Quienes han alcanzado la excelencia siguen un camino coherente hacia el éxito:
yo lo llamo la Fórmula Definitiva del Triunfo. En dicha fórmula, el primer factor estriba en saber exactamente cuál ha de ser el resultado, o sea definir con precisión lo que uno quiere conseguir. El segundó factor consiste en pasar a la acción, ya que de lo contrario los deseos quedarían para siempre en la esfera de los sueños. Hay que emprender acciones del tipo que tenga más probabilidad de producir los resultados que uno desea. Ello no ocurrirá infaliblemente, de manera que el tercer factor estriba en desarrollar la agudeza sensorial que se necesita para distinguir qué clase de reacciones y resultados obtenemos como consecuencia de nuestras acciones, y en observar cuanto antes si estamos en el camino correcto o nos desviamos por defecto o por exceso. Es preciso conocer adonde nos llevan nuestros actos, bien se trate de una conversación o de los hábitos cotidianos de nuestra vida. Si lo que obtenemos no es lo que esperábamos, hay que anotar los resultados producidos por nuestras acciones a fin de que todas las experiencias nos sirvan de enseñanza. Con lo cual pasamos al cuarto factor, que estriba en desarrollar la flexibilidad imprescindible para modificar el rumbo de nuestra conducta hasta conseguir lo que queremos. La observación del comportamiento de quienes destacan nos dice que ésos son los pasos que ellos han seguido. Empezaron con una meta, blanco u objetivo, puesto que no es posible acertar cuando uno no sabe donde apunta. Luego emprendieron la acción, porque no basta sólo con el saber. Poseyeron la cualidad de leer en los demás, para descubrir qué reacciones suscitaban. Y supieron adaptarse corregirse a sí mismos, modificar su comportamiento hasta cosechar el fruto de su trabajo. Éstos son los siete mecanismos activadores básicos que pueden garantizarle éxito también a usted: Rasgo número uno: ¡La pasión! odas esas personas han descubierto una razón que las consume, les da energía, casi las obsesiona, y las impulsa a obrar, a progresar, a destacar. Es la locomotora que tira del tren de su éxito poniendo en juego sus más hondas capacidades. Rasgo número dos: ¡La fe! Son las creencias lo que distingue a quienes destacan en algo grande de quienes fracasan, ya que nuestra fe en lo que somos y podemos llegar a ser determina con bastante exactitud lo que seremos. Rasgo número tres: ¡La estrategia! La estrategia es la manera de organizar los recursos. Todo gran artista del espectáculo, político, padre de familia o patrono sabe que para triunfar no basta con los recursos; es preciso utilizarlos del modo más eficaz. Buscar una estrategia equivale a admitir que el talento y la ambición, por sobresalientes que sean, siempre necesitan encontrar un camino bien orientado. Rasgo número cuatro: ¡La claridad de los valores! Los valores son sistemas de creencias que nos sirven especialmente para juzgar lo que está bien y lo que está mal en nuestras vidas; son nuestros juicios acerca de lo que vale la pena. Rasgo número cinco: ¡La energía! Los triunfadores se apoderan de las oportunidades y les dan forma. Viven como obsesionados por las maravillosas ocasiones de cada día, convencidos de que lo único que no le sobra a nadie es el tiempo. Rasgo número seis: ¡Poder de adhesión! Casi todos los triunfadores tienen en común una extraordinaria capacidad de adhesión, es decir un talento para conectar y establecer relaciones con las demás personas, cualesquiera que sean sus orígenes sociales y sus creencias. Rasgo número siete: ¡Maestría en las comunicaciones! Es el tema esencial de este libro. El modo en que nos comunicamos con otros, y el modo en que nos comunicamos con nosotros mismos, determinan en último término la calidad de nuestra vida. Las personas que tienen éxito son las que han aprendido a aceptar cualquier desafío que les presente la vida y a comunicar esa experiencia consigo mismos de tal manera que logran cambiar las cosas a mejor. La PNL estudia cómo los individuos se comunican consigo mismos de tal manera que originan estados de óptima disponibilidad de sus recursos, y por tanto crean el mayor número posible de opciones de comportamiento. Uno de los postulados de la PNL es que todos los sistemas neurológicos se parecen, de manera que si alguien en el mundo puede hacer una cosa, usted también puede, siempre que rija o gobierne su sistema nervioso exactamente del mismo modo. Este proceso consistente en descubrir exacta y específicamente lo que hacen las personas para obtener un cierto resultado es lo que llamamos «modelado». Los modeladores más grandes del mundo son los japoneses. Los japoneses se limitaron a tomar las ideas y los productos iniciados en los Estados Unidos, en una serie de casos que van desde los automóviles hasta los semiconductores, y tras un modelado meticuloso retuvieron los mejores elementos y perfeccionaron los demás. El hombre es lo que cree. ANTÓNCHEJOV La buena madera no crece con facilidad; cuanto más fuerte el viento, más vigorosos los árboles. J.WILLARDMARRIOTT El reino de usted es su cerebro. Lo mismo que el rey gobierna su reino, usted puede gobernar el suyo, siempre que para ello empiece a asumir el control de cómo se representa usted sus experiencias en la vida. De tal modo que si tenemos una imagen negativa que se nos presenta de una manera grandiosa, brillante, potente y resonante, el cerebro nos azotará con una experiencia grandiosa, brillante, potente y resonantemente mala. Pero si tomamos esa imagen negativa y la empequeñecemos, la oscurecemos, la convertimos en una fotografía sin movimiento, entonces le quitamos su poder y el cerebro reaccionará en consecuencia. En vez de caer en un estado negativo podremos encogernos de hombros, o por lo menos soportar la situación sin vernos afectados en exceso. ¿Se ha visto usted atormentado alguna vez por un diálogo interno incesante, por una de esas situaciones en que el cerebro se niega a callar? Muchas veces nuestro cerebro dialoga consigo mismo, interminablemente, como cuando sopesamos los pros y los contras de algún asunto, o cuando tratamos de ajustar cuentas con un antiguo adversario. Cuando esto le ocurra, basta con bajar el volumen. Haga que la voz suene dentro de su cabeza cada vez más suave, más lejana y más débil. Con eso el problema desaparece para la mayoría de las personas. Con el patrón del tris-tras se toman las representaciones internas que nos colocan en un estado de impotencia, y se disparan automáticamente otras representaciones internas nuevas que nos ponen en pleno dominio de nuestros recursos tal como deseábamos. He aquí cómo funciona: Primera fase: Identifique el comportamiento que desea cambiar. Luego, fórmese una representación interna de dicho comportamiento como si lo estuviese viendo con sus propios ojos. Si quiere dejar de morderse las uñas, pongamos por caso, represéntese su propia imagen y cómo levanta la mano para acercar los dedos a los labios, y cómo se pone a morderse las uñas. Segunda fase: Una vez se tiene una imagen clara del comportamiento que se quiere cambiar, es preciso formarse una representación diferente, una imagen de uno mismo tal como sería si el cambio deseado se hubiese realizado ya, y de lo que tal cambio significaría para usted. Trate de imaginar cómo retira los dedos de la boca, cómo se ejerce una ligera presión sobre los dedos cuya uña iba a roer, y considere sus manos perfectamente cuidadas, al tiempo que se contempla a sí mismo como una persona elegantemente vestida, de magnífica presencia y muy segura y dueña de sí. He aquí cómo se hace el tris-tras: empiece formándose una imagen brillante y grande del comportamiento que quiere cambiar. Luego, en el rincón de abajo a la derecha de esa imagen, superponga otra imagen pequeña y oscura, la de cómo quiere usted llegar a ser. Ahora tome esa imagen pequeña y, en menos de un segundo, aumente el tamaño y el brillo «chafando» literalmente la imagen del comportamiento que quiere abandonar. Al mismo tiempo, pronunciará usted la palabra «zumbaaa» con todo el vigor y el entusiasmo que pueda. No ignoro que esto puede parecer algo infantil; sin embargo, al decir «zumbaaa» con gran énfasis usted le envía a su cerebro una serie de poderosas señales positivas. Una vez haya construido mentalmente las imágenes, el proceso de sustitución debe efectuarse por completo en menos tiempo del que necesite para decir «zumbaaa», y ya tiene usted delante una imagen grande, brillante, nítida y coloreada de cómo desea ser. La vieja imagen de lo que usted era ha quedado aplastada y hecha polvo. Abra los ojos. Ciérrelos. Vea lo que hay que cambiar. Vea la imagen originaria y cómo quiere cambiarla. Zumba otra vez. Hágalo cinco o seis veces, tan rápido como pueda. Recuerde: la velocidad es fundamental, y también divertirse haciéndolo. Lo que le está diciendo a su cerebro es: Mira esto, «zumbaaa», haz esto, mira esto, «zumbaaa», haz esto, mira esto, «zumbaaa», haz esto…, hasta que la imagen antigua produzca el disparo automático de la imagen nueva, de los nuevos estados y, en consecuencia, del nuevo comportamiento. La técnica motivacional dirigida a un grupo de individuos debe comprender alguna cosa para cada uno: algo visual, algo auditivo y algo cenestésico. Hay que hacer que vean cosas, que oigan cosas y que experimenten alguna sensación o impresión. Y uno debe saber jugar con la voz y con la entonación para dirigirse a los representantes de las tres especies. La segunda, que nada sustituye a la atención individual. A un grupo se le pueden suministrar, como queda dicho, sugerencias en una gama amplia donde cada uno encuentre un poco de lo que le hace funcionar. Pero para profundizar plenamente en las estrategias que utilizan las diferentes personas, lo ideal sería detectarlas de manera individual. Si uno se pone firme, si echa los hombros atrás y respira hondo, con inspiraciones torácicas, y levanta la vista (todo lo cual equivale a un condición de dominio de los recursos fisiológicos), no puede estar deprimido. Inténtelo usted mismo. Póngase en pie, bien erguido, cuadre los hombros, respire hondo, muévase con energía. Vea si puede sentirse deprimido en esa postura. Descubrirá que resulta casi imposible. Lo que pasa es que su fisiología le está enviando al cerebro un mensaje de atención, de vitalidad y control de los recursos. Y eso es lo que se realiza. Lo mismo ocurre con el ejercicio físico. Cuando uno ha entrenado fuerte y se queda sin aliento, si empieza a decirse lo cansado que está o cuántos metros lleva recorridos, se sitúa en una condición fisiológica tal (como también ocurre al sentarse en el suelo o jadear) que confirma esa comunicación. En cambio, si pese a hallarse sin aliento uno hace el esfuerzo de quedarse en pie y regularizar conscientemente la respiración hasta recobrar el ritmo normal, en cuestión de pocos instantes se sentirá totalmente recuperado. La próxima vez que vea usted a un triunfador, a alguien a quien admire y respete, copie sus gestos, note la diferencia y disfrute del cambio que se habrá operado en su propia rutina mental. Juegue. Experimente. ¡Las nuevas opciones están esperándole! La salud de las personas es el verdadero fundamento en que descansa toda su felicidad y todo su poder. BENJAMÍNDISRAELI El 70 por ciento de la superficie de nuestro planeta está cubierta de agua. El 80 por ciento de nuestro organismo está constituido por agua. ¿Qué le parece que debería contener su dieta principalmente? Convendría controlar que su dieta esté formada por un 70 por ciento de alimentos ricos en agua. Es decir, fruta fresca o verduras, o jugos de lo uno o lo otro recién exprimidos. Cuando contemplamos la naturaleza, vemos que los animales más grandes y fuertes son los herbívoros. El gorila, el elefante, el rinoceronte y demás por el estilo comen sólo alimentos ricos en agua. Los herbívoros viven más años que los carnívoros. Cómo puede uno estar seguro de que su dieta consta de alimentos ricos en agua en un 70 por ciento? Muy fácil. A partir de hoy, tome una ensalada en todas las comidas. Que el postre conste exclusivamente de fruta, y prescinda de dulces y caramelos. Notará la diferencia cuando vea que su cuerpo funciona con más eficacia y usted se sienta tan estupendo como es en realidad. Después de ingerir una comida bien combinada, es preciso aguardar tres horas y media por lo menos antes de consumir ningún otro alimento. También conviene tener en cuenta que beber líquidos durante las comidas diluye los jugos digestivos y hace más lenta la digestión. No le aconsejo que cene inmediatamente antes de acostarse. Es una costumbre excelente el abstenerse de tomar alimento alguno, excepto fruta, después de las nueve de la noche. No deben combinarse nunca las proteínas con los carbohidratos. Vivir como uno desee: sólo eso merece llamarse éxito. CHRISTOPHER MORLEY Unos objetivos limitados dan lugar a vidas limitadas. Así que debe usted elevar sus aspiraciones cuando se disponga a fijarse unos objetivos. En cualquier caso, resulta indispensable decidir lo que uno quiere, si es que espera obtener algo. Empiece por un inventario de sus sueños, de las cosas que desea tener, hacer, ser y compartir. Es cuestión de «crear» las personas, los sentimientos y los lugares que uno desearía formaran parte de su vida. Siéntese ahora mismo, tome su papel y póngase a escribir. Repase la lista que acaba de escribir y calcule cuándo piensa alcanzar esos desenlaces: dentro de seis meses, dentro de un año, de dos años, de cinco, de diez, de veinte. Conviene definir el marco temporal en que se mueve uno. ¿Cuál es el camino más seguro para obtener la excelencia? Modelar a alguien que haya hecho ya lo que usted se propone. Es importante también revisar con regularidad nuestras metas. Algunas veces cambiamos, pero nuestras metas siguen siendo las mismas porque no nos hemos parado a pensar si todavía deseamos crear los mismos desenlaces en nuestras vidas. Hay que actualizar sistemáticamente las metas cada pocos meses, y en todo caso una o dos veces al año. ¿Cuál es la clave para establecer relaciones? La flexibilidad. No olvide que la barrera más insalvable es la creencia de que los demás tienen el mismo «mapa» que nosotros, es decir que ellos ven el mundo de la misma manera que nosotros. Los comunicadores sobresalientes rara vez caen en ese error. Saben que deben modificar su manera de expresarse, su tono, sus patrones respiratorios, sus gestos, hasta descubrir la vía de aproximación que les permite alcanzar sus objetivos. El mejor soldado jamás ataca. El luchador superior triunfa sin violencia. El conquistador más grande vence sin combate. El director más eficaz dirige sin imponer. A eso se le llama ecuanimidad inteligente; a eso se le llama conocimiento de los hombres. LAO-TSE, Tao Te King Los líderes y otros grandes comunicadores son maestros en el arte de reenmarcar. Saben cómo motivar y potenciar a la gente tomando cualquiera de las cosas que ocurren para convertirla en un modelo de lo posible. Esto lo demuestra una famosa anécdota de Tom Watson, el fundador de la IBM. Uno de sus subordinados acaba de cometer una equivocación tremenda que le había costado diez millones de dólares a la compañía. Cuando Watson le llamó a su despacho, el empleado dijo: «Supongo que quiere mi dimisión». Watson le miró fijamente y replicó: «¿Lo dice en broma? Acabamos de invertir diez millones en la educación de usted». Todo lo que pasa encierra una lección válida. Los mejores líderes son los que aprenden esa lección y colocan el marco más estimulante a los acontecimientos externos. Esto es cierto para la política, los negocios, la enseñanza, y también en la vida privada. Haz lo que puedas, con lo que tengas, estés donde estés. THEODOREROOSEVELT Si haces lo que has hecho siempre, no llegarás más lejos de lo que siempre has llegado. ANÓNIMO El hombre que no sabe por qué estaría dispuesto a morir no sirve para vivir. MARTIN LUTHERKING El que sabe mucho de los demás es un entendido, pero más sabio es el que se conoce a sí mismo. El que domina a los demás es poderoso, pero el que se domina a sí mismo es más fuerte todavía. LAO-TSE, Tao Te King Piense en las personas que más le hayan influido en su vida. Es probable que sean las mismas que le han suministrado los modelos más eficaces y más congruentes. Son las personas cuyos valores y conductas presentaban los modelos más vibrantes y emotivos del triunfo. Las fuerzas motivadoras más poderosas de la historia, los libros sagrados como la Biblia, apenas tratan de otra cosa que de valores. Las historias que narran, las situaciones que describen, son modelos que han enriquecido las vidas de muchos habitantes de este planeta, al conferir un poder inmenso a sus valores.
Las cinco claves de la riqueza y del éxito
He aquí la primera clave para alcanzar el éxito y la felicidad:
Usted debe aprender a superar la frustración. Si quiere llegar a ser todo lo que podría ser, hacer todo lo factible, oír todo lo escuchable y ver todo lo que merece verse, debe aprender a superar la frustración, que es capaz de romper los sueños, de convertir una actitud positiva en negativa y un estado de poder en un estado de desvalimiento, como sucede demasiadas veces. Y lo peor de la actitud negativa es que destruye la autodisciplina. Y perdida la autodisciplina, perdidos los resultados que uno deseaba. He aquí la segunda clave: Usted debe aprender a superar el rechazo. Cuando repito este concepto en un cursillo, la fisiología de los oyentes cambia en grado perceptible. ¿Habrá algo en el lenguaje humano que duela más que la simple palabra «no»? Para el que conozca el mundo de la venta, ¿cuál es la diferencia entre ganar 100.000 dólares y ganar 25.000? La principal, aprender a encajar un rechazo, de modo que el temor al mismo no sea obstáculo para la acción. Los mejores vendedores son los que escuchan más negativas. Son los que saben tomar un «no» y servirse de él como palanca para pasar al «sí». Ésta es la tercera clave de la riqueza y la felicidad: Usted debe aprender a superar la presión financiera. Superar la presión financiera quiere decir saber tomar, y saber dar, saber ganar y saber ahorrar. Para un modelo magnífico de cómo superar la presión financiera consulte la obra El hombre más rico de Babilonia, de George S. Clason. ¿La ha leído? En caso afirmativo, léala otra vez; de lo contrario, salga a comprarla enseguida. Es un libro que puede hacerle rico, feliz y totalmente dispuesto a triunfar. Para mí, la más importante de sus enseñanzas es la que dice que debemos regalar el 10 por ciento de todo cuanto ganamos. Es verdad. ¿Por qué? En primer lugar, porque cuando uno ha sacado algo siempre se ve obligado a devolver algo. Otro motivo es que se crean valores para uno mismo y para los demás. Y lo más importante: decirle al mundo y a su propio inconsciente que tiene usted más de lo que necesita. Ésa es una creencia muy poderosa, y vale la pena fomentarla. Si a usted le sobra, eso quiere decir que tiene lo necesario y que otros pueden conseguirlo también, y ésa es una creencia que tiende a realizarse por sí misma. Todos los años, cuando llega el Día de Acción de Gracias salgo a comprar alimentos para una semana y se los llevo a alguna familia necesitada, presentándome siempre como recadero o transportista, nunca como la misma persona que hace el regalo. Y siempre dejo una nota diciendo: «Regalo de alguien que les aprecia a ustedes y desea que pronto se vean en condiciones de prestar el mismo favor a otros necesitados». Y aquí es donde se aplica nuestro lema o clave número cuatro: Usted debe aprender a superar la vanidad. Trabaje de acuerdo con un conjunto de metas dinámicas, activas, estimulantes, que le ayuden a hacer lo que desea y no lo que han hecho otros. Siempre habrá alguien que tenga más cosas que usted y alguien que tenga menos. Nada de esto tiene importancia. Debe juzgarse con arreglo a su propia medida y nada más. Y he aquí la última clave: Dé siempre más de lo que espera recibir. Ésta es quizá la más importante, porque garantiza virtualmente la felicidad. Puede uno ganar mucho dinero y ser dueño de grandes fincas o de grandes empresas. Pero si lo hace sólo para sí mismo, no será un triunfador en realidad. No tendrá un verdadero poder. No poseerá la verdadera riqueza. El que alcanza «la cumbre» en solitario se queda sin nada que hacer, excepto quizás arrojarse desde ella. El químico capaz de extraer de su corazón los elementos compasión, respeto, deseo, paciencia, arrepentimiento, sorpresa y perdón, y de combinarlos en uno, habrá creado ese átomo que se llama amor. KAHLILGIBRAN Mi última digresión será para invitarle a compartir esta información con otros… por dos motivos, en realidad. En primer lugar, todos enseñamos lo que tenemos más necesidad de aprender. Al compartir una idea con otros, tenemos la oportunidad de escucharla de nuevo y de recordarnos a nosotros mismos lo que valoramos y consideramos importante. El otro motivo es que produce un enriquecimiento, una alegría increíble y casi inexplicable el ayudar a otra persona para que introduzca en su vida un cambio realmente trascendental y positivo.