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«Hombres y mujeres son sacrificados a los ídolos del beneficio y del consumo: es la cultura
del descarte» (papa Francisco, catequesis del 5 de junio de 2013).
A través del tiempo, en la época del hombre primitivo, cuando el pensamiento humano se fue
afirmando superior a los demás seres con los que coexistía, una nueva conducta extraña para
esos seres originales comenzó a florar. Y es que la toma de conciencia mediante el raciocinio
comenzó a crear el comportamiento individualista que como la manzana en el Edén le daban
al hombre primitivo tres grandes tesoros: discernimiento, autonomía y juicio moral, es decir
una manera primitiva de experimentar el bien y el mal “Un hombre tiene libre elección en la
medida que es racional” (tomas de Aquino). Nietzsche lo definía como la doble prehistoria
del bien y el mal: Los buenos son una casta; los malos una masa semejante al polvo. Durante
cierto tiempo, bueno y malo equivalen a noble y villano, a amo y esclavo.
Para definir qué es lo bueno y que es lo malo en una cultura o sociedad surge la ética. Desde
Sócrates hasta Jean-Paul Sartre han surgido al amparo de postulados filosóficos, conceptos o
como yo le llamaría: acercamiento teórico acerca de la ética; pues cada uno de esos
magníficos pensadores buscaban dar un orden moral o explicación sustentable al
comportamiento del humano como ser racional en un plano existencialista de la cultura o
sociedad imperante en ese periodo. ¿Pero porque tomar el atrevimiento de expresar un
acercamiento teórico como forma de expresión de la ética? Pues porque el ser humano a
través de su evolución social en el proceso histórico de las diferentes culturas sucedidas unas
tras otras han lidiado con tres conceptos anti morales que definen lo ético en cualquier época
como raíz de la desgracia o decadencia del hombre como ser pensante. O como dirían los
sabios abuelos tres aspectos inherentes al hombre que lo envilecen: PLATA PODER Y
PLACER.
No solamente son artículos desechables los que produce esta actualidad modernista para
simplificarte la vida consumista, Sino también relaciones desechables, religiones a la medida,
pensamiento racionalizados en contradecir valores tan elementales como el respeto, la
tolerancia, la solidaridad, el amor, y que han influido en de forma negativa en las familias
actuales, pues quitaron herramientas como el dialogo personal, por el chat impersonal, la
orientación sabia de las experiencias populares por imágenes creadas en redes sociales donde
tergiversan la realidad y llevan como único objetivo, en su mayoría de veces el culto al
individualista de demostrar que eres lo mejor, a hablar de un amor pasionista sexuado y
erótico lleno de sueños de perfección dando culto al cuerpo y no al amor de hacer el bien a
nuestro prójimo dando culto al alma, al desprecio de la vida, razón por la cual aparecen
nuevos trastornos mentales que se unieron al suicidio de nuestros jóvenes, como lo es la
bulimia, anorexia, y lo más liht de nuestra época el buling, coronando dichos resultados el
imparable consumo de drogas, la creciente lista de adicciones, y la galopante violencia social
marcada ya en todo el mundo. Como bien lo expone el papa Francisco estamos en la cultura
del descarte, es decir el ser humano paso a ser no más que un plato desechable, un vaso
desechable un plástico desechable… no más.
El hombre nuevamente como en épocas anteriores se ve consumido por conseguir las tres
“P”: PLATA- PODER- PLACER.
Eduardo Galeano periodista y escritor uruguayo, dijo una vez: «Estamos en plena cultura
del envase. El contrato de matrimonio importa más que el amor, el funeral más que el
muerto, la ropa más que el cuerpo, y la misa más que Dios. La cultura del envase
desprecia los contenidos»
A hora la gran pregunta: ¿dónde está la moral? ¿dónde está la ética? ¿Dónde el dialogo?
¿Dónde se perdieron los valores? ¿en donde duerme el amor en terrado por el orgullo y la
soberbia del hombre individual? Donde quedó el intelecto, la sabiduría, el raciocinio que no
se disfraza de hipocresía o envilecimiento. ¿Donde está el hombre solidario, donde está el
hombre que transforma la esperanza en acciones de bien para la sociedad?
Ahora tu estas en la era del desecho, en la era de la masificación de los medios de
comunicación, rodeado de avances tecnológicos insospechados. Eres la generación “Z” o
vives en esa generación, a quienes definen como los adolescentes de nuestra época, los que
conocerán la nano-computación o los coches eléctricos. Son inteligentes, unos consumidores
muy versados en marcas y productos, y saben cómo obtener lo que desean por su criterio a
la hora de manejarse en lo digital. También se les conoce como “Technoholics” por su
dependencia de la tecnología de la información.
Si me preguntan si esto tiene un sentido, escape o solución, lo único que les diría es que
volver a los orígenes no es retroceder.
El poeta y cantautor Facundo Cabrales en su escrito “No estás deprimido, estás distraído”
nos recuerda algo fundamental fuera de la ética de cada época o la moral cortada como ajuste
de traje:
Qué opinas de la premisa que toda época anterior fue mejor que la de hoy