidas mientras la ley no las anule.
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estén en conformidad con los principios de derecho público establecidos en
esta Constitución”.
Art. 31.- “Esta Constitución, las leyes de la Nación que en su consecuencia
se dicten por el Congreso y los tratados con las potencias extranjeras son
la ley suprema de la Nación…”.
Con relación a la jurisprudencia, resulta importante distinguir en esta etapa
tres sub-períodos, en función de dos casos principales en los que la CSJN
marcó cambios relevantes en su orientación:
A.1. La jurisprudencia anterior al caso Ekmedjián: Los artículos de la CN
transcriptos dejaban aspectos importantes sobre la jerarquía de las normas
sin resolver: ¿Qué jerarquía existía entre la CN, las leyes dictadas en su
consecuencia y los tratados?
Hasta el caso Ekmedjián, la Corte entendía que tales artículos consagraban
la superioridad de la CN sobre leyes y tratados, y que a su vez, respecto a la
relación entre éstos y aquéllas, no establecían orden de prelación alguno.
Esto es, leyes y tratados eran “ley suprema de la Nación” sin que existiera
una prioridad de rango entre ellos. En caso de conflicto, se aplicaba el
principio “ley posterior deroga ley anterior”, que si bien podía llegar a
generar alguna responsabilidad internacional por incumplimiento del
principio pacta sunt servanda, no generaba conflictos de derecho interno.
A.2. El caso Ekmedjián: En 1980 se incorpora la Convención de Viena al
derecho interno, al ser ratificada por la ley 19.895. Con ello, se ratifica la
vigencia del principio de pacta sunt servanda (Arts. 26 y 27 de la
Convención), a la vez que se consagra una excepción a la misma, receptada
por el Art. 46:
26. "Pacta sunt servanda". Todo tratado en vigor obliga a las partes y
debe ser cumplido por ellas de buena fe.
27. El derecho interno y la observancia de los tratados. Una parte no
podrá invocar las disposiciones de su derecho interno como justificación
del incumplimiento de un tratado. Esta norma se entenderá sin perjuicio
de lo dispuesto en el artículo 46. (…)
46. Disposiciones de derecho interno concernientes a la competencia para
celebrar tratados. 1. El hecho de que el consentimiento de un Estado en
obligarse por un tratado haya sido manifiesto en violación de una
disposición de su derecho interno concerniente a la competencia para
celebrar tratados no podrá ser alegado por dicho Estado como vicio de su
consentimiento, a menos que esa violación sea manifiesta y afecte a una
norma de importancia fundamental de su derecho interno…”.
En función de esta recepción normativa, en el caso Ekmedjián (1992) la
Corte cambia su orientación sosteniendo que el tratado internacional es
superior a la ley fundamentándose en dos argumentos centrales: a) uno de
Derecho Constitucional, en cuanto que recepta la doctrina según la cual los
tratados internacionales son actos complejos federales, en cuya celebración
intervienen tanto el Poder ejecutivo como el legislativo. Por lo tanto, no
pueden ser derogados por una ley del Congreso sin violar la distribución de
competencias establecida por la misma CN; b) otro de Derecho
Internacional, ya que Argentina al ser parte de la Convención de Viena no
puede alegar su derecho interno para justificar el incumplimiento de un
tratado. En palabras de la Corte: “el derecho de Viena impone al Estado
argentino asignar primacía al tratado ante un eventual conflicto con
cualquier norma interna contraria…”.
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A.3. El caso Fibracca: En este caso (1993), la Corte reiterará la doctrina del
caso Ekmedjián, pero aclarando que los tratados tienen primacía sobre el
derecho interno “una vez salvaguardados los principios de derecho público
constitucionales”, con lo cual se ajusta a lo previsto por los Arts. 27 y 31 de
la CN entonces vigente. Al afirmar esto, excluía del concepto de “derecho
interno” (mencionado en el Art. 27 de la Convención de Viena) a la
Constitución Nacional, lo cual contrariaba claramente la interpretación
prevaleciente sobre el sentido de la norma convencional.
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Barboza (1999) señala que los tratados de integración aprobados en las
condiciones descriptas (aún cuando la CN nada dice al respecto), tienen
prevalencia también sobre los tratados y concordatos comunes, y que, en
tanto delegan competencias estatales, pueden modificar indirectamente la
segunda parte de la CN (por lo que deberían estar dotados de jerarquía
constitucional).
Finalmente, es necesario mencionar los convenios internacionales
celebrados por las provincias en virtud del Art. 124. En dicho texto, se
les concede competencia a las provincias para celebrar “convenios”
internacionales, sujetos a tres condiciones: a) no deben ser
incompatibles con la política exterior de la Nación; b) no deben afectar
las competencias federales de la Nación; c) y no deben afectar el crédito
público. Estos convenios generan una serie de dudas, no resueltas de
manera unánime por la doctrina: el “conocimiento” que debe tomar el
Congreso de estos Tratados: ¿implica la necesidad de su aprobación o se
trata sólo de un mero conocimiento? ¿El Estado central se debe también
responsabilizar por el incumplimiento de los tratados firmados por las
provincias? ¿quién debe establecer la incompatibilidad del convenio con
la política exterior de la Nación?
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Bibliografías de referencia
BARBOZA, J. (1997). Derecho Internacional Público (1a Ed.). Buenos
Aires: Zavalía. Capítulos 4 a 9.
Carta de N.U. (Art. 102 y 103).
Constitución Nacional (Arts. 27, 31, 75 inc. 22 y 24, 124).
Convención de Viena de 1969 sobre el Derecho de los Tratados.
Estatuto de la CIJ (Art. 38).
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La comunidad
internacional y
su ordenamiento
jurídico
Derecho
Internacional
Público
1
La comunidad
internacional y su
ordenamiento jurídico
Comunidad y Sociedad
Internacional
La evolución de la comunidad internacional se caracteriza por un grado
creciente de institucionalización: desde el sistema de Estados que emerge
en el siglo XVII, caracterizado por una mera coexistencia en el marco de
reglas mínimas de relacionamiento, se llega paulatinamente a un complejo
entramado de organizaciones y regímenes jurídicos globales y regionales,
que persiguen no sólo garantizar la coexistencia de los Estados, sino
además promover diversas formas de cooperación y consecución de
intereses comunes.
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celebración de la Paz, a partir de la cual se consolidó el sistema de Estados
soberanos e independientes.
Esta etapa se extendió hasta el fin de las guerras napoleónicas, libradas en
el marco de la lucha por mantener el equilibrio de poder en Europa entre
Gran Bretaña y Francia. La victoria de los monarcas aliados sobre las
pretensiones imperiales francesas se vio consagrada en los Tratados de
París de 1814 y 1815 y fue ratificada en el Congreso de Viena de 1815, en el
que se definió el nuevo arreglo territorial y político europeo.
Hasta el siglo XIX, el Derecho Internacional se caracterizó por ser
exclusivamente “europeo”. Será recién con el proceso de independencia de
las colonias americanas cuando dicho orden se extiende geográficamente al
nuevo continente, abriéndose también hacia el oriente con el Tratado de
París de 1856.
Pueden identificarse como principios del Derecho Internacional
consagrados en este período los siguientes:
La soberanía estatal: no hay sobre los Estados que componen la
comunidad internacional ninguna forma de poder superior.
Igualdad jurídica de los Estados, como consecuencia del principio
anterior, en cuanto que los mismos se encuentran en un mismo plano, a
diferencia de lo que ocurría en el período del feudalismo.
Equilibrio de poder: la pluralidad de Estados requería que ninguno
adquiera hegemonía sobre los demás, por lo cual éstos celebraban
alianzas cuando alguno la adquiría o amenazaba adquirirla. El Tratado
de Utrecht de 1713, mediante el cual se establece que los Borbones
españoles no pueden aliarse con los Borbones franceses, es un ejemplo
de este principio.
Los progresos en la comunicación marítima de este período permitieron
ensanchar los límites de la comunidad europea; se consolidó además la
actividad diplomática y se instituyó el principio de libertad de los mares. No
había una prohibición legal a las guerras, pero sí surgieron
reglamentaciones relativas a su conducción y a la neutralidad.
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Gran Bretaña sin embargo fue siempre reticente a este tipo de acciones,
debido a que no le convenía a sus intereses comerciales la reconquista de
las colonias Españolas; por ello, coincidiendo con el Presidente
norteamericano Monroe, procedió en 1825 al reconocimiento de las
repúblicas sudamericanas independizadas.
La reticencia británica acabó con el Directorio, que dio paso a una forma de
organización más laxa, denominada el Concierto Europeo. Éste se reunía en
conferencias cada vez que surgía alguna cuestión de importancia en el
continente, lo cual significaba en la práctica que unas 5 ó 6 potencias se
arrogaban la representación de todos los Estados y decidían por ellos, como
ocurrió en el caso de la secesión de Bélgica respecto de Holanda o la
intervención militar a Creta. Excepcionalmente, se convocaban a otras
potencias de rango inferior o extra-continentales, como ocurrió en el
Congreso de Berlín de 1885, en el que se fijaron las reglas de la expansión
colonial europea. Las grandes potencias conservaron sin embargo, la
primacía en cuando a la convocatoria, conducción y desarrollo de las
negociaciones.
Durante este período, se utilizaron mecanismos de presión política tales
como las demostraciones navales y los bloqueos pacíficos para imponer
“recomendaciones”. Otro mecanismo utilizado fue “la garantía colectiva” de
las potencias para la conservación del status creado por un tratado.
Mientras tanto, se sucedieron importantes transformaciones en el escenario
político regional, que fueron dando lugar de manera progresiva a una nueva
etapa de evolución de la comunidad internacional:
En 1830 la revolución liberal de Francia puso en el trono a Felipe de
Orleáns; comenzó a tomar fuerza por su parte el principio de las
nacionalidades, y la Santa Alianza formó un bando con intereses opuestos a
los de Gran Bretaña y Francia.
En 1848 los movimientos nacionalistas y socialistas promovieron
revoluciones en diferentes países europeos; en 1870 se unificó Italia y un
año más tarde lo haría Alemania. Las guerras de Crimea (1853) y franco
prusiana (1870) enfrentaron a las potencias antes aliadas, con lo cual se
rompió el consenso del Concierto europeo.
La Primera Guerra Mundial (1914/18), que dio la estocada final a este
Concierto, enfrentó a los Estados de Alemania, Austria y Turquía por un
lado, contra Francia, Gran Bretaña y Rusia (a los que luego se incorpora
Italia) por el otro. En este período se produjo además la Revolución Rusa, a
partir de la cual se conformó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas
(URSS).
En el Derecho Internacional se produjeron desarrollos importantes, tales
como la recepción del principio de la libre navegación de los ríos
internacionales, la prohibición del tráfico de esclavos, el reconocimiento de
las jerarquías de las misiones diplomáticas, la abolición del corso, y la
adopción de reglas relativas a la conducción de la guerra en el mar.
Las Conferencias de La Haya de 1899 y 1907 marcaron el principio de la
codificación mediante tratados multilaterales; en la primera de ellas
participaron 26 países y se celebraron convenios sobre la solución pacífica
de las controversias, las leyes y usos de la guerra terrestre y marítima y se
realizaron tres declaraciones sobre la limitación de las hostilidades bélicas.
En la segunda conferencia, llevada a cabo por iniciativa de los Estados
Unidos, participaron un total de 44 Estados. En ella se consagró el arbitraje
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obligatorio, se creó el Tribunal Internacional de Presas y se llegaron a
acuerdos sobre la guerra terrestre, la neutralidad y la guerra marítima.
La creación de los servicios públicos administrativos marcó el comienzo de
la institucionalización de la comunidad internacional. Surgen la Unión
Telegráfica Internacional, la Unión Postal Internacional, la Unión para la
Protección de la Propiedad Industrial, Literaria y Artística, La Unión para el
Transporte Internacional por Ferrocarril, la Oficina Internacional de Salud
pública, y numerosas comisiones fluviales para la administración de los
regímenes aplicables a los ríos internacionales. Todos estos servicios
funcionaban a través de una asamblea periódica y un secretariado
permanente.
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La Organización de Naciones Unidas (ONU), se crea al terminar la Segunda
Guerra Mundial en la Conferencia de San Francisco (1945), donde se
aprobó la Carta de la organización. Su objetivo primordial es el
mantenimiento de la paz y seguridad internacional y la promoción de la
cooperación entre los Estados miembros (Ver arts. 1 y 2 de la Carta).
Su estructura es compleja, con numerosos organismos especializados tales
como la FAO (Organización para la Alimentación y la Agricultura), la
UNESCO (Organización para la Educación, Ciencia y Cultura), la OIT
(Organización Internacional del Trabajo), la OMS (Organización Mundial
de la Salud), el UNICEF (Fondo para la Infancia), el FMI (Fondo Monetario
Internacional), el BIRF (Banco Mundial), la UIT (Unión Internacional de
Telecomunicaciones), la OACI, (Organización para la Aviación Civil
Internacional) la OMM (Organización Meteorológica Mundial) y el OIEA
(Organismo Internacional de Energía Atómica). Otras organizaciones no
forman parte de su estructura pero están estrechamente relacionadas en su
actuación, tales como el ACNUR (Alto Comisionado de Naciones Unidas
para los Refugiados) y la OMC (Organización Mundial del Comercio).
En los últimos años se han creado además numerosas organizaciones
regionales, tales como la Organización de Estados Americanos, la Unión
Europea, la Liga Árabe, la Unidad Africana y la ASEAN (Asociación de
Naciones del Sudeste Asiático), así como también otras de carácter
fundamentalmente económico tales como la ALADI (Asociación
Latinoamericana de Integración), el Pacto Andino, el NAFTA (Tratado de
Libre Comercio de América del Norte) y el MERCOSUR (Mercado Común
del Sur).
La mayoría de estos procesos de institucionalización de la comunidad
internacional se desarrollaron durante la “Guerra fría” período durante el
cual dicha comunidad estuvo escindida en dos grandes bloques,
enfrentados por distintas ideologías y políticas; en el que la inminencia de
la guerra era permanente.
La división señalada no se trasladó sin embargo al plano del Derecho
Internacional, ya que se llegaron a algunos significativos entendimientos
sobre desarme, prohibición parcial de ensayos nucleares, no proliferación
de armas nucleares, limitación de armas estratégicas y eliminación de
misiles de corto y mediano alcance.
En 1970, “la Declaración sobre los principios de Derecho Internacional
referente a las relaciones de amistad y cooperación entre los Estados de
conformidad con la Carta de Naciones Unidas.” (Resolución 2625 - XXV),
implicó la aceptación por parte de los dos bandos de una serie de principios
universales y fundamentales del Derecho Internacional, ratificados luego
por el Acta de Helsinki en el marco de la Conferencia sobre Seguridad y
Cooperación en Europa.
En 1989 se produjo el colapso del bloque comunista, y con él, culmina la
llamada “Guerra Fría”. La autorización dada por el Consejo de Seguridad
para el empleo de la fuerza contra Irak por su invasión a Kuwait
(Resolución 678 de noviembre de 1990), marca el punto de partida de una
nueva era de relaciones entre las potencias, en la que dicho Consejo
recuperaría el papel que los fundadores de la ONU le había asignado.
Aún más: las llamadas “Operaciones para el Mantenimiento de la Paz”
auspiciadas por la Organización a partir de entonces, provocaron debates
acerca de su legalidad o conformidad con la Carta, así como también lo hizo
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la creación de tribunales para juzgar crímenes internacionales (como los de
Ruanda y ex-Yugoslavia).
A modo de balance general, es posible afirmar que la creación de las
Naciones Unidas ha implicado un avance importantísimo del Derecho
Internacional, promovido mediante la codificación y el desarrollo de
normas convencionales y consuetudinarias que desplazarían al clásico
Derecho Internacional esencialmente liberal, descentralizado y oligocrático.
Si bien el Derecho Internacional contemporáneo conserva estos rasgos, los
mismos han sido atenuados por la aparición de principios encaminados a la
protección de las personas, las minorías y los pueblos, que se traducen en el
desarrollo de los Derechos Humanos y el Derecho Humanitario para la
protección de las víctimas de conflictos armados, entre otros.
De igual manera, existe una mayor participación de los Estados menos
desarrollados en la creación de las normas internacionales, y puede
avizorarse la paulatina consolidación de un conjunto de valores e intereses
globales (de toda la comunidad internacional), algunos de ellos receptados
por normas generales obligatorias o de ius cogens, que permiten hablar -al
decir de Barboza (1999)- de una especie de “orden público internacional”.
Finalmente, es importante destacar que el desarrollo tecnológico de las
últimas décadas ha traído aparejado nuevos problemas y cuestiones que el
Derecho Internacional ha debido regular, con el consiguiente surgimiento
de nuevos principios y conceptos tales como el de “patrimonio común de la
humanidad” con relación a los recursos de los fondos marinos y oceánicos y
los cuerpos celestes del espacio ultraterrestre, o el de “desarrollo
sustentable” aplicado en el derecho de protección internacional del
medioambiente.
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Estructura Relacional Institucional Comunitaria
Creación del Estados como únicos Nuevos procedimientos de Reglas gestadas en los
derecho sujetos de creación y elaboración de normas marcos relacional e
aplicación de normas (actos de sus órganos) institucional
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Derecho Internacional
Concepto
Barboza (1999) -siguiendo a Eric Suy- clasifica a las definiciones relativas al
concepto de Derecho Internacional en 3 categorías:
Por sus destinatarios, el Derecho Internacional es el ordenamiento que
regula las relaciones entre los Estados.
Por la sustancia, el Derecho Internacional regula las relaciones de carácter
internacional.
Por la técnica de creación de normas, el Derecho Internacional es aquel
integrado por normas que provienen de ciertas fuentes formales de
creación de este orden jurídico, fundamentalmente los tratados y
costumbres internacionales.
Barboza (1999) critica a todas ellas por ser limitadas, y propone en cambio
tener en cuenta el género próximo (el derecho) y la diferencia específica (de
la comunidad internacional). Con respecto al primer aspecto, resulta
fundamental dejar en claro que se trata en efecto de un “derecho”, para
descartar todas aquellas posturas que no consideran a las normas
internacionales como integrantes de un “orden jurídico” propiamente
dicho. Con relación a la diferencia específica, Barboza (1999) considera que
resulta importante introducir el concepto de “comunidad internacional”,
para diferenciarlo del derecho interno, que es propio de una comunidad
nacional. Por ello es que sus normas (las del Derecho Internacional) son
creadas mediante procedimientos específicos descentralizados avalados por
dicha comunidad.
Por último, es importante destacar que la comunidad internacional original
surgida de Westfalia estaba constituida solamente de Estados (primero un
número reducido de ellos, a los que luego se incorporarán los surgidos de
los procesos de descolonización, y más recientemente, de
desmembramiento del bloque soviético), pero que con la evolución
producida durante las últimas décadas, se admiten además como sujetos de
Derecho Internacional a las organizaciones internacionales y los individuos
(de manera limitada).
Esta ampliación de los sujetos ha sido concomitante a la ampliación del
objeto mismo del Derecho Internacional: a partir del desarrollo tecnológico
se abren nuevos espacios y actividades a la regulación, tales como las
asociadas a la exploración y explotación de los fondos marinos y el espacio
ultraterrestre. Por otra parte, la profunda preocupación surgida en torno a
los derechos esenciales del ser humano y el medio ambiente, incorpora al
ámbito de la normativa internacional la protección internacional de los
derechos humanos y el derecho ambiental.
Finalmente, se considera importante incluir la definición de Derecho
Internacional propuesta por Diez de Velasco (1997, p. 83): “Sistema de
principios y normas que regula las relaciones de coexistencia y de
cooperación, frecuentemente institucionalizada, además de ciertas
relaciones comunitarias, entre Estados dotados de diferentes grados de
diferentes grados de desarrollo socio-económico y de poder”.
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Caracteres
Barboza (1999) destaca como caracteres propios del Derecho Internacional
(en cuanto orden jurídico) los siguientes:
Descentralización: El Derecho Internacional es el derecho propio de
una comunidad descentralizada. Para Kelsen, en un orden jurídico
centralizado las normas son creadas y aplicadas por órganos especiales
(los poderes del Estado) que funcionan de acuerdo al principio de
división del trabajo; también las sanciones son ejecutadas por dichos
órganos. Por el contrario, el Derecho Internacional carece de esos
órganos centrales que creen normas, las interpreten oficialmente y las
apliquen y hagan cumplir.
Auto-tutela de los propios derechos: A diferencia de lo que ocurre
en un orden centralizado en el que los órganos que crean, aplican y
ejecutan el derecho son distintos, en el Derecho Internacional los
Estados son simultáneamente sujetos y creadores de normas jurídicas.
Ello significa que los Estados no sólo ejercen los derechos y deben
cumplir con las obligaciones establecidas por normas creadas por ellos
mismos, sino que normalmente son ellos los que las interpretan y
actúan como órganos internacionales para garantizar su cumplimiento.
Derecho de coordinación: El Derecho Internacional es un derecho
de coordinación, a diferencia del derecho interno que es un derecho de
subordinación. En efecto, en el plano interno el Estado es superior a sus
súbditos, y define el ordenamiento que regirá sus conductas. Por el
contrario, en el derecho de gentes, sus sujetos (los Estados) son
soberanos, y por ello se encuentran en un plano de igualdad jurídica.
Derecho internacional general y derecho internacional
particular: El concepto de “Derecho Internacional general” alude al
conjunto de normas jurídicas internacionales que son válidas para todos
los sujetos de este derecho, que son en la gran mayoría de los casos de
origen consuetudinario, en cuanto que es casi imposible que las normas
de un tratado valgan para todos los Estados de la comunidad
internacional. El concepto de “Derecho Internacional particular” se
aplica por su parte al derecho vigente para una comunidad específica,
creado por un tratado o por una costumbre regional, especial o bilateral,
por lo que sus normas sólo son válidas para ciertos Estados.
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Teorías Formalistas
Voluntaristas
Normativistas
Teorías No Formalistas
Neo-iusnaturalismo (Verdross)
Teorías formalistas:
En estas teorías, los autores asignan una mayor importancia a la forma
antes que al contenido. Dentro de ellas podemos distinguir dos grupos:
a. Voluntaristas:
Las normas jurídicas son producto de la voluntad humana, y por lo tanto,
las del Derecho Internacional derivan de la voluntad de los Estados, que es
por definición autónoma y superior. Los partidarios de estas teorías parten
de una concepción absoluta de su soberanía exterior, incompatible con
obligaciones impuestas por alguna voluntad o instancia superior.
a.1. La autolimitación de la voluntad estatal (Jellinek).
Inspirado en Hegel, Jellinek sostiene que siendo el Estado soberano, no
puede ser obligado por un poder extraño a sí mismo. Por ello, el Derecho
Internacional es sólo el resultado de la autolimitación de los Estados, que
por su propia voluntad se imponen obligaciones.
La principal crítica que se le hace a esta teoría reside en el hecho de que si el
fundamento del Derecho Internacional es la voluntad del Estado, de la
misma forma en que éste entró en una obligación internacional, podría salir
de ella por su voluntad. En palabras de Triepel: “…que una limitación
jurídica pueda ser impuesta a un sujeto en relación con otro sujeto
solamente por su propio mandato interno, lo tengo por una quimera”
(Citado por Barboza, 1999, p. 43).
a.2. La voluntad común (Triepel).
Para este autor, el fundamento del Derecho Internacional es la voluntad
estatal, pero no la individual de un Estado, sino la común, que se define
como la manera por la cual varios sujetos se unen para obtener un resultado
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que satisfaga por igual sus intereses similares o comunes. Por lo tanto, si
una regla fue creada por la voluntad común solo podrá ser derogada por
ésta, que de todas maneras no es una voluntad extraña ni le impone al
Estado nada que él mismo no se haya impuesto.
Este criterio se aplicaría tanto a las normas convencionales como a las
consuetudinarias. En efecto, el autor sostiene que la voluntad común tiene
dos formas de expresión: los actos y las palabras. Mediante las segundas,
los Estados prestan su adhesión a los tratados internacionales, mientras
que el derecho consuetudinario es creado por actos concluyentes a partir de
los cuales los Estados dan a entender que quieren estar ligados por cierta
regla de derecho.
En cuanto a las críticas, subsiste la cuestión de explicar por qué es
obligatoria la voluntad común, que Triepel ubica en la base misma del
orden jurídico. Sin embargo, para los normativistas, el acuerdo de
voluntades en un orden jurídico sólo obliga porque hay una norma de ese
ordenamiento que así lo establece. En nuestro derecho interno, tal norma es
el artículo 1197 del C.C.A; en el Derecho Internacional, la regla pacta sunt
servanda es de origen consuetudinario.
b. Normativistas:
Los autores que se enrolan en estas teorías emplean un razonamiento de la
lógica jurídica, a partir del cual la validez de toda norma debe fundarse en
una norma superior, hasta llegar a una norma fundamental que sirva de
base a todo el ordenamiento.
b.1. La norma pacta sunt servanda como norma jurídica fundamental
(Anzilotti).
Anzilotti basa la fuerza obligatoria del Derecho Internacional en el principio
pacta sunt servanda, y por lo tanto, en el acuerdo entre Estados, que es
expreso en el caso de los tratados, y tácito en el de la costumbre.
Dicho principio no puede ser demostrado desde un punto de vista
normativo, sino que, en palabras de Barboza (1999), “debe ser asumido
como una hipótesis primaria e indemostrable.” Precisamente, lo que
diferenciaría al Derecho Internacional del interno es que este principio no
reposa como en el derecho interno en una norma superior, sino que es él
mismo una norma suprema.
Con relación a las críticas, de acuerdo con Barboza (1999), Anzilotti es un
voluntarista apenas disimulado, en cuanto que su norma fundamental no
hace sino expresar normativamente el mismo hecho básico de los
voluntaristas, “esto es, la voluntad del Estado como fundamento del
derecho de gentes” (Citado por Barboza, 1999, p. 47). La única diferencia
con aquéllos reside en el carácter normativo de su argumentación
(necesidad de una norma que de validez a la voluntad común) y en el hecho
de que esta norma es por su parte una hipótesis que no es susceptible de
demostración.
b.2. La norma hipotética fundamental (Kelsen).
Para Kelsen, la norma pacta sunt servanda –que es de naturaleza
consuetudinaria- sólo sirve para dar fundamento a los tratados pero no a la
costumbre, en cuanto que ésta no es meramente un “acuerdo tácito”. En
otras palabras, si es la costumbre (una norma consuetudinaria) la que
fundamenta validez a los tratados, hay que encontrar cuál es la norma
básica que da fundamento a la costumbre.
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Según este autor, se trataría de una norma que no pertenece al
ordenamiento jurídico, y que él denomina “norma hipotética fundamental”,
cuyo contenido se expresaría en la idea de “que los Estados deben seguir
comportándose como lo han venido haciendo hasta entonces”.
La costumbre es entonces un hecho creador de derecho que se expresa
mediante una norma no jurídica, que es hipotética porque se supone su
existencia para cerrar lógicamente el ciclo de remontarse de una norma a
otra para encontrar la norma última que da fundamento a todo el
ordenamiento, y que resulta fundamental en cuanto da validez a la última
norma de la pirámide del derecho positivo internacional, y con ello, a todo
el Derecho Internacional.
Respecto a las críticas a esta teoría, Barboza (1999) señala que la norma
hipotética fundamental de Kelsen es sólo “una hipótesis de trabajo, una
confesión de que el derecho no puede encontrar en sí mismo un
fundamento de su obligatoriedad, y una renuncia a encontrarlo (…) para
purificar al derecho de toda consideración ajena a él”.
Teorías no formalistas:
En estas teorías, los autores buscan un fundamento no formal del derecho,
el cual tratan de encontrar en ciertos contenidos del mismo, como
explicación de la obligatoriedad de sus normas.
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En similar tesitura, Le Fur sostiene que la norma pacta sunt servanda no es
suficiente para fundamentar el Derecho Internacional en cuanto que ella
misma requiere de fundamento, el cual se encontraría en “una especie de
orden público internacional cuyo contenido está dado por los principios
generales del Derecho”.
Funciones
El Derecho Internacional, en virtud de su carácter descentralizado, carece
de órganos centrales de creación, interpretación, aplicación y ejecución de
sus normas. De allí que el ejercicio de las funciones legislativas, ejecutivas,
administrativas y judiciales revistan características muy diferentes a las del
derecho interno, que se reseñan a continuación.
Funciones legislativas:
Las normas jurídicas internacionales cuentan con fuentes o modos de
creación propios y específicos, que son principalmente los tratados y la
costumbre.
Respecto a los tratados, es menester señalar que a partir del proceso de
institucionalización de la comunidad internacional en el siglo XX, y por
obra sobre todo del impulso codificador de la ONU, se genera una tendencia
hacia la creación de normas generales a través de tratados multilaterales,
algunos de los cuales (llamados tratados normativos o tratados-leyes)
comprenden a la mayor parte de los Estados existentes. Tal es el caso por
ejemplo de la Convención de Viena sobre el Derecho Diplomático (1969) y
la Convención sobre el Derecho del Mar (1982).
La costumbre por su parte, crea normas generales a través de una práctica
uniforme observada durante cierto tiempo y consagrada por la opinio juris
o aceptación generalizada de la comunidad internacional. En este sentido,
es importante destacar que las normas consagradas por tratados
internacionales o textos emanados de la Asamblea General u otros órganos
13
de la ONU muchas veces se transforman rápidamente en normas generales
(obligatorias para todos los Estados) al servir de base para la creación de
“nuevas costumbres internacionales”. Tal ha sido el caso de las normas del
Derecho del Mar, que a partir de los consensos logrados por la III
Conferencia de Naciones Unidas, se convirtieron en costumbres
internacionales aún antes de que se convirtieran en normas convencionales
a través del tratado multilateral de 1982.
Funciones ejecutivas y administrativas:
El Derecho Internacional carece de un órgano ejecutivo o administrativo
central; sin embargo, se prestan funciones administrativas a través de los
llamados “servicios públicos internacionales”, descriptos al analizar la
evolución de la comunidad internacional (ver punto 1.1.). Actualmente, los
órganos de la familia de Naciones Unidas prestan todo tipo de servicios
públicos, que comprenden por ejemplo los relativos a la protección de la
salud (OMS) y el estudio y previsión del clima (OMM).
Respecto a las funciones ejecutivas, las mismas se tornan difíciles por la
soberanía de los sujetos Estados, aunque es dable reconocer que el Consejo
de Seguridad ejerce algunas funciones (previstas en el Capítulo VII de la
Carta) que podrían catalogarse como “de policía”.
Funciones judiciales:
Si bien no hay un órgano jurisdiccional de competencia universal y
obligatoria respecto a todos los sujetos del Derecho Internacional, los
mismos cuentan con una gran variedad de medios para la resolución
pacífica de las controversias internacionales (Ver art. 33 de la Carta de la
ONU).
Puede identificarse un núcleo mínimo de jurisdicción obligatoria en la
Corte Internacional de Justicia, órgano judicial principal de la ONU, con
relación a aquellos países que han aceptado previamente su competencia
mediante las declaraciones de aceptación previstas en el art. 36.2 de su
Estatuto. La misma es también obligatoria respecto de los Estados que la
aceptaron en tratados generales de solución de controversias, o en cláusulas
contenidas en tratados bilaterales o multilaterales sobre otras materias,
para la solución de las diferencias que puedan surgir de la interpretación o
aplicación de esos instrumentos.
Existen además otros tribunales permanentes tales como la Corte de las
comunidades Europeas o las Europea e Interamericana de Derechos
Humanos, que tienen carácter regional. En materia penal internacional,
(esto es, para juzgar a los individuos por crímenes internacionales), destaca
la Corte Penal Internacional, creada por el Estatuto de Roma de 1998, con
sede en La Haya, que se agrega a las cortes penales internacionales creadas
por el Consejo de Seguridad de la ONU, como las de la ex Yugoslavia y
Ruanda.
14
LAS FUENTES DEL
DERECHO INTERNACIONAL
PÚBLICO
Fuentes del Derecho Internacional.
Concepto.
Barboza (1999) distingue entre fuentes materiales y formales del
derecho:
Fuentes materiales: proveen los materiales sociológicos de las
normas internacionales, esto es, sus contenidos políticos, morales o
económicos. Al ser un resultado de las estructuras internacionales y
las ideologías dominantes, son altamente dinámicas y reflejan las
desigualdades de poder existentes en el sistema.
Fuentes formales: se refieren a los procedimientos técnicos de
creación de normas jurídicas internacionales, y sirven por ello para
la identificación de las normas como pertenecientes a dicho orden
jurídico. A este tipo de fuentes hace referencia al Art. 38 del Estatuto
de la CIJ.
15
d. las decisiones judiciales y las doctrinas de los publicistas de mayor
competencia de las distintas naciones, como medio auxiliar para la
determinación de las reglas de derecho, sin perjuicio de lo dispuesto en el
Art. 59.
2. La presente disposición no restringe la facultad de la Corte para decidir
un litigio ex aequo et bono, si las partes así lo convinieren.”
16
Barboza (1999) sostiene que aparte de las fuentes de normas generales,
existen en el derecho de gentes fuentes de normas individuales (que se
aplican a sujetos determinados) o de obligaciones particulares (tales como
los tratados bilaterales, costumbres locales y actos unilaterales). De este
modo se amplía el abanico de las fuentes del derecho, y la jurisprudencia se
convierte en fuente auxiliar de las normas generales pero fuente directa de
normas individuales.
Costumbre internacional
El Derecho Internacional era principalmente consuetudinario hasta la
aparición de los tratados-leyes o tratados normativos, que con la
codificación promovida por la ONU adquirieron gran difusión. En la
actualidad sin embargo, aún quedan áreas total o parcialmente
consuetudinarias, como las de la responsabilidad internacional, el
procedimiento arbitral, la protección diplomática y la sucesión de Estados.
Contrariamente a lo que podría pensarse, el auge del proceso de
codificación y desarrollo progresivo del Derecho Internacional y las
resoluciones de la Asamblea General sobre materias diversas, dieron un
renovado impulso a la costumbre.
Ello fue producto de dos factores fundamentales: el primero fue la
edificación de la costumbre sobre textos de tratados multilaterales que
fueron recogidos por la práctica internacional; el segundo, consistió en la
intervención de la ONU en el proceso codificador: sus textos (resoluciones y
declaraciones de sus distintos órganos y foros) sirvieron de base para
nuevas costumbres.
Concepto
Barboza (1999) destaca la existencia de dos significados de la palabra
“costumbre”. Uno apunta a la norma jurídica formada al amparo de una
conducta constante y repetida en el tiempo; el otro refiere a la práctica
misma, esto es, a la conducta que al repetirse origina la obligatoriedad de su
repetición.
El Art. 38.1.b se refiere a ambos significados cuando habla de “la costumbre
internacional como prueba de una práctica generalmente aceptada como
derecho”. En efecto, cuando menciona a “la costumbre internacional”, se
refiere a la norma que surgió de la repetición de una conducta, pero es a la
conducta a la que se refiere el mismo artículo cuando habla de “una práctica
generalmente aceptada como derecho”.
En definitiva, la norma consuetudinaria es la que surge de una práctica
cuando la misma es aceptada como derecho. Por ello, no es adecuada la
terminología utilizada por el Estatuto, en cuanto que la costumbre como
norma, no es prueba de nada, y menos de una práctica.
17
Elementos
La segunda parte del Art. 38.1.b del Estatuto alude a los dos elementos que
se asignan tradicionalmente a la costumbre: la práctica (o elemento
material) y la opinio juris (o elemento psicológico).
El elemento material refiere a una práctica que pueda ser sustrato de una
costumbre, constituida –en palabras de Barboza (1999), “por el
comportamiento uniforme de los sujetos del Derecho Internacional en
ciertas situaciones, o sea por la repetición constante de conductas de
aquellos sujetos durante un período de tiempo”. Las costumbres se originan
fundamentalmente entre Estados, aunque los organismos internacionales
pueden participar también en su configuración.
El elemento psicológico es la convicción de que la práctica es obligatoria. En
este sentido, es importante destacar que no todas las prácticas constituyen
costumbres jurídicas: las reglas protocolares por ejemplo, son cumplidas
invariablemente por todos los Estados, pero éstas se fundan en
consideraciones de cortesía, oportunidad o tradición, no en el sentido de su
obligatoriedad jurídica.
En virtud de lo expresado, lo que distingue a la costumbre jurídica de otras
maneras de repetición de conductas no jurídicas –por ejemplo, los usos
sociales y la simple costumbre- es el elemento psicológico. A diferencia de
aquéllas, la costumbre jurídica es coercible; se puede obligar a otro a
obedecerla.
Formación
Con relación al tiempo de formación de una costumbre, anteriormente se
requería el transcurso de un largo período de tiempo; hoy este largo lapso
ya no se requiere debido a las características actuales de las relaciones
internacionales, en las que las interacciones entre los Estados se
intensifican y por ello, las reacciones a los comportamientos de éstos se
conocen rápidamente.
Barboza (1999) distingue dos períodos en la formación de las costumbres: el
período formativo y el período de la costumbre universal.
Período formativo: La costumbre implica una conducta esencialmente
repetida y compartida por al menos dos Estados. En este sentido,
cualquiera de ellos tiene la posibilidad de permitir o impedir tal conducta.
Barboza (1999) cita como ejemplo la formación de la costumbre del paso
inocente de buque de todas las banderas por el mar territorial de los
Estados costeros: el Estado costero estuvo originalmente en situación de
poder impedir que por sus aguas territoriales naveguen buques de otro
pabellón.
En este sentido, es importante mencionar el concepto desarrollado por la
doctrina sobre el objetor persistente. Se denomina así a aquel Estado que
durante el período de formación de la costumbre, se ha opuesto
invariablemente a que ésta le sea aplicada. En tal caso, la objeción no
impedirá la formación de la costumbre, pero la misma –una vez creada- no
podrá ser impuesta a dicho Estado.
18
Repetir una conducta significa que los hechos individuales de cada episodio
responden a un género común. Siguiendo con el ejemplo de Barboza, son
distintos los buques, que entran por diferentes lugares en diversos mares
territoriales pero, a pesar de las diferencias entre estos hechos individuales,
podemos identificar conceptos ideales como “mar territorial”, “buque” o
“paso”.
Siendo la conducta lo que se repite, y no existiendo conducta sin sentido,
Barboza (1999) sostiene que la identidad genérica a la que se aludió en el
párrafo anterior debe tener una unidad de sentido. En el ejemplo la unidad
de sentido es la de “un paso ininterrumpido, que no compromete el orden
público no la seguridad del Estado ribereño”.
El autor que comentamos destaca que la repetición genera entre los Estados
protagonistas una costumbre válida. Su período formativo no puede ser
demasiado extenso y tiene como base el consentimiento en obligarse de los
mencionados Estados. Normalmente, es un grupo reducido de Estados el
que actúa como pionero o propulsor de la costumbre: una conferencia
codificadora o un conjunto de Estados que impulsan la adopción de una
resolución en el seno de las Naciones Unidas, que luego se va extendiendo a
terceros Estados. Ejemplo de ello son las reglas panamericanas relativas a
las reservas a los tratados, que luego fueron aceptadas unánimemente por
el resto de los Estados.
Respecto a la opinio iuris, resulta difícil aceptar que ésta exista en el
período formativo; de hecho, si existiera, se basaría en un error, puesto que
los Estados que adoptaran la práctica lo habrían hecho convencidos de que
se trataba de una norma obligatoria de derecho, cuando en realidad aún no
lo era.
Período de la costumbre universal: No está definido claramente el momento
en que una costumbre particular pasa a ser universal, lo cual resulta una
consecuencia de la descentralización del Derecho Internacional, en el cual
no hay un órgano legislativo central que ejercite el poder legiferante.
Sin embargo, ciertos órganos como la CIJ, la Asamblea General de la ONU y
la doctrina son consideradas como voceros de la comunidad internacional.
Sus declaraciones son las que normalmente deciden que una costumbre
llegó a ser universal; esto es, la comunidad internacional toma conciencia
de la generalidad de una cierta práctica, pero todavía falta la declaración
que la consagra públicamente como costumbre universal.
En esta etapa, los Estados que no participaron en la formación de la
costumbre la deben aceptar de manera obligatoria, como lo hicieron –
respecto a todas las costumbres por entonces existentes- los Estados
surgidos del proceso de descolonización. Por esa razón, resulta más
adecuado sostener que es en este período en el que se consolida el elemento
de la opinio iuris, entendido como la convicción de la obligatoriedad de la
norma consuetudinaria.
Clasificación
Costumbre clásica y nueva costumbre
Barboza (1999) distingue entre la costumbre clásica, en la cual la regla
consuetudinaria se deduce de ciertos actos repetidos en el tiempo, de la
nueva costumbre, que se desprende de textos creados a partir de consensos
19
de la comunidad internacional. Estos textos no se inspiran enteramente en
actos pasados, sino que prevén conductas futuras. Por ello, deben pasar por
un proceso de aceptación de la comunidad internacional en su conjunto
para convertirse en normas consuetudinarias.
La codificación impulsada por la Asamblea General de las Naciones Unidas
con apoyo de la Comisión de Derecho Internacional y otros cuerpos
codificadores, ha producido gran cantidad de tratados, resoluciones y otros
textos que pretenden declarar la costumbre existente o desarrollar
progresivamente el Derecho Internacional postulando nuevas normas
jurídicas:
Nuevas costumbres formadas sobre tratados normativos: por más que
los tratados multilaterales agrupen a un gran número de Estados, nunca
comprenden a todos los existentes, por lo que sus normas no son de
Derecho Internacional general. Sin embargo, muchas veces las normas
de los tratados son acogidas por Estados no miembros, y de ese modo,
se van generalizando en su aplicación, llegando a convertirse en
costumbres del Derecho Internacional general. En estos casos, la CIJ ha
sostenido que basta un breve lapso de tiempo para la formación de la
regla consuetudinaria (Caso de la Plataforma Continental del Mar del
Norte. CIJ, 1969).
Nuevas costumbres formadas sobre la base de resoluciones de la
Asamblea General: Si bien tales resoluciones no tienen fuerza
obligatoria, la doctrina considera que las mismas pueden suscitar los
mismos modos de interacción con la costumbre que aquellos que
existen con relación a los tratados de codificación. Tales costumbres no
se crean automáticamente, sino que deben estar respaldadas por un
proceso posterior de aceptación en la práctica de los Estados, que en
general es breve. Como ejemplo de este modo de creación de nuevas
costumbres, se cita el caso de la “Declaración sobre los principios de
Derecho Internacional referentes a las relaciones de amistad y a la
cooperación entre los Estados de conformidad con la Carta de la ONU”
(Resolución 2625), que introdujo textos que ingresaron al Derecho
Internacional general por vía consuetudinaria.
Nuevas costumbres formadas sobre otros textos: tal es el caso por
ejemplo de las reglas de extensión del mar territorial y la Zona
Económica Exclusiva, que fueron normas consuetudinarias mucho
antes que la convención correspondiente entrara en vigencia.
20
Principios Generales del Derecho
Los principios generales de derecho reconocidos por las naciones
civilizadas son la tercera fuente mencionada en el Art. 38.1.c del Estatuto
de la CIJ.
Estos principios generales son de derecho interno; son normas jurídicas
muy generales que tienen vigencia en la mayor parte de los ordenamientos
jurídicos internos de los Estados. Por lo tanto, no son principios del
Derecho Internacional, que sí son normas consuetudinarias universales,
tales como la soberanía y la igualdad jurídica de los Estados, o la
prohibición del uso de la fuerza en las relaciones internacionales.
Por lo tanto, los principios generales son formulados antes en los derechos
domésticos, y luego aplicados en el Derecho Internacional; al ser principios
inherentes al derecho en general, en definitiva podrían considerarse
también como un fondo de reserva propios de este último ordenamiento.
Los mismos responden a valoraciones jurídicas universales, tales como el
del enriquecimiento sin causa, la cosa juzgada, la buena fe, el que nadie
puede transmitir a otro un derecho mejor ni más extenso que el que tiene,
ni alegar su propia torpeza para beneficiarse en derecho.
En cuanto a su autonomía como fuente de Derecho Internacional, fueron
utilizados hasta 1920 como fuente directa por los tribunales, por lo que
puede decirse que existía una costumbre internacional por la cual tales
órganos podían aplicarlos. Al ser incluidos en el Estatuto de la Corta
Permanente de Justicia Internacional (antecedente directo de la actual CIJ)
se generaron discusiones doctrinarias respecto a su naturaleza, las cuales
fueron resueltas a favor de la existencia de una costumbre internacional que
considera a los principios generales del derecho como fuente supletoria.
Para Barboza (1999) no son fuentes formales del Derecho Internacional ya
que no constituyen un procedimiento de creación de normas, sino que más
bien son una reserva de conceptos jurídicos ya hechos, y por ello cercanos al
concepto de “fuente material”.
De allí que la CIJ aplique tales principios en forma supletoria, cuando no
hay una norma convencional o consuetudinaria aplicable al caso bajo
análisis, para evitar que el juez se vea constreñido al non liquet si la
controversia cae dentro de una “laguna del derecho”.
21
Bibliografías de referencia
BARBOZA, J. (1997). Derecho Internacional Público (1a Ed.).
Buenos Aires: Zavalía. Capítulo 1 a 9.
Bibliografía ampliatoria:
22
LA PERSONA COMO SUJETO DE
DERECHO INTERNACIONAL
Juan Manuel Rivero Godoy*
Resumen
El presente artículo es un intento de señalar un aspecto del Derecho Internacional que parece
mostrar una paulatina evolución. Es por ello que estudiar a la persona como sujeto de Derecho
Internacional (DI) es innovador o al menos diferente de como siempre se lo ha mostrado, esto es,
ajeno al sistema internacional desde el estudio de los Sujetos del Derecho Internacional. Por otro
lado, los internacionalistas en su inmensa mayoría han insistido en no elevar al rango de sujeto de
DI a la persona. No obstante, los argumentos utilizados son diversos, cuestión que aquí se remarcará.
En el desarrollo del presente trabajo, se describirán los argumentos a favor de la persona como
sujeto y en contra de tal carácter. Y en la medida de lo posible, se replanteará el tema con base o
referencia en una teoría del derecho, en este caso la de H. Kelsen, ya que desde sus inicios esta ha
hecho recepción del asunto. Se debe dejar en claro que también se analizará la realidad positiva
y situaciones que han dado el pie de partida para el replanteamiento que coadyuve a exponer o
clarificar la temática aquí encarada.
Se finalizará con una serie de conclusiones que no pretenden emitir un juicio de valor, sino solamen-
te reflexionar con mejores y profundos argumentos que los hasta ahora analizados por la doctrina
internacionalista.
Palabras clave: centro de imputación de normas jurídicas, teoría pura del derecho, persona o indi-
viduo, sistema internacional, orden jurídico mundial.
Abstract
The present article will try to show an issue of the International Law system which displays a progressive
evolution, that is why studying individuals as International Law (IL) subjects is innovative, or at least
different than it always has been exhibited; devoid of the international system from the studies of the Subjects
of International Law. On the other hand, internationalists in general have insisted on not elevating the
status of subject of IL to the person. Nonetheless, the arguments used to do so are diverse, an issue that
is emphasized here.
In the development of the present article the arguments in favor and against the person as subject will be
described. And, if possible, to re-establish the issue based on or with reference to a law theory, in this case
Kelsen´s, because it has made reception of the issue since its beginning. It must be clear that the positive
reality and the situations which have promoted the re proposal of the issue in order to clarify and contribute
to the description of it will be analyzed.
It ends with a description of facts and conclusions, without any value content, only remarking the topic
from different deep arguments.
Keywords: imputation of juridical rules centre, general theory of law, the person or the subject, international
system, juridical worldwide order.
todo en nuestro país- que solo los Estados concepciones que negaban la personería
(surgidos en el siglo XVI) se podían atribuir jurídica internacional a la persona estaban
el ser sujetos plenos de Derecho Internacio- desprovistas de valor pragmático.
nal de relevancia jurídica en las relaciones
internacionales y que por tanto las dispo- Confirmación de ese valor se encuentra con
siciones del Derecho Internacional tienen la nueva Corte Internacional que juzga suje-
por centro de referencia solo los Estados, tos particulares en forma directa en materia
Organizaciones Internacionales o incluso penal, bajo lo cual surge otra interrogante,
las Comunidades Beligerantes. el hecho de que un individuo haga valer
sus derechos por medio de su Estado u otra
Producto de elaboraciones doctrinarias Organización a los efectos y no directamente
surge la afirmación de que solo dichas enti- ¿significa que por eso no es sujeto de Derecho
dades estatales al revestir del ius tratatum, Internacional? Este será el punto de partida
ius legationen y locus standi, eran sujetos para las siguientes páginas.
de Derecho Internacional, pero ello nos
conduce a preguntar ¿de dónde se justifica Argumentos sobre la negación de la
tal afirmación para excluir a otros sujetos? personería del individuo
En la misma línea debemos profundizar más No obstante, lo más resaltante en esta ma-
la interrogante, y sino pregúntese cómo se teria es la clase de sistema jurídico al que
han instituido los tribunales internaciona- obedece filosóficamente el Derecho Inter-
les de Núremberg, Tokio, la Corte Penal nacional, ya que como lo destaca la inmensa
Internacional, Tribunal de Justicia de las mayoría de la doctrina nos situamos frente a
Comunidades Europeas y otras tantas dis- un sistema de coordinación por oposición al
posiciones en tratados que hacen aplicable sistema de subordinación. En los sistemas de
la jurisdicción de un foro sobre el individuo coordinación los individuos que lo integran,
o que permiten a este acudir a estos. Todo revestidos de determinados caracteres, son
ello no podría ser posible si no se tuvo en quienes lo estructuran y por otra parte fijan
cuenta -al menos indirectamente- que esas las reglas a las cuales habrán de someterse,
Por tanto, en el sistema internacional Por lo tanto, es pertinente aclarar que di-
quienes participan en la creación de las chos requisitos son producto de la labor doc-
normas dada la práctica generalizada, son trinaria en el devenir del tiempo y que aún,
los Estados en virtud de que son soberanos a falta de reglas que los consagren, ya se era
y ello implica la concentración de poder a partidario de estos para designar a un sujeto
los efectos de celebrar tratados y cumplirlos. como sujeto de Derecho Internacional. Para
Además, el Estado como ficción (dado lo ello es necesario comenzar por hablar del
abstracto de su naturaleza) y representante ius tratatum o derecho a celebrar tratados,
de la Nación requiere que este se exprese cuestión que es acogida por la Convención
y de alguna forma se obligue en razón y de Viena sobre el Derecho de los Tratados
atendiendo los intereses estatales y no si- entre Estados de 1969.
tuaciones particulares de los individuos. A
través del concepto de soberanía es que se Desde esta se entendió que se regulaba todo
logra ese compromiso y del cual se toman lo relacionado con los acuerdos que cele-
obligatorias las acciones u omisiones del braban los Estados para regular las distintas
Estado en sus relaciones con otros Estados. relaciones entre ellos. En 1986, se viene a
reconocer el mismo derecho en las Orga-
Todo lo expuesto se logra complementar nizaciones Internacionales. Ahora bien, la
con aquellas características que deben re- fuente convencional que recoge estos dere-
unir los sujetos de Derecho Internacional, chos tiene origen consuetudinario, en Dere-
cuestión que se abordará a continuación. cho Internacional la costumbre es fuente de
derecho de la cual emanan reglas aplicables
por un órgano judicial, como lo es en este el Estado hace suyas como entes abstractos
caso la Corte Internacional de Justicia (Art. tales conductas, por ello y a priori el reco-
38 del Estatuto de la CIJ). Lo que quiere nocimiento fáctico del ser humano en el
decir es que aquí se ha reconocido una ma- campo de las relaciones internacionales
nera formal de relacionarse los Estados para resulta difícil de no reconocer. No obstante,
obligarse mutuamente, pero también se lo ese reconocimiento es a través de la imagen
ha mostrado como el hecho de haberse con- del Estado que es quien reviste la capacidad
sagrado el ius tratatum. Si bien es correcto, de vincularse por acuerdos o tratados, cues-
no debe entendérselo como excluyendo a tión no reconocida al individuo en ninguna
aquellos a quienes no fue consagrado (dado convención.
su origen consuetudinario). En este sentido
las formas de relacionarse para los sujetos Por lo cual -agregando más- indirectamente
pueden variar en un ordenamiento jurídico, la labor de la persona siempre se encuentra
según las características de estos. Incluso presente en el Derecho Internacional, pero
en el orden interno los individuos o mejor no directamente en sus reglas, no es por
dicho quienes tienen capacidad de hacerlo, algo que el concepto Estado es una ficción
se pueden obligar siguiendo determinadas jurídica y abstracta, se reitera, a los efectos
reglas que se les prescriben, ejemplo de de relacionar Naciones unas con otras.
ello son las personas jurídicas que en su
relacionamiento o expresión de voluntad El otro carácter del Estado es el ius lega-
se adaptan a las formas exigidas por el tionen que deriva del carácter soberano
ordenamiento jurídico al que pertenecen. de la entidad, esto es, en la posibilidad de
decidir con quienes entabla sus relaciones
En este último sentido, la persona -inte- diplomáticas, comerciales, militares, etc.
grante del sistema internacional, y aquí Solo un ente soberano puede enviar re-
vale un argumento fáctico o juicio de hecho presentantes a otro Estado u Organización
para justificarlo- se relaciona o vincula Internacional, ello además se vincula al
según su propia particularidad o esencia. reconocimiento de esos individuos como los
No olvidemos que el Estado como sujeto legítimos representantes de sus respectivas
originario (llamados Centros de Poder) (Ji- voluntades soberanas, que provienen de
ménez de Arechaga y Puceiro: 2005) es un lo dicho anteriormente, esto es, de que los
fenómeno social y de los más importantes individuos con facultad de representación
dentro del esquema sociológico o teorías del Estado lo son en cuanto la Nación con-
sociológicas, trasladable claramente al es- fiere por medio de la soberanía el poder de
pacio jurídico por los efectos que acarrea, representación de esta, el Estado asume una
pero la persona, sin embargo, trasunta los función organizativa interna y externa en
espacios geográficos desde los inicios de los este sentido, pero debidamente establecida
fenómenos sociales y anterior al Derecho en su orden jurídico interno.
Internacional. Además son las personas las
que dirigen los intereses del Estado como Dicho aspecto lo revisten las Organizacio-
tal, quienes ponen en boga determinados nes Internacionales como sujetos derivados,
asuntos a consideración, pero que sin dudas pero ello producto de un efecto reflejo, es
decir, aquellas se forman por la voluntad Si desde la óptica que venimos describiendo
de los Estados. Es por ello que las personas en un marco teórico general la persona no
que asumen el carácter de enviados diplo- es sujeto, estas reglas serían inexistentes,
máticos cuando ejercen esta función se les porque ¿cómo prever reglas para sujetos
adjudica un determinado estatuto, el cual que no se consideran parte del sistema in-
es atribuido al Estado al cual representan, ternacional? Ello puede atribuirse por error
pero en razón de su carácter soberano. o porque realmente desde lo pragmático
Aunque es de notar que ello no implica una sí estemos ante un centro de imputación de
total irresponsabilidad de las personas que normas jurídicas, otro tanto se puede decir
ocupan los órganos de representación del de determinadas reglas en la Convención de
Estado. Lo que sucede es que dicha respon- Derecho del Mar de 1982, donde se observa
sabilidad se difiere para el momento en que la aplicación de jurisdicción a personas
se den determinadas condiciones de hecho bajo ciertas condiciones, no obstante estos
y jurídicas, dentro de las llamadas causas de puntos quedarán para más adelante.
cese de las inmunidades.
Pero el elemento más destacable de todos
Cuando estos medios sustitutivos de res- es el locus standi, o sea la capacidad de los
ponsabilidad se prevén es porque induda- Estados para presentarse ante un tribunal
blemente la persona es sujeto pasible de internacional. Es interesante resaltar que las
responsabilizar al Estado y ello no hace Organizaciones Internacionales no tienen
más que confirmar que la persona desde el este atributo, mencionado indirectamente
Derecho Internacional debe responder por en el Estatuto de la Corte Internacional de
su conducta, ello es así desde el momento en Justicia, y sin embargo no se les desconoce su
que determinadas convenciones imponen aptitud como sujetos de D.I., claro que pueden
el sometimiento a la jurisdicción del Estado solicitar una opinión consultiva a la Corte.
Receptor de los agentes diplomáticos del
Estado Acreditante en su territorio, para Sin bien es cierto que dentro del órgano
determinados asuntos. Lo importante por judicial mundial como la CIJ situada en
resaltar aquí es que el Derecho Internacio- la Haya, solo los Estados pueden asumir
nal toma en cuenta a la persona, al menos acciones en materia contenciosa, no es me-
como objeto mediato si es que no se quiere nos que este requisito (locus standi) atiende
reconocer su inmediatez. a una cuestión un tanto desdibujada, es
decir, estamos frente a uno de los institutos
Sin embargo, el individuo no puede asumir por antonomasia en la ciencia del derecho
la representación de su Estado cada vez como lo es la capacidad y legitimación
que viaje al exterior ni invocar tales in- procesal, punto que es común a cualquier
munidades, ya que estas son atribuidas por sujeto de derecho.
la Nación por medio de su poder soberano
a determinadas personas con funciones Pero si bien se podrá decir que esta atribución
estatales en su orden interno, respaldadas no es caprichosa y por tanto atiende a que
en cada constitución. esta se atribuye a un sujeto de derecho, lo
es como herramienta o como instrumento
puede ser considerado como objeto del Derecho derechos internos y derecho internacional
Internacional pues no es su elemento obser- (con sus variantes) y es en razón de ello que
vable, sino que es el observador (sujeto por sus reglas se estatuyen. Por tanto, dichas
oposición a objeto) que lo protagoniza ideando reglas deben tener por objeto determinadas
las normas de las cuales busca obtener la mayor conductas sobre a quiénes están dirigidas,
felicidad” (Jiménez de Arechaga y Puceiro, como señaladores de las sanciones o cas-
2005). Esto es como decir que se reconoce tigo que imponen, como observadoras de
al ser humano pero al mismo tiempo se los derechos que se pueden reclamar o
limita su esfera de actuación, lo cual con simplemente como referencia de acción
base en el razonamiento expuesto parece no u omisión.
tener lógica, o baste decir, no se entiende
lo expresado entre comillas. Es por ello que las reglas tienen un objeto
sobre las que se observan, y ello es en vir-
Argumentos que pueden arribar a tud de los sujetos, aquí se dice que estamos
una óptica diferente ante la ratio personae de la regla de derecho,
esto es, a quien comprende como objeto de
La persona como sujeto de Derecho consecuencias, de lo contrario las normas
Internacional: el concepto de persona no tendrían sentido y estarían vacías, solo
quedando la ratio materiae, o sea lo que
En este punto se debe afrontar la interro- regula.
gante de cómo se concibe por la teoría
general del derecho (en este caso la de la Entonces hay que ver a quiénes dentro del
H. Kelsen) a la persona. Por ello se citará conjunto de disposiciones jurídicas interna-
de nuevo lo enunciado por H.K “La persona cionales es que se dirigen estas. En Derecho
es el soporte de los deberes, de las responsa- Internacional, los sujetos aparecen como
bilidades y de los derechos subjetivos…, o referidos en el ámbito de su regulación en
más exactamente, el punto común al cual forma expresa, baste ver los tratados que
deben ser referidas las acciones y omisio- indican sus sujetos obligados.
nes reguladas por estas normas” (Kelsen,
2008:102). En ese sentido, el individuo En ese sentido, se nombra a los Estados, las
como concepción o unidad representativa Organizaciones Internacionales y las Co-
de un género aparece en las diferentes dis- munidades Beligerantes, pero el individuo
posiciones jurídicas de un orden jurídico también es nombrado en dichas disposicio-
como centro de referencia de aplicación nes, tanto como objeto pasivo de obligacio-
de consecuencias, según las acciones que nes como sujeto activo de derechos.
estos realicen.
Cuando se dice que las reglas de derecho
Con base en lo referido, se debe ver cómo internacional hacen referencia como objeto
funciona ello en el Derecho Internacio- de regulación al sujeto (sin distinción) es
nal, más arriba se enunció que el orden porque estas se elaboran en atención a un
internacional como esquema mayor de un centro de imputación de normas jurídicas,
orden jurídico mundial se descompone en siendo los sujetos (sin distinción) esos
centros de imputación, por lo cual la im- por ejemplo ante el Comité de Derechos
putación, como ya lo estableció Kelsen, es Humanos instituidos por los pactos.
la forma de atribuir una consecuencia a las
conductas de los sujetos, y no la causalidad No obstante, aún no se goza de un tribunal
que opera sobre una gama de objetos amplia internacional mundial donde el individuo
(cosas o sujetos) dentro del campo de las se presenta por sí a reclamar, pero ¿ello
ciencias de la naturaleza, donde las reglas se opera como fundamento suficiente para
establecen para todos los casos una misma negar el carácter de sujeto de Derecho
consecuencia, si se da A la consecuencia Internacional de la persona?
es N, entonces si se dan varias situaciones
contempladas por A la consecuencia será Sin embargo, como se interpreta el hecho
siempre N. de que aun habiendo una Corte Inte-
ramericana de Derechos Humanos, sin
Pero esto último no opera en las ciencias que pueda presentarse el individuo por sí
sociales, en las cuales se enmarca la ciencia aunque igualmente su defensa es asumida
jurídica, sí la imputación como brillante- (representación) ante tal tribunal, o el
mente lo explicó H. Kelsen, a quien me hecho de no haber una corte internacio-
remito en su Teoría Pura del Derecho. nal donde los individuos se manifiesten o
reclamen sus derechos subjetivos, es decir,
De lo cual, si se observa el desarrollo del ¿ello concluye o afirma dogmáticamente
Derecho Internacional tanto general como que el individuo no es sujeto de Derecho
regional (ni qué decir del Comunitario), Internacional?
se puede ver que sus disposiciones tienen
como centro de regulación (imputación) En primer lugar, se debe diferenciar lo ya
al individuo. Esto es, la persona encuentra dicho sobre el individuo como centro de
imputación jurídica de las reglas de D.I.
en las reglas internacionales un marco de
inmediata o mediatamente y por otro lado
derechos sustantivos como adjetivos tanto
el tema de la representación o asunción de
para lo que condice con el orden interno
defensa de los derechos de una persona en
al que pertenece como del orden interna- el ámbito internacional.
cional. Se puede citar como ejemplo la
presentación directa del individuo ante Si los intereses de un individuo son asumi-
la Comisión Interamericana de Derechos dos como relevantes y objeto de una senten-
Humanos a realizar un reclamo. cia (Corte Interamericana de DD.HH) o de
un indemnización, poco interesa el hecho
Otros tantos pactos consagran derechos de que se pueda presentar por sí o que otra
del individuo en el orden social, político, entidad asuma su defensa haciendo suyo el
económico, etc., como los pactos interna- caso en cuestión, porque los efectos recaen
cionales de derechos civiles y políticos o el sobre tal individuo, entonces si ello sucede
de derechos económicos, sociales y cultu- debe ser porque ha sido aplicado el criterio
rales en el marco del sistema internacional, de la imputación de normas jurídicas.
previéndose un mecanismo de solicitudes,
Por otro lado, el desarrollo de una justicia pura del derecho, en torno al centro de
penal internacional o jurisdicción interna- imputación de normas jurídicas.
cional penal desde 1945 hasta la fecha de
sanción del Estatuto de Roma que instituye El ámbito internacional y la persona
la Corte Penal Internacional demuestra
que las conductas de las personas juegan un Más arriba se esbozó la idea del orden
papel decisivo en las relaciones internacio- internacional mundial el cual se dividía
nales. Ya en 1945 se hizo necesario instituir (lo cual no implica oposición) en Derecho
una jurisdicción internacional que juzgara Internacional y Derecho Interno, es en ese
y atribuyera sanciones a personas que co- marco que el individuo queda comprendido,
metieron determinados flagelos contra los digámoslo de otra forma, la persona puede
valores de la comunidad internacional. ser alcanzada tanto por un régimen depar-
tamental como uno nacional, o interno e
Ello pudo obedecer a un cambio concep- internacional.
tual en el hecho de contemplar que había
valores supra estatales, en el que toda la En este caso, la persona siempre viene a es-
comunidad integrada por los Estados es- tar comprendida en el ordenamiento jurídi-
taba interesada en salvaguardar y que era co interno del Estado al que pertenece y en
necesario transparentar los procedimientos un esquema mayor por el derecho interna-
a efectos de ir generando una costumbre en cional, dado que no se puede concebir el no
el tiempo, aspecto que se confirma a lo largo tránsito entre personas de diferentes puntos
de los siglos XX y XXI. del planeta. Inmediatamente el individuo
es alcanzado por las normas de su Estado,
dado que es uno de sus objetos o centros e
Cuestión esta última que se ratifica con el Tri-
imputación (también lo son las personas
bunal de Tokio, Rwanda y la Ex Yugoeslavia,
jurídicas, las estatales, etc.) y mediatamente
donde nuevamente se pone en “el tapete” esa
por el derecho internacional, cuando este
concepción de los valores y de la trascenden- no lo hace directamente como ya se vio.
cia de las actividades de los individuos (amén
de otros nuevos tribunales ad-hoc durante el Así lo mostró Kelsen (2008:161), “Tanto
siglo XXI). A su vez, el auge de la piratería, ya en el derecho internacional general como
contemplada por la CONFEMAR III, como en el derecho convencional se encuentran
delito que tiene en cuenta las conductas de normas que se aplican inmediatamente
las personas y su culminación se da en la con- a los individuos. Ellas determinan… que
cepción de los crímenes de lesa humanidad, debe hacerse o…, sino también quien debe
de guerra o genocidio. conducirse de la manera prescrita. El indi-
viduo así designado es entonces un sujeto
Esta concepción de los crímenes y su natu- inmediato del derecho internacional”.
raleza se reflejan en la Corte Penal Inter-
nacional que juzga a individuos, por tanto Esta realidad enunciada por Kelsen tiene
hoy se cuenta con un tribunal internacional asidero en un juicio de hecho sobre las
exclusivamente para personas. Ello no hace circunstancias en las que escribió, como
más que recoger un postulado de la teoría se dijo más arriba, es una cuestión fáctica
Ello no implica una afirmación sino solo Jiménez de Arechaga, A. & Puceiro, R. (1997).
una conclusión en prospectiva basada en Derecho Internacional Público (vol. 4). Mon-
la historia y evolución de las concepciones tevideo: FCU.
que en este estudio se ha intentado mostrar,
pero es claro que los posibles efectos de _____________. (2005). Derecho Internacional
consagrarse tal solución -la cual sí opera en Público (vol. 1). Montevideo: FCU.
el sistema internacional regional europeo
Kelsen, H. (2008). Teoría Pura del Derecho.
con el derecho comunitario- en el ámbito
Buenos Aires: Eudeba.
internacional mundial serían, en última
instancia, acordes con la mega protección Seara, M. (s.f.). El individuo ante las jurisdic-
que proveen los Pactos Internacionales de ciones internacionales en la práctica actual.
Derechos Civiles, Políticos, Económicos, Recuperado de www.bibliojuridica.org/
etc., que si bien instituyen un Comité de libros/2/694/15.pdf
DD.HH., aún resta el órgano jurisdiccional.
En este sentido, el Dr. Modesto Seara Váz- Recibido: 17/03/2010 • Aceptado: 23/07/2010
quez (s.f.: 230) señala una ventaja de que
esto sucediese “… teniendo los individuos
la posibilidad de acceso a las jurisdicciones
internacionales, los Estados no se verían
forzados a ejercer su protección diplomáti-
ca o a presentar sus demandas en nombre
de sus súbditos, lo que ayudaría mucho a
mantener los conflictos a una escala indi-
vidual, y disminuiría los conflictos entre
los Estados…”.
INTRODUCCIÓN
Son dos los problemas que atañen a las relaciones entre el derecho internacional y el
derecho interno: la incorporación del derecho internacional al derecho estatal y la relación
jerárquica entre ambos. En el presente trabajo se analizarán las normas constitucionales
argentinas así como los tratados vigentes suscriptos por nuestro país, que nos permitan resolver
ambas cuestiones, en confrontación con la jurisprudencia de nuestros tribunales.
1
Este artículo constituye una versión actualizada y adaptada del publicado por la misma autora: “Las relaciones
entre el derecho internacional y el derecho interno a partir de la reforma constitucional de 1994”, en Revista
Prudentia Iuris, n. 37 (abril 1995), pp. 131-144.
∗
Profesora adjunta regular de Derecho Internacional Público y de Derechos Humanos y Garantías de la Facultad de
Derecho de la U.B.A.
1
Lo relativo a los tratados celebrados por escrito se encuentra regulado en dos acuerdos
internacionales: 1) La Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, suscripta en 1969,
ratificada por nuestro país el 05/12/72 y en vigor desde el 27/01/80, que se aplica a los tratados
celebrados por escrito entre Estados, y 2) la Convención de Viena sobre el Derecho de los
Tratados entre Estados y Organizaciones Internacionales o entre Organizaciones internacionales,
suscripta en 1986 (la R.A. la firmó el 30/01/87) ratificada por nuestro país el 17/08/90, aunque
aún no ha entrado en vigencia.
Los tratados celebrados “en buena y debida forma” (por oposición a los acuerdos en
forma simplificada que se concluyen con la negociación y la firma) atraviesan distintas etapas:
negociación, adopción del texto, autenticación y manifestación del consentimiento en obligarse.
Esta última etapa puede realizarse por medio de la ratificación, adhesión (en el caso de terceros
Estados), etc.2.
En el ámbito interno, nuestra C.N. exige que los tratados con las Naciones extranjeras
sean aprobados por el Congreso de la Nación, tal como prescribe el reformado artículo 75, en el
inciso 22: “Aprobar o desechar tratados concluidos con las demás naciones y con las
organizaciones internacionales y los concordatos con la Santa Sede”. También en este artículo
se hizo referencia a las organizaciones internacionales, a diferencia del anterior artículo 67,
inciso 196.
Por lo tanto, para el derecho argentino, la celebración de los tratados comprende las
siguientes etapas: negociación, adopción y autenticación del texto (por el Poder Ejecutivo
Nacional, –generalmente a través de la Cancillería–; aprobación del texto (efectuada a través de
2
El art. 2.2 de la Convención de Viena de 1969 establece que “se entiende por ratificación, aceptación, aprobación
y adhesión, según el caso, el acto unilateral así denominado por el cual un Estado hace constar en el ámbito
internacional, su consentimiento en obligarse por un tratado”. O sea que a través de la ratificación “el órgano
competente de un Estado causa la vinculación obligatoria de éste a un tratado”; Cfr. E. De la Guardia y M. Delpech,
El Derecho de los Tratados y la Convención de Viena de 1969, La Ley, Buenos Aires (1970), p. 213.
3
Así lo confirmó la jurisprudencia de la C.S.J.N. en el caso “Ekmekdjian, Miguel A. c/ Sofovich, Gerardo y otros”,
del 07/07/92, considerando 17º del voto de la mayoría (en La Ley, Tomo 1992-C, p. 547).
4
El término concluir ha sido empleado por nuestros constituyentes como sinónimo de negociar, ya que como
acertadamente manifiestan De la Guardia y Delpech: “no podría pensarse que el Presidente concluyera en el
sentido de expresar el consentimiento definitivo y luego firmara” (op. cit., p. 511).
5
Anterior texto del art. 86, inc. 14: “Concluye y firma tratados de paz, de comercio, de navegación, de alianza, de
límites y de neutralidad, concordatos y otras negociaciones requeridas para el mantenimiento de buenas relaciones
con las potencias extranjeras, recibe sus ministros y admite sus cónsules”.
6
Anterior texto del art. 67, inc. 19: “Aprobar o desechar los tratados concluidos con las demás naciones y los
concordatos con la Silla Apostólica; y arreglar el ejercicio del patronato de toda la Nación”.
2
una ley del Poder Legislativo Nacional) y ratificación (acto que realiza el Poder Ejecutivo –
Presidente de la Nación–).
Una vez ratificado (o adherido) por acción del Poder Ejecutivo, el tratado se incorpora
automáticamente a nuestro derecho, sin necesidad de ser receptado o transformado a través de
una ley u otro acto interno formal. Si ello no fuera así, y consideráramos que el tratado es
transformado en derecho interno por una ley, esto derivaría en el absurdo de existir dos normas
jurídicas: el tratado, que sería válido para el derecho internacional, y la ley del Congreso,
obligatoria en el orden jurídico argentino10.
7
Cfr. G. Moncayo, R. Vinuesa y H. Gutiérrez Posse, Derecho Internacional Público, t. I, Zavalía, Buenos Aires, 2ª
reimp. (1987), p. 64.
8
Conforme con los arts. 26 de las Convenciones de Viena de 1969 y de 1986: “Todo tratado en vigor obliga a las
partes y debe ser cumplido por ellas de buena fe”.
9
El art. 18 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969 enuncia: “Un estado deberá
abstenerse de actos en virtud de los cuales se frustren el objeto y fin de un tratado: a) Si ha firmado el tratado o ha
canjeado instrumentos que constituyen el tratado a reserva de ratificación, aceptación o aprobación, mientras no
haya manifestado su intención de no llegar a ser parte en el tratado; o b) Si ha manifestado su consentimiento en
obligarse por el tratado, durante el período que precede a la entrada en vigor del mismo y siempre que ésta no se
retarde indebidamente”. Este artículo es coincidente con el art. 18 de la Convención de Viena de 1986.
10
Cfr. J. Barberis, “La Relación entre el Derecho Internacional y el Derecho Interno en la República Argentina”, en
Jornadas sobre los Sistemas internacionales de Protección Jurídica de la Persona Humana, Consejo Argentino
para las Relaciones Internacionales, Buenos Aires (1991), p. 19.
11
En el caso “Ponzetti de Balbín, Indalia c/ Editorial Atlántida S.A.” del 11/12/84 (L.L., Tº 1985-B, p. 114 y ss.), se
hace referencia a “... la Convención Americana de Derechos Humanos, llamada Pacto de San José de Costa Rica,
ratificada por ley 23.054...” (consid. 4º del voto de los Dres. Caballero y Belluscio); “toda vez que está en vigencia
la ley 23.045, que ratifica la Convención Americana de Derechos Humanos, y cuyo instrumento de ratificación ha
sido oportunamente depositado...” y “el Pacto internacional de Derechos Civiles y Políticos de las Naciones
Unidas, cuyo proyecto de ley ratificatoria...” (consid. 8º del voto del Dr. Petracchi). En el caso “Campillay, Julio C.
c/ La Razón y otros” (C.S.J.N., del 15/05/86, en L.L. Tº 1986-C, p. 411 y ss.) también se hace referencia a la
Convención Americana de Derechos Humanos “... ratificada por la ley 23.054...” en el considerando 4º del voto de
la mayoría. En el caso “Capalbo, Alejandro C.” (C.S.J.N., del 29/08/86, en L.L. Tº 1986-D, p. 582 y ss.), los Dres.
3
al derecho interno –como equívocamente obra en la jurisprudencia de la C.S.J.N.12, puesto que
en esa etapa, como ya se ha señalado, el tratado aún no ha sido ratificado y por ende tampoco
está en vigor. Por otra parte, hay que señalar que pueden variar los efectos jurídicos de ciertas
disposiciones del tratado transcripto en la ley aprobatoria, a causa de reservas efectuadas por el
P.E.N. al momento de obligarse, o por la aceptación u objeción de las formuladas por otros
Estados.
Caballero y Fayt en su voto en disidencia hacen la siguiente referencia: “... la Convención Única de Estupefacientes
de 1961 de las Naciones Unidas (ratificada por decreto-ley 7672/63: ley 16.478)...” (consid. 8º).
En el caso “Eusebio, Felipe E. s/ sucesión” (C.S.J.N., del 09/06/87, en L.L., Tº 1987, p. 335 y ss.), el Procurador
General de la Nación expresa: “La aprobación exteriorizada de la ley 23.054 no ha podido tener otro sentido, pues,
que el de ratificar la asunción de ese compromiso por parte de la República, es decir, el compromiso de adecuar su
legislación a los principios contenidos en la convención” (p. 340). En el caso “Jáuregui, Luciano A.” (C.S.J.N., del
15/03/88, en Rev. L.L. del 21/10/88, p. 3 y ss.), la Corte expresaba: “Cabe agregar, en tal sentido, que el requisito
previsto en el art. 8º, apart. 2º, incl h), de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (ratificada por la ley
23.044)...” (consid. 6º del voto mayoritario y consid. 6º del voto del Dr. Petracchi). En el caso citado “Sánchez
Abelenda c/ Ediciones de la Urraca” (causa S-454.XXI, del 01/12/88), el Juez de primera instancia hace referencia
al derecho de réplica diciendo “que a partir de la sanción de la ley 23.054 [EDLA, 1984-22], que ha ratificado la
Convención Americana sobre Derechos Humanos ... tal garantía ha quedado consagrada normativamente...”
(según surge del considerando 3º de la sentencia de la C.S.J.N.), no siendo tal imprecisión advertida por el Tribunal
Supremo. Asimismo la C. Nac. Civ., Sala A, repite el error en el considerando 4º de su sentencia de fecha 03/03/88
(Rev. L.L. del 25/04/88, p. 7).
12
En el caso “L.C. s/ sucesión” (C.S.J.N., del 24/12/85), el Procurador General de la Nación hace referencia al
“Tratado de Derecho Civil Internacional de Montevideo de 1940 (incorporado a nuestro derecho por decreto-ley
771/56...)” (E.D. Tº 119, p. 228). En el ya citado caso “Campillay, Julio C. c/ La Razón y otros” se expresa: “... es
de destacar que el derecho de réplica de que se trata, ha sido incorporado a nuestro derecho interno, conforme lo
normado por el art. 31 de la Constitución Nacional, mediante la aprobación por el art. 1º de la ley 23.054 del
llamado Pacto de San José de Costa Rica ...” (consid. 6º del voto en disidencia del Dr. Fayt).
En el caso “Eusebio”, ya mencionado, el Procurador General de la Nación, confundiendo incorporación con
operatividad, expresa: “En primer lugar, el art. 2º de dicho tratado es bien claro en el sentido de que los derechos y
libertades mencionados en el artículo precedente –que son todos los que consagra la propia convención- deben ser
específicamente incorporados al derecho interno de los Estados partes, en caso de no encontrarse ya garantizados
en ellos, mediante las disposiciones legislativas o de otra índole que deberán adoptarse con arreglo a los
procedimientos constitucionales de cada país” (p. 340 del citado repertorio –ver nota n. 10-).
13
C.S.J.N., “Recurso de hecho deducido por los actores en la causa Frites, Eulogio y Alemán, América Angélica c/
Poder Ejecutivo Nacional -Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto-”, 04/12/95.
14
La parte actora consideraba que la ley que aprobaba el tratado implicaba la ratificación del mismo.
15
Considerando 2° del voto disidente del Dr. Boggiano.
4
pronunciamiento de primera instancia apelado16 y declaró improcedente la acción incoada, por
entender que “el acto cuya emisión pretenden los actores (ratificación de un tratado
internacional), excede a todas luces el marco de la medida intentada”, en los términos del
artículo 28 de la Ley de Procedimientos Administrativos17. La mayoría de la C.S.J.N. declaró
inadmisible el recurso extraordinario interpuesto por la actora, desestimando la queja planteada.
El magistrado Boggiano, votó en disidencia, por entender que el recurso interpuesto era
formalmente admisible, toda vez que se discutía el alcance que cabía asignarles a las cláusulas de
la Constitución Nacional que regulan las facultades del Poder Ejecutivo Nacional en lo atinente
al trámite para la aprobación y ratificación de los tratados internacionales18. En cuanto al fondo
de la cuestión planteada, entiende que debe confirmarse la sentencia apelada por los siguientes
fundamentos, los cuales resultan esclarecedores de la cuestión debatida:
5
alcance de tal primacía”22. “Que por lo demás, no podría suscitarse en el caso un
supuesto de responsabilidad internacional del Estado por no ratificar el Convenio
de la OIT, como afirma el recurrente, ya que la violación de un tratado
internacional sólo es posible –obviamente– una vez que el tratado sea obligatorio
para la República Argentina, es decir, cuando haya sido ratificado por el Poder
Ejecutivo Nacional”23.
22
Ibídem, consid. 10°.
23
Ibídem, consid. 11°.
24
El art. 118 prescribe: “Todos los juicios criminales ordinarios que no se deriven del derecho de acusación
concedido a la Cámara de Diputados se terminarán por jurados, luego que se establezca en la República esta
institución. La actuación de estos juicios se hará en la misma provincia donde se hubiere cometido el delito; pero
cuando éste se cometa fuera de los límites de la Nación, contra el derecho de gentes, el Congreso determinará por
una ley especial el lugar en que haya de seguirse el juicio”.
25
Cfr. G. Moncayo, R. Vinuesa y H. Gutiérrez Posse, op. cit., p. 68. Ver también la jurisprudencia mencionada
infra.
26
“La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescindible soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y
Sándwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio
nacional. La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía respetando el modo de vida de
sus habitantes, y conforme a los principios del derecho internacional, constituyen un objetivo permanente e
irrenunciable del pueblo argentino”.
27
Cfr. G. Moncayo, R. Vinuesa y H. Gutiérrez Posse, op. cit., p. 151.
28
La Corte Suprema de Justicia ha establecido en el caso “Gómez, Samuel c/ Embajada Británica”, del 24/06/76 (en
E.D., tomo 68, p. 237 y ss.) que “... no se han aplicado correctamente las disposiciones vigentes ni se dio
cumplimiento a los principios de derecho internacional que rigen la convivencia entre las naciones” (considerando
4º). “Que en tal supuesto, se impone dar adecuada solución al problema planteado, según principios del derecho de
gentes, de modo que no resulten violadas las bases del orden público internacional que, por encima de las formas
en que se encausa el proceso, son de aplicación prioritaria en el caso” (considerando 5º). Esta postura ha sido
6
II. LA RELACIÓN JERÁRQUICA ENTRE EL DERECHO INTERNACIONAL Y EL
DERECHO INTERNO
En el derecho internacional se reafirma que dicho orden prevalece sobre el interno. Así,
la Convención de Viena de 1969 sobre el Derecho de los Tratados, en el artículo 27 establece:
“Una parte no podrá invocar las disposiciones de su derecho interno como justificación del
incumplimiento de un tratado” (idéntico principio adopta la Convención de 1986 referente a los
tratados con organizaciones internacionales), ello sin perjuicio de que la violación manifiesta de
una norma de fundamental importancia del derecho interno relativa a la manifestación del
consentimiento del Estado, pueda dar lugar a la nulidad relativa del tratado (conforme al art. 46
de las citadas convenciones), algo poco común.
Por su parte, el Proyecto sobre responsabilidad internacional del Estado elaborado por la
Comisión de Derecho Internacional de las Naciones Unidas, incorporó en su artículo 32 –titulado
“Irrelevancia del derecho interno” – lo siguiente: “El Estado responsable no puede invocar las
disposiciones de su derecho interno como justificación del incumplimiento de las obligaciones
que le incumben en virtud de la presente parte”. Asimismo, el artículo 3 del mencionado
instrumento prescribe que “(l)a calificación del hecho del Estado como internacionalmente
ilícito se rige por el derecho internacional. Tal calificación no es afectada por la calificación del
mismo hecho como lícito por el derecho interno”.
La primacía del derecho internacional sobre los ordenamientos internos de los Estados es
corroborada por la jurisprudencia internacional29.
compartida en el caso “Cabrera, Washington J.E. c/ Comisión Técnica Mixta de salto Grande”, del 05/12/83 (en
E.D., Tomo 107, p. 616 y ss.): “Que los suscriptos comparten las consideraciones y la conclusión del voto de la
minoría del Tribunal, en cuanto fundadas sustancialmente en el derecho de gentes” (considerando único del voto de
la mayoría); “... el deber de preservar por razones de prudencia la estabilidad de los pactos internacionales válidos
celebrados por la República Argentina según el derecho de gentes...” (considerando 7º del voto de la minoría); “De
acuerdo con criterios elementales del derecho internacional consuetudinario, aplicables por esta Corte...”
(considerando 10º del mismo voto).
29
La Corte Internacional de Justicia, al igual que otros tribunales internacionales, sostuvo en numerosos casos la
primacía del derecho internacional. Por ejemplo, en el asunto de las “Pesquerías anglo-noruegas” afirmó que la
delimitación de las zonas marítimas no podía depender de la voluntad del Estado ribereño expresada en su derecho
interno, sino que su validez frente a otros Estados dependía del derecho internacional; cfr. I.C.J. Reports 1951, p.
132. Recientemente, dicho tribunal constató, en el caso “La Grand”, que los EE.UU. habían violado las obligaciones
prescriptas en el art. 36 de la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, en perjuicio de dos personas de
nacionalidad alemana que habían sido detenidas en territorio norteamericano, sin informarles sobre sus derechos de
asistencia consular, impidiendo así que el Estado alemán pudiera brindar la protección adecuada a sus ciudadanos.
Al respecto, EE.UU. argumentó que no podía reparar tal omisión volviendo las cosas al estado anterior, como
pretendía Alemania, es decir, anulando el proceso penal que culminó con la condena a muerte de los hermanos Karl
y Walter La Grand, invocando la aplicación de su derecho interno: la denominada regla o doctrina del “procedural
7
2. Solución en el derecho argentino
Para analizar la relación jerárquica entre la Constitución, las leyes y los tratados, debemos
recurrir a otras disposiciones constitucionales, las que se analizan a continuación. Más adelante
nos ocuparemos de la jerarquía que se le ha reconocido a la costumbre internacional a partir de la
jurisprudencia nacional.
Artículo 27: “El Gobierno Federal está obligado a afianzar sus relaciones de paz y
comercio con las potencias extranjeras por medio de tratados que estén en conformidad
con los principios de derecho público establecidos en esta Constitución”.
Artículo 30: “Esta Constitución puede reformarse en el todo o en cualquiera de sus partes.
La necesidad de reforma debe ser declarada por el Congreso con el voto de dos terceras
partes, al menos, de sus miembros; pero no se efectuará sino por una Convención
convocada al efecto”.
default”. La C.I.J. concluyó que, la aplicación de la regla del “procedural default” en este caso particular, había
impedido efectivizar los derechos establecidos por la Convención de Viena, produciendo, en consecuencia, la
violación del art. 36 del mencionado tratado, generándose así la responsabilidad internacional de EE.UU.; cfr. Caso
“La Grand” (Alemania c. EE.UU.), fallo del 27/06/91, parág. 91 <http://www.icj-cij.org/...>.
30
Aquí no se utiliza la palabra “ley” en sentido estricto, en la acepción de “ley formal”, o sea, haciendo referencia al
acto emanado de una legislatura, sino que se la emplea como sinónimo de norma jurídica, es decir la conducta
debida (o prescripta) por el derecho, en su acepción de “ley material”.
31
Cfr. H. Gros Espiell, “Los Tratados sobre Derechos Humanos y el Derecho Interno”, en Temas de Derecho
Internacional en Homenaje a Frida M. Pfirter de Armas Barea, R. Vinuesa (edit.), Fundación del Centro de
Estudios internacionales de Buenos Aires (1989), p. 62.
32
Para un estudio más profundo de las normas jurídicas de nuestro país antes de la reforma constitucional de 1994
ver G. Moncayo, R. Vinuesa y H. Gutiérrez Posse, op. cit., p. 58 y ss.
8
Una interpretación armónica de estos artículos nos indicaba que, por una parte, los
tratados debían respetar los principios de derecho público constitucional33, y por la otra, al
establecerse un procedimiento rígido para la reforma constitucional, consecuentemente, la C.N.
no podría ser modificada por un tratado o una ley (sino sólo a través de una convención
constituyente)34.
Por una parte, se diferencian distintas categorías de tratados: según su objeto (sobre
derechos humanos, sobre integración, para fines de administración de justicia, de intereses
económicos y trabajos de utilidad común, de carácter político) y según los sujetos intervinientes
(tratados con Estados de Latinoamérica, con otros Estados, con organizaciones internacionales37,
concordatos con la Santa Sede).
33
Es de destacar que el art. 27 de la C.N. obliga al tratado a “ajustarse a los principios de derecho público y no a
cualquier disposición secundaria de la Constitución”; Cfr. J. Barberis, op. cit., p. 20.
34
Esta postura es concordante con la mayoría de los sistemas constitucionales latinoamericanos. Para un análisis
más profundo del tema ver H. Gros Espiell, op. cit., pp. 61-72.
35
El art. 21 de la Ley 48 establece: “Los tribunales y jueces nacionales en el ejercicio de sus funciones procederán
aplicando la Constitución como ley suprema de la Nación, las leyes que haya sancionado o sancione el Congreso,
los tratados con las naciones extranjeras, las leyes particulares de las provincias, las leyes generales que han
regido anteriormente a la Nación, y los principios del derecho de gentes según lo exijan respectivamente los casos
que se sujeten a su conocimiento en el orden de prelación que va establecido”.
36
La C.S.J.N. en el caso citado “Cabrera, Washington c/ Comisión Técnica Mixta de Salto Grande”, declaró
inconstitucional el art. 4 del Acuerdo de Sede suscripto por nuestro país, con fecha 15/04/77, por otorgar a la
Comisión Técnica Mixta de Salto Grande inmunidad de jurisdicción, y ésta al carecer de órgano jurisdiccional para
entender en las controversias, violaba el art. 18 de la C.N. (que establece el derecho a la jurisdicción).
37
Al respecto Rey Caro considera que hubiera sido más adecuado haber agregado con “otros entes internacionales”,
dado que “la dinámica de las relaciones internacionales está signada por la participación en la vida internacional
no solo de los Estados y las organizaciones internacionales, sino también de otros entes a los cuales se les reconoce
subjetividad internacional, algunos de larga existencia ya como la Soberana Orden de Malta o la Cruz Roja
Internacional (más precisamente el Comité), y otros surgidos en razón de realidades y circunstancias más recientes,
como los movimientos de liberación nacional”, cfr. E. Rey Caro, “Los Tratados Internacionales en el Ordenamiento
Jurídico Argentino. Consideraciones sobre la Reforma Constitucional”, en Los Tratados Internacionales y la
Constitución Nacional, M. Lerner, Córdoba (1995), p. 36.
9
reconocidos. Sólo podrán ser denunciados, en su caso, por el Poder Ejecutivo nacional,
previa aprobación de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de cada
Cámara.
Los demás tratados y convenciones sobre derechos humanos, luego de ser aprobados por
el Congreso, requerirán del voto de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros
de cada Cámara para gozar de la jerarquía constitucional”.
38
Sobre las distintas interpretaciones que la doctrina ha dado al respecto, ver E. Rey Caro, “Los tratados
internacionales sobre derechos humanos en la Constitución Argentina”, en Héctor Gros Espiell Amicorum Liber, v.
II, Bruylant, Bruselas (1997), pp, 1290-1291.
39
La Corte finalmente confirmó la sentencia apelada, apoyando la solución brindada por la Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Contencioso administrativo Federal, que declaró la nulidad de la Res. 2314/95 del Consejo
Superior de la Universidad de Buenos Aires; cfr. C.S.J.N., fallo del 26/12/96, voto de la mayoría.
10
principios de gratuidad y equidad de la educación pública estatal y la autonomía y autarquía de
las universidades nacionales”; 4) el artículo 50 in fine de la ley federal de educación N° 24.521
que prescribe: “En las universidades con más de cincuenta mil (50.000) estudiantes, el régimen
de admisión, permanencia y promoción de los estudiantes será definido a nivel de cada facultad
o unidad académica equivalente”.
“Que el art. 75, inc. 22, mediante el que se otorgó jerarquía constitucional a los
tratados cuyas disposiciones se han transcripto, establece, en su última parte, que
aquéllos ‘no derogan artículo alguno de la primera parte de esta Constitución y
deben entenderse complementarios de los derechos y garantías por ella
reconocidos’. Ello indica que los constituyentes han efectuado un juicio de
comprobación, en virtud del cual han cotejado los tratados y los artículos
constitucionales y han verificado que no se produce derogación alguna, juicio
que no pueden los poderes constituidos desconocer y contradecir”40.
“Que de ello se desprende que la armonía o concordancia entre los tratados y la
Constitución es un juicio constituyente. En efecto, así lo han juzgado al hacer la
referencia a los tratados que fueron dotados de jerarquía constitucional y, por
consiguiente, no pueden ni han podido derogar la Constitución pues esto sería un
contrasentido insusceptible de ser atribuido al constituyente, cuya imprevisión no
cabe presumir”41.
“Que, de tal modo, los tratados complementan las normas constitucionales sobre
derechos y garantías, y lo mismo cabe predicar respecto de las disposiciones
contenidas en la parte orgánica de la Constitución –entre ellas, el inc. 19 del art.
75– aunque el constituyente no haya hecho expresa alusión a aquélla, pues no
cabe sostener que las normas contenidas en los tratados se hallen por encima de
la segunda parte de la Constitución. Por el contrario, debe interpretarse que las
cláusulas constitucionales y las de los tratados tienen la misma jerarquía, son
complementarias y, por lo tanto, no pueden desplazarse o destruirse
recíprocamente”42.
Respecto de los tratados y las leyes de la Nación, ante la falta de normas constitucionales
que brindaran un orden jerárquico, la C.S.J.N. durante varias décadas consideró a las leyes (o
decretos-leyes) y a los tratados en igualdad de rango, recurriendo para resolver un conflicto entre
ambos, a dos principios generales de derecho: ley posterior deroga ley anterior y ley especial
deroga ley general. En consecuencia, un tratado posterior podía derogar43 una ley anterior, así
40
Ibídem, consid. 20.
41
Ibídem, consid. 21.
42
Ibídem, consid. 22.
43
Parte de la doctrina considera incorrecta la utilización del término derogar en estos casos. Tal como opina el Dr.
Barberis, el término derogación “se trata simplemente del incumplimiento o de la violación de un tratado
internacional” (op. cit., p. 25), y comparándolo con el derecho interno: “quien no da cumplimiento a un contrato, no
puede expresar que lo anula o deroga, sino simplemente debe decir que no los respeta o transgrede”, además
agregando: “la Argentina no podría derogar unilateralmente un tratado que ha concertado con otro Estado y
tampoco podría revocar el consentimiento otorgado para obligarse mediante esa convención”; Cfr. J. Barberis, “La
Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados y la Constitución Argentina”, Revista Prudentia Iuris
(Diciembre 1985-Abril 1986), p. 186.
11
como una ley posterior podía derogar un tratado anterior (sin perjuicio de que ello generara
responsabilidad internacional por el incumplimiento de un tratado en vigor). Esta postura se
afirmaba en los casos: “S.A. Martín y Cia. Ltda. c/ Administración General de Puertos s/
repetición de pago”44 y “Esso S.A. c/ Gobierno Nacional”45.
Esta postura es reiterada en fallos posteriores, tales como: “Servini de Cubría, M. c/ Arte
Radiotelevisivo Arg. S.A. y Borensztein, Mauricio”49; Fibraca Constructora S.C.A. c/ Comisión
Técnica Mixta de Salto Grande s/ recurso de hecho”50; “Serra, Fernando Horacio y otro c/
Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires s/ recurso de hecho”51; “Hagelin, Ragnar c/ P.E.N.
s/ juicio de conocimiento”52; “Artigue, Sergio Pablo s/ incidente de restitución de detenido”53,
entre otros.
44
Fallos 257:99, en La Ley, Tomo 113, p. 458.
45
Fallos 271:7, en La Ley, Tomo 131, p. 771.
46
Fallo citado supra, p. 540.
47
Ibídem, consid. 17.
48
Ibídem, consid. 18.
49
Fallo de fecha 08/09/92, en Rev. J.A., Tomo 1992-IV, p. 10.
50
Causa F.433.XXIII, del 07/07/93, en E.D., Tomo 154, p. 161.
51
Causa S.182.XXIV, del 26/10/93.
52
Causa H.19.XXV, del 22/12/93.
53
Causa 281.XXV, del 25/03/94.
54
Fallo citado supra, consid. 3°.
55
En realidad, la reforma constitucional superó la postura de la Corte, teniendo en cuenta que eleva la jerarquía de
ciertos tratados sobre derechos humanos, como ya se trató en el punto anterior.
12
Por otra parte, en el inciso 24 del mencionado artículo 75, se señala también entre las
funciones del Poder Legislativo: “Aprobar tratados de integración que deleguen competencias y
jurisdicción a organizaciones supraestatales en condiciones de reciprocidad e igualdad, y que
respeten el orden democrático y los derechos humanos. Las normas dictadas en su consecuencia
tienen jerarquía superior a las leyes”. A raíz de lo dispuesto en este inciso, se puede afirmar que
las normas dictadas por las organizaciones supraestatales, si bien estarán por encima de las leyes,
deben respetar los derechos humanos; por ende, los tratados sobre estos derechos serán superiores
jerárquicamente. Pero, cabe preguntarse, ¿qué orden de prelación tendrán respecto del resto de los
tratados? Pareciera que la nueva C.N. se limita a considerar a estas normas por sobre las leyes del
Congreso, al igual que cuando se refiere a los tratados y concordatos, de modo que se encontrarían
en un pie de igualdad. De ser así, es de suponer que en caso de oposición entre ambos, el conflicto
se resolvería por los principios de “ley posterior” y “ley especial”, sin perjuicio de la
responsabilidad internacional que acarreara el incumplimiento de la norma internacional en vigor.
A diferencia de lo que ocurre con los tratados, nuestra Constitución Nacional no hace
referencia explícita a la posición que ocupa la costumbre internacional en relación con otras
fuentes de derecho interno, sea la propia C.N., o leyes dictadas por el Congreso de la Nación.
Vinuesa considera que, sin embargo, es posible inferir que la costumbre tendrá el mismo rango
otorgado a los tratados, estando subordinada a la Constitución Nacional56.
En el caso “Priebke”, la Corte Suprema al hacer lugar a la extradición solicitada por Italia
del criminal de guerra Erich Priebke, sostuvo la imprescriptibilidad “de los delitos contra la
humanidad”, apoyándose en los “principios del ius cogens del Derecho Internacional”57,
probablemente con la finalidad de descartar la aplicación de las normas contenidas en el Código
Penal Argentino vigente en dicha época, bajo las cuales, todas las acciones penales prescribían al
cabo de un período de tiempo, variable de acuerdo al tipo de delito.
56
B. Conforti, Derecho Internacional, Edición en español revisada y anotada por R. Vinuesa, Zavalía, Buenos Aires
(1995), p. 397.
57
C.S.J.N., “Priebke, Erich s/ solicitud de extradición –causa n. 16.063/94-”, fallo del 02/11/95, voto de la mayoría,
consid. 4 y 5.
58
Ver supra nota n. 28.
13
Derecho Internacional general, porque no se practica de modo uniforme ni hay convicción
jurídica de su obligatoriedad”59.
Ya vimos que el nuevo artículo 75, inciso 22, 2° párrafo, de la C.N. otorgó jerarquía
constitucional junto a ciertos tratados, a dos declaraciones: la Declaración Americana de los
Derechos y Deberes del Hombre y la Declaración Universal de Derechos Humanos. Si bien
ninguna de estas declaraciones constituye un “tratado”, no obstante se reconoce valor vinculante
a sus contenidos, fundamentalmente teniendo en cuenta la práctica de los Estados al respecto. Es
decir, que cada uno de los principios enunciados en dichos instrumentos constituiría una norma
consuetudinaria, por ende con carácter obligatorio para los Estados.
La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre fue adoptada en 1948
en una resolución tomada por la 9ª Conferencia Internacional Americana. Sobre el status jurídico
de la Declaración Americana se ha expedido la Corte Interamericana de Derechos Humanos en
la Opinión Consultiva N° 10, en la cual concluye que si bien no se trata de un tratado, en la
actualidad es fuente de obligaciones internacionales para los Estados miembros de la O.E.A.60.
Sin embargo, cabe preguntarnos, ¿a qué se refiere el artículo 75, inciso 22, 2° párrafo,
cuando luego de enunciar las dos declaraciones y los nueve tratados con jerarquía constitucional
aclara que tendrán dicha jerarquía “en las condiciones de su vigencia”? Es decir, sabemos a que
referirnos cuando hablamos de las condiciones de vigencia de los tratados, pero, ¿cuáles serían
las condiciones de vigencia de las Declaraciones Americana y Universal dado que ellas no
poseen la naturaleza jurídica de tratados? Lo más simple podría ser interpretar que la expresión
“en las condiciones de su vigencia” se refiera sólo a los tratados y no a las declaraciones con
jerarquía constitucional (aunque eso no es lo que surge literalmente del texto en cuestión), dado
que, otra interpretación nos llevaría a un interrogante de difícil solución.
59
C.S.J.N., “Manauta, Juan José y otros c/ Embajada de la Federación Rusa s/ daños y perjuicios”, fallo del
22/12/94, consid. 10.
60
Corte Interamericana de Derechos Humanos, OC-10/89 del 14 de julio de 1989, “Interpretación de la Declaración
Americana de los Derechos y Deberes del Hombre en el marco del artículo 64 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos”, consid. 45; ver texto en [http://www.corteidh.or.cr/...].
61
De fecha 10 de diciembre de 1948.
62
Ver J. Carrillo Salcedo, “Algunas reflexiones sobre el valor jurídico de la Declaración Universal de Derechos
Humanos”, en Hacia un nuevo orden internacional y europeo. Homenaje al Profesor M. Díez de Velasco, Tecnos,
Madrid (1993), pp. 167-178.
63
Por ejemplo, C.I.J., Caso del Personal diplomático y consular de los Estados Unidos en Teherán (EE.UU. c. Irán),
fallo de fecha 24 de mayo de 1980, parág. 91.
14
III. LA APROBACIÓN Y DENUNCIA DE LOS TRATADOS SEGÚN LA REFORMA
CONSTITUCIONAL
2. La denuncia
Algunos juristas sostienen que tanto el mecanismo previsto para otorgarle jerarquía
constitucional a otros tratados, como para excluir a los ya incorporados en dicha categoría (art. 75,
inc. 22), ha generado un mecanismo particular de reforma de la Constitución, distinto del regulado
en el artículo 30 de la Carta Magna, “la que habría dejado de ser «rígida», según la calificación de
la doctrina tradicional”64.
64
Cfr. E. Rey Caro, op. cit. (“Los tratados internacionales sobre derechos humanos...”), p. 1290.
15
IV. OPERATIVIDAD DE LOS TRATADOS
Los tratados operativos (self-executing) son aquellos cuyas normas “resultan aplicables
en el ordenamiento interno de forma directa por contener en sí mismas todas las medidas
necesarias al efecto”65. En ese mismo sentido, nuestra Corte Suprema ha puntualizado que “una
norma es operativa cuando está dirigida a una situación de la realidad en la que puede operar
inmediatamente, sin necesidad de instituciones que deba establecer el congreso”66.
Pero hay tratados que contienen cláusulas que no son susceptibles de aplicación
inmediata, sino que requieren para su efectividad la adopción de medidas legislativas o
reglamentarias internas, a fin de fijar sus ámbitos de aplicación (límites). A estos tratados se los
denomina “programáticos” (non self-executing), por oposición a los “operativos”.
No obstante, esta clasificación no es tan absoluta, puesto que pueden darse tratados que
contengan cláusulas operativas y cláusulas programáticas, como se da en la mayoría de los casos.
Tanto los tratados operativos como los programáticos que se encuentren en vigor son
igualmente obligatorios, en forma contraria a lo que sostuvo –erróneamente– la C.S.J.N. en
algunos precedentes con anterioridad a 199267 e integran nuestro ordenamiento jurídico interno.
Ello es así, puesto que aún respecto de las cláusulas programáticas contenidas en un tratado, el
Estado asume una obligación68, la de promover las medidas necesarias a fin de conferirles
operatividad, dentro de un plazo prudencial, que dependerá de las circunstancias de cada caso.69.
16
goce y ejercicio de los derechos reconocidos por esta Constitución y por los tratados
internacionales vigentes sobre derechos humanos, en particular respecto de los niños, las mujeres,
los ancianos y las personas con discapacidad”.
Concordantemente con el anterior artículo 108, el nuevo artículo 126 impide a las
provincias celebrar tratados parciales de carácter político.
También merece destacarse el nuevo artículo 43, que incorpora a la Constitución Argentina
el recurso o acción de amparo: “contra todo acto u omisión de autoridades públicas o de
particulares, que en forma actual o inminente lesione, restrinja, altere o amenace, con
arbitrariedad o ilegalidad manifiesta, derechos y garantías reconocidos por esta Constitución, un
tratado o una ley”.
CONCLUSIONES
17
tratados de integración– sobre las leyes del Congreso y, por ende, sobre el resto del
ordenamiento interno.
Resulta criticable que la mención al orden jerárquico de los tratados se haya ubicado dentro
del artículo 75, referido a las facultades del Congreso, y no en la primera parte, donde se
encuentran situados los arts. 27 y 31 (ya que, aunque la Convención Constituyente no podía
modificar los artículos 1º al 3571, sí podía incorporar otras disposiciones en dicha primera parte,
como de hecho ocurrió con los nuevos derechos y garantías incluidos en los arts. 36 al 43).
Si bien se intentó dar primacía al derecho internacional –al estilo de las constituciones
europeas– no se previó el conflicto que podría suscitar un tratado “con jerarquía constitucional”
que contuviera disposiciones contrarias a la Constitución misma, lo que la C.S.J.N. dio por
descartado en el caso “Monges” analizado. Podría concluirse que, en definitiva, sigue
prevaleciendo la Constitución sobre el resto de las normas. En segundo lugar se encontrarían los
tratados enumerados taxativamente sobre derechos humanos –y los que se adquieran esta
categoría en el futuro–; en tercer lugar, el resto de los tratados (y concordatos), así como las
normas dictadas como consecuencia de los tratados de integración y por último, las leyes del
Congreso, cerrándose así la categoría de “Leyes Supremas”, prevaleciendo sobre el resto del
ordenamiento interno.
71
La Ley 24.309 que declaró la necesidad de la reforma constitucional excluyó expresamente la enmienda del
Capítulo único (arts. 1 a 35) que componía la Primera Parte de la C.N.
18
foro jurídico
El derecho internacional como instrumento jurídico que ayuda al diálogo entre sujetos de la comunidad internacional
tiene en la actualidad un reto muy importante, afrontar una revisión del concepto de subjetividad internacional. Para
hacerlo será necesario superar un enfoque tradicional que presentaba a los Estados como los únicos sujetos con ca-
pacidad para crear y recibir el Derecho Internacional. La fuerza creadora del derecho que parte de la actividad de las
Organizaciones Internacionales ha sido el primer paso para avanzar hacia una etapa post-estatal en la creación nor-
mativa del derecho internacional. En esta nueva etapa, ONG y organizaciones de la sociedad civil en general, junto
con grandes empresas transnacionales, grupos de interés y la misma persona humana, han dado la vuelta al escenario
clásico. El derecho internacional se produce de un modo nuevo y se aplica a sujetos nuevos.
En ese nuevo escenario tenemos que replantearnos si el concepto clásico de subjetividad internacional, tal y como
ha sido manejado por los Estados como sujetos primarios, puede o no ser sometido a revisión. Y para hacerlo, qué
mejor que el ejemplo de un sujeto atípico para revisar elementos y requisitos clásicos y comprobar su operatividad y
necesidad real para que la personalidad internacional despliegue todos sus efectos.
La Iglesia Católica es una colectividad organizada jurídicamente, dirigida a realizar sus propios fines y actividades
externas. En el plano jurídico, asume la forma de una corporación institucional, no territorial, provista de soberanía
originaria y con capacidad subjetiva, pública y privada (personalidad como ente distinto de la Santa Sede) y jurídica-
mente perfecta1. Durante el Concilio Vaticano II, fue la Constitución Lumen Gentium2 la que, de un modo más preciso,
determinó la singularidad de la Iglesia como una comunidad dotada de órganos jerárquicos y de espiritualidad3. Desde
esa perspectiva, para el ordenamiento canónico, no existe duda sobre la composición dual de la Iglesia basada en un
elemento territorial -o material- y otro espiritual, pero en el orden civil la cuestión no es tan pacífica.
* Doctora en Derecho por la Universidad de La Coruña. Profesora de Derecho internacional y de Derecho eclesiástico de la Universidad de
Piura.
1 Concepto heredado de la teórica política griega para hacer referencia una sociedad que cuenta con todo lo necesario para la consecución de sus fines.
2 Constitución dogmática sobre la Iglesia. Promulgada en la sesión pública del 21 de noviembre de 1964.
3 Constitución Lumen Gentium, Capítulo I, número 8. “Cristo, Mediador único, estableció su Iglesia santa, comunidad de fe, de esperanza y de
caridad en este mundo como una trabazón visible, y la mantiene constantemente, por la cual comunica a todos la verdad y la gracia. Pero la
sociedad dotada de órganos jerárquicos, y el cuerpo místico de Cristo, reunión visible y comunidad espiritual, la Iglesia terrestre y la Iglesia
dotada de bienes celestiales, no han de considerarse como dos cosas, porque forman una realidad compleja, constituida por un elemento
humano y otro divino. Por esta profunda analogía se asimila al Misterio del Verbo encarnado. Pues como la naturaleza asumida sirve al Verbo
divino como órgano de salvación a El indisolublemente unido, de forma semejante a la unión social de la Iglesia sirve al Espíritu de Cristo, que
la vivifica, para el incremento del cuerpo (cf. Ef., 4,16)”.
foro jurídico
La diversidad de sus fines hace de la Iglesia católica una nuevo con nuevos modos de ejercer el gobierno y de
entidad que no sólo actúa como confesión religiosa, sino entender la religión.
que, en distintos ámbitos, se configura como una organi-
Durante la etapa medieval, especialmente desde el Siglo
zación que tiene representación a un nivel supranacional IX, el Romano Pontífice fue soberano temporal de los
que participa en foros de debate y discusión de normas Estados Pontificios, territorios que habían sido donados
internacionales, a las que indudablemente imprime su se- por el monarca francés Pipino en el año 756. Ese domi-
llo identitario. Surge de esa situación una polémica que nio abarcaba el territorio comprendido entre las ciudades
alcanza al Derecho Internacional y afecta a la condición de Rimini, Pésaro, Fano, Singaglia y Ancona, así como
de la Iglesia católica como sujeto de Derecho Internacio- el exarcado de Ravena. El dominio de esos territorios
nal. El modo cómo la Iglesia, a través de la Santa Sede y permitió al papado extender su soberanía espiritual a una
la Ciudad Estado del Vaticano, ha obtenido subjetividad esfera terrenal y, de ese modo, convertirse en un señor
internacional es de interés para comprender la evolución feudal más, aunque singular6.
de ese concepto desde su formulación histórica hasta la
actualidad. Por ese motivo, nos adentraremos en las ra- No existía, en esos momentos, un concepto de soberanía
zones históricas para llegar a la situación actual. estatal; no había Estados tal y como se configuran en la
Edad moderna, eso unido a la presencia de la figura del
Emperador que mantenía su dominio soberano sobre
II. APROXIMACIÓN HISTÓRICA AL PROBLE-
todos territorios del Imperio hacía imposible la forma-
MA
ción independiente de estados. La única excepción a esa
a) De la Cristiandad medieval hasta 1870 norma es el caso de los Estados Pontificios sometidos
a la jurisdicción del Papa; puesto que el Pontífice no es
Entre los especialistas en Derecho Internacional es un un señor feudal más, su soberanía territorial sobre ese
hecho admitido sin obstáculos que si bien la Iglesia Ca- pequeño territorio se ve complementada con su ejercicio
tólica no dio origen a la Comunidad Internacional, su ac- de soberanía espiritual sobre toda la Cristiandad y sobre
tividad política a lo largo de la Edad Media fue un motor el mismo Emperador7. Esa situación, que se mantiene a
indispensable para la gestación del concepto moderno lo largo de toda la Edad Media, convulsiona en la Edad
de Estado y con ello de la comunidad de Estados, que moderna. Diferentes y muy diversos acontecimientos
es base de lo que hoy llamamos “Comunidad Interna- históricos llevan a ese cambio de paradigma: los viajes
106
cional”. No se puede entender la Europa medieval si no del descubrimiento y la ampliación de la Cristiandad ha-
se asume la lucha y el conflicto siempre latente entre el cia el Nuevo Mundo; el protestantismo y el efecto de
poder político y el poder religioso, representado en esa ruptura interna en la vieja Europa cristiana fortalece a
etapa por la Iglesia Católica. los monarcas en detrimento de la figura del emperador y,
como consecuencia de ello, la dualidad Papado-Imperio
La Comunidad Internacional a lo largo del Medievo era
también sufre un duro revés, perdiendo el Pontífice parte
la Cristiandad europea y aunque se sabía de la existen-
de su poder temporal8.
cia de otros “Estados” y territorios; no eran tomados
en consideración sino para el establecimiento de redes
b) De la Unificación italiana hasta 1929
económicas, más no para el fortalecimiento de relaciones
políticas duraderas y estables4. Con la Reforma Protes- El fortalecimiento político de las estructuras de Estado
tante, se impone en Europa un nuevo modo de entender que comienza en el siglo XVI y se prolonga hasta bien
la estructura política y las relaciones entre la Iglesia y el entrado el siglo XIX tiene en Alemania e Italia los dos
Estado; se abre paso un nuevo modo de enfocar la po- procesos más dilatados en el tiempo, hecho motivado sin
sición de la Iglesia Católica y su relación con el poder lugar a dudas por la complejidad interna que presentan
político, ahora representado en el concepto moderno de estos dos Estados; y porque en ellos ha estado la sede
estado. Surgen las naciones identificadas por su cultura, de los poderes medievales: el Emperador en la unificada
lengua, tradición y religión. El punto final de las guerras Alemania y el Pontífice en la Roma que obstaculiza la
de religión que asolan Europa por causa de las divergen- unificación de toda Italia. El período de unificaciones en
cias entre católicos y protestantes es la firma de la Paz la Europa del Siglo XIX se logró a costa de las unidades
de Westfalia, tratado en el que se proclama el principio políticas ya existentes que, sin perder su autonomía, ex-
de autoridad del monarca para imponer su religión a sus tendieron el control sobre los territorios cercanos. Las
súbditos5. La disidencia religiosa es prohibida y perse- revoluciones que se suscitan en los años 1848 y 1850 son
guida, se ha roto la unidad medieval, inicia un período fruto del nacionalismo que llevó a las monarquías ab-
9 DOWE, D. et al. (Ed.) Europe in 1848. Revolution and Reform. Berghahn Books. Londo. 2001, p. 58.
10 Por una parte, había tres pequeñas entidades independientes, que eran los Estados Pontificios y los reinos de Piamonte-Cerdeña, en el norte,
y de las Dos Sicilias, en el sur. Por otra parte, había territorios (Lombardía y Venecia) bajo el directo dominio del Imperio Austriaco, y algunos
ducados (Parma, Módena, Toscana). Para más detalle véase, GRAMSCI, A. Il Risorgimento. Reuniti. Roma. 1979, p. 78 y ss.
11 HEARDER, H, op. cit., p. 122.
12 Cit. RUDA SANTOLARIA, J.J. Los sujetos de Derecho Internacional. El Caso de la Iglesia Católica y el Estado de la Ciudad del Vaticano. Lima, 1995, p.159.
13 Vid. http://www.britannica.com/EBchecked/topic/247860/Law-of-Guarantees, consultada 12 de abril de 2012.
14 Cfr. LEBEC, E. Histoire secrete de la diplomatie vaticane. Albin Michel. Paris. 1997.
15 Cfr. CAHIER, P. Derecho diplomático contemporáneo. Rialp. Madrid. 1965.
foro jurídico
tífices llamaron a una movilización de los católicos para del derecho de extraterritorialidad, como es el caso de la
que no participasen en la política italiana; por su parte, Villa de Castelgandolfo que pasa a disfrutar del estatus
el Gobierno italiano mantuvo y, en casos, endureció sus jurídico de Embajada.
medidas contra la Iglesia como incautación de sus bie-
La Iglesia Católica cumple con su misión evangélica a
nes, la supresión de asociaciones religiosas, prohibió la
través de las distintas Iglesias particulares y locales, y de
enseñanza del catecismo, entre otras. En ese orden de
cosas, la fórmula adoptada en 1871 demostrará todas su gobierno central, constituido por el Sumo Pontífice y
sus deficiencias durante la Primera Guerra Mundial; en por los Organismos que coadyuvan con él en el ejerci-
las complicaciones de la contienda, la Santa Sede se ve cio de sus responsabilidades para con la Iglesia Universal
vinculada por las decisiones de política internacional del (Santa Sede).
Gobierno italiano por más que le resulten ajenas. Esta La forma de gobierno del Vaticano es la monarquía ab-
Ley de Garantías mostró así sus fallos, se trataba de una soluta. El Sumo Pontífice es el Jefe del Estado, con ple-
disposición unilateral dictada por Italia que no convenía nos poderes legislativos, ejecutivos y judiciales; aunque
a los intereses de la Iglesia durante el período de sede vacante el Colegio de Car-
c) Los Pactos de Letrán denales ejerce estos poderes. El poder legislativo, ade-
más, es ejercitado en nombre del Sumo Pontífice por una
Para solucionar definitivamente esos problemas se llega Comisión integrada por un Cardenal Presidente y otros
a un Acuerdo entre el Estado e Iglesia que se materializa Cardenales nombrados por un quinquenio. El poder eje-
en 1929 con la firma, el día 11 de febrero, de los Pactos cutivo está ejercido por el Presidente de la Comisión y, en
Letaranenses. Se firmaron tres acuerdos: esta condición, asume el nombre de Presidente del Go-
“ [primero,] el Tratado político, que ponía vernatorato; igualmente es coadyuvado por el Secretario
fin a la Cuestión romana mediante la crea- General y por el Vicesecretario General, de él dependen
ción del Estado de la Ciudad del Vaticano las Direcciones y las Oficinas Centrales en que se en-
cuentra organizado el Governatorato, o sea el complejo
bajo la soberanía del Romano Pontífice y
de Organismos a través de los cuales es ejercido dicho
el reconocimiento del Reino de Italia, con
poder. Los Órganos constituidos según el sistema judi-
Roma como capital, bajo la dinastía de la
cial del Estado ejercen el poder judicial en nombre del
Casa de Saboya. […Segundo,…] El Conve- Sumo Pontífice19. Actualmente, los habitantes del Estado
108 nio financiero sobre la indemnización de ascienden a 800; aproximadamente de los cuales, unos
Italia a la Santa Sede por los territorios 450 poseen ciudadanía vaticana, mientras que el resto,
a que esta renunciaba. […Y, tercero,…] El con residencia temporal o permanente en el Estado, no
Concordato regulador de las relaciones la tienen20.
entre la Iglesia y el Estado italiano”16.
Recuperada la soberanía sobre el territorio vaticano, el
Dicho acuerdo estableció la personalidad del Vaticano problema interno encuentra solución, pero la controver-
como Ente soberano de Derecho Público Internacional sia se traslada al plano internacional y viene condicionada
y su objetivo fue asegurar a la Santa Sede, en su con- por la necesidad de delimitar la posición que la Iglesia
dición de suprema institución de la Iglesia Católica, “la Católica ocupará en el Orden Internacional una vez que
absoluta y visible independencia garantizándole una so- ha establecido claramente su autonomía con respecto al
beranía indiscutible también en el campo internacional”, Estado italiano21.
como se declara en el preámbulo del Tratado17.
Con una superficie de apenas 44 hectáreas, la Ciudad del III. ANÁLISIS JURÍDICO DE LA CUESTIÓN
Vaticano se convirtió en el Estado independiente más
pequeño del mundo, tanto por el número de habitantes Para precisar convenientemente este punto, será necesa-
como por su territorio18. Sus fronteras pasaron a estar rio aproximarse a la noción de sujeto en Derecho In-
delimitadas por las murallas y una franja de Travertino, ternacional22. Sabiendo que, como ya hemos indicado al
que une los dos hemiciclos de la Plaza San Pedro. Ade- comienzo, estamos ante un concepto que ha sufrido una
más del propio territorio, la jurisdicción vaticana se ex- gran convulsión; primero por el aumento exponencial
tendería a otras zonas de Roma y fuera de ella que gozan del número de sujetos primarios (Estados), que han pa-
sado legítimamente a formar parte de esa comunidad in-
16 Cit. CORRAL SALVADOR, C. y GIMÉNEZ MARTÍNEZ CARVAJAL, J., Concordatos vigentes. Tomo II. Madrid. 1981, p. 226.
17 BATHON, M. N., “Atypical International Status of the Holy See”, pp. 597-600, en Vanderbilt Journal of Transnational Law. 34. 2001.
18 Vid. RODOREDA, T. J. “La Santa Sede y la Ciudad del Vaticano como sujetos del derecho internacional”, CAEI. Working Paper # 22. Programa
de Europa. http://www.caei.com.ar/es/programas/europa/22.pdf
19 El Estado de la Ciudad del Vaticano posee una bandera propia dividida en dos campos verticales: uno amarillo, junto al asta, y otro blanco, en
que está representada la tiara pontificia con las llaves cruzadas. Posee derecho de acuñar su propia moneda, el euro del Vaticano, y emite sus
propios sellos de correos. En el Vaticano se edita un periódico diario, L’Osservatore Romano, fundado en 1861; y desde 1931, funciona una
emisora, Radio Vaticano, que transmite a todo el mundo programas en diversas lenguas.
20 http://www.vaticanstate.va/ES/Estado_y_Gobierno/Historia/La_actual_Ciudad_del_Vaticano.htm, consultada el 12 de abril de 2012.
21 Vid. WRIGHT, H. “The Status of Vatican City”, (pp. 452-457) en American Journal of International Law. Vol. 38, N° 3. Jul. 1944.
22 JOHNS, F.E. “International Legal Personality”, Sydney Law School Research Paper. N° 9/ 113.
foro jurídico
ternacional23; segundo, por la aparición de nuevas figuras físico dentro del cual la organización estatal ejer-
que disfrutan totalmente, o al menos parcialmente, de al- cita en plenitud la propia potestad del gobierno);
guno de los atributos clásicos de la personalidad interna- gobierno (organización política del Estado: per-
cional, como es el caso de las Organizaciones Internacio- mitir las funciones estatales en la esfera interna
nales, las ONG, las transnacionales, o la misma persona y hacer frente a los compromisos del Estado con
otros sujetos del DI de la esfera externa: como la
humana. La asignación de deberes y derechos de origen
capacitación art. 4 carta NU); capacidad de en-
internacional parece suficiente para otorgar algún grado trar en relaciones con otros Estados”.
o nivel de subjetividad al ente que haga uso de ellos24.
La doctrina mayoritaria considera que el orden jurídico En esencia, el Estado soberano se caracteriza por no de-
internacional carece de criterios que puedan imponerse pender de ningún otro orden jurídico estatal ni de ningún
uniformemente, teniendo en cuenta la estructura social otro sujeto del Derecho Internacional, su autonomía lo
internacional y su relativa falta de organización a escala vincula directamente al Derecho Internacional en tanto
global25. La supuesta norma atributiva de la subjetividad que orden supranacional al que el Estado voluntariamen-
internacional se basa en el principio de efectividad, que te se somete. La soberanía se muestra como un principio
reconoce la existencia del Estado como requisito para la constitucional del Derecho Internacional, símbolo de la
existencia del sujeto internacional; y en el hecho históri- coordinación entre los Estados y no de subordinación
co de que el Derecho internacional surge como Derecho entre los mismos y su esencia consiste en el derecho a
entre Estados. Los demás sujetos que, con el tiempo, ejercer las funciones de Estado en un plano de indepen-
han alcanzado subjetividad internacional lo han hecho dencia e igualdad respecto de otros Estados. Una expre-
por vía interpuesta; es decir, ha sido gracias al acto de sión concreta de esta soberanía es la igualdad soberana
reconocimiento (obra de los Estados) por el cual se ha entre los Estados recogida en la Carta de las Naciones
aceptado su condición de miembros de la comunidad in- UnidasUN26; establece una igualdad jurídica que garan-
ternacional según el Derecho Internacional. tiza igualdad ante el Derecho Internacional, garantiza el
respeto de la integridad territorial, la independencia polí-
a) Elementos de la subjetividad internacional tica de cada Estado y, en particular, su derecho a elegir y
Sobre la condición de sujeto de Derecho Internacional a llevar adelante su sistema político y socioeconómico27.
del Estado no hay discusión, pues el Orden Internacio- Otro principio derivado de la noción de soberanía es el
nal surge históricamente como un orden interestatal que principio de no intervención en los asuntos internos de 109
regula relaciones bilaterales y multilaterales entre Esta- otros Estados, recogido en la resolución N° 2625, pues la
dos; la única incógnita podría ser la referida a las condi- soberanía resulta ser el derecho de los pueblos en su es-
ciones que un Estado debe cumplir para ser considerado tadio de intervención; este principio también opera para
como tal y el grado o nivel de acatamiento a dichas con- las Organizaciones Internacionales. La independencia es
diciones para que se le considere o no Estado con plenos también un elemento consustancial a la soberanía en su
derechos en la Comunidad Internacional. proyección exterior. Considerando esa autonomía en su
Será en la “Convención sobre los derechos y deberes de manifestación práctica, la misma se traduce en un ejerci-
los Estados” adoptada por la séptima Conferencia Inte- cio de competencias para el Estado que debe desempe-
ramericana en Montevideo en 1933 en la que el Derecho ñarlas de forma exclusiva; no hay opción a que más de un
Internacional establezca el criterio básico a seguir en ese Estado administre un territorio, de forma autónoma, con
punto. Así se estipula que: plena libertad para tomar las decisiones que afecten a la
administración y gobierno, y, de forma plena, en el sen-
“(E)l Estado, como persona de Derecho Interna- tido de que abarcan toda la esfera de acción dentro del
cional debe reunir las condiciones siguientes: po- territorio y lo hace de forma directa y no por delegación.
blación permanente (conjunto de personas que
de modo permanente habitan en el territorio del b) El Estado Vaticano
Estado y están unidas a este por el vínculo de la
Una vez enumerados los requisitos clásicos de la sub-
nacionalidad); territorio determinado, (espacio
jetividad estatal, la cuestión se centra en determinar si
23 Primero con los procesos de independencia de las colonias americanas, y más adelante con el proceso de descolonización de África y Asia, el
número de estados que formaban la comunidad internacional clásica fue exponencialmente multiplicado.
24 “[I]n international law theory, the traditional conception of ILP defined primarily as the quality of a sovereign state and secondly as a derived
quality of international actors has stopped being the subject of (heated) debate. ILP has found its purpose where it is used as a rather pragmatic
concept or tool which indicates that an entity exists ‘in the eyes of international law’ […]. By the attribution of international legal rights and
duties, (new) acts come ‘into sight’, become ‘visible’, as international legal persons and are being included in the international (legal) community.
In this functional role, ILP continues to be a fundamental concept of international law (…)”. Cit. NIJMAN, J.E. The Concept of International Law
Personality, An Inquiry into the History and Theory of International Law. Asser Press. The Hague. 2004, p. 494.
25 Cfr. DÍEZ DE VELASCO, M., “Instituciones de Derecho Internacional Público”. Madrid. 1991, p. 55.
26 Art. 2,1 de la Carta: “Para la realización de los Propósitos consignados en el Artículo 1, la Organización y sus Miembros procederán de acuerdo
con los siguientes Principios: 1. La Organización está basada en el principio de la igualdad soberana de todos sus Miembros. (…)”
27 Vid. RESOLUCIÓN 2625 (XXV) de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 24 de octubre de 1970, que contiene la Declaración relativa
a los principios de Derecho internacional referentes a las relaciones de amistad y a la cooperación entre los estados de conformidad con la Carta
de las Naciones Unidas.
foro jurídico
los mismos se cumplen en el caso de la Ciudad Estado de Derecho Canónico de 1983, las Constituciones Apos-
del Vaticano. El Vaticano vuelve a ser reconocido como tólicas, las leyes dadas por el Papa, los de Reglamentos
Estado en virtud de la firma de los Pactos de Letrán en de las autoridades competentes y en caso de vacío, en
1929, en ellos Italia reconoce “la soberanía de la Santa algún punto, se aplicarán las leyes italianas siempre no
Sede en el campo internacional como atributo inherente sean contrarias al Derecho divino. Tal situación lleva a
a su naturaleza, conforme a su tradición y a las exigencias cuestionarse la verdadera independencia de la Ciudad del
de su misión en el mundo”, (artículo 2 del Tratado entre Vaticano en relación a la república italiana. Esa condición
la Santa Sede e Italia). Ese reconocimiento de soberanía de independencia y autonomía en el gobierno es condi-
está hecho a la Santa Sede, en tanto es cabeza del Go- ción indispensable pues un Estado no sólo se compone
bierno de la Iglesia y en tanto que, a través de ella, las re- de esos elementos básicos mencionados sino que, ade-
laciones internacionales de la Iglesia católica son forma- más, debe ejercer un efectivo control y administración
lizadas; de ahí la importancia del reconocimiento de esa sobre los mismos. En todo caso, queda claro que, aun
soberanía internacional. Sin embargo, a continuación, en reuniendo alguno de esos requisitos, el Vaticano no es
el artículo 3º del Tratado, sino un Estado atípico que cumple una función instru-
mental a favor de la realización de los fines propios de la
“Italia reconoce a la Santa Sede la plena propie-
Iglesia Católica, con la que comparte una dirección úni-
dad y la exclusiva y absoluta potestad y jurisdic-
ción soberana sobre el Vaticano, como está ac-
ca: la Santa Sede.
tualmente constituido, con todas su pertenencias Así lo ha reconocido el Pontífice Juan Pablo II que, en
y dotes, creándose por tal modo la Ciudad del Carta fechada el 20 de noviembre de 1982, señala lo si-
Vaticano para los especiales fines y con las moda- guiente:
lidades del presente tratado”.
“(…) el Estado de la Ciudad del Vaticano es so-
Surge entonces la Ciudad Estado del Vaticano; su deli- berano, pero no posee todas las características
mitación territorial es sumamente pequeña, no más de ordinarias de una comunidad política. Se trata
44 hectáreas, y parte de ese escaso territorio está, en rea- de un Estado atípico: existe para la convenien-
lidad, sometido al control policial italiano; algo que lleva te garantía del ejercicio de la libertad espiritual
necesariamente a cuestionarse la real autonomía que la de la Sede Apostólica, esto es, como medio para
Santa Sede tiene en el gobierno de la Ciudad Estado más asegurar la independencia real y visible de la
110 pequeña del mundo28. misma en su actividad de gobierno en favor de la
Iglesia universal, como también de su actividad
La población es otro de los elementos que identifica al pastoral dirigida a todo el género humano; no
Estado y que, en el caso del Vaticano, es igualmente sin- posee una sociedad propia para la cual haya sido
gular. El artículo 9º señala que: constituido, ni siquiera se basa sobre las formas
de acción social que determinan de ordinario la
“conforme a las normas del Derecho internacional, es- estructura y la organización de cualquier otro
tán sujetas a la soberanía de la Santa Sede todas las perso- Estado. Además, las personas que colaboran con
nas que tienen residencia fija en la Ciudad del Vaticano. la Sede Apostólica, o incluso cooperan en el go-
Tal residencia no se pierde por el simple hecho de una bierno dentro del Estado de la Ciudad del Vatica-
temporal permanencia en otra parte si no va acompaña- no, no son, salvo pocas excepciones, ciudadanos
da de la pérdida del domicilio en la misma ciudad o por de éste, ni, en consecuencia, tienen los derechos
circunstancias que comprueben el abandono de dicha y las obligaciones (en particular las tributarias)
que ordinariamente nacen de la pertenencia a un
residencia”.
Estado”.
Este es un curioso sistema para vincular a los ciudadanos
con el Estado: mediante la simple residencia y no a través
IV. LA SANTA SEDE ANTE LA COMUNIDAD
de la nacionalidad de origen, sino más bien la adquirida;
INTERNACIONAL
pero más singular resulta el hecho de que esta condición
de ciudadano vaticano se superpone sobre la ciudadanía Se trata, indudablemente de un asunto abierto a la po-
original del mismo. Esta peculiaridad surge de un dato lémica puesto que, junto con esa discutida condición de
básico: la nacionalidad vaticana tiene la finalidad de per- Estado atribuida a la Ciudad Estado del Vaticano, se hace
mitir a sus titulares un mejor desempeño de las funciones necesario formular una segunda cuestión: la Iglesia cató-
que realizan al servicio de la Iglesia en cualquier lugar lica -a través de la Santa Sede- es o debe ser considerada
del mundo y no el atender a los intereses materiales de sujeto de Derecho Internacional. La cuestión surge de
un Estado temporal, cosa que el Vaticano no es; tal si- la realidad que señala la presencia de ambos, Ciudad del
tuación lleva a un confuso concepto de ciudadanía que Vaticano y Santa Sede, en lugares distintos y con finalida-
difícilmente encontrará parangón en ningún otro Estado des diferentes. Por un lado, la ciudad Estado del Vaticano
conocido. está presente en varios organismos de carácter técnico
En cuanto al Derecho aplicable para el gobierno y admi- por las necesidades propias de su condición de Estado,
nistración efectiva de este Estado, éste incluye el Código entre otros: la Unión Postal Universal, la Unión Interna-
28 Con la peculiaridad de que carece también de fronteras con Roma, ciudad dentro de la que se encuentra sita la Ciudad del Vaticano.
foro jurídico
cional de Telecomunicaciones, el Consejo Internacional de guerra la condición de los heridos y enfermos; sobre
del Grano, la Organización Internacional de Telecomu- la protección de civiles; sobre el tratamiento de prisione-
nicaciones vía Satélite, la Organización Europea de Tele- ros; sobre el status de los refugiados) y otros Protocolos
comunicaciones vía Satélite, la Conferencia Europea de adicionales, la Convención Internacional para la protec-
Administración de servicios Postales y Telecomunica- ción de bienes culturales en caso de conflicto armado,
ciones, el Instituto Internacional para la Unificación del la Convención de la UNESCO sobre la protección del
Derecho privado, la Unión Astronómica Internacional, patrimonio mundial, cultural y natural, la Convención de
Instituto Internacional de Ciencias Administrativas, el Viena sobre relaciones diplomáticas, la Convención cul-
Comité técnico internacional de prevención del fuego, tural europea, las Convenciones en materia de derecho
la Asociación Médica Mundial, el Consejo Internacional marítimo, y las Convenciones sobre la circulación viaria.
de Archivos.
Por su parte, la Santa Sede, además de disfrutar de la V. CONCLUSIONES
condición de Estado no miembro ante Naciones Unidas,
tiene observadores o representantes permanentes ante A modo de conclusión, resulta evidente que la Santa
otros organismos: ante la UNESCO, ante la OMC (Or- Sede, se desempeña en una doble función, como Órga-
ganización Mundial del Comercio), ante Instituciones es- no de gobierno del Estado Vaticano y de la Iglesia Uni-
pecializadas con sede en Ginebra, ante las Instituciones versal; aunque puede ser discutida la configuración del
especializadas con sede en Viena, ante las Instituciones Estado Vaticano como sujeto de Derecho Internacional,
especializadas relacionadas con alimentación y agricul- especificamente como Estado, pero es evidente que se
tura (FAO, IFAD, PAM), ante la OMT (Organización trata de un hecho aceptado consumado por una práctica
Mundial del Turismo), ante el Consejo de Europa, ante que viene desarrollándose a lo largo de los años o siglos.
la OSCE (Organización para la Seguridad y Coopera- En ese sentido, resulta útil recordar que a través de la
ción en Europa), ante la Unión Europea, ante la OEA Santa Sede se ejerce el ius legationis básico en las relacio-
(Organización de Estados Americanos), y ante la OUA nes diplomáticas con otros Estados; el ius tractatum que
(Organización para la Unidad Africana). Su posición es, permite a la Santa Sede la elaboración y participación en
en ocasiones, complicada pues, por ejemplo, la condición las relaciones internacionales a través de un instrumento
que ostenta ante la ONU es la de Estado no miembro, tan esencial como son los Tratados; y el ius foederum que
pero la Santa Sede no es un Estado, sino el Órgano de representa la capacidad de mediación de la Iglesia cató-
111
administración, gobierno y representación de un poten- lica, a través de la Santa Sede, en ocasión de conflictos
cial Estado, que es el Vaticano. Su condición de Estado de intereses entre terceros, habiendo sido especialmente
no miembro subleva a otras entidades religiosas y organi- hábil negociando Pactos entre Estados enfrentados en el
zaciones no gubernamentales, que ven limitada su capa- Orden Internacional.
cidad de acción ante las Naciones Unidas por no disfru- La polémica que, reavivada cada poco tiempo, discute
tar de ese status de Estado no miembro que la Santa Sede si es o no pertinente o conveniente que la Iglesia cuente
tiene. Pero tal status tiene un origen y una justificación. con esa capacidad de acción ante la Comunidad Interna-
La Santa Sede representa a un Estado atípico, en efecto, cional es, por un lado, lógica pues para las restantes con-
pero considerado como Estado ante la comunidad inter- fesiones religiosas la Iglesia católica debería ser una más
nacional, desde esa posición de representación, colabora entre pares; sin embargo, las especiales características que
económicamente a la ONU, aportando aproximadamen- la Iglesia presenta, no sólo en cuanto a su organización y
te el 0,01% al presupuesto de esta entidad, cantidad no sistema de gobierno, sino también en su representación a
muy relevante pero que reafirma la condición de Estado nivel nacional en todo el mundo29, hacen de ella un sujeto
cooperante con la organización. de Derecho Internacional atípico.
La Santa Sede o el Estado de la Ciudad del Vaticano es- El Derecho Internacional, con el fuerte peso que ha dado
tán adheridos también (a veces con reservas) a nume- a la Costumbre en la conformación de su ordenamiento,
rosas Convenciones Internacionales, entre las cuales se no puede desconocer la importancia de la acción de la
puede destacar la Convención Internacional sobre la eli- Iglesia en la formación de la Comunidad Internacional;
minación de todas las formas de discriminación racial, la de modo que, aunque el Vaticano sea un Estado de míni-
Convención Internacional sobre los derechos del niño, mas extensiones en el que de forma poco precisa se cum-
la Convención única sobre estupefacientes y Protocolo plen los requisitos de estatalidad señalados en las normas
de enmienda, la Convención sobre las sustancias psico- internacionales, ha sido considerado como Estado des-
trópicas, el Tratado sobre la no proliferación de armas de hace siglos. La vinculación entre Estado Vaticano e
nucleares, la Convención sobre la exploración y la utiliza- Iglesia Católica se materializa a través de la Santa Sede,
ción pacífica del espacio atmosférico, el Protocolo sobre cabeza del gobierno para ambas, pero en atención a los
la prohibición de gases tóxicos y medios bacteriológicos, particulares fines que Iglesia y Estado desempeñan, su
las Convenciones de Ginebra (para mejorar en tiempo posición ante el ordenamiento internacional es diferente.
El Estado Vaticano está presente en la esfera técnica y su lica para gestionar su acción internacional pudiese dar-
representación es, en esos casos, directa ya que actúa como nos alguna pista; por lo pronto, sirve para hacernos ver
un Estado; la Iglesia, por su parte, en tanto que entidad que el encorsetado concepto de la subjetividad clásica
supraterritorial, tiene presencia -representada por la Santa aplicado a los Estados como sujetos primarios tiene “es-
Sede- en sectores más teóricos, con ocasión de la discusión quirlas” y puede ser adaptado a circunstancias singulares
de temas que alcanzan a su posición de defensa de una de- que justifiquen un trato diferente, como se ha hecho en
terminada posición ideológica. En realidad, es ese posicio- el caso del Estado Vaticano. Y, por otro lado, la partici-
namiento ideológico el que a la hora de la verdad suscita pación de la Santa Sede ante los principales Organismos
las críticas a la acción de la Iglesia ante ciertos Organismos Internacionales nos demuestra que es posible y deseable
Internacionales30, pero la historia aporta razones que justi- que todas las voces sean escuchadas ante la Comunidad
fican esa situación; por otro lado, el creciente aumento del Internacional, en los foros de debate y creación del De-
número de sujetos de Derecho Internacional que mantiene recho Internacional; y, aunque muchas veces se critique
relaciones con la Iglesia, a través siempre de la Santa Sede, que ocupa una posición privilegiada, es muy probable
es otro dato que permite suponer el reconocimiento de la que haya sido su ejemplo el que haya abierto la puerta a la
capacidad que la Iglesia tiene ante el orden internacional. participación internacional de otros sujetos como ONG
y organizaciones civiles, con las que guarda bastantes se-
Cuestión final a considerar es la posibilidad de utilizar
mejanzas y también no pocas diferencias.
el singular ejemplo de la subjetividad internacional de la
Santa Sede para de ella extraer las necesarias enseñanzas. En todo caso, es deseable que se impulse la configura-
Si, como parece evidente, el concepto clásico de subje- ción de un concepto flexible de subjetividad internacio-
tividad ha sido superado por las mismas circunstancias nal que atienda más a los fines que a los medios y que
del crecimiento y cambios en la conformación de la Co- relajando las formalidades pueda dar respuesta adecuada
munidad Internacional, quizás el modelo de subjetividad a las necesidades que se vislumbran para el Derecho In-
internacional combinada que ha utilizado la Iglesia Cató- ternacional del nuevo milenio31.
112
30 Cfr. ABDULLAH, Y., “The Holy See at United Nations Conferences: State or Church?”, en Columbia Law Review. Nueva York. 1996, pp.1835-1875.
31 Cfr. HICKEY, J. E. “The Source of International Legal Personality in the 21st Century”. Hofstra Law & Policy Symposium, 1997.
Derecho Internacional
La Carta de las Naciones Unidas, en su Preámbulo, marcó un objetivo: «crear condiciones bajo las
cuales puedan mantenerse la justicia y el respeto a las obligaciones emanadas de los tratados y de
otras fuentes del derecho internacional». Desde entonces, el desarrollo del derecho internacional y el
respeto por el mismo han sido elementos claves del trabajo de la Organización. Este trabajo se lleva a
cabo a través de cortes, tribunales, tratados multilaterales; así como a través del Consejo de
Seguridad, que puede aprobar misiones de mantenimiento de la paz, imponer sanciones o, si lo
considera necesario, autorizar el uso de la fuerza cuando exista una amenaza contra la paz y la
seguridad internacionales. La Carta de las Naciones Unidas, considerada un tratado internacional, le
otorga estos poderes. Como tal, es un instrumento de derecho internacional y es vinculante para los
Estados Miembros de la ONU. La Carta de las Naciones Unidas recoge los principios de las relaciones
internacionales, desde la igualdad soberana de los Estados, hasta la prohibición del uso de la fuerza
en las relaciones internacionales.
Resolver disputas
entre Estados
Miembros
Corte Internacional de
Justicia
El principal órgano judicial de las
Naciones Unidas es la Corte
Internacional de Justicia (CIJ).
Este órgano de la ONU resuelve
disputas legales entre los
Estados de acuerdo con el
derecho internacional. También
asesora sobre cuestiones
legales remitidas desde órganos Foto ONU/ICJCIJ La Corte Internacional de Justicia (CIJ) entrega su pedido en la
y agencias especializadas de la solicitud de indicación de medidas provisionales presentada por
Nicaragua el 11 de octubre de 2013 en el caso relativo a la construcción de una
ONU. La Corte está compuesta carretera en Costa Rica a lo largo del río San Juan (Nicaragua v. Costa Rica) .
de 15 jueces, elegidos para
periodos de nueve años por la
Asamblea General y el Consejo de Seguridad.
Cortes y tribunales
Además de la Corte Internacional de Justicia, hay una gran variedad de cortes internacionales, tribunales
internacionales, tribunales ad hoc y tribunales asistidos por la ONU que tienen distintos grados de relación con la
Organización (tales como los Tribunales para la ex Yugoslavia y Rwanda , el Tribunal Especial para Sierra
Leona , la las Salas Extraordinarias de los Tribunales de Camboya y el Tribunal Especial para el Líbano ).
El Mecanismo Residual Internacional de los Tribunales Penales fue establecido por el Consejo de Seguridad el 22
de diciembre de 2010 para llevar a cabo una serie de funciones esenciales del Tribunal Penal Internacional para
Rwanda y del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, después de la conclusión de sus respectivos
mandatos. Todos han sido creados por el Consejo de Seguridad y son Órganos Subsidiarios del mismo.
¿Qué es el derecho internacional?
El derecho internacional define las responsabilidades legales de los Estados en sus relaciones entre ellos, y el trato a
los individuos dentro de las fronteras estatales. Sus competencias comprenden una gran variedad de problemas de
importancia internacional, entre los que figuran los derechos humanos, el desarme, el delito internacional, los
refugiados, las migraciones, los problemas de nacionalidad, el trato a los prisioneros, el uso de la fuerza y la conducta
durante la guerra. También regula los bienes comunes mundiales, como el medio ambiente, el desarrollo sostenible, las
aguas internacionales, el espacio ultraterrestre, las comunicaciones mundiales y el comercio internacional.
El Consejo de Seguridad y el derecho internacional
Algunas de las medidas que toma el Consejo de Seguridad tienen repercusiones en el derecho internacional, como las
relacionadas con las misiones de mantenimiento de la paz, los tribunales ad hoc, las sanciones, y las resoluciones
adoptadas en virtud del Capítulo VII de la Carta. De acuerdo con el Artículo 13(b) del Estatuto de Roma, el Consejo de
Seguridad puede remitir ciertos casos al Fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI) si se considera que pueden
haberse cometido crímenes internacionales (como genocidio, crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra o
crimen de agresión).
La Asamblea General y el derecho internacional
La Carta de las Naciones Unidas otorga poder a la Asamblea General para iniciar investigaciones y hacer
recomendaciones con el fin de promover el desarrollo y la codificación del derecho internacional. Muchos órganos
subsidiarios de la Asamblea General tratan áreas específicas del derecho internacional e informan a la Asamblea. La
mayor parte de los asuntos legales se remiten a la Sexta Comisión, que a su vez informa a la Asamblea. La Comisión
del Derecho Internacional y la Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional informan a la
Asamblea General. La Asamblea General también examina temas relacionados con el derecho institucional de las
Naciones Unidas, como la adopción del Reglamento de Personal y el establecimiento del sistema interno de justicia.
Asamblea General Sexta Comisión (Jurídica)
La Sexta Comisión de la Asamblea General es el principal foro para considerar cuestiones legales en la Asamblea
General. Todos los Estados Miembros de la ONU tienen derecho a estar representados en la Sexta Comisión, ya que
es una de las principales comisiones de la Asamblea General.
Comisión de Derecho Internacional
La Comisión de Derecho Internacional promueve el desarrollo progresivo del derecho internacional y su
codificación. El trabajo de la Comisión sobre un tema suele implicar algunos aspectos de desarrollo progresivo así
como la codificación del derecho internacional. El equilibrio entre ambos varía dependiendo del tema en particular.
Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional (CNUDMI)
La Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional es un órgano jurídico principal del sistema
de las Naciones Unidas en el campo del derecho mercantil internacional, de membresía universal, que se ocupa de
modernizar y armonizar las reglas del comercio internacional. La Secretaría de la CNUDMI ha establecido un sistema
de Jurisprudencia de los tribunales sobre textos de la CNUDMI (CLOUT, por sus siglas en inglés) para recopilar y
difundir información sobre decisiones judiciales y sentencias arbitrales relativas a las convenciones y las leyes modelo
que han emanado del trabajo de la Comisión.
Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar
La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar recoge un amplio régimen de normativas para los
océanos y mares del mundo y establece reglas que rigen todos los usos de los océanos y sus recursos. La División de
Asuntos Oceánicos y del Derecho del Mar (DOALOS, por sus siglas en inglés) de la Oficina de Asuntos
Jurídicos de las Naciones Unidas sirve como secretaría de la Convención sobre el Derecho del Mar.
Base de datos de tratados de la ONU
La base de datos en línea sobre el Estado de los Tratados Multilaterales Depositados en poder del Secretario
General proporciona la información más detallada sobre el estado de más de 560 instrumentos multilaterales claves.
Esta base de datos cubre una gran variedad de temas tales como los derechos humanos, el desarme, las materias
primas, los refugiados, el medio ambiente y el derecho del mar. Esta base de datos se actualiza a diario con la
información de los Estados Miembros que firman, ratifican, consienten o interponen declaraciones, reservas u
objeciones a los instrumentos.
Sistema Interno de Justicia en las Naciones Unidas
En 2009 se introdujo un nuevo Sistema Interno de Justicia para las Naciones Unidas, con el objetivo de conseguir un
sistema independiente, profesionalizado, oportuno, transparente y descentralizado, que pusiera un mayor énfasis en
resolver los conflictos por medios informales antes de recurrir a procesos formales. Debido a que las Naciones Unidas
tienen inmunidad frente a las jurisdicciones locales y no se pueden interponer demandas contra ellas en una corte
nacional, la Organización ha instalado un sistema interno de justicia para solucionar disputas entre el personal y la
administración, incluyendo aquellas que requieran medidas disciplinarias.
Recursos legales y formación
Los archivos históricos de la Biblioteca Audiovisual de Derecho Internacional proporcionan un recurso único para
enseñar, estudiar e investigar importantes instrumentos legales del derecho internacional.
Asistencia técnica legal para los Estados Miembros de la ONU
Actualmente las Naciones Unidas ofrecen asistencia técnica a los Estados Miembros en relación con gran variedad
de asuntos jurídicos. Tal asistencia incluye asesoramiento, investigación, análisis, formación y otros tipos de
asistencia.
Programa de Asistencia para el Derecho Internacional
El Programa de Asistencia para la enseñanza, el estudio, la difusión y el reconocimiento del Derecho Internacional
se concibió para contribuir a un mejor conocimiento del derecho internacional como medio para fortalecer la paz y la
seguridad internacionales y promover relaciones amistosas y la cooperación entre Estados. Es una de las piedras
angulares del trabajo de las Naciones Unidas para promover el derecho internacional.
PRINCIPIOS DE COOPERACION INTERNACIONAL EN LA
IDENTIFICACION, DETENCION, EXTRADICION Y CASTIGO DE
LOS CULPABLES DE CRIMENES DE GUERRA, O DE CRIMENES
DE LESA HUMANIDAD.
II. Todo Estado tiene el derecho de juzgar a sus propios nacionales por
crímenes de guerra o crímenes de lesa humanidad.
El presente glosario pretende ser una guía general, no una recopilación exhaustiva.
Adopción
Aceptación y Aprobación
Adhesión
Acto de confirmación formal
Enmienda
Autenticación
Corrección de errores
Declaración
Firma definitiva
Depósito
Entrada en vigor
Canje de cartas o notas
Plenos poderes
Modificación
Notificación
Objeción
Aplicación provisional y Entrada en vigor provisional
Ratificación
Registro y publicación
Reserva
Revisión
Firma ad referendum
Firma supeditada a ratificación, adhesión o aprobación
1. Adopción
La «adopción» es el acto oficial en el que se establecen la forma y el contenido de un tratado. Por lo general, la adopción
del texto de un tratado se efectúa por consentimiento de todos los Estados participantes en su elaboración. Normalmente,
los tratados negociados dentro de una organización internacional se adoptan mediante una resolución del órgano
representativo de la organización, cuya composición se corresponde más o menos con el número de Estados que
participarán en el tratado. Los tratados también se pueden adoptar en conferencias internacionales, convocadas
específicamente, con el voto favorable de dos tercios de los Estados presentes y votantes, a menos que esos Estados
decidan, por igual mayoría, aplicar una regla diferente.
[Art. 9, Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969]
2. Aceptación y Aprobación
Los instrumentos de «aceptación» o de «aprobación» de un tratado tienen el mismo efecto jurídico que la ratificación y, por
tanto, expresan el consentimiento de un Estado en obligarse por un tratado. En la práctica, algunos Estados recurren a la
aceptación y aprobación en lugar de proceder a la ratificación, puesto que, en el plano nacional, la ley constitucional no
exige la ratificación por el Jefe de Estado.
[Art. 2, párr. 1, ap. b) y art. 14, párr. 2, Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969]
3. Adhesión
La «adhesión» es el acto por el cual un Estado acepta la oferta o la posibilidad de formar parte de un tratado ya negociado y
firmado por otros Estados. Tiene los mismos efectos jurídicos que la ratificación. En general, la adhesión se produce una
vez que el tratado ha entrado en vigor. Sin embargo, el Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas ha
aceptado, en calidad de depositario, la adhesión a algunas convenciones antes de su entrada en vigor. Las condiciones bajo
las cuales puede realizarse la adhesión y el procedimiento a seguir dependen de las disposiciones del tratado. Un tratado
puede prever la adhesión todos los demás Estados o de un número de Estados limitado y definido. A falta de disposiciones
en este sentido, la adhesión solo será posible si los Estados negociadores han convenido o convienen ulteriormente en
aceptar la adhesión del Estado en cuestión.
[Art. 2, párr. 1, ap. b) y art. 15, Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969]
4. Acto de confirmación formal
La expresión «acto de confirmación formal» se emplea en un sentido equivalente al término «ratificación» cuando una
organización internacional manifiesta su consentimiento en obligarse por un tratado.
[Art. 2, párr. 1, ap. b) bis y art. 14, Convención de Viena sobre el derecho de los tratados entre Estados y organizaciones
internacionales o entre organizaciones internacionales de 1986]
5. Enmienda
La «enmienda» es la modificación formal de las disposiciones de un tratado por las partes. Para efectuar dicha modificación
deben seguirse las mismas formalidades que se aplicaron en la elaborción original del tratado. Numerosos tratados
multilaterales especifican las condiciones que deben cumplirse para poder adoptar las enmiendas. A falta de disposiciones
en este sentido, la enmienda requiere el consentimiento de todas las partes.
[Art. 9, Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969]
6. Autenticación
La «autenticación» es el procedimiento por el cual se establece como auténtico y definitivo el texto de un tratado. Una vez
que un tratado ha sido autenticado, los Estados no pueden cambiar unilateralmente las disposiciones. Si los Estados
participantes en la elaboración del tratado no han convenido un procedimiento para la autenticación, el tratado será
autenticado mediante la firma, la firma ad referendum o la rúbrica puesta por los representantes de esos Estados en el
texto.
[Art. 10, Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969]
7. Corrección de errores
Si después de la autenticación de un tratado los Estados signatarios y contratantes convienen en que existe un error,
pueden corregirlo a través de uno de los siguientes medios : la rúbrica del texto corregido; la formalización o el canje de
instrumentos en los que conste la corrección que se haya acordado hacer; o la formalización, por el mismo procedimiento,
de un texto corregido de todo el tratado. Si hay un depositario, este comunicará las correcciones propuestas a los Estados
signatarios y contratantes. En la práctica de las Naciones Unidas, el Secretario General, en calidad de depositario, informa a
todas las partes del error y de la propuesta para corregirlo. Si al expirar el plazo fijado ningún Estado signatario o contratante
pone objeciones, el depositario extenderá un acta de rectificación del texto y dará permiso para realizar las correcciones
propuestas en el texto autenticado.
[Art. 79, Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969]
8. Declaración
A veces, los Estados hacen «declaraciones» para indicar cómo entienden una cuestión o cómo interpretan una disposición
determinada. Al contrario que las reservas, las declaraciones se limitan a precisar la postura de los Estados y no tiene
como objetivo modificar el efecto jurídico del tratado o alejarse de este. Normalmente, las declaraciones se hacen cuando
se deposita el instrumento o en el instante de la firma.
9. Firma definitiva
Si el tratado no se ha sometido a la ratificación, aceptación o aprobación, la «firma definitiva» establece el consentimiento
del Estado en obligarse por un tratado. La mayoría de los tratados bilaterales sobre cuestiones más corrientes y de
naturaleza menos política entran en vigor a través de la «firma definitiva», sin recurrir al procedimiento de ratificación.
[Art. 12, Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969]
10. Depósito
Cuando un tratado ha sido concertado, los instrumentos escritos que aportan la prueba formal del consentimiento en
obligarse por el tratado, así como las reservas y las declaraciones se ponen bajo la custodia del depositario. Salvo que el
tratado disponga otra cosa, los instrumentos de ratificación, aceptación, aprobación o adhesión harán constar el
consentimiento de un Estado en obligarse por un tratado. En el caso de los tratados que no engloban más que a un número
reducido de Estados, el depositario será el gobierno del Estado en cuyo territorio se ha firmado el tratado. A veces, se
nombra como depositarios a varios Estados. En los tratados multilaterales, normalmente se nombra como depositario a una
organización internacional o al Secretario General de las Naciones Unidas. El depositario debe recibir todas las
notificaciones y documentos relacionados con el tratado, custodiar el texto original, comprobar que se han cumplido todas
las formalidades, registrar el tratado y notificar a las partes de todos los actos que les puedan interesar.
[Art. 16, 76 y 77, Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969]
11. Entrada en vigor
Por lo general, las disposiciones del tratado determinan la fecha de su entrada en vigor. Si el tratado no especifica la fecha,
se supone que los signatarios desean la entrada en vigor a partir del momento en que todos los Estados negociadores
hayan expresado su consentimiento en obligarse por el tratado. Los tratados bilaterales pueden prever su entrada en vigor
en una fecha determinada: bien el día de la última firma, o bien tras el canje de instrumentos de ratificación o de
notificaciones. En lo que se refiere a los tratados multilaterales, se establece que un número concreto de Estados debe
expresar su consentimiento para que el tratado pueda entrar en vigor. Algunos tratados preven que además deben cumplirse
otras condiciones y precisan, por ejemplo, que los Estados que pertenezcan a cierta categoría deben encontrarse entre
aquellos que den su consentimiento. El tratado también puede prever que debe pasar un tiempo desde que el número
deseado de Estados dé su consentimiento o que deben cumplirse ciertas condiciones. El tratado solo entra en vigor para los
Estados que hayan expresado el consentimiento exigido. Sin embargo, el tratado también puede disponer su entrada en
vigor provisional, cuando se hayan cumplido ciertas condiciones.
[Art. 24, Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969]
12. Canje de cartas o notas
El consentimiento de los Estados a obligarse en un tratado puede estar constituido por un «canje de cartas» o un «canje de
notas». La característica básica de este procedimiento es que las firmas no aparecen en una carta o nota, sino en dos
cartas o notas separadas. Por lo tanto, el acuerdo reside en el canje de esas cartas o notas, ya que cada una de las partes
posee una carta o nota firmada por el representante de la otra parte. En la práctica, la segunda carta o nota, generalmente la
que se envía como respuesta, reproduce el texto de la primera. En un tratado bilateral, las partes pueden también canjear
cartas o notas para indicar que han completado todos los procedimientos necesarios para aplicar el tratado.
[Art. 13, Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969]
13. Plenos poderes
Se entiende por «plenos poderes» un documento que emana de la autoridad competente de un Estado y por el que se
designa a una o varias personas para representar al Estado en la negociación, la adopción o la autenticación del texto de un
tratado, para expresar el consentimiento del Estado en obligarse por un tratado, o para ejecutar cualquier otro acto con
respecto a un tratado. Se considera que el Jefe del Estado, el Jefe del Gobierno y el Ministro de Relaciones Exteriores
representan a su Estado a los efectos de todos los actos relativos a la firma de un tratado. En consecuencia, no necesitan
presentar plenos poderes con tal fin. Los Jefes de misión diplomática tampoco tienen que presentar plenos poderes, puesto
que se trata de la adopción del texto de un tratado entre el Estado acreditante y el Estado ante el cual se encuentran
acreditados. Lo mismo ocurre con los representantes acreditados por los Estados ante una conferencia internacional o ante
una organización internacional o uno de sus órganos, para la adopción del texto de un tratado en tal conferencia,
organización u órgano.
[Art. 2, párr. 1, ap. c) y art. 7, Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969]
14. Modificación
El término «modificación» se refiere a la variación de ciertas disposiciones de un tratado solo entre algunas de las partes en
ese tratado. Respecto a las demás partes, se aplican las disposiciones originales. Si en un tratado no se mencionan las
modificaciones, estas se permiten solo si no afectan a los derechos u obligaciones de las demás partes en el tratado y si
son compatibles con el objeto y el fin del tratado.
[Art. 41, Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969]
15. Notificación
La «notificación» es una formalidad por la cual un Estado o una organización internacional comunica hechos o
acontecimientos de importancia jurídica. Cada vez se recurre más a la notificación como medio para expresar el
consentimiento definitivo. En lugar de proceder a un canje de documentos o a un depósito, los Estados pueden limitarse a
notificar su consentimiento a la otra parte o al depositario. No obstante, los demás actos e instrumentos relacionados con
un tratado pueden ser objeto de notificaciones.
[Art. 16, ap. c), art. 78, etc., Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969]
16. Objeción
Todo signatario o Estado contratante tiene derecho a formular una objeción a una reserva, especialmente si considera que la
reserva es incompatible con el objetivo o la finalidad del tratado. Además, el Estado que ha formulado la objeción puede
declarar que su objeción impide la entrada en vigor del tratado entre él y el Estado autor de la reserva.
[Art. 20 a 23, Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969]
17. Aplicación provisional y Entrada en vigor provisional
1. Aplicación provisional
El hecho de que se recurra cada vez más a disposiciones sobre la aplicación provisional en los tratados responde al deseo
de aplicar las obligaciones previstas en los mismos sin esperar a que los Estados hayan depositado sus instrumentos de
ratificación o de adhesión. El Estado sigue las formalidades en vigor en el plano nacional para manifestar su voluntad de
asumir las obligaciones derivadas de la aplicación provisional.
Aplicación provisional de un tratado en vigor
La aplicación provisional de un tratado en vigor se produce cuando un Estado quiere aplicar las disposiciones previstas en el
tratado cuando aún no han concluido los procedimientos de ratificación o de adhesión. El Estado tiene pues la intención de
ratificar o de adherirse a él una vez que hayan concluido las formalidades jurídicas en vigor en el plano nacional. Por otro
lado, el Estado puede poner fin en cualquier momento a la aplicación provisional. Al contrario, las disposiciones relativas al
retiro previstas en el tratado se aplican a cualquier Estado que haya consentido en obligarse por el tratado por medio de una
ratificación, adhesión o firma definitiva (art. 54 y 56, Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969).
[Art. 25, Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969]
Aplicación provisional de un tratado antes de su entrada en vigor
La aplicación provisional de un tratado antes de su entrada en vigor tiene lugar si un Estado notifica que aplicará las
disposiciones previstas en el tratado de forma provisional. El Estado sigue las formalidades en vigor en el plano nacional
para notificar su voluntad de asumir estas obligaciones jurídicas. Por otro lado, el Estado puede poner fin en cualquier
momento a la aplicación provisional. Al contrario, las disposiciones relativas al retiro previstas en el tratado se aplican a
cualquier Estado que haya consentido en obligarse por el tratado por medio de una ratificación, adhesión o firma definitiva
(art. 54 y 56, Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969).
El Estado interesado puede continuar con la aplicación provisional del tratado después de su entrada en vigor hasta que se
hayan completado las formalidades de ratificación. La aplicación provisional termina cuando un Estado notifica a los
Estados entre los cuales el tratado se aplica provisionalmente su intención de no llegar a ser parte del mismo.
[Art. 25, párr. 2, Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969]
2. Entrada en vigor provisional
Cada vez más tratados preven disposiciones para una entrada en vigor provisional cuando las condiciones formales
respecto a la entrada en vigor no se reúnen en un periodo de tiempo determinado. Asimismo, un tratado puede entrar en
vigor de forma provisional si un cierto número de partes deciden aplicarlo como si en efecto hubiera entrado en vigor. Un
tratado en vigor de forma provisional obliga a las partes que han aceptado la entrada en vigor de este tipo.
La naturaleza de las obligaciones jurídicas que se derivan de la entrada en vigor provisional es la misma que las
obligaciones jurídicas de un tratado que ha entrado en vigor en efecto; cualquier otra interpretación aportará incertidumbre en
el plano jurídico. El hecho de que las condiciones formales de la entrada en vigor no hayan sido reunidas, no cambia nada
en el carácter de las obligaciones.
[Art. 25, párr. 1, Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969]
18. Ratificación
La «ratificación» designa el acto internacional mediante el cual un Estado indica su consentimiento en obligarse por un
tratado, siempre que las partes la hayan acordado como la manera de expresar su consentimiento. En el caso de tratados
bilaterales, la ratificación se efectúa por lo general mediante el canje de los instrumentos requeridos. En el caso de tratados
multilaterales, el procedimiento normal consiste en que el depositario recoja las ratificaciones de todos los Estados y
mantenga a todas las partes al corriente de la situación. La necesidad de firma sujeta a ratificación concede a los Estados
el tiempo necesario para lograr la aprobación del tratado en el plano nacional, y para adoptar la legislación necesaria para la
aplicación interna del tratado.
[Art. 2, párr. 1, ap. b), art. 14, párr. 1 y art. 16, Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969]
19. Registro y publicación
En el Artículo 102 de la Carta de las Naciones Unidas se recoge lo siguiente : «Todo tratado y todo acuerdo internacional
concertados por cualesquiera Miembros de las Naciones Unidas después de entrar en vigor esta Carta, serán registrados en
la Secretaría y publicados por ésta a la mayor brevedad posible.» Los tratados o acuerdos que no hayan sido registrados,
no podrán ser invocados ante órgano alguno de las Naciones Unidas. El registro favorece la transparencia y la puesta a
disposición del público del texto de los tratados. El Artículo 102 de la Carta y su predecesor, el Artículo 18 del Pacto de la
Sociedad de las Naciones, tienen como origen uno de los 14 puntos de Woodrow Wilson, en el que este presentó un apunte
de la Sociedad de las Naciones . Pedía tratados de paz públicos, tras los cuales no habría acuerdos secretos de ningún tipo
entre naciones, y la diplomacia procedería siempre abiertamente a la vista a todos.
[Art. 80, Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969]
20. Reserva
Una «reserva» sale de una declaración de un Estado mediante la cual pretende excluir o modificar el efecto jurídico de
algunas disposiciones del tratado en su aplicación a ese Estado. Una reserva permite a un Estado aceptar un tratado
multilateral en su conjunto dándole la posibilidad de no aplicar las disposiciones que no quiere aceptar. Pueden formularse
reservas durante la firma del tratado, la ratificación, la aceptación, la aprobación o en el momento de la adhesión. Las
reservas no deben ser incompatibles con el objeto o el fin del tratado. Además, un tratado puede prohibir reservas o no
autorizarlas todas.
[Art. 2, párr. 1, ap. d) y art. 19 a 23, Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969]
21. Revisión
Revisión y enmienda tienen fundamentalmente el mismo sentido. No obstante, algunos tratados preven una revisión,
además de enmiendas (Art. 109 de la Carta de las Naciones unidas). En este caso, el término «revisión» hace referencia a
una adaptación profunda del tratado a nuevas circunstancias, mientras que el término «enmienda» solo se refiere a las
modificaciones sobre disposiciones concretas.
22. Firma ad referendum
Un representante puede firmar un tratado «ad referendum», es decir, con la condición de que su firma sea confirmada por el
Estado. En este caso, la signatura no es definitiva hasta que la confirme el órgano responsable.
[Art. 12, párr. 2, ap. b), Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969]
23. Firma supeditada a ratificación, aceptación o aprobación
Mientras la firma esté supeditada a ratificación, aceptación o aprobación, no establece el consentimiento a obligarse. Sí
constituye, no obstante, un medio de autentificar el tratado y expresa la voluntad del Estado signatario de seguir con el
procedimiento cuyo fin es la conclusión del tratado. La firma otorga al Estado calidad para ratificar, aceptar o aprobar.
También crea la obligación de abstenerse de buena fe de actos en virtud de los cuales se frustren el objeto y el fin del
tratado.
[Art. 10 y 18, Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969]
Doctrina clásica: mecanismos de incorporación de los
tratados internacionales sobre derechos humanos al
derecho interno
Por Thomson Reuters En 24 Junio, 2013 · Añadir comentario · En Articulos de Opinión
Doctrina clásica: mecanismos de incorporación de Autor: Sagüés, Néstor P.
los tratados internacionales sobre derechos Título: Mecanismos de incorporación de los tratados internacionales sobre
humanos al derecho interno derechos humanos al derecho interno
Fecha: 1998
Publicado: JA 80° Aniversario 1998412
RICARDO HARO
Profesor Emérito
Universidad Nacional Córdoba
Sumario
I. APROXIMACIÓN AL TEMA
II. LA CN DE 1853/60 Y LOS TRATADOS INTERNACIONALES
1. Cuál era la jerarquía normativa en la CN 1853/60??
2. Cuál fue la doctrina judicial de la CSJN??
a) La relación jerárquica entre la CN y los Tratados; b) Nulidad de Tratado
que viola derechos de la CN; c) La paridad jurídica entre los Tratados y las
Leyes; d) Un cambio copernicano: La primacía del Tratado sobre la Ley: e)
La aceptación de la jurisdicción internacional; f) Recapitulando el período de
la Constitución 1853/60.
V. SÍNTESIS FINAL
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=========================
I. APROXIMACIÓN AL TEMA
1. Para abordar el tema relativo a las “Relaciones entre el Derecho
Internacional y el Derecho Interno: Nuevas Perspectivas Doctrinales y
Jurisprudenciales”, desde la perspectiva del sistema jurídico argentino,
consideramos de sumo valor y para la mayor claridad de su desarrollo,
exponerlo tanto desde el punto de vista normativo de nuestra Constitución
Nacional (CN), cuanto de la doctrina judicial sentada por nuestra Corte
Suprema de Justicia de la Nación (CSJN), en dos grandes períodos que por sus
características, han tenido perfiles propios y diferenciados, si bien en el los
últimos tramos del primero, ya se advertían nuevos rumbos en el tópico.
Esos períodos están cronológicamente delimitados de la siguiente forma:
1) La CN 1853/60 : Su texto y su interpretación; 2) La Reforma Constitucional
de 1994: Nuevas normas y nuevas interpretaciones.
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2) Por otro lado, esta norma debe ser interpretada sistemáticamente con el
presupuesto que dispone el art. 27 CN al declarar:
“El Gobierno federal está obligado a afianzar sus relaciones de paz y comercio con
las potencias extranjeras por medio de tratados que estén en conformidad con los principios
de derecho público establecidos en esta Constitución”.
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Salto Grande. Por ello es improcedente invocar privación de justicia a fin de que
la CS revise dicho laudo del Tribunal Arbitral de Salto Grande, toda vez que
existe una jurisdicción internacional aceptada por nuestro País, y a la que las
partes se sometieron conforme de desprende de lo previsto en el Acuerdo Sede,
aprobado por ley 21.756.
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15. Esto es precisamente lo que ha ocurrido con la sanción del inc. 22 del
art. 75 en la Reforma de 1994, cuya significación surge con nitidez de los
debates de la Convención, especialmente en el informe del dictamen de la
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21
Sujetos del
Derecho
Internacional
Derecho
Internacional
Público
1
Sujetos del derecho
internacional
Sujeto Internacional
Concepto
Barboza define a la personalidad jurídica en general como “la capacidad de
un ente de adquirir derechos y contraer obligaciones dentro de un cierto
orden jurídico” (1999, p. 155). Tal capacidad debe incluir además la
posibilidad para reclamar los remedios que dicho orden pone a disposición
de sus sujetos cuando se violen sus derechos.
1
El Estado como sujeto de DI.
En el plano internacional, los Estados son los sujetos más importantes. Su
subjetividad reviste en este sentido, ciertas características especiales:
2
Las Organizaciones Internacionales como
sujeto de DI
A diferencia de los
A diferencia de los Estados, que poseen una personalidad jurídica plena y
Estados, que poseen una
general, la personalidad de las organizaciones internacionales va a estar
personalidad jurídica plena limitada al logro de sus objetivos y funciones confiadas y expresamente
y general, la personalidad enunciadas en su tratado constitutivo.
de las organizaciones
internacionales va a estar El reconocimiento de la personalidad jurídica de las organizaciones ha sido
limitada al logro de sus el resultado de una evolución de la jurisprudencia y la doctrina
internacional, en la que jugó un rol clave la opinión consultiva de la CIJ de
objetivos y funciones
1949 en el asunto de la reparación de daños sufridos al servicio de la ONU.
confiadas y expresamente En él se planteó la cuestión de si la organización tenía capacidad para
enunciadas en su tratado reclamar a un Estado una reparación en nombre de sus funcionarios. La
constitutivo. Corte se expidió reconociendo la capacidad de obrar de las organizaciones,
que no sólo son consideradas como sujetos de derecho internacional, sino
también “con capacidad de prevalecerse de sus derechos por vía de
reclamación internacional”.
Con relación a esta materia, Diez de Velasco (1997) señala que tienen
responsabilidad interna frente a sus propios funcionarios; responsabilidad
por aquellos por quienes detenta la administración (por ejemplo cuando la
ONU tenía la administración de Nueva Guinea Occidental) y
responsabilidad propia por los actos de sus organismos.
En virtud de ello, son diversos los supuestos que pueden dar origen a la
responsabilidad de los organismos internacionales, entre ellos el
quebrantamiento por la organización de un tratado concluido con un
Estado u otra organización; o las consecuencias de actividades
operacionales que puede atribuirse a una organización por actos dañosos
cometidos por sus órganos o agentes y puedan ser invocados como
generadores de responsabilidad en el ámbito internacional. Este último
supuesto se dio por ejemplo con las indemnizaciones que la ONU debió
otorgar a Bélgica y a otros Estados cuyos nacionales sufrieron daños a partir
de sus operaciones de paz en el Congo.
3
Otros sujetos no estatales.
Además de los Estados y las organizaciones internacionales, existen otros
actores que se desenvuelven en el marco de las relaciones internacionales, y
que detentan en virtud de ello una subjetividad jurídica internacional
restringida al ejercicio de ciertos derechos y obligaciones.
Pueblos
Siguiendo en este punto a Diez de Velasco (1997), es posible afirmar que en
el Derecho Internacional clásico, regulador de las relaciones entre Estados
soberanos, los pueblos no eran objeto de atención especial, y no lo serían
hasta bien entrado el siglo XX.
4
Finalmente, los perfiles de este derecho de los pueblos fueron precisados en
la Resolución 2625 (XXV) de 1970, la cual lo concibe en su doble faceta de
derecho de los pueblos y deber de los Estados. Señala la resolución que “el
territorio de una colonia u otro territorio no autónomo tiene, en virtud de la
Carta de las Naciones Unidas, una condición jurídica distinta y separada
de la del territorio del Estado que lo administra, (...) que existirá hasta que
el pueblo de la colonia o territorio no autónomo haya ejercido su derecho de
libre determinación”. Con esta declaración se combate la estrategia de las
potencias coloniales de interiorizar la relación de dependencia calificando
como provincias a las colonias para excluirlas del control internacional, a la
vez que se subraya el carácter internacional de las luchas de liberación.
5
Comunidad Beligerante.
Existen ciertos sujetos cuya existencia se vincula con una situación de
beligerancia de ciertos grupos contra Estados, y que al afectar intereses o
valores de la comunidad internacional o de Estados en particular, son
materia del Derecho Internacional. Dentro de ellos, encontramos a los
movimientos de liberación nacional, que hemos desarrollado en el
apartado anterior, así como también otros que son exclusivos del derecho
humanitario, como los grupos armados que deben respetar el Art. 3 común
a las Convenciones de Ginebra de 1949 y 1977 (obligación de trato
humanitario a la población civil y prohibición de ciertas medidas en caso de
conflictos no internacionales) y la comunidad beligerante.
6
Santa Sede.
Barboza (1999) analiza distintos sujetos de Derecho Internacional
vinculados a la actividad religiosa, entre los que destacan la Iglesia Católica,
la Santa Sede y la Ciudad del Vaticano.
Esta idea parece ser ratificada por los Tratados de Letrán, en virtud de los
cuales Italia reconoce la soberanía de la Santa Sede en el orden
internacional y su plena propiedad, poder exclusivo y soberana
jurisdicción sobre el Vaticano”.
7
(se superpone con la nacionalidad propia) y temporal (cesa cuando el
nacional sale de los límites de la Ciudad).
El individuo.
El individuo tradicionalmente ha actuado en el plano internacional a través
del Estado de su nacionalidad. Mediante una ficción, se entiende que es en
realidad el Estado el que resulta afectado por un daño mediato, en la
persona de sus nacionales, con lo que se le permite representarlos y
protegerlos diplomáticamente.
8
Personalidad activa del individuo:
En el Derecho Internacional general (consuetudinario), el individuo carece
de personalidad, y sólo puede acudir al mecanismo de la protección
diplomática, susceptible de ser ejercido discrecionalmente por el Estado de
su nacionalidad.
Si bien en estos casos las figuras punitivas son establecidas por el Derecho
Internacional, la competencia para juzgar y aplicar penas ha estado a cargo
de los tribunales internos.
9
Ahora bien, como bien señala Barboza (1999), en esta cuestión es necesario
distinguir dos situaciones:
10
Bibliografías de referencia
• BARBOZA, J. (1997). Derecho Internacional Público (1a Ed.). Buenos
Aires: Zavalía. Capítulos 9, 23 y 25.
Bibliografía ampliatoria:
11
Tratados
internacionales
Derecho
Internacional
Público
1
Tratados
internacionales
Concepto.
1
El Art. 2.1 restringe el concepto de tratado al “celebrado por escrito entre
Estados y regido por el derecho internacional, ya conste en un
instrumento único o en dos o más instrumentos conexos y cualquiera que
sea su denominación particular”.
Como surge de la definición transcripta, el concurso de voluntades hace a la
esencia misma del tratado, que debe producirse en el plano internacional y
estar regido por el Derecho Internacional, que le da validez y
obligatoriedad en dicho plano. Se menciona expresamente el carácter
“internacional” del derecho para diferenciar los tratados de los acuerdos
entre Estados regidos por el derecho interno de una de las partes.
Debe tratarse de acuerdos por escrito, lo que implica que la convención no
se ocupa de los acuerdos orales, que de todas maneras podrían ser válidos
de acuerdo con lo estipulado por su Art. 3.
La Convención sólo se ocupa de los tratados entre Estados, pero es
necesario tener en cuenta que los tratados pueden ser creados por una
manifestación de voluntad común de otros sujetos de Derecho
Internacional, siempre que tengan la capacidad suficiente (no pueden
celebrar tratados los individuos o las compañías comerciales).
En cuanto a la forma, y tal como surge del texto que comentamos, la
Convención es muy flexible y por ello comprende los tratados que consten
en uno o más instrumentos, independientemente de su denominación.
Clases.
Teniendo en cuenta el número de partes contratantes, son tratados
bilaterales aquellos en los que participan dos sujetos y multilaterales los
celebrados por tres o más.
En cuanto a la posibilidad de ser parte luego de su celebración, son abiertos
aquellos a los que se puede acceder sin haber participado de la negociación
y cerrados aquellos que no admiten nuevos miembros sin que ello implique
la celebración de un nuevo tratado.
Con respecto a las formas, podemos distinguir: tratados en buena y debida
forma, que son los que siguen un proceso complejo (se negocia, se adopta el
texto único, se firma y ratifica) y los tratados en forma simplificada, que
normalmente son bilaterales y se perfeccionan mediante un cambio de
notas. En una nota, una de las partes hace la propuesta del texto, y si la otra
lo acepta (mediante otra nota de respuesta en la que se expresa que la
propuesta hecha es aceptada y que por ende el texto es un tratado) hay un
acuerdo internacional entre ambos Estados. Tienen la ventaja de ser una
forma rápida que se adapta a la intensificación de las relaciones
internacionales.
2
De acuerdo al tipo de voluntades que concurren, podemos distinguir entre
tratados contratos y tratados normativos. Los primeros expresan una
voluntad de una parte que es distinta y complementaria de la voluntad de la
otra (comprar/vender), mientras que los segundos traducen una voluntad
común expresada en normas generales. Ambos crean normas, aunque en el
caso de los tratados contratos se trata sólo de normas individuales.
Celebración
Barboza (1999) identifica las siguientes etapas para la celebración de un
tratado:
3
a. Conformación del texto:
En esta etapa, las partes conforman el texto sobre el que están de acuerdo y
lo autentican. Podemos distinguir dentro de la misma las siguientes
actividades:
Negociación a través de los representantes de las partes debidamente
acreditados, que formulan propuestas, contrapuestas y adoptan todas
las medidas necesarias hasta arribar a un acuerdo. Puede hacerse
mediante conversaciones directas o en el marco de una conferencia.
Adopción del texto: una vez que las partes manifiestan su opinión de
que el texto refleja lo negociado, y que por ello, no será objeto de nuevos
cambios, se dice que ese texto ha sido adoptado (Ver Art. 9 de la
Convención).
La autenticación del texto se verifica mediante la firma, la firma ad
referendum o la rúbrica de los representantes. Es la prueba formal de la
adopción del texto (Ver Arts. 10.1 y 2 de la Convención).
4
Con relación al proceso constitucional argentino, en nuestro país es el
poder ejecutivo el que negocia y firma el tratado. Luego de ello, éste es
enviado al Congreso, que lo considera y en su caso, aprueba en cada
cámara. Una vez aprobado, el tratado pasa al poder ejecutivo para que éste
lo ratifique. Por lo tanto, de acuerdo a nuestro sistema constitucional, la
aprobación es un acto legislativo, mientras que la ratificación es un acto
ejecutivo.
Finalmente, es importante destacar que para la vigencia interna del
tratado, se requiere normalmente la ratificación y el canje de instrumentos
de ratificación (si se trata de acuerdos bilaterales) o el depósito del
instrumento de ratificación en el país depositario o con el Secretario
General de la ONU (para las convenciones realizadas bajo su auspicio) o
con quien se indique en el texto del tratado.
Reservas
De acuerdo con la Convención, “se entiende por "reserva" una declaración
unilateral, cualquiera que sea su enunciado o denominación, hecha por un
Estado al firmar, ratificar, aceptar o aprobar un tratado o al adherirse a él,
con objeto de excluir o modificar los efectos jurídicos de ciertas
disposiciones del tratado en su aplicación a ese Estado” (Art. 2.d).
En realidad, como señala Barboza (1999), la reserva es sólo aparentemente
unilateral, ya que este carácter se presenta en su formulación en cuanto que
es presentada unilateralmente por el Estado, pero carece de efectos
jurídicos mientras no haya una reacción de los demás miembros del tratado
(aceptación o rechazo).
Como señala la definición, la declaración que la reserva implica tiene por
objetivo modificar el alcance de alguna de las disposiciones convencionales
respecto al reservante. Ello puede ocurrir cuando un Estado ha querido
imponer cierta posición en la negociación y no lo ha logrado (por lo cual
busca el mismo efecto mediante la reserva); o bien cuando un Estado tiene
respecto a cierto tema una posición que considera importante en su política
exterior, de tal modo que si no presenta una reserva que la salve, le
resultará imposible entrar en el tratado.
Las reservas sólo atañen a las convenciones multilaterales; en los tratados
bilaterales la presentación de una reserva equivale a reabrir las
negociaciones.
La Convención de Viena regula la cuestión de las reservas en los Arts. 19 a
23, siguiendo para ello el modelo inaugurado por la regla panamericana,
que –a diferencia de la regla de la unanimidad- favorece notablemente la
participación de los Estados en cuanto que establece más de un sistema
según se acepten o no las reservas presentadas. De acuerdo con esta regla
(Ver art. 21 de la Convención):
1. Un tratado estará en vigor en la forma en que fue firmado entre aquellos
países que lo firmen sin reservas, en los términos originales.
2. Entrará en vigor entre los gobiernos que lo ratifiquen con reservas y los
firmantes que acepten las reservas en la forma en que quede modificado
por dichas reservas.
3. No estará en vigor entre un Estado que haya ratificado con reservas y
otro que no las acepte.
5
En cuanto al momento de la presentación de la reserva y de acuerdo a lo
estipulado por el Art. 19 de la Convención, el Estado puede presentarla al
firmar, ratificar, aceptar o aprobar un tratado o al adherirse a él, a menos
que la reserva esté prohibida por el tratado, o que estén permitidas sólo
determinadas reservas (y la presentada no sea de ese tipo) o que la misma
no sea compatible con el objeto y fin de la convención.
Con relación a las objeciones a reservas hechas por un Estado, la
Convención es flexible: es suficiente con que un solo Estado acepte la
reserva para que el reservante forme parte del tratado con respecto al
aceptante. Si otro Estado por el contrario quiere que el tratado no entre en
vigencia entre él y el reservante, deberá indicarlo expresamente, en cuanto
que no basta su silencio para ello. Es decir que, si objeta la reserva, debe
además manifestar su intención contraria a que el tratado rija entre él y el
reservante (Ver Art. 20 de la Convención).
Cabe tener en cuenta que existen ciertos casos previstos por la Convención
en los que se requiere una aceptación unánime de la reserva para su
vigencia: “Cuando del numero reducido de Estados negociadores y del
objeto y del fin del tratado se desprenda que la aplicación del tratado en su
integridad entre todas las partes es condición esencial del consentimiento
de cada una de ellas en obligarse por el tratado, una reserva exigirá la
aceptación de todas las partes” (Art. 20.2 de la Convención de Viena).
A modo de síntesis, podemos identificar –como resultado de la
presentación de una reserva que no es aceptada por todos los Estados
partes en un tratado- los siguientes subsistemas:
Entre el reservante y los que aceptan la reserva, rige el tratado
modificado.
Entre el reservante y lo que no aceptan la reserva, no rige el tratado si
estos últimos así lo manifiestan de forma expresa.
El tratado rige en su forma original entre todos los otros Estados.
Entre un Estado que haya hecho una objeción a la reserva pero no se
haya opuesto a su entrada en vigor entre él y el reservante, entra en
vigor el tratado pero las disposiciones a las que se refiera la reserva no
se aplican entre estos dos.
Entrada en vigor
La Convención de Viena establece en su Art. 24.1 y 2 que un tratado entrará
en vigor de la manera y en la fecha que en él se disponga o que acuerden los
Estados negociadores, y que a falta de tal disposición o acuerdo, el tratado
entrará en vigor tan pronto como haya constancia del consentimiento de
todos los Estados negociadores en obligarse por el tratado.
Por lo tanto, si el tratado nada dice respecto a su entrada en vigor, ésta
ocurrirá cuando se hayan perfeccionado los pasos necesarios para la
expresión inequívoca del consentimiento por parte de todos los Estados
contratantes.
6
Observancia y aplicación
Estos aspectos se encuentran regulados en los Arts. 26 a 30 de la
Convención.
De acuerdo con el Art. 26, “todo tratado obliga a las partes y debe ser
cumplido por ellas de buena fe.” Se trata de la expresión de la regla pacta
sunt servanda, que, como se vio al analizar los fundamentos de la validez
del Derecho Internacional, es una norma consuetudinaria que otorga
validez a todos el derecho de los tratados.
El Art. 27 proclama la supremacía del derecho internacional sobre el
interno, pudiendo ser interpretado como una aplicación del principio de
buena fe.
El Art. 28 consagra la irretroactividad del tratado respecto de los actos o
hechos que tuvieron lugar antes de la fecha de su entrada en vigor, o de
situaciones que dejaron de existir para ese entonces, siempre que una
intención diferente no se desprenda de dicho tratado.
Una cuestión que merece un análisis más detallado, es la aplicación de
tratados sucesivos concernientes a la misma materia, regulados por el Art
30 de la Convención.
Al respecto, es posible distinguir tres situaciones:
Existencia de una cláusula expresa: Cuando uno de los tratados
establece que está subordinado a otro anterior o posterior, se sigue lo
dicho en el tratado.
Todas las partes en uno también lo son del otro: si todas las partes en el
tratado anterior son partes en el posterior, el primer tratado quedará
terminado si se desprende del segundo la intención de las partes de que
la materia se rija por éste; o bien si sus disposiciones son totalmente
incompatibles con las del primero (Ver art. 59). Si las cláusulas del
segundo no son totalmente incompatibles con las del primer tratado, las
disposiciones de éste que no se opongan a aquél serán aplicables.
Coincidencia parcial de las partes: si sólo algunas de las partes en un
tratado son partes en el otro, entre los Estados que sean partes de
ambos se aplican las mismas soluciones que en el caso anterior. Entre
un Estado que sea parte en ambos tratados y otro que lo sea sólo de uno
de ellos, rige el tratado que tienen en común.
A modo de síntesis, Barboza (1999) señala que “la regla es que el tratado
posterior tiene primacía sobre el anterior entre las partes de ambos, en
la medida en que sean incompatibles”, con la excepción prevista en el
Art. 30.2: cuando en el tratado posterior se establezca que éste está
subordinado al anterior, o que no debe ser considerado incompatible
con ese otro tratado.
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Interpretación
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Existe además un claro predominio del texto (método textual), que debe
interpretarse dentro del texto mismo (que abarca el preámbulo y los
anexos) y en su contexto, que abarca los elementos indicados en los puntos
a y b del párrafo 2. El primero de ellos alude al protocolo de firma y a los
acuerdos complementarios concluidos en el momento de la celebración del
tratado; el segundo, a las declaraciones que los Estados contratantes hayan
hecho al concluir el tratado y que declaran aceptar como instrumentos
conexos al mismo.
El párrafo 3 del artículo que comentamos menciona los acuerdos y
prácticas ulteriores, que serían otros elementos auténticos suministrados
por las partes mismas.
Finalmente, el punto c del párrafo 2 alude a las normas de Derecho
Internacional aplicables entre las partes. Barboza (1999) aclara que si bien
nada dice al respecto la Convención, son de aplicación las normas vigentes
al momento de la celebración del tratado.
Enmienda y modificación
Señala Barboza (1999) que una enmienda, para la terminología de Viena, es
el cambio de alguna/as de las disposiciones de un tratado en relación con
todos los Estados miembros; puede asimilarse a un tratado nuevo, que
requiere por ello el acuerdo de todas las partes, al que se le aplicarán las
disposiciones de la Convención relativas a su celebración y entrada en vigor
(excepto que el tratado disponga algo diferente; ver Art. 39).
Todas las partes del tratado pueden participar de las negociaciones y
decisiones relativas a una enmienda y en su celebración, y tienen derecho a
ser partes del tratado enmendado.
El artículo 40 prevé los dos subsistemas fundamentales que regirán en caso
de que alguna parte no acepte la enmienda:
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El tratado enmendado rige sólo para los Estados que aceptaron la
enmienda.
Los demás Estados se rigen por el tratado original. Esto es, entre los
Estados que aceptaron y los que no aceptaron la enmienda, rige el
tratado original, lo mismo que entre aquellos que no la aceptaron.
Finalmente, el mismo artículo establece que los Estados que se convierten
en partes luego de la aprobación de la enmienda, a menos que manifiesten
una intención diferente, se regirán con los Estados que la aceptaron por el
texto modificado, y con los demás por el original (Art. 40.5).
En cuanto a la modificación, a diferencia de lo que ocurre con la enmienda,
sucede cuando dos o más Estados Miembros de un tratado multilateral
quieren alterar algunas de sus cláusulas en sus relaciones mutuas. Barboza
(1999) cita el caso de un tratado de integración regional, dentro del cual
algunas partes optan por cambiar ciertas disposiciones para adaptarlas
mejor a una subregión. Podrán hacerlo si el tratado lo prevé (Art. 41.1.a) y
aún cuando no esté prevista, si no hay una prohibición al respecto en su
texto (Art. 41.1.b). En este último caso, la Convención exige que la
modificación no afecte el disfrute de derechos o el cumplimiento de
obligaciones de las demás partes ni sea incompatible con el objeto y fin del
tratado.
Nulidad.
La nulidad de los tratados puede responder a diversas causas, previstas por
la Convención en los Arts. 46 a 53. A continuación, presentaremos una
Causas de nulidad breve síntesis de las mismas:
Falta de capacidad del órgano del Estado: Esta causal se configura
1. Falta de capacidad cuando el órgano que decide el consentimiento del Estado actúa en
del órgano del Estado violación de una disposición de su derecho interno sobre la competencia
para celebrar contratos. Se trata de una excepción a la regla de que el
2. Error como vicio Derecho Internacional prevalece sobre el derecho interno; de allí que el
del consentimiento Art 46 de la Convención exija: a) que la violación sea manifiesta,
3. Dolo como vicio del entendiéndose por tal aquella que “resulta objetivamente evidente para
consentimiento cualquier Estado que proceda en la materia conforme a la práctica usual
y de buena fe”; y b) que afecte a una norma de importancia fundamental
4. Coacción como del derecho interno.
vicio del consentimiento Error como vicio del consentimiento: Esta causal de nulidad, regulada
por el Art. 48 de la Convención, es admitida cuando se refiere a un
5. Violación de una
hecho o una situación (se excluye al error de derecho), que debe reunir
norma de ius cogens
las siguientes condiciones: a) haber sido tenido por supuesto por el
Estado que lo alega en el momento de la celebración; y b) haber
constituido una base esencial de su consentimiento en obligarse. Este
vicio no puede ser alegado si es que el Estado que lo alega contribuyó a
su producción con su conducta, o cuando las circunstancias fueran tales
que hubiera quedado advertido de la posibilidad de error. Cabe aclarar
que su aplicación práctica es muy escasa.
Dolo como vicio del consentimiento: Esta causal, prevista en el Art. 49
de la Convención, supone una conducta fraudulenta de otro Estado
negociador que induce al que lo alega a celebrar un tratado. Si bien la
corrupción del representante aparece como una causal independiente
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en la Convención, puede ser considerada como una especie de este vicio.
La aplicación del dolo es muy escasa en la práctica.
Coacción como vicio del consentimiento: se entiende por tal a la
ejercida sobre el representante de un Estado o bien sobre el Estado
mismo (Arts. 51 y 52 de la Convención). En el primer caso, debe tratarse
de actos o amenazas contra la persona misma del representante o sobre
su familia. El segundo caso no es sino consecuencia de la prohibición
del uso o amenaza de la fuerza por parte de los Estados. Se entiende que
se trata de fuerza “armada”, y no de otras formas de coacción, como la
psicológica.
Violación de una norma de ius cogens: De acuerdo con la definición del
Art. 53 de la Convención, una norma imperativa de derecho
internacional general (o norma de ius cogens) “es una norma aceptada
y reconocida por la comunidad internacional de Estados en su
conjunto como norma que no admite acuerdo en contrario y que sólo
puede ser modificada por una norma ulterior de derecho internacional
general que tenga el mismo carácter”. Se tratan pues de normas
consuetudinarias universales del Derecho Internacional, que protegen
intereses esenciales de la comunidad, y que por ello, no admiten su
derogación por pactos en contrario. Barboza (1999) agrega que las
mismas configuran una especie de “orden público internacional”, y que
se caracterizan por imponer obligaciones erga omnes. Es importante
señalar que la Convención en su Art. 66, a los fines de evitar que los
Estados no cumplan con sus obligaciones convencionales invocando
normas imperativas que no tengan criterios precisos de identificación,
establece la jurisdicción obligatoria de la CIJ, para todos los casos
relativos a la interpretación o aplicación de los Art. 53 (violación de una
norma de ius cogens) y 64 (aparición de una nueva norma imperativa
de Derecho Internacional).
En cuanto a los efectos de la nulidad, el principal es el de invalidar las
disposiciones del tratado ab initio. A ello se refiere el Art. 69.2 cuando
señala que “toda parte podrá exigir de cualquier otra parte que en la medida
de lo posible restablezca en sus relaciones mutuas la situación que habría
existido si no se hubieran ejecutado esos actos”.
El Estado autor no puede pedir la anulación de los actos consecuentes al
tratado si la causal de nulidad es de dolo o coacción. Si la causal es la
oposición a una norma imperativa vigente al tiempo de su celebración las
partes tienen que eliminar las consecuencias de los actos hechos conforme
al tratado y ajustar sus relaciones a la norma imperativa (Ver Art. 71 de la
Convención).
En cuanto a los alcances de la nulidad, ésta puede afectar a todo el tratado o
a una cláusula determinada de alcance limitado. En este último caso, el Art.
44.3 de la Convención exige que las cláusulas objetadas sean separables del
resto del tratado; que tales cláusulas no hayan constituido para otra parte
una base esencial del consentimiento en obligarse; y que la continuación del
cumplimiento del tratado en esas condiciones no sea injusta. Resulta obvio
que no existe posibilidad de nulidad parcial cuando se alega coacción o
contradicción con una norma imperativa.
11
Finalmente, es importante aclarar que la nulidad es subsanable en los
casos del Art. 45, esto es, si la causal alegada fue la violación de una
norma interna, error, dolo o corrupción de los representantes.
Terminación y Suspensión
Los tratados deben continuar en vigor hasta su terminación, la cual puede
producirse de acuerdo con la Convención por alguna de las siguientes
causales (Ver Arts. 54, 56, 60 y 62):
Voluntad expresa o tácita de las partes (Art. 54): La terminación de un
tratado podrá tener lugar conforme a las disposiciones del tratado, o en
cualquier momento, por consentimiento de todas las partes después de
consultar a los demás Estados contratantes. También es admitida la
terminación por manifestación tácita de la voluntad de los Estados,
como en las situaciones previstas por el Art. 59. La terminación puede
ser total o parcial; en este último caso, la Convención exige que se den
las condiciones previstas en el Art. 44.2, ya analizadas al estudiar la
nulidad parcial.
Denuncia o retiro (Art. 56): En el caso de que el texto del tratado no
prevea la posibilidad de denuncia, para que proceda esta causal debe
demostrarse que fue intención de las partes admitir tal posibilidad, o
bien que la misma pueda inferirse de la naturaleza del tratado. Barboza
(1999) señala en este sentido, que un tratado de límites, en virtud de su
naturaleza, no puede ser denunciado ni admitir el retiro de alguna de las
partes.
Violación del tratado (Art. 60): En los tratados bilaterales, si una parte
comete una violación grave del tratado, la otra puede pedir su
terminación total o parcial. En los multilaterales, la terminación puede
ser pedida por todas las partes, por la parte perjudicada por la violación
o por cualquiera de las partes. Los efectos en cada caso serán distintos, y
están previstos en los párrafos 1 y 2 del Art. 60. Es importante señalar
que de acuerdo a la Convención, la violación debe ser grave,
entendiéndose por tal un rechazo no admitido por la misma o la
violación de una disposición esencial para la consecución del objeto o
fin del tratado (Art. 60.3).
Cambio fundamental en las circunstancias (Art. 62): Se puede pedir la
revisión en virtud de esta causal, siempre el cambio revista las
siguientes características: ser imprevisto; ser fundamental; estar en
relación con las circunstancias existentes en el momento de la
celebración del tratado; alterar el alcance de las obligaciones que faltan
cumplir de una manera radical; y ser base esencial del consentimiento
de las partes en obligarse.
Con relación a la suspensión de un tratado, la misma implica que las partes
quedan exentas de cumplir las obligaciones por un período de tiempo. Las
causales se encuentran previstas en los artículos 57 a 60 de la Convención:
Un tratado se suspende por voluntad de las partes, sea que la misma se
manifieste de manera expresa (Art. 57) o tácita (Art. 59). En los tratados
12
multilaterales, la suspensión entre algunos está sujeta a ciertas
condiciones: que esté previsto en el tratado, y si no lo está, que no afecte
el goce de derechos o cumplimiento de obligaciones de los otros Estados
que no participan de la suspensión (Ver Art. 58).
Por violación grave del tratado: bajo las mismas condiciones previstas
para la terminación, esta causal puede alegarse también para suspender
un tratado (Ver Art. 60).
Tanto para los casos de denuncia y nulidad, como para el de la terminación
de un tratado, la Convención impone la obligación de solucionar
pacíficamente las controversias. Para ello, los Estados cuentan con los
mecanismos previstos por el Art. 33 de la carta de la ONU.
De no llegarse a una solución por esta vía, el Art. 66.a prevé que si las
diferencias versan sobre una norma de ius cogens, la CIJ tendrá
jurisdicción obligatoria para entender en su resolución, salvo que las partes
de común acuerdo se sometan al arbitraje. Para el resto de los casos, se
prevé la conciliación, prevista en el anexo de la Convención (Ver Art. 66.b).
Finalmente, es importante señalar que (tal como lo prevé el Art. 65), “la
parte que alegue un vicio de su consentimiento en obligarse por un tratado
o una causa para impugnar la validez de un tratado, darlo por terminado,
retirarse de él o suspender su aplicación, deberá notificar a las demás partes
su pretensión. En la notificación habrá de indicarse la medida que se
proponga adoptar con respecto al tratado y las razones en que esta se
funde”.
Depósito y registro.
Señala Barboza (1999) que tradicionalmente, era depositario de los
instrumentos de ratificación, aceptación o adhesión de los tratados aquel
gobierno del Estado que hubiera actuado como sede de la conferencia
internacional en la que el instrumento se negoció. Con la aparición de las
organizaciones internacionales, la práctica designaría a la organización o a
su funcionario administrativo más importante como depositante.
A este respecto, la conferencia de Viena establece en su Art. 76 que el
depositario puede ser uno o más Estados, una organización internacional o
el principal funcionario administrativo de ella.
Con respecto a la obligación de registro de los tratados, éste respondió -en
la era de la Sociedad de las Naciones-, a la preocupación de Wilson por los
efectos nocivos de la diplomacia secreta. En el Art. 102 de la Carta de la
ONU se impone a los Estados miembros la misma obligación que en el
Pacto de la Sociedad: “Todo tratado y todo acuerdo internacional
concertados por cualesquiera Miembros de las Naciones Unidas después de
entrar en vigor esta Carta, serán registrados en la Secretaría y publicados
por ésta a la mayor brevedad posible”. Sin embargo, a diferencia de lo que
ocurría en la anterior organización, el Art. de la Carta que comentamos no
le resta fuerza obligatoria al tratado por el hecho de no estar registrado. La
consecuencia de la falta de registro consiste en que ninguna de las partes
puede invocar dicho tratado o acuerdo ante órgano alguno de las Naciones
Unidas.
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Fuentes auxiliares
El artículo 38 del Estatuto de la CIJ considera a la doctrina y a la
jurisprudencia como fuentes auxiliares del Derecho Internacional. Por lo
tanto, aquéllas no son fuentes autónomas creadoras de normas
internacionales, sino fuentes a las que el Tribunal puede recurrir para
aclarar el sentido de éstas.
Doctrina
El Art. 38.1.d se refiere a “la doctrina de los publicistas de mayor
competencia de las distintas naciones como medio auxiliar para la
determinación de las reglas de derecho.” Aclara Barboza (1999) que en
realidad, la doctrina comprende tanto la opinión de autores como de
sociedades científicas –el Institut de Droit International, la International
Law Association, el Instituto Hispano-Luso-Americano de Derecho
Internacional, entre otras- que realizan comparaciones más amplias de las
prácticas internacionales y por ello forman parte de un debate científico
más objetivo.
Como lo señala el artículo que comentamos, la doctrina –al igual que la
jurisprudencia- tiene como función la de aclarar el sentido y alcance de las
normas generadas por las fuentes autónomas. Es de destacar sin embargo,
que la CIJ raramente cita la doctrina como fundamento de sus opiniones,
aunque es innegable la influencia que ejerce sobre los juristas que la
constituyen.
Jurisprudencia
El rol de la jurisprudencia es verificar el contenido y el alcance de la norma
consuetudinaria cuando la misma no ha sido formulada con precisión por la
práctica reiterada de los Estados. Tiene además una función especificadora,
en cuanto establece las especies dentro de cada género legal.
El art. 59 del Estatuto de la CIJ establece que “la decisión de la Corte no es
obligatoria sino para las partes en litigio y respecto del caso que ha sido
decidido” lo que implica afirmar que el sistema del precedentes obligatorio
no tiene vigencia en el Derecho Internacional.
La jurisprudencia internacional tiene ciertas características que la
distinguen de la del derecho interno. La más importante, es que a diferencia
de lo que ocurre en este último, en el plano internacional no existen muchas
líneas jurisprudenciales que consoliden una determinada interpretación,
debido al reducido número de casos.
Cabe destacar sin embargo que la CIJ se apega habitualmente a sus propios
precedentes para mantener la coherencia en sus decisiones, por lo cual
cuando se aparta de lo que ha dicho con anterioridad, procura demostrar
que existen circunstancias que lo justifican.
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Fuentes no mencionadas en el art. 38
del Estatuto del TIJ.
La equidad.
El art. 38.2 reconoce la facultad de la CIJ para decidir un litigio “ex aequo et
bono” si las partes así lo convinieren. Ello implica resolver la cuestión sin
tener en cuenta las normas del Derecho Internacional, por lo que la equidad
sería una fuente de normas individuales aplicables al caso.
Barboza (1999) señala que la equidad no es fuente de normas generales de
derecho, en cuanto que su aplicación supone precisamente dejar de lado las
mismas por pedido de las partes; ni es tampoco fuente formal de normas
individuales, en cuanto procedimiento para crear tales normas. En efecto,
como bien señala este autor, “la fuente directa de las normas individuales
en casos resueltos por equidad sería más bien la jurisprudencia de los
tribunales que la aplicaron” (Barboza, 1999, p. 149).
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En el caso de la Asamblea General, sus resoluciones pueden ser obligatorias
para los Estados miembros sólo si son relativas a ciertas materias tales
como el presupuesto, ciertos nombramientos, etc. Sin embargo, la mayoría
de ellas son de carácter recomendatorio, por lo que sólo implican una
compulsión moral y/o política.
Lo que sí puede hacer una recomendación de este tipo, es declarar,
cristalizar o dar nacimiento a una nueva costumbre; aunque en este último
caso, la fuente formal de las normas será la consuetudinaria y no la
resolución del organismo.
En definitiva, “las resoluciones de las organizaciones internacionales no son
una fuente independiente del Derecho Internacional, pero pueden
contribuir a la formación de nuevas reglas al dar prueba del consenso que
se está formando o declarar el derecho existente al definirlo e interpretarlo”
(Barboza, 1999, p. 153).
Doctrinas Dualistas.
Los autores enrolados en esta postura postularon una separación completa
de los dos órdenes.
Para Triepel, esta separación es consecuencia de los fundamentos diversos
que tienen ambos derechos: en el Derecho interno es la voluntad de un solo
Estado, y en el Derecho Internacional es la voluntad común de varios
Estados. También son diferentes los sujetos (en el Derecho interno son los
individuos, y en el Derecho Internacional son los Estados); siendo
finalmente también diferente la relación predominante entre el Estado
creador de la norma y los sujetos a la misma: en el Derecho interno, la
relación es de subordinación, mientras que en el plano internacional las
relaciones entre los Estados son de coordinación, en virtud de su carácter
soberano.
Como consecuencia de esta separación, para que una norma de Derecho
Internacional sea aplicable a un individuo, debe ser dictada una ley interna
con el mismo contenido que el tratado.
Anzilotti por su parte, agrega que las normas internacionales no pueden
influir sobre el valor obligatorio de las normas internas y viceversa. Por ello
es que en la práctica internacional, la ley interna que esté en contradicción
con una obligación internacional del Estado que la adoptó no es nula, sino
16
que sigue vigente, aunque acarrea la responsabilidad del Estado en el plano
internacional.
Doctrinas Monistas.
Los autores partidarios de esta postura, sostienen la existencia de un solo
orden jurídico universal. El principal exponente de esta teoría es Kelsen,
quien responde a los argumentos de Triepel y Anzilotti de la siguiente
manera:
Respecto a la diferencia en los sujetos, Kelsen sostiene que el
comportamiento de un Estado se reduce al comportamiento de los
individuos que lo representan; no puede haber por tanto una diferencia
entre la clase de sujetos cuya conducta regulan.
En cuanto a la diferencia de contenido, esto es, que el Derecho interno
se ocupa de los asuntos internos y el internacional de las relaciones
externas, Kelsen afirma que tal diferenciación es imposible en la
práctica. En efecto, como señala la jurisprudencia de la CIJ, todo asunto
“interno” puede ser objeto de un tratado internacional.
Con relación al fundamento de los derechos internos, el autor que
comentamos sostiene que el mismo se encuentra en la primera norma
que ordena obedecer al legislador originario, al que impuso la primera
Constitución, que debe ser efectiva para ser considerada válida. En el
Derecho Internacional, se reconoce a un Estado cuando su orden
jurídico es efectivo, por aplicación del principio consuetudinario de la
efectividad. De esto resulta que el fundamento de esa primera norma
del Derecho interno está en el Derecho Internacional, que por proveer a
aquél de su norma fundamental relativa, tiene primacía sobre él.
En cuanto al argumento de la continua validez de las normas internas
opuestas a una obligación internacional, Kelsen señala que se trata de
una situación corriente en todo derecho. Por ejemplo, en un sistema
interno, las leyes contrarias a la CN no son nulas y sin valor ab initio;
por ello, son válidas mientras la ley no las anule.
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estén en conformidad con los principios de derecho público establecidos en
esta Constitución”.
Art. 31.- “Esta Constitución, las leyes de la Nación que en su consecuencia
se dicten por el Congreso y los tratados con las potencias extranjeras son
la ley suprema de la Nación…”.
Con relación a la jurisprudencia, resulta importante distinguir en esta etapa
tres sub-períodos, en función de dos casos principales en los que la CSJN
marcó cambios relevantes en su orientación:
A.1. La jurisprudencia anterior al caso Ekmedjián: Los artículos de la CN
transcriptos dejaban aspectos importantes sobre la jerarquía de las normas
sin resolver: ¿Qué jerarquía existía entre la CN, las leyes dictadas en su
consecuencia y los tratados?
Hasta el caso Ekmedjián, la Corte entendía que tales artículos consagraban
la superioridad de la CN sobre leyes y tratados, y que a su vez, respecto a la
relación entre éstos y aquéllas, no establecían orden de prelación alguno.
Esto es, leyes y tratados eran “ley suprema de la Nación” sin que existiera
una prioridad de rango entre ellos. En caso de conflicto, se aplicaba el
principio “ley posterior deroga ley anterior”, que si bien podía llegar a
generar alguna responsabilidad internacional por incumplimiento del
principio pacta sunt servanda, no generaba conflictos de derecho interno.
A.2. El caso Ekmedjián: En 1980 se incorpora la Convención de Viena al
derecho interno, al ser ratificada por la ley 19.895. Con ello, se ratifica la
vigencia del principio de pacta sunt servanda (Arts. 26 y 27 de la
Convención), a la vez que se consagra una excepción a la misma, receptada
por el Art. 46:
26. "Pacta sunt servanda". Todo tratado en vigor obliga a las partes y
debe ser cumplido por ellas de buena fe.
27. El derecho interno y la observancia de los tratados. Una parte no
podrá invocar las disposiciones de su derecho interno como justificación
del incumplimiento de un tratado. Esta norma se entenderá sin perjuicio
de lo dispuesto en el artículo 46. (…)
46. Disposiciones de derecho interno concernientes a la competencia para
celebrar tratados. 1. El hecho de que el consentimiento de un Estado en
obligarse por un tratado haya sido manifiesto en violación de una
disposición de su derecho interno concerniente a la competencia para
celebrar tratados no podrá ser alegado por dicho Estado como vicio de su
consentimiento, a menos que esa violación sea manifiesta y afecte a una
norma de importancia fundamental de su derecho interno…”.
En función de esta recepción normativa, en el caso Ekmedjián (1992) la
Corte cambia su orientación sosteniendo que el tratado internacional es
superior a la ley fundamentándose en dos argumentos centrales: a) uno de
Derecho Constitucional, en cuanto que recepta la doctrina según la cual los
tratados internacionales son actos complejos federales, en cuya celebración
intervienen tanto el Poder ejecutivo como el legislativo. Por lo tanto, no
pueden ser derogados por una ley del Congreso sin violar la distribución de
competencias establecida por la misma CN; b) otro de Derecho
Internacional, ya que Argentina al ser parte de la Convención de Viena no
puede alegar su derecho interno para justificar el incumplimiento de un
tratado. En palabras de la Corte: “el derecho de Viena impone al Estado
argentino asignar primacía al tratado ante un eventual conflicto con
cualquier norma interna contraria…”.
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A.3. El caso Fibracca: En este caso (1993), la Corte reiterará la doctrina del
caso Ekmedjián, pero aclarando que los tratados tienen primacía sobre el
derecho interno “una vez salvaguardados los principios de derecho público
constitucionales”, con lo cual se ajusta a lo previsto por los Arts. 27 y 31 de
la CN entonces vigente. Al afirmar esto, excluía del concepto de “derecho
interno” (mencionado en el Art. 27 de la Convención de Viena) a la
Constitución Nacional, lo cual contrariaba claramente la interpretación
prevaleciente sobre el sentido de la norma convencional.
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Barboza (1999) señala que los tratados de integración aprobados en las
condiciones descriptas (aún cuando la CN nada dice al respecto), tienen
prevalencia también sobre los tratados y concordatos comunes, y que, en
tanto delegan competencias estatales, pueden modificar indirectamente la
segunda parte de la CN (por lo que deberían estar dotados de jerarquía
constitucional).
Finalmente, es necesario mencionar los convenios internacionales
celebrados por las provincias en virtud del Art. 124. En dicho texto, se
les concede competencia a las provincias para celebrar “convenios”
internacionales, sujetos a tres condiciones: a) no deben ser
incompatibles con la política exterior de la Nación; b) no deben afectar
las competencias federales de la Nación; c) y no deben afectar el crédito
público. Estos convenios generan una serie de dudas, no resueltas de
manera unánime por la doctrina: el “conocimiento” que debe tomar el
Congreso de estos Tratados: ¿implica la necesidad de su aprobación o se
trata sólo de un mero conocimiento? ¿El Estado central se debe también
responsabilizar por el incumplimiento de los tratados firmados por las
provincias? ¿quién debe establecer la incompatibilidad del convenio con
la política exterior de la Nación?
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Bibliografías de referencia
BARBOZA, J. (1997). Derecho Internacional Público (1a Ed.). Buenos
Aires: Zavalía. Capítulos 4 a 9.
Carta de N.U. (Art. 102 y 103).
Constitución Nacional (Arts. 27, 31, 75 inc. 22 y 24, 124).
Convención de Viena de 1969 sobre el Derecho de los Tratados.
Estatuto de la CIJ (Art. 38).
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