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Filosofía Medieval
Santo Tomás de Aquino
2. Introducción.................................................................................................................................................................... 2
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1. Contenidos para la EBAU:
1. Resumen
2. Tema (síntesis teórica o doctrinal): Las vías y su estructura
lógica
2. Introducción
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2.1 Breve biografía de Santo Tomás
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2.2 Principales obras de Santo Tomás
Santo Tomás escribe su obra entre 1252 y 1272. En esos veinte años desarrolla una ingente actividad productiva
cuya máxima expresión es la "Suma Teológica", pero que está plagada de numerosas y pequeñas obras en forma de
comentarios, "cuestiones libres" y "cuestiones disputadas".
- "De ente et essentia". (Sobre el ente y la esencia) . Escrito en París antes de ser maestro en Teología. Una pequeña
obra fundamental para conocer la teoría del ser de Sto. Tomás.
- "De principiis naturae". (Sobre los principios de la naturaleza). Consideraciones sobre la naturaleza basadas en los
libros I y II de la Física de Aristóteles.
- "De Veritate". (Cuestión disputada sobre la verdad).
- "Suma Contra Gentiles". (Comenzada en París)
Llamamos Edad Media al periodo de la historia que comienza con la caída del imperio romano de occidente, el
año 476, y termina en el siglo XV (para unos, tomando como referencia la conquista de Constantinopla por los turcos en
1453; para otros, el descubrimiento de América en 1492). La Edad
Media se suele dividir, a su vez, en dos periodos: la llamada Alta
Edad Media, entre los siglos V y X, y la Baja Edad Media, de los
siglos XI a XV.
Tras la caída del Imperio Romano occidental, se produce
una lenta evolución que conducirá a Europa hacia el feudalismo. La
práctica desaparición de la actividad comercial provocará la
ruralización y el empobrecimiento de la población, así como su
disminución. En este cambio adquiere una especial relevancia el
desarrollo del islamismo ya que, a partir del siglo VIII, el control de las
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rutas comerciales del mediterráneo queda bajo su hegemonía, lo que provocará el desplome de la actividad comercial de
los países cristianos, con el consiguiente abandono de las ciudades costeras, reduciéndose la actividad económica a la
propia de una agricultura de subsistencia.
El feudalismo se caracterizará por el desarrollo de una actividad económica centrada en la explotación agrícola
de subsistencia y la organización social en tres clases: "laboratores", "oratores" y "bellatores" (trabajadores, clérigos y
guerreros). El poder político se disputa entre el clero y los señores de la guerra, lo que constituirá una de las
características de la Edad Media: las luchas entre el papado y los poderes civiles por el ejercicio y control del poder
político.
A lo largo del siglo XI los burgos (fortalezas militares) y las ciudades (sedes episcopales) se irán perfilando como
centros administrativos y políticos sobre los que se irá asentando de nuevo el desarrollo del comercio. Así, a las
tradicionales clases de los monjes, caballeros y campesinos se irán sumando los artesanos y los burgueses, afincados en
las ciudades. Las ciudades se revitalizan y los comerciantes se agrupan en los burgos y las zonas marítimas donde se
encontraban los enclaves de las antiguas rutas comerciales.
Por otra parte, esta nueva clase de burgueses expresará su religiosidad creando cofradías adheridas a una
parroquia o convento, lo que se plasmará tanto en la buena acogida que las nuevas órdenes mendicantes, franciscanos y
dominicos, (afincadas en la ciudad y no en el campo) obtienen en las ciudades, como en la construcción de las catedrales
góticas del siglo XIII. El arte gótico, que se irradia al resto de Europa desde Francia, queda reflejado principalmente en la
arquitectura. Las catedrales de Chartres, Reims, Amiens, París y Beauvais son un claro exponente del gótico de la época
clásica.
Igualmente, el desarrollo de la cultura optará por cauces ajenos a
la formación clerical anterior, y se crearán las Escuelas municipales y las
Universidades. Entre las universidades, será la de París la que alcance
mayor prestigio, seguida por las de Bolonia y Oxford. En ellas, estudiantes
procedentes de toda Europa seguirán las enseñanzas de los profesores
más reputados de la época, en disciplinas como teología, derecho o
ciencias naturales. Otro aspecto destacable es la actividad de la
universidad de Oxford, de carácter científico-empirista, con Roberto
Grosseteste y Roger Bacon como destacados representantes. La actividad
cultural, por lo demás, a través de las escuelas de traductores, amplía su
campo de intereses y conocimientos, al rescatar una gran parte de la
producción grecolatina y árabe que había permanecido desconocida para
los europeos a lo largo de la Alta Edad Media. Serán, precisamente, por
ejemplo, las traducciones de la obra de Aristóteles de Guillermo de
Moerbeke, directamente del griego al latín, las que utilice Santo Tomás
para acceder al conocimiento del pensamiento de su maestro e inspirador
en filosofía.
La actividad
filosófica, con el auge de
las universidades,
abandona definitivamente
el entorno eclesiástico y
los problemas que les ocupan empiezan a trascender el marco teológico
para ir dejando paso a la autonomía de una razón que se reclama capaz
de tratar las cuestiones filosóficas. Una muestra de ello será el declive de
las posiciones agustinianas en el mismo seno de la Iglesia, sustituidas
rápidamente por las nuevas posiciones de Alberto Magno y Santo Tomás
de Aquino, inspiradas en la filosofía aristotélica, cuyo avance es una de
las características de la filosofía en el siglo XIII. Entre los defensores de
posiciones aristotélicas
radicales destacarán los
llamados averroístas
latinos. Será precisamente
en la universidad de París
en donde tengan lugar los más acerbos enfrentamientos entre las
posiciones defendidas por unos y otros.
En la difusión y aceptación del pensamiento de Aristóteles habría
que destacar la actividad de los filósofos cordobeses Averroes y
Maimónides. Averroes, con sus comentarios a las obras de Aristóteles se
convertirá en el filósofo de referencia de los aristotélicos, incluido santo
Tomás. Por su parte, Maimónides, con la Guía de descarriados, en la que
se propone asentar las creencias judías sobre bases aristotélicas,
adoptará posiciones sobre la relación entre la razón y la fe similares a las
de Santo Tomás.
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La relación entre la razón y la fe:
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2.4 Ideas generales sobre la filosofía de Santo Tomás
La metafísica tomista
La teoría de la sustancia:
Igualmente la sustancia es identificada con la entidad concreta y particular, constituida por un compuesto indisoluble de
materia y forma. En cuanto tal, es el modo privilegiado de ser, el sujeto en el que se dan los accidentes, las formas de ser
que no son sujeto sino que se dan en un sujeto. Acepta, por lo tanto, la misma ordenación de las categorías accidentales
que Aristóteles: cantidad, cualidad, relación, lugar, tiempo, posición, estado, acción y pasión.
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La teoría del acto y la potencia:
También con Aristóteles compartirá la distinción entre ser en acto y ser en potencia. Por ser en acto se refiere,
con Aristóteles, a la sustancia tal como en un momento determinado se nos presenta y la conocemos; por ser en potencia
entiende el conjunto de capacidades o posibilidades de la sustancia para llegar a ser algo distinto de lo que actualmente
es. Un niño tiene la capacidad de ser hombre: es, por lo tanto, un niño en acto, pero un hombre en potencia. Es decir, no
es un hombre, pero puede llegar a serlo.
Santo Tomás recurre a la teoría neoplatónica de los grados del ser, estableciendo una jerarquía que va de los
seres inanimados a Dios, pasando por los seres vegetativos, los sensitivos y los racionales, en el mundo material, y por
los ángeles en las esferas celestes. Recurre también a las teorías platónicas de la participación y la causalidad ejemplar:
los seres contingentes reciben la existencia de Dios, por lo que su existencia participa de alguna manera de la existencia
de Dios, el único ser necesario, lo que conduce a Sto. Tomás a similares dificultades a las que la teoría de la participación
había conducido a Platón, aunque ahora en un plano más estrictamente teológico.
1. Si uno de los contrarios es infinito, el otro queda totalmente anulado. Esto es lo que sucede con el nombre
Dios al darle el significado de bien absoluto. Pues si existiese Dios, no existiría ningún mal. Pero el mal se da
en el mundo. Por lo tanto, Dios no existe.
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2. Más aún. Lo que encuentra su razón de ser en pocos principios, no se busca en muchos. Parece que todo
lo que existe en el mundo, y supuesto que Dios no existe, encuentra su razón de ser en otros principios; pues
lo que es natural encuentra su principio en la naturaleza; lo que es intencionado lo encuentra en la razón y
voluntad humanas. Así, pues, no hay necesidad alguna de acudir a la existencia de Dios.
Solución. Hay que decir: La existencia de Dios puede ser probada de cinco maneras distintas.
1) La primera y más clara es la que se deduce del movimiento. Pues es cierto, y lo perciben los sentidos, que
en este mundo hay movimiento. Y todo lo que se mueve es movido por otro. De hecho nada se mueve a no
ser que, en cuanto potencia, esté orientado a aquello por lo que se mueve. Por su parte, quien mueve está en
acto. Pues mover no es más que pasar de la potencia al acto. La potencia no puede pasar a acto más que por
quien está en acto. Ejemplo: El fuego, en acto caliente, hace que la madera, en potencia caliente, pase a
caliente en acto. De este modo la mueve y cambia. Pero no es posible que una cosa sea lo mismo
simultáneamente en potencia y en acto; sólo lo puede ser respecto a algo distinto. Ejemplo: Lo que es
caliente en acto, no puede ser al mismo tiempo caliente en potencia, pero sí puede ser en potencia frío.
Igualmente, es imposible que algo mueva y sea movido al mismo tiempo, o que se mueva a sí mismo. Todo lo
que se mueve, necesita ser movido por otro. Pero si lo que es movido por otro se mueve, necesita ser movido
por otro, y éste por otro. Este proceder no se puede llevar indefinidamente, porque no se llegaría al primero
que mueve, y así no habría motor alguno pues los motores intermedios no mueven más que por ser movidos
por el primer motor. Ejemplo: un bastón no mueve nada si no es movido por la mano. Por lo tanto, es
necesario llegar a aquel primer motor al que nadie mueve. En éste, todos reconocen a Dios.
2) La segunda es la que se deduce de la causa eficiente. Pues nos encontramos que en el mundo sensible
hay un orden de causas eficientes. Sin embargo, no encontramos, ni es posible, que algo sea causa eficiente
de sí mismo, pues sería anterior a sí mismo, cosa imposible. En las causas eficientes no es posible proceder
indefinidamente porque en todas las causas eficientes hay orden: la primera es causa de la intermedia; y
ésta, sea una o múltiple, lo es de la última. Puesto que, si se quita la causa, desaparece el efecto, si en el
orden de las causas eficientes no existiera la primera, no se daría tampoco ni la última ni la intermedia. Si en
las causas eficientes llevásemos hasta el infinito este proceder, no existiría la primera causa eficiente; en
consecuencia no habría efecto último ni causa intermedia; y esto es algo absolutamente falso. Por lo tanto, es
necesario admitir una causa eficiente primera. Todos la llaman Dios.
3) La tercera es la que se deduce a partir de lo posible y de lo necesario. Y dice: Encontramos que las cosas
pueden existir o no existir, que pueden ser producidas o destruidas, y consecuentemente es posible que
existan o que no existan. Es imposible que las cosas sometidas a tal posibilidad existan siempre, pues lo que
lleva en sí mismo la posibilidad de no existir, en un tiempo no existió. Si, pues, todas las cosas llevan en sí
mismas la posibilidad de no existir, hubo un tiempo en que nada existió. Pero si esto es verdad, tampoco
ahora existiría nada, puesto que lo que no existe no empieza a existir más que por algo que ya existe. Si,
pues, nada existía, es imposible que algo empezara a existir; en consecuencia, nada existiría; y esto es
absolutamente falso. Luego no todos los seres son sólo posibilidad; sino que es preciso algún ser necesario.
Todo ser necesario encuentra su necesidad en otro, o
no la tiene. Por otra parte, no es posible que en los seres necesarios se busque la causa de su necesidad
llevando este proceder indefinidamente, como quedó probado al tratar las causas eficientes (núm. 2). Por lo
tanto, es preciso admitir algo que sea absolutamente necesario, cuya causa de su necesidad no esté en otro,
sino que él sea causa de la necesidad de los demás. Todos le dicen Dios.
4) La cuarta se deduce de la jerarquía de valores que encontramos en las cosas. Pues nos encontramos que
la bondad, la veracidad, la nobleza y otros valores se dan en las cosas. En unas más y en otras menos. Pero
este más y este menos se dice de las cosas en cuanto que se aproximan más o menos a lo máximo. Así,
caliente se dice de aquello que se aproxima más al máximo calor. Hay algo, por tanto, que es muy veraz, muy
bueno, muy noble; y, en consecuencia, es el máximo ser; pues las cosas que son sumamente verdaderas,
son seres máximos, como se dice en II Metaphys. Como quiera que en cualquier género, lo máximo se
convierte en causa de lo que pertenece a tal género -así el fuego, que es el máximo calor, es causa de todos
los calores, como se explica en el mismo libro-, del mismo modo hay algo que en todos los seres es causa de
su existir, de su bondad, de cualquier otra perfección. Le llamamos Dios.
5) La quinta se deduce a partir del ordenamiento de las cosas. Pues vemos que hay cosas que no tienen
conocimiento, como son los cuerpos naturales, y que obran por un fin. Esto se puede comprobar observando
cómo siempre o a menudo obran igual para conseguir lo mejor. De donde se deduce que, para alcanzar su
objetivo, no obran al azar, sino intencionadamente. Las cosas que no tienen conocimiento no tienden al fin sin
ser dirigidas por alguien con conocimiento e inteligencia, como la flecha por el arquero. Por lo tanto, hay
alguien inteligente por el que todas las cosas son dirigidas al fin. Lo llamamos Dios.
2. A la segunda hay que decir: Como la naturaleza obra por un determinado fin a partir de la dirección de
alguien superior, es necesario que las obras de la naturaleza también se reduzcan a Dios como a su primera
causa. De la misma manera también, lo hecho a propósito es necesario reducirlo a alguna causa superior que
no sea la razón y voluntad humanas; puesto que éstas son mudables y perfectibles. Es preciso que todo lo
sometido a cambio y posibilidad sea reducido a algún primer principio inmutable y absolutamente necesario,
tal como ha sido demostrado (sol.)” (Tomás de Aquino, Suma de Teología, I, q. 2, artículo 3, trad. J. Martorell
Capó, Madrid, B.A.C., 1994, pp. 110-113).
“4) La cuarta se deduce de la jerarquía de valores que encontramos en las cosas (...). Como quiera que en cualquier
género, lo máximo se convierte en causa de lo que pertenece a tal género - así el fuego, que es el máximo calor, es causa
de todos los calores, como se explica en el mismo libro-, del mismo modo hay algo que en todos los seres es causa de su
existir, de su bondad, de cualquier otra perfección. Le llamamos Dios.
5) La quinta se deduce a partir del ordenamiento de las cosas. Pues vemos que hay cosas que no tienen conocimiento,
como son los cuerpos naturales, y que obran por un fin. Esto se puede comprobar observando cómo siempre o a menudo
obran igual para conseguir lo mejor. De donde se deduce que, para alcanzar su objetivo, no obran al azar, sino
intencionadamente. Las cosas que no tienen conocimiento no tienden al fin sin ser dirigidas por alguien con conocimiento
e inteligencia, como la flecha por el arquero. Por lo tanto, hay alguien inteligente por el que todas las cosas son dirigidas al
fin. Le llamamos Dios” (Santo Tomás de Aquino, Suma de Teología).
Texto 3 selectividad septiembre 2011
“Si en las causas eficientes llevásemos hasta el infinito este proceder, no existiría la primera causa eficiente; en
consecuencia no habría efecto último ni causa intermedia; y esto es algo absolutamente falso. Por lo tanto, es necesario
admitir una causa eficiente primera. Todos la llaman Dios.
La tercera es la que se deduce a partir de lo posible y de lo necesario. Y dice: Encontramos que las cosas pueden existir o
no existir, que pueden ser producidas o destruidas, y consecuentemente es posible que existan o que no existan. Es
imposible que las cosas sometidas a tal posibilidad existan siempre, pues lo que lleva en sí mismo la posibilidad de no
existir, en un tiempo no existió. Si, pues, todas las cosas llevan en sí mismas la posibilidad de no existir, hubo un tiempo
en que nada existió. Pero si esto es verdad, tampoco ahora existiría nada, puesto que lo que no existe no empieza a
existir más que por algo que ya existe. Si, pues, nada existiría, es imposible que algo empezara a existir; en
consecuencia, nada existiría; y esto es absolutamente falso. Luego no todos los seres son sólo posibilidad; sino que es
preciso algún ser necesario. Todo ser necesario encuentra su necesidad
en otro, o no la tiene. Por otra parte, no es posible que en los seres necesarios se busque la causa de su necesidad
llevando este proceder indefinidamente, como quedó probado al tratar las causas eficientes (núm. 2). Por lo tanto, es
preciso admitir algo que sea absolutamente necesario, cuya causa de su necesidad no esté en otro, sino que él sea causa
de la necesidad de los demás. Todos le dicen Dios.” (STO. TOMÁS DE AQUINO, Suma de Teología ).
Ejemplo de resumen:
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Texto:
“4) La cuarta se deduce de la jerarquía de valores que encontramos en las cosas (...). Como quiera que en cualquier
género, lo máximo se convierte en causa de lo que pertenece a tal género - así el fuego, que es el máximo calor, es causa
de todos los calores, como se explica en el mismo libro-, del mismo modo hay algo que en todos los seres es causa de su
existir, de su bondad, de cualquier otra perfección. Le llamamos Dios.
5) La quinta se deduce a partir del ordenamiento de las cosas. Pues vemos que hay cosas que no tienen conocimiento,
como son los cuerpos naturales, y que obran por un fin. Esto se puede comprobar observando cómo siempre o a menudo
obran igual para conseguir lo mejor. De donde se deduce que, para alcanzar su objetivo, no obran al azar, sino
intencionadamente. Las cosas que no tienen conocimiento no tienden al fin sin ser dirigidas por alguien con conocimiento
e inteligencia, como la flecha por el arquero. Por lo tanto, hay alguien inteligente por el que todas las cosas son dirigidas al
fin. Le llamamos Dios” (Santo Tomás de Aquino, Suma de Teología).
Resumen (mío)
En este fragmento, que pertenece al artículo tercero de la segunda cuestión de la primera parte
de su obra Suma de teología, Santo Tomás de Aquino aborda el problema de la existencia de Dios, en Tema
particular, a través de dos de sus demostraciones, a saber, la cuarta y la quinta vía.
En primer lugar tenemos la cuarta vía en la que Santo Tomás deduce la existencia de Dios como
ser perfectísimo. Para ello el autor argumenta que podemos observar distintos grados de perfección en
todo lo que existe y que estos grados se determinan en función de un máximo que los causa. A este
máximo lo identifica con Dios. En segundo lugar encontramos la quinta vía en la que Santo Tomás Ideas
deduce la existencia de Dios en tanto que inteligencia ordenadora del universo. Para ello el autor parte de
del hecho de que la naturaleza actúa como si estuviera dirigida hacia el cumplimiento de un determinado
fin. Dado que no podemos atribuir a la naturaleza inteligencia en sentido estricto, Santo Tomás considera
que es Dios el que imprime a la naturaleza la capacidad de realizar dicho comportamiento teleológico.
Mediante estas ideas Santo Tomás pretende contribuir a la solución de uno de los problemas
más importantes que se debatían en la Edad Media, a saber, si Dios existe o no. Para ello, desarrolla una Relación
argumentación filosófica racional que parte de la observación de los fenómenos sensibles hasta llegar a de ideas
explicar su último fundamento en Dios, como vemos en las dos vías que recoge el texto.
Texto:
El problema que el texto plantea es si existe o no Dios, pues se parte de una seria objeción, que
no es de Santo Tomás, sino que podrían plantar razonablemente muchas personas. Tema
El autor afirma después que la existencia de Dios se puede probar de cinco modos y se expone
aquí el quinto, basado en la finalidad y orden que hay en el mundo. Hay seres carentes de inteligencia Ideas
que obran persiguiendo un fin y eso sólo puede explicarse por una causa inteligente que las dirija; a ésta
llamamos Dios.
Pero el texto comienza como decíamos, con una dificultad: la existencia del mal parece
contradecir la de Dios (Bien absoluto), pues un contario infinito anularía al otro. La respuesta de Santo Relación
Tomás a esa objeción se apoya en San Agustín y considera que el mal no se opone radicalmente al bien de ideas
y que Dios lo permite para sacar de él un bien mayor.
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4. TEMA: Las vías y su estructura lógica
Las cinco vías de Santo Tomás son cinco argumentos para demostrar que Dios existe. A lo largo de su vida,
Santo Tomás trató muchas veces este el problema, por ejemplo, en el libro 1º de la Suma contra gentiles, pero el texto
más famoso, que ahora comentamos, pertenece a la Suma teológica. La cuestión de la existencia de Dios pertenece a la
primera parte de esta obra. En la cuestión primera de esta parte Santo Tomás comienza explicando qué es la teología. En
la cuestión segunda trata el problema fundamental de la teología: si hay Dios. Esta cuestión se desarrolla en tres
artículos. En el artículo primero, Santo Tomás se pregunta si la existencia de Dios es o no evidente y concluye que no lo
es y que puede ser objeto de demostración. En el artículo argumenta que tal existencia es demostrable racionalmente. En
el artículo tercero, al que pertenece el texto, expone cinco argumentos a favor de que Dios existe, llamadas habitualmente
vías para la demostración de la existencia de Dios.
Respecto a los dos artículos anteriores al tercero lo más importante es la distinción que Santo Tomás introduce
entre demostración quia (del efecto a la causa) y demostración propter quid (deducción a partir de la esencia o concepto
de algo). Para este segundo tipo de demostración es necesario conocer qué es algo, su esencia, para derivar otro
conocimiento sobre ese algo. Para Santo Tomás este tipo de demostración no es posible acerca de la existencia de Dios
porque no tenemos un conocimiento suficiente de su esencia. Así, Santo Tomás rechaza el argumento ontológico de San
Anselmo de Canterbury, en se concluye que Dios existe partiendo de su definición de como ser perfecto: Si Dios es
perfecto tiene que existir, porque si no, no sería perfecto. Sólo queda, pues, la demostración quia. Este tipo de
demostración tiene como presupuesto que existe el mundo, el cual tiene que tener una causa. De esta manera aparece la
cuestión de la causa última, que será identificada con Dios.
La Suma Teológica fue elaborada por Santo Tomás como un libro de texto para sus estudiantes de teología. Se
trata de un texto de 1266, cuando Santo Tomás se encuentra en un periodo de transición desde un agustinismo
avicenizado hacia un aristotelismo averroísta. Esto explica la presencia de elementos aristotélicos y platónicos en las vías.
Por ejemplo, la primera vía es aristotélica, ya que se basa la teoría del movimiento de Aristóteles, según la cual el
movimiento es el paso de la potencia al acto. La cuarta vía es platónica, ya que se basa en la idea causa tal como la
concibió Platón: lo máximamente perfecto es causa de los distintos grados de perfección que observamos en las cosas.
Asimismo en la tercera vía, encontramos conceptos de la filosofía de Avicena, como los de posible y necesario. A pesar
de estas influencias distintas, las cinco vías tienen una estructura lógica común que se resume en cuatro pasos:
El primer paso es siempre algo que se constata por los sentidos. Dado que se trata de una argumentación quia
(del efecto a la causa), hay que partir de los efectos y luego buscar su causa. Los cinco fenómenos sensibles que Tomás
considera en cada una de las cinco vías son:
1ª vía: hay cosas que se mueven
2ª vía: hay orden en las causas
3ª vía: hay seres que nacen y mueren
4ª vía: hay grados de perfección en las cosas
5ª vía: hay orden en la naturaleza
En el segundo paso Santo Tomas observa que los fenómenos sensibles exigen una causa:
1ª vía: si hay algo en movimiento, tiene que haber algo que lo mueva
2ª vía: nada puede ser causa de sí mismo, sino que depende de otra causa
3ª vía: todo lo que comienza a existir necesita un agente que lo haga
4ª vía: los grados de perfección en las cosas remiten al grado máximo de perfección
5ª vía: el orden de la naturaleza tiene su causa en una inteligencia ordenadora
En el tercer paso afirma que la cadena de las causas no ser infinita, ya que si un efecto dependiera de infinitas
causas nunca llegaría a producirse. En el cuarto y último paso se llega a la conclusión de que debe existir un causa
primera. Esta causa es lo que llamamos Dios y en cada vía se concluye su existencia de distintos modos: en la primera
como causa del movimiento, en la segunda como causa eficiente, en la tercera como ser necesario, en la cuarta como ser
perfecto y en la quinta vía como inteligencia ordenadora del universo.
En conclusión podemos decir que, a pesar de las discusiones que puedan existir sobre si las vías son
argumentos válidos para la demostración de la existencia de Dios, son dignas de consideración, porque constituyen un
ejemplo del esfuerzo humano por transcender lo puramente empírico y justificar un principio suprasensible de todo lo real.
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