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1
V
We, the editors of Hiedra Magazine, Eperamos que nuestros estimados
hope that our readership is inspired lectores encuentren inspiración y estímulo
and intrigued by the thought- en el diálogo presentado por nuestros
provoking dialogues presented by our contribuidores en este número de Hiedra
contributors. As always, we sincerely Magazine. Como siempre, les damos las
appreciate your support for this gracias por su apoyo a esta nueva edición.
publication.
Editores - Editors
Mark Fitzsimmons / Guillermo López
Agradecimientos - acknowledgments
Kane Ferguson / Rafael López / Gloria Navajas
IU Center for Latin American and Caribbean Studies
Alfio S. Saitta / Eric Carbajal
www.hiedramagazine.com
2
I
II
Dossier > la capacidad humana n
d
muestra fotográfica del “centro de la imagen”
e
Musuk nolte > 6
Rodrigo rodrich > 8
x
gladys alvarado > 10
apolonario robles > 12
gabriela concha > 14
jero gonzales > 16
constanza bravo > 18
© Apolonario Robles
5
6
SHAWIS
MUSUK NOLTE
7
Herbario
8
rodrigo rodrich
9
10
Lima
Gladys Alvarado
www.gladysalvarado.com 11
“¿Cómo una visión tan
devastadoramente hermosa
puede ser, a la vez, tan
triste?”
APOLONARIO ROBLES
12
Minería
13
OPEN PIT
GABRIELA CONCHA
14
15
Rikch’ay
JERO GONZALES
16
17
F
R
A
C
T
A
L
Constanza Bravo
18
19
tr y
p o e
poe
sía
20
Después de contemplar
los seis volúmenes
de Jacques Mathurin
Brisson,
Ornithologia, sive
synopsis methodica
sistens avium
divisionem in ordines,
De 1760
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Siempre he sentido envidia de los naturalistas aficionados:
con sutil precisión de ornitólogos bautizan sus hallazgos.
Yo me solazo en las páginas de un antiguo volumen coloreado
y en las placas de Martinet que ya había ilustrado a Buffon
como si entrara en un aviario. Escucho todas sus canciones.
Miro sus pies cubiertos de flores. Le digo que tal vez desee
volar. O se lo pregunto. Pétalos blancos que son alas. Otra vez
el pájaro que nos interrumpe con su sonata. Me miran sus
ojos azules, transparentes. Ojos de fantasma.
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Ahora un canto solemne emerge de su garganta. Un
réquiem por la tarde que se extingue, el crepúsculo que nos
abandona. Oscurece. Desaparecen la niña y el pájaro. Qué
sola se queda la noche azul oscuro qué solas mis manos
de azúcar y de miedo. Qué solos mis oídos en medio del
prolongado sueño de las aves.
Alacrán de caucho y
estrías de alambre
un alacrán de caucho y estrías de alambre
la autopista de crystal y de mercurio
termómetro: velocidad horizontal sin vértice
sin redentor
la temperatura como diapasón
por la lateral de un espejismo ciego
latitud abrasiva
el ruido de un tráiler en la grava
la fricción
hasta que
amanece
arde
se arrebatan
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las sombras que no
un mismo encuentro
nos forma y deforma
el estorbo infalible, la esperanza
vejigas
la pielecita como recompensa
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pocitos carboneros
los dedos, ramitas de indulgencia
el viento, que seca y troncha, pero no viaja, no va y no
llega
matasellos
sobres manila
animales de goma
custodia intachable
mensajería travestida
rezos por el mismo déficit
el polvito, la cal y el pasto de un estadio beisbolero
las viejas locas insoportables
un alacrán de caucho
retuerce su cola sin veneno
calambre en las tetillas negras
hasta que no dé risa
y el aire acondicionado deshidrate las encías
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echar pata en manteca
atestiguar “que todo sinvergüenza
jamás será otra cosa que un niño malogrado”
la sobriedad contiene más rabia
la resaca en domingo no se llama tristeza
la dulzura, como cada cupón al cine, agota su impacto, su vigencia
duelen y se arrebatan
las sombras que no
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no sabría de qué reír para la próxima
un vicio de los que sella el porvenir de una ruina
te apuesto un…
errático herido
junta y rehuye
y
en la siguiente botella de alcohol
arde
pólipos de la luna
constelación verdad
camiones con sus pipas cromadas
carrocerías fantasma
cardenchas rodadoras
negrura
asiste el sebo con el que prendió esta luz.
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Juan Alcántara
árboles
mojados
árboles completamente mojados
árboles cuyos troncos están
completamente mojados
cuyos troncos y demás partes
están mojados por completo
cuyas ramas, troncos, ramitas
hojas, flores y semillas (si las tienen)
están mojadas por completo
cuyas raíces están totalmente empapadas, cuyas
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Rafael Mondragón
Ayotzinapa, 16 de
septiembre de 2015
Tres veces bendito sea aquel que introduce en su canto un nombre:
un canto adornado de nombre
vive más que los otros;
entre sus iguales será señalado con una cinta en la frente,
con una banda que cura la desmemoria,
que preserva de los olores demasiado fuertes y embriagantes,
sea olor a la intimidad de un hombre,
sea olor a pelaje de una bestia robusta,
sea simplemente olor a tomillo triturado entre las palmas de la mano.
—OSSIP MANDELSTAM
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y ya no tenemos miedo de estar vivos”.
País inverosímil.
Donde la tierra brota
y se derrama y cruje como una vena rota
El Presidente se cree el dueño de todo,
pero yo no le debo nada a él,
grita una madre a la que no conocía,
tres veces bendito sea el nombre que no alcanzo a escuchar.
Todo lo que tengo lo conseguí después de migrar,
dice,
pasé
la frontera a los Estados Unidos.
Éramos pobres, pero felices,
denuncia otro padre al que no alcanzo a escuchar bien.
Sabemos que no hay Tierra,
ni estrellas prometidas.
Lo sabemos, Señor, lo sabemos,
y seguimos contigo trabajando.
Se equivocaron de padres.
Y somos humildes, pero no pendejos,
afirma Mario, el padre de César Manuel González.
No sabemos de leyes, pero sabemos de dignidad.
Y ahora que estamos de pie, mi país y yo, con los cabellos al viento
Quiero decirle a este gobierno
que
si ya estaba acostumbrado a matar
y a desaparecer personas,
con nosotros no va a ser lo mismo,
añade doña Carmelita.
Vamos a luchar hasta que Dios diga,
sentencia Ulises Gutiérrez, el hermano de Aldo,
que canta cada noche la música de su corazón
para alegrar a su hermano que duerme en el hospital.
Yo sí creo en Dios, le dijo un padre a Nayeli, hace unos meses:
pasé tres días en el desierto cuando migré a los Estados Unidos,
allí conversé con Él.
“Tienes que darme chance”,
le dije,
“chance para vivir”
Hoy estoy aquí.
Y sé que hoy tengo que darle chance a Él,
para permitirle trabajar
tengo que seguir luchando.
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“Decía un dicho:
si no puedes tener la razón y la fuerza,
escoge la razón y
deja que tu enemigo tenga la fuerza”.
Gracias a ustedes
hoy estamos aquí.
“Nuestro enemigo nunca podrá sacar razón de la fuerza,
pero nosotros sacaremos fuerza de la razón”.
Y ahora que estamos de pie, mi país y yo, con los cabellos al viento
quiero decir
que
Simplemente por decir que es el Presidente, él se siente dueño de todo
Pero este gobierno no es dueño de nada.
Ni siquiera nosotros somos dueños de nuestros hijos:
los tenemos prestados, dice una madre de Ayotzinapa
“Lo imposible sólo tarda un poco más”
Hablamos en nombre del porvenir
Fuimos esperados en esta tierra.
“Antes que te formase en el vientre te conocí,
y antes que nacieses te santifiqué”.
Qué largo es el camino hacia la justicia en estas tierras.
Pero hoy tuvimos que aprender a hablar.
“Y yo dije: ¡Ah! ¡Ah, Señor Jehová!
He aquí, no sé hablar,
porque soy niño”.
Pero hoy tuvimos que dejar el miedo.
Y fuimos dejando de ser niños.
La verdad histórica se derrumbó
para volverse la mentira histórica
de todo un país
que poco a poco va levantando la voz,
enseña, dignamente, don Felipe.
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Brenda Ríos
Ideas que pasan por la
cabeza cuando no hay
nada que perder
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Salmón
En la tele
desgarraban un salmón
rosa e inocente
su carne hermosa lengua
lista para recibir la sal
luego, con mucha calma, se colgaba de un gancho como
cualquier abrigo que se deja a la espera; recibiría el humo esa
carne muerta.
Hermosa era. Su piel brillaba
y sus aletas bien formadas;
sonreía -o era efecto del anzuelo-
no sabría decirlo
su piel abierta cuerpo abierto
zanahoria partida
manos abiertas
La chef lo mostraba feliz mirando a la cámara y a mí
y el salmón dejó de ser pez
y piel
y rosa
ya aderezado era alimento.
Algo del instante. Podremos olvidarlo.
Se puede almacenar en frascos de vidrio y se conserva por meses,
concluye ella, con el tono de ciencia que certifica y asegura.
35
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N
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36
Dar Nombre
Julio Durán
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yo lo veía. Veía la casa de esteras en el arenal, ahí donde les
robaron casi todo apenas llegaron; veía la estación de buses y
camiones donde ella vendía mote hervido y papas sancochadas
a los camioneros junto a la carretera. Lo veía hablando con
los choferes que luego, en su adolescencia, lo tomarían como
cargador, luego como ayudante en un taller. Vi la primera
camioneta que compró cuando cumplió veintitrés años, la que
estacionaba en el taller de buses que salían a Canta y Huaral, y
que traía duraznos y chirimoyas a Lima. Era como un hechizo,
sus palabras eran como una corriente que me arrastraba.
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Selección natural
en Saffron Park
Gerardo de la Cruz
D
aba el profesor Darwin su acostumbrado paseo
vespertino por el Saffron Park cuando, al pie
del llamado Puente de los Colgados —como era
vulgarmente conocido— advirtió la figura de un hombre
al borde de la balaustrada. El hombre tenía el extremo de una
soga anudada al cuello, y en el extremo opuesto de la soga, una
roca bien amarrada al cuerpo pétreo, la misma que entre brazos
acunaba indeciso.
Aun cuando el traje no le hacía justicia al caballero,
si la vista no engañaba al profesor Darwin, el perfecto nudo
byroniano de la soga en el cuello del joven le permitió hacer
algunas deducciones atinadas, las cuales prefirió obviar.
El cuadro, según la inequívoca experiencia de Darwin,
era preciso y revelador. La apariencia primordial de su
nuevo sujeto de estudio, coligió el profesor, manifestaba
clara inclinación —peso de la roca en manos— por un deseo
inopinado de renuncia a la vida. Impulsado por la intriga,
el respetuoso profesor, caballero sin tacha aunque muy
vilipendiado, pasó de largo junto al hombre, con paso lento,
firme y sigiloso, y aunque no era su intención perturbar la
intensa concentración que requiere un futuro suicida, al
escuchar los hondos y lastimeros suspiros, que dejaba escapar
tan escandalosamente que parecía clamar ¡ayuda!, el científico
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desanduvo los pasos andados a hurtadillas y, allegándose al
suicida en ciernes, le ofreció el solicitado auxilio.
Pete Jones (sí, lo llamaremos Pete Jones, pues su
descendencia es nutrida) en un principio se negó a aceptar el
ofrecimiento de Darwin, mas el profesor, que entonces ya era
un anciano, lo convenció hábilmente de postergar una tarea que
mal podía hacer en ese instante, de tal suerte que Darwin puso
punto final al debate induciéndolo a tomar una taza de té en su
acogedora casita. Allí podrían platicar, discutir holgadamente
el mal que le aquejaba y considerar si el sabio profesor estaba
en condiciones de auxiliar al muchacho, y el muchacho en
condiciones de recibir ayuda.
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encarecidamente, que se dejara de romanticismos y ridiculeces,
y que nunca se separase de ella.
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El profesor Darwin, sonriente, negó con la cabeza.
—Ni Uk se casó con Ku, ni Mu con Um, ni Uk con Um, ni Mu
con Ku, ni Uk con Mu y menos Um con Ku.
—¡Por Nelson, qué desdicha! —exclamó Pete Jones, de nuevo
dispuesto a arrojarse de cabeza, con el pedrusco ajustado al
cuello, al riachuelo que corre bajo el Puente de los Colgados.
Darwin tranquilizó al joven y amplió su respuesta:
—No se casaron, mi amigo, porque entonces el matrimonio no
era una institución formalizada, porque existía la poligamia y
porque vivían en tribus diferentes cada uno. Pero estoy seguro
de que entonces no importaba cuán feos o atractivos fuésemos,
por el sencillo hecho de que todos eran ¡horrorosamente
iguales! —horridly equals!, fue la expresión que empleó
Darwin—. Se amaban por otras razones. Lo mismo que hoy en
día, debo señalar.
—¿Como cuáles? —inquirió el joven atribulado, con los ojos
chispeantes, tímidamente vuelto a la vida.
—¡Hum! Por ejemplo, ejem ejem… Se amaban, pues, pues
porque sí. Y no haga más preguntas necias.
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—Puede estar tranquila —precisó el joven, embelesado—, no
tengo en mente cometer ningún despropósito.
Bajo la máscara de la timidez femenina, el ama de llaves le
arrojó una mirada suspicaz y seductora. Pete Jones había hecho
su petición tan gentil y cortésmente, que la delicada Thelma
Marie habría sido incapaz de negarle nada al curioso caballero
que tenía de pie ante sus ojos, allí, en el umbral de la puerta,
bien erguido y argumentando distracción, blandiendo un
ramillete de flores amarillas, tal vez rosas o margaritas, como
muestra de infinita gratitud —menos por las improvisadas
lecciones del profesor Darwin, que por la infusión de
manzanilla aplicada por la exquisita y delicada Thelma Marie.
—¿Seguro? ¿No piensa usted incurrir de nuevo en semejante
tontería? —interrogó Thelma Marie al visitante—. Sería una
lamentable pérdida.
—¿Lo cree usted así?
—A leguas se ve que usted es un hombre muy entero y
apasionado, he de confesarle. Sí, lo lamentaría mucho.
—¡Por Trafalgar! —replicó Pete Jones—. Puede dormir
tranquila. Nada, nada de eso, señorita, son muy otras mis
intenciones —aseveró el joven, con una amplia y sincera sonrisa
en los labios, la cual denotaba extremo nerviosismo.
—Y las flores, ¿qué piensa hacer con ellas?
—Sí, las flores… ¿Qué hay con las flores? ¡Oh, esta bagatela,
claro! —y apresuró una apología botánica el suicida
arrepentido—. Le ruego disculpe mi atrevimiento, pero tengo
entendido que las margaritas no son lo más adecuado en estos
casos, y en cuanto a las rosas… Quizá pueda orientarme con
respecto a las preferencias del profesor Darwin.
—Ya veo. Pero sean rosas o margaritas, caballero, la verdad
no acostumbran, no al menos sino hasta que usted llegó,
obsequiarle flores al profesor —arguyó Thelma Marie.
Inteligente observación, por cierto.
—Tampoco es mi costumbre obsequiar flores —confesó
Pete Jones tartajeante—. No al profesor Darwin ni a ningún
caballero, aclaro —enfatizó ruborizado—, distinguida…
—Thelma Marie.
—¡Oh Thelma-Marie! —exclamó míster Pete Jones, haciendo
una cómica reverencia.
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su reloj y blasfemó al imaginar las dificultades que en breve
le sobrevendrían, cuando se viese en la necesidad de buscar,
encontrar y conservar a un ama de llaves tan eficiente, solícita
y delicada como su querida Thelma Marie. Maldijo el instante
en que decidió darle nuevo cauce a los pasos perdidos de Míster
Mu, como bautizó al frustrado suicida.
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GREEN BOOTS
Paulette Jonguitud
T
he water falls on her head, on her face, around her ears.
She sits on the floor and it falls encasing her in the only
shelter she has found in this house. She feels safe, she
must be, no one can demand anything from her while
she´s in the shower. Her back hurts. Her feet, her womb, it all
hurts but the hot water dulls the pain. She wishes she could
drink it but the water in this city is as dirty as the sky. The light
over the vanity mirror makes some water drops glisten while
others cast small oval shadows.
Her daughter´s string of a voice tries to break through
the sound of the shower, her daughter´s voice and the screech
of a toy that keeps asking if anyone would like to go and play in
the farm. Her daughter´s voice calls from her room: Mom! She
answers I´m coming, I´ m coming, as if she would.
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half and her baby boy came out through the emergency exit now
guarded by a reddish worm she knows she´ll find it in her to
hate. Not yet, now it´s just a worm that guards a gate, one more
imprint that motherhood has left on her body, every deformity
is but an avowal of their birth and her survival. If only she could
still carry both children inside her body she could protect them
from this Saturn of a country.
In the shower she feels safe. No one can come in and take
them away, no one can say: give me that, feed me, keep me warm,
it feels like a cave of her own where it rains just for her.
The green boots have come in handy for her feet are still
swollen and no other shoe could fit them. The baby boy is asleep
now and here he no longer smells of sour milk. Her daughter is
sitting on the bathroom mat working on a jigsaw puzzle, once in
a while the girl howls as loud as she can to remind them that she
exists and that she once suckled those breasts. Or maybe she just
shouts because she likes how her voice bounces off the bathroom
tiles, she screams because she is three years old and has a baby
brother, she bawls because her mother won’t leave the shower.
The big eyed girl used to look at her mother from the bathroom
door but she never asked: Why are you in there all day long? She
used to sit and play in the hallway, by the door, she used to cry
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pulling yards of toilet paper out of the roll and now she has finally
brought most of her toys into the bathroom. She used to need the
complicity of her mother to play but now she builds towers with
wooden blocks all by herself. She must be in bloom. Sometimes
she comes nose to nose with her mother and repeats her own
name until it looses meaning and makes her laugh. Sometimes
she punches her mother in the stomach. Sometimes she bites
her with the very edge of her teeth. But she can build the highest
towers out of wooden blocks all by herself. She is such a big girl
now.
The mother´s breasts are now empty and they sag, they
drip down her body like so many drops of water. She should get
out and is convinced that she can get up whenever she wants
to. This is just a long shower. She deserves it. She was opened
in half and a baby boy was pulled and pushed and ripped from
her belly and now she is supposed to care for him, for both her
children, in a country that abducts its young. When her daughter
was born she used to take her to the park on long walks but she
couldn´t shake the feeling of walking around with a briefcase full
of money, almost tempting some one to take it away from her. An
exhausted woman walking around with an infant seemed to her
like a provocation. She looked at other mothers and wondered
if they felt as safe as they seemed to. They didn´t. One should´t
have to learn to live in fear. Can´t she take a long, hot shower?
She can get up any time she wants to, go out and play like she
used to with that little girl that left a couple of apples for her on
the floor mat. The baby boy is back in the stroller. She could get
up and look at herself in the mirror, look at that body that is once
again her own but she knows that it´s been returned in a poorer
condition than it was when she lent it. She no longer holds the
baby but she can hear him so she must have put him back in the
stroller.
She lies down on her left side and the white tiles welcome
her like a pillow under the shadow of the towels and her shelter
feels more like a cave now. She won´t move, she´ll stay there and
people will have to jump over her on their ascent to everyday life.
She will become a landmark. Green Boots.
E
l mundo es un lugar impredecible en una
y mil maneras. Ese día, por ejemplo, las
Californias mexicanas amanecieron isla. Sin
la ayuda de terremotos, erupciones volcánicas
o explicaciones, la hasta entonces península vio
la luz del día rodeada completamente de agua. De
haber algún astronauta dando vueltas en el espacio
admirando la imagen de la Tierra podría haber
atestiguado que el corte fue limpio, obediente de
las fronteras delineadas concienzudamente por la
guerra y la política. Era la pieza desencajada de un
rompecabezas.
51
Alta Definición
Laura Emilia Pacheco
C
omo cimas de un Everest a escala, incontables olas
errantes reflejaban en su turgencia los destellos del
sol. Era imposible mirar el horizonte sin que al poco
tiempo dolieran los ojos. Las aguas del océano eran muy
distintas a las que bordeaban la playa, con su vaivén de espuma
y la engañosa protección de la arena que se desmorona bajo los
pies.
53
Cuando alcanzamos la latitud correcta, los buzos nos
instaron a buscar algún indicio de la presencia de los tiburones
ballena. El sube y baja de las cordilleras de olas en forma de
pico creaba espejismos; reconocer qué era real resultaba difícil
para nosotros que no teníamos experiencia navegando. Una
delgada capa de fibra de vidrio era todo lo que nos separaba del
fondo del mar; fuera del perímetro del yate, no había nada de lo
que pudiéramos asirnos. Era parecido a lo que a veces se siente
en el avión cuando uno se percata de que, bajo el asiento, sólo
hay aire. Desde el cielo puede verse la superficie de la Tierra.
No así en pleno océano, donde sólo las primeras capas de agua
son translúcidas y, luego, oscuridad.
Sí, no; sí, no; si, no; pensaba. Por una vez tenía que
romper el ciclo. Escupí en el visor del snorkel, como todos lo
habían hecho, me coloqué el aparato, introduje el tubo en mi
boca y me subí a la baranda. ¿Qué tan distinta podía ser el agua
del mar a la de una alberca?
55
prensada por la claustrofobia, intenté patalear enérgicamente,
sin saber adónde. Alcancé la bóveda líquida y luminosa de la
superficie. Creí que mi corazón iba a estallar. Sólo pude sacar
la mitad del rostro pero el snorkel era un estorbo y el cabello se
me arremolinó en la cara.
56
Todos somos
imbéciles
Brenda Ríos
L
levábamos año y medio compartiendo cubículo. Al
principio le di la oportunidad. Pensé que fingía su
estupidez. Para trabajar menos, para pedir ayuda.
Flotaba en su bondad graciosa de rubia de anuncio:
tan rubia como estúpida. Era como un Bartleby, excepto que
su presencia no era discreta, ni silenciosa.
57
pueda parecer, logran sostenerse en pie, conducir un auto
y llenar la oficina con su presencia, realizar tareas que no
requieren mayores complicaciones, se ríen con una risa
honda, gomosa, sin gracia alguna.
58
Quizá el estúpido sea yo. Quizá su genio lo pierda mi
perspectiva limitada y obtusa.
No sé leer inteligencias. Me perdí en alguna parte. Qué es
bueno, qué no. Qué es inteligente, qué no. Qué es noble.
Qué es húmedo, seco, pleno de amor o de retórica. Me he
subido a autos de desconocidos. He confiado en la gente.
He amado sin pedir nada a cambio. He perdido amigos, he
ganado. Pero sigo sin saber a bien qué pasa en la mente de
la gente con la que estoy obligada a pasar mucho tiempo.
Siempre me ocupó el imaginar que por muy bien que me
fuera podría irme mejor.
59
“El lenguaje está lleno de
cicatrices”
Novelista, cuentista y
académico, autor de
nueve novelas, entre
ellas: Norte, El delirio de
Turing e Iris. También ha
publicado Alcides Arguedas
y la narrativa de la nación
enferma (Plural, 2003),
Latin American Literature
and Mass Media (Garland,
2000) con Debra Castillo,
y Se habla español: Voces
latinas en U.S.A. (Alfaguara,
2000) con Alberto Fuguet. Es profesor de literatura y
escritura creativa en Cornell University. Sus obras han sido
traducidas a nueve lenguas y ha sido galardonado con el
Premio Nacional de Novela de Bolivia (1992 y 2003) y el
Premio Juan Rulfo (1997) por su relato “Dochera“.
60
Entre el escritor de “Dochera” y el de Iris han pasado ya casi veinte años.
¿Qué te distingue en términos de estilo e intereses temáticos de aquel
escritor? ¿Qué permanece?
61
constantes del lenguaje.
Por lo menos en dos de tus novelas, Los vivos y los muertos y Norte,
aparece con mucha fuerza la figura del asesino en serie. ¿Qué elementos
te atraen de esta figura marginal? ¿Qué posibilidades literarias te ofrece
el criminal absoluto, por decirlo de alguna manera?
Bueno, hay que decir también que estos dos personajes están asociados
a las novelas que están ambientadas en Estados Unidos, que es como
una parte de mi narrativa sobre todo de los últimos diez años. Yo ya vivo
en Estados Unidos treinta años pero siempre me intimidó ambientar
cosas en Estados Unidos, porque lo veía como un país tan grande. De
hecho sigue siendo un país-continente, más para alguien que viene de un
país como Bolivia que solo tiene once millones de habitantes. De pronto
Estados Unidos te parece como una cosa como abrumadora para narrar.
Entonces en los últimos años cuando me interesó narrar y ambientar
cosas en Estados Unidos me dije: cuáles serían mis puertas de entrada
a este mundo. Y ahí, claro, pensé que una de las cosas que todavía me
sorprende y que pensé que con los años podría comprender más y más de
los Estados Unidos, pero me doy cuenta que cada vez comprendo menos,
es la violencia cotidiana de la sociedad norteamericana, que tiene que ver
con la libertad para conseguir armas en los Estados Unidos, a diferencia
de América Latina. Yo quería hacer incluso una trilogía ambientada en
Estados Unidos que quería llamar la trilogía de la violencia, de novelas
autónomas pero que estuvieran conectadas por el tema de la violencia.
Entonces Los vivos y los muertos era una novela que tenía que ver con
la violencia en la High School, en colegios. Luego venía Norte que era
la violencia conectada con la inmigración, con la frontera. Y la tercera
novela iba a ser Iris que era una novela que tenía que ver con la violencia
imperial, del 11 de septiembre y del ejército; o sea las nuevas caras
del imperialismo en el siglo XXI, una novela de guerra, de conquista y
enfrentamiento con otra cultura. En sus versiones originales esta novela
estaba influida por lo que estaba pasando en Irak y Afganistán después
del 11 de septiembre, la ocupación de esos países por parte del ejército
norteamericano. Pero luego ya se convirtió en una novela de ciencia
ficción y decidí cambiar y que no mencionara a Estados Unidos, y se volvió
algo más fantástico. Pero en el fondo, in the back of my mind como decía,
estaba el tema de la violencia imperial, y como parte de esta trilogía de
la violencia. Entonces los dos personajes, los dos asesinos seriales están
conectados con el intento de entender o reflexionar sobre la violencia
en los Estados Unidos. Como personaje, claro, por un lado me interesa
como un personaje de la cultura popular el asesino serial, pero también
me interesaba ver qué hay detrás de esa violencia, porque si hay algo que
62
no quería hacer era sensacionalizarla. No quería
simplemente que hubiera una representación
gratuita de la violencia. ¿Qué es lo que dice de estas
sociedades? En el caso de Norte es un asesino serial
mexicano, basado en un personaje real, de hecho,
que vivía en la frontera y entraba y salía, y tenía
que ver con un estereotipo que existe ―lo puedes
ver en el discurso político, en el discurso de Donald
Trump, ¿no?― del mexicano, o del inmigrante que
viene y entra a las casas de las familias de clase
media y viola a sus mujeres o las asesina. Ese es
un estereotipo muy fuerte. En este caso había una
historia real, de alguien, de un mexicano que había
sido un asesino serial y me parecía hasta como un
desafío ver cómo me podía meter en su cabeza,
tratar de representar sus pulsiones y también
jugar ―jugar entre comillas, ¿no?, no lo digo en
forma ligera― con la provocación justamente de
este estereotipo que existe en la clase media, en
cierta clase media conservadora en los Estados
Unidos acerca de la figura del inmigrante. Porque
la novela es también sobre los miedos que provoca
la inmigración en los Estados Unidos. Yo siento
que en parte lo que hace la literatura también es
representar estos personajes que son estereotipos
y ver qué hay más allá del estereotipo. Y también
pienso que en la cultura latina en los Estados
Unidos un debate que ya ocurría hace veinte años
creo ya ha cambiado, ¿no?: el deber del escritor
latino en los Estados Unidos es de crear role
models, modelos positivos en la construcción de
personajes. Yo creo que nuestra sociedad latina
en los Estados Unidos ha madurado lo suficiente
como para poder incorporar personajes que no son
role models. La experiencia latina en los Estados
Unidos es lo suficientemente amplia o abarcadora
como para pensar en que así como hay gente
que le ha ido muy bien, hay otra gente que está
perdida en un país tan grande, o hay otra gente que
ha sido violenta, pero no puedes generalizar esa
experiencia como a veces trata de generalizar ese
discurso que demoniza al inmigrante, ¿no? En el
otro caso, de Los vivos y los muertos, es un asesino
63
que está conectado con los problemas psíquicos o los traumas mentales
ocasionados por la Guerra del golfo. Es un exmilitar, también basado en
un militar real que asesinó a mujeres de un High School aquí en Dryden,
a veinte minutos de Ithaca (NY), esa es la base de este personaje. En ese
caso específico tenía que ver con un intento de reflexionar sobre cuál
es el aftermath, los efectos de un hecho tan traumático como el 11 de
septiembre y luego el deseo del estado norteamericano de venganza que
ha producido tanta violencia. Entonces la pregunta es si este personaje
violento era psicópata por naturaleza o si su experiencia en la Guerra del
golfo hizo que algo ahí se desajustara y produjera lo que produjo cuando
ya era un veterano de guerra intentando reinsertarse en la sociedad
norteamericana. O sea que el asesino serial tiene múltiples funciones.
Justamente mi desafío era ver si podía hacer estos personajes que fueran
diferentes entre sí, que mostraran diferentes tipos de patología de lo que
significa la violencia o el exceso de la violencia en los Estados Unidos, la
radicalización de esa violencia que a mí me impresiona porque vengo de
una sociedad en que hay otro tipo de violencia. Pero no esa precisamente.
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haber escrito un cuento sobre drones en mi último libro Las visiones… Es
un cuento que tiene este que se llama “El próximo movimiento”, y está
ambientado como un paisaje futurista. Pero está sacado de un artículo
del New York Times de hace dos años del uso de drones de la fuerza
aérea norteamericana en Afganistán. Entonces, claro, me interesa una
preocupación ética sobre las formas que toma la guerra contemporánea
cuando ni siquiera tienes que ir al frente de batalla, ahí simplemente
puedes apretar un botón y matar a tus enemigos a través de drones. Ese
problema ético es de la guerra actual, es del presente, es de los conflictos
contemporáneos. Pero en el cuento está como trasplantado al futuro, por
decirlo de alguna manera. Entonces, a mí puede interesarme el futuro,
pero es como una especie de entrada para hablar en realidad del presente.
En realidad, la ciencia ficción habla de las ansiedades y miedos y utopías y
sueños del presente. Otra cosa es que lo proyectes en el futuro pero en el
fondo estás hablando de problemas de biotecnología, en Huxley, o estás
hablando del totalitarismo, en Orwell en 1984. Pues están ambientando
sus cosas en el futuro pero respondiendo a problemas contemporáneos.
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que tuviera acceso a la letra, a la escritura, a la educación. Debido a eso, el
ser escritor, el ser intelectual tuvo un gran papel, un gran peso simbólico
a lo largo del siglo XIX y en buena parte de la primera mitad del siglo XX.
De hecho si tú ves las grandes novelas andinas de José María Arguedas
o Alcides Arguedas, en la primera mitad del siglo XX, el escritor también
funcionaba como antropólogo. De hecho, José María Arguedas era un
antropólogo, alguien que daba cuenta hacia el saber de lo que ocurría
en otra cultura, en el campo, en otro espacio, para la gente de la ciudad.
Ocupaba un papel importante casi como transculturador, estar yendo y
viniendo entre espacios diferentes. Pero el papel se sobredimensionó en
el sentido de que era más el peso simbólico del escritor y lo que él podía
decir, y lo que la gente sabía que él podía decir, más que el hecho mismo
de que la gente lo estuviera leyendo. Habiendo dicho eso, lo que te digo
es que la literatura siempre ha ocupado un rol minoritario en nuestras
sociedades, pero eso no significa que sea un papel intrascendente. O
sea la literatura pudo haber ocupado un papel minoritario pero no es
un papel intrascendente porque la reflexión que viene a partir de la
escritura en este momento, digamos, entre los medios que compiten en
una ecología mediática por la atención de la gente, desde la televisión,
el internet, el cine, de todos esos medios la escritura o la literatura es el
medio que tiene más capacidad de mirada crítica sobre la sociedad. La
reflexión que viene de la literatura es una reflexión importante, porque
a pesar que hay gente que quizás no lee directamente a los intelectuales
que escriben novelas, sí hay formas en las que ese discurso de la literatura
entra a la sociedad y ocupa un lugar. También, en un momento en que
los medios sobre todo trabajan a partir de la aceleración, de la rapidez,
de la inmediatez, desde el Twitter, las redes sociales, hasta los mismos
periódicos que hoy cada vez más dependen de la cantidad de gente que
los está viendo, o leyendo en internet, entonces ahí lo que puede hacer la
literatura para servir como una especie de contrapeso es desacelerar esta
rapidez que a veces impide que ciertos cambios puedan ser analizados con
calma. Si hay cambios importantes en la composición de la problemática
social o política del Perú, creo que muchas veces una novela, o un trabajo
también narrativo de no-ficción pueden darnos un mejor ingreso al Perú
contemporáneo que la reflexión más inmediata que puede aparecer en
la televisión o en el internet. El mismo hecho de escribir un libro durante
dos o tres años hace que haya una desaceleración de la reflexión que
permite que se procesen los hechos tratando de abarcarlos más.
66
Sí, es inevitable. Ejerce bastante. Creo que cada vez soy más consciente
de lo raro que puede ser. Porque digamos en Bolivia yo escribía, y
también viví tres años en Argentina y ahí para mí el español era como
el lenguaje dominante. Entonces aquí yo puedo estar en un espacio en
el que hablamos mucho en español, pero es un espacio que si manejas
diez minutos ya estás en un mundo que domina el inglés. Entonces el
español es un lenguaje minoritario en Estados Unidos y es un lenguaje en
el que tienes que estar siempre negociando con el lenguaje mayoritario,
que es el inglés, o el de la cultura norteamericana. Cuando llegué a los
Estados Unidos estaba muy a la defensiva de lo que quería escribir era un
español muy pulcro, porque no quería que me dijeran “te estás
a g r i n g a n d o ”, que casi es como un insulto en Bolivia,
¿no? Entonces quería mostrarles que el inglés no me
influía. Pero creo que si vives veinte o treinta
años en este espacio, más bien tienes que pensar
que tu idioma es lo suficientemente creativo para,
no solamente sobrevivir a ese choque con otro
idioma, sino para reinventarse. Y eso es lo que
me interesa hoy. Estoy muy consciente de que
estoy viviendo, escribiendo en un país en el que
el español es minoría y quiero que mi español se
beneficie de esos contactos. No quiero
esconderme. Por ejemplo,
podría decir que
hace treinta años,
cuando llegué acá
a Estados Unidos,
me reía cuando
escuchaba te
llamo para
atrás. Decía:
está mal escrito
el español. Pero
si te pones a
pensar de una
manera un poco
así más extrema,
dices: el español
mal escrito también
está mal escrito en
México, en Colombia, en
Argentina. En la Argentina
está muy influido por los
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inmigrantes italianos también que llegaron a fines del siglo XIX. Entonces
todos los españoles, las variantes locales, se desarrollan a partir de
“malas escrituras”, del oído que es diferente, de lo que escuchas y vas
distorsionando del que era el español de España. Entonces, al final ¿cuál
es el verdadero español? Yo a veces me río de estos conservadores que
juzgan el español de Estados Unidos y pienso que yo también fui uno
de esos cuando llegué. Entonces ahora más bien quiero aprovechar la
gran oportunidad que tengo de que mi español esté en contacto continuo
con el inglés para que mi español se “ensucie”, por decirlo de alguna
manera, y creo que eso es creativo para la literatura, por lo menos para
mi literatura. Siento que no tiene que ser un español bien portadito,
y bien pulcro, y qué sé yo. Quizás puede ser para una clase de lengua,
pero en la literatura tiene más bien que mostrar que este español está
siendo transformado, está siendo atacado, está en constante diálogo
para bien y para mal con esta otra cultura mayoritaria. Y obviamente,
eso en lo del lenguaje, pero en cuanto a lo otro, claro, a mí me interesa
mucho la política norteamericana, me interesa mucho sobre todo en su
relación con los latinos, el tema de la inmigración, la forma en que el
discurso republicano conservador de los últimos años ha demonizado al
inmigrante, ha criminalizado el tema de la inmigración. Y también, bueno,
yo soy como todos, hijos de nuestro tiempo. Nosotros ya tenemos un
diálogo casi constante con la cultura popular norteamericana, con el
cine, con la televisión, y es inevitable que eso te influya. El asunto es que
hay tanto, que por suerte puedes escoger. Puede haber mucha cosa que
es basura, pero en la cultura norteamericana, su literatura, su cine, su
televisión, siempre se las ingenian para tener, en medio de mucha basura,
cosas muy buenas que hay que rescatar y que te pueden ayudar. En mi
caso, que me pueden ayudar en mi escritura.
Creo que es muy temprano aún. Para hablar de una república de las letras
habría que pensar también en un espacio que tiene formas de imponer
su poder a otros espacios, ¿no? Porque al final la república también es
una institución que controla el discurso, y que dictamina qué es lo que se
puede leer o qué es lo que no se puede leer. Hay una especie de aduana.
Entonces sí hay una república de las letras de la literatura norteamericana
en inglés y la literatura latina que se escribe en inglés entra, es parte de
ese espacio, y es parte de esa república. Puedes pensar en escritores
como Junot Díaz o Sandra Cisneros, o ahora el último que he leído hace
poco, un ecuatoriano, Mauro Cárdenas, que son parte de esta república
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de las letras dentro de la literatura norteamericana que se escribe en
inglés. Ahora lo que a mí me parece interesante es qué es lo que pasa
con la literatura que se está escribiendo en español en Estados Unidos.
Quizá si hubo una época en que Europa atraía mucho a los escritores
latinoamericanos, yo diría que en los últimos veinte años ha sido Estados
Unidos, a través de las universidades, a través del periodismo, que ha
atraído a muchos escritores que viven en los Estados Unidos pero que
están escribiendo en español. La mayor parte de esos escritores tiene
como una especie de doble diálogo, ¿no? Tiene un diálogo con sus países
o el continente latinoamericano, y también con Estados Unidos. Por un
lado pertenecen a otra república de las letras que se escribe en español
pero no tiene sede en los Estados Unidos, y por otro lado entran en
diálogo con lo que está pasando en Estados Unidos. Son parte de este
paisaje, pero son un paisaje minoritario que todavía no está instituido
como una república de las letras. Hay editoriales que ahora publican
autores en español en Nueva York, o en Miami. En Miami está Suburbano,
en Nueva York está Sangría. Hay también revistas, hay también librerías
importantes, sobre todo en las grandes ciudades, que distribuyen bien
libros en español, pero todavía eso no se ha articulado de una manera
de peso. Son más como esfuerzos aislados que un trabajo sistemático
para decir que aquí hay una literatura con el peso suficiente para hacerle
competencia a otras literaturas en España o en América Latina. Incluso
hay ferias del libro importantes en español, sobre todo en Los Ángeles y
en Miami. Pero todavía creo que son esfuerzos que son muy aislados y
que todavía falta algo de sistematización para que lo que está pasando
en Estados Unidos adquiera la relevancia y el peso acorde a la cantidad
de inmigrantes que hablan español en los Estados Unidos. Puedes pensar
inmediatamente que ahorita ya Estados Unidos sería como el segundo o
tercer país más grande de gente que habla en español, incluyendo España
y Latinoamérica. Pero su literatura no tiene todavía ese peso específico
acorde a esa cantidad de gente. Ahora, la mayoría de los escritores latinos
creo que, por diversas razones, prefieren escribir en inglés a escribir en
español. Entonces eso provoca otro tipo de desafíos y complejidades,
¿no?, que son también fascinantes de analizar.
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Cover artist
70
71
Huarcaya made the decision to disregard the sophisticated cameras
he had used during his first journeys. Instead, he chose to go back 175
years, and recover one of the first procedures used in photography:
the photogram. The photogram is a technique that, without a lens or a
camera, allowed accurate reproductions of objects. Its “official” inventor,
William Henry Fox Talbot, while describing his first experiments with the
technique, wrote with astonishment: “Nature draws itself.” Huarcaya’s
solution to the philosophy of representation that paralyzed him, was to
admit the landscape´s superiority: to stop being an author – a monolithic
authority – and become a mediator. One can´t use the parameters or
methods of a cartographer or biologist to represent experiences that
aren´t visible. It had to be the Peruvian jungle itself that wrote its own
story with light; with no foreign authorship. That was the only way to
activate photography´s empathic neurons, and emulate nature when
she lets time go by slowly, so the circles of life can be completed. That
was the only way in which he could aspire to include nature´s dualities
simultaneously: - life and death, order and chaos, reality and fiction –
coexisting in this primitive, overwhelming, mysterious, and aggressive
mutant territory that is the Peruvian Amazon rainforest.
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Pamplona
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Playa pública / privada
Through empathy, one can access knowledge; but, according to
research, mirror neurons are active during childhood and it is very
difficult to activate them in the adult period. Maybe 175 years is too
long and now, in the XXI century, spending our time studying is no longer
considered a priority in our society. According to Zygmunt Bauman, what
we are looking for now, in this era of liquid modernity, are results and
immediate benefits, that is, liquidity in a strict financial sense. Very few
ask photography to imitate nature and to take hours or days to generate
an image in the darkness of a lab. Huarcaya is one of them: that´s why he
walked the lost steps of the past and achieved what he couldn´t during
two years of previous visits to the jungle.
74 www.robertohuarcaya.com
Tiawanaku
poemas de la madre coqa
Judith Santopietro
75
Todopoderoso Viracocha,
Viracocha que está presente,
Viracocha, señor de todo
Dueño de la belleza del mundo,
Que ha creado todo diciendo:
"Que sea el hombre, que sea la mujer,
Y todos los frutos de la tierra",
¿Dónde te encuentras... en las nubes, en las sombras?
...Recibe esta ofrenda, dondequiera que estés,
¡Viracocha!
76
Chakaltaya
78
el blanco andino y el lago que oscurece en cada atardecer
79
¿En qué lengua hablan tus dioses y mis dioses
qué agua misteriosa los contiene
cuándo estallará su sinfonía salida del caracol
por qué montaña transitan las semillas
las vasijas y sus tiestos donde labrar los nuevos rostros?
¿Ese peregrinaje es aún el nuestro
las luciérnagas se apostan en cada espiga
y así el aire flagela nuestra piel?
80
Kalasasaya o las piedras erguidas
82
Xopantlan
Nimocehuihtoc xochitlan
ni tzintlayohua campa tlahuilli patlanih tlahtlayohua
nicnehnehuilia tlaahuetziliztli quiixhualtia pilteoxihuitztitzin
nouhquiya nitemiqui huanya nonanan:
inahnahualiz axnechmaca
huan poctli quentzin totonic tlen nechtlahtlania ma
nicpopochhui itlacayo.
Tiempo de lluvia
83
bookcase