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Carlos Skliar (n.

el 27 de junio de 1960 en Buenos Aires) es un investigador y escritor argentino, especializado en literatura, pedagogía
y filosofía. Se desempeña como Investigador Principal del CONICET de Argentina, y del Área Educación de FLACSO.1 Es reconocido
internacionalmente por sus aportes pedagógicos, filosóficos y literarios al campo de la educación.

Biografía
Se graduó en Fonoaudiología y realizó su doctorado en Fonología y Problemas de la Comunicación
Humana en la Universidad del Museo Social Argentino. Luego realizó sus estudios pos-doctorales en
la Universidad Federal Rio Grande do Sul (Brasil), donde también fue profesor, y en la Universidad de
Barcelona.
Fue Investigador Visitante del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas de Italia y del Consejo
Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Brasil; Profesor Titular de la Universidad
Nacional de Cuyo y Profesor Visitante en la Universidad Metropolitana de Santiago de Chile, en la
Universidad de Barcelona, en la Universidad de Siegen (Alemania), en la Universidad Pedagógica de
Bogotá y en la Universidad Pedagógica de Caracas.
Carlos Skliar en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
Su extensa obra combina una reflexión fronteriza entre la literatura, la pedagogía y la filosofía. Ha publicado libros que hacen de la
poética y el ensayo su principal fórmula de escritura. Desde sus inicios en el campo específico de la educación especial, su preocupación
central ha estado involucrada en las formas de vinculación pedagógica con las diferencias. Sus primeras investigaciones indagaron los
problemas en la comunicación con niños sordos, cuestión q,< ue lo ha ido encontrando comprometido con la problemática ético-política
de la alteridad en la educación. De aquí que una de sus preocupaciones fundamentales también esté centrada en el lenguaje,
particularmente en su relevancia filosófico-literaria y no psicológica, didáctica o sociológica.
Obras principales
 Primera Conjunción. Buenos Aires: Ediciones Eidán, 1982.
 La educación de los sordos. Una reconstrucción histórica, cognitiva y pedagógica. Mendoza: Editorial Universidad de Cuyo,
1997.
 ¿Y si el otro no estuviera ahí? Notas para una pedagogía (improbable) de la diferencia. Buenos Aires: Miño y Dávila Editores,
2002.
 Pedagogía (improvável) da diferença. E se o outro não estivesse aí? Rio de Janeiro: DP&A Editores, 2003.
 Intimidad y Alteridad. Experiencias con la palabra. Buenos Aires: Miño y Dávila Editores, 2005.
 La educación (que es) del otro. Argumentos y falta de argumentos pedagógicos. Buenos Aires: Novedades Educativas, 2007.
 Conmover la educación. Ensayos para una pedagogía de la diferencia. Buenos Aires: Novedades Educativas, 2008. (En
colaboración con Magaldy Téllez).
 Hilos después. Buenos Aires-Madrid: Mármol & Izquierdo Editores, 2009.
 Voz apenas. Buenos Aires: Ediciones del Dock, 2011.
 Lo dicho, lo escrito, lo ignorado. Ensayos mínimos entre educación, filosofía y literatura. Buenos Aires: Miño y Dávila Editores,
2011.
 La escritura. De la pronunciación a la travesía. Bogotá: Babel Libros, 2012.
 No tienen prisa las palabras. Barcelona: Editorial Candaya, 2012.
 Experiencias com a palavra. Rio de Janeiro: Wak Editora, 2012.
 Hablar con desconocidos. Barcelona: Editorial Candaya, 2014.
 Desobedecer a linguagem: Educar. Belo Horizonte: Autêntica Editora, 2014.
 ensinar enquanto travessia. Salvador de Bahía: EDUFA - Editora da Universidade Federal de Bahía. 2014.
 Desobedecer el lenguaje (alteridad, lectura y escritura). Buenos Aires: Miño y Dávila Editores, 2015.
 Pedagogías de las diferencias. Buenos Aires: Novedades Educativas, 2017.
 Escribir, tan solos. Madrid: Mármara editores, 2017.

Distinciones
 Mención Honorífica del Instituto de Ciencias de la Información, ICI, Buenos Aires. Motivo: Lucha por la reinvidicación de los
derechos de la comunidad sorda y la defensa y jerarquización de la lengua de señas, 1994 y 1995.
 Mención Honorífica de la Prefeitura Municipal de Porto Alegre por el trabajo realizado en Derechos Humanos y Educación,
1999.
 Premio Investigador Destaque del Estado de Rio Grande do Sul, Area Educación y Psicología, otorgado por la Fundación de
Apoyo a la Investigación del Estado de Rio Grande do Sul, FAPERGS, 2001.
 Premio Jesús Garanto Alós, a la mejor producción intelectual en lenguas de la Comunidad Europea en Educación Especial, por
el libro “¿Y si el otro no estuviera ahí? Notas para una pedagogía (improbable) de la diferencia”. Instituto de Ciencias de la
Educación, Universidad de Barcelona, 2004.
 Orden al mérito Profesor Vicente D’Abramo, en reconocimiento por la contribución al desarrollo académico, otorgada por el
Instituto Superior de Formación Docente Número 35, Monte Grande, Provincia de Buenos Aires, 2007.
 Mención Especial Presidencia de la Nación, Consejo Políticas Sociales, CONADIS, Responsabilidad y compromiso social, Día
nacional e internacional de las personas con discapacidad, Buenos Aires, 3 de diciembre de 2008.
 Tercer Premio Nacional de Ensayo de Pedagogía, Secretaría de Cultura de la Nación, República Argentina, noviembre de 2012.
Skliar, Carlos
Carlos Skliar es investigador principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de la Argentina, CONICET
e investigador del Área de Educación de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO Argentina. Realizó estudios de
posgrado en el Consejo Nacional de Investigaciones de Italia, en la Universidad de Barcelona y en la Universidad Federal de Río Grande
do Sul, Brasil. Fue coordinador del Área de Educación de FLACSO en el período 2008-2011. Actualmente coordina los cursos de
posgrado Pedagogías de las diferencias, Escrituras: creatividad humana y comunicación (junto a Violeta Serrano García), Entre cuerpos
y miradas (junto a Iván Castiblanco Ramírez) y Despatologizando diferencias (junto a Gisela Unglitoglich y Juan Vasen).
Ha escrito ensayos educativos y filosóficos, entre ellos: ¿Y si el otro no estuviera ahí? (Miño y Dávila, Buenos Aires, 2001); Habitantes
de Babel. Política y poética de la diferencia (con Jorge Larrosa, Editorial Laertes, Barcelona, 2001); Derrida & Educación (Editorial
Autêntica, Belo Horizonte, 2005); Pedagogía –improbable– de la diferencia (DP&A Editores, Río de Janeiro, 2006); La intimidad y la
alteridad. Experiencias con la palabra (Miño y Dávila, Buenos Aires, 2006); Huellas de Derrida. Ensayos pedagógicos no solicitados
(con Graciela Frigerio, Editorial del Estante, Buenos Aires, 2006); La educación –que es– del otro (Noveduc, Buenos Aires, 2007); Entre
pedagogía y literatura (con Jorge Larrosa, Miño y Dávila, Buenos Aires, 2007); Experiencia y alteridad en educación (con Jorge Larrosa,
Homo Sapiens, 2009); Conmover la educación (con Magaldy Téllez, Noveduc, Buenos Aires, 2009); Lo dicho, lo escrito y lo ignorado
(Miño y Dávila, 2011, Tercer premio nacional de ensayo); La escritura. De la pronunciación a la travesía (Babel Editora, 2012) y
Experiencias con la palabra (Wak Editora, 2012); Desobedecer a linguagem: Educar (Editora Autentica, 2014), Ensinar enquanto
travessia (EDUFBA, 2014), Pedagogías de las diferencias (Noveduc, Buenos Aires, 2017).
Es director de la colección ‘Educación: otros lenguajes’ (Miño y Dávila, con Jorge Larrosa); ‘Pensar la educación’ (Homo Sapiens, con
Andrea Brito) y ‘Filosofía de la Educación’ (Homo Sapiens). Ha publicado los libros de poemas Primera Conjunción (1981, Ediciones
Eidan), Hilos después (Mármol-Izquierdo, Buenos Aires, 2009) y Voz apenas (Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2011); participó en la
Antología de la nueva poesía argentina, organizada por Daniel Chirom (1980); de micro-relatos No tienen prisa las palabras (Candaya,
Barcelona, 2012) y Hablar con desconocidos (Candaya, Barcelona, 2014); de ensayo literario Escribir, tan solos (Mármara, Madrid,
2017).
Condujo entre 2005 y 2011 junto a Diego Skliar el programa de radio Preferiría no hacerlo, por FM La Tribu, Buenos Aires,
Argentina.

Pedagogías de las diferencias

Carlos Skliar - Noveduc - 2017

Este libro busca un lenguaje para dar a la educación un sitio peculiar dentro de las relaciones y las experiencias esenciales de la vida.
Poco parece quedar de los gestos, rostros, acciones, sonidos y silencios con que recordamos ciertos momentos que nos “hacen”, cuando
el registro se vuelve un engranaje desapasionado.

Carlos Skliar muestra ese cambio de “voz” en esta obra: de una lengua que comienza materna (por la infancia, el canto, la narración, por
su ritmo y prosodia) y que se transforma enseguida en paterna (por el patrón, la gramática, la ley, el poder). Una lengua que empieza
abierta al tiempo libre y a la que se fuerza, luego, a ser lengua del esfuerzo de la tarea, de la mercancía, del consumo. Una lengua que
pronuncia la reconstrucción de su memoria educativa en términos de gestos, rostros, textos y que luego se proyecta casi sin cuerpo, como
expresión acabada de una autoridad sumida en la planificación y la evaluación. O, si se quiere, la mutación de un lenguaje desde un
deseo de enseñar hacia un lenguaje infectado por la razón evaluadora.

LA PROVINCIA

| 19 marzo, 2015
Skliar: “incluir es tratar a cada uno como a cualquiera”

Carlos Skliar, investigador, poeta y hombre de radio conferenció en Santa Rosa y General Pico el viernes y sábado último. En nuestra
ciudad, el enriquecedor encuentro con docentes y especialistas en educación especial se enmarcó en la jornada “Cuerpo, lenguaje y
educación”, que se dictó en la Facultad de Ciencias Humanas organizado por el ISEF. …

La Reforma

Carlos Skliar, investigador, poeta y hombre de radio conferenció en Santa Rosa y General Pico el viernes y sábado último. En nuestra
ciudad, el enriquecedor encuentro con docentes y especialistas en educación especial se enmarcó en la jornada “Cuerpo, lenguaje y
educación”, que se dictó en la Facultad de Ciencias Humanas organizado por el ISEF.

Carlos Skliar es investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de la Argentina, y del Área de
Educación de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). Poeta y autor de poemas Primera conjunción (1981), Hilos
después (2009) y Voz apenas (2011), y de La intimidad y la alteridad (2006), volumen de aforismos y ensayos y, últimamente, autor de
“Hablar con desconocidos”, su marca registrada quedó grabada el viernes último en un aula de la Facultad de Ciencias Humanas de
General Pico donde llegó invitado por el Instituto de Educación Física y la Universidad Nacional de La Pampa. Alrededor de 200
personas fueron partícipes de la conferencia que giró bajo el título de “Cuerpo, lenguaje y educación” y, previamente, dialogó con los
medios de prensa locales.

“Vamos a trabajar con temas de igualdad, en imposición de objetivos destinados a las poblaciones educativas que históricamente han
sido excluidas, hay que generar derechos a todos los individuos, el tema para mí es transmitir que desde que se entra a la institución
todos deben ser tratados de la misma manera, lamentablemente el marco social no está favoreciendo que todos puedan ser vistos de la
misma manera” arrancó. Para Skliar está latente el “impacto de las marcas publicitarias acerca de qué tipo de cuerpos son los normales,
qué familia es normal y qué tipo de inteligencia es la normal, incluso diría qué tipo de clase social sería la normal, eso es lo que los
comerciales nos quieren ofrecer lo que es un desajuste entre la imagen y lo real, la imagen mediática y la imagen escolar, por eso hay
que trabajar bastante” agregó
Quitar las palabras teóricas

El conferenciante ofreció tramos de sumo valor para los concurrentes, y muchos de ellos quedaron como sentencia en la clase. Del
contacto de Skliar con los docentes y público en general surgieron definiciones contundentes. “La educación consiste en hablar acerca
de lo que nos pasa con relación al mundo, pero con nuestras propias palabras y que todo el esfuerzo suponga la búsqueda de nuestras
propias palabras. Es como si a veces cuando vamos a discutir de los grandes temas de educación, tuviéramos que decir desde dónde
vamos a hablar, a quién nos vamos a referir. Estas palabras la sacamos de tal o cual autor y esto le quita el lustre a lo mejor que tiene la
educación que es lo conversacional, es decir, una de las artes maravillosas que tiene la educación es saber conversar” señaló.

“No es cualquier conversación, pero sabemos que sin conversación no hay educación”, sostuvo. “Ha sido un slogan que el maestro es
un conversador, aquel que no es capaz de conversar con sus propias palabras y de invitar a una conversación a los demás con las palabras
de los demás, carece de una de las virtudes más artísticas, mágicas y por otro lado efímeras en que consiste el acto de educar. Esto ha
sido así desde siempre, desde las primeras instituciones pedagógicas cuando no eran escuelas, desde las primeras instituciones griegas,
en las primeras instituciones comunitarias indígenas, el arte de educar consistiría en establecer una conversación (no cualquiera) pero
una conversación en la que cada uno pudiese entrar con sus propias palabras. Por lo tanto el acto de educar es hermano del acto de
conversar que es a su vez hermano del acto de narrar”, advirtió.

El arte de conversar

“Una encrucijada, una pregunta honesta hecha para cada uno, a propósito de esta travesía que estoy intentando desarrollar a propósito
del arte de conversar, de narrar, de educar como conversación narrativa es una búsqueda de nuestras propias palabras. Y las vamos a
encontrar revisando escenas de nuestra propia formación, texto teoría no es otra cosa que su contrapartida, de alguna manera la formación.
Que lo que sugiere es que hay que abandonar sus propias palabras en nombre de las palabras autorizadas, o en nombre de las palabras
de tradición, lo que vuelve ese lenguaje técnico, un lenguaje moralista, que se sobrepone a nuestro propio lenguaje en nombre de un alto
lenguaje técnico especializado, como si la formación evitara la conversación, la narrativa, no solo las propias palabras”, siguió.
“La educación es una señal, un aviso, un anuncio de que este mundo así como está necesita ser cuidado, resguardado, mirar el futuro, no
contemplarse, crear un espíritu que cuente el mundo de otra manera. Propongo o sugiero cómo alguno de nosotros pensamos en hacer
esta travesía a través de una educación cuyo sustrato sea una conversación acerca de qué hacer con el mundo en función de nuestras
propias palabras. Y esta travesía propone cinco estaciones, lugares, palabras, ideas que no dejan de ser las mismas que nos preocupan a
todos. Pero que al mismo tiempo intentaremos darles otros sentidos, otras tonalidades encontrando nuestras propias palabras para poder
conversar sobre esto. Para pensar seriamente la cuestión de la inclusión la palabra es nuestra o es ajena”, expuso.

Cuestión de amor

“En qué momentos usamos la palabra inclusión en nuestra vida cotidiana?”m se preguntó. “Si realmente hay un vinculo, un afecto, hay
ciertas palabras que no usamos. Por ejemplo la palabra igualdad, esta palabra aparece cuando se termina el amor, y la educación es una
relación amorosa, en ese caso el lenguaje queda afectado por la relación, no por la disciplina. Entonces, por qué ponemos estas palabras
en medio de nuestras prácticas educativas, las ponemos para conversar apenas entre pares para designar a los impares, a los desiguales,
es con ellos que no podemos conversar. Y entonces utilizamos palabras de moda que nada tienen que ver con nuestras relaciones de
afecto, con nuestras relaciones de amistad, a ningún amigo se le dice la palabra inclusión, a ningún amigo a riesgo de perder la amistad
se le dice la palabra diversidad”, definió.

“La cuestión no es lo que se dice, sino de quien habla. La palabra depende de la boca que la pronuncia. Cada palabra en la boca de cada
uno resuena de otra manera, por lo tanto no es la palabra sino el cuerpo que la enuncia. Entonces, ¿cuál es el lenguaje entre vos y yo en
el momento que estamos haciendo cosas juntos, cuál es ese lenguaje? Qué pasa que en la vida cotidiana las escuelas no han revisado,
qué pasa que en nuestra formación no llevamos lo material de la vida cotidiana para analizarlo, discutirlo, analizarlo de otro modo, de
otro contexto y poder intervenir sobre esto. Y así, la primera estación, en ese ejercicio de diferenciar vida cotidiana con utopía, o con
gran relato, cualquier palabra suena totalmente distinta” dijo.

“La primera estación es detenernos en la palabra igualdad, empiezo por acá porque quiero proponer que esa vida cotidiana en las escuelas
pase a ser conversacional, narrativa, expresiva en sus propias palabras. Es como si se tuviera que pensar en cinco cosas para conversar,
quitar el artificio de la palabra y ponerla en relación. Esa igualdad de la que quiero hablar no es una igualdad de promesa, no es la que
promete el sistema educativo, no es la igualdad final como resultado. Si hay algo a lo que se pueda llamar igualdad será una igualdad
primera, una igualdad inicial, el maestro es un igualador, no tiene que ver con la homogeneidad, ni con creer que todos somos iguales”,
sostuvo.

Iguales entre sí

“No se puede prometer una igualdad en el sistema educativo sostenido en una enorme cantidad de desigualdades sutiles, pequeñas, o
monstruosas. Por lo tanto la igualdad se genera con un gesto inicial o no existe. Es aquel maestro capaz de llegar a un lugar, mirar a la
gente que está alrededor y considerarlo como iguales entre sí a él en la posibilidad de enseñar y aprender el mundo. Pero no porque crea
que somos idénticos, equivalente, no porque crea que lo que yo pienso todos lo piensan, lo que yo siento se siente, sino porque creo el
ámbito para poder conversar. Si yo no miro como igual, es muy difícil que pueda escuchar. Si yo no hago este primer gesto no hay caso,
pero no hagamos esto de la igualdad inicial un artificio, que seamos iguales significa que tengo la posibilidad de decir que no pensamos
iguales. En esta conversación estoy hablando de una mirada de igualdad, de un gesto que cualquier profesor que se precie de tal debe
instalar inmediatamente al comenzar un vínculo pedagógico”, instruyó.

“La igualdad no es pensar que tenés que estar a mi altura, es dar la libertad para que vos puedas, como vos puedas. Incluir se pensó en
términos de te incluyo para que estés a mi altura, para que leas como yo, hables como yo, aprendas como yo, escribas como yo. Es
invitarte solo a mi lengua, a mi pensamiento, solo a mi altura. La cosa no es estar a la altura, sino valer la pena. Y eso significa que algo
de lo que se nos escapa, algo de lo finito, es decir que probablemente termine, no siga durante toda la vida, que nos desencontremos y
eso hace que valga la pena. Entonces el vínculo educativo estaría emparentado más con la expresión valer la pena que con estar a la
misma altura”, siguió.

“Nosotros estamos para generar gestos de igualdad, pero ¿la igualdad para qué? Para lo que más importa de la educación que es su
carácter público y no hablo de la escuela pública, sino lo público de la escuela, es decir en un mundo cada vez más individualista,
capitalista la escuela es el único lugar o último lugar para generar la sensación, la posibilidad de lo común entre nosotros, pero no como
lo universal, lo común lo de la comunidad, lo que crea comunión, lo que se pueda poner en común sólo se logra con un gesto inicial de
igualdad. La discapacidad es natural, el maestro es el que va contra ese orden natural de las cosas. Lo interrumpe, aquí somos iguales,
por eso es público, por eso es común, por eso la igualdad. La escuela es el último reducto donde se puede poner en común para estar
contra el orden natural de las cosas, sino ya está, si no podemos interrumpir ese orden ya está, pero no en el discurso, en lo cotidiano,
por eso los maestros deben interrumpir en el orden natural de las cosas” dijo.

Pedagogía del instante

“Al mismo tiempo que estamos pensando en esa igualdad primera, en esa igualdad a primera vista, en esa igualdad de lo común contra
el orden natural de las cosas tenemos que pensar o decidir con qué tiempo o idea de tiempo vamos a plantearnos esas conversaciones.
¿Por qué el tiempo, el educar se da en tiempo libre o tiempo de trabajo?, tenemos la idea de que toda pedagogía es cronológica. Algo
que aprendí en una pedagogía muy rara, muy poco frecuente, otras un poco laterales, que no centran su discusión acentuada sobre lo
educativo sino que hacen sus cosas. Yo me he encontrado en los últimos años trabajando, colaborando con educadores sin fronteras,
trabajan una idea muy rara que se llama la pedagogía del instante. La pedagogía del instante es que no sé si mañana te voy a ver, es que
no sé si mañana vas a estar aquí, es que no se si mañana vas a estar vivo, no sé si mañana yo voy a estar aquí, no sé si va a estar esta
tienda, esta carpa, este espacio. Quizás tengamos que ir para otro lado, y la pedagogía del instante lo que ha entendido perfectamente es
que nada se posterga, todo lo que tenemos lo ponemos en el momento, de alguna manera es como si pensáramos que el instante lo es
todo”, afirmó.

La tercera estación

“Si estoy hablando de una igualdad primera, sostenida en el tiempo que intenta retratar el instante y no la cronología, el enseñar es mi
responsabilidad y el aprender es tuyo. Yo me hago cargo de lo que te enseño y vos te hacés cargo de lo que aprendés. Enseñar, palabra
que proviene del término insignare, ofrece signos para que la gente haga lo que pueda, el que enseña ofrece signos todo el tiempo para
otro que lo va a descifrar a su tiempo y a su modo, no a mi tiempo y a mi modo. En la vida cotidiana es todo lo contrario,‘que se aprende
sino lo que se enseña, en qué tiempo en el mío”, señaló.

La palabra cualquiera: para mí vos sos cualquiera, ¿qué quiere decir esto? Que en realidad mi ofrecimiento de enseñanza está dirigida a
cualquiera, lo que tengo para decir, lo que tengo para contar, lo que quiero ir a buscar, lo que ofrezco no es para nadie en particular, si
de alguna manera se entiende la idea, esta idea de cualquiera es la idea de igualdad más genuina, es decir tratarte como cualquiera, no
que seas una mujer cualquiera, lo que le da a esto un carácter horrible, sino verte como a cualquiera, porque a cualquiera le doy lo que
tengo. Claro que algunos me han dicho “ahí volvió el Carlos religioso”, haz el bien sin mirar a quién y tantas otras cosas. No, es que
cualquiera podría ser capaz de tomar lo que tengo para ofrecer, una buena justificación es esa que se dirige a cualquiera, cualquiera
entendido como, efectivamente, todo sujeto que comparta un ambiente de enseñanza conmigo, sos cualquiera, yo soy cualquiera, puedo
ser yo, puede ser cualquier otro”, instruyó.

“De educación común en proyectos es que me hubiera gustado que me trataran como cualquiera. Cuando vienen de proyectos tan
específicos tan destacados, tan de que no sos como cualquiera, sos un sujeto tan determinado que no vas a ser nunca cualquiera y esto
en educación especial ha pasado. Pero ha pasado todo el tiempo a los sujetos de educación especial, no pudieron ser cualquier sujeto.
Pero vamos al otro extremo, los sujetos de educación común no pudieron nunca, son singulares, son cualquiera en otro sentido, a tal
punto que no sé ni cómo se llama, pasan todo el tiempo como cualquiera, desapercibidos, en ese otro sentido de cualquieridad, anónimos
directamente, me parece que la inclusión juega entre una imagen y la otra, hay momentos en los que estoy con cualquiera y hay momentos
que estoy con cada uno”, avanzó.

“La igualdad primera, con el tiempo del instante, separando la enseñanza del aprendizaje dirigida a cualquiera, y la última estación es lo
que podría llamar la pasión por la singularidad. Quiero saber de vos, qué es lo tuyo, qué es lo que te hace diferente de los demás, es como
si al mismo tiempo que pensara la igualdad pensara también la diferencia, como singularidad. Y aquel maestro que no siente pasión por
la singularidad se está perdiendo de algo, se pierde lo importante el relato que cada uno tiene para ofrecer y que muchos no ofrecen
porque no son escuchados, o porque no son considerados sujetos singulares. Se está perdiendo cierta pasión por las vidas singulares,
pero en el contexto de la igualdad, no en el protagonismo desmedido, no las primeras figuras, es decir, en un tiempo y un instante es
decir aprendizaje y enseñanza dirigiéndose a cualquiera y sintiendo finalmente esa pasión por lo singular, por cada vida que merece ser
narrada y por lo tanto escuchada”, concluyó

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