Vous êtes sur la page 1sur 1

FICHA n° 7

Fernanda Araya Santander

White, M. & Epston, D. (1993). Medios narrativos para fines terapéuticos. Barcelona: Paidós.

Foucault señala que el poder es constitutivo o determinante de la vida de las personas y, en sus
estudios sobre el poder moderno, comprende que la cualidad expansiva de este se debe al progreso de
la construcción de aquellos conocimientos que proponen la verdad. Por lo que, poder y conocimiento se
encontrarían fuertemente imbricados el uno del otro. Además, sostiene que el aislamiento en que se
encuentran determinados conocimientos respecto a conocimientos discontinuos que circulan a su
alrededor, es lo que inviste a sus discursos con el efecto del poder.
White sostiene que las personas organizan sus problemas de dos formas: (a) en que el problema
tiene vida propia y las personas que componen la familia no advierten como su sistema va
evolucionando progresiva y direccionalmente a través de las definiciones de las que van dotando al
problema; y (b) por la analogía del texto, que propone la idea de que los relatos o narraciones que viven
las personas determinan su interacción y su organización, y que la evolución de las vidas y relaciones
se produce a partir de la representación de tales relatos o narraciones. La estructura de la narración se
hace tomando en cuenta los relatos o detalles que encajan con el relato dominante. Esta narración de la
experiencia depende del lenguaje y al usar el lenguaje nos comprometemos con discursos culturalmente
asequibles que se consideran apropiados y relevantes para la expresión o representación de
determinados aspectos de la experiencia, por lo que, los discursos de verdad de los conocimientos
unitarios y globales contribuyen significativamente a la mediación de comprensión y a la constitución
de las personas y de sus relaciones.
White y Epston toman la noción/análisis de poder de Foucault y la analogía del texto para
sostener que las técnicas de poder que incitan a las personas a constituir sus vidas a través de la verdad
pueden cuestionarse recurriendo a la externalización del problema, la cual consiste en convertir al
problema en una entidad separada de la persona o a la relación que se le atribuye. La externalización
del problema ayuda a las personas a identificar los conocimientos unitarios y los discursos de verdad a
las que están sometidas, y liberarse de ellos abriendo un espacio para la identificación y la circulación
de conocimientos alternativos o subyugados
White y Epston proponen un tipo de terapia y análisis de los problemas que viene a dar
respuesta a las críticas de los enfoques positivistas y a incluir nuevos objetos de análisis como lo son el
poder y los discursos dominantes con que las personas se identifican. Sin embargo, no basta con la
inclusión de análisis de estructuras de poder y discursos dominantes para lograr que la persona haga un
cambio por medio de la circulación de nuevos conocimientos o a través de la externalización del
problema. Los procesos que se dan en la consulta -en un ambiente que debe ser seguro y cómodo- para
el/la paciente, muchas veces no representan los contextos a los que las/os mismas/os pacientes (y sus
familias) deben volver, contextos que pueden ser vulnerables y que son la representación material de
todo lo que se excluye de las prácticas de los discursos dominantes, porque no basta con cambiar la
concepción de una persona con respecto a problemas como discriminación por estructuras sociales,
culturales y capitales también es necesario hacer un cambio a nivel social/comunitario y a niveles que
abarquen mayores sistemas que la familia.

Vous aimerez peut-être aussi