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En los procesos educativos, el trabajo docente es uno de los factores esenciales para la
calidad de los aprendizajes de las y los estudiantes que, desde el enfoque de derechos que
promueve la UNESCO, es aquel que tiene en cuenta y respeta los contextos, considera e
incluye los saberes propios de las comunidades y poblaciones, promueve la inclusión,
contribuye a dar sentido a los proyectos de vida de las y los estudiantes, y aporta al
fortalecimiento de su identidad y autoestima, así como a la construcción de ciudadanía.”
Magaly Robeline
Campos
Representante
de la UNESCO
Introducción
Es en estos espacios donde la verdadera alfabetización se hace efectiva:
cuando las experiencias que se viven durante la formación involucran a los
futuros docentes y los movilizan para impulsar la inclusión de esas experiencias
cuando lleguen a trabajar en las aulas.
«No creo en irrupciones tecnológicas en nuestros espacios de docencia
(y mucho menos de docencia para formar docentes), si en ellos
no se viven experiencias profundas que dan sentido a todo, tecnologías
incluidas. No creo en redes tecnológicas no sostenidas por redes humanas
entretejidas como aquella trama que quería una compañera de
ustedes: cada hebra un ser bien parado sobre la vida y la totalidad del
tejido como una red de seres humanos.«
Conceptos Básicos
Para los usuarios la apariencia de los campus suele ser sencilla y amigable,
pero detrás de ella hay mucha tecnología. En parte se observa en la vista de
administrador (utilizada por profesores y webmasters), pero más allá de lo
visible, hay un complejo soporte informático (bases de datos y programas
gestores) que asegura la estabilidad y funcionalidad del sistema.
AULAS
El campus de la plataforma que usaremos permite la creación de diferentes
espacios de trabajo en donde los usuarios se congregan virtualmente. Cada
uno de estos espacios se denomina aula o sala, puede ser creado para diferentes
fines, y configurado de manera diferente según las necesidades propias
de cada grupo de trabajo.
Un instituto que pone en funcionamiento esta plataforma puede tener definidas
una cantidad ilimitada de aulas. Esto le da al instituto la libertad de
utilizarlas para llevar adelante proyectos de distinta naturaleza, según a sus
necesidades: apoyo a espacios curriculares presenciales y semi-presenciales,
espacio de trabajo para los grupos de Investigación, para actividades de Extensión,
para apoyo a las Residencias Pedagógicas, para la sistematización de
Experiencias, una Biblioteca Virtual con los documentos ordenados por categorías…
y otras funciones que vayan apareciendo con el uso.
Las aulas se pueden crear y borrar fácilmente, y configurar con más o menos
secciones, lo que da mucha flexibilidad.
USUARIOS
Los usuarios son todas aquellas personas que participan activamente en la
plataforma. Cada uno de estos usuarios puede pertenecer a una o más aulas, a
las cuales accederá luego de identificarse con su Nombre de Usuario y Clave.
La clave es modificable, no así el nombre de usuario.
Cada usuario puede estar en un aula por vez, pudiendo entrar y salir de ella
fácilmente desplegando un menú.
(EXTRACTO “MANUAL DE ADMINISTRACIÓN DE CAMPUS”
Por un lado, en las aulas presenciales universitarias, se incorporan en los procesos de comunicación y
enseñanza algunas de las principales herramientas de las nuevas tecnologías. El correo electrónico,
aunque bastante desplazado por “Facebook”, las distintas redes sociales, los blog, los sitios creados por
cátedras y el apoyo en el aula virtual de un Campus, entre otras, dan cuenta de ello.
Por otro lado, encontramos casos de universidades que han puesto en marcha programas de educación
no presencial bajo entornos virtuales, que podemos identificar como políticas “top down”, en la medida
que han sido producto de los decisores políticos de la institución. Así, un número cada vez mayor, ofrece
carreras en esta modalidad, ya sea como ciclos de complementación, carreras de grado completas, de
posgrado y espacios de formación continua y capacitación. Finalmente, hallamos una versión “híbrida” en
la que cátedras y/o cursos se comienzan a dictar “de hecho” en forma semipresencial, o incluso
totalmente bajo la educación virtual, en el marco de carreras que, formalmente, son presenciales. En
estos casos, las iniciativas pueden provenir de los propios docentes o de las carreras que buscan mejorar
y flexibilizar su oferta académica para darles más posibilidades a sus alumnos.
Este proceso complejo, heterogéneo y sostenido se orienta hacia la generación de nuevas oportunidades
para los alumnos. La utilización de las TIC facilita la comunicación en el marco del proceso de enseñanza
presencial, a la vez que permite al estudiante familiarizarse en la utilización de estas herramientas
tecnológicas que constituyen un elemento central en la formación de los profesionales del siglo XXI. Lo
más relevante es que brinda la posibilidad de que numerosos alumnos puedan continuar sus estudios
gracias a la formación entornos virtuales. Así, la incorporación de la oferta de cursos de este modo de
enseñanza y aprendizaje, se convierte en un instrumento que, a la vez de promover la democratización
del acceso a la universidad, puede facilitar el proceso de “terminalidad educativa”. Efectivamente, la
universidad bimodal deja al estudiante escoger los cursos a tomar de una oferta flexible que contempla
las distintas modalidades, abriendo la oportunidad para que, aquellos que por razones de distancia y/o
disponibilidad de tiempo para el traslado y la cursada, ven complicada o directamente imposibilitada la
asistencia a las aulas presenciales, puedan continuar y finalizar sus estudios. Una oferta semipresencial o
totalmente virtual los habilita a organizar y aprovechar el tiempo de manera que se maximiza el esfuerzo.
Aquí, son de suma importancia dos actores centrales: el docente y el tutor. El rol y perfil del primero,
demanda una particular atención en la medida que su integración a la clase virtual genera el
conocimiento y la incorporación de nuevos enfoques pedagógicos y estrategias didácticas. Es tarea
central de las universidades el desarrollo de programas de formación y capacitación destinados a
aquellos. El tutor, por su parte, es una figura destacada que no tiene tradición en formación presencial.
Los sistemas más consolidados en educación mediada por entornos virtuales, les otorgan un papel central
en el acompañamiento, orientación y contención de los estudiantes en un modo de enseñanza y
aprendizaje que demanda mucha constancia y dedicación.
En este marco, adquiere relevancia el modelo pedagógico que rija, organice y regule la universidad en
Internet. Por eso, es necesario diseñar una propuesta que explicite las tareas y responsabilidades de los
distintos actores involucrados en el proceso educativo; los perfiles de los docentes, autores de materiales
didácticos y tutores involucrados
Puesto que la educación es un bien público y el ser inclusiva es una calidad propia de lo público, la
Bimodalidad constituye una forma de organización estratégica para atender ese sentido ético político.
Para comprender esto planteamos algunos conceptos teóricos respecto de qué entendemos por
Bimodalidad como forma de inclusión de tecnologías en la educación presencial. Tomamos como
ejemplo la creación de un área de Educación con Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC)
en la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos
Aires (UNICEN) y la implementación del proyecto “Aulas virtuales como apoyo a la educación
presencial”, presentando una evaluación y análisis según la mirada teórica planteada. Finalmente,
delineamos algunos desafíos que supone la implementación de la Bimodalidad.
1. Una institución educativa es bimodal cuando ofrece idénticas carreras a través de la modalidad
presencial y de la modalidad a distancia. En general el estudiante puede optar por cursar en una
modalidad o en otra.
Es más que incorporar nuevas herramientas informáticas y digitales a las clases presenciales o
viceversa, incorporar presencialidad a la educación virtual.
El uso de TIC en una propuesta educativa debe estar diseñado teniendo en cuenta las posibilidades y
límites de cada TIC o medio, como aporte al aprendizaje significativo del alumno.
¿Qué tipo de aporte? Aportes tales como que, esas tecnologías, le permitan comprender desde
diferentes puntos de vista de un tema; que les permitan intercambiar ideas con sus compañeros, com-
parar y extraer conclusiones que contemplen las diferencias; que les posibilite presentar contra
argumentos con fuentes diferentes (videos, páginas web, diarios digitales). Por ejemplo, incorporar un
foro virtual a una clase presencial no es sinónimo de “mejor” aprendizaje. En una propuesta educativa
¿es lo mismo integrar que incluir tecnologías? Así como en los movimientos sociales, inclusión e
integración representan filosofías totalmente diferentes, de igual manera es válido para las propuestas
educativas con tecnologías y medios.
En una propuesta educativa inclusiva todos tienen derecho a ser reconocidos como a reconocerse a sí
mismos, cualquiera que sea su medio social, procedencia, su cultura de origen, su ideología, el sexo, la
etnia o si- tuaciones personales (discapacidad o sobredotado intelectual). Por lo tanto, el diseño de la
misma deberá atender los recursos y estrategias en este sentido inclusivo. En este sentido, la
Bimodalidad se convierte en una estrategia para la educación inclusiva. Una propuesta que incluye
tecnologías se refiere a una visión de consenso, de considerar las diferencias, mientras que una
propuesta que integra, tiende a agregar, sumar, incorporar o reemplazar tecnologías al conjunto de lo
que se hace. Por lo tanto, no sólo se trata de incluir tecnologías digitales sino también medios
“tradicionales” (radio, prensa o TV) pues debemos tener en cuenta a qué medios acceden los
estudiantes. Se trata de incluir con sentido socio crítico todos los medios y tecnologías disponibles.
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base de los materiales de estudio preparados por el docente y con un sistema de comunicación,
aunque fuera esporádico, con el profesor.
Así, la definición clásica podría sintetizarse de este modo: La Educación a Distancia es una
modalidad educativa caracterizada por la interacción generalmente diferida en el tiempo y separada en
el espacio,entrelos actoresdelproceso educativo, facilitada por recursos para el aprendizaje y un
sistema de tutoría que propician el aprendizaje autónomo de los participantes.
D- Los recursos para el aprendizaje (materiales educativos) que faciliten el aprendizaje autónomo
A diferencia de la modalidad presencial, en la educación a distancia los materiales didácticos no
son simples medios auxiliares, sino elementos fundamentales para el proceso de enseñanza-
aprendizaje. Se coincide con Holmberg (1985) en que los cursos a distancia son una “conversación
didáctica guiada”, pero en forma mediada. Justamente esta mediación es la que deben cumplir los
materiales didácticos. Son éstos los que, objetivando los lineamientos del currículo, conducen en
la práctica el proceso de aprendizaje de los estudiantes.
G- Una comunicación masiva que compensa la separación geográfica y temporal a través del uso
de medios de comunicación diversos y modernos.
Así, se tiene la obligación de ofrecer un servicio de calidad en el que, al lado de una organización
eficiente y de unos materiales rigurosamente trabajados para facilitar el autoaprendizaje, el
participante pueda encontrar el ambiente y las condiciones necesarias para una relación
cálidamente humana que atienda sus necesidades no solo intelectuales sino también las afectivas.
Contrariamente a lo que algunos piensan, el servicio de tutoría no fomenta la dependencia de los
participantes. Todo lo contrario, según la teoría y una variada experiencia, el mejor tutor es aquel
que trabaja para que los estudiantes no lo necesiten. Es aquel que propicia la autonomía a la que
debe llegar todo estudiante a distancia.
Ubicado en la necesidad de caracterizar cómo aprenden los estudiantes a distancia, García Aretio
(2014) retoma el antiguo concepto de Holmberg al considerar la EAD como un “Diálogo didáctico
mediado entre docentes de una institución y estudiantes, ubicados en un espacio diferente al de
aquellos, aprenden de forma independiente o grupal” (2014, p.98). Hay que notar que en esta
definición coinciden las dimensiones social (diálogo), didáctica (pedagógica) y mediada
(tecnológica) de la Educación a Distancia, sea cual fuere el soporte: papel, radio, o digital.
El primer paso consistió en la capacitación de docentes de la UPSO por parte del IPAP. Cumplida la
capacitación de los docentes, y en función de sus antecedentes docentes y profesionales, se
conformaron las distintas comisiones de las materias a dictar, cada una formada por un docente
titular de la UPSO, que actuaba de coordinador del equipo y era el encargado de la articulación
entre el armado del material de las clases y de las actividades a realizarse durante el dictado,
además lo acompañaban 1 ó 2 profesores y 3 ó 4 auxiliares, que en muchos casos se encontraban
dispersos geográficamente.
El material, antes de su publicación en el Campus Virtual, debía ser revisado por asesores del IPAP
con formación y experiencia pedagógica en Educación Virtual. Para el armado se habían planteado
pautas tales como el esquema a seguir del Programa, Guía del Participante y Material para las
distintas clases, sobre la base de plantillas provistas por el IPAP.
El material constaba de los siguientes módulos:
b. Guía del Participante: incluía los objetivos de la materia, qué se esperaba que el alumno logre al
finalizar el curso, y el cronograma que le permitiría al participante organizar su tiempo (auto
organización).
c. Módulo de trabajo: cada materia se organizó con una duración de seis semanas, y una clase
semanal que se activaría siempre los mismos días. El módulo incluía:
• Actividades: una por clase, y que la misma invitase a la reflexión. Distintos tipos de
actividades posibles:
– Modalidad entrega: actividades individuales que reque- rían por parte del profesor
respuestas personalizadas. Era fundamental definir claramente la consigna indicando: qué se
esperaba del alumno; qué y cómo se iba a evaluar; plazo de entrega y si es obligatoria u opcional.
d. Actividad integradora final: la evaluación se hizo en forma virtual bajo la modalidad online.
Debía consistir en evaluar lo que se definió como “qué se esperaba que el alumno logre al finalizar
el curso”. Cada docente debía definir el tipo de actividad (breve monografía sobre un tema,
autoevaluación, resolución de un caso, etc.). En caso de elegir una autoevaluación integradora,
también el tiempo máximo de duración para la realización de la misma, cantidad máxima de
intentos permitida, si el orden de las preguntas era siempre el mismo o aleatorio, entre otras
cosas.