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ARTE PREHISPANICO EN MESOAMERICA La presente obra fue realizada bajo los auspicios del Centro de Investigaciones Arquitectonicas de la Escuela Nacional de Arquitectura, en la Universidad Nacional Autonoma de Mexico, come parte del programa de investigagiones y publicaciones del Departamento'de Investigaciones Huma- histico-arquitectOnicas. Los dibujes que ilustran esta obra fueron hechos para dicho programa, por el autor y sus jayudantes de! Centro de Investigaciones Arquitectonicas, €0n la colabordeién de.numerosos alumnos del Departa mento de Historia de la misma Escuela Nacional de Arqui- tectura. 2 Tanto el texto como sus ilustraciones sen publicacos por Editorial Trillas con el permiso expreso de sus respecti- vos autores, y con el consentimiento de las autoridades de cada una de las instituciones y dependeneias mencionadas, CENTRO DE INVESTIGACIONES ARQUITECTONICAS ESCUELA NACIONAL DE ARQUITECTURA UNIVERSIDAD NACIONAL AUTGNOMA DE MEXICO. © 3a aes ae ke 4. : ‘ at 444 . ’ e, > Bags. : Me oa je peels ES ai, 7 DS. bin JEN ARTE PREHISPANICO EN MESOAMERICA PAUL GENDROP 4 CATEDRATICO E INVESTIGADOR DE ARQUITECTURA, U.N.A.M. rants (@) Gendrop, Paul arte. nico en Mesoamerica México ; THllas , UNAM, Cacuela Nacional ‘Arquitectura, Centro de Investigaciones ‘Arquitecténicas, 1990 (reimp, 1993) ‘xvi 295 p. Ul. (algunas col) 2? cm Bib) 7-285 Incluye indices. ISBN 968-24: 5691-5 1. Arte precolombino = México, 2. Arte precolombine = America Centra. It 1G 71435.5,A7'04.3 D- 709.728'05620 PREFACIO Entre los cambios con frecuencia tevolucionarios que nos ha tocado vivir @ partir de la ultima guerra, unos han sido Positivos y otros negativos, unos espléndidos y otres trégicos. Un cambio feliz con hondas raices se refiere al interés mundial que hoy suscita el antiguo arte de Mesoamérica. Si antes apenas se publicaba una que otra obra sobre este tema, ahora se han mul- tiplicado, Son varios los motivos de cambio tan notable, pero derivan principalmente del proceso universal de descubrimiento histérico y de las facilidades cada vez mayores de intercomunicacién no sélo entre distintas geografias, sino entre distintas civilizaciones. Interviene el espacio y también el tiempo. Es parte del movimiento que incorpora todas las artes presentes y pasadas a un arte universal. Y es que ahora necesitamos conocer mds que nunca la ex- periencia vital de otras civilizaciones; por lejano al nuestro que haya sido su desarrollo, todas tienen algo que ensefiarnos. En nuestro desorden y con- fusién estamos buscando en todos lados lo que han hecho otros hombres; tal vez sus triunfos y sus fracasos nos ayuden en la dificil senda que segui- mos. Esta universalizacién de nuestras ideas y de nuestro gusto estético, y las facilidades técnicas antes imposibles, estin colocando al arte mesoameri- cano dentro de Ja corriente universal por mucho que haya tenido una his- toria separada. Estamos convencidos, ademés, de que no puede entenderse un arte si no se conoce la cultura que lo creé; de donde deriva la necesidad de una serie de estudios y de datos, que si no con finalidad estética, son parte integrante y necesaria de todo estudio estético. Asi vemos una correlacién, entre los vances del conocimiento sobre la antigiiedad americana y las posibilidades de entender su arte. E] siglo xv en México fue etnografico. La tradicién, bien decaida después, empieza a renacer a fines del xvutt. Sélo a mediados del siglo x1x toman importancia estudios de viajeros, publicaciones de docu- mentos fundamentales y més tarde descubrimientos en el campo. Pero to- davia se trataba mds bien de una masa de datos inconexos que apenas si podian iniciar el entendimiento de una civilizacién. Ni siquiera el con- cepto de que se trata de una civilizacién estaba presente, F ; Todas las artes americanas, consideradas més o menos al mismo nivel, no pasaban de muestras etnogréficas, de curiosidades, de objetos primitivos Vv ‘natural junto con sus te nunca Ilegaron al queélogo, como Charnay, derar un dintel de Yaxchilin piezas maestras o los monumentos ngo al lado de los productos mayores cuando queden todavia tantos mares s culturas que forman cion de su atin confusa cronolo; enten- re las que se establecié y se 6. Gra- intentar una historia de su arte. Historia que Tagunas y las mismas brumas, pero que ya em- arte antiguo se acrecienta cada dia al paso de cos y otros estudios antropolégicos. Ya p validez visiones de conjunto sobre la histori sobre algtin tema especial de este vasto campo. arte tan unico no se han quedado sélo para Por el contrario, hay ya varias obras que miiblico conocimientos serios que permiten enten- penetrar, sin que por ello el lector necesite lan- para los que le falta necesariamente el tiempo 4 ‘un libro como el que ha escrito el doctor Pa cuidadosamente estudiado en sus detalles, esta € un vasto piblico. No contiene noticias 0 apre- 30 se pierde en la marana gigantes dudas ‘especialista necesita conocer { de confusién en libro podemos seguir, ¥y los diferentes estilos de Giones bien ligadas a desde 1963, el en ella sin descanso, o su cuidado de ir i entes, logrando asi ur INDICE GENERAL Prefacio Advertencia Introduccién Antecedentes Horizonte preclasico Nw He PRECLASIOO INFERIOR 7 Las primeras aldeas agricolas y el nacimiento de la cerémica 7 PRECLASIOO MEDIO 9 Las figurillas de barro y Ja transicién olmeca 9 EL OCCIDENTE DE MExico 13 Pueblos de ceramistas 13 PRECLASICO SUPERIOR 26 @ 10s oLmEcas 27 Aparicién del hombre jaguar 27 Horizonte clasico 44 ® reormmuackn 45 c La ciudad de los dioses 45 @ ARTE DEL AREA CENTRAL MAYA 75 Copan, ciudad de astronomos 78 Uaxactiin 88 Tikal 90 Piedras Negras 100 Yaxchilan 104 Palenque 107 Los zaporecas 123 Monte Albdn, la ciudad de los muertos 123 LAS CULTURAS DEL GOLFO 14] El Totonacapan 141 Remojadas, tierra de las figuras sonrientes 141 EI Tajin, la ciudad del dios de los truenos 150 XOCHICALCO 157 La casa de las flores 157 Ix — tal ADVERTENCIA A LA SEGUNDA EDICION Seria muy largo enumerar aqui los nombres de todas las personas que me han brindado su consejo 0 sus observaciones respecto a la primera edi- cién de esta obra. Me limitaré, por Jo tanto, a mencionar a algunos de mis amigos que, de la manera mas espontdnea, me facilitaron material grafico Y apoyo, como es el caso de los doctores Richard Barrutia, Michel Christ, Miguel Guzman Peredo, Horst Hartung, Seymour Menton, Hugo Ortiz Dietz, Julian Palley y Fernando Rueda Franco; asi como Roger Bogaert, Jacques Bonnavent, José Manuel Camarillo, Ada Contreras, Albert Chau- vet, Michel y Claire Debaig, Fernando y Lydia Diez de Urdanivia, Ma- nuel y Patricia de Elias, Bruno y Carmen de Vecchi, Nat D. Fast, David y Sally Forden, Maria Heimpel, Doris Heyden Francis Lafon, Walter Lenz, Robert y Helen Long, José Lozada Tomé, Eduardo y Maru Matos Moctezuma, Jean-Max Moussineaux, Lloyd y Carmen Nissley, Louis No- nis, Alfredo Pérez Bolde, Dolores Plunket, René Sagastume, Luis y Beatriz Valle, Federico Wagner, Jacques y Claire Warin, y Helga Wyss-Paasche. Agradezco igualmente a los siguientes ex-alumnos —y amigos— su entusias- ta y desinteresada ayuda en la realizacién del material grafico destinado a esta segunda edicién: John Allen, Héctor Bracho Sotres, Catherine Bowers, Fernando Castro Camara, Antonio Dabbah Mustri, Fernando Depardon Benitez, Pedro Dozal, Fidelia Garcia Salazar, Francisco Gutiérrez Marti- nez, Betty McAdams, Natalia Pineda Aldaco, Arturo Ruiz Caballero, Juan Antonio Siller, Marcia Staller y Rosemary Wells. ADVERTENCIA A LA PRIMERA EDICION La idea de este libro nacié durante el otofio de 1963, cuando me encon- traba en calidad de catedrdtico e investigador en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Guanajuato. Unos meses atrds, habia regresado de Paris, donde me habia doctorado en la Sorbona presentando una tesis sobre estética de la escultura azteca. Al impartir la catedra de Arte prehispdnico, tanto en la Escuela de Ar- quitectura como en la Facultad de Filosofia y Letras, y en la Escuela de Verano de Guanajuato, me di cuenta de que, tanto el material audiovisual como la bibliografia con que suele contarse para esta cdtedra, eran insufi- cientes para dar a los Ae una idea completa de los diferentes temas xl las susceptibles de com. 6 entonces planear una el progr se ap ae de arte gunos dibujos de obras repre- pudieran reproducirse a forma de ie por un precio muy bajo. que a mi juicio debian ser cubiertos, 0s, revistas, folletos y hasta recortes de pe- ‘me parecia mds ieoieh dibujandolo a alumnos; la obra de Miguel Covarrubias, me sitvié de inspiracién en un Principio, ultura. Cuando, al correr los meses, tuvieron cantidad de ilustraciones que se habfan igos de la Universidad de Guanajuato, doctor José Ramos Salinas, el maestro sé Chavez Morado, el arquitecto Jaime Ortiz Macedo, entonces director de la este material era de una claridad y una publicacién de cardcter més [ ingresar a la Escuela Nacional de Arqui- Arte prehispdnico, encontré en la perso- | Torres Martinez, todo el apoyo ne- ademés, el privilegio de colaborar ) de Investigaciones Arquitecténicas, 0 Francisco Gomez Palacio, quien me nombré iones Humanistico-arquitecténicas. Me lelamente mis cdtedras y la elaboracién a ayuda amplia y entusiasta por parte lo que se refiere a la ejecucién de los jue una obra de esta indole puede algin te todo, un libro hecho por estudiantes iS personas que se In que Frorecié a Mesoaméric los conocimientos les al respecto; al, creemos qu ita simplemente ién personal y actu liza hasta donde ‘Ta amplitud y la diversidad del tema obli- ados como pueden de monografias La exposicién } siempre a 2 riguroso cronolégico; Con el afin de hacer la lectura menos tediosa y mds objetiva, y dado el cardcter general de la obra, concedimos una mayor importancia al material Ea que a la parte escrita, procurando que en la mayorfa de los casos, las ilustraciones se hallaran localizadas lo mas inmediatas al lugar de su referencia en el texto. Y donde si esperamos que haya una aportacién, es precisamente en el abundante acopio de dibujos, casi todos originales, que constituyen Ja parte principal de este material grafico, y que son comple- mentados por algunas léminas de fotografias a colores. La seleccién y el criterio de presentacién de las ilustraciones fueron quiz4 la parte més labo- tiosa de la génesis de este libro, pues se quiso escoger en cada caso el ma- terial mas representativo, recurriendo para ello a las fuentes més diversas. Y si se descarté radicalmente el empleo de fotograffas para las ilustraciones en blanco y negro, fue con el doble fin de brindar unidad de presentacién y de volver mas claras numerosas obras de arte que —por hallarse mutiladas, semidestruidas 0 en parte ocultas atin, o bien simplemente por la mala ca- lidad de su reproduccién fotografica— no resultan comprensibles sino para los ojos experimentados de los arquedlogos. Cuando, impulsados por el mis- mo afan de volver esos objetos més accesibles al lector, intentamos una re- construccién grafica parcial o total, fue siempre con apoyo en fuentes se- rias y tomando generalmente una fotografia como punto de partida. Quizé parezcan excesivas al lector las variadas técnicas que se emplearon en la ejecucién de los 834 dibujos que ilustran el libro, pero debemos acla- rar que participaron en ellos un total de 172 personas, y que lo primero que se buscé, ante todo, fue la claridad de expresién, dejando que los me- jores dibujantes escogieran para ello la técnica que les pareciera mas ade- cuada. Y si todos los dibujos no presentan la misma calidad, podemos de- cir, en cambio, que algunos resultaron para nosotros una sorpresa cir grata. Mencionemos, por ejemplo, los que realizaron en forma espontanea al- gunos arquitectos, catedraticos de Historia de la Cultura, como José Luis Ben- lliure, José Luis Ezquerra de la Colina y Juan Artigas Hernandez; y aquellos que fueron hechos por los —entonces— estudiantes y pasantes de arquitec- tura tales como Francisco Artigas del Olmo, quien parece seguir la tradicién de los grandes grabadores; Ignacio Cabral, quien supo, como pocos, captar Ja fuerza de la escultura azteca; Rafael Costabile H., Pedro Dozal, Ricardo Gabilondo, César Gallardo Mason, Miguel Gallo, Francisco Gutiérrez Mar- tinez, Gil Lépez Corella, Luis Vergara Pérez y otros, quienes expresaron magistralmente la arquitectura prehispanica en su conjunto tanto como en su detalle; las sefioritas Esperanza Arias Salum, Alma Deloy Garnica y Ma- ria Guadalupe Lomas Maldonado, que con un “puntillismo” incansable dieron nueva vida a tantos objetos de barro, de piedra o de hueso; Héctor Barrena, Joaquin Beltrén, Rubén Diaz, Luis Durin, Mariano Eguiarte, Victor Esperén, Jestis Palafox, Roberto Villegas Figueroa, Adolfo Garza Quintero, Leopoldo Lépez Bravo, Jestis Gallegos, Sergio Mosifio, Abel Ra- mirez Rizzo, Manuel Rodriguez Vivanco, Arnauld Schénbrunn, para no mencionar a todos ... La senorita Denise Gendrop, la sehora Louise Sarre. xill _. wale | «la setiora C ‘A.‘de Beltran, Ja imgatita A. de Huerta, |, orita ' la Luz Barrientos y Duisa Vazquez, y el sei, ‘quienes pasaron a maquina él texto manuscrito. Enri,, quien empez6 en Guanajuato la maqueta de presen, isma cuyo aspecto definitivo fue dado en México, bajo |. Heriberto Malvaez, por Miguel Dada y Lemus, },,, urguete, Rafael Costabile H., Hernan Ydiiez 1., Carl,,; Sayeg Nevarez y Arturo Meneses H., antes de pasar por d eo disefiador, el senor Eberto Novelo, que dio a |, | toque final. Agradezco, igualmente, a las siguientes personalidades del Instituto Nacir, nal de fa e Historia, su complaciente ayuda, empezando por « director, el doctor Ignacio Bernal, quien tuvo la gentileza de revisar el m: nuscrito y me honr6 con éscribir el prefacio de este libro; el arquitecto Lui “entonces secretario general; el licenciado Joaquin Conti: Goribar; el licenciado Jorge Gurria Lacroix; el licenciado Gonzalo Obregin el licenciado Eugenio Noriega; los sefiores arquedlogos Jorge R. Acosts José Garcia Payén, Eduardo Matos Moctezuma, Carlos Margdin, Marian Monterrosa Prado, Carlos Navarrete y Agustin Villagra Caleti, quien: brindaron toda clase de facilidades para la obtencién de documentos tial grafico, permisos de teproduccién, etcétera...; el arquitecto | ee cuya obra monumental fue para mi —como ha sido y ra sien muchos— una fuente inagotable de datos; la sefiora Tatiana Proskouriakoff, a quien el arte maya debe tanto; el profesor Manuel ‘el . Castillo Negrete, director del Departamento de Restauracién del Patrimonio Artistico y Centro “Paul Coremans”; el profesor Jaime Cama y el maestro restaurador Sergio Arturo Montero; el arquedlogo Alfonso Medellin Zeni| director del Instituto de Antropologia de la Universidad Veracruzana, buen amigo, quien, ademds de haber revisado mi manuscrito, me colmé de un material grafico de excelente calidad; y sus colaboradores Francisco Be verido y Juan Sanchez; el licenciado Luis Lujan Mufioz, director del Ins tituto de Antropologia e Historia de Guatemala, y el profesor Guy Stresser Péan, director de la Misién Arqueolégica y Etnolégica Francesa en Mexico. el sefior Louis de La Tour du Pin; el profesor Robert A. Landen; el profesor Serge Darmon; el x Antonio Toussaint; el profesor Adolfo Ramos: el doctor Darnell el maestro Howard Leigh; el maestro José Chavez Morado; mi antiguo maestro el arquitecto Wilfrido Du Solier; Jos arquitectos Raul Abarea, Gilberto Escobar, Manuel Giner de los Rios, Carlos Augusto Martinez Serna y Francisco Prats y el ingeniero Victor Manuel Ranurez Herrera; los arquitectos y catedraticos de la Escuela Nacional de Arquites” tura, Daniel Luis Gil Laisequilla, Miguel Messmacher, Ricardo de y Sanchez Santoveiia; y mis ex alumnos Ignacio Cabral José Luis y Michéle Gonz4lez Ortega, Juan Ramén Gurrola Jordan, Sui Krosch, Gil Lépez Corella, Miguel Angel Minutti, Fernando Ruiz Soto, ae Seoane Castro, Jorge Tapia M., Miguel Vigil y Diego Villasefior ‘usi. Quiero, asimismo, expresar mi gratitud a las personalidades universitarias que hicieron pikible publicacién de este libro: el arquitecto Ramén To- tres Martinez; el arquitecto Francisco Gémez Palacio; el arquitecto Alejan- dro Leal Garcia; el arquitecto Carlos Williams; el arquitecto Eduardo Saad; el doctor Rubén Bonifaz Nuiio; el doctor Miguel Leén-Portilla; la doctora Maria del Carmen Millan; el doctor Alberto Ruz Lhuillier; el profesor Gas- ton Garcia Canta; el maestro Eduardo Lizalde y el maestro José Luis Bal- cArcel, quienes me alentaron en mi trabajo; y las siguientes personas que, después de haber leido el manuscrito, me honraron con un dictamen favorable: la maestra Marta Foncerrada de Molina, que en forma tan gen- til y paciente leyé mi manuscrito, salvndome muy a tiempo de cometer algunos errores graves; el arquitecto y catedrdtico Alberto Amador Sellerier, que me brindé su apoyo més decidido y entusiasta; la maestra Marcia Cas- tro Leal; mis compafieros y amigos del Departamento de Historia, de la Escuela Nacional de Arquitectura, quienes tuvieron la paciencia de escu- char, semana tras semana, en nuestras familiares “Suntas de seminario” en casa de dofia Pilar, viuda del distinguido maestro Juan de la Encina, la lec- tura del manuscrito: José Luis Benlliure, Manuel Sanchez Santovefia, Juan Artigas, Vicente Martin, Jestis Barba, Juan Urquiaga Blanco, Salvador Diaz-Berrio, Enrique Ortiz Flores, Vicente Alonso, José Aran Vidal, Fran- cisca Zanaboni, Alma Peralta, Roberto Shimizu, Salvador Castillo, Fernando Alba Aldave, Alfredo Castellé Duran, Luis Duran, Jacques de Lavenne de Choulot, etcétera. Por ultimo, agradezco a mi esposa la enorme dosis de paciencia que me mostré, al permitir que yo consagrara todos mis ratos libres a la elaboracién de este libro. Guanajuato, otofio 1963 — México, D. F., otofio 1969. XV Pe a “” (dibujo de Francis Fuituia maya eldsica, aho 792 dc “Estala A" de Copdn, Honduras; ne xvi INTRODUCCION Hace apenas unos cincuenta aiios, ninguna de las Mamadas enciclopedias del arte dedicaba una sec- cién al arte precolombino; raro era inclusive ver figurar juntas estas dos palabras. Todo un mundo de formas, bruscamente destruido en el siglo xvr, parecia destinado al olvido y algunos de sus restos, esparcidos en museos y colecciones particulares, eran considerados més bien como objetos de cu- tiosidad cientifica que como obras de arte. Sin embargo, desde 1519, Cortés enviaba a Car- Jos V los primeros presentes del emperador azteca, y el entonces futuro defensor de los esclavos in- dios, Fray Bartolomé de las Casas, al ver llegar esos presentes a Espana, exclamaba que “jms pa- teclan suenos que cosas hechas por la mano del hombre!”.* Un artista de la talla de Durero re- portaba en su “diario de viaje”, después de haber contemplado estos mismos objetos en Bruselas en 1520: “En mi vida he visto cosas que hayan rego- cijado tanto mi corazén!”.* Y Pedro Mértir de An- gleria, admirandolos diez anos mas tarde, se sor- prenderia ante “.. la destreza y el arte con que la obra supera a la materia”,’ Pero muy pronto se im- pondria la codicia de algunos conquistadores: eran fundidas las joyas de oro y plata, y todo lo que no era negociable cayé en el olvido durante cerca de cuatro siglos. “ sConscientes de la brutal aniquilacién de estas cul- turas, algunos monjes acumularon fielmente un sinntimero de tradiciones orales indigenas; pero sus crénicas, consideradas en aquel entonces peligro- sas, prudentemente fueron postergadas. Unos es- critos como los que recopilé fray Bernardino de Sahagiin (fig. 3), monje concienzudo y objetivo, auténtico precursor de la etnologia, constituyen actualmente una fuente de informacién de incalcu- lable valor para los investigadores, Resulta interesante observar cémo, hacia fines del siglo xv, el mismo Montaigne Cfig. 4), apartén- dose de ese espiritu escéptico y distante que le era habitual, se conmovié ante la suerte del mundo precolombino. “;Mucho me temo —dice entre otras cosas en sus Ensayos— que nosotros hayamos pre- cipitado su declinacién y su ruina por nuestro con- tagio, y que le hayamos vendido muy caro nuestras opiniones y nuestras artes!... La mayoria de sus Tespuestas y de las negociaciones hechas con ellos atestiguan que no nos debian nada en natural claridad de espfritu y en Pertinencia... Pero en cuanto a devocién, observancia de las leyes, bon- dad, liberalidad, lealtad y franqueza, bien nos va- Iié no tener tanto como ellos: jse perdieron por esa ventaja, se vendieron y traicionaron a ellos mis- mos! . .." ‘esqueletos vacios de todo contenido. Era pues, con la ayuda de la arqueologia y las crénicas, dar una nueva alma a esos despojos , mas bien, volver a encontrar esta alma, para tra- de colocar nuevamente estos objetos dispersos dentro de su contexto original; pues

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