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Tratamiento del consumo de cocaína.

Integrando psicoterapia y farmacoterapia


SOLÉ PUIG, J.

Psiquiatra

Enviar correspondencia: Complejo Asistencial en Salud Mental Benito Menni, C/ Dr. A. Pujadas 38,
08830 Sant Boi de Llobregat, Barcelona. E-mail: 8956jsp@comb.es

RESUMEN SUMMARY
Puesto que el consumo de cocaína está aumentan- Since cocaine use is increasing among Spanish
do en España entre adultos jóvenes y adolescentes y young adults and teenagers and causes potentially
tiene consecuencias médicas y legales potencialmen- severe medical and legal consequences, efforts must
te graves, hay que redoblar esfuerzos para mejorar be made to increase treatment outcomes. Different
los resultados terapéuticos. Hay disponibles diferen- pharmacological and psychotherapeutic approaches
tes enfoques farmacológicos y psicoterapéuticos, por are available, so that promising developments can be
lo que hay que prever desarrollos prometedores en foreseen in both treatment modalities. Still, both are
ambas modalidades de tratamiento. Pero suelen abor- carried out in a not integrated basis. In doing so, bet-
darse de forma no integrada, por lo que se desapro- ter outcome opportunities are wasted. Double treat-
vechan oportunidades de mejora de resultados. ment integration should be aimed: the integration
Debería aspirarse a una doble integración terapéutica: between pharmacology and psychotherapy, and the
la integración entre farmacología y psicoterapia, y la integration among different psychotherapeutic appro-
integración entre enfoques psicoterapéuticos diferen- aches. Still, disorder-specific pharmacological and
tes. Todavía se carece de indicaciones específicas psychotherapeutic indications are lacking. Pharmaco-
según trastorno tanto farmacológicas como psicote- therapy of cocaine and other drugs is still relying on
rapéuticas. La farmacoterapia para la cocaína y otras antidepressants and the usual psychiatric medication,
drogas aún se basa en los antidepresivos y la medica- and psychotherapy on the individual, group and family
ción psiquiátrica disponible, y la psicoterapia en los psychotherapeutic approaches available in mental
enfoques individuales, grupales y familiares disponi- health settings. An integrated view of cocaine abuse
bles en los entornos asistenciales de salud mental. treatment is necessary to be successful.
Se propone una visión integrada del tratamiento del
Key words: cocaine, dependency, treatment, phar-
consumo problemático de cocaína como sistema más
macology, psychotherapy
eficaz de abordaje.
Palabras clave: cocaína, dependencia, tratamiento,
farmacología, psicoterapia.

Sherlock Holmes cogió su frasco ... y su aguja hipodérmica... “¿Cuál toca hoy?”, pregunté.
“¿Morfina o cocaína?.” Levantó los ojos lánguidamente... “Cocaína”, dijo; “una solución al
siete por ciento. ¿Quiere probarlo?” “No, por supuesto”, respondí bruscamente... Sonrió ante
mi vehemencia. “Quizá tenga usted razón, Watson”, dijo. “Supongo que es una mala influen-
cia física. Pero lo encuentro tan trascendentalmente estimulante y clarificador para la mente
que su acción secundaria es cosa de un momento.”

VOL. 13. SUPLEMENTO 2 209


“¡Pero considérelo bien!” exclamé seriamente. “¡Piense en lo que puede costarle! Puede
que su cerebro, tal como usted dice, se active y excite, pero esto es un proceso patológico,
morboso, que implica cambios progresivos en los tejidos y que como mínimo puede dejarle
una fatiga permanente. También sabe cuán negro lo ve usted todo una vez pasados los efec-
tos. Está claro que no vale la pena. ¿Porqué usted, sólo por un mero placer pasajero, se
arriesga a perder las grandes facultades con que ha sido agraciado?”
“...Es que detesto la necia rutina de la existencia. Yo anhelo (I crave) la exaltación mental...”
A. CONAN DOYLE
El Signo de los Cuatro

1. INTRODUCCIÓN Fumar cocaína implica una progresión más


rápida desde el consumo hasta el abuso o la
dependencia que cuando se esnifa, es decir,
a cocaína se ha convertido en sustancia

L de consumo creciente en España y


merece mayores esfuerzos terapéuticos
por la gravedad de sus consecuencias psi-
cuando se consume fragmentada en polvo
que se inhala por vía intranasal que es la
forma más utilizada (Smelson et al, 1999).
Hoy día está claro que el consumo de
quiátricas y médicas (San et al, 1996). Los
cocaína conlleva alteraciones mentales no
trastornos relacionados con la cocaína se dan
pocas veces graves (Ochoa E, 2000) y en
con más frecuencia entre adolescentes y algunos casos, mortales (Ruttenber et al,
adultos jóvenes (Observatorio Europeo de las 1999). Los daños neuroconductuales que pro-
Drogas y las Toxicomanías, 1999). El indicador duce serían dosisdependientes (Bolla et al,
tratamiento del Observatorio Español sobre 1999).
Drogas (Plan Nacional sobre Drogas, 2000)
ha demostrado que, frente al descenso de
2. ABORDAJE TERAPÉUTICO
admisiones a tratamiento por heroína, a fina-
les de la década de 1990 hubo un importante
aumento de las admisiones a tratamiento por El abordaje terapéutico integrado, es decir,
consumo de cocaína -más de un 11%- lla- la integración de farmacoterapia y psicotera-
mando la atención el rápido ritmo de creci- pia, es lo que se considera actualmente
miento de estas admisiones pues en sólo como el abordaje de elección. Ello facilita
dos años, de 1996 a 1998, se duplicó. La pre- alcanzar los objetivos del tratamiento en los
valencia del consumo de cocaína es en la pacientes con trastornos por consumo de
actualidad elevado y ha ido aumentando en cocaína. El epígrafe del tantas veces citado
los últimos años. La cocaína es el estimulan- texto del Dr. Arthur Conan Doyle utilizado
te epidémicamente más consumido después para encabezar el artículo, ilustra, precisa-
mente, que en el tratamiento de adicciones
de la nicotina. La cocaína es la segunda sus-
se hace imprescindible tener en cuenta la
tancia, después de la heroína, más mencio-
motivación e influir técnicamente en ella por
nada como generadora de urgencias, con un
medio de la psicoterapia. En sustancias que
aumento importante en los últimos años:
como la cocaína carecerían de síndrome de
30% en 1997 y 37% en 1998. La prevalencia abstinencia físico fácil de observar, los aspec-
de este consumo entre escolares es elevada tos psicosociales del tratamiento cobran
y creció significativamente en la década ante- mayor importancia si cabe. Tratamiento inte-
rior (Plan Nacional sobre Drogas, 2000). Los grado, en fin, quiere decir que enfocamos el
indicadores de oferta como las incautaciones proceso terapéutico intentando abarcar toda
señalan un aumento sostenido de la presen- la complejidad biopsicosocial de los consumi-
cia de cocaína en todos los mercados euro- dores problemáticos de cocaína, y por ello
peos (Observatorio Europeo de Drogas y de junto a la farmacoterapia incluimos la psicote-
Toxicomanías, 1999). rapia, los abordajes individual, familiar y gru-

210 Tratamiento del consumo de cocaína


pal y las intervenciones de índole informativa El consumo agudo de cocaína puede pro-
y terapéutica. ducir hipertensión, taquicardia y crisis convul-
En general, la elección de un centro para el sivas. Los datos obtenidos en animales y la
tratamiento se basa en las características clí- experiencia clínica sugieren que debe evitar-
nicas del paciente, sus preferencias, las se los bloqueadores adrenérgicos y los anta-
necesidades terapéuticas y las alternativas gonistas dopaminérgicos en el tratamiento
disponibles (Beck, 1991). Al igual que ocurre de la intoxicación aguda por cocaína. Las ben-
con el tratamiento de los demás pacientes, zodiacepinas se utilizan con frecuencia en la
en pacientes consumidores de cocaína debe intoxicación aguda por cocaína, y se han des-
optarse por el entorno (setting) terapéutico crito también resultados favorables con
menos restrictivo y que menos interfiera en enfriamiento ambiental. No hay pruebas de
la vida cotidiana, siempre que sea capaz de que los medicamentos anticonvulsivos per-
albergar un tratamiento seguro y lo más efi- mitan prevenir las crisis epilépticas inducidas
caz posible. por la cocaína, por lo que hay que contraindi-
Está claro que la mayor parte de consumi- car su empleo para este fin (Galaner & Kle-
dores problemáticos de cocaína pueden ser ber, 1999).
tratados eficazmente en programas ambula- En resumen, y según sea la sintomatología
torios, tan válidos como el tratamiento hospi- que muestre el caso de sobredosis, la con-
talario y, por definición, más eficientes en ducta terapéutica a seguir es la siguiente
términos de relación coste/beneficio (Com- (American Psychiatric Association, 1995):
pendium 2000). Los tratamientos que han implantar tratamiento cardiorrespiratorio
resultado eficaces en determinadas poblacio- cuando haga falta, efectuar lavado gástrico y
nes de pacientes con abuso de cocaína son administrar carbón activado si la ingesta se
los de litio en pacientes con un trastorno ha producido en las últimas 2 o 3 horas, tratar
bipolar y los antidepresivos en pacientes con la hipertermia con enfriamiento externo y
depresión (Ochoa, 2000). Sin embargo, paracetamol, tratar la arritmia cardiaca con
teniendo en cuenta los datos existentes antiarrítmicos e incluso cardioversión, tratar
hasta la fecha, no cabe prever que estos tra- las crisis hipertensivas con nifedipina o capto-
tamientos por sí solos reduzcan el consumo pril por vía sublingual, y tratar las convulsio-
de cocaína, por lo que debe acompañarse de nes tónico-clónicas generalizadas con diace-
tratamiento psicosocial apropiado (Washton pán por vía intravenosa. En este último caso
et al, 1988). habrá de haber ulterior derivación neurológi-
ca. En caso de intensa agitación psicomotriz,
el paciente tendrá que estar en ambiente
2.1. Tratamiento de la intoxicación
tranquilo, desaferentizado, sometido a suje-
ción mecánica si es preciso. También deberá
Dado que no existe un antídoto específico recibir benzodiacepinas.
para la cocaína, el tratamiento es de tipo sin-
tomático y de apoyo (San et al, 1996). La into-
xicación por cocaína puede inducir delirios 2.2. Tratamiento del síndrome
paranoides. Aunque los neurolépticos son efi- de abstinencia
caces, muchos individuos se recuperan
espontáneamente en unas horas al cesar el La interrupción del consumo de cocaína no
consumo de cocaína, por lo que no suelen suele causar síntomas de abstinencia. Lo fre-
requerir tratamiento. Los pacientes que pre- cuente es la abulia y el deseo de consumir de
sentan agitación psicomotriz pueden requerir nuevo. Sin embargo, hay personas que expe-
sedación con benzodiacepinas o con neuro- rimentan síndrome de abstinencia entre
lépticos; la administración puede ser oral o pocas horas y varios días después del cese
parenteral. agudo o en plena reducción de un consumo

Solé, J. 211
intenso y prolongado de cocaína (Washton, ambiente desaferentizado, es decir muy tran-
1989). quilo, efectuando sujeción mecánica en caso
Las características clínicas y la duración del de agitación o inquietud psicomotriz. Inicial-
síndrome de abstinencia de cocaína son mente es mejor indicar benzodiacepinas que
cuestiones todavía discutidas y mal definidas. neurolépticos, pues con éstos cabe el riesgo
Se suele hablar de una fase aguda de sensa- de empeorar la hipertermia y aumentar el
ción de gran “bajón” (crash), un periodo de riesgo de crisis convulsivas. De todos modos,
deprivación menos pronunciado, y una fase es usual indicar haloperidol por vía intramus-
de extinción que dura de 1 a 10 semanas cular.
(American Psychiatric Association, 1995). En caso de que persista el cuadro psicóti-
El síndrome de abstinencia agudo se co, el psiquiatra deberá prescribir neurolépti-
observa después de periodos de consumo cos. De primera intención quizá optemos por
frecuente a dosis altas. Puede haber sensa- los de última generación como la risperidona,
ciones intensas y desagradables de depre- la olanzapina o la quetiapina, por el plus de
sión y fatiga, acompañadas a veces de ideas tolerabilidad que se acepta tienen los atípi-
de suicidio, pero lo usual son síntomas relati- cos. Sin embargo, también puede recomen-
vamente leves de depresión, ansiedad, apa- darse la clorpormacina en dosis alrededor de
tía, insomnio o hipersomnia, enlentecimiento 75 mg/día, pues presenta una semivida de
psicomotor, y aumento de apetito, todo lo eliminación (t1/2) lenta, unas 30 horas, sien-
cual va desapareciendo a lo largo de días o do todavía el patrón de referencia de los
semanas. Hay que señalar aquí que consumir antipsicóticos. Se obtienen también excelen-
cocaína puede estar parcialmente motivado tes resultados con tioridazina (t1/2 también
para control del propio peso (Cochrane et al, de unas 30 horas) y levomepromazina (t1/2
1998), tal como sucede con el consumo de entre 16 y 77 horas). Ello es extensible tam-
nicotina. bién al haloperidol, con una t1/2 algo menor,
Hace algún tiempo se pensó que agonistas de unas 18 horas. La t1/2 de la 9-hidroxi-ris-
de la dopamina como la amantadina serían peridona, el metabolito activo de la risperido-
eficaces para reducir los síntomas de absti- na, es de unas 24 horas, suficiente también
nencia de cocaína, el deseo de la droga y el para neutralizar el efecto psicotomimético de
consumo posterior de la misma, pero no se la cocaína. La semivida de la cocaína es de 7
ha logrado confirmar. De igual modo, los a 13 horas. La semivida de eliminación de la
estudios con bromocriptina no han prospera- cocaína, al contrario que en el caso de los
do. Es posible que exista un subgrupo de cannabinoides (en que su vida media prolon-
pacientes que respondan a alguna forma de gada favorecería la indicación de antipsicóti-
farmacoterapia con reducción del deseo de la cos de parecida cinética lenta), no hace que
droga y, posteriormente, con disminución del tengamos que decantarnos por neurolépticos
consumo. Sin embargo, hasta la fecha los de farmacocinética disímil a la media, por lo
datos de investigación son poco convincen- que en la práctica utilizaremos los usuales. La
tes (Compendium 2000). psicotomímesis por cocaína se manifiesta
durante las primeras horas siguientes a la
inhalación o ingesta. De ahí que también neu-
2.3. Tratamiento sintomático antipsicótico rolépticos de vida media más breve que los
enumerados más arriba, como la perfenacina,
Debe conocerse el tratamiento de los cua- loxapina, y clozapina, con t1/2 que no rebasan
dros psicopatológicos por consumo de cocaí- las 12 horas, se adapten bien al periodo a
na, para cuya evaluación nos valdremos de cubrir y den una buena respuesta antipsicóti-
los libros de referencia diagnósticos DSM-IV ca. En la práctica todos los neurolépticos pue-
o CIE-10 . El tratamiento de las psicosis por den ser indicados. Lo importante es que el
sustancias incluye situar al paciente en médico prescriba el neuroléptico con el que

212 Tratamiento del consumo de cocaína


se halle más familiarizado. En el momento de diversos agentes farmacológicos, no hay nin-
salir a la luz este trabajo son de primera elec- guna medicación con la que se haya demos-
ción los antipsicóticos olanzapina, risperido- trado una eficacia clara en el tratamiento de
na, quetiapina y flupentixol, por un perfil de la dependencia de la cocaína (San et al,
tolerabilidad acorde con los estándares actua- 1996). Por ello no hay que tener prisa para
les. indicar farmacoterapia como medida inicial en
El diagnóstico de delírium por cocaína, raro los pacientes consumidores de cocaína o de
pero existente (Ruttenber et al, 1999), obliga anfetaminoides. Sin embargo, en pacientes
a la monitorización hidroelectrolítica del enfer- con abuso o dependencia de cocaína graves
mo, como si de un delírium tremens se trata- y en quienes no responden al tratamiento
ra. El tratamiento de urgencia puede ser la psicosocial habría de indicarse antidepresivos
administración intramuscular de 25-50 mg de e incluso ansiolíticos, esto último con cautela
clorpromacina o de 5-10 mg de haloperidol, por el indudable riesgo de adicción a las ben-
aunque también de 10 mg o más de diacepán zodiacepinas. Medicaciones más eficaces y
o 50 mg o más de clorazepato (Compendium específicas deberían aparecer en un futuro.
2000). Puede estar indicado administrar tam- Se han venido estudiando numerosas
bién antipsicóticos en el síndrome de absti- medicaciones diferentes en la búsqueda de
nencia por cocaína, pues no pocas veces apa- un tratamiento farmacológico eficaz. La
recen síntomas de la serie psicótica y mayor parte de estas investigaciones se han
entonces vale la pena prevenir complicacio- visto dificultadas por problemas metodológi-
nes en este sentido. cos, como la falta de controles adecuados y
Los antidepresivos son los medicamentos de medidas homogéneas de evaluación de
más prescritos para afrontar el consumo de los resultados (por ejemplo, análisis de orina
cocaína y también de anfetaminas. Queda en vez de notificación propia), falta de estan-
claro que se trata de una indicación genérica. darización del tipo y la “dosis” de las inter-
En este campo hay que reiterar que todavía venciones psicosociales acompañantes, falta
no disponemos de una medicación específica de claridad respecto a la importancia del
(San et al, 1996), que puede tardar en llegar. deseo de droga (craving) en el mantenimien-
Además de tricíclicos como la imipramina, to de la dependencia de la cocaína, el papel
puede prescribirse inhibidores selectivos de del deseo de la droga en el curso natural del
la recaptación de serotonina como fluoxetina, síndrome de abstinencia cocaínica no tratado,
y falta de coincidencia en cuanto a definir el
paroxetina, fluvoxamina, sertralina y citalo-
craving (Galanter & Kleber, 1999).
pram, por su mayor tolerabilidad. Aunque
apenas se dispone de experiencia con venla- Los medicamentos investigados han sido,
faxina, nefazodona, mirtazapina y reboxetina, entre otros, la desipramina, carbamazepina,
su uso en medicina de la adicción también pergolida, L-dopa/carbidopa, fluoxetina, flu-
parece prometedor (American Psychiatric pentixol, bupropión, amantadina y maprotili-
Association, 1995). na. Todos estos fármacos han presentado
resultados más o menos prometedores, aun-
En cuanto a las reacciones adversas,
que en ensayos no controlados y relativa-
ansiosas, por intoxicación aguda reciente, hay
mente pequeños. No se recomienda el uso
que indicar lavado gástrico y, eventualmente,
del IMAO fenelcina por riesgo de crisis hiper-
administrar benzodiacepinas vía oral y/o vía
tensivas durante las recaídas cocaínicas
parenteral (Galanter & Kleber, 1999).
(American Psychiatric Association, 1995).
El agonista-antagonista opiáceo mixto
2.4. Farmacoterapia para cocaína buprenorfina pareció presentar también
resultados prometedores en ensayos clínicos
Aunque diversos estudios han presentado de diseño abierto en el tratamiento de
resultados prometedores con el empleo de pacientes con doble dependencia de cocaína

Solé, J. 213
y opiáceos, pero recientemente no han podi- sea el abordaje psicosocial elegido, se tiende,
do ser replicados. Al respecto, colegas esta- por tanto, a intensificar el tratamiento. El pro-
dounidenses (American Psychiatric Associa- blema de este tratamiento sobreintensivo, a
tion, 1995) han sugerido que dosis altas de aplicar dos veces por semana o más, es que
buprenorfina (12-16 mg/día) pueden resultar quizá sea eficaz, pero parece ser menos efec-
eficaces, pero esta hipótesis ni siquiera tiene tivo (práctico) y sobre todo menos eficiente
validez de fachada (face validity): en Francia, (relación coste/beneficio). El ejemplo históri-
donde se prescribe buprenorfina (Subutex) a co de tratamiento psicológico sobreintensivo
dosis 10 veces mayores de promedio que en es el psicoanálisis, que sólo una minoría de
el resto de Europa, hay un doble consumo de beneficiarios se ha podido permitir.
cocaína-heroína que es similar al de España y
demás países europeos (Solé Puig, 1999).
2.5.1. Terapia cognitivo-conductual
Los intentos de encontrar un fármaco que
bloquee o atenúe los efectos subjetivos (por
ejemplo, euforizantes) de la cocaína han Los estudios fiables que demuestran la efi-
incluido ensayos de imipramina, desipramina cacia de las estrategias cognitivoconductua-
en EE.UU., bromocriptina, trazodona, neuro- les en los pacientes con dependencia de la
lépticos y otros. No hay pruebas convincen- cocaína son escasos. Los estudios con con-
tes de que ninguna de estas medicaciones tratos de contingencia, es decir, con compro-
resulte eficaz en esta indicación (San et al, misos de cumplimiento, han puesto de mani-
1996). fiesto la obtención de resultados positivos
durante el período en el que el contrato o
compromiso está en vigor, mejorando el
2.5. Psicoterapia en trastornos por cocaína cumplimiento terapéutico y la abstinencia. El
refuerzo social combinado con incentivos y la
Aunque hay abordajes psicoterapéuticos terapia de exposición a estímulos también
prometedores en estudios preliminares, no han merecido estudios. Las mejorías obteni-
hay ninguna modalidad de tratamiento para la das no suelen estar a la altura de los esfuer-
que se haya demostrado de manera uniforme zos terapéuticos empleados, por lo que hay
superioridad respecto a las demás en los claramente falta de eficiencia. Habría, por
pacientes con dependencia de la cocaína. tanto, cierta eficacia, pero escasa efectividad.
El conocido estudio de Carroll, Rounsaville La opinión que se está abriendo camino en
y colaboradores (1994) por el que se compa- medios científicos es que si el abordaje cog-
raba farmacoterapia y psicoterapia ya infería nitivoconductual en general y la prevención
la necesidad de desarrollar tratamientos de recaídas en particular han dado resultado
específicos para distintos subtipos de consu- en adicción a la nicotina, el psicoestimulante
midores de cocaína. De momento y sin del tabaco, entonces también debería ser útil
entrar en el tipo concreto de tratamiento psi- para abandonar el consumo problemático del
cosocial a indicar, lo que se acepta es que la estimulante cocaína (NIDA, 1998).
psicoterapia ambulatoria intensiva, a ser posi-
ble más de una vez por semana, centrada en
la estabilización de la abstinencia, sería el 2.5.2. Terapia psicodinámica
abordaje de elección (Karabanda et al, 1999). Todavía más escasos son los ensayos con-
La terapia familiar, la psicoterapia individual o trolados de tratamientos de orientación psi-
la terapia de grupo una vez por semana ten- codinámica del abuso o la dependencia de la
dería a ser insuficiente, y en cambio una fre- cocaína. Tanto en formato individual como de
cuencia a partir de dos veces por semana, grupo parece aumentar la tasa de retención,
con o sin medicación, mejoraría el resultado pero esto debe confirmarse con más datos
(Crits-Christoph et al, 1997). Cualquiera que de eficacia (NIDA, 1998).

214 Tratamiento del consumo de cocaína


2.5.3. Terapia interpersonal lucionaron mejor con la prevención de recaí-
En trastornos graves por cocaína, la pre- das que con el tratamiento clínico usual. A los
vención de recaídas de índole cognitivocon- 6 y 12 meses de control evolutivo, quienes
ductual sería algo más eficaz que la terapia recibieron prevención de recaídas presenta-
interpersonal, aunque para los pacientes con ban menor consumo de cocaína que quienes
cocainodependencia moderada ambos trata- recibieron el tratamiento clínico usual. Es
mientos resultarían igual de eficaces (Roun- interesante señalar que no hubo diferencias
saville et al, 1993). En cualquier caso, los de consumo de cocaína entre los individuos
seguimientos terapéuticos de un año o más tratados con desipramina y los tratados con
ponen de manifiesto un efecto positivo de la placebo.
psicoterapia a largo plazo (Klerman et al,
1984; Elkin et al, 1989). También en los años 1990, el grupo de Hig-
gins (Higgins et al, 1994) comparó el trata-
miento conductual, consistente en contrato
2.5.4. Psicoterapias comparadas
de contingencias y refuerzo comunitario, con
Ya en los años 1980, Kathy Carroll, Bruce el aconsejamiento tradicional del tipo “12
Rounsaville y colaboradores (Carroll et al, pasos” de Alcohólicos Anónimos, mediante
1994) empezaron a comparar el tratamiento un estudio de asignación aleatoria. Aunque el
de prevención de recaídas cognitivoconduc-
tamaño de la muestra fue relativamente bajo,
tual con la psicoterapia interpersonal. En un
los resultados obtenidos indicaron mejor
estudio de 12 semanas llevado a cabo en 42
pacientes ambulatorios con trastornos por mantenimiento del tratamiento a las 24
consumo de cocaína no observaron diferen- semanas (58% en comparación con 1 1 %) y
cias significativas en cuanto a los resultados mayor abstinencia a las 16 semanas (42% en
globales del tratamiento entre los dos gru- comparación con 5%) en los pacientes trata-
pos, si bien los pacientes con problemas de dos con terapia conductual. En este ensayo,
abuso de cocaína más graves evolucionaban todos los pacientes recibieron refuerzo
ligeramente mejor con la técnica de preven- comunitario, pero sólo un grupo recibió vales
ción de recaídas. En un segundo estudio de como premio por contingencias. En dicho
los primeros años 1990, Carroll, Rounsaville y grupo se observó mayor probabilidad de
colaboradores (Rounsaville et al, 1992) asig- completar las 24 semanas de tratamiento
naron aleatoriamente 139 pacientes a una de (75% en comparación con 40%), mayor dura-
las cuatro situaciones siguientes: a) preven- ción media de la abstinencia continuada de
ción de recaídas y desipramina; b) tratamien-
cocaína, y mejoría significativa en cuanto al
to clínico y desipramina; c) prevención de
consumo y la sintomatología psíquica.
recaídas y placebo, y d) tratamiento clínico y
placebo. Al final de las 12 semanas del ensa- Hay acuerdo creciente en que la terapia
yo, todos los grupos presentaron una mejoría psicodinámica breve de Luborsky (1984)
significativa, pero no hubo ningún efecto prin- –para su aplicación en drogodependencias
cipal de la psicoterapia o la medicación. Los véase Luborsky et al, 1995-, muy parecida a
pacientes con mayor intensidad basal de con- la psicoterapia interpersonal, demuestra
sumo de cocaína presentaron mejor resulta- tener parecida eficacia a la que tiene la tera-
do con la prevención de recaídas que con el pia cognitivoconductual (Carroll et al, 1995).
tratamiento clínico, mientras que en los que Todos estos procedimientos psicosociales,
tenían un trastorno de consumo de cocaína
junto al enfoque motivacional de Millner y
menos intenso la evolución fue mejor con
Rollnick (1992), son las cuatro psicoterapias
desipramina que con placebo. En los depresi-
vos, los resultados en cuanto a abstenerse de primera elección en el tratamiento de tras-
del consumo de cocaína fueron mejores que tornos por consumo de sustancias.
en los no deprimidos, y estos pacientes evo-

Solé, J. 215
2.5.5. Grupos de autoayuda muy difícil la extrapolación de los resultados
En Estados Unidos de América suele utili- obtenidos.
zarse el abordaje del tipo “12 pasos” de Alco- Cuando se han creado las condiciones ade-
hólicos Anónimos, en el tratamiento de la cuadas controlándose las distintas variables
dependencia de la cocaína, que ha resultado que intervienen, se ha observado que los
útil para reducir la tendencia a las recaídas efectos farmacológicos del consumo de
(Wells et al, 1994). La participación en progra- cocaína dependen en gran medida de varia-
mas de autoayuda mejoraría los resultados, ciones situacionales, que los efectos de dosis
con independencia de otros factores relacio- relevantes de la droga no siguen un patrón
nados con el tratamiento (Weiss et al, 1996). lineal, y que una misma cantidad de la sus-
tancia puede presentar efectos muy diferen-
3. TRATAMIENTO INTEGRADO COMO tes, en función de si se toma en un lugar
TERAPIA DE CESACIÓN DEL CONSUMO familiar o extraño, en compañía de amigos o
DE COCAÍNA desconocidos, y si se asocia o no a consu-
mos de alcohol y demás psicotropos (Was-
hton, 1990a).
El consumo de cocaína conlleva alteracio-
Al margen de estas consideraciones, que
nes en las esferas cognitiva, emocional (esta-
nos ayudan a situar el tema desde una pers-
do de ánimo) y psicosocial beneficiarias de
pectiva más amplia, aquí nos centraremos en
diagnóstico y tratamiento y con una evolución
los aspectos terapéuticos de este tipo de
clínica aproximadamente predecible. También
consumo. En primer lugar, cabe decir que
con el consumo de cocaína, tal como siem-
una cosa es tratar las secuelas próximas o
pre ocurre en caso de problemas por consu-
remotas del consumo de cocaína, y otra es
mo de sustancias, la conceptualización de
enfermedad puede conducir a malpraxis si no tratar el hábito de “esnifar” rayas de cocaína
se abordan las condiciones psicosociales, o tomarse pastillas anfetaminoides siguiendo
interpersonales y de rol, que contextualizan el la ruta del “bakalao”. Esto último es precisa-
consumo, abuso, o dependencia de dichas mente lo que corresponde al concepto de
sustancias (Budney et al, 1991). terapia de cesación, que presenta una nota-
ble dificultad psicológica. En este sentido,
La cocaína se sabe que se asocia al uso
son de sobras conocidos los obstáculos moti-
recreativo. Se ha demostrado que el ambien-
vacionales que un dependiente de nicotina
te o setting en que el consumo tiene lugar va
debe salvar, tanto si decide cesar de fumar
a determinar en gran manera los efectos
con asistencia técnica o por si solo (Daley et
(Nowinski et al, 1994). Existe escasa literatu-
al, 1998).
ra acerca de los efectos de la cocaína en la
conducta social, lo que se explicaría por las Las estadísticas acerca de los hábitos de
dificultades metodológicas que comporta consumo de la población general nos mues-
dicho análisis (Shaner et al, 1997). Para ello tran que, en su historia natural, el consumo
sería necesario recrear in vitro el entorno en de cocaína decrece con la edad (Silverman et
que se desarrolla el uso, con sujetos volunta- al, 1996). Esto parece cumplirse menos en
rios que consumieran cocaína y en dosis los casos en que el consumo haya supuesto
estrictamente controladas. En la práctica, el primer peldaño en la toma de contacto con
dichos estudios se han basado en cuestiona- otras sustancias ilegales. En efecto, nos esta-
rios o entrevistas semiestructuradas, con mos refiriendo al clásico, aunque siempre
sujetos que en el momento de la evaluación polémico, concepto de escalada en el consu-
estaban, o parecían estar, abstinentes. No mo de drogas, en la que de forma clara inter-
había, por tanto, un entorno similar al del con- viene una presión grupal tendente a menos-
sumo y tampoco había un grupo control. preciar el riesgo de posibles dependencias
Dichas deficiencias técnicas hacen que sea posteriores.

216 Tratamiento del consumo de cocaína


Además de estos dos factores reforzantes Existen diferentes abordajes terapéuticos
del consumo de cocaína, es decir, la sustan- para tratar este tipo de drogodependencia,
cia en si misma (refuerzo primario) y el clima pero cualquier tipo de intervención orientada
grupal inductor (refuerzo secundario), en el al cambio (Prochaska et al, 1992) debería par-
caso del hábito de inhalar cocaína hay que tir de las siguiente premisas:
añadir el obstáculo principal: que el usuario 1) La cesación del consumo de cocaína pro-
no suele sentir la necesidad de dejar de con- vendrá de una terapia principalmente psi-
sumir. Aun en el caso de que aqueje moles- cológica y pedagógica, en régimen ambu-
tias y refiera síntomas, normalmente no lo latorio, similar a la terapia de cesación del
relacionará con su consumo. Ello sucede por- hábito tabáquico.
que, en un contexto de uso múltiple de psi-
2) Se centrará en pacientes adolescentes y
cotropos, la cocaína quizá no se incluya entre
adultos jóvenes, los principales afectados,
las principales drogas nocivas, por ejemplo la
como forma de prevención secundaria.
heroína e incluso el alcohol. Pero el consumo
Aunque es evidente, también, que tendrá
de cocaína es evidente que puede conllevar
en cuenta cualquier franja de edad.
adversidades. La negación de las mismas por
parte de quien las sufre es simplemente un 3) Los terapeutas deberán evitar dar pie a
ejemplo más de la distorsión atributiva que que los pacientes adolescentes les identi-
típicamente muestra cualquier consumidor fiquen automáticamente con los padres. Si
de sustancias de abuso: nicotina, alcohol, éstos desean intervenir o necesitan ayuda,
heroína, cocaína, etc. (Higgins, 1996). es mejor derivarlos a otro equipo terapéu-
tico.
¿Es entonces posible la terapia de cesa-
ción del consumo de cocaína? Sí, a condición 4) Los terapeutas han de ser concretos en
de dotar de suficiente contenido psicopeda- los contenidos. La interacción gestual,
gógico a la intervención terapéutica, conside- complementaria de la verbal, es importan-
rando a priori que no pocos consumidores te. El estilo de interacción terapeuta-
pueden abandonar el hábito sin someterse a paciente no debe ser sólo vertical (autori-
ningún tipo de tratamiento. Sólo aquellos que dad), pero tampoco falsamente horizontal
han decidido abandonar las sustancias y no lo (compañerismo). Si es oportuno, cabe
han conseguido por sus propios medios echar mano de juego de roles, manualida-
serán los que realizarán algún tipo de deman- des, instrumentos musicales, dibujos,
da, normalmente en centros públicos espe- collages, etc. Cuanta mejor formación psi-
cializados o bien en gabinetes privados. coterapéutica y psicofarmacológica tenga
el profesional concernido, tanto más bene-
En general, si la implicación con la droga
ficiado resultará el paciente (Washton,
no es muy profunda y se cuenta con un míni-
1989).
mo de recursos personales, lo más aconseja-
ble es optar, de entrada, por modalidades 5) El objetivo es, también aquí, la responsabi-
poco intrusivas como el tratamiento ambula- lización del consumidor de cocaína en rela-
torio o bien la participación en grupos de ción a sí mismo y a los demás. Es meta de
autoayuda para cesación, si éstos existen y la terapia psicosocial desactivar prejuicios
están disponibles. Sólo en caso de consumos y falsas atribuciones, así como clarificar el
paralelos de otro tipo de drogas, o bien si campo motivacional de cada paciente para
aparece sintomatología psiquiátrica, habría de que sus intenciones de salud se convier-
plantearse otro tipo de intervención. La tan en realizaciones concretas.
opción preferible en estos supuestos sería la 6) El aquí y ahora del paciente importa más
de la asistencia en régimen cerrado, esto es, que su pasado. Siempre es meta de la
un recurso de tipo residencial que dotara de terapia despertar expectativas de futuro
mayores garantías al proceso de deshabitua- en el paciente, tratando de activar sus pro-
ción, por lo menos en sus inicios. pios recursos personales.

Solé, J. 217
La terapia de cesación del consumo de tancia. En la práctica, una vez más, rigen los
cocaína requiere un estilo terapéutico semidi- mismos principios que en toda la psiquiatría
rectivo/directivo. Al principio, el terapeuta de la adicción, por lo que las técnicas aversi-
opta por una pasividad aparente, omitiendo vas serán una indicación secundaria o incluso
hacer muchas preguntas y planes. Puede que desechable.
quien consume cocaína no exprese quejas al Durante las dos o tres primeras semanas
respecto o no sea muy consciente de ellas. de desintoxicación, el cliente deberá acudir al
De ahí que no suela haber demanda de ayuda ambulatorio a diario, y si no es posible, cuan-
inmediata y explícita para dejar de consumir to más frecuentemente mejor. Es obvio que
cocaína; lo habitual es que se consulte por la ansiolisis farmacológica sólo tiene sentido
depresión (Ochoa, 2000). Esta realidad, tan mientras haya ansiedad. El médico no debe
distinta de la del heroinómano que urge dilatar el periodo de prescripción de benzo-
vehementemente la asistencia, le impone al diacepinas por el conocido problema de la
terapeuta una actitud inicialmente de acepta- dependencia, potencialmente grave. Sin
ción, para ulteriormente entrar en las posi- embargo, tampoco deberá acortarlo por exce-
bles clarificaciones y soluciones. La terapia so de alarma ante dicha yatrogenia, pues
de cesación que juzgamos posible, en la entonces podría quedar comprometido ya de
práctica únicamente indicada si hay fuerte entrada el éxito del tratamiento.
consumo continuado durante tiempo, puede
En cada sesión, si ello es factible, se toma-
esquematizarse como sigue.
rá muestra de orina para detección de cocaí-
El programa comienza con la desintoxica- na y otras sustancias consumidas en el entor-
ción ambulatoria del paciente, cosa que signi- no, con el doble propósito de comprobar si
fica abstinencia de cocaína y eventual admi- efectivamente hay abstinencia y, más que
nistración de ansiolíticos y/o antidepresivos. nada, alentar (refuerzo social) al paciente. El
Sucede como en cesación antitabáquica, en terapeuta, además, puede anticipar aconteci-
que también puede prescribirse benzodiace- mientos al paciente (que puede sobrevenir
pinas para neutralizar en sistema nervioso insomnio por nerviosismo, etc.), con lo que el
central el efecto psicoestimulante, pero siem- paciente recibe un mensaje de dominio técni-
pre con la cautela inherente al peligro de co que le tranquiliza, y le afianza así su senti-
dependencia de hipnótico-sedantes. do de seguridad en una abstinencia sólo muy
En terapia de cesación de consumo de recientemente adquirida. Más tarde, llegado
cocaína no disponemos de técnicas aversivas el momento en que se comprueba que la
como por ejemplo la técnica de fumar de orina está establemente limpia (drug free),
forma rápida en tabaquismo. Esto no nos incluso podrá haber muestras visibles de
debería preocupar, porque entre los inconve- satisfacción (alborozo) en el grupo terapéuti-
nientes de las técnicas aversivas se señalan co, con el consiguiente efecto reforzador.
las dificultades de mantenimiento de sus Superada esta primera etapa de la desinto-
resultados, debidas a que entonces el objeti- xicación, la monitorización terapéutica o des-
vo es meramente el de la interrupción o dis- habituación debe prolongarse todo el tiempo
minución de la conducta problema y no la ins- necesario. Como referencia sugerimos un
tauración de nuevas formas alternativas de año, tiempo durante el cual se seguirá apli-
conducta. Por eso, con el fin de lograr bue- cando técnicas de carácter psicológico, con
nos resultados, tales técnicas aversivas siem- el fin de poder favorecer dicho proceso.
pre deberían asociarse a otro tipo de inter-
venciones, de tipo individual o grupal, que
desde una vertiente positiva de activación de 3.1. Abordaje individual
los propios recursos personales de cada
paciente, modificara las atribuciones cogniti- Es probablemente la parte más importante
vas que da el sujeto a los efectos de la sus- dentro del abordaje destinado a la deshabi-

218 Tratamiento del consumo de cocaína


tuación, debiéndose considerar los aspectos precisamente porque se sienten apáticos,
generales anteriormente comentados. Den- hecho que explicaría que diferentes estudios
tro de las diferentes escuelas psicológicas no hayan encontrado diferencias significativas
existentes, nos centraremos en las cognitivo- entre los adolescentes universitarios que
conductuales, las interpersonales, y las psico- consumen cocaína y los que no lo hacen.
dinámicas. Según sea la formación del psi- La realidad clínica nos presenta a un grupo
quiatra o del psicólogo clínico que hace la
de adolescentes y adultos jóvenes con gran
terapia, las técnicas de dichas escuelas se
dificultad para desarrollar una vida diaria lo
aplicarán de forma separada o integrada. La
suficientemente gratificante como para no
tendencia actual es a integrar las psicotera-
reiniciar el consumo, sobre todo cuanto
pias. La gravedad de los trastornos adictivos
menor es su edad de inicio. El consumo de
justifica la necesidad de la doble integración
cocaína normalmente dificulta el proceso de
terapéutica: de las psicoterapias entre sí y de
maduración del individuo, sobre todo cuando
estas y la farmacoterapia. La psicoterapia se
orientará hacia el aumento de la conciencia el consumo ha comenzado en la adolescen-
de problema, normalmente baja, así como a cia, que es la etapa vital en la que el individuo
incrementar la motivación, usualmente tam- aprende a adoptar una conducta activa ante
bién escasa, por abandonar definitivamente los problemas. Desde esta perspectiva se
el consumo. Los tratamientos eficaces inclu- explica el hecho de que los consumidores
yen aconsejamiento y orientación, enseñanza habituales puedan presentar dificultades para
de habilidades adecuadas, y refuerzo de la plantearse objetivos, quizá por menor autoes-
conducta alternativa apropiada. tima que la de los no consumidores (Barber
et al, 1996).
El psicoterapeuta puede organizar un siste-
ma de incentivos: pagar deudas, que los Para concluir, cuando la asistencia del
padres asignen algún dinero en pago de pres- paciente se vuelve intermitente y con escasa
taciones, etc. De esta manera se intenta neu- motivación para proseguir con el tratamiento,
tralizar la inercia de pasividad que todavía se aconseja una actitud de aceptación del
muestra el paciente, llevándole a avanzar en el hecho. Dicha aceptación implica mostrarse
programa de rehabilitación. En esta planifica- disponible para recuperar la relación si el
ción de incentivos ocuparán un lugar clave los usuario decide su reinicio. Aunque la mayoría
allegados. Si éstos no existen, es el equipo de los pacientes deshabituados vuelve a con-
terapéutico quien se erige en familia sucedá- sumir, se espera de ellos que no lo hagan con
nea, y los mensajes de aprobación/desa- tanta intensidad, es decir, que pasen a ser
probación logran tener alguna fuerza modula- consumidores sobrios (si es que ello es facti-
dora en la manera de conducirse el paciente. ble).
Siempre hay que tener en cuenta que los
cambios generales de comportamiento o
3.2. Abordaje grupal
actitudinales pueden deberse a factores dis-
tintos del consumo de cocaína, como el
mismo proceso evolutivo que es la propia El consumo de cocaína como cocaína
adolescencia, que conlleva manifestaciones suele iniciarse dentro del propio grupo de
de indolencia (se ha hablado de letargo pube- pares, en edad juvenil y con un escaso cono-
ral), o bien los rasgos de personalidad ya exis- cimiento de las posibles consecuencias nega-
tentes, los diversos factores socioculturales tivas que puede entrañar a medio o largo
que puedan favorecer la pasividad, así como plazo. Cabría hablar, por tanto, de un típico
el consumo concomitante de otros psicofár- ejemplo de presión grupal, que suele acen-
macos. A su vez, podría plantearse la hipóte- tuarse cuando el grupo es un referente más
sis de que los consumidores presentan una importante para el joven que la propia familia
mayor tendencia a recurrir al uso de cocaína (Compendium 2000).

Solé, J. 219
Las sesiones terapéuticas grupales ofre- dure en el tiempo, formalmente estructurado,
cen un marco muy adecuado para el entrena- en nuestro medio. Los grupos de autoayuda
miento en técnicas de relajación así como se han desarrollado a partir de las experien-
para la prevención de otras posibles drogode- cias de los ya clásicos grupos de Alcohólicos
pendencias y la prevención de recaídas Anónimos. Se basan en el principio del apoyo
(Daley, 1993), puesto que rentabilizan las mutuo entre personas con un mismo proble-
intervenciones y favorecen la adquisición de ma, e inciden mucho en los aspectos emo-
habilidades sociales que después se extrapo- cionales de la relación persona-sustancia
larán a otro tipo de situaciones. (Nowinski et al, 1994).
Las intervenciones grupales deberían par-
tir, en teoría, de una adecuada selección de 3.3. Abordaje familiar
sus participantes, adoptando los criterios
más adecuados en función de los objetivos Cuando un profesional de la salud sospe-
perseguidos. Es evidente que hay que huir de cha que un menor de edad está utilizando
una aplicación de los mismos demasiado rígi- cocaína como cocaína y otras sustancias de
da e incluso defensiva por parte del terapeu- riesgo, debería confirmar el diagnóstico y
ta. Damos aquí, como ejemplo, tres criterios valorar los resultados tanto con el posible
de selección que creemos exigentes: no consumidor como con sus padres. Debería
deberían impedir la celebración de sesiones utilizar un discurso firme, de apoyo, y por
grupales tentativas, más flexibles: supuesto de índole no acusatorio. La inter-
1) Exclusión de psicopatologías incapacitan- vención debería aportar referentes apropia-
tes. En caso de diagnósticos duales dos para la rehabilitación, así como propiciar
(abuso de sustancias junto con trastornos un seguimiento posterior del caso.
psíquicos) se prioriza el seguimiento indivi- La educación global a la familia acerca de
dualizado. El equipo terapéutico siempre lo que representa el consumo de tóxicos y
hará una valoración personal de cada caso. sus riesgos, y la monitorización clínica del
2) Edades homogéneas: sujetos con un alto paciente en aras de la consecución de la abs-
historial de consumo no deberían coincidir tinencia son los primeros pasos para poder
con adolescentes recién iniciados, puesto concluir con éxito el proceso de rehabilita-
que las problemáticas asociadas tienen ción. Gran parte de las reglas del sistema
pocos puntos en común y por posible ries- familiar especifican la manera en que el joven
go de resultados contraterapéuticos. y allegados deben actuar, puesto que la fami-
3) Ausencia de consumos asociados de otras lia modela, canaliza y delimita la conducta del
drogas ilegales, pero no de tabaco y alco- joven.
hol (Brady et al, 1995). Dentro del amplio espectro de intervencio-
En la práctica, como sucede en los grupos nes con o para la familia que se desarrollan
terapéuticos con pacientes alcohólicos, hay en un servicio para drogodependientes, en
autoselección, tanto espontánea del mismo los casos de fuerte consumo de cocaína hay,
como mínimo, dos niveles diferentes de
paciente como orientada más o menos implí-
actuación: por un lado, el asesoramiento a la
citamente por el terapeuta que lleva el grupo.
familia, y por otro, mucho más complejo, la
Al margen de los grupos terapéuticos de integración de la familia dentro del tratamien-
carácter estructurado y que suelen estar diri- to del consumidor. Veamos cada uno de ellos:
gidos por un profesional, también existen
grupos de autoayuda para consumidores
de cocaína en los países anglosajones 3.3.1. Intervención informativa:
(Janowsky et al, 1999). En nuestro entorno No son pocas las demandas generadas por
es más difícil encontrarlos, hasta el punto de padres u otros familiares en relación a la posi-
que no tenemos noticia de ninguno que per- ble sospecha o falta de información sobre un

220 Tratamiento del consumo de cocaína


posible consumo de cocaína por parte del Lo que nunca debe hacerse es sobrecargar
hijo, normalmente adolescente. La consulta a los allegados con una cantidad mayor de
suele iniciarse con los siguientes términos: información de la que éstos puedan asimilar.
“encontré esto en el bolsillo del pantalón”, Queda claro que en circunstancias como
“llegó a casa que no era él/ella”, “va con ami- éstas no es bueno ofrecer clases magistra-
gos que se drogan”, etc. les. En un primer contacto siempre será pre-
En esta situación, el primer objetivo es el ferible programar una segunda intervención a
de lograr, en la medida de lo posible, una des- dejarse llevar por la ansiedad de los padres,
dramatización del hecho, valorando si se han que tienden a querer arreglarlo todo milagro-
samente de una sola vez. El profesional de la
producido o no cambios relevantes en la con-
terapia no debe correr el riesgo de hablar en
ducta del paciente potencial. Es obvio que
exceso y proferir juicios precipitados.
desdramatizar no equivale a minimizar, y el
terapeuta es, por definición, un aliado de los
aspectos sanos de su paciente, no de los 3.3.2. Intervención terapéutica:
problemáticos. Áreas importantes a analizar La familia juega un papel importante en el
son: nuevas amistades, rendimiento escolar desarrollo de la motivación del paciente:
y/o laboral, actitudes con la familia, incremen- constituye su red de apoyo social básica. Por
tos en el gasto de dinero, cambios de la ima- ello, será preciso establecer de forma conjun-
gen externa y del carácter, cambio en los ta pautas específicas de interacción familiar
horarios, etc. que favorezcan la buena marcha del proceso
En caso afirmativo en uno o varios de de recuperación (CSAT, 1998). Entre ellas
estos ítems, las sospechas iniciales deberán destacan:
indagarse con mayor profundidad. Sin embar- 1) normas de actuación familiar, que deben
go, hay que insistir en el hecho de que los ser coherentes entre los distintos miem-
padres deben actuar como tales y no como bros de la familia;
pseudodetectives, partiendo de que una posi- 2) entrenamiento en habilidades de comuni-
ción excesivamente inquisidora puede produ- cación, que suelen distorsionarse durante
cir el efecto contrario al deseado. En muchas el tiempo de dependencia; y
ocasiones es conveniente reconducir a los
3) contrato de contingencias o acuerdos
padres a otras posibles vías de exploración,
entre las partes afectadas, para lo cual
dirigiéndolos a los profesores o a los amigos
pueden utilizarse las analíticas de orina
del hijo, los cuales tienden a presentar una
como forma objetiva de control y de ir res-
visión más objetiva de la situación por no lle-
tableciendo la confianza de la familia en el
var la carga emocional propia de la interac-
paciente (Budney et al, 1996).
ción familiar.
En el primer contacto, si la familia lo solici-
ta, habrán de abordarse las posibles conse- 3.4. Controles de orina
cuencias, a corto y medio plazo, del consumo
de cocaína, ofreciendo una alternativa de tra- Los controles de orina o urinálisis para
tamiento para el afectado, en caso de que detectar cocaína, en la práctica sus metaboli-
sea necesario. En este punto hay que valorar tos, y eventualmente otras sustancias de
los pros y los contras de la intervención (indi- riesgo, tienen sobre todo finalidad terapéuti-
cación intervencionista) o la no intervención ca, con un innegable aspecto fiscalizador,
(indicación conservadora). Por supuesto, hay cosa que es positiva sin ambages siempre
que descartar previamente que el consumo que el consumidor lo acepte mínimamente.
sólo haya sido un hecho esporádico en la vida Por lo tanto, constituye una estrategia de
del sujeto, sin otras consecuencias asocia- control en términos preventivos o de disua-
das, ya que entonces es inútil intervenir. sión que los profesionales concernidos debe-

Solé, J. 221
ríamos asumir perfectamente (Braithwaite et que en los centros de nuestro país especiali-
al, 1995). Monitorizar metabolitos diana con zados en drogodependencias, tanto ambula-
repetidos e irregulares, no predecibles, con- torios como hospitalarios, la detección siste-
troles de orina constituye una indicación mática de cocaína y demás drogas de abuso
racional atendiendo a todas las premisas debería ser rutinaria. En un marco clínico
científicas y psicosociales contempladas en general, en cambio, este screening o cribado
este contexto. Los controles de orina funcio- sólo tiene sentido en las subpoblaciones de
nan, se muestran útiles y son, según la expe- drogodependientes, de enfermos psiquiátri-
riencia de la mayoría de profesionales, indis- cos y de pacientes de difícil diagnóstico, en
pensables. Esto no debería sorprendernos, especial entre adolescentes y adultos jóve-
pues se ha demostrado hasta la saciedad que nes (Washton, 1990c).
el tratamiento forzado, por orden judicial, de Para concluir señalar que cuando el Obser-
la heroinodependencia no es menos benefi- vatorio Europeo sobre las Drogas (Plan Nacio-
cioso que el tratamiento estrictamente volun- nal sobre Drogas, 2000) define operativamen-
tario (Crits-Christoph et al, 1997). Por tanto, te el consumo problemático de sustancias
hay que decir que es altamente terapéutico ilícitas, habla sobre todo de tres tipos de
el componente disuasivo –psicológicamente droga problemáticas que son la heroína, por
punitivo, en el sentido del efecto de reproche supuesto, pero también la cocaína y los anfe-
social que tiene sobre el interesado- del con- taminoides. Vemos, pues, que los trastornos
trol de orina para detección de sustancias por consumo de cocaína y sustancias de uso
como alcohol, benzodiacepinas, heroína, asociado constituyen un tema sin duda grave
cocaína, anfetaminas, y, en general, aquellas y preocupante, siendo a todas luces necesa-
sustancias en que hay mayor adecuación far- rio que sepamos ofrecer el mejor tratamiento
macocinética entre estos controles y los psi- posible a los numerosos pacientes que lo
cotropos a detectar (Galanter & Kleber, 1999). sufren y que no es otro que los tratamientos
Como es bien sabido, la motivación por farmacológico y psicosocial integrados en la
sanar se nutre fundamentalmente de dos práctica.
tipos de fuentes actitudinales. El primero es
el conjunto de atractores normativos que gra-
vitan sobre el paciente, como las ganas de BIBLIOGRAFÍA
curarse, de disfrutar de más bienestar, de
salir de la exclusión social, etc. El segundo
tipo de motivación es de índole evitativo y en American Psychiatric Association, Work Group on
términos de cesación del hábito no es menos Substance Use Disorders. Practice guidelines
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