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23 y 24 de Noviembre de 2018
(UNR/CONICET/UBA)
Lucía Vinuesa
(UNR-CONICET)
Introducción
A lo largo de este trabajo, nos hemos propuesto entrelazar la historia de dos símbolos de la
lucha feminista reciente argentina con el objetivo de vislumbrar las raíces del proceso de
emancipación subjetiva feminista que protagonizado por miles de jóvenes, mujeres y
hombres desde el año 2015. De un modo un tanto ensayístico, tomaremos como vía de
entrada al tema el debate parlamentario del proyecto de ley de Interrupción Voluntaria del
Embarazo y a partir de allí esgrimir algunas palabras acerca de la cuestión de la ética y del
recurso estético del maquillaje, el glitter, la tintura de colores rimbombantes en las
manifestaciones públicas, así como la utilización extensiva del pañuelo verde de la Campaña.
A partir del modo en que Jacques Rancière comprende la noción de régimen estético y la
política, nos hemos propuesto abordar el feminismo actual en clave de un nuevo reparto de lo
sensible que da cuenta, a su vez, de un proceso de subjetivación emancipatorio. En este
camino, indagaremos el modo en que el concepto de ética es apropiado de un modo u otro,
dando cuenta del momento político que ocasiona la desidentifcación feminista en el contexto
de debate parlamentario de la ley de interrupción voluntaria del embarazo. A través de la
cuestión de la ética quisiéramos dar cuenta de un modo otro de pensar el estar juntos y la
concepción de la vida del otro que habilitó tanto el movimiento Ni una menos, como el
tratamiento legislativo del proyecto de ley IVE y las actividades lanzadas por parte de la
1
Campaña. A modo de aclaración preliminar, diremos que este trabajo intenta postular una
serie de enunciados para la discusión antes que presentar conclusiones acabadas.
La Campaña Nacional por el Derecho al Aborto legal, Seguro y Gratuito (en adelante la
Campaña), tal como lo indica la presentación en su página web oficial, es una alianza federal
que articula y recupera parte de la historia de las luchas desarrolladas en Argentina
promotoras del aborto legal, seguro y gratuito. Surge de las discusiones que tuvieron lugar en
el XVIII Encuentro Nacional de Mujeres que tuvo lugar en Rosario en el año 2003 y en el
XIX Encuentro desarrollado en Mendoza al año siguiente.
2
A partir de lo cual, quienes integran la Campaña, acompañados por diversas organizaciones
partidarias y feministas llevan adelante una serie de actividades que incluyen los llamados
“Martes verdes”1, jornadas que se desarrollaban por la tarde -coincidían con el tratamiento en
comisiones del proyecto de ley IVE-, en estas, la Campaña montaba una carpa en alguna
plaza de la ciudad donde se transmitían en vivo las intervenciones en las comisiones
parlamentarias, se repartían pañuelos verdes y se contaba a la comunidad que desee acercarse
de qué se trata el Proyecto de ley IVE. Estas jornadas, así como la totalidad de “pañuelazos”
realizados en el período que se extiende desde marzo hasta agosto del 2018, contaron con una
participación potente y numerosa de personas.
A lo largo de la primera mitad del año 2018, las actividades desarrolladas por la Campaña, el
apoyo por parte de referentes culturales, el impulso que brindaron las organizaciones
feministas, las partidarias, los centros de estudiantes en las universidades y escuelas,
habilitaron, sin duda alguna, la despenalización social del aborto. Conllevó, asimismo, una
utilización extensiva entre las y los jóvenes del pañuelo verde que lleva el logo de la
Campaña y el lema que mencionamos en el párrafo anterior. Creemos que este proceso, lejos
de consistir en una moda o una estética pasajera, posibilitó una serie de procesos de
subjetivación emancipatoria en los cuales la voz de miles de mujeres se vuelven audibles al
relatar desde un abuso sexual hasta un aborto realizado, al tiempo que el deseo aparece en el
centro de la escena bajo la forma de modos diversos de ser hombre o mujer y de desear,
conllevando así una desclasificación de las identidades asignadas en el sistema de
dominación hetero-normativo.
Si, como afirmamos, la militancia activa durante más de once años por parte de las
integrantes de la Campaña posibilitó un proceso de despenalización social del aborto,
diremos de un modo tentativo, que la magnitud del proceso de emancipación feminista que se
desenvuelve en este contexto, se explica también por la política de resistencia del movimiento
Ni una menos. En base a lo cual, a continuación nos abocamos a la tarea de describir su
nacimiento y desarrollo.
Ni una menos dio sus primeros pasos, tras tomar masivamente las calles de las principales
ciudades Argentinas el 3 de junio del 2015. Entre las causas que pusieron en marcha el
movimiento, se encuentran, en primer lugar, una serie de femicidios feroces, expresivos de
1
http://www.abortolegal.com.ar/martesverdes/
3
una cruel saña hacia el cuerpo desechado2. Puede comprenderse la masividad que adquirieron
las movilizaciones del 3 de junio de 2015 y el apoyo extensivo al movimiento por una serie
de hechos. En primer lugar, recordemos que la Ley 26485, así como la reforma al Código
Penal que incorpora la figura del femicidio3, y un compromiso por parte de algunos sectores
de los medios de comunicación, iluminaron acerca de una problemática invisibilizada por
siglos: la de la violencia de género y el asesinato de una mujer por su condición de mujer.
Estos elementos explican parcialmente la puesta en agenda pública del tema, si bien no
logran dar cuenta acabada de la magnitud y heterogeneidad de las movilizadas aquel 3 de
junio histórico. Otra variable que explica la masividad y resonancia fue el espacio de
discusión del Museo del Libro y de la Lengua donde un grupo de activistas, intelectuales y
comunicadoras, desde marzo de 2015, se reunían con el propósito de abordar algunas lecturas
sobre el femicidio4. Por último, ese estallido responde también al azar, entendido éste como
una conjunción de hechos que no conllevan una consecuencia necesaria ni predecible. Marca
de azar que acompaña a todo proceso de emancipación en los términos en que aquí lo
entendemos.
En relación a los documentos de Ni una menos5 nos gustaría plantear algunas cuestiones. El
primero de ellos, constituye un gran manifiesto de toma de posición frente al crimen del
femicidio, dando por sentado, desde el comienzo, el carácter político del mismo y la
estructura de dominación machista a la que responde. Afirma, a su vez, el derecho a negarse a
2
A pesar de la importancia que brindamos aquí a los femicidios como puntapié del movimiento, resulta valioso
enmarcarlo en una doble genealogía, por un lado, la historia de resistencias y disputas del sentido por parte de
las feministas de diversos centros geográficos, por otro lado, la lucha de madres y abuelas de las víctimas del
terrorismo de Estado durante la última dictadura cívico-militar argentina.
3
En referencia a la legislación nacional sobre violencia de género, contamos con la Ley de protección integral a
las mujeres (Ley 26.485), de marzo de 2009. Disponible en línea:
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/150000-154999/152155/norma.htm y luego, la
modificación del Código Penal a través de la Ley 26791 en el 2012, se incorpora el delito de femicidio que no
sólo implica un cambio en la pena al femicida, sino que hace visible la violencia de género nombrándola como
tal. Disponible en línea: http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.do?id=206018. Por último,
podemos mencionar la Ley de Educación Sexual Integral (Ley 25150) sancionada en el 2006 que trasciende la
sexualidad entendida en términos biologicistas y se dirige a educar en otros modos de relacionarnos sexual y
amorosamente. Disponible en línea: http://www.me.gov.ar/doc_pdf/ley26150.pdf . Estas legislaciones, así como
otros programas que aquí no enumeramos, son ejemplos de marcos de regulación que apuntan a disminuir la
vulnerabilidad de las mujeres y las disidencias sexuales. Aunque el camino a recorrer aún sea enorme.
4
En la entrevista realizada por Alejandra M. Zani a María Florencia Alcaraz, integrante de Ni una menos,
encontramos el relato del modo en que a partir de las reuniones en el Museo del Libro y de la Lengua y la
articulación de estas mujeres con comunicadoras sociales surge Ni una Menos, así como se describen cuáles
fueron las demandas puntuales dirigidas al Estado. La misma se encuentra disponible en línea:
https://www.laprimerapiedra.com.ar/2017/03/paro-internacional-mujeres-ni-una-menos-feminismo-movimiento-
revolucionario/
5
Los manifiestos de la organización Ni una menos, pueden consultarse y descargarse de su página web oficial.
Disponibles en la dirección siguiente: http://niunamenos.org.ar/category/manifiestos/
4
aquello que no se desea, entre los que incluye desde una pareja a un embarazo (aparece
tímidamente el derecho a decidir sobre la continuidad o no de un embarazo, posteriormente
veremos que desde la organización se postulan por el derecho al aborto legal y gratuito 6). En
consonancia, y a modo de institucionalización del derecho a una vida sin violencia de género,
se clama por la implementación en su totalidad de la ley 26485, la asignación de un
presupuesto acorde, la recopilación y publicación de estadísticas oficiales sobre la violencia
contra las mujeres, garantías de protección de las víctimas de violencia de género,
incorporación y profundización en las currículas educativas de educación sexual integral, son
algunos de los pedidos dirigidos al Estado.
Desde el primer documento, se desliza un proyecto civilizatorio que apuesta por nuevos
modos de convivencia, así como esgrime estrategias para hilar cada vez mejor la trama de la
vida en común. En la exigencia por la preservación de la vida, la protección de los cuerpos de
las mujeres, el respeto de sus decisiones y de su libertad, podría leerse un componente
tradicionalmente liberal. De allí se deduce una convivencia de tradiciones políticas. Por una
parte, la reivindicación liberal de la protección de la vida, del límite corporal como territorio
infranqueable. Por el otro, la puesta en práctica de formas de lucha política propias de los
movimientos sociales, con visos igualitaristas, democráticos y asamblearios.
Luego de la irrupción en las calles del 3 de junio, observamos que los manifiestos sucesivos
refuerzan el carácter enunciativo y conceptual acerca de la violencia de género y del
femicidio, y comienzan a incorporar una serie de denuncias y reivindicaciones de carácter
económicas, particularmente tras el cambio de gobierno nacional7. Estas demandas
concentran tres líneas. Por un lado, una crítica fuerte a las medidas económicas tomadas por
el Gobierno Nacional de turno8. Por otro lado, ponen en discusión el grado de vulnerabilidad
6
Como pudimos observar, es en el Manifiesto del 31 de mayo de 2016, aquel que se perfiló como un balance
tras un año de la primera manifestación en las calles, donde hacen mención explícita de la demanda por el
aborto legal, seguro y gratuito. Posteriormente, en el manifiesto del 19 de octubre del 2016 en ocasión del paro y
movilización convocado por Ni una menos, exigen al Congreso Nacional que apruebe el proyecto de ley de
Interrupción voluntaria del embarazo presentado ese mismo año (y por sexta vez), por la Campaña nacional por
el derecho al aborto legal, seguro y gratuito. Por otro lado, es representativo de las demandas de índole
económicas y financieras dirigidas al Gobierno Nacional, el manifiesto del 2 de junio del 2017, en el cual se
denuncia el nuevo ciclo de endeudamiento.
7
En el año 2016 asume la presidencia de la Nación Mauricio Macri perteneciente a la Alianza Cambiemos, tras
los resultados ajustados del ballotage frente al candidato del Frente para la Victoria Daniel Scioli el día 22 de
noviembre de 2015.
8
Como antecedente del Paro Internacional de Mujeres del 8 de marzo de 2017, el día 19 de octubre, Ni una
menos encabeza una medida de fuerza nacional contra el Gobierno Nacional de la Alianza Cambiemos, allí se
especifican una serie de exigencias dirigidas a la plena implementación de la Ley 26485, denuncian la violencia
física, simbólica e institucional contra las mujeres y los cuerpos feminizados, claman por la separación entre el
Estado y la Iglesia, y esgrimen una serie extensa de demandas asociadas a lo laboral, dando cuenta de las
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diferencial en que afectan dichas políticas a hombres y a mujeres. Por último, apuntan
cañones contra el recorte del presupuesto, ya de por sí escueto, destinado a la implementación
de la Ley 26485 y de la Ley de Educación Sexual Integral, entre otras.
El movimiento dio sus primeros pasos denunciando la violencia patriarcal ejercida sobre los
cuerpos de las mujeres y cuerpos feminizados, conllevó una inclusión social y política
sumamente heterogénea en un principio -a modo de ejemplo recordemos que el grito de Ni
una menos fue utilizado en la primera de las movilizaciones para incluir a las niñas por nacer,
6
lo cual implica una contradicción insoslayable con la lucha feminista por la legalización del
aborto-, y luego adoptará una posición política en una diversidad de escenarios que dan
cuenta de la dimensión societaria del movimiento feminista. Dimensión que le otorga al
movimiento un matiz difícilmente apropiable por movimientos reaccionarios de cualquier
índole o bien, por aquellos que utilicen la lucha contra la violencia de género en clave de
demanda punitivista y securitista.
Finalmente, quisiéramos retomar el modo en que Ni una menos nombra sus documentos
políticos. Estos se denominan con la noción de “manifiesto”, nos detenemos en esta palabra
porque creemos que resulta expresiva del carácter emancipatorio del movimiento. En su triple
acepción, manifiesto adjetiva. Por un lado, aquello que es evidente o se percibe con claridad.
Por el otro, se utiliza con el sentido de hacer, voluntaria o involuntariamente, que algo sea
descubierto o percibido. Por último, remite a un texto breve que un grupo político, religioso,
filosófico, etcétera, dirige a la opinión pública para expresar su programa de acción. El
recurso a adjetivar de ese modo sus escritos no creemos sea casual, ya que el movimiento en
sí conjugó desde el comienzo, el esfuerzo por hacer manifiesto lo que aparecía velado y
oprimido, hacer manifiesto lo que es manifiesto. Las mujeres no somos úteros gestantes, las
mujeres no somos tierra de nadie a ser colonizadas, las mujeres somos mil modos diferentes y
escurridizos de ser mujer, así como el sexo no determina nuestras elecciones sexuales, y no
encapsula nuestro deseo y los géneros son muchos más que dos.
En cada uno de esos textos programáticos, así como en cada salida a la calle, sus
protagonistas hacen oír unas voces que no eran contadas como discurso, y ponen en jaque el
reparto de lo sensible que asignaba roles a cada sexo, replegando a la mujer a lo doméstico.
En el grito colectivo de Ni una menos hay lugar para muchas voces disidentes, para nuevos
modos de ser, de pensar, de decir y de desear, hay también un grito de nunca más que enuncia
la resistencia frente a cualquier modo de avasallamiento sobre nuestro cuerpo sin nuestro
consentimiento, un nunca más mirar para otro lado cuando una mujer es agredida, acosada o
abusada, un nunca más a toda forma de violencia simbólica sexista, un nunca más a que sean
otros los que deciden sobre nuestros cuerpos y nunca más sufrir nuestro deseo reprimido.
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verde y el maquillaje, glitter y tintura utilizados en las marchas y movilizaciones como
nuevos registros estéticos que escapan a los modelos de belleza hegemónicos, presentando al
pañuelo como un símbolo de identidad compartida y el brillo como un recurso de exaltación
ornamental que descubre allí un gusto por lo bello y por lo alegre desde una subjetividad que
se erige en sujeto del deseo. Deseo como potencia del movimiento que grita Ni una menos y
exige libertad de decisión sobre nuestros cuerpos. El largo rodeo por el análisis de los
documentos, nos permitió caracterizar al movimiento Ni una menos como un proyecto
feminista societarios y civilizatorio, entendido en los términos en que lo enuncia Étienne
Balibar (2005, 2010, 2017), que viene a potenciar el proyecto integral de la Campaña al teñir
de verde al movimiento de mujeres acuerpadas bajo el grito de Ni una menos y movilizadas
por el deseo.
A muy grandes rasgos, podemos pensar regímenes estéticos como diferentes repartos de lo
sensible que darían cuenta del o los sistema(s) de evidencias sensibles que permite ver al
mismo tiempo al existencia de un común y los recortes que definen sus lugares y las partes
respectivas. El hilo conductor teórico del reparto de lo sensible, problematizó la política en
términos de conflictos entre mundos perceptibles y en una teorización de la estética en
términos de ruptura sensible, de definición de un campo de experiencia en ruptura con
respecto a otros campos de existencia.
(es este nivel), del recorte sensible de lo que es común a la comunidad, de las formas
de su visibilidad y su ordenamiento, que se plantea la cuestión de la relación
estética/política. Es a partir de aquí que podemos pensar las intervenciones políticas
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de los artistas, desde las formas literarias románticas del desciframiento de la sociedad
hasta los modos contemporáneos de la performance y de la instalación, pasando por la
poética simbolista del sueño o la supresión dadaísta o constructivista del arte (2014:
27).
La normatividad social que define la ética compartida por una comunidad suele permanecer
incuestionada por largos períodos de tiempo definiendo, de ese modo, un statu quo social y
un orden policial específico. Intentaremos argumentar que, en el contexto de discusión
parlamentaria sobre el proyecto de ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE),
circuló una pregunta eminentemente ética “¿cómo debería yo tratar a otro?” (Butler, 2012:
41). Un yo y otro que puede ser enunciados sólo bajo unos términos estrictos y excluyentes
que dan cuenta de un régimen de enunciación y de distribución de los modos del ser, del decir
y del hacer. De este modo, una pregunta ética que responda sobre un yo y un otro sin
trastocar el orden normativo no podría ser percibida en su cabalidad. No haría más que
coadyuvar a la reproducción normativa y al reparto sensible imperante. Aquí esta pregunta no
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sólo derive en la cuestión del yo y del otro, sino que se inmiscuyó en qué soy yo y qué el
otro, y acabó por inscribirla en un nosotros de la enunciación que irrumpió el marco de lo
audible con una voz que clama por el deseo, en este caso, el nuestro, el de las mujeres.
En los términos de Judith Butler (2012), tanto Michel Foucault como Theodor Adorno
sostienen que la ética sólo puede entenderse en función de un proceso de crítica que se ocupe
de los regímenes de inteligibilidad que ordenan la ontología y, específicamente, la ontología
del sujeto.
Cuando Foucault se pregunta: “Dado el régimen contemporáneo del ser, ¿qué puedo
ser?”, sitúa la posibilidad de una formación del sujeto en un orden históricamnete
instituido de ontología, mantenido por medio de efectos coercitivos. No existe la
posibilidad de una relación pura y no mediada de mí mismo con mi voluntad, se la
conciba como libre o no, al margen de la constitución de mi yo y sus modos de
introspección, dentro de una ontología histórica dada (2012: 150).
Continúa Butler aseverando que para uno y otro, si hemos de actuar éticamente, debemos
admitir que el error es constitutivo de quienes somos, lo cual no significa que seamos sólo
error o que todo lo que decimos sea descaminado o equivocado, pero sí implica que nuestro
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Casualmente, la segunda de estas vidas apreciadas por quienes se opusieron al proyecto de ley, aparece
siempre en sus discursos con el genérico masculino. El universal masculino del lenguaje y del derecho, en
definitiva, ya que poco margen a la decisión sobre su propio cuerpo resta a la mujer. Exclusión simbólica y
jurídica, al tiempo que se la incluye moralmente en un deber ser materno irrenunciable.
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obrar está condicionado por un límite constitutivo del cual no podemos dar cuenta y esa
condición es la base de nuestra responsabilidad. Recordemos que para la autora, la
responsabilidad sobre nosotros mismo y sobre el otro, así como la cuestión del
reconocimiento, dan cuenta de la opacidad12 constitutiva de cada uno como sujeto. Partimos
subjetivamente de una imposibilidad de narrar de manera exhaustiva y ello denota que desde
el comienzo estamos éticamente implicados en la vida de otros. “El propósito no es aquí
celebrar cierta idea de incoherencia, sino limitarnos a señalar que nuestra ‘incoherencia’
establece el modo de constituirnos en la relacionalidad: implicados, obligados, derivados,
sostenidos por un mundo social que está más allá y delante de nosotros” (2012: 93).
A modo de conclusión provisoria, cerraremos este escrito con una serie de interrogantes que
se relacionan con las ideas que intentamos hilvanar a lo largo de estas páginas. En primer
lugar, preguntarnos si es posible bosquejar una ambición transformadora de la política a partir
del encuentro ético feminista reciente. Especialmente, frente a un escenario nacional y
regional que parece afilar sus dientes fascistas frente a cualquier expresión igualitarista,
dando cuenta de un indisimulable odio a la igualdad. En segundo lugar, sabemos que un
proceso de subjetivación emancipatoria, en los términos en que aquí lo planteamos, se aleja
de la noción de sujeto y de revolución como motores de la historia, sin embargo, no podemos
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Tal como argumenta Butler:
Esta opacidad primaria para el yo derivada de las relaciones formativas tiene una implicación
específica para una orientación ética hacia el otro. En efecto: si somos opacos para nosotros mismos
precisamente en virtud de nuestras relaciones con los otros, y estas son el ámbito de nuestras
responsabilidad ética, bien puede deducirse que, precisamente en virtud de su opacidad para sí mismo,
el sujeto establece y sostiene algunos de sus lazos éticos más importantes (2012: 34).
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dejar de preguntarnos acerca de las derivas posibles de estas operaciones de desidentificación
feminista, ¿cómo profundizar este proceso inscribiendo en marcos de lo decible y lo audible
otras formas de opresión? Asimismo, el riesgo lo opone en el desenvolvimiento neoliberal,
siempre ávido de nuevas formas de repliegue e individualización (lógica que sin dudas fue
desafiada por el feminismo), ¿cómo resistir su “capitalización”?
Referencias bibliográficas:
Balibar, Étienne (2005) Violencias, identidades y civilidad. Para una cultura política global.
Barcelona: Gedisa.
Butler, Judith (2009) Vida precaria. El poder del duelo y la violencia. Buenos Aires: Paidós.
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