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EL NIÑO QUE LE GUSTABA LAS CONSTRUCCIONES

Alfonso se siente muy mal porque este año no lo han invitado a ningún
cumple. Los últimos dos años había estado rodeado de amigos todo el año
porque iban a merendar a su hamburguesería favorita o cuando eran más
pequeños iban a una sala de juegos con grandes piscinas de bolas y todos
los cumples se celebraban allí. Este curso la mayoría cumplirán once años y
muchos cumpleaños se hacen con partidas en la consola de videojuegos en
casa de los niños o se hacen cosas con los móviles y lo que llaman
aplicaciones, pero él no lo pasa bien porque no tiene móvil y además el
resto de niños lo saben y no cuentan con él para hablar de muchas cosas.

A demás él también tiene la consola en casa, pero se aburre. Lo que más le


gusta a Alfonso es hacer puzles con piezas que construyen figuras
imposibles y jugar. Por las tardes apenas tiene mucho tiempo para ello
porque se pasa el día estudiando y entrenando al fútbol. Por eso, cuando
llega el fin de semana, le encanta pasar toda la tarde del sábado con sus
piezas.

Algún compañero de clase que lo sabe le dice que es como un niño


pequeño y que eso está bien para jugar un rato, pero no para pasarse la
tarde y Alfonso no le contesta. ¿Para qué? Cada uno puede jugar a lo que
quiera, a él no le importa. Solo le importa que por eso tiene pocos amigos.

Alfonso habló de esto muchas veces con sus padres, pero tampoco pueden
hacer nada. Esta semana es justo el cumpleaños de Alfonso y sus padres
no saben qué pueden organizar para que algunos de sus amigos de antes
se animen a querer pasar la tarde con Alfonso. Cansados de pensar
decidieron que invitarían a los más íntimos y les llevarían al cine y luego a
merendar a casa.

Al día siguiente su padre llegó a casa y dijo:

-He tenido una idea. ¿Por qué no hacemos una exhibición de todas las
figuras que ha construido Alfonso? Seguro que si los niños ven las
construcciones tan buenas que hace pueden que valoren más y no piensen
que es aburrido y de niños pequeños.

A Alfonso le asustó un poco la idea, pero también le pareció divertida. Sacó


del armario y puso encima de la mesa un barco pirata, una nave del
espacio, un árbol enorme con casas en sus ramas, un cocodrilo, una
avioneta, había un montón de cosas.
El sábado llegó y al final tres niños vinieron al cumpleaños de Alfonso. En el
cine se lo pasaron bien, pero cuando llegaron a casa y vieron lo genial que
eran las figuras de Alfonso todo cambió. Sacaron fotos con sus móviles y se
los pasaron a los demás niños. Todos felicitaron a Alfonso y dijeron que no
sabían que era eso lo que hacía que estaba muy bien. Alfonso estaba muy
alegre. ¡Qué cumpleaños más feliz! Esperaba que a partir de todo esto lo
valoraran más y tener de nuevo a todos sus amigos.

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