Vous êtes sur la page 1sur 124

Enciclopedia

J!t~!~~~~ECHO ·UNAM
COORDINADORES
Dr. Raúl Contreras Bustamante
Dr. Jesús de la Fuente Rodríguez
JPILOSOFÍA DEL DERECHO

U N A M

H
~'
• 1"'" '\..
f,_' H

.~ ;Cii-

FACULTAD JE DERECHO EditorialPorrúa®


UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

Enrique Graue Wiechers


RECTOR

Leonardo Lomelí Vancgas


SECRETARIO GENERAL

FACULTAD DE DERECHO

Raúl Contreras Bustamante


DIRE CTOR

Víctor Manuel Garay Garzón


SECRET ARIO GENERAL

Enciclopedia Jurídica de la Facultad de Derecho UNü1 COMITÉ EOlTORlAL DE LA FACULTAD DE DERECHO


FilosoJIa del derecho
Raúl Contreras Bustamante
Primera edición: 20 I 7. Víctor Manuel Garay Garzón
DR ,~) Adrián Rentería Diaz.
Jesús de la Fuente Rodríguez
Socorro Marquina Sánchez
FACULTAD DE DERECHO
Ciudad Universitaria, del. Co)'o3cán, c.P. 0~5 10, Ciudad de México.
Elva Leonor Cárdenas Miranda
Consuelo Sirvent Gutiérrez
DR. lO EDITORIAL PORRÚA, SA de CV (08). Fausto Pedro Razo Vázquez
Av. República Argentina 15 altos col. Centro, 060:W, Ciudad de México. Jorge Femández Ruiz
José Gamas Torruco
Se prohíbe la reproducción parcial o total del contenido de esta obra, así como de sus
María Ascensión Morales Ramírez
características de diseño editorial, por cualquier fomla o medio analógico o digital, permanente
o temporal así como su comunicación pública, distribución y transformación, sin autorización
Óscar Vásquez del Mercado Cordero
previa y por escrito de los titulares de los derechos protegidos conforme a la Ley Federal Oswaldo Aníbal !v1endoza Popoca
del Derecho de Autor y a la Ley de la Propiedad Intelectual. El incumplimiento de lo antes Rodrigo Brito Melgarejo
mencionado dará lugar al ejercicio de las acciones que corresDondan conforme a la legislación Emilio Zebadúa González
administrativa, civil y penal aplicable en materia de propiedad intelectual. José Ramón Carreña Carlón
María de la Luz Ganzález Covarrubias
ISBN: 978-607-09-2635-8
Juan Luis González Alcántara y Carrancá
Impreso y hecho en ¡"léxico.

Si quiere recibir información periódica sobre las nOvedades editoriales de la Facultad de


Derecho envíe un correo electrónico a: pllblicacioncsC[j,lderecho.lInam.mx
ÍNDICE

Jesús de la Fucnte Rodríguez


DiRECTOR EDITORlAL \' EDi TO R

PRESENT AC IÓN DEL DR. E N RIQ UE GRAUE W IECHERS IX


Claudia Vázquez PaC]lcco
EDITOR ADJ UNTO PRÓLOGO DEL DR. RA ÚL CO" TRERAS B USTII\'!ANT E XI

VALlD., C¡ÓN DE C OI\:TENlDOS


Unidad 1. La ubicació n de la tilosofía del derech o al interior de la filosofí a,
así como el establecimiento de sus relaci ones con la cicncia jurídica ....... .
Verónica Cortés Méndez .,
1.1. Filosofía y filosofía del derecho .. . ...... . ..................... . .)

Jimi Alberto Monte ro Olm..:do


1.~. El derecho y ot,os si stemas nonn a¡ivos . . . .. . .
Ldicia Castellanos Garcí" 1.3. Filosofía del derecho y cienciajllíídica .... . ..... . ....... . 14
1.4. Derecho y política ... . ...... . ......... .. . . . . . . . . ... . . . . . ... . . 24
CORRECCIÓ N D" ESTILO 1.5. Estado y derecho intern ac ional .. . . . .. . ... . ... .. . . 30
Iléctor Pérez Guido 1.6. E l problem a de la justicia ...... . . . .... . . . ... . ... . ..... . ...... . 37

DI SEÑO E DITORI AL Unidad 2. Principales corrientes de b ti !oso fia de l derecho y de la cienci a


jurídica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . .... ...... .
Michelle Sánchez Cabello
1. 1. Iuspositi\·ismo. El monismo jurídi co y el nacimic:nto del Estado
Erika Espinosa Morúa
modemo .. . ....... . ....... .. . . . . . .. .. . ... . ... . .. . 51
Pam ela Serna Al vear
2.2. lusnaturali smo. Una \' isión duali sta del derechlo . . .. .. ..... . . .
2.3 . Leng uaje y dcrccllo. . . . . . . . . . . . . . . . .. . .. . . . .... . . . 73
ASESORL\ PEDA GÓGICA 2.-1. Descripción y prescripción en el j Llsnaturalis11lo y en el iuspositivismo . n
Rocío García Flelllate 2.5. ¿Hacia una superación del iusposi:i\ ismo') . . ...... .... ....... . 82

Unidad 3. La posible definición del derech o.. . . • . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . 95


3.1 . Epistemología y derecho .... . .. . ... _. . ............... _ . . . . . . . 9 7
3.2. La interpretaci ón del derecho .. .... .. _ . . .. . .. . . .. _ . . . . . ... . . . .. 104
3.3. Derecho y argumentación ..... .... .. ... .. . . ................. . . l P
3.4. Di screcionalidad y re sponsabilidad . o •• • •• o •••••••••• 12 1
• ••• • ••••••

Unidad 4. Conceptos jurídicos íündament<\ies . . .. .. . ....... . ..... . ..... 1:::" )


4. i . Nombres, conceptos y categorías: ddiniciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13 1
4.2. Los sistemas y los Ord~naIl1icnt os j u:-ídico s . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ... 13 3
4.3. Validez, eficac i,", justici a . . . . .. .. '" . . . . . . . . . . . . . . 146

\'11
4A. Hacia el Estado constitucional de derecho. Validez y justicia. . . . . . . . . 154
4.5. Derecho objetivo y derecho subjetivo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 162
4.6. Los derechos de las personas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 170

Unidad 5. Derechos subjetivos, derechos fundamentales y garantías ...... . . 183


5.1. Derecho subjetivo y dignidad de la persona ................. . . . . . . PRESENTACIÓN
185
5.2. Dos teorías de los derechos 193
5.3. Derechos fundamentales y'd~;~c'h'o's';~t~i~~~i'a~~~ : : : : : : : : : : : : : : : : : 197
5.4. ¿Cómo garantizar los derechos? El deber ser del derecho 201
5.5. ¿Los derechos sin garantías no son derechos? . . . . . . ...... .. . . .
207
5.6. La complejidad de los derechos y el derecho intema~i'o'n'a'l ...... . ... .
.. . .... . .... 212
Dr. Enrique Graue Wiechers
FIJEi\TES REFER ENCI m.\S . ....... . ....... ...... ... .. . ..... . ... .. .... . ... ...... . . .
- 225

L A UNIVERSIDAD NACIONAL ACTÓNOMA DE MÉXICO SE HA CONSOLIDADO


como un espacio excepcional" para fomentar la investigación, la difu-
sión y la adquisición de conocimiento en beneficio de nuestra sociedad.
Fiel a esta labor universitaria, el Dr. Raúl Contreras Bustamente, Director
de la Facultad de Derecho, ha apoyado decididamente la culminación de la
Enciclopedia Jurídica de la Facultad de Derecho, trabajo iniciado durante la
administración de la entonces directora de la Facultad, la Dra. María Leoba
Castañeda Rivas. El presente tomo, nlosofza del Derecho, forma parte de
este valioso proyecto editorial.
No existe país alguno que se auto-determine democrático y se enorgu-
llezca de su progreso que no salvaguarde los derechos fundamentales y res-
pete la dignidad humana. Estos principios han sido acuñados y sustentados
por una larga tradición tllosótlca, que ha sentado las bases teóricas para la
conformación de las leyes, los estados y las sociedades como los conocemos
el día de hoy. Es por ello que volver nuestra mirada a las raíces filosóficas del
derecho es indispensable para entender nuestro presente . .
Esta es la intención del libro de Adrián RenterÍa Díaz, quien es doctor en
Derecho por la Universidad de Milán, catedrático en la Facultad de Derecho
de nuestra Uni versidad y un notable difusor de la materia a través de una
extensa bibliograYia. Su gran experiencia, consolidada en nuestra país yen el
extranjero, queda plasmada en la calidad de este trabajo.
En su obra, el Dr. Rentería, brinda\ma semblanza clara y sistemática de
temas vinculados a la Filosofia del Derecho, detalla y contrasta las principa-
les corrientes teóricas que la abrevan, ensaya una posible definición del dere-

V III
IX
1'I<r-.SI'N !' \¡',ci"

cho y traza conceptos jurídicos fundamenta res con una mirada crítica y
meticulosa,
Sin duda, la obra del Dr. Rentería representa un apoyo significativo para
la fomlación académica de calidad que caracteriza a los egresados de nues-
eras aulas, Los estudiames encontrarán en ella un apoyo serio, fundamentado
y didáctico que es acuciante en la época actual. Es por eilo que para la Uni-
PRÓLOGO
versi dad Nacional es un orgullo presentar los volúmenes de esta Enciclope-
dia, los cuales serán un referente para fL!turas generaciones de juristas,

Dr. Raúl Contreras Bustamante


<;;"

L
A UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO ES UN REFERE /TE DE
calidad y excelencia educativa' institución noble y generosa que se ha
mantenido firme ante acontecimientos y retos que en el devenir históri-
co nuestro país ha enfrentado, A veces con vientos a favor, en ocasiones a
contracorriente, pero sostenida en sus raíces fortalecidas por el saber y sus
valo[l;s,
Compartiendo el espíritu de esta eminente misión, nos comprometimos
ante el Rector Dr. Enrique Graue Wiechers a continuar con el trabajo para
concluir los 49 libros f'altantes de la Enóclopedia JI/rídica de la Faci!ltad de
Derecho, proyecto in iciado durante la administración del anterior Rector, el
Dr. José Narro Robles, y de la entonces Directora de ia Facultad de Derecho,
la Dra, María Leoba Castañeda Rivas,
A través de la historia del Derecho, se ha destacado la importancia de 10s
pilares fundamentales que le dan vida;. entre ellos - -de lT'.anera destacada-
se encuentra la Filosofía del Derecho, No se puede concebir la Ciencia Jurí-
dica sin contemplar le. noción fundamental que proporcionan los conceptos
que aporta esta especialidad, que es la guía para aprender y comprender la
esencia de los principios universales que rigen el razonamiento, él partir del
"deber ser'",
En este contexto, la presente obra Fiiusojia del Derecho, que tengo el
honor de prologar, aporta él nuestra E;:c~c¡opedia un legado de conocimien-
to y elxperiepcia vi va, él través de las aponaciones que hace su autor, el Dr.
\
Adri¿.l1 Ren1ería Díaz, quien es Doct()f ~n Fi tosofía Analítica y Teoría Ge-
neral del Derecho por la Universidad de i'v!ilán, profesor destacado en nues-
tra Facultad; investigador nivel i del Sistema Nacional de Investigadores,
Además es especialista en temas de T eoría del Derecho y Derecho Consti-
tucional.
x
XI
l'R(! 0/ ;0

El DI. Rentería expone en su obra ~en una forma ordenada y perfecta-


mente estructurada-- temas como: la ubicación de la Filosofía del Derecho
al interior de la Filosofía y sus relaciones con la Ciencia Jurídica; las princi-
pales corrientes de la Filosofía del Derecho; la posible definición del Dere-
cho; Conceptos Jurídicos Fundamentales; Derechos Subjetivos, así como los
Derechos Fundamentales y Garantías. Asimismo, se integran herramientas
pedagógicas y didácticas para fomentar la participación de los estudiantes y
sean parte activa en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Esta obra representa no sólo un título más en el acervo bibliográfico de
la Enciclopedia, sino un verdadero legado de sabiduría, conocimiento y sen-
sibilidad, que el autor logra transmitir a través de sus líneas. Su enriquecedo-
ra experiencia en el extranjero le permite plasmar una visión especial de la
Ciencia Jurídica y la Filosofia del Derecho, que con generosidad comparte
con los estudiantes de nuestra Facultad y con cualquier interesado en encon-
trar en este libro el sentido y esencia de la Filosofia del Derecho.
Unidad 1
Felicito al Dr. Rentería por su gran compromiso, dedicación y entusias- La ubicación de la filosofía
mo para elaborar esta Filosofia del Derecho; así como, por colaborar con
nuestra Facultad enriqueciendo nuestra tarea de difusión de la cultura, en aras del derecho al interior de la filosofía,
de alcanzar la excelencia educativa, que es una de nuestras misiones
trascendentes. así con10 el establecin1iento de sus
relaciones con la ciencia jurídica

Objetivo de la unidad.
Al concluir el estudio de esta parte del curso, el alumno:

Identificará la relación entre la filosofia y la Filosofia del derecho.

Describirá el carácter específico del derecho


con res pecto a otro s sistemas normativos.

Explicará la diferencia entre filos ofia del derecho y ciencia jurídica.

Reconocerá las re laciones entre derecho y política_

Estable~erá las relaciones entre los Estados nacionales


y el derecho internacional.

Distinguirá el problema de la justicia desde diversas


perspectivas fi losóf¡cas

XII
III.OSIlI·b\ [) PI DkK!;I'11l1

Contenido de la unidad:

l. l. Filosofía y filosofía de! derecho


1.2. El derecho y otros sistemas normativos
1.3. Filosolla de! derecho y ciencia jurídica
i A. Derecho y política
1.5. Estado y derecho internacional
1.6. El problema de ¡ajusticia

1.1. F ilosofía y filosofía del derecho

~ OR MUCHO TIEMPO, Y. AÚN EN NUESTROS DíAS,.HA SIDO MUY DI FUNDIDA LA


idea de que la filosofia del derecho 110 es otra cosa sino una declinación de
la filosofía general, como la filosofía de la ciencia, la filosofia moral y la
filosofía de la historia. Probablemente bajo la iniluencia de Hegel y de su
Grundlinien de"' Phi!osophie des Rechts, quien expresamente habla de la fi -
loso'fía del derecho (también llamada por él Rechstplzilosophie) como una
pm1e de la filosofía, i se le ha considerado como una disciplina auxiliar de
ésta; y, por consecuencia, también po¡- largo tiempo se je ha desarrollado a
partir de su colocación en un cuadro generaL precisamente determinado pm
la concepción filosófica de su autor: idealista, materialista, kantiana, neoka n-
tiana, exislencialist2. i'enomeno10gisléi, y varios etcéteras.
Es también probable que a partir de su inclusión en, y de su desarroll o
bajo, la filosofía genera) se haya, de cierta manera, generado una incertidum -
bre acerca de su sentido, de sus fines. de su colocación en el cuadro general
de los saberes. En efecto, no hay duda de que a pesar de la aparente simplici-
dad dei significado de la palabra' filosofía' como amor por la sabiduría (o por
el conocimiento), '" partir de su conexión etimológica, " O existe un acuerdo
acerca de lln sentido uní voco. Que se trate de una reflexión acerca del cono-
cim iento () de un modo de conducir la existencia, o sobre el hombre o sobre
la razón, son opinioil(,s acreditadas en el curso de la historia de la fi10sofia, y
que aun con el sentimiento emoti vo que suelen suscitar distan con mucho de

En eÚ. :clu, e!l el Prefacio a los Linc'urni€n íos dcj ¡¡o)'(~fio del derecho . Hegel afilma q !l C

est~ :ratauo ~()nstjtu y c u n desarrollo sucesi vo y más sistern<Ítico de los misnlos conceptos
fund2menlall:;s que sob, c esta pane de la f¡losü rb cslún y a contenidos en ia Enciclopl!dia (le
las cir!t7cia,~' t origi¡13.1 alemán f-'~-;c_\ 'k!()put:d¡e dcr rl1ilosophischci? ,¡Vissenschq/ú 'l7
jm G:-z¡¡w_b-is.w.__', Heidel berg, i 8J 7: hay tr2d. c~~sL EtW__'-iclopedia de las ciellcü7~' fifosr¿/icos ( '1'1
cornpendio, h1 adrid~ ¡-\ 1 ~ an 4a_ 1997').
indicar un significado por todos reconocido al quehacer filosófico. Todo ello, La respuesta más pertinente a la primera pregunta, en efecto, nos lleva a
sin duda alguna, y en virtud de que a la filosofia del derecho se le considera evidenciar un específico conjunto de normas que en una determinada organi-
una disciplina de alguna manera subordinada a la filosofía oaeneral , se ha re- zación social disciplinan la conducta de sus miembros, dado que son acepta-
tlcjado por supuesto en la indeterminación del objeto y de las modalidades a das como vigentes. Por otra parte, la respuesta idónea a la segunda pregunta
través de las cuales los filósofos del derecho desarrollan su propia actividad. podría ser que el derecho sirve para asegurar el orden y la convivencia más o
. Si bien hoy en día muchos filósofos del derecho siguen impertérritos menos pacífica de los miembros de una sociedad, o bien para tutelar alguna
atnbuyendo a la disciplina esa posición subordinada de la que se ha hablado idea de justicia expresada en un conjunto de principios y derechos fundamen-
antes, otros estudiosos han tratado, no sin esfuerzos, dada la tendencia predo- tales. Por último, una respuesta pertinente y plausible a la tercer pregunta
minante, de reflexionar a fondo, y de manera preliminar --es decir antes de bien pudiera ser que el funcionamiento del derecho otra cosa no es que aque-
entrar de lleno en los problemas que se consideran propios de esta discipli- llo que concretamente realizan los jueces y otros actores jurídicos, principal-
na- sobre el lugar que ocupa en el marco general de la Teflexión acerca del mente los destinatarios generales de las normas, o sea, todo miembro de la
derecho, sin necesariamente colocarla dentro de una filosofia generaL sociedad.
En ese sentido, en efecto, una de las opiniones que se han venido conso- Para Ferrajoli, los tres tipos de preguntas con sus relativas respuestas dan
lidando concierne el estatus de la filosofia del derecho como disciplina cog- lugar, respectivamente, a las siguientes disciplinas: la ciencia jurídica positi-
noscitiva, por considerar que a partir de este esclarecimiento es factible una va, que observa el derecho de un determinado ordenamiento desde el interior,
reflexión más general acerca de esta materia. Se trata, entonces, de poner para identificar sus condiciones de existencia y validez; la filosotla política
en discusión el estatus epistemológico de la filosoña deJ derecho, dentro de (o teoría de la justicia, que trata de identificar en un dado orden jurídico los
las disciplinas que tienen como objeto el derecho, a partir de Ja convicción elementos que consientan su justificación ético-moral, es decir sus fines últi-
de que, ésto es muy claro, por su cercanía con otras de ellas principaJmente mos, identificados por lo general en la protección de los derechos de las per-
con la teoría del derecho, bien podría confundirse con ellas. Si las cosas están sonas); la sociología jurídica, disciplina que en su acercamiento al derecho se
de esa manera, si es verdad, en otras palabras, que la cercanía entre aJgunas interesa por los hechos concretos, a través de los cuales es posible hablar de
disciplinas que tienen como objeto el derecho es una realidad, entonces un eficacia y de efectividad, como parámetros, respectivamente, de las normas
modo útiJ para comenzar a acercarse a sus temáticas a í como sus proble- jurídicas y del ordenamiento en su conjunto. En ninguna de estas tres disci-
máticas consiste en la detenninación de su posición en la vasta gama de plinas Ferrajoli individua los trazos definitorios de la teoría del derecho, por
acercam ientos posibles a los fenómenos juridicos. considerar que ésta no tiene como objeto la existencia y/o la validez de un
El no tener claro de qué se habla cuando se habla de filosofia del derecho determinado ordenamiento (no es pues una ciencia jurídica positiva), ni se
deriva, sin duda alguna, de qúe podemos verlo desde diferentes perspectivas, interesa por emitir juicios acerca de la coincidencia, o no coincidencia, de sus
que corresponden precisamente con algunas preguntas acerca de la entidad normas con algunos principios de justicia, ni tampoco, finalmente, concentra
a que nos referi mos cuando hablamo de éL2 En primer lugar, podemos pre- su atención en el estudio de las condiciones de eficacia y/o de efectividad.
guntamos cuál es el derecho de un ordenamiento esp CítICO; en segundo, la La teoría del derecho, en la opinión de Ferrajoli, es una disciplina general
pregunta puede ser sobre los fines del derecho y sobre su justificación· y. en y, en cuanto tal, formal y estructural. No nos dice nada acerca del contenido
lercer lugar, finalmente, una última pregunta acerca del derecho puede ser de un ordenamiento, ni de su valor ni de su efectividad, sino que se interesa
acerca de su funcjonamiento Concreto.. Es evidente que los rres tipos de por las estructuras -los institutos, los conceptos, las categorías- que nos
respuesta determinan diferentes modalidades de acercarse al derecho y, al ponen en condiciones de entender el derecho, no un derecho particular, en
mlSTnO tiempo djferentes disciplinas. cuanto taL
La posición de Ferrajoli en relación a la teoría del derecho no es, por
supuesto, la única y de hecho ha sido objeto de una infinidad de observa-
• 2 En esta parte declaro abiertamente mi deuda intelectual con un reciente trabajo de Luigi
ciones críticas, a las cuales, por otra parte, él ha siempre replicado puntual-
I· crra¡oil. Cjr. fERR,\JOLl, Luigi, ·'La teoria general e del diri1to: I'oggetto, il metodo. la fun- mente, aun reforzando sus propias convicciones al respecto. No es, sin em-
zione", Ri\'isla di/¡Ioso/la del dirillO, Bologna, anno J, núm. :2, :20 1:2, pp. :2:29-:25 1. ' bargo, éste -es decir el estatus epistemológico---- de la teoría del derecho, el

5
lll1id:td I Ln \Ibit...~ción d... la tilosnfia del derecho:11 ¡nt... rior dt: kllilQsoli<l

objetivo de este capítulo, de modo que debemos concentrar la atención en la trata de alcanzar el objetivo de guiar la conducta de los hombres para que
filosofía del derecho. Esta última disciplina, tratando de insertarla en el cua- puedan vivir de manera más o menos pacífica, con una cierta seguridad en
dro delineado por Ferrajoli, podría encontrar su colocación en la filosofía todo caso, en una sociedad organizada. Además, consiste en un conjunto de
política si bien, por otra parte, habría que tratar de no confundirla con ésta, disposiciones que no describen el modo en que se comportan las personas en
identificando sus trazos característicos como disciplina jurídica. Tarea sin una sociedad, sean éstas tanto particulares como órganos de un aparato esta-
duda ardua, dado que muchas -si no es que todas- las categorías y los tal, sino que establece el modo en que se deben comportar.
conceptos de ambas disciplinas son comunes: Estado, derecho, derechos,jus- En este sentido, e.s decir, en el hecho de que nos encontTamos frente a un
licia, etcétera.
fenómeno normativo, el derecho se asemeja a otros fenómenos que, como él,
Podemos. sin embargo, hipotetizar con una cielia plausibilidad que la consisten en directivas mediante las cuales se persigue el objetivo, no de
particularidad de la filosofía del derecho en relación a la filosofía política, describir el mundo (o una parte de él), sino de prescribir como el mundo debe
consiste en el hecho de que los conceptos que utiliza, aun siendo en sustancia ser. En efecto, así entendido, el derecho y su semejanza con la moral o con
los mismos de esta última, tienen su punto de partida, metodológicamente las costumbres es tan evidente, en tanto que las tres esferas normativas -de-
hablando, en el derecho, en los fenómenos jurídicos. Ello, en mi opinión yecho moral v costumbres- persiguen fines análogos, que es oportuno, si no
cambia radicalmente la situación, ya que -al menos en términos generales, ~s qu~ neces~rio, examinarlo detalladamente para establecer si y dónde se
los filósofos de la política tienden a subestimar, si no es que a ignorar, el encuentran las características que nos permitan identificarlo como un objeto
derecho en cuanto instrumento que determina las reglas del juego en la es- de estudio autónomo e independiente.
fera de la política.
A todas luces es evidente que detrás de este objetivo subyace la convic-
Así pues, y desde una perspectiva muy amplia, podríamos tomar como ción, del tOclO adscribible a una postura iuspositivista, de que el punto de
punto de partida - a desalTollar a medida que se procede en el volumen- partida de la filosofía del derecho, o sea el objeto del cual se derivan todas sus
la siguiente definición, claramente estipulativa: la filosofía del derecho es la operaciones conceptuales, es exclusivamente el derecho positivo, es decir el
disciplina que se interesa por estudiar la función del 'derecho, sus fines, los conjunto de normas jurídicas establecidas por una autoridad nomlativa, gené-
valores que persigue, así como la congruencia de las modalidades concretas ricamente llamado legislador, en un dado contexto particular. Resulta tam-
que asume en orden a la protección y tutela de los valores declarados en los bién evidente que esta convicción, monista, en cuanto se asume que el único
ordenam ientos jurídicos. Estoy, sin duda alguna, consciente de la impreci- derecho es el creado por una voluntad humana, no coincide con otra convic-
sión de esta idea, pero al mismo tiempo estoy convencido de que es funcional ción, dualista ésta, según la cual j unto con el derecho positivo existe, en una
para dar inicio a una reflexión que paso a paso nos conducirá por un sendero Dosición sobreordenada a éste, el derecho natural, Ull derecho perfecto, uni-
que ia irá perfeccionando y delimitando ulterionnente. ~ersal y justo: sin duda alguna, una posición que en términos latos podemos
adscribir al i L!snaturaiismo.
Es oportuno, en consecuencia, señalar, sin duda alguna, para evitar in-
1.2. El derecho y otros sistemas normativos comprensiones, que la posición que constituye el punto de partida de este
capÚulo es iuspositivista y que una preocupación central en esta línea de ra-
zonamiento consiste en distinguir aquello que es derecho (positivo) de lo que
Antes de entrar de lleno en el análisis de la concepción de la filosofía del
no lo es, pero que puede parecerlo: el derecho natural (léase, la moral) y las
derecho que se ha delineado, aun de manera algo superficial, es necesario sin
costumbres. La preocupación, como será eviclente enseguida, no es solo de
embargo retroceder, por decirlo así, para delimitar, de modo de identificarlo de
naturaleza metodológica, va de SUYO rclevante, sine sobre tocio ele carácter
una manera más precisa, el objeto del cual se ocupa esta disciplina. Se hace
práctico, en ,,1 sentid~ ele ~ue se c~nsidcra oportuno distinguir la validez de
necesaria esta operación, en efecto, en virtud de un trazo, una característica
en otros términos, que el derecho tiene en común con otros fenómenos.
~ma norma j urícli ca positi va de su va] Oi de justicia y de su eficacia en el plano
de los hechos. Se considera, de consecuencia, importante señalar que un;::
El derecho, creo que podemos estar todos de acuerdo con esta observa-
norma jurídi ca positi va, es decir válida según los criterios establecidos para
ción, es sustancialmente un conjunto de direCtivas mediante las cuales se
su creaciófl en un dado orden jurídico, no por ello es justa o eficaz: bie7J

6
7
puede ser, en efecto, que sea injusta y/o ineficaz sin que ello influya en su clase de individuos se les atribuye un estatus; sin que, sin embargo, podamos
característica de ser una norma válida. hablar de manera pertinente de una obligación cuyo posible incumplimiento
Han sido muchos, y de varios tipos, los intentos por distinguir el derecho dé lugar a la previsión de una sanción. No existe, suena como contraintuitivo,
(positivo) de la moral (o derecho natural en sentido amplio) y de las costum- la obligación de cumplir 18 años de edad, así como no existe, también es
bres. Se ha atribuido, en realidad sin mucho éxito, una diferencia a la norma contraintuitivo, una sanción para aquellos' casos en que, desafortunadamente,
jurídica en razón de su carácter heterónomo en relación al carácter autónomo un sujeto deja de existir antes de cumplir 18 años de edad. Sin embargo, sin
que algunos reconocen a las reglas morales. Se ha dicho también que la dife- lugar a dudas, estamos frente a una disposición de carácter jurídico, a una
rencia estriba en la obligación externa propia de las normas jurídicas y que es norma jurídica hablando en términos muy generales. ¿Cómo salir del embro-
interna en el caso de las normas morales. llo? ¿Cómo es posible no renunciar al carácter jurídico de la norma no san-
Una de las tesis, quizá la más acreditada hoy en día,3 es que lo que distin- cionatoria y, al mismo tiempo, mantener finne la tesis de que la sanción ca-
gue a una norma jurídica de una norma moral y de una costum bre es el carác- racteriza las normas jurídicas?
ter sancionatorio propio de la primera. En otras palabras, se dice, la juridici- Sin duda alguna, una disposición como la mencionada, si su creación se
dad de una norma (jurídica) deriva del hecho de que el comportamiento ha efectuado con el respeto de los requisitos impuestos por el mismo derecho
opuesto a la prescripción que contiene comporta la previsión de un acto coac- para su producción, posee carácter jurídico. Su carácter sancionatorio, por
tivo, de una sanción como respuesta por parte de una instancia con poder para otra parte, no es evidente, es decir no es inmediatamente percibible. Sin em-
conminarla al sujeto responsable. La idea de fondo es, obviamente, que este bargo, se le suele relevar a partir de algunos postulados.
carácter sancionatorio no existe, no está previsto, en las normas de la moral El primero es imaginar que el legislador, cuando crea una norma, es mo-
ni en las normas pertenecientes a las costumbres. Esta tesis, me parece evi- vido por cierto~ fines, y que en el caso en cuestión el fin consiste en el reco-
dente, es bastante intuitiva, pues ya de un primer acercamiento al derecho y nocimiento a un sujeto, cuando cumple 18 años de edad, de un estatus parti-
a sus normas puede parecer claro que la sanción de alguna manera identifica cular -la mayoría de edad- que lo identifica como un ente jurídico con
el trazo distintivo de lo jurídico. Sin embargo, como sucede con frecuencia competencias y responsabilidades que hasta ese momento no entraban en
con aquello que se presenta a nuestra percepción como intuitivo, las cosas no juego. Un mayor de edad, en efecto, en la mayor parte de nuestros ordena-
están exactamente asÍ. Es decir, para asegurar la plausibilidad de dicha tesis mientos, adquiere la capacidad jurídica para realizar actos que antes le esta-
es necesario dar cuenta, mediante argumentos racionales, de dos objeciones ban precluidos: contraer matrimonio, enajenar bienes inmuebles, manejar un
que se suelen presentar. automóvil (en algunos ordenamientos). El segundo postulado, es que una
En primer lugar, se debe responder a la objeción que evidencia el hecho, persona se comporta racionalmente, es decir su conducta está determinada
incontrovertible, de que en un orden jurídico con frecuencia existen normas, por su deseo de alcanzar ciertos fines. Así, si una persona realiza un acto para
sin lugar a dudas jurídicas dado que su producción se ha realizado respetando el cual es un requisito ser mayor de edad, sin serlo, no alcanza el fin que se
las reglas para ello, de las que difícilmente podemos identificar un comporta- ha prop·uesto. Si contrae matrimonio, por ejemplo, o si vende un bien inmue-
miento desviado, opuesto, y, de consecuencia, tampoco es sencillo pensar a ble, estos actos son susceptibles de ser anulados, es decir, pueden no producir
una posible sanción como respuesta del ordenamiento jurídico. Existen, de los efectos esperados, o sea conducirlo hacia el fin que lo ha impulsado a
hecho, normas jurídicas que no prevén sanciones; típico ejemplo, la disposi- realizar ese acto. De tal forma que un tercer postulado bien podría ser que no
ción jurídica que establece las condiciones mediante las cuales un sujeto ad- alcanzar los fines que las personas se proponen, a través de la realización de
quiere el estatus de mayor de edad. un acto, pueda asumir la forma de una verdadera y propia sanóón.
Es arduo, en relación a esta disposición, identificar el comportamiento Es fácil ver, a decir verdad, que el tercer postulado, tal vez el más impor-
que constituya una violación de la norma, así como, aún más arduo, es ima- tante no es absolutamente necesario en el caso de actos como manejar un
ginar la respectiva sanción. Se trata, a todas luces, de una norma jurídica de auto~óvil y/o actos análogos, dado que el acto en sí de conducir un automó-
carácter particular que establece las condiciones mediante las cuales a una vil sin licencia por no tener la edad establecida como requisito para obtenerla,
no importando mucho la edad mínima establecida en un ordenamiento espe-
3 Si bien no carente de aspectos problemáticos, como enseguida resultará claro. cífico, constituye de hecho un acto ilícito para el cual está prevista una sanción.

8 9
I nid;¡d I 11 uhiau.:iÓn de 1<1 ti l u~nfUl tld ¡l<.:r..:dlO ~I intcnor de 13 ¡i losolla

De cualquier fomla, en ésta como en las otras circunstancias que se han reali zar en relación a ellos actos que no deseamos q'-le se cometan en relaci ón
hipotetizado, lo más importante es que el carácter sancionatorio de la dispo- a nosOTros mIsmos.
sición que atribuye el estatus de la mayoría de edad, aun no siendo inmedia- Ahora bien, si el destinatario de la mentira no llega a conocer la verdad,
tamente visible, en realidad resulta de la lectura combinada de esa disposi- y a enterarse de que ha sido engallado, y si ninguna otra persona sabe de la
ción con otras nom1as del ordenamiento jurídico. rnentira, 10 más probable es que simplemente a quien mintió Ea se le haga
De tal modo, se puede concluir, manteniendo así la tesis objeto de la objeto de ninguna respuesta que podamos asimilar a una sanción. De mo do
discusión, que en efecto el carácter sancionatorio de una nomla, en cuanto que, en efecto, no es arriesgada la idea de que, en esas condiciones, la única
trazo distintivo del derecho positivo con respecto a otras esferas de normati- sanción posible reside en su propia conciencia, en su aptitud para experimen-
vi dad, no se atribuye a la norma jurídica considerada en fonna aislada -va tarel remordimiento. En estas condiciones es también plausible sostener qu e
que es bien posible que existan normas que no la contienen en su formulaciÓn la sanción 'lloral posee una eficacia muy escasa, en cuanto de alguna manera
normativa- sino al ordenamiento visw desde una perspectiva amplia, o sea, consiste en una reacción autónoma del mismo sujeto que comete el acto m "J -
como un conjunto de nonnas. Contribuye también para que la tesis sea plau- ralmente il ícito.
sible el hecho, innegable, de que, en realidad, la reconstrucción de la discipli- Por otra parte, en relación a las nonnas de la costumbre, que tambié n
na que se considera como supuesto jurídico aplicable a un caso específico, podemos llamar normas sociales o nomlas de buena educación, sin duda nos
con mucha frecuencia, no es el resultado de la lectura interpretativa de une. encontramos frente a un fenómeno diferente. También en este caso, para co-
única disposición, sino, como cualquier abogado litigante y/o cualquier fun- menzar, podemos prescindir del hecho innegable de que no existen razones
cionario jurisdiccional saben, de la lectura combinada de varias partes de ur; suficientes para afinnar que los actos ilícitos pertenecientes a esta esfera no r-
ordenamiento. mativa encuentran el consenso generalizado de todos los miembros de una
Resuelta la cuestión relativa a la carencia de sanción de algunas nOD1laS comunidad. De cualquier modo, para algunos comportamientos podemos
a las que no es posible negar su carácter jurídico, queda abierta la cuestión hipotetizar que converjan opiniones que les atribuyen una calificación ne-
--más seria y grave en mi opinión- de otra objeción. La tesis que se está gativa, es decir, su calidad de actos asociales o contra las buenas costumbres.
examinando, en efecto, se suele poner en tela de juicio sosteniendo que la Pensemos por ejemplo, a la persona que ocupa un lugar en un medio cíe
sanción no es una característica exclusiva de las normas jurídicas y que, en transporte público y que no cede su lugar a una señora anciana que con dilj-
resumidas cuentas, las normas de la moral así como las de las costumbres cultad está en pie, visiblemente apoyada en un bastón. ¿De qué tipo de san-
suelen también conectarse con la previsión de una sanción en el caso de com- ción podemos hablar en este caso? Para comenzar, es obvio, aunque no oC
portamientos contrarios a la prescripción. Veamos la plausibilidad de esta trate de un acto que podamos calificar como inmoral, pues sus características
observación y, en su caso, la' posible respuesta. Si existe sanción para las me parece que son diferentes, que, de cualquier modo no es posible exclu ir
normas de la moral y las reglas de la costumbre, significa -banalmente- que la persona que no cede el lugar no experimente algo parecido al remordi -
que puede darse, en los hechos, el comportamiento contrario a 10 establecido miento. Pero lo importante, a decir verdad, es otro aspecto, ya que, en efecto,
en ese tipo de normas. si pensam os en un comportamiento análogo, actuar de manera inconvenien te
Prescindiendo por ahora de que, probablemente, no e'~iste un acuerdo mientras se come en un restaurant, es poco plausible imaginar que el remor-
generalizado acerca de cuáles son las normas morales y de la costumbre, dimiento puede ser una posible respuesta sancionatoria.
imaginemos de cualquier modo que una persona co'nete un acto considerado La sanción, si de alguna manera podemos hipotetizarla, es una sanción
como inmoral en una comunidad detenninada. ¿A qué tipo de sanción está externa, fuera de la misma conciencia de la persona que comete el acto as o-
expuesta? Se suele decir al respecto, con un amplie margen de racionalidad, cial. En primer lugar puede darse la situación de que tal acto no genere ni n-
que dadas las características de la moral la sanción posible para quienes se guna respuesta negativa hacia su autor. Simplemente no pasa nada, nadie, n i
comp011an de modo inmoral se coloca en la esfera interna del mismo sujeto la misma señora anciana, reacciona frente a esa situación. En segundo luga"
que cumple el acto, es decir en su propia conciencia. Si una persona le mien- pOí otra parte, no se puede excluir {1 priori que, al contrario, alguien tenga
te a otra, por ejemplo, comete un acto que por lo general se- considera corno algún tipo de reacción, o la señora anciana o bien otras personas que asi,-
inmoral dada la regla de oro de tratar a los demás como a sí mismos y no tan a la situación. Una reacción verbal , por ejemplo, que puede consist ir

iD 1I
i'! l.{>"U¡ ! \ l}j-.L I)JiEJ:( '¡ JO

simplemente en un regaño o en un comentario acerca de la mala educación paulatino monopolio del Estado y sus aparatos de la fuerza para dictar
de las personas; o bien, una reacción más fuerte que puede ser hasta de natu- normas, determinar cuáles son los actos ilícitos, el tipo de sanción en el caso
raleza física. de su realización y la atribución a un órgano específico, y sólo a él, la capa-
Se trata, creo que podemos estar de acuerdo, de una sanción (ya no in- cidad para identificar al responsable del ilícito y hacerle objeto de la sanción.
terna corno la de la moral sino) externa que, por ello mismo, es más eficaz Estamos de consecuencia, es a todas luces evidente, frente a una sanción, la
que aquella; pero podemos también coincidir en la idea de que puede asumir sanción jurídica, que es del todo diferente de las sanciones, efectivamente
varias formas , desde una muy blanda hasta una más severa dependiendo de existentes, de la moral y de las costumbres. De modo que, para concluir este
alguna manera del contexto, del ambiente, del humor de las personas, en apartado, es razonable pensar que la sanción constituye el trazo distintivo del
suma de condiciones muy variables que convierten esa respuesta en algo derecho, con las características que se han evidenciado, con respecto a otras
indeterminado. esferas normativas que con él, el derecho, tienen en común la pretensión de
No se puede negar, en consecuencia, que existe también una sanción en guiar los comportamientos de las personas en una sociedad organizada.
las normas morales y en las normas de la costumbre, como se ha evidenciado. Naturalmente, identificar la sanción como elemento diferencial del dere-
Sin embargo, una mirada crítica a lo que se ha dicho pone rápidamente en cho frente a otros fenómenos normativos, no es ni pacífico, o sea comúnmen-
resalto que la sanción jurídica, en nuestros ordenamientos actuales, posee te aceptado, ni privo de consecuencias en el plano tanto teórico como prácti-
características diferentes, a través de las cuales es posible sostener la tesis co. Por lo que respecta al primero, en efecto, un efecto colateral de lo anterior
según la cual en ese aspecto reside el trazo distintivo de las normas jurídicas puede ser el riesgo de haéer coincidir todo el derecho con la sanción, con el
y, por ende, del derecho mismo. resultado de no caracterizar de la manera más pertinente una enorme varie-
En primer lugar, la sanción jurídica es externa, diferente en ello de la dad de normas jurídicas, que, en efecto, pueden no ser ni inmediatamente
sanción moral, pero análoga a la sanción social. En segundo lugar, y en esto sancionatorias ni tampoco inmediatamente prescriptivas, por no hablar de las
podemos identificar su diferencia sustancial con las otras dos, sanción jurídi- normas que atribuyen capacidades, estatus y poderes, que crean institutos
ca consiste en una previsión, es decir, en una posibilidad establecida por otras jurídicos, que disciplinan todo lo que concierne a la esfera de los derechos de
normas, que la convierte en una respuesta organizada e institucionalizada. Y las personas. Autores como, entre otros, Hart han criticado por ejemplo la
ello por tres razones principales. Primero, el hecho indudable que en el dere- tendencia en el pensamiento kelseniano a atribuir un peso que les parece ex-
cho, y no en la moral ni en las costumbres, existe una determinación, por cesivo a la sanción; de modo tal, se suele decir, de dar espacio así a una an-
cuanto a veces imprecisa y vaga, del acto a cuyo incumplimiento se le conec- tropología en la cual el individuo considerado como sujeto jurídico es sólo y
ta como respuesta una sanción. En otras palabras, en el derecho se determi- exclusivamente el bad man, ell10mbre malo, o sea el individuo que comete
nan con una cierta certeza cuáles son los actos a considerar ilícitos. En segun- actos calificados como jurídicamente ilícitos. Acerca del aspecto práctico,
do lugar, además, en el derecho, y no en la moral ni en las costumbres, se podríamos decir que el valor atribuido a la sanción como elemento determi-
determinan con un cierto margen de precisión la entidad de las sanciones nante de lo jurídico, puede reflejarse también en la configuración concreta de
(cuantificando la privación de un bien, monetario o inclusive de la misma un ordenamiento jurídico, es decir, en una visión general del derecho cons-
libertad) en relación a los actos calificados como ilícitos. En tercer lugar, por truida alrededor de la idea de sanción, de la pena, atribuyendo de consecuen-
otra parte, en el derecho, y no en la moral ni en las costumbres, se identifica, cia una importancia menor a aquellos comportamientos que, por el contrario,
con márgenes mayores de precisión que con respecto a los dos aspectos ante- son los que de alguna manera constituyen las condiciones para el funciona-
riores, quien, y sólo este quien, tiene el poder para conminar la sanción, pro- miento de un orden jurídico como instrumento de cohesión y de convivencia
hibiendo de hecho que la persona ofendida se haga justicia por su propia civil entre las personas.
cuenta u otras personas lo hagan en su lugar. A pesar de todo, en mi opinión, la tesis es plausible, por el simple hecho
Es fácil, creo, notar como de esa manera la sanción jurídica se connota de que todos los otros tentativos al respecto que se han registrado a lo largo de
por constituir el resultado último, no sabemos si el definitivo, de una cultura la cultura jurídica, han evidenciado su escaso potencial como elementos so-
jurídica mediante la cual en los modernos ordenamientos hemos asistido al bre los cuales fundar una distinción más o menos neta entre derecho, moral

12 13
y costumbre.4 Sin que con esto se adhiera :1ecesariamente a ninguna tesis de nuestro interés; para pasar de una acercamiento pura y iJanamente cognos-
valorat iva acerca de la sanción en cuanto taL o se exprese preferencia hacia citivo a un acercamiento valorativo, o bien para usar un acen:amiento q'-ce
un determinado orden jurídico determinado. Se trata, exclusivamente, de una mezcle ambas o.ctitudes.
tesis teórica que se considera, en esia sede, adecuada para dar cuenta del ca- Asumiendo, por ahora, aún sin justificarla, Ulla posición iuspositivista y
rácter específico del derecho con respecto el otras esferas nom1ativas, así monista, en la cual se considera que el objeto de ]a jurisprudenciaS es exclusi-
como de su funcionamiento concreto. vamente el derecho Dositivo, reservando de alguna manera el estudio del den:-
cho nahmll a una di~cjplina diferente, es el caso de profundizar una idea muy
acreditada, la idea según la cuallajurisprudencia cO!lsiste en una actividad que
1.3. Filosofía del derecho y ciencia jurídica puede ser asimilable a una actividad científica. Se trata, obviamente, de discu-
tir alrededor de una convicción que tiene su fundamento en algunos postu la-
dos, que conviene poner en evidencia, que le convierten en una cuestión su-
Establecer, como se ha hecho en el § ] (supra), que la filosofía del deft~­ mamente compleja, que ha sido estudiada y examinada por muchos estudiases,
cho consiste en el eshldio de los fines del derecho, de su funcionamiento y, sobre todo a partir de la segunda 111itad de! siglo XJX, y que ha funcionado
finalmente, en la identificación en un dado orden jurídico de los elementos inclusive como telón de fondo en la construcción de una de las teorías más
que consientan su justificación ético-moral, es decir, sus fines últimos, iden- importantes del siglo:XX, que tiene sus repercusiones aún en nuestros días: r"e
tificados por lo general en la protección de los derechos de las personas, refiero, es obvio, a la doctrina pura del derecho de Hans Kelsen.
conlleva la necesidad-no menos importante- de identificar una distinción Son dos, en mi opinión, los postulados que es necesario examinar p",ra
de esta disciplina con aquella que tiene como objeto exclusivo, como se sue- fomlarse una idea acerca de la (presunta o verdadera) jurisprudencia como
le decir, el conocimiento del derecho positivo. Es bien sabido, en efecto, que ciencia. En primer término, es obvio, hacer explícito aquello que se entiende
uno de los postulados teóricos fundamentales que están a la base de la con- por 'jurisprudencia' y, después, hacer lo proprio con 'ciencia '; en otras pala-
vicción, iuspositivista, de que el derecho es sólo uno, es decir el derecho bras, para expresar una idea sensata acerca de si la jurisprudencia es o no es
positivo, es la idea de que una cosa es el conocimiento y otra C0sa, diferente, una ciencia, hay que indicar preliminamlente cuál es la concepción ce cien-
es la valoración. Así, con Austin y Bentham, se suehe: decir que una cosa eS el cia a la que nos referimos y también esclarecer el "objeto" denotado con ;a
derecho como es y otra cosa es el derecho como quisiéramos que fuese. Si se palabra 'jurisprudencia para enseguida confutar o afirmar una u otra de !"s
desea conocer el derecho, se continúa, debemos dirigir nuestra atención hacia tesis al respecto.
un objeto detemlinado que se preseme frente a nuestro intelecto como una La cuestión, como se decia antes, es extremadamente compleja porq tte
emidad, precisamente, inteligible, asequible a nuestra percepción. involucra de lleno aspectos clave de una reflexión sobre -filosofía de la cien-
Este objeto, es obvio en esta línea de razonamiento, no puede ser otra cia, la metodología del conocimiento científico y, finalmente, aunque puede
cosa que el derecho positivo, el derecho que se presenta a nosotros en la in- ser que existan otros más, todo lo relacionado con la teoría del conocimien~o
mediatez de la voluntad de quien lo manifiesta a través de un acto que produ- en sus aspectos prirnordiales como una rama de la filosofia general. Natural-
ce un resultado que podemos percibir: una constitución , una ley, una senten- mente, en esta sede y en este espacio, no es posibie de la manera más absolu-
cia. Por otra parte, si ·-al contrario-- nuestro objetivo no es exclusivamente ta ilegar a lo profundo de estos aspectos: de modo que me limitaré a elaborar
el conocimiento, sino también, o sólo, la valoración , cilo determina no solo alaunas
o breves observaciones con el obieIivo
- principal de afrontarios desde
que debamos dirigir nuestra atención a algo diferente (el derecho como qui- una perspectiva prevalentemente jurídica.
siéramos que fuese, el derecho natural, en resumidas cuentas) sino que Lam- Con 'jurisprudencia' entiendo aquí la actividad, realizada principalmente
bién debamos modificar las moda lidades de ¡;üestro acercamiento al objeto por los jurisprudentes, o sea, quienes,hacen del derecho su propio objeto de
estudio, de refl exion, de sistematización, de un objeto ¡;articular: el derecho

• Una res eña de estos intentos lo podemos ver en BOBillO, N .. Teoria genera!e dd ciirir{o
(trad. cast. Tecria gencral del daecho. Vease también REi"TERí" Dí ,\z, 1\ .. l)'Elia. G .. Tco/"Ía s Entendida sumariamcnie por ahora e n sent ido amp li o como act ivid,lo in teleCi u'l l CI'le
c ¡ira/iea dcllcfon/i dd dir¡lIo, Roma, CaroccÍ, 2008, (p r;ma parte).
t iene como (objeto dc eswd io el derecho.

14 15

I
positivo, el derecho creado por una voluntad humana. ¿Puede existir una ac- dualismo materia-espíritu entre ciencias de la naturaleza (Naturll'issenschaf
tividadjurisprudencial que tenga como objeto otra cosa que no sea el derecho ten) y ciencias del espíritu (Geisteslrissenschaften); o, aún más, a la distin-
positivo? La respuesta, obviamente, es positiva, ya que en cierta medida es la ción en base al dualismo experiencia-razón a las ciencias racionales y a las
actividad que realizan quienes se adhieren al iusnaturalismo, o sea a la co- ciencias empíricas dentro del ámbito de las ciencias fácticas o la di stinción
rriente de pensamiento jurídico que postula la presencia de dos, y no sólo entre ciencias inductivas y ciencias deductivas. La cuestión es, como sugiere
uno, como en el caso del iuspositivismo, clases de ordenamientos normativos: acertadamente Mario Bunge, que la unidad del método científico, a pesar de
el derecho positivo y el derecho natural. No interesa por ahora examinar los la multiplicidad de técnicas, de enfoques, de aplicaciones, y en consecuencia
postulados iusnaturalistas ni tampoco las ideas de fondo del iuspositivismo. de la diversidad de disciplinas científica, garantiza de alguna manera una
A partir de la definición de jurisprudencia que se ha asentado podemos cierta unidad metodológica. 7 Se trata, entonces, primariamente, de ver en qué
ahora pasar al problema más delicado de la idea de ciencia. Es suficiente, consiste el método científico.
para darse cuenta de la complejidad de la idea de ciencia, consultar cualquier Por 'método', en términos muy genéricos, entendemos un procedimiento
enciclopedia seria y constatar así, en efecto, que nuestras concepciones coti- racional y sistemático fonnado por un conjunto de momentos específicos que
dianas acerca de la ciencia, de lo que es científico, etc., son extremadamente se realizan en vista de un fin a alcanzar. Un ejemplo banal son todos aquellos
confusas y aproximativas; en cuanto tratamos de poner en tela de juicio la pasos que una persona realiza (como fijar una hora en el despertador, asearse,
convicción más socorrida según la cual la ciencia tiene un método único - el desayunar, lavarse los dientes, tomar un coche o caminar hacia la parada de
método científico precisamente- que conduce, si se siguen en modo adecua- un medio de transporte) como procedimiento que le pennita llegar a una hora
do y sistemáticos sus cánones, a un conocimiento verdadero, universal e in- determinada a la escuela o al trabajo . Para ello, es obvio, tendrá que estable-
mutable, nos encontramos con la sorpresa de que estas características, en la cer a través de la experiencia el tiempo que le es necesario para realizar todos
reflexión actual acerca del estatus de la ciencia, en realidad constituyen sólo estos pasos de modo de no llegar tarde.
una ilusión. En algo semejante, al menos en sentido amplio, consiste el método cien-
No es éste, por supuesto, un espacio en el que se puedan examinar con tífico: es el conjunto de operaciones racionales y sistemáticas a través de las
seriedad y profundidad todos las implicaciones que, sobre todo a partir de los cuales se pretende conocer una parte de la realidad. Operaciones que van
primeros años del siglo XX, se han perfilado en el hori zonte de la idea de desde la formulación de una hipótes is, la observación , el análisis, la experi-
ciencia una vez que se ha comenzado a discutir acerca de su método y de su mentación hasta llegar al establecimiento de las condiciones con base en las
objeto. Sería, en efecto, un recorrido largo y que con toda probabilidad no cuales intersubjetivamente sea posible considerar que se ha llegado a un co-
sería ni siquiera oportuno en una reflexión acerca de la jurisprudencia. Con nocimiento objetivo y comunicable, sujeto al control de otros sujetos. A la"
esta salvedad, de consecuencia, podemos limitamos a apuntar hacia una con- base de la primacía del método como conjunto de operaciones racionales y
cepción de ciencia que en términos generales sea aceptada hoy en día. Aún sistemáticas se encuentra, es fácil advertirlo, la convicción de que el conoci-
con esta limitación de carácter metodológico, no se puede dudar que estamos miento científico se puede obtener exclusivamente a través de tal procedi-
muy lejos de haber dilucidado la cuestión, porque a decir verdad una defini- miento y, ligada a ésta, la convicción de la primacía del saber científico por
ción de 'ciencia' tiene que hacer las cuentas con una infinidad de disciplinas sobre otras disciplinas que, en esta tendencia, no serían propiamente saberes:
a las que por 10 general se les reconoce su carácter de cientificidad y que, sin el arte por ejemplo.
embargo, parecerían no tener mucho en común. Las observaciones anteriores, que no constituyen más que un punto de
Me refiero, para comen zar a las así llamadas ciencias fonnales, la lógica y partida para un desarrollo que sería largo emprender, evidencian con claridad
la matemática por ejemplo, y a las ciencias conocidas como ciencias fácti- que la colocación de la jurisprudencia en, o al contrario, su exclusión de, el
cas: la biología, la física, la química. 6 O bien, a una di stinción fundada en el ámbito de las ciencias no es, con mucho , algo que se pueda determinar a pie
juntillas, de manera perentoria. Por mucho tiempo, en efecto, a la jurispru-
dencia, impropiamente con frecuencia se le ha confundido con su objeto, lo
(, Cjj·. BVNGE,]\ 1., La ciencia. Sil método JI suji/osofIa. Buenos Aires, Siglo Veinte , 1960
(trad . castellana de 4 capítulos de Metascicntitic Qucries. Springtield (JII), Charles C. Thomas
PublisheT, 1959. 7 /bidcm. p. 13.

16 17
1;11 OSU l' ) \ 1) 1:L Ill:ltlCHO l Jni.:L'KI l. 1 " uhicndnn el.: l.: ti l o~ofia 1.10:1 den;" .n ni int.!ríor Jo; la lilll='olía

que no ha contribuido a la distinción entre el objeto y la actividad que se íos libros sino más bien, y sobre todo, ai derecho en acción (LOHi Oi{ oction), X
realiza sobre él, de modo tal que es frecuente la afimlación de que el derecho un conjunto de hechos concretos y no de normas prescriptivas de carác ter
es una ciencia (o que no lo es). En todo caso, lo que puede ser considerado o abstracto.
no una actividad científica es el estudio del derecho y no su objeto. La confu- Los autores que se reconocen en el realismo jurídico (o iusreaJismo), de
sión, y no solo entre los no especialistas, no ha siGO poca, y de consecuencia esta corriente iuspositivista estamos hablando, sostienen que el derecho no es
tampoco es raro que la expresión 'ciencia jurídica' (o la análoga 'ciencia del el contenido de las normas formuladas por el legi slador: el derecho, para ¡os
derecho') forme parte del lenguaje jurídico sin una adecuada reflexión acerca iusrealistas es la decisión de los órganos encargados de dar una respuestí! a
de sus implicaciones teórico-metodológicas. las controversias jurídicas (el fallo de los jueces. o la previsión de cómo Jos
Tenemos, pues, un objeto, el derecho positivo, y también una actividad que jueces decidirán según lo planteado por Roscoe Pound).Y Esta concepción de
sobre este objeto desarrolla algunas operaciones. Para acercamos un poco al ]0 jurídico es la que habitualmente se atribuye al iusreali smo norteamericano,
objetivo de este apartado, o sea explorar las posibilidades de calificar a esta entre quienes -a pesar de algunas diferencias- se podrían incluir, además
actividad como ciencia, debemos precisar el significado de la expresión 'de- de Pound, a Holmes, a Lle\vellyn, a Grey, ademas de otros pensadores con-
recho positivo', ya que no basta, como creo es evidente, entender con ella el temporáneos de lengua inglesa y de otras lenguas. l o De iusrealistas, por otra
derecho puesto, creado por una voluntad dotada de la potestad para hacerlo. parte, es posible también calificar a una corriente, la escandinava, a la que
Para algunos, 'derecho positivo' denota cuanto escrito en los textos normati- pertenecen autores como Axel Hagerstrom, Karl Olivecrona, AlfRoss y ViJ-
vos de diverso tipo que constituyen una expresión del lenguaje de! legislador helm Lundstedt, para quienes el derecho es la predisposición de carácter
(entendiendo 'legislador' en su sentido más amplio posible como órgano que psicológico de las personas a comportarse de acuerdo con la prescripción
posee el poder de dar vida a tales textos: constituciones, leyes, decretos, re- contenida en la nomlajurídica.
glamentos, ordenanzas, y cualquier texto jurídico que tenga como objeto la Recapitulando, pero también simplificando, tenemos entonces -en 13
regulación de la conducta). Se trata, para usar un léxico bastante conocido, línca de pensamiento que se ha elegido, o sea, dentro del iuspositivismo--- al
del derecho de los libros (Law on books) o sea del derecho positivo que dis~ menos tres candidatos a constituir el objeto 'derecho': las nonllas, las deci-
ciplina el comportamiento de las personas que viven en un determinada orga- siones de los jueces, y la conducta de las personas. Con lo que, siendo opti-
nizacjón social airavés, precisamente, del lenguaje del legislador con el cual mistas, podríamos haber dado una respuesta suj-i cientemente pacífica a la
se manifiesta la intención de establecer cuál debe ser la ccnducta de las per- pregunta acerca del objeto con el que "trabaja" la jurisprudencia. Sin embar-
sonas, cómo se deben estructurar las instituciones públicas del aparato esta- go, una ojeada atenta al primer candidato, las nomlas, de inmediato nos pone
tal. Como se suele decir, este modo de entender el objeto llamado derecho frente a vn aspecto importante que nos conduce necesariamente a amp liar
corresponde a lo que mucbos llaman normativismo', es decir una conceD- nuestro discurso.
ción del derecho que concentra su atención en lo que las diferentes norrn~s Las normas, en efecto, según un enfoque que se ha convertido en una
(de conducta, de organización, de atribución de poderes y de estatus, etc.) convicción que recoge muchos consensos, son un objeto particular por el
dicen que debe ser, algo que aún no es. hecho de que en realidad no coinciderl con el lenguaje del legislador sino q,le
Al normativismo, en el que confluye una infinidad de eswdiosos del de- son el resultado de la actividad interpretativa, que se realiza a partir de las
recho, se le opone sin embargo otra concepción, que, al contrario, trata de disposiciones jurídicas: obteniendo las normas, o sea el significado prescrip-
¡ijar su atención ya no en lo que en las normas j Llrídicas se establece que debe .ivo de aquellas. Así las cosas, podriamos decir que en realidad nuestros c~m­
ser sino en lo que lo que efectivamente es, o sea en el estudio de la conducta di datos a ~onstituir el objeto de estudio de la jurisprudencia no son tres, sin o
concreta y en el funcionamiento efectivo de las instituciones estatales. En cuatro: las disposiciones jurídicas, las normas, la s decisiones de los jueces y
otras palabras, al normativismo se le suele criticé" en cuanto, se afimla, con-
siste en una visión unilateral de lo jurídico, lo que c¡legisl ador establece gue
s Lolt! in Books )' Lm,' in .,Ie/ion so n dos expresiones que rCÍ<.::necen il Roscoe f'ollild.
d be ser en las medidas que adopta, descuidando el análisis y el estudio de las "La"" in Books and La", in Action ", American LO\ll Rcric1!". ,~4_ 12. i 91 O.
respuestas concretas de sus destinatarios; se hace necesario, según lo que se 9 Cji-. Ilota 10 (supra ).
afinna en este tipo de críticas, dirigir nuestra atención ya no al derecho de iO La escuela de Cenova (Tarel lo. GL!aslÍ ni. Comanducci. Chia,son i. etc.)

18 19
la conducta de las personas. La irrupción en este discurso de la interpretación to, ya precisamente en los primeros años del siglo pasado el mismo positivis-
de alguna manera, sin embargo, reduce de nuevo a tres el número de nuestros mo comenzó a mostrar sus límites en cuanto a la plausibilidad y al presunto
candidatos, ya que -como parece ser opinión generalizada-las disposicio- carácter de definitividad-de la observación y de la generalización a partir de
nes jurídicas no constituyen un objeto autónomo en cuanto que cualquier datos individuales.
acercamiento a ellas pasa necesariamente por su interpretación, su "conver- La respuesta es negativa, sobre todo a partir de cuanto han puesto en
sión", podríamos decir, en normas jurídicas a través de la identificación de su evidencia estudiosos como Karl Popper e lmre Lakatos, o sea la imposibili-
significado normativo. De nuevo, pues, aunque con una mayor conciencia dad de verificar empíricamente una proposición científica a partir del método
crítica: normas, decisiones y comportamientos. inductivo ll que de lo particular conduce a lo generaL Lo que sí existe, como
Ahora bien, ¿de qué concepción de ciencia hablamos hoy en día? No método racional, y que nos permite seguir atribuyendo a una proposición el
parece muy sensato, en efecto, tomar partido acerca de la diatriba acerca del valor de verdad, es la enunciación de las condiciones mediante las cuales se
(verdadero o presunto) carácter científico de la jurisprudencia si no tenemos pueda falsar, es decir negar, tal verdad.
una idea clara de la ciencia. Como se ha visto, al contrario de lo que ingenua- Nos encontramos, entonces, no con el principio de verificación sino con
mente se podría pensar, en realidad no existe una idea común de ciencia. el principio de falsificación (o falsación), lo que nos conduce necesariamente
Existe un variedad muy amplia de disciplinas a las que no podemos ra- a modificar nuestra idea acerca de la verdad, que ya no es absoluta y univer-
cionalmente negar su carácter de ciencias, que, sin embargo, son muy dife- sal sino sólo relativa y particular. Si a ello le sumamos la posición pospositi-
rentes entre ellas. La fisica, la matemática, la biología, la química, la medici- vista y posracionalista de un autor como Feyerabend con respecto a la ciencia
na, la antropología, la psicología, la mecánica, la historia, la astronomía, la ya su método, sobre todo en su famoso libro Tratado contra el método, 12 lo
fisica, la geología, la economía, la sociología, son en efecto sólo una pequeña que resulta es que él lleva al extremo sus críticas al positivismo y al raciona-
muestra de algunas disciplinas diferentes entre sí, por el objeto y por el mé- lismo mediante su anarquismo epistemológico formado de dos principios li-
todo. Entre ellas hay ciencias fonuales como la matemática, así como cien- gados entre sí: por un lado, la negación perentoria de la necesidad, validez e
cias fácticas como la fisica, la geología y la sociología, que tienen como ob- ineluctabilidad del método en la ciencia; y, por el otro, la tesis de que en la
jeto datos empíricos. investigación científica todo sirve, en sentido de que está constituida de tal
Por otra parte, un aspecto que por mucho tiempo ha sido considerados forma que para llegar a los fines propuesto se puede utilizar cualquier estra-
como elemento decisivo de lo científico ha sido el hecho de que, se decía, las tegia que elija la "astucia" de la razón. Este anarquismo epistemológico, aun
ciencias conducen a verdades objetivas, universales e inmutables. Si este as- tomándolo con todas las precauciones necesarias por vía de su extremismo,
pecto constituyera el carácter distintivo de la ciencia, sin lugar a dudas que constituye una saludable provocación hacia quienes a lo largo de la historia
ninguno de nuestros tres candidatos estaría en condiciones de satisfacerlo y, occidental, y no son pocos, han puesto en el centro del conocimiento a la ra-
de consecuencia, en ningún caso se podría hablar de una jurisprudencia cien- zón, pero también, por otro lado, hacia quienes desde posiciones sólo aparen-
tífica. Ni las normas jurídicas, ni las decisiones de los jueces ni tampoco la temente opuestas han hecho lo mismo con el dato empírico.
conducta de las personas, dan lugar a una actividad cuyo resultado pueda ser
calificado sin lugar a dudas como objetivo, universal e inmutable.
y no lo son por varios moti vos, algunos ligados a la particularidad de 11 Será siempre posible, en efecto, que la afinnación "Todos los cuervos son negros", a
cada uno de ellos. Las razones principales, más allá de tales particularidades la que se ha llegado a partir de la observación empirica de casos individuales, pueda ser falsea-
(la norma, como resultado de la interpretación de las disposiciones jurídicas da por la presencia de un cuervo de un color diverso del negro. El carácter de verdadero de las
es diferente, en cuanto expresada a través del lenguaje, del hecho observable proposiciones de la ciencia, cualquier ciencia que sea meramente formal, depende de la gene-
constituido por una conducta), se deben más bien a lo que han puesto en evi- ralización inductiva a partir de la observación, pero, en consecuencia, es suficiente observar
un fenómeno diferente para que la proposición pierda su carácter de verdad. No existen, pues,
dencia los estudios de la teoría del conocimiento a partir de los primeros años
verdades absolutas o universales.
del siglo XX, y que no se pueden ignorar de la manera más absoluta. Si el 12 Sobre el pensamiento de rcyerabend, es obvio, se podría decir mucho y de hecho se ha
positivismo de finales de siglo XIX había substituido al racionalismo de los escrito abundantemente. No es el caso, en esta sede, de intentar agregar más a esta abundante
siglos XVI y XVII como metodología al servicio del conocimiento, muy pron- literatura.

20 11
lll1id~d l. La uhic;¡cjón JI! 1" ti I()~ntia dd dcrL·chIJ :JI Intcri,~r d" la l ill1~\.IfI:J

Después de Feyerabend no existe una sob tendencia epistemológica que De qué manera influye lo antcrior en la caracterización del objeto como
sostenga la plausibilidad de un conocimiento absoluto, universal e inmutable: algo estable, determinado (7 priori, que está en el mundo para ser conocido,
al contrario. es una opinión bastante generalizada que nuestro conocimiento del es~ fácilmente perceptible. No tenemos, en ninguna de las tres alternativ as
mundo tiene sólo un carácter provisorio. Hasla lo que por siglos y siglos se mencionadas -nuestros tres candidatos- un obj eto de conocimiento que
nos ha presentado como conocimiento verdadero, las así llamadas leyes del pueda asemejar al de otras disciplims que laboran con un objeto más estab le.
universo, no serían, en esta línea de pensamiento, otra cosa que generaliza- No deseo afinnar con lo anterior, por supuesto, la irrelevancia del princip¡o
ciones obtenidas a través de la observación empírica de hechos individuales; de indetenninación de Heinsenber según el cual, como es sabido, los proc-e-
en cuanto tales, sujetas a falsificación porque, en teoría, es siempre posible, dimientos cognitivos puestos en acto por el sujeto modifican de alguna ma-
por ejemplo, que se intenumpa --por la in-upción de un fenómeno astronó- nera el objeto a conocer. Lo que es cierto, de cualquier manera, es que el
mico- el alternarse del día y la noche o la regularidad de las estaciones del derecho nos ofrece un objeto -como afinnaba ya Von Kirchmann- que
tiempo. En el cuadro que emerge cabe preguntarse acerca del derecho y de la está sujeto a la voluntad del legislador (basta una decisión de éste y bibliote-
jurisprudencia, y del lugar de ésta en el espectro más amplio de los saberes. cas enteras de libro de derecho son inservibles), mientras que los árboles q,-ce
Como se ha dicho líneas alTiba, nuestros tres candidatos a constituir el vemos hoy sustancialmente son los mismos de 20 siglos atrás.
objeto de la jurisprudencia son muy heterogélH:os entre sí. Los dos primeros En el panorama pospositivista y posracionalista propuesto por Feyera-
tienen en común el hecho de que se manifiestan a través del lenguaje, el pri- bend parecería que nada impide -en el marco del anarquismo metodológi-
mero en la forn1Ulación del significado nomlativo (la así llamada quoes.tio co- que la jurisprudencia, cualquiera que sea su objeto, entre a formar parte
juris) que sirve como esquema abstracto aplicable a un caso concreto, y el del "noble" grupo de las ciencias; en un sentido, sin embargo, que lejos de
segundo en la fonnulación tanto de la sentencia como de su motivación. El eliminar el complejo de inferioridad del jurista frente a otras disciplinas, lo
tercero, la conducta de los individuos, constituye un caso separado porque su que en realidad hace es homologar hacia abajo lo científico, dada la escasa
adhesión a (o al contrario, su separación de) cuanto prescribe la nonna repre- exigencia y rigidez de sus requisitos.
senta un dato empírico observable. Lo que los tres tienen en común, en todo Ahora, en mi opinión, aún dentro de los amplios márgenes que el anar-
caso, es su carácter contingente, en el sentido de que lo que observamos (la quismo establece para el conocimiento, no existen buenas razones para equi-
norn1a, el fallo, la conducta) 110 SOI1 absolutamente el resultado de una rela- parar a la jurisprudencia con las disciplinas que habitualmente consideramJs
ción causal de carácter necesario. como científicas. Las nornlas y los faiJos de Josjueces, en cuanto formulados
Desde un punto de vista meramente descriptivo, en efecto, hay buenas mediante el lenguaje, son objetos de conocimiento que irremediablemen le
razones en favor de la plausibilidad de la tesis según la eualla interpretación pasan a su vez, puesto que ya son el resultado de la interpretación, por la ac-
de las disposiciones jurídi·cas no es una acti vidad meramente cognoscitiva de tividad interpretativa del jurisprudente: lo que da Jugar a un resultado que no
algo que tiene una existencia predeteml inada, sino, al contrario, una activi- es exclusivamente un resultado de mero conocimiento, sino más bien una
dad creativa del resultado. De modo lal, por consecuencia, que la norma jurí- mezcla de conocimiento y creación.
dica que emerge de la interpretación no es la única respuesta correcta. Por 10 que respecta a la conducta de las personas, nuestro tercer candida-
Por otr2 parte, si a ello le sumamos la cuestión irrefutable de que la ver- to, como hemos visto puede asumir]a forma tanto de la observancia como de
dad jurídica, establecida en un fallo emitido por un juez o un tribuna!, no la inobservancia de cuanto prescrito; y s; ésto no representa un obstáculo in-
coincide necesariamerite -aunque podamos estar de acuerdo en que ideal- superable está de hecho que de cualquier manera su observación y su estudio
mente sería mejo;- que así fuera--- con la verdad empírica, o sea, la verdad tie-nen, por un lado, la di ficultad a la que ya se ha hecho referencia relativa al
factual, lam bién podemos hablar de una sentencia como una posibilidad entre método inductivo y a la falsificación, y, por el olro, la cietenninación de h,s
varias que el juez tenía a su alcance. Por último, la conducta de las personas razones -·psicológicas, emotivas , históricas, sociológicas, temor de la san-
t2mpoco está determinada -v.g. causada- por la norma que la disciplina, ción, etc.-- que están a la base de los comportamientos.
en el sentido de que la norma jurídica prescribe una conducta pero ésta, en los Por supuesto, hay que decirlo, que negar a la .iurisprudencia su carácter
hechos, puede concretarse de manera diferente: en otras palabras, de hecho es de ciencia no significa absolutameme atribuirle un valor inferior en el plano
posible que una norma no sea seguida por sus destinatarios. cultural. Si en algunas de las ciencias sus adeptos son capaces de crear

v,
L.)
r:1I.0. oFi \ llEI. ¡)EIl I,/'Hl

técnicas que pueden modificar el mundo, para bien pero también para mal, con los fines más disparatados: desde una sociedad democrática y liberal
el derecho en cuanto objeto y la jurisprudencia en cuanto su estudio cumplen respetuosa de los derechos de las personas y de su dignidad como entes mo-
con funciones importantes en la dimensión más amplia de la organización y rales hasta una sociedad autoritaria y totalitaria en la cual ni los derechos ni
el funcionamiento de la sociedad. Sin reglas, y sin la actividad mediante la la dignidad de las personas se consideran objetivos a alcanzar. Desde una
cual se les estudia, se les sistematiza, se les articula racionalmente y se con- sociedad esclavista, discriminatoria, machista, desigual, hasta una sociedad
tribuye de alguna manera para su uso por parte de las personas y del aparato igualitaria pero igualmente protectora de las diferencias, cuyos fines sean,
que tiene el monopolio de su aplicación, probablemente nuestras sociedades exclusivamente, sentar las bases para ----como establecen muchas cartas
terminarían por auto destruirse o, de cualquier fOlma a determinar una socie- constitucionales- el desarrollo armónico e integral de los seres humanos,
dad en la que sería arduo realizar con éxito cualquier tipo de ciencia. sin distinción de género, raza, lengua, clase social, color de la piel, fe (o no
fe) religiosa. Como sostiene Alf Ross, es posible estudiar un ordenamiento
jurídico a partir del derecho positivo en el cual se sustenta una sociedad sin
lA. Derecho y política que ello signifique necesariamente atribuirle un juicio valorativo positivo. Se
puede, en otras palabras, describir" un ordenamiento jurídico, aunque sea in-
justo a todas luces, y a mismo tiempo luchar para que se modifique; prestan-
La toma de posición que se ha hecho en este capítulo en favor de la tesis do atención, naturalmente, al hecho de que son dos ámbitos diferentes (aun-
de que el derecho es sólo el derecho positivo, cualquier forma específica que que, por supuesto, conectados entre sí).
éste asuma, no solo se refleja en una concepción del derecho particular, con El derecho, aSÍ, es concebido sólo como un instrumento, un medio para
todas sus consecuencias, sino que también nos pone frente al problema de alcanzar un fin cualquiera. Para tratar de esclarecer lo anterior, que en efecto
cómo valorar aquellos ordenamientos cuyas normas son injustas para todos, puede parecer desconcertante, es necesario hacer resaltar las estrechas rela-
o al menos para la mayor parte de una comunidad política formada por suje- ciones que intercorren entre el derecho y la política. El derecho, así como la
tos morales. Ejemplos típicos de tales ordenamientos son los regímenes nazi política y la moral, son entidades que pertenecen no a la esfera teorética sino
y fascista en Alemania e Italia en la primera mitad del siglo pasado, así como más bien al ámbito práctico: no al mundo de las ideas, sino al mundo de la
el apartheid en Sudáfrica vigente hasta la década de los noventa también acción concreta. Ello es así, por supuesto, porque tienen que ver, principal-
en el siglo pasado y el ordenamiento esclavista estadounidense abolido for- mente con la praxis (y no sólo con la teoría). Acerca del derecho y de sus
malmente, en medio de un sinfín de dificultades, por Abraham Lincoln, pero relaciones con la moral, se ha hecho ya referencia en el apartado 2 de este
que, de hecho, siguió de alguna manera orientando las políticas públicas gra- capítulo, evidenciando sus puntos en común así como sus diferencias.
vemente discriminatorias hacia los negros hasta poco después de la mitad del Veamos ahora qué tipo de relaciones existen, si las hay, entre el derecho
mismo siglo XX. y la política. Lo que se entiende aquí con la palabra 'derecho' a estas alturas
Desde una perspectiva iusnaturalista a ordenamientos como los anterio- del capítulo debería ser suficientemente evidente: el derecho positivo creado
res resulta del todo coherente negarles el carácter de juridicidad dado que, en por una voluntad humana. ¿Qué se entiende, preguntémonos ahora, con la
efecto, si el derecho positivo no se adhiere al dictado del derecho por exce- palabra 'política ' ? Sin duda alguna, con ese vocablo es factible la referencia
lencia - justo, universal e inmutable, es decir, el derecho natural- no es a no pocos significados, lo que convierte nuestra empresa en algo sumamen-
derecho. Por otro lado, para los iuspositivistas, en su visión de que el derecho te complejo. Mediante una definición estipulativa, por 'política' entie.ndo
es el creado por una voluntad humana que tiene la potestad para hacerlo y que aquí la actividad que realizan algunos órganos estatales destinada a la pro-
sigue determinadas reglas procesales para ello, no existe la menor dificultad ducción de normas jurídicas cuyo objetivo consiste en guiar la conducta de
para reconocer a estos ordenamientos su juridicidad, en tanto que las normas los miembros de una sociedad, por un lado, y, por el otro, en crear las estruc-
que los forman hayan sido creadas respetando los requisitos enunciados. turas e instituciones a través de las cuales proceder a la producción y a la
En el modo de pensar iuspositivista de Kelsen y muchos autores, el dere- aplicación de tales normas.
cho positivo no tiene una finalidad determinada, a priori, a construir, a alcan- Estoy consciente, naturalmente, del carácter en parte arbitrario de la de-
zar. Al contrario, con el derecho es posible formar ordenamientos jurídicos finición , pues detrás de ella está un precisa opción valorativa que se funda, a
su vez, en los fines metodológicos que aquí se pretende alcanzar. En otras turalista, al contrario, el d~recho depende de su adhesión a principios y v~~¡ o­
palabras, definiendo a la política como la actividad, pero también el resulta- res presentes en un derecho axiológicamente sup~rior, el derecho natural.
do, que tiene como finalidad la creación de nom1as vinculantes para la colec- Comprender la circularidad entre derecho y política, al mismo tiempo
tividad y la detem1inación de las estructuras públicas (y de su funcionamien- que evidencia la auton·eferencialidad del derecho, nos permite superar con
to) estoy abandonando, por ejemplo una noción muy acreditada de la política una relativa facilidad lo que para muchos representa una paradoja, y que ya
como la lucha por el poder J3 Como se verá enseguida, sin embargo, este se mencionaba líneas arriba, o sea, la oportunidad, la necesidad, de calificar
abandono es más aparente que real. como ordenamientos jurídicos aún a aquellas formas organizativas de la so-
¿Qué tipo de relaciones, ahora que tenemos un cuadro claro de su signi- ciedad que asumen características sobre cuya justicia la mayor parte de las
ficado, intercorren entre el derecho y la política? Se trata, a mi parecer, de un personas estaría en d~sacuerdo: el nazismo alemán, ~1 fascismo italiano, el
tipo particular de relaciones, que evidencian el hecho de que entre ambas esclavismo estadounidens~, el apartheid sudafricano. Además, nos penmite
esferas existe una suerte de simbiosis. Si, como se ha dicho, mediante el de- también tener claro que un ordenamiento jurídico Gusto o injusto, democrá-
recho se puede construir cualquier tipo de sociedad, porque en si mismo con- tico o autoritario, respetuoso o no de los derechos de las personas) no consti-
siste sólo en una fonna cuyo contenido depende del sentido que la voltmtad Ulye una instancia predetenninada de carácter metafísico y/o trascendenta i, el
humana le imprima, y si la política consiste en la actuación práctica de este resultado de un destino ineluctable: sino que, al contrario, sus fonnas especí-
contenido, entonces resulta del todo obvio que el uno y la otra representan ficas - desde su fonna de gobiemo y su sistema electoral para nombrar a la
una sola entidad que, vista desde una perspecti\'a, presenta su rostro juridico; clase política- dependen de una visión concreta acerca de la soci~dad y de
mientras que, desde otra, percibimos su faz política. su funcionamiento.
El derecho, con sus nonnas, establece cuaíes deben ser las modalidades Si, para entendemos mejor, en una sociedad se opta por un sistema dec-
de organización ce una sociedad, a través de prescripciones acerca de la con- toral o mayoritario o bien proporcional, ia decisión en un sentido u otro res-
ducta de sus miembros y mediante indicaciones acerca de las fonnas estmc- ponde a un visión específica acerca de la repr~sentación popular, imprescin-
turales que deben asumir sus instituciones. Luego, ~s una tarea de la política, dible en las actuales democracias representativas. Lo anterior es evidente en
del poder ejecutivo, sentar las condicione para qu~ las nonnas del der~cho se la Constitución de Portugal, ~n la cual la opción del poder constituyente no
concreticen en la realidad. Pero, por_otra parte, la creación de las nonnas es solo fue a favor de un sistema proporcional sin un umbral mínimo para que
el re-sultado de una voluntad que sin duda cons tituye una expresión deja po- UIla organización partidista sea representada en las asambleas, por consid t:rar
IIdca, dado que son creadas por un órgano (parl amento, o congreso, y gobier- que este .3istema es el que de mejor man~ra ultela el principio fundamenta ! de
no) político que a su vez se crea y funciona en vi rtud de otras nOImasjmidicas.
la igualdad de las personas en la esfera po lític.a, sino que además, por el valor
Es fácil ver, en las observaciones anteriores, una evidente circularidad
que se le atribuye, no puede ser objeto de reforma constitucional. j I,
que nos ll~va del d~recho a la política y de ésta" aquél. Las normas jurídicas
En el sistema electoral portugués así como en su colocación - y tuteia--
son creadas por una voluntad política, pero otras nonnas establecen cómo se
en el marco constitucional, se evidencia netam~nte como una opción de este
fonna, se organiza y funciona la voluntad política. Se trata, para decirlo con
tipo, pero también muchas otras más, no nacen de la nada, por generación
otras palabras, de la capacidad autorreferencial del derecho, en el sentido de
cspontán~a, sino que son el producto concreto de una toma de posición ~spe­
que es el derecho misll-:o quien establece lo que es derecho y también decide
eí"fica. U n sistema electoral proporcional o mayoritario, en efecto, no es neu-
su fonna especí fica. Este carácter autorreferencialidad, por supuesto, se ;n-
tral en cuanto a los valores que se dese~ impulsar (o proteger) en cuanto él la
s~rta en una visión estrictamente iuspositivista: desde una perspectiva iusna-
participación de las personas eil la arena de la polític.a, )', en resum idas
cuentas, también en cuanto a la idea de democracia a la que se adhiere.
II Ademas. Iampoco estoy considera ndo en esta defmición loda una serie de compona-
mientos de la as í llamada sociedad c.ivil q ue t ienen como fin la participación en la esrerapú-
blica. al margen -y a ~t.'CCS aún cOntra-- las formas de panic ipación organ.izadas dentro de J'; Un panorama exhausti vo acere;:¡ cíe este aspecto de la Constitución de Portugal se pue-

los partidos poi ¡ricos. h ob vio qu e me refiero. [lor clar U" ejemplo, a las organizaciones no de aprcciar: en COl.¡\(,:O ¡"\NTI ; ~ES, Luis ·ciiipe, "Sistema de flartidos y participación políti ( Cl en
gobernati vc1s, C1\.lC sin duda alguna realizan de alguna m;:¡ncca una acti vidad [lo lítica concreLa. Portugal" , Rev ista d" F;sr",úos "()Iírico.\·. (N lle Va 2poca), '1 7, 19R2. [lp. 1 13- i 36.
Corno muchos observadores resaltan, I 5 un sistema electoral mayoritarío J11en taria _y para todas las instancias representativas: tanto para el parlamento
inevitablemente termina por penalizar al elector que emite su voto afavoI de nacional que para los parlamentos locales. .
un candidato derrotado, porque de hecho no tendrá ninguna representación Estos altos índices de participación, debidos quizá tamblén al hecho de
efectiva en la asamblea; y también, por otra parte, tal sistema detennina un ue la sociedad italiana se dejaba a las espaldas el fascismo mussoüniano
fuerte efecto de sobrerrepresentación por parte de la fuerza política vencedo- qara el cual Ja participación democrática constituia una severa amenaza, se
ra; sobrerrepresentación que se atenúa sólo en parte a través de tma eventual ~antienen más O menos estables hasta los primeros años de la década de los
corrección proporcional aunque, como sucede en México, se establezcan noventa del siglo pasado. A partir de ese momento, en un contexto de fuerte
límites en el número de escaños para el posible caso en que el partido vence- desJegitimación hacia los partidos políticos tradicionales. -prin~jpal~n.e~te la
dor en el espacio mayoritario 10 sea también en el espacio proporcional. 16 Democracia Cristiana y los partidos Comunista y Sociahsta- tiene ITI1ClO un
A este factor se suma otro no menos importante que consiste en la predispo- movimiento transversal a través del cual se va formando un sistema espurio,
sición al abstencionismo que parece conectarse con el ejercicio continuo con un neto acercamiento al presidencialismo l7 y con un sistema electoral
de un derecho político que atribuye un peso mayor al voto del elector cuyo caracterizado por el principio mayoritario con una corrección proporcion~l
candidato viene electo. de listas cerradas. 18 Pues bien, en los 20 años, aproximadamente, tranSCUfTl-
No es necesaria mucha imaginación, en efecto, para pensar que el ejer- dos el porcentaje de abstención ha alcanzado cifras inimaginables para los
ci io del poder polllico, por lo general, tiene como finalidad principal conti- observadores italianos. En efecto, en las últimas elecciones (febrero de 2013)
nuar ejerciéndolo, 10 que, siempre en términos generales se logra utilizan- para renovar al Parlamento han votado menos del 70 % ~e I?s electores po-
do todos los recursos que derivan precisamente de estar en condiciones de tenciales, y en elecciones locales más recientes el abstenClOTI1SmO ha supera-
usar el poder, a través de la propaganda y de otros medios más sutiles, para do el 50%.
que el elector repita su voto a favor de una fuerza política determinada. ¿Se explica esta tendencia exclusivamente sobre la base de la introdu~-
Tampoco, por otra parte, se necesita un esfuerzo intelectual desmedido para ción de un sistema mayoritario? Probablemente no del todo, ya que otra hI-
constatar que en un juego en el que constantemente se pierde, el individuo pótesis plausible en este sentido se refiere a la transformacjó~ de los partidos
perdedor pierde todo su interés en la participación. políticos, de organizaciones que nacían en el seno de la socledad y que ~n­
Un juego es interesante cuando todos los participantes tienen la convic- cionaban como instmmentos organizativos de la representación de las dIfe-
ción de que su participación se concreta en un plano igualitario, en el que rentes instancias ante los aparatos del estado que eran, en instituciones
todos tienen las mi smas pos.ibilidades de resultar vencedores. Y si esto no es quasi-gubemamentales que progresivamente han ido perdiendo la capacidad
así, es del lodo legítimo abstenerse de j ugar ese juego en el que Ciadas las
condiciones parecen ya estar predeterminados ganadores y vencedores. Que
las cosas eSlén a í aunque por supuesto que sería arduo afirmar que existe un 17 A partir de entonces se eligen de manera directa los Presidentes l'vlunicipales •. de los

nexo causal, se puede demostrar con la tendencia abstencíorusta qué se regis- municipios con más de :W,OOO habitantes, así como las otras instancias I~cales: los P~esldentes
tra en I1al ia, un pais en el cual jnmediatamente después de la Segunda Guerra de las Provincias (una instancia intermedia entre el municipio y la enudad federatIVa) y los
Pres identes de las Reoioni . una entidad que asemeja a los Estados en la República Mexicana.
Mundial se r gistraban índices de participación de los electores a los comi-
Con el actual sistema=>electoral, por otra parte, el Presidente del Consejo de Ministros, el Jefe
cios que superaban con creces el 90 % del total, dentro de un sistema electo- del Ejecutivo, formulmente es elegido por el Parlamento, de acuerdo con cl funcionamiento de
ral proporcional, que funcionaba al interior de una forma de gobierno parla- un sistem a parlamentario, si bicn en mucho s sentidos en los hechos podríamos deCir que lo
indican directamente los electores, dado que las alianzas políticas se constTUyen antes del voto
ven ellas se señala el nombre de quien, en el caso de victoria, será el Jefe del Ejecutivo que se
ISUn ejemplo que vale por lodo : BOVERO, líchelangelo Can/ro il gOllerno dei peggio- ~resentará e n el Parlamento para obtcner la confianza y formalmente convertirse en tal .
ri. grammalica della democrazia, Roma-BaTí, Laterza, 2000 (hay trad. <''3$1. de L CÓrdovu,
U IlO 18 Una lista cerrad a (o bloqueada) en un sIstema proporCIOnal se conSidera la lIsta formu-

[ :IJQ gramática de la demoerac/U.. Conrra el gobierno de los peores, Madrid Trotia, 2002). lada por un partido, o una alianza, en la cual el orden de los candidatos está predelenmnado
16 Examino en sus detalles estos dos aspectos en mi escrito inédito intitulado "Demo- sin que el elector pueda optar por uno de ellos, de modo que la asignación de las curules a
cracia. Un antes y un después de las decisioncs de los representantes políticos" de próxima partir de quienes ocupan los primeros lugares en la li sta de hecho es un:! prerrogatIva del
publicación. pal1ido.

28 29
l'UoOSIlI h 1)1 0
1 '''' fU,'·''O

de atender a las necesidades de los electores, para convertirse en mecanismos üroducir reglas que guíen la conducta humana, para infringir una pena cuan-
mediante los cuales se accede al poder y a las prerrogativas que conlleva. do alguien se aleje de la prescripción comenida en las reglas, y para admini s-
Pero, sin duda, ésta es la hipótesis que de cualquier mam::ra en mi opinión trar l~s cuestiones públicas mediante una estructura pública, no hay duda que
expJica de mejor manera el fenómeno abstencionista, es plausible afimlar noS referimos a la forma que a parti r de los siglos XVI y XVII comienzan a
que un sistema proporcional favorece en mayor medida que uno mayoritario asumir sociedades hasta entonces f1·agmelltadas en diversas instancias que se
la idea de que la participación de las personas mediante el voto se refleja en la contendían precisamente ese poder.
composición de las fuerzas que asumen el poder y lo ejercen mediante medi- El punto de partida para el des2.rrol1o de estas obs..::rvaciones, natural-
das que tienen como finalidad guiar a toda la colectividad. mente, son las sociedades europeas que en efecto afrontan, a partir de es os
De las observaciones anteriores resulta evidente, me parece, que la op- añ03, ~m proceso que culminará en ia segunda mitad del siglo XIX con la
ción hacia un sistema electoral u otro, así como, en térnlinos más generales, unif'lcación de Italia y Alemania, en j 861 yen 1871 , respectivamente. CIerto,
hacia una forma de gobierno presidencialista, parlamentario o una de las va- una unificación política, a través de la cual territorios cuyos habitantes tenían
rias combinaciones que de ellos derivan, son un producto de la voluntad de la une lengua en común pero que se regían por ordenamientos diferentes, en
política, y no, como a veces solemos creer, er. virtud de un victimismo ances- algunos~ casos construidos alrededor de reminiscencias medievales (pienso
tral y/o de lo que en ocasiones la misma política desea hacemos creer, en una en~ia nobleza: los ducados en Jtalia) y en otros hasta fomlados por estructuras
concretización específica de un destino manifiesto, de una dirección ineluc- sustancialmente religiosas (pienso en este caso a los así llamados Estados
table que las cosas del mundo deben necesariamente seguir. Vaticanos, algunas de las regiones centrales italianas, en las que regía la au-
Solo eme, y ello es de una impOl1ancia fundamental en aras de la com- toridad p a p a l ) . . " ."
prensión de ¡as modalidades de funcionamiento del derecho, la voluntad de Estas sumarias observaCIOnes, que no pretenden por supuesto narra¡
la política no es una entidad abstracta e inmaterial, colocada en una esfera exhaustivamente en pocas líneas un proceso que se llevó a cabo durante si-
que trasciende los hechos concretos. Al contrario, es una voluntad que se glos y que asumió características muy diferentes según el contexto dete, -
construye a partir de las voluntades particulares de individuos en carne y minado, pone frente a nuestra atención de todos modos algunos elementos
hueso, cuyas decisiones en efecto son las que dan como resultado la voluntad cruciales para comprender precisamente que las actuales organizaciones es-
general. tatales, en parte, como veremos enseguida, son "hijas", o "nietas" y "b!snie~
La definición que se ha establecido de 'política', ahora queda claro, invo- tas", de aquellos movimientos que dieron como resultado ese monopo]¡o de!
lucra necesariamente una esfera de 10 político que solo aparentemente había que se decía antes. iVlovimientos, hay que decirlo, que no fueron ~rivados de
quedado fuera: la participación de las personas en el horizonte que la demo- traumas dramáticos, ya que en su interior se mezclaban tamblen mtereses
cracia pone a su disposición, es decir la decisión de expresar sus preferencias contrapuestos moti vados por las distintas creencias religiosas que caracteri-
políticas a fa vor de una organización política u otra, contribuyendo así a la zaban territorios en los que se hablaba la misma lengua. Además, si es cierto
consolidación de ese frágil instTum ento que es 1<:. democracia, o bien, decidien- que han detenninado el nacimiento de los Estados nacional~s en la forma que
do abandonar la política porque es algo sucio, donde rige la com¡pción en el hoy nos es babitual. es también cierto que a lo largo de la hJstona se sobrepu-
mejor de los casos, para, de consecuencia y ai contrario. contribuir a que esa si~ron al1itJciosam~nte por encima de una infinidad de reivindicacion es loca-
fragilidad. que parece ser connatural a la democracia, temline por destruirla. listas que aún hoy día ponen a dura p rueba la capacidad de los Estados ck
sobrevivir a si mi sm os.1 9
LO cierto es que, en buena medida y con todas las reservas necesarias, <i
1.5. Estado y derecho internacional lo largo del siglo XIX se puede dar por concluida una parábola que pone pun-
to fin~l al pro~ceso de consolidación de los Estados nacionales, al m enos en

El sujeto político que hoy llamamos Estado es una entidad reciente en el


l ') 1 a rcl"ercncia ob!i23d" son las tendeClc ias autonorni 5t,~s (por no decir separatistas) en
panorama de la cultura occidental. Si se entiende con ese vocablo una forma
algunos -países: la Cata iuRa en Espa ña , la i,oombard ia en el norte de Italia. por mencion:, r
organizativa de la sociedad caracterizada por el monopolio del poder para
sélo a lgunos ,~j c mplo s de: Jos mús conocidos.

30 31
r

occidente, hay que repetirlo, en la fonna que hoy conocemos. Ello se puede regían ya por constituciones rígidas y preveían el control de constitucionali-
apreciar, por cuanto respecta a las sociedades del nuevo mundo en el conti- dad, que la supremacía de la legislación era un carácter constitutivo, léase
nente americano con los movimientos independentistas que tienen inicio pre- definitorio, del ordenamiento jurídico. Con esto no hace otra cosa, en efecto,
cisamente en los primeros años de ese siglo, que ponen las bases, además, a que fonnular una idea de derecho, sin tomar en la debida consideración la
partir de las cuales se generan los diferentes Estados. forma organizativa que el derecho había asumido inmediatamente después de
A lo largo del siglo XIX, entonces, y por buena parte de la primera mitad la guerra, y que de ahí en adelante habría de imprimir su sello distintivo en
del siglo XX, los Estados nacionales configuraron un hecho empírico que, casi todas las constituciones occidentales. En otras palabras, la imagen teóri-
desde otra perspectiva, dió lugar a un movimiento intelectual cuya tarea ca del derecho que Bobbio tiene en su mente, es todavía la estructura propia
fundamental se articulaba en dos direcciones. La primera, en ténninos muy del Estado decimonónico, regido por una constitución flexible y, precisa-
generales, consistió en dar cuenta, con instrumentos heurísticos-explicativos mente, por una organización institucional en la cual el poder legislativo es
de carácter teórico, de la realidad que se estaba consolidando; por ejemplo, omnipotente, mientras que la realidad concreta se articula con modalidades
mediante el concepto de soberanía, o bien con la idea de la supremacía de la diferentes.
ley, o, aún, con la idea de Estado de derecho. O bien, desde la teoría y la filo- Es como si, valga la metáfora -ya utilizada por algunos distinguidos
sofia del derecho, con las nociones de nonna jurídica, de ordenamiento jurí- juristas del siglo XlX para criticar el excesivo conceptualismo de algunas
dico, de derecho subjetivo, de fuentes del derecho, entre muchas otras más. teorías-los conceptos, a fuerza de usarlos como categorías del pensamiento
La segunda, por otra parte, a la que Kelsen llama, en su Lilleamenti di dottri- asumieran una potencia tal que a final de cuentas se les considera más reales
na pura del diritto,20 doctrina tradicional, que no es otra cosa que una par- que los hechos de los que pretenden fonnular hipótesis explicativas. En este
ticular aproximación a los fenómenos jurídicos desde una posición ideoló- caso, me parece evidente, la imagen conceptual que se tiene de esa realidad
gica, con la pretensión de usar las categorías jurídicas con la intención de empírica que llamamos 'Estado', construida inicialmente a partir de elemen-
plegarlas a un fin detenninado: en este caso, para contribuir a mantener el tos característicos detenninados, se consolidaría en un modo tan fuerte en
status quo, o sea el tipo de sociedad a la que esa forma organizativa del dere- nuestro intelecto de modo que suplantaría la misma realidad, y por medio de
cho, y del Estado consecuentemente, proporcionaba su fonna estructural, su ella se continuara "describiendo" una realidad que en el transcurso del tiem-
fonna organizativa. po se ha venido modificando.
La confusión entre estas dos direcciones, que obviamente respondían a El error de Bobbio, si se le puede llamar de este modo, consiste precisa-
finalidades diferentes, no solo ha generado las condiciones para que por mente en usar para la descripción de los fenómenos jurídicos, esa realidad
largo tiempo el Estado y el derecho que lo sostiene, hayan sido considerados que llamamos' Estado', una imagen superada, la concepción creada a imagen
como una expresión de la iey del más fuerte, en este caso de la burguesía que y semejanza del Estado decimonónico regido por una constitución flexible.
había nacido de las cenizas del medioevo por sobre las clases menos privi- Un error, sin embargo, que se explica por el simple hecho de que, por un
legiadas; sino que, además, ha extendido una influencia nefasta y pemiciosa lado, el hombre es prisionero de su contexto, espacial y temporal, y Bobbio
en tllosofía y en la teoría del derecho en cuanto a la caracterización de su en efecto habiendo nacido en 1909, es a todas luces un hombre decimonó-
objeto de estudio y, de consecuencia, en relación a su alcance explicativo de nico en su fonnación intelectual, filosófica y jurídica; y por el otro, porque si
la realidad. bien es cierto que no desconocía, no creo que exista la menor duda al respec-
Norberto Bobbio, sin duda un importante teórico y filósofo del derecho, to, que tanto Italia como Alemania se regían desde finales de los años 40 por
afinnaba aún en los años SO del siglo pasado, cuando Italia y Alemania se constituciones rígidas y el instituto de control de constitucionalidad, en reali-
dad, esta estructura aún no detenninaba sus efectos.
La Constitución italiana, vigente·desde ello de enero de 1948, preveía en
20 Trad. de Renato Treves Turin, Einaudi, 1952. La obra original es Reine Rechtslehre,
Einleitllng in die rechl!iwissellschaftliche Problel1latik. Leipzig-Wien, Frnnz. Deulicke, ¡ 934, efecto una distinción entre ley y Constitución precisamente como punto de
Se traia de la primera edición de la Doctrina pura del derecho de Kelsen, la cual despues de la ruptura con la vieja Constitución, el Estatuto Albertino asumido como carta
segunda edición en 1960, y de su traducción al italiano en 1966, se sigue reimprimiendo pero fundamental en el momento de la unificación nacional, y una Corte Constitu-
con el nombre Lineamenti dí dOltri/7a pura de! d¡riJlo con la inrención de evitar.confusiones. cional ejerciendo funciones entre otras, de control de constitucionalidad. La

33
Corte, en medio de un intenso debate acerca de si la Constitución era obJíoa- funcionam ¡ento del Estado en la medida en que consideramos a esta entidad
tori.~ pa~ el le~slador o bien sólo un documento programático sujeto a vaJo- política como una organización autosuficiente, no condicionada al internü
faelOO discrecional en cuanto a su actuación concreta, habría de entrar en ni, 'obre todo, nI externo. Pero cuando observamos, y un estudioso atento no
funciones .solamente .en 1956, de modo que es plausible pensar que sus pn- puede no hacerlO, la realidad concreta en la que se mueven boyen día íos
mera medidas no dejaron sentir sus efectos de inmediato, con el probable estados nacionales, de inmediato se ~nciende un señal de alanna que TlOS in-
result.ado. ~e que en .tal contexto no apareciera con nitidez la imagen de una dica que algo no funciona del todo.
constltucJOn sustancialmente diferente. Por lo general, se establece que un ordenamiento es unitario cuando sus
Por otra parte, siempre en esta linea reflexiva, más allá de Bobbio cuan- normas están entrelazadas entre sí, en el sentido de que una nOffila inferi o;'
do se e~aminaba la cuestión de la diferencia entre derecho y otros si~temas jerárquicamente en la estructura de las fuentes es válida cuando se ha produ-
nonnatlvos, se ha~ía hincapié en el carácter coactivo de la noOlla jurídica, cido respetando los requisitos puestos en la nOffila de grado superior; y cuan-
p~a Ju~go. e~ reahda~ trasladar esta idea al ámbito más amplio de) ordena- do, además, en este proceso ascendiente de nOffi1as válidas, se llega hasta la
mleru~ Jundlc.o. ÁmbJl? d~1 cual, son observaciones del mismo Bobbio pero norma fundamental colocada por encima de la constitución que confiere va-
que bien podnamos atnbUlr a una buena parte de los teóricos del derecho de lidez al ordenamiento y que, junto con la idea precisamente de validez cons-
nuestros días, de esta manera podemos ahora con mayor nitidez percibir sus tituye su unidad)1
problemáticas: unidad, plenitud, coherencia. Ciertamente, la idea de norma fundamental constituye uno de los puntos
Mucha tinta se ha vertido alrededor de estos temas, examinándolos desde más críticos de In óoctrina pura de Kelsen. Aquí se le asume sin discutirla,
muchas pers~ctivas en ocasiones considerándolos factores problemáticos y dando por sentado además que la pregunta, ineludible, acerca del fundamen-
en otras considerándolas ideas límite. Ahora bien, yendo más a/Já de estas to de la norma jerárquicamente más elevada de un ordenamiento, hace necc-
consideT~ciones lo que es cierto sin lugar a dudas es que unidad, plenitud y salio recurrir a dos instancias. P¡imero, a una nomla de derecho positivo S"U-
coherenCIa del derecho, reclius del ordenamiento jurídico han constituido un perior a la Constitución, pero con esta opción se nos pondría de nuevo el
sendero obligado apartir del cual determinar las caracterlsticas distintivas de] problema del fundamento de esta nOffila, de modo que hay que abandonarla
derecho y, en consecuencia, del Estado que-mediante el derecho se construye pues nos lleva a un proceso justificativo infinito. Segundo, dada la impracti-
y sostiene. Han sido tan relevantes que han plasmado una determinada i!ll:a- cabilidad de la primera opción, se puede recurrir a llna instancia diversa de
gen de) Estado y trazado también una línea de demarcación como frontera en una nOffila de derecho positivo. Una predisposición psicológica para obede-
cuyo interior habían de nacer y desarrollarse las reflexiones más relevantes cer lo establecido en el ordenamiento por considerarlo obligatorio y benéfico
acerca del Estado y del derecho. para la convivencia social; o bien, el conjunto de hechos histórico-sociológi-
El resultado ha sido tamoién en este caso, construir una imagen teórica, cos que han permitido que en un determinado momento nazcn una Constitu-
un ~oncept~ al qu~ de nuevo: se le ~onfiere una existencia más real que la ción; o, finalmente, una opción como la que asume Kelsen, de una nonml
realidad misma, aun cuando esta como sucede, se haya ido transformando fundamental que constituye, sin se, una nonna de derecho positivo ni un
en modo radical en el curso del tiempo. Unidad, plenitud y coherencia en conjunto de hechos, el postu lado trascendental del que deriva por sucesivils
sus repercusiones, en aspectos de la teoría y de la filosofía del derecho tan delegacione.s de poder todo el ordenamiento jurídi co. De cualquier modo se
Importantes como las fuentes del derecho, Ja interpretación por mencionar le quiera 1!amar, me parece que postular una entidad, un algo, por sobre ia
610 algunos de ellos, constituyen hoy en día una red de conceptos median- Constitución es necesario al fin de dar cuenta en modo plausible de la org ~­
Te I~s cuajes se conslruye un marco descriptivo que no coincide más con la nización del derecho en su f0n11a actual.
reaIJdad El concepto de validez, por otra parte, no es menos relevante, por sus
. En efecto, por ejemplo, las tesis clásicas acerca de la unidad del ordena- repercusiones en tocio el modo de ac~rcarse al estudio del derecho. Sin entra r
mlenlO en relación a una Grul/dnorm (la norma ñmdamental o norma fun- en el detalle de una discusión muy amplia, me parece que tanto si se entiende
dame b~jca como también se le conoce, de Hans KeJsen) o nigunas rules of
recognlllon (la noOlla de reconocimiento de Hart) y la idea de validez de la ~! No Ole deten go aquí a deta llar las crít icas. innunlc íables. él la noción de val idc7. y_
norma nos orientan sin duda en un acercamiento inicial para comprender el sobre todo, a ia concepcion kelseniana tic nOff"'1a fundame ntal.

3·~ 35
la validez de una norm a como su existencia específica (Kelsen), como si en virtud de las inevitables antinomias que se generan en sociedades tan
dentro de una visión más compleja, en la cual se distingue entre rigor y vali- complejas como las nuestras, se le debe hacer coherente precisamente en el
dez (Ferrajoli) para dar cuenta del constitucionalismo ríaido
::>
v de la función
J
momento de su aplicación al caso concreto.
del control de constitucionalidad, de cualquier modo no se explica en manera Para ello, es obvio, se cuenta con los tradicional es principios de la Lex
satisfactOlia el papel que en relación a la idea de validez cada vez más juega superior, Lex posterior y Lex specialis; según los cuales en una situación
la esfera de las relaciones internacionales que se determinan entre los Esta- antinómica deben prevalecer, respectivamente, la norma de grado superior, la
dos, y que en ocasiones condicionan y modifican los requisitos a cumplir norma más reciente y la norma más espeeí'fica. Pero es también obvio que si
en los procesos de producción de normas. Basta pensar en lo que sucede en ya la situación vista sólo en la perspectiva del derecho nacional, en realidad,
Europa con los límites materiales que la Unión Europea impone a los Estados no era idílica, dadas las antinomias de segundo grado que se generaban por el
miembros en relación a un aspecto tan importante como la economía y la fi- hecho de que en muchas ocasiones era posible usar más de un principio, con
nanza, por no mencionar otros más. 22 la avanzada del derecho internacional las cosas se complican aún más, de
Para acercamos a México, siempre en este sentido, no se puede no men- modo que se hace necesario también encuadrar el problema de la coherencia
cionar la influencia que en este país, pero, por supuesto, también en otras desde una perspectiva más amplia, de modo de estar en condiciones para dar
realidades del continente americano, tiene la Corte lnteramericana de Dere- cuenta de cómo efectivamente se presenta el panorama de los derechos na-
chos Humanos, en relación a la legislación interna yen cuanto a un cuadro de cionales dentro de un horizonte internacional que los ve siempre cada vez
las fuentes del derecho en el que la supremacía de la Constitución ha sido más reunidos a través de convenciones, pactos, jurisdicciones, etc., que, sin
puesta a dura prueba. duda, han determinado cambios sustanciales de los que se debe dar cuenta.
Por otra parte, también las ideas tradicionales de plenitud y coherencia en De todo lo dicho en este apartado emerge con suficiente claridad, en mi
mi parecer, necesitan de una nueva colocación, y de una revisión teórica, opinión, que tanto la filosofia del derecho (como la teoría del derecho y la
dado el marco nuevo en el que se inscriben los elementos problemáticos que filosofia política), si desea convertirse en una disciplina con una cierta rele-
se generan en su interior. Creo, en efecto, que, por un lado, la referencia bo- vancia en el ámbito de los estudios jurídicos y políticos, debe profundizar la
bbiana al método de heterointegración para colmar una laguna, un aspecto reflexión acerca de las relaciones entre los Estados nacionales y el derecho
fisiológico de nuestros ordenamientos sujetos siempre a in tancias nuevas internacional. El riesgo, si no se procede en esta dirección es continuar de
nacidas en el seno de la sociedad, asume hoy en día una importancia igual, si alguna manera ligados a una imagen del derecho que describe con una cierta
no es que superior, al método tradicional, el del uso del razonamiento por precisión las características de las sociedades liberales del siglo XIX y de la
analogía dentro del marco del método que Bobbio llama de autointegración. primera mitad del siglo XX, que, sin embargo, no contiene elementos expli-
En efecto, siempre con ·mayor frecuencia los órganos jurisdiccio~ales se cativos suficientes para dar cuenta en modo satisfactorio de las modalidades
ven obligados, en parte también por lo que se decía antes en relación a la idea organizativas que a partir de la segunda mitad del siglo XX han venido asu-
de validez y de norma fundamental, a recurrir a instancias extraordinamenta- miendo, al menos en el mundo occidental, nuestras organizaciones estatales.
les para colmar una laguna del derecho interno, precisamente en virtud del
papel que el derecho internacional en todas sus articulaciones ha venido asu-
miendo en la estructura de las fuentes del derecho. Por el otro, además, el
deber de la jurisdicción de dar una respuesta a las instancias que recibe seña-
1.6. El problema de la justicia
la con todo evidencia que si bien, de hecho, el ordenamiento no es coherente
Las relaciones entre el derecho como esfera normativa que tiene la fina-
lidad de guiar la conducta de las personas en una sociedad organi zada y la
== Mientras escribo (finales de noviembre de 2013) en el Parlamento italiano se discute justicia, no son sencillas. El derecho, quizá debido también al hecho de que
el proyecto de le preparado por el Ejecutivo llamado, en modo eufemislico, "Legge di stabi-
lita" (Ley de estabilidad). que no es otra que el presupueSto para el año 2014. Pro~to que
denota en un cierto sentido una inclinación a lo justo, lo correcto, un sentido
previamente se ha sometido al parecer de las instituciones de la Uni ón Europea que, en prác- positivo, en suma, suele ser considerado como un in strumento idóneo para
tl ea, "orientan" (v inculan seria la palabra mas apropiada), las medidas asumidas. que con él se haga justicia en el mundo.

36 37
1'11 ó~mi. 1)1-1 Ill'll.F.C'HO Ullidud 1. Lo I1hic:Jción dio 1;1 ti1osolia del derecho a l anterior d~ 10 tiln'"ll.l

Ronald Dworkin narra la anécdota en la cual el juez, en respuesta a una la reducción de lo justo a lo válido, es decir, la concepción de que una nom1 "
persona que lo incita a hacer justicia, le responde con una frase que tanto para jurídica por ello mismo es justa, por no incluir ninguna refere~cia a un con-
esa persona, como para muchas más, es del todo incomprensible: mi trabajo tenido específico, puede conducir a conSIderar Justo tanto un rcgm1en demo-
consiste en otra cosa. ¿En qué consiste el trabaj o del juez, alguien se pregun- crático y liberal como uno totalitario y :-epresivo. Ertonces, es obvio, si no se
taría, si no en restablecer lajusticia que la inobservancia de la ley ba camado desea adherir a tal idea formal de justicia se hace necesario lratar de poner en
en el mundo? Las personas, por lo general, nos dirigimos a los aparatos esta- evidencia --para so:neterlo a crítica- ese carácter formal. Es lo que trataré
tales, a la jurisdicción en primer lugar, con la intención de que se hagajusti- de hacer en este apartado, desde la perspectiva de la filosofía del derecho, lo
cia, o sea con la esperanza de que la autoridad se pronuncie a nuestro favor que significa siempre a partir del estudio de las relaciones entre la justicia y
con su decisión, ya que consideramos que la razón está de nuestra parte: es el derecho.
del todo razonable pensar que nadie en su sano juicio intenta una causa si no Podemos distinguir tres diferentes ámbitos, ligados entre sí, en los que es
alberga en su mente esta esperanza. Intuimos, aunque no de manera cons- relevante la. idea de justicia formal que se Jla evidenciado. El primero con-
ciente, que con el derecho se "sanan" las fracturas que resultan de comporta- cierne la conducta de las personas: la consideramos justa si coincide con la
mientos que no se ajustan a lo establecido en las normas jurídicas emanadas prescripción contenida en la normajuridica; el segundo se refiere a la noml él
por una autOTidad. Pero, así también, sin tener piena conciencia, a las nonnas jurídica, que por el hecho de ser válida es también justa y por consecuenC]é!
jurídicas de un ordenamiento les atribuimos no solo su carácter de prescrip- requiere ser obedecida; y que de no ser así el responsable debe ser castIgado
ciones válidas, es decir, emanadas de acuerdo a procedimientos establecidos con la sanción establecida; el tercero, finalmente, es el más amplio, ya que
y no arbitrarios, sino también pensamos que son obligatorias porque en algu- tiene como objeto el conjunto de normas j uridicas que confonnan un ordena-
na medida son justas. En otras palabras sin damos plena cuenta de ello, del miento: éste, por el hecho de ser efectivo, o sea porque existe una in stanci a
hecho de que W1a nom1a sea válida deducimos su valor como nonna justa, que tiene el monopolio de la producción y aplicación del derecho, es válido
subsumiendo la justicia en la validez. v de consecuencia justo. Este último ámbito, lo repito, deriva de la conside-
La operación realizada de esta manera consiste en abrazar aquella posi- ~ación apuntada antes, según la cual con el derecho, con sus normas jurídicas,
ción que Bobbio llama iuspositivismo ideológico extremo, es decir una for- es posible crear ordenamientos - y estados de consecuencia- con cualquier
ma de considerar que el único derecho es el derecho positivo y que en cuanto con tenido.
tal es justo y requiere ser obedecido. Afrontada desde una perspectiva jurídi- Del primer ámbito se suele derivar una idea acerca del derecho bastan1+:;
ca, la compleja cuestión acerca de la idea de justicia se resuelve en modo generalizada, o sea la máxima según la cual la leyes la ley, de la que a su vez
bastante simple: es justo lo que las normas jurídicas prescriben e injusto, de se genera el principio general de que debe haber coincidencia entre la con-
consecuencia, el comportainiento de quienes tienen una conducta que viola ducta concreta y la prescripción contenida en la norma. El segundo, por otra
lo que se establece en la norma como obligatorio o como prohibido. Se trata, parte, es el postulado del cual nace el principio de igualdad, en el sentido mL:Y
como es fácil notar, de una concepción de la justicia estrecIJamente ligada al amplio de que la ley se aplica a todos por igual sin distinción de raza, credo
derecho, '! que en cuanto tal se puede considerar una concepción fomóaI, religioso, estatus social, etc. Ambos, es fácil notarlo, de:-ivan su consistenCia
dado que no se conecta con una idea de justicia en particular, sino, al contra- teórica del tercero, Dues si se insértan en un ordenamiento efectivo y válido.
rio, con cualquier fom1a que asuma ésta mediante el derecho: justo es lo que sus normas serán j~stas y justa será su aplicación coactiva. Es en este tercer
establezca mediante el derecho independientemente de su contenido. ámbito, entonces, donde hay que detener nuestra atención inicialmente par"
CLlando Bobbio establece la distinción que le lleva a evidenciar este tipo ¡llego dar cuenta de los dos primeros.
de iuspositivismo, evidencia también que en su fonna extrema - o sea la que - El contenido de un ordenamiento - sus principios cardinales, su final i-
se ha e\-idenciado ahora- constituye un blanco ad hoc reconstruido por dad, las nomlas que jo contienen- no está, según los postulados de la con-
quienes, después de la Segunda Guerra Mundial del siglo pasado, lo identifi- cepción iuspositivista, necesariamente predeterminado a priori. El ordena~.
caron para criticar en el iuspostivismo una visión del derecho que había con- miento nazi de los años 30 y 40 de! siglo pasado, instaurado por Adoh
tribuido de alguna manera a sostener los regímenes nazi '/ fascista. Y, en Hitler en Alemania. sin duda no era una organización social digna de ser
efecto, llevada a sus extremas consecuencias, la idea de justicia que impregna emulada, en virtud de las normas mediante las cuaies se establecían fuerte;;:

38 39
desigualdades, en virtud, entre otras cosas, de un di rerente credo religioso. una existencia mejor en el estado civil, donde se tutelará el bien fundamental
No era, en otras palabras, un ordenamiento justo; si bien es probable que la al que todos tienden: la vida.
ideología sobre la cual se fundaba no haya desaparecido del todo, las leyes Así pues, tenernos ahora más claro que el Estado, y el derecho como
que introducían la discriminación religiosa, a grado tal de condenar al exter- ·nstrumento que establece sus estructuras y modalidades de funcionamiento,
minio a miles, si no miIlones, de personas, aun siendo moralmente reproba- ~s una entidad valiosa, que se debe conserVar, si se justifica en virtud de que
bles, fueron creadas respetando los requisitos previstos para la producción de los hombres consideren que funciona como medio para alcanzar el fin de tu-
normas jurídicas. telar su vida, es decir, el único derecho al que ellos no renuncian cuando es-
¿El carácter moralmente reprobable de algunas de sus normas determina- tipulan el pacto social. Justo será, de consecuencia, un or~e~amiento q~e tu-
ba que al ordenamiento nazi no se le considerara jurídico? En otras palabras, tele la vida de las personas, por constituir este valor el pnnclplO fundaCIOnal
¿la juridicidad de un ordenamiento depende de que las normas que lo confor- de un Estado; y justas serán las normas que constituyen un medio adecuado
man sean moralmente aceptables, es decir, justas? Para algunos estudiosos la para este fin, y justa la aplicación coactiva de una pena a quien se comporten
respuesta a las dos preguntas es positiva, desde una perspectiva, es obvio, en modo contrario a cuanto se establece en las normas. Justas son las normas
iusnaturalista, corriente de pensamiento en la cual se afirma que el derecho jurídicas que se puedan reconducir en última instancia a la tute~a del va~or
positivo no es un verdadero derecho, si no coincide con los preceptos de un que se atribuye a la vida humana, y justa es la sanción que se apbca a los Jll-
derecho superior, justo, universal e inmutable: el derecho natural. Pero para dividuos que se comporten de manera contraria.
otros estudios, desde otra perspectiva naturalmente, es posible identificar las Es fácil ver, me parece, que alrededor de este valor, cuya connotación es
normas jurídicas y, de consecuencia, el ordenamiento jurídico que las contie- extremadamente amplia, se puede construir un universo muy variado de ins-
ne, sin necesidad de recurrir a principios de justicia y a las ideas del bien y tancias particulares, de declinaciones específicas del valor de la vida, acerca
del mal, sino sólo apelándose a hechos empíricos (la voluntad del legislador de las cuales es posible emitir un juicio de valor. Las normas de un ordena-
expresada en una norma y/o el fallo de un tribunal): una perspectiva iusposi- miento jurídico de esta naturaleza serán justas si también tutelan la integridad
tivista, es claro. fisica de las personas, por ejemplo, o toda una serie de expectativas cuyo
En realidad, la tesis de que el derecho es un artificio, una creación huma- cumplimiento concreto de alguna manera se refleja positivamente en la vida
na, y la idea de que con él se puede configurar cualquier forma específica de de las personas: una vivienda y una instrucción adecuadas, un servicio sani-
organización social, a su vez también un producto artificial, es una idea que tario idóneo para salvaguardar la salud física. Se trata en realidad de todas
se puede sostener a partir de postulados tanto iuspositivistas como iusnatura- aquellas declinaciones del valor, que se atribuye a la vida humana que han
listas. Es una tesis iuspositivista si se entiende por derecho el derecho positi- aenerado a lo larao de la historia un catálogo cada vez más extenso de dere-
/:> /:>
vo, creado por una voluntad humana; pero es también una tesis iusnaturalista chos fundamentales, desde el derecho a la vida en su sentido más estricto
si se considera que el Estado es una creación voluntaria de los hombres, se- hasta los derechos civiles, políticos y sociales.
gún las concepciones contractualistas del nacimiento del estado moderno, Se podría decir, a estas alturas, que en virtud de que la idea rectora de
quienes deciden abandonar el estado natural, cediendo una buena parte de los ordenamientos de este tipo no entra en contradicción con las tesis centrales
derechos que como hombres iguales poseen al soberano (individuo o asam- del iusnaturalismo, hemos identificado una definición plausible de la idea de
blea según las observaciones de Thomas Hobbes en El Leviatán). justicia. Debemos ahora, sin embargo, con fTontar tal idea con las tesis centra-
Según este modo de ver las cosas, entonces, el Estado es sí una creación
les del iuspositivismo. Una de las tesis iuspositivistas, quizá la más importan-
at1ificial pero guiada por determinados objetivos que sustancialmente le con-
te, es que el derecho es un artificio, dado que los fenómenos que se recono-
fieren un fin específico. ¿Por qué los hombres deciden abandonar el estado
cen jurídicos 10 son en virtud de su calificación, su reconocimiento, como
natural para fundar el estado civil, en el cual un soberano monopoliza el po-
tales por normas de derecho. No existe, en otras palabras, el derecho en la
der por sobre todos ellos? Por un cálculo utilitarista y prudencial, porque
naturaleza como los árboles o las nubes. Y lo mismo sucede con el Estado,
consideran que su existencia en el estado natural es breve y miserable, pues
en su acep~ión de sociedad organizada precisamente por normas que garanti-
todos tienen los mismos derechos a todo, y no les queda otra alternativa de
combatir por ellos en una guerra continua de todos contra todos, y que vivirán zan la vida, más o menos pacífica, de sus miembros.

.JO 41
Una mirada retrospectiva, por otra pane, nos permite ver con toda evi- y el valorar, entre -precisamente- el real ser del derecho en un ordena-
dencia que el derecho ha constituido la estructur~ organizativa de Estados miento jurídico concreto y su ser ideal.
muy diversos en cuanto al modo específico en el que s~ desarrolla la vida de La distinción austiniana proporciona el fundamento conceptual a aq L!'.:?-
las personas: Estados democráticos, liberales, autoritarios, totalitarios, teoló- llas concepciones del derecho según las cuales es posible conocerlo de mane-
gicos, represivos, oligárquicos. Y también, de.sde una pe. spectiva que podría- ra objetiva, el derecho positivo, sin que ~n este acercamiento del sujeto al
mos llamar 'fotográfica', podemos ver que entre las actuales organjzaciones objeto se introduzcan, ni abierta ni subreticiamente, juicios valorativos acer-
sociales que llamamos' Estados' existen muchas diferencias, no solo en vir- ca del objdo de conocimiento. No hace falta mucha imaginación especulz.ti-
tud de las diversas formas que han asumido sus institucione~ (sistemas elec- va para que, a partir de una reflexión sin prejuicios de esta idea, se concluya
torales, fOllilas de gobierno) sino también en relación el las condiciones de que el ideal de un conocimiento pllrO de un realidad objetiva, el derecho, no
vida de sus habitantes en cu~nto a la libenad religiosa, de expresión, de mo- es más qu~ eso, es decir, un ideal.
vimiento, de participación a la vida pública., etc. Tiene razón, luego, Scarpelli, cuando afim1a que el jurista que interpreta
Lo anterior confinna, en un cierto sentido, que los ordenamientos jurídi- el Derecho, que lo sistematiza, que analiza sus conceptos fundamentales, así
cos no tienen una finalidad que les es necesaria, y que, por consecuencia como el profesor que lo transmite durante sus clases en un aula universitaria,
justo es aquello que se establezca de manera contingente como finalidad a no se limitan a, aparentemente, hacerlo objeto de operaciones del todo neu-
alc:an.:~ independientemente de su contenido. ,'\hora bien, creo que se puede trales, en sentido axiológico; sino que, al contrario, lo hacen propio, es decir
comcHlir el) el hecho de que Ja anterior es una tesis al mismo tiempo teórica lo incorporan a su sistema de valores, porque en realidad, como diría H. L. A.
e ideológica. Teórica en virtud de su compatibilidad COn [a idea central del Hart, se colocan frente a ~l desde un punto de vista interno,25 como si fuera
iuspositivismo en su acepción más acreditada, es decir, la identificación del un dogma, de alguna manera considerándolo DO solo como derecho yálido,
derecho con el derecho positivo creado por una autoridad. Ideológica, por creado según procedimientos establecidos, sino también, como derecho que
otra parte, por el hecho de que, como evidencia un agudo observador como debe ser obedecido: en otras palabras, atribuyéndole un valor de justicia.
Uberto Scarpelli,23 detrás de la aparente neutralidad de esta posición 24 en Si ésto es así, y parece que 10 es, el resultado es la imposibilidad de in-
realidad se esconde un juicio de valor, de carácter positivo, acerca del orde- cluir la jurisprudencia en el noble: marco de las ciencias, lo cual a decir ver-
namiento jurídico y del derecho positivo que le proporciona sus estruchlras. dad representa un problema sólo para el jurista que se siente inferior respecto
En otras palabras, en la (aparente) visión neutral iuspositivísta según la al químico o al físico; pero también, y aquí nos enfrentarnos con un problema
cual el derecho puede dar vida a ordenamientos con cualquier contenido, y verdadero y no sólo aparente: eso detennina una seria dificultad para colocar
que, de consecuencia., un contenido es igual a otro en cuamo a su carácter de en dos ámbitos no comunicantes el derecho y la moral. el derecho y lajusticia.
justicia, de alguna manera ·se incorpora también una valoración en térnlinos En efecto, si desde el punto de visla teórico-metodológico se evidencia la
de justicia en rela ión aJ ordenamiento jurídico, y al Estado. ¿Se concilia, y, necesidad de distinguir, que no separar, estas dos esferas, el derecho como es
si es así, cómo, ta] tesis con [a idea, también central en la teoría iupositivista, y el derecho como se quisiera que fuese, lo cierto es que de esta necesidad, (!e
de que una cosa es el derecho como es y otra el derecho como nos gustaría este deber ser, no necesariamente se transita al ser. En otras palabras, es OpOí-
que fuese? Esta afmnación que se inscribe en la distinción establecida por tuno y auspici8ble distinguir la norma válida de la Donna justa, para no cél:::r
John Austin, entre una jurisprudencia expositiva y una jurisprudencia censo- en el error de atribuir a la primera, sólo por eso, el valor de justicia, ni, por
ri~, constituye, sin lugar a dudas, el fundamento conceptual para el surgi- otra parte, pensar que nuestras pretensiones morales, sólo por esa razón,
miento y la consolidación de iuspositivismo, al menos en el sentido de la constituyen derecho positivo justiciable. Pero que sea oportuno y auspiciablc
declinación bobbiana de una acepción que distingue a su vez entre el conocer

:=:i El punto de vista interno, para Harl, es ia posición de un observador de las normas j u-
23 Cji·. SC,\RPELLI, Ubcrto, Cos·é il positivismo giuridic'O, Milún, lOdizioni di Comunitá. rídicas que es consciente de su carácter normativo y de su pretensión de obcdienci3_ v que,
1965 (trad. case. ¿Qué es el positivismo jurídico ?, Pueble:, Editorial Cajica, 2(01)- ;¡demás_ hace objeto de critica a quienes no COnlllrlll:lO su conducta ~ ellas, c/i·. ¡he concepl o(
:~ L::¡ CUd! p or otra parte parece sentar las bases para que la jurisprudencia iuspositi\ ista Lo,,". Oxford Universit\ I'ress. Oxford, 196 1 • trad , cast_ de Cenaro R _ Carrió, U é' OIlCCp W dc'
se pueda acredi¡::¡f como una actividad científica, merameilte cognoSC ili\ ,L (Cfi·_ in/i·o). derecho. Buenos Aires, Abeledo PelTo!. 1963.
no significa que sea posible en los hechos. De hecho, más bien, es casi ineluc- establece, el pago de impuestos o el respeto de la integridad fisica de las per-
table que el jurisprudente en su acercamiento concreto al derecho mezcle sonas. y no siempre es, aunque debería ser, si así se establece en una norma,
tanto conocimiento como valoración, "comprometiendo" la pureza de la ju- que al hecho de no pagar impuestos o al homicidio -el no ser de las obliga-
risprudencia. Esto es así porque no puede ser de otra manera, en los hechos, ciones de pagar los impuestos y de no cometer homicidio-- que un órgano
aunque desde el punto de vista metodológico siga siendo oportuno, en la sancione con una pena a quien no paga impuestos o comete homicidio.
medida de lo posible, distinguir ambas actividades, aunque fuera exclusiva- Sigue de lo anterior, de consecuencia, que el derecho, fisiológicamente,
mente por la necesidad de conocer antes de emitir juicios de valor. puede tomar una dirección diferente de la que le correspondería según la idea
¿Podemos estar seguros, por otra parte, de que la decisión del juez, o de de justicia de las personas. Puede ser que en efecto una decisión judicial asu-
un tribunal, será justa, es decir, inclinará la balanza de la justicia a nuestro ma el sentido que a nosotros nos parece justo, pero puede suceder también lo
favor? Es probable, en efecto, que muchas personas tengan esta idea, y que contrario.
por ese motivo afronten todos los aspectos desagradables que rodean una Ahora bien, preguntémonos, ¿existen condiciones ciertas mediante las
causa jurídica, incluyendo por supuesto la carga económica de los gastos cuales sea posible establecer sin lugar a dudas que una decisión judicial o una
para apoyarse en un profesional del derecho, es deciT un abogado. No hay, norma juridicas son justas, o injustas? Se trata de una pregunta, es obvio, de
por desgracia, buenas razones para prever con un grado suficiente de plausi- las más importantes de la filosofia del derecho y, al mismo tiempo, de aque-
bilidad que el juez decida eneJ modo que a nosotros nos parece como el más llas cuya respuesta es más ardua. En efecto, la posible respuesta está inexora-
idóneo para hacer justicia. Por el contrario, dadas las características propias blemente ligada a la idea que las personas tienen acerca de lo que es bueno y
de la jurisdicción, una persona mediamente informada de las cosas del mUn- de lo que es malo, de lo que es justo y de lo que es injusto. Sin ir más lejos,
do es probable que tenga la convicción de que el juez decida en un modo di- para no correr el riesgo de involucramos en una retlexión especulativa que
verso del que una persona identifica como "natural", como "lógico". y ello pueda conducirnos al "cielo de los conceptos" y a tenernos alejados de la rea-
por la simple razón de que no hay nada de natural ni de lógico en las cosas lidad, una opinión muy acreditada al respecto consiste en afirmar que la
del derecho. No hay, en primer lugar una relación naturalista o lógica entre justicia de una nornla es su carácter de generalidad y de abstracción, que ga-
los hechos empiricos que están a la base de tilla controversia jurídica ni la rantiza el principio de igualdadjuridica. Y, en esa misma línea, que la aplica-
reconstrucción que el juez asumirá como fundamento de la q1/aestio fac/i, o ción justa de la ley consiste precisamente en el hecho de que no se aplique
sea, de cuanto hará valer como razones de hecho para motivar su decisión. discrecionalmente, a veces sí y otras no.
Entre la verdad factual, entre lo que ha verdaderamente sucedido y lo que el En este orden de ideas, la norma jurídica, en cuanto derecho creado, en
juez determine que ha sucedido, o sea, la erdadjuridica, no hay un relación cuanto derecho positivo, viene asimilada, en ocasiones mediante un acto in-
lógica de necesidad natural Bien puede ser, en efecto, que no coincidan. consciente, a la justicia: si una norma es válida por ello mismo es justa y a
Aún más, entre lo que el derecho prescribe que debe ser - una obliga- ella se debe obedecer. Podemos predicar la justicia de una norma, entonces,
ción o una prohibición- y el comportamiento concreto que se verifica en el en (al menos) dos sentidos. Uno, en relación a su carácter de norma general
mundo de los hechos no existe tampoco, a de pecho de cuanto uno pudiera y abstracta, o sea que regula clases de comportamientos y se dirige a una
pensar a partir de un acercamiento ingenuo al derecho, una relación lógi- clase de destinatarios, y no, por el contrario, regula casos particulares e indi-
co-causaJ. Bien puede ser, en efecto, que el comportamiento de un destinata- viduos concretos. Dos, porque su aplicación se cumple respetando el princi-
rio de una prohibición o de una obligación difiera completamente de lo que pio de igualdad ante la ley. Es fácil notar, sin embargo, que esta estrategia no
en la norma j uridica se dice que debe ser. es del todo satisfactoria, pues en ocasiones disciplinar casos particulares re-
El derecho pertenece, junto con la moral y las costumbres, a una esfera lativos a individuos específicos, o también una aplicación diferenciada de la
de la cultura humana que consiste en la referencia a un deber ser, o sea, a algo ley en modo de tomar en cuenta las características del caso concreto, pueden
pre isto para el futuro, algo que aún no es. Y en esta concretización en el dar la impresión de conformar un modo más justo de funcionamiento del
mundo de los hechos empíricos, en este tránsito del deber ser al ser, este de- derecho.
ber ser puede tanto ser como no ser. En palabras más claras, lo que debe ser De lo anterior se deduce que la cuestión de fondo es que no tenemos
no siempre es. No siempre es, aunque debe ser, si una norma jurídica lo criterios ciertos para detenninar sin sombra de duda lo que es justo o lo que

.. 5
es injusto. De modo que bien puede suceder que un falío judicial a algunos El caso es que no es absolutamente pacífica, es decir, reconocida por :0-
les pa¡-ezcajusto. mientras que otros lo consideren injL;sto. Bien puede suce- dos, la idea de la ex istencia objetiva de los valores ni, como se ha obseivado,
der que una norma jurídica se considere justa o injusta según el diferente la tesis de que nuesero intelecto, admiiiendo que existieran, puede conocerlos
sistema de valores de las personas. Desde una perspectiva más amplia, ade- en cuanto tales. Así, resulta que para aigunos indi viduos uno de los vaiores
más, un problema análogo se pone con respecLO al derecho en su conjunto, es mencionados, por ejemplo la libertad, es valiosa en sí misma en un sentido
decir en relación a los fines generales que mediante él se persiguen: el Oíden, absoluto, mientras que para otros no es as:' Y ]0 mi smo se puede decir acerc:a
la seguridad, la estabilidad, la prosperidad, la felicidad. la libertad. de cualquier acción relacionada con '¡ai valor: para unos será buena en :-oí,
Como se puede notar las rel aciones entre derecho y justicia son menos mientras que para olros no lo será.
claras de lo que podamos imaginar, aun si colocamos ei problema en un con- Nuestros desacuerdos en este sentido, me parece, S011 genuinos y con-
texto bien determinado, es decir, entendien do con 1a palabra 'derecho' el vierten la ide2- de justicia, en sus relaciones con el derecho, en uno de los te-
conjunto de normas jurídicas producidas por una voluntad humana, es decir mas fundamentales de la reflexión filosófica acerca del derecho, acerca de
ei derecho positivo. Las cosas podrían ser diferentes, aunque sólo un poco, si sus fines sobre todo, pero por supuesto también 8cerC2 de los medios para
se les considera desde una perspectiva, ya no iuspositivista, sino iusnaturalis- alcanzarlos. En este sentido, según ;michos observadores, el derecho es Uf:
ta, entendiendo con eilo que por sobre el derecho positivo existe un derecho
instrumento a través del cual se construyen, se crean, las estructuras y se or-
natural, justo, universal e inmutable, que es el verdadero derecho. En efecto,
aanizan las instituciones que confO:lDan el Estado. El d.erecho sería, según
en este caso, nos resta "sólo" la cuestión de detcm1Ínar C011 una cierta exacti-
~sta tesis. un instrumento neutral en sí mismo, porque con sus reglas se puede
tud lo que se entiende por derecho natura!, justo, universal e inmutable.
dar vida ~a!1to a un Estado democrático respetuoso de la libertad y de la autü-
Frente a este panorama, para muchos problemático, Kelsen afirma de
nomía de las personas, y donde ellas tienen la posibilidad de alcanzar el
manera perentoria que la idea de justicia es un ideal irracional y que de con-
máximo desarrollo de su potencialidades: pero también, con sus reglas :;c
secuencia, en el estudio del derecho es necesana prescindir de consideracio-
puede dar vida a un Estad; autoritario y hasta total itano en el cual las persü-
nes de orden valorativo. Es fácil notar, me parece, que tanto una idea como
nas, o una buena parte de elias, conducen sus vidas en condiciones de mi se-
la otra, tienen a sus espaldas una diferente posición fi losófi co-moral en rela-
ción a la existencia de los valores y el conocimiento de ellos por parte d,'o los ria, de represión, de falta de dignidad.
hombres. Realizar con el derecho una idea específica de justicia parecc, a la luz de
A la pregunta acerca de si existen objetivamente los valores, indepen- lo expuesto en este apartado, como una posibilidad concreta, dadas sus carac-
dientemente de cualquier actividad con fines cognosc itivos, un objetivista terísticas más sobresalientes. ¿Cuál, entn~ todas las ideas de jusricia que con-
responderá de manera afirmativa: y a la pregunta sobre la posibilidad de! in- viven en un momento histórico determinado h2-brá de ser construida'), y
telecto humano de conocerlos dará un a respuesta en el mismo sentido. Mien- ¿cómo?, son aspectos que han de ser decididos por una voluntad human a, ia
tras que, por otra parte, un no-objetivista a la primera pregunta responderá de auien tiene en SiJS manos el destino de una sociedad. El poder polítíCD,
negando la existencia objetiva de los valores. Y agregará, ;:¡robablemente, cie~o, pero no una entidad abstracta casi de carácter trascedente con respecto
que aunque estos exislÍeran objetivamente nuestras capacidades intelectivas a los individuos, sino, al contrario, tena expresión concreta de ¡as voluntades
no serán suficientes para conocerlos. Supongamos que podamos establecer particulares a través de mecan ismos de represen tación popular adecJados
con un cierto margen de certeza eí fin, no importa cual, que se persigue con para vehicular tal voluntad ~n los centros dl:cisionalcs. Si fuera plausible, en
el derecho. Pongámonos ahora la pregunta acerca de su valor como principio resEmidas cuentas, !a idea de que lajclstic ia es un ideal irraciom:l en vlnud t1e
orientativo, a través del cual justificar de alguna manera la existencia misma los desacuerdos sustanciaies acerca de su contenido, ello no significa. me
del derecho. ¿La li bertad (o el orden, la estabilidad, eLc. ) posee un valor i.u- parece, qUe una sociedad deba ser ¡",lcianal , es decir sin una finalidad que !e
trinseco, en si misma, independiente de nuestro inteiecto? Una respuesta afir- sin¡a como faro en la tempestad, sujete a las pasiones contingentes que en
mativa nos pondría en condiciones de calificar comojustas todas las nonnas muchas ocasiones suelen ser el "motor" de nuestras ac c:ianes como seres hu-
jurídicas que derivaran de tal valor, y como !:-:justas todas aquellas que, al manos.
contrario, se alejaran.

46 47
Actividades

1. Localicen en equipos una situación problemática de naturaleza jurídica


en la que sea necesario tomar una decisión legal para solucionarla.
11. Analicen la situación y detern1inen si además de tener una solución le-
gal tuvo una solución justa.
III. Compartan sus conclusiones en grupo y coméntenlas con apoyo del
profesor.

Evaluación

1. Respondan en equipos las interrogantes siguientes:


1. ¿En qué consiste la particularidad de la filosofía del derecho en rela-
ción a la filosofía política?
Unidad 2
2. ¿Cuál es la definición de filosofía del derecho?
3. ¿A cuáles fenómenos normativos se asemeja el derecho?
Principales corrientes
4. ¿Qué distingue a una norma jurídica de la costumbre? de la filosofía del derecho
5. ¿Cuáles son las diferencias entre la sanción jurídica y las sanciones
morales y las de las costumbres? y de la ciencia jurídica
6. ¿Qué distingue la filosofía del derecho de la ciencia jurídica?
7. ¿Cuáles son algunas de las relaciones entre el derecho y la política?
Señalen algunos ejemplos.
8. ¿En qué consiste la capacidad autorreferencial del derecho?
9. ¿Cuál es la definición de Estado? Objetivo de la unidad.
10. ¿Cuál fue la imagen teórica del derecho que propone Norberto Al concluir el estudio de esta parte del curso, el alumno:
Bobbio?
11. ¿Cómo se entiende la idea de norma fundamental en el pensamiento
kelseniano? Identificará el iuspo siti vismo y el iusnaturalismo como las principales
corrientes de la filosofía del derecho y de la ciencia jurídica.
12. ¿Cómo se aplican los tradicionales principios de la lex superior, lex
posterior y lex specialis en el derecho internacional?
Reconocerá las diferencias entre normativismo y real ismo
13. ¿Cuáles son los tres diferentes ámbitos en los que es relevante la idea dentro del iuspositivismo.
de justicia formal?
14. ¿Cuáles son los fines generales que se persiguen a través del Describ:rá las relaciones entre el lenguaje
derecho? y e l derecho.
Ir. Compartan sus respuestas en grupo y coméntenlas con apoyo del
Distinguirá la descripción y la prescripción como funciones
profesor.
del iusnaturalismo y del iuspositivismo.

Explicará las principales consideraciones teóricas en torno


a la superación del iuspositivismo

.. 8
FII r)SO I' I,~ DI~L I lEI~Et ' I IO

Contenido de la unidod'

2.1. Iuspositivismo. El monismo jurídico y el nacimicnto dci Estado moderno


2.2. Iusnaturalismo. Una visión dualista del derecho
2.3. Lenguaje y derecho
2.4. Descripción y prescripción en el iusnaturalismo y en el iuspositivismo
2.5. ¿Hacia una superación del iuspositivismo?

2.1.. Iuspositivismo. El monismo jurídico y el nacimiento


de] Estado moderno

~ in duda alguna son dos [as corrientes de pensamiento que se contienden


el terreno acerca del significado de la palabra ' derecho>,1 y que desde el
mundo clásico están presentes en el mundo de la cultura humanista La
preferencia de Antígona, en la maravillosa y siempre actual obra de Sófocles,
referente a los sentimientos universales de! ser humano, hacia la ley de los
dioses frente a la ley de los hombres, y que le conducirá a un final trágico,
revela en toda su magnitud una contraposición que atraviesa todo el universo
jurídico-político a lo largo de la historia: entre la idea de que existe un único
derecho, el derecho positivo creado por los hombres mediante un acl0 volun-
tario destinado a regir sus destinos, y la idea de que además de éste exisk
otro, el derecho natural, un conjunto de reglas de carácter universal e inmu-
table que tiene su origen, ya Sea en la misma naturaleza o en el ser innato del
hombre, y cuya presencia condicione ce manera perentoria el derecho positi-
vo, que para ser considerado tal debe coincidir en sus contenidos con las re-
glas de derecho natural.
I usnaturalismo y iuspositivismo: las etiquetas que se les atribuyen habi-
tualmente a estas dos modalidades de aCercarse al derecho denolan , en efectc!,
no solo, como se ha visto, dos diferentes ejercicios metodológicos, en cuan"!o
a un posible objeto de conocimiento, sino que, además, se reflejan en una
dimensión cultural mucho más amplia, que puede alcanzar hasta cimas de
carácter ideo 1ógi co-po lítico.

1 Prefiero esta fórn1uia, acerca del significado de la palabra ~derecho ~ _ que no la m ás


comprometedora en sentido ontológico quc resulta de la preguntn (',Qué es el derecho? L,
efecto, en esta últirna formulación se esconde de Dlancra furtiva la conv icción esencialista de
las palabras tienen un significado que les es PíOtl io

50
jI
" Veamos el siguiente ejemplo: Creón, Rey de Tebas, emana. la prohibi- sentan las líneas definitorias del iuspositivismo, para, en el apartado sucesivo,
CIOn de que se rea1Jce el rito fúnebre del cuerpo de Polinices considérandolo hacer lo mismo con el iusnaturalismo.
~ traidor,~ la patria. A tal prohibición, no solo desde una perspectiva teórica, Las dificultades, de alguna manera ya señaladas al inicio de este aparta-
smo, tamblen con un comp~~amiento práctico que le costará la vida, se opone do, para definir el ténnino 'iuspositivismo' le son claras a cualquier estudio-
Antigon~, he~ana de PO[¡~I~es y sobrina de Creón; e·n nombre de las leyes so con una suficiente conciencia de su carácter extremadamente complejo,
de los dioses Juzga Como Injusto y contrario precisamente a ellas el edic- habida cuenta de la grande variedad de significados que se le suelen atribuir.
to d~ Creón. Vale la pena reproducir un fragmento de) diáJogo entre Creón y Norberto Bobbio, uno de los estudiosos que al estudio de las relaciones entre
Antlgona.
iuspositivismo y iusnaturalismo ha dedicado un amplio espacio en su produc-
Creón (a Antígona): «Ahora responde tú. Limpia y sin reticencias. ¿No sabías ción científica trata de rastrear los origenes del vocabLo 'positivo' como ad-
que yo había prohibido hacer eso?» jetivo que contribuye a confonnar el objeto de estudio del iuspositivismo,
Antigona: «Lo supe, ¿cómo podrí'a ignorarlo? Era público y notorio» y para ello se remonta al mundo clásico.
Creón; «y así, ¿has tenido la osadía de transgredir las leyes?» Según Bobbio:3 y hay buenas razones para coincidir con él, el adjetivo
. Antigona: «Porque e as leyes no las promulgó Zeus. Ta.mpoco la justicia que positivo unido al nombre 'derecho', no obstante un cierto nexo con el po-
llene su trono entre los dlOses del Averno. No ellos no han impuesto leyes tales sitivismo decimonónico de carácter filosófico, en realidad tiene sus orígenes
a los hom b~. . () podía ~o pensar que tus Monas fueran de tal caJidad que yo más atrás, precisamente en la disputa entre Sócrates y los sofistas acerca del
por ellas dejara de cumplir otras leyes, aunque no escritas fijas siempre inmu-
lenguaje y, más en general, acerca de lo que es por naturaleza y lo que es por
tabl~s, divinas. No son leyes de hoy, no son leyes de ayer:.. soo leyes et~as y
convención. Lo que está en juego, sin discutir excesivamente los detalles, es
~adie sabe cuándo ~omenza.roo a vigir. ¿Iba yo a pisotear esas leyes venerables,
Impuestas por los dioses ante la antojadiza vohmtad de un hombre, fuera el que si el significado de las palabras en su origen depende de la conexión de éstas
fuera?»).~ con un (presunto) mundo de las esencias, es decir si hay un significado natu-
ral, o bien, al contrario, si la palabra significa aquello que resulta de una
El fragmento evidencia con toda claridad la magnitud de cuanto se es- suerte de convención entre los hablantes. En pocas palabras, se trata del de-
conde detrás de una aparente discrepancia meramente teórico-académica bate, quizá nunca resuelto entre lo que es por naturaleza y lo que es por con-
acerca d~ 10 q~e. s~ considera derecho. No se trata únicamente de que para la vención, debate que sin duda aún en nuestros tiempos atraviesa muchos cam-
~ostura ~USPOS1l1 Ista el objeto predominante de estudio sea el derecho posi- pos de la culhtra en general.-l De este debate, en el curso de los siglos se ha
tIVO, o bien que para aquella i:usnaturaJjsta los objetos de estudio Sean dos. Se llegado a denotar con la palabra 'positivo' el significado de puesto', crea-
trata, es obvio, también de como lo anterior determina el uso de un método do' ' artificial' y ésta ha. dado lugar a la expresión positivismo jurídico'
de ~tudio d.iferente; de alguna manera, de carácter empírico el primero, y de (o iuspositivismo') para ilustrar la corr.iente de pensamiento según la cual el
caracteT raCIonal, prevalenremente, el segundo. Y se trata. también como Só- derecho es, precisamente, el derecho positivo, el derecho creado por una vo-
focles escribe hace más d~ ~500 años, de la. pretensión de obediencia que luntad humana, un producto artificial que no existe en la naturaleza.
ambas esferas: derecho pOSltI o y derecho natural, tienen de frente a las per- La plausibilidad de esta corriente reside, me parece y a reserva de re-
onas. CualqUIer acercamiento, corno consecuencia, a estas dos comentes de gresar sobre el tema má adelante, en el hecho de que cualquier persona que
pensamie~t~, debe ne~~aria:nente partir de una posición de cautela, huyen- se encuentre en la circunstancia de afrontar una cuestión que requiera una
do de .lafaClI propenslOn a lJquídar una u OLra con argumentos impregnados
de pre!:u lOS y/o de posturas ideológicas asumidas también a priori de mane-
r~ acntlca. En este apartado presentaré, sin ninguna pretensión de exbausti- J Cfr. BOBillO, Norberto , fI posilil'ismo g iuridico, Turín, Editrice Cooperativa Universi-
vJdad dada su enorme complejidad reórica, aqueUas que a mi juicio repre- taria, I 96 \.
4 Piénsese por ejemplo a la palabra 'rpatTimonio' . Para muchos designa una realidad na-
tural, de ahí la idea de que el .matrimonio naru:ral sea la unión entre dos personas diferentes.
Para otros, viceversa, tal palabra no designa ninguna realidad natural sino que su signH'ieado
. . 2 Lso la traducción de Garibay K. , Angel I'vL, SÓr-OCLES, Las siele tragedias, México resulta de un acuerdo convencional ; de ahi, pata estos ultimas, la idea de que bien se puede
Ednorlal Porma, ~003, 19" eu., p. 260. '
hablar de matrimonio entr\: personas de igual sexo.

52 53
f'1l OSO! J. D EI I)H(EC! lO 11itlad :::. I'[i 11Lip;!Ies cmric l1lc~ t.l I I I1 losoll:, (kl dcn:.h" 1 d~ 1" \.Icncia imidic,¡

respuesta juridica, sin duda, al menos en una instancia inicial, toma como ,'nte po r Norberto
tta 1Uh,1 . ..
Bobbio
.
v por cons ecuencia, a este autor me referiré
J , . ', •

punto de partida las normas de deTecho vigente que en su parecer disciplinan " ¡ s pácrinas siauientes no sin antes señalar, para una mCjor comprenSlOn, el
eD l a : : > ~ , , d 1 S '
tal circunstancia: y no hace llamado, !Jor ejemplo, a sus conviccionesmorales clima cultural europeo en los años inmedimaI~ente dcspue~ e ,a egun.aa
o a reglas de- carácter religioso. De alguna manera, todos tenemos la convic- Guerra Mundial, en el cual, precisamente se mscnbe el pensamlento de BobblO.
ción de que si existe la posibilidad de una respuesla que sin Lugar a dudas U!;a de las causas, no necesar;an,entt: 11 úr.ica, de! connlcto que e~tre
zanje la cuestión, 'no puede ser otra que aquella que se construye alrededor 1939 V 19.+5 tuvo lugar primeramente en Europa para mvolucrar despues a
del derecho posiLivo, de las normas vigentes en un determinado contex10. ~\Da b~ena parte del pl aneta, fuc sin dud~ la ton:a del p~der de AdolfH~tler~n
Por otra parte, sin embargo. ese mismo factor al mismo tiempo que con- Alemania Y de Benito Mussolini cn Halla. N2.zlsmo y faSCIsmo , co~o na SI~O
tribuye a fundar la plausibilidad del iuspositivismo ha sido considerado por reconocido por muchos estudiosos, en el proceso de desmantelamIento de la
muchos criticas de esta corriente como un elemento que juega a favor de La Constitución de Weimar y del Estatuto Albertino, respectivamente, pusIeron
idea de que el derecho positi o, por el solo hecho de ser tal, pretende ser en práctica medidas que, desde el punto de vista técn\co-juridico, fueron.irre-
obedeoido de manera incondicionada. De aquí, por ejemplo, la atribución al prochables, en virtud de que la producci~n de las normasq~lc .Iesperrmtler~
juspositivismo de haber sido una corriente de pensamiento ideológica que, afirmar su primacía y abnr las puertas a la guerr:. se realJzo SIgUIendo escru
según sus criticas, habría favorecido el nacimiento y el fortalecimiento del ulosamente el derecho igente. De la producclOn de derecho fo~ente
nazismo y del fascismo europeos. ~álida, cuya creación seguía los parámetros esLableciuos, a ia aqUlcscenc1Z!
Mediante una róm1Ula muy eficaz, en este sentido se ha dicho que el del todo acrítica de las personas haci z e! derecho, el paso fue breve, en parté:
iuspositivismo proporciona elementos para distinguir la n0l111a válida de 12 adonnecienclo a las conciencias mediante la propaganda política, pero tam-
norma inválida, mas no la norma justa de la norma injusta. Se trata, me pare- bién 2 través de la cOi1vicción de que !a leyes la ley y de que toda la p,roduc-
ce de una crítica al iuspositivismo que no se puede descartar de manera ción normativa tenía como única tinalidad la tutela de los intereses publlcos
aprionstica., pues pone de relieve elementos que merecen un examen detalla- y personales de los pueblos alemán e ,italiano: " .' ~' .>
do, ya que de alguna manera tanto los operadores del derecho, teóricos y Como justamente sostuvo 1-1 am12ii Arenol, despues oc aSlstlr al p,o,-,,,so
prácticos, como las así llamadas personas de la caBe se constituyen en una al cu21 fue sometido AdoF Eichmann por su participación activa en el exter-
suerte de apóstoles del derecho hechoS (i.e. positivo). o es dificil notar, en minio de los judíos durante la guerra. en Alemania quien,es jugaron ~m papel
efecto, que de esa manera los sujetos antes mencionados parecerían dar su en la así llamada 'solución final', en lugar de pensar en el hornble e mhu:n~­
adhesión al derecho positi o por la única razón de que ha sido creado-por un no tratamiento que iníl igían a los judíos (y a ¡os gitanos. y a otras mm,onas;.
órgano con las atribuciones necesarias para ello, a través de una actitud nen- naredan easi sentir compasión por ell os mismos por lo duro de su mlsl~n , por
te al Derecho, bien evidenciada en la conocjda frase ' la leyes la ley'. ios horribles espectáculos en el cump iirnicnto del deber que les lmpoman lag
Ahora bien que se trate de un facloró que tiene que ver con una ideología leves y las órdenes j erárquicas qu e rec ibían .' La defensa de Elchman~ fren~e
particuJarme parece que es una tesi.s de la que no se puede dudar, si entende- a la Corte reflejaba eSe sentim iento de adhesión inconuicionada a la ley que
mos por' ideología' «un conjunto de idea sociales y políticas encanlinadas a en ciel1a medida es parte constitutiva dei iuspositivismo:
la accióm») Este aspecto del POSilivismo jurídico ha sido expuesto magis-
Así ven1l1S cómo Lichmann tuvo abundantes oportunidades de sen~irse .com ~ U f'
nuevo Poncio Pil atos y, a medida q;"lt: pasaban los rnescs y pasaban lOS anos )
-' qi·. SeA R!'1-!.L! , uberto. "11 positi \i slllo giuridico ri visitato··. en Ri"is!a di /i/osojia, Eichmann superó la necesidad de sentir, en generaL Las cos~s eran tal com o
' 989, LX>':X, pp. 461-475 . Postles 01' ¡viade r .2\\< es una expresi ón de LOll L. Ful ¡er (cF. Fu- eran, así era la l1uc\'a ley común, bas"dc: en las óruenes de! Flihrer; CU<!lqUl~f
!.LER, Loo l.., Th>: Mom/il" or La",. !\ew H~\'en (Connec¡icut) , Yaie University P,ess, J 96-1, cosa que EichmurDl hiciera la hacÍ<!, al menos así lo creín, eil su cond1c1On oc
p_ ¡ 12.
6 Presun tO o verdade ro. Se exam inará en las páginas siguientes.
7 ,\T'ENV. , 1\'ian ucl ':' R, m: j\'f\NER O. Jua¡" Marx is!i1o y FilOSO/la de! Derecho, I\/Iéxico,
Fonlamara. ! 993 . p. :::3. Recuerdo que: en b acepción del marxismo, por otra parte, las ideolo- S '\REND1~ Liannah f.~'j("hli](lili1 t 'l1 Jcru$c;!én en t!.'\·[udio sobre. lo' banalidad del mol, 3a1"-
..... . " , ,. f'E '/ I
gías consisten Lo.mbién en un conju nto de ideas que tienen C0l11 0 finalidad presentar!a real idad , " l l)l) (0-:" ¡,','C·,'I'I/(//I,·I/·;I f r::i'u wl,'II'/ ' A RC(Jo r! () ,¡ lile BU I7 QUI)' () '\'/. • . ew
ce 1ona. Lumen. J ' . ':=-'
• ; -, ' v - -~ ~ . ¡,

de una manera distor:::ionada, ia ~Sí llam ada falsa concienc~2. York . V iking I' reSS. !96~\.

55
ciudadano fiel cumplidor de la ley. Tal como dljo una y otra vez a la policía y al , 878-1949) en la cual no es arduo identificar una abdicacj~n. ~on respecto a
tribunal. él cumplía con su deber; no solo obedecía órdenes, sino que también (1 s rincipios iuspositivistas, desde una abierta toma de p.oslc~~n con respec-
obedeciaJa leyY lo aPIoS principios de la moral puestos en juego por la leglslaclOn alemana en
to . I lO
1 eríodo del Tercer Relc 1. . . '
Conviccion~s como las que expresa Eichmann en su estrategia defensiva, e p Norberto Bobbio fue un estudioso muy prolífico, al mt~nor de ~na actl-
y que probablement constituyeron una forma de pensamiento bastante co- . d d académica desarrollada desde los años 30 hasta los pnmeros anos de la
mún proporcionaron el terreno de cultivo para el nacimiento de fuertes criti- ~~c:da de los 80, con una particular atención, en una primera fase, a I~ filo-
cas al positivismo jurídico, cuyos representantes fueron acusados de conni- a teoría del derecho y en una segunda fase, cuando ocupa la catedra
sofila Ya l ' " r. L t e
vencia con el nazismo, pero también con el fascismo en Halia. de filosofía política en la Universidad de Tur~n, a la teona po l!Jca.- a as
Es en este clima cultural donde muchos estudiosos, que de alguna mane- ue aquí es interesante, huelga decirlo, es la pnmera, yen modo partIcular los
ra se iden'tifican dentro del iuspositivismo (o aún desde posiciones no estric- q bajos producidos y publicados en los años que van de 1950 a 1965. En este
tamente reconducibles a esta corriente) y con la idea de que el derecho es el tr:ríodO , entre otros objetivos que persi.gue, Bobbio asum~ la tarea. de .examl-
derecho positivo, donde se genera la inquietud de analizar detenidamente ~ar el iuspositivismo con la finalidad de esclarecer su are~ ,de ,slg~I~~ado.
esta corriente con la tinalidadde distinguirlo en varios elementos y, así, res- e 10 Herbert Hart, también Bobbio sostiene que la expreslOn POs~t1VlsmO
ponder a las críticas salvando lo que, para ellos, de esta corriente era rescata- 'u~~dico' (o 'iuspositivismo') no denota una área unica, unívoca, ~e slgmfi~a­
ble. Después de la guerra, en los años 50 y 60 del siglo pasado, se presentan J y se deduce de sus estudios al respecto, de ahí nace la neceSIdad de ~IS­
do
en la escena obras que son fundamentales aún hoy, algunas muy conocidas tin'au'¡r varios de ellos para no colocar a los iuspositivistas. en un~ ~ola caSilla,
y Olras menos: The Concepl o/ Law, de Herbert L. A. Hart; Law and Justice, CO;;'IO, a su parecer, puede suceder con las críticas que almsposJtIvlsmo se le
de Alf Ross' Giusnaturalismo e po.~ilivismo giuridico, de Norberto Bobbio; hacen después de la guerra. ..'
Cos 'e il positivismo giuridico de Uberfo carpelli; The II/oralily o[ Law de Así en varios ensayos y en varias lecciones universltanas, recopIlados
Lon L Fuller por mencionar sólo algunas. sucesivamente en vólumenes como !l positivismo giuridico y Gl1lSnatlla~I~-
Entre lo autoreS mencionados existen diferencias notables, desde el ius- 1110 e positivismo giuridíco, entre otros, Bobbio sostiene que, la expre~lOn
positivi·s mo real ista de Ross hasta el decidido iuspositivismo nonnativista de 'positivismo jurídico' denota tres significados, llam.a~~s por. el: ~espec~lVa­
Bobbio, las posiciones de Han y FuJler, en un cierto sentido más cercanas a mente: al positivismo jurídico metodológico, b) p.OSl~Ivlsmo Jundlco teoncO
algunas tesis iusnaturalistas, hasta llegar al iuspositivismo de matriz política v c) positivismo jurídico ideológico. Estos tres ~lgmficados, que dan com?
de Scarpelli. No es el caso, en esta sede, de examinar todas estas posturas, de ~esultado tres diferentes posturas posibles de qUIenes se profesan JUSpOSltJ-
modo tal que tomaré en c.o nsideracion la de Bobbio por considerarla una vistas, no tienen entre sí un relación lógico-causal; ésto es se puede ser IUS-
de las más detalladas analíticamente. positivistas en un sentido sin necesariamente serlo en .los otros dos. .
Norberto Bobbjo (Turín J909-2004) tuvo una larga trayectoria académi- El positivismo jurídico en su acepción met~dológlca den~ta para BobblO
ca, iniciada en los años díficiJes del fascismo mussoliniano en un ambiente un mo do especl'tiICO, u
n me'todo
, podríamos deCIr , de acercamIento al derecho
. I
cultural dominado por el idealismo de matriz hegeljana desarrollado en Italia como objeto de estudio. Este objeto, naturalmente, no ~s otra cosa SInO e
fundanlentalmente por Giovanni Gentile y Benedetto Croce, de los cuales derecho positivo, el derecho creado por los hombres medIante un acto volun-
particuJarmenle el primero fue el ideólogo fascista por excelencia. Termina- tario: el derecho plasmado en documentos normativos c.~mo las con Stlt~clO­
da la guerra en una Europa devastada, que requiere una reconstrucción no nes las leves los códigos, etcétera. De esta consideraclO~ denva un p~lI~er
010 económica sino cultural en el mundo del derecho, no menos que en
, - ' ~ .. . l '" d que el umco
dato fundamental para el iUSposltlvlsmo, o sea a convlCClOn e .
disciphnas humanistas, tienen lugar fenómenos de gran interés en relación a derecho es el derecho positivo, cuyo estudio, por otra parte, se cumple a partIr
la posici ón hasta entonces dominante: el positivismo jurídico. Emblemática,
en este enlido, es la conversión al iusnaturallsmo de Gusta Radbruch 10 Sobre ia conversión de Radbruch e;(iste una amplia literatura . Como ejemplo: R~~Rí-
· E"d d " La idea del derecho en la filosona jurídica de Gustav Radbruch , e n
GU EZ G O ~ I EZ . gar 0,
o Cfr . ,\RE~DT, 11., op. C;I. , p. 83 .
Unil'crsitus. Re\'i~ta de Filosofia, Derecho r Política, 2007, p. 6.

57
56
l niJIlJ 2 Prlnclpa lc' ~IlITICllIC;; J. Ii! lilosu lia de l derecho )' de la ,,¡mIela iuridít':1
FII.lI~nH.\ 1)"I, I,t;Kf'( ' If(,

tivismo deriva sin más la obligación, no jurídica sino también moral, de las
de la idea dc que para conocerlo existe el riesgo de confundirlo con nuestras
expectativas, nuestras ideas acerca de io justo. nersonas para obedecerlas. . . , . .
• Esta acepción del iuspositivismo, según BobblC, se puece a su vez dlSt!li-
En suma en el iuspositivismo metodológico está presente con toda su auir en dos versiones, una extrema, un legal ¡smo ético sin más dentro del cual
fuerza la tesis de una neta separación entre el derecho y la moral entre el
~! una nonna es válida debe ser obedecida independientemente de que su
derecho positivo y el derecho natural. Siguiendo las ideas de Austin, podría-
contenido pueda ser moralmente reprobable, y una mocerada, en la el:al se
mos decir que Bobbio considera que una cosa es el derecho como es y otra,
postula que la obedi.:ncia a la nom13 jurídica se debe excIuSlvamente solo ~!
muy diferente, es el derecho como quisiéramos que fuese. Y que, además ~onstituye un m~dio idóneo para alcanzar el fin que habitualmente se le atn-
para no comprometer nuestra actividad cognoscitiva de es e derecho que es, buve al derecho, o sea, mantener el orden en la convivencia de las personas
senecesita mantener fuera de ella cualquier juicio de valor acerca de ese ob- en 'una sociedad. La primera conespondería, según Bobbjo, a la imagen que
jeto de conocimiento. muchos críticos del iuspositivismo se han formado de esta corriente, operan-
EllJosjti iSIDO jurídico teórico, en segundo lugar, comiste en la indivi- do de esa 1'onna un a especie de reductivismo, ya que identifican en ell~ ,al
duación de aquellos elementos conceptuales que distinguen., que caracteri- iuspositivismo tout {Qurt, es decir, toda esta corr.i~nte sin ~i~gun.a dl:t1J1C¡.~j~
zan, ese objeto de estudio que es el derecho positivo. Esta acepción del ius- en su interior. no solo dentro de la J111Sma acepclOn ldeo!oglCa smo lambleL
positivismo, es claro, se coloca en un ámbito específico de las construcciones enQ:lobando las acepciones metodológica y teórica.
teóricas, es decir en la pretensión de estas de percibir los factores fundamen- - No es el caso, creo, de entrar en el detalle de la reconstrucción bobbiana
tales que permÍlan la descripción de La realidad, o al menos una parte de ella. de la idea ele iuspositivismo para someterla a una crítica que es más que jus-
igujendo esta línea de razonamiento, Bobbio identifica seis elementos, seis tificable dado el lanzo período de tiempo transcunido, el cual en vlsta de lds
tesis, podríamos decir que en su parecer son propios del derecho positivo, En transformaciones efectivas que se han verificado en el seno de los ord~na­
un primer grupo Bobbio coloca el carácter coactivo de] derecho, la premi- mientos jurídicos, e\'idencia con creces como algunos de Jos puntos cardma-
nencia de la iegislación como fuente del derecho y por último la vocación les de e~tas tesis han sido completamente superadas. Sólo como ejemplo.
normativa, prescriptiva del derecho. En el segundo grupo, por otra parte, habría que considcrar el excesivo optimismo de Bobbio acerca de un COIlOCl-
nuestro autor coloca las siguientes tesis: el Derecho, o mejor: el ordena- 'nienlo
l. f. J
obietivo v avalm'ativo del derecho, distinguiéndolo de la moral, pIe-
• • , ~ .

miento jurídico es completo' el derecho, o mejor: el ordenamiento jurídico sente en la acepción iuspositivista metodoiógica, puesto en dUda ~n los Ulti-
es coherente; la interpretación del derecho es una actividad meramente lógi- mos decenios por la filosofía del conocimiento que postula la eXlstencla ele
co-mecanicista, de carácter prevalentemente formal. una nluralidad metodológica en el ace.rcamiento a los objetos de conOCllTnen-
El iuspositivismo ideológico, finalmente, es una caracterlstica ya llO, to; ,; bien, por otra parte, la tesis de la preponderancia de la legisiació~ en íos
por supuesto, del derecho positivo, o al menos no exclusivamente, sino más ordenamientos iurídicos, elemento teórico que desnibí a en modo adecuado
bien precisamente del iuspositivismo como corriente de pensamiento. En el estado de d~recho decimonónico, en el cual, en efecto, se asistía a una
pocas palabras Con esta tercera acepción del iuspositivismo se señala, para omnipotencia del legislador y de la ley; hoy en día carece de v~lid~z he.urí s-
Bobbio, la idea de que el luspositivismo incluye también un programa de tica en relación a c-rdenamientos caracterizados por un constltllclOnal1smo
accjón, 11 un conjunto de directivas, que en este caso no son otra cosa sino rígido y Dar un órgano encargado del control de constitucionalidad de todos
lz: indicación general de que el derecho positi vo debe sl~r obedecido. Es los actos de levo
precisamente a este aspecto que Gustav Radbruch dirige sus críticas más La reco;lstrucción de! positivismc jurídico de Norberto Bobbio no es,
agudas señalando que de esta manera el iuspositivismo contribuye de algu- obviam.ente, ia única en la literaturcc iusfilosófica de ese período. Qi.úzá s.ea
na manera a consolidar (o a alcanzar) el estado de cosas que con las normas más conocida, probablemente por las críticas que Ronaid D\~orkin le (iI~l~lO,
juridicas e pretende alcanzar, ya que del carácter válido de ellas el iusposi- la rnosición de Herbert Hart. Para éSLe, bajo el rubro de positlvlsmo -
JLlfldlC O
, ..
es posib1e identificar cinco tesis. La primera es que las :lormas jllnC¡c.as ~~'1
órdenes creadas por se res humanos: la seg,unda, que no e;-;iste una C(~:1eXl? n
,; Entendiendo por 'deo logia cuanto evidenciado en el texto (supra) indicado por ia necesaria entre derecho,! moral, es decir entre el derecho que es y el derecho
nora 39_

59
5S
FILOS" I J \ 1.)t!1 1)1!Jn("I!()

como se quiere que sea; la tercera, el análisis del significado de los conceptos
jurídicos debe ser distinguido de la investigaciones históricas acerca del ori- a ideas o principios tomados del derecho natural para determinar que una
gen del derecho, así como de las indagaciones sociológicas sobre las relacio- norma es válida.
Hemos visto, examinando brevemente a Bobblo, Hart y Ross, que el COI1-
nes entre él y otros fenómenos sociales y, por último, de la valoración del
derecho en términos morales y de fines sociales; cuarta, un sistema jurídico cepto de positivismo juridico nos Ueva a ~vi~encjar una v,~iedad muy co~­
pleja de tesis, y de que existe una enonn~ clificultad teorettca para enunclar
es un sistema lógico cerrado dentro del cual es posible deducir con medios
en una breve definición tal concepto. El nesgo es me parece, llegar a operar
lógicos predeterminados las decisiones correctas sin tener que recurrir a fines
l!!UIla fonna de reduccionismo, identificando una parte con el todo, "arras-
sociales, principios morales, políticas públicas; quinta, losjuicios morales no
pueden ser establecidos o defendidos racionalmente como se puede hacer Con
~~do" en una determinada tesis a todas las demás, contribuyendo así a au-
los juicios de hechoY~ mentar, mas que disminuir, la confusión que existe.
Las posturas de los autores mencionados, por otra parte, consisten en
Como ya sucedía con Bobbio, también para Hart, entre las cinco tesis,
araumentaciones en las que no es arduo identificar una posición de fondo,
di~ersa una de la otra; desde el normativismo bobbiano que coincide con la
entre las cinco acepciones del iuspositivismo, no existe ninguna relación cau-
sal, ninguna conexión necesaria, de modo que es posible ser iuspositivistas
en un sentido, sin necesariamente serlo en los demás. idea de que es posible un conocimiento de las normas en su deber ser, hasta
el iusrealismo de Ross, quien aún moviéndose de manera muy cauta, S111 los
Para concluir esta reseña, necesariamente parcial, y en cierto modo arbitra-
recelos hacia la tesis de Kelsen, de un conocimiento del deber ser de las nor-
ria, veamos en breve las tesis de AlfRoss. Para este autor, la expresión 'positi-
mas de uno de sus discípulos, Axel Hagerstr6m, el fundador de la Escuela de
vismo jurídico' denota un área de significados que nunca han sido aceptados
Uppsala y de) realismo jurídico escanclinavo, pTOpODe un ace:-camien.to a los
por todos los estudiosos. Aun así, a él le parece razonable entender Con ella, "en
fenómenos jurídicos desde una perspectiva abiertamente antl1l1eta~slca. Pa-
sentido amplio, como significando una actitud o enfoque de los problemas de
sando, por supuesto, por la idea de positivismo jurídico q~e Dwo.rkI~ rec~ns­
la filosofia jurídica y de la teoría del derecho, basado en los principios de una
filosofia empirista y antimetafisica".13 rruye a partir de las tesis de Hart, y que por supuesto contIenen slgmficattvas
diferencias con el pensamiento de Bobbio y de Ross, si no por otra cosa, al
A partir de esta definición preliminar y de la expresión 'principios empi-
menos, por el ambiente cultural en que se generan, es decir dentro de una
ristas', Ross sostiene la existencia de dos tesis fundamentales que constitu-
tradición ligada al Common Law, .
yen el núcleo central del positivismo jurídico. La primera, muy perentoria, es
Como hemos visto, reconstruir una idea generalmente aceptada del ILlS-
que la creencia en la existencia en el derecho natural es errónea: "no existe tal
positivismo es una tarea ardua, probablemente ,destinada al fra~~so dada I~
derecho; todo derecho es p.ositivo".14 La segunda es la afirmación de "que es
diversidad de instancias que se "esconden" detras de esta expreslOn, algunas
posible establecer la existencia y describir el contenido de un derecho deter-
de las cuales han sido expuestas, tomando en consideración sólo algunos
minado país en un momento determinado en términos puramente fácticos ,
autores. Después de esta reseña, por supuesto no exhaustiva, tratem.os abo~~
empíricos, basados en la observación e interpretación de hechos sociales
iempre de manera sucinta, de rastrear los orígenes mode:nos del lUsposlb-
(conducta y actitudes humanas)".15 Para Ross, lo anterior significa, en parti-
vismo y, sobre todo, sus elementos más caracterizantes. Sm pensar, Datur~­
cular hablando de la idea de validez del derecho, que no es necesario recurrir
mente., que con ésto se pueda de manera perentoria poner término a una dis-
cusión tan compleja. ..
Ya se ha evidenciado antes, que el conflicto entre derecho pOSItIVO y
11 Cfr· HART, H. L. A., El concepto de derecho, op. cit., p. 321.
derecho natural, al cual se llega inevitablemente sea que se discuta de iuspo-
13 Ross, Alt~ "El concepto de validez y el conflicto entre el positivismo jurídico v el de-
recho natural " en Revista Jllrídica de Buenos .'lires, 1961, I V, pp. 47-93, trad. de Ge~aTo R. sitivismo sea que se haga lo propio con el iusnaturalismo, no es nuevo de la
Carrió y Osvaldo Paschero. Ahora en Ross, Alf, El concepto de valide:: )1 otros e/ISC/)'os manera más absoluta sino que lo podemos rastrear en las raíces del así llama-
iI,'léxico, Fontamara, 2001, p. 8. . . ,
]" lbidem, p. 9, do mundo occidental por limitamos a la esfera cultural más cerc~a a 11~SO­
1\ Idel/1. tras. Lo que queda cIaro en 'Antigona' es que en cualquier soc,ledad mln i-
mamente organizada, en una agregación social podríamos deCir se da un
60
61
1" 1. 0:011\ IlH ,Hm.W¡¡
I ln,dad::!. I' rin~,pah:s cnrrienl~ de b lilosolia del derecho y de 1" Ch:m:la IU' ¡Ji.." .

momento en el cual los individuos ClLle la conforman establecen reglas para .. - i


>J Sll!.10
¡:;s é'uiz0
'"\'"1·
' . 1..-
~, I
Thom 2s Hobbes í6 !1588-1
.< . ' ,
679). el .pensador
. .
que é e.
disciplinar su convivencia. Reglas q ue pueden tener, como en efecto ha suce- t -~~ ma. < " lara 1".. ',)uesto en ev iden cia las razones del naClm1ento, aSI
n1aneJ. u t ••) "'" . U ..:. ..

dido, origen en un sentimiento moral o religioso, O simplemente en un cálcu- , InD sus elemento s característicos, del Estado nacIOnal. Elementos que, sus-
co ,. ., dI d ' ·· 1" o d' ra"I" "
lo pragmático, ¡Jero que por el hecho de que son asum idas por Jos hombres se tanciaimente, consi sten en la monopo ¡¡ z2:c~ on e po , e, crea IV. .,e .~c ~>:
conv ierten en aigo muy parecido a lo que hoy Jiamamos 'derecho positi v8': para organizar las re~<.\ciones entre los hombres dentro oel estado C¡VlJ~ cl~a~u
son reglas, independientemente de su origen, creadas por una voluntad huma- por éstos para abandonar el estado de natural~~a. Los I:ombr~s ,e n e! ~s La~~o
na. Junto con reglas de este tipo, por supuesto, las sociedades han desde de naturaleza, según i-.!obbes, dada su propenslQn al egOlsmO J dado la ,g~ur
siempre también util izado para disciplinar la convivencia de las personas re- dad entre ellos, están destinados a una constante guerra de todos c?ntra tOdO::
glas de otro tipo: de la religión, de [a moral , de las costumbres. \' es así porque no hay reglas que disciplinen lo que es de uno y 10 que es c e
Dicho de otra manera, hasta un cierto punto de su desalToilo, las socieda- ~tro, pues todos tienen derecho a lo n'. lsmo. . .
des humanas se han regido por un conjunto de reglas de varia índole, desde En consecuencia, para abandonai' ese horizonk, en el cual tienen una
las creadas expl ícitamente por los individuos mediante un acto voluntario vida breve y miserable, los hombres, mediante un cálculo meramente prude~­
hasta aquelias que se creían conectadas COTi los dictados de la divinidad o cial, establecen un pacto , el contrato social, para constnm una nueva TCa!: ~
derivadas de la m isma naturaleza humana, o bien generadas en las costum- dad, precisamente el estado civil, mediante el ~ual t~dos ceden una parte o~
bres más enraizadas en la comunidad. En nuestras acmales sociedades, sin sus derecho s para atribuirlos al grande Leviatan, sUjeto que de esa mane:,)
embargo, es pIau ible pensar que de alguna manera las reglas creadas por una recibe la potestad para crear y aplicar reglas que de ese m omento en adelan:e
voluntad h umana, un legi slador en cualquiera de sus acepciones son aqueJ]as establezcan 10 que es de cada uno y de esa manera tem11l1ar con esa guerra de
a las que las personas acuden con más frecuencia para tomar decisiones acer- todos contra todos. .
ca de su propia vida comunitaria. Con más frecuencia no quiero decir, lo que Con este po der m onopóJico de cre<:r y aplicar las reglas de l~ conViver.-
sería bastante ingenuo, que todas las personas rijan sus conductas por medio cía (me marca el nacimiento de los estados nacionales, se excluyen rodas
de las reglas juríclicas, esas reglas creadas por una voluntad humana. De ma- aq~e l'¡as instancias qt,e hasta ese entonc es se contendían el terreno de la pro-
nera más m cdesta y cauta, lo que quiero decir es que generalmente en nues- ducci ón normativa di, igida a los hombres: las corporacJOnes, las costum~res,
tras sociedades, la mayor parte de las personas se comporta, en la mayoría de la üüesia, v todo factor imaginable, incluidos los poderes reg10nales y 10ca-
las situaci ones, de acuerdo con las reglas juridicas emanadas por los órganos les.- Com~~se s uele decir, sobre todo porque ahí se manifiesta con fl.lerza. la
que poseen la potestad para crear nonnas. superación del derecl: o natural, se asi ste él la afirmación de un nuevo ~aradlg­
¿Cuándo, históricamente se verifica eSle hecho, es decir que las reglas m<: (auctoriicls nOIl \·criIOSfúcit íeg elí') que substituye el paradlgm~ J~lsna:u­
emanadas por lITla autoridad ocupen un lugar preponderante con respecto a rali sta según el cual es la verdad y no la autoridad ia que crea el derec110
los otros tipos de reg1as? En el mundo moderno, ese periodo un tanto indefi- (·,·eritas non auctoríiCls j ácit !egem ). . ,
nido (que para algunos comienza con la caída de Constantinopla, 1453, en las El nuevo paradigm a, en e fecto, constituirá el punto de partida a partir del
manos de los turcos y para otros con el descubrimiento de América en 1492, cuaL en un cierto sentido, tiene su origen 18. idea de que el único derecho ~s.
no cabe duda de que es el proceso que culminará con la monopolización del ei derecho Dositivo v , por consiguiente, el iuspositi vismo como come:1tc teo-
poder de credeión, apl icación y administración ,iene inicio cuando el desarro- rico-fi losótica qL:e. 'a l mi smo tiempo, !a explica y la sostiene.
llo de las ideas políticas, que naturalmente tien en su origen en el desarrollo
mism o de las soc iedades, pe¡mite ve:· en ~ j horizonte el nacimiento de los .p . ,0 (' , n/OH rVf:alrJ'
Estados nacionales. :() HOBBES, Tho mas. Lc'l'ialhan Oi" Thc .~¡1a1ter. For me anu oll',,:'r (~I o ,--om 1, .. , r
. . ,i1 (J11l..I C',n· ··1· J 6~ \ . T-au c~st de Macue l Sánchez Sarto . Le\·¡",án o la molena,
.
[ Ice eSlasÍfCO f \ ~ - ) . ~.
Los EStados nacionales, con estructuras semejantes a ias que caracterizan j ¡ . , , - . . , . .

¡imil O '1 poder de li Ji O Re.rníbliC'o i:dt!siáslicu ..~ civil, Méx ico. ¡'.ondo de C ultum l~con ~m l :".
nueslras actuales organizaciones sociales, son el resultado de un proceso que • • . . .. . 1Q U ~ ) -¡-. b· .., . D ~ eh " (1 G 1') ) ¡ r 3U C;)St. de JoaGUln ,{ oar,-
'1 940 (~iS() la rt~!í11:JíC S lon eJe ./O.!... ,dD1 ~e.: . (;; .... . ...,._. . ' ,.. . . -
ini cia precisamente en el tránsit o del feudali smo a un incipiente capitalismo g.ucz Feo. Tratad,; subre t!l Ciudadano . íVhldrid, Ed itorial Un iversidad Nacional de t".óucae, on
y, políticament e del me.dioevo al renacimi ento , y que cLilminará por all á en ,,~ Di sta.ncia. 200S.

62 63
2.2. IusnaturaJismo. Una visión dualista del derecho las personas en una sociedad organizada podemos sin duda identificar si tua-
ciones en las que aparece de nueva cuenta un fuerte dualismo entre el derecho
Naturalmente, sería ingenuo y por demás simp lificatorio, afirmar o de los hombres (el derecho positivo, el derecho de Creón) y el derecho de los
creer que con el surgimiento de los Estados nacionales, a lo largo de un dioses (el derecho natural).
proceso que tendrá su culminación con la crisis de la idea de soberanía en la Simplificando un discurso mucho más complejo, podríamos aseverar que
primera mitad del siglo XX, se ha cumplido una " derrota" definitiva del el iusnahlralismo es una corriente iusfilosófica según la cual el jurista, pero
iusnaturalismo. también cualquier persona, en su quehacer cotidiano se encuentra frente a
El Estado nacional , por supuesto, ha constituido un pasaje cultural extre- una realidad en la que conviven dos esferas jurídicas: el derecho positivo, con
madamente significativo en la historia humana, por todas las implicaciones sus prescripciones producidas por una voluntad humana (el derecho de los
que esta institución tiene, y ha tenido, en el largo recorrido de las sociedades hombres que Antígona desconoce como obligatorio) y el derecho natural ,
organizadas, que probablemente era un paso necesario para limitar, o elimi- cuyas normas derivan o de la misma naturalez humana o del dictado divino.
nar,del todo, todos aquellos cuerpos intermedios que contendiéndole al poder No es necesario entrar en todos los detalles de una corriente, el iusnaturalis-
polItlco la supremacía eran como gusanos que desde el interior de un oroanis- mo, en la que aparecen nombres tan relevantes en la histori a de la cultura
mo lo van minando imperceptiblemente hasta terminar con éL 17 Pero s~ sur- occidental como Santo Tomás de Aquino, como Leibniz, Grocio, Pufendorf,
gjmi~nto y su afirmación en la cultura jurídico-política no menos que en la por mencionar sólo autores clásicos.
praxIs de la construcción social, no han decretado de ninguna manera la des- Hay diferencias, por supuesto, entre las diferentes acepciones iusnatura-
aparición del iusnaturalismo del horizonte culturaL Y es así, se podría decir listas que aceptan quienes se reconocen en esta corriente de pensamiento; sin
por la simple razón de que el derecho positivo pareciera, al menos en su~ embargo, hay que decirlo, lo que tienen en común es la tesis de que más allá
elementos más significativos e importantes, incorporar factores de naturaleza del derecho positivo, derecho imperfecto, particular y contingente, sujeto a
n:oral. Piénsese, como ejemplo, a la legislación sobre el homicidio, o la pro- las volubles voluntades humanas, existe un derecho perfecto, universal e in-
pIedad, aspectos de los cuales no podemos, es mi impresión, negar sus sioni- mutable: el derecho naturaL No se trata sólo de la presencia de estas do s es-
~cativas .i~~licaciones morales, que no desaparecen por el hecho de que han feras jurídicas sino que, y éste es otro punto en común entre los diversos
SIdo posltlvlzados en normas positivas. No es posible liquidar de manera iusnaturalismos, además con ello asistimos también a un duali smo, una con-
apodíctica a una corriente, el iusnaturalísmo, que probablemente tiene sus traposición entre derecho positivo y derecho natural; dualismo, se debe decir,
raíces en la humana convicción de que existen valores universales e inmuta- que tiene su origen en el hecho de que, según la tesis iusnaturalista, el dere-
bles a los cuales de un modo u otro el derecho positivo, como una creación cho natural antecede histórica y lógicamente al derecho positivo. En otras
humana voluntaria, debe responder. 18
palabras, nace antes que el derecho positivo, y además, sobre éste tiene una
Que no sea posible afirmar perentoriamente la "muerte" del iusnaturalis- posición lógica de mayor jerarquía. El corolario de estos dos factores es sim-
mo es evidente si tan solo pensamos en situaciones tan banales como son plemente que la juridicidad del derecho positivo depende de su concordancia
aquellas en las que frente a una determinada disposición jurídica nuestra pri- con los valores y principios del derecho natural. El derecho de los hombres,
mera reacción, la más espontánea, consiste en emitir un juicio de valor en
para ser considerado verdadero derecho debe incorporar las reglas reconoci-
térm inos de justicia. En otras palabras, en los hechos cotidianos de la vida de
das en el derecho natural, en el derecho de los dioses o en la misma naturale-
za humana.
n . Otra enfemlcdad de.un Estado es la grandeza ínmodernda de una ciudad. cuando es Las repercusiones que este dualismo tiene no so lo en la misma caracte-
.apta ~~ suminist rar de su proprio ámbito el nUmero y las el(pensar de un gran ejéi-cito; como rización de la idea de derecho sino t~mbi én en una buena parte de la carac-
la~blen el gran número de corporaciones, que son como Estados menores en el seno de uno terización de las categorías jurídicas son de extremada relevancia. En otros
mas gran.de, Como gusanos en las entrañas de un hombre nátlffill". Cfr. ROBBES T., Leviatán o
la materia. forma y poder de lma Repúblic:n eclesiástica J' civil. op. ciL , p. 273.
términos, acoger esta duplicidad del objeto denotado por la palabra 'derecho'
18 Sobre estos aspeCIOS, taII importantes por supuesto, ~eni necesario re!ITeSar más se refleja no solo en una diversa concepción de un método de conocimiento,
adelante. ~ por ejemplo, sino además en una determinada idea acerca del derecho subje-

6.+
65
1.']1 r)\()~1 ~ I.II!I UI'P.l!l'UU l)rlidlld.2 I'rincil~:\lc~ I,;nrTicm,'~ eh. 1;\ Iihw lia d I 1k:.l'\:1:'hn y eh: !11 c i':l1cia ,iuríclic:r

tivo, de la ldea del deber jurídico y en la posición que se asume en una Dodda solu·: ionarse bien en el sentido de que el derecho positivo estatuido y
amplia gama de tesis jurídicas. 19 Examinemos con algunos detalles estas ~segurado por e1 pode: tiene preeminencia aún cuando por su contenido SCé.
observaciones. injusto e inconveniente, bien en el que el conflicto entre ia ley positiva con b
La consecuencia más importante de acoger ía idea dei dualismo derecho justicia alcance una medida tan insoportable que la ley, como derecho injus-
positivo-derecho natural es, como ya se mencionaba brevemente, determinar to, deba ceder su lugar a la justicia". Radbmch no ignor& ciertamente. la e-nor-
el carácter de juridicjdad del primero en relación a sus nexos cOn el segundo. me dificultad para distinguir entre el derecho y la justicia, y sin embargo
en el seIl~do de: que el c~micter jurídico del derecho positivo depende de que agrega que «se puede efectuar otra delimitación con toda exactitud: donde ni
su conterudo no contradiga el contenido del derecho natural . Se trata. es evi- siquiera una vez se pretende alcanzar la justicia, donde la igualdad que cons-
dente, de una subordinación extremadamente relevante, ya que de esa mane- tituye la méduJa de la justicia es negada claramente por el derecho positivo,
ra lo que se pone en juego es, además de su juridicidad, la pretensión de las allí la ley no solamente es derecho ¡¡-¡justo sino que carece más bien de toch
normas emanadas por una autoridad establecida de ser obedecidas. Ahora naturaleza jurídica».= 1
bien, sin duda esta subordinación, en determinados momentos históricos La así ll amada "Fónnula de Radbruch", que ha tenido una imporíanci,l
bien puede constituir un serio elemento de critica hacia las modalidades d~ central en la reflexión jurídico-filosófica alemana después de la Segunda
ejercicio del poder estatal. Pienso, por ejemplo, al papel positivo que huhiera Guerra Mundial para sostener la idea, refiriéndose a la legislación 1lazi, de
.podido jugar durante el fascismo y el nazismo: una buena dosis de resistencia que el derecho positivo de esa época aunque fomlalmente válido se debí"
generalizada hacia esas legislaciones sin duda hubiera podido generar algu- considerar injusto e inmoral, es un ejemplo claro de que tomar posición "
n?s obstáculos en el camino hacia el poder de Mus so lini y Hitler y sus amb.i- favor del derecho natural, en alguna de sus acepciones, constituye una de-
Clones, De hecho aunque ciertamente hubo excepciones significativas por mostración de que el iusnaturalismo ha tenido históricamente un papel rek-
parte de algunas personas que se opoJÚan a laslegisJaciones fascista y nazi.no vante en el avance de la idea de dignidad humana. Yeso lo vemos por su-
por no ser formalmente válidas jurídicamente sino por una critica a sus con- puesto tam'bién en el rol que el derecho natural ha jugado para fundar las
tenidos al considerarlos injustos e inmorales tajes legislaciones fueron gene- reivindicac iones morales de las personas frente a las resistencias que en mu-
ralmente obedecidas,20 chas ocasiones el derecho positivo ha opuesto frente a los derechos de las
Son paradigmáticas, en este orden de ideas, las observaciones que Gus- personas.
tav Radbruch expresa en la <iSí llamada Fónnula de Radbruch" se<>tm la Se puede decir, en efecto, que hay un núcleo consistente de valores y
cual, en exLrema síntesis, "el conflicto entre la seguridadjurídicay'la j :sticia prjncip ~ os reconducibles a la idea de derecho natural que en la formación del
Estado han asumido un papel central a partir del cual se ha desarrollado a lo
largo del tiempo la idea de los derechos fundamentales, desde el derecho a b
. ' " 1\0 estoy 2J1rmnndo, por supuesto, que acoger la tesis opuesta, la idea de un soio objew vida hasta los derechos sociales, políticos, civiles. No es un caso, en esle
(el derecho positi\o) , propia del iuspositivismo, no tenga t2mbién repercusiones importa~[Cs. sentido, que se haya podido sostener con una cierta Dlausibilidad, que el
La tiene, corno se ha tratado de evidenciar en el apartado anterior. .
1 {)En ltal ia tu V, ) luga, durante el otoño de i 938, a partir de la Declaración sobre la Raza.
emanada por el Gran Consejo del Fascismo, se tomaron algunas medidas acerca de l;:¡ así lla- ~" Cfi-. R ,\DBRl;CII, Gustav, "Gcsetzliches t!nrecht und lJbergcsetzliches Recht", en süú·
mada "cuesliónjudía": expulsar a los judíos de las escuelas, prohibir los matrimonios mixtos. deutsehe Jurisl eIEc;tuilg. 19-+6, S (trad. C851. Arbitraricdad legal )l derecho supra/egol, Al)'~ ­
expulsar a losjudios de los empleos públicos e del Partido N acional Fascista. limitar sus derc~ ]edo-Perrot~ Buenos Air(:s, 1962) . A quí utíltzo la traducción de Ca:los PéíCZ Lapo;ta en S t!
~hos cíe propiedad. expuls~rlos cel ejército y de toda activ idü.¿ cultural y, tinalmente, alejarlos tr:<b"jo De Radbruch a Alcxy: derecho il7justo y racioilalidad (http ://\vw w.recercaLne¡,lbf¡S-
de toda aCll vldaG !3boral. t. n A lemania, por otra parte, ya desde el 7 de :lbril de i 933. con 1" tream!ha'ld le/20TU20990'+/TFC-PEREZ .. LAPORTA-20 12.pdf?sequcnce=1 1, De R/ldhruc l;
Le)~ p:¡ra la Restaur2ción cel Serv icio Ci v il Profesional, se e"clui8 del empleo plJblico a todo se puede ve, tambi,:n VO j~sc¡nde dcr Rechtsphilo.l,'ophie. HcicJcJber-g, Ve rJag Schere r. j 9-,~
IndJ\' lQuo que profesaba !a fe judía así como a otras personas a quienes se les consideraba (h3Y versión en espai'ío ) de W. Roces, !ntroducción a fa Fi;osojiu del Derecho. Méxíc~.
políticamente no conliables. Este proceso tuvo su culminaciór: con la Kris lallnae/¡t (la "Noch~ FOrldo de Cultura Económ¡e~ , ! 95 1, donde el autor expresa en forma sintética su fÓrl11u!2 ),
ue 1.os cristales") entre el 9 y el 10 de noviembre de 1938: cuando se crnano.ron je\~es Que ilro- Una 2pasionada defensc de lal fónllula se encuentra en ALE~L ROOCft, "Uml dcJcn ~<1 de h
hibi/m a los judíos e i acceso a las escuelas públicas y J las üni"ersidades, les ¿nes. 'teatros fó rn1ula de Radbruch;', en 4·1nuar;o da Fucultode de Derci/o do {/ nÍ1;ersidadc da Cor7lilLl_
instalaciones deponi\Jas . No creo sea necesario agregar más e~1 ;--ebción 2. este t~ma~ -, 2001, 5. pp. 75-96.

66 67
Estado moderno, como se ha dicho el punto de partida del iuspositivismo, positivas. La fórmula de Radbmch no tiene otro sentido qu~ éste. Se pOdrí,a
~e alguna. manera se funda en el derecho natural en postulados propios del formular lo anterior con algunas preguntas, todas ellas relaCIOnadas entre SI:
lUsnaturahsmo. 22
¿El derecho positivo debe ser obedecido de manera incondicional, es decir,
. ~?r otra parte sin embargo, no hay que olvidar que junto Con el papel sin que importe el contenido de sus normas? ¿Cuál es, en caso de respuesta
l1JStoncamente progresista que ha jugado el iusnaturalismo, esta corriente de positiva, la razón de esta obediencia? O bien, ¿debe ser obedecido sólo en
pensamiento también ha asumido vestimentas de carácter conservador v tra- . determinadas ocasiones?
dicionalista. Hans Kelsen, en su Doctrina pura del derecho, por ejempl~, crÍ- No creo que se pueda dudar del hecho de que, habitualmente, frente a la
tIca de manera áspera las tesis iusnaturalistas, que él atribuye a la doctrina regulación jurídica los individuos asumen una posición valorativa, de apro-
tradicional, a partir de las cuales el objetivo que se persigue es la conserva- bación o de reprobación. Es raro, en efecto, que una prescripción jurídica nos
ción de un estado de cosas particular en el que, en sustancia, se trata de pro- deje del todo indiferentes, aun cuando sus destinatarios directos no seamos
teger las clases privilegiadas frente a las reivindicaciones de los excluidos. 2 3 nosotros directamente. Por ejemplo, no nos concierne directamente el proce-
.En otras palabras, si en algunas fases de la historia humana el iusnaturalismo dimiento que regula las reformas constitucionales establecido en la Constitu-
ha ej~rcido una función de comparación entre derecho y moral , entre derecho ción de Suecia, o las normas fiscales acerca de los ingresos de las personas
pOSItIVO y derecho natural, para poner en condiciones a las personas y a la físicas en Francia. La Constitución sueca, por referirnos sólo al primer su-
cultura)~ridica de distinguir entre un derecho positivo válido pero moral- puesto y sin entrar en muchos detalles, es una constitución verdaderamente
mente Injusto, por otra parte también ha tenido la función opuesta: la función rigida, en cuanto prevé que una reforma aprobada en una legisla(ma deba ser
de reducir la moral al derecho, lajusticia a la validezjuridica. De esa manera, confirmada, sin cambios, por una legislatura sucesiva que se nombra inme-
parafrasean~o. a Kelsen, se ha tratado de hacer pasar por justo aquello que el diatamente después de que la anterior tomó la decisión reformadora. Conocer
derecho pOSItIVO establece, cuando éste responde a determinados intereses esto, y partiendo de consideraciones relativas a nuestras experiencias par-
partisanos, por ejemplo para excluir a las mujeres de la titularidad de los de- ticulares, bien puede ser, y de hecho sucede, que tal previsión nos genere un
rechos políticos.
juicio de valor aprobatorio dado que ese procedimiento de reforma no propi-
Ahora bi~n , como es claro, la cuestión de fondo que emerge atañe preci- cia, al contrario de lo que sucede en México, un hiperreformismo constitucio-
samente a la Interrogante acerca de la pretensión (verdadera o supuesta) de nal. O bien, por otro lado, puede suceder también que la misma previsión dé
las normas jurídicas el derecho positivo de ser obedecidas , por otro lado. lugar a un juicio de valor negativo po,r considerar que las constituciones de-
al tipo de relación que esta pretensión jnstaura Con el derecho natural· no s~ ben ser reformadas toda vez que las necesidades sociales así lo impongan, y
debe olvidar en efecto, que detrás de la subordinación de matriz iusn~ajis­ porque, además, esas no deben configurarse como un conjunto de principios
ta del derecho positivo al derecho natural se esconde, usualmente de manera y valores esculpidos en el mármol.
sólo ímplicita, la convicción de que a este último se debe obedec~r, por enci- Si ésto es así en situaciones como la anterior, es plausible pensar que, en
ma de lo que establecen, en un momento determinado, las normas jurídicas efecto, cuando la normación jurídica nos atañe en una forma directa, o bien,
regula aspectos más cercanos a nosotros, de alguna forma detennina en noso-
22 Cfr· BOBBIO, N., Hobbes, Turín, Einaudi, 1989. Se trata de un conjunto de ensayos del
tros un juicio de valor. No hay necesi dad de mucha imaginación conceptual,
autor sobre el pensamIento de Thomas Ho bbes, para algunos el fundador del iusnaturalismo ni para confirmar lo anterior ni, por otra parte, para entender las razones ele
mo~erno (a p.esar de que muchos ~ut.ores Jo consideren el fundador del iuspositivismo). En que así sea, si es cierto, como creo que lo es, que las personas por 10 general no
partl:ular, e.S lnteresante el enSayo mtltulado "I-Iobbes e il giusna!uralismo·' (pp. 147-168). permanecen indiferentes, sin que exista ninguna reacción de su parte, frente a
. _J. Kelsen Se val~ e? este sentido de la estrategia de criticar los dualismos (entre ellos los un fenómeno, el derecho positivo, a través del cual se desea modificar un
b!nomlos dere~ho o~Jeuv.o-.derecbo, derecbo público-derecho privado) q,IC 1.3 dOctrina tradi-
estado de cosas, prohibiendo un comportamiento o estableciendo una obliga-
CIonal de maUlz declmonoTIlca htlbiaelaborado dentro de la teoria del derecho con rmalidades
asegura Kelsen, ideolÓgicas. CJi". KELSEN. H., Teoria pura del derecho, Mexko, Porrüa, 201 i ción, o bien, finalmente, para indicar que las personas pueden comportarse
(Trad. de . Roben~ J. Vcmengo de Reine Recluslehere. ZlVeite, l'olls(éil1dig neu bearbeitete como lo deseen. Podríamos decir, con una fórmula, que los juicios valorati-
und erwellerle, VIena, Auflage, 1960, la segunda edición de la kelseniana doctrina pura del vos son de alguna manera connaturales a las personas, y no solo acerca de las
derecho): caps. IV y VI.
normas de derecho positivo sino probablemente en cualquier contexto en el

68 69
tlLOSUI i \ 1>1'1. 1)¡¿!tH ' H()

que se encuentren. Lo anterior tiene que ver, es evidente, con el problema que ositivo, y es la convicción de que la vida en sociedad es mejor que hl vida
se indicaba líneas arriba, o sea la compleja cuestión de ia obediencia al dere- p. laoia au' n v cuando la mimera nos imponua renunciar a detenlllnadas prc-
::!IS ' - ' ~ , " ,. -
cho positivo. ",en S1'0"es
" . Sin embarO'o '=' ,
esta ,orimera instancia encuentre, oe subltO une. GlÍ! -
Toda sociedad organizada funciona, es decir se mantiene como tal en ~ultad, que consiste en el simple hecho de que el Estado debe estar en condi-
viJ1ud de que sus paI1icipantes de alguna manera apegan su conducta a hes Cl011v )' t~Il~r l~ \'ol~ un tad ele obl;"a"
.. os ~ ,.
1..\,.1 ov..L U I.l. , '0 ~
a la nbserva!'cia
....... "-'
de sus reglas
--:
3 • todos
1

reglas que disciplinan la convivencia común, sin las cuales probablemente los participantes a una comunidad política, pues como .l1emos v!sto de el lO
asistiríamos a un retorno al estado de naturaleza donde rige la ley del más deri\.a que se refuerze en ellos la convicción de respetarias. ,
fuerte. Sin entrar demasiado en los detalles de las teorías contractualistas del Lo anterior atañe, es claro, a una cuestión de primaria impor1.ancla tanto
nacimienlo del Estado (desde Hobbes, Locke, Rousseau hasta John Rawis), ,>n el plano iurídico como en el plano político: la cuestión de la igualdad. La
es decir, sin argumentar a favor o en contra de la existencia hisLórica de un igualdad, l~ás allá de otras consideraciones ligadas a la filosofia moral ya la
estado de naturaleza donde es total la ausencia de regias para la convivencia dignidad de las personas, se refleja en efecto en el ideal de que las DOITllaS
de los individuos, cierto es que la efectividad de un orden jurídico, o sea de juódicas tengan carácter general, es decir, regulen, y se aphquen hasta en
un Estado, se funda en la capacidad de éste para monopolizar la producc ión modo coactivo, los comportamientos de clases de personas y no, J1l para fa-
de regias y su aplicación, hasta en modo coactivo si se hace necesario, frente vorecer ni para perjudicar, a sujetos individuales. Otra di ficultad de no menor
a las tentaciones para alejarse de ellas, tanto individuales como de otros orga- importancia, ésta de carácter principalmente teórico, es que esta razón pa~d
nismos parciales. Podemos hablar de Estado, en otras palabras, cuando existe obedecer al derecho, que claramente es una obediencia condicionada, puede
un ordenjuridico un sistemajurídico, mediante el cual el ejercicio monopo- correr el riesgo de tender un puente hacia la convicción de que las normas de
Lizador estatal se manifiesta DO 1>010 en normas en cuya producción las perso- derecho positivo deben ser obedecidas, ya no de manera condicionada, sino
nas participan sólo indirectamente, a través de ja Tepresentación popular sino incondicionalmente, es decir, sin que medie ninguna consideración que deri-
también, bajo la amenaza de la aplicación coactiva de las nonnas, cuando los ve de su contenido yiO de su ser medios para un fin .
individuos calculan de manera prudencial que es más conveniente sujetarse a En otras palabr~s, obedecer a las precripciones del derecho positivo asu-
ta1es reglas que no hacerlo. De elJo deriva en efecto, la plausibilidad concep- me Un sentido deterrninado, yen cierto modo comprensible, en un contexl ,
tual de la imagen hobbesiana de que el Estado es una construcción artificial, corno el qUI~ se delinea en las teorías contractualistas, en el cual el Estado y
un constructo de la vo luntad humana que '~s el resultado precisamente de que sus aoaratos están al servicio de los miembros de la comunidad política, en
fuera de éste la vida humana está destinada a ser breve y miserable. virtud del hecho de que éstos crean a aquél mediante un acto voluntarirl
Luego, en primera instancia no suena irracional afirmar que la razón pri- de sujeción: sujeción voluntaria, es obvio, que resulta del cálculo p:udencial a..::
maria de la obediencia al derecho y sus nonnas estribaen la consideración que la vida en una sociedad asegura mejores condiciones d~ VIda. que no la
prudencia! de que es mejor, cualquier cosa que signi fique esta palabra, ade- vida como entes aisJados. Aquí, estamos frente a una sltuaClOn en l a cual lo~
cuar ia cenducta al derecho positivo, bajo la condición, se podría concluir, individuos deben atenerse, respetar. a las normas del derecho positivo por
que el Estado sea capaz de imponer sus reglas a todos íos individuos, de considerar su cumplimiento como un medio adecLiado para obtener un f:D.
manera tal que la obediencia de uno a ellas no le represente ningún riesgo Podríamos decir, sin riesgo de c"er en una posición ideológIca, que las
frente a sus semejantes. La prohibición del homicidio, tanto para dar un normas jurídicas son justas si entre cEas, vistas como un medio, existe un
ejemplo paradigmático se sigue por pane de sus desrinatarios, la mayor par- nexo de racionalidad instrumental con el fin que supone la tes!s de que: e !
te de las veces, cuande éstos introyectan la convicción de que todos la respe- Estado existe porque ha sido creado por los individuos. La di ficultad que se
tarán. Sería, en efecto, del todo irracional y autodestrUClivo que un individuo señalaba antes, o sea, la posibilidad de transitar de ahí hacia una postura en la
decidiera respetar tal prohibición en un contexw en ei cual fuese él el único oue a las nor~as se ies considere JUStas per el simple hecho de que existen,
en hacerlo. Y lo mismo vale en un sentido más general, desde un reglamento de que son nomlas jurídicas creadas por un ente legitimado para ello, rcsi,de
de tránsito hasta las leyes fiscales. en la dificultad de distinguir de mancr2 objetiva las normas que son un me010
Existe plées, en una primera instancia y de acuerdo con esta v isión de! adecuado paw el fin de las normas que no lo son . El problema. como ha su-
nacimiento del Estado, una razón para obedecer a las n0D11aS del derecho cedido históricamente, se resuelve de raíz, allOra sí ideológicamente, redu-

70 71
Unicbd 2. l)r i nc il'31\!..~ Wn'lcnfc ' Jc 1;1 li IMo lla del de-rcdlll ~. de 1.1 \.; icnc¡ail1rid k~i

ciendo lajusticia a la juridicidad: las nonnas ya no son justas en virtud de su dencia de los individuos a emitir juicios valorativos acerca de la realidad;
congruencia con un fin detenninado, sino que lo son independientemente de lo que explica, por otra parte, la también inelectuable presencia en la cultura
éste, es decir, son justas en cuanto jurídicas. jurídica de esta corriente. Ha servido, el iusnaturalismo, desde Hugo Grocio,
Durante el nazismo y el fascismo, en las primeras décadas del siglo XX, reconocido por muchos como el fundador del iusnaturalismo moderno,
el último riesgo indicado arriba dejó de hecho de serlo para constituirse en como expresión de valores que, por lo general, los individuos se atribuyen a
una realidad. Por razones que aquí no se pueden examinar con detenimiento, sí mismos, y que no están dispuestos a perder ni siquiera cuando dan vida al
en efecto, al derecho creado por los legisladores nazis y fascistas en Alema- Estado: al contrario, como hemos visto, se le construye a éste precisamente
nia y en Italia, derecho positivo legítimamente emanado según los requisitos como estrategia para conservar y consolidar esos valores. Y sirve, de hecho,
jurídicos establecidos, se le obedeció sin muchas vacilaciones, a pesar de al- o puede servir al menos, como parámetro a través del cual poner en duda el
gunos contenidos indiscutiblemente contrarios a muchos de nuestros más co- supuesto carácter de justicia que en detenninadas circunstancias se tiende a
munes sentimientos morales. atribuir a las normas jurídicas positivas, sólo por el hecho de que son válidas
Estas observaciones son úti les para esclarecer un hecho muy simple, pero Guridicamente).
sobre el cual existen muchos prejuicios. Me refiero a que, de suyo, ni el de- Otro problema, y no menor de cierto, es la determinación objetiva de
recho positivo ni el derecho natural ni tampoco una filosofia de corte iuspo- este parámetro como instrumento, bien para desobedecer al derecho positi-
sitivista o de corte iusnaturalista, poseen un valor detenninado, o negativo o vo, o bien para tratar de conservarlo. Sobre este aspecto nos detendremos
positivo. En otras palabras, ni por definición el iusnaturalismo es la mejor enseguida.
concepción del derecho, ni lo es tampoco el iuspositivismo; y por definición
tampoco el derecho natural es "mejor" o "peor" que el derecho positivo.
Una ideología iuspositivista, en la cual a final de cuentas se realiza esa
subsunción de la justicia de una nornla en su carácter de norma válida (se
2.3. Lenguaje y derecho
trata del iuspositivismo ideológico extremo evidenciado por Norberto Bob-
bio), es tan peligrosa como el iusnaturalismo de matriz conservadora tan cri- Que en el derecho , y por consecuencia en la filosofia del derecho y en
ticado por Hans Kelsen, sobre todo en la primera edición de su doctrina pura otras disciplinas iusteóricas, juegue un papel central el lenguaje es un argu-
del derecho,24 precisamente porque, según su visión, buscaba "vestir" los mento por demás común. Si el legislador se vale del lenguaje para fonnular
conceptos con instrumentos iuspositivistas, con la intención de asegurar una las disposiciones jurídicas destinadas a influir en una comunidad, no hay
obediencia incondicionada hacia un derecho positivo a través del cual se tu- duda alguna en efecto de que la cuestión relativa al significado de tales dis-
telaban los intereses ideol6gicos de una clase sociaJ.25 posiciones constituye un aspecto cuya relevancia nadie pone en duda. Basta,
Suponer pues, la existencia de una esfera jurídica sobreordenada al dere- para usar sólo un argumento, el papel de la interpretación del derecho, para
cho positivo, es decir, asumir una perspectiva iusnaturalista acerca de los sostener la plausibilidad de estas observaciones.
fenómenos jurídicos, deriva, como se decía línea atrás, de la ineluctable ten- El significado prescriptivo del derecho, vehiculado a través de las dispo-
siciones emanadas por el legis lador y necesario para su aplicación, en efecto
es el resultado de una actividad, precisamente la actividad interpretativa, me-
: 4 Él solía referirse a esta corriente con la expresión 'doctrina tradicional ' _ Cfr. KELSEN,
H., Lil2eamellti di dottrina pura del diritto, op. cil. diante la cual se encuentra, o se atribuye, se desentraña, se dilucida tal signi-
25 Entre otras cosas, lo anterior es evidente en el modo en el cual Kelsen combate el ficado, según la teoría de la interpretación a la cual se adhiera.2 ó La interpre-
dualismo emre derecho subjelivo y derecho objerivo, sostenido por la doctrina tradicional, tación del derecho, por otra parte, no solo constituye el punto de partida de su
mediante el cual en sustancia se sostiene que los derechos subjetivos de los individuos provie- aplicación al caso concreto, para detenninar si un hecho fáctico es subsumi-
nen de su propia (de ellós) naturaleza y que en consecuencia la tarea del derecho positivo es ble en una previsión jurídica como ilícito por ejemplo y además para estable-
simplemente darles vida, reconocerlos. Kelsen al contano, y cerno es sabido, sostiene que los
cer que un detenllinado sujeto es responsable de ello; en línea con las obser-
derechos subjetivos no con ¡sIen en o~ra cosa sino en una autorización. prevista por el derecho
pos itivo, a las personas para participar, en modo indirecto, a la producción del derecho. Cfr.
KEJ..sEN , 'H~ La doctrinu pum del derecho. op. cil ., caps. IV y VJ. :6 Para el desarrollo de estas temáticas, c(i-. cap. 111 , infi·a.

73
\'ILOSQr-i , IJHL IJbJU.!t'UII

vacio~es qu~ cOI;cluían el apartado anterior, inlerpretar el derecho positivo cierta medida, a pesar de su incipien~e tecnicismo, de los mismos defecos del
con~tJtuye tamblen el punto de partida median tc el cual jas personas emiten íenguaje natura.l, es decir del lenguaj e usado por la comunidad a la cual está
jUIClOS de valor acerca del sentido prescripto de las normas jw-ídicas.
destinado.
,,',C- En otr~s palabra~, atrib.uir (o dilucidar, des::;mrañar, {) encontrar) un sig-
El lenguaje natural dista mucho cÍe ser ,lll instrumento perfecto para el fi n
:,lJ Icado .allenguajc Gel legislador es la precondición para que en un momen- que !e es propio, es decir la comunicación. Es bien sabido que el lenguaje, E'l,
tO suceSIVO c} sentIdo de lal lenGua]' e pueda ser con["-"ont~Q'o '
. . ' . b , ," con nuestros efecID, es con frecuencia vago y ambiguo . porque en los términos que usa-
J~lClOS valoratIvo~. ~or ejemplo, un juicio de reprobación acerca de una DO- mOS y en las mismas expresiones fomladas por éSLOS, su sentido puede asu-
slble norma que ¡mntara los derechos poiíticos a las personas con una r:nta mir direcciones diferentes, sin lransmitir un significado único. Palabras COITo,)
anual de .$400,000.-00, l1ec~sariamente tiene como punto de partida que se 'puente', 'vela', 'caliente', 'frío', por mencionar sólo algunas de ellas, así
c?mprend~ su sent~do, sus Implicaciones. Lo que se puede hacer sólo cono- como expresiones como 'el profesor le dijo al estudiante que su trabajo no em
c:endo .el slgm Ilcado de las expresiones y de las palabras que recurren en esa buello', 'tomó un café solo', rev'elan con claridad, valga la e:\presión, cómo
hpotétlca norma. .
nuestro lenguaje puede vehicular diversos significados. Hay que decir, sir:
El aspecto problemático que interesa mayormente aquí, dejando de lado embargo, que si en nuestras comunicaciones cotidianas esta falta de precisión
por ahora ~l desarrollo más amplio de las diferenles t~orías interpretativas del lenguaje genera dificultades que en algún modo se resuelven (por ejem-
pa~a e1.capltL:l~ ~1I, es el que ya señalaba fLIgaZ¡nente antes, o sea la posibili- plo, pidiendo explicaciones a nuestros inlerlocutores) o que si no se resuel-
daa (o ~mposlbl~ldad) de deteml111ar con una cierta objeti,!idad un parámetro ven DO son dificultades cuya intluencia vaya más allá de los participantes de
valorat:vo para juzgar el valor de justicia de las normas de derecho positivo. una conversación, en el caso del lenguaje jurídico y más aún en el lenguaje
~e decIa antes, e~ efecto, que en lémlinos muy generales el conteTJido elel técnico de muchas disciplinas, la cueSTión no es tan sencilla.
~erecho nat~ra¡ bIen podía ser utilizado como un parámetro para promover Si, por ejemplo, durante un invierno muy frío una persona desea calen-
lransfomlacwnes. en el derecho positivo o para sostenerlo, a partir. en ambos tarse con una bebida no pedirá un café a una temperalura de 90 grados: le será
casos, de va;oraclOnes acerca de su contenido y de su cor:1D~ració~ Drecisa- suficiente pedirlo muy caliente. Y si no le parece bastante caliente pedirá que
mente, con el contenido de] derecho natura1. . ,~ e se le caliellte un poco más y el problema, probablemente, tennina ahí. No
Tenien~o presente, sin embargo, y se debe subrayar con decisión, que ni sucede lo mismo si en un laboratorio se ~stá realizando un experimento paTa
un ~aso III el otro, constituyen en si mismas alternativas que a priori son n::o- el cual se necesita calentar un líquido: ahí sí que se requiere una precisiór;, "
gatIvas o p~~Itlva~" conservadoras o progresislas. Se puede promover una 60 grados tanto por decir algo, sin la cuai el experim~nto no tiene ningún
lra.nsformaclOn del aerecho positivo ¡para combatir la desi gualdad social v la sentido en orden a los resultados que se pretende alcanzar. La situación do.:;[
pobreza, pero tambi~n se Pliede hacer lo mismo para crc~r las condicio-n~s legislador oscila entre estos dos extremos. Por Uí: lado, por supuesto, debe
para qu.e se consolIden; y lo mismo sucede con la promoción en fav"or del necesariamente usa! la lengua natural de la comun idad en la que se enCLle/!-
man:elllmlent.o del status quo, que puede asumir tanto un sentido conserva- tra, y en la que pre:ende intervenir, pero por olro lado no debe, no deberí",
dor \a favor Ge normas e:\istentes que :favorezc~ln una distribución desiaual con'er el riesgo de que el significado de las disposiciones que crea sea tan
~e la nqueza.).o progresista (a favor de normas C:\ [stenles que atribuyal; los vago o ambiguo como acontece en las comunicaciones propias del lenguaj e
aerecllos po]¡t¡COS a todas las personas sin distinción ab!:lma ). en e! uso diario. Pero, además, tam!'oeo puede, de.be, tratar de alcanzar una
La valoración del derecho positivo en vista d~ su~ co!~paración con el preeisiónl1láxima que se logra sólo pagando el precio de utilizar un lenguaj e
~xtremadamente t6c;-¡ico como el de muchas ciencias naturales, que por el lo
dereC¡l~ natural es una cuestión, como creo que es evidenk, extremadamente
es accesibk exclusivamente a los miembros de esa comunidades ¡ingüíslicas.
compleja, que solo UD acercamiento superficial y banal al problema cree re-
Visto que cllegislador usa el mismo lenguaje natural de la comunidad en
solver d~ m.anaa tajante. Hay dos aspectos, al menos, qu~ evidencian e~ta
que vive, las disposiciones jurídicas que crea no Pl:eden no tener los rnism Gs
complejIdad.. Eil pnmer lugar, como se ha dicho ,mtes, la dificultad Que der;-
problemas de vaguedad y ambigüedad propias de aquél. Cicrio, en ocasiones.
~a del hecho _cl:~ que ~as disposiciones jurídicas se e:\preSélf1 por m~djo del
el (buen) legislador se da a la tarea, para tratar de obviar tales dificultades, de
lenguaje. Le d111Cultau, es ObVlO ) es l1ue
J
el. lenau".¡"
:= v
dcl• ]"l1I'slador
-"-b.
aa' .
e Ol eCe en
U_, j A

definir los t6mlinos que considera u;,a posible fue 11te de uroblemas de inter-

74 75
pretación. Sin embargo, es evidente que aún cuando esta auspiciable conducta bstracto Y en línea de principio no habría mucho que objetar siendo que la
se generalizara, lo más probable es que la cuestión esté destinada a no encon- a estión de fondo es la implementación de las acciones afirmativas, lo que se
trar una solución definitiva, por la imposibilidad material de definir no solo ~~sea es llevar a un plano de igualdad de condiciones a un~ ~~noría soc~al a
los términos más ambiguos y/o vagos sino todos los términos, sino además la que por diversas cuestiones (de género, de raza: de rehglOn, ~tc.) vIene
por el simple hecho de que la definición de un témlino se expresa a través de discriminada en los hechos. ¿Quién podría estar, ablertamente Y S1l1 ambaJes
palabras, las que de nueva cuema pueden contener otros términos vagos y contra políticas públicas con esta tendencia igualitaria? Sin embargo, las co-
ambiguos. Además, en tercer lugar, la ambigüedad no es solo el resultado de sas son más complejas de cuanto parecen. Dado que, en efecto, las . acc.lO~es
cuestiones relativas a la semántica de las palabras, es decir a su significado, afirmativas se fundan en la misma diferencia a través de la cual se dlscnmma
sino que se extiende, y de manera más aguda, a la sintaxis de las expresiones, a las personas (a las muj eres, etc.), en realidad no consideran aspectos funda-
formadas por palabras, lo cual por supuesto hace mucho más compleja la idea mentales como la capacidad, la virtud, el mérito, la disposición para l?s e.s!l:-
de que a través de las definiciones, que usualmente atañen a palabras y no a dios y otros aspectos más, produciendo, como efecto colateral, una dlscnml-
expresiones, pueda resolver los problemas evidenciados. nación al contrario.
Al problema lingüístico relativo a la interpretación del lenguaje legislati- Han sido emblemáticos, en este sentido, los casos llevados a las cortes
vo se suma, en segundo lugar, otro quizá aún más serio, que se deriva de estadounidenses por estudiantes de raza blanca alegando que son obj.eto ,de
aquél, o sea la cuestión de la valoración de los efectos que se le conectan al discriminación porque, para el acceso a muchas universidades, a las mmonas
significado de las normas emanadas por el legislador. Por ejemplo, la discri- (latinas, negras) se les pide el respeto de requisitos menos exigente.s qu~, a
minación al contrario, a partir de las a..fJinnative actiol1 impuestas en el Exe- ~llos. De tal forma, es evidente, que, por un lado, para algunos la legIslaclOn
cutive Order 10925 en los USA por John F. Kennedy en 1961,27 Y que se han que establece las acciones afirmativas tiene un valor posi~ivo mientra~ ~.ue
generalizado en muchas partes del mundo, puede, y de hecho, genera senti- para otros es todo lo contrario. Ambas situaciones, la relatlv~, a la amblgue-
mientos encontrados por quienes se ven involucrados, favorecidos o al con- dad y a la vaguedad del lenguaje y la que atañe a la valoraclOn del derecho
trario desfavorecido s por este tipo de políticas públicas. No hay duda, por positivo realizan, en realidad constituyen dos polos del mismo p~obl_ema, dos
ejemplo, que las políticas de las cuotas, por ejemplo para introducir la equi- aspectos que intervienen en la inevitable valoración que los destmanos de las
dad de género en cuanto a la representación popular en la esfera de la política normas de derecho positivo, y que evidencian en mi parecer algunas senas
no están exentas de valoraciones diferentes en virtud precisamente del género dificultades de las tesis iusnaturalistas.
de apartenencia. El ejemplo, en efecto, es paradigmático y constituye sólo u~a pequeñ.a
El Código Federal de instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE) muestra de un universo mucho más amplio, que no es el caso aqUl de examI-
establece en su artículo 220 que las li stas de candidatos a diputados en una nar; ni es el caso, tampoco, de tomar posición al respecto. Lo que sí es ev~den­
circunscripción plurinominal se deberán conformar por segmentos de cinco te es que las normas de derecho positivo están destinadas a suscitar reacc~ones
candidaturas dentro de las cuales debe haber candidatos de género distinto en valorativas por parte de sus destinatarios, y que el valor que se les atnbuye
forma alternada. E l sentido de la disposición , en virtud de que el elector vota dista mucho de ser objetivo. A sí las cosas, es evidente que nos encontram~s
la lista, sin ninguna posibilidad de optar por un candidato U otro, y en virtud, frente a un problema de no poca importancia: una disyuntiv~ entre ~na pOSI-
además de que quienes ocupen los primeros lugares tienen mayores.posibili- ción iuspositivista, que corre el riesgo de convertirse en una .Ideologla a favor
dades de ser electos, cs asegurar la elección de candidatos de ambos sexos. del derecho positivo en cuanto tal, y una posición iusnaturahsta con la cual se
Podemos presumir, en este sentido, que se desea obtener la equidad de corre un riesgo no menos serio: considerar como derecho nuestras~ eventua~­
género en el ámbito de la representación popular. Y , sin embargo, aunque en mente legítimas, pretensiones morales o bien, por otra parte, contrlbUlr a mJ-
nar la efectividad de un orden jurídico por considerarlo injusto.
Las dificultades, aquí solamente delineadas en forma somera, del iusna-
27 Med ida que tenia la intención de compensar la discriminación a la que estaban sujetas
turalismo como concepción del derecho, no determinan ni mucho menos que
las personas de raza negra. a traves de la implementación .para favorecerlos, por ejemplo con
políticas a través de las clIa les se asegurara su acceso a los empleos en la administración
el iuspositivismo constituya como consecuencia una opción pr.iva de. proble-
pública. mas. Al contrario, como también se ha notado, aún contra las mtenclOnes de

76 77
l lnitlod':' I' rin¡;ipllh:,. u~rricn l€": '1. 1;, li ln.'oliu tl el d<!rechn y lIe b cic ltt.:i:t iu rích "

sus sostenedores está corriente lJuede contlibuir a generar ellegalismo jurídico. . d S esferas normativas, el derecho positivo pero también el derecho
eto son o 'd . .
es decir la idea de que a las nOllllas jurídicas emanadas por una autoridad s~ J:natural. Con lo anterior, por supuesto, hemos c~pJ¡ o ~ pn~er pasaJ. '
¡es debe una obediencia 110 solo jurídica si;-:o también moral, eliminando la . . pero que nos abre la puerta para ultenores consideracIOnes, mas
necesan o, . 1 l'
diferencia precisamente entre una ob ligación jurídica y una obligación mo- problemáti~ como es de esperarse. Comencemos por exammar o re auvo
ral: en suma, conduciendo a la idea de que las normas juridicas emanadas al iusnaturahsmo. . . '
válidamente son, por ello mismo, justas. . Es verdadera esta concepción del derecho? ¿Como descnb esta comen-
I. pensamiento la realidad a la que se refiere? Se ha ya evidenciado que
te de los iusnaturalistas existen dos esferas de la JUTI . 'd'lCl'dad : por un 1ado eI
~:aechO positivo, particular y contingente, y por el ?tro, el derecho ~nn:al,
2A. Descripción y prescripción en ,el iusnaturalismo
universal e inmutable. El primero es una construcc:on d~ .Ia vo~untad de l~:-'
yen el iuspositivismo . mbres, una voluntad voluble, capncllosa, sUJeta a las pasIOnes y a los egoL-
l10 . 1 d' , '~ ~ne su'
o' "1 seaundo al contrario, no depende de esta vo unta smo qu\: l,\:, ."
mo.," "" ' 1
. 'ces en lo más profundo de la naturaleza humana, en aquel o que a, 110m re
l' b
o hay duda que una teoría tiene entre sus principales fmalidades dar
cuenta de la realidad, o de una de sus partes, a la que se refiere. Una teoría ral
le es propJO, II
. ' lnato , por "er
~.
lo que es -v DOí
t
formar parte de una estructun
. ' ."
asi, en primer lugar asume casi siempre, o por lo menos debería asumir, una universal que a su vez se rige por ley~s universale~ e mm~tables, a las cuak"
valencia descriptiva, susceptible de ser valorada como verdadera o falsa se- bres acceden en virtud de sus capacidades mtelectJvas.
1os hom . " .·1
gún sus enunciados y sus categorías concepruales nos digan cómo están las Estas dos esferas de la juridicidad no se encuentran, en esta vlslon, en c .
cosas a las que se refieren. Por supuesto, las teorias sobre todo las que se mismo plano jerárquico en lo que hace a su capacidad normat;iva, ya ;ue p~;¡­
insertan en el ámbito de las así llamadas ciencias sociales difícilmente se U- sus características el derecho natural es supenor en todos lOS asp"ctos ,~!
miran a ser meras descripciones' con frecuencia, en efecto, incorporan abier- derecho positivo, y cuando no le con,diciona en sus COl~temdos Y en sus fOf~
ta o subrepticiamente, finalidades también normativas, O sea directivas pres- mas organizativas, S~ le debe negar ooed¡encIa, ya qu: las normas q~e ,de.~elt
criptivas. Determinar con una cierta objetividad uno u otro aspecto de una ser seguidas son leS nomlas justas pertenecIentes al derec~o natu.al. una
teoria es tarea todo menos que fácil, y por ahora es una cuestión que aquí se respu;sta objetiva y univoca a la pregunta, en est2cs condl~lones, dlsta .m~l:
suspende para limitamos a considerar el iusnaturalismo y el iuspositivismo cho de poder darse precisame.nte en virtud de la pre5Cllcl~ de do: est~:<!~
en sus relaciones COIl su objeto, el derecho a partir de Wla posición s610 des- nOffilativas y, sobre todo, por las relac;ones que, .se dIce, e~ls:e~ enl,re eIL.".
criptiva La pregunta de fondo, obviamente. es la siguiente: ¿Una de estas es una respuesta, necesariamente, compleja y artIculada. Si el d~re~l1,o POS!-
concepciones de) derecho es verdadera? tivo se encuentra en una posición de subordinación COT1 respec~o al ~erecho
Una cuestión -preliminar para estar en condiciones de dar lDl3 respuesta natural, por consecLi~ncia, su descripción :10 es inck~en~lente de la ~eSCí?:
racional y -plausible a 10 anterior concierne la de determinar la naturaleza del ción de ést~. Así, el punto de partida el] este senl¡Qo debe necesar:a~le¡l,,,
objeto de estudio tanto de una c-Omo de otra corriente. En lo que atañe al ius- iniciar con la ~nLlnciación de las C<lractcrísticas dd derecho natural tIplC35
positivismo la cuestión este aspecto preliminar parecería resuelto indicando de los iusnaturalistas. .. "
simplemente que el objeto del que pretende dar cuenta es el derecho positivo, Así como, de alguna manera, las icyes que rigen el universo s~~ "Justas .
, l' "",, orte . seoun 1/)
el derecho creado por una autoridad legitimada -para ello, en sus aspectos en cuanto aseguran que cada parte que lO conlOrmt se ~omp ,l c'

generales, es decir considerando aquello que es común para todo ordena- que ellas, en su regularidad universal. establecen~ del I"msmo mo~o I~ n~r­
miento positivo. Esta consideración podría encontrar un consenso amplio, mas de derecho natural son justas porque tanÜ)len cumplen .con '~ funCIón
casi generalizado al menos en una primera aproximación, ya que en efecto el detemlinante para el funcionamiento áe nuestras socied"des, de n;OClO tal qtí~
punto común de todo iusposilivisla es precisamente postular como su objeto cad<l parte asuma el papel que le corresponde segLlD lo ~stableclCo í:OT ella s.
de estudio el derecho positivo. Nat uralmentec una vez que hcmos est<lblecido que el derecho natural es Justo
. . u paso muy pequeño en orden a ~u
Por otra Darte, acerca del iusnaturalismo se podría 121 vez establecer con por su propla natuTal'eza h emos. La
l. d
n. "
un cierto margen de plausibilidad, aceptable en ténl1inos generales, que su ob- presunta o verdadera capacidad c::-;plicativa. cs declf a su correspondenl la

78 79
alor de J' usticia atri-
. cabe la interrogante acerca de1 v
con la realidad: la palabra 'justicia', a decir verdad, constituye una fonna eu Así las cosas, bIen . . . st . "reo que el principio del tercero
·tud. O es Justa o es InJu a. '" . &.' .\
la que bien pueden encontrar cabida muchos contenidos concretos. Y ello. ~ '''0 a la esc laV1 \. c'ón paradigmática. No es JaCI
bUlu st enCuentra una ap lea 1 .
debe a que, como es fácil observar, no tenemos, absolutamente ideas comu_ ¡:¡tcluidO, en e e ~aso I tribuir el mismo valor de justicia a una SOCle-
nes acerca de lo justo; ni, tampoco, se han tenido a lo largo de la rustoria de gduci:r motivos rac\On~:~i:~~stóriCOs diferentes sus miembros ;reo como
la cultura humana. dnd en la que .en mo la ven como injusta. Este valo.r vanable,. que
En efecto, aquello que, en concreto haya de considerarse justo, ha asu- . la esclaVitud Y en otro. odri afirmar con una CIerta
jUsta . . ' 1 único modo a traves del cual se p a al" d d,
mido una grande variedad de contenidos: que a cada quien se le dé 10 suyo., ()OnsU~l~a e . turalistas describen en modo correcto la re I a
que a cada quien se le dé de acuerdo a sus neceidades, aquello que hace fe- pl9.USibllJdad que los lUsna ' ardad e inmutabilidad de 'cuanto se
c6ntradlce plenamen. te la pr nta lunlullnveaTSna. ~ menos que no se desee afirmar
esu
lices a la mayor parte de las personas en una sociedad, entre otras altemativa~
que oscilan alrededor de en primer lugar, la idea de igualdady, por otro lado . rte de la natura le z a , . . t
dice que es pa . ble dando lugar a una especIe de lUsna ura-
la idea de tutelar las diferencias. Mucho, en la historia de la filosofía política qUe la naturalezad
humana es v. anda 1
1 naturaleza e as cos..."
..... un iusnaturalismo, como se ha
y en la literatura iusfilosófica, se ha dicho acerca de estos contenidos, como lismo funda o ~~ a . _ lúz del racionalismo clásico:3 0 una suerte
para que valga la pena entrar aquí en su estudio detallado dado que no esta- sostem'd o, em ptnCO , dIstante_ anoS . b1 (Nalllrrecht mit 1-vechsen1nd em) ,s e-
mos ni discutiendo ni mucho menos elaborando una teoría de lajusticia. 28 Lo de iusnaturalismo de contemdo vana e 1 31
, ., de Rud01f Stamm er. ,.
que interesa evidenciar, para los fines que en este punto del trabajo estamos aún la celebre expreslOn fj' t la anterior observación cn1Jca para
" d ue sea su· IClen e .
examinando, es que, precisamente, si, por un lado, podemos estar de acuerdo No estoy seg~:o e q o blo ue homogéneo, al iusnaturaltsmo.
en atribuir un valor positivo a la justicia, en realidad, por el otro, estamos y descalificar teoretJcamente, y ~om ·qbl de los contenidos del derecho
así ha ocurrido a lo largo de la historia, en desacuerdo acerca de 10 que es , > e ese caracter vana e
pero SI me parect: qu J'uzgan los contenidos del dere-
. l I s de vez en vez se .
justo pero de manera concreta. natural, mediante os cua e bone en favor del carácter um-
Ha sido considerado justo, por ejemplo, negar a las mujeres los derechos .. rtuye un aspecto que a ,
cho pOSltJVO, no cons I , . bl el que seoún la idea mas acre-
politicos, o someter a las personas por su color de piel a medidas discrimina- b" demas de mmuta e, en o
versaJista y o Jetlvo: a . as ectos definitorios.
torias tan graves como la esclavitud, por mencionar s610 dos de los aspectos dítada de iusnaturaltsmo reSIden su P r otro lado es el juicio eventual ya
O
más evidentes al respecto, AS1, si a mediados del siglo XJX en los Estados Una cosa completamente dIferente, ?d d 1 dere~ho natural con el dere-
Unidos de Norteamérica, y en Sudáfrica hasta 1992 con al régimen de segre- d . de los contem os e
no de la correspon encJa . 1 ti hacia el cual aquellos tienden. Pres-
gación racial (el tristemente célebre apartheid) las condiciones de vida de las .. . por el contrariO e n , .
cllo pOSItIVO SI.no , . ,: table de una indagaclOn acer-
personas con la piel de color negro eran consideradas justas, ,es probable que, d ' ter hlstoncamente mu , .
cindiendo, da o su carac ' . f d n este momento consiste, a mi
en tales contextos, la respuesta que estamos buscando, si el iusnaturalismo n
ca de tales contenidos, la Idea de °d lO e 'ble una finalidad unívoca de
describe de manera adecuada la realidad, sería positiva. Sin embargo, la abo- "fi la medIda e o pOSl .
Parecer, en -ldentl Icar en
I'd d
d -
d 'mos eClr con u
na constante bien detemlmada
lición de la esclavitud (1865)29 y la eliminación del régimen de segregación ellos, Una hna la , po na d' auír con los contenidos del de-
ue se preten e perseo ',
(1994), en los Estados Unidos de Norteamérica y en Sudáfrica respectiva- con base en los va Iore.S q . dora Lo cierto es, tamblen
I'd d pro a res1sta o conserva . . .
mente, fueron considerados por muchos, y nadie en su sano juicio lo podría recho natural; una fima 1 a .'" 'b . d manera categórica Y defimtlva
negar con plausibilidad, como momentos históricos determinantes en virtud o es pOSIble atn ulr e
en este contexto, que n I 't'ca que con base en el dere-
de que abrían las puertas a la consolidación de una sociedad más justa. 't- 1 defensa o a a cn I
una finalidad especl Ica a a 1 I derecho positivo. Finalidades, en
cho natural se le ha hecho, Y se le lace, a

28 La referencia clásica es: RAWLS, John, A Theory ojJustice, Cambridge (Mass.), The - - - -- - .- , . ove della ruoio~,e, Bolonia, 11 lVlulino, 1964. Del mismo autor:
30 Cp. F"ssO, (Ju,do, La ,lc,,,~ . , '1974 es CC. Parte seconda, pussim. .
Belknap Press, 197 L También: ¡\N1)EL, Michael J., J.US1.ice, W/¡at 's ¡he Rig}¡t T/¡ing To Do?,
'ew York, Farrar. Straus and Giroux. 2009. Socictá. legge e rugione, Tun n; c~.~un't~ 1II1d Rec~t. Nach den materialistisehen Cese/l/eht-
~ I Cfr. STA~IW,ER, Rudoll, n u {schaj' l · '00 Verla" van Velt & Comp-.
29 Primeramente con la Proclamación de E mancipación del presi.d ente A braham Lincoln . E· - 'l - lphilosophische U/1/ers lIchung, elpzl"" <>
en 1863 y sucesivnmenre oon la enmienda 1~ de la Constitución en 1865 con la cual se prohi- sausrraSSlI/1g. l/K, (UO
bió la esclavitud en lodos ¡os estados de la Unión. 1896.
8\
80
ocasiones progresistas, cuando los prin cipios del derecho natural \' su énfasis den a especí ficas reconstruccionc~ de esta corriente reali zadas por S,-lS críti -
en la naturaleza humana han re presentado pun tos de apoyo en lo~ cuales los cos más que a posi cion es efectivame;~ie sostenidas por todos aquellos que se
individuos se han basado para la rei vindicación de derechos v libertades. declaran iuspositi vistas. Esta tendencia de construirse od hoc ia imagen dei
Baste pensar en este sentido al valor de la igualdad, uno de l~s principios "er,emigo" , para encuadrarl a de mej or manera en un universo de criticas, por
cardjnales de Uf' lusnarura!ismo progresista, como eje alrededor del cual se supuesto., no es un a actitud exclusiva eL: h~s lusnaturaHs tas en relación hacia
consolida y se amplía el catálogo de los derechos de las personas, como el Jos iuspositivistas: sucede con frecuencia también lo contrario.
derecho a profesar una religión CLlalquiera o él no profesar ninguna de ellas. Aquí se ha tratado, si se ha logrado es otra cosa, evitar caer en esta estra-
Pero también. al contrario, finalidades conservadoras con base en las cuales tegia intelectual no muy propia de la ética de la investigación científica. Aun
los valores reconocidos en el derecho natural han servido, y sirven, para man- así, y para ser sinceros acerca de las ,·eiaciones entre estas dos, las principa-
tener un estado de cosas fa vo rable a grupos reducidos de individuos, o bien les, corrientes de pensamiento acerca del derecho, a quien esto escribe no le
para propiciar que un contexto de ese tipo se instaure. queda otra que hacer clara su posición al respecto . No, por supuesto, por
Piénsese en este sentido a la idea de matrimonio, entendida por el conser- considerar que esto tenga importancia en el marco de la literatura iusf¡losón-
vador como una idea natural, referida a la unión de dos personas de sexo di- ca en su conjunto, sino so lo como una medida para que las ideas aquí plasma-
ferente que tienen finalidades procreativas, y que por ello quien la sostiene das al respecto funcionen como cristales a través de los cuales "-filtrar" y l)r-
está destinado a negar que una unión entre personas de igual sexo, que natu- ganizar todo el material sobre el cual se está debatiendo. En el entendi d o,
ralmente no se unen guiadas por la intención óe procrear, puede ser conside- obviamente, de qu e mis convicciones teóricas al respecto no as umen los con-
rada matrimonio. 0, en otro sentido aún más emblemático, piénsese a las notados d'~ una teoría bien definida. Son, se podría decir, más bien argumc,,-
pretensiones de los sostenedores de la idea de sUj)erioridad natural de la raza tos y observaciones resultado de una elacoración crítica realizada a lo largo
aria sobre todas las demás y que fungió como p~to de partida para impulsar de mucho tiempo.
las leyes discrimjnatorias contra los judíos alemanes e italianos en la primera A secas, entre una postura iuspositivista y un a iusnaturalista, mis pre fe-
mitad de) siglo pasado. rencias teóri cas se inc linan a favor de ia primera, exclusivamente a partir de
ASÍ, de nueva cuenta nos encontram os con una seria dificultad, ahora, un acercamiento n¡etodológico al compl ejo universo de los fe nómenos jurí-
para estar en condiciones de em itir un juicio plausible acerca de los alcances dicos. Lo que quiere decir·, muy simpk mente, es que asumo, sin argumem,ií-
prescritivos, directivos, del iusnaturalismo" precisamente en virtud del carác- lo por el momento, que metodológicamente es saludable tratar de mantener
ter variable de sus principi os y valores, marcos formales en los cuales es una distinción entre lo que debe ser y lo que es. En algunas ocasiones, duran-
posible encontrar fine s diferentes, que han funcionado históricamente, como te exposiciones de temas muy \'ariados, en cIase o en conferencias y otros
se ha dicho, para someter aj uicio el derecho natural desde perspectivas dife- debates públicos, a observaciones qu e ponen en discusión que el juez sea la
rentes. Esta dificullad. probablemente, es más seria que aquella que hemos boca de la ley, es decir que su rallo consista en una actividad meram ente
atribuido a¡ aspecto meram ente dcscriptivo del iusnaturaiismo; mas no es cognoscitiva en la cua l no entran m:nca en juegos aspectos discrecionales,
utilizable, de cierto, para eliminar, de alguna manera. a esta corriente de pen- si no que, al contrario, hace uso de estos espacios all á donde las normas de
samiento del horizonte iusfilosófico. Y no 10 es porqu(:!, como ya se ha-evi - derecho positivo no logran llcvarles en una sola dirección, casi siempíe al gún
denciado antes, nuestra humana tendencia a vaiorar la realidad parecería for- oyente suele rebati:" afirmando percntOíiaTllcnte que lo s j ueces no deben u<;ar
mar parte de una ley de naturaleza, universal e inmutable. la discrecionalidad en sus fallos, pues jos hecho s son lo que son y no lo que
jos jueces dicen que son. Por supuesto, nadie podría negar que los hechos son
io que son, es decir, se dcsarroíJa¡, en un cierto modo : ésta es una verdad
2.5. ¿Had3 aíl~ superación de~ iusposjtiv~smo'? empírico-factual. \' nadie tampoco puede negar que el sentido de unjuicio en
el derecho es ac ercarse 10 más que sea posible a esa verdad. De lo que se
habla cuando se evidencian las dificultaóes que conciernen a la calificaCión
El iuspositivis:::o. como se ha visto, puede asumir muchas caras, muchos j urídica de la reali dad mcdiante ci derec ho posi ti vo, as; como relativas tam -
matices, según perspectivas diferentes, que en algunas circ un stancias respon- bién al eSlabiecimiento en un fa ll o de los hechos de un caso, no es, ni mucho

81 S3
I'II.osOn ,\ IJHL J)t:Jl.~l'IIU

aspectos más complejos del derecho, sobre el cual, por supuesto, existen teo-
menos, lo ~ue debería seT., acerca de lo cual estamos probablemente todos de
acuer~o, Silla, a.1 contrano, de lo que es efectivamente. o creo que haya
rías que en su momento examinaremos.
ldentificar, más bien, por ahora quiere decir exclusivamente delimitar el
necesidad de extenderse mucho en estas observaciones acerca de la rele
material nonnativo las normas jurídicas, como punto de partida para por
cia de distinguir aqueno que deseamos que sea de lo que es. van-
ejemplo, utilizarlo como premisa para la resolución de un caso c.on~r~to. Aún
Lo mismo sucede con el derecho. A reserva de regresar lueo-o sobre est
. d o e más: identificar equivale por ahora a señalar dentro de un orden Jundico efec-
argwnenro, sm uda que desde una perspectiva metodológica es también d
tivo algunas de sus particiones como derecho válido, susceptible de ser inter-
extremada importancia distinguir entre el derecho que es y el derecho come
. ti o pretado sucesivamente. La ventaja de esta perspectiva, me parece, reside
no~ ~ustan~ qu~ uera, entre una actividad cognoscitiva de lo que es y una
simplemente en el hecho de que de alguna manera resulta más objetivo, no
activIdad directiva acerca de lo que nos gustaria que fuera. No es ésta
""', ' " eL ' ,por del todo objetivo ciertamente, la identificación de este material nonnativo, el
SUPU~"lO, una poslc1on nove osa al respecto, pues ya en los primeros años
derecho positivo creado por un acto voluntario humano, que no el derecho
del slg10 XIX 10hn Austin32 había perorado la necesidad de esta distinció
metodológica, ~ando ~~d~
de esa manera a la corriente imperativista, precur~ natural, objeto preferente del iusnaturalismo.
Una vez que se han hecho explícitas las razones de la preferencia hacia
sora del actuall~posltJvlsmo.l.a idea de fondo es que conocer es una activi-
el iuspositivismo desde una perspectiva descriptiva, es decir aswniendo que
dad mtelectual dlfeTeote en varios aspectos de la actividad de valorar' de 1
. d' ' o es una teoría que, antes que otra cosa, tiene la finalidad de describiT los fenó-
qu.e sIgue, a emas, que la segunda tenga como postulado, como condición, la
menos jurídicos, se hace oportuno ahora examinar el aspecto, más complejo,
pnmeTa.
que atañe a su inevitable perspectiva nonnativa, prescriptiva. Gamo se ha
~a1 idea, creo, tiene sus raíces, sin necesidad de recurrir a argumentos
dicho antes, tanto el iuspositivismo como el iusnaturalisrno de alguna mane-
filosoficos de al~a mane~a.trascendentales, en la convicción común de que
ra, se acepte o no, incorporan al mismo tiempo una dimensión descriptiva, es
pa:a estar en mejores condICIones de valorar algo, cualquier cosa, se le debe decir una descripción de los fenómenos jurídicos, y una dimensión nonnati-
pn~eramente conocer en todas sus peculiaridades. En este sentido, metodo-
va, o sea un juicio de valor acerca de ellos. Estar conscientes de ello, ya de-
IÓglcO me pare.ce oportuno no mezclar conocimiento con valor por el simple cíamos antes también, es un ejercicio intelectual, además de práctico, del
hecho de que S1 no se les djstingue en modo adecuado podríamos caer en el
todo auspiciable y saludable.
error de confundir nuestros valores con la realidad, y pensar así, hablando ya La afim1ación anterior, en el sentido de que iusnaturalismo Y iuspositi-
del derecho que aquello que valoramos como tal lo sea, por la simple razÓn vismo son dos corrientes teóricas que son al mismo tiempo descripción Y
de que forma parte de nuestras voliciones; o bien, por otro lado atribuir sin prescripción es importante, como ya se ha señalado. Por lo que hace de ma-
más a ~u~tro objeto de conocimiento un valor exclusivamente porque existe. nera específica al iusposiüvismo asumir completamente esa afinnación sig-
. ASI, SI de lo. que se tr~ta con una teoría, y sin duda que tanto el iuspositi- nifica ir más allá de la declinación del iuspositivismo, la más acreditada, por
VISJnO como el lusnaturallsmo son teorías es de dar cuenta de Tealidad me supuesto, según la cual con este vocablo nos referimos a un método, a un
parece. a la I~~ también d las observaoiones fmales del apartado anterior detenninado modo de explorar los fenómenos jurídicos. Se trata, es evidente,
~ue ellusP?sllIvism~ constituye UD instrumento con mayor capacidad heurís- del iuspositivismo metodológico del cual se ha hablado, atribuyéndole la pa-
ncaque ellUsuatu:ahsmo: su objeto, está determinado en modo más claro ya ternidad a Norberto Bobbio. En su momento se afirmó, en efecto, que esta
que hace ~efere.ncla al derecho positivo creado por una voluntad hwnana, que fonna especíílca de iuspositivismo corresponde en una cierta medida a la
podemos IdentJ1icar en los textos de ley (constituciones, leyes, reglamentos., imagen que de sí mismos tienen los iuspositivistas, sin que haya que repro-
decretos, y h~ta sentencias). La identificación de la que hablo no significa en char, por ello, nada a los iusnaturalistas afinnando que se construyen una
la manera m~ ~bsoluta que el~a se identifique con la interpretación, es decir imagen ad hoc de la doctrina en la que no se reconocen.
c~n la formaclon de la nonna Jurídica a partir del dato nonnativo. Esta acti- Bobbio, en la descomposición Y recomposición que hace del iuspositi-
VIdad a la que me referiré más adelante, constituye a todas luces uno de los vismo, se ve impelido por la necesidad de "defender" de alguna manera esta
corriente de los ataques de que es víctima, casi siempre áesde trincheras
iusnaturalistas; de modo que su posición, como iusnaturalista metodológico,
3: Sobre '~lISti," (1790·1859), no confundir con John Langshaw Austin (1911-1960) au-
tor de HoWlo Do 7hings l\'ilh Words , OXfOl'd , Clarendon, Press, 1962_ "

85
8-1
I 11 snri 111" n¡,lIl\r 110 l jl\id:ul _. Jlrin.:ipaks \:t)rri':'1t~~ Ir.: L. I1 lcl':nlia del d.: r.:cho y de la c ll::nda jUTl dica

refleja otros dos objetivos estrechamente relacionados con su pretensión ge- Que la j urisprud ncia, en este caso ia iuspositivista, así cO,rno su objeto.
neral de una dl':fensa del iuspositívismo. En primer lugar, presentar el iuspo- el derecho positivo, po consistan , Ii! primen;, en pura deSCnpClOTI y, el segun-
sitivismo como una ml':Ca descripción del derecho vigentl':, una actividad no . sólo en Drescripciones jurídic2s son dos asercIOnes sobre las que, creo,
comprometida con valor alguno y, por ello mismo, completamente neutral: ~~dernos es(ar de acuerdo. El derecho positivo, el objeto de la jurisprudencia,
describir el derl':cho positivo no significa, en esta línea de pensamiento, estar ..... sus nonnas valores v pr incipios, aquellos que ~n ¡.ii"W constlL;-
].¡D"on)Ol·a "n J .

de acuerdo con sus prescripciones o no estarlo. En segundo lugar, para su "o:n ~escrita o no) una comunidad ha asumido como propios; y que es tarea
(;1 \ . . " , ·b· ., . I
autor, el iuspositivismo metodológico, la única declinación de esta corriente de las leyes poner ei: práctica. Un ejemplo paradlgmatlco: la prom lClO~ ce
a la cual él adhiere sin reserva alguna es coherente con su tesis de que la ju- homicidio. Disciplinar esta materia, estableciendo un~. pena, para qUIenes
risprudencia, en la que se inserta el iusposítivismo, es una actividad que tiene 'ventualmente cometan un acto homicida, es una modandad tlplca del dere-
las cara terhicas propias de la cientificidad, según el modelo de ciencia que ~ho positivo mediante la cual se plasma en normas un principio m~r~1 gene-
a decir de él está presente en el panorama cultural de la década de los sesenta
del siglo pasado)3
ralizado: el respeto por la vida humana. De este hecho, bastante eV1dente, :e
ha !!eneralizado una polémica, a decir verdad no muy interesante, sobre tooo
El iusposiri ¡smo metodológico bóbbiano, como creo es claro excluye en ~] mundo ang]osajón acerca de la posibilidad, o no, de tener que inv.o¡uc~ar
del todo a la dimensión valorativa, precisamente en virtud de que su inten- 'uicios morales valorativos, en la tarea de identificar y describir el derecl10
ción es configurar una imagen iuspositivista que se limite a aquella descrip- Joositivo: el debate entre un iupositivismo inclusivo o incluyente (incl1lsive
tiva, a poner en evidencia el carácter neutral de la actividad del jurista positi - ~ositiviSIll) y lm iuspositivismo exclusivo o excluyente (e..cc/usire positivisli1 )3:'
vista. En ese sentido, lo que aquí se ha venido afirmando acerca de una doble Sin ent,ar en los detalles del debate y sin argumentarlo, me parece que
dimensión de muchas teorías penenecientes él ¡as así llamadas ciencias huma- más allá del hecho de que las nomlas positivas puedan en determinada~ cir-
na, entre ellas el iusnaturalísmo y el iuspositivismo (dimensión descriptiva y cunstancias incorporar valores y/o principios morales, por ende valoratlvos,
dimensión prescriptiva) no tiene cabida en el iuspositivismo metodológico al que no hay necesidad de recurrir a otras instancias que .no sean los ~echos
cual Bobbio se adhiere de manera entusiasta, si bien, como él mismo recono- sociales de íos que dichas nomlas derivan (la legislacJOn, la costumore, el
cerá muchos años después. sin bases teóric2s sólidas)4 En efecto, sostener orecedente judicial). Una cosa es, sebre lo que creo que hay, o puede haber,
que por io que respecta al iuspositivismo, éste, aún en su versión sólo meto- ~n consens;) más o ·menos generalizado, que el derecho positivo contenga, no
dológica, incorpora la dimensión valorativa, junto con aquella descriptiva, necesariam:~nte ni contingentemente, vaiores y principios de moralidad, y
significa de alguna manera comprometer la valencia neutral y presuntamente otTa cosa, muy diferente, es que para ic.entificarlo y describirlo se tengan que
científica de iajurisprudenc.ia y de 12 teoría iuspositivista. utilizar tales valores v prineipios.3 6
Existe !.m proble-ma, sin embargo, al que necesariamente se tienen que
cnf,entar los iusjJositivistas a partir de dos consideraciones. En pnmcr lugm·,
31 Véasr;;; Bomno. Norberto, Scienza del dirillo e analisi dellinguaggio (1950). Trad. de lo que apenas se· ha evidenciado: que el derecho positi-:o, por su misma !1a~l!­
A. Ruiz Miguel. "Ciencia dd derecho y análisis del lenguaje", en l. Bobbio, Contribución a raleza de ser un no un conjunto de enunci2d{)s deSCriptIVOS, SITIO, al contranu,
la teoría del derecho. Valencia, Fernando Torres Editor. 1980. obre el pensamiento de Bob-
bio, en panicular acerca de lo señalado en ellexlO vé.ase la excelenle intrOducción del mismo
Ruiz ¡\ll iguc l: UEstudi o preliminar: Bobbio:' el positi vismo juridico italiano", Puebla, Edi;oria~ )5 La literatura sao";: este deoate, nacido 3 [<:Í7 de I~ polémica entre H. L. A. Han y R.
Cajica, 2006. pp. I j -.55. D,,'cr!. i.l Jla' alcanzado \'a dimensiones im presiom:nt ·: s, q ue hueen il:lílosible aqu í dar de é l cJ¡,
./ !\. 1 , ~ . . / '] ! ' 1 •
:;,¡ Cfr. BOBBIO, N., .·lu1Oniogra(ia, Roma-8ari, La.terza, 1997. En la página ¡ 3.5 Bobbio adecuado resumen. Para un panorama aelu:di'l..ado del debate, cfr. \\'alucho\\", \\ l." ",: O>lf
habla de este ensayo: " ahí s osh;nía que el positivismo lógico habia elaborado una ¡caria de la Concepls 01 Validity: Rd1ections on Inclusive and t:xclusive Positivism·'. en ',:,DL~:R, :\'~:' :l
ciencia, fundada má~ sobre el c{)ncepto de rigor del método que sobre el concepto de verdad H im m a K. E. (cds.), [/J rhe Rule of" Recog ni!jur¡ un :! Ihe U.S. Com lllutlOil , Ü .x lürl.!, OXlOd
de los conlenidos, que perm itía finalmente a los juristas considerar su trabajo. que era eminen- lln¡ve rsit\' Pn~ss. 2009. op. 1::23 - 14-'+.
temente el de hacer riguroso el lenguaje del legiSlador, romo «cienrffico». La lesis era original . 3~) E~ este s~nlido ~~ i pOSIc ión. repito. SIr: ::!rgu:nen ta ria; se ace rca a la de Rr\z. Jo~cph.
pero lodo más que limdada" (hay Irlld. esp. de Esther Benitez, AlIlobiograjlU. Madrid, Ta.urus, Pro,' lil"ul R <'USOi¡ Uile! ,Vonils. Oxford, Oxford Uni v ~rsity Press. 1999; y de SHAP!Kü, Scoll.
1998). ! ,aH'. '\ /(Ji"afiry and rh e C iúdunL't: q(ConduC[. Lcg21 T heOí)/, 1000" 6, ="
2000~ pp. ! '27- i IC.

86 87
un conjunto de enunciados prescriptivos, tiende hacia un fin al cual en resu- por considerarlas de extremada importancia para una revisión del iuspositi-
midas cuentas se le atribuye un valor positivo a través de dirigir la conducta vismo. Él se propone, para comenzar, una defensa del positivismo jurídico
de las personas hacia ese dirección. En segundo lugar, en estrecha relación desde un plano muy diferente al de otros estudiosos, Bobbio en primer ténni-
con el anterior, la pretensión de la jurisprudencia positivista de constituirse no. Frente a los virulentos ataques al iuspositivismo, sus defensores, pero
como una actividad científica que describe de manera absolutamente neutral también algunos de sus críticos,39 se inclinaban a "descomponerlo" en varios
el objeto del cual se ocupa parecería incompatible con la idea de que tal ob- aspectos para después argumentar que, en realidad, las críticas no dan en el
jeto, a su vez, consiste de alguna manera en un valor determinado. Examine- blanco porque se dirigían a una de estas declinaciones del positivismo que
mos estos dos aspectos en sus detalles. pocos o ningún iuspositivista sostiene. 4o Así, Scarpelli desea utilizar una es-
Por lo que atañe al primero de ellos, en realidad, no hay mucho que agre- trategia diferente, una definición unitaria, para llegar finalmente a proponer
gar. Tal vez sólo afirmar con decisión algo que ya Uberto Scarpelli, funda- un único sentido.
dor junto con Norberto Bobbio de la corriente italiana analítica de la filoso- Una definición unitaria del iuspositivismo, en esta línea de pensamiento,
fía del derecho sostenía hace casi 50 años, es decir, que la pertenencia del pasa necesariamente por una definición de su objeto, o sea el derecho, que él
derecho, no a la esfera del conocer, sino a la esfera del hacer, a la esfera entiende «como un sistema de normas establecidas por la voluntad de seres
práctica, le convertía en un objeto sui generis, de modo tal que una re- humanos, portador de ciertas características que lo identifican, independien-
flexión acerca de él involucraba irremediablemente un elemento de matriz temente de su conforn1idad con los preceptos o valores de alguna moral o
política, es decir valorativa)7 ideología».41 A esta definición del derecho como objeto del iuspositivismo,
Como se decía anteriormente, en efecto, el derecho establece que algo un iuspositivismo excluyente, podríamos decir, Scarpelli llega después de
debe ser, en términos generales, y no describe lo que es. Los enunciados lin- haber explorado las posibilidades de alcanzar a través de ella su finalidad de
güísticos que lo forman, en primer lugar el lenguaje del legislador latu senS1l, establecer una idea unitaria. La primera alternativa es una aproximación fac-
tienen una función prescriptiva, directiva, pues tratan de modificar el mundo, tual, que no le satisface en virtud de la diversidad de posiciones que han sido
el mundo de las conductas de los destinatarios; y por ello mismo no pertene- elaboradas por diversos estudiosos; de modo que, como se puede ver en la
cen a la esfera de lo que es, no son susceptibles de un juicio en términos de definición del derecho apenas evidenciada, el re cune a una aproximación
verdad o de falsedad sino de otro tipo de juicios: acerca de su validez, de su lógica, en otras palabras señalando lo que para él es el elemento común a los
oportunidad como medios para los fines que persiguen, y hasta de la justicia mismos autores: es decir la concepción voluntarista del derecho, que en efec-
de tales fines. De aquí se deriva, es del todo claro, el segundo aspecto proble- to es creado por una voluntad humana, y no el resultado de una concepción
mático y que para Scarpelli, en abierta polémica con Bobbio de quien fue valorativa.
discípulo, determina que en su parecer la modalidad de acercamiento (el mé- Este camino a Scarpelli le parece prometedor, mas en su parecer esta
todo jurídico, como él le llama),38 más adecuada al derecho positivo sea ya definición del derecho no le era suficiente de todas manera para alcanzar su
no el iuspositivismo metodológico propuesto por su maestro sino un iusposi- objetivo, el de reducir a un discurso unitario las diversas declinaciones del
tivismo interpretado a la luz de la esfera de la política. iuspositivismo. La solución se la brinda una perspectiva diferente, habitual- .
No voy a recorrer aquí al pensamiento de Scarpelli en todos sus detalles. mente descuidada por sus fuertes implicaciones (como se verá enseguida):
Simplemente, lo que haré es exponer de manera sucinta algunas observa- una perspectiva teleológica.
ciones acerca de su pensamiento, espero que apegado a sus tesis y sus ideas, En efecto, para Scarpelli es esta perspectiva, atenta a los fines, hacia
donde se mueve el derecho, la más fructífera. Con sus palabras: el enfoque
teleológico es el que «nos introduce en el corazón del positivismo, el
07 Cji-. SCARPELU, U., ¿Qué es el positiv ismo jurídico", op. cit. Sobre el pensamiento de
Scarpelli, un iusíilósofo injustamente infravalorado, véase el estupendo trabajo de l'doRALES
LUN.\, Félix F., Lafilosofla del derecho de Uberlo Scarpelli. Aná¡¿,is de! lenguaje normativo 39 Cfr. C,\TTA~EO, :VI. A., JI positivismo giuridico i"glese: Ho!Jbes, Bentham, A.ustin.
y posíth'ismo jurídico, ¡"Iadrid, Marcial Pons, 2013. Milán, Giuffré, 1962.
3~ Cji-. SCARPELLI,U., "11 metodo giuridico", en Rivista di dirilto processuale, 1971, 4. ~o Tanto Bobbio como H. L A. Hart y Alf Ross, en efecto, usan esta estrategia. de distin-
pp. 553-574). Hay trad. esp. de A. Remería Díaz: "El método jurídico", en A. Rentería Díaz guir varios sentidos del iuspositivismo.
(comp.), Filosofía clIlalíticayfilosofla del derecho C/1 ltalia, Puebla, Cajica, 2005, pp . 47-66. 41 Cji-. SC.'RPELLl, U., Cos 'é il positivismo gillridico ~', op. cil., p. 33.

S8 89
IU')"ll'¡ '\ IlI't U .'1(11UIO

que nos permite comprender su unidad: unidad en la dirección. en las inten- en enunciados que distan mucho de ser meramente descripciones de hecho
ciones dominantes, en los valores rectores».-i2 A través de este enfoque. Scarpelli tiende inevitablemente a adoptar el segundo. No, p'or supuesto, com~
precisamente, él se pregunta si existe algo que constituve las intencio'ne~ una opción metodológica infundada, sino, p-Jr el cOnlTario, como la única opción
dominantes y los principios dominantes, y que, por ell¿, puede funcionar mediante la cual se puede asumir, en su visión, una postura iuspositivista que
como idea unitaria del positivismo jurídico. Y le parece plausible identificar, no se esconda detrás de la aparente neutralidad científica. . .
en este sentido, los va lores de la ciencia. . A este iuspositivismo producto de una interpretación política del derecho
Ahora bien, este camino para unitlcar el iuspositivismo en una sola idea positivo Scarpelli da sin lugar a dudas su adhesión, con lo cual, recordando
a Scarpelli no le es del todo convincente, una vez que coteja las operaciones cuanto se decía antes en relación al iUsP05itivismo ideológico bobbiano, po-
que se realizan en iajurisprudencia con los modelos de ciencia generalmente dría parecer de nueva cuenta que nos encontramos U'ente a una postura e~ ia
..-econocidos: un modelo empírico fundado en la observación y posiblemente cual de la validez del derecho positivo deriva sin más su obligatoriedad. Nada
en su verificación, y un modelo abstracto donde lo que cuenta es la coheren- más distante del pensamiento de Scarpelli. Él percibe de manera correcta que
cia y la rigurosidad de las proposiciones, con específicas reglas de formación una nomla válida, emanada de acuerdo con los parámetros establecidos en una
y de transformación. Y no le convence porque percibe con toda claridad que Constitución, tiene, por su propia naturaleza de ser parte de un universo nor-
l~s operaciones de la jurisprudencia positivista asumen características par- mativo, una fuerte pretensión de ser obedecida por sus destinatarios. Y esta
ticulares que no les permiten ser subsumidas ni en las ciencias empíricas ni pretensión, deberíamos agregar, encuentra su explicación conceptual en el he-
en las ciencias abstractas. No es, la jurisprudencia, una ciencia abstracta, por- cho de que Jos operadores jurídicos, así como los particulares, cuando deben
que su objeto está formado por el derecho positivo producido por una vo- afrontar una cuestión relevante para el derecho toman en cuenta, al menos
luntad humana; pero tampoco es una ciencia empírica, ya que su trabajo con prima fac ¡e, el derecho positivo, asumiéndolo como guía de la conducta.
el derecho no consiste en un tratamiento meramente empírico, sino que con- Por ejemplo, si una persona tiene la intención de contraer matrimonio o de
siste en comprender su significado para, a partir de las normas jurídicas, ela- disponer ele sus bienes para el caso de su muerte, lo más probable es que tome
borar guías para el comportamiento y criterios para juzgarlos. en consideración, si desea que estos actos tengan efectos jurídicos, las normas
.Sigue de esto, es evidente, que Scarpelli considera que la jurisprudencia que los regulan; así como un funcionario público, o un abogado litigante, ha-
pOSItIVista no es una actividad científica, precisamente en virtud de su objeto rán lo mismo, so pena de incurrir en serios errores en cuanto a sus funciones.
de estudio, el derecho positivo y sus n0D11aS no constituyen una entidad iner- Son posturas éstas, si bien las personas con frecuencia no tienen conciencia de
te, sino el resultado de un acto creativo por parte de seres humanos movidos ello. claramente iuspositivistas, porque para ellas el derecho es el derecho es-
para ello por una voluntad, la voluntad de dirigir los co¡nportamientos de las tatal, el derecho positivo. Pero, como ya hemos observado, de ello puede de-
personas hacia un determinado fin. La jurisprudencia positivista, en razón de rivaf también una fo mla degenerativa del iuspositivismo en su acepción más
lo dicho, consiste en una actividad comprometida con la finalidad de colabo- amplia, con fuertes inclinaciones ideológicas, y, por ende, a considerar que ia
rar para que se concreten los fines e intereses establccidcs en el derecho po- norma, por ser válida, es también obligatoria, dentro de una grande confusión
SItiVO. Se trata pues de una iuspositivismo de naturaleza política, cuya finali- intelectual entre la obligación jurídica y la obligación moral.
dad, podriam03 decir, es en un cierto sentido descriptiva del derecho positiva Pues hien el iLlspositiyismo político de Scarpelli no cae en este em)r,
pero al mismo tiempo es nomlativa, porque la actividad del jurista positivis- dado que él considera que el positivismo jurídico "es algo íntimamente re la-
ta colabora, aunque no se tenga conciencia de ello, para que se consoliden cionado con la formación y el desarrollo de cierto tipo de organización p<.Ii-
y alcancen los fines propuestos en el derecho. tica, la organización política propi a de la fomla de Estado que suele llamarse
moderno'·.~3 En consecuencia, el iuspositivismo político que él tiene en mente
Podríamos decir que entTe estas dos perspectivas, la descriptiva de quien
adopta un punto de vista e:\temo hacia el derecho, y un punto de vista intemo no es de n !l1guna manera una teoría buena para todo tiempo y lugar, para todas
mediante el CLial se asumen las normas positivas como criterios para calificar la las estaciones de la política podríamos decir, sino que es adecuada para dar
conducta, donde se les interpreta, se les integra en un sistema y se les traduce cuenta e:\clusivamente de una específica fOllna de Estado, la que resulta del

42 Oí'., lhidem, p. 37. .10 liJid"lIi. p.49.

90
Unidud 1. I'rincipal 'S \;orri.:nt..:s de 1.1 lilrl.·"li;! ud ckn.:chl' _ U~ la ic!lCia jl!ridic-I

desarrollo del Estado moderno a partir de los siglos XVI y XV]]; más aún, políticamente, sus postulados, sobre todo aquellos propios de la modernidad,
dentro de ésta forma, que bien puede, y de hecho ha sucedido, asumir diver- desde U go Grocio (1583- J645)44 en adelante.
sas declinaciones específicas, liberales, democráticas, totalitarias, monárqui- Con Grocio según algunos, para otros con Thomas Hobbes (1588-1679),
cas, republicanas , Scarpelli precisa su pensamiento al respecto a partir de sus inicia el desarrollo del iusnaturalismo moderno, cuyos valores y principios
observaciones acerca de la norma fundamental del orden jurídico. Como serán plasmados finalmente en la Declaración, iniciando así, de hecho, un
vimos, para él la actividad del jurista positivista es el resultado de la adopción proceso mediante el cual inicia la transfonnación del iusnaturalismo, que de
que se hace de un punto de vista interno en relación al derecho positivo. Pues doctrina del derecho natural se convierte en doctrina de los derechos natura-
bien, ésto significa, que tal adopción es a su vez el producto de la adopción y les. 45 Un proceso que, ya en el siglo pasado, tiene su momento culminante
aceptación de la nonna fundamental del orden jurídico en el cual se desarro- con la Declaración Universal de los Derechos del Hombre adoptada por la
lle tal actividad. De modo que, es obvio, hay ordenamientos jurídicos de tipo Asamblea General de la ONU el 10 de diciembre de 1948 y, sobre todo,
diferente según la naturaleza de la nonua fundamental que les sirve como cuando en las nacientes constituciones de la posguerra tales derechos entran
base, pero entre todos esos ordenamientos jurídicos, para Scarpelli sería sólo
a fonnar parte a pleno título del derecho positivo.
el Estado democrático y constitucional el único' al cual, aceptando su nonna La fonna que han venido asumiendo las constituciones actuales, prime-
fundamental, él daría su completa adhesión.
ramente con la italiana (1948) y alemana (1949), en efecto, son rí gidas y ga-
Sin ir más lejos aún en el examen del pensamiento de ScarpeJli, en un
rantizadas judicialmente mediante un control de constitucionalidad, en las
capítulo que comienza a ser demasiado extenso, se debe reconocer que el
cuales se distingue la ley ordinaria de la norma constitucional, precisamente
positivismo jurídico, a la luz de las observaciones anteriores, se ha ido modi-
con el fin, podríamos decir, de salvaguardar la tabla de los los principi os y
ficando de manera radical. Si se está de acuerdo con Scarpelli, y personal-
mente lo estoy, porque creo que su iuspositivismo nos pone en una condición valores mediante los cuales se quiso romper de manera definitiva con el pa-
tal que nos vemos obligados a desenmascarar nuestras opciones políticas que sado. Pues bien, a este tipo de ordenamientos, creo que se puede afinnar
con frecuencia solemos presentar como meras opciones jurídicas, de todos plausiblemente, es al que se refiere Scarpelli como aquél que acoge en su
modos se hace necesario analizar con detenimiento las implicaciones teóricas idea de iuspositivismo político; es decir, a la nonna fundamental de este tIpO
que comporta esta corriente en un momento histórico particul ar, el nuestro, el de ordenamientos jurídicos.
cual Scarpelli había podido sólo vislumbrar en el horízonte de sus reflexio- El punto problemático, creo que es evidente, consiste en e! hecho de que
nes. Los ordenamientos de hoy en día, en efecto, al menos aquellos del mun- esta declinación de la jurisprudencia positivista pone en resalto el contenido
do occidental, son sistemas jurídicos muy diferentes a los que regulaban material de la nonna como requisito indispensable, junto con los requisitos
nuestras sociedades en el. siglo XIX y hasta la primera mitad del siglo XX. fonnales (de competencia y de procedimiento), para su validez; lo que, en un
Con la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, aprobada cierto sentido, parecería contrastar con la idea m ás acreditada ce iuspositivis-
por la Asamblea Nacional Constituyente en Francia en 1789, tiene lugar lo mo, o sea que el derecho positivo es independi ente de su contenido o de los
que para muchos ha constituido una verdadera y propia revolución coperni- fines que persigan sus normas.
cana en las organizaci?nes sociales. ¿Qué sucede, podríamos interrogamos, con aquellos ordenami entos que
La Declaración, en sus artículos lo y 20, al establ ecer respectivamente se basan en una norma fundamental diferente, es decir, con ordenamientos
que "Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos' y que que no son democráticos ni constitucionales? ¿Negaríamos a estos ordena-
" la meta de toda asociación polltica es la conservación de los derechos natu- mientos nonnativos su carácter de juridicidad, en virtud de derivar de una
rales e imprescriptibles del hombre. Estos derechos son: la libertad, la propie- nonna fundamental que no compartimos? Para Scarpelli no estarí a en juego
dad, la seguridad y la resistencia a la opresión", transfonna profundamente el tal carácter. Aceptaría que son ordenami entos jurídicos, pero, agrega con
sentido del iusnaturalismo , que en su acepción clásica y medieval no iba
más allá de ser un a filosofía política, respetable cuanto se quiera, pero só lo
eso, para atribuirle una valen cia práctica, comenzando a tomar en seno , ~.¡ Vid. GROC!O, De illre belli ac pacis, Paris, \625 (2a. ed. Amsterdam, 1631 ).
45 Al respecto. véase 80BB[0, N., Teoría gcncral de la p olítica, !vlodrid, Trolla, 2003,
cap. 9. (Ed . orig. a cargo de 1\'1. Bo\"ero: Tcoria genera/e del/a politica , Turín, Einaudi, 1999).

92 93
FII .\lHnli.~ lWI. I)H<cH'lh l

convicción, él les negaría su propia adhesión política como jurista y como


ciudadano.

Actividades

l. Elaboren en equipos un cuadro comparativo en el que se describan las


semejanzas y diferencias entre iuspositivismo y iusnaturalismo.
11. Renexionen y arriben a algunas conclusiones acerca de la interrogante
siguiente: ¿Consideran que las normas, por ser válidas, son también
obligatorias?
I1L Con base en sus conclusiones redacten un breve ensayo (de 5 cuartillas)
en el que expresen su opinión con respecto a las diferencias entre la
obligación jurídica y la obligación moral.
IV. Compartan sus cuadros y conclusiones en grupo y coméntenlas con
apoyo del profesor.
Unidad 3
1 ,él posible definición
Evaluación del derecho
L Respondan en equipos las interrogantes siguien tlOS:
1. ¿Cómo entienden al iusposilivismo?
2. ¿Cómo entienden al iusnaturalismo'l
3. ¿Cómo se explica el monismo jurídico y el r;acimienlo del Estado
moderno desde el iuspositivismo?
4. ¿Cómo se explica la visión dualista del derecho desde el iusnatu- Objetivo de la unidad.
rali.3mo'? Al concluir el estudio de esta parte del curso, el alumno:
5. ¿Cuáles son las dos esferas jurídicas que c011\'iven en la realidad se-
gún el iusnaturalismo y a qué se refiere cada una'?
Identifcar3 las relaciones entre epistemología y dercchel .
6. ¿Cuáles son las relaciones quc se establecen entre el ienguaje y ei
derecho')
Describirá 13 importanc ia de IG interpretación del derecho pGra defl ;l;r
7. ¿En qué radica la importancia del lenguaje par.'} la interpretación del su objeto de estucho.
derecho')
8. ¿Cuál es la diferencia entre descripción y prescripción en el iusnatu- [xplica rú la n:lación entre e l derecho
ralisnlo? y la argurnentaci ·H1.
9. ¿Cuál es la diferencia entre descripción y prescripción en el iusposi-
tivism00 Reconocer:'! b imp ort,mcia de la di screc ionaiidad: de la respo nsabiiicLd
en la definición del derecho
10. ¿Cuáles son los principales razonam ¡en tos para argumen tar la supe-
rac ión del iuspositivismo?
JI. Compartan sus respuestas en grupo con apoyo dei profe sor.

94
Contenido de la unidad:

3.1. Epistemología y derecho


3.2. La interpretación del derecho
3.3. Derecho y argumentación
3.4. Discrecionalidad y responsabilidad

3.1. Epistemología y derecho

L AS OBSERVACIONES FINALES DEL CAPÍTUL.O Al'-'TERIOR , AL llSMO TIEMPO


que son el corolario de lila re"flexión acerca de la teoría del derecho desde
dos difer-entes perspectivas sirve además como punto de inicio para acer-
camos, con la debida cautela, a uno de los temas que han ocupado por largo
tiempo a los juristas: la pregunta acerca del método de conocimiento del de-
recho, su objeto de estudio. Como ya se ha visto (cap. 1, § 3 supra) identificar
el objeto de estudio del jurista, además de que determina la adhesión a una
específica teoría del derecho, también es el punto de partida para preguntar-
nos acerca del método mediante el c'ual conocemos tal objeto.
Sin necesidad de argumentar aquí aún más en favor del iuspositivismo,
me parece que podemos compartir la siguiente idea. Los juristas, teóricos o
prácticos, trabajan preponderantemente con el derecho positivo. Los prim e-
ros, porque de este objeto parten para sus elaboraciones doctrinales, para la
sistematización de las normas jurídicas en un conjunto articulado, para pro-
poner soluciones, de sententiaferel1da a los juzgadores y de legeferenda
a los legisladores; los segundos porque en su trabajo como abogados, como
jueces, como magistrados y como funcionarios administrativos están llama-
dos en primer lugar a hacer uso de las normas jurídicas producidas por el
Estado.
Si estamos de acuerdo con esta idea, que no me parece del todo peregri-
na, cabe preguntarse de consecuencia cómo conocemos, y en qué medida lo
conocemos, el derecho. Reflexionar acerca de estas dos interrogantes nos
lleva, es evidente, a abordar los delicados problemas ligados a la teoría del
conocimiento, a la epistemología, en su carácter peculiar de epistemología
jurídica, de conocimiento jurídico.
Cuál sea el significado de la palabra 'epistemología' no es fácil precisar-
lo, habida cuenta de las múltiples propuestas definitorias que podemos

96 97
encontrar en la literatura sobre el tema. Asumamos emonces, para los fines No es seguramente el caso de examinar aquí en lodos sus detalics la hi-
de este apartado, la siguiente definición, en la ellal trato de recoger y sinteti- pótesis de que el razonamiento judicial pueda o no considerarse como w, si-
zar el significado más acreditado. Luego, con 'epistemología' se denota aquí Icgismo y, en consecuencia, el fallo como su conclusión lógica. Es biel]
una particular decíinación de la filosofía que consiste en una reflexión acerca sabido, al respecto, que esta idea puede tener dos aspectos, entre ellos incom-
de los factores que intervienen en nuestras act:vidadé'S cognitivas y que, en patibles. Por un lado, un aspecto descriptivo de] razon2.m¡e~lt() de les jueces,
consecl!encia, tiene que ver con los fundamentos, límites y métodos del el cual en mi opinión no corresponde a los hechos; y, por el otro, un aspecto
conocimiento. 110rmativD finalizado a orientar el comportamiento de los jueces para que no
Con esta propuesta definitoria, es evidente, estamos muy lejos de la pre- involucren en su actividad aspecLOs discrecionales. Este último aspecto,
tensión de que la epistemología consista en el estudio de cómo se llega al como veremos enseguida, tiene una finalidad con escasas posibilidades de
conocimiento verdadero, a la esencia de las cosas. De manera mucho más ser alcanzada.
modesta, la idea de fondo es precisamente reflexionar críticamente, a través Más allá de lo anterior, a mi juicio, los factores más interesantes que
de un acercamiento a la epistemología rruto de ia actual filosofía de la cien- tienen que ver con el problema de la epistemología jurídica, se refieren no
cia, en la cua) no hay ni un solo método de conocimiento ni un solo saber, tanto a las (posibles) relaciones lógicas entre las premisas de derecho y de
acerca de los fundamentos del conocimiento, ')' en modo especial acerca del hecho y entre éstas y el fallo, sino más bien, y de manera preponderante, con
conocimiento en el un iverso del derecho. la cuestión acerca de cómo se formula la premisa de derecho (el conocimien-
El tema que se ha delineado, creo que es cJaro, invo lucra una larga lista to del derecho) y cómo se construye la premisa de hecho (el conocimiento de
de temas relevantes que se podrían, y valdría seguramente la pena hacedo, los hechos). Probemos a examinar ambos de manera detallada.
analizar con todo detalle, dado que la función fundamental del derecho es La qllaestio juris, la premisa de derecho, consiste en la reconstrucción
estructurar los poderes públicos así como los comportamientos de todos los del contenido normativo del derecho para s~r utilizado como un esquema
miembros de una sociedad organizada: y todo ésto, como es obvio. requiere general e~l ei cual subsumir aquello que es objeto de UJl2. controversia juríd ica
que se conozc:m sus contenidos. (la q1laestiofacti). En otras palabras, la quaestio ji.!ri.l' es la nomla a aplicar en
Los problemas epistemológicos acerca del derecho, S~br1l11 mi opinión, se una controversia, mientras que la qllaestiofacti son los hechos. La primera es
pueden reunir en tres grandes ejes temáticos: la producción del derecho, la el resultado de la interpretación del material normativo por parte del juzga-
aplicación del derecho y el derecho como guía de comportamientos. La pro- dor; la segunda es la reconstrucción que el mismo juzgador efectúa de los
ducción de normas jurídicas, en virtud de que se fundan en otras nom1as, hechos a que se refiere la controVersia.
necesita, por supuesto, el previo conocimiento del contenido de éstas. Apli- Mientras que la complejidad relativa al conocimi ento de los hechos de un
car el derecho, entendiendo con ello la función jurisdiccional por parte -del caso, dado que por lo general son hechos sucedidos en el pasado, es del todo
aparato público, también requiere su conocimiento. Finalmente, los destina- evidente, no lo es tanto acerca de la n0n11a (o nonnas) a aplicar, pues de al-
tarios de las nomlas, sean los particulares o el aparato del Estado, para estar guna manera se tiende a pensar que en este sen tido los operadores jurídicos
en condiciones de acatar sus prescripciones también necesitan c~mocer su no hacen otra cosa sino 'actuar conforme a derecho'. hac iendo uso de esta
contenido. fórmula lingüística para denotar una simplicidad acerca del conocimiento de l
A pesar de la innegable importancia de todos estos aspectos. aquí me derecho que es dd todo ficticia; y que es funcionaL en muchas ocasiones,
referiré solamente al segundo de ellos, por considerar que sobre él se ha con- para ocultar su complejidad. Comenzcmos entonces p()r hacer algunas obser-
centrado la atención de quienes se han acercado al examen de los problemas vaciones, necesariamente no exhaustivas, acerca de la Cf1iaeSlioj1!ris.
epistemológicos del derecho. De lajurisdicción y del r2.zonam iento judicial, El derecho positivo consiste en formulaciones lingüí sticas que los órga-
si entendemos, como se suele hacer, su estructuración en una premisa jurídi- nos encargados de su producción utilizan para trallsmiiir indicaciones acerca
ca (la así 1Jamada quaeslio j/lris) , una premisa de hecho (llamada (jz;aestio de conductas futuras. En dichas formulaciones. es obvio, se usa el lenguaje
júcti) y una conclusión, el fallo, me parece que podemos concentrar nuestro natural de la comunidad hacia la cual se dirige el derecho: el legislador me'~i­
interés a la formulación de la norma a aplicar (q1!ueslio juris) y a la recons- cano, para decirlo en otros términos. necesariamente usa la lengua casteibna
trucción de los hechos de un caso (qllaesliojácíí). mexicanizada.
1:11. ~()l'IA Ill'L V I'KI'I 'l l()

Ahora bien, el lenguaje natural es un instrumento del todo imperfecto, nos, que consiste en declarar el derecho que se crea en otra sede. El segundo,
plagado de palabras vagas y/o ambiguas; 10 que no impide por supuesto que por otra parte, denota una actividad diferente, constitutiva y creativa del ob-
en su uso cotidiano funcione de alguna manera, a pesar de todo. El lenguaje jeto, cuya existencia de alguna manera está condicionada precisamente por la
del legislador, por otra parte, no coincide del todo con el lenguaje natural ya actividad del sujeto cognoscente."
que en razón de la función misma del derecho requiere una mayor precisión, En efecto, en el primer caso, la cu estión de la plenitud del ordenamiento,
precisamente para alcanzar su fin, que es guiar la conducta de las personas: para colmar una laguna los medios son aquellos conocidos: la analogía y el
una mayor precisión que se realiza mediante un proceso de tecnización del recurso a los principios generales del derecho; además, en el contexto actual,
lenguaje juridico. la jurisprudencia así como las normas del derecho internacional, que cada
Pues bien, a pesar de ello, es decir, a pesar de que en términos generales vez más se convierten en una fuente del derecho supranacional. Todo ésto,
se usen términos más precisos, más delineados en cuanto a su significado, de sin duda, no contribuye a confirmar, sino al contrario, a rechazar la idea de
cualquier manera las normas jurídicas para ser aplicadas generalmente deben un conocimiento objetivo del derecho. Por otra parte, en el caso de la cues-
ser interpretadas. Y es aquí, precisamente, donde se anidan las mayores difi- tión de la coherencia del ordenamiento, también el uso de los tradicionales
cultades para considerar la formulación de la qllaestio juris un procedimiento criterios para afrontar las antinomias, lex superior, lex posterior y lex specia-
simple y sencillamente cognoscitivo, que nos permita sin más imaginar a un lis, no asegura en modo absoluJo el conocimiento del derecho.
juzgador que conoce el derecho, que encuentra, como se suele decir la res- No creo que sea necesario abundar más en la exposición de las razones
puesta correcta. 1 que abonan en favor de la idea de que difícilmente el juzgador conoce el de-
A las dificultades ligadas en modo específico al lenguaje en el cual se recho que aplica; más bien, las razones contenidas en las observaciones ante-
expresa el derecho, se suman otras, éstas de carácter no lingüístico relaciona- riores van en una dirección opuesta, o sea a la tesis de que en realidad no se
das más bien con la naturaleza de los ordenamientos jurídicos. Por un lado, el conoce, sino que se crea el derecho a aplicar. La quaestio jlll'is, podemos
hecho inconfutable de la presencia de lagunas en la ley, es decir, aqueUa si- concluir a la luz de lo que se ha visto, es el resultado de una actividad creati-
tuaclón en la que el juzgador se enfrenta a situaciones no disciplinadas por va y no declarativa, constitutiva y no cognoscitiva.
una disposición juridica. Por el otro la situación opuesta, es decir aquella Por lo que respecta a la quaestio facti, su carácter meramente declarativo
condición en la que el juzgador tiene más de una disposición a aplicM dada y/o cognoscitivo es aún más dudoso . Por 10 general, podem os convenir en
la presencia de antinomias, es decir de ituaciones donde un caso es regulado ello, los hechos que siendo el objeto de una controversia jurídica, se resuel-
no por una, s-mo por dos o más normas. Tanto en un caso como en el otro en ven mediante el fallo, se refieren a acontecimientos acaecidos en un tiempo
efecto, el juzgador-intérprete debe recurrir a medios que necesariamente le pretérito en relación al momento en que se trata de determinarlos. Aún cuan-
llevan de alguna manera a "construir" y no a "conocer" el contenido prescrip- do se trate de un delito flagrante, el sujeto que lo comete ha de ser juzgado y
tivo a usar como quaestio juris. declarado eventualmente culpable, en un momento sucesivo, posterior a los
La diferencia, entre conocer y construir, no es absolutamente banal. El hechos mismos. De suyo, ya esta consideración sería suficiente para poner-
primer vocablo denota una actividad cognoscitiva mediante la cual se accede nos en guardia acerca de una epi stemología jurídica facilona que no llama la
al objeto conocido, que en cuanto tal tiene una existencia independiente de la atención sobre la dificultades de "conocer" los hechos.
actividad del sujeto cognoscente; éste lo único que hace, eri efecto es "en-
contrarlo" del mismo modo, valga la metáfora, en que encontramos una caUe,
una dirección, un objeto cualquiera. Se trata de una actividad, en otros térmi-
2 Hans Kelsen, a quien entre ot ras acusaciones se le ha tildado de formalista, sostiene que
«la función del tribunal no es mero descubrimiento y formulación del derecho, y en este sen-
tido declaratoria. El descubrir el derecho se da solamenle en la detenninación de la general
1 La tesis de la respuesta correcta (Righl Answer Thesis) se encuentra ell Dworkin, R.,
aplicable al caso concreto. Y también esa detenninación ticn~ un carácter, no puramente
Taking Righls Seriollsly. Cambridge M ., Hafvard LJ . P. , 1977 (trad. esp. de _ Guasta ino,
declarativo, sino constitutivo». Kelsen, 1 L, Teoría pura del derecho, trad. de R. Vemengo ,
Barcelona, A1Íel, 1984). o me es posible aqui hacer un recorrido mas exhaustivo acerca del
México, Porrúa, 7a. ed., 1993 (el original alcm;Ín, la segunda edición de la Doctrina pura del
pen samiento de Dworkin, ni del debate que de ahí se ha generado, pues la lile~atura al respecto
es muy amplia. derecho de Kelsen, es de 1960).

101
100
Uniú:H,13, I , (!Osi!>": oct~nici ' n dd d.TCdlo

Los hechos en el derecho comparten, en este sentido, algunas dificulta- establecidas en diferentes órdenes urídicos. Sin co ns ide rar, por otra pane,
des con los hechos históricos también sucedidos en el pasado con respecto al que también la caracterización de os Jlechos brutos puede ser diferente d e
cual los historiadores nos cuentan lo que aconteció. Pero mientras en la his- l!I1 ordenamiento jurídico a otro: un hecho, en efecto, puede ser calificado
toria, por su propia naturaleza, se está siempre abiertos a nuevas pruebas que jurídicamente en modo di vers0 3 .
puedan someter a revisión la verdad historica, en el derecho se debe, a un Si las prem isas. pala seguir usando es ta tcrmi ilología, de] razonamIento
cierto punto, establecer una verdad jurídica una vez que se llegue a la cosa de los jueces resuhan caracterizarse por constituir actividades ya no mera-
juzgada; una verdad jurídica, que no necesariamente coincide con la verdad mente declarativas y cognoscitivas, sino creativas y con stitutivas, ¿qué suce-
factual, empírica. Por supuesto que en el derecho se contempla la posibilidad de con el fallo judicial, con la sentencia? ¿Es pl ausible considerm el fallo
de reabrir un proceso ya concluido en su último grado jurisdiccionaj, pero, como una mera deClaración cuando no lo 50n, de acuerdo con 10 establecido,
como se sabe, se tTata de posibilidades muy marginales y extraordinarias, y ni la qllaestio jllris ni la qllaestio ¡OC/ti ¿Es el juez, no obstante todo, ia boca
siempre, además, con modalidades establecidas por normas jurídicas: en el de la ley, un instrumento a través del c ual iluye el derecho sin que medie <:n
terreno de la historia, al contrario, ej investigador tiene menos vínculos que su función ninrrún uso discrecionaJ'l
su colega jurista-juzgador. La imagen-montesquieuviana de un juez que apl ica la ley mecánicamen-
Por otra parte, además de las consideraciones anteriores existen otras, te, de manera neutral y no di screcion al, no corresponde, casi es superflu o
quizá de más relieve y seguramente más específicas de.l universo jurídico. En decirlo, a propósitos descriptivos. Ei1 otras palabras cuando, en El espírilll de
primer lugar, quizá la dificultad mayor para establecer que se co;¡ocen obje- las leyes, Montesquieu 4 afirma que los jueces no son otfa co sa que la boca (le
tivamente los hechos en un juicio, se debe a la simple consideración de que la ley, seres inanimados que no pueden moderar b fuerza ni el rigor de las
tales llechos son tales sólo y exclusivamente porque han sido determinados leyes, un poder nulo en suma, no describe una situación de hecho, sin o que
por nomlas jurídicas mediante un lenguaje que, como se ha visto, no consti- enuncia una idea nomlativa. Una idea de como debe ser la función jurisdiC-
tuye de m anera alguna un instrumento perfecto para transmitir un mensaje cional en un contexto de separación de íos poderes públicos, en una Repúbli-
-unívoco. ca, y no en un Estado despótico o en una monarquí a.5 Precisar las intencion es
Dicho en otras palabras, buscar la verdad de los hechos es una actividad de Montesquieu es importante para desm entir la con vi cción de quienes a
que de alguna manera resulta condicionada en virtud de que los hechos en partir de su metáfora tienden a considerar que los jueces son, y no deben ser,
cuestión no son hechos amtos sino más bien detenninados por el lenguaje del la boca de la ley.
derecho. Un homicidio, para entendemos mejor, no ex iste como hecho natu- Detrás de esta cuestion, si el fallo es o no es produc to de la creación del
raL Lo que existe, puede existir, es el hech o bruto, empírico, de que una juez, se esconden aspectos importantísi mos, que aqu í se pueden só lo mencio-
persona le quite la vida á otra, por ejemplo usando un revólver. Este hecho nar. Para comenzar, y del todo coherentemente con las obser '(Jciones acerC",
omto, sin embargo, se convierte en un hecho jurídico, cuando se le caracteri- de la quuestio juris y de la q1/aestio fucf i, se hace necesario asentar que ta:"H-
za como homicidio mediante el lenguaje del legislador. Lo que significa que bién el fallo de los jueces es el resultado d e una actividad creati va y no decJ¡,-
para establecer s i un hecho bruto, empírico, es también un hecho jurídico,
tenemos necesariam ente que recurrir a su caracteri zación en el lenguaje jurí-
dico. De ta] modo que, irremediablemente, lo que sigue. su conocimiento, no 3 Baste como ejemplo, para q uedarnos en "léxico, la diiúentc regulación par~ ia ¡'l!e-

es de ia manera más absoluta, una actividad simple y llanamente de carácter rrupción de gravidez que ex istel:n ID Ciudad de México con respec to a la mn)'oT parte de '''5
declarativo y cognoscitivo. A esta conclusión, además. concurren otros fac- entidades federativas del país. .
" i'vlontesquieu (Charles-Louis de Secon dat, barone de La Bréci c y de '"Jon tesqulc i.l ,
tores; en primer lugar las modal idade s establecidas para conocer esos hechos: J 689- i 755), Del E~píriíu de las Leyes, (17-+8), ¡"I ad~id, Tccn0s. 19<):; . (ti·. Libro i ; , ~ap. Vi.
la cuestión de la prueba y de sus modos de adquisición y uso. Dado que, en s La literatura sobre este tema es, obvizmente. cx te rm im~Ja, en muchas de [as ffi:lS cono-
efec lo, existen d iferentes modelos de prueba, tanto cn el derech o penal como cidas lenguas eJel mundo occid ental. Así q u", me [imito, por su b,e\cdad y con c isión en tratar
en el derecho ci vi l, en su sentido más amplio !lO suena muy plausible que la expresamente e l carácter normativo. :' no dcscrip ti vo, de [a m Cl3 fora de ~'¡()n lcsq lll eu',a men-
c ion ar: Corre.l, Rodrigo P., "El gobi erno ju¡jici ~ll ant ~ la co nsl il uci ó~·· . en RcyiYla de ESllidlC's
verdad de los hechos jurídicos pu eda ser ta n variada como las modalidades
de la Justicia . 2005, 6, pp. 117- 126.

;03
rativa; en otras palabras, los jueces no encuentran, no conocen, el fallo, sino toda razón, ya que, en efecto, la q1laesfio juris no es otra cosa que el resultado
que lo crean a través del desarrollo de todas las actividades propias de su de una actividad interpretativa de las disposiciones jurídicas, con el fin prin-
función. cipal de formular una previsión abstracta, normativa y prescriptiva, en la cual
Los argumentos en favor de esta tesis, aun abordados sin mucha profun- subsumir posteriormente a los hechos reconstruidos y expresados en la
didad en las páginas anteriores, confirman sin lugar a dudas, al menos para quaestio jacfi.
un observador sin prejuicios, que más allá de la retórica formalista que pre- Como se estableció en el mismo apartado, el derecho positivo que en-
valece en muchos operadores del derecho, la realidad es que, en efecto, los cuentra su formulación en los textos jurídicos no es autoaplicativo, es decir,
jueces, deseándolo o no y admitiéndolo o no, no cuentan con suficientes he- no se aplica por sí mismo. En sí mismo, en realidad, es un objeto inanimado
rramientas para conocer el derecho, sino que lo crcan, interpretando el len- que cobra vida sólo a través de la interpretación que de él hacen los operado-
guaje del legislador y valorando las pruebas acerca de los hechos del proceso. res jurídicos, en primer lugar, es obvio, quienes ocupan un lugar en la función
No hay, en mi opinión, nada de escandoloso en ello. Más escandaloso, jurisdiccionaL Interpretación que, en términos muy latos por ahora, tiene que
me parece, es no registrar ese dato empírico, no darse cuenta de ello, cegados ver con el significado prescriptivo del derecho, el cual, hay que reconocerlo,
como estamos con la retórica de una ciencia del derecho neutral y no valora- en muchas ocasiones, además de los problemas típicos del lenguaje, es
tiva. Registrar el dato, pero ocultarlo detrás del velo ideológico de una activi- formulado en un lenguaje con (aparentes) funciones descriptivas (y no direc-
dad jurisdiccional pura, aséptica, en la cual tiene acta de ciudadanía sólo y tivas, sino prescriptivas).
exclusivamente el derecho y no el hombre, con sus virtudes y sus defectos, Lo que quiero decir, sencillamente, es que en ocasiones el lenguaje del
sus limitadas capacidades, también es escandaloso y fruto de una ideología legislador parece describir mientras que en realidad, en virtud de la función
formalista. del derecho de guiar las conductas de las personas, prescribe, pero esta fun-
Al contrario, en mi parecer, constatar que de hecho ni la quaestio juris ni ción es evidente sólo a partir de la consideración del contexto, es decir a tra-
la quaestio jac!i ni, mucho menos, el fallo judicial, constituyen actividades vés de una interpretación del texto jurídico.
de mero conocimiento, sino que incluyen en buena medida el uso de meca- Lo anterior, me parece, desmiente la conocida tesis de que sólo en deter-
nismos discrecionales, que no necesariamente son arbitrarios, sino también minados casos se interpreta el derecho, exclusivamente en aquellos en los
limitados en cierta medida por la ley, es saludable para quienes trabajan con que el lenguaje en el que se expresa es vago, impreciso, indeterminado. Al
el derecho, ya como teóricos o como prácticos. contrario, como resulta de esas observaciones y otras ya mencionadas en el
Constituye una buena premisa para, en efecto, ser mejores teóricos y apartado anterior y que aquí serán afrontadas de manera más detallada, para
mejores operadores del derecho menos propensos a tomar una decisión cual- ser aplicado el derecho debe cobrar vida a través de la interpretación. Y ahí
quiera, aun la más criticable moralmente, para luego arroparla con la convic- radica, por si fuera necesario remarcar su importancia, el carácter central de
ción de que no se hizo más que aplicar la ley. la interpretación en la teoría y en la filosofia del derecho.
La palabra 'interpretación', como ya se ha dicho, tiene que ver con el
significado o el sentido de algo. Ese algo, en términos muy generales, puede
3.2. La interpretación del derecho ser cualquier sistema de signos, desde signos naturales hasta signos artificia-
les. Entiendo aquí por signo natural la condición en la cual un hecho natural,
como unas nubes oscuras que se perfilan en el horizonte, transmite un senti-
En el apartado anterior se hizo referencia, en modo marginal y superfi- do, sin que, obviamente, medie para ello una voluntad.
cial, a las dificultades que con lleva la formulación de la qllaestio juris, pres- Por otro lado, por signo artificial entiendo la condición en la cual un
tando una atención particular a los factores epistemológicos conectados con constructo, resultado de una voluntad, vehicula un sentido, un significado, con
este aspecto del así llamado silogismo judicial (o jurídico). El lector media" una intención determinada. Éste puede ser lingüístico o no lingüístico: tanto
namente informado, sin duda, habrá pensado que la formulación de la premi- un texto, un ensayo, un código, una novela, como una partitura, un dibujo,
sa de derecho llama en causa, como en realidad sucede, un problema mucho 'una pintura. De problemas interpretativos, luego, se puede hablar desde
más extenso y complejo: el de la interpretación de los textos juridicos. Y con muchas perspectivas. La que nos interesa por supuesto, es aquella que tiene

10-.\ J05
FIUISIJI'¡ '\ IIH l.J'f' ''' JIU

como punto de rderencia signos artificiales, y entre ¿stas sólo los de natu- sintesis m uy estrecha de tesis y argu;l1entaciones muy refinadas y detalladas,
raleza lingüistica. Limitando ulteriomlente es!e ámbito, nos interesa sólo la que merecerían un espacio mayor del que aquí se les puede conceder. Una
interpretación que tiene como objelo, especificamente aquellos signos que p:ecisión, sin embargo, se hace "LIn necesaria. Se da aquí por descontado,
constituyen el resultado de una actividad productiva de nonnas, es decir como creo que es píOpi o de toda tcoría, el carácter descriptivo de las teorías
aquellos expresados en el lenguaje del legisiadOL en E;1a ley, en un código, acerca de la interpretación. Es decir, se les somelerá a discusión suponiendo
en una ConsLitución. que son descripci ones y/o explicaciones del modo en que se interpreta; y no,
Una vez precisado el aspecto particular de la interpretación, lo que es al contrar io, prescripciones de cóm o se debe interpretar. La relevancia de 10
necesano con el fin de determinar claramente ei área de trabajo, podemos anterior, de distinguir entre el mur.do del ser y el mundo de! deber ser, es , en
ah.ora entrar de lleno en el examen de las diferentes ideas al respecto. En mi opinión clara, habida cuenta de que la pertinencia de un juicio de verDad
pnmer lugar, se debe señalar que la palabra 'interpretación ' denota al mismo o falsedad acerca de una teoría con pretensiones descriptivas no lo es en caso
tiempo la actividad interpretativa y el resultado de tal actividad. Esta ditin- de una teoría con pretensiones prescriptivas; en este último supuesto, es ob-
ción, es obvio, es sólo conceptual, ya que en !a práctica el resultado, como vio, el juicio pertinente no es de verdad o falsedad, sino más bien de oportu-
veremos, de alguna manera está determinado por el tipo de actividad inter- nidad y de coherencia entre medi os y fines.
pretativa que se tenga en mente. Como es fácil notar, en esta parte me refeli- La teoría forr.1alista consiste en una descripción del comportamiento de
ré sobre todo a la interpretación-resultado, en vi rtud precisamente de cuanto los intérpretes cuando se acercan al material nonnativo en vista de la res oju-
dicho antes. ción de una controversia, y se afirma que su actividad consiste en el descuori-
Las teorías acerca de la interpretación dei derecho habitualmente suelen miento, en el conocimiento, de algo -el significado del texto jurídico------ que
ser representadas bajo tres grandes rubros, que ahora enuncio en fom13 por existe independientemente de ellos y de su actividad. En cualquier sentido se
demás superficial. Una teoría fonnalista según la cual la actividad interpreta- quiera tomar esta afirmación, la idea cenlral es que si algo existe de manera
tIva es de carácter cognosci livo, de modo t2.i que conduce a un resultado independiente, no será modificado en ei curso de l acercamiento a él del suje-
único, precisamente debido a que el significado del tcxto jurídico está ya to que lo conoce. ASÍ, el núcleo fundamental de esta teoría es la tesis de qu e
dado, pre-existente en cuanlo tal a la actividad del intérprete. Una teoría es- el significado de los 1extos jurídicos es uno, es la Right Ail.\'1'I.'er de Ronald
céptica, en la cual se sostiene lo contrario a cuanto est,~blecido en la teona Dworkin,6 y só lo uno, lien e una existencia obj etiva, es decir independiente
formalista, a saber, que no ex iste un s ignificado único, que preexiste a la ac- del sujeto que interpreta el texto jurídico, quien accede a tal significado a
t!vidad del !ntérprete, sino que éste lo crea a través de la actividad interpreta- través de una actividad meramente cognosciti va, que no involucra factore ~ de
tIva. Y -finalmente, una teoría mixta, intermedi a entre las dos primeras secrún naturaleza discrec ional. El fomlalismo interpretativo descansa en algunos su-
la cual existen casos fáciles, susceptibles de ser explicados m~diante l~ te;;ia puestos cuya plaus ibilidad es puest2 en duda, no apenas se les examina con
fom1alista, mas también casos diJlciles, típicos ahora de la teoría escéptica. A detenj mi(~nto.

!a base de esta teoíÍa se admite po: 10 general eue subvace la idea r"mitida '" Desde una perspectiva exqui sitamente jurídica. es ciaro que la tesi s de
Herbert Hart, de que el significado d~ todo ['~ím ino- (y de toda' e;presión) que existe una respuesta conecta, del todo independien te de la actividad del
consiste en un área que se articula en un centro yen una periferia. En el cen- intérprete, se funda en la co nvic ción de que todo ordenamiento jurídico es
tro cabrían todos aquellos casos fáciles, para los cuales existe un consenso completo, es decir no se da situación alguna para ia cual no exista un respuesta
generalizado ac erca de su significado; mientras que en la periferia, en una jurídica (en otras palabras, no ex isten lagunas en un ordenam iento jurídi co);
zona de penumbra, caerían todos los otros casos. difíciles, acerca de los cua- y, además, que todo oídenamienlO ~s coherente, o sea que no se presentan
les no existe un acuerdo acerca del significado ni, por consiguiente, de id situaciones para las Clla les existen dos o más respuestas jurídicas, opuestas
clase de objetos denotados por la pala bra. entre sí (p. ej. una prohibi endo un a acción,! la otra ordenándola): no se dan,
Acerca de la interpretación much o se ha discutido en la literatura jurídi- en otros ténni nos, antinomias. Adc;lOás, desde una perspectiva lingüística. el
ca, de modo que cuanto aquí se dirá no tiene ia más mi.nima pretensión de fonnalismo interpretativo se fund a en la convicción de que ei lenguaje es un
originalidad ni de exhaustividad. Se trata más bien de abordar el problema, '
hablando de las tres teorías señaladas, sólo con !a in tención ele presentar una (, Cfi-. D\\'orki n. R.. (.\II/m.l).

107
lJnitlu~I :>. 1~l pusibtc ddi '1 ición del d ~'1"~"é h \l

instrumento perfecto, sin defecto alguno, que funciona como vehículo para analogía legis, analogíaj1lris, principios generales del derecho, etc.; y hetero-
transmitir invariablemente un solo sentido, el que le imprime quien lo usa. integrativos, extrasistémicos, es decir los recursos que se encuentran fuera
En lo que respecta al postulado de la plenitud (o completitud) del derecho del ordenamiento, como el derecho internacional, las normas de otro ordena-
(de un ordenamiento particular, quizá sería mejor decir), cualquier indaga- miento o hasta el derecho natural.
ción empírica arroja de inmediato, al menos en mi parecer, que las cosas no Es fácil notar, me parece, que procediendo de esta manera, o sea comple-
están de esta manera. No existe materialmente la posibilidad, para el legisla- tando el ordenamiento mediante el uso de instrumentos hermenéuticos visto
dor, de prever en modo anticipado cómo se articularán los hechos en una que de suyo no es completo, el resultado que se obtiene es precisamente el
sociedad determinada para establecer una norma que los regule; al contrario, opuesto a 10 que se deseaba demostrar. Esta actividad de completamiento, en
por lo general (por supuesto que con sus excepciones) las nonnas se produ- efecto, da como resultado que dificilmente se pueda mantener la convicción
cen a posteriori o sea cuando las dinámicas sociales dan lugar a situaciones de la existencia de una respuesta única, la respuesta correcta, dado que los
que necesitan una regulación por parte del derecho positivo. Ello se demues- instrumentos mencionados, al contrario, se encaminan en una dire~ción dife-
tra, en efecto, si tan solo se piensa a lo que sucede en el ámbito de la bioética, rente, hacia muchas respuestas.
donde los avances de las aplicaciones de las ciencias médico-biológicas ge- Por otra parte, el postulado de la coherencia del ordenamiento consiste en
neran situaciones que necesitan una respuesta jurídica que aún no se ha pre- la tesis de que no se dan situaciones en las que el mismo comportamiento sea
visto. Y se podrían aducir muchos ejemplos más al respecto. regulado por más de una norma jurídica; es decir se niega, por medio de este
Lo cierto es, por otra parte, que nadie en su sano juicio podría argumentar postulado, que existan antinomias, entendiendo con ello el hecho de que un
con razones plausibles que los ordenamientos son completos; pero lo que mismo comportamiento pueda ser disciplinado de manera contradictoria por
si se hace es afirmar, palabras más palabras menos, que si no son completos sí varias normas, una prohibiéndolo y otra comandándolo por ejemplo. Ahora
se les puede completar mediante, precisamente, la interpretación. ¿Cómo, bien, las conocidas fórmulas [ex slIperior derogat inferior, [ex posterior de-
exactamente? Utilizando, por un lado, la idea de que toda formulación jurídi- roga! priori y [ex specialis derogat generali evidencian con toda claridad
ca se acompaña implícitamente por una norma general de carácter exclusivo como, al contrario, la convicción de que en los ordenamientos se generan si-
o, mejor, excluyente, según la cual todo aquello que no está explícitamente tuaciones de incompatibilidad entre normas es muy antigua. Y si a ello le
prohibido o comandado está permitido. Así, en el caso en cuestión, si falta sumamos el hecho indiscutible de que en los ordenamientos contemporáneos
una nornla que prohiba o comande un comportamiento no existe laguna algu- existe una variedad muy amplia de fuentes normativas y una tendencia indis-
na; significa sólo que el comportamiento no es relevante para el derecho. Esta cutible que conduce a una continua actividad legislativa, se demuestra que tal
norma general, entonces,. tern1inaría por excluir del universo de lo jurídico postulado no corresponde a los hechos empíricos. Como ya sucedía con las
aquello quc no esté, de forma explícita, disciplinado por nOm1as jurídicas. lagunas, por supuesto, también se puede sostener que si el ordenamiento con-
Que las cosas no sean tan sencillas, como pudiera parecer, es evidente si, tiene antinomias de hecho se le puede hacer coherente utilizando medios her-
por otra parte, se piensa a la estrategia opuesta para completar el ordenamien- menéuticos como los citados líneas arriba.
to, es decir el uso de una nOm1a general que incluya el comportamiento no Sin embargo, es bien sabido que las fórmulas en cuestión distan, y mu-
disciplinado en el área de aplicación de una norma, ésta sí, existente. Se trata, cho, de resolver las antinomias presentes en ordenamientos complejos como
aquí, es evidente, del uso de todos aquellos instrumentos hermenéuticos que los actuales, donde sus criterios resolutivos a su vez pueden ser antinómicos;
tienen la finalidad de incluir el comportamiento en cuestión dentro del orde- una ley especial, secundaria, es generalmente inferior a la ley más general,
namiento jurídico para, de esa manera, completarlo, hacer que "desaparezca" pero es sucesiva en el tiempo, por ejemplo. En situaciones como ésta, y exis-
la (aparente) laguna. Como afirma Norberto Bobbio,7 estos instrumentos son ten otras similares, obviamente, los criterios útiles son más de uno, de modo
de, al menos, dos tipos: autointegrativos, intrasistémicos podríamos decir, o que el intérprete enfrenta una antinomia de segundo grado, ya no entre nor-
sea aquellos recursos que se encuentran dentro del mismo ordenamiento: mas sino entre criterios. Así pues, no se puede negar plausiblemente la exis-
tencia de antinomias, ni, por otro lado, negar tampoco que los criterios para
resolverlas nos llevan al punto de partida del postulado, o sea que la inexis-
7 (:ji'. Bobbio. )\i., Teo ria gcncral del derecho, Madrid. Debate, 1991 . tencia de las antinomias garantiza que se pueda llegar a una única respuesta.

lOS
109
111.()';mi \ m ,l. f>I:RI' 'IiU 1 'lliÚ:lll ~ , 1.:\ pll~ihh! ddi nldón del derecho

Ei tercn postulado dei fonnalismo interpretativo ';:S, ya se decía, que el traS legisladores demuestran muy poco interés acerca de Jos problemas de
lenguaje sea un instrumento perfecto, a trav¿s dd cual el mensaje del emiten- significado del knguaje jurídico y de que en muchas ocasiones parecieran
te se transmite sin ninguna modificación hasta llega, al receptor. Pues bien, inclusive favorecerlos no utilizando codos los instrumentos de desambigua-
no es necesario ser demasiado perspicaz ni "m expe¡-iQ de reoría del lenguaje ción que el mismo lenguaje pone a ¡;uestra disposición: el uso adecuado de
para, al contrario, constatar que éste, y e1 del ieg1s1ador de 1nal1era particular) complememos, de la acentuación, de las reglas sintácticas.
no responde de la manera más absoluta a esta caracterización; ai contrario, se Por lo que respecta a la teoría escéptica de la interpretación, una vez qUe
puede anmlar con una cierta credibilidad que el lenguaje, por su misma na- se han examinado -aún sin ninguna pretensión de exhaustividad- los pos-
turaleza, es vago, impreciso y ambiguo. En io que respecta al lenguaje natu- ¡uiados del fOImalismo interpretativo, l1ay muy poco qué decir, en vista de
ral, es decir, al que utilizamos en nuestra vida cotidiana, los problemas que que el escepticismo asume como sus postulados todo lo contrario del f?m1a-
genera su natural imperfección no son insuperables dado que se resuelven lismo. Para quienes se reconocen en es la teoría, en efecto, los ordenamlentos
mediante la interacción de los hablantes; y en todo caso, si se generan incom- jurídicos no son ni completos ni coherentes; mas dado que los jueces tienen
presiones acerca del significado del lenguaje la problemática que resulta es el deber de dar una respuesta aún frente a situacion,~s lagunosas o antinómi-
importante sólo Dara ellos mismos. Lo mismo no sucede, evidentemente, con cas, inevitablemente terminan por hacer uso de factores que convierten su
el lenguaje del legislador, pues aquí las imperfecciones se reflejan en toda la decisión en una 'e ntre varias posibilidades. A lo que se suma, por otra parte,
comunidad a la que las normas expresadas a través de este lenguaje están que ademá~ para ellos el lenguaje juddico es inevitablemente vago y ambi-
dirigidas. <¿uo. v consideran además, que tales "defectos" del lenguaje se pueden, de
Más allá de esta diferencias, que no son esenciales aquí, hay que señalar ;lguJl:a manera, limitar y circunscribir, pero nunca eliminar del todo.
en efecto que el significado prescriptivo del derecho, expresado en las dispo- Por consecuencia, se podría dec ~r , de algún modo y de manera muy sin-
siciones jurídicas, difícilmente es unívoco. El legislador, obviamente, no tética, que desde una perspectiva puramente descriptiva, a la luz de lo visto
puede utilizar otro lenguaje que no sea el lenguaje natural, es decir el lengua- hasta ahora, el fomlalísmo es falso mientras que el escepticismo es verdade-
je de la comunidad a la que se dirige: careceria totalmente de sentido que el ro: éste describe de manera correcta el modo que se interpretan los materiales
legisladoi'" mexicano usara la lengua ingles2 para disciplinar los comporta- nom1ativos,. mientras que el primero no hace lo mismo. Naturalmente, habr¿'
mientos de los mexicanos. De esta constatación, tan obvia, sigue que como el que ocupar un espacio aquí, más adelante, para dar cuenta de estas dos teorías
lenguaje natural tiene palabras con más de un significado (ambigüedad) y desde una perspectiva ya no descriptiva sino normativa o prescriptivé"-
palabras con un significado no ciaro (vaguedad), los mismos defectos se Por lo que respecta, finalmente, a la así llamada teoría intermedi a, com o
"transmiten", est<:!n presentes, en el lenguaje del legislador. Si la vaguedad de se ha dicho . consiste en la idea de que ei significado de una palabra, o de una
una palabra constituye un serio problema en cuante a su significado, más expresión lingüística, consta de un núcleo central claro, al que se reconducen,
grave aún es el ce la ambigüedad, que puede depender de muchos factores, sin duda alguna, los elementos de I<! ci ase denotada en ia intensión de la pa-
algunos re lacionados con las palabras, otros con las construcciones lingüísti- labra,9 y un área peri ¡'érica de incertidumbre a la cual pertenecen todos aque-
cas a partir de aCJL:cl1as: una ambigüedad lex icai, una ambigüedad sintáctica llos dementos que no se pueden col ocar en, o exch,ir de, el núcleo central. J' )
y una ambigüedad semántica 8 Así, ia perfecc ión del lenguaje como postula- Se suele atribuir, como ya se ha dich o antes, la patemidad de esta idea a Han ,
do del formalismo interpretativo constituye un dato dificilrnente constatable quien en su obra El concepto de derecho sostiene precisamente la idea de ia
en jos hechc·s. habida cuenta, además , de que, en términos generales, imes-

9 Por ej e rnpl0. n la ~3! a bra ' cdiientc' pOdefilOS n~ferij" una ocbi o3 con un:1 :em peraturL! de
:; Se podría ha blar, cn sentido es tricto de una a !l1 oigüedud ronética , reiac ionada cor; el 90 grados cent ígrados (o hien cxclu ir de su á r~a de significado una bebid a co n una temperatu ra
sonido de las p2Jabras I.¿qué es de Pilar", se podrí3 interp¡-elar igu:.!lrnente como: ¿qué es depi- de:2 grado s centígrados).
lar',' Otro ej emplo es : ,·.me d iste la caja'). [rente a ¿medi s; e [a caj a?), Es obvío, sin embargo, que l~ U na be bi d~ con l;"atCl11fl"ratu ra de 50 gr2 dns, por ejemplo, pu ed e ser percibida como
cs,:.! fOml<1 de ambigüed ad es irreicva nte en e! leng 1l2,Í ': del leg is lador, q ue es un !er;gllaje t:aliente por algun as person ,L,,) mientras que parí.! otr2.S puede ser tibia o hasta fría, dercnd ien d:..)
escrito. de mc;chos factore s.

! lO In
Umdad :; 1.<1 pos ib le d criniciun del dl!rec h"

existencia de una textura abierta del derecho (Open Texture o(LUlF), cuando Lo que cabe decir, para finalizar este apartado, es que un eventual juicio,
afirma que «cualquier sea la técnica, precedente o legislación, que se escoja y la adhesión o el rechazo respectivos, acerca de una teoría de la interpreta-
para comunicar pautas o criterios de conducta, y por muchos que éstos ope- ción debería ser el resultado de examinar detalladamente cuanto sigue. La
ren sin dificutlades respecto de la gran masa de casos ordinarios, en algún función de una teoría, se suele reconocer de manera explícita o bien sólo
punto en que su aplicación se cuestione las pautas resultarán ser indetermina- implícita, consiste en dar cuenta de una parte de la realidad. Así, la teoría de
das; tendrán lo que se ha dado en llamar una "textura abierta"}).]] la relatividad de Albert Einstein trata de explicar el movimiento de los cuer-
Usando el ejemplo del mismo Hart, hay casos en los que sin duda alguna pos físicos tanto en el espacio como en el tiempo. La fortuna de esta teoría,
una fórmula legislativa será aplicable, pues no podemos dudar que un auto- como de todas las teorías, reside en el hecho de que su descripción de la
móvil es un vehículo, pero por otra parte hay casos en los que no resulta tan realidad corresponde a ella, es decir que la describe de manera correcta.]3
evidente si se puede aplicar: ¿la palabra 'vehículo' comprende, además de Por otra parte, es plausible pensar que algunas teorías, al menos aquellas
automóviles a aeroplanos, bicicletas, patines?]2 Esta consideración da lugar, que se insertan en las así llamadas ciencias sociales, pueden en detem1inadas
como también ya se ha dicho, a los así llamados casos fáciles y casos difíci- circunstancias también tener una función normativa, y no sólo descriptiva: en
les, según que el significado de las formulaciones lingüisticas de carácter otras palabras, con algunas teorÍa~ no sólo se describe el mundo, sino que
jurídico pueda ser reconducido a una de estas dos áreas de signifícado. Como también se desea transformarlo. Pues bien, a partir de estas consideraciones,
es fácil notar, en algún sentido esta teoría se aleja en cierta medidas de las dos sería extremadamente sencillo, desde una perspectiva descriptiva, cal·ificar
anteriores, dado que parecería que es irrelevante para ella que los ordena- como errónea y falsa la teoría formalista, y como verdadera la teoría escépti-
mientos jurídicos sean completos y/o coherentes: todo se juega, podríamos ca, en virtud precisamente de los resultados a los que se ha llegado examinan-
decir, alrededor de las carácterísticas típicas del lenguaje en su función do sus postulados fundamentales. Pero, por otra parte, ¿qué decir acerca de
comunicativa. ellas desde una perspectiva normativa? Es obvio que a partir de este punto
Como ya se ha dicho líneas antes, acerca de la interpretación se ha discu- de vista caeríamos en un serio error metodológico, al emitir un juicio en tér-
tido mucho en la literatura jurídica, de manera que en un apartado no se minos de verdad o fal sedad; más bien a tales teorías se les puede calificar en
puede, ni con mucho, mencionar una mínima parte de los argumentos que al términos de oportunidad: ¿es oportuna una teoría formalista? ¿O una teoría
respecto han sido debatidos. De cualquier forma, en mi opinión personal, la escéptica? Aquí entramos, me parece, en otro nivel de discusión, que sólo me
enunciación de las tres teorías principales (formalismo, escepticismo y teo- es posible mencionar, o sea, el de examinar los fines del derecho y de los
ría intermedia) refleja, al menos en términos muy amplios, los aspectos medios con los cuales se pretende alcanzar tales fines. Para entendemos, si el
fundamentales que forman el núcleo teórico de la interpretación; es por ello fin fundamental del derecho es la certeza y la justicia formal, entonces es
que no entraré aquí en aspectos específicos que en un contexto particular u claro que una teoría fonnalista constituye un medio funcional para alcanzar
otro han sido tomados en consideración por la doctrina. Me refiero a expre- tal fin ; pero, si, por otra parte, el tln del derecho es la justicia del caso concre-
siones como 'interpretación sistemática', 'interpretación creativa', 'interpre- to yJajusticia sustantiva, para tales fines es más funcional la teoría escéptica.
tación restrictiva', 'interpretación extensiva', 'interpretación abrogativa', En consecuencia, tomar partido acerca de la interpretación del derecho
'interpretación pro hOlllille' . Sin negar de ninguna manera la relevancia teó- pasa no solamente por el examen serio de las teorías, de sus postulados y de
rica, y práctica por supuesto de estos cánones interpretativos, en mi parecer sus implicaciones teóricas, sino además por la consideración de la - a veces
estas formas especiales de interpretación se inscriben perfectamente--quizá abierta y a veces escondida- función que sus autores les atribuyen. Una ta-
con aJgunas variaciones no detenninantes- en el debate acerca de las tres rea, por supuesto, no sencilla, en virtud de que la función y los fines de una
teorías a las que se ha hecho referencia. teoría, sobre todo en el campo de las ciencias sociales, sólo en raras ocasiones
se declaran abiertamen te.

1j Cfr. Hart. H. L A., El concepto de derecho. O[! . cit., p. 159. 13 No e ntro, ni por asomo , en la discus ión acerca de las teorías de la verd ad ni , tampoco.
1: lbidem, p. 158.
en el debate acerca de la pos ibilidad, o impos ibilidad, de un conoc imiento objeti vo .

11 2 113
1 nída(j" I.a p!loihl¡;: dd;ni.:í' n dd ,kr.: ' hCt

en efecto ~ ernprenuieron sendos estudios 2. ~ respecio. Pe·relrnan ~ 5 recuperando


,t é~
retóric a ~lásic3~ en ~ 3. versiór no p:atónica de que su use cDnduce aJ sofi s-
El ctcrecno es un fenómeno sociai qtle~ por sus caracteristicas~ sue ¡ ~ ser
11la y a J ~::r. rnanipulación de ras ideas~ sino en 12. idea que de cl!a ti en e A..ris tó-
tejes, COH!O una t~loso·n3 de ~ o r3zcnab;e~ en +a cual sea posib!e 2preci ar el
coJocado en un dorninto particular de la cultura 11uD18fla. Dado que, en efecto,
junto con ia mo~Z!1 y con la política constitEye una esfef2 del saber práctico vaior de ¡as ideas y de les argurnentos.en Si! poteHc1al~dad CGfil0 instrurnentos
de c OD,/e n clTnÍentc acerca de una verdad razonab ie; \/ ~ e\vheg CO:l S:lS indaga-
en la cual las proposiciones lingüísticas que la ÍDrman no constituyen conclu-
ci ones acerca de la tÓp1cajurídic2.;.!6 y ~ !'1nal rnente; "\fiHey']; y sus refl exione s
siones lógicas de premisas de carácter superior, se h a sostenido que en el
ac~rca del método diálectico corno nl ode!o de l razonarniento jurid~co a }Ja.rtir
derecho n o se dernuestra sino que se argurn~nta. En otras pa.1abTas~ la plausi-
de la diáJec.n ca rnecEevaL ¡ s
bi1idad de una decisión judicial, o de U11a ~ ey~ no es obj eto de ETIa denl0s1ra-
Es este sen tid o~ en efecto, en que los pioneros dé la arglnnentac iór: jüri-
ción porql'¡e 110 es el resuitado de Lm f2.zonamiento lógico, sino CjLle su ace¡J-
dica~ ~n ¡os años cincuenta del sjgh') pasado - 1)1enSü sobre todo en PeTe!-
tación dep<~llde en buena medida de las formas argument2.tivlS que se utilicen
m::m, perc quizá le mismo se püede ri~cir de todDS los autores me"cionados
para presentarl2. fr~nte 2 un auditorio.
En eas arriba- tienen en rnente ia corr"/1 cción de que si en el dereche; hay LE1
L,2 argumentación jurídica, como se sabe, denota una cOTnp reja rec de
c~erto déf}cit de rac ~ onahdad~ en vittuG de que COIH C se ha dieho antes en su
sentidos y signifi cados, que grosso modo tiene relación con el uso dei lengu2.-
d~sclirsc no existen verdades aOscl)utas . a e140 se puede sllp ; ir~ 21 lTIenOS en
j " por paT1" de IGS funcionarios estatales, sobpc: todo ¡es encargados de 12
üarte, él través del uso de fonTIas 3fgur!"lcr:tativas.
func~ón jurisGiccionaL con10 instrumentos para presentar Ill0 tlV OS y- razones
- ?;. partir de entonces, en efecto) t2nto en 18 f~ losofia general COíno en )0
para justificar las medidas que toman.l ~ En este sentido, cor-no es fácil notar,
e-specf'R,co d~ la frl csoGa j uridjc2 se corn enzó a generar un interés hacia este
todo Jo relac ionado con la argumenIación t i] eJ derech o se inscribe en un te;reno d~ indaga-ciones~ tratandO' de ev ~denciar 18 importaEcia de la argu-
discurso !n á.s arnp:io, que aquÍ se ha retonl aoo en este 'capítLllo~ acerca del rnentación en 10 que respecta a la s decisiones judiciales, eH 'v trtud~ corno se
íenguaje. rodria de·c ir, entonces, para c omenzar a darle sentido a eSte aparta- sab e~ ce ia oblig3ción qu.e ger;~ra hn eflte tieneI! ;os jueces de !11ot:var sus
do~ que' 2.rgum en rar' ~ en un sentido generaf, denota una pra.xis que consist e sen tencias~ pero también~ siernpre en e l dominio -del derecho~ desde una pcrs-
en aduc lf f;}LOneS para convencer el un a"LlcLÍLor1 o de la v~rdad~ en UD. sentido pectva -¡nas arnpua, conS1Cer anQQ -.os
. , ¡. " 1 ro,
renOH1enos
t :-. ' ~- ..
JUnc1cos ,
p ,.."",...= ""T1-., .p ll ~e
. '_A.. , Sal. .,,'_ . ~
H1Uy ~(\ d e una afjrrnacÍóD. ivlás precisanTente en su acepción jurfdic2., canJO una expresión no t2.nto de le d 2E10strab1e cuanto d e iG argume!llable.
~argumentaf ' se lema aquÍ como parte de un d~SC-UTSO en e! cual, no existien- 8&10 varias fOml2.S. e:: ocas~oncs cornbi1isndo de ajgunas H1anera las
do verdades (~ bs\J h.ltas) dado que el derecho fanTIa parte de !a esfera de ié1 ~dea~ ¿~ P eTeinlarL \./ieh\veg y ~!1 n ey, se ha deS2.fTo1!2.do en íos úhjrnos anos
2cción p¡-ácticd; quien 2rgümenta util iza un discurso encamin ado a 2.Guc jr dentro d{~¡ dOnl1rÜO de; derecho tina amplia garn3 de estudios ac~rca de la as j
razones qu'c considera necesarias, y quizá también suficientes, para qUe lUla ~ h:n1ad(l !: cc~"fa de la argu rn entaci go . /\utores com o, entre () ~ros, .¿~li h s !~ af­
deci sion, o una "finnación, apare zcan como convincentes, plaasibles o ver- n i{~ , Robe."! A!exy, Aiexander Peczenick, N ei¡ M2cCormick y :'I/I2cm!e!
daderas, si se p uede deci r de esta m an~fa . P~ t ienza ~ desde di i~~r entes puntos.de part~ da y larnDién con dife:"cntes puntos
Esta convicc ión en relación a los fenófl-:efiGS juridjcos ha d2do vi da a
estudios p ~ ~Yn('ros que de algún n1ouo han e'videnclado es:'3. problemát!céL.
l ~ ?E R ~ L \l ¡\ N. C h :.:úm (Varso v ¡,:. :'~ 12- Bn.!ser2S, ~ 984 : €íllrC ~ os más importa:nes leóri cos
Como ha ai~nnado (J2.rcfa .Amado? es s inguhlf que: casi conternporáneanlentc. dt:~i3.. arg~lmcnt3.c¡on e.f1 el siglo XX; su cora r;,ás significar4va al re specto, escr ~t2~ con L. ucic
alrededor de ~a rnl!a-d de} siglo pasado, }¡an tornado cuerpo tres direcciones de ()Ibrechts-Tyteca') T;-::út i: de Z'orgulll r!I']fCU:'Oi1 - llO uvelie rhaorf.(}uc, Bru~~ejles ~ Ed!tlons de
ii1d2.g8C ! GneS~ e n pélíses díterent~s; acerca de !a arg12mcJl tac~ón. Chairn P ~ [e!­ r U n~ ·;.l eTsitG de Bn.:xcnes. 1955.

rilan~ en Bé¡s:.:lcQ. 'fht': odor \!ie\",'heg~ en /';dcjr~an ja y IVlich e j "\/ j¡i ty; ~n Franc-,ja, It, ( ti-, \/ n::H\~l ~~C . -r heodor EL e::ipz¡g, '9 07- l\-1 aií:z 19~;8), :ropik Z!i7tj j u r-isplTdcn::: Ei,1.
7

::~~~c~ ~i;e~e¡~:~~:;::-'::;;~~;:¡-~~~:~:~;;)¡(:~~¡;::i~;:~~~~~~~:Z~l¡~:¡~:~~~~~~;~. Sed" : 953. (¡mé . ~ast.


Fr.o po ngo C~L~? ¡ G~2 ck ;.¡rgurnentación ju rfdica bie'f! consclen te de que se t rata de UI~:l
i#i ~I V!LLt'V. ~vlich~j ( + S) ;~ -¡ 9' 88
expresión pDr denás ambigu2. A l respecto: .~>t jcIl7a, f\1jH .I~'! e/eré'che; cOrno argzoncn/(lció/ i. !S /\ ~ resp ccLo, \' é~~_sG CarcÍ2 /\;r!2.do, j:,3n A !1ton io, TcorÍas de :ia ;/)!)icu jz!ril/icc.
rAéx ieD, F()nLa El~ f3; lOO-+'. I'vL~ d :-~d, Cj \'¡~ as. 1988.

11-1 115
Unidad 3. La po ', h k Jcti nic,tll1 dd dt!rech

de vista ypropueslas teóricas, han puesto en evidencia el hecho de que en el vías del pensamiento, es claro, no son susceptibles de un control eficaz -ex
universo jurídico reina soberano el principio de la indeterminación, y que, allte- es decir no se pueden controlar los procesos intelectivos mediante los
de consecuencia, no existiendo verdades absolutas demostrables mediante cuales los jueces deciden una controversia. Lo que no significa, y de ésto hay
los instrumentos de la lógica deductiva, se hace necesario afrontar tal pro- que darle el mérito también a los estudiosos de la argumentaciónjurídica, que
blemática con un "equipaje" intelectual diferente, precisamente aquel que a pesar de ello las decisiones de los jueces pertenezcan sin más al dominio de
reúne dentro de sí mismo todo lo relativo al uso del lenguaje como instru- la irracionalidad y de la arbitrariedad. Al contrario, creo que se puede atlrmar
mento argumentativo. con certeza que otro de los méritos de tales estudios consiste en poner en
De cualquier modo es plausible sostener que existe entre los autores evidencia, subrayando su uso concreto en los casos particulares, los argu-
mencionados, muy heterógeneos entre sí en cuanto a formación intelectual mentos mediante los cuales los jueces demuestran, o tratan de demostrar, que
y proveniencia geográfica, un punto de paJiida común, que es precisamente sus fallos se insertan dentro del marco de lo jurídico, en el marco de lo esta-
lo que hace posible su colocación en un cuadro general con una tendencia blecido por las leyes: precisamente con la intención de no generar la impre-
específica. Me refiero, por supuesto, a la convicción de que, desde el punto sion de que sus fallos son irracionales y/o arbitrarios.
de vista metodológico, las decisiones que se toman en el universo del dere- Dejando de lado, aun si negarle su relevancia, a la argumentación jurídi-
cho son cuestiones que si poseen una característica de racionalidad, ésta no ca propia de la producción de normas, o sea a las justificaciones que el legis-
ha de ser buscada en el hecho de que deriven lógicamente de otras decisio- lador --en el Estado constitucional de derecho sobre todo- presenta como
nes, sino que, al contrario, debe localizársele precisamente a partir de su razones que tienen la función de legitimar sus decisiones, quizá donde,
colocación en el campo del saber práctico; y que, en cuanto tales, dichas como se deduce de lo dicho hasta aquí, más se ha difundido este tema es en
decisiones más que ser racionales porque derivan de premisas superiores lo lo que concierne al razonamiento judicial. Probablemente son escasos, a de-
son, si lo son, si se demuestra su plausibilidad -es decir, de alguna manera cir verdad, los tentativos plausibles y explícitos, de considerar que el modo
su pertenencia a un contexto general de normas, valores y principios acogi- de proceder de los jueces cuando deciden una controversia se asemeja a un
dos en un sistema jurídico- mediante argumentos validados y discutidos en razonamiento lógico-deductivo, en el cual a partir de determinadas premisas:
una comunidad específica: la comunidad jurídica que comparte entre si un la quaestio juris y la quaesti facti se llega a una conclusión, el fallo del juez,
lenguaje común. No es difícil notar en estas observaciones un nexo evidente que consiste precisamente en un resultado determinado por aquellas, y que,
entre cuanto se ha venido desarrolJando acerca de los problemas epistemo- como en la lógica clásica, es el único resultado necesario. En la cultura jurí-
lógicos del derecho. En efecto, tomar en sería el hecho de que en el derecho dica actual se considera, me atrevería a decir de manera casi unánime, que
no hay verdades absolutas, de que las normas no se crean mediante un razo- esta idea del razonamiento judicial no refleja, es decir, no describe, de mane-
namiento lógico deductivo, de que los ordenamientos no son ni completos ni ra cierta el modo en que los jueces proceden. La idea del juez como un poder
coherentes, de que cuando los jueces toman sus fallos en muchas ocasiones nulo, la boca de la ley que expresa el Derecho que es creado en una sede di-
tienen que recurrir a elementos extrajurídicos, es decir discrecionales con- ferente, en la esfera legislativa, probablemente nunca, ni aún en los momen-
duce necesariamente a tomar también en serio una teoría, o una se:ie de tos más sublimes de la escuela de la exégesis sucesiva a la promulgación del
teorías o simplemente reflexiones acerca, de la argumentación jurídica. Código Civil francés de 1804, ha ido más allá de un mero ideal normativo,
Con la argumentación jurídica en otras palabras, se conlribuye a genera- una idea acerca de cómo limitar la discrecionalidad y el arbitrio de los jueces,
lizar -si hubiera aún necesidad- la conviccion de que el razonamiento de sin acercarse nunca a una descripción del modo efectivo de trabajo utilizado
l~s jueces en modo particuJar 19 se mUeve siguiendo vías intelectuales que por éstos. Si es plausible lo anterior con referencia al Code Civil napoleónico
d~stan n:ucho de poder ser encuadradas en un modelo lógico-deductivo pro- con sus aspiraciones racionalizadoras de completitud y coherencia, con ma-
plO del Juez como boca de la ley según las pala?ras de Montesquieu. Estas yor razón lo es hoy en día, en un contexto de ordenamientos jurídicos com-
plejos en cuanto a su sistema de fuentes, internas y externas, caracterizado
19 En efecto, se podría con toda razón hablar de argumentació n también en otros sectores
además por una tendencia hacia la inflación legislativa que parecería casi
del derecho. como, por ejemplo, la misma produ cción de nonnas jurídicas. C;¡'. Atienz3. El ineluctable.
derecho eomo argumelllQción. op. cil.

116 117
l nid~c1 -' La jXl.·ibk u:¡t"lnicilin dcllkr 'dI.:
¡ Ilt lS'lI i\ IJI'I ¡JI-IllI '1 10

Así pues. hay buenas razones para afuma;- -cierto sin ninguna preten- impo:1.antes que surj an en la soci~dad; UDa legitimidad que en una sociedad
sión de ~ rigin al idad- que en virtud de la observación de cómo efectivamen- de~1 0crát ica, es ob vlo ~ no descansa exciuslvamen te en la di\i~sió!1 de! traba-
te proceden los jueces para decidir una controversia, es decir, con pocas o io de ia cual depende su ocupación Ete! puesto en el ~squema de las institucio-
escasas probabilidades de que su acción esté guiada por el derecho para con- ~1e·· 7'{lblií'~s No s()l~mente en ese sentido la crgurnentación consl~tuye el
1 r::::> v~. _.va... '--": .~ '.",- ~~: " ~:_ r:'~= r-rL ,~ 1- ~.•: l-. c.
ducirle hacia un único sendero, que una reflexión acerca del modo en que
- ,...

CtlTIlpnI111ento de un deber tnlpü:e~ttlpo! la ley ;:'lf!O L1u,-" a UIV1!l.ü.S, ..... OdL !ut1)',-
Q

exponen las razones que les llevaron a decidir en un cierto sentido es cierta- a C¡li~ los j uzgadores se sientan parte de una comunidad en ~a cual se ie~ ha
mente oportUílél, necesaria diría. Y lo es, aderr:ás, dada la obligación, estable- atribuido una función tan relevante pafa el func10nalni eDto de una soc-,ec!ad_
cida en nuestros actuales ordenamientos constitucionales y democráticos de Por Otra narte, también hay que subrayar que la necesidad de a'·gurr,entar un
que toda decisión de carácter públicQ, sobre todo aquellas jurisdiccionales, fallo Duede dar lugar a "vicios" que se deben evidencia.r.
esté acompañada por un aparato argumentativo con el cual se hagan de domi- é omo se ha dicho, el surgimienTO de la tendencia en la cual se ha conso-
nio público, precisamente, las razones que las justifiquen. lidado la argumenta ci ór~ tanto a nivei teórico como una ¡Jraxis seguida por los
En consecuencia, a mi parecer, bien se pueden distinguir al menos dos iuzQadores~ se debió en buena medida a la conv icción ele que siendo el dere-
esferas d~ la argumentación jurídica. La primera de eUas, m~os interesante ·cl;; una actividad eminentemente práctica, en la cual ¡jO hay respuestas co-
.. . • ~ . ' " '~nQlr;" ·l~ ;''''no''' ~r.tp
segwl mi opinión, se subdivide a su vez en otras dos: una concierne a la des- ¡rectas para dec1flo de una manera, 1,a argumen:a'~lO" ~\., , ... "t-, ',"''! ~ >0. " :'

cripción de las técnicas argumentativas, es decir, al modo en que efectiva- . . ' · b · ' , - ~· o ~~ ' el "nl\·'-sO
funclon d e contrI tl1l" a nacer mas .. 2:\,.;l t.:.ai 1 U ' '--'.:. j1.. ··1~cJ
. 1 1~ C O - S", Q.l1' Q"- ,, ~_.1- H _ -....-

mente se argumenta una sentencia, y otra, desde una perspectiva normativa guna. en mi parece:;> en efecto la argumentacló!l) si se 1e util1za de rnaneía
al modo en que se debería argumentar. La primera de estas dos alternativas ,-adeCltada.
. ~
está . -
en COndlC!OneS d e nac(;, aparecer un la. c- rlO, au;.,...,p\--"-";"~r'
l l- ~C · H:
1, ~ l ,,,,,-~ ,,::, t ,-

ofrece pocos atractivos, pues seda suficiente, para su estudio, un. examen b:e, cQm¿ ~!ldado y :1 0, al contrari o, como el res ultado de un proced;miento
empírico del comportamiento de los jueces al respecto; sería interesante y dis.cTecional o h astc. arbitrari o; de rncdo tal, se decia, que consti taye un fac.1ür
atractivo si sirviera para relevar las tendencias concretas utilizadas, pero des- de iegi1imación de la función jurisdiccional y de empatia entre funcionario y
de una posición teórica lo seria menos; la segunda·a1ternativa, por otra parte, cí udadano .
siendo que se fundaría, para ser creI'ble, en faclOres relacionados con la valo- .. . .c: -' o " , íOS ;Uzc·'
Por otra Darte, la argumentaclon pueGe Lavorecer por pail\.. '-'\.., j ' :;;<.-
ración de ciertos fines específicos, por ejemplo auspiciando el uso de un len- dores su liSO: ya no para f0l1alecer ei tactor racjorlal que de Ol f2. manera sería
guaje mas accesible en una motivación para que su auditorio no se limite al más débil. sino para racionalizar ex post, Ci posteriori qL:iero decir. decisiones
ámbito jurídico sino público, sin duda no carecelÍa de interés, pero tampoco, rundadas en elementos discrecionaks tomadas en los instertici os, [) ])cor aún
en mi parecer, desde el punto de vista teórico ofrecerla pWltos a abordar con t\.'e-·' de ¡q ' ev Fn ,'f"c'o Lina de las tesis fun damentales ce los estudios con-
- • l.'::... , ~.J ~ (.:.! - ~ ~_-
....... ...... 1". ~ 1-. ~
• ___ ",,' ~
:; ¡-' llJ()~í _ , '-0
una cierta uli lidad. La segunda esfera sería la teórica, es decir el examen de áncdos eT: ei Cl[culo de V,ena a v,mc.plOs de, siglo ,,~X, qllv (,10 ,~=<.. ,1.
los alcances, de los orígenes, de las finalidades, de Jos fines, en suma de todo neoDositi vism o, corriente de gran ln1"1t;encia en m uchos campos del saber, es
aqt:ello que vaya más allá de la mera descripción de cómo se argumen ta y/o que'los procesos cogni tivos se pueden di·v'idir en dos fases. Uno, que se podría
De la prescripción de cómo se debe zrgwnentar. decir Que eSL2 íeservado a la psiCOlogía) es el asi nanl 8.GO contexto de dese u-
Esta perspectiva teórica, sin embargo, es evidente que supera con creces b ··;~;"~l·lO'
i 1 : - v,~s.,',
..... a el ,,"omento
~ ~ , ........ ~ ,. . ~n. Que en el SUJ·eto accede, mediante elaborLlciü-
~ ¡ - _ _

jos a1can(~es de este apartado que se inserta en un tratado que tiene otras fma- nes. intelectivas que no nos es posibk de:erminar, a una propuesta "og¡;OSc;ti-
" 'ro; .... i" E'r , ~ "' ..... l'i t
!idades. Es .suficiente enlOnces en mi parec:er, evidenciar de manera más va: v otro, el_ aSl, ',:Jamado conLeXLO .. ' .. . . ' . -{:- :;
de jUSlI,¡CaC,on. ,-s Ge ... " la !ase e!! v_"-, . iC.
rOl -..

- . t~·..., t(~ r.e ~S~·2~olec ·:-> r


decidida lo que en los parágrafos anteriores de alguna ,nanera ya se ha dicho se eSfablec e el va .l or c~entLlcO
. 'f- . ~ .
oe t o. :'> ~
izd propues a, I..-D (: 1 qL~e ~"-' ti '-1 .. u ...... l . ~-
1 1 ;' '-'r.;>o
<.;.

o sea la irn:Jortancia --en una sociedad democrátlca- de que los fallos de los una relación lógica eNre las hipótesis y .íos datos expe~·imenta1es. 7 ()
jueces vayan acompañados de un discurso argumentativo comprensible no
sólo por los adeptos al mundo del Derecho, los espccial:istas sino por unau-
diloria más amplio formado por todo miembros de la comunidad interesados
en el derecho. Ello contribuirfa sin duda alguna a lograr una mayor legitima-
ción de s u propia acti idad como órgano encargado de dirimir las cuestiones

IIE 119
Si trasladamos esta distinción al universo jurídico, y en especial al estu- tema de la argumentación en el derecho, pues más allá de ésto en realidad
dio del razonamiento de los jueces, la sentencia a la que llegan éstos es el puede tener, y es auspiciable que así sea, efectos positivos en la fonna en la
resultado de un proceso que se puede reconducir al contexto del descubri- que los operadores jurisdiccionales cumplen con la obligación de motivar sus
miento, mientras que la motivaclón es decir, las formas argumentativas en fallos.
las cuales ellos evidencian los factores que los han conducido a la sentencia, Una obligación, hay que decirlo, que actualmente por lo general se con-
se podría insertar en el contexto de justificación. sidera como un empacho burocrático del cual se debe salir lo más rápido
Pues bien, si es plausible usar esta distinción prop.i ade una epistemología posible, usando' un lenguaje jergal barroco e incomprensible, en el mejor de
general relativa al ámbito de la epistemoJogía jurídi.ca y en especial al razo- los casos. De modo que si es esta finalidad la que subyace a la cada vez más
namiento juridico, habría que hipotizar la posibilidad no muy remota en ver- amplia difusión de la teoría de la argumentación, no hay mucho que agregar
dad, de que en el contexto de justificación los jueces puedan caer aún sin pues, sin duda, si los jueces hacen propia la praxis argumentativa bajo un
desearlo y sin darse realmente cuenta, en un juego en el cual aducen motivos modelo cultural democrático y honesto, es decir, dirigido a toda la comuni-
en lugar de razones; en otra palabras, dado que por lo general al pronuncia- dad y sin esconder intencionalmente las razones de sus fallos, este movi-
miento de una sentencia no le sigue inmediatamente la exposición de los miento podrá constituirse como una importante contribución para que el de-
motivos que condujeron al juez a decidir de esa y no de otra manera, es posi- recho sea visto 'no como un objeto alieno y peligroso, del cual es mejor estar
bl~ qu~ el transcurso del lapso entre ella y su motivación pueda inducirlo,
10 más lejano posible, sino como un instrumento al servicio de la comunidad
qUIzá sm ser consciente de ello, a ' ocul[ar" sus. verdaderas razones, los pro- política.
cesos psicológicos pertenecientes al contexto de descubrirlliento y a eviden-
ciar motivos que en realidad no son los que le han conducido a decidir.
No creo que sea sorprendente que las personas todos nosotros, en deter- 3.4. Discrecionalidad Y responsabilidad
minadas circunstancias tengan la tendencia a racionalizar sus acciones dan-
do cuenta de ellas sinjustificarlas con las verdaderas razones que están detrás Las observaciones finales en relación a la teoría de la argumentación nos
de ellas, sino al contrario, aduciendo motivos justificatorios creados ad hoc
conducen a un terreno de importancia crucial en la filosofía (yen la teoría del
en un momento sucesivo. No hay, me parece, necesidad de recurrir a sofisti-
derecho), corolario de cuanto se ha desarrollado en este capítuo hasta aquí.
cados instrumentos psicológicos para sostener con una cierta plausibilidad En efecto, si se toma en serio lo dicho acerca de los contextos de descubri-
que en muchas ocasiones las verdaderas razones que nos conducen a tomar miento y de justificación, no se puede soslayar la idea de que en el primero
deci~oDes pe~anecen oc~ltas en algún espacio ocuJto de nuestra psique; y
de ellos se "anidan" un sinfin de posibilidades dentro de las cuales el juez
que SI se DOS pIde que las justifiquemos recurrimos a estratagemas nlan.lpula-
puede moverse con modalidades discrecionales. Es indudable que, por sus
torios para crear motivos que poco o nada tienen que ver con aquellas. Así
características propias y por las peculiaridades del terreno en el cual está
que lo mismo pueda suceder en el ámbito del razonamiento de los jueces
destinado a ser aplicado, el derecho no ofrece --como se ha venido soste-
tampoc? nos debería sorprender, ya que forma parte de un entramado muy
niendo aquí- un sendero único a recorrer, que lleve al juez a una respuesta
compleJO, la estructura de tal razonamiento a í como la organización de la unívoca, a la respuesta correcta. Al contrario, los factores lingüísticos ligados
actividadjurisdiccjonal, en donde se desarrollan los mecanismos citados que
a la interpretación del material normativo, así como el carácter irremediable-
condu.cen al oc~t~miento de la verdad, es decir de las verdaderas razones que
mente incompleto e incoherente de los ordenamientos jurídicos, hacen del
les onllan a deCIdir de una manera y no de otra. En este sentido, me parece
todo evidente que cuando el juez emite un fallo éste es, en mayor o menor
la leoria de la argumentación podría proporcionar fundamentos teóricos,
medida, el resultado de una serie de tomas de decisión que ponen en juego su
como un efecto "colateral a una pra.xis jurídica que más hien sería oportuno
someter a dura crítica, bajo el supuesto de que todos auspiciamos que la ver- discrecionalidad.
No me parece que sea necesario abundar aquí aun más acerca de todos
dad jurldicacoincida.lo más posible con la verdad empírica.
esos factores, ya ampliamente desarrollados; lo que sí interesa es, por un
La posibilidad de que la praxis argumentativa pueda asunlü esta deriva
lado, precisar lo que aquí se entiende con discrecionalidad y, por el otTO,
no debería, por supuesto conducirnos a subestimar, O peor a descalificar, el
121
120
I fLOSt1fl\ IlfU I Jl'RI'C'WI

explo rar ]0 que v¡en.: después de la discrecionaiidad, es decir 112Stil cmé pun- occidenta!-- se tiene c~ara concienc.ia de que el faBo de UF! juez es e! produc-
,0, y con cu¿les T!1oda lidades, en un ordenamiento ¡iberaJ-dcmoc.~átieo es po- to de una Seí!e de acti'ildades que diStan E1l1Cho de cond ucirle necesarjarnen-
sible ligar ese aspecto con la idea de íesponsabiiidad, es dec¡r con la idea, te a un SO!O resultado. En efecto~ ta prevIs1ón de varias jnst2.!lcias de juic~n
generaimente aceptada, de que si un comportamiento 110 es un mero p roducto responde sin duda a !a convicción de la falibilidad de los jueces, habida cuen-
causa l, su au!or~ de a]guna Dlanera, debe re~,pond,-,f por él. ta de todos ¡os aspectos que conciernen d la jllri sdfcción. S1, a; conrf(}rio. ~e
Podemos decir en UD sentido muy lato- que t!;a acción es discreciona l tuviera la convicción de que un fallo es el producto fina1 de una cadem: caus<ll
cuando no está determinada causalmeme, C01:1O la dilatación del metal cmm- de e"v'e!ltos~ es decir: SI e.l jUez fuer2. la boca de la rey, no tendda sentjdo de la
do se le somete a urJa fuente de calor, sino que s,,:! autor tenía a su disposiciór¡ nlane~a Dlás absoll:ta prever varios grados de juic;o, (1 rnencs que~ po::- absur-
varias posibilidades, entre las cuales optó por una de ellas_ En OLras j;alabras, do e irracional que pudiera parecer, no se pensara que de esa manera se favo-
si en un ciertD contexto (C), un sujeto (S) pude decidir entre varios cursos de rece Ja actividad, y Jas gananci as, de íos abogados.
acción (An), se dice que el comportamiento qae decide tener es de carácter La organización de la jurisdiGció:!~ luego, resulta del todo co~gruerlte con
discrecional. Lo anterior vale tanto en térm in os generaíes cuanto en 10 que ]a idea de la existencia de espacios disc;-ecionaJes a dis!Josición de los jueces,
respe-cta a la actividadjurisdiccionaJ, que es la que aqui DOS interesa. Simpli- cuyos falíos, como consecuencia de ,al organización son susceptibies de ser
ficando quizá de manera excesiva una actividad extremadamente compleja, y ~evisa dos y corregidos antes de que se conviertan _n cosa juzgada_ Si es ,:s.í,
a partir tambié!] de lo qu.e ha venido sosteniendo, se Dod:-ía decil- c::_!C la dis- como me parece, no es descabellado preguntarse acerca de si el uso de tales
crecionalidad jurisdiccional tiene su origen en dos fuentes prir;ci¡~ales, que espacios discrecionales no genera de alguna manera que a los jueces se ies
son, por tl~l rada, j2 forrr:.ac ión de la norma a apjicar a un caso \1., Dor e1 otro~ pueda pedir cuentas de ello, es decii- que se les considere responsabks_
ia reconstrucción de los hechos objeto de la c;ntroversia; e se.~_ ~espectiva~ La cuestión, dei todo evidente_ es aÍlamente espinosa, pues se trata de
mente, lo que hemos denominado quaestio jz,¡¡-is y qZlaesi'io jácti_ En b t'or- ind.agar una temática que supera COll creces las -Fr() nte~as de 'o jurídico para
mación de la primera, como se ¡la visto, concurren factares interpretativos instaiaTse (~stablem ent e en el terrer o de la ~tlC2., en generai.~ y de 18 ¿t1C2. judi-
que distan mucÍJo de orientar al juez hacia una sola respuesta_ Dues el iengua- cial en modo particular. Preguntémonos entonces, en aras d~ elimina. de una
je y en pUI1icular el lenguaje jurídico ofrecen taca u~a ser!~ 'de altemativas vez por todas la obscuridad del tema, si es pertinente o no considerar fcspon-
entre las cuales el intérprete opta por una de enas de manera discrecionaL Por sabie, es decir, juzgarlo negativamente o hasta fincarie responsabiiidades de
otra parte, además, también la reconstrucción de los hechos que son objeto de aigúD tipo ( civiL por ejemplo) a un juez, cuando una medida tomada por éi
la controversia, para subsumirlos en la norma a aplicar, ~s ei producro de Ll% resulLa de alguna manera no justincada_ Para dar un ejemplo, supon gamos
serie de ac,ividades que en buena medida son de carácter discreciond, sobre que un j~lez de prirnera instancia est2blece i8 culp8.bil:dad de una persona
todo, mas no sólo, en virtud -de que las partes en con [licte tienen todo el inte- pore¡ue_ de acuerd e con el failo, ha comeüdo cm neto cali ficado COr:10 ¡¡¡cito:
fés~ garantizado por 1as regJas prOCEsales, a ofrecerie ar jL:ez versiones dife- pero supongamos también que una 'tez que se agotan todas ias ;nslal'cias ju-
yentes de los hechos, y éste tiene que optar por una de ellas _ EnlCflces, el fallo tldi ccional es previStas en ta últirn a De ellas. al contraTio~ se establece dcfini-
-como se su~le decir- - t iene carácter constitL:tivo y no declarativo. Es decir tivan1cnte la inocencia de ia persona objeto dci juicio o por no haber c.ornc-
nc es el resuítado de una mera actividad cognoscitiva SiilO más bien se le tiGO el acte) o porque el acto no está considerado corno iiiCttG en el
establece IJor medio de una actividad creativc.; ji no suío el fallo tiene esta ordenarn~ento . Es del todo plau s jb ie~ i1ie parece, pensar que l8 persoH2 que ha
característica de ser constitutivo ya que, en efecto, como se he dicho antes, sido so,met~da él toda 1a serie de viclsitudes que cümpo!"iCl en rrent2í ün juic1o,
también j" Cjuocstiojuris y la Cj1!oesriofócti son constitutiV2,s y no meram e'1 ~ JI más si a f1118.~ de cuentas se fe recono ce como inocente, de aiguna Hlanera
-i~ declarativas.
tiene todo el interés legitinlo pare hacer vaJer el peso de su :nocenciz.. tanto
Una vez establecido, en mi parecer, sin lugar a dudas, que en el ejercicio por ;0 que hace c. su imélgen personal corno en 10 que respecta él los ahüs
de s us funciones como opeTadores jurídicos los jueces de alguna manera uti- costos que iinp1ica t!i1 proceso jl!r;sdicc~oi1aL ¿í-\ q U lé~) le puede pedir cuc·n-
!!zan espacios de !1(1~Llr81eza djscreciona~, surgen con toda claridad ahzui10s tas? ¿,Quién~ e:1 Ol¡'aS p~rabr2s, es el rcsponsabie de que se fe haya nevado a
2spectos que se deben considerar. Por la genera'~ salvo a!gUI13S excepciones, jLHCiO, se fe 112.ya conden ado (y hasta ~n carcc lad(} corno s ucede en a!gunas
en nuestros rnodernos ordenamientos -g! menos en Ct asi n;}~T!adc.; rnundo

12.2
Unld.,d 3. I a p()~iblc dc-til11!': ICnllk l derechu

ocasiones) pero a final de cuentas se le haya considerado inocente? ¿quién Se le otorga un reglamento específico, que en detenninadas circunstancias, de
asume los costos morales y económicos de una situación de este tipo? todas maneras, le atribuye una cierta libertad de movimiento. Lo mismo su-
Los jueces, se trata una perogrullada, constituyen un cuerpo específico cede con los jueces, quienes se mueven dentro de un marco de reglas, las re-
dentro de laadminislración pública, de tal modo que, como todo trabajador. olas que rigen el nacimiento y el desarrollo de un proceso en el marc~ juris-
y como todo trabajador en la esfera pública además, se asumen las l'espon~ diccional principalmente, que también les dejan un cierto margen de l1bertad
sabilidades propias del ejercicio de su actividad. En otra palabras ellos res- de movimiento para optar por una entre varias altemativas. Ir más allá de este
ponden por los actos propios de su trabajo como cualquier otro trabajador. abanico de posibilidades, es decir transitar hacia la arbitrariedad, es o:ra cosa,
La cuestión importante, sin embargo, concierne a la particular relevancia del muy diferente, sobre la cual probablemente no hay mucho que dec1:: .~ablo
trabajo que desempeñan como funcionarios públicos, en cuyo ejercieío, del dolo, de la mala fe, de una posible corrupción para tomar una deCIS1?n en
como se ha visto, se mueven en un ámbito de discrecionalidad Y es de ésto lugar de otra. Aquí cabria pensar, me parece obvio, a un.a, r~sp?ns.ab~J¡dad
precisamente, de lo que estamos hablando: y no acer.ca de si ¡legan tarde ~ diferente, que supera con creces la especificidad de la funclOnJunsdlcclOnal.
su oficina o dejan de ir por algunos dias o cosas por el estilo. En el ejemplo La cuestión de la discrecionalidad, Y por consiguiente de una eventual
ilustrado líneas arribas emerge con claridad lo que puede ser, o no ser, obje- responsabilidad por parte de los jueces, es entonces un argumento mucho más
to de reponsabilidad por parte de un juez; pero, además, de acuerdo con lo complejo, habida cuenta, además, de la delicada función de ellos en el en!Tama-
que se ha dicho, aún y cuando un fallo de primera instancia se confirmara en do constitucional como garantes de la legalidad aún frente a los pod~res
todas sus instancias hasta convertirse en cosa juzgada., de cualquier manera "fuertes", el político y el económico. En efecto, el fantasma de una posl~le
ello no eximiría a su autor de alguna responsabilidad: en efecto, su fallo es acción de responsabilidad por un acto jurisdiccional (no solo una sentencla,
de cualquier modo el producto de una serie compleja de actos discreciona- sino un mandato de arresto o de arraigo, o hasta una investigación) puede, en
les del juez. ciertos momentos, tener efectos negativos en la esfera de la independencia de
Para poder examinar de manera más profunda nuestro tema, sin embar- los jueces, para quienes vale la máxima de que, para ejercer ple.namente su
go, es necesario precisar aún la idea de discrecionalidad. La discrecionalidad, poder, deben actuar sin temor de nadie y sin esperar nada.de nadle.
sin duda alguna, está ligada inexorablemente a otra idea: la idea de compe- Por un lado, y ciertamente, los jueces deben ser conSclentes de la enorme
tencia. Durante un partido de futbol el árbitro central es competente para, responsabilidad de su función, dada la importancia que recubre e~ el plano de
tiene el poder de, decidir si asignar o no un penalty con base en su propia la vida pública y de la vida privada de los miembros de lln~ socl~dad (d~ben
valoración de un acción que se desarrolla en el área penal. Él 6ene poderes tomar en serio su trabajo, en otras palabras, y no como un eJerCICIO puenl SIn
disc:recionales para decidir si asignar un penall) o una simple falta o hasta fuertes repercusiones sociales); por el otro, la pregunta es si, dado que las
para dejar Correr el juego mientras que sus auxiliares la única opción que decisiones que asumen no están determinadas causal mente, deben ser res-
tienen es levantar la bandera o no hacerlo: éstos no tienen la competencia, el ponsables no solo en el fuero interno sino también en el fuero externo, es
poder, para tomar las decisiones que le compet n al árbitro central. decir en relación a los particulares.
Lo que quiero significar con lo anterior es que la idea de discrecionalidad Como se decía antes, en el apartado anterior, si la teoría de la argurr:en-
parece hacer referencia a un conjunto de alguna manera delimitado de posi- tación es funcional para que los operadores jurídicos no se escuden en la ldea
bilidades que están en manos de qtrien decide. En el caso del ejemplo, en de que su función consiste sólo en una aséptica aplicación de la le?', en la cual
efecto, el árbitro tiene sólo !Tes alternativas posibles para decidir a su ctiscre- no encuentra lugar ninguna forma de discrecionalidad, ésto contnbl~ye precI-
cióo; ir más allá de ellas, supongamos por un momento que decida que un samente a que se asuman su responsabilidad y que, de consecuenCIa, no de-
j ugador imuleJlaber sufrido una falta y que por ello le Olorgue un pelZalty al cidan nunca a la ligera. Sobre este aspecto, de una responsabilidad que p?-
equipo adversario, significa en mi parecer abandonar el terreno de la discre- dríamos llamar interior habría que insistir con fuerza , con una selecClOn
cionalidad para entrar de lleno en el campo de la arbitrariedad. inicial severa por ejem~lo, para que Jos jueces sean personas equilibradas;
Podemos decir entonces que actuar discrecionalmente consiste en tomar aquí, por supuesto, también podría jugar un papel determinante una forma-
una opción dentro de un ámbito delimitado por ciertas reglas establecidas. En ción jurídico-académica menos formalista de la que habltualmente se lillpar-
el futbol, en efecto, el árbitro central se mueve dentro de las posibilidades que te en nuestras aulas universitarias.

124 125
Unidad ::. t .~I siblc ddi rm;\o1l dd lkj'.:~h.

Lo que es problemático, es obvio a estas alturas de las observacione-s que rotección a priori, no ejerciendo sus poderes jurisdiccionales en a~uelJo<;
se han hecho, es una posible responsabilidad exterior por ejemplo penni- ~asos en lo~; que se vean involucrados sujelOs con un fuerte potenCl~! ,mate-
Liendo a quienes por alguna razón consideren que han ufrido un daño en ra- riaL Lo anterior, en mi opinión, evidencia a todas luces \0 de\¡cado de! tema
zón de una medida jurisdiccional citar en juicio a un juez pidiendo una repa- de la responsabilidad de los jueces, en un contexto como el ~eJ.os Estado,;
ración del daño cuantificada económicamente. Tiene entido, por supuesto, democráticos, en el que su independencia constituye um~ ~onmc¡on Sli:e qua
imaginar tnl3 arquitectura constitucional que establezca lo anterior, habida nOIl
del funcionamiento equilibrado del aparato de justiCia no solo en_ re)a- -
cuenta de que en úJtima instancia lOda la función del aparato público del Es- ción a los particulares, sino inclusive frente a los pod~res pl:blicos y pn·~a~o.;
tado debe estar pensada como una tonna de tutela de los intereses de los ue con su fuerza pueden poner en discusión tal funClOnan1H:nto. onentan~o­
paniculares· y si alguien, como sucede con una cierta/Tecuencia, es victima ~ a su favor. En otra obra21 he exami,-¡ado con más detenimiento la tel11~tlGí
de un errOr o, peor aún, de dolo por parte de un juez, y rranscurre 10 años en a'fTontada ahora, resaltando en efecto la necesidad de lograr un eqUlhbrH)
prisión al cabo de los cuales se le reconoce como inocente debe disponer de entre la responsabilidad y la independencia de los jueces, habida C1.~enta, por
todos los instrumentos suficientes para que alguien se aswna la responsabili- un lado, de tutelar a los particulares frente a los posibles abusos ylo erro~es
dad inclusive, y sobre todo, en relación al aspecto material del daño sufrido. 'udiciales' pero al mismo tiempo, por otro, articulando tal tutela en un cuadro
Jgeneral que' no incida negativamente en su independencia, - b" a!o e l, supues t 1.)
Es en función de esta tutela que en efecto en alguno ordenamientos se
prevé la posibilidad de que los particulares puedan intentar, en situaciones de que responsabilidad e independencla ,narcan claramente GOS lmeas ten-
como la mencionada, obtener un resarcimiento del daiio-por parte del Estado, den~iales unidas inexorablemente, de tal suerte que: aumentando una se d15-
en cuyo nombre ejerce el juez sus propias funciones. El Estado, a su vez, en minuye la otra y viCeversa.
determinadas circunstancias puede "descargar" esta reponsabilidad en los
jueces, por ejemplo descontándoles de su sueldo una parte hasta cubrir
AcLi vidades
los costos del resarcimiento. En el ordenamiento italiano, a título de ejemplo
se establece (Ley 1] 7, 13 Abril 1988) que «quien su /Te un daño jnjusto por
L Locahcen un caso resuelto en el quc observen discrecionalida¿ en le
efectos de un comportamiento, de un acto O de Wla medidajudiciaria por parte
de un magistrado con dolo O culpa grave en el ejercicio de sus funciones o impartición de justicia. _ ..
11. r'\.'1alicen dicho caso y expresen sus opiniones con argumentos J undlCO ,, _
bien _p or negada justicia, puede actuar contra el Estado para obtener el resar-
IlL Busquenjurisprudencia Ytesis al respecto y analicen los argurnenLOS JU-
cimiento de los daños patrimoniales y también de aquellos no patrimoniales
que deriven de la privación de la libertad personal». Y más adelante, en los rídicos contenidos en éstas_ _ ,
IV _Compmtan sus hallazgos y análisis y cornéntenios con apoyo del protesoL
apartados 7 y 8, la misma'ley establece las modalidades a través de las cuales
el Estado puede recuperar la entidad del resarcimiento concedido a quien
, - .
baya sufrido el daño dirigiéndose al magistrado (tanto jueces como ministe-
~...

~\' a t u,1Clon

rios públicos) autor del acto en cuestión.


En sí misma, una solución de este tipo es satisfactoria, en mi opinión, _Respondan en equipos ias interrogantes siguientes: _.
pues, al mismo tiempo, pone las condiciones para que quien sufre un dafio 1_ ¿Cuál es el método de conocimiento del derecho y cuál eS su obJelfl
injusto por una medida jurisdiccional pueda obtener justicia pero también
de estudio? _ . _. _ .'
evita que los jueces sean objeto diTecto de la acdón judicial; ésto último es 2_ ¿Cuál es la utilidad de la epistemología para ia dehmcion del derecho :
evidente, podria de alguna manera repercutiT oegati amente en la esfera de 3_ Desde la epistemología jur:dic<l, ¿cómo se formula la prelmsa d'.:: 1
independencia de los jueces sobre todo en aquellos casos. no poco frecuentes, derecho (el conocimiento del derecho)'?
en los que la jurisdicción interviene en cuestiones relativas a fuertes intereses
económicos y hasta políticos. En efecto es plausible pensar que hacer del
juez el objeto directo de una acción de resarcimiento por daño injusto, sin :¡ Rc:~:-rERí.\, Adrián, DiscrecioflC/lidC/djudic·iol v rL'sp()I'i~'uhilid(/d FOnWm3r~L Mex;cc,
ningún filtro intennedio podria generar en él un comprensible interés de 200 1.

t ...- 1
~
4. Desde la epistemología jurídica, ¿cómo se construye la premisa de
hecho (el conocimiento de los hechos)?
5. ¿Cuál es la diferencia entre conocer y construir?
6. ¿Cuáles son las teorías principales acerca de la interpretación del
derecho?
7. ¿Cuáles son los instrumentos hermenéuticos que según Bobbio tie-
nen la finalidad de incluir el comportamiento no disciplinado en el
área de aplicación de una nonna?
8. ¿Qué es la argumentación jurídica?
9. ¿Cuál es la importancia de la argumentación para la definición del
derecho?
10. ¿En qué consiste la discrecionalidad?
11. ¿Cómo se logra el equilibrio entre la responsabilidad y la indepen-
dencia de los jueces?
JI. Compartan sus respuestas en grupo y coméntenlas con apoyo del
Unidad 4
profesor. Conceptos jurídicos
fundamentales

Objetivo de la unidad.
Al concluir el estudio de esta palie del curso, el alumno:

Identitlcará la importancia de las definiciones de nombres,


co nceptos y categorías en el lenguaj e jurídico.

Explicará la diferencia entre los sistemas


y los ordenamientos jurídicos.

Distimwirá la va lidez, la etlcacia" lajusticia como categorías


~ fund arn~ntalcs del lenguaje jurídico.

Describ irá la importanc ia de actuali zar las categorías de validez


y justicia para dar cuenta del f:stado constitucional de derecho.

Distinguirá las diferencias entre derecho objetivo y derecho subjetivo.

Reconocera la diferencia conceptual de los distintos


tipos de derechos de las personas.

1:28
Contenido de la lIllidad:

4.1. Nombres, conceptos y categorías: definiciones


4.2. Los sistemas y los ordenamientos jurídicos
4.3. Validez, eficacia, justicia
4.4. Hacia el Estado constitucional de derecho. Validez v iusticia
4.5. Derecho objetivo y derecho subjetivo o .'

4.6. Los derechos de las personas

4.1. Nombres, conceptos y categorías: definiciones

U N SUSTANTIVO EN LA LENGUA CASTELLA. A, ES UN VOCABLO QUE SIRVE


para denotar cualquier objeto o sujeto. Los bay de muchas clases: propios.
comunes, abstractos, concretos, entre los más importantes. Son también
conocidos como nom bres, precisamente en virtud de que la clase de Jos sus-
tantivos propios denota sujetos individuales: Pedro Páramo, Sancho Panza.
Un concepto, por otra parte, consiste en el signific8do del sustantivo; p.or
ejemplo, el concepto del sustantivo (o nombre común) 'gato' , según su signi-
ficado más acreditado en la lengua castellana (Real Academia de la Lengua)
es «mamífero camívoro de la familia de los telidos, digitígrado, doméstico,
de unos cinco decímetros de largo desde la cabeza hasta el arranque de la
cola, que por sí sola mide dos decímetros aproximadamente. Tiene cabeza
Tedonda, lengua muy áspera, patas cortas y pelajc eSDeso, suave, de color
blanco, gris, pardo, rojizo o negro. Es muy útil en las casas como cazador de
ratones».!
El ejemplo es útil no solo porque nos permite distinguir el nombre de su
significado, o sea el nombre y el concepto, sino porque además evidencia con
claridad el origen de una convicción tanto generalizada cuanto discutible:
considerar que entre el nombre y el concepto, es decir su significado, existe
una rdación de necesidad. En efec,o, tendemos con frecuencia, y casi siem-
pre sin que seamos conscienteS de ello, a creer que cuando hablamos del
significado de las palabras (i. e. los conceptos) nos referimos a una relac ión
necesaria entre éste y el nombre (las palabras): en otros tém1inos pensamos
gEe las palabras tienen un significado verdadero, que !es es propio. Así, sin ni
siquiera damos cuenta, tomamos partido en un debate que ya en la antigüedad

La nlisilla Real A cademia, por SUpuestO ¡ da cuenta de Jl1uchos otros significados de € S3


pa labra, cuy a inlportancia para efectos de este lC:~to. sin en1b~lrg o, eS irrelevante.

1]0 131
se había manifestado con fuerza: o sea, si el significado de las palabras es de lo sensible, a la sustancia de las cosas en suma. Y será una tesis amplia-
algo que depende de la naturaleza (I{JÚ01S, plz.vsis) o si al contrario es el resul- mente aceptada y difundida, tanto dentro de una reflexión epistemológica
tado simplemente de un acuerdo, de una convención (8É01C;, thesis). como en los estudios acerca del lenguaje, al menos hasta que en el siglo pa-
Tener presente esta diferencia, entre nombre y concepto (entre palabra y sado se hace sentir el peso de las especulaciones que han puesto en duda sus
signiflcado) podría parecer una de las habituales distinciones surgidas entre postulados filosóficos para abrir el paso, en lo que hace al lenguaje, a la
quienes se dedican con ahínco ~digno de mejores esfuerzos según sus críti- convicción de que el significado de los nombres no es otra cosa que el resul-
cos~ a buscar siempre el pelo en el huevo; sin embargo, a mi me parece que tado de un acuerdo colectivo en el seno de una comunidad lingüística par-
descuidar la diferencia es lo que nos conduce a conformar la idea, errónea, de ticular; un acuerdo, obviamente, fruto de la espontaneidad y no de reglas fijas
que nombre y concepto son la misma cosa y, en consecuencia, a usar indis- dictadas por una autoridad.
tintamente uno y otro. Lo más grave de este error metodológico es que de tal La tesis de fondo que se sostiene en este trabajo rechaza con decisión el
manera se tiende a creer que la palabri;l y su significado tienen entre ellos una realismo de Crátilo y Platón, y se adhiere a la idea de convencionalidad que
relación natural, o sea, para decirlo con términos más claros, que la palabra propone Hermógenes: el significado de los nombres es el producto de una
tiene un significado que le es propio. convención, de un acuerdo, de modo que los nombres no reflejan absoluta-
Se trata, precisamente, de la tesis atribuida por Platón a Crátilo en el ho- mente la esencia de las cosas a las que hacen referencia, admitiendo que tal
mónimo diálogo. En éste, Sócrates se dirige a Crátilo preguntando por la esencia no sea otra cosa que una ilusión o una manera figurada de expresión.
función de los nombres y por el resultado de ella, a lo que éste responde: No existe, según ésto, ninguna relación natural entre la palabra 'gato' y la
"creo que enseñar, Sócrates. y ésto es muy simple: el que conoce los nom- 'gatidad', es decir una supuesta esencia; al contrario, a la cosa gato real bien
bres conoce también las cosas". Si bien puede parecer que el objeto del deba- se le puede denotar con cualquier otra palabra, aún con la palabra 'perro'.
te es la capacidad de los hombres para conocer la realidad, un problema pu- Para explicar mejor lo anterior imaginemos que una persona encuentra por
ramente epistemológico, en verdad puede interpretarse también como parte primera vez en su vida un perro y que no conozca ningún nombre para indi-
del debate, en el mismo diálogo, acerca de la naturalidad o convencionalidad carlo ya que es su primera experiencia con este animal. ¿Cómo le llamará?
de los nombres. Ahí, Hermógenes, solicita la venia de Crátilo para que inter- No con un nombre (o sustantivo) común sino probablemente con nombre
venga Sócrates en la conversación, y una vez obtenida, dice a éste: "Sócrates, propio, careciendo precisamente de la percepción de la existencia de otras
aquí Crátilo afirma que cada uno de los seres tiene el nombre exacto por na- entidades semejantes, con las mismas características, de manera de poder
turaleza. No que sea éste el nombre que imponen algunos llegando a un resumirlas en un nombre común que contenga el concepto, es decir, el signi-
acuerdo para nombrar y .asignándole una fracción de su propia lengua, sino ficado que de cuenta inmediatamente de tales características.
que todos los hombres, tanto griegos como bárbaros, tienen la misma exacti- Este experimento filosófico nos es útil para comprender la plausibili-
tud en sus nombres. [ ... ] Pues bien, Sócrates, yo, pese a haber dialogado a dad de la posición convencionalista de Hermógenes, pues si es cierto que
menudo con éste y con muchos otros, no soy capaz de creerme que la exacti- la palabra 'gato' según la Real Academia significa "mamífero carnívoro de la
tud de un nombre sea otra cosa que pacto y consenso". Las posiciones son familia de los félidos, digitígrado, doméstico .... ", es también cierto que en el
claras: l-Iernlógenes propende por la idea de que el significado de los nom- tránsito de un nombre propio a un nombre común en la hipotética primera
bres no depende de otra cosa que del consenso, de su carácter convencional experiencia con un perro, la opción por este nombre ('perro') no tiene abso-
(thesis), mientras que para Crátilo _.y es una tesis que corresponde a la con- lutamente nada de natural y necesario: bien se hubiera podido usar el nombre
vicción del autor del diáiogo-- los nombres denotan el significado exacto, 'orrep'.
por naturaleza (physis). Es una tesis, esta última, que, en efecto, realiza una Distinguiendo adecuadamente el nombre (sustantivo) del concepto rela-
operación de reduccionismo en una doble dirección del nombre al significa- tivo, por un lado, se nos facilita la comprensión del tipo de relación que
do y viceversa, de manera que ambos son una, y la 'misma, cosa. Es bien sa- existe entre la palabra y su significado y, por el otro, se nos pone en la
bido que tal será también la tesis de Aristóteles en la Metafisica, al menos en condición de afrontar otro aspecto significativo cuyo nexo con esta temáti-
la di vulgación sucesiva de su pensamiento relativo a aquello que está más allá ca resulta de crucial importancia en un contexto como el jurídico donde el

132
lenguaje ldellegislador, del juez, del abogado, etc.) ocupa un ro l central. Este tamente in'c1evantes, que consisten, por io general, en el hecho de atribuir UD
aspecto concierne las modalidades a tra.vés de las cuales concebimos las de- 110m bre propio de manera arbitraria él ,ma CO S8 o él una persona.= Es evidcTih:,
finiciones, es decir, la tarea a través dc la cual se expresa (en el defin ie¡is ) el aunque aquí no nos detendremos absolutamente sobre ello, que el problema
signi fica do de un ténn ino a definir (el deflniendllliz). Las defi niciones más de fondo, y que en la escolásti co. medieval ocupó un papel central, es el de los
usual es . las que encontramos en un vocabulario, reflejan sin duda alguna lo ur¡jversal e~; . Como es tn:ulti vo para todos, 1a real idad que percibimos est2~
que ya teorizaba Ari stóteles acerca de ellas, es decir, la necesidad de que fonl1adet por objetos individual es (un árbol, un a mesa, un automóvil) mien-
contuvieran el género próximo y la difere nc ia específica. Para entendemos, tras que universales son aquellos conceptos gcnerales que nos sirven para
si definimos la palabra 'llOmbre', en su sentido amplio, como «ani mal racio- denotar un concepto que se refiere a un conjunto de objetos (y no a un objeto
nah>, el tén11in o ' hombre' indica precisamcnte el género próximo, es deci r, individual): 'árbol', 'mesa', etc.
una clase con cuyos miembros el hombre tiene una característica común (un E! debate, simplifi cando lo que de s uyo es muy complejo, es acerca del
perro, un buey, una jirafa) mientras que 'racional' es Ull tél111ino que indica estatus ontóloQico de los uni versales, es decir, sí exi sten objetivamente en ia
Ulla diferencia que le distingue de los otros miembros de la clase. realidad o bie~, al contrario, si lo ún ico que tiene una e:\istencia real son los
No es perti nente aquí, por obvi as razones de espacio, examinar detallada- objetos individuales. Podemos aceptar aquí , sin discutirlo, que los universa-
mente la teoría de la defini ción desde sus inicios en el mundo antiguo hasta les no tienen un estatus ontológico semejante al que sí poseen los objetos
nuestros días. Sin embargo, sí nos interesa señalar la importancia de este individuales; pero ésto no signi:f1ca, por supuesto, que carezcan de importan-
tipo de óefinición en la hi storia de la cultura occidental, pero también, al cia, ya que, precisamente, constituyen un constructo mental mediante el cual
mismo tiempo, indicar como esa muestra todos sus iímites frente a muchos denotamos con una Dalabra, el concepto, una clase de objetos, resumiendo en
tén11inos, tales como: 'inoportuno', 'so lub le', 'válido' , 'justo' , en general ella todas ias caract~rísticas (género. espec ie, diferencia especifica, etc.). Lo
todo s aquellos términ os (y expresiones) que no tienen un referente empírico que nos lleva, en mi parecer, a considerar la plausibilidad de la definici ón
directo (,arbol', 'río ', ' mesa ', etc.). De con secuenci a, sin profundizar mucho nominal por sobre la definición real. pues definimos no solo jos objetos rea-
lo anterior 7l1e parece más opoliuno dar cuenta de dos aproximaciones princi- les sino también emidadcs abstractas, como, precisamente, los conceptos me-
pales a las definiciones, que están estrechamente ligadas a lo que se señalaba diante los cuales dam os cuenta de una clas.: de objetos reales.
an tes en reíación a los nombres ya los conceptos. Se puede concluir hasta aq uí , luego. que la defIni ciones son operaciones
Una de finición es diferen te si, por un lado, por medio de ella se conside- mentales que se e:\presan a través del lenguaje, con el cual damos cuenta ele
ra el dejhziendwi/ (o sea el objeto, en sentido lato, a definir) como un concep- las características distintivas de un objeto individual para fonnula r su con-
to que se construye de manera convenci onal y/o arbitra ria por medio de tér- cepto. Son las definiciones, entonces, defir: icioncs nominales, es decir opera-
mino s (palabras), o si, por el otro, por medio de ella se ponen en. relación un ci~nes que tienen que ,el' con nombres, con palabras, tan to en el definiendum
objeto o eníe con otros objetos o entes. En ei primer cc,so estamos frente a las como en el definielis , y no, al contrario, defIniciones rca ies en las que el de-
as í llamadas definiciones nominal es (o de palabras, quid Nomillis) mientras finienduli'l es una cosa real. Así, al interi or de las definiciones nomin ales po -
que en el segundo hablamos dc las definici ones rea les (o de cosas, quid rei). 'demos distinguir tres tipos particulares de definición. Ll definición lexical (o
No fué hasta el siglo XIV, con Guillermo de Ock hall1 (u Occam, 1288-] 3-+7) lexicográfi ca), con la cual damos cuenta de! signi ficado corriente en una c,,-
y la segundet (o tardía) filosofía escol ás tica, cuando se ~ponen los cimientos de munid~d lingüí sti ca particul ar: una ope:'aci ón semejante a la consulta de un
la filoso f a moderna, que se comi enza a e.stab lecer esta distinción: hasta en- diccionario en el cual encontramos el significado comúnmente aceptado pOí
to nces, en efecto, seguía de alguna mancra vigente la convicción. derivada de los usu arios. En se gund o lugar, una definición esti pulativa mediante la
la filo sofí a griega de la escuela socrática, elc que la definició n tenía que ver cual se introduce un signifi cado lluevo para un ténnino que ya p.o see Lino
con cosas , es decir se trataba de definic iones rea les .
Aristóteles, por ejemplo, cuya inf'l uencia no se puede poner en duda, las
definic iones nominales (o de nombre) sostiene que son convenciones absoiu- : Analíticos Segundos (o Anal)' lica P[)s¡crior~,). jI. 7, 6. Ver en A ri stóteles, horadas cid
Lógico rc)rgu!7ol7). JI. C redos, Vi2.urid. 19 88 (trad. de!'.L Can de1 S~'l nm artín).

135
comúnmente aceptado. Finalmente, en tercer lugar, una definición explicati- sería una definición estipulativa aquella que para la palabra 'gato' estable-
va (o redefinición), que consiste en una definición que ni es del todo una ciera que significa «mamífero felino muy feroz y de gran tamaño, de pelaje
definición lexical, pero tampoco introduce un significado nuevo, sino que blanco en el vientre, amarillento y con listas oscuras en el lomo y la cola,
sirve, en otras palabras, para esclarecer y delimitar el significado de un térmi- donde las tiene en forma de anillos. La especie más conocida es propia de la
no que se usa con un significado ambiguo y/o vago) India». Se trataría, en efecto, de la introducción de un significado nuevo para
Aunque, como se ha dicho, estos tres tipos de definición se colocan den- una palabra que ya tiene un significado comúnmente reconocido y aceptado,
tro de la concepción nominal (o nominalista), según la cual con la definición en relación al cual no sería pertinente preguntamos si es verdadero o falso
hablamos sólo de palabras y no de cosas, de cualquier manera - sobre todo sino más bien sería oportuno preguntamos para qué sirve un significado de
en ámbito jurídico- no se está exentos de recaídas sustancialistas (realistas). ese tipo, es decir si es oportuno O no lo es.
Es el caso de la definición lexical, a la que es pertinente un juicio de verdad En el derecho, siendo que el legislador usa un lenguaje natural (el espa-
o falsedad que depende de su correspondencia o no con el uso efectivo del ñol, el inglés, el francés, etc.) para que los destinatarios de las leyes estén en
término definido. No creo que sea insensato suponer, en efecto, que esta de- condiciones de entender el mensaje que contienen, es plausible pensar que
finición pueda generar la tentación de abrazar, un tanto paradójicamente, la Jos términos que utilizan deben tener el significado que habitualmente le atri-
idea de una definición real, es decir la idea de una definición verdadera. buye la comunidad lingüística. En otras palabras, cuando el legislador usa las
Pongamos por ejemplo, el término 'matrimonio' cuyo significado corriente, definiciones, por ejemplo en los artículos iniciales de una ley, debería abste-
tanto en una perspectiva general como desde el punto de vista jurídico, es la nerse de introducir significados nuevos, o sea, definiciones estipulativas de
unión entre dos personas de sexo diferente. Sin duda es éste el significado modo que los destinatarios de la ley puedan orientar sus conductas de acuer-
comúnmente aceptado, y sin duda además estamos frente a una definición do con el significado comúnmente aceptado. Finalmente, como hemos visto,
lexical. las definiciones explicativas (o redefiniciones) son aquellas con las cuales se
El rechazo generalizado, sin embargo, del matrimonio entre parejas ho- trata de resolver, sobre todo en el derecho que es el ámbito que aquí nos inte-
mosexuales se funda en este significado, el más común, pero convirtiéndolo resa, todas aquellas ambigüedades y ambivalencias que son propias del len-
de alguna manera en el único significado, como si, como se ha dicho antes, guaje, precisando, delimitando y esclareciendo aquellas palabras o expresio-
entre el definiens y el definiendlllll existiera una relación natural y necesaria: nes cuyo significado no es claro.
en otras palabras como si a la unión entre parejas homosexuales no se le pu- La Real Academia Española, en su Diccionario de la lengua española
diera atribuir de la manera más absoluta la calificación, inclusive de carácter señala dos significados para la palabra 'mutuo'. Por un lado el significado
jurídico, de matrimonio. Lo que es, manifiestamente, del todo absurdo e in- común como adjetivo: "dicho de una cosa: Que recíprocamente se hace
fundado, si nos mantenem'os estrictamente en la esfera de la definición nomi- entre dos o más personas, animales o cosas"; y, por el otro, el significado
nal, pues no hay nada que impida que a la palabra 'matrimonio' se le atribuya técnico-jurídico, perteneciente al mundo del derecho de "contrato real en
el significado de "unión de dos personas" sin especificar que deben ser de que se da dinero, aceite, granos u otra cosa fungible, de suerte que la haga
sexo diferente. En la definición lexical, si hablamos de un definición verda- suya quien la recibe, obligándose a restituir la misma cantidad de igual
dera o falsa es sólo para indicar la (posible) correspondencia entre las pala- género en día señalado". El segundo significado se inscribe sin duda en el
bras que forman el definiens y la palabra que es el defilliendlllll, y no entre ámbito de las definiciones explicativas, las que en disciplinas como el de-
aquél y algo así como la cosa o la sustancia. recho son las más usuales y son las que vemos en la ley cuando el buen
Por lo que respecta a la definición estipulativa, por otra parte, es claro legislador se toma la molestia de indicar el significado que ahí tienen tér-
que a ésta es pertinente sólo un juicio en ténninos de oportunidad y no de minos y expresiones tomadas del lenguaje corriente precisamente para de-
verdad o falsedad. Para permanecer en los límites de un ejemplo ya citado limitar su área de significado.
El discurso desarrollado en este apartado, dedicado a los nombres, con-
3 Sobre el tema: U. Scarpelli, JI problema del/o dejlllóonc e iI cOllcc/lo di diritto. Císal- ceptos y categorías, es impOltante porque puede ser de ayuda para revisar de
pino, Milán, J 958; Id., COl1/ributo alla semanlica dellinguaggio l1ormatil'O, (Jiuffre,IVlílán. manera crítica el modo en el que en el derecho se usan los conceptos ')' las
1985 (ed. a cargo de A. Pintore. Ed. Orig. 1959). Ver también la bíbliogratl3 citada. ' categorías fundamentales, como 'norma', ' ordenamiento jurídico', 'sanción',

136 137
I 1LO '()I i j IJ H 01-1\ 1'1 l/O

' derechos subjetivos', 'matrimonio', etc. La intención de rondo es comprender cotidiano, tienen un peso, es decir, una importancia que no habría que su bes-
que detrás de su uso aparentemente neutral en realidad se esconde, por lo timar. Si n duda, hay un sinnúmero de definiciones de la palabra 'sistema' ,
general, una opción valorativa, o metodológica o ético-moral, que es necesa- pero para los fines que nos interesan aquí, teórico-filosóficos, por lo general
rio, en primer lugar, no escondemos a nosotros mismos, de modo que no se con ella se entiende un conjunto ordenado y articulado de elementos (]ue
convierta en una opción ideológica. forman, precisamente, un todo coherente y completo. Se dice, por ejemplo,
Como I~S evidente a lo largo de este escrito, la misma definición de 'de- de un filósofo, que ha creado un sistema filosófico dentro del cLlal se tiende él
recho' no está exenta de este riesgo, y puede a su vez convertirse en una pensar que todos sus elementos se encuentra relacionados entre sí sin contra-
suerte de idea-guía que "arrastra" consigo toda una serie de categorías. Pién- dicción alguna y que, además, contiene todo 10 que las personas se imaginan
sese, por ejemplo, a la definición de 'derecho subjetivo' como un conjunto de que un sistema filosófico deba contener. La tran sposic.ión de la palabra 'sis-
libertades naturales del ser humano en cuanto tal, propi<l de una concepción tema', con toda Sl: área de significado (sistemático, ordenado, completo, co-
iusnaturalista que refleja a su vez la idea de derecho natural. Pues bien, tal herente, etc.) al contexto jurídico ha detemlinado por mucho tiempo, como se
definición, es obvio, incluye la idea de que la propiedad privada es natural, decía, que el derecho (recrius: el ordenamiento jurídico como concepto) haya
en el sentido de que el mundo está dividido por naturaleza en propietarios y sido considerado sin más como un sistema, el sistema jurídico, y que, en
no propietarios Cy que, de consecuencia, tal condición es necesaria v eterna v, consecuencia, de él se haya predicado sin mayores problemas su car2.cter
lo más importante, justa). Lo contrario suc.ede si se entiende la mis'ma exur~­ sistemático, su coherencia y su completitud.
sión como un conjunto de libertades establecidas exclusivamente por nO~las Estas características, admitiendo SLl presencia sin someterlas a diSCUSión,
jurídicas, de tal modo que son derechos subjetivos sólo los que el ordena- atribuidas a un sistema y por transición al sistem a jurídico, de ninguna mane-
miento jurídico establece. Es claro, entonces, en esta perspecriva, que el pro- ra reflejan una visión inocua, como ya se ha visto en los capítulos anteriores,
pietario lo es en virtud de que se encuentra en una condición cletelminada por dado que detemlinan, por ejemplo, una postura fomlalista en el acercami e nto
un conjunto de normas jurídicas; condiciones que no tienen nada de natur;l y al tema de la interpretación del derecho, por mencionar sólo su consecuenc.ia
necesario, y que por consiguiente pueden ser modificadas y, lo más impor- más obvia. En efecto, para decirlo con otras palabras, si el sistema es un con-
tante, cualquier sujeto tiene la posibilidad hipotética de colocarse dentro de junto sistemátic.o y completo, y si un ordenamiento jurídico es un sistema,
ellas y devenir propietario (y el propietario dejar de serlo, por supuesto ).~ entonces en éste no existen las lagunas, es decir. aquellas situaciones en las
que dada una controversia jurídica no existe una nonna jurídica susceptible
de ser aplicada. Y lo mismo sucede con la coherencia. Si el sistema es cohe-
4.2. Los sistemas y los ol'denamientos juridicos rente por definición y el derecho es un sistema, entonces no presenta antino-
mias, es decir la condición en la que para una controversia existen des (o
más) normas jurídic.as como posibles respuestas. Como se ha visto, en rca li-
Las observaciones desarrolladas en el apartado anterior nos son útiles
dad la coherencia y la completitud son dos ideas límite, o deberían serlo ai
ahora para examinar de cerca algunas de las categorías más importantes uti-
menos, perseguidas por quienes tienen la respon sabilidad de crear el derec ho ;
lizadas en el lenguaje jurídico. Con frecuencia se usa la expresión 'sistema
pero no son, consecuentemente, características de hecho. En otros ténni nos,
jurídico' para referirse a un ordenamiento jurídico específico, utilizando am-
el derecho debería ser coherente :v completo pero, de hecho, en muchísimas
bas expresiones como sinónimos. ASÍ, se suele emplear la expresión 'sistema
circunstancias no lo es; y no lo es, podríamos agregar, por ser el derecho lo
jurídico mexicano' para denotar el ordenamiento jurídico de nuestro país en
que es, por sus mismas características distintivas.
su totalidad. Aparentemente, esta asimilación es neutral, en el sentido de aue
Ahora bien, alguien podría preguntarse, y preguntar, por la imporlaf'cic:
es inocua: veremos enseguida que no es así, ya que las palabras, en su l;SO de que el Derecho se considere o no se considere completo y coherente. ¿A
quién le importa ésto? ¿no son en ,ealidad quisquillas s in importancia algl1na,
buenas para perder el tiempo y no ocuparse de cuesti ones serias') Una opi-
.j El lema de ios derechos de las personas será desarrollado con más deta lles efl los dos

apartados linales de este capítulo y en e l cap. V U4 i·a"j. nión de este tipo refleja una incomprensión de b capacidad de las palabras.

138 ;39
y del lenguaje en general, para influir en los hechos y en las actitudes de las minada es necesario percatarse de las muchas "trampas" semánticas que se
personas, ya que -como se ha visto----S sostener que el derecho es completo y esconden en el uso desenvuelto de sus principales categorías.
coherente es el primer paso para negar (y esconder) el uso de elementos dis- Si, luego, los ordenamientos jurídicos son un sistema, ¿de qué tipo de
crecionales en su aplicación· y, consecuentemente, después sostener que toda sistema estamos hablando? Un ordenamiento jurídico, al menos en la forma
decisión judicial, hasta la más descabellada. no consiste en otra cosa que no alcanzada hoy en día en el mundo occidental , sin duda es un sistema unitario,
sea la neutral subsunción de un hecho en una normajuridica. Cuyo resultado, ya que la enorme complejidad de sus fuentes y de sus normas y de su organi-
es obvio, conduce a consolidar la imagen errónea de un juez que es sólo la zación, puede de alguna manera encontrar su unidad y su articulación en la
boca de la ley, desprovisto de toda responsabilidad en su función jurisdiccio- misma forma estructural que lo caracteriza. Aquí el pensamiento de Hans
nal. En efecto, si para toda controversia jurídica existe una, y una sola res- Kelsen sigue siendo determinante, en mi opinión cuando menos, en el sentido
puesta, se puede fácilmente concluir que el juez no tiene otro rol en la juris- que precisaré ahora mismo. Para Kelsen, es bien sabido y no es el caso de
dicción que no sea el de tomar esa respuesta ya dada. Que las cosas no estén entrar en el detalle, un ordenamiento es un sistema normativo dinámico-for-
de esta manera creo que haya sido suficientemente evidenciado en el capítulo mal, a diferencia de la moral, que para nuestro autor constituye un sistema
anterior. siempre normativo pero de carácter estático-materia1. 6 Lo que distingue am-
Entonces, si deseamos continuar a hablar de sistema jurídico es oportuno bos sistemas normativos, derecho y moral , es la diversa modalidad de pro-
hacerlo de manera crítica, atribuyendo toda la importancia que se merecen a ducción de las normas del sistema. En el derecho, dice Kelsen, las noonas se
los elementos distintivos de la palabra 'sistema' y a sus repercusiones en la crean mediante un acto de voluntad de un órgano institucional, en un proceso
formación de una idea de derecho y, sobre todo en su concreta aplicación por que tiene como punto de partida la norma fundante básica (la Gnmdnorm o
parte de los jueces. Que el derecho sea un sistema, o sea, un conjunto de ele- norma fundamental como también se le llama), la norma con más alta jerar-
mentos relacionados entre sí, no se puede negar. Pero se trata de un sistema quía, hasta llegar a los actos ejecutivos de los fallos, con una sucesiva y
complejo, incompleto, e incoherente, aunque completitud y coherencia cons- constante delegación de poderes creativosJ Además, la norma así creada ha
tituyen dos metas a seguir, sin duda alguna. Por otra parte, la complejidad de considerarse válida, es decir, perteneciente al sistema, en razón del respe-
del "sistema" jurídico se ba visto acrecentada por la presencia de fuentes del to de los requisitos formales de competencia y de procedimiento. Tales requi-
derecho que cada vez más corren el riesgo de chocar las unas contra las otras, sitos, en efecto, son los factores de los que deriva el carácter dinámico del
en un contexto, además, en el cual conviven fuentes internas y fuentes exter- sistema jurídico, una vez que con ellos no se adquiere ningún compromiso
nas y cuya convivencia no está exenta de dificultades. Por fuentes internas de carácter de contenido (material) de las normas a crear: en otras palabras,
entiendo los actos de producción del derecho (aún los fallos judiciales) que pueden tener cualquier contenido. 8
se realizan dentro de una Jurisdicción estatal, mientras que por fuentes exter-
nas me refiero a la siempre cada vez mayor mole de actos de producción que
G Cfr. Kel sen, H., Reine Rechtslehere, 1960. Es la 2a. edición de su conocida Teoría pura
p~ovienen de instituciones extra-estatales propias de una situación interna-
del derecho, trad. cast. de R. J. Yernengo, UNAM ·IIJ , México, 1979, Caps. 111 y Y.
cional en la que vemos el funcionamiento de agrupaciones regionales a las 7 El Derecho asemeja a una estructura piramidal, donde las normas están organizadas en
que los países miembros atribuyen una parte consistente de su soberanía forma jerárquica (es la Stufenbau en el lenguaje kelseniano. Cj¡'. Teoría pura del derecho.
(la Unión Europa constituye el ejemplo más palpable al respecto). Utilizar la Op. ciL, cap. V, pp. 232 Y sigs.). Es sabido que esta tesis se encuentra basada en la intuición
expresión sistema j uridico sin más, sin percatarse de su complejidad, gene- de A. Merkl, alumno primero y después colega y am igo de Kelsen. Vid. Merkl, "Prolegómenos
ra un discurso simplificador que sería conveniente tratar de evitar, dada la a una teoría escalonada del ordenamiento jurídico. 1·11", trad. del alemán de M. Azpiparte
Sánchez v J. L. Fuentes Osorio «Revista de Derecho Constitucional Europeo», 2004, 2, Y 2005,
crucial importancia que el derecho juega en la organización de nuestras so-
3. El ori;inal de Merkl es: "Prolegomena einer Theorie des rcchtlichen Stufenbaues", en AI-
ciedades actuales; siendo él sólo un medio, un instrumento, con el cual de fred Yerdross (coord.), Gesellschajt, Staat und Rec!u. Umersl/chungen :ur reinell Reclllsle-
alguna manera se plasma la arquitectura institucional de una sociedad deter- hre. Festschrift Hans Kelscn zum 50. Geburlslag geH'iclmel, Springer, Wien, Springer, 193 l.
8 Habría que agregar aquí, para hacerle justicia al pensamiento de Kclsen, que su preocu-
pación por la pureza de la doctrina del derecho pre\'alece en este momento de su retlexión
5 Cap. 1I (supra). sobre cualquier aspecto relacionado con el contenido de las normas. Aspecto que, en efecto,

140 141
FILOsnlÜ 1)111 m :RI:C'll0

El ordenamiento jurídico, en este orden de ideas, es entonces un sistema expiica, además, la (posible) presencia de normas cuyo contenido contradice
estrucurado de manera jerárquica, es decir en una organización en la que las la Constitución, y que son válidas -si han sido creadas siguiendo íos proce-
normas del sistema se encuentran colocadas en diferentes niveles: lo que para dimientos previstos- y hasta vigentes y operativas hasta que se verifica, si
Kelsen, siguiendo en ésto a Merkl,9 es lo que denota precisamente el particu- se verifica, una intervención de un órgano encargado de vigilar acerca de su
lar modo en el vienen a ser creadas las nomlas. Una norma es válida cuando constitucionalidad.! o
existe, y existe cuando en su producción han sido respetados los requisitOs La moral, en cuanto sistema estático-material , difiere en muchos aspec-
establecidos en Lma nonna de grado superior. Se trata de una concepción tos del Derecho. En mimer lugar, las normas morales no están organizadas de
fonnal de la validez, ya que tales requisitos nada dicen acerca dei contenido manera jerárquica (~stán todas en el mismo plano, por debajo de la norma
de la nomla, tomando en consideración sólo que la nomla haya sido creada fundamental), y, en segundo lugar, se crean mediante un acto de pensamien-
por un órgano que tiene el poder para hacerlo y que, además, haya seguido to, es decir mediante un razonamiento lógico-deductivo a partir de una pre-
todos los procedimientos establecidos: el quién y el cómo de la producción misa: la norma fundamental del sistema. Por ejemplo, de la norma fundamen-
normativa para decirlo de manera más cristalina. tal de la moral, "no hagas a tu prójimo aquello que no deseas que te hagan a
Una nomla, entonces, en el sistema dinámico formal. es válida, existe, no ti", derivan lógicamente prescripciones como las siguientes: "no robar", "no
cuando es sólo pensada o deducida mediante un acto de pensamiento -como matar", "no mentir", etc. Nonnas, es del lOdo evidente, cuyo contenido se
sucede en los sistemas estático-materiales donde las normas se deducen lógi- encuentra ya presente en la norma f,mdamental de; sistema. No hay necesi-
camente da una norma supelíor-, sino cuando una autoridad la crea mediante dad de un legislador moral para que tales normas sean creadas, ya que estan-
un acto de voluntad, es decir, mediante un acto identificable empíricamente. do implícitas en la norma fundamental, es suficiente que sear. "pensadas"
En otros témlinos, el hecho de que una norma nos parezca, aún al estudioso para que exiSTan. Su existencia, pues, depende sobre todo de su comenido
de más renombre académico, que se deduce de otra norma, es decir que esté material, que no puede ser diferente del contenido ele la norma fundamental,
implicada en aquella, ello no significa de ningillla manera que seco válida y/o y que, de esta manera, detennina ei carácter estático del sistema; así comoen
que exista, pues como se ha dicho para que eso suceda es necesario que una un razonamiento lógico para llegar a una conclusión que no esté ya contemda
autoridad competente la emane siguiendo los procedimientos establecidos. en las premisas, del mismo modo en un ordenamiento estático-materia!, pam
No creo que sea necesario insistir acerca de la relevancia de esta caracte- que exista tina nomla cuyo contenido sea diferente del contenido ele la nor-
rística de un sistema dinámico-formal como el derechc; en efecto, lo que sí ma fundamental del sistema es necesario modificar esta última: lo que e:-.:p¡ ¡-
interesa es sólo evidenciar de que manera el carácter fonnal detemlina el ca precisamente que la moral en efecto sea más estática que el clereclw.
carácter dinámico de este tipo de ordenamien,os, ya que si el contenido ma- Cambia de manera más lenta, y de manera espontánea además, todo lo con-
terial de las normas no COllstituye un requisito a respetar pare. su producción, trario del derecho, donde una deci sión cíe; legislador, como se dice, puede
la consecuencia es que pueden tener cualquier contenídn, aún contrario a las condenar al fuego bibliotecas jurídicas enteras, en cLlalquier momenlo.
normas superiores que establecen los requisitos de su producció;J. Lo que Un paso importante para distinguir, metodológicam ente, eJ derecho y la
moral, se cumple si se insiste en las diferencias apenas apuntadas, y que, por
supuesto, f::>rman parte de un patrimor.io común a partir del pensamiento d'~
será retomado por él ~n otras sedes, inclusive enlabiando un enérgico debate con Carl Schm ill
a propósito de Quién deba ser el custodio de la ConstiliwciÓn. ). H. Kelsen, "La garantie juri - Hans Kelsen. Lo que no significa, hay que declararlo una y otra vez, que b
dictionne lJe de ia Constitution (La justice constitu!ionclleY·, Rente de f)mil Fl!hlic el de la filosofía no tenga nada que decir acerca de lo moral y de íos con:cnidos de la,;
Sciel1ce Politic/wz en Frallce el a I·Élral1ga., 1928. Trad. casL de Rolando Tamayo y Salma -
rán, "La garantía jurisdiccion81 de la Constitución (L a justicia cons titucional)" en Anuario
Jurídico. núr,~. 1, ¡vléxico 1974, editado por la UNA ,vI. rp. "¡ 71-5 j 5 (va rias reimpresiones). 10 Es así como se explica. pero los ejcl~,plos podrían ser innumerables. el hecho de q"~
D. Garcío. Be)aunde, en une revisión de la traducción óc Tamayo d;:¡ cue nta de ia hisioria de Cilitz.jia una ley. la ley electoral que defin ía el sistema de eiección del Parlamento. hí.¡ya sid~}
este fundamental ensayo del Kelsen teórico de la constitución C'La g,aranií~ jurisd iccio- etectiva y mediante ella se hayan eiecto ulgu:1as legis latu ras: desde! :2005 hasta 20 j::::, cuando
nal de la Co nstitución (La justicia constitucional)"', en R.:vi.\·ta iheroamericano de Derecho la Corte ContiluClonal declaró su inconstilu<;tonaJidad porqu;.:: no co nsentía ~... tos ~jectoTcS
Procesal CO!lslitucioiWl, 2008, 10, pp. 3-"6. elegir. en una lista bloqL.:cada~ a sus n~prescr,~~lntcs po líticos en la p~~rtc íeservada a ;a ciccción
9 Vid. nola 108, (supra).
illcdi<:1nte (!! mctodo proporcional.

1-13
l' ¡¡ .OSO¡-(,I 1)1iI IW lm('I IO

nonnas jurídicas; significa sólo, en mi parecer, que si se desea conocer el Kelsen se había interesado ya por cuestiones de derecho internacional
derecho, lo más oportuno es dirigir la mirada al conjunto de disposiciones desde 1920 con su importante libro Das Problem der SOllveriinitiit und die
emanadas por una autoridad dotada de un poder legítimo para hacerlo. Otra Theorie des Volkerrechts. 11 El pensamiento de Kelsen, desarrollado en ésta y
cosa diferente es el eventual juicio valorativo de tales disposiciones que se en obras sucesivas 12 constituye una severa crítica a las ideas consolidadas
puede dar de ellas, y que en la medida en que se tome como punto de partida que, o se construían alrededor de una concepción dualista donde el derecho
el contenido jurídico, es decir un "objeto" de alguna manera susceptible de nacional y el derecho internacional eran objetos diferentes (y hasta se ponía
ser conocido al menos intersubjetivamente (si no objetivamente) podría en duda la juridicidad de este último), o bien daban lugar a un monismo en el
distinguírsele de un juicio ideológico y manipulador. cual se sustenta la supremacía del derecho nacional y, por consiguiente, la
Por otra parte, como se mencionaba antes, la idea de sistema jurídico ha idea de soberanía era un hecho manifiesto e indudable. Contra unas y otras,
sido tradicionalmente conectada con la imagen del derecho que se produce la primera, un dualismo de "convivencia" entre derecho nacional y derecho
dentro de las fronteras de los Estados nacionales; sin tomar en cuenta, o sólo internacional y la segunda, un monismo que tendía a acentuar la soberanía de
en modo marginal y sin reconocerle su importancia en modo pleno, al hecho los estados nacionales, Kelsen opone su tesis monista de una sustancial con-
indudable de que hoy en día la soberanía, en cuanto elemento distintivo de tinuidad entre derecho nacional y derecho internacional y su concepción de
los Estados nacionales, se ve paulatinamente erosionada en virtud de la pre- la supremacía de este último. y lo hace animado por la concepción de un
sencia cada vez más determinante de organismos internacionales y de la le- ideal cosmopolítico en el que vislumbra la posibilidad de la unidad del géne-
gislación que ahí se genera. De modo que, en efecto, si se debe continuar ro humano como expresión máxima de la civilización; llegando a promover
usando la expresión 'sistema jurídico', siguiendo en ésto las atinadas obser- la idea de la extinción de los estados nacionales y el surgimiento de un estado
vaciones kelsenianias, es necesario también percatarse que se trata de una mundial que pueda garantizar la paz entre los estados nacionales a través del
narración extremadamente compleja porque ya no es plausible, metodológi- uso de una fuerza internacional legítima.
camente hablando, limitarse a considerar la imagen habitual del derecho ha- Es del todo evidente la relevancia de las tesis de Kelsen. Constmidas, al
ciéndola coincidir con la de los Estados nacionales; habría que incluir en esta inicio al menos, durante el fin de la Primera Guerra Mundial, ponen de mani-
reflexión, es del todo obvio, lo relacionado con el universo jurídico bastante fiesto los riesgos a los que conducen las ideas consolidadas hasta entonces, y
complejo que tiene lugar hiera de las fronteras de los Estados nacionales, el que se evidencian con toda su dramaticidad durante el conflicto mundial de
cual en detemJinadas circunstancias inclusive llega a alcanzar una mayor 1939-1945. Para Kelsen, siguiendo en ésto los ideales cosmopolitas de Kant
fuerza noanat1va que las leyes nacionales. Y hablo, por ejemplo, no solo de expuestos en La paz perpetua, solamente un monismo metodológico y siste-
la fuerza nonnativa de algunas decisiones tomadas en el seno de los organis- mático, es decir en la unidad entre derecho nacional y derecho internacional,
mos de la Unión Europea (Comisión, Parlamento, Banco Central, Corte Eu- con la supremacía del segundo, puede estar en condiciones de asegurar que
ropea de Derechos Humanos) , sino también , en lo que nos atañe más directa- entre los Estados y, por consecuencia, entre los individuos, pueda instaurarse
mente como entidad nacional, a la jurisprudencia de la Corte Interamericana la paz. No es el caso de detenerse en el detalle del pensamiento de Kelse~ en
de Derechos Humanos. este sentido, pues nos llevaría hacia un sendero que no forma parte delltme-
Para tratar de ser justos con el pensamiento de Kelsen, y aún sin entrar en rario imaginado para este trabajo. Lo que sí interesa, para concluir este apar-
el detalle de sus indicaciones al respecto, hay que decir que, en efecto, a sus
tesis acerca del derecho como sistema dinámico-fonnal (considerado el dere-
11 Tübingcn, J. C. B. !vlohr, 1920. .
cho como derecho interno, derecho nacional), él mismo añade observaciones le Por ejemplo. Peaec lhrough La"', Chapel Hill, Union (N.J.), 1944; Lal\' alld Peace 1Il
importantes acerca del derecho intemacional, sustancialmente, al menos así Intemalional Re/ations. The Oliver ¡'Vendc// Ha/mes Leetures /940-./1 , Harvard U. P., Cam-
ha sido por lo general interpretado su pensamiento, con la intención de dar bridge (Mass.), 1942; Tlze LCIl\' al/he Uniled Nalions. A critical ana/ysis olitslllndam~17tal
vida a un único sistema (el monismo internacionalista de Kelsen, como se le problems. Stevens, London, 1950; Principies of !nlcrnallOnal Law, Rmehart, N~w lork,
1952. Sobre las ideas internacionalistas de Kclsen, existe una literatura que aqUl sena ImposI-
conoce) formado por las entidades nacionales y el derecho internacional,
ble detallar. Me limito entonces a citar: D. Zolo, "Hans Kelsell lllternational Peace Through
pero con una clara supremacía de éste. lnternational Law" , en European Journal 01 !nternatiollall.CIl F, 1998, 9, pp. 306-324.

144 145
FII.!)S(w¡", UIlL I>EIU,nlO
Llli<!;,d ..1-. I .\rtC(;PIllS .illrJJ lcn~ fund:lIn..:nt. 1..:'

tado, es subrayar que en la idea de sistemajurídico, en cuyo desarrollo me be es creado por una autoridad. Sin embargo, queda también claro, la limpidez:
apoyado en las tesis de Kelsen, este autor no se limita a considerar sóio y de ia definición no significa ni muchos menos que CO;] ello se sanje defini ti-
exclusivamente d estado nacional y el derecho interno, como se dice, sino vamente el problema o el conjunto de problemas que la noción de validez
que inciuye algunas observaciones que sientan las condiciones para incluir acarrea consIgo.
además el den~cho internacional, para constituir así un sisten;a más completo. Esta definición, en un primer aspecto 9. considerar, está ineludiblemente
Lo que no excluye, naturalmente, que, como se ha dicho, debamos ser de ligada a la concepción del derecho que considera tal sólo (yen modo exclu-
cualquier manera extremadamente cautos cuando usemos el vocablo 'siste- sivo) el derecho puesto, positivo o creado por una autoridad (A1!ctoritas. ¡' Gi!
ma' por toelas las implicaciones, teóricas y práclicas, y que su uso descuidado veritas focit legelll): una concepción iusposiiivista, para usar la etiqueta acos-
podría contribuir él ocultar ya favorecer en clave ideológica. tumbrada para referirse a esta idea. Que no es la única, por supuesto, pues a
ella se le opone, en manera diameiTalmente especular, la concepción según la
cual una nonna para ser válida, y fonnar parte del universo jurídico, no só lo
debe haber sido creada por una au toridad siguiendo un procedimiento eSta-
4.3. Validez, eficacia, justicia blecido, sino, sobre todo, debe tener un contenido justo, es decir debe ser acor-
de a principios de justicia. Cuáles sean estos principios y en qué modo nos
Las "trampas" semánticas son posibles no solo en relación a la expresión pennitan, de alguna manera cierta e intersubjetiva. declarar que una norma es
' sistema jurídico' sino tambien en muchas de las categorías fundamentales justa, o no 10 es, constituye, sin duda, un serio problema del iusnatura1ismo,
del lenguaje jurídico; y con frecQencia tienen su origen, como espero sea la corriente de la cual en grandes líneas fornla parte esta tesis. Un problema
ciara, en lU1 uso desenvuelto y descuidado del lenguaje, es decir sin preocu- que, en otro sentido, se inserta en una lemática más general, en el terreno de
parse mucho por evidenciar el significado que se le da a cada término utiliza- la filosofia moral y de la metaética, que concierne precisamente la posibiii-
do. Si este modo simple y banal de usar el lenguaje puede ser aceptable en dad de la existencia objetiva de los valores, el bien y el mal, y, sobre to do,
nuestra interacción cotidiana, dado que los eventuales problemas comunica- nuestras capacidades intelectivas para conocerlos de manera tam bién obj e-
tivos son de una gravedad muy limitada (y se pueden resolver inclusive me- tiva. Por ahora no me es posible pro fundizar esws aspectos sobre los que
diante la interacción misma), en un discurso jurídico - dadas las caracterís- regresaré más adelante.
ticas del derecho como instrumento regulativo y decisorio-- simplemente no Tomando a la concepción indicada como iuspositi vista , típica del pensa-
se puede dejar pasar por alto. En efecto, como se ha visto, muchos -si no es miento kelseniano, debemos hacer algunas rellexiones. La equivalencia vali-
que todos-- los ténninos centrales del derecho reflejan , según que se les dez-existencia, así como su corolario. en el sentido de defini r la existenc ia
conciba en un modo o en ob'o, una precisa --si bien a veces sólo ímplicita- como resultado de un proceso de producción construido alrededor de los re-
concepción del derecho. Veamos en este apartado algunos de ellos, entre los quisitos formales de quién y cómo, en efecto. no ha estado exenta de severas
más significativos. críticas. En primer lugar, porque para algunos - corno Alf Ross- esta idea
¿Cuándo podemos decir de una disposición , o una norma, que es válida? de validez estaía conectada ineluctabiernente con una pretensión de obli ga-
Según una idea muy difundida, que se remontll al menos al pensamiento de toriedad de la nomla de la cual se pTcdica la validez; en otras palabras , a decir
Hans Kelsen, si no es que más atras en el tiempo, una norma es válida cuando de Ross, si se considera válida, en este sentido, una norma, elfo significaría
existe, y e:-.:iste cuando ha sido puesta, producida, por una autoridad dotada de también que se le considera obligatoria. Y adernás, en segundo lugar, el trán-
poder para ello y que, además, ha seguido un procedimiento establecido (ge- sito de la validez hacia la obligatoriedad conllevaría, si guiendo esta línea de
neralmente pOI' otras normas). pensamiento crítico, la convicc.ión, probablemente oculta, de que de al g ún
En otros términos, una norma es váljda cuando en su proceso productivo modo tal nonna es justa. Una nonTI:::, entonces, de acue rdo con este tipo de
se han respetado los (conocidos) requisitos de competencia (quién la produ- observaciones críticas, sería no solo válida sino larn bién obligatoria y, por
ce) y de procedimiento (cómo se produce). Esta idea d validez. me parece ell o mi smo, también justa.
es la que cuaJqujer persona de manera intuitiva percibe con lU1 primer acerca- Este tipo de consideraci6nes tiene su origen, probablemente, en las tesis
miento a la cuestión, pues hace referencia a la convicción de que el derecho kelsenianas acerca de la diferencia e ntre si stemas nor:nativos diná m ico- lor-

147
males Ji sistemas estático-materiales, que ya han sido examinadas con ante- saber, el hecho de que haya sido creada por una autoridad legitimada para
rioridad. Ahí, como ya se ha dicho, la preocupación de Kelsen es distinguir ello y que ésta haya seguido los procedimientos establecidos: se trata, en
~~to~ológicamente el derecho de la moral, y para ello se avale de tal opera- otros términos, de los requisitos habitualmente conocidos como competencia
ClOn mtelectual, en la que, en efecto, acerca del derecho -sistema dinámi- y procedimiento. Pero no nos dice nada, pese a ser relevante, de otro requisi-
co-formal- habla de un modelo de producción normativa que considera ex- to que la norma debe cumplir para ser válida: me refiero al requisito material,
clusivamente los requisitos formales de competencia y de procedimiento. Es es decir al hecho de que su contenido no debe contrastar con el contenido de
.er~ad, po: otra parte y para hacerle justicia al pensamiento kelseniano, que la Constitución. Estas consideraciones nos señalan con claridad que la idea
SI bien caSI de manera episódica y marginal , de cualquier manera él en algu- de validez es todo menos que una categoría jurídica acabada, sobre la que hay
nos pasos sostiene que en ierras ocasiones la norma de grado superior en la un consenso generalizado. Y que, en consecuencia y al contrario, es una ca-
construcción a grados del ordenamiento jurídico (Stufenbau), determin~ tam- tegoría sobre la que hay mucho que decir, aún sin entrar en el terreno "acci-
bién el contenido de la norma de grado inferior. Lo que haría pensar que, en dentado" del iusnaturalismo. 13
efect~, aunqu~ sus refleJciones al respecto se van configurando en los prime- En nuestros ordenamientos jurídicos de hoy la creación de las normas
ros anos del SiglO XX, en estrecha conexión con el bberaJismo de matriz de- por parte del legislador, en sus diversas instancias, es una praxis en la que,
~imonónica en el cual la legislación constituye el carácter predominante en la nos agrade o no, se deben tener en cuenta estos tres requisitos (formales y
Idea de derecho, ahí podemos encontrar los gérmenes de una idea de validez sustantivos) para que los actos creativos de nonnas se puedan considerar ac-
diferente, que inclusive el mismo Kelsen contribuirá a plasmar de manera tos jurídicamente válidos. ¿Se puede hablar, entonces, de una noción de vali-
concreta en la Constitución de Austria de 1920, luego de la disolución del dez sustantiva, por llamarla de algtma manera, distinta pero complementaria
Imperio Austro-Húngaro como consecuencia de la Primera Guerra Mundial. de la noción meramente formal? Todo parecería indicar que sí, a la luz de lo
En esta Constitución, en efecto, tenemos uno de los antecedentes más impor- que hemos venido sosteniendo; y sin embargo, esa conclusión podría ser sim-
tantes del mOVImIento constitucionalista que después de la Segunda Guerra plista y podría llevamos a correr el riesgo de no dar cuenta adecuada de la
Mun~lal. da.r á ~ugar a Cartas Constitucionales rígidas garantizadas por un ór- realidad que pretendemos conocer y explicar.
gano jUDsrucclOnal encargado de vigilar obre la compatibiljdad de las leyes Por un lado, hay que decir que por lo general los requisitos formales for-
con la ~O?stitución. Es también verdad, y hay que reconocerlo, que todo man parte de un "paquete" institucional que probablemente sólo en contadas
parec~ mdICar que Kelsen no extrae del todo las consecuencias e implicacio- y raras ocasiones, el legislador no respeta: no es frecuente en realidad que el
ne teoncas sobre su Idea de validez, a partir de lo que en el terreno práctico control de constitucionalidad se ejerza sobre esto aspecto. Sobre lo que con
le lleva a la convicción de que es necesario introducir en la Constitución que mayor frecuencia es objeto, o al menos se pretende que se haga, de un control
contribuye a crear una ~éJ1Tea distinción entre normas constitucionales y ley, de constitucionalidad es el contenido del acto creativo de normas, es decir, el
y el control de constItucIOnalidad. En efecto, de alguna manera su tesis sobre contenido de éstas, y de su compatibilidad con el contenido de la Constitu-
la validez de las normas sigue "anclada" a su distinción entre sistemas nor- ción. Por el otro, y más importante en nuestro discurso, la justicia constitu-
mativ~s dinámic~-formales y sistemas estático-materiales, funcional para las cional es un proceso que por 10 general se cumple ex postfactum, es decir a
~ece~ldades propIas de la pureza de su doctrina del derecho, O sea para dis- posteriori, una vez que la norma ha sido promulgada y ha entrado, como se
tingUIr conceptual. ~ melodológicamente el derecho y la moral. Hoy en día, suele decir, en vigor. Digo por lo general, porque, a decir verdad, existen
por otra parte, hablendose generalizado el modelo de justicia constitucional a experiencias constitucionales donde se prevé una función de control preven-
partir de constituciones rígidas, lo cierto es que la idea formal de validez tivo de constitucionalidad (de fonna y de contenido). Es lo que sucede, por
-así podríamos caracterizarla de manera sintética- parece más bien care- ejemplo, en Italia, donde el Jefe de Estado, llamado Presidente de la Repúbli-
cer de los alcances explicativos necesarios y suficientes para dar cuenta de ca, tiene el mandato constitucional de promulgar la ley pero no antes de ha-
las n:odalidades con las cuales las normas emran a formar parte de un orde- berla tenido " bajo la lupa" , ejercitando una forma de control preventivo
namIento jurídico eficaz.
. La idea de validez formal , en efecto, refleja adecuadamente un aspecto
Importante que contribuye a pensar en una norma como una norma válida, a 13 Sobre el cual, por supuesto, regresaré enseguida.

1-l8 149
Fll \)~lt'Í\ lJbl 1)1!Rl!, 'W>

acerca de l2 labor de l Parlamento. l4 ¿Qué repercusiones tiene UI: control de declaración de inconstitucionalidad de las partes de la ley incliminadas DC
constitucionalidad e.Y postlactlllll en el plano de la idea de validez? A este significa de la manera más absoluta que todos Jos efectos producidos durante
aspecto, a decir verdad, no se le ha atribuido la atención conceplUal que me- el período de su existencia hayan de ser declarados nulos_ Se puede entender.
rece, en virtud, como veremos, de que su re·nej o en la idea de validez es ex- me parece, el entendimiento de la Corte; resulta, sin embargo, que una ley
tremadamente relevante y complejo. En primer lugar, una nonna promulgada que violaba dos preceptos constitucionales, la igualdad del voto y la libre elec-
y publicada oficialmente sin duda entra en v igor y produce efectos, aunque ción de los electores, fué declarada válida en su momento y produjo efectos
su conteilido sea contrario a los contenidos constitucionales. Me permito no reversibles, con resultados no indiferentes en la vida política y pública
aquí, para que este punto quede perfectamente claro, citar lo sucedido en italiana.
Italia. Con la ley 270 del 21 de diciembre de 2005 se intTodujeron varias re- Me parece que estas observaciones nos conducen necesariamente a reco-
formas en el sistema electoral para la elección de las dos Cámaras, de Dipu- nocer que la idea de validez no es, de la manera más absoluta, un concepto
tados y Senadores. Para la primera, se establecía que al partido o a la coali- simple, en virtud precisamente del funcionamiento de los ordenamientos ju-
ción de pmiidos que alcanzara la mayoría re lativa pero que no obtuviera 340 rídicos. Lo que nos llevaría tam bién a reconocer la plausibilidad de las tes Is
de los 630 Diputados, se le diera un premio de mayoría (una cláusula de go- de quienes, a partir de la problemática que se ha evidenciado, sostienen la
bernabilidad para decirlo en modo eufemista) que consistía en atribuirle los necesidad de introducir una distinción enl"re una pretensión de validez, que se
Diputados necesarios para llegar a los 340 en modo tal de constituirse como puede individualizar en el momento en que una nonna entra en vigor, y una
mayoría absoluta en ese ramo del Parlamento. De manera semejante, para la validez propiamente dicha, o validez a secas, que podría ser deternlinada cuan-
segunda, la Cámara de Senadores, se establecía que al partido o a la coalición do sus contenidos no entran en conflicto con el dictado constitucional. l5 Re-
que obtuviera la mayoría relativa pero que no llegara al 55% de votos se le gresaré enseguida sobre este aspecto.
atribuyera ese porcentaje, de modo tal que, también aquí, se constituyera Sin duda, el control de constitucionalidad, presente hoy en buena pane
como mayoría absoluta. Por otro lado, al interior de un sistema proporcional, de las actuales cartas constitucionales, nos obliga a repensar la idea de vali-
la ley preveía las así llamadas "listas bloqueadas", es decir una lista de can- dez de las normas, a la luz del requisito material en cuanto a su producción,
didatos en un orden númerico establecido por los partidos políticos sin que al y que se conecta además con las modalidades más exigentes, en relación a la
elector se le permitiera elegir entre ellos con su voto en las urnas; de modo tal producción de la ley ordinaria, necesarias para la revisión constitucional. En
que si, digamos, un partido obtenía para una lista tres puestos, o para Diputa- efecto, todo acto productivo de ley, en cualquier instancia prevista, está suje-
dos o para Senadores, los lugares eran ocupados por los tres primeros candi- to también. además del control meramente formal, al control de su conlenido
datos en el orden de la lista. Por estas razones, y otras más, se intentó en va- material; y' parecería que superados ambos "obstáculos" una leyes válida.
rias ocasiones someterla' a una consulta popular, bajo la sospecha de que Sería ésta una conclusión apresurada e ingenua, pues nos podríamos pregun-
contenía elementos de inconstitucionalidad, S111 lograrlo. La ley produjo sus tar, sin caer necesariamente en una posición hiper-analítica, cuúndo es que se
efectos, pues bajo su normatividad fueron electas tres legislaturas, y los Parla- declaran superados cales requisitos de modo tal de declarar perentoriamente
mentos y los Gobiernos emanados de ellas produjeron a su vez actos jurídicos que una leyes válida. Por lo que respecta a los requisitos formales, la cues-
que tuvieron efectos en la vida pública. tión es bastante simple, pues si la nornlél es emanada por un órgano identl r'j-
El hecho de que la susodicha ley haya sido declarada inconstitucional por cado como una autoridad con poder creativo de derecho y lo hace siguiendo
la Corte Constitucional ocho años después de que fué promulgada y de que las modalidades establecidas, por ejemplo, respetando los reglamentos que
fue eficaz., es decir, produjo los efectos deseados, ¿de qué modo se refleja en
la cuestión de la idea de validez de las nornlas') La corte constitucional ilalia-
;: L. í'errajoli. por ejemplo, habl a ¡k un a \'alide7 formal (\'alíe/irá/ormale) y una valicit!z
na, por otro lado, en la motivación de su sentencia de ir.collstitucionalídad de sustancial (volidilá/órma{¡;J para referirse a estos dos momentos de la producción normali,'a.
la ley en cuestión (semencia No. 1 de 2014 ) establece llanamente que la En relación la primera se podrí::¡ hab lar del p I'incipio de mera lega lidad (mera lega/itá) y Ce;
relación a la segunda de estricta legalidad (slrtmu iega/ilú). Vid. L. FClTajoli, "Di rini fondC! -
mcntZlli·'. en ,(í~oria po litica». 1998. 1. pp. 1-33 . Jlay trad. ca:;!. de A. de Cabo - G. P;sarel k,:
1" Cfr. C01lSti¡ución italiana (Titulo 11, arl, 69). f'errajoli, L., Los jiiJldamel1los de /0,1' derechos ¡i¡ndml1<!l7/a/es. T rolla. 1"l adrid, 2005.

!50 151
FII SOH \ 1> .1. Di:RECIiD IJniJad -l Com:c'[ll(),'ijuriclkos rundllrl1Cll tttlc:

disciplinan los trabajos parlamentarios, probablemente reconoceremos que des- generales, «el plazo será de treinta días contados a partir del día siguiente a la
de el punto de vista fOlmal la norma es válida. La cuestión, es evidente, se fecha de su publicación, o del día siguiente en que se produzca el primer acto
complica terriblemente si tomamos en consideración el requisito del conteni- de aplicación de la norma que dé lugar a la controversia»16.
do material, pues como se ha visto es posible, desde el punto de vista empíri- En el ordenamiento italiano se distinguen dos modalidades para interpo-
co-factual, que una norma cuyo contenido contraste con la Constitución pue- ner el recurso que vale la pena examinar. La primera modalidad, la así llama-
da haber sido respetando los requisitos formales de su producción. El da vía incidental o de excepción (illcidentale a di ecceziane) deriva del arto 1
ejercicio de la justicia constitucional, del control de constitucionalidad, por de la Ley Constitucional No. 1 del 9 febrero de 1948, donde se establece que
lo general no se hace en relación a todos los actos productivos de leyes, sino, "la cuestión de legitimidad constitucional de una ley o de un acto que tenga
como sabemos, el juez constitucional se pronuncia sólo y exclusivamente en fuerza de ley de la república, es solicitada de oficio o pedida por una de las
aquellos casos en los que las instancias legitimadas para ello lo llaman en . partes en el curso de un juicio y que no sea considerada por el juez manifies-
causa para que revise un detenninado contenido normativo. Así, sólo en estas tamente infundada, se envía a la Corte Constitucional para su decisión". Al
ocasiones sabemos a ciencia cierta si una norma, de la que alguien ha puesto juez, durante un proceso, se le atribuye la tarea de solicitar él mismo a la
en duda su consitucionalidad, tiene un contenido acorde, o no, con la Consti- Corte, y de evaluar la solicitud de una de las partes, que se pronuncie sobre
tución, y por consecuencia si es válida en un sentido material y no solo for- la sospecha de constitucionalidad de la ley involucrada en el caso en cues-
mal. ¿Y todas las otras normas, sobre las cuales el juez constitucional no es tión. La segunda modalidad, llamada principal o de acción (principale a
llamado a pronunciarse, son válidas sólo formalmente, pero de cualquier d 'azialle, también llamada directa o principal), puede ser puesta en acto o por
modo son eficaces? Y, por otro lado, ¿existen plazos que determinen a partir el gobierno en relación a estatutos o leyes emanadas por las Regiani (regio-
de qué momento no se puede más poner en duda la constitucionalidad de una nes, es el nombre que reciben lo que en México llamamos entidades federa-
norma? Este útimo aspecto, el de los plazos, es de vital imponancia, pues tivas), o bien por éstas últimas en relación a estatutos o leyes emanadas por
tiene una relación directa con los principios de seguridad y certeza jurídicas el Estado o por otras regiones. Para esta segunda modalidad, el plazo para
ya que en línea de principio no sería deseable que un recurso de inconstitu- que se considere admisible el recurso de inconstitucionaJidad es de 60 días,
ciooalidad pudiera ser interpuesto siempre, es decir, sin ningún límite tempo- mientras que, como es obvio, para la primera, de hecho, no existe plazo algu-
ral después de que haya sido emanada la norma. Así, en el ordenamiento es- no estando ligado el recurso a un proceso jurisdiccional.
pañol, la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional (del 3 octubre 1979, arto Como se ha visto con los tres ejemplos mencionados, la necesidad de
33) señala dos plazos distintos para interponer un recurso de inconstitucio- establecer plazos para el ejercicio del control de constitucionalidad está muy
nalidad. El primero indica un pl azo máximo de tres meses para interponer el generalizado, dada su importancia no solo en el plano práctico de la aplica-
recurso, a partir de la publicación en un órgano oficial de la norma que se ción de la ley sino también en el plano teórico en el discurso, que aquí se va
considera incompatible con la Constitución; el segundo, por otro lado, indica desarrollando, acerca de la validez de las normas. Mientras que en España y
que el gobierno y los órganos colegiados de las comunidades Autónomas México lo que emerge de esta normatividad es que una vez superados los
disponen de 9 meses para interponer el recurso contra Leyes, disposiciones plazos establecidos podemos hablar de una validez plena (o una validez de
y actos con fuerza de lev. estricta legalidad), de una normal (lo que no significa, es claro, que no pueda
En nuestro ordenamiento, la ley reglamentaria (11-05-2005) del arto 105 ser puesta en discusión sucesivamente y expulsada del sistema jurídico me-
de la Constitución establece plazos para la interposición de recursos de in- diante un acto abrogativo), en Italia, con la distinción de las modalidades de
constitucionalidad de esta manera. En primer lugar, tratándose de actos con- acceso a la justicia constitucional en dos tipos tenemos un resultado diferen-
cretos, el plazo es de 30 días contados a partir de tres contextos diferentes: "a te. Lo que resulta es que la primera de ellas, la incidental o de excepción,
partir del día siguiente al en que conforme a la ley del propio acto surta efec- termina por ser preponderante sobre la segunda, dando lugar así a un con-
tos la notificación de la resolución o acuerdo que se reclame; al en que se texto en el cual las normas están expuestas de manera indefinida a un posible
haya tenido conocimiento de ellos o de su ejecución; o al en que el actor se
ostente sabedor de los mismos". En segundo lugar, para el caso de normas
16 An. :::> I de la Ley Reg.lamentaria.

152 153
L u.iduJ 4. ConccplllS jurídicos Ii.mdmnt:nlalc.;

recurso frente z la Corte Costitucionai. Si es,e aspecto constituye un tema reflexionar acerca también acerca de ia idea, de alguna manera opuesta, o sea
polémico desde una perspectiva teórica, está de hechoque la modaiidad inci- de que es la veritas, y no la allcíoi'itas, la que va a crear el dc:recho (veriles.
dental, ha sido una de las armas mediante las cuales ias personas -aunque lIon ouc/uritas facit legell1) , tratando de seguir un nexo lógico entre ambas
fuera durante un proceso jurisdiccional- podían acceder a [ajusticia consti- perspectivas.
tucional para tratar de tutelar su propia posición. No es el caso, obviamente, Con la genera:ización y la afirmación del Eswdo constitucional de den~­
de examinar detalladamente lo anterior pues nos conduciría a otros terrenos, cho, es decir, la organización social que en pocos ténninos podríamos definir
pero sí se debe subrayar que, en efecto, por largo tiempo en Italia esta moda- como el Estado regido por una constitución rígida garantizada por una estruc-
lidad ha sido la más utilizada, pues la otra, como se ha visto, se podría decir tura de justicia constitucional, sin duda muchas de las tradicionales catego-
que tiene como objeto sobre todo los contlictos de atribución de poderes. rías jurídicas necesitan ser "puestas a! día", necesitan ser revisadas: emre
Lo que a final de cuentas resulta evidente, es que el tema de la validez de ellas la iclea de validez. Como hemos visto, en efecto, la mayor parte de los
las nonnas constituye tm aspecto de los.más complejos de la reflexión juridi- ordenamientos jurídicos, al menos en la así llamada parte occidental del
ca, y que tratar de aferrarlo para.retlejarl0 en tma fónnula sintética, aplicable mundo, se; caracteriza por una estructura formal en la que identificamos, con
para todo ordenamiento jurídico, conlleva el riesgo de caer en generaJizacio- algunas diferencias por supuesto; un Estado constitucional de derecho. Si
nes reduccionistas que poco, o nada ayudan en la comprensión y explicaciÓn tomamos en serio esta característica, es decir el hecho de que en nuestras
del derecho. constituciones se encuentren plasmados algunos valores y principios que nos
obligan a reflexionar acerca de la validez de las nom1as, porque la concm--
dancia de su contenido con la Constitución es un requisito de su validez, de-
4.4. Hacia ea Estado constitucional de derecho. Validez y justicia bemos ser honestos para reconocer que ello de alguna manera se conecta con
el paradigma hobessiallo (auctoritos. non veritasfaci/ legem), pero para rein-
terpretarlo, y nos Gbliga a, en parte al mellaS, a modificarlo. En ei Est"do
Las re:f1cxiones anteriores también pueden ser examinadas desde otra constitucional de derecho, para decirlo de manera clara, la validez de las
perspectiva, no menos interesante. Decíamos a; inicio de este apartado que el normas no reside ya exclusivamente, como hemos visto, en el respeto de re-
punto de partida para comenzar el estudio de] problema de validez de las quisitos meramente fomlales (propios del lema al/cloritas .... ), sino tamb¡én
normas pasaba necesariamente por la convicción de que un primer acerca- en el requisito material relativo a su contenido, de modo tal que parecería que
miento al tema es la fórmula bien conocida de que es la autoridad v no la nos encontramos al interior del paracigma opuesto anterior: verUas. non Cnl.C-
verdad lo que determina lo que es derecho: la f~mosa fóm1Ula de Thomas toritas focit legem. Qué se deba entender por veritas, por supuesto, no es
Hobbes, allc!uritas. ilun veritosjácit legel7l). Sin entrar demasiado en un exa- absolutamente sencillo. Es plausible pensar, sin embargo, que si con el naci-
men historiográfico del pensamiento hobbesiano, y sin argumentarJo, se pue- miento del Estado moderno se afi;-ma la Idea de que es derecho (ley) Jo ~lue
de interpretar su fórmula insenándola en sus ideas acerca de ]a fonnación del produce la autoridad, entonces en el estadio precedente,! 8 lo que es ley e:': lo
Estado moderno, y de su preocupación, a la luz de las lncbas inks1inas por el que coincide con la verdad, de alguna manera entendida como su correspün-
poder político en ]a Inglaterra de su tiempo, por la consolidación de un dencia, en cuanto 3 su contenido , con ciertos principios. Contenidos, éste
único poder 1. el Leviatán) capaz de monopolizar la producción, y la aplica- sería el corolario, que no serían otros, sino aquel o aquellos en los que se
ción, de las k yes, contra todas las otras instancias que le Dudieran contender fL~nda el iusnaturalismo, es dccir, la cOITiente iusfilosófica que sostiene. el1
el campo. Por tal razón, como se sabe, Hobbes e~ considerado uno de los ténninos muy amplios, que junto cor: el derecho positivo, el derecho produ-
padres fundadores del iuspositivismo, 17 es decir De la idea, ya evidenciada al cido por la autoridad, se encuentra d derecho natural, ekmo e inmutable. En
inicio del apartado, de que el derecho válido es el derecho producido por Lna esta perspectiva, es evidente, el "verdcldero" derecho no es el derecho positiv o,
autoridad. A 'esta idea me he referido hasta ahora; y es el caso, entonces, de

18 Que quizú forzando un poco [as COS2S desde una perspecú"a histórica podr:amos ií2-
J7 Si bien, pür ot;"O (<lUO, parll algunos estudiosos su pensamiento no está exente de ln.a~
"etapa prcjurídica" ~ colocándonos, es c'/ lder.tc, en un punto de vista parcial, que es el
considc:ruciones dl= car~1C:lcr ¡llsnaturalista. nuestro, ei del Estado :noderno.

]54 155
~ILOSOfj.\ l>1:1 !)l!Jt E ' 1I

(particular, mutable, sujeto a la voluntad de la autoridad) sino el derecho na- mi parecer, de que un conjunto de criterios para afirmar que una norma es
tural, cuyo contenido, así, determinaría la pertenencia o no pertenencia de las válida que incluya no sólo competencia y procedimiento, sino también con-
normas creadas por la autoridad al verdadero derecho. tenido, introduce de alguna manera una visión precisamente de la validez que
La situación actual de nuestros ordenamientos constitucionales, en efec- tiene que ver, en un sentido muy lato, con la idea de justicia, Veamos en qué
to, si contempla la posibilidad que el eventual contenido de una norma, con- sentido, para no incurrir en equívocos innecesarios. Partamos de la siguiente
trario a la Constitución, constituya un factor para que s~ le declare inválida pregunta. ¿Una norma cuyo contenido contrasta con la Constitución es, ade-
delennina un contex'to en el cl!l!!.el paracligma' al/ctoritas ..." ya no retleja en más de inconstitucional, obviamente, también injusta? En el lenguaje técni-
modo adecuado el ftrncionarnlento concreto de la producción de la ley. Lo co-jurídico, está fuera de toda duda que una pregunta semejante puede parecer
explicarla de una mejor manera, siguiendo la linea de'razonamiento que se cuando menos extraña, dado que precisamente' se usa el vocablo 'inconstitu-
ha ido trazando aquí, el paradigma opuesto, 'verjtas non aucloritas faeit cional' para referirse a la norma viciada materialmente (aunque también, por
legem' . ¿Significa ésto, en consecuencia, que es laconcepcjón iusnaturalista, supuesto, puede contener un vicio solamente formal), Lo que no significa, en
y no la concepción iuspositivista, la perspectiva más idónea para dar cuenta mi opinión, que en el imaginario colectivo, del hombre de la calle pero pro-
de los fenómenos jurídicos actuales? ¿Ra agotado el iuspositivismo, en el bablemente también de los especialistas, no se establezca de alguna manera
neoconstitucionalismo --o sea el momento histórico en que vivimos hoy en una equivalencia entre 'inconstitucionalidad' e 'injusticia'; lo que conduciría,
día: constituciones rígidas garantizadas por la justicia constitucional- sus por otra parte, también a la equivalencia entre 'constitucionalidad' (o validez,
alcances beurístico-exp\icativos?19 Dificil responder, aunque hay que reco- a la luz de los se ha dicho aquí) y 'justicia', Para dar una idea más compren-
nocer, de entrada, que incurriría en un serio riesgo teórico-conceptual quien sible de los alcances de estas observaciones, consideremos lo que sucede en
su bestimara las interrogantes apenas evidenciadas. Sin asumrr necesariamen- nuestro país en relación a los derechos políticos. En el artículo 34 de la Cons-
te los postulados de lIna de las partes, laque apenas se ha mencionado y la titución se dice que son ciudadanos los hombres y mujeres mexicanos que
que, al contrario, sostiene que el neoconstitucionalismo (o constitucionalis- tengan más de 18 años de edad y que tengan un modo honesto de vivir. 21
ola para usar el léxico de uno de los autores más comprometidos con esta Además, la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, en su
postura) constituye un perfeccionamiento del iuspositivismo,20 se puede artículo 7 (primer apartado), establece que «votar en las elecciones constitu-
tomar esta doble postura como un punto de partida para desarrollar algunas ye un derecho y una obligación que se ejerce para integrar órganos del Estado
observaciones acerca de la idea de justicia. de elección pop'ular». Finalmente, por otra parte, el Instituto Nacional Elec-
Naturalmente, no pretendo, ni mucho menos ser original ni tampoco ex- toral CINE) dispone, sin embargo, que para cualquier trámite relativo a la
haustivo al respecto, pues a propósito de la idea de justicia se han vertido ríos credencial de elector, documento imprescindible para ejercer el derecho al
de tinta. Lo que me interesa, más bien, es evidenciar el hecho, innegable en
voto, es necesario presentar un comprobante de domicilio.
Es fácil ver que tanto en la Constitución como en la ley se acredita como
19 No tomo posición porque no seria suficiente el espacio para desarrollar en modo ade- titulares del derecho a votar a quienes, principalmente, son mexicanos y tie-
cuado Wla argumentación adecuada; sin embargo, no me convencen del 'todo las tesis, en ese nen más de 18 años de edad. El otro requisito, del modo honesto de vivir, ¿es
sentido, como la de M, AlÍenza 'j J, Ruiz Manero. Cfr. " Dejemos atrás el positivismo jurídico". el que justifica la exclusión del ejercicio de este derecho a quienes no tienen
en b onQmia, 2007, 27, pp. 7-28.
un domicilio? ¿Cuál es el significado de la expresión 'modo honesto de vi-
Ji) Paradigmática en este sentido es la posición de L. FC1T3jOJi. Id" "Constirucionalismo

principiaJista y constitucionalismo garanlista", en DOXA, 2011 , 34, pp. 15-53. (se trata de la vir'? Sin tomar en consideración aspectos de la vida cotidiana que no tienen
\1 en; ión en castel]llJlo de L. ferrajoli , "Costituzionalismo principialisca e coslituzionaJismo mucha relevancia aquí (dado que se insertan más bien en el ámbito de la vida
garantis¡a" en Giuri~proderrza costi1l1ZiQnale, \101.55 , n. 03, GiufITe., Milano, 2010). En este privada), bien valdría la pena considerar si encaja en el área de significado de
texto Ferrajoli crilica de manera decida la posición de quienes soslienen la "inutilidad" le-6rica
de l iuspositi vismo (cfr. Nota 118 y relativo texto), Con constitucionalismo y/o const.iwciona-
Iismo me refiero aquí, sin entrar en el mérito de un debate por demás interesante entre consti- : 1 Sería el caso, pero no lo haré en esta sede, de desarrollar algunas observaciones criticas
luciónalistas principialistns y constitucionalistas garantistas, al contexto actual , en el qu e la acerca de la éxpresión 'modo honesto de vivir' , en virtud del alto grado de corrupción que
mayor parte de nuestras constituciones, de hecho, contienen una instancia encargada del caracteriza muchos de los altos niveles de la administración pública, incompatibles con el
control de constitucionalidad . significado más común de tal expresión,

156 157
li'llOSOFi,\ D ~ I . DEREOIO

. , ' ,' lO a'e ,,·¡'da d'e ¡Tucho~ :XTsonajes Dúb~icos que se enrique- En este sentido, todo parecerla indicar que en una Constitución rígida,
I!lSJ e"prCSlOll 'c'J moa " .. ' ¡ . ' 1" ': ' _,

cen 1('.le. 1,
. t l noc !e
'1',' a la l11an'ana v que lucran a expensas
c..: .
de la Co,ectIvIdad, ¿es come la mayoT parte de las constituciones ac tuales, de alguna lT,anera la ¡n-
"
Il)i'l"-:
n(ll1e~
.,to es',>:. ......l~odo a'" V¡'vÍ" que el de Gwen no puede demoslrar con un
I e!- \.J. • •
constitucionalidad de una norma equ.i'/aJe a su carác:e.r de nonna injusta.
,reCl¡J( <;I~ . '1.'.1'''no
':i') '>..:c:;: ~I.: v.'1.1
S" domicilio? (' Es más jl!sto que a este último se le nieguen
'-_...... J '-' ¿Una nonna cuyo contenido se oponga a.Ia Constitución, así, sería una norma
sus derechos po!ítj¡;os activos, para elegir a sus representantes políticos, o que no sólo se debería declarar como inconstitucional sine que también
aue el primero goce hasta de sus derechos t;olíticos pasivos. para ser votado debería ser considerada injusta,e3 ¿De qué idea de justicia estamos hablando?
~ara ocupar altos pueStOs en la administración pública? No estamos hablandc, es claro, de j ..isticia en témlinos absolutos, es decir cie
, Más' ailá de: estas observacÍones críticas, probabiemente no del todo i!1- una calificación de algo, en este caso ma norma, porque se 1e considera pro-
fundadas, lo que hay que destacar es que a la luz de io que se ha evidenciado vista (o desprovista más bien) intrínsecamente de UD detenninado valor: ni
resulta ,.:;í ara una contradicción de contenido entre la previsión constitacional tampoco porque, por otra parte, se considere que corresponde (o no) con ()tro
y los requisitos solicitados por el INE;~~ quizá forzando un poco las cosas se algo, que;} su vez posee intrínsecamente valor. No setrata, entonces, de tina
podría hablar de inconstitucionajidad de íos requisitos que el INE pide en lo cuestión que tenga que ver COG la existencia (y el relativo conocimiento) de
relacionado con la credencial de elector. ¿También podríamos decir, siguien- valoTes o~etivos, absoiutos: sino más bien de una cuestión que se relaciona
do esa línea de razonamiento, que es injusto que el rNE pida tales requisitos con la comparación entre dos contenidos relativos: uno, el de la Consüh:ción,
cuando no están explícitamente previstos ni en la Constitución ni en la Ley y otro, el de la nonTIa, En otros términos el carácter injl1sto de la norma Cjue
General de Instituciones y Procedimientos Electorales? Probablemente sí, y contTasta con la Constitución no resultaría de su (des}valor i;¡trÍnscco, sine
no solamente porque de esa manera se priva de sus derechos políticos activos sólo de su comparación con un valor, el de la Constitución que tampoco es
a quienes DO tienen un domicilio comprobado sino ::ldemás porque a otros intrínseco ni absoluto. El carácter de injusticia de la norma, así, no es dado
sujetos, de quienes hay más dudas de que tengan un "modo honesto de vivir", porque su contenido se alej a, es djfe,ente, de un contenido considerado justo
no se les niegaT! ni tales derechos ni los derechos políticos pasivos, Sin em- en cm sentido uniwrsai y etemo; ei contenido de la Constitución rígida. en
bargo, aunque esta última consideración es quizá de mayor alcance cillotivo efecto, es un comenido contingente y particular, sujeto inclusive, aún .:n
para lOS e feclos de la idea de justicia, no es can relevante en relación a lo que aquellas cQ;lstituciones cuyo contenido es más difícil modif¡caL a la <lCC;,)"
estamos considerando: o sea, si una norrna cuyo contenido contraste con la de reforma por pane del legislador. De modo CJu;~ se puede afinnar que el
Constitución no solamente es inconstitucional sino t2mbién injusta. concepto de j ustici<l (y/o dc injusticia) a que me refiero aCJuí, muy sucinta-
En Gi ejemplo nos preguntamos si el ¡lecho de que para ser considerados mente, es el Cjue res:.llta de la comparación del contenido contingente de una
nom1ajuridica con el contenido contingen:e de la Constituci ón, El contenido
ciudadanos sea necesar io, además de cumplir 18 años de edad, tener un modo
de la norma no es un contenido necesario, en el sentido filosófico, en el sen-
honesto ele vi v;r, j usti fica la exclusión de jos derechos políticos activos a
tido muy sencillo de que la nonna hubiera podido tener un contenido dife-
quienes no ¡ienen un domicilio; y lo comparamos con ¡a no limitación de ta-
rente; y ei contenido de la Constitución, también, es un contenido quc no o.:S
les dercc!lOs en re lación a quienes la opinión pública, con base en hechos
necesario, sino que hubiera podido ser diferente: ambcs son el fruto de pre-
demostrados bastante plausibles, caiifica como deshonestos. La cuestión im-
cisas opciones de vaior operadas por los sujetos que las crearon, el legislador
portante, es evidente, no es esta última, s~no sólo y exciusivamente el hecho
en un caso y el constituyente en el otro. L" construcción de esta idea de
de que el requisito del domicilio para los trámites de la c,cdencial de elector
justicia se reaiiza integralmente dcntro de los límites de una cO;1cepción ius-
parece, al menos a mí, contrastar con la previsión constitucional al no estar
positiyista, según la cual el derecho es el derecho positivo. Serü:justo, a final
expresamente i7~d icado que rJO tener un domicilio signifique no tener un de cuentas. Io que le. Constitución establece, y justas las normas que respeten
modo honesto de vivj~,
d~cho contenido.

:!::: Que sin dud a no habrá recibido ninguna ~~tei1ciol1 por ei simple hecho de que pnrece
UilJ. cucstiór: irrelevante; y cierlamente lo es frente ~ aspectos nlás ;mportcr:tes de ;a vida ::~ P3fa de:n()strur hl pfaus ibi liuad de cs~a tes;s f.")8.SiJ pCilS,lf que, ~ !l efecto, p2.fa 'n,~b iar (;el
públic3. Lo que no d~m uestra , ¡Jor otra parte. qu e no exista tal cCi1!radícción.
CO!1tn.:) de constitucioné)idad se suele usar' L~ expre s~ón ¡ju st!c~a cons·éitucianat'.

¡SS
159
Es fácil ver, en esta suerte de conclusión, que la aparente sencillez del rado de ese poder, en autoridad. Es una verdad, entonces, que constituye sólo
razonamiento acerca de la equivalencia inconstitucionalidad-injusticia (y la expresión de una voluntad de poder que en un momento determinado se
constitucionalidad-justicia) choca de inm ediato con la sensación de que de concreta como derecho, pero que no tiene nada de absoluto y/o de trascen-
esa forma estamos precipitando en otra conclusión mucho más importante y dente en el sentido filo sófico escolástico como algo que está más allá de la
problemática: es justo lo que la Constitución (y/o el derecho) establece. Una experiencia, pues se trata, podríamos decirlo, de una verdad empírica, no
conclusión, desde mi punto de vista inaceptable, tanto metodológica como necesaria sino contingente. Ahora bien, por otra parte, las implicaciones de
axiológicamente, desde la perspectiva específica en la que se inserta todo lo este desarrollo de las instituciones jurídico-políticas en el plano de una re-
que aquí se ha venido desarrollando, o sea una perspectiva iuspositivista. flexión sobre la idea de justicia son sin duda alguna muy importantes, como
Asumir esta perspectiva, pero al mismo tiempo rechazar la (aparentemente se ha tratado de evidenciar aún en modo sucinto. No era mi intención, y no la
inevitable) conclusión de que derecho y justicia se equivalen, en un constitu- es ahora, entrar en un discurso tan complejo como el de la idea de justicia;
cionalismo rígido, puede parecer desear, también al mismo tiempo, "la botte mis observaciones sobre ese argumento tenían exclusivamente la intención
piella e la Illoglie /lbriaca",'24 así que sobre este punto debo desarrollar en de aproximarme, pero sólo en modo marginal, a este importante tema para
profundidad algunas consideraciones. desarrollar algunas breves reflexiones sobre las implicaciones del constitu-
Comencé estas someras reflexiones sobre la justicia con una pregunta cionalismo actual. Luego es claro, en relación a ello, que el control de cons-
acerca de las implicaciones para el iuspositivismo de la consolidación (o el titucionalidad constituye el paradigma conclusivo del desarrollo de la cultura
retomo) del paradigma "veritas, non aucloritasfaeit legem", que parece de constitucional en este momento histórico; y que, en tal medida, si se puede
hecho constituir una de las características fundamentales del constituciona- considerar justo lo establecido en nuestras constituciones, por ejemplo, en
lismo rígido actual. Para algunos autores, como ya se ha mencionado, este relación a los derechos de las personas, no significa de ninguna manera que
hecho obliga a un repensamiento de la teoría y de la filosofía del derecho, esta idea de justicia involucre cualquier constitución, sino sólo, para decirlo
para incorporar tal paradigma en una reflexión que, de esa manera, daría lu- con un autor que sobre esto ha desarrollado intuiciones muy certeras y que
gar o una superación del iuspositivismo, para aproximarse al así llamado por desgracia son poco conocidas, la constitución de los Estados democráti-
'pospositivismo' o bien para recuperar el iusnaturalismo. Para otros,25 al con- coconstitucionales.2 6 El derecho positivo no necesariamente coincide con la
trario, el constitucionalismo rígido y el control -formal y material- de idea de justicia, cualquier cosa que podamos entender por 'justo '; en otras
constitucionalidad, constituyen sólo y exclusivamente un perfeccionamiento palabras para identificar el derecho positivo no es necesario recurrir a juicios
del iuspositivismo, en el sentido de que la idea de validez, que se coloca en el morales acerca de su contenido, sino sólo a partir de los hechos sociales que
centro del debate, como queda claro, en esta etapa de la cultura jurídica (pero lo han creado, y que no son otra cosa que los relativos a los órganos dotados
también en el desarrollo de¡ derecho positivo) se amplía para dar cuenta de la de autoridad para hacerlo y los procedimientos seguidos para ellos.'27 Esta
manera concreta en que se crean las nom1as jurídica hoy en día.
Las consideraciones personales que al respecto se pueden identificar en
las líneas anteriores, se colocan en esta última órbita, en virtud de que la 26 Me refiero a Uberto Scarpelli (1924-1 993), estudioso italiano alumno de Norberto

"verdad" que las nOrmas jurídicas deben contener para ser consideradas tales Bobbio. Scarpelli, disociánd ose de su maestro, y contra las tende ncias pre\lalencientes en su
época, que trataban de definir el iuspositivismo a partir de algunas distinciones que aún hoy
no es una verdad absoluta como la que estaba detrás del paradigma medieval;
son objeto de serios análisis, propone una definición unitaria de esta corriente: un iusposili vis-
sino que, al contrario, se trata, exclusivamente, de una verdad relativa, la mo político, es decir un iuspositivismo como teoría ex plicativa de los Estados democráticos y
verdad -si así le queremos llamar- establecida por un poder fáctico que en constitucional es. Cfr. U. Scarpelli, Cos 'é i/ positivismo gillridico, Edizioni di Comunitá. Mi-
un mom ento histórico preciso se convierte, precisamente porque se ha apode- lán, 1965 (hay una re-edición de 1997, ESI, Nápoles, y una versión castellana: ¿Qué es el
positivislIlo jurídico?, Cajica, Puebla, 2001 l-
27 Es obvio que esta afi rmación no coincide con las tesis de quienes sostienen lo contra-
1')"El barril lleno (de vino) y la esposa ebri a" (frase popular italianal_ rio, o sea, que no es sufi ciente el recurso a " hechos sociales", como se les conoce a partir de
:5 Principalmente L. Ferrajoli, de quien cito, sólo co mo ejemp lo, dado que es una conv ic- Joseph Raz ("Authori ty, Law and Morality", en Elhics ill ¡he Public Domain, Oxford U. P.,
ci ón suya presente en muchos trabajos: La democra::: ia coslilzcionale, Bolonia, JI Mu lino, Oxford, 1994). Esta diferente apreciación ha dado lugar a un debate, so bre todo entre estudio-
2016, espec ialmente el capítul o l. sos anglosajones, entre quienes hablan de un iuspositivismo incluyente (que, precisamente.

160 161
t 'nitbd ~. <:on(;(;fIlO!> luriúlcu,; ruml:un. '1/ ti\:\

afirnlacióD, naturalmente, tiene sentido en una concepción iuspositivista del queda bien claro-- en muchos aspectos relevantes del derecho y de] disCl:rso
derecho cuyo modelo coincide con la organización propia del Estado legisla- acerca ele él: entre ellos, de lo que hablaremos en este apa¡iado, el ciel)ate
tivo de derecho en el siglo XIX y buena parte del siglo XX, en el cual la legis- entre derecho objetivo y derecho subjetivo. El debate y las diferentes posic io-
lación 28 es 12 fuente de derecho prevaleciente. Pero, me Darece no pierde su nes a las que ha dado lugar tienen su origen precisamente en el semido que se
alcance heuristico en el estado constitucional de derech~, es d~cir, en el pa- le atribuye a ambas expresiones y el lugar que les atribuye dentro del un iver-
norama actual donde prevalecen constituciones rígidas garantizadas por el so jurídico. Veamos rápida y sucintamente los láminas del debare.
control de constitucionalidad. No lo pierde, en mi opinión, precisamente por- Con la expresión 'derecho objetivo', es plausible afirmarlo, por lo gene-
que en el constitucionalismo actual los valores a partir de los cuales se distin- ral se suele entender el conjumo de disposiciones emanadas por una autori-
gue la Constitución de la ley y se ejercita el control de constitucionalidad no dad nornlativa, un legislador en el sentido más amplio. Resulta así, en témli-
son valores extrajurídicos, presentes en el derecho natural o en las leyes del 110S muy burdos, una equivalencia entre el derecho objetivo y el der ~c ho
universo, sino que se encuentran incorporados en las constituciones, y en positivo. Sin em bargo, si en relación a esta expresión parece existir un con-
cuanto tales forman parte a pleno título del derecho positivo. senso bastante generalizado, prescindiendo por ahora de un posible juicio de
valor acerca de ese universo de disposiciones, lo cierto es que la otra expre-
Acti vidades sión, 'derecbo subjetivo', es extremadamente problématica, dado qLle su ca-
racterización semántica en un sentido u atTO contiene en realidad una pos tu-
1. Comenten en equipos y arriben a algunas conclusiones acerca de las si- ra filosófica que en muchas ocasiones no es clara para quien 'explica' su
guientes intelTogantes: significado. Si, por derecho objetivo entendemos, con una metáfora, algo
l. ¿Qué entienden por validez y justicia') que está frente a nosotros, "contra" nosotros casi se podría decir, porque
2. ¿De qué manera se relacionan la validez de las normas con la justicia? consiste en las normas jurídicas que nos dicen lo que debemos hacer o no
3. Una nonna valida, ¿es necesariamente justa? hacer, el derecho subjetivo, al contrario, llama en causa una relación diferen-
11. Argumenten y, de ser necesario, ejemplifiquen sus respuestas. te de nosotros con el derecho, es decir, algo que no está frente a nosotros, que
JJ I. Compartan en grupo sus respuestas y conclusiones y coméntenlas con no se opone a nosotros, sino algo que se coloca bajo nosotros, qLle eslá a
apoyo del profesor. nuestro servicio. Lo dice en fomla por demás cristalina el filósofo español
Francisco Puy cuando, remontándose hasta los orígenes etimológicos de am-
bas expresiones, observa que el derecho objetivo es una suerte de obstáculo
externo al que toda persona se encuentra sometida, mientras que el derecho
4.5. Den'cIJo objetivo y. derecho subjetivo
subjetivo es un derecho sometido a la persona. En sus palabras. «(Es) de re-
cho objetivo el que nos somete: la ley. Y es derecho subjetivo el que domi-
Lo que se ha venido observando en este capítulo, sobre todo acerca de la namos nosotros. Frente al primero nos sentimos sometidos y domin ados.
validez de ¡as normas jurídicas, tiene repercusiones -como creo que ahora Pero nos sabemos dominadores ,:: señores frente al segundo». No encuentro
UD lenguaje diferente que pueda expresar esta idea de manera mejor de co mo
lo hace Puyo aun cuando yo no comparta sus conclusiones, que me parecen
inclu)'e facto res morales como postulados para el reconoc imiento del d<:recho) y quienes lo
hacen desde un lUSPOS il iviso exc!uyenle, que excluyen esta pos ibili dad . No me es posible aquí muy cercanas al iusnaturalismo. c9
detenerme en k.s detalles de este debate, sobre el que existe una literatura mu v extensa. Un Es así que en el curso de la historia de la culturajurídica se ha hablado, sin
panorama conciso en J. Vega Gómez, "El positivismo excluyente de Ra/:". BO!~líi7 JicxicWl0 entrar aquí en detalles propios de la historiografia jurídica, del derecho objetivo
dt' Derecho COii!pawdo, 2004. 110, pp. 709-739. .
~x Po r s upuesto, to mando en consideración los países pertenecientes a la lradición del
Co mlnon l.a1>·. I'ara lill panorama amplio v exhaustivo de esta U'adición jurídica, así como :;9 efi·. "Derecho objeti\'o y derecho objetivo'" en ,l:fulIloría del X COilgr2so Mundial
de la tradición del CO!!1moll LulO', se puede ver en el excelente estudio de J. ¡.j. tv!errvffiall. Ordinario cl~ Filo.lO(iu dd Derecho v n!osojia Socia! (l VR). Vol. V, Universidad N,!Ciol1nl
I.a tradicilÍl1ju r ídica ,'omeno calólica, F. C. E., México. i 97! (ori>!.. Tlle Civil Low Tra;lirioll ,\utónoma de \ 'léx!co-!i1stituto de invcs,igaciones Juridicas, México. 198 1, pro 127- 140,
Slanford U. P _ Stanford, ¡ 969). ~. , p.129.

16.~ 163
como conjunto de nonnas (de derecho positivo) y de derecho subjetivo como que se dirija a tutelar un bien o un interés. Lo que se quiere decir, me parece,
interés. Sin ir muy atrás en el tiempo,3o veamos algunas de las opiniones más es que no se trata ya de la potestad de la voluntad en cuanto tal, sin que im-
difundidas. Para Bemhard Windscheid, por derecho subjetivo se entiende el porte su contenido, sino que se le conecta, para su reconocimiento, a un bien
"poder de la voluntad". A tal idea se contrapone otra, igualmente célebre, de o a un interés pero no individual sino colectivo, común,
Rudolf van Jhering, para quien el derecho subjetivo es "un interés jurídica- Con lo anterior queda claro, en mi entendimiento, que asumir una postu-
mente protegido". Estas posturas, como veremos enseguida, se colocan, la ra acerca del significado de la expresión 'derecho subjetivo' detennina ade-
primera, dentro de la esfera iusnaturalista, y la segunda dentro de la corriente más reconocer un cierto tipo de conexión entre éste y el derecho objetivo y,
iuspositivista. Una síntesis entre 'ambas es la de un ilustre estudioso de dere- finalmente, detennina también una colocación específica en una u otra de las
cho público, alemán como Windscheid y van Jhering, Georg Jellinek, para dos grandes corrientes que se contienden el campo acerca de 10 que es el de-
quien "el derecho subjetivo es la potestad de la voluntad que posee el hom- recho. De ahí, por supuesto, la importancia de moverse con cautela en este
bre, reconocida y protegida por el ordenamiento jurídico, a condición de que territorio minado, para no asumir una posición, que necesariamente tiene
se dirija a un bien o interés", Se puede decir que en estas tres posturas se re- connotaciones epistemológicas y hasta axiológicas de un cierto tipo u otro,
sume de manera eficaz la naturaleza del debate a que da lugar la relación sin tener conciencia de ello.
entre las ideas de derecho objetivo y derecho subjetivo, La posición iusnaturalista, la de quienes sostienen que el derecho subje-
La primera postura, la de Windscheid, se inserta grosso //lodo en la vasta tivo existe independientemente del derecho objetivo, y que éste debe sólo
área de la corriente iusnaturalisa. Simplificando un discurso de suyo mucho reconocerles, está Íntimamente ligada a una concepción antropológica parti-
más complejo, podemos decir que para un iusnaturalista el derecho subjetivo cular, muy atractiva por cierto, según la cual las personas son titulares de
(o mejor: los derechos subjetivos) anteceden lógica e históricamente al dere- derechos en virtud solamente de ser tales, Los derechos subjetivos, así, tienen
cho objetivo; eso significa que los derechos subjetivos ocupan una posición su origen no en normas de derecho positivo, sino en una (verdadera o pre-
jerárquica superior con respecto al derecho objetivo, Por consecuencia, a éste sunta) naturaleza humana. Su atractivo reside en el hecho indudable de que,
le corresponde, so pena de no ser un verdadero derecho, la obligación de re- por un lado, de esa manera se hace referencia a algo así como una superiori-
conocer potestades y libertades, que existen previa e independientemente, y dad del individuo en relación al Estado y, por el otro, se les pretende afinnar
que son de alguna manera innatas, conectadas con la naturaleza humana. La más allá de las vicisitudes históricas y contingentes del derecho positivo (su-
segunda postura, la de von Jhering, se puede reconducir a la corriente iuspo- jeto en cierto modo a la voluntad del legislador). El primero de estos aspec-
sitivista, para la cual lo que el derecho positivo establece eso es derecho y no tos, por supuesto, por el hecho mismo de considerar que los derechos subje-
otra cosa, de manera que los derechos subjetivos son tales si, y solamente si, tivos de las personas no le pertenecen al Estado y a la autoridad, sino que son
el derecho positivo --es 'decir el derecho objetivo---- así lo detemlina con una prerrogativa de los individuos, constituye un serio tentativo de contra-
absoluta independencia del juicio moral acerca de ellos, Esta línea de pensa- rrestar las tendencias organicistas derivadas en parte de una interpretación
miento se identifica en la fónnula, atribuida a John Austin según la cual una del pensamiento de Hegel según el cual el Estado es la manifestación máxi-
cosa es el derecho como es, el derecho positivo, y otra mu; diferente el dere- ma del espíritu humano, de modo que, podríamos decirlo con una fórmula
cho como nos gustaría que fuese , y refleja la ideología propia de los estados simplificadora, el Estado (el conjunto) es todo, mientras que el individuo (la
nacionales surgidos en Europa alrededor de los siglos XVI y XVII con la parte) es nada. Expresiones históricas de esta tendencia (atribuible que sea o
monopolización de la producción de nonnas por parte de un único órgano, no a Hegel) se han manifestado en tiempos ni siquiera tanto lejanos (durante
Finalmente, la tercera postura se puede reconducir a un intento de mediación el siglo pasado, el nazismo, el fascismo así como el así llamado socialismo
entre dos posiciones extremas, indicando en el derecho subjetivo la potestad realizado en la ex-URSS), y han dejado una huella indeleble en la cultura
de una voluntad que se reconoce en el derecho objetivo bajo la condición de humana, en el sentido de un rechazo casi generalizado; por lo que, por su-
puesto, una corriente de pensamiento que sostiene la idea de que el Estado
está al servicio del individuo atrae sin duda una infinidad de consensos, Por
30 Para algunos estudiosos la noción de derecho s ubjetivo se remonta a la escuela iusna- otro lado, el segundo de los aspectos mencionados en relación al atractivo de
turalista de los siglos XVII y XVJlL la idea de la superioridad del derecho subjetivo, es decir, la convicción de que

164 165
1'11 osol i, I1H J )ER~Cll (J

íos derechos de las personas tienen un mayor arraigo, teórico y práctico, si se imponiendo a los demás su propia visión del mundo: d~ que se imponga, en
les desl iga de la voluble voluntad del legi sIador para considerarles indepen- su~a, la ley del más fuerte. Valga en este sentido. la plausibilidad del pensa-
dientes deéste, conectados con la naturaleza humana, sin duda alguna tam- miento contractualista en relación al !!acimiento del Estado moderno, ak.
bién constituye una tesis que reúne enonnes consenso entre la así llamada donde -con Thomas Hobbes pero también con otros pensadores- se dice
opinión pública y entre una buena parte ele los estudiosos. La idea, bastante qüe antes del estado civil los hombres vivfan en un mUJido sin reglas, ci eSta-
simple, es que si es el derecho objetivo la instancia donde se establecen los do natural, pero con una existencia breve y miserable. .
contenidos de los derechos subjetivos significa que la última palabra sobíe El segundo aspecto enunciado, o sea la convicción de que ti.mdar los ae-
jos derechos de las personas la tiene el legislador, en suma, el podeí político, rechos de las personas en la voluble voluntad del legislador, o sea, no ligán- .
y que ésto, inevitablemente, significa poner tajes derechos bajo la tutela de! dolos a la persona humana, representa una opción que conducirfa, como ya
legislador y no de las personas. sucede con el primer aspecto que se ha examinado, a debilitar no solo ]0 re-
Ambos aspectos, en mi impresión, en realidad se demuestran de escasa lativo a su efectiva tutela, sino también a abandonar su gestión al aparato
consistencia si se les examina con mayor detenimiento. Comencemos con el público estatal, tampoco resiste a un examen serio de sus alcances. Es cierto.
primero de ellos, o sea, con la idea de que colocar el derecho subjetivo en U:1a ~or un lado, que fundar los derechos no en la naturaleza humana, sino en las
superior posición jerárquica con respecto al derecho subjetivo, conduce a decisiones de los representantes poHticos, que de suyo son obviamente de
una subvaloración del Estado y, en consecuencia, a que al individuo en Cclan- carácter contingente, a primera vista no suena muy bien en los oídos de jas
to tal se le atribuya un mayor valor. No hay duda, en efecto, de que hoy en día Dersonas; parecería en efecto que de ese modo los titulares no son las perso-
parecerian superadas, al menos en ei mundo occidental, todas aquellas ten- ;135, lOS individuos concretos, sino sus representantes en la arena pública: y,
dencias d~~ matriz organicista que caracterizaron hasta hace pocos años mu- por desgracia, éstos, en efecto, con fTecuencia no se demuestran a la alt~ra ~e
chas sociedades, desde el nazismo, el fascismo y el socialismo real -ya las circunstancias y de su carácter de servidores públicos. Por atTO laca, sm
mencionados-, hasta formas un tanto más blandas de autoritarismo, de ca- embargo, si en nuestras sociedades complejas, en nuestras democracias rc-
rácter casi siempre militar; en organizaciones de este tipo, por supuesto, con presentativas, no son ellos, o sea, quienes a través del voto popular reciben la
algunas diferencias específicas, es el Estado, el todo, el ente a quien se le investidura para decidir las cuestiones públicas, entre éstas, naturalmente. lo
atribuye mayor importancia, en detrimento de las posiciones individuales de relativo a los derechos de las personas, ¿quién debeJía hacerlo? ¿las personas
las personas concretas de carne y hueso. De fonTIa tal que los derechos de las mismas con base en su propia naturaleza? ¿en qué consiste tal naturaleza
personas, hasta los más elementales, en realidad constituyen un elemento que humana? ¿no se correría, de nuevo, el riesgo de confiar los derechos de. las
más que estar en poder de ellas le pertenecen al aparato público, quien puede oersonas a quienes entre ellas tienen una mayor fuerza. de cualqUier tipO.
disponer de ellos (hasta negarlos si se requiere ) bajo el supuesto de presuntos incluida la fisica, para decidir el modo de su concreta actuación'? Como creo
intereses de carácter público (la seguridad, por ejemplo). Al contrario, soste- que resulta del examen de los dos puntos anteriores, aún sin llaber desarr?lla-
ner que los derechos de las personas son de éstas porque son ¡¡matos y que do sobre ellos un razonamiento exhausTÍvo, el atractivo de colocar a los dere-
por ello el Estado únicamente los reconoce, pero no los crea, porque ya exis- chos subjetivos en una posición sobreordenada, superior jerárquica y lógica-
ten de manera independiente, constituye precisamente el corolario de la idea mente, al derecho objetivo, conduce a tener que considerar algunos efectos
de que es más oportuno anclamos no en la voluble voluntad estatal sino en la que están muy lejos de constituir la finalidad central del iusnaturalismo. \)
naturaleza humana. El atractivo de una posición como ésta es innegable, aun- sea, debilitar la posición de las personas en el plano del ejercicio de s us den:-
que no resiste a un análisis serio, pues si es verdad que de esa manera el chos. Ésto, por supuesto, asumiendo una perspecti\'a acerca de los derecho:.;
manejo de los derechos de las personas se le substrae ai Estado y a sus apara- de las personas congruente con un pspel progresista de! iusnaturalismo: otía
tos, al no atribuirles a éstos un carácter fundacional, es también verdadero. cosa sería, v en este caso no habría ninguna incongruencia. si la perspectlv:'l
por otra parte, que ello no significa en realidad dejarlos en manos de todas y que se as~~e es la de un iusnaturalismo conservador, algo parecido a io ~ue
cada una ele las personas; ai contrario, el riesgo, ni siquiera tan ín"laginario, Hans Kelsen llama· doctrina tradicional', a la que le atribuye la responsablh-
puede ser que la ausencia de la intervención del Estado, con sus aparatos y dad de crear un dualismo precisamente, entre otros dualismos que él examin a
sus reglas, detennine el efecto de que sea el más fueJ1e aquel que íos maneje en su Doctrina pura del derecho, entre derecho subjetivo y derecho objetivn.
!(,6
167
lInidad .1. eOT1~""p IOS jurid iC(1~ li.J.nd:mlcn I3Ics
y así llegar a sostener la superioridad del pr;mero para tratar de excluir del los contenidos del derecho objetivo, ya que es éste precisamente el momento,
ejercicio de los derechos, sobre todo políticos, a quienes "naturalmente" no los a través de un filtro de los diferentes contenidos, que las personas pueden de
poseen: analfabetas y desposeídos. En todo caso, como es evidente, los dos hecho imaginar como propios de sus derechos desde el punto de vista indivi-
puntos examinados se colocan en la órbita dc un iusnaturalismo, que entre dual, en el que el derecho subjetivo se concreta en una norrnatividad positiva.
sus intenciones parece predominante la idea de que los derechos de las perso- Para entender mejor tal posición, bien se puede llamar en causa la idea, bas-
nas se tutelan y se protegen mejor desde una perspectiva en la que se asuma tante común en la filosofía política, de quienes afirman que el actual catálogo
que son derechos innatos, naturales, superiores en cuanto derechos subjetivos de los derechos fundamentales de las personas, establecidos en las Constitu-
al derecho objetivo, cuya tarea no es sino reconocerles como tales: no los ciones y plasmados en documentos y actos de carácter internacional, tiene
crea, sino que los reconoce. sus orígenes precisamente en las reivindicaciones de matri z iusnaturalista,
Una cierta lógica del discurso nos debería llevar ahora a examinar la po- que históricamente han contribuido a ampliar la esfera de los titulares de los
sición iuspositivista, aquella en la cual la idea predominante acerca de las derechos fundándose por ejemplo en el-principio de igualdad)1 En efecto, no
relaciones entre derecho subjetivo y derecho objetivo es que los primeros es absolutamente una tergiversación sostener que históricamente algunas
existen, son tales, sólo y en razón de que el segundo los establece mediante doctrinas iusnaturalistas han jugado un papel relevante en este proceso de
normas jurídicas que dicen cuáles son los derechos y quiénes sus titulares. ampliación y de afirmación de los derechos subjetivos de las personas, en
Sin embargo, me parece más oportuno posponerlo por ahora para pasar a dar ocasiones, hasta combatiendo con lugares comunes, también reconducibles
cuenta de la posición que he indicado como un intento de mediación entre las al iusnaturalismo -pero de carácter conservador- como la supuesta infe-
dos posiciones -jusnaturalismo y juspositivism(}-- que aparecen como irre- rioridad intelectual de la mujer y, por consiguiente, la negación de su titula-
conciliables: una vía mediana, intermedia, entre estas dos. Una vía que iden- ridad como sujeto de derechos políticos. En este sentido, el iusnaturalismo
tifica en el derecho subjetivo la potestad de una voluntad que se reconoce en progresista ha funcionado como "motor" y sustento para que, a partir de re-
el derecho objetivo bajo la condición de que se dirija a un bien o un interés invindicaciones fundadas en principios del derecho natural , paulatinamente
común. el derecho objetivo pasara a reconocer como derecho positivo tales convic-
Como dije anteriormente, de esta manera el derecho subjetivo ya no es la ciones morales. ¿Qué es lo que distingue, entonces, esta postura conciliadora
potestad de la voluntad en cuanto tal, sin que importe su contenido, sino que con la segunda, aquella en la cual se postula que el derecho subjetivo es tal
su reconocimiento está subordinado a un bien o a un interés pero no indivi- en virtud de que el derecho objetivo así lo declara? A nivel conceptual se
dual sino colectivo, común. Como es evidente el núcleo fundamental de esta podría afirmar con una cierta plausibilidad que la diferencia en realidad
perspectiva consiste, precisamente para no "caer" ni en el jusnaturalismo ni es mínima, y que, probablemente, reside solamente en el carácter perentorio
en el juspositivismo, en li identificación del derecho subjetivo en una suerte con el cual se afirma esta suerte de superioridad del derecho objetivo; mien-
de potestad de la voluntad conectada con intereses públicos, no individuales. tras que, en la postura conciliadora, a decir verdad, si bien, de cualquier for-
Por un lado, está presente el factor del interés, que a primera vista tiene un ma, tal superioridad es el corolario del planteamiento, la positivización del
"sabor" iusnaturalista, pero, por el otro, en viltud de que se le interpreta no derecho subjetivo por parte del derecho objetivo forma parte de un proceso
como una prerrogativa del particular, del individuo, sino como un elemento cultural, al que se llega -se podría decir- a través de la obra de racionali-
que se eleva desde ahí para llegar a la esfera de lo público, de alguna manera zación que el derecho positivo realiza a partir de la observación empírica de
se le matiza y se le inserta en una matriz juspositivista, en la cual le corres- los valores y principios comunes presentes en una sociedad. Quizá la peren-
ponde al derecho objetivo la labor de efectuar ese tránsito. Por el otro, obvia-
mente, la intención que subyace a estas tesis cs no desembocar del todo en un 31 Vale la pena, para demostrar lo anterior, la referencia a Norberto Robbio, quien correc-

iuspositivismo exacerbado. tamente, en esta línea de pensam iento, seña la a Thomas }lobbes como un autor a quien, por un
Esta tercera vía, así, es una conciliación entre dos perspectivas que, de lado, se le reconoce como típico representante del (en su contexto) naciente iu sposi tivismo,
pero, por el otro, por su antropología, sobre la que funda su concepción del nacimiento del
otra manera, estarían destinadas irremediablemente a entrar en un conflicto
estado moderno, también se le considera como un iusnaturali sla. Cfr. Bobbio, N., Thotnas
abierto; en ella, por decirlo de este modo, el iusnaturali smo "proporciona" el Hobbcs, Einaudi, Turín, 1989. Ademas: S. Castiglionc, "Un flobbe s da l \'olto umano", en
material , surgido de la naturaleza humana, que, sin embargo, no condiciona !lIfatcriali pcr 1/l1a storia dclla cultliro giuridica, 1982, 12. pp. 533-539.

168 169
¡"U,t 'SllH \ I H . U I' I( I'l'll\I 1 l1idluJ ·' 1 ( 1111':\:111", .iuriull'us "lIIIllJII'~III,Ih:.~

torlcdad de la postura !uspositivist2 tiene su origen en tl:,a respuesta a cU2nl0 na es proplGtaria, ti misrno derecho, a través de 'as flCfl113.S jtE"id~ c2.s est2bJ e-
se afill11a, de manera también fuertemente perentoria y apodí¿tica, a propósi- ce ]as condicjones pura que ella~ CDrno se dcc~2. af1tcs~ d isponga de) bic}'} d e t
to del derecho sdbjetivo en la perspectiva j uS:1aturalista, () sea, su superiori- cual es propietaric a su antojo:> sin que otros sujetOs ia oDstacuncen en e.1í o.
dad lógica e histórica en relación con el derecho objeTivo, Por otro : 2do~ lln~ p ersona en detcrrninadas cond iciones tiene derectlO a que
verson ú.lrnenLL~
~1
1..
' ,
-
;,' •. . I . ' '' . .,
m~ pOSLura se lDc tlna :18C!3 j 2. 1c1e2. üe qliC 1cs c~re.ch0S otra persona satisfaga ciertos requerí",ientos, por ejemplo. en el caso de un
subjetivos SEln tales, es decir, derechos en d ler;guaje técnico-jurídico, exclu- acreedor a que el deudor le entregue la sunla pactada. T 2mblén~ y p or ú1t~ n1o,
sivamente en virtud de que así ha sido establec ido mediante nonm¡s jurídic2S en nuestros ordenamientos jurídicos actuales las person as to da s son titu!ares
de carácter positivo; coincido, por supuesto, también con la tesis ccnciltado- del d~erecho a la vida y a 12 integr~dad 11sIca, de rnodo que todos ~ os dernás
:a de que ia colocación histórica del derecho subjetivo en una perspectiva t;eflen la ob!1gación de abstenerse de realizar acto s qUe den corno resu!tado
IUsnaturalista ha sido funcional para que, en un cieno momento. reivindica- que una persona pierda la vida o sufra lesiones físicas contra su voluntad.
ciones morales cOl,ectadas con el derecl1 0 n2.tw'a j contr;hL'V"~"~ ;a.~
, ('- 1 - Que
1 ~n
...,;:-
• A ~L· "-, '-'J.~ ±' (l
Es fácil ver, me parece, que estos lres tipos de derec:lOs, sumariame nte
¡:raran a 1Orm2.: parte de un catálogo de den::dlOs subjetivos establecidos en el indicados, COTJstitu:yen sólo una muestra; muy restringida, de UT: abanico de.
,-1'~ecl10 ,,, ;"'1;" F t .. " ,'. " , . , . deTechos de los cEales como personas nos sentimos ti tul ares. La muestra, por
el\::, 1 ~OJ~ 1 vo. ~s,o, en mI opmlOD, consüLuye un dato blstOflCO emplrlCO

que no es posible poner en duda; pero, por otra parte, considero QUe el dato supuesto, podría se!' mucho más amplia, pero pa.ra les erectos del disc urso
bistórico debe ser-colocado en un marco conceptual adecuado, y q~e un2. vez que se desélrrollar2. en eSLe apartado ts más que sufici ente. Nos si r ve, ei; e fec-
hecho ¿sto su inuuencia en el debate pueda ser redimensionada: e~ el sentido to., para n~conocer el dato carac1eT~ s ti co de los derecl1os . es decir, el hecho de
de que su im portal1cia teórico-conceptLial, al final de cuentas, es tan rele- ¡;o que con ellos se indica una posición de ventaja, de supe-ri oridad~ de sus titu-
vante. LO reievank, en todo caso, es que hoy (:fl día, en !luestro corstitl.lciG- lares frente a todos aquellos que n o lo son. Vent,-,ja, hay ('lue insistir en e ll o,
'~on,se~v ".... eT'c'l'" ; ~ p"sl'bl'l';U,-1~U'
nalismo actual, los derechos de las DCrSOnac, v o' e--.....,. pa~a que sea c]ara la pos1ción juspcs~tlvista que aqui se tstá planteando, qüe
~ la ' ~'.1 ~¡..~ Gi-~Q ' \./
J. • 1. , .

oe ejerCerlOS en la practICa concreta, constituyen hechos jurídicamente califi- no depende simpler:-~ ente de que sea reivindicada cor"!~D tal por UEa persons.
cados; lo qt!e sigTlÍfica, y ésta me parece una razón cont~mdente. oue, de he- (aún llan1.undo en causa supuestos derechos naturales in~a tos) ~ SiDO sólo

cho, nadie puede legítimamente constiruirs,c com o titular de un de;echo sub- y exclusivamente porque depende d e que el derecho positivo, el de:-echo 00-
jetivo cualquiera sin que ello se encuentre :m frag:ado. es decir eSiablecido jetiv-8, así lo haya establecido. Que los derechos de las personas estén ligados
por nonmlS jurídicas válidas. ~"., empiricanlcnte, es decir, asurnan esta caracteristjca cü los ]le-chos~ a Slt posi-
ti"\/ización en el derecho positivo es p os;ble que no scscite, 2demás de los
~" de fectos~~ que ya ilaD si do señalados al respecto) dCTnasiadas strnpatléls; ese
se d~be~. probableinente~ a la sensación que podernos exper;rnentar CUando
4.6. Los [k~rechos de las personas s3.Demos que otros sccjetos gozan d,:t derechos subjcti vGS qu e" nosotros se nos
niegan. Por ejen1p10, algunos trabaj2dürts él! serv; c1o d~ la 2drntnls rr ac~ún
El razonamiemo conducido en el apartado émterior nos ¡leva entonces a pública gozan de ¡os beneficios de un seguro de gastes lnéd ~cQs rnayort.s ~ a
preguntamos qué son los derechos de las personas, qué significa sostener que diferencií!. de otros trabajadorcs~ eXCluidos de (;stt derecho. PLltS blen~ íes
'x' es titula;- d'e un derecho ' y' frente al sujeto ' 7.'. Es bien conocido m,e 'en t:Joajadores exclu~dos pueden a!udif a 1a injust~cja de un tr2tam~e,lto des-
U:-2s~ciedad las personas son titulares de derechos de diferentes tip~. Por igual, pero ]0 cierto es que rnientr2.s C1L!C la ley no 1cs n:conC7ca e1 m isrno
ejemplo, una persona tiene un derecho rea] sobre una cosa, sobre un bien: le ~ratc.!niento ellos no pueden acceder a é ¡ ~ por -rnás que te ngan buC'n2.s (y hasta
q ue si¡zniii ca que e na puede disponer a su élnto io de 1" "OS'l ¡ i'e ""'é'
• '-" _ _ '"'l L.! ......m"~O~" c! ~ -' > - '-' fr. (,~J l.Gd!LJ
excelentes !"azones; en. su fa vor.
una personc~ adquiere un derecho de este Lipo, se cor; vi ~fte ~n t~tu 1 af de est~ Sin ~~mbargo, si las GOS2..S están de ~St2 rnaner2 en flL:Cstrcs o rdeflalT~ jen ­
derecho'! El modo en el cual sucede ésto n t r <, e~ ')ec; '1('''0'0 o~ ~(¡'t ' e tos consrj tucionales) s ~ nadie- se pUed~ a:-fog2T un derecho no ~s tab lccido e n
~_ - - '-se e'1có'
' u- e 11 ±: a .! :r - . l l l <.....~; ,-,ú. .....

naS normas) por ejclnpl0, que regulan ~(lS 1110dalIdades Hlediante las CL~a t eS' normas jUTldicas, y a 1"l1i me par~ce que asf están ~ e!1t0f1CeS f1U cr:.?G que se
una persoml se convierte en propietario' Dor un ,leto neu<' (';'" de cO'~')ra " " n pueda hacer él ITIenOS de considerar este é1specto fundarnental de !os derech os
' _' .. ,- r- '"'" 1: "".~ 'n ,_' '-l -,.": +- ... '\./'- ' J",.,'!':. ; ~ -, ~• .::o·V ,-, :h.-d ;1 11 -V;...J,-
Ll_~ po.!. SL.ce,)zOL.~ po, C!on(~CI0TI) ele. 1- Q(. I gU8l nl0QO, una vez que una. per~o- de las personas, sea () no de nuestro agrado e l rnooo en CltlC eS"L2.n organizado s.

170 171
I ' 1I l l oolir\ I)I!I IJl;KI, ( 'IIU

Creo que al respecto es útil, nuevamente, la observación clásica acerca del texto específico, sino más bien en sostener cuáles derechos deberían existir. JJ
derecho formulada por JOM Austin, en el sentido de que una cosa es el dere- No hay duda, por otra parte, de que las tres perspectivas se encuentran en
cho como es y otra cosa como nos gustaría que fuese, Luego, que en efecto conexión, ya que para poder identificar los derechos fundamentales en un
así estén las cosas en los hechos y que, de ese modo, la realidad sirva para ordenamiento específico es necesario disponer de detenninados parámetros,
confirmar o desmentir un a teoría, determina también un indudable aspecto que son el resultado de una definición teórico-formal ; y de igual modo, sos-
del iuspositivimo en el discurso acerca de los derechos, o sea, las posibilida- tener que las personas deben ser titulares de ciertos derechos involucra, tam-
des de lajusticiabilidad de los derechos , es decir su concreta tutela, No creo, bién necesariamente alauna idea acerca de lo que éstos son. Sin embargo, la
en efecto, que se pueda poner en tela de juicio que la identificación de los propuesta distintiva de F;;rrajoli presenta algunas ventajas metodológicas que
derechos, así como la identificación de sus titulares, por medio de normas a mi parecer es oportuno tener presente en el desarrollo de un discurso acerca
jurídicas, posee una valencia virtuosa que puede tener repercusiones en la de los derechos de las personas.
posibilidad de los titulares de los derechos para recurrir a una instancia supe- Los tres tipos de derechos que se han mencionado renglones arriba sugie-
rior, en aras de transformar las previsiones abstractas de los derechos de las ren que cuando hablamos de ellos debemos ser extremadamente cuidadosos,
personas en medidas concretas que les permitan gozar de ellos. A partir de porque, en efecto, de alguna manera percibimos que el derecho a la vida es
esta perspectiva, abiertam ente iuspositivista, es conveniente ahora abordar diferente al derecho del acreedor a que el deudor le entregue la suma pactada
de manera más extensa y profunda este delicado e importante tema. Para ello, y también del derecho a disponer de un bien sin ninguna interferencia; si
me serviré de algunas reflexiones al respecto que Luigi Ferrajoli 32 ha venido entendemos, en un sentido muy amplio, los derechos de las personas como
manejando desde hace ya algunos años, y que han tenido una decidida in- condiciones de inmunidad frente a los requerimientos de otros sujetos, de pre-
fluencia para generar un debate muy extendido y profundo. Para empezar, tensión de prestaciones y/o de no sufrir lesiones, de ejercicio en el uso de un
estoy de acuerdo con Ferrajoli cuando sostiene que hablar de los derechos de bien sin que otros sujetos interfieran en ello (y otras condiciones) de libertad
las personas (los derechos fundamentales como él les llama, y que incluye en para comportarse de alguna manera (en cuanto a la libertad de expresión., d.e
la esfera más amplia de los derechos subjetivos) se puede hacer desde tres movimiento, etc.), sigue que si a todo ésto le llamamos "derechos subJetI-
perspectivas. La primera, teórica y formal , consiste en definir los derechos a vos", debemos concluir que no todos los derechos subjetivos son, por decirlo
partir de sus características centrales; podríamos decir, corriendo el riesgo de así, igualmente relevantes en la vida de las personas. Entendámonos: to~os
caer en un esencialismo definitorio (riesgo que sin embargo es útil en la lógi- lo son, pero algunos lo son más que otros. y entender plenamente esta dIfe-
ca de 10 que sigue aquO, que en esta perspectiva de lo que se trata es de decir rencia no es ocioso, como resultará enseguida. De acuerdo con Luigi Ferra-
lo que los derechos fundamentales son, prescindiendo del todo de las otras joli en este sentido una reconstrucción de los significados más habituales en
perspectivas. La segunda' perspectiva, en efecto, es de carácter puramente ell~nguaje jurídico' de los derechos nos permite habl ar de derechos-potestad,
dogmático y es en la que se coloca quien desea evidenciar los derechos fun- por ejemplo, en el caso del derecho de propiedad, de derechos-facultad, rela-
damentales presentes en un determinado ordenamiento jurídico. La tercera tivos a la libertad de las personas de comportarse como lo deseen, de dere-
perspectiva, finalmente, es aquella que se podría identificar como una deter- chos-inmunidad, es decir las expectativas de las personas a no sufrir lesiones
minada idea de la justicia, y que consistiría ya no evidenciar lo que son los (típico, el derecho a la vida), y derechos-pretensión, como los derechos de
derechos en cuanto tales ni los derechos efectivamente presentes en un con- crédito o los derechos sociales. Esta tipología, es evidente, refleja, si bien no
necesariamente en el orden que yo usé para exponerlos, los cuatro tipos de
derechos que expuse renglones arriba y que, me parece, contemplan en su
3c Los escritos en los cuales Ferrajoli ha trabajado c;stos temas so n varios, y algunos de
conjunto los derechos subjetivos de las personas.
ellos muy conocidos entre los lectores de len gua caste llana, de modo que me limito a mencio-
nar sólo una fracción m U}' limitada de ellos: "f)i ritti fond amen ta li ", op. eil.; Dcrecho)' razón,
Siguiendo un razonamiento que aq uí me llevaría demasiado tiempo y
op. cil. ; Principiujuris, op eil.; Daec/¡os)' garanlías. La Ic}' de! más débil, Madrid, Trotta, espacio desarrollar, Ferrajoli concluye parcialmente afirmando que un derecho
2006, 5a. Ed.; Garanlisl/Jo. Una discusión sobre derecho y democracia, Mad rid, Trotta, 2006.
Una amplia bibliografia en castcllano de Ferraj o li ha sido recogid a por M. Carbonell (w"w.
miguelcarbone ll.com/doccn cia/s obre.. [' erraj oJi .shtm 1) 33 Cfr. FERRAJOLl, L., "De rechos fund amcnta les", op. Cil., pp. 19-22.

In 173
" I L o sor 1.\ ü l!1. UIJI< EClIO

subjetivo ~s «cualquier interés jurídicam~m~ protegido por su cualificación razón de que de ellos son titulares 12.s personas en cuanto tales, y que ¡as pe r-
como expectativa de comisiones o de omisiones de acLOs, lO'n el primero obli- sonas artificiales son titulares de otro tipo de derechos, que él llama "de;·(;-
gatorios y en el segundo prohibidos como inválidos o como ilícitos»)-l Para chos patrimoniales'. Ambos tipos de derechos, por supuesto, forman parte d e
Ferrajoli, los derechos subjetivos son todo esilO' tipo de derechos, toda vez que la esfera de los derechos subjetivos pero su estructura y la lógica de su fun-
el interés de las personas a que se refieren esté jurídicamente p;-otegidG, es cionamiento, mtela y protección, di-fíeren en algunos aspectos que no es con-
decir, cualifícado por nOnllaS jurídicas positivas. Pe;·o, para entender de me- veniente subestimar, como veremos enseguida. Por ahora veamos en qné
jor manera lo diferentes lipos de derechos, Ferrajoli previamente ha estable- consisten los derechos nmdamentales.
cido una distinción, en sí bastante trivial en el léxico j urídico, en relación al Son derechos fundamentales , afirma FeITajoli. «lOdos aquellos derechos
concepto de persona, es decir, simplificando, una distinción relativa a la idea qUe les per tenecen universalmente a 'LOdos' o en cuanto 'personas nahlraks'
de sujeto jurídico. Por 'sujeto jurídico' Ferrajoli entiende una figura, como él o en cuanto 'ciudadanos ' o en cuanto personas naturales 'capaces de obrar· o
dice, de extensión inteIl11edia entre las figuras de 'sujeto' y 'persona'. Sujeto en cuanto 'ciudadanos capaces de obrar'»)6 En su opinión, con una idea cuya
es cualquiera que sea susceptible de ser objeto de imputación de simples relevancia será evidente más adelante, de esta definición derivan dos princi-
comportamientos o modalidades, mientras que persona es quien por razón de pios. El primero es que los derechos fundamentales son, como ya se deC-Ía
su estatus puede ser no solo objeto de imputación sino también autor de actos antes, derechos subjetivos, es decir intereses protegidos por medio del dere-
o titular de situaciones. En relación a lo anterior, FelTajoli afírnla algo que cho, qUe consisten en expectativas positivas o negativas, reservados en modo
intuitivamente ningún estudioso podda negar con plausibilidad, o sea, exclusivo a las personas naturales (en otras palabras, no son derechos de las
que <<1odas las personas son sujetos jurídicos y todos los sL0etos jurídicos son personas artificiales). Aquí se evidencia con claridad la perspectiva iusposi-
sujetos pero no viceversa». De modo que es un sujeto jurídico pero no una tivista de Ferrajoli, para quien todos los derechos fundamentales son situa-
persona el recién nacido o una sociedad anónima, y son sujetos, mas no suje- ciones pasivas (de expectativas posi tivas o neg2tivas) constituidas y no cons-
tos jurídicos entidades como las generaciones futuras o los animales (cuando tiruyentes, que no existen fuera del universo jurídico: el derecho, a tTavés de
no están reconocidos como sujetos jurídicos en un ordenamiento jurídico ).3 5 sus fuentes normativas constituye, c-ca, para ser más claros. los derechos
De aquí, a través de un recorrido intelectual que no es necesario examinar en fundamentales, que en cuanto tales no crean, no constituyen, ei derecho posi-
su totalidad, FelTajoli establece, como corolario de la anterior, otra distin- tivo. El segundo principio enunciado por Ferrajoli, en cuanto conectado con
ción, quizá aún más relevante, entre persona natural y persona artificial, am- su definición, concierne el carácler universal de los derechos fundamentaks
bos sujetos jurídicos pero diferentes. Una persona natural es, al mismo tiem- que pertenecen a todos en condiciones de igualdad, )' que por tanto valen no
po, objeto de imputación pero también autor de actos y titular de situaciones, solo como intereses particulares, sir:o también, y sobre todo, como intereses
mientras que una persona artificial es sólo objeto de imputación de compor- generales, que conciernen al funcionamiento de toda la colecti vidad en Slima.
tamientos. Una persona natural en cuanto tal, efecti vc,mente, puede reahzar El desarrollo de las tesis de Fe;-rajo1i, en mi p,lrecer, constituye una im-
determinados actos, por ejemplo, contraer n~atrimonio o efectuar una com- portante fuente de reflexión acerca de los derechos de las personas, por rm:-
pra-venta, mientras que una persona artific ial, una sociedad anónima por chas razones que aquí me es imposible evidenci3L Es necesario, por o tra
ejemplo, puede realizar determinados actos y ser objeto de imputación, pero parte, retomar algunas de ellas precisamente en razón del lugar que ocupan
sólo en cuanto sociedad anónima, no en cuanw persona naturaL Estas obser- en una moderna teoría de los derechos. Los estatu$ a los cuales él conecta los
vaciones conducen a Ferrajoli a la convicción de que las personas naturales derechos fundamentales son, como )'2. se 11a dicho, tres, respectivamente: 1<:
son titulares de los que él llama 'derechos fundamentales', precisamente, en persona natural, la persona capaz de obrar y la ciudadanía, a partir de .ios
cuales enuncia cuatro posibles combinaciones de titulares de tales derechos:
persona néltural, ciudadano, persona natura] capaz de obrar y ciudadanos Cél-
3< L Fcrrajoii. Prillcipia ;uris. Teoria de! díri!!o e della dcmo cra.:ia , 3 vol. , Roma-8ari, paces de obrar. Ferrajoli se percata, correctamente, de que en nuestras socic-
Laterza, :::' 007, (vol. I, p. 64 1 de la vers ión orig ina l en italiano. Cu rsivas de Ferrajoli , la traduc-
ción de lodos jos pasajes fc rrajoli allos de esta ob ra e" mia) .
35 j b idl!Jil, p. 3~5.
3& l bidcliz, vo L l, p. 726.

174
175
dades el estatus de persona natural se le atribuye a todo ser humano sin dis- civiles, los segundos; y que los ciudadanos son, a su vez, titulares también de
tinción de raza, lengua, reli gión, color de piel , estatus social o cualquier otra dos tipos de derechos, primarios y secundarios: derechos públicos, los pri-
diferenci a que en el pasado ha sido utilizada como criterio discriminatorio meros, y derechos políticos, los segundos.
para, al contrario, negarles a algunos tal estatus. De modo que, sostiene: «hoy Por otra parte, recorriendo el tema de los derechos fundamentales en toda
la 'ciudadanía' y la 'capacidad de obrar' pennanecen como las únicas dife- su extensión, Ferrajoli configura otra tipología, esta vez tornando corno pun-
rencias de estatus que todavía delimitan la igualdad en los derechos de los to de partida ya no los sujetos titulares de ellos sino el contenido de ellos, o
seres humanos, reconocidos todos como 'personas'»,37 y así pueden ser «asu- sea el tipo de expectativa a la que dan lugar. Así, nos habla, por un lado, de
midos como dos parámetros [ ... ] para establecer dos grandes divisiones entre los derechos individuales (o negativos) que consisten en expectativas negati-
los derechos fundamentales: una entre derechos de la persona y derechos del vas a no sufrir lesiones, interferencias o constricciones, y de los derechos
ciudadano, pertenecientes a todos o sólo a los ciudadanos, y otra entre dere- sociales ( o positivos) que consisten en expectativas positivas de prestaciones;
chos primarios (o sustancial es) y derechos secundarios (o instrumentales), por el otro, distingue los primeros, los derechos individuales, en a) derechos
pertenecientes en modo exclusivo a todos o sólo a las personas capaces de frente a (liberta da, en el original),? sea derechos individuales primarios que
obran») 8 De estas dos divisiones, Ferrajoli deriva una tipología de los dere- consisten sólo en expectativas negativas a no sufrir lesiones y no en faculta-
chos fundamentales de gran interés, pues en mi parecer nos pennite colocar des de hacer algo; b) derechos a (liberta di, en el original), es decir derechos
los diferentes derechos en planos igualmente diferentes, lo que resulta útil individuales primarios que consisten conjuntamente en expectativas negati-
para no confundirlos, ya sea en el plano teórico que en el plano práctico. De vas y en facultade s; c) autonomías, es decir derechos individuales secunda-
modo que, para él, los derechos fundamentales son, tomando como punto rios que consisten, además del contenido de los dos anteriores, en potestades.
de partida los sujetos que son titulares de ellos, de cuatro tipos: a) derechos Son entonces cuatro tipos de derechos: a) derechos sociales, o sea, expectati-
humanos, los que pertenecen a todas las personas naturales, en cuanto tales; vas positivas a prestaciones, como la salud, la instrucción, la subsistencia,
b) derechos públicos, aquellos que pel1enecen a todas las personas naturales etc.; b) la libertad frente a, derechos individuales primarios que son expecta-
que además son ciudadanos; c) derechos civiles, o sea, los derechos potesta- tivas negativas, como el derecho a la vida ya la integridad física; c) la liber-
tivos pertenecientes a todas las personas naturales que además son capaces de tad a, o sea, también derechos individuales primarios que además de consistir
obrar; d) derechos políticos, los derechos potestativos pertenecientes a los en expectativas negativas también son facultades para comportarse de un de-
ciudadanos también dotados de la capacidad de obrar (y que, obviamente, tenninado modo, como la libertad de palabra, de asociación, de reunión, etc.;
también poseen el estatus de persona natural).39 d) derechos de autonomía, que son derechos secundarios (o instrumentales)
La minuciosidad del trabajo de Ferrajoli, evidente para cualquier lector, que consisten en poderes, o de autonomía privada (derechos civiles) o de
le pennite arrojar un halo de luz acerca de un tema, los derechos de la perso- autonomía pública, (derechos políticos).
na, que es verdaderamente central en la historia del pensamiento jurídico-po- Esta larga incursión en las tesi s de Luigi Ferrajoli, que se podría conti-
lítico; en virtud de su importancia, en efecto, y también por las diferentes nuar en razón de la riqueza y profundidad de sus observaciones, se demues-
perspectivas desde las que se les puede abordar, han sido objeto de invaria- tra extremadamente útil en un discurso, los derechos de las personas, de in-
bles disquisiciones, no siempre cristalinas. En este sentido Ferrajoli, siguien- dudable importancia en la filosofía del derecho, pues nos pone en
do con el desarrollo del tema, evidencia con toda claridad la diferencia es- condiciones de identificar las diferencias estructurales entre los diferentes
tructural de los diversos derechos fundamentales, allá donde dice que las derechos que, mala y erróneamente, se suelen - en la literatura que sobre el
personas en cuanto tales son titulares de dos tipos de derechos fundamenta- tema de los derechos de las personas se ha generado en nuestro país- reunir
les, primarios y secundarios: derechos humanos, los primeros, y derechos todos bajo el rubro de 'derechos humanos'; como si tuvieran la misma rele-
vancia y estructura para las personas, con fines de tutela, el derecho a la
vida, un derecho primario individual que consiste en una expectativa nega-
}, lbidem, p. 73 1.
tiva a no sufrir lesiones (precisamente a no ser objeto de un homicidio), y el
38 lden¡.
.i9 Ibidcm, p. 737.
derecho a votar, derecho individual secundario que consiste, como el ante-

176 177
1'11 o,mi" IlI'l- tWHI"'1!l1

rior, en una expectativa negativa a no sufrir interferencias o constricciones. que han pcrmitido Que el discurso de los derechos de i3S personas haya asu-
Parecen iguales, por consistir ambos en una expectativa negativa, pero son mido en nuestras sociedades una importancia crucial, y que su tutela se haya
diferentes no solo en cuanto a sus titulares (todos los seres humanos en el convertido en uno de los temas más im portantes en la agenda ele la política y
caso del derecho a la \'ida, mas sólo quienes además Doseen el estatus de de la cultura, sobre todo en realidades como la nuestra en las que las previsi-
ciudadanos i~n el caso del derecho a V'Ol~¡), sino también' en cuanto a su obje- ones normativas abstractas, en las qüe solemnemente se proclaman los de-
to, lo que determina precisamente que unos sean primarios y los otros secun- rechos, no coinciden con una realidad en la que, más bien, vemos constante-
darios; en un sentido material, precisamente, podríamos decir que un ser mente su violación, aún por parte de la entidad que may0n11ente tiene !a
humano puede vivir sin ser titular del derecho de voto, o aun si siéndolo no responsabilidad de su tutela, es decir el Estado. Como se ha dicho antes en
existen las garantías necesarias para que lo ejerza, pero que su existencia el curso de este apartado, los derechos fundamentales no agotan el espacio de
correría serios riesgos si no fuera titular de! derecho a la vida y, sobre todo, los derechos subjetivos precisamente porque son sólo aquellos derechos atri-
si no se prohibiera el homicidio. buidos a la persona natural (yen función de los estatus conectados con elia:
En el siguiente capítulo hablaré con mayor detenimiento del tema de los ciudadano, persona capaz de obrar. ciudadano capaz de obrar) y no los ck -
derechos de las personas para examinar con mayor profundidad argumentos rechos, también subjetivos, que se atribuyen a la persona artificial. En d
como sus g3rantías, entre otros. Por ahora, la referencia a las tesis de Luigi capítulo siguiente abundaré también con mayor detenimiento en la distinción
Ferrajoli han constituido sólo un pretexto, válido en mi opinión, para evide~­ entre derechos fundamentales (de la persona natural) y derechos patrimonia-
ciar las virtudes de una definición de los derechos subjetivos, a la luz de sus les (de la persona artificial). Aquí es necesario, para concluir el capítulo y con
relaciones con el derecho objetivo, que tienda a colocarles en una posición el fin de no retomar la cuestión más adelante, precisar que, a pesar de cuanto
subordinada a éste. Subordinada, hay que dejarlo claro, exclusivamente en el dicho apenas pudiera sugcrir, los derechos patrimoniales no son exclusivos
sentido teórico de que es mediante el derecho objetivo, es decir, el conjunto de sujetos como la empresa de construcciones a la que me refería antes. Son
de nonnasjurídicas positivas, que se cumple la concretización de las aspira- titulares de ellos, por supuesto, también los individuos, o sea las personas
ciones de las personas para lograr que su posición como individuos v como naturales en aquellas circunstancias e'l las que además de ser tales poseen el
seres humanos en un cuadro social general sea colocada en el centro- del in- estatus de la capacidad de actuar y los actos que cumplen pertenecen a la es-
terés de toda la com unidad. Si no se hace de esta manera, si el derecho obje- fera de la autonomía privada del mercado. Pongamos un ejemplo. A ur.a
tivo no establece que los seres humanos son titulares de determinados de- persona natural que es además capaz de actuar, es deci,') que no ha sido dec.ia-
rechos subjetivos (fundamentales o patrimoniales como diría Ferrajoli), las rada incapaz jurídicamente, el derecho positivo le atribuye el permiso de
aspiraciones de las personas no pasan de ser meras ideas morales acerca de lo adquirir un bien inmueblc o un pa:' de zapatos. A la misma persona, el de-
que debería ser. Jdeas morales que, por otra parte. pueden estar construidas a recho positivo le permite además contraer matri mon io. En ambos casos, es
partir de concepciones del bien y del mal que todos podríamos compartir, obvio, el derecho no establece ninguna obligación. ni de comprar una casa ni
pero que, por otra parte, con el fin de que se den las condiciones para su con- de casarse: ambos actos pertenecen, por ello, a la esfera de los derechos de las
creción necesitan de alguna manera la "certificación" de] derecho Dositivo. personas, en el sentido de que no están ir'ente a un" obligación ni frente a una
Estas observaciones no le niegan de ninguna manera su importanc'ia al de- prohibición. El derecho establece solamente que los titulares de estos de-
recho natural ni a la teoría que en mayor med ida ha contribuido a su de- rechos, si deciden comprar una casa o contraer matrimonio, dando por
sarrollo, pues se debe reconocer que han sido las reivindicaciones morales, descontado que posean los requi sitos para hacerlo en cuanto titulares, enton-
y las luchas ---a veces pagando costos severos- de detenninados seres hu- ces deben hacerlo siguiendo determ ¡nadas nonnas jurídicas. ¿Cuál es la di fc-
manos las que lian funcionado como "motores" para la ampliación de la es- rencia, que bace a un derecho di I'e:entc del derecho') La diferencia resi Je,
fera de los titul ares de algunos derechos y también para la a~pli3ción misma muy simplemente, en la esfera en la que se pueden realizar los comporta-
del catálogo de los derechos. Una lectura atenta de la historia, inclusive la mientos a que se refieren. Compra, un bien inmueble, en efecto, es un aCiQ
historia reciente, demuestra en efecto que han sido las luchas de los excluidos que se inserta en la esfera pri vada de ! mercado, o esfera patrimonial para ,;el'
de la titularidad de ciertos derechos (de libertad, de religión, políticos) las precisos: la característica principal de un acto como ¿ste es que, por un laoo,

178 179
F II {lmri . \ Ohl. DERIl("I1(l

puede realizarse las veces que se desee, bajo la condición obvia de poseer los humanos como lo son las personas físicas, mientras que para el otro no 10
recursos materiales necesarios, sin límite alguno; por el otro, su realización son, dado que «representan un ente ficticio, carente de factor relativo a la
determina la exclusión de todos los demás sujetos, en el sentido de que quien dignidad humana, siendo esto el origen, la esencia y el fin de todos los dere-
se convierte en propietario, ningún otro, es quien puede legítimamente dispo- chos humanos}).4o La Corte, luego de examinar la propuesta de la Ministra
ner del bien objeto del acto. Contraer matrimonio, por otra parte, es un acto Margarita Beatriz Luna Ramos, determinó lo siguiente: «Personas morales.
que se inscribe en otra esfera de derechos. Habitualmente, al menos en el La titularidad de los derechos fundamentales que les corresponde depende de
mundo occidental, este acto no es acumulativo, porque las personas no pue- la naturaleza del derecho en cuestión, así como del alcance y/o límites que el
den casarse una y otra vez, a menos de no dejar sin efectos jurídicos un ma- juzgador les fije». Es evidente que en la resolución de la Corte prevalece la
trimonio precedente: en otras palabras, podemos estar casados sólo con una intención de reconocer y establecer la diferencia que corre entre los derechos
persona a la vez, mientras que podemos poseer más de un bien inmueble. Así de la persona física (o persona natural según lo que se ha dicho) y los dere-
pues, vemos que la persona natural, así como una sociedad anónima, también chos de la persona artificial (o persona moral o persona jurídica como tam-
puede ser titular de derechos patrimoniales, precisamente aquellos que perte- bién se le suele llamar. Intención que, sin embargo, cuando se expresa a tra-
necen a la esfera de la autonomía privada del mercado. Derechos patrimonia- vés de la expresión' derechos fundamentales', de alguna manera no resuelve
les que, resulta del todo evidente, poseen una estructura diversa de los dere- defi~itivamente la cuestión, dado que, en efecto, fundamentales son los dere-
chos fundamentales. Aquellos dan lugar a actos que de alguna manera chos de los que son titulares, sólo las personas físicas (o naturales), cuando la
excluyen a los demás, mientras que los últimos no. Si alguien compra un par esfera de los actos que comprenden tales derechos no se refieren a la esfera
de zapatos o un automóvil, los zapatos o el automóvil son suyos y de nadie del mercado (pues en ese caso no serían propiamente fundamentales), mien-
más, por lo que nadie más puede efectuar un acto de compra sobre el mismo tras que los derechos de la persona moral son, todos, derechos no fundamen-
par de zapatos o el mismo automóvil. Pero si alguien, para continuar con el tales sino patrimoniales, como los de la persona fisica, ejercidos en el ámbito
ejemplo, contrae matrimonio, con tal acto no se excluye de la manera más del mercado. La impresión que resulta, desde mi punto de vista, de la resolu-
absoluta que todas las demás personas puedan también contraer matrimonio. ción de la Corte es que incluye todos los derechos en la esfera de los derechos
Ambos tipos de derechos, podríamos decir, son universales en tanto que sus fundamentales, para luego establecer, tratando de dar cuenta de la diversidad
tltulares pertenecen a una clase (las personas morales y/o las personas físicas, de la persona física y la persona moral como titulares de derechos, que ser
por eJemplo), pero los derechos patrimoniales son excluyentes: no así los titular de derechos depende de la naturaleza de éstos, de sus alcances y de sus
derechos fundamentales. límites; pero, me parece, atribuyendo al juzgador ordinario la decisión final
Queda claro, entonces, que ambos tipos de derechos son sustantivamente al respecto. Mejor hubiera sido, siempre desde mi perspectiva personal, que
diferentes, porque diferente es la modalidad de su funcionamieto de su ubi- hubiera establecido netamente que los derechos de los que son titulares las
cación dentro de un ordenamiento jurídico, y, finalmente, la estr~ctura de su personas morales no son derechos fundamentales (y, por consecuencia, no
P?sible tutela jurídica. No tener en consideración lo anterior, es un error teó- derechos humanos, como a la vida o a la integridad fisica), sino que son de-
nco que conduce no solo a que, como sucede en México, se tiende a incluir a rechos patrimoniales conectados con la esfera del mercado. En el capítulo
todos los derechos subjetivos, fundamentales y patrimoniales, en ~na misma siguiente, abordaré en modo aún más detallado las diferencias entre los dere-
esfera, la de los así llamados derechos humanos, sino, además, más allá de la chos fundamentales y los derechos patrimoniales.
teoría, a consecuencias en el plano concreto de las decisiones judiciales.
¿Cómo no mencionar la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación (Contradicción de Tesis 36012013) del 21 de abril de 2014? En sínte-
~o Segundo Tribunal Colegido en Materia Administrativa del Séptimo Circuito, al resol-
sis, en su resolución, la Corte admite la presencia de una contradicción entre
ver el amparo directo 647/2012. Este fallo, claramente, estaba en contradicción con una deci-
los fallos de dos Tribunales Colegiados de Distrito en Materia Administrati- sión del Segundo Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Cuarto Circuito, donde se
va en relación al tratamiento reconocido a las personas morales en orden a los resolvió el amparo directo 31512012, estableciendo «que las personas jurídicas, al igual que las
derechos humanos: en sustancia, para un Tribunal son titulares de derechos fisicas, son titulares de iguales derechos y deberes constitucionales».

180 181
1"11 nSOriA "F.I 1)1'111'1 110

Actividades

L Consulten en equipos la resolución de la Suprema Corte de Justicia de


la Nación (Contradicción de Tcsis 36012013) del 21 de abril de 2014.
JI. Analicen dicha contradicción de tesis y expresen su opinión al respecto.
111. Compartan sus conclusiones en grupo y coméntenlas con apoyo del
profesor.

Evaluación

L Respondan en equipos las interrogantes siguientes:


¡. ¿Por qué es importante dentro de un contexto jurídico distinguir
adecuadamente entre el nombre (sustantivo) y su concepto relativo?
2. ¿Cuáles son los tres tipos particulares de definición y a qué se refiere
cada uno de ellos?
Unidad 5
3. ¿Cuál es la diferencia entre los sistemas y los ordenamientos jurídicos? Derechos subjetivos,
4. ¿Qué se oculta detrás del uso de la expresión 'sistema jurídico' de
d \=-<~Gr'
... 1 h ("s funa"alnent· alp ;-.'".;
t,,-l t ..../ ~J..... ..... _ 'J
acuerdo con Kelsen?
5. ¿Qu-S se entiende por validez en el lenguaje jurídico?
6. ¿Qw!: significa eficacia dentro del lenguaje jurídico?
y garantías
7. ¿Cómo se categoriza la justicia en el lenguaje jurídico?
8. ¿Cuál es la importancia de actualizar las categorías de validez y jus-
ticia en la construcción del Estado constitucional de derecho? Objetivo de la unidad.
9. Según Ferrajoli, ¿desde qué perspectivas se pueden abordar los dere- Al concluir el estudio de esta parte del curso, el alumnD:
dlOS fundamentales y en qué consiste cada una de eilas'?
10. ¿Qué entiende FelTajoli por sujeto jurídico?
Distinguirú el derecho subjetivo d~ la dignidad de la perso·;a.
11. ¿Cuáles son las diferencias entre derecho objetivo y derecho subjetivo?
12. ¿C uáles son las dos grandes divisiones entre los derechos fundamen-
Descrihirá ai iusnaturaiismo y al iuspositivismo CO HiO
tales de las personas Ji en qué consiste cada una'? dos lcorías de los derechus fundamcnlaks.
[1. Compccrtan sus respuestas y coméntenlas con apoyo del profesor.
Identificará las relaciones y I<>s diferencias entre los derechos
f'undamcntalcs \' los d"rechos patrimoniah:s.

Reconoc erá el debe r ser del derecho para garantiLar


los derechos fundamcnt2 k s.

Explicar:l el tipo de relación que existe entre derechos) garanlíC's.

EX[lD r,drú b complejiJad de los derechos en el marc o


del d erecho internacioruL

182
I ]LOSO ]' ]A ]JEI. ]JEKHCII ()

Contenido de fa unidad:

5.1. Derecho subjetivo y dignidad de la persona


5.2. Dos teorías de los derechos
5.3. Derechos fundamentales y derechos patrimoniales
5.4. ¿Cómo garantizar los derechos? El deber ser del derecho
5.5. ¿Los derechos sin garantías no son derechos?
5.6. La complejidad de los derechos y el derecho internacional

5.1. Derecho subjetivo y dignidad de la persona

~ IN DUDA ALGUNA LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS, O LOS DERECHOS


humanos hablando en ténninos muy amplios, han ido asumiendo una fiso-
nomía cada vez más definida en nuestras sociedades actuales, hasta con-
vertirse, como sucede en el ordenamiento jurídico mexicano, en un para-
digma o el parámetro, podríamos decir también, con el cual valorar, ya sea a
la legislación, la jurisdicción y, exagerando, aunque no tanto, a la misma
administración: es decir los tres tradicionales poderes en los que se articula el
poder político.
En el Estado constitucional de derecho, a diferencia del Estado legislati-
vo (o legal o simplemente Estado) de derecho, todo ejercicio del poder públi-
co está subordinado, fonnalmente al menos, a la Constitución, en el sentido,
obviamente que el contenido de ésta no debe ser violado por una ley o por
cualquier acto de carácter público. En este sentido, todo el aparato público
estatal, y lo vemos claramente en la Constitución mexicana, debe vigilar para
que los derechos humanos sean respetados, tutelados, y tiene el deber de po-
ner en acto todas la medidas de reparación para aquellos casos, excepciona-
les, que den como resultado su violación.
El vínculo entre constitucionalismo rígido y derechos humanos es, pues,
del todo evidente. El primero, simplificando, nos dice que para ser válida la
ley debe ser creada respetando tanto los habituales requisitos de carácter for-
mal -de competencia y de procedimento·- como los requisitos materiales
establecidos en la constitución, los contenidos plasmados en ésta. Los conte-
nidos por excelencia a respertar en la producción de la ley son los derechos
de las personas, 1 es decir, aquella esfera de la vida en sociedad que tiene que

[ Ob viamente no son los únicos. Forman parte de este bloque de contenidos todos aque-
llos aspectos que en las diversas Constituciones han sido declarados de alguna manera como

184 185
1 11.1J~() I· 1 \ J) L I.Il~I¡ I ·t UO

ver con las prerrogativas de las personas. Podríamos decir, simplificando de debe concordar con el contenido de la Constitución y, sobre todo, con aque-
nuevo, que nuestras constituciones actuales - repito, al menos fornlalmen- llas disposiciones que conciernen el respeto y la tutela de la dignidad hume,-
te-- han sido construídas alrededor del principio de la dignidad de la perso- na. En otras palabras, en el primer sentido, se describe la modalidad median-
!~a, que ha servido como fundamento para, de ahí, deducir otros principios te la cual en el constitueionalismo rígido se produce la ley, mientras que
más: la libertad, 12, seguridad, la vida, la igualdad, etc. lmnediatamente des- con el segundo se atribuye a esta modalidad productiva un valor positi vo,
pués de la Segunda Guerra Mundial, en efecto, se generalizó, en buena parte sobre la base de otro valor positivo, atribuido a la dignidad de la persona
del planeta, ia idea de que la persona humana, sin importar el color de su piel, humana. A la dignidad humana, en suma, se le considera una "cosa" buel1a.
su religión, sus ideas políticas, su sexo, su idioma, su clase social, era depo- Se trata entonces de justificar la afirn1ación de que la dignidad humana es
sitaria de un bien fundamental, su propia dignidad, y que, en consecuencia, algo bueno, algo que hay que tutelar, parajustiticar también la afim1ación de
era y es responsabilidad del Estado y sus aparatos crear las condiciones nece- que el contenido de la ley no debe contrastar con aqueilas partes de la Cons-
sarias para su tutela. Es plausible afim1ar, en mi parecer, que más allá de titución en las que aparece como una constante precisamente este valor. Po r
principios y valores particulares propios de cada Constitución surgida, o mo- un lado, es bastante intuitivo pensar que ]a dignidad humana se refiere a una
dificada, después de la Segunda Guerra, lo que constituye el núcleo común a condición de las personas que es preferible con respecto a otras condiciones.
todas ellas es precisamente esta convicción, ahí plasmada y definida como un Me atrevo a afinnar que ninguna persona preferiría, suponiendo que se le
espacio infranqueable, de la dignidad de las personas y sus derechos. Si es diera a escoger, vivir en una sociedad regida por principios que de man~ra
así, como me parece, es inevitable ponerse una cuestión de vital importancia explícita señalen que la dignidad humana es algo que no tiene el mínimo
para la filosofia de: derecho en cualquiera de sus declinaciones. La pregunta valor. Peto, preguntémonos: ¿El valor positivo que le atribuimos a la digni-
es causa de uno de los temas más debatidos en la filosofía moral y en la me- dad humana es un valor intlÍnseco, en sí mismo, es decir, que no depende de
taética, y tiene que: ver con la verdadera o presunta existencia objetiva, es otros valores? ¿O al contrario, su valor es un valor derivado, en el sentido de
decir, independiente de la experiencia humana, de los valores: en este caso, que depende de otros valores? La primenl pregunta, como se decía antes, 'lOS
el valor del principio de la dignidad de las personas. En otros témlinos: ¿Por int,oduce en el tortuoso y arduo camino de una reflexión filosófica acerca de
qué se considera importante, a partir de un juicio de valor positivo, la digni- la existencia objetiva de los valores, y, de consecuencia, al debate relativo a
dad humana? ¿Por qué es moralmente bueno proteger la dignidad humana') las posibilidades del conocimiento de ellos por parte de nosotros.
En efecto, el constitucionalismo rígido conduce a la siguiente constatación: En la primera de estas reflexiones, como es sabido, las alternativas son °
la ley válida es la ley que no contradice el contenido material de la Constitu- el objetivismo moral, o sea la tesis de que los valores tienen una ex ister:cia
ción. Esta afirmación pcrentoria, sobre cuyo sentido v igila la jurisdicción objetiva e independiente del s ujeto cognoscente, y el no-objetivismo, la tesis
constitucional, tiene dos sentidos que es importante tener muy claros. Por un opuesta según la cual no es así y qu~ sostiene, al contrario, que los valores
lado, es obvio , l2 "firmación se presenta como un juicio de becho, como existen sólo en cuanto cualidades de carácter subjetivo que las personas atri-
un enunciado solamente descriptivo, en el cual se sostiene cómo se ~'compor­ buyen a las cosas, a los actos, etc, La segunda reflex ión, por otra parte. se
la" la realidad empírica a la que se refiere la afirmación. Acerca de este sen- inserta en un debate no menos relevante, de carácter epistemológico, en dOll-
tido, es posible dar un juicio de verdad o falsedad, dependiendo de su corres- UC 10 que está en j uego son las mismas posibilidades de conocimiento, de
pondencia con los hechos, y es plausible, al menos a mi me parece, pensar manera específica en este caso de los valores, dando por descontada su exis-
que la afirmación es verdadera. Por otro lado, la afirmación también contiene tencia. Aquí, como es también conocido, las alternativas son entre la posic ión
otro sentido que va más allá de la mera descripción: la ley, para ser válida, que afimla que es posible conocerlos de manera objetiva (el cognitivismo t y
ia posición que, al amparo de los actuales desarrollos de las teorias epi Ste-
mológicas que ponen en duda que se pueda llegar a un conocimiento veda-
cicmentos constituti vos de una so ciedad (por ejemplo,. la forma republicana en la Constitución dero, objetivo y universal de la re alid2d, sostiene que tal conocimiento no
italiana, o e l sis tema e lectoral proporcional en la portuguesa). Lo que c:s cierto, por otra parte, es algo f'cctible (no-cognitivismo). No voy a entrar aquÍ en esta discusi ó n,
éS que m3s allá de tales c lclll enros. vari ables de una Constitución a aIra. el tactor común cGn-
[mi de tod as ellas puede ser ident ificado precisamente en ¡(1S derechos de ¡as personas.

186 187
tan importante para la filosofia moral y para la metaética,2 dado que lo rele- a los efectos negativos a que había dado lugar el constitucionalismo flexible.
vante, en este caso, es tomar conciencia del carácter problemático del postu- Como se ha dicho en muchas ocasiones y por muchos estudiosos, la concep-
lado de la dignidad humana asumido como un valor al cual debe estar subor- ción iuspositivista de matriz kelseniana había proporcionado elementos con
dinada la legislación. los cuales distinguir la ley válida de la ley no-válida; pero haciéndola coinci-
Se podría decir, en consecuencia, y sin entrar en una argumentación dir con su existencia específica, de alguna manera había identificado en este
detallada, que el valor positivo que se le atribuye a la dignidad humana es un factor las condiciones para sugerir también su carácter obligatorio. De modo
valor derivado, en el sentido de que depende de otros valores. Tutelarla, tal, se dice, que no había proporcionado elementos para distinguir la ley justa
mediante la imposición de límites y vínculos a la legislación, significaría en de la ley injusta, porque de hecho toda ley válida era también ley jus~a que
efecto estar convencidos de que la dignidad humana funciona como funda- requería ser obedecida. Como consecuencia de ello, se afifila también, las
mento de, por ejemplo, la posibilidad de las personas de no sufrir humilla- constituciones de Alemania e Italia de los años 30 del siglo pasado, y que
ciones, de poder poner en acto su plan de vida sin limitaciones indebidas de eran constituciones flexibles, abrieron el paso a la irrupción -del todo legí-
carácter externo, y otros aspectos semejantes. Así las cosas, se podría afir- tima en el terreno jurídico-- en la esfera pública del nazismo y del fascismo
mar en consecuencia que el principio de la dignidad humana es deudor de respectivamente, con efectos nefastos para todo el planeta. En efecto, tanto
los derechos fundamentales, precisamente en virtud del hecho de que éstos AdolfHitler como Benito Mussolini asumieron el poder haciendo uso de las
(los derechos de libertad y los derechos de la persona: a la vida, a la integri- posibilidades que la constitución flexible ofrecía, mediante procedimientos
dad fisica, al voto, a la salud, a la libertad de expresión, a la libertad de electivos y lo ejercieron siempre al amparo de los respectivos ordenamien-
culto, etc.) se refieren a condiciones específicas que son declinaciones con- tos jurídicos vigentes, introduciendo modificaciones relevantes y transtlgu-
cretas de aquella. En otras palabras: los derechos fundamentales constitu- rándola así completamente, por ejemplo, con las leyes raciales discriminato-
yen un valor jerárquicamente superior al principio de la dignidad humana, ya rias de los judíos, hasta desencadenar el segundo gran conflicto mundial del
que ésta se basa en aquellos. Naturalmente, se podría objetar a este punto que siglo XX. A la destrucción y a la miseria moral no menos que material que le
ahora se hace necesario, en aras de un discurso más articulado, justificar los siguió a la guerra, una vez que ésta termina con la victoria de los aliados si-
derechos fundamentales, es decir, de nuevo, retomar el debate ya señalado gue de alguna manera una reflexión jurídico-política que asume la fOfila de
antes entre objetivismo y no-objetivismo, así como entre cognitivismo y un nuevo constitucionalismo, el constitucionalismo rígido, considerada como
no-cognitivismo. Parecería, luego, que no es posible eximirse de afrontar los una fÓfilula capaz de limitar el poder de la legislación, autónoma y absoluta-
téfilinos de la discusión. Sigo sosteniendo, de cualquier modo, que existen mente omnipotente en el constitucionalismo flexible, mediante la instaura-
las condiciones para no hacerlo en esta sede por las características propias ción de requisitos más exigentes, en relación a la producción de la ley ordi-
de este trabajo) naria, para modificar la Constitución. En suma, en el constitucionalismo
El constitucionalismo rígido se ha afifilado en el curso de la segunda rígido la doctrina jurídico-política que se atlrn1a después de la guerra, se abre
mitad del siglo XX, y sus características principales (distinción entre Consti- camino la idea de que, a través del derecho y de una idea diferente de cons-
tución y ley,justicia constitucional, los derechos fundamentales como núcleo titución,5 es posible sentar las condiciones para evitar futuras guerras en el
indi sponible para la legislación) han surgido 4 como una respuesta resolutiva territorio europeo y, en consecuencia, evitar las graves violaciones de los

:: Importantes referencias en re lación a este debate se pueden ver en: G. Bongiovanni, jurídico del eonstitucionalismo flexible de la Constitución de Weimar (Alemania) y del Esta-
(e d.), Oggettivi/G e mOl·ale. La riflessione eliar del Noveccn/o, Mondatori, Milan , 2007. tuto Albertino (Italia). Así se ha expresado Ferrajoli en varias obras; como ejemplo solamente:
3 Lo que no significa, obviamente y de la manera mas rotunda, negar la relevancia de la "Processi decostituienti e poteri selvaggi", en Eutopia. Ideas jar EZlrope ¡'v!agerine ("ttp:!1
discusión en sus diversas declinaciones: filosofía moral, metaética, filosofia política, lilosofía el l/O pia maga::ine. el L!i //lu i g i -ferrajo /i/issue/process i-decos t i (l/en! i -c-po te r i -s c lvaggi).
del derecho. 5 Obviamente de manera conjunta con otras medidas, como la transformación de la So-
4 Es una tesis de Luigi Ferrajoli , en efecto, de que el constitucion a li smo rígido es una ciedad de las Naciones en la Organización de las Naciones Unidas, sin olvidar por supuesto,
suerte de afirmación perentoria ("nunca más") a las violaciones graves de derechos fundamen- de impOl1ancia crucial para el continente donde había nacido la guerra. e l tratado costitutivo,
tales (genocidio racial , principalmente) ya la Segunda guerra mundial que fueron un corolario finnado en Paris el 18 de abril de 1951 , de la Comunidad Europea del Carbón y del .'\cero,

188 189
i'l 1.OSOI i.\ DI, L U liRI:CI 10

derechos de las personas a las que inevitablemente conducen. En la base, común que en muchas constituciones se tutelan, precisamente mediante la
entonces, del valor positivo de la dignidad de la persona humana y a la con- distinción entre ley ordinaria y ley constitucional y la presencia de la justicia
vicción de la existencia de una obligación de salvaguardarla, estarían hechos constitucionaL Por otro lado, se trata en todo caso de argumentar en favor de
concretos, eventos históricos particulares. Consideraoiones, podríamos decir, este estado de cosas, o, al contrario, argumentar contra éL En términos muy
de orden pragmático, son las que nos permÍlen, estudiando la historia, pro- generales, más allá de cuestiones espino'sas de metaética, me parece que ~ s
porcionar razones para sostener que la dignidad humana es algo bueno, por- posible afrontar este problema desde una perspectiva que haga las cuentas
que la experiencia demuestra que en el constitucionalismo flexible los dere- con lo siguiente. Contra el estado de cosas del constitucionaiismo actual se
chos fundamentaies, como derivaciones específicas de tal valor, no pueden han propuesto muchos argumentos que no vaya examinar de maneTa deta-
ser tutelados si no se les considera como un valor de orden superior. Ahora llada porque tengo la impresión de que la mayor parte de ellos se pueden
bien, es verdad que una vez llegados a este punto la objeción típica sería que cobijar bajo uno solo, el que me parece el más relevante, aunque de alguna
de ese modo estaríamo incurriendo en la así llamada 'falacia naturalista', es manera evade la temática fundacional de Jos valores. Prescindiendo de ju i-
decir, ¡a tesis -usuaimente atribuida a David Hume- de que, precisamente, cios valoralivos acerca del contenido de las constituciones actuales, algunos
es un razonamiento falaz, es decir, incorrecto, derivar lógicamente obligacio- críticos de este estado de cosas so~lienen más o menos lo siguiente. Si !d
nes de hechos, enunciados prescriptivos de enunciados descriptivos. La fala- palabra' democracia', y nuestras sociedades son sociedades democrátic.a~,
cia consistiría en que, a partir de enunciados que se refieren a hechos factua- designa el poder del pueblo (del 'demos'), por consecuencia, se dice, para
les, los dramáticos acontecimientos coneclados con la Segunda Guerra argumentar contra el estado de cosas del c.onstitucionalismo rígido, el pueb lo
Mundial, se infiera la obligación de no contrastar mediante la ley ordinaria a deb~ tener la última palabra, la decisión final, sobre todos aquellos aspectos
los contenidos de la Constitllción. No vaya tratar, por supuesto, de conúoI1- relacionados COD su vida en una sociedad organizada. Y, dado que no puede
tar aquí los hmdamentos teóricos de la falacia naturalista, pues es2. tarea for- el pueblo decidir directamente por las caracteristicas propias de una demo-
maría parte en todo caso de una empresa muy diferente," ni lampoco a defen- cracia representativa como la actuaL entonces quien debe tomar tales decisio-
derla. Me es suficiente, en efecto, y por un lado, recuuir al dato histórico no nes no debe ser sino el representante en el cual reside la voluntad popular, o
como un conjunto de premisas factual es para deducir de ahí el valor de la sea, el órgano legislador. Mientras que el sujeto, el que no debe decidir, es
constitución rígida, sino solamente como un referencia explicativa, que no el juez constitucional.
impide, por sLlpuesto, y ésto demuestra que no se trata de ninguna inferencia Sustancialmente, el núcleo del argumento es que la justicia constituc;,)-
lógica, que a pesar de esos hechos se pueda en algún momento tomar al cons- nal es una práctica llevada a cabo por un órgano que tiene un significativo
titucionaLsmo llexible: de hecho, aunque sólo por aho,'a y en modo contin- déficit democrático, ya que no ha s;do elegido m ediante un procedimiento
gente, en eí constitucionalismo rígido los derechos fundamentales y la digni- democrático electivo; en otras palabras, porque no representa la volLln tad
dad humana, por no hablar de otros aspectos particulares, son un patrimonio popular. Tal déilcit se dice, es de vital importancia ya que la función princ i-
pal del j ue,é de las ley es es precisamente cuestionar la constitucionalidad de
las decisiones del legislador, éste sí legitimado por la voluntad popular. Lo
antec~dente ce la actual Unión Europea, al que dieron su adhesión francia, A lemania. Italia.
que está enjuego es bastante simple, aunque pleno de implicaciones filosófI-
Holanda' y Bélgica (el tratado e:-;piró con el 20(2).
6 La literatura al respecto es amplísima. Uno de Jos intento más logrados para conf'utar
cas y, por supuesto, !ambién prácticc,s: ¿Pueden los padres constituyentes, e ~
los postulados de la falacia se encuentra en J. Finnis. Natural LaH' and l\'atural Riglzts, Ciaren- decü', ~stá justificado que lo hagan, ¡im itar y vincular ¡as decisiones de las
don U. P., O,,¡:órd, 1980 (trad. cast., Ley natural y derechos l1a/lIrales, Abeledo-PerroL Bue- gcneracionc:s fU turas instituyendo L1n" fom~a de control sobre eJias?
nos Aires, :WOO; id., "Natural Law and "is"-"oughC question: an !r.vitation .0 ProÍessor Para los críticos del constitucionalismo rígido la justicia constitucional
Veatch". in The Ca/holic Lm:l'er, 1981 , 4, pp. 266-277. 2s intcres2.ntc la exposición que eJel
con traviene los principios democráticos, en razón de que, éste es el argumento
pensamiento de Finni:i hace Jav ier Sal daña ("Descripción vs Valoración. La respuesta de John
finnis al ue,;dlo de 1" falacia natural ista", en Etche\"err: . J. 8. (eeJ .), Ley. ¡¡¡o,-al y nEón, Esru- de fondo, cada generación tiene el derecho de tomar las decisiones relativas d
dios .~'OhN~' (:1pcnSOmCJlIO de John /,'yr. Finnis a propósito dG la segunda edición e/ti {,ey .tV atural las formas de organización de la sociedad en la que vive sin vínculo algun o,
y Dcrcc/¡os !Va/lIra!c.1. UNA M -llJ, 2013, pp. 73-84. independientemente del contenido de ellas. Es decir, se argumenta, cualquiera

190
191
FII .nsori \ PFI . P llI!.IW¡¡() l nielad :'. 1)cr,,'Chos sub,iclI\w¡. dcr~chOl; 11I Il d:JmCllwh:~ ~ gar.ullia$

que sea la decisión que tome el pueblo se justifica porque en una democracia Es evidente que el constitucionalismo rígid0 7 constituye una piedra de
la soberanía reside en el pueblo y a través de éste pasa a sus legítimos repre- toque para la reflexión jurídica y política pues pone en el centro de la aten-
sentantes democráticos. Como se puede ver, en esta forma argumentativa a ción importantísimas temáticas, inclusive la misma idea de democracia 8 y
final de cuentas es del todo irrelevante el contenido de una constitución, en el de derechos fundamentales, así como también, obviamente, se inserta en
sentido de que es sólo una variable subjetiva determinada en cualquier mo- un debate de segura relevancia por las repercusiones prácticas que abre
mento por la voluntad popular que se expresa a través de sus representantes. en razón de la perspectiva desde la que se examine la forma que han venido
Quienes, así, deben estar en una condición que les permita introducir en un asumiendo nuestras constituciones actuales a partir de los úitimos años del
ordenamiento jurídico cualquier contenido normativo, aunque sea contrario al decenio de los cuarenta del siglo pasado.
contenido de la constitución. El pueblo, que es el núcleo de este discurso, es
soberano y por medio de sus representantes debe poder tomar todas las deci-
siones que conciernen a las reglas de su propia convivencia, sin atadura alguna 5.2. Dos teorías de los derechos
impuesta por una constitución y no debe estar limitado en su ejercicio por una
jurisdicción constitucional. No permitirlo significa, en esta línea de pensa-
En el apartado anterior se ha tratado de examinar en manera crítica el
miento, producir serios perjuicios al ejercicio de la democracia.
constitucionalismo actual, tanto como una práctica concreta (es decir como la
Se han mencionado, por otra parte, algunos elementos que bien pueden
fonna que asumen las constituciones) cuanto como doctrina, o sea como re-
funcionar como argumentos en favor de la conservación del estado de cosas
flexión teórica acerca de tales constituciones. Sin ninguna pretensión de ex-
actual; argumentos que tienen que ver, principalmente, con la idea de que la
haustividad, para ser sinceros, se han proporcionado argumentos que en mi
no distinción entre ley ordinaria y constitución y la ausencia de un órgano de
parecer evidencian con toda claridad la importancia de una seria reflexión
control constitucional, pueden crear las condiciones, como ya ha ocunido en
sobre este tema, dadas sus implicaciones inclusive en el plano práctico. Se
el pasado, para que en nombre de la voluntad popular se introduzcan normas hace necesario ahora, siguiendo, como espero, una línea de razonamiento li-
jurídicas no respetuosas de la dignidad humana, o, lo que es igualmente rele- neal y articulada, dedicar un espacio a examinar la temática de los derechos
vante, se tomen decisiones contrarias inclusive a los principios democráticos fundamentales, o los derechos de las personas, tema que sin duda ha apareci-
y a los más elementales valores propios de una convivencia civil. En este do aquí y allá en el desarrollo de este trabajo pero que no ha recibido aun un
sentido, se puede atlmar, los límites y los vínculos que el constitucionalismo tratamiento adecuado.
rígido pone frente a la legislación, en realidad no vulneran, sino, al contrario, Antes de afrontar una de las teorías de los derechos, a mi parecer, de las
fortalecen, los principios' democráticos y la convivencia civil; y es así, se más adecuadas para dar cuenta de este tema en el constitucionalismo actual,
dice, porque hay que tener presentes dos aspectos importantes. En primer es oportuno colocar el tema en un marco más general. Como ya se ha visto,
lugar, que el pueblo, hablando en forma genérica, con frecuencia tiene la la temática de los derechos de las personas se inserta a pleno título en la re-
tendencia a dejarse guiar por la emotividad en las cuestiones públicas, casi de flexión más amplia acerca de las relaciones entre los derechos subjetivos y el
manera irracional, lo que no constituye propiamente un principio a desear, ya derecho objetivo. Sin retomar cuanto al respecto se ha evidenciado, podemos
que la emotividad nos lleva con frecuencia a tomar decisiones impulsivas de resumir la idea de derechos subjetivos en la tesis según la cual con esa expre-
las que en muchas ocasiones a posteriori nos arrepentimos y quisiéramos no sión se denota una específica área del derecho positivo en la cual las personas
haberlas tomado. En segundo lugar, en una democracia representativa no es
irreal imaginar contextos en los cuales en la esfera de la política, en virtud del
poder del que se dispone para influenciar la opinión pública, se manipula la 7 O neo-constitucionalismo como algunos pretieren llamarlo. Sobre la plausibilidad de
emotividad del pueblo para convencerlo que se deben tomar decisiones que, usar este nombre, y sobre todo, sobre las posibilidades teórica y prácticas que su reconoci-
en realidad, poco o .nada tienen que ver con el bien común y los intereses miento implica, véase: Ferrajoli, L. , "Constitucionalismo garantista y constitucionalism o prin-
colectivos; sino que pueden incluso conducir hasta a la mi sma limitación de cipialista", en Doxa, 2011 ,34, pp. 15·53.
8 RE NTERíA DiAz, Adrián , La 11IIcla de los derechos ell WIQ sociedad democrótica,
las libel1ades y al suicidio de la democracia.
Ediciones Coyoacán, México, 2014.

192 193
I'H.l/S<)J L\ nlll. ll I:Il ElIII)

pueden hacer uso de varias prerrogativas, es decir tienen facultades pan: to- con la expresión 'derechos fundamentaies' se suele denotar más o menos lo
mar decisiones haciendo uso de su propia voluntad. El derecho objetivo, por miSmo que con otras expresiones que recurren en la literaturajurídico-po iíti-
otra parte, y simplificando mucho, consiste eI] el conjunto de disposiciones ca: derechos humanos, libertades fundamentales, garantías individuales, y
de derecho positivo, es decir creadas por un poder legitimado que para ello símiles. El uso que aquí se hará de la expresión 'derechos fundamentales'
l,a seguido además detemlinados procedimientos, que son también el resulta- responde a dos exigencias. La primera es muy simple y es de carácter princi-
do de otras disposiciones jurídicas. Hasta aquí, podríamos decir, hay pocos palmente subjetivo y terminológico, pero que se conecta con ia segunda más
problemas; que nacen, en realidad, cuando se trata de individual izar las rela- imp0l1ante, y que tiene que ver con exigencias de claridad conceptu2!, es
ciones que intercorren entre los derechos subjetivos y el derecho objetivo. En decir, para estar en condiciones de evidenciar las diferentes características de
decto, el debate se genera no apenas surge la pregunta acerca del origen, o los derechos de las personas, por un lado y, por el otro, para no confundir los
del fundamento si se prefiere, de los derechos subjetivos: ¿De dónde provie- derechos con sus garantías.
nen los derechos subjetivos? Naturalmente, una teoría de los derechos fundamentales es factible desde
Una respuesta consiste en afirmar que ellos no tienen un origen específi- ambas perpectivas, tanto desde una postura iusnaturalista como desde Ulla
co porque están íntimamente relacionados con la misma naturaleza humana: iuspositivista. En el primer caso,·por ejemplo, bien podemos referirnos" los
en suma, son derechos naturales que las personas poseen por el mismo hecho trabajos respectivamente de 10hn Finnis y Robert Alexy como dos de los in-
de ser personas. De consecuencia, las relaciones entre los derechos subjetivos tentos más logrados de construcción de una teoría de los derechos, solamente
y el 'derecho objetivo es de una detenninación de éste por aquellos, en el sen- por mencionar autores contemporáneos. 9 Autores, probablemente con más
tido, muy simple, de que el contenido del derecho objetivo debe, so pena de pertinencia Finnis que Alexy, a quienes podemos incluir en una de las tantas
no ser considerado derecho válido, reconocer los derechos subjetivos. Los corrientes adscribibles al iusnaturalismo, si bien a través de un desarmllo
derechos subjetivos, en otras palabras, anteceden -históric2. y lógicamen- muy complejo y articulado. Y, en el caso sobre todo de Finnis, a partir de su
te- al derecho objetivo, y en consecuencia éste se encuentra en una relación visión di; una moral racional, de alguna manera deslindada de analogí2s con
de subordinación con respecto a aquellos. La respuesta contraria, es del todo el iusnaturalismo más tradicional. No me detengo aquÍ a presentar, ni por
obvio, es la afirmación según la cual los derechos subjetivos son tales si y supuestü a criticar, los escritos - ciertamente relevanles- de estos autores.
sólo si el derecho objetivo así lo establece. Fuera del ámbito del derecho ob- y no lo hago por dos motivos. El primero, obviamente, tiene que ver con los
jetivo no existe derecho subjetivo alguno; lo que no impide reconocer, cier- objetivos de este trabajo, que no es discutir acerca de los postulados del ius-
tamente, que en este espacio extrajurídico puedan e",<istir, como de hecho naturalismo ni sobre un autor en particular; el segundo, y lo digo con toda
existen (y la historia de los derechos subjetivos así lo demuestra), reivindica- honestidad, es que mis preferencias intelectuales se colocan en otro ámbito,
ciones de carácter moral por parte de quienes en algún momento se sienten el de quienes tratan los derechos fundamentales desde una perspectiva iuspo-
discriminados o excluidos. Reivindicaciones que, sin embargo, pemlanenCel1 sitivista. Me parece importante, paré: evitar mal interpretaciones y equívocos.
como tales en tanto que el derecho objetivo no les atribuye mediante su reco- deslindar el terreno y delimitar con precisión Jos límites en Jos cuales Q,::sa-
nocimiento en disposiciones jurídicas específicas el carácter de derechos lTollaré una temática tan importante como los derechos fundam(:ntales . Le
subjetivos. Es evidente, de lo anterior, que estamos frente a dos concepciones que no significa que yo descalificme de manera perentoria la perspectiv:1 de
de! Derecho, que por comodidad, y sin entrar en el detalle de una temática autores como Finnis o Alexy ni de quienes de alguna manera se mueven in-
que ameritaría un espacio mucho más amplio, simplemente las podemos eti- telectualmente al interior de los postulados de su teoría.
quetar, la primera como iusnaturaiismo, y la segunda como iuspositivismo_ Concentraré ~ntonces mi atención en una perspectiva iuspositivista_ co-
A partir de estas consideraciones, e indepcndientemente de tomar partido locandome en una posición cuya característica principal es la tesis de que los
por una u ot,a de las alternativas, una afirmación que me parece plausible por
su amplitud es que los derechos fundamentaies son un;: especie del género
'derechos Subjetivos', como ya se ha dicho anLes. En este sentido. los dere- ;1 Bien se podrí2. s i fuera el caso, en efecto. dar cuenta de ia Dora, por ej emplo. dc S" r.( ü
chos fundamentales no agotan todo ei espacio de los derechos subj.:::tivos: se Tomás de ,\quino, dada su enorme influencia en el pensamiento jurídico-político y po :
ubican solamente en un espacio dentro de éstos. Resulta dt: lo anterior que supuesto kológico.

i 94 ]95
derechos fundamentales, y por supuesto los derechos subjetivos como esfera 5.3. Derechos fundamentales y derechos patrimoniales
a la que aquellos pertenecen, existen en cuanto así lo establece el derecho
objetivo, el derecho positivo. De manera más puntual, considero que con el
De lo dicho hasta ahora en el apartado anterior, y sin entrar en argumen-
sintagma 'derechos fundamentales' se denota un conjunto específico de de-
taciones sofisticadas, queda claro que la persona jurídica, es decir la persona
rechos subjetivos cuyo contenido y cuyos titulares están determinados o,
desde el punto de vista del derecho, no coincide, al menos no necesariamente,
principalmente, por disposiciones de derecho positivo interno (es decir, na- con la persona según el uso habitual (cotidiano) de este término. En primer
cional), o bien, secundaria y conjuntamente también por disposiciones, de- lugar, no coincide, por la simple razón de que la palabra 'persona' en el len-
claraciones y convenciones de carácter internacional. JO Los derechos funda- guaje cotidiano tiene más de un significado y no uno solo. Para algunos de-
mentales son, por consecuencia, aquellas condiciones, determinadas por el nota cualquier entidad humana racional;'para otros un ser dotado de alma;
derecho positivo, en las que ciertos individuos, igualmente reconocidos como . para otros es el ser humano vivo; para otros es persona el niño en gestación.
titulares por el derecho positivo, están facultados para poder actuar sin inter- En segundo lugar, no coincide por razones atinentes al derecho mismo: como
ferencias por parte de otros individuos, o bien, para pretender que otros indi- es sabido, desde el punto de vista jurídico con la palabra 'persona' nos refe-
viduos se comporten de una cierta manera: son pues derechos fundamentales rimos nada más y nada menos que a un centro de imputación al cual se le
sólo y exclusivamente aquellos que el derecho positivo establece como tales, reconocen, por medio de normas jurídicas, deberes y poderes. De ello deriva,
sea en cuanto a su contenido o a sus titulares. Nadie, en este orden de ideas, en efecto, que la 'personalidad jurídica sea un atributo tanto de la persona en
puede legítimamente pretender de otros una cierta prestación, o ser libre para sentido físico (la persona natural) como en la persona en sentido figurado,
cumplir una determinada acción, si la prestación o la libertad no le han sido una sociedad, una entidad, un ente artificial en suma, y que pueda también
conferidas previamente por normas de derecho positivo. Luigi Ferrajoli, serie reconocida, en determinadas circunstancias, hasta un aún no nacido. Lo
como ya se ha visto, en este sentido, distingue los derechos subjetivos en anterior, por supuesto, es bien conocido por cualquiera que haya estudiado
quellas condiciones que crean, por un lado, expectativas negativas y, por el los elementos fundamentales del derecho privado, pero su nexo con el tema
otro, expectativas positivas, a no recibir lesiones o a sufrir interferencias para de los derechos es, por demás, importante, como ya se ha intravisto en el
realizar una acción y para recibir prestaciones por parte de otros sujetos, res- curso del apartado anterior. Lo es, precisamente, en virtud del hecho de que
pectivamente. tenerlo presente nos permite reconocer y subrayar la diferente importancia de
Al término del capítulo anterior se había reconocido la importancia de los derechos de las personas.
distinguir dentro de la esfera de los derechos aquellos que son fundamentales Los derechos fundamentales son principalmente los que tienen su origen
de aquellos que no lo son, con el fin, se decÍi2., no solo de no perder de vista en la persona natural, y, es obvio, revisten una importancia central en razón
sus diferencias teóricas en cuanto a su estructura y su funcionamiento, sino de ello, ya que su ejercicio tiene que ver con el desarrollo de la personalidad
además para estar en condiciones de reconocerles, en la esfera práctica, el y hasta con cuestiones como la vida digna y la supervivencia. Los derechos
papel que les corresponde y, finalmente, dar cuenta en modo sistemático de de la persona artificial, por otra parte, se podría decir, son menos fundamen-
las maneras en que es posible garantizar que sus titulares, efectivamente, tales, menos importantes, ya que se ejercen en el ámbito de la autonomía
hagan uso de ellos; veámoslo ahora de manera más detallada. privada y, en consecuencia, del mercado; y son, por lo que respecta a la per-
sona natural cuando se mueve en este horizonte, deudores de los derechos
fundamentales. Ya me he detenido en varios momentos sobre esto, aunque
quizá sólo en modo marginal, de manera que es el caso de examinar con más
10 En lo que sigue a este propósito, mi deuda con Luigi Ferrajoli va más allá de las citas
a pie de página con las cuales podría dex cuenta de su influencia, como cualquier estudioso
detenimiento ambos tipos de derechos,
familiarizado con la obra ferrajoliana tiícilmerne puede concluir. Las obras principales en las Siguiendo a Luigi Ferrajoli, los derechos fundamentales de la persona
que me he basado son sus libros Derecho .1' ra~ól7. Teo/'ia del gurantismo pellal, Principia iu- natural son de cuatro tipos: derechos humanos, derechos públicos, derechos
ris, Lu democra:úu attraverso i diritti. JI costituziol1alismo garclI1tisla come íJJodcllo teorico e civiles y derechos políticos. Los dos primeros son derechos primarios: los
come progetto poli/ieo (2013, libro que no aparece traducido al español), y algunos ensayos derechos humanos de todos los seres humanos indistintamente (como el
ampliamente conocidos.

196 197
r:II ,f),(}f Í\ I)I!I 1)¡¡RI'C'l/O

derecho a la vida) y los derechos públicos de jos seres humanos que son ade- pasan de ser meras reivindicaciones de carácter moral , justificadas o no. O tra
más ciudadanos. Los dos segundos son derechos secundarios: los derechos observación, resulta casi baladí subrayarlo, es que entre los derechos funda-
civiles de los seres humanos que son además capaces de actuar, es decir, los mentales hay algunos que son más fundamentale s que otros, No poseen la
derecbos potestativos propios de la autonomía privada que se ejercen en la misma importancia para la vida de las personas, al menos no en un sentido
esfera del mercado, y los derechos políticos de los seres humanos capaces de inmediato, el derecho a la vida y el derecho a volar. Sin sus adecuadas ganm-
actuar que son además ciudadanos (electorado pasivo y electorado activo). 1; tías, como veremos enseguida, el derecho a la vida se convierte en una prev i-
Los titulares de los derechos fundamentales, agrega FelTajoli, poseen o una sión abstracta destinada a no modificar las condic iones en las que las perso-
expectativa negativa a no sufrir lesiones y/o interferencias, o una expectativa nas están destinadas a conducir su existencia, valga la analogía, como Thorras
positiva a recibir prestaciones. De lo que deriva, es ciaro, que los derechos Hobbes describe la vida humana en el estado natural, antecedente al estado
fundamentales son derechos de libertad (libertad de vejaciones, torturas, y 'civil: condiciones de una vida breve y miserable . El derecho a la vida, en
libertad para expresar la propia opinión, para profesar una fé religiosa) y de- otras palabras, tiene que ver, valga la redundanci a, con la existencia miSlTla
rechos sociales como el derecho a la salud, a la educación. de las personas, con su estatus de seres vivientes; y de ahí, precisamente, su
De esta tipología derivan varias observaciones importantes que es opor- carácter de derecho primario y la indudable relev ancia que asume en un ()¡"-
tuno subrayar. La primera es que la persona natural constituye el estatus prin- denamiento jurídico, La ausencia de sus garantías, en efecto, determina con-
cipal, "fLll~nte" primaria de los derechos fundamentales humanos, de los que diciones que se reflejan en la existencia misma de un ordenamiento jurídico
son titulares todos los seres humanos sin distinción alguna por razones liga- y de la sociedad de la que constituye la estructura en un sentido claramente
das a otros estatus o condiciones, raza, ciudadanía, religión, lengua, etc. Son, negativo. Los derechos políticos, por otra parte, dan lugar a expectativas di-
obviamente, los derechos humanos, los derechos universales por e:-.:celencia, ferentes, cuya ausencia de garantías o su no ejerc icio, aun kniendo que ver
precisamente en virtud del estatus al que están conectados. Este estatus, ade- con la participación democrática en la toma de decisiones vinculantes para la
más, es un atributo que depende, en nuestros ordenamientos, del hecho de colectividad, no se reflejan en modo directo con la vida de las personas: en
que precisas normas jurídicas así lo establecen: en otras palabras, pertenecen suma, se puede vivir sin votar o sin ser votados.1 2
a la clase de las personas aquellos entcs que cí derecho establece que lo sean. E:-.:is1en otros derechos que bien pueden ser considerados fundamentales
Un recién nacido, para entendemos, sin lugar a dudas, es una persona (así lo pero que, en otro sentido, contienen un cierto carácter de ambigüedad por su
establece todo ordenamiento jurídico moderno) y como tal es titular de cier- cercanía conceptual, además de práctica, con los derechos que hemos deno-
tos derechos: los derechos humanos, a la vida, a la subsistencia, él la integri- minado patrimoniales. Me refIero a los derechos de las personas que se ejer-
dad física, Pero no tiene, porque el ordenamiento juridico no le reconoce, los cen en el ámbito de la autonomía privada, en la es fera de] mercado para ser
estatus de la capacidad de actuar y de la ciudadanía, de modo tal que no es más precisos, como algunos de los derechos civiles propios de la persona C] ue
titular de los derechos propios de la autonomía privada (no le es posible en posee además la capacidad de actu ar, como la potestad negocia] , la libertad
cuanto tal adquirir un bien inmueble, por ejemplo) ni de la autonomía pública contractual y de empresa, el derecho de actuar en un juicio. La potestad ne-
(no es elegible como candidato para un puesto de elección popular ni posee (Toeial. la libertad contractual v la libertad de empresa, en efecto, son der::~ ­
el derecho a votar), Significa lo anterior, queda también claro, que íos tres ~hos, al menos en parte, patri~oniales además de fundamentales. Y lo so n
estatus que dan Jugar a los derechos fundamentales dependen de que así lo porque se ejercen en una esfera de la libertad que, cuando sus titulares son pe¡'-
establezca el derecho; de modo que, por ejemp lo, por cuanto podamos com- sanas naturales, por lo general no tienen límite alguno ; en una sociedad li oc-
partir la idea, en un sentido muy general, de que una persona de 16 años tiene raL en efecto, UIl individuo puede, el ordenamiento tutela su libertad para,
la madurez necesaria para ser titular de derechos políticos acti vos (y votar) y adquirir cuantos p2.res de zapatos o bienes inmuebles, bajo el supuesto, ob-
de que una persona de 100 años de edad ya no debería ser titular de los mis- viamente, de que disponga de los recursos materiales necesarios y lo haga
mos derechos, si tales convicciones 110 se plasman en nonnas jurídicas no

le 1\0 deseo ajinn J!" que carezca de va lor el ejercici o de los derec hos po lil icos e n orde il el

Ji: vi da de la" personas , ¡vle parece claro, sin embargo, que su \alor es indirecto en cuanto !a l
: 1 Cf~. Ferrajo! i. L "Derechos fundamentales '-. Of). Cil,
ejercicio no se reflej a en modo inmediato c ;~ d las.

199
FII .USori \ DliL llI:l!FrLm 1¡ni,hui ' . Ikr..-chQ: s ubje llvo . de l'cchos lill1da l11cmfa !c$ ~ g~r3ntia"

según lo dispuesto por las normas jurídicas, es decir de manera legítima. En condiciones mediante las cuales asegurarle al propietario el uso del bien sin
este sentido, es decir, por el factor acumulativo que les caracteriza, así como interferencia alguna no deseada y las condiciones mediante las cuales, en el
porque el uso de los bienes poseídos es exclusivo o excluye a todos los de- caso de eventuales interferencias, él puede poner en movimiento la máquina
más, este tipo de derechos tienen una cierta analogía con los derechos patri- jurídica para restablecer el contexto original, o sea, el del goce exclusivo del
moniales, como se decía antes. En todo caso, lo que les diferencia, y lo que bien del cual es propietario. Así entendido, podríamos decir, el derecho de
en resumidas cuentas nos permite a pesar de todo considerarles fundamenta- propiedad es un derecho fundamental sólo si el bien del cual es expresión
les, reside en dos aspectos. El primero es que, obviamente, la persona capaz se refiere a condiciones específicas cuya ausencia pudiera poner en peligro
de obrar que actúa dentro de la es"fera del mercado, comprando bienes y dis- la vida misma. En todos los casos en los que los bienes no pertenezcan a
poniendo de ellos, lo hace en cuanto persona fisica, es decir como un sujeto esta categoría, el derecho de propiedad evidencia claramente su valencia de
de derechos. El segundo, por otra parte, consiste en que muchos de esos bie- derecho patrimonial.
nes, y el uso que hace de ellos, constituyen una condición necesaria para la
conservación del bien fundamental que es la vida misma: me refiero obvia-
mente a todos aquellos bienes necesarios para la vida, como los que se refie-
5.4. ¿Cómo garantizar los derechos? El deber ser del derecho
ren a la alimentación, a la vivienda y, en fin, a todos aquellos que contribuyen
a mantener una persona en vida y no en una condición de mera supervivencia
física. Ello hace de estos derechos una expresión del ejercicio de los derechos El carácter complejo de los derechos subjetivos, fundamentales o no,
fundamentales y no meramente de los derechos patrimoniales. Así pues, la aparece así en toda su complejidad. Complejidad que, como es fácil notar,
persona natural cuando es también poseedora del estatus de la capacidad de dificulta en grado extremo su visualización y su clasificación precisa, y ade-
obrar, se constituye, tanto como titular de derechos fundamentales en sentido más nos permite caracterizarles como una esfera de libertades, prerrogativas
pleno (como el derecho a la vida) , como titular de derechos que sólo aparan- y potestades de los individuos, personas naturales o personas artificiales, que
temente son de carácter patrimonial. La persona artificial, al contrario, puede se insertan en un articulado conjunto de disposiciones que son de carácter
ser sólo titular de derechos de carácter patrimonial, en virtud del hecho de relativo (y no absoluto), que establecen diferentes modalidades para la tutela
que los actos jurídicos de los que puede constituirse como actor son exclusi- de los derechos y que, finalmente, da cuenta también de los límites de su
vamente actos que se inscriben en la esfera del derecho privado. ejercicio. Me ocuparé ahora de estos aspectos de manera más detallada, pero
Lo que se ha dicho en este apartado hasta aquí es útil, además, en otro sin la pretensión de ser exhaustivo.
sentido, que tiene que ver con el derecho de propiedad: ¿qué tipo de derecho Como se ha dicho en varias ocasiones, los derechos subjetivos de las
es: fundamental o patrimoníal? Las indicaciones que al respecto hace Ferra- personas, en toda su extensión, y en modo particular los derechos fundamen-
joli, personalmente, me parecen plausibles, en cuanto que, en modo sustan- tales, constituyen hoy en día el papel de tornasol mediante el cual identificar,
cialmente correcto, él establece una distinción, por lo general subestimada en y etiquetar como tal, a un Estado constitucional de derecho, es decir una so-
la literatura acerca del tema, entre el derecho a ser propietarios de un bien y ciedad política preocupada por el bienestar de los miembros que la compo-
el derecho a disponer de un bien cuando se es propietario. El derecho de pro- nen. Lo anterior se demuestra fiícilmente observando el papel central que los
piedad, en efecto, así como está plasmado en nuestros ordenamientos consis- derechos ocupan en nuestras constituciones y en muchas disposiciones, decla-
te en el segundo de estos dos sentidos. En otras palabras, corresponde con un raciones y convenios de carácter internacional. A los individuos, tanto a nivel
conjunto de normas jurídicas posi tivas que establecen los términos en los local, o de derecho interno (nacional) como a nivel global (externo, interna-
cuales el propietario de un bien cualquiera puede disponer de éste sin otro cional), se les reconoce como sujetos de derechos de varios tipos; desde los
límite que su propia voluntad. Las personas, naturales o artificiales, en nues- derechos humanos, en un contexto global de universalización, hasta derechos
tros ordenamientos no son titulares, en otros términos, del derecho a ser pro- de carácter más particular, como el derecho de asilo, los derechos de la mu-
pietarias. Lo que nuestros ordenamientos establecen son tres cosas diferen- jer, de las personas con discapacidad, de los niños, etc. Este reconocimiento,
tes: las condiciones que se deben cumplir para convertirse en propietarios, a nivel interno y a nivel internacional, de los derechos, ¿se resuelve en su
por ejemplo de un departamento (adquisición, sucesión, por ejemplo), las efectivo goce de parte de sus titulares? En otras palabras: ¿el reconocimiento

::00 20 l
FI LOSOI H DEL IJ BIU'C lIlt

fom1al de los derechos comporta sin más su concreto disfrute en ia vida reaP dice que debe ser, en ocasiones es, y en ocasiones no, es decir, a veces se
Las preguntas, obviamente, son retóricas porque todos, y también quien ~sIO pagan los impuestos y alTas no.
escribe, conoce ya la respuesta: no. Al reconocimiento fom1al de un derecho Esta distancia entre lo que debe ser y lo que es eCectivamente, de alguna
no corresponde, con muchas frecuencia, su ejercicio concreto. Ésto se debe, manera y hasta un cierto punto, es susceptible de ser considerada como fisio-
además de las carac!erísticas estructurales de] derecho mismc, y de su fun- lógica, en el sentido de que se es conscientes de ello, ;' en el sentido también
cionamiento, a la relación que se instaura entre la previsión de los derechos y de que mientras la frecuencia de los comportamientos opuestos a las pr~s­
sus garantías. cripciones jurídicas se mantenga dentro de determinados límites, un ordena-
Es una banalidad afirmar que una cosa es establecer un derecho subjeti- miento jurídico tiene recursos internos para "metabolizar" y "digerir" esos
vo, atribuyéndolo a una detem1inada clase de personas, y una cosa diferente comportamientos. Que exista plena conciencia de esa distancia, por otra parte,
son sus garantías. En otras palabras, se puede establecer en una constitución se demuestra simple y sencillamente con la existencia, en todo ordenamiento
que las personas son titulares del derecho a recibir una educación laica v jurídico, de un aparato estatal al que se le encomienda la tarea de sancionar
gratuita que comprenda doce años de frecuencia escolar (hasta la preparat~­ con las penas previstas por el mismo O"rdenamiento todo comportamiento que
ria), pero en la cruda realidad bien puede ser que muchos niños y jóvenes no se "desvíe" de la norma jurídica. En términos aun más simples, sabemos que
gocen de ese derecho o bien que muchos de quienes sí ia ejercen lo hacen, siempre habrá homicidios y asaltos, a pesar de que están prohibidos. Esta
aun en instit11ciones del propio Estado, asumiéndose costos económicos no experiencia del deber ser, que es en realidad más compleja de cuanto resulta
irrelevantes. Igualmente, puede suceder además, como acontece en México, de lo dicho renglones atrás, se refleja por supuesto también en el funciona-
que las personas sean titulares formalmente del derecho a la vida va la inte- miento de un ordenamiento jurídico en cuanto a los derechos subjetivos de
gridad fisica, y de disposición de sus propios bienes, y que sin en~bargo tales las personas. También los derechos subjetivos. y no podría ser de otro modo,
derechos, en una medida consistente, ne se tutelen de manera adecuada, de constituyen un elemento de la experiencia jurídica en el cual se establecen
modo tal que las personas viven enmedio del temor constante de ser asesina- detenninados deberes (de hacer o de no hacer), cuya existencia concreta en la
das, secuestra.das, asaltadas. Esta "distancia", esta "discrepancia" entre lo que realidad no se encuentra en una relación causal con el derecho mismo. Me
los derechos subjetivos establecen en cuanto a sus titulares y la realidad con- explico mejor. Pensemos en uno de íos derechos humanos fundamentales, el
creta refleja, en buena medida - como se decía anles-, la particular estruc- derecho a la subsistencia. Nuestra Constitución, en ('1 artículo 4° estabTece
tura de la experiencia jurídica, que es un conjunto de fenómenos que se desa- que «toda persona tiene derecho" la alimentacion nutritiva, suficiente y de
rrollan dentro de una esfera particular de la experiencia humana: la esfera del calidad. El Estado lo garantizará». Por cuanto no exista un común acueido
deber ser. acerca del significado de las palabras 'nutritiva', 'sul~cicnte' y 'calidad' , de
En otros términos, en el ' derecho no se da cuenta de la realidad, no se algún modo sin embargo existe una área de significado más o meno común ,
proporciona ínfoDnación acerca de hechos, pan: describirlos, sino que, al el cual, confrontado con las condiciones de vida en la que muchas personas
contrario, se trata de modificarlos, de orientarlos. de guiaríos. Así, en un or- están obligados a sobrevivir, manifiesta inm('diatamente que la obligación
denamiento jurídico sc prohiben el homicidio y el fraude, es decir se estable- establecida en la previsión de ese derecho subjetivo no se respeta de manera
ce que el homicidio y el fraude no deben ser; no obstante, de tal prohibición adecuada. Ahora bien, ¿qué significado puede ser plausiblemente atribuido a
no se deriva ele manera causal la inexistencia prtGlica de las prácticas homi- la expresión 'el Estado lo garantizará', así como la encontramos en el artícu-
cidas y fraudUlentas: lo que no debe ser, en ocasiones no es y en otras es, o lo constitucional citado? Es imprescindible, para tratar de responder a la pre-
sea que a veces se respeta la prohibición, pero otros no. Vale el mismo esque- gunta, referimos al tema de la relación entre los derechos y sus garantías.
ma explicativo para aquellas normas jurídicas que consisten no en prohibi- La importancia de este tema, si no fuera ya evidente por lo dicho hasta
ciones sino en obligaciones. El derecho establec(: en efecto que toda felente aquí, se revela en toda su magnitud si consideramos lo que ya en la década de
de riqueza, es decir, un sueldo percibido por un trabajo o las ganancias deri- los ochenta del siglo pasado Norberto Bobbio sostenía acerca de los dere-
vadas de las actividades de una empresa, debe se, tasada: o sea, en términos chos, en ese hermoso libro intitulado La edad de los derechos. En la discu-
más claros, que existe el deber, la obligación de pagar impuestos. Aquí tam- sión acerca de la debatida cuestión de lajustificación (absoluta o relativa) de
bién, aunque en sentido opuesto al caso de la prohibición, lo que el derecho los derechos humanos, y del riesgo de perderlos de vista, inmiscuidos en esa

l O:;
102
tarea, Bobbio subraya decididamente lo siguiente: «el problema de fondo son ineficaces no solamente en nuestro país; en un grado diferente lo son en
relativo a los derechos humanos no es hoy el de justificarlos como el de pro- todo ordenamiento jurídico. Siguiendo el ejemplo, para tratar de limitar la
tegerlos».13 Bobbio capta de manera magistral, a pesar de cuanto puedan ar- esfera de comportamientos contrarios a las prohibiciones de asesinar y pro-
gumentar críticamente algunos estudiosos, la cuestión a la que ya he aludido vocar lesiones, en todo ordenamiento se les acompaña de la previsión de una
anterionnente, o sea la necesidad de discutir en modo serio la cuestión pro- pena para quienes se hagan responsables de tales conductas. En nuestro Có-
blemática de la protección de los derechos. En una primera instancia, y sin digo Penal Federal (antes: Código Penal para el Distrito Federal en materia
sombra de duda, la protección de los derechos de las personas, para que ellas de fuero común, y para toda la República en materia de fuero federal) se es-
efectivamente gocen de las prerrogativas de las que son titulares, pasa por la tablece que (art. 302) "comete el delito de homicidio: el que priva de la vida
existencia de un sistema de garantías. También acerca de este tema las re- a otro" y que (art. 307) "al responsable de cualquier homicidio simple inten-
flexiones de Luigi Ferrajoli son extremadamente útiles.1 4 Como se ha visto, cional que no tenga prevista una sanción especial en este Código, se le im-
según él, y correctamente desde mi punto de vista, los derechos fundamen- pondrán de doce a veinticuatro años de prisión". En la disciplina que resulta
tales, que fonnan parte de los derechos subjetivos, consisten en expectativas de la combinación de estos dos artículos es evidente, en efecto, la intención
negativas o en expectativas positivas. Ejemplo típico de un derecho que da del legislador de hacer efectiva la prohibición, que en el caso del homicidio,
lugar a una expectativa negativa, ya se·ha dicho, es el derecho humano a la a decir verdad, emerge como resultado de una actividad interpretativa,16 me-
integridad física, en el sentido evidente de que sus titulares esperan (tienen diante la previsión de la pena de 12 a 24 años de prisión para el eventual su-
la expectativa) de que ningún otro individuo realice una acción que detenni- jeto responsable. Se trata, ésta, de un segundo tipo de garantía, una garantía
ne lesiones físicas. ¿Cómo se tutela un derecho de este tipo? ¿Cómo se ga- secundaria, que tiene como objeto, precisamente, "garantizar" lo más posible
rantiza? ¿Cómo se protege? Con Ferrajoli, podemos afinnar que se garanti- que en los hechos se veri-tíquen los comportamientos deseados, es decir,
za mediante dos posibles estrategias jurídicas conectadas entre sí,15 una que aquellos que no comportan la muerte de otro.
detennina una garantía primaria y la otra que detennina una garantía secun- Las observaciones anteriores evidencian claramente, entonces, que el de-
daria. La garantía primaria, en relación a este dereChO y situaciones análo- recho a la vida (y a la integridad física) encuentra su garantía en dos tipos de
gas, otra no es sino una prohibición, la prohibición dirigida a todo individuo, garantía, una primaria y otra secundaria. Con la primera se prohibe un com-
establecida mediante nonnas jurídicas, de realizar acciones que deriven en portamiento y con la segunda se prevé una sanción para aquellos casos en los
lesiones hacia la integridad física de otro individuo. De ahí, en efecto, la que, a pesar de todo, el comportamiento prohibido se verifique. Para comple-
convicción común a todos nosotros de que el homicidio, o hasta sólo produ- tar el razonamiento, hay que decir que esta dinámica garantista específica es
cir lesiones a una persona, está prohibido en todo ordenamiento moderno. propia de los derechos subjetivos que consisten en una expectativa negativa,
Sería ingenuo, sin embargo; creer que es suficiente la prohibición para que porque las garantías de los derechos que, al contrario, se resuelven en una
no se verifiquen en la práctica actos que detenninan la muerte o las lesiones expectativa positiva, tienen una dinámica diferente. Pensemos en el derecho
de una persona, como, por desgracia, sucede con una frecuencia dramática a la salud. ¿Tiene sentido imaginar que su garantía primaria consiste en la
en nuestro país. Más allá de lo que acontece en nuestro contexto, y sin sub- prohibición de un comportamiento? Por supuesto que no, al menos en el sen-
estimar su importancia, se debe decir que la ineficacia de la prohibición no tido más inmediato. No tiene sentido, por ejemplo, prohibirle a un virus que
es otra cosa que el efecto de una característica común, como hemos visto, ataque a nuestro organismo o a una célula que se desarrolle de manera incon-
del derecho como fenómeno normativo del deber ser. Común, en el sentido trolada y caótica, o bien, a una persona que se enferme. La garantía primaria
muy simple de que las normas que disciplinan el homicidio y las lesiones de este derecho, luego, consiste en una obligación, en el deber de comportar-
se de una cierta manera, de hacer ciertas cosas. El sujeto destinatario de tal
deber, es obvio, no es otro que ese sujeto impersonal que es el Estado con
13 Cjj... B08810, N., ¡;;¡ licmpo de los derechos, Editorial Sistema, Madrid, 1991, p. 61

(trad. del original de R. de Asís Roig: L 'ela dei diritti, Einaudi, Turín, 1990).
]-1 Cji·. FERR¡\J OLl, L " "[1 derecho como sistema de garantías", en Jueces para la demo- 16 El significado prescriptivo de esas disposiciones, en efecto, no resulta de su mera
cracia, 1992, 16-17, pp. 61-69 (trad . del italiano de P. A. lbánez). lectura literal, que en virtud sólo de sus características semánticas ·y sintácticas evidencia un
1j Veremos enseguida en este apartado el sentido de esta afirmación. signitlcado descriptivo, como si se estuviera informando de como están las cosas en el mundo.

204 205
f ll ,osmi " 1)1:1.. 1)I:RIiCl lt ¡

todo el aparato de instituciones que suele acompañarle. Es el Estado a quien tati\'as positivas, a prestaciones, en ras que consisten, no se aicancen en b.
le corresponde crear las condiciones para que este derecho subjetivo sea efec- práctica, y también puede suceder que ello no dé 1ugar a una sanción para
tivo, fomlando personal médico-sanitario, creando estructuras a las que las
quienes no hicieron lo que tenían que hacer. Vemos así que buena parte de los
personas tengan acceso y proporcionándoles, en su caso, lo necesario para
derechos sociales no constituyen un espacio en el que sus titulares efectiva-
la recuperacion y conservación de su salud. En el caso del derecho a la vida, la
men.te gocen de ellos: las personas no reciben atención médica, no tienen
garantía primaria es una norma que prohibe un comportamiento, mientras
acceso a medicinas, no tienen acceso a la educación gratuita, no tienen un¿
que para el derecho a la salud es una nomla que ordena un comportamiento.
vivienda digna ni una alimentación adecuada, como , al contrario, debería ser
Cambia sólo, podríamos decir, el tipo de deber ser: en el primer caso se trata
según lo establecido en nuestra Constitución, sin que de ahí siga una sanción
de un deber ser que es, mientras que en el segundo, de un deber ser que no es.
para quien no hizo 10 que el derecho" la salud de alguna manera decía que se
Por lo demás es siempre la regulación jurídica de un comportamiento (o de
debía hacer. Y los derechos que consisten en expectativas negativas no se la
un conjunto de comportamientos). Si la diferencia en ambos casos no es sus-
pasan mejor, como por desgracia sucede en muchas partes del planeta. ¿De
tantiva, en el sentido de que lo único que cambió desde el punto de vistaju-
qué tipo, entonces, es la relación entre derechos y garantías?
rídico es el tipo de comportamiento que se quiere obtener, la garantía secun-
daria del derecho a la salud, en su propia estructura y en su propia lógica no
difiere en la manera más absoluta de la garantía secundaria del derecho a la
vida: se trata siempre de la previsión de una sanción que se debe conminar, 5.5. ¿Los derechos sin ganlntías no son derechos?
es del todo obvio, al sujeto que tiene la obligación de comportarse de una
detemlinada manera y no lo hace. Para algunos estudiosos, a quienes podríamos calificar de realistas,17 en
Ahora bien, si la estructura y la lógica de ¡os derechos subjetivos -si, el sentido de que consideran superiores de alguna manera a los hechos reales,
con Ronald Dworkin, tomamos en serio al derecho- nos dicen que si existe la realidad empírica, por sobre aquello que el derecho establece, si vienen a
un derecho, es decir, si una Constitución establece que cie¡10s sujetos son faltar las garantías de los derechos, éstos dejan de existir. 18 Detrás de esta
titulares de un detenllinado derecho, ello significa que deben existir también idea se aloja la convicción de que. en términos generales, el derecho es Uf'.
sus garantías, primarias y secundarias: debe ex istir, según el tipo de derecho sistema unitario y cerrado y que, por ende, las relaciones entre sus elementos
de que se trate, la prohibición o la obligación, es decir la garantía primaria; y son de naturaleza lógica, lo que excluye la presencia tanto de lagunas como
debe existir, la garantía secundaria, la previsión de una pena para quienes no de antinomias: en otras palabras, en el derecho, según este modo de ver las
cumplan con lo establecido en la garantía primaria. Que deban existir, sin cosas, existe todo 10 que tiene que existir (es un sistema completo) y sólo 10
embargo, no significa que' existan porque pueden. en efecto, tanto existir que tiene que existir, sin alguna contradicción entre sus partes (es un sistem2
como no existir, dependiendo de que el órgano legislativo emane o no las coherente). La convicción de fondo en este sentido es que la lógica inferen-
normas respectivas que las constituyan. Se explica de esta manera el hecho cia! rige las relaciones entre las nonllas, de modo ta í que sea factible pensa ~':
de que, sobre todo, pero no exclusivamente, en el caso de los derechos que a) que de una nomla se puede deri vaT, mediante un razonam iento lógico, otr2.
consisten en expectativas positivas (los así llama dos derechos sociales para n0I111a, y que ésta exista en virtud de tal razonamiento; b) que no existen, por
entendernos mejor) con JTecuencia exista el derecho subjetivo en !a Constitu- definición, antinomias. I 'o voy a entrar aquí en todos los ponnenorcs de este
°
ción, pero no existan sus garantías, o ambas, sólo la secundaria, o sólo la debate, cuya importancia es evidente. Lo que aquí me interesa está limitado
primaria. En otras palabras, este tipo de derechos, dado que en vía ele princi-
pio determinan obligaciones por parte del aparato estatal, con frecuencia son
1: No discuto aquí, ni siquiera en una fOTlTla miI1im a~ el signifir.;ado de l~'. cxpresiün ~re a­
fom1Ulados mediante un lenguaje que mira más::: la emotividad y a la solem-
lismo jurídico': remito. p,!ra un bre\'e panor'lI1l<l. a R. CJuastini. "Algunos aspectos de la meta-
nidad que a la claridad para identificar el posible sujeto obligado y, además,
teoría de Principia }¡¡ris" , en Doxa. 2008. 31. pp. 253-260.
casi siempre, su fomlUlación no incluye ]a garantía secundaria. De tal forma , lB Resumo de esta manera. un tanto sucinca. ¡as ideas e.'presadas por Riecardo GU:lst,-
aunque puede suceder tambi én con las expcctat!vas negativas, que las expec- ni: " Tres problemas parti Luigi FerrajoJi". en L. Ferrajo Ji. Losfillldame;¡tos el" los Jercc/¡us
jimdai)/ci1/alcs, A. De C3bo - (j. Pi sare"o. (etis.). i\li'driu, Trmia. ::00 l . p. ::46.

206
Unidad ;}, Dcrechos suhjCI;V\lS, tJcrcr-hm rl!ll dHJllCI\lnk~ ~ g¡¡rantl;\-:

solamente a la cuestión de la completitud, la cual, como se ha visto, viene ticular, proseguir el debate acerca de la completitud a partir de su pensamaen-
llamada en causa cuando nos preguntamos por el tipo de relación que se ins- too Kelsen niega, en derecho y lógica, que la relación entre las normas de un
taura entre un derecho subjetivo y sus garantías. 19 ordenamiento siga las leyes de la lógica, yeso lo conduce a hacer suya la tesis
Hemos dicho, siguiendo el pensamiento de Kelsen, que un ordenamiento de que bien se pueden presentar antinomias, En rigor, se podría decir, lo an-
jurídico es un sistema normativo dinámico-foffi1al, entendiendo con esta afir- terior habría tenido que llevarle también a negar la completitud del ordena-
mación que la existencia (validez) de las normas jurídicas depende de que en miento y en consecuencia a aceptar la idea de la presencia de lagunas, En
su producción se hayan respetados los requisitos dispuestos en una norma realidad, en mi opinión la tesis kelseniana de la completitud del derecho no
jerárquicamente superior -requisitos de pura forma: de competencia y de se funda en idea alguna que tenga que ver con la función de la lógica, sino
procedimiento--- y del hecho de que el acto productivo sea un acto de volun- sólo en su convicción de la presencia de la norma general excluyente, No
tad. Es bien sabido que la convicción de Kelsen es que el acto productivo de veo, pero no puedo argumentarlo en la forma debida en esta sede, una contra-
normas jurídicas no está regido por la lógica deductiva, la que, por el contra- dicción de Kelsen en este sentido, a pesar de que comparto la crítica que a la
rio, está presente en los sistemas nonnativos estático-materiales como la mo- ambigüedad de la fonnulación de tal norma general realizan Alchourrón y
ral. Si así están las cosas, el corolario necesario sería la afirmación de que la Bulygin,23
lógica deductiva no tiene ciudadanía en el derecho, y que, por ende, bien Soy de la idea, en consecuencia, de que los ordenamientos jurídicos son
puede ser que éste contenga tanto lagunas como antinomias, dado que la nor- sistemas dinámicos, prescindiendo de la ambigüedad de la palabra 'siste-
mas son el resultado de actos volitivos y no inferencias de premisas realiza- ma', en los que, por consecuencia, se verifican tanto situaciones antinómicas
das por actos intelectivos.2 0 Kelsen, a pesar de ello, también se sabe, por como, lo que aquí interesa mayonnente, situaciones lagunosas, En otras pa-
mucho tiempo en su larga carrera intelectual--el período que se suele llamar labras, en mi opinión, el funcionamiento concreto del derecho no sigue la
como del primer Kelsen- sostuvo la tesis de la coherencia del derecho,21 ruta trazada por la lógica deductiva, de modo que el legislador bien puede
mientras por lo que respecta a la completitud, el tema que aquí interesa, es crear una norma que no debería existir, porque su producción tiene como
una convicción común entre los estudiosos que de alguna manera hasta su resultado una antinomia, o bien, no crea una nonna que debería existir a pesar
muerte él mantuvo la tesis que niega la existencia de lagunas normativas. de que esté implícita en otra y/o a pesar de que una norma superior (constitu-
Para ello se avale de una tesis subsidiaria, es decir la idea de que en el dere- cional por ejemplo) señale el deber de crearla.
cho está presente una norma general exclusiva (o excluyente) cuya formu- El fundamento teorético de esta convicción es iuspositivista y kelseniano
lación ("Todo lo que no está prohibido está permitido") le permite asumir la a la vez: una norma es el resultado de un acto creativo producto de la volición
función de una norma de clausura que asegura que un ordenamiento sea com- humana, y, por ello, una nonna existe cuando es creada por una autoridad y
pleto. 22 Como ya dije, no e~ mi intención discutir detalladamente ni las tesis no es sólo pensada como consecuencia lógica de otra norma, Así, la autori-
de Kelsen (ni del primero ni del segundo) en general; ni tampoco, en lo par- dad de hecho puede, como sucede, no emanar una norma cuya creación le ha
sido ordenada por otra norma, y puede, como también de hecho sucede, ema-
nar una nonna que no debería emanar para no crear una antinomia,
19 AlgunaS observaciones sobrc completitud y coherencia se pueden ver en el cap. IV,
La relación entre normas jurídicas y, por ende, también la relación entre
~ 2, Supra.
derechos subjetivos y garantías no son, de ninguna manera, de carácter lógico
:0 KELSEN , H., Teoría general del derecho y del estado, UNAM, México, 1983, pp. 133
Y ss. traducción de E. Garcia Máynez del original General Theory 01 ¡"mv and State, Harvard sino de otro tipo, del tipo que define las relaciones de todo fenómeno jurídico
U. P., Cambridge (Mass.), 1945, También Id., ¿a teoría pura de! Derecho, Introducción a la en cuanto tal, o sea de deber ser, normativo, Si existe un derecho subjetivo
problemática cicmíjica del Derccho, trad. de C. Cossio (de la l. a, ed, de la Reine Rechtslehre debe existir también el conjunto de las respectivas garantías expresadas a
de 1934),2. a. ed., l\léxico, Editora Nacional, 1979, pp. 96 Y ss, través de nonnas jurídicas. Pero el significado de la palabra 'debe' no es, por
ZI Tesis abandonada en el periodo del "segundo" Kelsen, cuyo inicio se suele situar en
1965 con la publicación del trabajo intitulado "Recht und Logik", en Nelles Forum (trad, es-
pañola de U, Schmill Ordóñez y J. Castro Valle, Derecho y lógica, México, UNAlv!, 1978), dicas)' sociales, Astrea, Buenos Aires. 1975, donde se discute críticamente el fundamento de
n Entre la in11nidad de observaciones que la tesis kelseniana, remito sólo a las desarro- la norma general excluyente.
lladas en Al,CllOURRÓ" , c:. y E. BULYGIN, Introducción a la metodología de las ciellcíasjurí- 23 C/I'. la nota anterior.

208 209
¡'JI tl~U I ¡ I ,\ IJI L IlI'RECI1D

supuesto, algo necesario, que es típico, al cQ¡ltralo de las relaciones de cau- de edad. El dato dice además que, de esos 4.7 mi ll ones de alumnos, e164. ¡ %
salidad entre una causa y su efecto. 'Debe' está para significar, nada más y había abandonado los estudios ya con la conclusión del año ~scolar 20 ¡ 3-
nada menos, que algo debe ser (en este caso. las garantías del derecho subje- 2014. En lo que respecta a la educación media básica (secundaria), par,¡ el
tivo en objeto), pero que en la realidad a veces es v a otras no. Esta observa- año escolar 20 ]3-14 se inscribiero:1 6.6 millones de alumnos, el 97% de quie-
ción da cuenta perfectamente de ]a dinámica prod~lctiva de ncmlas presente nes term m aro n su educación primaria en el año escolar anterior. La cobertura
en todo ordenamienlO jurídico, en el cual, en efecto, a pesar de que en una para este nive.l podríamos decir que se mantiene dentro de una tendencia
norma se comanda la creación de otra, tal creación en ocasiones no se realiza; aceptable con la media internacional de referencia, si no fuera que la eficien-
y explica también la razón de que las así llamadas normas implícitas, es decir, cia tem1ínal, o sea, el dato arrojado después del primer año, alcanzab,l el
aquellas que se pueden recabar a partir de otras, sean el resultado de una labor 85.9%. En otras palabras, después del primer año de secundaria habían aban-
interpretativa pero cuya existencia eventual no reside en el acto interpretativo donado ese nivel escolar el 14.1 %, de los 6.6 millones de alumnos que se
sino en el becho de que una autoridad normativa las emane: si ésto no ocurre, habían inscrito, poco más de 930 mil alumnos.2 4
tales normas no existen, dígase lo que se diga. Así pues, es claro que las rela~ Otro ejemplo para ilustrar la cuestión que nos interesa aquí. En la Cons-
ciones entre 'un derecho subjetivo y sus garantías no son de la manera más titución italiana entrada en vigor ello de enero de 1948 se establecía lo si-
absoluta relaciones entre una causa y un efecto, ya que el derecho subjetivo guiente, en su artículo 134: "La Corte constitucional conoce: de las contro-
no es una causa de la que las garantías constituyen un efecto: no existe un versias relativas a la legitimidad de las leyes y de los actos que tenga fuerza
nexo de causalidad entre ellos desde el punto de vista jurídico, que es el que de ley, del Estado y de las Regiones; de los conflictos de atribución entre los
nos interesa en esta sección. poderes del Estado, entre los del Estado y las Regiones, así como entre las
Es verdad que si se toma en serio al derecho como fenómeno normativo Regiones; de las acusaciones promovidas contra el Presidente de la Repúbli-
es más que lícito pensar que si en una Constitución se encuentra plasmado un ca y los Ministros, a nonna de la Constitución")5 A pesar de que la fonna
derecho subjetivo, eso genera el deber jurídico de garantiza;-lo para el bien de sintáctica y la semántica de la disposición constitucional dan la impresión de
sus titulares. Que exista, sin embargo, este deber jurídico, o sea, que de deba una mera descripción de un dato de hecho, en realidad, dado que en la Cons-
hacer algo, no significa que será cumplido por sus destinatarios. Nuestras cons- titución anterior (el Estatuto A lbe!1ino) no existía esta jurisdicción, tal dispo-
tituciones están plagadas de ejemplos que demuestTan lo anterior. La nuestra, sición establece el deber del legislador ordinario de crear las normas median-
en su artículo 3° establece que: «todo individuo tiene derecho a recibir educa- te las cuales dar vida a una Corte constitucional y a crear las condiciones para
ción, el Estado -federación, estados, distrito federal y municipios-, impar- su operatividad práctica. Pues bien, el legislador italiano dió actuación a la
tira educación preescolar, primaria, secundaria y media superior. La educa- Constitución en este sentido sólo con una ley constitucional en 1953 y una
cion preescolar, primaria y secundaria confonnan la educación básica: ésta y ley ordinaria del mismo año,26 de modo tal que la C011e pudo realizar Sl¡
la media superior seran obligatorias». Esta disposición requiere, c~mo e-s primera audencia sólo en 1956.
obvio, y bajo el supuesto de que lo que dice la Constitución no sea un sinsen- Tenemos trente a nosotros dos casos. En el primero, el mexicano, ei in-
ti do, que sean creadas otras disposiciones mediante las cauales en la práctica cumplimiento parcial de un mandato constitucional en relación al derecho a
existan las condiciones pa:a que todo individuo reciba una educación escolar la educación; en el segundo, el italiano, el incumplimiento temporal de un
desde el ni vel pre-escolar hasta el nivel medio-superior. El requerimiento, de mandato constitucional en relación al corolario fundamental de una Constitu-
acuerdo con lo que se ha dicho, no es una consecuencia necesaria de la dis- ción rígida, o sea un tribunal consLitucionaL Ambos casos demuestran, por s;
posición, de marlera que, en efecto, puede cumplirse como puede que no, De
acuerdo con datos oficiales de la misma Secretaría de Educación Pública, no
~.¡ Todos los datos prcl\ ienell d,,: http:// ls.plallcacion.scp.gob.mx/estadistica_ e _indic:odo-
se cumple, si leemos que el porcentaje de quienes, habiendo concluido su
rcsiprincipalcs _ ci fras/ principalcs_ citras 20 i -' _20 14.pdf (consultado el 30 septiembre 2()! 5).
educación secundaria en el año escolar 20 12-10 13, se inscribieron en el nivel 25 La última frase ha sido moditlcada con el artículo 2 de la Ley Constitucional No. i del
medio-superior para el año escolar siguiente era de] 69.4 %, o sea que se ha- 16 enero 19S9, y ahora reza: "de las acusaciones promov idas contrae el Presidente d e 12
bían inscrito a este nivel escolar 4.7 millones de alumnos sobre un total de República 3 norma de l:l COllslitucióm).
poco más de 7. 7 , la población con una edad comprendida entre 15 y ) 7 años ~(, Ley Constitucional n. l. 1')53 Y le)' ordimria n. X7. 1953 .

:210 211
"ILlISul i\ IWI l)I' I\1:('lI11

fuera necessario, la debilidad, por no decir el carácter erróneo, de la tesis de Puede suceder, y aquí reside la importancia de las observaciones siguientes,
que entre derechos subjetivos y garantías, o entre normas y normas, existe que el destinatario de la garantía secundaria no se comporte como ésta indica.
una relación lógico-causal. Si así fuera, o la Corte constitucional en la Cons- Una cierta lógica, por supuesto no en su sentido deductivo sino más bien
titución italiana habría existido por el solo hecho de que estaba prevista o pragmático, sugeriría que frente a esta posible inobservancia el legislador
bien, dado que en efecto por mucho tiempo no existió, entonces ello habría también debería haber imaginado una respuesta, otra sanción, con el idéntico
tenido que deternlinar la inexistencia de la norma constitucional que la pre- fin de reforzar su obediencia. Es fácil imaginar, a partir de esta observación,
veía, si es que tomamos en serio las reglas de un razonamiento lógico-deduc- que continuar con este razonamiento nos llevaría a sostener la necesidad de
tivo. Dado que tal norma constitucional no desapareció, y lo mismo succede una ulterior forma sancionatoria en aquellos casos en los que el último sujeto
con el caso mexicano, donde el artículo 3° constitucional no desaparece obligado no cumpla con su deber; pero, es fácil también llegar a esa conclu-
como resultado de la ausencia de garantías del derecho que se establece en sión, pues de ahí a la formulación de una cadena de obligaciones y sanciones
esa sede, debemos llegar a la conclusión de que, al contrario, la relación entre infinita el paso sería breve, con serias consecuencias para toda la estructura
normas, así como entre derechos y garantías, es una relación normativa, una de un ordenamiento, que ya en la actualidad se ve afectado por una alta "in-
relación de deber ser, una relación, podríamos decir, en la cual algo dice que flación" legislativa. De modo que en México, aunque podemos asumir que
otro algo debe ser, pero que este segundo algo a veces es y otras no. Mas, una disciplina semejante exista en buena parte de los modernos ordenamien-
repito, no por una cuestión que tenga algo que ver con la lógica, sino simple- tos, encontramos un conjunto de disposiciones que, al menos en parte, tratan
mente porque depende, para su existencia, de una decisión política, del hecho de evitar esa "inflación" pero, al mismo tiempo, también buscan reforzar la
de que el legislador cumpla con la obligación que, en cierta forma, podemos obdediencia a la ley por parte de los aparatos públicos.
pensar que deriva de la norma superior o de la estipulación de un derecho Claro ejemplo de ello en nuestro país es lo que sucede con el juicio po-
subjetivo.
lítico al que están sujetos algunos servidores públicos de alto rango, discipli-
nado por la Constitución federal, la Ley Federal de Responsabilidades de los
Servidores Públicos (LFRSP) y las normas locales de las Entidades federati-
5.6. La complejidad de los derechos y el derecho internacional vas. En la Constitución federal, artículo 109, se establece que se someterá a
tal juicio a los servidores públicos "cuando en el ejercicio de sus funciones
El puesto central que han asumido los individuos en los actuales ordena- incurran en actos u omisiones que redunden en perjuicio de los intereses pu-
mientos jurídicos, dotados de una constitución rígida y provistos de un con- blicas fundamentales o de su buen despacho". El artículo 110 señala a su vez
trol de constitucionalidad, ha sido puesto de manifiesto a lo largo de este que podrán ser juzgados:
capítulo y, en parte, también en el anterior. Además, se ha tratado de eviden- los senadores y diputados al Congreso de la Unión, los ministros de la Suprema
ciar la compleja problemática que les rodea, desde su conceptualización teó- Corte de Justicia de la Nación, los Consejeros de la Judicatura Federal, los Se-
rica --desde una clara postura iuspositivista- hasta las posibilidades de su cretarios de Despacho, los diputados a la Asamblea del Distrito Federal, el Jefe
concreta actuación por medios de las garantías que requieren. de Gobierno del Distrito Federal, el Fiscal General de la República, el Procura-
Un aspecto que no ha sido aun desarrollado al respecto -para que sea dor General de Justicia del Distrito Federal, los magistrados de Circuito y jueces
más clara la dificultad práctica de poner en acto sus garanrías- emerge no de Distrito, los magistrados y jueces del Fuero Común del Distrito Federal, los
aplmas nos preguntamos qué sucede cuando los sujeLos obligados por la ga" consejeros de la Judicatura del Distrito Federal, el consejero Presidente, los con-
rantia secundaria no cumplen con lo que en ésta se establece. Hemos visto, en sejeros electorales, y el secretario ejecutivo del Instituto Nacional Electoral, los
magistrados del Tribunal Electoral, los integrantes de los órganos constituciona-
eü:cto, que no es suficjente la presencia (la prohibición o la obligación) de la
les autónomos, los directores generales y sus equivalentes de los organismos
garantía primaria para que un derecho sea respetado; frente a esa posibilidad,
descentralizados, empresas de participación estatal mayoritaria, sociedades y
no remota, el legislador habitualmente sigue la estrategia de prever una san-
asociaciones asimiladas a estas y fideicomisos publicos.
ción, con el fin de robustecer la fuerza obligatoria de la garantía primaria.

212

1
Fu osml,\ UH , IIhlUW l 1t 1

A esta larga lista, en el siguiente apartado del mismo artículo, se agrega estar sujeta a una fo rma de control, con la intención de evitar, entre otras
que: cosas, la concentración de tal poder y su consiguiente abuso. No se traté1,
como es evidente, de un principio abstracto sino de una idea que encuentTa su
los Gobernadores de los Estados, Diputados Locales, Magistrados de los Tribu-
nales Superiores de Justicia Locales, en su caso, los miembros de los Consejos
plena ciudadanía eil una sociedad democrática. En segundo lugar, no pasa
de las ,L~djcalüras Locales, asi como los miembros de los organismos a los que desapercibido el hecho de que esa disciplina en México no es aplicable a la
las Constituciones Locales y el Estatuto de Gobierno del Distrito Federal les institución que por excelencia reúne en sí el poder político más amplio, o sea
otorgue autonomía, só lo podran ser sujetos de juicio político en los tern1inos de la Presiden cia de la República,28 tanto el propio de una arquitectura constit1.i-
este Título por violaciones graves a esta Constitución y a las leyes federales que cional presidencialista, o sea, las facultades expresamente establecidas en l<l
de ella em2.nen, asi como por el manejo indebido de fondos y recursos federales. Constitución, como también aquellas facultades que la doctrina, a partir de ia
obra de Jorge Carpizo,:9 ha dado llamar ' metaconstitucionales ': todas aque-
El procedimiento puede ser iniciado por cualquier persona, en su calidad llas facultades que la práctica y el uso del poder presidencial habían termina-
de simple ciudadano, frente a la Cámara de Diputados, la cual se constituye do por formar parte, a veces hasta de manera más "potente" que las facuitc:-
como órgano instructor. Luego de agotar este proceso, todo pasa a la Cámara des constitucionales, de las prerrogativas del Presidente. No hay mucho, en
de Senadores, la cual asume el papel de juez y puede conminar una pena que verdad, que agregar acerca de esta carencia, que sin duda alguna en nuestro
va desde la destitución hasta la inhabilitación para el servicio público de uno contexto particular tanta influencia ha tenido en la formación de una cultura
hasta 10 años (art. 8° de la Ley Federal de Reponsabilidades de los Servidores política, jurídica y social, que ha tenninado por considerar "normal" esta
Públicos'l- anómala concentración del poder y la gestión de la cosa pública con modali-
En el artículo 7° de la misma ley se dice que los actos u omisiones que dades propietarias , con fines frecuentemente deletércos. En tercer lugar, fi-
darán lugar al juicio político son: nalmente, la llormatividad que se está examinando establece que el control
1) El ataque a las instituciones democráticas; 2) El ataque 2. la forma de gobierno político ejercido por el Congreso de la Unión a los servidores públicos (G o-
republicano, representativo, federal; 3) Las violaciones graves y sistemáticas a bernadores. etcétera), en lo términos señalados, genera sólo una resolución
los derechos humanos; 4) El ataque a la libertad de sufragio ; 5) La usurpación de de carácter declarativo. Eso s ignifica que aun frente a una sentencia de COf;-
atribuciones; 6) Cualquier infracción a la Constitución o a las leyes federales de na por parte del Senado, éste se limita a comunicarla a las legislaturas lo-
cuando cause perjuicios graves a la Federación, a uno o varios Estados de la cales para que procedan, dejando en manos de este órgano, habitualmente y
misma o de la sociedad, o motive algún trastorno en el funcionamiento normal por desgracia, bajo el conlrol del ejecutivo local, la eventual ejecución de ia
de las instituciones: 7) Las omisiones de carácter grave, en los términos de la sentencia condenatoria.
tracción anterior; 8) Las violaciones sistemáticas o graves a los planes, progra- Valgan estas observaciones para evidenciar la dificultad en la que se in-
Illas y p:esupuestos de la Administración Pública Federal o del Distrito Federal curre, a pesar de la presencia de una normatividad que tiene como t inalid2d
ya las leyes que determinan el manejo de los recursos económicos federales y
fOllllal reforzar la obediencia a la ley, cuando, de alguna manera. es el mismo
del Disl!¡ to Federal.
poder pol ítico, en sus varias articulaciones, a constitu irse como órgano de
Examinemos en sus detalles la normati vidad que aflora de todo lo 3!!te- cOIJ.troi de otra. expresión del mismo poder 3o Y, en io que respecta a bs
rior. En primer lugar, se debe s ubrayar el hecho, en sí mi smo evidente, de que
lada la disciplina seilalada se inscribe en un marco más amplio que bien po-
dríamos reconduci r a la expresión "el control del poder político",27 con la :0 El Presidente de la República, durante el tiempo de su encargo. só lo podrá ser acusado
cual se alude al principio según el cual toda e:-.:presión del poder político debe por lro.ición a la patriu v delitos gra l'es del orden común. Así rel.a el ano 8° Const.
:!) Carpizo. L El prcsidcllC-iolislI1o mexicano. Siglo XXI , Me:.,ico. 1978.
3(1 "Quis custodiet i.osos Cllslocles" dice Juvenal (Décimo Junio Gioltenale, 55-,í 35') d. C¡:
"Ni ence rrando a la mujer bajo llave, vigilada po r celadores, será tiel. ¿Qu ién vigiIJ a los v;-
~; Un antecede nte importantísimo de esta cuestión sin duda es el amplio estudio al res- gi lantes? Empezará con ellos». Cierto es que L, frase de Juvenal ha asumido en el curso de b s
recto cn una obra en verdad imprescindible de Valadés. D ., El control dd poder. UNAi'VI -llJ. s iglos un a val encia que ap3rece co mp letamente dcscontextualizada, pero, s in embargo, dcnn3
\llexico. 1998. claramente el problema que estamos exam inc.ndo. o Sea cl de cómo vigila r l0s vigil antes.

214
215
1'lI.osnrlA "1:1 Il¡;R En IO L.:nid¿ld .. Derec hus suhjclivos. de rechos l·undam.:nlO!cs ~ g'lr.'lnti'ls

derechos de las personas, lo arduo que resulta sentar las condiciones necesa- inercia de la política en su aspecto legislativo, o bien porque existen las ga-
rias para su completa garantía, no solo de los derechos sociales, aquellos que rantías (primaria y secundaria), pero de cualquier modo sus titulares ven
precisamente requieren una acción -y no una omisión- de los aparatos constantemente violado tal derecho, es evidente que se contribuye a generar
estatales, sino también de los derechos que consisten "solamente" en una un contexto en al cual la cultura de los derechos difícilmente podrá desarro-
expectativa negativa. Aparece aquí, con toda evidencia, el carácter meramen- llarse. Lo que quiero decir, simplemente; es que una adecuada organización
te metodológico de la distinción entre las diferentes expectativas de los dere- del Estado, que establezca las condiciones de garantía de derechos de los
chos (negativas y positivas, a no sufTir lesiones y a recibir prestaciones, res- que no podemos ni debemos privarnos en una democracia constitucional,
pectivamente); lo cierto es, en efecto, que las mismas expectativas negativas y que además las haga valer aun en modo coactivo, es decir, sancionando los
no tienen posibilidad alguna de concretarse, si no es a través de la acción comportamientos violatorios así establecidos, es altamente deseab le. En pri-
positiva del poder político de crear, mediante las normas jurídicas, la prohi- mer lugar porque de esa manera, salta a la luz, las personas verán sati sfechas
bición de provocar lesiones e individuar las modalidades a través de las cua- las expectativas específicas a que se refiere uno u otro derecho (y ello, obvia-
les un órgano del aparato estatal habrá de conminar la sanción en los casos en mente, constituye ya un hecho que se puede calificar como posi tivo). No hay
los que tal prohibición no se respete. Y lo mismo sucede, obviamente, con los intención alguna, con la afirmación anterior, de defender aquí una postura
derechos que consisten en expectativas positivas, como los derechos socia- asimilable al iuspositivismo ideológico extremo, según el léxico de Norberto
les. El dato que de esta manera emerge es que la garantía de un derecho cual- Bobbio,32 definible en términos de una concepción según la cual el derecho
quiera pasa a través de una serie de dinámicas Gurídicas, políticas, sociales y es un fin en sí mismo y; de consecuencia, habría que considerar cualquier
culturales) que convierte esta importantísima esfera de la vida social en una norma válida también como justa y obligatoria. Se debe decir, sin embargo,
sociedad que se dice democrática en un complejo proceso. Un proceso que que dentro de un iuspositivimo ideológico moderado, en el cual la equivalen-
tiene que ver, es del todo obvio, en primer lugar con el horizonte político o cia norma válida-norma justa depende del fin perseguido por el derecho, que
sea el terreno concreto en el cual se toman, o no se toman, las decisiones de suyo es un medio y no un fin , bien es posible teorizar para los actuales
mediante las cuales no solo se amplíe el catálogo de los derechos de las per- Estados constitucionales de derecho que sus normas, al menos las que con-
sonas, sino también, cuestión más importante, se establezcan las condiciones ciernen los derechos de las personas, configuran un patrimoni o común que
para sus concretas garantías en la vida cotidiana de sus titulares. Este hori- vale la pena conservar y hacer efectivas.
zonte político constituye el primer paso para poner en acto una larga serie de Se trata, es obvio, de una opción de valor en favor de los derechos fun-
factores que pueden dar una contribución para que los derechos de las perso- damentales y de la democracia constitucional que tiene su razón de ser, y
nas no se queden en el plano teórico, no se queden como "derechos de papel". aquí radica la perspectiva iuspositivista, no en valores y principios supra (o
Me refiero al simple hecho de que una actuación por parte del Estado y de sus extra) jurídicos, sino más bien en valores y principios establecidos como
aparatos, en cualquiera de sus declinacion es específicas, que se tome en serio normas jurídicas positivas. A final de cuentas, un hori zonte configurado de
--y no só lo como un ropaje bueno para exhibir en sociedad- los derechos y esta manera, con derechos y garantías que funcionen , es decir, que sean
sus garantías, se refleja, también, de manera quizá no inmediatamente per- eficaces en el plano práctico, define un contexto que a todas luces se podría
ceptibl e, pero sin duda con eficacia en la generación y consolidación de una calificar como una sociedad decente 33 fundada en el principio de dignidad de
cultura de los derechos: con una visión colectiva que coloque en el centro de la la persona.
vida asociada el tema del respeto hacia los demás en una comunidad de igua-
les, donde todos son merecedores de un trato no discriminatorio ) I
Trato de explicarme de otra manera. Si un derecho está establ ecido en la 31 C¡;-. BOBEIO, N., El problema del positivismo jurídicio, Editorial Uni versitaria, Buenos

Constitución pero falta de alguna manera su estructura garantista, por una Aires, 1965 (trad. de E. Garzón Valdés de algu nos articulos de Bobbio, y reimpresa con el
mismo titulo en Editorial Fontamara, I\kxico. 2004). Bobbio, es sabido, di stingue el positivis-
mo jurídico (ius positivismo) en tres vertientes: iuspositivismo metodológico , iuspositivismo
31 Y, ha bría que agregar, donde el trato desigual sea funcional, y justificado, solamente teórico e iuspositivismo ideológico.
en la medida en la con él sc oto rga una mayo r protección a los sujetos "desiguales" ( la mujer, 33 Cfr. A. Margalit, La sociedad decente, Paidós, Barcelona, 2010. Para Margalit, como
el niño, el adu lto mayor, la persona con di scapacidad, etc.) co rrectamente afirma Fernando Savater. « la soc iedad decente es aquella cuyas instituciones no

216 217
I 11 {'~O\ i .. \)IH . \'''IUil 'lit. l ln id,H! 5. J)clv.:hm ~ lIbicti vo:o,. Jt: lc¡;lw IUIIJ:I1¡O\';I\lall:~ \' ::"H ,llllia

Naturalmente, sería muy ingenuo que alguien pensara en una sociedad sanciones para los casos de inobservan cia, es del todo evidente entonces que
acabada donde se dieran efectivamente tales condiciones; de lo que se trata, 1" única opción sensata y racional es la fonnación de una cultura de los dere-
es obvio, no es perseguir una finalidad que parece utópica y desmoralizarse chos que, más allá o conjuntamente con el derecho positivo, co ntribuya a la
hasta perdese en la inmobilidad cada vez que la dura realidad la desmiente, f~mlació n de una sociedad decente. Subestimar este factor, y de consecuen-
sino de hacer lo necesario para minimizar en un grado aceptable todas aque- cla caer en la ingenuidad de pensar (como con frecuencia y en modo nre OGU -
llas condiciones que tienden a construir enteramente nuestras sociedades pan te sucede) que el respeto de los derechos de las personas se obtiene sólo
como sociedades indecentes, sociedades de humillados y ofendidos. Por otro y exclusivamente mediante nonnas y sanciones y creyendo que éstas son
lado, en segundo lugar, me parece que una sociedad decente, o al menos no suficientes para evitar los actos violatorios, contribuye a "inundar" los orde-
completamente indecente, en la cual las personas puedan calificar las propias namienos jurídicos con non11as y más nomlas, contribuyendo de paso a gene-
condiciones de vida como preferibles a las de otras sociedades, puede contri- rar una '\;ultura" de ineficacia del derecho.
buir a la construcción de un nexo entre la sociedad (moderadamente) decente Cómo sea actuable una política pública que siga una dirección que la
y una cultura de los derechos en toda la comunidad política, entre ciudada- lleve a la construcción de una sociedad en la que, por encima de las prescrip-
nos y entre éstos y los representantes que ocupan los puestos en los que se ciones y las (posibles) sanciones, las personas todas conduzcan sus acciones
toman decisiones vinculantes para toda la colectividad. Lo que quiero decir al interior de una cultura generalizada de los derechos, no es nada sencillo de
tiene un significado altamente pragmático y prudencial , en el siguiente senti- decir. Y no es, además, éste el objetivo de este trabajo. Lo que debería ser
do. En una sociedad (moderadamente) decente, podríamos decir, el así lla- claro, me parece, es que la responsabilidad mayor en esa labor creativa recae
mado bien común (o el interés colectivo, como también se le suele llamar) en aquellos cuya función dentro de una comunidad política consiste precisa-
ocupa un puesto central en la estructuración de las instituciones que sostienen mente en crear las reglas de la convivencia común. Es claro, entonces, que el
y hacen funcioDar una sociedad. De tal forma que si (y cuando) se modifican tema de los derechos de las personas representa. hoy en día, para nuestras
las condiciones que determinan que tal sociedad sea lo que es, de alguna ma- democracias constitucionales, un reto de enorme magnitud, por lo que r'~s ­
nera lo que se pone en riesgo no es un bien individual, sino el bien colectivo, pecta, por un lado a su.adecuada conceptualización por parte de la academia,
de modo que, en efecto, se puede decir que con esa pérdida todos tienen algo pero también, por el otro, en lo que hace a íos órganos que mayol111ente están
que perder. involucrados con ias modalidades concretas de su ejercicio en la vida coti dia-
No consti tuye un razonamiento forzado, entonces, afirmar que esta con- na. Me refiero, en relación a este último aspecto, a la esfera de la legi slac ión,
vicción, de que todos pueden perder algo que consideran valio,o, constituye obviamente, pero también a la esfera de la juri sdicción y en gen era] de la
el terreno de cultivo para que ahí crezca y se desanolle una cultura jurídica procuración de justicia.
de respeto a la ley en sentido general y de respeto de los derechos de las per- Dentro de la labor jurisdiccional, en su sentido restringido de juicio) de
sonas en modo especí fico. Así, no es arduo sostener, también, que una cultu- aplicación del derecho, un papel relevante sin duda lo ocupa la jurisdi cción
ra jurídica que coloque en el centro de su horizonte los derechos de las perso- ordinaria, que es la instancia que más directamente pone en contacto el dere-
nas, estaría en condiciones de desincentivar el interés para poner en acte cho de los libros con el derecho en acción, y que, por ello, constituye también
comportamientos vi olatorios de los derechos de las personas, aún y cuando la instancia cuya actuación puede contribuir (o obstaculizar a) la formación
existan condiciones que plausiblemente pudieran evitar la conminación de de la cultura de los derechos a la que s,:: ha hecho alusión_ Es la jurisdicción
una sanción cuando se verificasen tales comportamientos. M.e explico mejor. ordinaria, en efecto, la instancia encargada de poner en acto la garantía se-
Si no es factible recorrer la senda de crear una caoena infin ita de obligacio- cundaria dc los derechos, como medida, según lo que se ha visto , necesaria
nes (de hacer 1) de no hacer) en relación a los derechos de las personas y de para impedir la generalización de los actos viol atorios de ellos. Si viene él
menos eSte deber, es obv io, no solo no se cumpl e con una obligación ligada
al ejercicio de una fUllci ón pública. sino que no se castiga un culpabk y, ;}ck-
humillan a ningún ciudadano, es decir no les ionan e l respeto que se licnen a sí mismos ni ex- más, se contribuye a no generar una cultura de los derechos. Hay que decir,
c luyen a ningun a minoría moralmente legítima. l.as leyes cncauza n c: ~ cogen. pero oroe u-
para ver el fen ómeno de lajurisdicción en todos sus aspectos, que por cu an10
ran no ofender imponiendo condicionamientos que jerarquicen a los ciuJada'los en prim em,
seg und a .. _ o tercera c lase». cOllcieme a los aspectos penales de los derechos de las personas, no es útil

219
'll O

subestimar el papel que para esa labor juega el ministerio público, así como de la ONU. Pero lo que ahora nos interesa es, precisamente, esa dimensión
las fuerzas de policía bajo su mando; pues mientras éstos participen menos de internacionaL
esa cultura de los derechos y de las reglas del derecho, menos estarán en El desarrollo de esta visión universalista de los derechos ha contribuido
condiciones de contribuir para que la labor de la jurisdicción se lleve a cabo a hacer de la Declaración, conjuntamente con el Pacto Internacional de Dere-
dentro de los márgenes de una cultura de respeto de los derechos. Por otra chos Civiles y Políticos y sus dos protocolos facultativos, y el Pacto Interna-
parte, la labor jurisdiccional que se realiza en la sede de las altas cortes, sobre cional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, la Carta Internacional
todo en los Tribunales constitucionales, representa sin duda alguna otra ins- de Derechos Humanos. La Declaración, de esa manera, ha funcionado como
tancia cuya importancia es crucial para la formación de esa cultura. Y lo es fuente de inspiración para la adopción de numerosas convenciones y declara-
por la simple razón que esa es la sede en la cual, mediante las modalidades ciones en el sistema de la ONU, mediante las cuales, por un lado, se ha ido
interpretativas de los textos constitucionales, es posible "guiar" las institucio- especificando, pero también ampliando el catálogo de los derechos de las
nes públicas hacia el respeto de estándares adecuados acerca de los derechos personas y de las minorías, y, por el otro, ha contribuido para el estableci-
de las personas, indicando, por ejemplo, a la política qué senderos seguir para miento de órganos especializados cuya labor consiste en vigilar acerca de las
garantizar de una mejor manera los derechos existentes, o bien, señalando la garantías de los derechos en los Estados partes de ellas. En consecuencia,
necesidad de ampliar el catálogo de los derechos hacia rronteras nuevas. vemos con claridad como los tratados internacionales y otros instrumentos
Hay, al menos, otros dos aspectos de la complejidad de los derechos que adoptados inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial han ido
sería inoportuno no señalar, pues, en efecto, no hacerlo evidenciaría una vi- paulatinamente sentando las bases para la creación de un fundamento jurídi-
sión limitada desde la filosofia y desde la teoría del derecho. El primero de co internacional para los derechos humanos, que se ha visto reflejado en la
ellos consiste, muy sencillamente, en que hoy la dimensión de los derechos adopción de medidas en las constituciones estatales que tienden formalmente
de las personas no se reduce únicamente a su colocación en los ordenamien- a la creación de mecanismos de protección de ellos. Más allá de las constitu-
tos jurídicos nacionales, en el derecho interno como se le suele llamar, sino ciones estatales, que como hemos visto en ocasiones --quizá demasiadas-
que es una dimensión amplia que involucra de hecho a todas las instancias que son deficitarias en cuanto a la tutela efectiva de los derechos de las personas,
desde el derecho internacional se constituyen como oportunidades para quie- de la Declaración Universal y de la Carta Internacional han surgido una infi-
nes ven agotadas las posibilidades internas sin obtener satisfacción para nidad de organismos cuya función principal es vigilar acerca de esa tutela,
los requerimientos de sus propios derechos. A partir, sin ir muy lejos, de la inclusive cuando son los mismos Estados, formalmente los encargados de esa
Declaración Universal de los Derechos Humanos emitida por la Asamblea vigilancia, a perpetrar violaciones de los derechos.
General de la Organización de las Naciones Unidas, ellO de diciembre de Nos llevaría lejos enunciar y examinar en el detalle los diversos Comités
1948, no solo los derechos de las personas asumieron paulatinamente un pa- específicos,34 así como todos los organismos regionales relativos a la protec-
pel central en los ordenamientos nacionales sino que, además, algo análogo ción de los derechos humanos, como, para el caso de México, la Comisión
sucedió a nivel internacionaL La Declaración constituyó, en ese momento, el Interamericana y la Corte lnteramericana de los Derechos Humanos)S Lo
manifiesto programático con el cual la comunidad internacional se compro- importante, a los fines de este trabajo, es de subrayar lo que ahora es eviden-
metía a tratar de evitar las infamias y las atrocidades cometidas durante el te a todas luces, o sea, esa dimensión extra-nacional de los derechos huma-
conflicto mundial terminado pocos años antes. Un compromiso que se articu- nos, ese carácter universalista de ellos que les puede llevar a convertirse ver-
la principalmente en dos ámbitos, el nacional y el internacional. En efecto, daderamente, más allá de las dificultades concretas para su tutela efectiva, en
aunque se suele considerar -y correctamente por supuesto-- que la Decla-
ración ha sido el fundamento de la dimensión internacional de los derechos
humanos, lo cierto es que también lo ha sido de su dimensión nacional. Y no 3-1 Una visión de ellos en http:¡/wlV1l'.ohchr.org¡SP/HRBodie.s·/PagesIHumailRightsBo-

sería posible, en mi parecer, entender el lugar central de los derechos de las dies.aspx consultada en fecha 12 de octubre de 2015.
35 Para un panorama cfr. G. Estrada Adán, '"La Protección Internacional de los Derechos
personas en nuestras cartas constitucionales si no los colocamos precisamen-
Humanos: aspectos generales (Los Derechos Humanos en el Marco Internacional)", en Estra-
te en el contexto de lo establecido en la Declaración y si no consideramos el da Adán, Guillenno y Fernández de Casadevantc, Carlos, (coords.), Derecho Internacional de
contexto general que condujo a tomar esa decisión en la Asamblea General los Derechos Humanos, Manual, Porrúa, México. 2013. pp, 53- 80.

220 221
1 1I OSIlI í.\ [) 81 DE.RECI I )

parámetros significativos y vinculantes para ¡a convivencia no solo entre que van desde los derechos humanos más fundamentales hasta derechos de
quienes pertenecen a una comunidad nacional sino entre eilos y sus semejan- los cuales con mucha fatiga podemos individualizar al sujeto obli gado y ~i
tes en otras comunidades. El segundo punto, para ir concluyendo, está, es comportamiento vioJatorio de ellos. Derechos todos, que son ai mismo ¡iem-
claro, en una relación muy estrecha con el primero. La dimensión universa- po expectativas negativas y expectativas positivas , y que, por ello ilaman en
lista presente en el primer punto, en efecto, es el producto de la generaliza- causa toda una estrategia gararjtisí.a qUe ve, o debelÍa ver, empef'iado en pri -
ción del sentimiento de pertenencia de todas las personas a una única comu- mer lugar el propio Estado con todos sus aparatos. No hay que perder de
nidad, cuyas eventuales diferencias (de color de piel, de lengua, de religión, vista esto último ni el papel que juegan el derecho y las normas jurídicas,
etc.) no son otra cosa que aspectos contingentes y secundarios que no ponen conjuntamente, con otras esferas nonnativas capaces de guiar y orientar los
en discusión lo que les es común, o sea, el hecho de ser todos personas y por act~s bumanos; ello es de vital importancia - me atrevería a decirlo-- [X;Ta
ello entidades a las que se les debe tratar con respeto y dignidad. mantener en pié una sociedad organizada capaz de acoger a las personas en
Así, podríamos decir que a partir del derecho humano por excelencia, el un plano de igualdad. Lo contrario, perder de vista aquellos aspectos de ia
derecho a la vida y a la supervivencia -es decir el fundamento mismo que persona que nos hace a todos humanos por igual, para, viceversa, edificar w,a
se coloca a la base de la vida en una sociedad para encon erar mejores condi- sociedad y una existencia en la que no tenga cabida la menor idea de solida-
ciones de protección- se han ido generando nuevos derechos que no era ridad y de humanidad, puede constimir un riesgo social que nos podría 11ev:,r,
posible imaginar cuando surgieron los modernos Estados nacionales como a todos por igual, a pagar precios muy altos.
resultado de un pacto social entre los individuos. Me refiero, obviamente, a
derechos como los derechos de la mujer, del niño, del migrante, a un debido
proceso, a la protección contra los tratos denigrantes y la tortura, por mencio- Actividades
nar sólo algunos de ellos. Derechos que no son si no derivaciones concretas y
específicas de la dignidad humana, y que se han convertido en derechos con 1. Localicen en equipos un ejemplo de un fallo judicial o alguna situación
una base jurídica, nacional e internacional, no en virtud de una gentil conce- en la que consideren que haya habido una violación de derechos.
sión de un poder político, que más bien tiende a restringirlos y negaríos como ir. Busquen jurisprudencia o tesis relacionadas con el ejemplo localizado
medida para conservar tal poder, sino como el resultado de una larga lucha de y analícenlo.
las personas por el establecimiento de condiciones de vida en las cuales se 1Il. Investiguen en equipos en la obra de Luigi Ferrajoli los conceptos tie
reduzcan al grado máximo los riesgos de todo tipo para la propia persona. democracia forma! y democracia sustancial (sustantiva).
Una larga lucha, ciertamente, conducida por quienes en un determinado mo- IV. Ana][cenlos y reconozcan sus sim ilitudes y diferencias.
mento hi stórico se han visto negados tales derechos, que ha sido considerada, V. Compartan en grupo sus hallazgos y coméntenios con apoyo del profesor.
con razón , como una "lucha por el reconocimiento"](" por la incorporación
de los excluidos en una comunidad de iguales en cuanto " la titularidad y al
Evaluación
ejercicio de los derechos humanos.
Ha sido" probablemente, el mismo desarroilo de la sociedad ei motor
l. Respondan eE equipos las interroganks siguientes:
principal para esta apertura jurídica hacia el mundo de los derechos, para su
j. ¿Cuáles son las diferencias entre derecho subjetivo y dignidad de h:
progresiva ampliación en un catálogo al mismo tiempo siempre más diversi-
persona?
ficad o pero lambi¿n más complejo. Más diversj¡icado, como se decía, en rc-
2. ¿Qué se considera como dignidad humana?
Íación a una tipología, o Llll catálogo como se le suele llamar, que reúne un
3. ¿Desde qué perspectivas te óricas se comprenden los derechos sub-
conjunto muy vasto de sujetos titulares de derechos y de los mismos derechos ,
jetivos?
4. ¿Cuáles son ias relaciones y diferencias \~ntre. ¡os derechos fLmd ,,-
36 1-!ONNeT H, A:-:cl. La lucha por el recollocinllcíl!O, (;jtiea, Barcelon <!, 1997. (Orig. mentales y los derechos patlil~lOniale s?
Anakenlllmg. C¡-om¡¡¡aíik so:::ialcr Konfliktc. Su hrkamp Verlag fran kfUrl am
]I."Olllp! MIli 5. ¿Qué signi fica el deber ser dei derecho?
ivJain, 1992.)

223
6. ¿Cómo se garantizan en el sistema jurídico mexicano los derechos
fundamentales?
7. ¿Cuáles son los mecanismos que tienen los Estados para garantizar
los derechos en el marco del derecho internacional?
8. ¿Cuáles son las similitudes y diferencias entre la democracia formal
y la democracia sustancial (sustantiva)?
Fuentes referenciadas
9. ¿Cuál de estos dos conceptos explica mejor a los Estados constitu-
cionales actúales?
11. Compartan sus respuestas y coméntenlas con apoyo del profesor.

ALCHOURRÓN, Carlos E. y BULYGIN, Eugenio, Introducción a la metodología de las


ciencias jurídicas Ji sociales, Astrea, Buenos Aires, 1975.
ALEXY, Robert, "Una defensa de la fónnula de Radbruch", en Anuario da Facultade
de Dereito da Universidade da Corw1a, España, 200 l.
ARENDT, Hannah, Eichmal1ll en Jerusalén. UIl estudio sobre la banalidad del mal,
Lumen, Barcelona, 1999, tradución del original Eichmann in Jemsalem. A Re-
port on {he Banality 01 Evil, Viking Press, New York, 1963.
ARISTÓTELES, Tratados de Lógica. Órgallol7 JI, trad. de M. Candel Sanmartín,
Gredos, Madrid, 1988.
ATTm,¡zA, Manuel y RUlZ MANERO, Juan, ivfarxislJ1o.v Filosofia del Derecho, Fonta-
mara, México, 1993.
ATTENZA, Manuel, El derecho como argumentación, Fontamara, México, 2004.
AUSTTN, John, HOJl! lo Do Things wilh Words, Clarcndon Prcss, Oxford, 1962.
BOBElO, Norberto, Autobiografia, trad. Esther Benítez, Taurus, Madrid, 1998, trad.
del original Autobiografia, Latcrza, Roma-Bari, 1997.
- - , Norberto, El problema del positivismo jurídico, trad. de E. Garzón Valdés,
Editorial Fontamara, México, 2004.
- - , Norberto, El tiempo de los derechos, trad. del original de R. de Asís Roig,
Editorial Sistema, Madrid, 1991, trad. de R. de Asís Roig, del original L 'eta dei
diritti, Einaudi editore, Torino, 1990.
- - , Norberto, Thomas Hobbes, Einaudi editore, Torino, 1989.
- - , Norberto, Jl positi\'ismo giuridico, Editrice Cooperativa Universitaria, Torino,
1961.
- - , Norberto, "Scienza del diritto e analisi del linguaggio", en Ril'ista /rimeslrale
di dirillo e procedura civile, 1950.
- - , Norberto, Contribución a la teoría del derecho, trad. de A. Ruiz Miguel, Fer-
nando Torres Editor, Valencia, 1980. (también en Puebla, Editorial Cajica, 2006).
- - , Norberto, Teoría general de la política, Trotta, ¡vladrid, 2003, trad. del original
Teoria generale delta poli/ica, a cura di M. Bovero, Einaudi editore, Torino,
1999.

124 225
¡';III .I\ 11,$ R1H!{ ! ... 1'I \n.\:-

BONGIOVANNL Giorgio (a (;Un\ di ), Oxgelfivita e ¡¡lOra/e. La ¡'Ull.!ssioi1e etica del HOBBES, Thomas, Tratado sohre el Ciudadcno, Madrid, Ed itorial Universidad Na-
NOl:ecellto, Bruno Mondudori, Milano, 20 07. cional de Educación a Distancia, 2008 .Trad. de l original por J. Rodríguez Feo,
BOYERO, Michelangelo, Una xrall1ático de [a democracia. Cono'o el gooiei"izo de los De Cive, París, 16..\2.
peores, Trotta, Madrid, 200:2. - -, Thomas, Leviatán o la materia,jorll1a.1' poder de ¡¡Jia RepúhlicCl ec'le.l'iástica l'
BUNGE, Mario, Lo ciencia, su método.Ji SI.l jllosofia, Siglo Veinte. Buenos Aires, cil'il, México, Fondo de Cultura EcoiJó~njca, ~ 940. Trad. de] ongina] po~' ~/i_
1960. Sánchez Sarto, Lel'iathan 0 1' Th¿ Matrer. Forme ami P01l'er o/a Commoil FVealíh
- -, Mario, Metasciei/rific QlIeries, Charles C. Thomas, Springfielcl, IL, 1959. Ecclesiastical and Civil (1651).
CATTANEO, Nl3.rio A., 11 positivismo g il/ridico ing/ese: f1o obes, Bentham, ?Justill. BUGO GRonus, De iure belli ac pacís, Paris, 1625.
Giuffré, Nlilano, i 962. . KELSEN, Hans, "Intemational Peace 111fough Jntcmational Law", en Europeail Journa!
COLAyO ANTLl'iES, Luis Fi iipe, "Sistema de partidos y participación política en POí- oj b1ternational Lalr, 1998.
tuga]", «Revista de Estudios Políticos», 198:2. - -, Hans, La garantie juridictionnel]C de la Constitution (La .iustice constitu,io-
DIEZ-PICASSO, Luis, Tópica }:jurisprudencia, Madrid, C ivitas, 2007. nelle), Reme de Droit PlIhlic ,,{ de la Seiellee Politique en Frailee el a l'Ét;'Wl-
ESTRADA ADÁ", Guillermo y FERN,\NDEZ DE CASADf'\'ANTE, CRrlos, (coords.), D,,- gel', 1928, trad. cast. de Rolando Tamayo y Salmarán, "La garantía jurisdiccio-
rec/zo lllterilacional de los Derechos Humemos. Man1ial. Porrúa, México. 2013. nal de la Constitución (La justicia constitucional)" en ,\nuario Jurídico, núm . L
FASSÓ, Guido, Lo legge del/a ragiolle, II Mulino, Bologna, 1964 . México, lJNAM, 1974.
- -, Guido, Societá. legge e ragiolle, Comunitá, Torino, 1974. - -, Hans, La teoría pura del Derechu. ]¡¡troduCCÜJI7 a la problemótico cien/u/ca
FERRAJOLl, Luigi, "Constitucionalismo garantista y con stituci onalismo principia- del Derecho, j\:léxico, Editora 'Nacional, 1979, trad. de C. (ossio (de la i. a.
lista", en <:Doxa», 201 i. Reine Rechtslehre Einleitung in die rechtswissellschajiliche Proh/emarik, Lei-
FERRAJOLl, Luigi, " El derecho como sistema de garanlias", trad. del italiano de P. A. pzig- Wien, Franz Deuticke, 1934).
Ibáncz, en «Jueces para la democracia», J992, ¡ 6- 17. - -, Hans, Reine Rechtslehere, Viena, Au flage. 1960, tmd. casI. de R. j . Vemengo.
FERRAJOLl, Luigi, "La teoria generale del diritto: I'oggetto, il mdodo, la funzione", Teoría pura del derecho, UNAi'v1 -JjJ , i\.Jéxico, 1979.
en «Rivista di filosofía del diri tto», 2012. - -, Hans, Teoría gel1eral del derechov del Estado, UNAi'vI, México, ¡ 9RJ, tra duc-
FINNIS, John .. Natural LaJli emd Natural Rig!z¡s, CJarendon U . P., OxJ() rd , 1980 (trad. ción de E. García Máynez del original General Theoiy ()ll~aw Oi1d Slale, í !ar-
casI. Ley na/ural y derecÍlos natllrales, A beledo-Perrot, Buenos Aires. 2000. vard U. P., Cambridge (l\lass.!, 1945.
- -, John, w'\!atural Law and 'is' -'ought' question: an [n vi tatioll ro Professor - - , Hans, Derecho)' lógica, ¡'\!lb:ieo, UNAM. 1975. Trad. del originaí Rechi i!/l(!
Veatch", in Thc Catholic Lawyer, 1981. Logik (1965) de U. SchmilJ y J. Castro Valle.
Fl'LLER, Lon L., Tlze Mora lity oj LQ1l', New HaVl':n (C'onnecticut'¡. Yale Un iversitv l\1ARGALJT, Avishai], La sociedad decl.!i7te, Paidós. Barce lona, 20 l O.
Press, 1964. ' ~ l\-1ERRY!>!.\N. J. H., La lradicirj¡¡ j1lrídica romol/o cu/álica. F. C. E., Mb: ico, 197 1
G ,\Re ÍA :\~I..\DO, Juan A ntoni o, Teorías d" la tópicujl!i'ídica, Maorid. Ci"itas. 1989. Corig. The Civil Law Tradition, Slanford U. 1'-, Slanford, jtJ69í.
GUASTrNJ, Rice;;trdo. "Algunos aspectos de la metateoría de Prillcl/J/Ú ¡l/ris", en «Doxa}), MERKL, Adolph, "Prolegómenos a una teoría escal onada del ordenam iento juíÍt.!;eo.
2008. ¡-TI", en Raista de Derecho Constitucional Europeo. 2004. 2005. Trad. de l ale-
- - , Ricardo, "Tres problemas para Luigi Ferrajoli", en L. Fcrrajoli. Losjimdalllen- mán de ]'vI. .I\zpiparte Sánchcz y .1. L. Fuentes Osorio, ''Prolegomcna e iner Theo-
tos de los derechos jilildamentales. (A. De Cabo-C;. I'isarcllo, eds.), Madrid, rie des rechrlichcn Stufcnbaucs", en Alrrcd Vcrdross (coo rcl.), Gese!!schaft. Sta-
01 und Rcchl. Ul1ters!lch!l l1gel1 ~ ¡;¡- ¡'cincll Rechl.l'!ehre. [-'e.\'I.\'(·hriji Halls Keisen
Trotta, 200 .
' ~1I11Z 50. Geh1ll'islag ge\l'idmcl, Springer. Wicn . Springcr. 1931.
H.\RT, H. L. A., rile Concept o('La1\' (J 961 J, (rad. casL de Cicnar0 R. Carrió, El CON-
cepto de dei'edlO, Buenos Aires, Abcledo Perro(, 1963. ]'V!ORJ\.LES LUN,\, Félix, La filosojia del derech() de UherlIJ SCClIpelli. Análisis cid
HONNETH, J\xel, Lo lucha por el reconocimiento, (,ítiea, Barcelona, 1997. OriE. lenguaje normativo y j!ositil'ismo j¡¡ridic:o, f\llarcial Pons. ],"'laurid, 2013.
P¡SARELLO, Gerardo (ed.), Los j/ti/dC/iilento,\' iÍt! los dG'rec!w,I' júnuoiilcntule.\', T ft1 tta.
Kompj 11111 Allerkelll71!11g. Grwnmatik sozialer KOl7jlikie, SuIJrkamp Verlc;g
Frankfurt am .M ain, 1992. Madrid, :2005.
HEGEL, G.W.F., Enciclopedia de las cienciosfi/osójicas ell compendio, Alianza edi- PERELMAN, Chai'm y OLílRECI iT S- T,~rEC,\. Lucic, Treúlrd de i '(trgl'nJen!atioli - [o IWl! -
to rial , lv!aebd, 1997. .'elle i·hétoriqll¿. Bmxellcs. l::d itions de i'U ni ve rs ilé de l3ruxc:ks. j 958.

216
r UL ~1 LS IUJ LRb CL\ DA~ fl 1: I L,S RI' !' !'I{ EN( 1 \ 1) \,'

RADBRUCH, Gustav, Geset::lichf's Unrech/lIlld Ubergesetzliches Recht, en Süddeuts- Id., Contributo alla semantica del linguaggio normativo, Giuffre, Milán, 1985, ed. a
che Juristen::eitzlI1g, 1946, 5 (trad. cas!. Arbitrariedad legal y derecho suprale- cargo de A. Pintore. Ed. Orig. 1959.
gal, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1962). SOFÓCLES, Las siete tragedias, México, Editorial POITÚa, 2003, J 9a. ed., trad. y notas
RADBRUCH, Gustav, Vorschule der Rechtsphilosophíe, Heidelberg, Verlag Scherer, de GARIBAY K., Ángel M .
1948. (trad. al español de W. Roces, 1I7lroducción a la Filosofia del Derecho, STAMMLER, Rudol( Wirtschafl ZInc! Rechr. Nach den materialistischen Geschicht-
México, Fondo de Cultura Económica, 1951). sausffassllllg. Eine So::ialphilosophische UllterslIchz/Ilg, Leipzig, Verlag von
R..-\z, Joseph, Practical Reason alld Norms, Oxford, Oxford University Press, 1999. Veit & Comp., 1896.
- - , Joseph, Authority, Law and Morality", en Id, Ethics in the ?lIblic Domain, VIT ALE, Ermanno (a cura di), Diritti fondamen tali, Editon Laterza, Roma-Bari, 200 l.
Oxford U. P., Oxford, 1994. V ALADÉs, Diego, El control del poder, UNAM-JlJ, México, 1998.
R.AWLS, John, A Theol)' ofJmtice, Cambridge (Mass.), The Belknap Press, 197 1. VEGA GÓMEZ, J., "El positivi smo excluyente de Raz", en «Boletín Mexicano de
REICHNBACH, Hans, Experience and ?redictiol1 An Analysís ofthe FOlll1dations and Derecho Comparado», 2004.
Structllre ofKnolVledge, Chicago, University of Chicago Press, 1938. VIEHWEG, Theodor, Beitrag ::ur rechtswissenschaflliclzen Grulldlagenforschul1g,
RENTERí.... DÍAZ, Adrián, La tutela de los derechos e') lIna sociedad democrática, Beck, München, 1953.
Ediciones Coyoacán, México, 2014. WALUCHOW, Will, "Four Concepts ofValidity: Reflections on Inclusive and Exclu-
- -, con D'ELlA, Giuseppe, Teoría e pratica dellefol1ti del dirilto, Roma, Carocci, sive Positivism", en: Adler, M., y Himma K. E. (eds.) In The Rule of Recogni-
2008. tion and the US. COllstitutioll, Oxford, Oxford University Press, 2009.
RODRÍGUEZ GÓMEZ, Edgardo, La idea del derecho en !afilosofiajurídica de Gustav
Radbruch, en Universitas. Revista de Filosojla, Derecho y Política, 2007.
Ross, Alf, "El concepto de validez y el conflicto entre el positivismo jurídico y el
derecho natural", en Re,'ista Jurídica de Buenos Aires, 1961 (trad. de Genaro R.
Carrió y Osvaldo Paschcro).
- -, El concepto de mlide:: y otros ensayos, México, Fontamara, 2001.
ROSCOE POUND, " La\\i in Books and Law in Action", American Lall' Review, 1910.
RUIZ MIGUEL, Alfonso, "Estudio preliminar: Bobbio J el positivismo jllrídico italiano",
en N. Bobbio, Contribución a la teoría del derecho, Puebla, Editorial Cajica,
2006.
S,\NDEL, Michael J., Justice. What's ¡he Righl Thing To Do?, New York, Farrar,
Slraus and Giroux, 2009.
S,\LD.\ÑA, Javier, "Descripción liS valoración. La respuesta de John Finnis al desafio
de la falacia naturalista", en J. B. Elcheverry (cd.), Ley, moral y ra=ón. ESllldios
sobre el pellsamento de Jolm N. Finnis a propósito de la segunda edición de Ley
Natl/ral y Derechos Naturales, UNAM- llJ , 2013.
SCARPELLI, Uberto, Cos'é il positivismo giuridico, Edizioni di Comunitá, Milán,
1965. Trad. al español de la edición de 1997 (ESI, Nápolcs) ¿ Qué es el positil'is-
mo jurídico?, Cajica, Puebla, 200 l.
SCI\RPELLI, Uberto, "11 metodo giuridico", en Rivista di diritto processuale, 1971.
Trad. esp. de A. Renteria Díaz, "El método juridico", en A. Rentería Díaz (comp.),
FilosoJla analítica yjllosofía del derecho en ltalia, Puebla, Cajica, 2005.
SCARPELLI, Uberto, "11 positivismo giuridico rivisitato", en Rivista difílosofía, 1989,
LXXX.
SCARPELU, Uberto, 11 problema della dejiniúolle e il cotlcetto di díritto, Cisalpino,
Milán, 1958;

229

Vous aimerez peut-être aussi